FIESTASMAYORES / I Revistaanualquela IA DE LOS SANTOS PATRONOS edita en honor de la Virgen de la Salud y del Cristo del Buen Suceso para mayor exaltación ymemoria de losvalores eldenses. f IE§T4S MAYCBES sumario 8 10 14 15 16 18 20 21 22 24 33 34 38 40 42 44 46 47 ALBORADA A LA VIRGEN DE LA SALUD RG/95 AL CRISTO DEL BUEN SUCESO RG/95 EL VERDADERO PÓRTICO DE NUESTRAS FIESTAS. José Miguel Bañón Alonso EL BARCO, MI NIETO... YYO Camilo Valor Gómez LAS CAMPANITAS DE SANTA ANA Jover González de la Horteta AQUEL SABOR CALLEJERO Miguel Barcala Vizcaíno PLAZA SAGASTA Vicente Alarcón Juan VOLVER A CORRER LA TRACA Pedro Maestre Guarinos EL VERMUTICO Ramón Candelas Orgilés CANCIONES PARA UNA GUERRA. PRELUDIO Ernesto García Llobregat POR EL HECHIZO DE AQUEL BAÚL José Pascual Casáñez Bañón ESCUELAS YMAESTROS EN ELDA ANTES DE NUESTRO SIGLO. Alberto Navarro Pastor D. EMILIO MAESTRE: EL HOMBRE QUE CONOCÍ José Luis Bazán López HISTORIA DE UN GRAN MAESTRO M.a Josefa Anaya Anaya ANDRÉS LLORET, POETA DE LA VIDA José Luis Bazán López ANDRÉS LLORET QUE ESTAS EN LOS CIELOS Manuel Serrano González CAROLINA GONZALVEZ YSUS POEMAS E. POEMARIO Carolina Gonzálvez ELDA. SEP 49 52 54 56 58 60 63 64 66 67 73 74 78 80 86 87 89 90 91 92 93 DE 1995 LA PROSA DE FRANCISCO LALIGA GORGUES Emilio Maestre Vera UNA VISITA AL MAESTRO «AZORIN» Julio A. Capilla Bellot UNOS COMENTARIOS SOBRE MARCOS REDONDO Juan Martí Poveda UN RASGO CARITATIVO ANTE LA BODA DE ALFONSO XII. Fernando Matallana Hervás ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL Consuelo Poveda LA VILLA DE ELDA EN EL ITINERARIO DESCRIPTIVO Juan Antonio Mari Cebrián LOS MOLINOS HARINEROS DE ELDA Manuel Serrano González yJuan Marhuenda Soler ELEGÍA COREADA Juan Madrona Ibáñez ¡ADIÓS A LA FERIA! LOS ANTIGUOS GREMIOS ZAPATEROS José María Amat Amer EL VIAJANTE DE CALZADO Miguel González Aguado LA RECUPERACIÓN DE UN LEGADO HISTÓRICO Daniel Valls González EL RINCÓN DE LOS POETAS. Lola Gómez, Carmen Pérez Díaz, Luis Romay G. Arias, Manuel Verdú, Tenes HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE ELDA Juan Rodríguez Campillo SOLEMNIDAD EN LOS ACTOS LITÚRGICOS... Vicente Valero SECULARIZACIÓN Y FIESTAS MAYORES DE ELDA Ricardo Navarro SOLO SEIS ANOS José Navarro Navarro SEÑOR, QUE SEPA COMUNICAR TU PAZ Enrique Garrigós EMOTIVO ACTO DE LAS PROMESAS... Vicente Valero CUENTAS DE LA COFRADÍA EJERCICIO 1994 SOLEMNES CULTOS ALbOR/ «Partime, por fin partime, no sinhaberllorado como si el mundoentero se acabase y la familia entera se mu- ríese para mí;tanta era mi desolación, tan grande miresistencia, casi invencible, aser transplantadc de aquel suelo, en cuya saviacreía yo que se alimentaban, comolasraíces de los árboles, de las plantas,las raíces de mipropia vida». Emilio Castelar (Recuerdos deElda o las fiestas de mi pueblo).Año1879 n laAlborada de todos los años, la que aún siendo esperada, nos sorprende yemotiva. La que viene como siempre repletade añejas sen saciones para poner punto yseguido en este caminar eldense jalonado de tantas Alboradas como años vividos. Es la Alborada de nuestra tie rra -atención, la tierra como elemento integrador- donde un buen día fuimos plantados como semilla vernácula oesqueje foráneo; donde, co mo pensaba nuestro ínclito Castelar, nuestras raíces han succionado la savia para alimentar el cuerpo de nuestro árbol enraizado en este valle, nuestro valle de lágrimas, también de dichas yventuras. El Valle de Elda, que ocupó la atención de Azorín, de Lamberto Amat yde tantos otros. La «Valí d’Elda», el «Valle de Elda», como toponimia geográfica ehistórica en los mapas yescritos antiguos, ahora, es, me jor dicho, ahora se procura soslayar esta designación por la otra, tam bién natural de: «Valle del Vinalopó, acepción más indecisa, menos con creta, pues el río en su discurrir por estas tierras levantinas irá marcan do otros valles, mientras que «Valle de Elda» sólo habrá uno. «Alborada», «Elda», bellísimos nombres que enamoran, hasta tal punto que bien pudiéramos atribuirlosa deidades opersonajes femeni nos de leyenda. ¿No habrá por ahí una Reina Alborada de guedeja ru bia,mirada azul yestirpe visigoda? ¿Ni unainspirada y apasionada po etisa sudamericana llamada Elda de Tal o de Cual, por ejemplo? Si no las hay reconocidas es porque sus espectros formativos se perdieron en la nebulosa del tiempo al habérseles negado la oportunidad -por ha dos adversos-, de asomarse a lavida en ese su juego de rueda de la for tuna. Estas pérdidas yadversidades procedentes de la fantasía, tienen su contrapunto con las otras reales y a efectos comunes anuestros pa trimonio, tanto histórico como económico osentimental, que si bien tu vieron su oportunidad de mostrarse resplandecientes en su momento a la vida, ahora gravitan indelebles en el recuerdo. Ylos recursos son nuestros -la única propiedad que no paga im puestos, de momento- ytodos juntos forman la gran roca experimenta da en la que edificar el futuro, ese futuro esperanzador donde todos par ticipemos en igualdad de oportunidades, en un progresismo para todos, sin barreras de etiquetados ni de carnés. Ydel pasado, de ese pasado defenestrado (¡ay de la FICIA!), si algo tangible nos quedase de él, ha bría que buscarlo en la intimidad de esa noche, en ese momento de la Alborada, cuando los eldenses mirando hacia su interior-qué más da que sean creyentes ono- se encuentran con laVirgen de la Salud ycon el Cristo del Buen Suceso, los más viejos símbolos de nuestra cultura, nuestra idiosincrasia y, por supuesto, de nuestra fe, en un sentimiento refugiado ylatente durante todo el año pero que se desborda en la má gica noche de la Alborada de sus Fiestas Mayores. Yno olvidemos que ya sólo faltan nueve años para la GRAN ALBORADA de ios cuatrocien tos años de los Buenos Sucesos que se han venido derramando sobre el Valle de Elda, oValle del Vinalopó, como se quiera. Salud y Buenos Sucesos para Todos A LA VIRGEN DE LA SALUD 1llegar a septiembre se te siente de manera especial, dulce Señora; la mañana es azul desde la aurora y el aire que te abraza diferente. En el alma hay un gozo adolescente que de ti, sin saberlo, se enamora, y al que sufre en silencio y al que llora tu beso maternal unge su frente. Hoy te siento, mi Virgen, más cercana, paloma en procesión que me visita, que a eldense y a mujer nadie te gana. Elda entera en tu amor se precipita, que eres tú su primera ciudadana y el bálsamo de amor que necesita. RG/95 10 AL CRISTO DEL BUEN SUCESO n árbol de esperanza en tu ribera, un golpe vegetal de savia verde, es mi voz que te aclama y que se pierde por viejos laberintos de madera. Es inútil buscar la primavera -de lasflores no hay nadie que se acuerde- y es un ciego dolor éste que muerde y calcina mis huesos en tu hoguera. Que te busco, Señor, por la deshora que agoniza en tu cruz, cáliz de vida, a los pies del dolor que te devora. De tu mortal humanidad herida me alcanza ya la luz deslumbradora, Buen Suceso de amor, en despedida. RG/95 11 El verdadero pórtico de nuestrasfiestas Larevista Fiestas Mayores, lector, es a mi juicio, el verdadero pórtico de nuestras fiestas de septiembre. En otro tiempo, fue la Alborada elacto más entra ñable que nos asomaba atodos los eldenses aesa ínti ma y peculiar vivenciade emociones, que nos van a ha cer vibrar unos días, con entrañables ytradicionales ce lebraciones, las maravillosas fiestas septembrinas. Durante todo elaño hemos luchado sin cuartel ni reposo para que la revista Fiestas Mayores abra el fa moso pórtico que nos va a permitir discurrir con el me jor fervor de nuestraalma,por cada uno de los actosque conforman lasrutilantes Fiestas Mayores en honor de nuestra generosa Virgende la Salud ynuestro adorado yescarnecido Cristo del Buen Suceso. En otra época, que se pierden en los tiempos, escri bíque laAlborada era elverdadero pórtico de lasfiestas de septiembre, sin embargo, hoy, debo rectificar, y aun que este acto sea eminentemente tradicional, no es el pri mero que da paso acuantos celebramos yvamos a vivir, con elcorazón apasionado, en los siguientes díasa ella. Un buen puñado de eldenses, unos de nacimiento yotros de adopción, se desvelan ytrabajan para que la revista sea posible. Artículos literarios de toda índolelle nan sus páginas y, en todos ellos, resbala, como «leit mo- tiv» elamor apasionado que sienten en su pecho por unas fiestas que enfervorizan y apasionan ellento einspirado discurrir de su mente yde su pluma. 14 Por JOSÉ MIGUEL BAÑON Pedro Maestre, Ernesto García, José Luís Baíán, Manuel Serrano, Juan Martí, Antonio Porpetta, Vicente Valero,Alberto Navarro, Rodolfo Guarinos ytantos otos pueden decir mucho de ello. Fiestas Mayores es la nueva embajada que cada año,invariablemente, anunciaa loseldenses que las fies tas septembrinas están yaahí. Que llegan vestidas con sus mejores galas para hacer atodos los eldenses de buena voluntad, sentiren elespíritu, sus mejores viven cias. Nada hay en todo elaño que nos haga vibrar más; que aliente con eldiscurrir de sus actos en honor de nues tros patronos, nuestras mejores esperanzas ynues’ros más íntimos sentimientos. Septiembre, ya estás aquí. La emoción que no;, ha embargado producto de un fervoroso deseo, ya se ha cumplido. Has dado al traste con los rojizos y agob an tes rigores del veranoy una brisa frescay nueva comienza a dejarse sentir sobre todo en tus noches estrelladas. Y, nosotros, un año más, pero con un año menos, albora da de canas y de rostros ajados yresecos, dejamos que, largamente, pueda nuestros corazón, en sus postreros latidos, brindar anuestra Virgen de la Salud y a nuestro Cristo del Buen Suceso, ese amor, fiel, indeleble, ardiente ypasional que brota como inacabable manantial de es te puñado de eldenses que hacemos posible, año tras año, esta entrañable revista. ms.- Hablar del BARCO de las Procesiones de la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso, conmemorativo de aquella arriba da desde Cerdeña, es para mí un tema que inti mamente me apetece muchísimo contar, por el he cho, quizás para muchos sin importancia, que si me permitís os paso arelatar. Con grata sorpresa pudimos ver todos en las pasadas fiestas, cómo el BARCO había sido reno vadoen su totalidad, con unespigón de proa muy esbelto, nuevo velamen desplegado atodos los vientos, magníficamente calafateado yestrenan do oreestrenando nombre. El SAN EDUARDO. Vaya y vaya.¡Quéchulo! Cuando lovi bajar por la calle Jardines, me sentí transportado a mi juventud, es más, a mi ni ñez yen un instante se me acumularon los re cuerdos. (Debo tener buena memoria, porque ha ce la tira de años). En aquel tiempo, siempre que el BARCO pa saba por debajo del balcón de mi casa, en la calle Nueva, lo miraba boquiabierto, pero sobre todo mi raba alos «marinos» que lo ocupaban, porque ca sisiempre eran los mismos. Me preguntaba cuan do los veía, qué habría que hacer, no ya para pa tronearlo que habríasidola «pera», sino por lo me nos para poder montar en aquél, me parecía en tonces, magnífico velero. Nunca pude conseguir lo.Aquello me traumaba cada año (lo de trauma- ba se dice ahora, antes simplemente me cabrea ba). Afortunadamente se me pasaba enseguida, hasta el año siguiente que se volvía a despertar en mí, la infantil envidia que me hacía desear subir y hacer el recorrido procesional con los demás «ma rinos». Pues bien.El día de laVirgen de las fiestas del EL BARCO, MI NIETO Y... YO Por CAMILO VALOR GÓMEZ año pasado, cuando vimos venir elBARCO, y te niendo como tenía «aupado» a miNIETO en bra zos, se me encendió una lucecilla y me dije: ésta es lamía.Le hice admirarlo ydesearlo, diciéndo- le:«Anda qué BARCO, qué chulada, qué güay». «¿Te gusta?». «¿Quieres subir?»,elniño, ni corto ni perezoso, «Sí, sí, sí», su padre «Que no, que no, ni hablar», él, «Que sí abuelo, que sí». Entonces vi que delante del BARCO y controlando su navegar as fáltico,venía Jesús Martínez (hijo de aquél Antonio Martínez, carpintero, que con sus numerosos hi jos, fue durante muchos, muchos años, el alma de lo que podríamos llamar la tramoya de las Fiestas de Septiembre, montando ydesmontando el «TRO NO», su mecanismo. Controlando ypreparando, andas, carrozas, rampas, BARCO, etc., para que todo estuviese apunto. Habría que recordarlo en algún momento, y le dije al chiquillo: «Ese señor que va delante se llama Jesús. Pregúntale si te su be». Creía que no iba ahacerlo, pero de pronto, rompiendo el respetuoso silencio de la Procesión, una voz blanca, aguda, grita: «Jesuuuuus, Jesuuuus, me montas?». Jesús, que no sabe de dónde sale esa voz infantil, gira la cabeza inten tando averiguarlo, me ve con el niño en brazos y se dirige hacia nosotros, coge, con agrado, a mi NIETO en volandas, lo lleva hacia el BARCO y lo sube junto aotros dos niños que ya iban instala dos en el mismo. Como responsable delhecho, me despedí de mifamilia y fui acompañando elBARCO y con trolando ami NIETO durante el resto del recorrido de la Procesión, ydisfruté tanto haciéndolo, fue tan emotivo, que viéndome reflejado en el crío, me sa qué la espina de mi infancia, pues íbamos en «EL BARCO, MI NIETO Y... YO». 15 FIESTAS MAYORES Han pasado muchos años desde que dejé de oír el sonido tan grato de las viejas campa nas de aquella torre desde donde se dicta ban las horas ylos acontecimientos más relevan tes de Elda. Posiblemente por haber nacido ypasado mu chos años de mi vida tan cerca de sus argentinos sones, se quedaron para siempre grabados en mi mente yen todo momento las oigo voltear como siaún estuviera el «tío Aúja» en persona ymás tar de sus dos hijos dale que te pego con ellas. El campanero de Santa Ana se llamaba Manuel, aunque siempre fue conocido como «el tío Aúja» (sí, hombre, fue el famoso personaje que re cibió aquella estentórea voz de «¡Manolico, corta, que me pierdes!»). Aquella orden tan tajante la recibió de don Manuel Martínez Lacasta, por otro lado llamado también «ElSacristán», famoso constructor de glo bos de papel alguno de los cuales llegó a medir los quince metros de altura. El desesperado grito de este señor al tío Aúja «era para que cortase la cuerda donde estaba el globo colgando en el frontispicio del Teatro Castelar, ycuando ya estaba lleno de humo era el momento de darle suelta, aunque por lo que fue re, el «tío Aúja» no daba salida a la nave aerostáti ca y el pobre constructor se recomía sus energías gritándole asu subordinado arriba en el tejado, mientras abajo ydentro del globo estaba él, suje tándolo fuertemente ayudado por sus hijos, pues tenía cuatro: Manolo, Joaquín, Luis y Roberto. El mayor y el menor dos buenos músicos por cierto. 16 ¡LAS CAMPANITAS DE SANTA ANA! (Tocata y fuga de recuerdos de mípueblo, ¡ay!, ya lejos) Por JOVER GONZÁLEZ DE LA HORTETA También el padre fue un gran músico. Seguramente el bombista más celebrado yenér gico que ha tenido la Santa Cecilia en todos los tiempos. Sin embargo, apesar de su energía to cando el bombo tuvo que oír aquella famosa filípi ca que el maestro Fayos, en su lengua vernácula, le espetó cuando vino aElda para conocer la ban da de música que había contratado como director al miembro favorito de su banda de Villanueve de Castellón yque ya era profesor de fagot. Curioso, difícil de tocar ysingular instrumento éste; es una especie de caña de más de un metro de larga con unpitorro que le sale del centro yemite sus notas musicales que a mi entender llega los más graves de cualquier otro instrumento musical. Además ysiempre desde mi modesta opin ón, en esta faceta de la música es el instrumento pa yaso de la banda, por su sonido. En su cuerde de la madera tenemos ala flauta con su dulce soni do, al oboe con su tono quejumbroso, y al clarine te, que es el tenor-barítono de la cuerda, pero el fagot, ahí amigos, siempre tiende a la sonrisa en sus sones. Me remito alos adornos musicales que habréis oído en películas muchas veces. Lo dicho, el payaso de la cuerda. La filípica a que me refería anteriormente al bombista de la banda fue que el maestro Fayos quiso conocer la calidad de la banda donde venía de maestro don José Estruch, para lo cual se ofre ció adirigir atítulo de ensayo la partitura que les pareciese mejor a los dirigentes de laSanta Cecilia. En la sede de dicha banda, que en aquellos tiempos estaba situada en los altos del Café del Centro en la calle de Colón, se efectuó la prueba en el patio de dicho edificio, donde se situó la ban da. La partitura que eligieron fue el segundo mo vimiento de la «Quinta Sinfonía» de Beethoven, que es el «andante con moto». El acorde final de dicha partitura es un forisi- mo golpe seco, pero se conoce que aquella tarde Manolico «El Sacristán» estaba atribulado un poco por la cara un tanto seria del maestro opor lo que fuere, que no dio el toque final con la precisión re queridaen lapartitura y lesalió untanto desange lada. El maestro Fayos se adelantó por el centro de la banda ycuando llegó delante del bombista le di jo: ’Y vosté, en esteacorde final, té que trencar el bombo, recollons¡». Perovolvamos a las campanitas, que siempre me pasa lo mismo, que se me enganchan las ideas como cerezas, aunque en esta oportunidad no hay tales carneros. Lo que acabo de escribir es de man zanadel mismo árbol, un inmenso amor a Elda y sus recuerdos, así que adelante con las campanitas o lo que sea, pues al final todo estará a la sombra del mismo árbol que esElda, su valle y sus gentes. Hablaba yo del «tío Aúja», que teníatreshijos, dos varones y unadamita. Fuiamigo delmenor de ellos al que llamábamos Aretime. Me pasaba las horas muertas a la caída de la tarde muchos días viéndole tocar avísperas allí debajo de la escale ra de latorre y maniobrando con las cuerdas que bajaban de las campanas, una lamovía con el pie pisando la cuerda y la otra con la mano derecha. Para este menester sólo usaba la «din» y la «dan», porque la «don», que era la más gorda, sólo se usa ba para los grandes acontecimientos, cuando su bían arriba el padre y los dos hijos para voltear las campanitas. La «din», que miraba alnorte; la «dan» que miraba al sur y la «don» que miraba a Toscana, es decir, al oeste. Campanitas de la torre de mi pueblo, espar ciendo sus argentinos sones sobre elvalle. Desde cualquier lugar distante se les podía oír, sobre to do a la caída de la tarde, cuando Aretime tocaba avísperas como ya he dicho. La «din» que en las fiestas era lapizpireta juguetona de la torrey la «dan» acompañándola. Esta «dan» bendita era la más seriadetodas, tan era así que era laprotago nista melodiosa de los entierros. La «don» era co sa aparte. Orgullosa yampulosa en sus sones, só lo se molestaba enfiestas o acontecimientos muy importantes. (Jndía se oyeron unos toques insis tentes yalgunos eideros se alarmaron presintien do alguna desgracia. No hubo tal, se trataba sim plemente de que le estaban cambiando no sé qué cosas del sistema de los ejes del movimiento pa ra el volteo, nada de particular según me dijo Aretime. Pero como resulta que aquello ocurrió por la mañana temprano, y la noche anterior había llovi do mucho, alguien bajó corriendo por la calle del Castillo gritando: «¡Que sale larambla!