MOROS Y CRISTIANOS DECLARADA DE INTERÉS TURÍSTICO Del 3 al 6 de Junio de 1.983 FOTO • CINE • VIDEO CLUB • LABORATORIOS COLOR C/. Juan Carlos I, 34 - Tel. 38 28 59 ^ FOTO • CINE • VIDEO GRAN SURTIDO EN MATERIAL FOTOGRÁFICO VIDEO - CLUB MAS DE 1.800 PELICULAS PARA VENTA, ALQUILER LABORATORIOS FOTOCOLOR RAFA Juan Carlos I, 34 Teléfono 38 28 59 ELDA BEBIDAS, ALIMENTACIÓN Y VIDEO - CLUB C/. Hernán Cortés, 19 - Tel. 38 34 00 BEBIDAS FI NA CHARCUTERÍA QUESOS Y PRODUCTOS ALIMENTICIOS EN GENERAL DE ALTA CALIDAD NACIONALES Y EXTRANJEROS iiAHORRE CON NOSOTROS Y PAGUE MÁS BARATO!! TEN EMOS LOS M EJORES PRECIOS Y MAXI MA CALI DAD HAGASE SOCIO DE NUESTRO CLUB Y DISFRUTARADE MAS VENTAJAS QUE NADIE PUEDA OFRECER D e l 3 al 6 d e Junio 1 . 983 SUMA RI O San Antonio Abad Saludo dr la .lunta Crntral Saludo drl Al^ald^ .lunta Ccntral dr Con^parsas dr Morus ^^ Cl^istianos Coniisibn I)rlr,^ada dr Gurrrillas t E•mhajadas 19R2 - Ic)h3 Pr^c^cín de lu Fiesru dc^ .11rrr•us •^• Cr•i.criurtn.l^, por ANTUNIO ^11NGOTE `^II Conrurso Nariunal dr I)ihujos dr Humor 19R? ^.7 ^a^tr•uter•resrrc^, por ALFKE^.I)O RO.IAS Estampas Eldcnses Errrre Corr,L^resos, pc^r .IOAQUÍN C.A^1:IKLNA RE:IG EY « pnr qrrc^» de /crs /•ic^.tirus dc^ ,tilcrrus _i^ Cr-istiunus, pur VICE•:NTL: ^ALE•:KO 13E L1 Ol A ,^oll^e cle nric•rrr. Pur rrnu rnu^^nr di/usi^rrr rlc^ lu l ic^stu, pur IACO (KE:SIO ^Serú cic^rvrr?, por VICL:NTE PKATS E:S(1UL:^113Kf^: Et^cutucirírr en lus rc^ctrc^rdus. Br^e^•e c^.t^crnsiírn hu:• lu /^rc^hislc^riu c^lclerrsc^, pc^r .IOSE: ^1. SOLI•:K Compar.tia d^ Piratati ^7 Des^ojn n lu Cnrrrersiórr dc^l nrur•n, pur I^KAN(•ISCO ^.^ÑO SILVI^.S1 KE^:, phrc^. Comparsa dr Estudiantrs Lu nuet•cr lc^t^ cle cnnrus }• srr incirlenciu c^n lu fic^stu, pur .IOSÉ: 13. E^LANE:S , Aspectrrs suciul.t• crrltrrrul rle lu /^iesru clc^ ,tifnr•us _^^ Cri.cricnru.l^, pur CONCI:P(^ION (1UE•:KO Compartia dr Zín^^aro^ ^.7 rirrr de lu l^^rh•rrru, pc^r .IOSÉ•: LUIS !^IANSANET KIf3ES Curu y^ Crtr.., por SALV.nUUK I^O^IÉ:NE^:CH LLOKE•:NS Comparsa dc Contrahandi^tas Rc^poblucirín ^lc^l Rc^inu clc^ Iulerrcicr, por JOSÉ NAVAKKO P,nl,Á Ccrrlcr crhier•tcr «tur furusreru, por JOSÉ A. SIRVENT ^IULLOR Coti^parsa dc Cristiano^ El Cunde cle Elclcr, ;^1h^ulde de !illenu, p^^r I^AUSTINO ALONSO GOTOK Comparsa de h^lorrn Rcali^tas Lu digniclud,Jesrercr, por LUIS SÁNCHEL SÁNCHf^:1_ Comparsa dr Moros Húcstcs del Cadí La condesiru Er(%rusiu, por J. TO;^IÁS AGUADO ^E:KA Comparsa dc ^loros !^tusuln^anrs Espercnt^lo el !/ Con,L^reso, por .IOSÉ A. SIKVENT ^IUI.LOK El lndo oc•ultu ^le lu f^teslu, por JOSÉ LUIS VALEKO NUEVO Comparsa dc Moros Marroquír^ ^Cur-nut^ul?, por GINÉS PAKDO GARCÍA Abanderadas ^^ Capitanrs 19R3 Resumen de wr uiTO de Fiestus, por JUAN DELTELL JOVEK Guión de Artos FOTOS: RAFA, SANTOS GONZÁLEL, CAKLSON, E3ARCELO, EL.Y, ERNES, MAESl RE AMAT. PORTAUA: SERAf^ÍN Edita: JUNTA CENTKAL DE MOKOS Y CRISTIANOS Iniprimr: I:ditorial Villa Rcpúhli^a Ar^_rntina, 51 Trl^fono: 28 29 83 AIJCANTE-: Depósito Lc^^al: A329 - 1.98i SRN ÁNTON 10 ÁBÁD BaJo cuya advocación se celebran las Fiestas de Moros y Crietianos en ELDA ^ -^ Saludo de la JUNTA CENTRAL SiKuiendo wra inveterudu costunthre de bastantes ► nás años de /os que nosolros estamos ul freitte de la Junta Central de Conrpqrsas de Moros y Cristianos, no podemos sustraer nus u lu o6/iKución que nos irnpusimos al hacernos cargo de la Fiesta de continuar no per rlicndo el contaNo con tudns vosotros y seguir la anristosa predisposición de, en estas fe chcts, rliri^irnus u todos uquellos que esperan con ilusión y ansiedad espectante el saludo yue, rotnu ohli,^udu curtesíu, nos inrpusinros, paru que, anualmente, en estas printaverales fcchus rlcl ntes dc Mu_vo, cn lus que esperamos que el tienrpo no nos juegue ninguna ntala pusudu, nos dirijumus u todu el puehlo festero, en uNivo, y a todo aquel que se incorpora u lu l^icsvu, en culidud dc cspectudor, para deseurles que lo que hemos proyectado resulte dc .^u u^,rudo, y si^untns rlisJrutundn de la confianza que en nosotros han depositado rodos uqucllns quc nos munticnen en lu L)irección de lu Fiestu, y a los que intentanros no defrau dur. (nn nrvcstru rlcrlicucirín, pretendernns compluccr u[odos, y.esperamos conseguirlo paru r/rrc ht l^ir.titu si,L^u sicnrlo un c^.^^ito y tudos tnridos ulcuncemos ese estado de solidaridad que rrus rr,lr,quc^ c^n .tiitrrucvrín rlc^ pudcr sc,^uir teniendn lu ilusicín prolonkuda de lograr lo ntejor /,uru !^:1.1).^1, qrrc e^s /u rnct.w,r riquc^,-,u ytte, desdc nueslru puesto, podenros ofrecer con lu c^^pc^run,-.u rlc quc c^ntrc^ ir,dnti porlunrus c•r,nse,tuirlo. LA JU,tiTA CF.itiTRAL SA L L I^A Junt a ( ,e ntr a l d e C ;o mp a r sas d e MORO S Y C RI S TIA N O S MAYORDOMÍA DF, SAN ANTON D. Antonio BARCELÓ MARCO D. Francisco DÍAZ CHICO D. Juan CALATAYUD BENITO D. J. R amón GANGA GONZÁLEZ D. J. Carlos SÁNCHEZ GONZÁLEZ PRESIDENTE D. Jenaro VERA NAVARRO VICEPRESIDENTE D. Juan MARTÍNEZ CALVO CONTADOR D. Juan ^ARTÍNEZ CALVO TESORERO CENT VIDAL SEC ,DI^: AC;TAS D. V^e ^. m uald^ GUALLART C.)iEMADES DEqi^,GADO DF, PRI^:NSA Y RADIO CRO ISTA DF. LA FiESTA ^ . Luis Miguel 113;^:^E7_ CARPENA^^ %^ ^ - . D. Vicente VALER(^ REL.LO EMBAJADOR CR[S77AN0 D. Juan I)I I 1-ELL .IOVER k:MBAJ OR MOR ^ ^^ estas ^ ós _^ i LI^RAC1 ES7LDIANTf^;S ^,^.^^ D. José M^IRTÍNEZ KIQUELM ^ D. Luis ^ILAPL.AN,^ CONTRABANDISTAS D. Ramón RICO MELERO D. Antonio AMAT SÁNCHEL LÍNGAROS D. Camilo VALOR GÓMEZ D. Sal^ador CASÁ?^IEZ JUAN CRISTIANOS D. Jos^ GAMBÍN ROCAMORA D. Pedro BLANES AMAT PIRATAS D. Juan GÓMEZ RICO D. Mieuel GÓMEZ RIVAS MOROS MARROQUÍES D. Antonio VALIENTE LLORET D. Luis CARRASCO MAESTRE MOROS REAI.ISTAS D. Jos^ Ramón GANGA GONZÁLEZ D. Juan Carlos SÁNCHEZ LÓPEZ MOROS MUSULMANES D. Isidro CALVO JUAN HUESTE:S DEL CAUÍ D. Antonio CASTELLANOS ARIAS D. Ramón ALBERO GONZÁLEZ ^ DEI.TELL JOVER O Dt? FOTOGRAFIA ^ , ^^., B,^RCALA VIZC,^ÍNO . 1)H:LF:GADO DF.I. EXL1R0. ,4YUNT^ITTF.tiTO Comisión Delegada de GUE RRI LLAS Y EM B AJADAS ^ 1.982 - 1.983 ^^ Presidente D. JOSÉ BLANES PEINADO (Musulmanes) Vicepresidente D. ANTONIO MALLEBRERA COPETE (Musulmanes) Secretario D. LUIS MIGUEL IBÁÑEZ CARPENA (Estudiantes) DELEGADOS DE LAS COMPARSAS Estudiantes D. JOSÉ MANUEL AMAT NAVAR KO D. JOSÉ VERA JUAN Contrabandistas D. ANDRÉS MUÑOZ PINA D. JUAN SÁNCHEZ MIRALLES Língaros D. FCO. JAVIER RIVERA ESCRIBANO D. JOSÉ PASCUAL CASÁÑEZ BAÑÓN Cristianos D. JOSÉ MARÍA ESTEVE GUILL Piratas D. MIGUEL GÓMEZ RIVAS D. LUIS LÓPEZ MARÍN Moros Marroquíes D. MANUEL GONZÁLEZ VERA Moros Realistas D. JUAN CALATAYUD BENITO D. J. JOSÉ MÁÑEZ GARCÍA Moros Musulmanes D. ROBERTO NAVARRO CANDELAS D. VICENTE MALLEBRERA COPETE Huestes del Cadí D. FRANCISCO MOLLA CALVO D. FRANCISCO JOVER ALFAZ Pregón de la Fiesta de Moros y Cristianos 1.983 Resulta, queridos amigos de Elda, que vuestra Fiesta de Moros y Cristianos se celebra con el patrocinio de San Antonio Abad, que es también mi sánto, pues que en su día, el 17 de enero, nací y con su nombre fui bau tizado. Así que bajo la sombra protectora de este Pa trón de Moros, Cristianos y animales estamos todos co bijados; vosotros, como moros o como cristianos; yo... como lo que sea, que t^mpoco es obligatorio especifi car. Vengo a hablar de este amable, generoso, cordial, campechano, gracioso, liberal y tolerante contubernio anual de moros y cristianos. Este ligue, pues no es otra cosa que un amoroso ligue, ahora sucede una vez al año y durante ocho siglos tuvo lugar día a día en nuestra Es paña. Es la segunda vez que me toca ocuparme de esta fies ta, y tambén ahora, como años atrás en Caravaca, quiero hablar del amor y no de la guerra entre moros y cristianos. Guerra hubo, claro está, pero hubo mucho más amor, comprensión y tolerancia, porque, ^quién de nosotros podría contar la cantidad de moros, la can tidad de cristianos (y también de judíos, no lo olvide mos) que están encaramados, amorosamente encara mados, en nuestro árbol genealógico? Unas historias deformantes y mendaces nos han en señado que la invasión árabe fue una violentísima irrupción de unos forasteros (a quienes muchos se obs tinan en llamar moros, confundiéndolos con nues tros vecinos del otro lado del estrecho, con quienes no tenían nada que ver), unos moros, digo, que vinieron a quedarse con lo que no era suyo. Lo cual es sólo una pálida aproximación a la verdad, porque los moros éramos nosotros también. Es cierto que aquí llegaron unas bandas de aventureros árabes, sirios, bereberes y por ahí adelante. Pero todos ellos, que sumados no basta rían para sostener un club de fútbol de segunda divi sión, se fundieron en España como se funde la mante quilla en una tostada caliente. Aquí, moros o cristianos o judíos, nunca ha habido más que españoles. Nos han contado en la escuela con pelos y señales la historia de nuestros antepasados germánicos; y docenas de generaciones de escolares han sido torturados con la lista de los reyes godos, de los que, por añadidura, los españoles tenían que enorgullecerse, como si fuera na tural enorgullecerse de un quiste. Luego, el minucioso recuento de reyes asturianos, castellanos, leoneses, ara goneses, y todos los demás, se correspondía con una sucinta referencia a emires y califas, de los que se hablaba con la misma resignada tolerancia con que se cita al ve cino del tercero, que está ahí, pero con el que apenas nos tratamos. ^Por qué hemos de estar orgullosos del Cid Campeador y de Juan Sebastián Elcano y no enor gullecernos de Ibn Hazm o de Maimónides, tan españo les como los otros y tan patriotas como los demás? «; Lejos de mí, oh perla de la China! Me basta con el ru bí de España» decía el cordobés Ibn Hazm, que para muchos distraídos sigue siendo un extranjero. La causa de esta tonta discriminación está en que unos eran cristianos y otros musulmanes, y nuestra his toria la han escrito cristianos con una lamentable tendencia a confundir la fe con la geografía y la religión con el parentesco. Pero ^de quién puede estar un espa ñol más orgulloso, del cristiano español Felipe II, que prohibió a los estudiantes salir a estudiar al extranjero para que no se contaminaran de protestantismo, o del musulmám español Abderramán III, que dispuso, una vez terminada la mezquita de Córdoba, que fuera utili zada los viernes para las oraciones musulmanas, los sá bados para las ceremonias judías y los domingos para la misa de los cristianos? Que cada cual elija a su abue lo preferido, pues todos son legítimos. Pocos pueblos pueden presumir de tan variados abuelos y tan distin guidos. Nuestros lejanos antepasados, que se habían resisti do ferozmente a hacerse arrianos, como los invasores godos, y no pararon hasta conseguir que los godos se ^onvirtieran al catolicismo, abrazaron, en cambio, el Islam con relativa naturalidad. Les hacía ilusión a ^iquellos españoles una religión que les prometiera un ^^araíso con huríes, hermosas bailarinas que les iban a atender amablemente si morían en la batalla (de aquí proviene sin duda la legendaria afición de los españoles a las vicetiples). Les hacía ilusión un reglamento que les {^ermitiera el divorcio y la poligamia, con lo que se reci ^laron musulmanes con entusiasmo, incluso los yue no c^uerían divorciarse pero aspiraban a tener otra mujrr, ^úlo por variar un poco, o hasta cuatro mujeres los par tidarios de la variación a tope. Les hacía ilusión, y hay que reconocerlo aunyue se averg ŭ encen los defensores del juego limpio, el que al convertirse al Islam se libra ban de pagar impuestos. Y en cuanto a los aspectos del Islam que no les hacían la menor ilusión, como era la prohibición de beber vino y comer jamón, se los salta ban a la torera mucho antes de inventarse los toreros. I.a poesía arábigo-española está Ilena de ejemplos de fieles creyentes que empinaban el codo cantidad. Siem pre ha sido habilidad española acomodar las leyes y los reglamentos al gusto de cada cual. Claro que hubo muchos españoles que no renegaron de su fe. Quedaron cristianos entre los musulmanes (mozárabes), del mismo modo que había abundantes musulmanes entre los cristianos (mudéjares), y esto contribuía a dar amenidad a la vida y a hacer más entre tenidas las tertulias. Porque en aquel tiempo reinaba en España la TOLERANCIA, bendita palabra que en cu yo ejercicio deberíamos empeñarnos día tras día sin descanso. Había entonces TOLERANC[A en ambas partes. Nadie quería imponer al otro su fe. Dice el Corán: De haberlo querido Alá, todos los habitantes de la tierra huhieran creído juntos. Y si Alá no ha querido que to dos los hombres sean creyentes -decían-, ^con yu r derecho vamos nosotros a obligar a nadie a que lo sea? Por su parte, el cristiano Don Juan Manuel escribía: Jesucristo nunca mandó que matasen ni apremiasen a ninguno para que tomasen la su ley, ca él no quiere ser vicio for^ado, sino lo que se hace de buen talante y de buen grado. Fernando II I el Santo se Ilamaba a sí mis mo rey de las tres religiones porque se consideraba rey de todos los españoles; pero Fernando III era un santo, como su sobrenombre indica. Poco después, los reyes Isabel y Fernando, que no eran más que católicos, acabaron con moros y judíos, y la hermosa tolerancia del Evangelio, tanto, por supuesto, como la del Corán, no fueron más que un recuerdo. Aún hoy la tolerancia no acaba de levantar cabeza. C laro que hubo sus más y sus menos. No era España un E^araíso. Hubo conflictos y matanzas, pero no por tratarse de cristianos o musulmanes o judíos, sino por ser españoles; y no insistamos en recordar esa pen^^sa co^; umbre española de hacer correr la sangre del her mano. 1 por no recordar sino la TOLERANCIA, sería cieseahle que estas Fies[as de Moros y Cristianos no fuc ran conmemoración de las luchas fratricidas que consti tu^^en la Reconquista, sino de algo que ejercieron am bos bandos con más denuedo y más entusiasmo que la guerra: el AMOR. Recordemos, por tanto, a los grandes amantes espa ñoles y a los no tan grandes„que, en su modestia, se li gaban a una moza sin mirar cuál era su fe, siendo como eran todos hijos de un Dios único, que cobijaba por igual a moros, cristianos y judíos. EI primer moro notable que amó a una española, al menos el primero del que consta por escrito, pues es muy probable que hubiera habido otros ligues sin pu blicidad, dada la proverbial modestia de los soldados rasos, el primero, digo, fue Abd-al Aziz, hijo del mis mísimo caudillo invasor Muza (el primer moro Muza de nuestra historia, pues ya hablaremos del segundo). Este bravo capitán, a las pocas semanas de llegar a la Penín sula, se casó nada menos que con la viuda de don Ro drigo, el último rey godo. Se Ilamaba Egilona esta seño ra, porque las godas en esto de los nombres no tenían escrúpulos; convertida inmediatamente al Islam, al ca- bo de un año tuvo el primer hijo del moro. Es evidente que se entendieron bien, aunque ella no había tenido tiempo de aprender el árabe, ni el invasor sabía una pa labra de latín. Debieron entenderse por señas, y unas señas muy expresivas tuvieron que ser para que la mu jer quedara embarazada. Otra aristócrata española, Sara, nieta del rey Witiza, no se conformó con casarse con un moro; se casó con dos. Uno después de otro. Naturalmente, su adhesión al Islam no fue tan entusiasta como para abrazar moros a pares. Esta Sara la Goda, que así la Ilamaban, fue la abuela del gran cronista cordobés Ben al Qutiya, y de ella descendieron las más aristocráticas familias musul manas de Andalucía, españoles de los pies a la cabeza. A veces las alianzas matrimoniales entre morus y cristianos daban lugar a árboles genealógicos inextrin cables. Por ejemplo, el moror Muza aagonés (he aquí el segundo moro Muza) era nieto de Fortrín, cristiano re negado, pero hermano de madre de García Iñígucz, rcy cristiano de Navarra (quien para complicar las cosas se convirtió, además, en su suegro); tío de Fortrín Garcés, cristiano que fue a su vez suegro del musulmán emir Abdallá, bisabuelo de Abderramán 111. Por una parte, era Muza tío de la cristiana Jimena, mujer de Alfonso 1[1 el Magno, y, por otra, fue padre de Lope, goberna dor musulmán de Toledo. No había manera de saber si la de Muza era una familia musulmana en la yue se habían colado unos cristianos, o una familia cristiana con numerosos moros infiltrados. Sólo una cosa era segura: todos eran españoles. La afición de tos musulmanes, españoles del sur, a las cristianas blancas y rubias del norte dio lugar a escandalosas falsificaciones por parte de tos mercaderes de esclavos, que se procuraban un abundante surtido de rubias por el simple procedimiento de teñir a las chicas de Almería o de Cádiz, a las que luego vestían de astu rianas (de asturianas de entonces, no como la chica que anuncia el anís) y les enseñaban a decir una o dos frases en romance que dejaban a los clientes turulatos. O sea, la consabida adulteración de los artículos de consumo ya entonces tradicional en España. Es de suponer que entre los cristianos españoles del norte tendrían tam bién mucho éxito las morenitas del sur, y seguramente las chicas gallegas o leonesas se pasaban las horas muertas tendidas al sol para adquirir el seductor color tostado de las moras. Esta afición a lo exótico hizo que los triunfadores musulmanes impusieran a los cristianos vencidos por el momento el tributo de las cien doncellas que el rey Mauregato de Asturias tenía que pagar puntualmente cada año (se exigían rubias). Y miren ustedes qué ca sualidad. Resulta que este rey cristiano era hijo de una esclava mora que cayó por la corte de Asturias, le cayó en gracia al rey Alfonso I y cayó por fin (se caía mucho esta mora) en la cama regia para satisfacción de su due ño (se murmura entre los historiadores que esta agra ciada y complaciente musulmana solicitó más tarde ayuda militar a Abderramán lI para que su hijo Maure gato pudiera escalar el trono de Asturias). En cambio, el sucesor de Abderramán, Hixen I, era hijo de una esclava cristiana ascendida más tarde por sus méritos a esposa legítima del califa. A un hijo de Almanzor, el del tambor, le llamaban Sanchol (San chuelo) en recuerdo de su abuelo Sancho, rey cristiano de Navarra. EI caudillo musulmán murciano Ibn Mar dánix (o sea, hijo de Martínez; ya me contarán de dón de le venía la sangre a este moro) casó a sus dos hijas con dos caudillos almohades, unos turistas recién llega dos, que, como todos los demás, se apresuraron a espa ñolizarse sin perder tiempo. Creo que con sólo estos ejemplos queda bien demostrada mi tesis de que aque llos moros y aquellos cristianos hacían el amor murho más que la guerra, y durante mucho más tiempo, pues la guerra se ejercía sólo en verano y el amor se hacía en cualquier estación y sin el menor prejuicio racial ni po lítico, ni lingiiista ni clasista. También hubo judíos en estos torneos amorosos, y éste es un tema que me gustaría abordar. ^Por qué en estas Fiestas no figuran, junto a moros y cristianos, comparsas de judíos, igualmente convecinos e igual men[e antepasados cuya sangre corre por las venas de muchos españoles, como corría por las de Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León, Miguel de Cervantes y el mismísimo inquisidor Torquemada? Pero creo que esto es un tema para otro pregonero. Las relaciones amorosas interconfesionales no siem pre eran fáciles, sobre todo cuando no se trataba de grandes personajes. Las relaciones de cristianos y moros de clase modesta le molestaban a Alfonso X el Sa bio una barbaridad. Tanto, que mandaba lapidar al moro que yaciera con virgen cristiana, a la cual, ade más, se le requisaban la mitad de sus bienes. Eso, la pri mera vez; la segunda, cuando ya la frtvola cristiana no era virgen y era sólo la mitad de rica, la mandaba ejeru tar. y además, perdía lo que quedaba de sus bienes; lo cual, por cierto, a la ejecutada le importaba un pimien- to. Lo mismo sucedía si la que yacía con moro era una viuda. En cuanto a la mujer casada que tenía la poca vergiienza de yacer con un moro, disponía el rey Sabio que, después de lapidar al moro, la mujer fuera denun ciada al marido para que la queme o la suelte o faga della lo que quisiere. Por último, si al moro se le ocu rría meterse en la cama con una ramera, la primera vez serían ambos azotados, y ejecutados la segunda. Al po bre moro, como se ve, el rey Alfonso no le dejaba le vantar cabeza. Por cosas como ésta le Ilamaban el Sa bio a aquel hombre. Eran aquellos musulmanes españoles muy escrupulo sos en asuntos de decencia y de matrimonio legítimo, por muy fácil que fuera casarse y descasarse, y aprecia ban en sumo grado la virginidad de la mujer. Un mu sulmán del siglo XI hacía levantar acta a un notario cuando su hija perdía la virginidad por accidente. De bía suceder con frecuencia, pues ha llegado a nosotros el acta que un notario toledano tenía ya extendida sólo a falta de los nombres y datos pertinentes. Dice el docu mento notarial que, por designio de Alá, la chica se ca yó desde ... (aquí un espacio en blanco para poner es calera, taburete, rama de higuera, lo que fuera desde don de se caían las chicas en aquel tiempo) y fue a dar contra tal o cual cosa (siempre que la tal cosa no fuera un primo segundo o un vecino de los que siempre están esperando que se caiga una chica para aprove charse), y que por causa de la caída perdió la virgini dad, lo que es divulgado por el padre de la impúber y firmado por los testigos y el notario para que cuando la chica se case el marido sepa a qué atenerse. Eran respetuosos con las mujeres legítimas, poca broma con eso, aunque fueran cuatro, y no podían to mar concubina si la esposa no se lo autorizaba ante no tario. Si al hombre se le ocurría meter en casa a una concubina sin autorización y firma notarial, se exponía a que cualquier tarde una de las santas esposas le ven diera la intrusa a un chamarilero o la cambiara por un juego de cacerolas. Claro que la mujer debía estar subordinada al mari do porque el Islam es un mundo de hombres. La mu jer con la pata quebrada y en casa es un vestigio mu sulmán es la mentalidad de los españoles, tan predis puestos a heredar siempre lo peor. La mujer debe al marido obediencia, respeto, sumisión. Los árabes son los autores de esta frase que rebosa sabiduría: «Cuando llegues a casa dale a tu mujer una buena paliza, aunyue no sepas por qué. Ella sí lo sabe». Con una crueldad adicional, después de la paliza, la mujer tiene que ir a dormir a otro cuarto. El adulterio era una de las cuatro razones válidas pa ra derramar lícitamente la sangre de un musulmán (y de la cómplice, por supuesto). Los adúlteros eran lapida dos hasta la muerte, después de bien flagelados, para que no se fueran al otro mundo con el dulce sabor del pecado. Sin embargo, los árabes se morían de risa con los cuentos de adulterio de los que en Las mil y una no ches hay ejemplos abundantes. Pero, claro, eran adul terios que les habían sucedido a otros, que es lo que da risa de veras. Algún observador superficial poco informado puede pensar que el amor musulmán, basado en la compra, la poligamia y el machismo, tenía que ser materialista por clemás. Tremendo error. Escucha^ estos versos de Abd ^llah, Ilenos de delicadeza y de respeto a la mujer: Triste estoy a causa de la gacela de teñidos ojos, ^/ue es de ayuellas que hacen