Crítica de El Inocente

Pues ya está, acabo de terminar de ver El Inocente, y como era de esperar, no defrauda para nada. Oriol Paulo (El cuerpo, Contratiempo, Durante la tormenta), su director, tiene la costumbre de hacer que nuestra cabeza dé varias vueltas de campana, de introducirnos en sus trabajos como si fuéramos un personaje más, investigando, atando cabos y sacando nuestras propias conclusiones.

Y en esta ocasión no iba a ser diferente. Juega con nosotros, nos lleva de un lugar a otro, dejándonos muchas veces exhaustos y sin saber qué estamos viendo.

Al principio es normal que sientas que no te enteras de nada, pero conforme va avanzando sientes como el puzzle va encajando y disfrutar de esa sensación durante ocho episodios, al menos para mí, es un placer.

Como un placer es ver la interpretación de cada una de las actrices y actores, como se adaptan a cada personaje, como le dan una profundidad muy necesaria en este tipo de trabajos, donde el personaje lo es todo.

Si no te lo crees, es muy difícil conectar y llegar a sentir la necesidad de saber que pasa. Y aquí te los crees.

Voy a destacar dos, pero todo el equipo se merece un aplauso, reverencia, doble pirueta mortal y voltereta para atrás.

Por un lado, tenemos a Jose Coronado, dándonos un grandioso Teo Aguilar, un papel con el que el actor se luce y nos demuestra que hay Coronado para rato. Cambia de registro como el resto de la humanidad de calcetines, y le da tal fuerza al personaje que solo una mirada basta.

Por otro lado, nos encontramos con Alexandra Jiménez y su estupenda Lorena Ortiz.

Como ya habréis visto, y si no, cuando la veáis, Alexandra no solo interpreta el papel, lo vive. Es implacable, no descansa, no se da por vencida, y todo eso conlleva un desgaste físico del personaje que se va viendo perfectamente interpretado conforme avanza la serie, trabajazo.

Como bonus track, me gustaría incluir como camaleón oficial del cine español actual a Miki Esparbé.

Lo estoy viendo ahora en Reyes de la Noche y el contraste con Aníbal es tan brutal que no podía irme sin mencionar su trabajo.

Un punto que pocas veces se remarca, pero que aquí es obligatorio, es el genial montaje de cada uno de los capítulos. Cómo se va descubriendo todo a un ritmo lento pero a la vez el corazón del espectador va a mil por hora.

Y todo eso gracias al cuidado detalle para darnos pistas pero sin atiborrarnos a ellas, todo medido al milímetro. En definitiva, Oriol Paulo en todo su esplendor.

Empezamos a ver la miniserie y no sabemos por donde va ni que está pasando, y aún así engancha tantísimo que somos incapaces de apartar la mirada, necesitamos más. Y todo gracias a unas interpretaciones increíbles, sientes cada giro de guion como si de tu propia vida se tratase.

Sin duda, una de las mejores ficciones del año.

Oriol a sus pies.

Nota: 9