¡Que sale la rambla!», y como resulta que estos menesteres tan desagradables yotros similares entraban en el ne gociado yatribuciones de la «don», de ahí la alar ma que causó la reparación apuntada. Yes que cuando llovía mucho, sobre todo en la Hoya de Caprala, el turbión de agua era de no te menees. La avenida era impresionante aunque aquí en Elda decíamos que había salido la rambla. ¡Campanitas de Santa Ana que tantas veces me viste pasar durante mi farandulesca vida depe riodista callejero! «Vecina, ¿me puedes decir la hora que es?». Sí mujer, son los tres cuartos para las ocho.Pronto oi rás los pitosde la fábrica de Rodolfo». «¡Ah, Señor! ¡Yyo sin hacerle las sopasa mi hijo!». Pero allí es taban las campanitas como diciéndole al mozo: «¡Corre, que tequitarán mediahora si te cierran la puerta!». Y es que por entonces giraba lavida al rededor de las campanitas, el reloj de la torre y los pitos de las fábricas. Hoy me imagino que todo esto ha desapare cido deaquella vida de pueblofabril y atareado en llevary traer tareas de zapatos de lasfábricas a la casa yvice al contrario. «¡No corras tanto, Manuel, con la tarea, que el delmostrador siempre se queda más tarde! Total, por tres pares de suelavuelta que llevas ahí pare ce que no te van a cortar si llegasun poco tarde. No corras, hombre, que hanllegado muchos pedidos y ahora hay bastante trabajo». Retazosde la vida local de aquellos años que lascampanitas desde lo alto de la torre veían pa sar como diciendo: «¿Yamiqué? Mientras no ven ga Aretime a acariciarme, que sea loque Dios quie ra. Bastante nos importa a nosotros si le quitan me dia hora a uno o no le quitanal otro». Diálogo en el campanario: «¡Oye, dan!¿Y tú por qué eres tan seria?». «No sé, ’din’; es el come tido que llevamos cada una denosotras aquí. Yo me encargo de las Vísperas,losÁngelus, entierros y otrostoques que ordenan ahí abajo. Tú, en cam bio, tan pizpireta y loca que te han tenido que po ner una rejapara que no te caigas cuando te vol tean, pero yo, yo también me lo paso bomba en las Fiestas Mayores cuandosubeel ’tío Aúja ’y sus hi jos, que nos dejan mareadas de tanto volteo? ¿Queréis callaros de una vez? ¿No puedeuna cam pana seria dormir la siestaenpaz? Tener en cuen ta que mañana es la Alborada y hay volteo gene ral, así que dejarme descansar, que me duele un poco el badajo y quiero estar en forma para avisar a todos los eideros que ha llegado el día grande». «Bueno, bueno ’Don’ no te enfades, que la ’Din’y yo te daremosunasfriegas en el badajo para que tepase lamolestia y puedas curarte bien». «Muchas gracias, ’Dan’, reposartranquilas y mañana a las doce de la noche sonaremos como nunca en honor de la Virgen de la Salud ydel Cristo del Buen Suceso». Envista de la fecha, espero que me sea per sonado el audaz atrevimiento de hacer hablar alas campanitas de la torre de laiglesia de mi pueblo. Hasta el bronce de sus cuerpos ríe gozoso el Día de la Virgen. ¡FELICES FIESTAS! 17 AQUEL SABOR CALLEJERO Me sucede con cierta frecuencia, debe ser por el paso de los años, que cuando voy caminando por la calle, por un momento miro el entorno yveo mentalmente cómo era el paisaje urbano cuando era niño. Como si de un flash setratara,todosedesdibuja y donde hoy exis ten flamantes edificaciones, plazas oespacios ver des, por unos instantes veo lo que allí había en tonces. Centrándome en el barrio donde solía jugar, porque entonces, años cincuenta, los niños jugá bamos en la calle, recuerdo ante todo la ausencia de asfalto lo que nos permitía usar el suelo para ju gar, especialmente con bolas «alagua», juego por excelencia que consistía, siguiendo ciertas reglas, en introducir de carambola la bola del contrario, en un hoyo que previamente excavábamos en el suelo yque se llamaba «agua». Correr era condi ción indispensable en otra serie de juegos calleje ros: «el tú la llevas», «el soldao tieso», «el escondi te», «a un quedo», «las cuatro esquinas», entre otras muchas variedades incluida, cómo no, la pelota con partidíllos que se organizaban en lacalle, don de la circulación era mínima, al menos en lo que aautomóviles se refiere. El barrio donde me movía, estaba emplazado en las inmediaciones de «El Alminar»: Carretera de Monóvar (Virgen de Montserrat, Lamberto Amat), 18 Aragón, Valencia, París (Roma) yalrededores. Eran los tiempos de servicio puntual del coche de la es tación yde «ElColilla», de los coches de punto en hilera en la calle Lope de Vega con aquellos ve tustos taxis de Faustino, Pepe Romero, «el yerno de El Parra», «Chamorro»y algún otro más que no recuerdo. Eran los años donde se emprendió la re novación einstalación de la conducción de las aguas potables (primeros años de la década de los cincuenta) yde gran movimiento de tierras en las calles merced alas obras de construcción del al cantarillado, que proporcionaba otro novedoso marco para jugar. El parque móvil de Elda por aquel entonces era mínimo en cuanto avehículos amotor se refiere. Casi se podía adivinar cuándo pasaba «un auto», quién era su propietario. _as agencias detransportes: Gómez,Navarro, Tordera, Despacho Central, etc., realizaban el reparto o re cogida de mercancías con carros tirados por mu- las. Algunas industrias se servían también de este tipo de transporte para sus repartos, como era el caso de Hormas Beneit. Era normal ver por las ca lles, los repartidores de los almacenes de curtidos llevando las pieles alas fábricas de calzado con carretillas. Otro de los vehículos típicos eran -los carricos del terminao», especie de armario relati vamente pequeño, con lejas en su interior tipo carretillo», abierto por delante por donde se introdu cían osacaban los pares que estaban en el «terminao», dos ruedas ydos mangos a la altura de los brazos de donde tiraba el porteador del «carrico». Eran los vehículos de la época, yque siguieronuti lizándose hasta bien entrados los sesenta. La bici cleta era el medio más generalizado. Recuerdo, que alas siete uocho de la tarde la carretera de Monóvar, troquelada de baches, era un auténtico río de bicicletas de monoveros que trabajaban en Elday usaban el velocípedo como medio de trans porte. Era característico el cestito rectangular de mimbre que llevaban en el portapaquetes, detrás delsillín, donde llevaban la comida yotras vian das. Mientras, de vez en cuando durante el día, el coche de «arrosiar» que conducía Oriente «El Liebre» mojaba las polvorientas calles, mientras que la chi quillería saltábamos por encima de los chorros que lanzaba el coche-bomba. La calle era un gran patio para juegos. Sobre las ocho ymedia de la tarde se podía oír por las calles vocear alas madres llamando asus hijos. Había llegado la hora del retiro. Después la cena, con la radio aveces sobre fondo. Las diez de la no che era la hora obligada para estar en la cama. En la calle, el sonido acompasado de los golpes del garrote del vigilante, señalaba que la noche esta ba bien guardada. En invierno, las dificultades para salir ajugar a la calle eran más acusadas por aquello de «no salgas que hace mucho frío», pero ello, por su puesto, no era impedimento y allá salíamos con la merienda en la mano. Pan ychocolate, osimple mente pan, aceite ysal. No había entonces edificios altos, todo lo más de dos plantas. Lailuminación de lascalles era te nue. En las esquinas había sujeta bajo una escua dra de madera, una bombilla de escaso voltaje. Y en mitad de lacalle, sujeta en el centro ypendien te de un alambre que lacruzaba, otrabombilla ba jo una visera circular que iluminaba con ciertain tensidad. Algo sucedía esporádicamente que a los ni ños nos sobrecogía y a los mayores les causaba unprofundo respeto. Imaginemos la escena: la ca lle, ya había oscurecido. Una campanilla se oía a lo lejos intermitentemente. Su sonido se acrecen taba con más fuerza amedida que se acercaba. Dos monaguillos con largos velones flanqueaban a un sacerdote que en sus manos, recogidas a la altura del pecho, portaba el cáliz que guardaba el Santo Viático. Otro monaguillo hacía sonar la cam panilla. Ellosignificaba que algún enfermo estaba enpeligro de muerte inminente y el sacerdote iba aadministrarle asu lugar la eucaristía o los santos óleos. Las gentes, a su paso, hacían una ligera ge nuflexión y se presignaban. LaIglesia de Santa Ana estaba en aquellos años construida pero no acabada. Recuerdo va gamente que el piso estaba sin terminar de poner y las paredes mostraban piedra y ladrillo. Entrando por la puerta principal al templo, se podía ver en la parte derecha nada más entrar, un montón de sillas de anea apiladas, que eran alquiladas por unos céntimos alos feligreses. Hacía falta dinero para terminar la obra y el párroco D. José María se esforzaba desde el pulpito pidiendo ayudas y do nativos. Lo tengo como muy diluido en la memoria, pe ro tengo casi el convencimiento o lo he soñado, de haber visto pasar aquellos carruajes fúnebres tira dos por caballos convenientemente enjaezados, según la cateogría del servicio, conducidos desde el pescante, rienda en mano, por unos caballeros vestidos «a la federica». Recuerdo, eso sí, las colas que se formaban en torno alas fuentes. Cántaros ybotijos aguar daban en fila para ser llenados de tan preciado e indispensable líquido,el agua potable de la que ca recían en aquellos hogares. Muy cerca de «la es- quinica del guardia», en el ensanche de la actual calle Paquito Vera, había una de estas fuentes, jus to al lado de «el carrico la mona». Y los sonidos... Los sonidos en la calle de aque llos vendedores ambulantes que voceaban su mer cancía osus servicios: «¡Arrope y calabazate, miel de romero!»; «¡Se venden sarmientos!»; «¡Arenica y tierra blanca!»; «¡Carbonerooo!», «¡El afilador!»; «¡La bollera!»; «¡Los veinte iguales para hoy!»;«¡Habas calenticas!»; «¡El paragüero lañador!»; «¡Son dine ros!» y unsinfín más. Los sonidos de la calle. El caso es que todo este relato me ha surgido recordando aquel día que caminando por la Avda. de Chapí, al llegar a la altura delEdificio Elda, en la esquina, donde está el Green House, vi aquella bodega que allí antes había de un tal Matías; un ca talán que almacenaba unos cuantos barriles de buenos vinos. El edificio Elda se borró en mi men te y me dejó ver la posada con su enorme patio y «el barecico de la tía María». A continuación el ga raje Monumental, que ocupaba la misma superfi cie donde se levanta el edificio del mismo nombre. Automóviles de entonces se alineaban arrimados a las paredes de aquel enorme garaje que en otros tiempos albergó un gran salón de baile. En la mis ma puerta, a un lado, un poste de gasolina, yen frente «el bar Sobaco». (Jn poco más a la derecha, donde actualmente está el Banco Central Hispano, habíaunjardín y la casa donde vivía D. Emilio Rico Albert, autor del «Señor Don Juan Tenorio odos tubos un real». Mucho más podría seguir contan do de este viaje en el tiempo del pasado de Elda. En otra ocasión quizás. Elda es ahora muy gran de y a veces no está de más recordarla, no con nos talgia, pero sí con cariño. Aquella década de los cincuenta significó el inicio paulatino de la transformación de aquella Elda un tanto rústica, en la Elda urbana ymoder na que hoy disfrutamos. Miguel Barcala Vizcaíno 19 Plaza de los Mártires de Jaca,1935. Plaza Sagasta Añoranza del pasado que siempre cree mos mejor. Placita de mi Elda queri do quiero verte como antesno como hoy. Tu fuente central, de piedra labrada conpreciosos adornos, con tu farola enhiesta enel final de tu majestuosoobelisco, tus trespiletas, recogedoras en parte del agua de tus gráciles surtidores quemanan líquido pla teado sin cesary el que rebosa de ellas va a parar a tualberca, casi a ras de tierra, for mada por doble aro circular, entre ambos medio metro de tierra feraz bien abonada cu bierta dehermosas plantas, flores y arbustos que compiten en colorido y vistosidadcon tos azules, amarillos, verdes yblancos de loshermosos dibujos yarabescos que atavían la pequeña altura de tu estanque ter minado en su parte superior con manisesse micirculares de color azulado separandoen tre si los que están en contactocon el agua del estanque y los que delimitan la parte exterior del mismo. Plazuelade forma cuadrangular con un cierto desnivel, sin estarrodeada por acera algunaseaccedía directamente desdela callepor ocho escaleras anchas simétricamente colocadas situadas aunos doce metros de lasesquinas yseparadas entre sí por igualdistancia, flanqueadas cadauna en sus dos extremos por dos poyetes cuadradostermi nados enun pico de pirámide tetraqonal trun cadaen plano recto. El número de escalo nes va aumentando progresivamente desde ninguno y uno o dos enlacalle situada en la parte más alta hastaocho en la que coincide en laparte opuesta, otra arteria de nues tra ciudad de tal modo queel interior queda completamente allanado, unas veces con piso de tierra,otrasde gravilla menuda. Encada esquina unhermoso mace tero en forma de riñon ohabichuela simé tricos con su pequeña parte cóncava hacia el interior de la plaza con la mismaaltura y estilo de construcción que losbordesdel estanque, rodeado de tres bancos rectan gulares macizos adornados con hermosos manises muybellamente decorados, unopegado a la oquedad antes mencionada, generalmente suparte central yposterior recibía del tronco de un arbusto un ramaje protector yen épocas de floración ademas flores de distinta coloración yperfume, otro colocado exactamente aespaldas deéste, 20 detrás de la jardinera, y el último entre estos pero siempre guardando una cierta armonía con elentorno. Estos últimamente mencionados dejando unespacioigual en tre el macetero y el borde exterior de mi amada plaza para que el visitante pudiera sentarse cómodamente encualquier lado del banco. En el interior del maceteropro fusión de plantas, rosales, pensamientos,mimosas, etc., etc., rodeados de un césped que les hacia de acogedoryhúmedo man toverdoso. Situadas exactamente entre los par terres, pero equidistantes entre los mismos y la fuente hay cuatrofarolas que surgen de sendos asientos circulares también ma- cizqsalicatados de la misma maneraquelos bancos antes mencionados pero estosdejando ver en la parte que sirve para sen tarse unos manises blancos que en sus bor des se transforman en azules oscuros. El centro delasiento está ocupado por otro círculo de iguales característicaspero de mucho menor diámetro y altura con mo saicos similares a los quesirvende des canso ytambién de él de su eje central emerge entronco metálico bellamente cin celado que termina en varios brazos de hie rro finamente trabajados con volutas ser penteantesy circulares de las que cuelgan típicos farolillos haciendo juego en los que están contenidas las bombillas que la iluminan en lanoche. Para terminar de completar su as pecto sólo me falta describir que estratégicamente repartidosse encontraban abun dantes árboles de la familia, si no me equi voco, de las acacias,especies de cierta en vergadura con troncos leñosos altos y grue sos, rodeados en su perímetro, por una cir cunferencia del mismo estilo que el bordedel estanque, dejando entre uno y otro diez o quince centímetros llenos de tierra para que cuando lloviera el agua durara más tiempo yles ayudara aapagar su sed de modo que sus ramajes sehiciesen frondo sos yellos más poderosos ylindos. Periódicamente sepodaban para evitar suexcesivo crecimiento hacia loalto. En sus ramasdestacaban sus hojasenterasova ladas y alargadas situadas alternativamente en número de doce más omenos sobre una varilla sujeta a la rama principal por un pe dúnculo engrosado. Durante elverano da ban una sombra abundante ygratificante a la persona quequisiera gozarde ella en su diario paseo, trabajo odescanso. C)mo árbol de hojas caducas en otoño se que daban desnudos y la plaza quedaba sem brada, primero con las hojas caídas y a con tinuación con lasvarillas ya comentüdas que losniños cogíamos para jugar utili zando las más grandes como sifuesen es padas en nuestros duelos, emulando las aventuras de espadachines queveíamos en elcine oen nuestras lecturas. Mo eran tiempos de mucha abundancia ytodo se aprovechaba, había algunoscrios, nifos oniñas, que las recogíanformando er sus casas gavillaso haces para que une vez bien secas sirvieran como leña en casa. De todo lo descrito a mi lo que más me gustaba era su diseño simétrico, bien concebido, muy bien realizado con muchogusto y sensibilidad, pues siendo muy sen cillo era muy agradable a la vista sobre todo ese toquemaravilloso que ledab;;n la profusión demosaicos yazulejos cor sus colores espléndidamente combinados que servían de contrapunto fascinante al con tenido ornamental de árboles, flores y [lan ías. Al llegar casi al final me permitiréis que haga la reflexión siguiente: nosotros queramos o nosomos hijos de nuestra his toria, nuestros antepasados vivieror du rante muchas generaciones bajo la domi nación árabe. Ellos, su cultura, también tie necosas buenas quenosotros adoptamos.Entreellassu amor a latierra, a su cultivo, a lacerámica y al arte de trabajarlos mosaicos yazulejos para embellecer su vida, nos enseñaron aamar las cosas bellas y hermosas y nos dejaron obras que tocavía perduran en el tiempo. ¿Por que no pensar que esa plaza Sagastaque tanto me gus taba,aunque realizada muchossiglosdes pués de que segúnloshistoriadores fueron expulsados de nuestras tierrasfue h( cha por ellos, sí, por esa impronta o marcaque dejaron en sus descendientes -y no :reo decir o escribir ninguna tontería- que al fin y al cabo supongo quesomos granparte de nosotros? Vicente Alarcón Juan J’V s s°* ^^o ^ Volver a correr la traca Han pasado varios años desde que Manolicodejó de correr latraca en las fiestas de septiembre que se celebranenhonor de la Virgen de la Saludy Cristo del BuenSuceso, por desaparición en el programa de fes tejos, ya que había caído víctima delprogreso. Cuando llegaban lasfiestas ysobre todoel día de la Virgen, desde que salía de su casa Manolico, para dirigir se a la Iglesia para asistir a la Misa Mayor, el gusanillodelrecuerdo de correr latraca eldía de su patrona no dejaba de atormentar su mente, retrocedía aaños anteriores yse veíasubiendo por la calle Mueva, a todacarrera, sorteandolos cohetes como sifuese un gran maestro de la tauro maquia, acompañado de su viejo paraguas. Terminaban las fiestas, se apagaba lailuminación especial yManolico, para sus adentros, se decía: «Otro año más sin correr latraca». Como buen eldense, con su pequeño transistor co nectaba con laemisora Radio Elda, para conocer las no ticiasde su pueblo y un día le pareció oír decir allocu tor, que laantigua tradición de correr latraca en las pró ximas fiestas de septiembre, volvería. Como sifuese una gran noticia surostro se fue iluminando, poco apoco, y una gran sonrisa se dibujó en sus labios, pero ensegui da pensó, esto habrá que cerciorarse sies verdad y ni corto niperezoso se dirigió al Excmo. Ayuntamiento pre guntando por laConcejala deFiestas, D.aAdela Pedrosa y presentándose le dijo: «Soy un eldense cien por cien que he corrido siempre latraca hasta que se dejó de ti rarla y por radio he oído que vuelvelatradición y quie ro saber sies verdad». Con migratitud a laConcejala deFiestas del Excmo. Ayuntamiento, por devolver la tradi ción de correr la traca en las Fiestas Patronales. La Concejala, con una