perder todo miramiento. Sus mejillas son como una rosa mezclada con ólancas flores y narcisos ... Y sigue elogiando la belleza de la moza, para termi :ar: Mi amor puro estará jijo en ella mientras ulternen !as noches y los díus. Aún resultan estos versos más emocionantes si se piensa que están dedicados a una esclava que el poeta había comprado con su dinero y yue estaba a su servi cio para todo (si fuéramos ahora capaces de escribir versos como esos a las empleadas del hogar seguramen te el problema del servicio doméstico mejoraría sensi blemente). EI rey Mutamid de Sevilla, quc cra además un insigne poeta, se casó con una esclava sólo porque supo com pletar con gracia poética un verso que él había iniciado (y poryuc la csclava cstaba como un tren, naturalmcn te. Los rcyes sólo tenían esclavas elegidas entre lo me jor). Y como Ic gustaba a la chica amasar adobes (hay caprichos peores), el rey hacía que le perfumaran el ba rro con alcanfor y ámbar. Y como la muchacha, que era del norte, echaría de menos la nieve de sus monta ñas, mandó el rey plan[ar miles de almendros ante su ventana, para que al florecer los árboles pareciera neva do el paisaje. Observen el lirismo del musulmán enamo rado. Inventaron los musulmanes el amor platónico, cusa que a Platón nunca le pasó por la cabeza, una espccie de amor romántico, aunque no se llamaba así: el amor udrf. He aquí una máxima de sus seguidores: «El que se enamora y es casto y muere, muere mártir», lo que era inrnediatamente contrarrestado por la sentencia de los hombres razonables, que decían: «Quien no sepa echar alguna vez una cana al aire no será buen santo». El amor udrí, puro y casto, no pasó de ser una moda lite raria, ya que se encargaron las mujeres, con sus infinitas artimañas (que pueden resumirse en una: la de me terse en la cama del hombre), de quitarles a los udríes aquella locura de la cabeza. Pero la moda pasó a la Provenza de los trovadores, dando lugar al amor caba lleresco, con lo que venimos a parar a Dulcinea del To boso, producto lejano, mire usted por dónde, de la poesía arábigo-española. Eran tan españoles aquellos musulmanes que incluso inventaron a don Juan Tenorio siete siglos antes que Tirso de Molina. Se Ilamaba este precursor Amir Mu hamad ibn Amir, y, según Ibn Hazm, era un hombre que corría tras las mujeres hasta conseguirlas aunque para ello se interpusieran setos de espinoso tragacanto. Pero, en cuanto conseguía a la mujer, el apremiante amor del volcánico andaluz se tornaba esquivez y la pa sión desvío. Por el amor de Abu Amir murieron varias esclavas que habían sido educadas para él. Parece que el burlador prefería a las que habían sido educadas para otro. Es lo que pasa con los niños ricos y mimados, que les llenas el cuarto de esclavas especialmente educadas y siempre quieren otras que a lo mejor ni siquiera se la van los dientes. Su amor no podía ser sino fugaz; así que las mujeres desdeñadas, perdida la esperanza, fue ron presa de la extenuación -dice el poetay la sole dad acabó con e!las. Era aquel irresistible cordobés un tipo inquieto, desa zonado y melancólico (en esto se diferenciaba de don Juan, tan contento de haberse conocido), aunque, según Ibn Hazm, /a hermosura de su rostro y la perfec ción de su figura desafiaban toda ponderación. La gen te corría por la calle a verlo pasar y las señoras se desmayaban tras las celosías. Este prototenorio cordobés tuvo un final mucho me nos espectacular que don Juan; murió el año 1030 (431 de la Hégira) simplemente de viruela. No le in[eresaba la teología, por lo visto. Ya un siglo antes, otro ilustre seductor r^^usulmán, Abd-al Hacam, diplomático y poeta, un tipo tan airoso y bien plantado que sus contemporáneos le Ilamaban al Gazel (`la gacela), había dado mucho que hablar, y no sólo en Córdoba, sino también en Dinamarca, adonde fue enviado por Abd-al Rahman II con el fin de estrechar lazos con los vikingos. Inició el embajador su estrechamiento de lazos ligán dose a la reina, r.na señora apasionada que le reprocha- ba al andaluz el que la visitara con tan poca frecuencia. Se disculpaba al Gazel diciendo que tenía que suscitar la enemistad del rey si lo veía demasiado por allí, sobre todo si lo sorprendía saliendo del dormitorio de la rei na. Pero ella lo tranquilizó: Entre nosotros -dijo no existen /os ce/os. Las mujeres están con sus ntaridos mientras les apetece. Y que podía caer en sus brazos con toda tranquilidad. Para un poeta con vocación de tenorio aquello no te nía el menor interés. Comprendió al Gazel que ayuel era el momento de dar por terminada su misión diplc^ mática y se volvió a Córdoba, no sin antes escribirle a la reina un poema precioso. Tengamos bien presente que los ocho siglos que duró aquella guerra civil Ilamada Reconquista no fueron ocho siglos de lucha constante. Durante muy largas temporadas reinaba la paz entre moros y cristianos, convivían, negociaban, se copiaban las modas y cos tumbres, intercambiaban mercancías, libros, conori mientos, herramientas. Se toleraban y respetaban. ;Se enamoraban! Es decir, vivían civilizadamente. ^Hasta qué punto éramos distintos los moros y los cristianos? Cuando el rey moro de Granada se despidió de sus súbditos, les dijo: Cristianos fuisteis y cristiu nos volvereis a ser. Era una sencilla manera de definir la situación de quienes, aparte el accidente religioso, nunca habían dejado de ser lo que fueron. ^Ha hecho la unidad religiosa que los españoles nos peleemos ahora menos que antes? Ahora que sólo nos dividimos en derechas e izquierdas, en partidarios de este club y en partidarios del otro, en peatones y auto movilistas, ahora, digo, ^nos peleamos menos que cuando éramos la mitad moros y la mitad cristianos? Que cada cual se responda a sí mismo. Y procuremos todos que nuestros, al parecer, irremediables enfrenta mientos civiles sean tan incruentos como esta hermosa fiesta que hoy pregonamos, para que ninguna sangré española Ilegue a ningún río. Y que el glorioso San Antón nos bendiga a todos. Antonio MINGOTF, X II Co n c u rso Nac i o n a l Dibuj os d e Hum or 1 .9 8 2 ^1 i^^^ ► ^°^,° ^`^~^;^^^1^^^ ^^ ^;^^^^^^-^ %^^^ ^^^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ , . .^., ^^ ^^ _^ ^ , ^^ ^:^-^ PRIMH;R YKH;MIO Aul^r: [). EDUARI)O OÑA`TE ISEÑ d^ E3ilhao 5H;(;UNI)O NKI^;MIO Autc^i-: U. E:NRI(^UE NÉ^Rf^:1. 1I^NI^I)O c1^ Ali^^int^ T^H;RCH;k 1RH;MI() Autor: l). E:NIZI(^UE: ^FZE:N()^ C()kTÉ^:^ dc.^ Vila Rt^ll (Ca^t^llí^n) T^;MA M()R()^ ^C CRI^TIA^()S i NA^ &UE E5PA6(LARSE ; 06 AQU( Al Mfs oE JUNiO n^ll^,r: u. 1^11 1l l c l l^ 1 1 cl^• ^laclricl ^ulur: I). ^:NKI(^l;f^: If^:ltf^% If !^I UO c1^• :11i^all^^• ^ENE^S QuE APRENOfRoSwPA.,cDof;I.íoEw COMPARSq, ^A MARt31A PE E6CAPITAN 4 Él HIMNO DEL COS MUND(A(.82 1UIl)r: [). ^f.knl lti IZO.lO ( 1n11 1tiO Cl^ 11^1C^IlCi nul^)r: Uli^t. 5:11 l;U 11^111 O FZl Ol 1^:1 cl^• f^.l^l,l nul^,r: l). nl.I^f:IZIO(^.^11Z( In IItilO^ cl^• tianti.^,(, cl^• ( ^^nl^,,,`I^•I^I EL E XTRA T ERRESTRE Alfredo ROJ.^^ La noche es serena y apacible. Sobre el azul oscuro del cielo, sembrado de estrellas, se destaca la línea si nuosa de la montaña, que se interrumpe súbitamente para elevarse y conformar un extraño peñón rectangu lar. Es primavera: primavera madura y colmada. A los pies del monte que corona el extraño peñón se apiñan las luces de una ciudad; unida a ésta por el cordón umbilical de unas hileras de nuevas luces, se extiende otra ciudad mayor, a juzgar por la más dilatada extensión de puntos luminosos que ocupan buena parte de la am plia superficie del valle. En la ladera, entre el silencio y la penumbra, un hombre camina hacia la cumbre. Asciende rápidamente; Ile va un pequeño maletín en la mano. Sin dudar, sal^ a menudos obstáculos, cruza los pequeños y pedregosos ramblizos, sube describiendo contínuas diagonales para no atacar de forma frontal la fatigosa pendiente. Ha llegado ya a un reducido y elevado rellano, cerca de la planicie superior. Rápidamente abre el maletín; de él sale un débil resplandor. Desde dentro proyecta al exte rior unas largas antenas; manipula unos botones y que da entonces quieto, oteando el cielo. De entre las inmóviles estrellas, una de ellas parece oscilar. Se acrecienta un brillo después, aumenta rápi damente de tamaño y pronto es una masa luminosa que se acerca velozmente. De pronto se extingue la luz; que da sólo una enorme masa óscura que se aproxima y se detiene finalmente, suspendida en el aire, a pocos me tros del hombre que, silencioso e inmóvil, ha visto acercarse el extraño artefacto del que apenas escapa un sua ve y poderoso rumor. El hombre manipula nuevamente en su maletín y es pera. De repente, surge una voz de la mole suspendida y sin inflexiones, metálica, uniforme: - Puedes hablar; emite tu informe. Utilizamos este mismo idioma que empleas en tu apariencia terrestre, más fácil para ti hoy por tu conformación fisiológica. Contesta el hombre; hay un leve matiz indeciso y ner vioso en su voz. - Hace aproximadamente dos años terrestres que es toy aquí con apariencia humana. Y uno, exactamentr, desde que ofrecí mi primer informe. Podría añadir n^ás datos, aunque poco sustancial aumentarían a lo que ^a expuse el año pasado. Pero he de decir algo más imp^^r tante y personal. - ^Qué es ello? - Sencillamente -habla de nuevo el hombre-, he decidido adoptar de forma definitiva la figura que ac tualmente poseo. No deseo volver a la lejana galaxia de donde procedo; he resuelto someterme al incierto desti no de los seres humanos en la Tierra. Reclamo, o rne jor, solicito hacerlo así, con arreglo a la legislación que me ampara y que preconiza el libre albedrío sobre toda otra circunstancia. Hay un breve silencio. Pasados unos instantes, surge de nuevo, desde la palpitante máquina, la voz imperso nal. - ^Es posible que prefieras todos los factores negati vos de ese imperfecto planeta, a nuestro grado de pro greso, de bienestar, de seguridad? Bien sabes tú, por ex periencia propia, cuánto hay en esa Tierra en la que ha bitas de injusticia, de desigualdad, de imperfecciones. Y cómo acecha a la débil naturaleza humana el dolor, la miseria física, las pasiones, el peligro de la temprana e imprevisible muerte. En nuestro planeta no existe el azar, todo es perfecto, programado de forma exacta de antemano. Se ha eliminado el dolor y alejado la muerte todo lo que nuestra técnica ha hecho posible. Pretendes cambiar, pues, una vida perfecta por una incierta aven tura. - Así es -dice el hombre-. Esto es precisamente lo que deseo vivir: una aventura. He aprendido que nunca resplandece tanto la verdad como cuando contrasta con el engaño; que sólo se sabe lo que es la felicidad cuando existe el riesgo de perderla. Conozco ahora lo que signi fica la alegría de vivir en la misma frontera del dolor, del riesgo, de la muerte. No deseo seguridad, felicidad programada, certidumbres, vida determinada de ante mano; prefiero, en cambio, asumir el riesgo de un desti no indeterminado e incierto. Prefiero sentir cerca de mí la angustia, la posibilidad de la desgracia, el júbilo de la conquista, como la directa consecuencia de mi actividad personal. Quiero que mi vida sea un juego, con el riesgo de la derrota pero con la posibilidad de un triun fo en lontananza, al que puedo aspirar con mi propio esfuerzo. Y todo ello lo tengo aquí, en este planeta to da^ ía imperfecto. - No podemos imponerte nuestros deseos -ha sur ^^ido de nuevo la voz mecánica e impersonal-; eres cl aueño de tu destino. Pero debemos recordarte que ^i ^^ersistes en tu actitud cortaremos totalmente nuestra ; ^lación contigo. Dejarás de ser un habitante de nuestr^^ ^^laneta, perderás tus poderes, las facultades que te cc^ i^^can por encima de los terrícolas. Serás, simplemente, uno más entre ellos; nada más. Nuestra protección ter n^inará para siempre. - Lo sé -contesta el hombre-. Y éste es un nuevo iactor que configurará mi nueva vida: la ausencia de las rircunstancias especiales que, aunque secretamente, po seía hasta ahora. Voy a asumir mi destino, mi incierto destino, totalmente, quedando al mismo nivel de quie nes me rodean. - Sabes bien que ahora -surge de nuevo la voz dependes sólo de ti y de tu esfuerzo en un mundo hostil. - Sí, así es en cierto modo -contesta el hombre mi rando hacia arriba, a su invisible interlocutor-. Estoy ya ganando mi subsistencia en una actividad caracterís tica de la ciudad en la que me hallo, un negocio, como ellos llaman, aventurado, complicado, incierto, Ileno de riesgos, en el que muchos han enterrado sus ilusio nes, que han producido más fracasados que triunfado res. Poseo una pequeña manufactura de zapatos. Dicho de otro modo, fabrico, en una modesta factoría, los protectores con que los terrícolas resguardan sus extre midades inferiores. - Esos detalles son innecesarios -suena la voz de nu^vo-. No han de constar en tu expediente personal. A!a organización no le interesa conocer cuanto hagas d^ de ahora. - Bien -dice el hombre-. Creo que todo está di ch. . He de marcharme, puesto que dentro de unos mi nu;us he de participar en un desfile. Formo parte de una Comparsa, ya yue, desde que vine aquí, participo corno moro en las Fiestas de la ciudad. Y tales fiestas van a empezar esta noche con la Retreta. - No entendemos nada. Y esto nos hace temer la po sibilidad de que tu estancia en la Tierra haya hecho su frir un extravío a tu raciocinio. Consideraríamos ctita po^ihilidad si decidieras volver con nosotros a nue^tro plan^ta y postpusieras tu decisión hasta más adelantc. No -dice el hombre con decisión-. Lo he pensado mucho y no modificaré mi actitud. - Está bien -dice la voz secamente-. He termina do nues[ra relación contigo. Vamos a recoger tu equi po. Un brazo metálico se proyecta desde la nave, baja y recc^ge el maletín. Lentamente sube y se pierde entre los mecanismos de la enorme máquina. - He de irme -dice el hombre, como disculpándose-. Tengo el tiempo justo para la re[reta; -y añade tras un momento de indecisión- hasta siern pre. Sin embargo, no hay respuesta desde la máquina; se ha acentuado el poderoso rumor interior y lentamente empieza a ascender la gigantesca nave. Incrementa su velocidad rápidamente y se dispara hacia la altura. El hombre la ha seguido con la vista; pero pronto se ha vuelto hacia el valle, donde brillan millares de luces, y empieza a andar hacia abajo. Un brusco declive, más pronunciado, propicia el acrecentamiento de su veloci dad. Corre ahora y diríase que va murmurando, o, tal vez, canturreando. La nave es ya una estrella entre mi les de igual intensidad luminosa; el hombre ha dejado de verse. Nuevamente, el monte está en silencio, mien tras una suave brisa hace oscilar levemente las matas de ro ► nero. Todo ahora es silencio, quietud, oscuridad. [ , J Q ^ Estampas Eldenses Entre Congre s o s Esta frase de entre congresos se ha puesto de mo da y es usada para determinar a un ente que soluciona los problemas urgentes que se plantean desde la cele bración de un congreso a otro, cumpliendo finalidades ejecutivas. Las Entidades Festeras de Moros y Cristianos han te nido ya su primer congreso, el celebrado en Villena en los primeros días de septiembre de 1.974. Y vamos a te ner nuestro segundo congreso, según se desprende del ofrecimiento que hizo el Presidente de la Sociedad de Festeros de Onteniente en la Asamblea General de la UNDEF, celebrada el pasado día 18 de enero en Petrel. Ofrecimiento que dicha Asamblea aceptó y que incluso tiene ya año para su celebración: 1.985. Así pues, nosotros, los festeros de las incomparables Fiestas de Moros y Cristianos, también estamos entre congresos. Todos sabemos que un congreso es la reunión de va rias personas para deliberar uno o varios asuntos. De nuestro primer congreso salieron treinta conclusiones definitivas, que de alguna manera calificaron a la Fies ta. Pero lo más importante de este congreso fue que en él se gestó y luego nació lá Unión de Entidades Feste ras, cuya reunión fundacional se celebró en Alcoy -justo es recordarlo- el día 22 de febrero de 1.976. Una larga gestación que sirvió -y esto fue lo más importante- para crear amistades y conocimientos en tre pueblos que tienen el mismo afán y la misma meta. Pero el tiempo que corre (para mí, más que la luz) ha dejado en la cuneta a muchos de aquellos hombres que, comandados por los de Villena, hicieron realidad lo que parecía imposible. Unos se han retirado por edad; otros, por haber dejado su puesto a jóvenes que vienen pegando, y los menos por cansancio. Y así resulta que empezamos a ver, a nivel de directivos, muchas caras nuevas que sólo conocemos por el nombre y el pue blo que representan. Existe ya un vacío que hay que cu brir, y este vacío no lo pueden cubrir las dos o tres ho ras que dura una Asamblea GeneraL Tres días de convi vencia serán suficientes, como lo fueron en Villena. Por este solo hecho está más que justificado el congreso que se anuncia. La valentía que han tenido los festeros de Onteniente al cargar con esta gran responsabilidad es digna de mención en esta gran Revista festera de Elda. Se estaba viendo la necesidad de esta magna reunión, pero nadie daba el paso adelante, seguramente pensando en nues tro primer congreso, en su éxito total. Aquél fue un congreso extraordinario. El que al^ora se auncia debe ser un congreso ordinario, cuyas cele braciones deben plasmarse, cuanto menos, cada cinco años. Si la Entidad festera de Onteniente se ha respon sabilizado en ofrecer su sede, sus instalaciones, sus hombres y su organización que se aceptaron, tengamos en cuenta que las circunstancias de ahora no son las mismas de 1.974, pues ahora contamos con el ente que entonces no teníamos, con nuestra Unión de Entidades que agrupa a las que voluntariamente así lo han desea do, que también es un ejemplo digno de la libertad de cáda cual. Por lo tanto, desde el 18 de enero pasadu es tamos todos comprometidos, y todos debemos aportar nuestras intenciones de plantear ideas y soluciones que nos son comunes. Por lo que antes expongo, nuestra Unión de Entida des tiene un importante papel que desempeñar, princi palmente su Junta Directiva, que, de acuerdo con la So ciedad de Festeros de Onteniente, deberá nombrar una comisión especial para ir preparando es[e otro magno acontecimiento. Si hemos sido capaces de organizar y ejecutar el I Centenario de la Música Festera, de lo que no teníamos experiencia, mucho mejor será la realiza ción del segundo congreso. Todos juntos tendremos que superarnos. Hay que procurar la participación de más de 36 autores de tex tos; que los congresistas superen los 335 que asistieron a( de Villena; que las poblaciones festeras participantes sean las 37 federadas y todas aquellas que vienen mos trando deseos de federarse. Que las ponencias sean de actualidad. Lo dicho, dicho está. Hay más cosas que decir. Que sean muchas cosas más las comunicaciones, y que las simples opiniones de los festeros sean tenidas en cuenta. He querido aprovechar la Ilamada de vuestro Presi dente para colaborar modestamente en esta, para mí, entrañable Revista, para dar este toque de atención a los festeros de Elda y a los muchos que sé leen esta vuestra edición anual, y deciros: «ESTAMOS ENTRE CONGRESOS». Joaquín CAMARE;^A REIG E l « p o r qu é» d e l as F i estas d e M o r os y C r ist i a n os Al intentar expresar el por qué de las Fiestas de Mo ros y Cristianos, diremos sencillamente que son con secuencia de unas tradiciones, de unos hechos reales a^aecidos en nuestra Patria durante los ocho siglos de d^^minación árabe y en los que en todas las regiones que la padecieron quedaron huellas indelebles del paso de lo^ moriscos; castillos donde moraron sus reyes, caídes, etc.; grandes palacios que hoy son gloria de nuestra his toria: la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdo ba, Iglesias que antaño fueron lugares de oración árabe^ y así enumeraríamos una cadena poco menos que intrrminable en todos los puntos cardinales. Iara hallar ese por qué, habríamos de estudiar las ra zones que las han promovido. En primer lugar, la reli gi^^sa. Don Pelayo, bajo la protección de Nuestra Seño ra de Covadonga, inició la Reconquista del suelo pa tri^^; al grito de ;Santiago y cierra España! secundaron otras regiones la iniciativa del rey. Alcoy tiene por Patrono a San Jorge, de quien cuenta la tradición ca bal^^ó junto a sus moradores colaborando a la derrota de !^^s moros y así citaríamos el caso de muchas pobla cic^nes en las que, también según tradición, innumera bl^` hechos de carácter religioso tuvieron una base en la Rc^onquista. Después, en el transcurso de los años, es ta^ Fiestas se han ido arraigando de un modo espe^ial en ^^uestra región valenciana, quizá poryue fuera una de ^, últimas en ser reconquistada, y sus pueblos, una gra mayoría, han destapado su historia, sus tradicio ne^ hosiblemente guardadas en cualquier rincón de cu,^.^^uier Casa Consistorial o particular, y con funda m^: ,^, al desenvolverlas, pensaron Ilevar a cabo la or ga^ ^ación de una fiesta yuc rememorara ayuclla histo ria. l:n Levante nos dejaron los moros gran número de ca^;illos y fortalezas yue posteriormente pasaron a ma no^ -1e los reconquistadores: Novelda, con su torreón tri.^ ..