Dalí refleja, mediante la figura de un genio, la perdición de la identidad real del ser humano.
Es a través de una autoridad como Salvador Dalí como el autor de esta pieza permite que cualquier lector, espectador, intérprete, se coloque en un lugar de absoluta vulnerabilidad tan solo para descubrir quién es verdaderamente y qué tarea debe desarrollar en su propio mundo.
¿Es real la concepción que tenemos sobre nosotros mismos? ¿Es lícita la concepción que otros perciben sobre nosotros? ¿Seríamos nosotros mismos si optáramos por escribir, pintar, peinar, afeitar, seducir, comprar, creer o crear una versión sobre nuestra propia identidad?
"El ego de los seres humanos puede alcanzar límites insospechados. Freud dedicó buena parte de su obra al análisis de este ámbito tan peculiar de nuestro comportamiento. Aquí Salvador Dalí, o quien creemos que es Salvador Dalí, da rienda suelta a sus carencias, redimensionadas en una actitud dominante y ególatra que arroja una serie de situaciones dramáticas hilarantes.
Una sorpresa inesperada nos aguarda hacia el final de la obra, cierre oportuno para la gran simulación que hemos estado viendo a lo largo del espectáculo.