sonrisa en sus labios, le contestó que este año, el Día de laVirgen, se volvería acorrer la traca por las siguientes calles: plaza de la Constitución, Colón, Mueva, Ortega yGasset, Jardines yJuan Carlos I,para terminar en la plaza de Castelar. El rostro de Manolico era un poema de alegría ysa tisfacción conforme oía las explicaciones de la Concejala. Pero enseguida empezó apensar que han pasado varios años desde laúltima vez que corrió latraca, yse pregunta: «¿Aguantaré todo elrecorrido?, ya no tengo las alpargatas, tendré que comprarme unas zapatillasde portivas que dicen son muy buenas para correr».De mo mento se leocurrió una idea: «Haré el trayecto por las no ches cuando nadie me vea, primero andando ydespués, poco apoco, corriendo, para ver silas piernas me res pondían, pues los años pasan factura». Yasí, noche tras noche, después de cenar, ledecía a su mujer: «Voy adar unpaseo». Pasaron unas semanas yante laextrañeza de su esposa continuaban las salidas nocturnas ,hasta que una noche dio su última carrera. Llegó al final del reco rrido un poco fatigado, pero satisfecho ycontento como elatleta que llega a la meta triunfante. Se fue a su casa ydesde la puerta, dirigiéndose a su mujer y con la voz emocionada; le dijo: «Salutica bus ca el paraguas que este año vuelve la tradición de co rrer latraca eldía de laVirgen». Pedro Maestre Guarinos El «VERMÜTICO » Ün capítulo importante de las fiestas es la Gastronomía ydentro de la misma también lo es el aperitivo, el vermut, o, como sole mos decir en Elda, elVermutico. Aperitivo, viene de aperitivus, abrir-que sir ve para abrir el apetito- yasí lo empleaban ya los romanos. En realidad, «tomar elaperitivo» es bas tante más complejo yse le puede encontrar varios fundamentos. Elprimero, según ladefinición an tedicha, estimular el apetito para luegoingerir con mayor delectación la comida; segundo, dar un ai re de realce aun día de fiesta; tercero, refocilarse con determinados escarceos gastronómicos no ha bituales; ycuarto, dotar al simple ingerir de ali mentos de una dimensión social. Por todo ello, se constituye elvermutico en una función sumamente grata. El alcohol, en sus diversas formas, suele ser elaperitivo más habitual. Hay sustancias que se suelen añadir para aumentar el poder excitador, son los amargos; entre ellos, la manzanilla, la an gostura y la granadina. Hay que decir que una de las bebidas preferidas por nuestros abuelos, fue el vermout, vermut, overmú, bebida de origen fran cés, añadiéndole como amargo otra denominada picón,y para darle a la mezcla un toque frizzante, o deburbujeo, un buen chorrodesifón, puntuali zaremos que mejor si era de Tobías Vergara- re conocido fabricante eldense de hielo, gaseosas y sifón- Esta mezcla, antepasado de los cockteles, era, en lenguaje vernáculo, un mesclaico. Si venía al caso, según paladares, se aminoraba la canti dad de vermú resultando la bebida más amarga; si se escamoteaba del todo, el resultado era una puntica. La trascendencia de«tomar el vermut» era y es su impacto social, ocasión de rodearse de la fa miliao de un grupo de amigos, cuando no de am- Por RAMÓN CANDELAS ORGILES bas cosas. Recuerdo, en lasfiestas de septiemsre, que mi padre nos llevaba al Casino Eldense y allí, bajo la pérgola o«tartana» que se montaba, yse monta, en el jardín, la gente menuda disfrutába mos de un suculento festín de papas, almendras y alguna que otra gamba oboquerón sustraída con lloriqueos pertinaces de los platos reservados e los mayores, todo regado por una sabrosa gaseosa o limonada, mientras laSanta Cecilia, llenaba los ai res con los sones wagnerianos de Tanhauser ode la Sinfonía 1812 de Tchaikowsky. Las mesas lle nas arebosar, y el paseo deljardín pletórico de jó venes adolescentes que hacían la rueda, dar vuel tas, andando con dificultad por culpa de los niños que se enredaban en sus piernas, como quier. di ce, jugando al camacú. Pero había otro vermut, el de los itinerantes a los que placía más variar de escenario yfavore cerse de la riqueza culinaria de diversos bares. El periplo de estos transeúntes, poco más omenos, se iniciaba en el bar Ideal, seguía en el «Tío Marrano» frenteal Teatro Castelar, pasaba por el bar de los Piratas, para terminar en el bar del «Sardina» en la Fraternidad. ¡Tiempos! El año pasado me invitaron arevivir esta ex periencia que un grupo de amigos viven en pura tradición. No todo el recorrido de antaño, sino re ducido a su final en el bar Dandy, aunque algunos sí que loinician en elIdeal y, a veces, con un in termedio en el Negresco. El momento no pudo ser más grato, las tapas, muy típicas, servían de base para el vermut, oscu recido con eltradicional picóny una lluvia ligera o larga, según el gusto del consumidor, de auténtico sifón, hoy rara avis, como en los buenos tiempos. El bullicio llenaba el local siendo casi vanos los in tentos de conversación sólo conseguida abase de elevar elgalillo. Y depronto, ¡la sorpresa! De un grupo puesto en pie surge la canción que, poco apoco, se va imponiendo a la algarabía del bar. Ramón el Tahulla, Salvador el Minuto, Joaquín el Ocaso,Manoloel Carpintero, EnriqueEl Giloche, Amatico, Belda, Pepe Gambín, Félixel de Telégrafos, Jorgito Bellot, Pepe elPincha... corea dos por sus esposas yuna gran parte del público del local, hacen flotar por el aire una mezcla de an tiguas canciones eldenses yotras más actuales, que están bajo la custodia indiscutible, vitalicia (y pendiente de registro) del grupo montañero LOS CARACOLES. «pomo somos sapateros deestenaza, martillo y punchón te ofrecemos, niña hermosa, te ofrecemos nuestro amor una vez presentados, como quien dice, una canción, con música de la habanera de D. GIL DE ALCALÁ, especifica la actividad del grupo: «Todas las semanas voy aRabosa gozando allí jornadas maravillosas. Qué bien lo pasamos en las montañas disfrutando un ambiente sin impurezas O esta otra: «Pajarito que cruzas elviento detente un momento yescucha mi voz hace tiempo que soy montañero con mucha alegría y mucha emoción». Después surge la sátira de las penurias de los zapateros de antaño: «Desde que aElda la han hecho Ciudad el obrero no puede vivir. Entre leña, carbóny luz esto no se puede resistir. Ysi esto sigue este verano haremos pares de piel de gato y los tacones se los daremos aque los forre el Petrolero (estribillo). O canciones de música conocida acoplándo les letras festivas: «DONDE ESTAS CORAZÓN estoy en lacocina encendiendo el carbón para hacer lacomida. DONDE ESTAS CORAZÓN estoy en el retrete preparándome el papel paralimpiarme el...».O esta otra: «Por la calle el Castillo leré,leré, ya baja el chulo,leré ya baja el chulo,leré ya baja el chulo, leré leré, leré, leré ya baja el chulo leré,leré...». Le toca el turno a La Saeta, recuerdo de una gamberrada de un grupo de adolescentes con tin tes de irreverencia, que tiene gracia yno deja de ser un homenaje a la insensatez de los años locos, que todos hemos tenido yañoramos. «Escuchen ustedes esta triste historia que ocurrió en Jueves Santo acinco infelices de fama y deslices aficionados al canto. Se fueron de merendola más abajo de la Peña y labarriga llenaron de vino de Valdepeñas. Subieron al pueblo muy decididitos acantar una saeta. Que parenlaImagen que nadie se mueva que va a cantar Canuto. «Mirarlo por donde viene con elpelo a lo «garson» los pantalones chanchullos y...». Se incorpora al coro Osear Poveda, el Cuquillo, heredero de una estirpe de cantantes, de cuando Elda tenía dos bandas de música yun magnífico Orfeón. (Recuerdo asu padre, grandón si cabe, enorme nos parecía su voz de bajo, empastando y dando profundidad a la Salve ylos Villancicos de Gorgé). YOsear inicia una, para mí, inefable habane ra, cuya letra ymúsica se deben, me dicen, aJosé Morante, yque solía tocar el para muchos inolvi dable maestro Requena: «Eldaquerida nunca te olvidaré. Cuando estoy lejos pienso siempre envolver te doy mi vida y también mi querer. Cuando yo vuelva Eldaquerida feliz seré, felizseré». El momento es pletórico, intransferible, lleno de amor al pueblo, a lo que fuimos, asus recuer dos, uno quisiera alargarlo indefinidamente, pero se hace tarde yhay que dar cuenta del manjar tí pico, una olla de fasiuras, preparadas con no me nos cuidado yamor. -Adiós, adiós amigos. Hasta el año que viene, V... ¡GRACIAS! 23 I. PRELUDIO Por ERNESTO GARCÍA LLOBREGAT ue en la sobrecogedora ysolemne Capilla de Anaya, en la Catedral Vieja de Sala manca; donde se exponía el Recuerdo del Canto, capítulo Vil, en aquellas inolvidables «Edades del Hombre» que tuvieron lugar el año pasado. Allí, el canto, se nos mostraba con fór mulas amigables, como compañía inseparable F del hombre: «En los momentos dealegría y de fiesta, como en los de tristeza, la música se ha convertido en la protagonista para consuelo del corazón humano». Allí, lugar propiciado para el recuerdo ylas meditaciones, también para los sentimientos, tuvimos un inicio de evocaciones -susceptibles de ser recopiladas-, por todo ese cúmulo de canciones almacenadas a lo largo de nuestra existencia yque han ido poniendo música de fondo a la película de nuestra vida. Pero esta ya va resultando un tanto dilatada y, por consiguiente, las canciones serían intermi nables. Habría que elegir un determinado perí odo para estas evocaciones; ynos decidimos, como tal, aquel que comprende desde sus ini cios en la memoria, en nuestro caso, desde los últimos años veinte, hasta el umbral de la Guerra Civil; con una posible continuación durante lo que fue aquella contienda; ycon una imposible «Canciones para después de una guerra» por que ésta pertenece aBasilio MartínPatino, quien tuvo la suerte, además, de filmarla en el año 1970. Relatar; ofilmar, poniendo en movimiento una serie de imágenes que habitan en la me moria y recordar la música que los acompaña ron. Porque todo recuerdo tiene su ambientación musical, como en las películas. Y, con esto, ya estamos hablando de cine, de ese invento de los hermanos Lumiére, que cumple cien años año ra, ydel que, con este relato, intentamos tam bién sumarnos en homenaje de recuerdos aesa fábrica de sueños que llenó nuestras vidas de se cuencias de películas. Tanto es así que, en al gún momento crucial hasta pudimos pregun tarnos: ¿qué hubiese hecho Gary Cooper en mi lugar? O también: ¿en qué filme oímos esta can ción enlazada con determinadas vivencias? Clna melodía, una secuencia, perdidas en los con flictos de la memoria, de una película,al ser es cuchadas -o vividas- de improviso, tienen la su ficiente fuerza para poner en movimiento la mo vióla del recuerdo yhacer resurgir situaciones aparcadas en elolvido. Este es el poder y el mis terio de la música, también del cine. ¿Ycuál se ría la primera canción arecuperar allá en los al bores del entendimiento? ¿Y cuáles serían tam bién todas aquellas que jalonaron nuestra exis tencia? Sin duda serían muchas -cada cual ten dría las suyas- ytraerlas todas aquí sería traba jo enciclopedista. Habría que hacer una selec ción -también de películas- yevocar tan sólo las necesarias para situar un determinado período de tiempo, el que ya hemos señalado, el ante riora la guerra civil. Y ya puestos en situación cinematográfica, decimos: «¡Silencio, se rueda!». CIn golpe de la claqueta; toma 1.a, escena 1.a, y:’¡Acción!». E sta película, al ser proyectada, tiene ese movimiento parpadeante de los filmes ran cios. El blanco y el negro de entonces nos muestra las fiestas de Pascua de Resurrección enElda, hacia el año 1928. La gente del pueblo, con movimientos raudos, charlotianos, en ale gre romería, con sus cestas de «monas» y con un empecinado deseo de inmortalizarse mirando curiosos a la cámara de algún posible Chamón -cineasta español de los primeros tiempos- va hacia un determinado lugar:«El Santo Negro». Las imágenes grises, que avanzan por un pol voriento camino, atraviesan un recién inaugu rado puente de piedra sobre elrío, soslayando el otro de madera, ya en desuso, que queda a un lado. CIn grupo de niños, transportados en un carrito del que tira manso borriquillo, gesticulan -estimulados ycustodiados por personas ma yores- con canciones que quedaron mudas en el filme; pero que alguien, quizá protagonista de aquella escena lejana en el tiempo, se atreve a «doblarla» poniendo su voz: («Venimos del Santo Negro, en el carrico del Tuerto, hemos comido la mona, yno ha sido de cemento...»). Este pasaje queda cortado por la quema de la cinta, y tras empalmes visibles en la proyec ción, aparece nueva secuencia: el Teatro Castelar. («Esta noche voy a ir, alTeatro Castelar, y si no encuentro butaca yole, me meto en la general...»). El teatro Castelar, junto al cine Cervantes, como templos supremos donde se veneraba aaquellos primeros héroes del cine matógrafo: Tom Mix, Tom Tyler, Charlie Chaplin, Ben Turpin, «Pamplinas», Harold Lloyd...; y, Antonio Moreno, en aquella película, «La Moneda Rota», en episodios, en que era atado aun tron co que avanzaba hacia la rueda aserradora y que..., nunca llegaba asu destino, en un impre sionante suspense subrayado por la pianista que ponía música de fondo con la Obertura del «Barbero de Sevilla»: («Tiro la lira, tiro la lira...»). A veces, la película era interrumpida por cortes del inseguro fluido eléctrico de entonces, y la gente, acoro, gritaba que es otra forma de can tar:(«¡Qué venga la luz, que venga la luz, Palaya es ungandulj»). Aunque lo más divertido, para los chicos -que éramos entonces- eran aquellas patadas en el graderío de «la general» acompa ñando aquello de: («A los frailes del convento, que van yvienen, yno se detienen, lunes uno... ydomingo ¡siete!»). Este ¡siete! era un cataclis mo de patadas sobre las maderas del suelo que enardecía las naturales ansias expansivas juve niles. Otra secuencia, en aquel tiempo en que el cine era mudo, pero cuyo sonido intentamos re cuperar con canciones, es aquella con la apari ción de los primeros automóviles en las polvo rientas calles de Elda, siempre perseguidos por ladradores perros. (¡Aló, aló...!, yallegó el telé fono; y un número para el recuerdo, el 155). Y las fábricas; con sus primeras máquinas -en competencia con el esfuerzo humano-, con sus poleas, ylas simbólicas ruedas dentadas espe rando la aparición de Charlie Chaplin. Eran ya unos «Tiempos Modernos» que po nía en las gentes un sello de jovial liberalidad en aquellos dados en llamar «locos años veinte» que ya tocaban asu fin. «La Modernidad» como tí tulo, y aparece en la pantalla un camino que cru za lo que ya es ciudad yen dónde se podían en25 «El Santo Negro», lugar donde transcurría uno delos tres días delas «monas» dePascua. Fotografía tomada en el año1955 porel autor de este relato. contrar hasta cinco de las más famosas yacre ditadas de aquellas casas de la alegría de toda la provincia. («En este pueblo, hay un camino, que tiene cosa muy singular, desde Madrid has taAlicante, quizáotropueblo no tenga igual...»). Pero el pueblo, para los que nos visitaban en tonces, tenía ese olorcillo característico que des prenden los zapatos. Ysería verdad; todas las casas, entonces unifamiliares, acogían en su se no el quehacer del calzado. Aparadoras yzapa teros, en sus obradores, expandían por sus ven tanas abiertas, afalta de aparatos emisores -la radio, entonces, iniciaba su andadura-todas aquellas canciones que envolvían sus vidas, aprendidas en aquellas dobles cuartillas multi colores que podían albergar hasta ocho cancio nes yque los organilleros -la memoria musical delpueblo, entonces-, prodigaban por lascalles los éxitos del momento, bien de zarzuelas, del «varíete», o del cine, cuando éste ya empezó a ser sonoro. Recordamos: («Bailapanecillo, bai la este fox-trot, alegre ysencillo que inventó Charlot...») («Y por mi eterna tristeza, y por mi sino fatal, soy unaflor sin aroma...») («Charles, charles char-les-ton, ya se bailaaquí, como en Nueva York...») («Noches de cabaret, cuando la conocí, nunca laolvidaré...») («Cuando siembro voy cantando porque pienso que al cantar, mis amores voy sembrando...»). Y unlargo etcéte ra; aunque, atítulo personal, diré que, un viejo tango, intiniista ynostálgico, aviva el recuerdo de uno de los episodios de mi más lejana infan cia, el del sarampión, cuando arropado en la ca ma, con láluz difusa de unas cortinas rojas en la ventana según tratamiento terapéutico de en 26 tonces, alguien que trasteaba por la casa, can taba: («Riconcito, riconcito de café, el sofá de terciopelo yel espejo biselao. Hoy que vuelvo dolorido, hoy te encuentro entristecido, hoy te encuentro abandonado...»). neste nuevo filme, aparecen unas hojas de calendario que se van desprendiendo como socorrido recurso cinematográfico para indicar el paso del tiempo. Yasí, se inicia una nueva década, la de los años treinta, tan densa ymarcada en acontecimientos. Termineba la dictadura de Primo de Rivera, pero antes de esto, se colocaba la primera piedra para las em blemáticas Escuelas Nuevas, precisamente en el ángulo noroeste del edificio, de lo que fuimos expectantes testigos. Se inauguraba otro cine, el Coliseo España, que con el Cervantes y el Castelar,ya eran tres, lo que denotaba el auge de la ciudad. (Hubo un tiempo en que, la canti dad de salas de proyección, marcaba la impor tancia y el desarrollo de los pueblos). También hubieron tensos yprofundos movimientos re volucionarios; en uno de los cuales tuvo que ve nir la Legión, la que recordamos ocupando el castillo con sus armas desagradablemente con minatorias. Este mismo año (1930), hice la PrimeraComunión enaquella barroca iglesia de Santa Ana que, elviento, el mal viento de la in tolerancia se llevó. «El día más feliz de mi vida» se materializó en un regalo familiar conmemo rativo para tal evento: un maravilloso fonógrafo de los llamados de maleta, de perfecta sonori dad ypotencia, aparato que, con el tiempo, da ría mucho juego en aquellos futuribles gua’ e Fotografía delas Escuelas Graduadas denominadas popularmente «Nuevas»; en la época de suinauguración, casien elmismo campo, apreciándose en ellas el estilo Art-Déco de los años treinta. ques de los años mozos. Arrumbado de inme diato elviejo gramófono de campana del abue lo, de sonido deficiente ymetálico, el nuevo artilugio ocupó lugar preferente en nuestros ocios; casi todas las noches oíamos música, en aquellas «placas» de 78 r.p.m., especial mente de zarzuelas, de cuplés, odel cine cuan do ya cantaba. Aquellos recuerdos familiares, en aquellos lejanos años de la infancia, están subrayados por la música de «Rapsodia Húngara», «Poeta yAldeano» y «La leyenda del beso», entre otras, de la que destacamos: («Recordar, las dulces horas del ayer, recordar aquellas noches locas; es placer, que aromará nuestra vejez, al recordar los besos de tu bo ca...»). Así cantaba Imperio Argentina en una de sus primeras películas con sonido: «Su no che de bodas» (1932), de la Paramount, roda da en Joinville (Francia). Lallegada delcine sonoro (en Elda en el año 1931), empezó siendo particularmente musical. Recordamos como un sueño aquel suceso que, alos adictos al cine, asombraba ygratificaba -las ciencias adelantaban que era una barbari dad-, cuando los padres, conscientes del mo mento histórico, llevaban asus