^ular, único conocido, Elda, Sax, Villena, Biar, Ca ,^lla, por citar los más próximos ... La razón de lo reli^ ic^so, pues, es profundamente inseparable. f:^ segundo lugar es la celebración del triunfo, la ex pul ;^n total de los moriscos acaecido en su último re du.. ^: Granada. Y allí donde no hubo un hecho religio so ^a[riótico [ranscenden[al, al iniciar por vez prime ra I;^ 1 iesta se eligió como Patrono o Patrona de las mis ma hien al yue lo fuera en la propia población u otro qu^ ^.r^ iera relación con las fechas en yue habría de ce leh: ^e, caso de Elda, en que se iniciaron en enero y en ho^ r a San Antonio Abad, por ser precisamente en ayu la época un pueblo en el yue predominaba como aci I. iclad laboral la agricultura; en Sax, San Blas, posi blc: _^nte por la misma circunstancia, y así, por citar los m^+ ;^róximos, Novelda, de reciente constitución, Ville na, Onil, Castalla, Petrel ..., etc. Otra circunstancia podría ser, en tercer término, la lucha por desterrar del suelo patrio una religión total mente inaceptable e incompatible con la cristiana. En cuanto a la antig ŭ edad de la fiesta, nuestro entra ñable amigo Alfredo Rojas nos señala como posible que fuera en 1.137 en Lérida, con motivo de la boda de Petronila, hija de Ramiro el Monje (Presente y futuro de la Fiesta, en 1 Congreso Naciona! de Moros y Cris tianos, Tomo I). Es posible que el paso de los años haya arrancado en algunas poblaciones parcialmente la savia, el por qué de su celebración, pero creemos sinceramente que por mucho que el trans^urrir del tiempo nos Ileve a noso tros o a las nuevas generaciones a amoldar, a aclimatar la fiesta atiempos nuevos, esa base en que arraiga damente se asienta la Fiesta será indeleble. La Fiesta se amolda, eso sí, a las costumbres o tradi ciones de los pueblos; cada uno de ellos tiene su propia idiosincrasia; cada población tiene su propia historia -no podría ser la misma, por ejemplo, la nuestra que la de cualquier otro de Aragón, de Galicia o de Andalucía-, aunque la causa que la promueva sea la misma. Por eso hallamos una gran diversidad en el mo do de celebrarlas, que sólo es aparente. Base primordial de la Fiesta es el ser humano, y por esa libertad de que Dios nos ha dotado la celebramos li bremente, pero sin salirse un ápice de la tradición -aquí quiero referirme a aquellos pueblos en que ésta data de muchos años y, quizá, siglos-, nos impulsa el deseo de unirnos, de coadyuvar con nuestra presencia física a la mayor lucidez de la Comparsa, que no está reñida con los motivos espirituales que la impulsan a continuar en ella hasta que el paso de los años, si perse vera, hagan de él un comparsista tradicional, un fes tero disciplinado que está en libertad de ofrecer su pro pia iniciativa en bien de la fiesta. Pero hemos de reconocer también que no todos lle gan a la Comparsa dotados de un espíritu festero íntegro -y he de referirme de nuevo porque es inseparable de la religiosidad- y sí impulsados por un sentimiento de amistad, de alegría, de pasarlo bien; no perjudican a la Fiesta siempre y cuando su conducta sea disciplina da, comedida; la Fiesta es alegría, es convivencia con los compañeros de la misma Comparsa o con los de otras, pues el futuro comparsista escoge aquella parte que mejor va a su forma de ser y de pensar, sea el bando moro o el cristiano, buscando algunas veces una es pecie de desviar de sí mismo otras preocupaciones. Vicente ^ ALERO BH:I,LOT A ` ĝ olpe de micro POR UNA MAYOR DIFUSIÓN DE LA FIESTA Paco Crespo. A nadie se le oculta, y lo dice plenamente convencido un enamorado de la Fiesta, que el boletín que edita la UNDEF, Unión de Entidades Festeras de Moros y Cris tianos, cumple sin duda alguna un importante papel informativo al servicio de aquélla, pero, y es justo que así opine, no es menos cierto que no llega a cubrir en su to talidad la parcela que, por su categoría, importancia y relevante transcendencia, han alcanzado los festejos co loristas y multitudinarios que se celebran en buen número de poblaciones, a lo largo y a lo ancho de toda la geografía española, y, por supuesto, en mayor número si cabe, en las provincias del Reino, País o como ahora se Ilama la Comunidad Valenciana. Y ante esta falta de algo que cumpla sin fisuras el amplio espectro de las Fiestas, no he podido por menos que sentirme y quedar altamente sorprendido, a la vista de ese alarde editorial impreso, magníficamente impre so, en Gráficas Ciudad y que, con el título de Nostra Festa, viene publicando, en fascículos, la Asociación de San Jorge, de Alcoy, en los que minuciosamente, con la mayor amplitud y detalle se irán recopilando, ca pítulo por capítulo, utilizando el antiguo sistema de las novelas por entregas -el medio ni la forma hacen de crecer el interés que despierta la obra-, la historia de las incomparables fiestas alcoyanas, desde sus comienzos hasta nuestros días, según rezan los títulos del arti culado de que coñstan los cuatro tomos, cuyo conteni do y continente básicamente está dividido en otras tan tas partes que comprenden todo el orbe de la Fiesta: A) La Historia. B) La Trilogía. C) La Proyección Institucional y la Cultura. D) El Hombre y la Fiesta. Por sabido se tiene olvidado que la Fiesta ha alcanza do cotas y niveles de audiencia pública insospechada; día a día cuenta con un número cada vez mayor de par ticipantes, integrados en las comparsas yfilaes, sin perder de vista la masiva cantidad de espectadores que se dan cita para presenciar los desfiles, ávidos por contemplar las innovaciones que presen[an los compar sistas, a los que cada año les guía el más elevado espíri tu de superación en su afán de conseguir un mayor ran go para las Fiestas, que, hoy por hoy, han sido declaradas de interés turístico en múchos de los lugares donde se celebran tradicionalmente, cumpliendo un rito festi vo, que se hace muy necesario y donde se mezclan tradi ciones que cada pueblo interpreta libremente a su ma nera. Hay que llegar al convencimiento de que las Fiestas tienen un poder de convocatoria que no debe ni puede sorprender a nadie, de ahí que deba considerarse que canocerlas más y mejor ha de ser un objetivo inmediato a alcanzar, mediante la divulgación a todos los niveles de su historia y de su proyección social, cultural y artís tica, lo que está en nuestras manos realizar, si ponemos en conseguirlo un poco de empeño, fervor y[esón con el que se prepara la celebración de las Fiestas de Moros ^ Cristianos, que se han convertido en un símbolo ex cepcional y único en nuestro peculiar modo de ser. De hacerlo así, con una mayor difusión de la Fiesta, se conseguirá un más amplio poder de atracción hacia ella, dentro y fuera de nuestras fronteras, lo que indudablemente favorecerá en gran manera a la Fiesta tan popular y espontánea, tan multitudinaria y compacta, tan emotiva y alegre ... Paco CRESPO ^ Será cierto ? Llega a mis oídos la noticia, todavía no confirmada de que la ciudad de Onteniente piensa convocar a todos los pueblos que realizan nuestros tradicionales y entrañables festejos, para la celebración del II CONGRESO NACIONAL DE FIESTAS DE MOROS Y CRISTIA NOS. , Y es inevitable que el rumor despierte en mi mente los ^ a viejos recuerdos de la preparación y ejecución del I Congreso. Utilizando las páginas de esta Revista que tan ama blemente se me ponen a mi disposición, me creo obliga do a comentar tan fausta noticia, por lo que supone de positiva para la Fiesta y por ser precisamente Ontenien te, pueblo de hondas raíces festeras, donde el 16 de fe brero de 1.975 se celebró la primera reunión que posibi litó la creación de la UNDEF, el que toma esta impor tante iniciativa. Cuando Villena decidió la convocatoria del primer acontecimiento de esta na[uraleza, tuvo presente como premisa más importante, junto al estudio en profundi dad de los problemas que a todos nos afectaban y el de establecer normas e iniciativas de carácter general que contribuyeran al mejoramiento de nuestras representa ciones, el que el Congreso sirviera preferentemente pa ra incrementar los lazos fraternales que ya de por sí nos unían, y, como proclamó la Comisión Ejecutiva, ... conseguir una efectiva hermandad entre todos los orga nismos festeros, establecer un espíritu cordial y amisto so entre los hombres que los integran y hacerlo sobre la firme base de una igualdad que los comprendiera a to dos., Sólo recordar el magno desfile de los treinta pueblos que participaron aquella mágica noche del 2 de sep tiembre de 1.974 y el vino de honor ofrecido a miles de participantes, amigos y visitantes nos confirman plena mente que aquellos objetivos se consiguieron en su to talidad. Y son los mismos que, junto a los que le son propios, persigue la Unión de Entidades Festeras de Moros y Cristianos, organismo supra-local creado co mo consecuencia de aquel Congreso, y cuyo Secretario General, D. José Luis Mansanet Ribes, elegido para el cargo por aclamación, y persona de relevantes cualida des festeras y morales, está jugando un papel tan decisi ^ ^omo importante. Y los objetivos a los que acabo de hacer mención tie nen hoy para mí la misma vigencia que hace diez años, porque el mundo en que nos desenvolvemos sigue tan insolidario o más que entonces. Y trabajar por la fra ternidad entre los hombres, sea cual sea el instrumento de que nos sirvamos, debe ser siempre meta prioritaria a conquistar. Yo celebro y deseo por muchas razones que sea desde Onteniente donde se convoque ese II Congreso tan oportuno como necesario: - por ser pueblo de profundas tradiciones festeras y con hombres preparados para acometer esta empresa; - por su contribución en la creación de nuestro or ganismo supra-local; - y porque fue Onteniente la que intentó, aunque por diversas circunstancias no lo consiguiera, una pri mera reunión de pueblos para fomentar la unión y hermandad entre ellos. No tengo la menor duda de.que, al igual que Villena, Onteniente va a encontrar en los hombres de la Fiesta la colaboración más precisa y puntual, para que este acontecitniento, de confirmarse su convocatoria, pueda alcanzar el éxito que a todos interesa y que yo personalmente deseo. Y sepan los ontenienses, nuestros entrañables ami gos, que lo que puedan necesitar de los que tuvimos la fortuna de trabajar por tan noble causa, no hace falta que lo pidan porque ya lo tienen. Suerte. Vicente PRATS ESQUEMBRE EXCAVACIÓN EN LOS RECUERDOS Breve excursión por la prehistoria eldense José Ma SOLH:R (;ARCÍA Hace ya muchos años tuvimos la fortuna de conocer a un grupo de eldenses de gran calidad humana e inte lectual: el profesor Juan Madrona, el cronista Alberto Navarro, el dibujante Oscar Porta, el compañero Hipó lito Pérez... Con ellos efectuamos, al comienzo de la década de los cincuenta, algunas excursiones de finali dad arqueológica por los parajes situados en las márge nes del Vinalopó. Entre nuestros recuerdos menos oscuros, figuran los de algunos restos humanos aprisionados entre tierras de la trinchera abierta para la línea férrea en la vertiente occidental del Bolón. En sus inmediaciones vimos tam bién una cista o caja de piedra que, al parecer, contuvo un esqueleto. No llegamos a escalar la cima del Trinita rio, pero pudimos contemplar algunos de sus materia les, con otros de diversos yacimientos, en los locales de una antigua escuela. Guardamos con especial cuidado en nuestra bibliote ca el número 1 de la revista ALBOR, editada en sep tiembre de 1.933, que publicaba un artículo, entre otros, firmado por conspicuos republicanos de la época, titulado Antecedentes remotos de Elda, debido a la pluma de Antonio Sempere, con unas fotografías que hoy constituyen un documento de excepcional im- portancia arqueológica. Por aquellas fechas, apareció en la prensa alicantina la noticia de que, en una cueva eldense habían apareci do fragmentos óseos del hombre del Vinalopó, que, según la igenua conclusión a que Ilegaron sus descubri dores, eran los más antiguos restos de esqueletos huma nos conocidos hasta entonces. Alberto Navarro se en cargó de rectificar el aserto y de colocar el hallazgo en su verdadera situación cultural y cronológica. Pudimos examinar también la cueva en que habían aparecido aquellos restos. Se abría en la vertiente norte 11 ^ ` ^, .7^a`• ^i:^. . .a.t^ i1 Ĵ T^ ► c-a^,.. .. ^^. - „E ^ •^ Vry^.:l€ ^ -^ ^ ^ ^^^^^I^^^.^ L ^lL ^:I 11O^AtiIIL desde el urte. I:I ^1O`.ASTIL: cerámica ibérica. del Monastil, sobre el Pantano, y había sido vaciada en casi toda su amplitud, que no era mucha. Exploramos también en aquella ocasión el poblado ibero-romano emplazado sobre aquel espolón rocoso. Las cerámicas pintadas, la sigillata y la lucerna, cuyos FI MOVASIII.: lucerna romana. ^ 3 0 . --^ s ^., - ; ^.. ^ ^ ^ • ^ ^ ^e. r, - - ^ Pila rumana en la orilla del Vinalopó. t ^rabados ofrecemos aquí, proceden de aquellas pros pecciones, en las que también pudimos recoger hojillas y pequeñas lascas de sílex y observar un molino barqui forme, de piedra, claramente prehistórico, incrustado en la pared de un muro ibérico. viás hacia el oeste, siguiendo la cuerda montañosa del Monastil, visitamos la Torreta, yacimiento me dieval, a juzgar por su construcción y por los restos ce rámicos que aparecen en sus alrededores. AI regreso de una de aquellas excursiones, entre la lí nra del ferrocarril y el puente sobre el Vinalopó por el . G`^5 ^. i i F - - - - ^ -^ ^ 90 - 7 J ^ ---- ----2gp---------^ Planla y seccibn de la pila romana. E:I !NOtiASTIL: cerámica sigillata. que penetra en Elda la carretera de Monóvar, pudimos eKaminar, medir y fotografiar una pila romana de hor migón que se hallaba incrustada en el ángulo norc^este de una explanación realizada cerca del río. Tenemos noticia de yue aquella interesante pieza, yue hoy sería orgullo de cualquier museo, se dejó perder, pero no de sapareció del todo poryue, entre nuestros papeles, con servamos la foto y el dibujo yue t oy tenemos la oportu nidad de ofrecer a la curiosidad de los estudiosos. Todo esto es ya conocido y, salvo en los grabados de esa pila romana, no constituye ninguna nueva aportación a la prehistoria eldense. De entonces acá, se han prospectado más detenidamente las cuevas del Bolcín, se ha excavado en el Monastil, se han descubierto nue vos yacimientos en la plaza de Santa Ana y en las Agua lejas, se ha publicado la Carta Arqueológica de Elda, por el Centro Excursionista, y la Historia de Elda, por Alberto Navarro. También se han recogido fragmentos de un sarcófago esculpido de gran interés. Todo ello contribuye a que Elda vaya ocupando el importante pa pel que le corresponde en la prehistoria regional. Para nosotros, ha sido un melancólico placer hurgar en ese rincón de los recuerdos dormidos y rememorar unas andanzas ya lejanas por las márgenes de ese cauce, pobre en caudales pero rebosante de historia, que es el Vinalopó, río que tiene la singular cualidad de ser ex clusivamente alicantino y de unir, con lazadas fraterna les, a los pueblos que se alzan en sus orillas. José María SOLER GARCÍA Villena y marzo de 1.983 (Dibujos y fotos del autor) COMPARSA DE PIRATAS ABANDERAUA ^lrrrcdes Andrés Aloras Presidente: Vice-Presidente: Secretario: Secretario de Actas: Tesorero: Cronista Comparsa: Vocales: D. FRANCISCO VIDAL SERRANO D. FRANCISCO DIAZ CHICO D. ANTONIO MARTINEZ BERNABEU D. MIGUEL GOMEZ RIVAS D. JOSE Ma SIRVENT MARTINEZ D. JUAN GOMEZ RICO D. MIGUEL PEREZ ALEMANY D. LUIS LOPEZ MARIN D. JOSE MARTINEZ NAVARRO D. BENJAMIN ORTUÑO ESTEVAN D. JOSE ORTUÑO FALCO D. SALVADOR FELIPE SAPENA D. JUAN GUILL BELLOT D. DIEGO VIZCAINO BELTRAN D. ENRIQUE DELTELL MONZO D. MIGUEL PEREZ SANCHEZ D. JOSE Ma GUILL BELLOT ABANDERAUA Y CAPITÁN INFANTII,ES Sonia Juan Ortuño y Francisco J. Vidal Ortuño E l D es p o j o o l a Co n vers i ó n d e l M o r o EI 16 de julio de 1212, el emperador almohade Mu hammad (1199-1213) fue derrotado por los reyes de León, Castilla, Navarra y Aragón en la Batalla de las Navas de Tolosa, cerca de La Carolina (Jaén), suce diéndole su hijo de catorce años Yusuf II (1213-1223), el cual gobernó sólo nominalmente. A su desaparición, surgieron varios pre[endien[es en al-Magrib y al Andalus, recabando para sí el derecho al trono. En alAndalus, hubo al menos dos, uno en Murcia y otro en Baeza, luchando entre sí y siendo ayudados por los cris tianos a cambio de concesiones territoriales. Esta situa ción condujo a la inestabilidad y confusión, incitando a algunos grupos a adoptar posiciones de independencia del mismo tipo que caracterizó los últimos tiempos de los almorávides. De ese modo, se puede afirmar con al go de razón que un cuarto ciclo de reinos de taifas surgió en al-Andalus.^ Esto explica que, a partir de 1228, comenzaron a aparecer nuevos estados en al-Andalus, reinos de una existencia precaria y en constante lucha entre sí, que re cibieron ayuda de los cristianos en sus rencillas, los cua les explotaron la situación y penetraron profundamente en al-Andalus, bajo el mando de Fernando [II (1217 1252), rey de Castilla y León.z Ahora bien, en 1223, al derrumbarse el imperio al mohade, ocupaba este cargo (de Gobernador de Valen cia) el sayyid Abu Zayd Abd al-Raman, hijo del savvid Abu Abd Allah Muhammad (el de las Navas de Tolosa), nieto del sayyidAbu Hafs Umar y biznieto del califa Abd al-Mumin, según consta en la firma árabe, que estampa en sus documentos oficiales, antes de ron vertirse al cristianismo.; Pero los cronistas cristianos de la época conocieron al gobernador valenciano como Zeit Abu Zeit y nosotros seguiremos esta denominación tradicional. Según parece, el Califa Abd al-Mumin (1130-1163), al educar a sus catorce hijos para desem peñar altos cargos y hacer el califato heréditario, creó la jerarquía de los príncipes de sangre, que con el nom bre de sayyides (`señores) mantendrían en su descen dencia no sólo la sucesión dinástica, sino también los puestos más representativos de la corte, el mando de los ejércitos y el gobierno de las provincias. Uno de esos catorce hijos y su visir omnipotente fue Abu Hafs Umar, quien, al morir su padre, tenía en sus manos las riendas del poder y el mando del enorme ejército reuni do en Rabat para pasar a al-Andalus y emprender una ofensiva general. No sabemos por qué razones renunció a hacerse proclamar a sí mismo e hizo reconocer a su hermano uterino Yusuf [(1163-1184) que era de menor edad que él. Este gesto tan generoso e insólito le valió el puesto elevadísimo que ocupó al lado de Yusuf I, para figurar casi como corregente en el poder y gozar de una confianza ilimitada por parte de su hermano.4 Y en agosto de 1179, Abu Hafs Umar murió antes de pre senciar la tragedia de su hermano (Yusuf I) frente a Santarem, en cuya batalla murió en 1184. Después tropezamos con que uno de sus siete hijos, que figuraron en el gobierno almohade, aunque con mucho menos brillo que él, fue Abu Abd Allah Mu hammad, quien, antes de ser gobernador de Málaga en 1176, lo fue de Valencia en tiempos de Alfonso II de Aragón (1162-1196), con el cual tuvo tratos, así como los tuvo también con su hijo Pedro II (1174-1213), cuando volvió a gobernar Valencia por segunda vez desde 1210 a 1213, fecha en que perdemos ya su rastro. Sabemos que tuvo diez hijos, Ilamados los Baezanos por haber nacido en Baeza donde residió su padre lar gos años. Tres de ellos tuvieron una actuación muy des tacada, aunque nada brillante en el derrumbamiento del imperio almorávide. Su hijo mayor, Abd Allah, Ila mado también el Baezano, se sublevó contra al-Adil; proclamado califa, se hizo fuerte en su ciudad natal y buscó el apoyo de Fernado I[I, que por entonces empe zaba sus campañas andaluzas con la toma de Quesada (Jaén) en 1224, y acabó trágicamente asesinado en Al modóvar del Río (Córdoba), a manos de sus súbditos indignados por su servil sumisión a Castilla. Su hermano, nuestro Abu Zayd, no tardó en seguir su ejemplo, y se presentó a Fernando III en Moya (Cuenca) para ha cerse su vasallo, al ver que los concejos de Cuenca, Huete, Alarcón y Moya hacían una algara por tierras ie Murcia y derrotaban en Aspe (Alicante) a los mur _ianos, que tuvieron cuatro mil bajas. Atacado por al- ^dil, a quien no quiso reconocer, incitó a al-Mamin a ^ublevarse, a su vez, en Sevilla para vengar la muerte de ,u hermano al-Bayasi y los ultrajes cometidos contra su ^adáver en Marrakus.5 Así pues, tenemos que recla- man el derecho al trono a la vez al-Adil, en Murcia, y ^bu Zayd en Baeza, como sucesor de su hermano. Esto explica que, durante el desmoronamiento del I^oder almohade en el-Andalus, Zayyan, un descendien te de los Banu Mardanisó, se hizo fuerte en Valencia, Denia y otras ciudades vecinas en 1229. No le fue bien y tuvo que rendir Valencia en 1238, pero cuando el reli gioso Ibn Jattab (m. 1239) fundó un falso principado en Murcia, los habitantes se rebelaron y Ilamaron a 7_ayyan Ibn Mardanis para que tomase el poder.^ A comienzos del siglo XIII, Muhammad Ibn Hud, un descendiente de los gobernantes de Zaragoza, que fi guraba en el ejército de Murcia, se rebeló y consiguió tomar Murcia en 1228, y, posteriormente, extendió su poder a Córdoba, Sevilla, Granada, Almería, Ceuta y Algeciras, y por ello convirtiéndose en el gobernante n^ás poderoso de al-Andalus. A1 mismo tiempo, nues tro sayyid Abu Zayd reconoció a al-Mamin, procla mado en Sevilla en mayo de 1227, pero unos meses des pués provoca Ibn Hud en Murcia la insurrección gene ral de al-Andalus contra los almohades, y derrota a Abu Zayd, que desde el gobierno de Valencia intentó sofocar la rebelión y tuvo que pedir socorro a al-Mamin, pero éste no pudo prestárselo. Ante ello, Abu Zayd se encierra en su capital (Valencia) y muy pronto el levantamiento contra los almohades extendi do por Murcia y Andalucía se propaga a Valencia y sur ge un caudillo local, Zayyan Ibn Mardanis.H Sucedió yue Zayyan, el cual residía en Onda (Caste llón), aprovechándose del desprestigio de Abu Zayd, se instaló en el alcázar de la capital valenciana y terminó por declararse independiente de los almohades en 1229. Así, Abu Zayd, inseguro en la capital y preocupado por la inminente sublevación, se trasladó a Segorbe, y desde allí yuiso entrevistarse con don Jaime I el Conquistador, para pedirle ayuda contra el nuevo usurpa dor, Zayyan, y hacerse su vasallo. EI 29 de abril de 1229, cuand0 don Jaime hacía los preparativos para la expedición contra Mallorca, pacta con él, se compro m4te a darle la cuarta partc dc las rentas de todo el te rritorio yue había perdido y Ie reconoce la posesión dc los lugares y castillos que gane en el reino de Valencia, por pertenecer a su conquista. En prenda de lealtad so bre el cumplimiento de este pacto, se obliga a entregarle los castillos d Peñíscola, Morella, Cullera, Alpuente, Jérica y Segorbe, y le promete su concurso para colabo rar en sus futuras campañas.9 A pesar de este pacto, únicamente algunas milicias aragonesas, al mando de don Pedro Fernández de Azagra y don Blasco de Alagón, de acuerdo con Abu Zayd, emprendieron una razzia contra el territorio ocu pado por Zayyan, pero su empresa no [uvo los necesa rios alientos, debido a la empresa de Mallorca. De ahí que, el 30 de enero de 1233, hallándose en Teruel Abu Zayd, cediera todas las rentas que le correspondían en el reino de Valencia al Conquistador, convencido de que no las volvería a poder disponer. Mas, cuando todavía era señor de Valencia y poco antes de que su rival, Zayyan, le obligase a huir y encastillarse en Segorbe, dos frailes franciscanos lo visitaron, y al ver sus buenas relaciones con aragoneses y castella nos, le invitaron a convertirse al cristianismo, pero él no sólo los desoyó, sino que los hizo matar a sangre fría.t^ Es que para atender a la comunidad cristiana mozárabe, llegaron también los dos santos religiosos franciscanos, Fr. Juan de Perusa, sacerdote, y Fr. Pe dro de Saxoferrato, lego, ambos italianos, los cuales comenzaron a predicar el Evangelio también a los mu sulmanes. Presionado por los alfaquíes, Abu Zayd, que intenta ba mantenerse en Valencia, mandó decapitar a los dos religiosos, los cuales murieron perdonando al rey moro y profetizándole su conversión al cristianismo. Dicho martirio tuvo lugar el 29 de agosto de 1229, y los arago neses optaron por abandonarle. Mas él, tres años des pués, quiso reparar este crimen y cedió a la orden fran ciscana su palacio de verano, en el que habían sido mar tirizados, que ocupaba la, hasta hace poco, Plaza del Caudillo de Valencia. Total que, Abu Zayd, a estas alturas, había perdido la mayor parte del reino, permaneciéndole fieles tan so lamente algunas poblaciones de la parte de Segorbe y su distrito, los pueblos de la Sierra de Eslida, los del río Mijares y casi todo el espacio comprendido entre los di chos Sierra y río, el mar y Aragón, hasta Cataluña, me nos Peñíscola, Morella y algunos otros que siguieron la voz de Zayyan. Poblaciones tan próximas como Uxó y Eslida seguían opuestos bandos. t t Por su parte, Ibn Hud de Murcia pronto tuvo que enfrentarse con sus paisanos musulmanes, sobre todo con Zayyan Ibn Mardanis de Valencia y Muhammad Ibn Yusuf [bn Nasr, el cual, en 1231, se declaró señor de su ciudad natal, Arjona (Jaén), y comenzó a construirse un reino, tomando al año siguiente Jaén, Gua dix, Baza y otros distritos, y acabando por chocar con Ibn Hud. Al mismo tiempo, Fernando III de Castilla se aprovechó de lo inestable de la situación y se dirigió al sur, obligando a Ibn Hud a ceder algunas fortalezas y a pagar un tributo de mil dinares diarios. Este acuerdo dejó en libertad a este último para obligar a Ibn Nasr a reconocer su autoridad en 1234.12 AI mismo tiempo, también en 1231, encontramos a nuestro Abu Zayd como rey de Caravaca (Murcia), y es el 30 de enero de 1232 cuando este rey moro, convenci do de la imposibilidad de recuperar el reino de Valencia, se entrevistó nuevamente con Jaime I, recién con cluida la conquista de las Baleares, y firmó un nuevo tratado. Por el documento, que se extendió en Teruel, Abu Zayd renunc^a a favor de Don Jaime todos los derechos que, por el tratado anterior se reservaba, y en él dice que, en correspondencia a los contínuos servicios que había venido recibiendo y recibía, cedía en benefi cio suyo lo que en Valencia y en su reino se retuvo en la aveniencia de Calatayud (1229), y que absolvía al rey y a los suyos de aquella obligación, quedando a salvo las demás cláusulas favorables al almohade y a los suyOS.t3 Pero antes de continuar adelante, conviene retroce der un poco y consignar que cuando Abu Zayd vio que el ejército cristiano se le venía encima a la muerte de su hérmano el Baezano, siguiendo la política de éste, en 1225 se dirigió a Cuenca con ánimo de entablar rela ciones amistosas con el rey de Castilla, obligándosc a pagar un tributo anual. Durante su permanencia en Cuenca, el rey almohade se hospedó, según la tradi= ción, .en la casa o palacio de Chirinos, quien en esta ocasión consiguió el salvoconducto regio para predicar libremente la religión de Cristo en los dominios del mo narca musulmán.