hijos a presen ciar la primera película sonora proyectada en Elda: «El desfile del amor», por Jenette Mac Donald yMaurice Chevalier; recuerdo acrecen tado por la «placa» que vendría después con aquella mil veces escuchada «Marcha de grana deros». De «El cantor de jazz» recordamos a Al Johnson con la cara embadurnada de negro y la mítica canción «Mammy», cuya melodía aún ronda por nuestros cerebros; yde otra película, que era muda, pero curiosamente con cancio nes grabadas en disco, titulada «Ramona», in terpretada por Dolores del Río y Warner Baxter, recordamos aquello de («Ramona, si de tus ojos preso fui, Ramona en ellos preso he de vivir, mejor prisión...»). Y «La melodía de Broadujay de 1929», que inauguró toda una serie de «Melodías» posteriores, pero que, particularmente ésta, hemos seguido escuchando a lo largo de toda nuestra cultura cinematográfica como mú sica de fondo en multitud de películas de las lla madas de gansters. De esta película también re cordamos elfox-trot «La boda de la muñeca pin tada», por haber sido uno de los éxitos -al figu rar en su repertoriode aquella gran orquestina denominada Gómpoly Jazz. E n la pantalla aparece ahora la figura de una matrona con gorro frigio, con un león asus pies, con una balanza fiel en una ma no y con la otra sosteniendo una bandera en tres tonos grises yque se supone tricolor. Como el cine ya es sonoro se escucha el Himno de Riego, que los chicos en la calle cantábamos en valen ciano -nunca supimos otra letra-: («Si vols so par non t’en vayes, sardines freyies tenim...»). Y la escena real, presenciada desde la plaza de Abajo, con el despliegue desde el balcón del Ayuntamiento de la bandera republicana entre el clamor de emocionados aplausos (abril, 1931); y la otra escena, no menos real, con la primera quema de laiglesia al mes justo (mayo, 1931), de inaugurarse la vulnerada Segunda República. No obstante yen laica compensación espiritual, se puso de moda reverenciar en los hogares el- 27 Cartel alusivo a la nueva República Española con las efigies de Fermír, Galán yGarcía Hernández. denses las efigies de Fermín Galán yGarcía Hernández -mártires yhéroes de Jaca- enmar cados en cuadros con unlazo de negro luto en la parte superior, algunos de ellos hasta con lu minarias de tipo litúrgico. Por entonces, el tenor Vicente Samper cantaba en el teatro Castelar, una vez más, «La Dolorosa», y era agasajado en mi casa -era de Onil, con antiguas relaciones fa miliares- con aquel lujo de copicas de mistela y pastas caseras. (Se decía de este tenor que fue el primero en mostrar yagitar la bandera repu blicana en Elda, desde el teatro, donde actua ba). También, por entonces, se inauguraba El Lido, con su hermosa piscina, que cubrió las ne cesidades deportivas de nuestra época, yen el que, también, se celebraron actos mundanos con lucidas verbenas yconcursos de «vestidos de trespesetas», sin olvidarnos de las «misses» que iniciaban por aquella época su andadura en España. Amenizaba estas veladas lainolvidable Gómpoly Jazz, de la que aún nos parece escu char en la lejanía aquellos saxofones ensordi- nados con aquella melodía enaquel «Tiempo bo rrascoso» (Stormy Weather): («Llueve ya, yen mi pecho siento yo la nostalgia, de tenerte en tre mis brazos, en tiempo borrascoso»). Borrascas sociales; ytormentas revolucio narias con huelgas generales, marcaron aque llos agitados años preludiares. Sin embargo, los actos lucidos también prosperaban, tal como la visita que el presidente de la República, Sr.Alcalá Zamora, realizó aElda (1932), le recordarnos en automóvil descubierto recibiendo las acla maciones entusiastas por las calles del pueblo. También, en las fiestas de septiembre, la inau guración del monumento aCastelar, con la gran bandera que lo cubría yque fue descorrida en tre himnos yvítores; todo visto con los ojos de un niño, uno de aquellos niños que agitaban sus banderitas yque luego ocuparían aquellas es cuelas nuevas también inauguradas ese mismo día. Aquella inolvidable escuela -con aquellos inolvidables maestros- en la cual nos formaría- Alicante fue elprimer viaje oficial dedon Niceto Alcalá Zamora, realizado el15 de enero de 1932. Al día si guiente, el día 16, visitaría Elda. 28 mos en ese tiempo que ya parecía vislumbrar se también nuevo.(«El sol le dijo a la luna: ocai- rí, ocairá. Retírate bandolera ocairí,ocairá...») («Ya está aquí el verano hermoso, acorrer, a saltar,ya está aquí el verano hermoso, vamos ajugar...»). Y cambiando de tercio;en el teatro Castelar la mítica Celia Gámez representaba sus «LasLeandras» y«Las de Villadiego», poniendo de moda la «pichimanía», con aquel muñequito que aparecía en todas partes con su pantalón de peto ysu gorrita castiza. («Pichi, es el chulo que castiga, del Portillo a La Arganzuela, es que no hay unachicuela que noquiera ser amiga...), cantaban los organillos en los mercados de los Martes, en laplaza de Arriba, ofreciendo sus can ciones. Esta misma plaza, en la cual desembo caban las alegres comadres de la calle La Comadre y de Las Virtudes, en que, solas, sin acompañantes de maridos, en librealbedrío, en lo que bien pudiera parecer una primera actua ción feminista eldense, acudían al cinematógrafo para ver ysoñar con el último «latín lover»: José Mojica, en «La ley del harén», de laFox, «canta da yhablada en español». (31dediciembre de 1931) («De amor, en los hierros de tu reja.De amor, escuché la triste queja...»). D el barrio La Mondiola, sos el más rana, y te dicen Garufa, por lo bacán... Durante la semana matas laburo, y el sábado a la noche sos un doctor, te encajas las polainas, y el cuello duro, yte venís pal centro de rompe dor...»). Se llamaba Alfredo, era alto, de figura delgada como un bailarín, de unos diecisiete años, era cortador de una de aquellas fábricas que hacía sonar la sirena avisando las entradas ysalidas, yera, además, aficionado a cantar tan gos acompañado de una guitarrainvisible entre sus brazos. Cantaba apasionadamente los éxi tos de Carlos Gardel, yera tal su entusiasmo, que movíalos dedos enelvacío arrancando no tas de acompañamiento auna guitarra inexis tente por medio de chasquidos bucales, mien tras, a veces, ycompletamente abstraído, se de jaba llevar por elbaile agarrado asu quimérica guitarra; yaunque era capaz de bailar «La Marsellesa», «La Marcha Garibaldi» y «El Trovador», sus pasos preferidos eran los de aque llos tangos de «meta y ponga». Tenía una madre anciana -lo parecía- yuna hermana mayor cos turera y un tanto renqueante, muy pulcras ellas dentro de su manifiesta humildad de emigran tes de no sé qué pueblo de la VegaBaja. Su má xima aspiración era tener una guitarra auténti ca, ycomo el Garufa del tango, también él se venía los sábados a la noche al centro, a la ca lle Nueva -calle Nueva arriba, calle Nueva aba jo- de rompedor, de «vareador de niñas»; con su chaqueta ceñida ypañuelo blanco anudado al cuello y, en ocasiones, con sombrero de ala caí da sobre lafrente que le daba una buscada pin ta maleva («Garufa, pucha que sos divertido. Garufa, ya sos un caso perdido. Tuvieja, dice que sos unbandido, porquedice que te vieron laotra noche en el Parque Japonés»). Triunfaba entonces el ambiente gardeliano ylas películas de aquel cantante argentino. Recordamos algunas de ellas: «Luces de Buenos Aires» (1931), «Melodías de Arrabal» (1932), «El tango enBroadiuay» (1934)..., etc.; y cancio nes como «Tomo y obligo», «Mi caballo murió», 29 «Che papusa, oí», «Mi Buenos Airesquerido», «Yira, Yira», «Melodías de Arrabal», «Dandy»,«Por tus ojosnegros», «Caminito»...; y tantas otras que llenaron con sus sones porteños el fondo am biental de las largas horas laborales de apara doras yzapateros: («Sola,fané, descangañada, lavi esta madrugada, salir del cabaret. Chueca, vestida de pebeta, teñiday coqueteando su des nudez...»). ¿Yquién se acuerda ya de «Boliche»’? Fue una película de notable éxito en su época. La interpretaron Irusta, Fugazof yDemare, un trío argentino que cantaban aquello de: («Sobre lallanura, la brisa murmura mi canción de amor, que diré a tu oído, amante yrendido...»). Pero para Alfredo,la mejor canción, supreferida, la que más emoción arrancaba de sus cuerdas vo cales en sudoble acción de cantante yguitarra, era, quizá como una predicción, el tango «Adiós muchachos». Yes que Alfredo cayó muy poco tiempo después en el campo de batalla, en el frente deBelchite, en esa guerra que ahorapre ludiamos con canciones: («Yaquella viejita,de canas muy blancas, se quedó muy sola, con cincomedallas, que porcincohéroes la premió lapatria. ¡Silencio en la noche, silencio en las almas...!»). El cine, al que el sonido le había dado una nueva dimensión, aprovechaba la más mínima oportunidad para soltar sus canciones -siempre por exigencias del guión-. Imperio Argentina cantaba en una nueva versión de «La hermana Carlos Gadel, que murió en el año 1935 en accidente de aviación, ahorahace sesenta años, ocupó con sus tangos gran parte de la memoria musical de su época. San Sulpicio» (1934), y en la famosa «Nobleza baturra» (1935) aquello de:(«La chica cuando va amisa, ole, ole,carretero, qué jaleo lleva el tren...») y en«Morena clara» (1936): («Gitana que tú serás, como lafalsa moneda...»). Can ciones todas ellas muy destacadas -junto a las que sonaban en las películas de Angelillo: «La hija de Juan Simón», «Centinela alerta», «El ne groque tenía el almablanca»..., etc.:(«Me voy a París con el negro, me voy aParís muy con tento...») en el umbral cantabile ypreludia! de esa malhadada guerra fraticida que ya empeza ba a columbrarse. («Por los campos de mi Andalucía loscampanilleros por lamadruga...»), cantaba una «Niña» en el teatro Castelar, no re cordamos si de «La Puebla», ode «Los Peines», vete asaber, hace ya tanto tiempo... E ste tipo de cine musical, el único tratado aquí, el que nos ponía fondo ambiental en aquella primera media docena de los años treinta, tenía su más alta expresión en las pelí culas americanas? «La calle 42» (1932), de la Warner, fue la primera ymejor de todas ellas,la que marcó pautas ypuso los ingredientes ne cesarios para este tipo de filmes. Le siguieron también de laWarner: «Vampiresas de 1933», con la canción «ShadowWaltz» («Sombra mágica te pido ven amí, yen la sombra suave cantaré por ti, tu silueta azul se acerca vienes ya...»); «Músicaymujeres», «Vampiresas de 1935%y «Desfile de Candilejas», donde recordamos a un muy joven James Cagney cantando aquello de: («Yorecorrí todos los ma res, en busca de mi Shangai Lil,no la encontraré me dicen siempre a mí, por eso la busco aquí...»). LaRKO Radio Pictures, por otra parte, po nía en órbita la más famosa pareja de baile en comedias musicales: Ginger Rogers y Fred Astaire, con aquellas películas de pre-guerra, «Volando hacia Río de Janeiro» (1933): («Ha oído usted la Carioca, no es un fox-trot ni es una polka, tiene un poqui to de algo nuevo...»), -La alegredivorciada» (1934): «Yo se lo ruego que me perdone, la culpa es toda del baile nuevo, está de moda ElContinental...»), y«Sombrero de copa» (1935): («Eres tú mi cielo, y mi anhelo en ti se torna en realidad, más que di cha lo que siento es frenesí, cuando bai las con tu cuerpo Cheep to Cheep...»), aunque no estamos seguros si esta pe lículala vimos antes, odurante aquel conflicto bélico, tope anuestros re cuerdos músico-ambientales. El cine europeo, también contri buía afijar nuestras vivencias coti dianas con las canciones que ex pandían sus películas. Recordamos de la UFA, «El Congreso se divier te», interpretada por la inolvidable flacucha LilianHarvey, con aque lla canción «Serait-ce un revé?»: («Será esto un sueño, un dulce sueño, ventura tal verdad será. No, no es posible mi alma sensi ble, a un nuevosol despertará...»), alas que siguieron con la misma in térprete: «El trío de la bencina» y«Dos corazones y un latido». Realizada por Willy Forst, einter pretada por Martha Eggerth yJean Kiepura, buenísimos cantantes, vimos «Vuelan mis can ciones» (1933), una recreación de la vida de Shubert, entonces sensacional, por ser la pri mera vez que se veía en la pantalla biografías de grandes músicos. La radio, yadefinitivamente establecida, nos transmitía, en la sección de dis cos solicitados, la «Serenata» de este autor ale mán: («Bajito muy bajito mis cantos, van ha cia ti.Todo en el prado está en calma, presto ven junto amí...»), aunque la canción más so licitada por la radio, yofrecida por los organi lleros callejeros, ycantada hasta la saciedad en aquella última etapa preludiar, era la obsesiva yprodigada: («Rocío, ay mi Rocío, manojito de claveles, capullito floreció, al pensar en tus quereles voy aperder el sentío...»). El cine español también quiso ensayar el musical cinematográfico ylanzó, como era de esperar, un subproducto, aunque tuvo, no obs tante, ycomo era de esperar también, notable éxito. El filme se llamaba «¡Abajo los hombres!» (1935), y la canción que lo animaba, movía tam bién alas modernas chicas de entonces acan tarla entre los pupitres de aquella Academia don de ya cursábamos la Segunda Enseñanza: («Yo soy una pobre colegiala, que jamás salió de su pensión, bordo bieny siempre tuve agala, ser la dueña de mi corazón...»). El teatro Castelar, faro y referencia socialycultural de aquella épo ca, además de proyectar películas, acogía tam bién a las copiosas compañías teatrales ymu sicales de entonces. También alas de aficiona dos eldenses, siempre en actividad, con aque llosfines de fiesta de los que queremos recordar estos frivolos temas: («Ay mamá qué miedo me da el negro, ay mamá qué miedo que me da. Ay mamá con él yono me caso, ay mamá no sé ’inger eco» por qué será...») («Las campesinas representan lo que son en realidad, pues ni se pintan ni se arre glan como las de la ciudad, zaragotín, zarago- tán, lo que tenemos es verdad...»). esta película, está llegando ya a su final. Mucho nos gustaría poner un «Kiss» pa ra un «The End» como era habitual en los filmes de entonces. Para ello, tenemos distin tas imágenes de parejas famosas en ósculos cinematográficos, ytras mucho barajar entre ellas, podríamos decidirnos por la refinada es tética que ponía en tal arte la exquisita y fa mosa en aquellos tiempos Greta Garbo, ayu dada por el eficiente John Gilbert, pero, mu cho nos tememos que, esto, no pueda ser, es ta película termina mal, no ha lugar aaquellos besos ni a ningún otro tipo de demostraciones afectivas. Estamos en el año 1936, yaunque aparentemente la vida seguía su curso normal -Marcos Redondo cantaba en el teatro Castelar «La Rosa del Azafrán»; y también, en el mismo teatro, con sus «Zapatos color Corinto», «Medallones de marfil»,y su blusa «cuaja de lu nares», Miguel de Molina cantaría aquello de: («Soy de la raza calé, que al mundo dictó sus leyes, hijo de padres gitanos, yllevo sangre de reyes en la palma de la mano...») -en algún lugar del espacio se estaba preparando la tra moya destinada aaquella película que nos du ró tres años de rodaje ynos costó un millón de muertos-. Nosotros estábamos allí, actuando de simples «extras» -también de testigos- en un pueblo cualquiera de aquella España divi dida, con trece años de edad -con la difusa in fluencia de Guillermo Brown yde Flash Gordon-, eincapaces de comprender por qué los hombres que habían quedado a un lado, o Y 31 al otro lado de una raya trazada sobre el ma pa, tenían que matarse. Mes de junio, día veintinueve, festividad de San Pedro.Elda inauguraba sus fiestas de fallas, seguramente aimitación de las de Alicante que se celebraban cinco días antes, el día de San Juan. Recordamos el ambiente, el propio de un pueblo deseoso ymerecedor de fiestas y espar cimientos arrancados aesa lucha por el traba jo. Todo era euforia en medio de una latente agi tación política en aquellas primeras fallasdel 36. La Banda de Santa Cecilia recorría el pueblo ale grando el ambiente con sus pasacalles, ytam bién,la orquestina Gómpoly Jazz, en camione ta descubierta, circulaba por aquel reducido nú cleo urbano de entonces interpretando el famo so danzón cubano «Fiesta», con letra alusiva a los temas que privaban: («Fiesta, los obreros sin trabajo quieren fiesta, porque dicen que el trabajo les molesta, yno quieren trabajar...»). Aquellas fallas eldenses adelantándose con sus llamas, en una veintena de días, aaquellas otras llamas fatídicas que envolvieron aEspaña en tera. En la calle del Dos de Mayo, una falla. En esta falla, una guillotina esperando la ejecución de un Alejandro Lerroux arrodillado ante ella, presidiendo el acto, Manuel Azaña y laRepública en forma de matrona. Todo muy premonitorio, 32 muy siniestro. ¡AyMaximiliano García Soriano! ¿Quién te ha quitado la vida cerca delVinalopó? Republicano, humanista ycastelarino, versifi cador del pueblo yacompañado con el amor de su esposa en tan absurdas inmolaciones. ¡Ay Federico García Lorca, acuérdate de la Virgen que te van a morir! («Cuatro golpes desangre tu vo, y se murió de perfil, viva moneda que nun ca, se volverá a repetir»). «Mataraunruiseñor», he aquí untítulo de película para elfuturo; pero estamos en el año treinta yseis, ycabría pre guntarse: ¿qué clase de guerra era ésta que em pezaba matando alos ruiseñores en los vecina les jardines? («Antonio Vargas Heredia, flor de la raza calé, cayó el mimbre de tus manos, yde tu boca el clavel...?). Los rayos luminosos del cinematógrafo, pro yectan, ahora, sobre la pantalla, imágenes de un mapa de España en llamas -como si de una fa lla se tratase- sobre la que va apareciendo, en fundido, una pintura de las llamadas negras de Goya, donde aparecen dos hombres, con las piernas hundidas en la arena dirimiendo su en contrada y fraterna celtiberia a garrotazo limpio, osea, sucio. Como música de fondo se empie za a oír:(«Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero, en el puente Los Franceses, primera línea de fuego...»). Aquel inconfesable paraje que disfrutaba era ya como una prolongación de su forma de exis tir. Era... su remanso yconfiaba en su entor no por permitirlesel sosiego de poder mirar alcielo. Quería ser naturaleza; la naturaleza la sentía su ya; ytendría que serlo, por derecho, como corres pondencia por su amoroso yconsistente empeño en preservar una vida dedicada aella. Vivía, como regidor, dueño yseñor de lo que na die quería y que, por ello, consideraba suyo. Su mun do era un pantano, una lejana sólida yrecortada montaña, elvalle coronado de secas colinas, sus ple garias, recuerdos yaquel baúl... El arroyo, cimbreante, que descendía junto a su casucha, lo redimía de la idea de que todo aquello nunca cambiaría ysentía una cierta sensación de eternidad. Su paz interior y todo ese amor aesa, su colosal reserva, como propiedad eterna, le hacía ser... casi fiel a la vida, apesar de todo. Su casucha, cálida guarida yarsenal de precia dos sueños, hundida allá abajo, en el fondo del pre cipicio, parecía una inmensa roca que hubiera caí do rodando por el desfiladero. Construida toscamente con piedras ybarro, tras largos años de paciente trabajo, si no parecía segu ra, sí era, para él, el más rígido refugio en las más duras inclemencias invernales. Era, no más que ocho muros de piedra con te chumbre de cañizos ypalos, recubierta de viejostro zos de cinc ysecos matorrales retorcidos. La única puerta, ensamblada de troncos de pino joven, gru ñía al retorcerse sobre sus acordalados goznes, cuan do resolvía darse ala luz. Sin embargo, su interior, era el mismo orden. Aquel baúl ysus escasas pertenencias parecían te ner su lugar exacto ysu orden parecía algo distinto a lo que suele ser una simple colocación de objetos, más omenos útiles. Jermo, en otro mundo Jerónimo Caballero de Luz, no se sentía, en ningún momento, desgraciado del todo en aquel confinamiento. Sus necesidades las tenía más que satisfechas, de tantos años de vi da en solitario.Rara vez se detenía ameditar por elfuturo, ya que su presente no lesugería apetencias distintas de las que disfrutaba. Oficiaba guardia atodos aquellos montes que POR EL HECHIZO DE AQUEL... QUERIDO BAÜL rendían la riqueza natural de sus famosos espartos, ysólo sus recuerdos del pasado le mantenían su lla ma viva.En sus momentos de zozobra abría aquel gran baúl yun aire fresco penetraba en el interior de su sórdida morada. Poseía un negro caballo, ligero yvivo, un perro perdiguero larguirucho yvivaracho, yuna escopeta de dos cañones, siempre obediente asu ojo certero. Sus ambiciones, en cambio, estaban limitadas a la amante abnegación del recuerdo de una mu jer; de la mujer que cincuenta ytres años atrás ha bía hecho su esposa yque, un sinsentido la había apartado de él, para esperarlo en algún otro lugar; por Carmen, aunque él siempre la llamó Chuca, nunca se sentía solo. La recordaba siempre dulce, tierna,afable, amo rosa en su quehacer y fiel hasta en sus más rotos pensamientos. Para él, su recuerda era lo menos mo nótono de su quebrada vida. Su innata inteligencia, le hacía ver lo absurdo yperegrino que es el sentir se vivo; y sólo la fe en alguien muy sentido, puede mantener lúcida la llama de la vida; entendida, cla ro está, como algo superior. Resolvió, aquel día, retroceder a un primer sue ño; ella, entregó con sus pertenencias de novicia, un lindísimo ajuar, muy ordenado en el interior de un gran baúl..., era una pieza grande ycapaz de alber gar todo el amor del mundo. Chuca, ya enferma yquimerosa por su partida, hizo una sentida yprometida confidencia... ydijo, con voz algo apagada... Conserva nuestro baúl... en cierta ocasión, según escuché de personas ancia nas, llevó dentro, sin rumbo ycon destino incierto, unas santísimas imágenes que ahora lloran su des tino en este pueblo cercano... ...Nuestro baúl...Vagó por donde no hay estre llas...y quiso traer todo el amor y lailusión que los hombres puedan acoger. Jermo, una vez solo ycon el dolor a flor de piel, se encontró con el recuerdo de las últimas palabras de Chuca yse acercó al baúl y lo vació... en su fon do pudo reconocer... «Santísima Salud»... aElda... «C. Buen Suceso»... en toscas pero claras letras gra badas en la madera. En ese momento, sintió vivir, así al menos era su impresión, la otra vida... hasta sentir que aban donar aquel desfiladero de sensaciones, no era des pertar, sino soñar con su realidad. José Pascual Casáñez Bañón 33 Escuela mixta de Elda de finales del siglo XIX. Escuelas y maestros en Elda antes de nuestro siglo Entre los diversos aspectos del pasado de nuestra ciudad que han escapado alinten so trabajo de investigación que se viene ha ciendo en las últimas décadas figura elrelativo al desarrollo de la instrucción pública en la población y suinfluencia en la evolución de la comunidad el dense en sus sucesivas épocas, de una uotra for ma. Por considerar interesante este tema hemos querido asomarnos a él trazando un esquema de lasdiferentes fases que esta instrucción pudo adop tar en Elda, aportando lo que en mi búsqueda de datos he podido reunir yexponiéndolos en breves trazos, ya que una exposición más detallada yuna busca de datos más exhaustiva está fuera de mis posibilidades de tiempo además de que requeriría un espacio que excediera ampliamente de lousual en esta clase de revistas. Posiblemente hasta finales delsiglo XVI habría establecida alguna clase de enseñanza de gramá tica dependiente de laiglesia en ésta de Santa Ana o en la ermita de San Antón, aunque en elConvento de Padres Franciscanos fundado en 1562, consta se instaló un aula de enseñanza de gramática acar- 34 Por ALBERTO NAVARRO PAS~’OR go de los frailes allí residentes que existió hasta la desamortización de 1835, aunque no podemos sa ber cuándo se inició ni qué modalidades adopta ban estas clases. Al ser la villa de señorío, regida por jurados nombrados por el Conde de Elda (o con propues ta de nombres de vecinos para que el Conde es cogiera los de su agrado) este Concejo estableció los servicios públicos correspondientes, pagados por los fondos del común opor derrama entre los vecinos. Entre estos servicios figuraban los de mé dico, comadrona, boticario, doctor en medicina, y «mestre de escola», que en 1677 era al mismo tiem po organista, habiendo también un «mestre de gra mática», quienes cobraban, respectivamente, 52 y 25 libras anuales de sueldo, mientras que el «boticari» percibía 32, la «comare de parir» o «madrina» 10, el médico 160 (por derrama) y el predicador de Cuaresma 25. unos treinta años después, en los años 1705-06, los sueldos habían subido yse pagaba al«mestre de escola, organista yrelongier», cargo que ejercía Marcelo López, la cantidad de 100 libras, y a la Comunidad del Convento, por el fraile que daba la clase de gramática, 30 libras. Por su parte había un «mestre de solfa», llamado mosén Miquel Morillo, que percibía 3libras por su trabajo. En estos años ya consta laexistencia de una casa quehacía las veces deescuela, pues exis te un pago de una libra, 3 sueldos y 6 dineros a Alonso Santiago, el 12 de julio de 1705,por «el treball deportar els banchs a la cassa delestudi de gramática». Sin embargo, en 1751 esta clase de gramática se daba en la ermita de San Antón,co mo comprobamos por la nota puesta por el clava rio de haber pagado al Rvdo. FrayAntonio Tordera ocho libras anuales para el socorro de sus necesi dadesy por el trabajode «baxar desde elConvento de Ntra. Sra. de los Angeles a la ermita de San Antonio Abad aleer gramática». No tenemos noticia de las variaciones que en este estado de cosas pudieran producirse desde esta época de principios delsiglo XVIII hasta 1835 en que se produce la desamortización de Mendizábal yconsiguiente cierre de losconventos, con la desaparición del «aula de gramática» en la que los frailes daban clase gratuitamente, y es po sible continuara existiendo en el pueblo la escue lapública que funcionara anteriormente, ya que la población apenas si había experimentado creci miento. La feliz circunstancia de la llegada aElda de la familia Castelar (María Antonia Ripoll, viuda de Manuel Castelar, ysus hijos Concha y el pequeño Emilio, de poco más de tres años) ha hecho correr mucha tinta respecto adonde realizó este último sus estudios primarios, lo que nos ayuda acono cer algo sobre la escuela pública que había enton ces en Elda. La disputa literaria entre Elda ySax respec to a qué maestro fue el que dio aCastelar sus pri meras clases, yen la cual el sajeño Bernardo Ochoa Herrero discutió la versión dada por el el dense José Paya Pertusa, parecen coincidir, en resumen, en que Castelar concurrió entre 1837 -probable fecha de su llegada aElda- y 1842, o sea, de los cinco alos diez años de edad, a la es cuela del maestro José Casiano López, en Elda, ydesde este último año a la que dirigía en Sax el profesor Pedro Valera Herrero, con el que estudió hasta su ingreso en el Colegio de Segunda Enseñanza de Alicante. El citado José Casiano López, que regentaba la escuela pública de niños en Elda, había sido, según Paya Pertusa, sargen to primero del Ejército yposeía «gran sagacidad einteligencia». El mismo Paya Pertusa escribe que este maes tro carecía de título profesional yque por este mo tivo fue denunciado, sacándole del apuro su anti guo alumno Castelar que, aunque estudiante en Madrid, ya se había creado excelentes relaciones con personajes influyentes en el ámbito de la en señanza. Si esto fue cierto, debió ocurrir por los años 1849 a1854, que fueron los que Castelar es tuvo estudiando en la capital, ynos parecen mu chos para que el atrevido José Casiano permane ciera durante 16 ó17 años actuando como maes tro sin que se leexigiera demostrar su titulación para ello. El «Diccionario Geográfico» publicadoen1848 por Madoz indica que en Eldaexistía«... una es cuela de niños concurrida por 200 ydotada de tres milreales para el maestro, quinientos para el al quiler de su casa-habitación ytrescientos para li bros y utensilios de niñospobres;otra deniñascon 130 de asistencia y mil quinientos reales de dota ción, ambos pagados de los fondos comunes». A la vista de este elevado número de alumnos es du doso que hubiera un solo profesor, pero la men ción «el maestro» dejaclaro que no había otro más que el sufrido maestro de escuela tradicional de aquellos tiempos. Por estos años, según relata Lamberto Amat, hubo en Elda una especie de «golpe de estado» a nivel local, ocurrido al parecer en 1837, por el que varios varones rectos yresponsables decidieron «aislar» a «unos cuantos genios levantiscos» que te nían aterrorizada a la población con sus desmanes y atropellos, y que, probablemente dueños del go bierno de la población, mantenían aésta y a sus instituciones en un completo abandono ydesba rajuste.Si damos créditoalrelato del citado Amat, testigo asus 17 años de este «movimiento» enca bezado por su padre José Amat yAmat, varias ve ces alcalde de Elda yjefe años más tarde de su Milicia Nacional, «los desmanes yapaleamientos -escribe-, cesaron, se saneó la administración y en cuanto ala enseñanza -cito textualmente- «... las escuelas de niños yniñas que sufrían el aban dono general se arreglaron y a la última se le au mentó la dotación y la de niños se fundó de nuevo ydotó convenientemente. El eminente tribuno Emilio Castelar, el canónigo magistral ysecreta rio del Obispado de Orihuela, Indalecio Ferrando, el doctor Emilio Sempere, vicerretor del Seminario Conciliar yotros son ejemplos de la buena ins trucción primaria, base de todas las ciencias». Con la incontenible expansión de las ideas pro movidas por la publicación de la «Enciclopedia», se estaba imponiendo el concepto de la instruc ciónpública como exigencia yderecho social, no reservada alas directrices eclesiásticas, sino de pendientes del Estado, tanto en la provisión de maestros como en las materias que habían de en señarse a los alumnos. A este fin se fueron adop tando en España diversas medidas, entre las cua les la de mayor trascendencia fue la Ley Moyano, en 1857, que vino aregularizar en todo el territo rio nacional la instrucción primaria de niños y ni ñas estableciendo que en cada pueblo de hasta 500 habitantes habría una escuela de niños com pleta yotra de niñas; las poblaciones de 2.000 al mas tendrían dos completas de niños ydos de ni ñas ylas que excedieran de 4.000 tres de cada. Elda, que contaba por entonces con menos de 4.000 habitantes,debíadisponer porconsiguien te de dos de niños y dos de niñas, pero aún se tar darían años en conseguir que hubiera más de una decada. Según las normasexistentes entoncesy aún muchos años después, lasniñas aprenderían probablemente las primeras letras, urbanidad, re ligión ylabores del hogar, como costura y borda dos. Estas escuelas, según Paya Pertusa, estaban situadas en laplaza de Abajo, junto a las cárceles de partido derribadas en 1867, y no debían en contrarse en muybuen estado de utilización para el fin a que eran destinadas, pues en1868, cuan do fue derribado elHospital de las Monjas, que se levantaba juntoa la plazuela llamada «del Hospital» y también «de las Monjas», se proyectó construir sobre su solar unas nuevas escuelas públicas, co sa que no se llegó ahacer. Por estos años del sesenta, debíadirigir la es cuela de niños de Elda el maestrodon Rafael Ayala, pues según RicardoVeraLaliga, sobrino del poe ta Francisco Laliga, éste cursó las primeras letras en la escuela del «meritorio» e ilustradoprofesor don RafaelAyala», estudiando después el bachi lleratoenAlicante, como alumno libre bajo la di rección de dicho profesor, con notable aprove chamiento. Laliga nació en 1861, por lo que cal culando su vida escolar desde los seis alos doce años, podemos fijar que la escuela del señor Ayala permanecía en funcionamiento desde 1867 como mínimo ycontinuaría su plena actividad hasta bs- tantes años después, ya que en el«Manual de Geografía yEstadística», de OrozcO (Alicante, 1878), se decía que en Elda existían «dos escue las que dirigen los celosos profesores don Rafael Anaya (sic) con 100 discípulos, ydoña Manuela Santa Coloma con 80, escuelas que tenían una do tación de 2.841*50 reales, que significaban un 10 por ciento del presupuesto anual de la villa, que ascendía a27.014 reales en total. El error de Anaya por Ayala es claro, por no haberse conocido maes troalguno con dicho apellido y sí elcitado Rafael Ayala Elull (no Llull), nacido en Villafranqueza apro ximadamente en 1840. En 1884 continuaba en es taprofesión, pues en el acta de bautismo de su hi jaAngelina, el 12 demarzo de.1884 en laIglesia de Santa Ana, de Elda, constasucondición de «pro fesor de instrucción primaria». Sus méritos en es tafunción debieron ser sobresalientes, pues mu chos años después aún era recordado por los que fueron sus alumnos, que endiciembre de1922 pro pusieron se diera su nombre a la calle donde luvo su escuela, en el recodo de la calle que va de la Palmera a laPurísima, en algún tiempo conocido popularmente por «La Copa de Plata», creemos que por lafábrica de calzado de esta marca que hubo allí en uno de sus ángulos interiores. La moción con la que se pedía esta rotulación de calle mani festaba, aludiendo adon RafaelAyala, «... cuyo respetable ygrato recuerdo vive en dos genera ciones que de élrecibieron instrucción y que cons tituyen buena parte de los actuales hombres de nuestra ciudad, muchos de los cuales han escala do puestos eminentes en las diversas manifesta ciones del saber yde laactividad». Esta rotulación se efectuó el 10 de septiembre de 1923, aunque actualmente se la ha hecho desaparecer ignoran do por qué motivo. En los años 1886-87, tal vez debido al impor tante despegue económico de la población poi las industrias, talleresy comercios de calzado yde su ministros para su fabricación que se venían insta lando, se fundan escuelas privadas entre las que conocemos la iniciada por Miguel Beltrán Rico, en Escuela. Escuela. septiembrede 1886 en lacallePierrad (hoyPedrito Rico), número 1, que sería donde hoy está el co mercio de tejidos «Casa Pepe», y que se anuncia ba como «Nueva escuela de párvulos» ofreciendo clases de éstos, elemental yadultos, ytambién, desde el17 de febrero de 1887, un nuevo colegio para niñas, en Serrano,1, principal, a cargodeD.a Concha Bonmatí, con el horario de 9 a 12 de la mañana yde 2 a 5 de la tarde, para niñas desde 4 años, donde aprenderían, además de lectura yes critura, «desde el cosido menos difícil hasta el más delicado trabajo, bordados y mil objetos de gusto». El incremento de actividad en la industria del calzado tuvo un efecto perturbador en la escolari- zación de los niños, como leemos en el artículo «Ignorancia» de José Paya «Lira»: «CIn matrimonio pobre, comienza cuando tieneun hijo la edad deseis osiete años por dedicarlo acualquier industria o a las rudas tareas del campo...». Aesta edad comen zaban lamayoría de niños y niñas, de familiasobre ras ode economía modesta su vida laboral, como aprendices en lasfábricas otalleres principalmen te, por un mísero salario, sin acudir alas escuelas, que continuaban casi con las mismas característi cas que en las anteriores décadas, creándose asi unas generaciones de obreros ignorantes yanalfa betos, para cuya ilustración no era suficiente solu ción, iniciativas tan plausibles como la de los fabri cantes Giménez yPeláez, que para mejorar la ins trucción pública instalaron asu costa una escuela nocturna a la que concurrían 200 niños yadultos, por cuyo generoso gesto elAyuntamiento les dio las gracias el13 defebrero de 1902, cuando la escue la llevaba tres años funcionando. En tan lamentable estado continuaron las es cuelas públicas durante muchos años, en edificios inadecuados en los cuales tenían que desempeñar su labor abnegados maestros ymaestras, empe ñadas las autoridades locales en una tenaz lucha contra la burocracia y la indiferencia estatal, lucha que sólovio asomar el inicio de la esperanza cuan do en 1928 comenzaron las obras del primer gru po escolar adecuado a las necesidades locales, el que desde su inauguración en 1932 sirvió de yun que donde se forjaron lainstrucción y lacultura de numerosas generaciones de eldenses, grupo es colar que aún hoy continúa realizando su excelen te labor educativa con el nombre de Colegio «Padre Manjón». BIBLIOGRAFÍA Lamberto AMAT YSEMPERE: «Elda’, tomo II. Archivo Municipal deElda: Libros de actas de las fechas ci tadas. -Clavarías de los años 1680-93, 1703-10 y1751. «El bien general», Semanario, números 16y 23, de 26-12- 86 y17-2-87. ELDA. Grandes fiestas en honor de nuestros excelsos pa tronos elSantísimo Cristo del Buen Suceso yNtra. Sra. de laSalud, del 6 al 17 de septiembre de 1923. «LaESCUELA y losmaestros», 1857-1970. Alicante, 1994- 95. Pascual MADOZ: «Diccionario Geográfico-Estadístico e Histórico». Madrid, 1847. Bernardo OCHOA HERRERO: «Castelar. Su infancia ysu último año de vida». Madrid, 1914. Pascual OROZCO: «Manual geográfico yestadístico de la provincia deAlicante». Alicante,1878. José PAYA PERTUSA: «Recuerdos de Elda olas fiestas de mi pueblo» (con datos biográficos de su infancia en Elda). Madrid, 1899. RicardoVERA LALIGA: «Antecedentes biográficos del poe taFrancisco Laliga». Alborada, Elda, 1970. NOTA: Los dos grabados de antiguas escuelas pertenecen a la Exposición Itinerante «LAESCUELA Y LOS MAES TROS, 1857-1870. 