^4 Se trataba de Ginés Pérez Chiri nos, sacerdote, y años después canónigo de la Catedral de Cuenca. Posteriormente, en el año 1231, imperaba en Cara ^aca (Murcia) un rcy moro Ilamado Abu Zayd. En las mazmorras de su castillo-palacio gemían numerosos cautivós cristianos. Entre aquellos desgraciados se ct^ contraba también un sacerdote cristiano que Ilevaba el nombre de Ginés Pérez Chirinos, a quien habían ence rrado en lóbrego calabozo por predicar la Ley de Cristo entre los musulmanes.ts Un día mandó el rey comparecer a aquellos infelices, al objeto de hacer averiguaciones para emplearlos en trabajos acomodados a sus habilidades y también para saber el rescate que por elios podía pedir si llegaba la ocasión. Chirinos manifestó al rey que era sacerdote de Cris to y que su oficio era celebrar la Santa Misa, en la cual el mismo Dios se ofrecía como víctima por los hom bres y descendía al altar, obedeciendo a la voz de su Mi nistro. Total que Abu Zayd terminó ordenándole que celebrase Misa en su presencia, pero Chirinos le mani festó que le faltaban los ornamentos necesarios para la celebración del sacrificio del altar. Y entonces el rey envió a Cuenca un mensajero para que trajese lo pedido por el saderdote cautivo. Con todo a punto, el 3 de mayo de 1232, revestido Chirinos, en presencia del monarca almohade y algunos de sus cortesanos, no pudo comenzar la Santa Misa porque se dio cuenta de que le faltaba la Cruz, lo cual le Ilenó de confusión. Mas he aquí que, levantando el rey los ojos al notar un resplandor extraordinario, dijo: «^Es aquélla la Cruz?», mostrando con la mano la Cruz de cuatro brazos, que traían dos ángeles. Con suma reverencia, tomóla el sacerdote de manos de los ángeles, que manifestaron ser parte de la verdadera Cruz en que murió el Redentor, colocóla sobre el altar y celebró la Misa. Y una vez concluido el Santo Sacrificio, el rey y sus acompañantes se convirtieron al Cris tianismo, recibiendo el Bautismo tras ser convenientemente adoctrinados por el sacerdote Chirinos. Ahora bien, de este acontecimiento arranca la cos tumbre de la Diócesis de Valencia de practicar la Bendición de Términos el 3 de mayo de cada año. Asimis mo, en 1978, hablando con el Capellán del Castillo Santuario de Caravaca, me manifestó que, en su opi nión, la Cruz de Caravaca, que es una Cruz Patriar cal, es un pectoral de algún monje-soldado templario, pues esta Orden Militar tuvo la custodia de su castillo desde 1244 hasta 1286. Mientras, la Reconquista continúa adelante, y en 1236 Córdoba cae en manos de Fernando III de Casti Ila; pero es tras la muerte de Ibn Hud, en 1238, cuando la totalidad de al-Andalus, menos el reino de Granada, resulta presa fácil de los reinos cristianos de Portugal, Castilla y Aragón. Y en cuanto a éste, fue Jaime I el Conquistador quien rindió Valencia al atardecer del 28 de septiembre de 1238, Denia en 1244, Játiva en 1246, dando fin en seguida a su conquista. Por lo demás, Abu Zayd primeramente estuvo ca sado con la reina Ayla, que tomó en su bautismo el nombre de Elena. De este matrimonio nacieron tres hi jos; los dos mayores fueron bautizados en la Arrixaca (Murcia) y recibieron los nombres de Fernando y AI fonso, en recuerdo de sus padrinos, el rey de Castilla (Fernando III el Santo) y su hijo el infante don Alfonso (después Alfonso X el Sabio). EI tercer hijo no se con virtió hasta muchos años más tarde. Doña Elena murió pocos años después de la aparición de la Santísima Cruz y, como don Vicente (Abu Zayd) parecía que se guía su secta viviendo muy profanamente (Zurita), a instancias del obispo de Zaragoza, don Sancho Aho nes, contrajo matrimonio en 1236 con doña Dominga López de Arenós, de la cual tuvo una hija llamada Alda Fernández.16 En definitiva, Abu Zayd es uno de los rarísimos ca sos en que la conversión acabó por dar claras muestras de ser sincera, al acompañarla con las prácticas piado sas más evidentes. EI 22 de marzo de 1236, o sea, a los siete años de haber sido expulsado de Valencia, se con vierte al Cristianismo, toma el nombre de Vicente y se llama ya en latin «REX VALENTIAE» y«NEPOS» (`nieto) del emir de los creyentes Abd al-Mumin; reco noce como pertenecientes a la nueva diócesis de Segor be todos los territorios que estaban bajo su nominal se ñorío y se somete a la jurisdicción del nuevo obispo.t^ También tenemos que, continuando adelante, Exi men o Pérez de Arenós, caballero del rey Jaime l, casó con una hija de Zeit Abu Zeit (el savyid Abu Zayd), lla mada Alda, recibiendo del moro como donación la pla za de Castalla (Alicante). Cuando las huestes del rey Jaime Ilegaron a estas tierras, no hubo lucha porque el castillo ya estaba en manos cristianas. Pero al rey le in teresaba la posesión de la fortaleza, razón por la que hubo de pactar una permuta: a cambio de Castalla, el rey entregó al matrimonio las plazas de Villamarchante y Cheste (Valencia), por acuerdo firmado el 10 de septiembre de 1251. Lo curioso del caso es que en Cheste, residencia del singular matrimonio, aparece como Patrona Nuestra Señora de la Soledad Gloriosa, es decir, la misma devoción que tenemos en Castalla. Esta coin ridencia hace suponer al Sr. Valdés que la Soledad Glu riosa bicn pudicra ser abogada de la familia Pérer de Arenós, que la Ilevó a las poblaciones de su señorío. ^^ Todavía podemos precisar más sobre esta familia, pues, según los historiadores de Caravaca, los dos pri meros hijos de Abu Zayd y de Ayla fueron bautizados en Caravaca juntamente con su madre. El primero, Zayd Mahomad, Ilamado Fernando Pérez en el bautis mo, murió en Valencia en 1262 sin dejar sucesión. Su hermano, Aly Zayd, llamado en el bautismo Alfonso Sánchez, murió tyambién en la ciudad del Turia en 1272, igualmente sin sucesión. El tercero de los hijos de Abu Zayd, Ilamado Zayd Edrín, cambió dicho nombre por el de Pedro al convertirse, y tenía dos hijos al escribir su padre, el ex-rey de Caravaca, al Papa Urbano IV, en 1262.19 Y, por lo demás, parece que Abu Zaid, ahora Vicente Bellvís, murió en 1270, ya que Cuenca asegura que nació el 3 de mayo de 1188; se convirtió al Cristianismo el 3 de mayo de 1232 y murió el 3 de mayo de 1270.20 Al parecer, murió en las cercanías de Cuen ca, en la Torre de Abu Zayd, posteriormente conoci da como Torre del Aceite. Una vez expuesta someramente la biografía de Abu Iayd, vamos a señalar la permanencia de esta figura en nuestra Fiesta de Moros y Cristianos, especialmente en el acto denominado El Despojo o Conversión de! Capi lún Moro al Cristianismo. Y comenzamos aduciendo la definición que del mismo da Adolf Salvá i Ballester2l: «El Despojo vol dir conversió dels moros al Cristianis me; es un acte, a banda de lembaixada, que es repre senta al darrer dia de festes. Es un monólec curt i en ti^ers. El moro dubta de la veritat de //ur creença vista /u i^ictoria obtesa pels cristians; un angel se !i apareix i li diu que la llei de Deu es !a bona , amb el qual Ja re nuncia de la seua i demana el baptisme. Es veu repre sentar aquest acte a Bocairent, Banyeres ho copiá i Fontanars més modernament.» Pero después, al tratar de Bañeres, el mismo autor manifiesta que este pueblo posee una relación a San José, resultando que «aqc^est acte es identic a la Conversió (Despojo) de Bocairent i no sabem quin sia copia de 1altre.»22 En esta cuestión, he de manifestar que el autor del parlamento del Despojo, que se recita ante la imagen de Jesús Crucificado hacia el final de la Fiesta de Moros y Cristianos, es del famoso médico, poeta y festero Juan Bautista Pastor Aicart, natural de Benejama y residente en ella gran parte de su vida. Fueron sus padres Olega rio Pastor Belda, natural de Bocairente, y Rosa Aicart Palanca, natural de Valencia. Por su parte, Olegario fue Bachiller en Teología y Licenciado en Medicina, lo cual explica que su hijo, el Poeta Pastor estudiara Medicina y Cirujía-en la Universidad de Valencia, practi^ando después la medicina en su pueblo natal de Bene jama, donde estuvo destinado su padre y nació él. Y aparte, Olegario tenía seguramente un hermano Ilama do Juan Bautista Pastor Belda, que fue sacerdote y or ganista de la Catedral de Valencia. Esto explicaría que estuviese muy relacionado con el Poeta Pastor, así como otros sacerdotes bocairentinos. Por estos datos y por resultarme extraña la denomi nación bañerense de Relación a San José, he consi derado bocairentino este parlamento de Conversión del Moro al Cristianismo ante la imagen de Cristo Cru cificado. Además, el 23 de agosto de 1885, la impre sionante imagen del Santísimo Cristo fue bajada desde su Santuario a la villa en busca de remedio para la mor tíf^ra epidemia del cólera morbo asiático, que en gran manera estaba diezmando a los vecinos, permanecien do en la población hasta el 13 de septiembre, en que fue de^ uelta al Santuario. Y fue en este día cuando prendió la i^lea de modificar el camarín y renovar el prebiterio, pr^5ididos por la venerable imagen de Juan de Sales, del siglo XIV; por eso, debió ser a partir de entonces cuando los Moros y los Cristianos, que subían al San tuario el 5 de febrero de 1849, se introdujera la recita ción del Despojo ante Jesús Crucificado. Como este parlamento, aparte de Bocairente y Bañe res, se recita también en Benejama, Villena, Fontanares y Ayelo de Malferit, recitándolo el propio Poeta Pas tor en su pueblo natal, por su condición de Embaja dor Moro festero, resultaría de gran interés poder ave riguar el año en que lo escribió y para dónde, al igual que cómo llegó a las diferentes poblaciones que lo de claman. Particularmente, opino que el Poeta Pastor esrribió un auto patriótico titulado La Cruz y la Media Luna, obra que desconozco, pero sospecho que dicho parlamento pueda hallarse en ella y, posteriormente, el propio autor fuese obsequiando con él a los pueblos re lacionados con él y la propia fiesta. Sin embargo, re cientemente, Juan Bautista Pastor Valdés, hijo del poe ta de Benejama, parece ha manifestado, según mis noti cias: «El Despojo de mi padre es oriundo de Bañeres». Y concluir señalando yue es el Despojo una preciosa plegaria en la yue se nos enseña que debemos despojar nos del moro que todos Ilevamos dentro. Este acto tiene lugar a continuación de la Santa Misa, e incluso considero que es apto para ser incrustado de Ileno den tro de la Liturgia y debiera tener lugar dentro de la Eucaristía, después de la lectura del Evangelio, para que cobrara toda la importancia que tiene. E incluso, como asesor religioso de UNDEF, desearía ver propa garse la realización de este acto a un mayor número de poblaciones de las que lo realizan actualmente. Francisco VAÑÓ SILVESTRE, pbro. Alcoy, marzo de 198.3 NOTAS (I) ANWAR G. CHEJNE, Historia de !a España musubnana, Madrid 1974, p. 85. (2) Ibid. (3) AMBROSIO HUICI MIRANDA, Historia musulmana de Valenc•ia y su región, vol. 111, Valencia 1970, p. 227. Consideramos útil consignar la lista de los emperadores almohades en esta nota, para ayudar a comprender la as cendencia real de Abu Zayd. Son: Ibn Tumart (1121-1130), Abd al-Mumin (1130-1163), Yusuf I(1163-I184), Yaqub (1184-1199), Muhammad (1199-1213), Yusuf 11 (1213-1223). (4) Ibid., PP. 227-228. (5) /bid., PP. 228-229. (6) EI miembro más importante de esta familia fue el conocido por las crónicas cristianas como el Rey Lobo (m. 1172). (7) ANWAR G. CHEJNE, Op. cit., p. 85. (8) AMBROSIO HUICI MIRANDA, Op. cit., p. 229. (9) Ibid., p. 230. (10) Ibid., p. 331. (I I) JOSÉ SANCHIS I SIVERA, Preparativos para la con quista de Valencia, publicado en La Diócesis Valentina. Nuevos estudios históricos, Valencia 1922, p. 61. (12) ANWAR G. CHEJNE, Op. cit., p. 86. (13) JOSÉ SANCHIS 1 SIVERA, Op. cit., p. 62. (14) LEONARDO MAYOR IZQUIERDO, La Cruz de Carava ca, Madrid 1967, p. 35. (IS) Ibid., p. 17. (16) /bid., p. 41. Sin embargo, José Sánchis i Sivera, en la obra citada en la nota número I1, manifiesta, en la nota 1 de la página 59, que lo que está probado es que (Abu Zayd) se hizo cristiano, sin que se sepa cuándo, convirtiéndose tam bién su hijo Zayd Edrín y dos nietos, que vivió en Zaragoza demasiado a lo moro, logrando a duras penas el obispo que se casara y viviese a lo cristiano, y que en documento fechado en Teruel el 22 de abril de 1236, aparece su nombre cristiano por primera vez: «Nos Azeyt abu Zeyt vel potius Vincentius Rex Valentiae». (17) AMBROSIO HUICI MIRANDA, Op. cit., p. 233. (18) JOAQUÍN BARCELÓ VERDÚ, Santiago y la Fiesta de Moros y Cristianos, Alicante 1982, p. 135. Manifiesta en esta obra que recogió estos datos de Emilio Valdés, Cronis ta Oficial dc Castalla. (19) LEONARDO MAYOR IZQUIERDO, Op. c•it., p. 41. 1 -0) Ibid., p. 34. (21) ADOLF SALVA 1 BALLESTER, Bosqueig Históric• i Bi bliogrdJic de les Festes de Moros i Cristians, Alicante 1958, p. 37. (22) /bid., P. 129. C OMP A R SA D E ESTU DI AN T ES ABANDERAUA Paquita Morán González Festera de Honor: Presidente: Vice-Presidente: Secretario: Vice-Secretario: Tesorero: Delegados en Junta Central: Uele^ados Comisión Guerrillas: Vocales: VICTORIA EUGENIA GARCÍA CASÁIVEZ ANTONIO MIGUEL LUCAS DÍAZ JOSÉ VERA JUAN JOSÉ MARTÍNEZ RIQUELME JOSÉ JOAQUÍN GRACIA BARCELÓ TOMÁS PAYÁ BARRACHINA JOSÉ MARTÍNEZ RIQUELME LUIS VILAPLANA GONZÁLEZ JOSÉ MANUEL AMAT NAVARRO JOSÉ VERA JUAN JUAN BELTRÁ CREMADES JOSÉ ANTONIO GONZALVEZ AMAT LUIS MIGUEL IBÁI^IEZ CARPENA FRANCISCO MARTÍNEZ RIQUELME JUAN JOSÉ MEJÍAS DÍAZ JUAN VERDÚ CORBÍ ABANUERAUA Y CAPI^ÁN INFANTILES Rosa Nlaría Rodríguez Camarasa y Luis Ignacio Ibáñez Hrrnández La nueva ley de armas y su incidencia en la Fiesta Este año, una nube inesperada ha ensombrecido nuestro panorama festero. La ya aprobada ley de ar n^as y czplusivos comcnrb su andadura el pasado mcs d^ cncro. Con cllu, y hasta quc sc nos dieran las instruc ciones precisas, nuestra Media Fiesta -celebrada en la festividad dcl Santo anacoreta-, por primera vez desde hacía muchos años, tu^^o lugar sin los tradiciona les disparos de arcabucería que acompañan la imagen del Santo a su ermita. Las perspectivas con vistas a los festivos días del mes de junio no eran demasiado halagiicñas si no se toma ban a toda prisa las medidas necesarias y oportunas. A pesar de esta pcrmisiva ^ituación de prórroga del sta tus actual, qur despu^s nos venía a decir yue hasta nueva orden se podían utlizar los arcabuces sin nin eún tipo de trabas y, por supuesto, sin licencia alguna, en estos momentos nos vemos en la imperiosa necesi dad de preparar todo aquello que es imprescindible pa ra, en su momento, legalizar la situación de las armas que se utilizan en nuestra Fiesta. Hasta aquí los hcchos. Pcro otra cosa es qué opina mos sobrc tal situación, que ha caído como un auténtico jarro de agua fría entre la gran familia de los pue blos de nuestro ^ntorno geográfico y festero. Nucstra Fiesta tiene una estructura básica común a todas las poblaciones yue la celebran, y de esa estructu ra forma parte lo que solemos Ilamar alarrlo o alurde, ^ es decir, Ías guerrillas con disparos de arcabucería y las correspondientes Embajadas o parlamentos. Estos ac , to^ son -sin duda, y a pesar de su no excesiva espectacularidad- la verdadera expresión de la tradi ción festera. Las Embajadas representan aquellos he chos históricos que la Fiesta quiere simbolizar, y n^e diante estas representaciones se quiere harer una reme moración de la historia de la población, una historia muchas veces cargada de ingenuidad y de un cierto espí ritu romántico, como es lógico en unas fiestas que tie nen su apogeo en pleno siglo XIX. Otra cosa es el alur do o disparo de arcabucería, que yueda unido desde el principio a esta conmemoración histórica, aunque su origen se debe -como ya es notoriamente sabido- a la antigua soldadesca de las diferentes poblaciones. EI u/urdo y las Embajadas son, pues, la auténtica ba se de la Fiesta de Moros y Cristianos. Por consiguiente, todas las trabas, todos los impedimentos que surjan respecto al disparo de arcabuces, de estas armas de tan ta raigambre festera en todos nuestros pueblos, tienen que incidir -como es lógico- en el desarrollo de una Fiesta tan tradicional y tan auténticamente popular co mo es la nuestra. Sin embargo, creo yue todo es facti ble, y yue se puede Ilegar a una situación legal por parte de los festeros en este aspecto de Iegaliración de las ar mas y consiguicntc pcrmiso dc disparo. Nucstra Fiesta, nucstra hcrmosa tradición, debe scguir adelante y desa rrollarsc sin impcdimcntos dr ninguna clasr y con ^^u más aut^nlica c^presión. José B. BLAI^I^;ti Aspectos socia l y cu l tura l de la Fiesta de Moros y Cristianos Para cualquier profano que desconozca la importan cia de la Fiesta de Moros y Cristianos, con todas las vi vencias que la misma Ileva consigo, esta fiesta parece solamente una manifestación folklórica arraigada en el Ic^ante español primordialmente y en algunos puntos de la geografía hispana, portuguesa e hispanoamerica na. Para los que la conocemos en todos sus aspectos y. la vivimos participando activamente como festeros o como simples espectadores, pero desentrañando todo lo que gira a su alrededor, la Fiesta de Moros y Cristianos es el más claro exponente de una alta labor social y cultural. ^Por qué tiene la Fiesta un aspecto eminentemente social? Pues porque en ella participa la mayoría de ha bitantes del pueblo y en su derredor florecen multitud de trabajos y artesanías que han generado verdaderos especialistas en las ramas del calzado, cuero, metal, adornos, trajes, turbantes, cascos, etc., etc. Porque la configuración en Comparsas o Filaes aúna, hombro cor^ hombro, a festeros sin distinción de rangos y abo lengos. Los festeros son solamente festeros y, una vez im estidos con el traje de sus respectivas Comparsas, nadie es más ni menos. Van juntos en la Fiesta el empresario y el trabajador, el intelectual y el artesano, el adinerado y el económicamente débil, de tal manera que se han dado casos, y yo conozco algunos, en los que un miembro de una Comparsa había acumulado méritos sobrados como para ostentar el cargo de Capi tán, pero, no siendo su economía boyante, se veía obli gado a declinar el honor por no poder costear todo lo que este cargo Ileva consigo; y entonces, imilagros de la Fiesta!, la Comparsa, como un solo hombre, se reparte el gasto de la Capitanía y costea al festero ejemplar to do lo que Ileva consigo el ser cabeza visible de uno de los dos bandos, moro o cristiano. !_a Fiesta la Ilevan a cabo los festeros, que con ello se di^ ierten y cumplen lo que está ordenado en unos esta tutus a la vez que transmiten a los espectadores su ale gría, su optimismo y su buen hacer. EI verdadero festero no vive la Fiesta tres días al año, la vive los trescientos sesenta y cinco días, pero durante esos tres se lanza a la calle como la flor que se abre en primavera y airea su color y su júbilo, contagiando a todas las personas de alrededor, y durante esos días visita centros benéficos, hospitales, guarderías, hogares de la tercera edad, etc., y tonifica a cuantos conviven con ellos unas horas. Pero hay más, y ahora tengo que personalizar toda vez que me estoy refiriendo a vosotros, los festeros elden ses. ^ Todos sabeis que el día 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, tiene lugar en Elda esa simpática re presentación del Tenorio Ilevada a cabo por el grupo artístico de la Junta Central de Comparsas. Permitidme que desde aquí rinda mi tributo de admiración _a ese gran actor desaparecido, el pasado febrero, que fue Don Antonio Juan Romero, cuyo papel de Doña Brígi da representaba con verdadera maestría. Descanse en paz este actor de gran talla. ^Por qué se representa este Tenorio? Pues para ayudar, con lo que se obtiene en ta quilla, a distintas entidades benéfico-sociales. ^Y qué decir de la Cabalgata de Reyes? Confieso, con verdade ra satisfacción, que todo lo que las Asociaciones o Juntas Centrales de Fiestas se proponen, suelen obtener un renombrado éxito. No es menor el aspecto culturaL Con la Fiesta de Moros y Cristianos se revive la historia, se rebusca en el acervo local y se rescatan para el pueblo aquellas parce las más nuestras, aquellos hijos más ilustres y aquellos hechos que ocurrieron dentro de nuestro suclo o en sus cercanías. Se recitan unas Embajadas en las que pode mos reconocer cosas muy particulares de las respecti^as poblaciones festeras y mantenemos ^ i^ a la llama dc las tradiciones. No me diga nadie que la pasión quita rl runorimicn to. Todas estas cuestiones y opiniones ahí están, nu las he inventado, otros ya las glosa ► -on con anterioridad ^^, a poco que sc rcparc cn cllas, ^crcis ^^íniu tudu I^^ qur ayuí digo es ^crdad. (onrepcií ► n (1l 1•:I2O COMPARSA DE ZI N GAROS ABANDERAUA Candelaria Sánchez Moreno Presidente: REGINO PÉREZ MARHUENDA Vice-Presidente: CAMILO VALOR GÓMEZ Tesorero: JOSÉ MARÍA ROMÁN CREMADES Secretaria: MARÍA TERESA RIVERA ESCRIBANO Vocales: JOSÉ ANTONIO MARTÍN RÍOS RAÚL PÉREZ LALIGA. RAMÓN NAVARRO PLA ANGEL VERA GUARWOS EMILIANO GONZÁLEZ MARTÍN JOSÉ MARÍA HUMARÁN NAVARRO VICENTE PÉREZ GALIANO ACACIA VERA GUARINOS SALVADOR CASÁÑEZ JUAN JOSÉ PASCUAL CASÁÑEZ BAÑÓN JAVIER RIVERA ESCRIBANO Cronista: JOSÉ ANTONIO SIRVENT MULLOR Delegados en Junta Central: CAM1L0 VALOR GÓMEZ SALVADOR CASÁÑEZ JUAN Delegados Comisión Guerrilla: JAVIER RIVERA ESCRIBANO JOSÉ PASCUAL CASÁÑEZ BAÑÓN ABANUERAUA Y CAPITÁN INFANTILES Arancha Román Romero y Mariano Rico Madrid E L RITO D E LA PÓLVORA Más que el rito del fuego, es el de una clase de fuego el de la pólvora, el que nos caracteriza a los valencia nos. Se dice que los chinos la inventaron y los árabes la introdujeron en España; lo que no puede discutirse es que los valencianos la adoptaron y les es consubstan cial. No hay manifestación festiva valenciana que no co mience o acabe con fuegos de pólvora, donde su ri to, de alguna forma, está presente, Ilámese mascletá o despertá en fallas y hogueras, cordá en las poblaciones rurales, cohete ofrenda, carretilla, palnteras, ..., en la Festa dElx, etc., y alardo o disparo en la Fiesta de Mo ros y Cristianos. De la influencia musulmana en tierras valencianas nos han quedado muchas cosas, pero quizás ninguna nos caracteriza tanto como la afición a correr la pólvo ra, que ya no hacemos como los jinetes moros a galope de caballo y disparando las espingardas al aire. La fun ción de la pólvora en la Fiesta estriba en el fragor que produce; sólo el ruido y estruendo es lo apreciado. Los disparos de arcabucería son esenciales en la Fies ta de Moros y Cristianos; es más, han sido su origen, causa de su evolución, y son uno de sus elementos pri marios, junto al color, música y movimiento. Han sido su origen en nuestra área, porque sabido es que la Fiesta es una evolución de la soldadesca, com parsería festiva muy en boga en los siglos XVII y XVIII, que, imitando a la milicia, realizaba funciones de acompañamiento y rendición de honores con descargas de arcabucería. Ese acompañamiento solemnizando la procesión del Patrón con disparos -que ha sido su función inicial en la Fiesta- está aún vigente en mu chas poblaciones: Castalla, Villena, Petrel, Caudete, etc..., y lo estuvo en Alcoy hasta 1.876, año en que el disparo se refundió en un solo día y dejó de acompañar a la procesión. La actual fiesta de Yecla a la Purísima no e^ más que una soldadesca. La arcabucería, en cierto modo, es causa de la evolu cibn de la soldadesca, pues cuando la soldadesca -yue usaba y aún usa donde existe un traje único con sólo al gún detalle diferencial- se vistió en parte a la usanza mora y la otra a lo cristiano (eso había ocurrido ya en Alcoy en 1.668), empezó a arcabucearse entre sí belico samente con ardides de guerra (como dice la Célebre centr^ria, de Vicente Carbonell, editada en 1.672). Se estaba transformando una función de acompañamiento para solemnidad, en una función de movimientos gue rreros que acabaron por necesitar un símbolo sobre el que disputar -el castillo-, que apareció en época im precisa en las distintas poblaciones, en Alcoy, proba blemente, no antes del último tercio del siglo XVI[l. Todo esto Ilevó de la mano a un parlamento previo a la función de arcabucería, lo que originó las Embaja das, probablemente no antes de principios del siglo X1X; la más antigua de que se tiene noticia en Alcoy es tá editada en 1.833. De esta forma, la Fiesta se fue con figurando como la celebración y representación de un he^ho de la Reconyuista, bien exaltando algún episodio local, o dándole carácter de generalidad, todo lo cual se produce cuando las clases cultas proyectan su influencia sobre un fenórneno popular festivo. Por todo eso, la pólvora es uno de los elementos fundamentales de la Fiesta, me atrevo a decir que el funda mental, aparte, claro está, de sus valores religioso espirituales, porque la función de la pólvora separa a la Fiesta de un carnaval. Recuerdo que una vez la artille ría de Villajoyosa fue a los carnavales de Niza, años ha, y aquello no encajaba y no encajó porque era una amal gama de factores excluyentes: el fragor del estruendo de la pólvora y la contemplación tranquila del espectáculo del carnaval. Podemos, pues, afirmar que una Fiesta de Moros y Cristianos sin pólvora es como un baile sin música o una flor sin aroma, es nada, por no decir otra cosa peor. Por eso, la prohibición de disparo en las poblaciones por la Real Cédula de Carlos III en 1.771 fue un serio peligro para las entonces jóvenes Fiestas de Moros y Cristianos, que sólo la tesonera voluntad de los pueblos en defensa de sus tradiciones logró superar. Y por eso supone ahora un grave peligro para la Fiesta el Regla mento de Armas de 1.981, que prohibe el disparo de ar mas de avancarga (arcabuces y trabucos) fuera de los polígonos de tiro, y cuya aplicación se halla suspendida hasta nueva orden, gracias, entre otros, a los esfuerzos de la UNDEF. Pero el peligro suspendido, si no se remedia, es un peligro inminente. José Luis MANSANET RIBF;S Ca^a y Cru^ Se observa claramente yue en torno a nuestra Fiesta ^ie Moros y Cristianos hay diversas vivencias. Pero en dos se resumen, abreviando el esquema, ^ todos los festeros ^aben en una de ellas. Unos se la imaginan ^omo una Dulcinea, dama de gran alcurnia ^ probada nobleza, ^ proclaman su fama, pregonan su belleza, ,alvaguardan su honra _^ defienden su médula. Otros, por el contrario, ^asi la consideran ^omo una Maritornes ^asquivana y coqueta, ^^ buscan sus favores de ocasión pasajera, con modales furtivos ^ mezquina destreza. Éstos la valorizan la sirven de veras ^on el alma y corazón ^ voluntad abierta, para que impere el orden, la gente se divierta, los festeros se luzcan ^ resulte perfecta. Aquéllos, sin embargo, muy poco se interesan } apenas les importa la simple periferia, tan sólo se afanan de afirmar su presencia, de apurar el momento ^ exprimir la peseta. Los de acá se desviven por mantener su esencia, defender sus valores cuidar sus maneras, procurando indagar los actuales problemas, los peligros futuros y raíces auténticas. Los de acullá se mueven y solamente piensan en el aquí y el ahora de la fila primera, procurando que el yo resalte en preferencia, dominar el cotarro y lucir la pechera. Como dato curioso, alguna vez se encuentran en la misma persona tan contrarias tendencias. Talcs son las dos caras de la misma moneda, yue corrc por los pucblos quc celebran la Fiesta. Salvador UOMh:NECH LLORÉI^ C O M P A R SA D E C O NT R A B AN DI S T AS ABANDERAUA L^iw-a Amat Galiano Presidencia: VICENTE VICENT VIDAL JOAQUÍN PUCHE IBÁÑEZ ERNESTO GONZÁLEZ PÉREZ Delegados Secretaría: ANTONIO X1MAT SÁNCHEZ MANOLO MORANTE ESQUITINO FRANCISCO VERA BELTRÁN Delegados Tesorería: JUAN ESPAÑOL VIDAL Delegados de Rifas y Lotería: JUAN SÁNCHEZ MIRALLES Delegados de Cuartelillo: JOSÉ NAVARRO ESTEVE BERNARDO REQUENA SÁNCHEZ RAMÓN RICO MOLERO JOSÉ MALL)vBRERA PÉREZ Delegados de Actas y Cobros: ALBERTO GALIANO SANTOS FRANCISCO GANDÍA LÓPEZBERNARDO REQUENA SÁNCHEZ Delegados de Carrozas: ALBERTO GALIANO SANTOS JOSÉ GONZÁLEZ VERA FRANCISCO SIMÓN LÓPEZ Delegados Junta Central: ANTONIO AMAT SÁNCHE7. - RAMÓN RICO MOLERO Delegados Guerrillas: FRANCISCO MUÑOZ PINA-JUAN SÁNCHEZ MIRALLES ABANDERADA Y CAPITÁN INFANTILF,S Gema Puche Herrero y José Navarro Pascual R ep o bl ación de l R ei n o d e Va l e n cia d es p ués d e l a ex pul sió n d e l os m oriscos Las fuentes de este trabajo tienen su génesis ert la búsyueda y hallazgo de documentos, memoriales, ^ar tas pueblas, sumarios, censos y noticias varias, en los archi^os del municipio de Valencia, en el general del Reino de Valencia, en el de la Corona de Aragón, en el de Simancas ... Pregonada la expulsión el 22 de septiembre de 1609, y apenas transcurrido un mes de la drástica }• eficaz me dida, con una ilógica actitud, el 27 de noviembre del mismo año, se ordena, por pragmática, a los señores la repoblación y siembra de los lugares }• campos de los moriscos expulsados en el plazo de diez días, y si no, acreedores pueden entrar a sembrar la tierra. E1 plázo tuvo que ampliarse en sucesivas órdenes: la del 15 de di ciembre de 1609 y la del 8 de enero de 1610. Pero la ino perancia de las cridas continuó durante bastante tiem po, debido a dos principales causas: los expulsados re presentaban el 35 0?o de la población, y este número no se podía improvisar; y, en segundo lugar, las dificulta des aportadas por los señores que se oponían a las condiciones exigidas. Las cridas se suceden sin resultados positi^^os, da dos los intereses opuestos de los seitores y de los acrec dores censalistas, repercutiendo todo ello sobre el in tento de asentar a los nuevos colonos, que tienen que soportar cartas pueblas de cláusulas leoninas. Todo cllo moti^^a una serie de protestas que obliga ba a contínuas inspecciones y subsiguientes modifica ciones. Protestas que algunas veces alcanzan lo que hoy Ilamaríamos conflicto laboral. Así lo deducir»os por el informe o carta que el Marqués de Caracena da el 17 de diciembre de 1610 en lo tocante a la siembra de las tie rras del Reino de Valencia: pagan el diezmo por prag mática del año pasado sobre siembra, para ayudar a pa gar censales, pero han resuelto no sentbrar ogaño si no hay garantías de que no los han de volver a pagar, ni ser ejecutados por deudas de los señores de las tierras ... A todo ello se contesta que, advirtiendo el peligro de no sembrar, con la aparición de hambre }^ miserias, no te niendo los censales con qué cobrar y los seitores ron qué pagar, se debe transigir de momento. Cárgue^c a lu sum^t la mitad de los diczmos o alguna otra cosa para ayudar a pagar los censales, y pregonar yur los lahra dores reciben de los señores el cumplimiento de lo arn tadu . l.a Administracibn Ccntral no dcsransa, ^^u intcn tu d^ una ordcttación racional para la rep^^hlariítn apa rece de manifiesto por una serie continuada de consul tas y juntas; atentos a los menores detalles y posibles pelieros. Vemos en documentos correspondientes que tratan dc la repoblación de los sitios de moriscos en Va lencia, intentando evitar el peligro de acaparamiento de lugares y tierras por la gente adinerada. EI problema de la repoblación es difícil y se intenta salvar el prestigio de los señores, aliados y apoyo de la Corona; deseando además salvar algo de la precaria eronomía ^^ dar solución al asunto de los censa/es, que tan fuertemente pesaba sobre todo el problema de la re población. En las condiciones de casi todas las cartas pueblas, suclen figurar los siguientes pagos a cargo de los pobla dores: a) sexta, octa^a y novena parte de los frutos; b) diezmos; c) tercio diezmo; d) primicia; e) percepción feudal. En casi todas se observa la tendencia a consolidar el asentamiento de los nuevos pobladores, obligán doles a una residencia personal y contínua durante un determinado número de años, aceptando las ausencias por motivos justificados, bajo advertencia de pérdida de todos los derechos. Otra cláusula era la prohibición de las transferencias y acumulación de varias casas en una sola cabeza, evitando especulaciones. Las listas de repobladores unas veces están en castellano y general mente en valenciano. PROCH:UEtiCIA DE: LOS RI•:POBLADORI^:S EI señor Danvila, en su colección de conferencias, páginas 334 y 335, afirma que de los Pirineos bajaron ocho mil pobladores y siete mil fueron de Catalui^a. El reverendo Boronat }^ Barrachina afirma que, para repoblar Le^ ante, ^ inieron por mandato real 8.000 per sonas de los Pirineos, 7.000 de Cataluña, 7.000 de Aragón, }^ pueblos enteros de Mallorca. Otros autores in dican un número de repobladores de origen franct^. Pero el doctor don Juan Reglá dice que de la pragmáti ca de Felipe IV del 28 de septiembre de 1622 se despren de que la repoblación de la región valenciana fue Ileva da a cabo en gran parte por los mismos cristianos vie jos, que abandonaban sus lugares de origen para esta blecerse en las fincas antes habitadas por los moriscos, siendo pequeña la aportación exterior. Y así lo comprueba el autor del que se toman estos datos.t En las cartas pueblas de Alfara y Catadau, en que ca da uno de los setenta y seis repobladores Ileva su ori gen, sólo aparecen cuatro franceses, un aragonés, un castellano y un lusitano. Desgraciadamente, las cartas pueblas son pocas las yue Ilevan datos completos refe rentes a la procedencia de los repobladores. Según ellas, resultan las siguientes procedencias: de la baronía de Pego, los que fueron a Adzaneta y Fa^ ara; de Onda, los que fueron a Artana; los de Ayodar vinieron de Go della; los de Algimia vinieron de Aragón; de Játiva pro cedían los que fueron a Torrente, Anahuir, Corbera, Poliñá, Fortalén y Riola; a Fuentes vinieron de Gode Ila; uno de Barcelona y otro de Manacor, a Alcalalí. A Sagra fueron cinco de la Mancha, uno de Navajo, dos de Valencia, tres de Lorca y dos de Muchamiel. A Cau dete, cinco de Penáguila, dos de Torrente y dos de Oli ^a. A otros sitios fueron mallorquines. En una carta del ;Vlarqués de Caracena, virrey de Va lencia, que remite a S.M., señala el inconveniente yue se ,igue de que la gente pobre yue servía de trabajado res y braceros a gente rica y moros de los lugares de Va lencia yue no se han despoblado, los desamparan y se van a repoblar los sitios que dejaron los moriscos rzpulsados, dejando sus villas que corren el peligrc^ dr de^poblarse y perderse. Utilizando el estudio de la señorita Adelina Ballc,trr sobre la región dc Gandía y los pueblos de Beniopa, R^al, Benipeixcar, Alquería, Nova y Benirredrá, vemo, que la aportación humana de repoblación es bastante local. Gandía contaba con seiscientas casas de cristia nus viejos en el momento de la expulsión; en 1646 sólo tenía trescientas setenta y una casas. Además, los ape Ilidos de la ciudad los vemos repetidos por toda la re gi^n, que había yuedado prácticamente abandonada en su totalidad con motivo de la cxpulsión. Si Ilcgó alguna minoría exterior, fue también de apellidos valencianos. Sin embargo, hay constancia, en otros lugares, de algu nos repobladores extraños a la región. Don Joaquín (^taestre, en su obra afirma yue las poblaciones de Or ba, Rafol dc Almunia y Tárbcna fueron rcpobladas por gcntes venidas de Cataluña y Mallorca. Sobre los origi narios de Mallorca, leemos en un documento fechado en 1622 yue unos mallorquines, yue el 26 de noviemhre dr 1611 vcnían hacia la Pcnínsula a rcpoblar, fueron ahresados cn cl mar por los turcos. Ln cuanto a los numerosos pucblos valcncianoti dc hahla castcllana quc scrían rcpoblados por familiati pr^^ccdcntcs dc rcgioncs castcllano-hablantcs, el autor dc la tesis doctoral no aclara bien este punto. Dice que fuc con el advenimiento de los Borbones y la supresión d^ los Fueros valencianos la expansión castellanizante, quc pronto dominaría entre la nobleza y la media y al[a burguesía. Los primeros pobladores serían los braceros que no tenían tierras de su propiedad, o los cristianos viejos que con las nuevas tierras querían mejorar su situación. EI padre Fonseca, un fraile dominico, dice lo siguien te: se marcharon los moriscos, quedando las casas deshabitadas, las tierras despobladas y sin quien las pu diese cultivar. Es verdad que se trató de repoblar los lu gares como en Valencia, Játiva, Gandía y muchas otras partes por ser la tierra buena y fértil. Por ello, muchos habitantes de Valencia dejaron sus oficios mecánicos de sastres, zapateros y otros, para hacerse labradores. De las disposiciones establecidas para la repoblación a favor de los propietarios, de realengo, de órdenes reli giosas y de señor, se desprende que las condiciones impu^stas a los nuevos pobladores, sea el lugar que fuese, tendían principalmente a resarcirse de las pérdidas teni da^ con la resolución de expulsar a los moriscos. Para ber^eficiar a los propietarios, la dureza de las condicio nes establecidas convierten en siervos a los nuevos po bladores. Aparecen documentos en los que se observa cómo los nuevos habitantes se niegan a pagar los numerosos impuestos que les dejan arruinados, y si los aprie tan, amenazan con irse. E^n lo tocante a Petrel, repoblada por gente de Jijona en número de sesenta, y de Alicante y Elda, en carta del ohispo de Orihuela, dice: No acepta excusa de expul si(^n en lo tocante al pago de los censales, dotaciones a la rectoría y fábrica de la iglesia. Todo tiene que salir a ^osta de los nuevos pobladores (otros autores dicen qu^ repoblaron Petrel habitantes de La Hoya de Casta llal. 7crmina escribiendo el señor Torres Morera. Con clusión: Las cartas pueblas por las que se rigen los procedimientos y circunstancias de la repoblación son todas ellas una serie de capitulaciones, intentando re sarcirse, a costa de los nuevos pobladores, de toda la quiebra económica que les ha producido la expulsión. Los interesantes datos que en meritoria investigación nos aporta don Juan Ramón Torres, detallados aquí, motivo del presente artículo, nos dejan perplejos en un punto: el referente a las numerosas localidades valen cianas que hablan en castellano. Procuraremos aclarar esto, según el criterio y los conocimientos del asunto por parte del infrascrito. Con motivo de la expulsión de los moriscos en el Rei no de Valencia en el año 1609, cuatrocientas cincuenta y tres localidades de la región quedaron despobladas. Ya hemos visto que la repoblación fue difícil y lenta, además de querer cargar a los nuevos pobladores los quebrantos de la ruína para la agricultura, motivada por aquella cruel medida contra los valencianos islámi cos; también eran costosos y difíciles los viajes enton ces, y habían de viajar los aspirantcs a ocupar las tierras abandonadas por las víctimas de la expulsión. No exis tía el ferrocarril, los caminos eran malos y los transpor tes deficientes. Pero muchas poblaciones fueron repobladas por familias castellano-hablantes y, como es natural, siguen hablando en castellano. Este fenómeno se produjo, por lo general salvo pocas excepciones, en las localidades si tuadas en el cinturón del Reino de Valencia, limítrofes con las provincias castellano-hablantes de Murcia, AI bacete, Cuenca y^l^eruel. Dada la proximidad de los lu gares que hablaban en castellano, habitantes de aqué Ilos visitaron las tierras y casas abandonadas en virtud de la expulsión, y se instalaron allí los que lo prefirie ron; por esto, dichos pueblos, situados en el cinturón del territorio valenciano, son todos castellano hablantes. No sé si hay alguna excepción. Así es que, por ejemplo, las localidades de la Vega Baja del río Se gura, las de los valles de Ayora y Cofrentes, como así también la zona de Requena y Utiel, hablan castellano. Deberemos añadir también que cl decreto de expul sión afectaba a todos los moriscos del Reino de Valen cia, menos el seis por ciento, que yuedaría en los luga res que habitaban. Entre estas excepciones, habían mu chos yue deseaban marcharse con sus compañeros, nu querían quedarse sólos aquí entre tanto enemigo. En Novelda, Fclipc Campos, yuc confcsaba y comulgaba, y tcnía licencia para Ilcvar armas, quiso también ^m barcarse, y, para quc no sc lo impidicran, huyó disira zado dc mujer. En Aspc, había un musulmán rico, ami go dc los cristianos; manifcstó su interés por marcharsr a Argelia, y su señor lo retuvo por la fuerza. EI conde de Elda obligó a veintiocho casas de su baronía de Pr trel, ya embarcados, a regresar a su pueblo, como así también se interesó por la permanencia de muchos dc Elda. Decía que si en Albatera quedaban cuarenta casas (bastante más del 6 010), también podrían quedar treinta y dos en Elda. Sin embargo, varios de éstos volvieron a embarcarse poco después. A veces se produjo otra clase de inconvenientes: al gunos no querían marcharse por miedo a los ladrones y foragidos de los caminos, que asesinaron a varios moriscos para robarlos. En la Carta de Población del Señorío de Elda, publi cada en valenciano el 11 de septiembre del año 161 1, corregida y completada el 21 de octubre de 1612, documento que se conserva en el archivo municipal de dicha ciudad en el libro Processo a la señoría directa, folios 150-169, dada por don Antonio Coloma Calvillo, con de de Elda, al final de la misma, existen relacionados ciento treinta y ocho vecinos habitantes de la pobla ción. Entre ellos, sólo aparece clara la procedencia de cuatro moradores: dos de Villena, uno de Agost y uno de Gandía. Como en los demás territorios abandona dos, la repoblación fue lenta y difícil; la entonces villa se halló estacionada, desde poco tiempo después de la expulsión, hasta 1646, con unos ochocientos habitan tes. En la segunda mitad del siglo fue cuando creció el pueblo, recuperando los habitan[es que tenía antes del éxodo de los moriscos el año 1609. Pero en esta ciudad se habla en castellano, a pesar de sus límites con los pueblos inmediatos de Petrel, Monó var y Novelda, que los tres vienen expresándose en va lenciano. Parece evidente que la mayoría de los repo bladores procederían de regiones castellano-hablantes. Lo mismo sucede con Aspe y Monforte en la provincia de Alicante, que por igual causa hablan también caste Ilano. ^ En el texto del presente artículo aparecen !os térmi nos censales yrealengo , que conviene aclarar por si duda e! lector de! significado. CENSALES Censal era la pensión anual satisfecha por determina da persona y sus sucesores, en virtud y como justa re muneración de un capital recibido. Una especie original de gravamen sobre la tierra propiedad del que había recibido el capital o de sus herederos. Una forma particu lar de hipoteca. El que adquiría la deuda, obligándose al pago de la pensión, se denominaba vendedor o censatario; y el que daba el dinero o el valor y adquiría el derecho a percibir la pensión, se llamaba comprador o censalista. Este asunto de los censales estaba ordenado en el de recho catalán, con aplicación también al Reino de Va lencia. REALENGO En tiempos de la Reconquista y en época posterior, se llamaban de realengolos bienes pertenecientes al pa trimonio del rey, con potestad, por una parte, sobre las personas, cosas y territorio; y, por otra, dichos bienes estaban sujetos al pago de contribuciones, que consti tuían el verdadero dominio del rey. En Cataluña, don de duró mucho tiempo la organización feudal, en tiem pos de Pedro IV, en que había disturbios, fueron mu chos los que suplicaron se les emancipase de los señores para pasar a ser siervos del rey (realengo). Entonces, en todos los reinos de la Península, por la decadencia de la nobleza, fueron reintegrándose en par tc los bienes al realengo, y se dio lo correspondiente a los tnunicipios, desligando ya lo que Ilamaríamos el pa trimonio de la nación y los bienes particulares del rey. Las Cortes extraordinarias del 6 de agosto de 1811 urtificaron definitivamente la condición de realengo y los señoríos para que pasaran a la nación. Posterior mente, se determinó que todos los terrenos indicados los vendieran a propiedad particular, salvo pocas ex cepciones. Durante el reinado de Isabel ll, dictaron una ley en la que se puntualizó el canon que debían pagar los poseedores de terrenos que antes habían sido de rea lengo. NOTAS ( I) Los datos consienados corresponden a D. JUAN RAMON TORRES MORERA, publicados en la re^ista SAITABI, dc la Facultad de Filosofía ^ Letras de la Uni^ersidad de ^a lencia. En tesis doctoral. José NAVARRO PAYÁ ^^^ ^^^ ^. ,. ^ Carta abierta ;Oye, forastero! Tú, que tal vez pretendes pasar clr ^rto poryuc, al prcguntar yué monumcntos y colccciu ^^^s de arte tencmos cn Elda, has hecho un gest0 CmIe ^^crplcjo y desilusionado al yuc tc contestaba yuc ayuí nc^ hay nada dc eso. ;Oyc! Tú, yuc cstás acostumbrado a impresionar tu ^^^tina y tu memoria con objetos palpables y cosas yue luego se puedan describir y comprobar. Sigue en tu em peño y no interrumpas tu