37 Maestre: el hombre queconocí 1^ T o debe pasar inadvertida para muchos de I yl nosotros la fecha luctuosa del fallecimien- JL X to, en Elda, de aquel gran hombre que se llamó D. EMILIO MAESTRE GUARINOS. El calen dado señalaba lafecha del 24 de abril de 1994, cuan do al fallarle el corazón cerraba los ojos para siem pre. La ciudad de Elda, a la que tanto amó, ha po dido vislumbrar la importancia de su desaparición. Estábamos acostumbrados averle recorrer las calles conparsimonia y consonrisas, con su alma sentimental y con su clarainteligencia. Uno de los muchos alumnos que tuvo, mecontaba que «era un ángel de bondad» yque nunca habló mal de nadie,cosa muy singular yasombrosa. Bien quisiera poseerunasabia pluma para po der trazar una semblanza,por breve que sea, de nuestro gran hombre, profesor y amigo, D. EMILIO. ***** Era una gran persona ylas grandes personas, como tales, están fuera de duda. El simbolizaba la amistad y la generosidad, era un hombre que se 38 Por JOSÉ LUIS BAZAN LÓPEZ acercaba con mucho cariño yrespeto al santuario de la enseñanza, ynos ha legado una herencia que es su lección, la cual permanecerá viva entre no sotros durante muchas décadas. NacióenElda, el 3 de agosto de 1919, dentro de una familia acomodada, donde la influencia del carácter de sus padres debió ser decisiva durante lainfancia de D. Emilio. La amistad, eltrabajo, el orden y la capacidad de observación incidieron de forma primordial y, enseguida, destacó entre sus muchos amigos como un niño sociable, extrover tido yagradable. Los primeros años de la vida de D. Ermlio transcurrieron en su Elda natal yen la escuela de D. Elíseo Verdú, donde empezó aestudiar. En 1940 -recién cumplidos los veintiún años- obtuvo el tí tulo de Bachiller ydurante este tiempo no existió ningún tipo de desatención hacia los estudios, y sí, interrupciones por un problema de cadera ydes pués por la guerra civil. En este catastrófico perío do ya había prendido vivamente en él una acusa da vocación de docente cuando creó con D. Pedro Conca, un colegio -llamado «Los Amigos de México»- con el único fin de intentar alfabetizar al mayor número posible de personas que, por su rá pida integración en el mundo laboral, no habían te nido tiempo de aprender aleer y a escribir. Inició sus estudios de Química en la universidad de Murcia, obteniendo la licenciatura el año 1945, para más tarde irse aBarcelona don de aprendió la técnica del teñido de pieles -hay que recordar el negocio familiar de pieles que re gentaba en Elda su tío, Emilio Maestre-, aunque no le sirvió de mucho porque este sistema no se pudo aplicar en Elda por la dureza del agua. La labor incipiente de nuestro amigo como profesorla fue simultaneando con el trabajo en el almacén. En ambas facetas se podía percibir la presencia de un hombre atento acualquier nove dad, riguroso, independiente ysincero. Este era D. Emilio, un joven profesor local -dio clases con D. Norberto Vera- muy vinculado a su hogar, preo cupado por los problemas nacionales yconsagra do, día a día,a su trabajo. En 1950 se casó con D.aMaría Jesús Vera, y apartir de ese momento empezó apreparar aalum nos libres para la Escuela de Comercio de Alicante y de Bachiller para elInstituto de Alcoy. No sé quién dijo que los hombres se pueden dividir en dos clases: aquellos que han realizado sus sueños y la de aquellos otros para los cuales los sueños fueron eso..., sueños. D. Emilio perte neció alos primeros. -«José Luis -me dijo un día en el despacho de su academia- aunque me perjudique económica mente, sueño con que funcione un Instituto de Enseñanza Media en Elda. Pues bien; ese sueño se convirtió en una realidad que superó todas las pre visiones, porque D.- María Teres Soler, primera di rectora del Instituto «Azorín», pidió a D. Emilio su colaboración para poner en marcha dicho centro educativo. Uno de los profesores que formaba par te del primer claustro en octubre de 1967 fue D. Emilio Maestre. Suelo estudiar biografías de grandes perso najes ysiempre he comprobado cómo casi todos han tenido, en grado superlativo, el don de la amistad y la inmensa mayoría han dejado tras de sí una centuria de amigos. En el caso que nos ocupa se debe ampliar esta apreciación hacia los discípulos, que es en realidad una forma más pu ra de amistad. Si ser amigo es saber injertar la vi da de un extraño en el viejo tronco por donde co rre la savia de la propia familia; si ser amigo es saber dar sin recibir y, lo que es más difícil, saber recibirsin dar; si ser amigo es saber sacrificar dia riamente trozos de nuestro tiempo al cultivo in teligente ygeneroso de la amistad, D. Emilio fue un amigo. Estoy convencido que tuvo, más que otros, ese instinto de la amistad que deriva hacia una au téntica paternidad. La labor de D. Emilio cubre intensamente un período activo de casi cuarenta años en los cuales su vocación no sufrió desmayos yse entregó al cultivo auténtico ydesinteresado de la amistad. Esperamos que su herencia sentimental, fina y pu lidora de nuestra cultura yeducación, corra por nuestras venas, que suinfluencia continúe de ge neración en generación, sin modificaciones ni tru cos, yque sepamos colorear el arco iris de su re cuerdo permanentemente. 39 D.Juan Madrona, en su homenaje de jubilación el año 1968, asus 65 años acompañado de sus alumnos de Elda yPetrel. (Foto: CARtSON) Historiade un gran maestro Con el presente escrito de María Josefa Anaya, nos encontramos ante el primer inten to de recogida de datospara una biografía de JuanMadrona Ibáñez. La personalidad de este profesor, vinculado lamayor parte de su vida a este puebloal que siempre tu vo como suyo propio, es bien conocida por su larga trayectoriadocentey por su labor literaria en las publicaciones eldenses.Supensamiento y suestética hanllenado du rante un largo período -y de una forma esporádica, que todo hay quedecirlo- algu nos de esos huecosde aspecto cultural que siempre ha habido necesidadde cubrir en lospueblos, eneste caso Elda. Damos lasgracias a la Sra. Anaya por su iniciativa; y a Juan Madrona, nuestroentrañable donJuan, saludos y tos mejores deseos instán dole para que siga demostrándonoslo buen escribidor que siempre ha sido. D. Juan Madrona Ibáñez, natural de Mon- tealegre (Albacete), nacido el año 1903, hijo de Venancioy de Juliana, padres de humilde con dición labradora, y«familia numerosa» (13 hi jos), vivió una niñez precaria, pero su padre, hombre de gran inteligencia yespíritu trabaja dor, supo llevar adelante asu familia y él mis mo, les enseñaba aleer yescribir y«cuentas» (como se decía), por lo que, a la edad de cinco años, don Juan Madrona «entró» en el Colegio, y, alverle, el maestro le dijo a su padre que «el niño no podía quedarse, ya que la edad regla mentaria era de seis años», a lo que contestó 40 que «el niño sabía leer yescribir» y para com probarlo el maestro le dio un periódico yal ver cómo leía se quedó asombrado y lo admitió. Al año siguiente era el primero de la clase; pasó al primer grupo, luego al segundo, tercero ycuar to de esa escuela en la que permaneció hasta la edad de once años. En este último tiempo, fue al pueblo el Sr. Obispo en visita pastoral, y el maestro designó al niño Juan Madrona aque leyese el Saludo de Bienvenida. Al oirle, el Sr. Obispo captó la inte ligencia del niño, ycomo el maestro se «lo re comendase», le respondió, «que habían cinco becas, y si en los exámenes aprobaba se le con cedería una». Dice don Juan Madrona, que se presenta ron setenta niños, pues en aquellos tiempos no había becas para otros estudios. A él le conce dieron una de esas becas, entrando al Seminario a los once años, donde pasó diez años de su vi da estudiando Religióny Latín. De ese Seminario de Murcia salió un maes tro inteligentísimo que abrió una escuela priva da que tituló «Seminario Escuela», yadmitía a pobres de solemnidad a los que no les cobraba nada; sí a los niños de familia de mejor situa ción económica. Su labor era tan eficaz y fa mosa que tenía suscripciones de personas de dentro yfuera de España, que mensualmente le enviaban cheques para poder llevarla Escuela adelante. Aeste maestro le conocía todo Murcia con el sobrenombre de «El Padre Antonio». Dice don Juan Madrona que «¡Era todo unhombre!», de figura y de carácter recto yhasta «duro» si la ocasión lo precisaba, pero bondadoso ycarita tivo con las necesidades ajenas. Intentaron ce rrarlela escuela, pero él fue a Roma y el Santo Padre ledijo que no podía contradecir la orden del Sr. Obispo, pero que como estaba en edad avanzada, cuando muriese le autorizaría aabrir la. Lo que así sucedió ante los informes favora bles que le dieron del «Padre Antonio». Después del Servicio Militar, que fuerontres años enÁfrica, don Juan Madrona pasó cinco años en la escuela del Padre Antonio, estudian doMagisterio, Idiomas, Perito Mercantil yper feccionando el Latín, obteniendo allí los títulos que posee. El año 1935 se trasladó aElda yabrió una escuela con domicilio en la calle Capitán Aguilar, cuya casa era propiedad de «La Eléctrica» y pa gaba veinticinco pesetas al mes. A esta escue laadmitió niñosy...niñas, cosa que estaba prohi bido en aquella época, pero don Juan Madrona les tenía separados en los pupitres de derecha eizquierda, por lo que, unido asu eficaz labor pedagógica, se lo permitieron. Así transcurrie ron dos años, pero en 1937 tuvo que incorpo rarse al Servicio Militar obligatorio de esta zo na, que le destinaron aSanidad, por lo que di ce don Juan Madrona no tuvo que tomar un «fu sil»», ni disparar anadie, por lo que «está en paz consigo mismo», pues igualmente le sucedió cuando estuvo en África. Al término de la guerra civil volvió a abrir la escuela en el domicilio de la calle Pi yMargall, en la plaza de Castelar, de cuya sociedad tenía «una acción»; instalando en esta casa la escuela ysu domicilio, continuando la escuela con las normas anteriores, aprendidas de su gran maes tro el Padre Antonio, de admitir alumnos que carecían de medios económicos alos que no les cobraba, pues era una satisfacción el poder hacerles ese favor odeferencia, yque... «siem pre se conformó con lo que tenía», pues dice: «en eso estriba la felicidad». D. Juan Madrona contrajo matrimonio en el año 1935 con laprofesora de Corte yConfección D.- Ana Navarro Gallar, actuando de padrinos un primo de don Juan yuna hermana de su es posa, verificándose la unión en la antigua igle sia de Santa Ana, celebrando un sacerdote que fue alumno del Padre Antonio yque estaba de Vicario en Novelda.Su matrimonio, que fue muy feliz, duró cuarenta yseis años (murió su espo sa el año 1981 de dolorosa enfermedad); pro crearon una hija,a la que dieron el nombre de Raquel, la cual es «su consuelo ysu alegría». AI llegar a la edad de la jubilación, el año 1968, don Juan Madrona cerró la escuela, pe ro continuó trabajando como traductor de idio mas en cartas ydocumentos que le encargan personas particulares yempresas industriales, siendo su labor tan eficaz que, aún ahora, «a sus noventa ydos años», continúa haciendo estos especiales trabajos, pues dice que no es muy fácil traducir el inglés y el alemán al castellano (que es más fácil de nuestro idioma alos ex tranjeros) yhay que tener «la mente muy des pejada». Escribe también artículos ypoesía, de la que tiene «una selección» que no piensa pu blicar. Escribe para una «revistilla-tertulia» crea da por un pequeño grupo de señores de Madrid, uno de los cuales fue alumno suyo (en la es cuela de Murcia) y le dice que «el grupo» tiene grandes deseos de conocerle, y le han prome tido que vendrán aElda acelebrar «una tertu lia» con él. Me lo dice con alegre sonrisa, pues no es para menos el que personas importantes de Madrid se desplacen hasta aquí para hablar con él. Sus ratos de ocio los dedica asu colec ción de monedas antiguas, ypor las mañanas adar paseos. Se siente disgustado con el pro greso, que no ha ido unido a la Humanidad, pues la Ciencia ha superado a la Educación... yha sido un error que se nota en la falta de urbani dad, de respeto yde cariño. En fin, esto es una pequeña parte de la his toria de la vida de un gran maestro, como él lo es. Don Juan Madrona Ibáñez, al que se le de beríarendir homenaje dedicándole (envida) una calle oplaza en Elda, al haberle servido tantos años. M.2 Josefa Anaya Anaya ANDRÉS LLORET,poetade la vida Nació en Yecla en 1910, como dice el prólo go de su libro Rama de Laurel, publicado en el Club de Campo, de Elda, en 1986. Eran tiempos aquellos en el que el «trienio Canalejas» se estaba iniciando yse había superado lacrisis que originó la «Semana trágica» de Barcelona, en la que una protesta contra el envío de tropas aMarruecos desencadenó algunos aspectos, muy olvidados, de luchas sociales. Canalejas implantó una política de equilibrio tanto en cuestiones internas (a favor de concesiones de descentralización aCataluña), 42 Por JOSÉ LUIS BAZAN LÓPEZ como externas (Conferencia de Algeciras para pre parar unhábil acuerdo con las potencias europeas interesadas en la cuestión marroquí). Aunque la vuelta al equilibrio partidista con el eje Canalejas- Maura parecía restaurado de una vez por todas, existía una línea divisoria, mucho más profunda que la habitual, entre conservadores yliberales y esto dificultaba superar los problemas del país. Antonio Machado vivía aquel año los mo mentos más felices de su vida con su esposa Leonor ycontinuaba escribiendo sus Campot- de Castilla. Galdós fue elegido diputado en la misma candidatura que Pablo Iglesias (conjunción repu blicano-socialista). Este mismo año se creó la Residencia de Estudiantes, dirigida por Jiménez Frau. Ramón Gómez de la Serna publicó sus pri meras greguerías ynació en Orihuela Miguel Hernández. Tenía nuestro poeta muy pocos años cuando iniciósu andadura escolar en el Colegio Municipal «El Reloj», para pasar más tarde alos Escolapios yterminar en los Salesianos de Campello. Si que remos situar el tardío despertar a la vida intelec tual de Andrés, podemos partir de la recepción de las primeras aportaciones, quizá, espirituales que recibió, sin ignorar ese entramado de ideas y va lores que le transmitieron un elenco de profesores con una pedagogía distinta a la de otros centros. Andrés Lloret aprendió, sin duda alguna, el senti do de la tolerancia, el respeto al criterio ajeno, la estimación del trabajo en la escala de valores... Andrés se enfrentó al mundo con un bagaje de ideas yde valores que le ayudaría aabrirse paso en los ambientes de aquellos tiempos y a tener un sentido crítico capaz de orientarle através de per juicios yfalsas tradiciones. Así le llegó la mocedad aAndrés, y ya mozo abandonó familia, amigos yempleo para irse a Madrid. Estaba convencido que su inconformismo desaparecería y el ambiente que soñaba encon trar, desempeñaría una considerable función en la formación de su personalidad. -Madre... cuando yo sea hombre tendré voces de guitarra, luces en el pensamiento yde oro la palabra, ¡y andaré por los caminos que abre el lucero del alba sembrando buena semilla sobre las tierras amargas! Madrid estaba aún ala mitad de camino entre la modernidad ylas viejas tradiciones. Sus barrios eran sórdidos, la mayoría de sus calles mal alum bradas ypeor adoquinadas. Era una época en que de madrugada, todavía, pasaban rebaños de ove jas por la Puerta del Sol, pero era también elMadrid del descontento -estaban superando muy despa cio la crisis de 1917-, de las verbenas yde los me renderos en la Dehesa de la Villa. La vida se le puso muy dura, los ingresos eran bajos, pasaba los meses ocupado en trabajos de pura circunstancia -albañil, publicista yoficinista- que le robaban mucho tiempo yno le permitían de sarrollar ninguna otra actividad. Su temperamen to rebelde le prohibía volver asu Yecla natal. No le dio tiempo asaborear la endeble atmósfera cultu ral madrileña ysus inquietudes políticas no le de jaban insensible ante los acontecimientos que se avecinaban. Es probable que nuestro personaje perdieraciertos aspectos de su humor irónico -aun que fueran compatibles con su bondad ysencillez- «rebelándose contra el estado actual de las cosas». Con el estallido dramático de la guerra civil se iniciaron una serie de acontecimientos que le iban amarcar para siempre. Andrés vivió los sangrien tos sucesos desde la zona republicana -siendo es colta del Ministro de Obras Públicas ocomo Comisario de Investigación- con un concepto hu mano permanentemente en crisis, una crisis que no era global, era más bien circunstancial por la deformación del entramado ideológico de unos y otros. La guerra, ¡no...! que la guerra... trae la muerte y la pena, ycon la pena... la sangre que se hace negra, yse marchitan las flores yse olvidan las promesas Esta situación emocional se prolongó más de la cuenta al tener que atravesar «los límites de la patria» para exiliarse en Francia, donde estuvo in ternado en el campo de concentración de Saint Ciprien. Comiendo pan negro ypoca cosa más fue enviado aconstruir parapetos en las Ardenas, acompañado por una angustia que merece nues tra reflexión. Deseaba vivir más deprisa para de vorar el tiempo, esperando que su situación se re solviera rápidamente para olvidar ese consuelo de rebeldía, cuya valoración ética es innegable. Sobrevivió ahuidas, prisiones yduros traba jos en Burdeos yParís, hasta que decidió volver a España (casado ycon una hija) sin proyectos ni futuro, porque no ignoraba que le esperaba, de nue vo, la cárcel. En el Batallón de Castigo n.s 75 de Palencia yen los campos mineros marroquíes no pudo superar el pesimismo, la abulia y lafalta de fe en las personas. La sensibilidad de Andrés fue «machacada» por la problemática que le rodeaba y, por los momentos tan peligrosos vividos en un corto espacio de tiempo. En 1943, una vez liberado, volvió aElda don de empezaría aaliviar sus penas yretomar el gus to ala vida. Cabe señalar la influencia en Andrés de la atmósfera laboral dura, pero grata, de nues tra ciudad, donde trabajó de administrativo. CIn «constante recobrarme» se produjo en el espíritu del poeta ycuando lo consiguió empezó adescu brir la poesía. Todo es nuevo en esta hora yes nuevo este cielo alto con nubes blancas que imitan el pasear de los barcos. Es nueva la luz del día y el revuelo de los pájaros ylos mundos que los niños hacen de ensueño yde barro. La obra de Lloret, tanto en verso como en pro sa, es el sueño y el ensueño del solitario que re memora su infancia y su juventud. Su pensamien to se fue tallando con las experiencias históricas que vivió y que reflejó en muchas de sus obras. En sus poesías no sólo notamos su amor yrespeto por la gente sencilla sino por las cosas humildes de la vida y, pienso, que pecaría de superficial si nega ra el plano intimista en que se movió su poesía du rante los últimos años de su vida. Su obra se ha convertido, sobre todo, después de su muerte en un patrimonio de los hombres que vivimos en un mundo mejor, por tanto no pode mos ni debemos borrar del mapa de la poesía a nuestro inolvidable amigo Andrés Lloret. Andrés que estás en los cielos Te fuiste Andrés sin despedidas... A hurtadillas como viviste siempre. Tan exquisito como siempre fuiste... Como viniste... con lo puesto. Has dejado en Elda yen nosotros más huellas que quisiste. Dando ejemplo aeste mundo emponzoñado que aún quedan como siempre ha sido románticos que luchen contra los molinos y losvientos. Has iluminado con tu luz ese universo tibio que ahora nos invade... ¿Te acuerdas de Gonzalo? al que le decías por su libroTAURO «es lástima que yo no pueda subir a la séptima grada cerca del cielo de ese mundo que encandila». Te acuerdas cuando nos contabas tus huidas del destino en los amaneceres de Yecla, de Madrid, de Les Mans que suena acoches, de Burdeos, de París y aún de Afra, allá en Marruecos... Para encontrarte en fin en Elda paseando con Noelia por sus calles. Saboreando de tiempo en tiempo. De los ratos dispersos entre tus poemas, la charla ylos amigos. 