camino. Si eres un hombre práctico, no vengas a Elda, porque Elda, que siempre ha sabido crear riqueza de la nada, es un lugar solamen te para aquellos que saben soñar. Para hombres con plena esencia de hombres. Para hombres, que, como dice Anaxágoras, estén hechos para mirar las estrellas. Porque Elda, en el centro del Valle, no tiene horizon tes infinitos y humanos, acotada por las montañas que la circundan y la guardan, su horizonte -digan lo que digan- sólo es el firmamento. Allá queda la lejana historia que la llamó casa de regalo. Ahí está el tesón de unos hombres que cuando el río les niega sus aguas, forjan una industria inusitada y que, de acuerdo con las teorías sobre producción y transformación de materias primas, estaba condenada al fracaso, pero que en Elda triunfó. Aquí está el resurgir de su economía frente a la crisis y demás zancadillas tan recientes. Y ahí estarán en el futuro los eldenses, con ilusión y con brío, saltando por encima de todos los obstáculus, para que Elda siga siendo el gran pueblo que su pueblo se merece y se gana cada día. Unos se sentirán absorbidos por su actividad econó mica y el bienestar que ello supone. Otros volcarán su a un forastero ilusión en los Moros y Cristianos, y pensarán que no hay otra cosa capaz de hermanar más a los hombres. Y, sobre todos, nuestro cielo azul, como el manto protec tor de la Virgen de la Salud, y los brazos abiertos y aco gedores del Cristo del Buen Suceso, porque ^qué mejor suceso se puede encontrar que el de venir a Elda alguna vez? Por eso, yo te digo, forastero, que no te pares en El da, porque si lo haces, no importa cuál sea tu credo ni tu opinión, ya nunca te sentirás a gusto en el camino. Una parte de tu corazón se quedará aquí y a cambio te llevarás, tal vez sin saberlo -Elda es así de generosa una parte del corazón eldense. Y siempre recordarás las marchas cristianas y moras cuando la primavera empiece a vestirse de verano. Y en el mes de septiembre no podrás evitar mirar al cielo, y cualquier estrella fugaz te traerá a la memoria la Alborada. Y siempre, ante cualquier circunstancia, el duende de tus pensamientos te dirá suavemente pero con firmeza y verdad: «En Elda se habría resuelto mejor». Oye, forastero, un pueblo es algo más que unos mo numentos, unos jardines o unos retablos. Te lo digo yo, que una vez fui forastero como tú, y que ahora, al casi serlo de nuevo, sé lo que ello significa, y siento desgarrarse mis sentimientos por no haber me quedado para siempre en este lugar al que siempre se desea volver. José A. SIRVE?ST ZÍNGARO MULLOR COMPARSA DE CRISTIA N OS ABANDERAUA Paquita Mira Verdú Presidente: VICENTE QUINTANILLA COLOMINA Vice-Presidentes: JOSÉ GAMBÍN ROCAMORA ALFONSO BROTONS ROMERO Secretario: PEDRO BLANES AMAT Tesorero: LUIS JAVALOYAS SEBASTIÁ Uelegados en Junta Central: JOSÉ GAMBÍN ROCAMORA (Rcina Victoria, 7) PEDRO BLANES AMAT (RcinaVictc^ria, 7) Delegados Guerrilla: JOSÉ MARÍA ESTEVE GUILL (Luis Batllía) Vocales: EMILIO GIMÉNEZ MONZÓ FIDEL SANTOS PIÑEIRO MANUEL GAMBÍN ROCAMORA JOS ĉ IBÁÑEZ MARTÍNEZ JOSÉ MARÍA ESTEVE GUILL Capitán 1983 PEDRO BLANES AMAT Abanderada 1983 PAQUITA MIRA VERDÚ ^ J^ ^ .C_ ABANDERAUA Y CAPITÁN INFANTILES María Adela Yáñez Amorós y Vicentc Busquirr Po^ cda EL CONDE DE EL D A, ALCALDE bE VILLENA Las aguas, las incompatibilidades (siglos X VI y X VII) Faustino ALONSO GOTOR Ati0 1535 PRIMH;RA H:SCRITURA Durante el siglo II1, concretamente en el año 1270, E1^1a a UIIIVaba las aguas ^illenenses dc la Fuente drl Chupu, cu^o usu por lus regantes de Villena y Sax fue causa dc frecucntrs liticius. En cl año 1535, reru^ióse la aljama de moriscos elden scs presididos pur rl huertano más notable de ellos, Juan Farach. En ella acordaron regularizar la litigiosa situa^iún ron el Concejo ^illenense, firmando una Es ^ritura de ^enta d^l agua dr la Fuente del Chopo, por la ^ual lus moriscos pagarían 80 ducados (880 reales de plata) anuales, más el derccho de Villena a retener el a:^ua durante cuarenta días.en casu de yue la necesitase y, raso rontrario y mu^ posihlc, dada la abundancia de manantiales en ^illena, la ccdrrían también a Elda obli,^ándole ísta a pa;^ar un suplemrnto de 400 reales, aun- yue cn al,^unus años de esrasez, como suredió en 1588, dicron lus rlclrnscs por esta atiua hasta I.500 rcalcs. AO 1628 - SF:GI^UA F:SCRITURA I^clipe lll, en 1609, decretó la e^pulsión de los moris ^u,. EI Condc de EIc1a acompañó a los suyos hasta de jarlos bajo el amparo de la autoridad turca, con el fin de, e^itar yue fuesen maltratados ^ robados por los foriiidos oportunistas. Estc singular hecho es dignifirado por los historiadores al tratar sobre tal episodio. l_a huerta de Elda se ^ io reducida en mano de obra y, en consecuencia, en cl culti^o de las tierras. Asimismo, surgieron las grandes dificultades para pagar al Rey los censos y préstamos hipotecarios por parte de los nobles terratenientes. Estos hechos dieron lugar a que Felipe III dictase una Pragmátira el 2 de abril de 1614, redu ciendo los censos a 12 dineros por libra o a^einte el millar (5 por 100). EI interés arostumbrado de los cen sos era, en Valencia, de 26 dineros por libra, y en Ali cante, el 24 por 100. EI 2 de diciembre de 1624, Gerónimo Hernández acu de a^illena en nombrc del Conde D. Juan Coloma Cal ^ illo, señor de Elda. Recibido por el Concejo y acogién dose a la citada Pragmática, plantea el litigio sobre la reducción del censo yue los eldenses ^enían pagando se ^^ún la Escritura de 1535 y aduce a la vez que aquella Es critura había perdido ^igor puesto que ya no existía la aljama morisca yue lo firmó, ni yue tampoco sus redu cidos regadíos necesitahan la misma cantidad de agua yue en ayuel entonces. Escuchado el emisario eldense, el Concejo de Villena optó por consultar al licenciado Juan Ferrer, abogado de la ciudad de Murcia, quien, una vez estudiada la Pragmática y la Escritura, expuso que uno y otro docu mento no ticnen relación alguna entre sí, puesto yue la lacritura c^ un contrato dc ^cnta y no un censo. En ;on^^^ucncia, cl Condc dc Elda qucda obligado a ^um {^lir con la anti^^ua Eacritura, la cual se puede ejecutar ^i nu pa^^an lo contenido en ella. EI litigio estaba iniciado. Pasados dos años, el Con ^cjo dc Villcna picntia Ilc^ ar cl plcito al Conscjo dc Ara _^ón. Lo prescnta al Gobcrnador dc Orihucla, yuicn ha ,:c una scntcncia dc rcmatc. Villcna libra una rcquisi ^uria para la justicia dc Elda con cl fin dc yuc ésta la {^onga en ejecución, la cual no solamente no se Ile^a a .aho, ^ino quc Elda prescnta otra rcyuisitoria contra los ^illcncnscs, aduciendo yuc ^stos Ics habían cortado ^I agua. Scgún cl Conccjo dc Villcna, esto no cra más yuc una maniobra para dititracr ^u causa antc cl goher ^rador dc Orihucla. 1-a importancia del litigio Ilega al Consejo de Su Ma iestad, que decide enviar al doctor Mora para reunir y mediar entre ambas poblaciones. EI 1 de diciert^bre de 1628, se entrevistaron los representantes de Elda y ViIlena en el lugar de Santa Olalla, hoy Santa Eulalia. Se hace una nueva Escritura y los eldenses logran rebajar ^I pago del agua de 80 durados de plata a 50. Sin em hargo, el agua de los cuarenta días sube el precio hasta ^00. Otra de las condiciones que se inscriben aquel día ^s la obligación de construir un malecón de cal y piedra {^ara empantanar las aguas de la Fuente del Chopo en el {^araje del Carrizal Blanco, con el fin de originar pastos {^ara el ganado. Este acuerdo de Santa Olalla, con el Conde, Justicia y Jurados de la Villa de Elda, fue apro hado por el Concejo de Villena con seis votos a favor ^ uno en contra. El ]0 dc diciembre de 1628 se firmó la nueva escritura de transacción, ante el notario del Rei no dc Valencia, D. Antonio Moya. EI malecón, cons truído para empantanar el agua a partir del 20 de octuhre durante los cuarenta días anuales a que tenía dere rho Villena, fue origen de otros nuevos pleitos, puesto que los eldenscs, desconformes, lo derribaron dos ^e res, cn 1634 y 1639; c incluso cn 1637 rompicron la pc queña balsa que desdc tiempo inmemorial tenían lo^ frailes agustinos cercana ^ dcpendiente de la Fuente dcl (^hopo, dondc incluso los villenrnscs solían pcscar. No obstante, las relaciones entre ambas poblaciones eran cordiales ^omo lo manificstan los tres siguientes acontecimientos: el t i dr octuhrr de 1fi31, cl Conccjo de Vi Ilcna cn^ ía un Rc,^idor con cl fin dc dar rl p^samc al (onclc por la murrtr dc su hcrmano, I). Antoniu Colo ma, Caneínieo dc Toledo ^ dc Cámara dcl Prínripe Car clcnal. Po^trriormcntc, cl 30 clc ^cpticmbrc dc 1632, cn ^í,ui du^ RrLidorc^ para darlc la rnhorahurna al Conclc hor cl nacimirntu dc ^u hiju. ti, finalmrntc, el 27 dr ahril c1r I(,i.1, prr^ia comunicaci^ín clcl Cc,nclc, cl (on crjo ^ illenrnsr tic acrrca a Elcla cun cl moti^ o dc dcrrlr rl ► ,^uabi^n pur ^I casamicntc^ c1r ^u hijo D. .luan ^lnclr^^^ C^,loma con Dña. I^ahcl l^rancitica Pujada^, nicta hrrc clrra clrl Conclc cl^ L^rn^a. ^^1O 1656 - ^ TF:R(I^:RA Ha(RI1l R:1 EI desastre financiero de la épora obligó a Felipe lll y Felipe IV a degradar la moneda varias ^eces. En 1642, se dictó una Pragmática por la cual los reales de plata disminuían su contenido en ésta y aumentaban en rl de cobre. Esto moti^ó un nuevo litigio en el cual los elden ses pretendían pagar cincuenta reales menos de la moneda no degradada, es decir, de la que venían pagando antes de devaluarse tales rcales de vellón. Tres años más tarde de esta polémica, cs decir, Ilegado el aiío 1656 y a consecuencia de la larga intlación esta[al, se reaviva plenamente el pleito entre ambas poblaciones. Uurantc siglos, el Concejo ^ illenense era presidido por dos Alcaldes Ordinarios; ayuel año, o^upaban este cargo U. Prdro ltiño y D. Cristóbal dc !^1crgclina ^ Mota. Fue estc último yuicn inició y protagoniió el nue^^o pleito co^^ Elda con el fin cie lograr la anularión dc la Eticritura ,icl 10 dr dicicmbrc dr 1628 v subir la pen^ión quc pagaha Elda. La moción presentada por cl señor Mergelina, rn el Cabildo dcl 25 dc julio de 1h56, sr basaba cn los punto^ sieuicntcs: - Los vecinos de Villena, singularmrntr los ganade ros, se venían quejando de que no merecían la pena los 50 ducados que cobraba Villena por un agua quc scría más beneficiosa si se empleara en los pastizales propius, y añadía que tales ducados se habían devaluado excesi ^amente, máxime cuando, en 1535, cobraban 80 duca dos cuando la moneda valía el cuatro doble que hc,y vale scgún cl prccio dc las cosas. - En 1628 bajó el precio del agua a 50 ducados de plata valenciana por medio de una Escritura que no era válida por no guardar las solemnidades de derecho necesarias para la enajenación y disminución de sus Pro- pios, o sea, no se hizo Decreto alguno; no se trajo Provisíón de diligencias; no se hizo votación con los veci nos en Ayuntamiento abierto como correspondía a asunto tan grave; no se recibió información de utilidad, y, especialmente, no se envió la Escritura a Su Majestad para que la confirmasc. - Reiteró quc cl motivo expuesto por los eldenses en 1628 para una baja tan notable no fue verdadero ni de sustancia, porque se fundaron en una Pragmática Real que salió después de la expulsión de los moriscos para que los Censos que correspondían a las poblaciones de ellos se redujeran a la mitad, cuando esta PENSIÓN no era de CENSO sino una paga muy pequei^a de un henr ficio rotidiano. Don Cristóbal de Mergelina pidió a continuación ^r deliberase sobre tales quejas, y, después, se votasc. Efectuada la votación, se aprobó por unanimidad ini ciar el nuevo pleito contra Elda. Solamente un Regidor puso la condición, que fue aceptada, de escribir por cortesía al Conde y Villa de Elda sobre la pretensión que tenían de cobrarles nuevamente seeún lo estipulaclo en la antigua Escritura. Dos días después, el 21 de septiembre, vino el Conde a Villena y comunicó al Concejo yue vería bien rcu nirse con ellos el día 25 en la ermita de Santa Olalla. Vi llena aceptó la fecha y lugar y dio poder suficiente a D. Cristóbal de Mergelina y Mota, D. Alonso Miño ^^ D. Francisco Fernández de Palencia para representar, ha cer y deshacer lo que fuere necesario en dicha reunión, para el bien de la ciudad. D. Cristóbal de Mereelina loeró su propósito: no só lo se anuló la Escritura de ]628, sino que se acordó qu^ la pensión ascendiese a 1.050 reales castellanos usualc^ y corrientes, superando cuantitati^amente a los 880 clr la antieua Escritura. La nueva Escritura de 1656 fue emiada al Consejo dc Su Majestad para quc fucse aprobada. ACCIÓN POLÍTICA: LAS INCOMPATIBILIUADH:S Es evidente que, paralelo a estas últimas negociacio nes, había un entresijo político basado en las incompa tibilidades de rargos, y, al parecer, manejado por D. Juan Andrés Coloma, Conde de Elda, ^^ por D. Cristó bal de Mergelina ^^ Mota, uno de los dos Alcaides Ordi narios de Villena. Efecti^^amente, veamos las fechas y los necnos en yue éstos sucedieron. - 25 de julio de 1626: D. Cristóbal de Mergelina pre senta en el Cabildo de esta fecha una moción por la cual pretende subir el prerio del agua yuc I ĉ ^s eldenses se Ile ^an desde la Fuente del Chopo. Se inicia el pleito. - 28 de julio: el Conde de Elda, sin dar ninguna ez plicación, pide que se aplace la iniciación del pleito, hasta mediados de septiembre. - 1 de septiembre: tres Regidores de Vill^na, ^tiguel de Cervera, U. Juan Herrcro ^^ D. Juan de Cenera, tras haber ef^ectuado una serie dc gestiones en la Real Chan cillería de Granada, presentan ante este Cahildo una Real Ejecutoria contra D. C^istóbal c1c Mergelina por la cual se ordena que deje la ^ ara de Alcalde dado yue e^ inrompatible con sus otros cargos de Ahastecedor c1^ las carnes } Arrendador del impuesto cuarto por arn^ ha. EI serlor Mergclina hubo de entregar la ^ar;i al otro Alcalde, D. Pedro Miño, ) éstc, acto seguido, ^1r cidii^ hacer ^otación para nue^o Alcaldr, sc^ún la I r^ dcl Reino, es decir, ^^otando cada uno desdc su sitio ^^ nu anticipándose cl más moderno al má^ anti:^uo. I^:fec tuada la votación, el sorprendcntc resultado fuc ^I si guiente: nueve votos para D. Cristeíhal de (1cr^^rlina; scis ^utos para D. I^rancisco Fernánder dc Palrn^ia, ^ cincu ^otos para D. .Irrónimo Valtcrra, particlarios drl Condc. Dun Cri^túhal dr ^lcreclina ^ul^i^í a cntrar cn cl S^tlcín dc Sesiuncs ^ recihió nue^ amrnte la ^ ara c1r AI calde. - 27 de septiembre: el Conde de Elda decide hacerse ^ecino de Villena. He aquí, transcrita literalmente, la Carta del Conde ^^ el Auto en que Villena lo acepta co mo ^ecino. CA K TA UF.L CON/)F, DF. F.!_ DA Don Jt{an Andrés Colonta, Conde de Elda y de An na, en !a ntejor fornta que haya lugar y sin perjtricio de otro derecho, contparece ante V.S. y digo que paru cier !os fines que nte pretendo aprovechar, lrato de poner mi casa de asiento en !a dicha ciudad, y para ello a V.S. suplico, atento le consta de nri noble^u y solar anliguo y que no soy de nonrbre ni linaje de Pacheco donde se me pueda denegar la vecindad, nre la dé y me admita tal, que en ello recibiré nterced de V.S., y lo juro en toda forma de derecfto, y, admitido, mando se me dé testi tnonio y siendo necesario vecindad en fornta. Pido sobre todo justicia. . A UTO Vista esta petición por estu ciudad i^ lo pedido por parte del señor Conde de F.lda y de Anna, y atento que les consla qt^e el dicho señor no es de los comprehendi dos en los Privilegios que esta ciudad tiene observados y gunrdados y coirjirnurdos por los señores Reyes, se le adntite al seitor Co^tde como i^eclno, ► • se manda al pre sente escribano le dé, al susodicho, los testintonios y ve cindad que pidiere; atento que !es consta de su nobleza y so/ar antiguo, por ahora y sin perjulcio de su derecho, suspende e! hacer la inforntación. Y esta petición y At^to quede en e! archivo de esta ciudad tiene, pura que en todo tiempo conste. Así !o mandaron en Villena en veinte y siete días de! mes de septientbre de mil seiscien tos cincuenta v seis. -31 de octubre: los Regidores partidarios del Con de, tras haber hecho nue^as gestiones en la Chancillería de Granada, presentan ante este Cabildo una nueva Pro^isión Real por la cual queda anulada la reciente elección de D. Cristóbal de Mergelina. Por tal moti^o, D. Pedro Miño ordena nue^ a clccción de Alcalde Ordi nario ^^ así, sir^ iendo a Su ^tajcstad cumplicndo cn todo la Pro^ isión Real, eligieron por unanimidad sin ^otación a D. JUAN COLO^IA CALVILLO, Con dc de Elda, como ALCALDE DE VILLENA. - 8 de diciembre: el señor Mergelina, desde su últi mo cese de Alcalde por 1NCOMPATIBII.IDAD con ^^trc^s cargos, no dejó de hacer gestiones contra el Con dc, ^ hahi^ndo romprobado yue éste tenía ^arios car gos cn la riudad de Valencia, lo denunció ante este Ca bildu. D. I edro liño recogió tal acusación y manifcstó qur por causa dc tal incompatibilidad, el Condc jamás hahía presidido con ^I ninguna Sesión de Cabildos. An ^^ «r^ hrcho, cl A^untarniento cesa al Conde ^ decide ,^ur ^r ^url^a a clcgir nuc^o Alraldc. Propuesto D. I ran^i^^t f^crn^tndci clc falcncia, fur clcgido y, drsde ^nt^^n^c^, juntani^•ntr ^t^n D. Icdru ^liñ^^, rj^rcicron cl ctr^^^^ clr ,1lralcl^^ Urclinarit)^ ha^ta la^ ^I^•cric)n^^ ufi ialr^ yur anualmrnlr ^r hacían cn ^•I clí^t clc San .IUan. Durante muchos años reinó la paz y la concordia en : re las Autoridades de Elda y Villena, y, por supuesto yue también entre ambos pueblos, en los cuales, feliz rnente, su amistad es creciente. BIBL10(;RAF7A Actati dc loti Libroti dc Cabildoti del Archivo Municipal dc Villcna, uréaniiado por D. Antonio Cucllar, y cuyati fechas son las siguientes: AtiO I Sh4 - 2R dc agotito. AÑO 1588 - 2S dc scptiembrc, 3, 20 y 24 dc uct ubre. AtiO 1622 - 16 de octubre. AÑO 1624 - 2 y 22 de diciembre. A`O 1626 - 25 dc cncro y nucve de ticptiembre. AÑO 1627 - I8 de ^cri icmbrc. AtiO 162R - I I y 18 dc cncro, 10 dc fcbrcro, 9 dc mario, 3t! Jc no^icmbrc y 2 dc dicicmbre. AÑO 1630 - 7 y 27 dc abril, I y IS dc ^unio. AtiO 1631 - 19 dc cncro. AÑO 1632 - 16 de abril y I I dc ma yc^ AtiO Ih34 - 16 dc fcbrcro y 16 dc junio. AÑO 1636 - 27 de mayo. A^c Ih37 - 9 dc mayo. AÑU 1639 - 2S dc abril. AÑO 1G42 - R dc ju nic .AtiO 1643 - 24 dc agosto. AtiO IfiS3 - 20 dc abril y 4 dc mayo. Atit) 16Sfi - 2S y 28 dc junio, I y 21 dc ticpticmbrc, I S y 31 dc ocruhrc, 8 clc dicicmnrc. C O M P A R SA D E M ORO S R EAL I STAS Presidente: Vice-Presidente 1: Vice-Presidente 11: Secretario General: Vice-Secretario: Tesorero: Representantes ante la Comisibn de Guerrilla: Represeñtantes de la Comparsa en la J^mta Central: V ocales: ABANUERADA ti1aría del Pilar Almagro Ortega D. JUAN PAYÁ SILVESTRE D. JOSÉ SERRANO PALAO D. JOSÉ ANDRÉS BELTRÁN D. MANUEL AMAT PIQUERAS D. ENRIQUE NAVARRO PAYÁ D. BENJAMÍN RUEDA CATALÁN D. JUAN CALATAYUD BENITO D. JUAN JOSÉ MÁÑEZ GARCÍA D. JOSÉ RAMÓ^•+ GANGA GONZÁLE7_ D. JUAN CARLOS SÁNCHEZ LÓPE7. D. PEDRO JORDÁ VIDAL D. ELOY ROIG MARTÍNEZ D. JOSÉ POVEDA PAYÁ D. MANUEL MORENO AMAT D. JUAN CASTAÑER BELTRÁN D. ANTONIO JUAN MUÑOZ ABANU[;RAUA Y CAPITÁN INFANTILH:S Salud Ana Morcno López y Manucl Payá Rubio LA DI GN I DAD FESTE R A l c^c1c^ aclucllc^ clur ^•I h^^nthrr rraliia llr^a ^u inihrc^n ta, rc^ihr su 1^rrsc^nal ^rllu ^ niarchanr^,. l rslt^ yur ha rrrc una 1^rrt^^rullacla r^, `in cnthar,^^^, la cxl^rrtiiítn cl^• la ^uhrranía clrl hunihrr ^.c^hrr I^xla^ la^ rusas. l•a ruali dacl quc clrfinr rl r^tratu rn yur Ui^^^^ r^^locb al hc^n^hrr rn rl conrirrl^^ uni^rrsal. Por tant^^, la f^irsta, una c1r la^ acti^ iclaclrs clc drtrr minadc^^ hc^n^hrrs o irul^o^, Ilr^a tanihi^n la niarca clcl hc^mhrr yur la dc.^arrc^llct ^ clisfruta. N^^rclur ^i hirn la Ficsta, su csrnria ^ conlcniclu, niarran c ► I hunthrr ^ lu ron^irrtcn rn fc.^lcro, ^ rl hahitual clr^rn^ul^imi^•nt^^ fcstcro rrca un t^tlantc drf•inicfo, la cxhrc^^ión cxtcrna, I^i rcalización actual clrl hrrh^^ hist^ri^o la ha^r rl h^^nihrr iml^rimi ĉ nd^^lr forma ^^ ritmo a su srn^rjania ^^ manrra. 1cro cl hcrh^^ hislúric^^ rtilá ahí, inanu^^^ihlr, rn cl ^uh^trato, rn rl anrc^trc^ dr innuntrrahlr^ rc^municlacirti c1c nucstra árra, ^^icncli .^imilar rn ratii toda^; ^^, sin ^m har^^o, rs rl homhrc ^artirular dc una rtntuniclacl cttn crcta rl uue sa^a a 11ur etie hrcht, lo rcc^^nore r^^mo r^tii ^^ principic^ dr ^u historia ^^ lo rn^alia ^^ honra con la Fiesta. Y, ^ara ello, desarnIla una ^rrie cle arto^ quc rrllrjan, o clrbrn rrflcjar su iclic^sirtrrasia ^ talantr. Ue ahí cl yuc sc rr^onoira cnsrzuicla la I^irsta rraliiada cs {^^^ntáncamrnte o la cluc sr hacr lxtr tiinihlr ntimrti.5rno, ^^ quc clamemo.^ ^ ► r la rx^rrsibn 1^crst^nal, ^or la Fi^^ta rttn {^crsonalidad prol^ia, aun a costa clr c^^cctaculari dacl, riyuria, rxtrnsicín o rrsc^nancia ^c^^ial. Y nc^ digct hrc,ti^^io poryuc éstr es alg^^ yuc sc adquirrr sin ncresi dad de que se dé ninguna dc csas notas. Pero una ver que la Fiesta está en mar^ha en una ^o munidad, se estahlere una correlación, una interdepen d^ncia y dominio cntrc los trrs clcmrntos indispcn.5a bles que son la Fiesta rn sí o ar^^um^nto, cl f^stcro o in t^rprete y la localidad o escenario. Es ob1io yuc no puede faltar ninguno de los tres ele n^entos y que participan rn rl hrcho a partes iguales, pcro no indepcndicntcs, sino amalgamados, dc tal ma- nera que no se podrá separar 1 Analllar dltillmamentc cada parte. Y que la acción o rl ser dc cada uno hará co partícipes y cómpliccs a los otros dos. 1• quicn purdc salir perdiendo es, lógicamente, quicn menos posihilidades tiene de molerse, dc autodefinirsr 1 drsarrollar se. Es el festero el que tiene mayor 1cr^atilidad y de ahí que se considere que la dignidad dr la Fiesta total está sobre sus hombros, puesta bajo su protección y ampa ro. Esto le da la importancia dc aquellos cahalleros que, bien visible el pañuelo de su dama, dcfendían su honor en la palestra. Recae sobre el festero la defensa de su dignidad, la de la Fiesta y la de su propía locali dad. Hemos de poner como premisa ne^esaria y areptada que el hecho histórico en sí es bueno y, por tanto, la Fiesta, que es expresión de aquel herho y no puede cambiar por ella misma, es decir, qur es sujeto pasilo, es buena en principio. Todo cllo porquc la Fiesta 1 iene a dar al hombre motivo de alegría al 1oller sobre sí y encontrarse con su historia, con sus propias raíres. Vliremos al festero. . La actuación del festero puede desarrollarse hicn como la de un simple actor dcsapasionado, comparsa asa lariado, bien como máscara de una orgía sensual, bien como narcisista aprovechador del espectáculo en pro pio beneficio, o bien como intérprete gozoso y respon sable de una tradición. No cabe duda de que las tres primeras son inacepta bles y que irían en detrimento de la Fiesta; y las dos pri meras, además. en deterioro de la imagen de la localidad y la comunidad. Convenimos entonces que el festero ha de ser el intér prete consciente y alegre de una tradición. Claro que más consciente y alegre será, con más peso y textura festera cuanto la Fiesta sea más tradición propia y no im^ortada; porque así se sentirá el festero eslabón de un^r cadena ininterrumpida que le une por un extremo con sus antepasados y deja abierto el otro extremo a la continuidad, a reproducirse y perpetuarse en los que vendrán detrás de él y honrarán lo que él honra. ti ahí está su responsabilidad, en mantener sin mácu la Ic^ que inmaculado recibió, y entregarlo así a los que vcngan. En el terreno práctico y aun físico, esa dignidad se Ic exiee al festero en la apariencia y en comportamiento, qu^ es expresión de su talante de festero. Hcmos dicho vcccs sin cucnta ya quc cl fctitcro no ^c disfrara. Y cs importantc quc ctitc ascrto calc honclc^ cn el tirntir de nuestros jóvencti. EI trajc fc^lcro ncr cti un distraz para confundirsc con la cantidad dc participan tcs cn la Fiesta y cludir atií rctipontiahilidadc5 cí1 i^ati o sociales, ni cs un guardapollo, un trajc dc facna quc Ic permitc cxccsos cn cl trahajo. La cl distintilo quc Ic sitúa cn uno u otro bando dc la cclchración 1 Ic idcntil^i ca con un grupo dctcrminado. Y tanto cti así quc por tiu comportamicnto scrán ticñaladoti tamhi^n ^uti compa ñcros, pucs cl scr humano cs dado a la ^cncraliiarión. La apariencia del festero dará idea, antc propioti y ex traños, dcl conccpto qur ticnc dc la Fictita y cl rc5pcto a lo quc rcprescnta. Y su comportamicnto, cn lo^ actos fcstcros y cn Sus alcdaños. Divcrsión no cstá rcñida con di^nidad, y to dos nos cchamos las manos a la cabcza cuando 1^cmos la forma de conducta dc algunos qur, 1^cstidos con trajc fcstcro, dan ricnda suclta a^us instintos o inclu5o haccn lo imposiblc por rc5altar los más soeccti, hajo cl prctcx to dc quc cstamos cn ficsta^. Quienes actúan con esa conrepción de la Fiesta no sólo menoscaban su propia di^nidad, sino que denigran a la comunidad que pudiera, irreflc.^ilamente, rcirle sus gracias y a la localidad que presta esrenario a las mismas. EI comportamicnto dcl festero scrá cl c^^pejo en que murhos verán reflejado a un pueblo y una ^omunidad. Y esto no sólo como indil iduo, sino tamhién como gru po. EI traje festero honra a quien l0 1iste 1 e^ige dc él un actuar respetuoso sin detrimento de la alegría y senti miento de apertura yue toda fiesta conllela. No son los festeros maniquíes donde colgar sedas y a1 alorios solamente. No eti la Fiesta pasarrla de desfile de modas. No son los colores y emhlemas festeros plu mas de a1e real con quc pa1 onear ocultos narcisismos. l.a dignidad festera no lo permite. L_a Fiesta e.tiee respeto para la tradición; tiana v consciente alegría y, siempre, los brazos abiertos para los que con unos u otros colores quieran honrarla. Luis SÁtiCHEL SÁtiCHH:L :1^lar,,o de 194? Presidente: Vice-Presidente: Secretario: Tesorero: Representantes ante la Junta Central: N;ncar^ados de Guerrillas ^^ F:mbajadas: Vocales: ABANDERAUA Inmaculada Aracil Sánchcl D. ANTONIO BARCELÓ MARCO D. JORGE BELLOD LÓPEZ D. MANUEL AMAT YAGO D. FRANCISCO JUSTAMANTE GRAN D. RAMÓN ALBERO GONZÁLEZ D. ANTONIO CASTELLANOS ARIAS D. FRANCISCO JOVER ALFAZ D. FRANCISCO MOLLA CALVO D. JOSÉ MANUEL LÓPEZ ALCARAZ Da MARÍA DEL CARMEN JUSTAMANTE Dd MARILÚ RUZAFA D. SALVADOR GARCÍA CUENCA D. FRANCISCO SOGORB GÓMEZ ABANDF.RADA Y CAPITÁN INFANTILN:S Mari-Sol Martínez Payá y Juan Manucl Garrigos l.l^ri^ La Conde s ita Eufra sia Nadie había visto jamás de los jamases a la condesita Eufrasia. Sus padres, el Conde Bertoldo el Higo y^u madre, la Condesa Eustaquia la Breva, la guarda ban como oro en paño hasta el día que decidieran darla en matrimonio al más aguerrido doncel. Esto hacía que una aureola de misterio envolviera su figura, creando en torno a ella varias leyendas que, corriendo de boca en boca, la había convertido en algo más que una diosa. Se decía que cuando nació, su hada madrina, tocándola con la varita mágica, la dotó de gracias mil; y que dicha hada la velaba por las noches, junto a su cuna, vigilán dola celosamente para que no le picaran los mosquitos, y para darle agua cuando se despertaba Ilorando por que tenía sed. También se decía que dos dragones, de esos que arrojaban fuego por la boca, cuidaban la puer ta de su alcoba, dormitando plácidamente como si de dos tranquilas sargantanas se tratara, pero que se enfu- recían como locos cuando algún extraño pasaba cerca. Otras muchas cosas fantásticas se decían sobre la condesita, y su padre, cuando se refería a ella, la describía bella y delicada como una FLOR DE PITIMINI. La Reconquista duró tanto porque entre que los mo ros no se querían ir, que los españoles muchas cosas las dejaban para el día siguiente, y que se pasaban más tiempo peleándose entre ellos que contra sus enemieo,, no se ocupaban de lo que verdaderamente era su obliga ción. Y es que este país nuestro es rarillo. ;Mira que pa sarse nuestros abuelos ochocientos años en guerra creando una España unida y cristiana, para, al final, terminar los nietos rompiéndola en mil pedazos y enci ma volviéndose todos socialistas! Si ya se lo dijo, ya, su madre a Boabdil el Chico: «;No Ilores, hijo, no Ilores, que ya verás cómo terminarán éstos algún día! ». Y luego estaban los torneos. ;Aquellas pruebas de valor entre esforzados caballeros! Se batían por cual quier cosa con tal de demostrar que cada uno era más fuerte que el otro. Igual que ahora en las Cortes, pero con más valor y menos palabrería. Se batían por el ho nor, por una dama, por un castillo, por un enchufe en la Administración, por envidia o porque les daba la ga na. La cuestión era, como buenos españoles, zurrarse entre ellos. Por eso, cuando la condesita Eufrasia estaba ya ma dura -en la Edad Media se estaba madura a los quince años, pues a los treinta ya se estaba pocha como una pasa-, su padre, el Conde Bertoldo el Higo, de^ pués de consultar con el Mosén del castillo, D. Iñigo de Pro^enza, hombre piadoso, prudente y un poco asmáti co, decidió darla en matrimonio. Pero no la iba a otorgar así como así, al primero quc Ilegara. ; Faltaría más! Quien yuisiera desposarse con tan delicada prenda tendría que ganársela a pulso en el más encarnizado torneo. Y no estaba equivocado el Conde Bertoldo el Higo. Al poco tiempo de que los emisarios pregonaran por todo el ducado tan feliz deci sión, fueron tantas las solicitudes para batirse que lle garon al castillo de caballeros atraídos por el mistério que envolvía a la doncella, que tuvieron que crearse li guillas eliminatorias. Pero la categoría del premio era tal que hasta de los reinos vecinos, e incluos de las na ciones lejanas, llegaron solicitudes de nobles ansiosos de alzarse, o más bien acostarse, con el premio. Ante tal abuso, se decidió drásticamente que sólo podrían competir aquellos caballeros que fueran oriundos. Y aun así fueron muchos, porque con tanto viaje a las Cruzadas y tanto matrimonio de Estado, lo mismo apa recía un nieto de cristiano en el Condado de York, que en la Baja Sajonia, que en la corte del propio Soleimán. AI principio, los torneos fueron muy desiguales, ya que al no existir Federación de Divisiones, la despro porción de fuerzas era muy marcada y el más débil su cumbía a la primera vuelta por varios mandobles dr di ferencia. Aparte de que los más modestos sólo di,po nían de un arma; los poderosos Ilevaban lanza, e^f^adi Ila, martillo, hacha, etc., todo un arsenal. Tras varias jornadas, fueronse perfilando los fa^ori tos. Como el torneo era a muerte, sólo uno podía ser el venredor, la mayoría de los caballeros habían sucumbi do ya. A los dos meses de eliminatoria estaba casi deci dida. En los cuartos de final rodó por el suelo la cabeza de D. Godofredo de Aspe, uno de los favoritos, pero que no tuvo su tarde; mientras, en la Plaza Mayor de Ripoll, sucumbía de mala manera el duque Faustino el Bruto. También perecieron del todo Bellido de Lara y el normando Antal dc Valois. En las semifinales, cele bradas ya éstas con una emoción indescriptible, resulta ron ^encedores Martín de Batzan y Urbano de Calatra va, sucumbiendo en buena lid Fernán el Esforzado y Pío de Bramante, este último fulminado de tan certera estocada, que no pudo siquiera decir al morir ni su pro pio nombre. Y llegó el gran día. En el palco de honor, los Condes, la condesita Eufrasia tapada con una especie de saco de esparto, el Mosén D. Iñigo, nobles, embajadores, principales y átiros, damas y demá ŝ palaciegos. En las gradas, la plebe, el pueblo Ilano, algún socabrón y los sier ^ os. En cada lado del campo del honor, los dos caballeros, que asistidos por sus escuderos, terminaban de ^es tir las armaduras, bastante abolladas por cierto después de tanto combate, y eran izados a sus corceles. Sonó el clarín. Piafaron los caballos, alzándose sobre las patas traseras, hostigados por las espuelas y ante el vriterío ensordecedor del público, tomaron carrera y arremetieron el uno contra el otro impetuosamente. Fue un encontronazo brutal. Se escuchó un imponente ruido a chatarra como en el choque de dos automóviles de frente y todo quedó envuelto en una nube de polvo. Inmediatamente, se hizo un silencio impresionante. No ,e veía nada. El público se puso en pie con los ojos fijos en el centro de la explanada. Eran ojos espantados que ^e dirigían como imantados hacia la polvareda esperan do lo peor. No se movía nadie. Fueron unos instantes largos y densos hasta que el polvo fue disipándose y como la placa de un negativo la imagen fue esclareciéndo e hasta quedar completamente nítida y en tecnicolor. Dominaba el rojo, tal era la sangre que manaba de los ;uerpos amontonados en una masa informe entre los ^ierros retorcidos de las armaduras de los caballeros y os corceles. El silencio fue rompiéndose poco a poco hasta que el .lamor de alegría se extendió por los graderíos. Alguien .íaba señales de vida allí en medio. No podían ser los ^aballos porque estaban rotos en mil pedazos, ni D. Ur I^ano de Calatrava, que tenía la lanza clavada en el estó :nago, la espada en el ojo derecho y un puñal en el híga ^lo. EI vencedor era don Martín, el cual, levantándose a duras penas, había perdido parte de una pierna; se arrastró penosamente, dejando un reguero de sangre, hasta la tribuna. De su yelmo encasquetado a la cabeza, ^artiéndolo en dos, pendía incrustada la hoja de un ha ,:ha, cuyo mango se balanceaba como un diapasón. Entonces, el Conde Bertoldo, magnánimamente, descubrió a la condesita Eufrasia, y D. Martín de Bat zan se murió del susto, aunque el Conde dijo que había muerto de debilidad por la sangre perdida. He aquí cómo describen las crónicas de la época a la condesita, no pudiendo asegurar que estos datos sean del todo ciertos, pues ya sabemos que los cronistas ofi ciales a sueldo de los nobles eran unos aduladores, y siempre tendían a exaltar las virtudes de sus señoras y a paliar sus defectos. Dice la crónica: Et era la Condesita de ro//ixa comp/exión, como de las ciento et cuarenta arrobas, parrangana et ligeramen te paticorta de los sus miembros, que le daban donaire al andar. Et las suyas cejas negras et pobladas como de manchego con boina, asín de saludable, et sus ojos, el uno vitroque et vivaracho el otro, ambos dos pitarroxos con en demasía, et crecíanle sobre su labio leporino al gunas verias serdas tiesas, et haóía en la suya sexilla un lunar o berrutga, asín según se mire, negra et gorda co mo moscarda con pelos negros et tiesos también. Et era medio faba et algo gorritna. Et había lombrixes non muchas. De todos modos no se puede decir que el Conde Ber toldo el Higo intentara engañar a nadie. Porque ^a yué padre no le parece su única hija una bella y delicada Flor de Pitiminí?. J. Tomás AGUADO VERA 1. 98.3 C OMPARSA DE MORO S MUSULMANES ABAtiUERAUA ^Iaría José Martíncr ^Torre^ro^^i Presidente: Vice-Presidente 1°: Vice-Presidente 2°: Secretario: Tesorero: Vice-secretario: Secretario Actas: Cronista Oficial: Vocales: D. GABRIEL ARENAS PUCHE D. ISIDRO CALVO JUAN D. PEDRO PRADAS PEREZ D. JOSE BLANES PEINADO D. ANTONIO MALLEBRERA COPETE D. CESAR ORG[LES BARCELO D. JOSE BASILISO MUÑOZ MIRALLES D. JOSE BLANES PEINADO D. JAIME BELLOT CHIQUILLO D. ANTONIO GARCIA CLEMENTE D. JUAN LATORRE ALBALADEJO D. ROBERTO NAVARRO CANDELAS D. VICENTE MALLEBRERA COPETE D. MANUEL SELLES OLIVER D. CANDIDO AMAT LEAL D. JUAN SANCHIZ RUBIO D. ANTONIO HERNANDEZ VERDU D. JULIAN MAESTRE DELTELL 1 ABANUH:RAUA Y CAPITÁN INFANTILH:S María Teresa Navarro Bel y Pedro Pradas Asencio Es p era nd o e l II Co n g r eso Cuando ha comenzado a hablarse de la convocatoria y relebración del ll Congreso Nacional de Fiestas de ^loros y Cristianos, se hace necesario volver los ojos al año 1.974, fecha de celebración en Villena del I Congreso, y se hace necesario también el examen de conciencia y casi un balance de todo lo positivo que surgió del mis mo y del esfuerzo realizado por nuestras entidades fes teras a continuación del mismo. En lo que podemos dejar a la manida frialdad de los números, recordaré las siguientes cifras a los que no es tuvieron allí y también a los olvidadizos: Congresistas ............................. 335 Acompañantes .......................... 180 Autores de ponencias y comunica ciones ................................ 35 Sesiones de trabajo (ponencias)...... 4 Comunicaciones ........................ 45 Conclusiones dei^initivas .............. 30 E:n lo yue todas estas cifras alientan y albergan, más allá dcl alt^^ núnuro quc algunas nos mucstran, quiero destacar en primer lugar la hermandad y la convivencia que se materializaron desde el primer momento entre todos los asistentes, y que luego se ha consolidado, al ménos en nuestra zona, con la creación y pervivencia de lá UNDEF, a la que algunos están pretendiendo mandar con la música a otra parte, mientras ella, la UN L^EF, con una acertada interpretación de su cometido, manda, envía y divulga la música festera, aunque yo discrepe un tanto de su segundo disco, habiéndose con seguido la celebración de un centenario de la música festera, que, por sí solo, ya sería bastante, pero que no queda en eso sólo, sino que se sustenta en la historia corta en cuanto a tiempo, pero larga en cuanto a actos, con las interpretaciones de variadas, conocidas y desconocidas marchas y pasodobles, que nos están llevando a rescatar y a conocer marchas moras y cristianas que nunca hubiéramos soñado. Un efecto indirecto ha sido también el nacimiento de la Fiesta en algunos pueblos, y el renacimiento en otros, y, como efecto directo, yo diría que en los pueblos don de ya se celebraban los Moros y Cristianos, éstos se han consolidado, han mejorado pese a algunos, han ido eli minando anacronismos y otros defectos, y se va consi guiendo que cuando personas extrañas a la Fiesta ha blen de ella, no la relacionen para nada con la palabra carnaval o su significado. Lo que es totalmente cierto es que el I Congreso nos permitió aprender, crecer y conocernos mejor. Yo espero y confío que el II Congreso, además de ser una pron ta realidad, continúe enriqueciéndonos y nos permita sobre todo la alegría del reencuentro, al que muchos, por desgracia para la Fiesta, ya nunca podrán acudir, aunque todos les tengamos muy presentes. José A. SIRVENT MULLOR Cronista Oficial Comparsa de Zíngaos ``E l l a d o oc ul to de la Fiesta La Fiesta de Moros y Cristianos, cuyo tema funda mental es la ^ ictoria o derrota de un pueblo sobre otro, ^ontiene como celebración oculta la rememoración de ^^tro hecho histórico. C:uesta trabajo descubrirlo a sim ^^le vista, pero todos los que la ^ivimos advertimos ese e^tro significado de la fiesta vibrando dentro de nuestro ser interno. Es un sentimiento de rebelión, de lucha o renovación ante la vida. Y es que al vestirnos de moros r^memoramos un paso que dio la civilización o la cultu r^r hacia adelante en un ^randioso momento histórico. (currió que fue en tierras de España donde el pueblo árabe invasor encendió la antorcha de la cultura, yue dio lugar al Renacimiento de Europa. Nos parece in rreíble descubrir que este puehlo, que representamos ennuestras Fiestas, con el boato y el lujo que da el ocio de cuntemplar la belleza, ya sea en el interior de la Alham hra o en los ojos de una mujer amada, fuera capaz de superar al Occidente cristiano, no creando cultura, pe ro sí conservándola. En el saber del pueblo árabe quedó depositada gran parte de la sabiduría griega, respetan do su contenido sin proceso depurativo. Mientras tanto, en el Occidente cristiano, todo folósofo de la anti giiedad, que no estuviera de acuerdo con las escrituras, fue despreciado o quemado. Roma sólo admitió como ortodoxo a Aristóteles, y Aristóteles, con sus inamovi bles teorías fue un freno para el desarrollo de la ciencia durante 2.000 años. Él dio lugar a desatar en la oscura Edad Media, cuya belleza gótica o espiritual nadie re prochó, la primera fiebre del oro, la de los alquimistas buscando la transmutación de la materia en oro por medio de la piedra filosofal y, de paso, el elixir de la in mortalidad. Fueron las teorías de Aristóteles las que confirmaban con los escritores.que el mundo, nuestro planeta Tierra, era cl centro del Universo, y no hahía pu,ible desviación, pues había que seguir las palanras d^ San Pablo: Estad alerta para que nadie os corrc^m pa con filosofías o razonamientos vanos. ^tientras tanto, como ya digo, la cultura árabe había conservado escritos de Aristarco que en el siglo 111 an tes de Cristo demostraba que la tierra giraba una ^ez. sobre sí misma cada veinticuatro horas, tamhi ĉ n hahía calculado el radio de la Tierra y la distancia a la luna, y con un ^alor bastante aproximado la distancia al sol, al yue consideraba el centro del Universo. En jardines como los de Medina Azahara, el pueblo árabe recordaba al griego Epicuro, que además de en salzar el placer como un gran bien de la vida, se había puesto a desarrollar toda una teoría atómica bastante concordante con la que en nuestro siglo ha propuesto Einstein. Tal teoría ya había sido establecida cien años antes por los sabios griegos Demócrito y Leucipo. Todos estos conocimientos furron arrinconados en el Occídente cristiano duranir 2.000 años. No estaban de acuerdo con la Biblia n^ ^on Aristóteles, para el que írnicamente la mai^ ^ i;^ ^ra compuesta por una combina ción de agua, fuego, aire o tierra. Aristóteles pasaba del átomo, como los ecologistas de ahora. Celebramos que la cultura musulmana entregara este legado en tierras de España a reyes como Alfonso X el Sabio, que por medio de la Escuela de Traductores de Toledo lo difundió a Europa. De esta forma, se ilumi naron cabezas que revolucionaron el conocimiento, como la de los astrónomos Copérnico, Ticho Brahe y Ke pler, y, dando un paso más transcendente contra la dogmática aristotélica, con Giordano Bruno, que fue por ello ajusticiado en la hoguera, y con Galileo, que a punto estuvo, por decir que era el sol y no la Tierra el centro del Universo. Nos enorgullece cuando nos vestimos de moros el sentimiento de rebelión ante la oscuridad de la historia. Componen el traje moro fantasía y amargura, ingre dientes propios de vida, elixir o de una obra de arte. Es to, desde luego, lo siente el que desfila vestido de moro, y creo que puede transcender al espectador que mira la Fiesta. José Luis VALE:RO NUF,VO ABANDERADA Mariela Amat Juan Presidente de Honor: D. EDUARDO GRAS PASCUAL Presidente: D. RUBEN MARTINEZ PAYA Vice-Presidentes: D. JULIAN LLORENS VILA D. ANTONIO VALIENTE LLORET D. ANTONIO HERNANDEZ PLANELLES D. EDUARDO GRAS VILLAR Secretario: D. LUIS CARRASCO MAESTRE Tesorero: D. RAFAEL PARREI^IO PAREDES Contador: D. MIGUEL MONZO LORENTE Vocales: D. FLORENCIO PEREZ MARTINEZ D. JAVIER GOMEZ ENGUIDANOS D. GERARDO CERDA JOVER D. JOAQUIN MAESTRE NAVARRO R. en la Junta Central: D. JULIAN LLORENS VILA D. ANTONIO VALIENTE LLORET Representantes de Guerrilla: D. VICENTE JUAN ESTEVE D. MANUEL GONZALEZ VERA C O M P A R SA D E M ORO S I MA RROQ U I ES ABANDERADA Y CAPITÁN INFANTILES Sandra Sedano Martínez y Mario Alberto Zahonero Pérez ^CA R NAVAL? Hace unas semanas escuché, en el programa de Ra dio Elda, la preocupación que la familia festera d^ Elda manifestaba, por boca del guionista de dicho pro grama, por el estado de salud de uno de los personajcs de la Fiesta, Antonio Juan Remero, Brígida para los amigos festeros, y esto me hizo pensar en la cantidad de amistad, solidaridad, apoyo mútuo y tantos otros valo res que nuestras Fiestas de Moros y Cristianos derro chan. Por eso, hay cosas que uno oye y lee por ahí que no termina de entender. Sí, cuando uno lee que Elda tiene sus propios Carna ^ales en Moros, cuando uno ve cómo se identifica la Fiesta de Moros con Carnaval, sin más, cuando uno percibe en el ambiente de la calle incluso una tácita aprobación a esa identificación, cuando uno ve que en ambientes ajenos a nuestra idiosincrasia festera, por es tar formados por gentes venidas de otras áreas geográ ficas, esta identificación es incuestionable..., uno, fes tero de toda la vida, se pregunta: «^Será verdad?». In tuyendo con la pregunta la respuesta: NO. Claro que las cosas hay que razonarlas, y ese es el ob jeto de estas líneas, hacer razonable y lógico lo que también es intuitivo. Lo primero que se me ocurre es si esa identificación es real o no lo es. Si es real, es muy posible que el estar metido en la Fiesta le quite a uno perspectiva suficiente; si no es real, entonces es que en Fiesta de Moros y Cris tianos, desde fuera, y con una mirada superficial, se co rre el riesgo de no enterarse de nada y confundirlo todo y, lo que es peor, de juzgar y pontificar de lo que no se conoce ni se vive. Creo que hay motivos suficientes, y voy a exponer los, para opinar que la identificación de ambas Fiestas no es real y creo, además, que esto hay que tenerlo muy claro, ya que, según parece, estamos en proceso de re cuperación de Fiestas populares, y este proceso no ha de hacerse a base de meterlo todo en el mismo saco, co mo si el único motivo por el que las personas hacemos la Fiesta fuera por la necesidad de mover el esyueleto y de desmadrarse. ^ Crco que reducir la necesidad de la Fiesta en el ser humano a su aspecto más exterior y, por cierto, superfi cial, es vaciar de contenido la misma necesidad dc la Fiesta y rebajar la dignidad de la persona humana ^on criterios puramente hedonistas y bacanales. EI ya clásico en el tema de las Fiestas, Harvey Cox, dicr en su libro Lu F^reslu de los Locos: La tuca^ ^ lu^ rhim^a^i, ^ahrn jugar, peru ^^ilu rl homhrr runmrnwra. La Fi^•^ta r^ una fornr.t humana dr jugar, a tra^iti dr la cual rl humhrr sc atribu^r a.u exrrrirncia proria un largu eti^ariu clr tiempo in^lu ^rndu rl ra^ado. La fant:uía rti tamhií:n rscncialmrntc huntana. Un Ircín han,hrirntu, t^ur rj^mrlo, rucdr ^rr ñar ^un sacianr. P^ru .i,l,r rl homhre pucdr nuntal mrntr in^rntar manrra^ rnt^r:unentr nueca^ dr ^i^ir ,u ^ ida rumu indi^ ídu„ ^ runx, rti^rcir ... La f ir^ta u rnrurntra r^trrchamrntr li^ada a la mrmuria, a la fan ta^ía ^. ^ohrc todo, a la etitirran^a. Estc conjwur, :t^u da al hr^mhrr a^rr una ^ri:uura yur u^ati^farr a sí mi^nu^ cn un origcn ^ un detitinu, ni^ tiúlr^ ^omu una hurhuja rfímrra. Nrru cn lu^ tirm^os mr^dcrnu^, nurti tro ^u^ta dr f ic+ta ^ nur^tra caraiidad dr (anta^ia han dr ĉ rnrradr^. (H. (^r^^, Lu /ieclu de lrn l.r^cr^^, Sruil, iy^y, t^r. t^-tst. Pienso que las personas yue idcntifican Carna^al con Moros y Cristianos lo hacen fijándose en una seric de aspectos exteriores: trajes, dcsfilcs, desmadres, que ciertamente, a primera ^ ista y de una forma superficial, las hacen muy semejantes, pero ahondando un poco empiezan a surgir datos yue pueden parerer