44 Fue entre los gritos de una cafetería la de Santana ya hace largo tiempo donde me turbó el brillo de tu aúrea. Hablamos de Juan Ramón, de Machado yde Goethe. Luego nuestras tertulias se esparcieron atu patio y a tu casa. Y a otros amigos se ampliaron viniste después a «Los Cisnes» al «Seráfico» y a mi rebotica. Tu ángel entrado en años. Tus palabras siempre fueron bálsamo entregados atus «Abeles de palo santo y a tus Caines canijos». Te hicimos homenajes en la tasca gallega en los medios yen la radio. Tu rama de laurel como si fuera olivo se tradujo en mansedumbre yamistad desleída araudales en el pozo del afecto que fue tu alma... De política no querías ya ni hablar, era burda yte daba asco. Cuántas veces dijiste esto mismo: al idealismo le han fusilado en este tiempo. Los oportunistas ytrepadores han escalado las fronteras del oro y el incienso... Túviejo amigo impresionaste a propios yextraños. Ignoraste el dolor de la vida misma con tu tierna palabra de contenido filosófico ydulce. Amigo de tus amigos corazón de sándalo inmaculado... Alguien te dijo una vez «tusencillez atemperada... penetra suavemente en el alma del hombre llano». Tú que dijiste a Panero, tras conocer el parto y los dolores de la yegua Laila querías tener como todo niño tiene... unpotrillo con una estrella en la frente... Ahora estoy seguro ya le tienes ahí arriba. Que montarás aYanko... serás amigo de Pegaso yrociarás tu pluma con las estrellas, que San Pedro te regala cada tarde... Y en cada mañana ycada alba dedicarás tus poemas aterciopelados alos luceros matutinos y a tus estrellas de nácares rotundos. Te imagino con Gonzalo vagando entre las vías de tu Yecla escapando eternamente de ti mismo. Hoy escapado y huido de ti mismo... Aquí hay en Elda un grupo de amigos que te recuerdan. Con tu boina negra... Y tu paso temblón en cada esquina. Y el permanente rasgar en tu cabeza, mesándote tenuemente tus niveos cabellos. Mientras que regamos tu rama de laurel para que crezca mañana con agua de esperanzas. Huyendo de nosotros que es la vida... Huyendo de la vida que es lo nuestro. ’::fkJfcvktí^w*’»*. CAROLINA GONZALVEZ y sus poemas Afínales de los años cuarenta hubo en Elda un grupo de jóvenes integrados,a modo de pasatiempo, en un modesto movimiento li terario.En aquella época carencial yde escasos alicientes, como no fuesen lospolíticos, los cuales eran espontáneamente y sin previo aviso soslaya dos, estos jóvenes se reunían como sifuesen cons piradores para hablar de libros, intercambiar opi niones y sobre todo paraescribir y leer sus propios escritos alos pacientes contertulios. Se confec cionaba una especie de revista de la cual se hacía una tirada de cinco oseis ejemplares mecanogra fiados,, con copias enpapel carbón, condibujos a mano, ycon el sugerente nombre de DAHELLOS -aún no existía la calle que ostenta este nombre-. Estos cuadernos artesanos, tuvieron, poco tiempo después, su continuación en una publicación con tiradadeimprenta, cuyos números eran puestos a laventa, convirtiéndose después, y por ese paso del tiempo programado para hacer cambiar todas las cosas que gravitan a la vida, en el actual se manario «Valle de Elda», de tan larga duración, la más de todas cuantas publicaciones eldenses han sido.De aquella época, de aquella «generación el dense del 40» -así la queremos pomposamente de nominar-, de aquel divertimento literario de los pri meros tiempos, destacaron en nuestro pequeño ámbito de lasletras, plumas tan notables como las de Juan Madrona Ibáñez, Alberto Navarro Pastor, Rodolfo Guarinos Amat,yotros más, cuya lista no 46 queremos prolongar, porque no es nuestra pre tensión hacer historia sobre este tema, sino sola mente iniciar una especie de reconocimiento al personaje que nos ocupa yque nos ha movido a confeccionar el presente escrito. De aquellos «conciliábulos» de presuntos es critores, de aquella «generación del 40», también destacó con su luz y personalidad propias -nada de Gerardo Diego, nada de Aleixandre, ni de Jjan Ramón, ni de Machado, ni tan siquiera de García Lorca, que eran los más leídos entonces- nuestra autodidacta amiga Carola Gonzálvez Romero. Esta tuvo suinclusión en aquel grupo «Dahellos» JLnto con el tiempo suficiente -antes de que privaran los intereses desestabilizadores- para entablar dialo go con aquellas musas ycon aquellos sus com pañeros en aquellas lides. Pronto sus versos se hi cieron destacar; su estro femenino, su policromía, su sentimiento neto en querencias eldenses inspi radas en ese mundo que bullía asu alrededoi, le hicieron ser creadora de una aquilatada produc ción através del tiempo prolífica yun tanto dis persa. Pensamos que Carola no ha sido lo suficiente guardadora de su obra, por lo que habría que ayu darla arecopilar todos esos sus retazos poéticos -pensando en una posible publicación de su cbra completa- que en suma han sido los retazos de su propia vida.He aquí, como un brazado de madu ra mies de esa cosecha fecunda, algunos de ellos. E. Poemario de CAROLINA GONZALVEZ CEGUERA Salí a buscarte como unciego, indeciso, mis pasos temerosos, vacilantes, mi mente tanteando en el vacío. Escuché el suave murmurar de los arroyos, el rugido del mar embravecido... ¡Más allá! ¡Más allá! -dijeron impacientes mis sentidos-. «Tal vez sobre la cima de algún monte entre las altas cumbres escondido. Acaso entre losrígidos espejos de los hielos inmóviles de frío». ¡Más allá! ¡Más allá! «Acércate alos cielos, busca en el infinito, entre los niños de las estrellas llameantes, en las cavernas de los astros consumidos» yyo seguí buscando ardientemente, una huella, una visión, un signo, ¡un torrente de luz! que iluminara las impenetrables dudas de miespíritu. -Busca dentro de ti, búscale en timismo-. Ydescendí alas nieblas de mi alma, por el oscuro ypavoroso río de los recuerdos muertos, de los fantasmas vivos... No te pude encontrar... no sé dónde buscarte ni si mi voz te llega cuando te necesito... Pero en esta mi vía dolorosa, cuando tropiece ycaiga malherido como un ciego sinluz en las pupilas, ¡he de llamarte agritos! La procesión Hoy les he visto pasar entre las gentes, sus estelas delmisterio ydel pasado, nacidas en los eternos infinitos por el efluvio de Dios, santificados. Les he visto mirar el alma en los ojos, despertar amores, deslumhrar pecados, escuchar angustias y la voz del miedo... la santa oración de los desventurados. Era el atardecer y el cielo parecía diluirse, en los suaves grises del ocaso. Domingo y septiembre En el silencio de las calles dormidas, las palomas rasgan sedas en el aire; los palpitantes cristales solitarios en amarillos reflejos de sol, arden. Con lento paso, las indolentes horas, pasean por el alma blanca de la tarde. Domingo azul, de alborada iluminado, inmóvil entre la magia del instante; melancólico septiembre deslumhrado por palmeras encendidas de diamantes. 47 48 EL ROSARIO Cada atardecer yorezo el rosario de las horas, los misterios dolorosos del por qué de tantas cosas... Por qué la vida... y la muerte, ¡Dios de lamisericordia! Como lágrimas de fuego son mis oraciones todas; la oración por los enfermos, la oración por los que lloran, por los niños olvidados, por los que sufren asolas... Cada tarde mis palabras son más tristes y más hondas, mientras del ocaso nacen rojos campos de amapolas yen el cielo palidece el marfil entre las sombras. LA IMAGEN Enseñaban tu imagen para que se incrustara através de los ojos, en el fondo del alma. Cabalgaban las sombras, tiempos de vacas flacas con el tigre del Hambre rugiendo en las entrañas. Enseñaban tu imagen y el mundo la miraba... CIn niño que no juega, no sabe qué le pasa, no sabe que su trigo lo comieron las Armas. En tus ojos opacos de implorante mirada, la amargura de un Hombre que contempla la Nada. Y giraba la tierra y los años pasaban... Enseñaban tu carne con la Muerte marcada. EL TIEMPO En vano tiendo mis manos queriendo recoger el tiempo, vivir el tiempo... Parece que está inmóvil yse burla, escurriéndose ycayendo en cascada de horas ysegundos, al río que lolleva mar adentro, ala isla del olvido, donde todos mis amados ya se fueron... Laprosa de FRANCISCO LALIGA GORGÜES En 1964 Alberto Navarro publica el artícu lo«Francisco LaligaGorgues, unpoeta el dense desconocido» en la revista Alborada. Yrealmente pocos en Elda sabían de su exis tencia. Por aquel entonces, ya se había hecho mención aFrancisco Laliga en al menos dos oca siones (1) y sin embargo,elpoeta parecía seguir en elolvido y el desconocimiento de su pueblo. Afortunadamente, 30 años después esto ha cambiado. La calle donde vivió lleva su nombre yvarios estudios se han realizado para rescatar la memoria de este poeta eldense que mereció reconocimiento nacional através de varios pre mios(2) en diferentes certámenes poéticos. Yo mismo, gracias a la colaboración de D. Vicente PérezPérez y su familia pude recuperar laletra que originariamente Laliga escribió para el Villancico a la Virgen de la Salud yque D. Ramón Por EMILIO MAESTRE VERA Gorgé desechó en beneficio del que actualmen te conocemos (3). En la misma línea, Alberto Navarro da aco nocer el teatro de Laliga (4) haciéndose eco de lalista de dramas, tragedias yzarzuelas que Manuel Rico Garcíaatribuye aFrancisco Laliga en su «Ensayo bibliográfico de escritores de Alicanteyprovincia» publicado en 1888. Tenemos, pues, varios géneros estudiados: poesía, teatro yletra musical. Hoy nos propone mos simplemente presentar una faceta diferen te del poeta: su prosa. En el legajo de manuscritos que la familia ha podido conservar se guardan únicamente cua tro textos en prosa. Poco es, pero deberemos considerarlos como los supervivientes de una mayor producción perdida. El poeta debió culti var la correspondencia personal cuando estuvo 49 fuera de Elda en Valencia, Murcia oMadrid cur sando sus estudios... Sería de suponer que en es ta misma época manejaría apuntes de las clases alas que asistía... Nada de ello nos ha llegado. Sólo cuatro obras, pero suficiente para rastrear las inquietu des que el poeta tenía ylas técnicas que utiliza ba en la expresión de su pensamiento. Cuando se echa una ojeada a los manuscri tos lo primeros que salta a lavista es que los te mas elegidos forman parte del elenco favorito del autor, ya que son tratados de una manera o de otra en varios de sus poemas. «Páginas de un moribundo», «Laprimavera», «Impresiones de par tida» y «El descubrimiento de las Américas» son los títulos de estas cuatro composiciones yen todas ellas hay un elemento intimista común a todas sus obras. Nunca podrá dejar de hablar de él mismo. Laliga siempre dejatraslucir sus ideas de corte romántico tradicional incluso en un te ma neutro como podría ser el descubrimiento de América, dejándose llevar de sus sentimientos patrióticos. EnPáginas de unmoribundo se nos relatan los últimos pensamientos de un poeta a las puer tas de la muerte. Con frecuentes reminiscencias bíblicas se recorre laniñez, la adolescencia y el devenir de una vida desde un punto de vista siem pre religioso, o al menos espiritual: «No soy racionalista, no soy materialista...». Las preguntas trascendentales hacen su apa rición una yotra vez sin esperar respuesta: «¿Quiénsoy?, ¿de dónde vengo?,¿adónde voy?». De la mano de estas preguntas vendrán las explicaciones de carácter panteísta tan al gusto de determinadas corrientes del fin de siglo, y así continuamente identificará a Dios y laNaturaleza. De hecho, considera claramente que la cau sa de los males de la humanidad es «el aleja miento de Dios»: «... yafírmase enmagnífico pensamiento que nuestro alejamiento de Dios nos quitó lasalas, y nos precipitó entierra de muerte, donde asentó sus reales el mal que teme a la inmortalidad, y cuyas alas sólo las virtudes nos las pueden de volver!...». Yentre la confusión reinante en sus ideas y el devenir de sucesivos pensamientos una ima gen constante «sumadre» quien junto con Dios suponen el hilo conductor y el sostén de todo el devenir del pensamiento de esta obra. Menos triste pero no menos profunda es la segunda de lasobras: LaPrimavera. Dividida en tres cantos hace un recorrido por la manifesta ción de la primavera en tres escenarios diferen tes: el campo, la ciudad y el templo. 50 Se hace evidente el carácter bucólico que la primavera adquiere en el campo, yde hecho en unas claras referencias alvalle que le vio nacer menciona los lirios, los geranios, la albahaca y las lilas, la anémona, la madreselva, el alhelí... Sobre ellas el ruiseñor, las golondrinas, los gafarrones, lospetirrrojos y losjilgueros aletean tal como pudieran haberlo hecho en nuestros campos cualquier tarde de primavera en los al rededores delño, omnipresente en la mayoría de las descripciones que Laliga hace de un valle. Es una imagen idílica la que se nos presen ta y que amuchos podría parecemos muy ale jada de la realidad de nuestro entorno, sin em bargo, algunos mayores, al recordar el Valle de Elda de principios de siglo, han querido trans mitir una imagen muy semejante a la que La¡ga describe en esta obra. Como en la obra anterior hay una identifica ción entre Dios y la Naturaleza que roza el pan teísmo sinalejarse nunca de una concepción cris tiana. Concepción que queda siempre patente, ya que acabada la descripción añade una teori zación sobre el aspecto trascendental del hom bre y la inutilidad de intentarremedar laCreación aún através del arte. Se transparenta en esta obra el Laliga nás defensor del Cristianismo como explicación úl tima de todas las cosas. El segundo canto de La Primavera está de dicado a la ciudad yen él con continuas refe rencias a la fuerza de los elementos, se nos des cribe cómo la ciudad recibe al campo através de sus jardines y macetas. Así desimple resulta aveces la conexión que Laliga hace entre dos partes de una misma obra.De cualquier forma, esta unión inunda de alegría los corazones de los habitantes de la ciudad. Su descripción es más simple que laanterior para volver a recomendar la vuelta aDios de los corazones como formc¡ de conquistar lafelicidad. Ahorabien, no profundi za. Se veclaro que loimportante que Laliga quie re analizar se encuentra en los cantos I y III. Lo que no parece del todo desencaminado, ya que si el primero está dedicado al campo, fiel expo nente del bucolismo de Laliga, el tercero está de dicado al templo, fiel exponente de sus creen cias religiosas que no lo abandonaron práctica mente en ninguna de sus obras. El templo del tercer canto se conecta con la ciudady el campo también através de las flores, quienes deesta forma parecen constituirse enel hilo conector de los tres cantos. De hecho volve mos aencontrar elementos vegetales tales como lasalvia y elmirto. También serepite el elemen tomusical, ya que a laalegría deltrino de los pá jaros delprimer cantolesustituye aquí la campa na y elórgano conmayor profundidad espiritual. No duda el poeta en colocar al templo cris tiano sobre cualquier otro lugar de adoración, siendo en primavera algo así como una imagen del Paraíso. De hecho las referencias bíblicas, que siempre están presentes, en este canto se multiplican. Se cierraasí elcírculo tal ycomo a Laliga le gusta: iniciándose en unlugar plenamente poé tico,el campo, para pasar por otro plenamente real, la ciudad, yacabar en el centro de subli mación de sureligiosidad, el templo. De tema aparentemente menos religioso es la tercera de las obras en prosa: Impresiones de partida. Enella se trata el tema del destino y la par tida. Cuando se lee tranquilamente yse piensa en la vidadel propio poeta, podríamos verle mar chando hacia los distintos puntos que le alejaron de su suelo materno en varias ocasiones. Yla fra se que dice: «En paz quede el hermosísimo valle...» nos habla de la melancolía que debió invadir al poe ta cuando partía en busca de conocimientos a la universidad. Inevitable es encontrar la imagen del río tan socorrida en la literatura para explicar el devenir de la vida, yjunto aella la imagen de la loco motora, símbolo de la imparable marcha del pro greso ycon él de los cambios en la vida del hom bre. Junto ala alabanza al ferrocarril volvemos aencontrar la nostalgia por la Naturaleza y so bre todo por el pueblo dejado. También tenemos el contraste entre la no che y el alba presente en otras obras yque en este caso se usa para intentar contestar a la pre gunta de cuál es la relación armónica entre es píritu ymateria, como en su momento utilizará la imagen del sueño. Al meditar sobre todo ello hace referencias asus propias obras, yasí dice: «Queda aquel pedazo de tierra, teatro hasta ahora de tu paz dichosa...». «Pobrehijo de la utopía...», en clara referen cia ados de sus obras más famosas «La paz de laaldea» y «El hijo de la utopia». Sin embargo, cosa curiosa en Laliga, por lo general poco arriesgado ymás bien conser vador, ante la duda entre quedarse ybuscar nuevos derroteros se decanta por someterse al destino que la Providencia le designe sin olvi dar por completo los lazos que le vinculan al pasado. Por último, la obra El descubrimiento de las Américasen la que bajoel lema «Bendito sea Dios que da el triunfo y la victoria aquien sigue sus caminos» atribuido al propio Colón, Laliga nos narra en una prosa clara yexpositiva con un marcado tono familiar la vida de Colón. Tras una detallada descripción de sus viajes en la que recuenta las islas conquistadas resalta el matiz religioso que el Descubrimiento tuvo y re flexiona sobre las injusticias que laHistoria ha cometido con el navegante genovés: comen zando por no reconocer su nombre para los te rritorios descubiertos, sino el del florentino Américo Vespucio. Se trata de una prosa expositiva ymuy po co poética que por ellodifiere de las anteriores, pero que le da una amenidad yuna facilidad de lectura de la cual carecen las otras obras. En las tres primeras uno tiene la sensación de es tar leyendo cualquiera de los poemas del au tor, pero no prosa. Es este el primer paso ha cia la prosa poética pero en el caso del autor tendríamos que encontrar nuevos textos para poder hablar de un estilo perfectamente con solidado. Son características comunes atodas ellas las frases largas con repeticiones ypreguntas re tóricas, las continuas referencias aelementos de la Antigua Grecia, yde tierras exóticas, ylas re ferencias históricas que dan prueba de su culti vada educación. Sin embargo, el elemento religioso introdu cido en todos ycada uno de sus escritos se con vierte sin lugar adudas en el elemento unifica- dor de estos cuatro escritos, en los que es fre cuente presentar una imagen pseudo-pagana pa ra llegar luego auna respuesta oconclusión ha ciendo prevalecer lareligión cristiana sobre cual quier otra. Por todo ello, debemos considerar la prosa de Laliga como una manifestación más de su poesía. Como una forma distinta de expresar el mundo interior que fluye en sus poemas. Esperemos que el tiempo, o el azar, saquen a la luz nuevas yvariadas obras que permitan ensal zar aún más el nombre de este poeta ycomo con secuencia enriquecer atodos aquellos que de bemos considerarnos herederos culturales de su pluma. (3) (4) Nos referimos alos artículos de Juan Madrona «Elda tuvo un gran poeta» y de RicardoVera«Francisco Laliga Gorgues», ambos publicados en la revista Dahellos en junio de 1950. Tenemos constancia de haber recibido premios en certá menes poéticos en Madrid,enAlcoy, en Gerona, enAlicante, enCádiz y en Santiago de Compostela entre los años 1881 y 1885. Emilio Maestre Vera: «CIn villancico de Ramón Gorgé y Francisco Laliga». FiestasMayores. Elda. 1989. Alberto Navarro Pastor: «El teatro de Francisco Laliga», Adellum. Elda, octubre, 1988. 