nimios, pe ro que, psicológicamente, son muy significati^os, por ejemplo: un festero jamás dirá que se disfraza de Moro o de Cristiano, un festero se ^ iste, se pone el traje. Datos como el anterior nos obligan a profundizar más, a ir a las raíces de ambas Fiestas para comprobar si esas distinciones son algo más que juegos de pala bras. Las Fiestas de Carnaval, en su actual manifestación, provienen de la Edad Mcdia, cuando, en los días inmediatamente anteriores al miércoles de ceniza, que inau guraba el tiempo penitencial de la Cuaresma, con sus prácticas de ayuno, la gente se volcaba en las calles en fiestas, bailes y comilonas, como haciendo un desquite previo a la austeridad del tiempo de Cuaresma. EI des yuite, éste ya más sereno, vendrá también con las fies tas de Pascua, inmediatamente después de la Cuaresma. Estas dos fiestas, pues, tienen sus días, que giran alr^dedor de un tiempo muy concreto y sus motivos re ligiosos. De ahí yue resulte un poco absurdo el celehrar las como sea y cuando sea. Las Fiestas tienen sus días, sus momentos, sus ritos, etc., etc. Es en estas fiestas de Carna^ al donde pronto apare^erán las máscaras como una voluntad decidida de ha cer desaparecer en el anonimato que ellas imponen la propia imagen, quizá para que ese desquite previo sea más desquite. Está claro, pues, que lo propio de esta Fiesta, sin orden ni organización mínima, es el procurar un desaho ^_*o total de toda normativa social, sobre todo, de la que diariamente más nos encorseta, lo cual produce mo mentos y sentimientos dc liberación, y esto es mu^ hositivo, pero el aspecto anónimo e individualista en ^I ^tue esto se Ilcva a cabu hacc poner en orasioncs en ^ucstión esa posible liheracion, ya quc niuchu^ as ,^ctos de la^ Fiestas dc •arna^al ^e turnan así n^u^ enañosos ^ niuy cyuí^o^u^. I rcntc a c^lc Iihu clc li^^t;r, ciuc ^c clc^;urulla cl^ lur ^ua ;rní,ninra c indi^iclu:rli^ta, la I ic^ta clc tilc,rc,^ ^( riti iianuti aparccc cc,n un c,riicn, tur dc^arrullo ^ u;ra^ ^i ,^n^ia^ dititintati. Nr, cntrr, cn tii nicjr,r r, pcor, I^, quc ^nc intcrctia ^uhrayar c^ quc u,n cli^tintati. Como apuntaha (iuillrrmo (iua5tavino (tonio I dcl ( ongrc^o dc Villcna, año 1y74, cn la pátina 4fi), `u ori zrn .tic noti picrdc cn cl ticmpo, aunquc habría yuc tii tuarlas, lírticamcntc, dc^^pués, dc la kcconquitita. Y, ^^^mo apuntaba Vañb Sil^^estrc, tamhién cn cl mi5mo (^ongreso, pertenecen a la tipología dc f•icstati nóma clati. Las dc Yloros y CriStianoti cn concrcto tratan dc hacer presente en plan festivo una getita épica cn parti cular o un ambientc dc una época. Prccisamcntc H. Cox dirá yuc la Fiesta nacc dc un podcr, propio al hombre, dc incorporar a su ^^ida pcrsonal las alcgría5 dc otroti y la experiencia de éeneracione^ anteriores (Op. cil., p. 17), y también yuc sin Fiestas y sin fantasías cl homhrc no sería un ^crdadcro cntc histórico (Op. cit., p. 24). Es precisamente este enrairamiento en lo histbrico lo que hace yue el desarrollo de las Fiestas re^ ista unas ca racterísticas especiales al permitir incorporar tocla una serie de datos signif•icati^^os para la colecti^^idad yue lu^ celebra, yue responden a la idiosincra^ia de esa ^ule^ti vidad con marcada intención de retener lo hi^túriro ^^ de harer presente un pasado yu^ se con^idera amablr, ^ esto de una manera muy personal y sin reparo a lo^ posibles anacronismos, presentes en casi todas lati Fiesta^ de Moros y Cristianos. Como ejemplo de este tipo de adherencias, cito de nue^o a^•añó Sil^c^trc, que cn su valiosa ponencia en cl Conereso de Villena decía que en Bocairentc sur^ió la Comparsa dc Zua^^os Pontificios, quc representa a los Carlistas quc acudicron en 1848 a Italia a defender al Papa y a los Estados Pontificios. Sin embargo, Sax, más liberal que Bocairente, optó por cl hando contrario _^ creó la C^+rnparsa dc Garibaldinos. Y si tanto por su orizen con^o por su dcsarroll^ .^n di.tintos los Carna^^ale^ de loti !^loros ^^ Cristiano^, tam bi^n lo son por muchati de sus ^i^encias actuale^. tiada n;^t^ ajeno a nuestro^^ ^loro^ ^^ Cri,tiano^ que el anuni mato e indi^ idualismo que caracterira a nucstro^ Car na^ales. Las Fiestas de IV1oros ^tion una eran tuente dc desarrollo ^^ ^^i^^encias de ^^alores humanos: - La fraternidad festera entre los miembro^ de una Comparsa, entre Comparsas de una misma localidad ^^ entre localidades distintas (ahí está la UNDEF) es al^o manifiesto e incuestionable. - El hecho citado al principio de este artírulo y el estilo tan peculiar, familiar y acogedor de tantos cuarte lillos de Fiestas de Elda. - EI que en poblaciones como Castalla se interrum pa la Fiesta cuando un ^^ecino fallece y e^ acompañado procesionalmente por todos los ^^ecinos. - EI que Comparsas, como en Villena los loro^ Nue^^os, corten su Fiesta para compartirla tuda una tar de con los ancianos de un asilo. Todos estos hechos, y muchos más, quc podemos ir encontrando en todas las Fiestas de nuestra árca gco gráfica, creo que son lo suficientemente elocuentes co mo para distinguir nuestras Fiestas radicalment^ opue^ tas de la de los Carna^ales, en este aspecto de la ^i^en cia y del sentido de la Fiesta. EI mismo hecho, f-undamental en h^loros y Cristia nos, de su vinculación a lo religioso, prohlemático, por cierto, ya que no siempre lo religioso es cristiano, pero esto es otra cuestión, le da también otra perspecti^ a dis tinta al problema, ya quc, de hecho, Carna^al ha perdi do totalmente su moti^ación religiosa originaria al no ser masiva, en absoluto, la ^i^encia cristiana de la Cuaresma. Esto hace que esta Fiesta haya quedado un poco en el aire y sin demasiados cimientos. Creo que hay, por todo lo expuesto, argumentos más que suficientes para que ese NO intuiti^o del que habla ba al principio esté fundamentado de sobra. Ahura bien, y esto sería moti^^o de más profundir.acicín, si lo^ festeros seguimos empeñados en deteriurar nucstra Fiesta, porque creo que hay muchas facctas que la dcte rioran, como la competencia en trajes dc lujo, ci^rto clasismo en más de una Comparsa. actua^i^^nes an^^ni nias, nianifrsta^ionc^ dr ^shetto.. 1^^,iliia^ií^n d^• I^^ rcli^io^^^, rtc., rt^. Hahr:í yur prn^ar yur I^^. ^lur i^i^•nti ii^;rn (^arna^al ^^^n l^,ru. ^ (•riaian^,. h:tn .i^1^^ aut^n lii^^^ pr^^l^•I;1^ ^, ^rllun^^^, li» ^iu^ ^:11^1rirn^^^ i^ir^li^n^1^^ .rr^nr^,. t^,^i^,^. Ginés PARDO GARCÍA L7du, 30 de Mur,.c^ de / 9^^t i HELAD E RIA S L os Caballito s Vicente Verdú Mira Distribuidor de ALACANT Helados Avda. Olimpiadas, N° 9 Tel. 38 33 04 Cervantes, 50 Tel. 38 34 11 ELDA A b a nd e r a d as y Ca pi ta n es 1.983 p. ^undo l ^ ri ^t iuno Comparsa de Cristianos Srta. PAQUITA MIRA VERDÚ Sr. PEDRO BLANES AMAT _omparsa de Piratas Srta. MERCEDES ANDRÉS ALORAS Sr. LUIS SÁNCHEZ GARCÍA omparsa de Estudiantes Srta. FRANCISCA MORÁN GONZÁLEZ Sr. ARMANDO CUESTA GONZÁLEZ á omparsa de Zíngaros Srta. CANDELARIA SÁNCHEZ MORENO Sr. JENARO VERA GUARINOS ^_omparsa de Contrabandistas Srta. LAURA AMAT GALIANO Sr. JESÚS FERNÁNDEZ CORTIJO d3u^do y^lo^o Comparsa de Moros Marroquíes Srta. MARIELA AMAT JUAN Sr. JOAQUÍN IGNACIO MATAIX GÓMEZ Comparsa de Moros Realistas Srta. Ma DEL PILAR ALMAGRO ORTEGA Sr. RAFAEL ANDRÉS PUCHE Comparsa Huestes del Cadí Srta. INMACULADA ARACIL SÁNCHEZ Sr. MANUEL ARACIL SÁNCHEZ Comparsa de Moros Musulmanes Srta. MARÍA JOSÉ MARTÍNEZ TORREGROSA Sr. MANUEL SELLÉS OLIVER R esumen de un año de Fiestas Juan UH;LTN:I.1. JO^ I:R MARZO DE 1.982 DÍA 24 Se reúne el Jurado para deliberar cuál será el dibujo de Humor premiado en el Concurso de este año. Dicho Jurado está compuesto por Carlos Vera Grijalba, como Presidente del mismo, y Jenaro Vera Navarro, Juan Martínez Calvo y Pedro Maestr.e Guarinos, actuando de Secretario Antonio Miguel Lucas Díaz. EI Primer Premio de este XII Concurso fue para el bilbaíno EDUARDO OÑATE ISEÑ, el Segundo Premio para ENRIQUE PÉREZ PENEDO, y el Tercero para el cas tellonense ENRIQUE ARENOS CORTÉS, de Villa rreal. ^ DÍA 27 A las 7 de la tarde es inaugurada la Exposición de luti Trabajos presentados al Concurso Nacional de Dibujos de Humor, acto que estuvo presidido por los Conceja les de Fiestas, Sr. Oliver, y Cultura, Sr. Torregrosa. A las 10 de la noche, la Comparsa de Contrabandis tas celebra un acto festero que consiste en una Cena de Hermandad entre los miembros de esta Comparsa. Se rinde un homenaje a la Abanderada y Capitán salien tes, y son nombrados los nuevos para las Fiestas del 82. También en este acto, los Contrabandistas entregaron el CONTRABANDISTA DE PLATA a Mari Loli Galiano y el emblema de oro fue para Antonio Amat Sánchez. ABRIL DI; 1.982 UÍA 2 En el Teatro Castelar de nuestra ciudad, con motivo de la Semana del Humor, el Grupo de Actores de la Junta Central pone en escena la graciosa comedia de Muñoz Seca y Pérez Fernández, Anacleto de divorcia. El público, que casi Ilenaba el Teatro, lo pasó en grande con este Grupo Artístico, que una vez más consiguió un éxito rotundo. UÍA 3 A las 7 de la tarde, y con la asistencia de las primeras autoridades, así como la Junta Central, es clausurado el X11 Concurso Nacional de Dibujos de Humor. En es te acto se hacen entrega de los premios a los ganadores. A las 10 de la noche, en el Restaurante Paulino, la Comparsa de Moros Musulmanes celebra su tradicional acto festero de todos los años. En este acto, se entrcgaron premios a tres escuadras que fueron premiada^ por la Comparsa en las Fiestas pasadas. 1)ÍA 4 Después de un animado pasacalles, se celebra en el Teatro Castelar el anunciado Concierto de Música Frs tera, que, en su seéundo año consecuti^o, organiza la Junta Central. En esta ocasión, la Banda elegida c^ la ESCUELA MUSICAL SANTA CECILIA, de Ollcría, yuien obtiene un clamoroso éxito. UÍA 17 La Comparsa de Ic^+ Piratas celebra su habitual cena de hermandad en el Kestaurantc Paulino. Dentro de es te mismo acto, fueron homenajeados las Abanderadas y Capitanes de los años 81-82. Presidieron este acto fes tero el alcalde de la ciudad, D. Roberto García Blanes, y el Presidente de la Junta Central, D. Jenaro Vera Na ^ arro. UÍA 24 A las 6 de la tarde, la Comparsa de Moros Musulmanes organizó un acto dedicado a los peques de su Com parsa. Este acto, como siempre, consistió en una me rienda para toda la grey infantil de los Musulmanes, y después hubo entrcga de premios a las mejores escua dras juvenilcs dc la Comparsa. Este mismo día, pero a las 10 de la noche, los Moros Marroquíes celebran su tradicional cena rn homenaje a la mujer del comparsista marroquí. Este acto tienc lu gar en el Restaurantr de la FICIA, y está presidido por cl alcaldc de la ciudad y cl Pr^^idrntc dc la Junta Ccn tral. infantes de la Comparsa una estupenda merienda. Por, la noche, en la F[C1A, esta Comparsa celebra una cena, y en el transcurso de la misma se hacen entrega de los premios a los ganadores del Concurso de Minicuadros que esta Comparsa organiza todos los años. A este acto acudieron como invitados el alcalde de la ciudad, D. Roberto García Blanes, y el Presidente de la Junta Cen tral. MAYO DE 1.982 DÍA 8 Eor la tarde, se celebra la Presentación de Abandera ^ias y Capitanes Infantiles en la Sala de Fiestas La Pla ya. A1 acto asistieron las primeras autoridades, junto a los componentes de la Junta Central. Más de quinien tos pequeños de toda nuestra Fiesta lo pasaron estupen damente, con la gran cantidad de regalos que hubo en la serie de sorteos que se celebraron. A la misma hora del acto de los infantiles, el Grupo de Actores de la Junta Central ponían en escena en el Hogar del Pensionista de nuestra ciudad Anacleto se di vorcia. DÍA 15 EI Restaurante Miramar de Santa Pola se viste de ga la para acoger a casi quinientos comensales que se dan cita en este lugar para presenciar la Proclamación de Abanderadas y Capitanes y escuchar el Pregón de Fiestas que en esta ocasión corrió a cargo del dibujante ma drileño ANTONIO MINGOTE. Este importante acto de nuestras Fiestas estuvo presidido por el Alcalde Roberto García, a quien acompañaban el Presidente de la Junta Central, Jenaro Vera, y los nueve Presidentes de las distintas comparsas que configuran nuestra Fiesta. Además de la Presentación de Abanderadas y Capitanes, que corrió a cargo del Delegado de Prensa de la .lunta Central, D. Juan Deltell, como todos los años se procedió a la entrega de Distinciones del Cristiano y Moros de Plata. En esta ocasión, fueron los galardona dos José Gambín Rocamora, Juan Payá Silvestre, Luis .luan Alba y José Blanes Peinado. Muchísimos aplausos hubo en este acto, que estu^^o cn todo momento ambientado por la música festera, en especial, cuando Abanderadas y Capitanes subían al es ^enario para ser presentados. UÍA 21 La Comparsa Huestes del Cadí, como ya hicieran las demás Comparsas, también celebra su día de fiesta. ,Por la tarde, en el Bar Magero, se les ofrece a todos los DÍA 22 Como ya es habitual, la Comparsa de los Zíngaros celebra su llamada noche mágica. En este acto, últi mo de los que celebran las Comparsas antes de Fiestas, la Comparsa de los Zíngaros hace entrega de la Z de oro de la Comparsa correspondiente al año 82 a Gerardo Cerdá Jover y Antonio Juan Amat. También en esta noche fueron homenajeados la Abanderada y el Capi tán para las Fiestas del 82, Luzy Madrid y José Antonio Sirvent. DÍA 28 Con la alegría y al mismo tiempo preocupación, dan comienzo las FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS. Con alegría, porque las fiestas eran esperadas con enor me expectación, por aquello de celebrar por primera vez la efemérides de interés turístico. Con preocupa ción, porque desde primeras horas de este día 28, las nubes amenazaban Iluvia, amenaza que se convirtió en realidad en la tarde del día 29, cayendo sobre nuestra ^iudad una torrencial lluvia, que obligó a suspender la Entrada Cristiana. Ya el sábado por la mañana se tuvo que suspender la Embajada correspondiente a este día. de fiesta. UÍA 30 Este día amanece totalmente encapotado, dando así a nuestra ciudad un ambiente de tristeza y de mal hu- mor, como si no se estuvieran celebrando las Fiestas. ^trnos mal que poco a poco, conforme iba avanzando la mañana lucía el sol, y los actos previstos para este día ^c pudieron celebrar, hariéndose por la mañana la En trada Mora y por la tarde, en lugar de la Procesión, com^^ en principio estaba previsto, se celebró la Entrada Cristiana, que fue susprndida el día anterior. UÍA 31 Por la inariana se celebra la Guerrilla y la Embajada. A las 12 de mediodía, se celebra el Desfile Infantil, que congregó en las calles a gran cantidad de ptíblico, para ^rr ^ aplaudir a los peques de la Fiesta, que día a día, año tras año, demuestran con su buen hacer que la Fies ta de Moros ^^ Cristianos está más asegurada. Por la tarde, y como punto final a las Fiestas del 82, que sin duda serán recordadas por la gran cantidad de a^^ua caída, tuvo lugar al acto aplazado de la Procesión ^^ traslado del Santo hasta su Ermita. Hay que señalar yue en este acto participó tal cantidad de comparsistas que aleunos decían que habían acudido más que cuando la Procesión se celebraba en domingo. JULIO DE 1.982 DÍA 8 La Junta Central de Comparsas celebra Reunión Ge neral, en la cual toda la Junta Central presenta la dimi sión de sus careos. Los asistentes al acto ^ uel^ en a ele ^ir por cuatro años a Jenaro Vera, quien deja en blanco los careos que tienen que acompañarle en su mandato hasta que finalicen las vacaciones del ^ crano. AGOSTO DF, 1.982 JUtiIO DE 1.982 Elda, por medio de la Junta Central, acompañados por un representante de cada una de las Comparsas de bidamente unitormados, toma parte en Alicante en cl D^sfile Homenaje a la Mírsica Festera. Los festeros el d^nses acompañaron a la Banda Santa Cecilia de nues tra ciudad, que también acudió a este acto, organizado por la UNDEF ^^ el A^^untamiento de Alicante. Por fin, en toda la larea historia de la Fiesta de Mo ros ^ Cristianos, ELDA está presente en Telc^isión Es pañola. El proerama Espuñu, sin ir nrás lejos da a co no^er a toda España las e^celencias de la Fiesta de Moro^ ^^ Cristianos de nuestra ciudad cn un programa que duró treinta minutos. tiovlr:MHIZH: DF: I.982 EI Grupo de Actores de la Junta Central pone en es cena en el Teatro Castelar de nuestra ciudad la comedia de Muñoz Seca Anuclelo se dii^orciu, representación que se hace en beneficio de los damnificados por las inundaciones de nuestra rcgión. UICIH:MBRI^: UH: 1.982 EI día 1 I dc cstc mcs, comicnra cn Radio L:Ida un programa dcdicado a la f^icsta dc Moros y Cristianos, con cl título dc L-MBAJADA. Este cspacio fcstcro cstá prcuntado ^^ dirigido por cl Dclcgado dc Prcnsa clc la .lunta Ccntral, .luan Dcltcll Jo^cr. El día 4 de este mes de diciembre, la Comparsa de Moros Realistas celebra su acto de fiestas, que como ya es habitual desde hace unos años, lo hace en la Discote ca Dafnis de Biar. En este acto, esta Comparsa mora hace entrega del emblema de oro a dos comparsistas yuc han demostrado a lo largo de su vida festera su amor por la gran Comparsa y por la Fiesta. Estos comparsistas son: JOSÉ RAMÓN GANGA GONZÁLEZ y ^IANUEL AMAT PIQUERAS. El día 28 y en el Teatro Castelar se representa, con el éxito de todos los años, EI señor don Juan Tenorio 0 Dvs tubos un real, de! invlvidable autvr Emilio Rico Alhert, por el Grupo de Teatro de la Jun1a Central, en e/ cua/, y pvr ú/tinta vez, e/ nta/ogrado Anlvnio Juan Romerv, deleitó a los espectadvres en su papel de Brigi da. ENERO DE 1.983 DÍA 10 ^c declara desierto el Concurso Províncial de Foto grafía, al no haberse presentado al mismo más que tres obras, tomando en consideración la Junta Central el hacerlo o no en años sucesivos. UÍA 22 La Ce^mparsa de Estudiantes celebra una cena de her n^andad en el Restaurante Paulino, y en este acto, la Comparsa, hace entrega de los premios a la escuadra ganadora en las Fiestas pasadas, así como la entrega por primera vez cn la historia de la Comparsa a su Presidente D. Antonio Migucl Lucas Díaz del Estudiante de Oro. Con un gran ambiente de fiesta finalizó este primer día, que la Junta Central dedicó a la Media Fiesta, ya cfue por la mañana de ese día 22 se celebró una Misa cn la Ermita de San Antón, con reparto de pan a los que acudieron a estc acto cn honor del Santo de los Moros y Cristianos. Por la tardc, San Antonio Abad, bajo un frío inten ^o, es trasladado desde la Ermita hasta la Iglesia de Santa Ana, acompañándolc todas las Comparsas con ,us correspondientes Abanderadas y Capitanes. UÍA 23 Por la mañana, se celebra la Santa Misa en honor de San Antón. A las 12 en punto de la mañana, se pone en marcha cl DESFILE DE LA MEDIA FIESTA, cn el qu^ toman parte cerca de doscientos festeros de las dis tintas Comparsas. A las 3 de la tarde, en cl Restaurantc de la FICIA, se hace entrega de Ies premios a las rnejores escuadras de las Fiestas del año 1.9R2. Con este acto, finalizan los quc programó la Junta Central. UÍA 30 Como homcnajc a la Fiesta dc Moros y Cristianoti, la Banda Instructiva Musical Santa Cecilia da un ^on cierto de música festera en el Teatro Castelar de nuestra ciudad, con Ileno a rebosar. Fue un éxito completo. FEI3RH;R0 DF, 1.983 Jenaro Vera Navarro ha sido designado por la Comi sión de Fiestas de Caravaca de la Cruz presentador de loti Reyes Cristianos de ayuella fiesta. UÍA 19 Con gran estupor por lo inespcrado, se recibe la noti ^ia dc la muerte del Director del Grupo de Actores de la Junta Central, Antonio Juan Romero. EI acto del sepe lio yuc tuvo lugar el día 20 constituyó una gran manifcstación dc duclo. MAR!.O I)E 1.983 Sc convoca por la Junta Central el XIII Concurso Nac:ional dc Dibujos dc Humor, para los días dcl 9 al 16 dc ahril. DÍA 27 En el Teatro Castelar se celebra el Tercer Concierto de Música a cargo de la Unión Musical de Petrel. En es te concierto, se incluyen obras tan eledenses como Pe drv Díaz, Elda Musuhnana, Idella, Jenaro Vera y Abanderadas. Este concierto es grabado para editar discos y cassettes que la Junta Central tenía ya progra mado desdc hacía tres años. Guión de Actos VIERNES 3 DE JUNIO A las 7 de la tarde, TRASLAUO del Santo desdc la Ermita a la Iglesia de Santa Ana. A partir de las 11 de la noche, RETRETA de todas las Comparsas y, a continuación, CABALGATA DEI. HUMOR, que, partiendo de la calle de Juan Carlos I, contluencia con Reyes Católicos, continuará por Plaza de Sagasta, Jardines, Dahellos, Pemán, General Varela y Padre Manjón, terminando en la conflucncia de esta calle con la Avda. dc Chapí. A la 1 de la madrugada, disparo de un MAGNÍF[CO CASTILLO DE FUEGOS ARTIFICIALES, desde la Pista Polideportiva en la Avda. dc las Olimpiadas. SÁBADO 4 DE JUNIO A las 8 de la mañana, DIANA y disparo de cohetes. A las 10 de la mañana, ALARDO; que inicia el Bando Cristiano, seguido del Bando Moro, por el siguiente itinerario: Gral. Varcla, Padre Manjón, Avda. de Cha pí, Cruz, Avda. de las Olimpiadas, hásta el recinto del Campo Municipal de Deportes, en donde se instalará el Cast illo. A las 12 dcl mediodía, EMBAJADA MORA, batalla de arcabucería y asalto al Castillo por el Bando Moro. Una vez terminada la Embajada, DESFILE DE LAS COMPARSAS desde el Campo dc Ueportes hasta los lugares que ellas se asignen. A las 6,30 de la tardc, ENT^RAUA CRISTIANA, desde Juan Carlos I, Sagasta, Jardines, Dahcllos, Pe mán, Gral. Varela y Padre Manjón hasta la confluencia con Avda. de Chapí, que es donde termina. DOMINGO 5 DE JUNIO A las 8 de la mañana, UTANA y disparo de cohetes. A las 10 de la mañana, se concentrarán todas las Comparsas en la Rotonda del Mercado desde donde, a las 10,30, se iniciará un DESFILE a base de marchas cristianas que, partiendo de la calle Juan Carlos I, sc guirá por Gral. Varela, Pemán, Dahellos, Gral. Mola, Calle Nueva, Co(ón, Iglesia, hasta el Templo de Santa Ana, en donde se oficiará una Misa en honor del Santo y una ofrenda a la Virgen de la Salud. La Misa será fes tera y cantada. A las 4,30 de la tarde, concentración de las Comparsas en los lugares que se les asignen, en las calles adya centes a la Plaza Castelar, para, a las 5 de la tardc, y por el mismo recorrido del día anterior, efectuar la EN TRADA MORA. LUNES 6 UE JUNIO A las 8 dc la mañana, DIANA y disparo dc cohctcs. A las ]0 de la mañana y con el mismo recorrido del sábado, empezará el ALARDO, que terminará con la EMBAJADA DEL CRISTIANO y toma dcl Castillo. A las 12;30 del mediodía, se concentrarán en la Ro tonda del Mercado todos los componentes de las Com parsas que se consideren infantiles con sus Capitanes y Abanderadas, para, a la 1 del mediodía, empezar el UESFILE INFANTII., que, empezando en la calle de Juan Carlos I, seguirá el mismo recorrido de los Desfi les de las Entradas, hasta Ilegar a la Avda. de Chapí, contluencia con Padre Manjón, que es donde finaliza. A las 7 de la tardc, PROCESIÓN DE SAN ANTÓN, que, saliendo de la Iglesia de Santa Ana, seguirá por San Francisco, Gral. Aranda, Gral. Varcla, Pcmán, Dahellos, Gral. Mola, Calle Nueva y Colón, para ter minar en la Plaza del Ayuntamiento, desde donde hasta la Ermita scrá trasladado, porquc allí tcrmina la Procc Slon. A la Ilegada del Santo a la Ermita, se disparará una GRANDIOSA MASCLETÁ, dando por tcrminados los actos programados para esta Fiesta. LA JUNTA CH;NhRA1. UH; COMPAKtiAti