51 una visita al maestro AZORIN Entre las cartas del epistolario Capilla-Azorín, hay una fechada el 29 de septiembre de 1947. Enella mi padre, José Capilla, le comunicaba asu admirado «Azorín» mi próxima visita: «Ya hace unos días -le decía- que mi hijo Julio Antonio está en filas. Yestá ahí, a quincequilómetros de Madrid, en El Pardo. Cuando se lo permitan sus de beres militares, le llevará a Vd. un gran abrazo mío. Nunca mejor emisario, para quientanto admiro, que mipropio hijo». Sobre las seis de la tarde, un domingo de octu bre, hace casi medio siglo, cruzaba el portal del nú mero 21 de la madrileña calle de Zorrilla. Subí, entre azorado ynervioso, por laescalera.hasta elsegundo piso, dispuesto acumplir el encargo paterno. Pulsé eltimbre de lapuerta, tras unos brevessegundos, me abrió la célebre doncellita de Azorín, uniformada y pulcra. Baroja comentaba de ella con cierta ironía: «Nunca se sabe siestá y la criada pone ca ra de tonta cuando se le pre gunta por Azorín». Afortu nadamente, no fue esta mi cir cunstancia y, al instante, me hi zo pasar al no menos célebre saloncito presidido por el retra to del autor de Castilla, pintado por Ignacio Zuloaga. Poco des pués, aparecieron Azorín ysu esposa D.a Julia. Recuerdo que, durante el tiempo que duró la visita, permanecí sentado entre los dos. Por cierto, me sentía su mamente incómodo enfundado en el tieso uniforme caqui, el gorro asido con las dos manos ycalzado con unas descomu nales botas recién estrenadas. D.a Julia, más locuaz que D. José, con su cordialidad lo- Foto: jóse baiget. Por JULIO A. CAPILLA BELLOT gró mitigar mi timidez. La conversación tuvo un giro familiar. Azorín evocó, con afecto, a mi padr no, Maximiliano García Soriano; Maxi, amigo desde su juventud, yeclano afincado en la industriosa Elda.mi pueblo. Era Maxi escritor ypoeta de raro ingenio. Tuvo un final trágico en el verano del 36. En el transcurso de la conversación, no aparté mi vista del rostro cenceño eimpávido de Azcrín, animado, de vez en cuando, por el leve esbozo de una sonrisa. Metido en su abrigo gris, apenas gesti culaba al hablar ysus silencios los rompía D.a Julia con sus preguntas. Azorín me pareció más joven que en laúltima fotografía dedicada a mi padre. Por aque llos días, apesar de haber rebasado los setenta y cuatro años, trabajaba intensamente. Me comentó que gracias a la estimable ayuda de D. Ángel Cruz Rueda, fervoroso azorinista, en breve, la Editorial Aguilar, publicaría el prirrero de los tomos de sus OBFAS COMPLETAS. En este primer tomo, D. Ángel, tuvo la genti leza de citar, a lo largo de su introducción, a mi padre. En todo momento, duran te la visita, estuve pendiente de las manecillas de mireloj. Me había advertido mi proge nitor fuese breve en la entre vista, pues Azorín cenaba yse retiraba adescansar pronto y, en la madrugada, en el silen cio de las primeras horas, ini ciaba su tarea diaria. Atento a la recomendación, cuando lo consideré prudente, me excu sé con lanecesidad de llegar a tiempo al cuartel. Ya al punto de marcharme, Azorín me pre guntó: «¿Existe todavíaa la en trada de Elda, viniendo de Monóvar,juntoal río Vinalopó, una palmera?».Sí, don José, todavía existe, le contesté. Por unos instante, Azorín quedó pensativo, con la mirada vaga, yson rió. Me acompañó el matrimonio hasta la puerta del piso, me dieron recuerdos para mis padres ynos des pedimos. Al pisar lacalle, me sentía profundamente emocionado. Aquel encuentro con Azorín significó un gran acontecimiento para mí. En dos ocasiones más tuve la oportunidad de verle en su casa, pero la impresión de la primera vez ha quedado indeleble en mi memoria, pese a los años transcurridos. Días más tarde, mi padre le escribía aAzorín agradeciéndole el cordial recibimiento que él y su es posa me dispensaron. En la carta lecomentaba esta pequeña anécdota protagonizada por mí: «Este muchacho cuando se estrenó ANGELITA en Monóvar en1930, era un rapazuelo. Por tal acon tecimiento, se encontraba V.enMonóvar y una tarde fue avisitara mipadre político, ya fallecido, Ramón Bellot, farmacéutico, entonces alcalde. En un salon- cito se encontraba V., mis suegros y mi esposa, con versando. CIn braguillas que estabajugando en el jar dín, de pronto,irumpióen laestancia enbusca de su madre y, al vera Vd., con ios ojos muy abiertos y se ñalándole con elíndice de su mano derecha, exclamó con su media lengua:tú eres Azorín». Acontinuación añade en la carta: «Ya, asus tres años escasos, conocíaa V.aquel pequeño, porfotografías que había vistoen casa de sus padres. Después, con los años, fue leyendo los li bros de V.sin que yo le hiciese indicación alguna, has ta conocerlos todos». Sí realmente, desde muy joven, tuve acceso a loslibros de Azorín que ocupaban un lugar destaca do en la biblioteca paterna. El ambiente en casa era propicio para introducirse en la lectura de los libros del eximio escritor. Por todas partes se tropezaba con libros, periódicos yrevistas con artículos de Azorín y sobre Azorín, y en las paredes de casa colgaban sus fotografías. En ocasiones, mi padre, sentado en una silla ante lamesa del comedor, con un libro de Azorín en sus manos, nos leíaa la familia los pasajes que más le placían. Debo aestas improvisadas sesiones de lectura el despertar de un sentimiento de admira ción por la obra de Azorín. Sentimiento latente a lo largo de mi vida. Através de las lecturas de los libros de Azorín, aprendí aamar aEspaña, asus pueblos, sus pai sajes ysus gentes. Gracias asus maravillosas des cripciones de la tierra nativa, sus coterráneos, nos hemos sentido compenetrados con las esencias de la patria chica. He llevado siempre conmigo un ejemplar de ELLIBRO DE LEVANTE, a la lectura de sus páginas debo momentos de honda emoción estética. 53 / / m 1 kf VHii A^i 1 ’ l ’1 j^^B I r i lf ?. .( E/grupo c/ecomponentes de«Amigos de la Música» denuestra ciudad encompañía del famoso cantante Marcos Redondo, durante lavisita que lehicieron ensudomicilio. unos comentarios sobre Marcos Redondo Por JUAN MARTI POVEDA El debate surgido a raíz del proyecto de remo- delación del Teatro Castelar de nuestra ciudad, nos ha traído recuerdos de una época enque, el hoy viejo caserón,alcanzósumayor esplendor. Principios de los años 40. El cine era una de las mayores diversiones de que disponían los eldenses. Las salas de proyección se llenaban de unpúblico que casi siempre tenía que reservar sus localidades con antelación, muchas veces con su abono fijo que les asegurase sufunción del domingo. Perotambién eranesperadas con interés por mu chosaficionados, lascompañías deteatro que pri mero espaciadamente ypoco apoco con más asi duidad, pisaban el escenario del Teatro Castelar. Representaciones de comedia, de teatro clásico in cluso -las tantas visitas de Alejandro Cllloa con obras del repertorio clásico español-, de revista, de las de nominadas «varietés» y de zarzuela. Sobre todo de es taúltima que calaba profundamente en los gustos de nuestros paisanos, yque se prolongaron a lo largo de los años 40, de ladécada de los 50 y parte de los 60. Sin pretender restar importancia a losgéneros citados en primer lugar que, en muchos casos, de pararon representaciones de gran categoría, quere mos centrar nuestra atención en el género chico, en nuestra entrañable zarzuela porque creemos que ella se llevaba la mayor cantidad de público poraquellos años. Pasaron por Elda agrupaciones ocompañías de mucho prestigio, con los más famosos cantantes. Haríamos interminable la lista de las voces detiples, tenores, barítonos, que triunfaron en elTeatro Castelar. Pero vamos areferirnos auna concretamente, a un artista que desde el primer momento fuedistinguido por nuestro público y el que, por esta misma cir cunstancia, con más asiduidad nos visitó año tras año en la época aque nos estamos refiriendo. Marcos Redondo. Vozimportante que en sus co mienzos logró importantes triunfosen el campo de la ópera, pero que pronto captó lazarzuela ydándola a conocer fuera de nuestro país, principalmente en Centro ySud-América. No sería aventurado, quizá, aceptar la idea de que fue este barítono quien elevó la zarzuela espa ñola asu máximo nivel desde los escenarios más fa mosos de España ypaíses de habla española. Y sí podríamos asegurar que fue su más efectivo emba jador yque hizo vivir al género chico -género gran de en elaspecto musical español- unaépoca de gran esplendor. Como antes decíamos, Marcos Redondo venía por Elda con cierta frecuencia, en ocasiones hesta dos otres veces en el mismo año. Ofrecía cuatro fun ciones, cuatro zarzuelas distintas en latarde ynoche de los dos días que duraba cada gira.Losllenos eran absolutos; el Teatro cubría totalmente elpatio de bu tacas y la «general». Conocimos el caso de algunas personas, de condición modesta, que llevaban su bo cadilloy aprovechaban para despachárselo el tiem po que mediaba entre lasalida de lafunción de la’ar de y la entrada a la de la noche. De este modo, re servaban su asiento en los bancos de arriba sin ternor aque les fuesen ocupados por otros. Los Gavilanes, El Cantar del Arriero, La Parranda, La Rosa del Azafrán, La del Soto del Parral, La Calesera..., ytantísimas otras zarzuelas, que se repi tieron una yotra vez, en las que nuestro barítono en tregaba todo su arte con su voz cálida, yque el pú blico obligaba aque repitiese sus más destacadas ro manzas. Venía a nuestra ciudad acantar y a encontrarse con su grupo de buenos amigos. Tras las dos repre sentaciones diarias, no oponía reparos a, una vez fi nalizadas, marchar con estos atomar unas pastas. Visita obligada era, en tantas ocasiones, alestudio fo tográficode su amigo Vicente Berenguer, donde és te le hacía posar en fotos que el cantante tanto esti mó. Su retirada de los escenarios casi coincidió con la decadencia de lazarzuela. ¿Ofue el género chico quien noresistió la desaparición de uno de sus prin cipales artistas? Queda esta incógnita. De todos mo dos, desde finalesde los 60 yen años sucesivos, la zarzuela tuvo y hatenido más recientemente reapa riciones esporádicas, más bien en forma de espectá culos arrevistados, que en representaciones deobra completa. Con motivo de una función benéfica, amedia dos de los años 60 tuvimos ocasión de saludarle en una rápida visita que Marcos Redondo efectuó al Colegio Salesiano de Alicante. En un corto recital, en que interpretó tres conocidas romanzas, su voz no parecía emitida por un hombre de más de 70 años. Guardamos un grato recuerdo de la que fue última vez que le oimos cantar personalmente. Seguimos recordando. Fue afinales del año 1971, con ocasión de un viaje efectuado para asistir auna representación en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Aquella mañana del domingo de diciem bre, bastante fría por cierto, el mismo día en que íba mos aescuchar el DON CARLO, de Verdi, un pequeño grupo de amigos decidió hacer una visita aMarcos Redondo. Llegados a la puerta de su domicilio en la calle de ürgel, preguntamos auna señora que del mismo edificio salía por el piso del cantante. La per sona aquien preguntamos, que resultó ser la propia hija del barítono, nos pidió amablemente que, dado su estado delicado de salud, no prolongásemos mu cho la visita. Fuimos recibidos por el cantante con gran cor dialidad y simpatía, que pareció aumentar cuando le dijimos que veníamos deElda. Recordaba perfecta mente aalgunos de los amigos que dejó en nuestra ciudad, comentando las veces que pasó por el Teatro Castelar. Nos anticipó infinidadde anécdotas que estaba recopilando para ellibro autobiográfico de inminente aparición por aquellas fechas. En un par de ocasiones quisimos seguir el consejo de su hija, de ser breves, pero él mismo nos dio motivo para que la visita se prolongase hasta casi medio día. Nuestro buen amigo Vicente Berenguer, admirador de siempre del cantante, nos dejó para el recuerdo una serie de fotografías que hemos guardado con gran cariño. El autor de este modesto comentario tuvo oca sión de visitarle unos años después, llevando consi go el libro autobiográfico que el mismo cantante ti tuló «UN HOMBRE QUE SE VA...», para saludarle y aprovechar al mismo tiempo que se lo dedicase. Con mano muy temblorosa, que ya anunciaba el presa gio del título de sulibro, me escribió así: «Siempre sentí gran afecto ysimpatía por Elda. Con todo mi cariño, dedico este ejemplar a mi buen amigo Juan Martí. Marcos Redondo». Nunca me ha cabido la menor duda que, al de jar escrito el afecto ysimpatía que sentía por Elda, lo hizo con elcorazón, porque no ignoraba elcariño que siempre la había dispensado nuestra ciudad. Seis meses después de lo que referimos, Marcos Redondo murió en su misma casa de Barcelona. Ignoramos si la prensa catalana dio asu necrológi ca la importancia que requería este singular perso naje. Pero sí nos sorprendió dolorosamente com probar el poco eco que su desaparición mereció, tanto en diarios de Madrid como de nuestra provin cia, que trataron con una modesta nota, en un casi perdido recuadro, la pérdida de este gran cantante. Incluso, radio ytelevisión pasaron sin pena ni glo ria sobre ello. Creemos que en este punto huelga to do comentario. Encasa de Antonio Estevc «El Lelo». Asistentes: Marcos Redondo, «El Mañas», «El Mueble», «Cuquillo», «Perico Cecilia», «El Chato Madriguera», elsargento de la Guardia Civil yotros. Retrato de boda de Alfonso XII yMaría de las Mercedes. 1878. Oleo Palacio Real. Riofrío, Segovia. El año de la celebración de una boda regiaen nuestro país parece una buena oportunidad para recordar la acción caritativa ypaterna lista que llevó acabo la Diputación Provincial de Alicante con motivo del enlace matrimonial del rey Alfonso XII y la infanta María de las Mercedes (1), circunstancia que hemos podido conocer através de un expediente conservado en el Archivo Muni cipal de Monóvar (2). La Comisión Permanente del organismo provincialdecidió,aprincipios de1878, solemnizar la celebración del primer matrimonio del soberano mediante un doble acuerdo: por un lado, sufragar unas fiestas extraordinarias que tu vieron lugaren lacapital alicantina y, por otro, sor tear 28 dotes de 500 reales cada una entre las «don cellas pobres yhuérfanas de los pueblos que cons tituyen los partidos judiciales de laprovincia». No deja de resultar un tanto anacrónico que la Administración utiliceafinales delsiglo pasado el término doncella para referirse a la «mujer que no ha conocido varón» (3), pero es bien ilustrativo de la mentalidad que anima esta empresa, así como de los valores que pretende ensalzar la iniciativa de la Diputación. Del total de 28 dotes aprobadas, sólo 2se asignaron al distrito judicial de Monóvar, al que naturalmente estaba adscrita la villa de Elda, desconociendo en el punto en que se encuentran nuestras investigaciones el criterio de reparto se guido para distribuir el correspondiente número de premios entre los distintos partidos judiciales. El sorteo, según fijabaeloficio de convocato 56 Un rasgo caritativo ante la boda de Alfonso XII que favoreció a una joven eldense Por FERNANDO MATALLANA HERVAS ria, tendría lugar en Monóvar el día 2 de febrero de 1878, pero con anterioridad los alcaldes de los mu nicipios comprendidos en dicha circunscripción habrían de elaborar yremitir las listas de todas las jóvenes empadronadas en su respectiva localidad que reunieran las condiciones enunciadas yque, por tanto, tuvieran derecho aparticipar en el mis mo. La Diputación confiaba al alcalde monovero todo el proceso organizativo necesario para llevar acabo el concurso. La cifra total de mujeres que concurrieron al sorteo, sumada las relaciones presentadas por los alcaldes de Elda, Petrer, Monóvar, Salinas yPinoso, ascendía a84, desglosándose de la siguiente ma nera: Elda 14 Petrer 20 Monóvar 31 Salinas 9 Pinoso 10 TOTAL 84 Las 14 «doncellas, huérfanas, pobres, resi dentes en la villa de Elda», propuesta por el alcal de, Manuel Tordera, fueron las siguientes: •Manuel Busquier Gras •Antonia María Pomares Martí •Patrocinio Busquier Hurtado •Margarita Vera Romero •Ana María Aravid Bañón •Mariana Yuste Galiano •Asunción Aracil Romero •Antonia Amat Montaner •María Amat Vidal •Antonia María Bernabé Juan •Carmen Vidal Bellot •Antonia Arenas Busquier •Josefa GonzálezVera y •Teresa Bernabé Juan Tal y como estaba previsto,el sorteo comen zó a las ÍO’OO de la mañana del díaprefijado en el salón de sesiones de la Casa Consistorial de Monóvar, siguiendo el sistema de insaculación. El acto estuvo presidido por el diputado provincial Ciro Pérez Paya, acompañado del alcalde acci dental de Monóvar, Julio Pina Blanes, del juez de primera instancia, Luis Martínez,y del presbítero de lalocalidad, Nicolás Poveda Paya. Se inicióel concurso con la lectura nominal de las 84 jóvenes que iban atomar parte en él, a cuyos efectos se había preparado de antemano otras tantas cédu las con los nombres yapellidos de las aspirantes; dichas células fueron introducidas en 84 bolas de madera que posteriormente fueron colocadas en una bolsa. Por otra parte, se contó con otro juego de 84 bolas de madera, distintas alas anteriores, en las que se metieron 82 papeletas en blanco y 2 que tenían escrita la palabra «Dote», las cuales, a su vez, fueron depositadas en otra bolsa. La primera de las bolsas, la de los nombres, por indicación de la presidencia, quedó en manos del juez de primera instancia, mientras que la se gunda, la que contenía los premios, fue custodia da por el representante eclesiástico. Una vez cumplimentadas estas operaciones, que garantizaban la limpieza eimparcialidad del proceso, comenzó el sorteo propiamente dicho, actuando como manos inocentes dos niños meno res de 10 años, quienes fueron sacando las bolas una tras otra para entregarlas, acontinuación, al presidente; éste extraía las cedulillas ylas papele tas contenidas en las mismas, leyendo en voz alta el nombre y el premio, en su caso, obtenido por cada una de las participantes. Las dos jóvenes que resultaron agraciadas con las dos dotes de 500 rea les fueron Francisca Piñeiro Monzó, de Pinoso, y Ana María Aravid Bañón, de Elda, alas que supo nemos no faltarían pretendientes apartir de este momento. (1)Alfonso XII (sexto de los diez hijos de Isabel IIy D. Francisco de Asís) y M.üde las Mercedes de Orleans yBorbón (quinta de la descendencia deAntonio M.üdeOrleans, duque de Montpensier, y la infanta M.aLuisa Fernanda) contranjeron matrimonio el 23 de enero de 1878 en labasílica de Atocha de Madrid. Sibien elmonarca contó con lapreceptiva autorización de las Cortes y la dispensa papal, dada laproximidad consanguínea de su prometida, no obtuvo el beneplácito de la reina madre, Isabel ll.Este hecho fue hábilmente aprovechado por Cánovas delCastillo,a la sazón jefe del Gobierno, para contribuir alfortale cimiento del sistema monárquico einterpretado en laopinión pública como un triunfo del amor sobre las imposiciones di nástico-palatinas, capitalizado enfavor de la nueva soberana; sin embargo, M.ade las Mercedes no pudo disfrutar en toda su medida este éxito, ya que pronto comenzó apadecer proble mas de salud que le conducirían a la muerte cinco meses mástarde. Ambos acontecimientos, boda yfallecimiento, han que dado recogidos profusamente en el folklore popular. (2) Archivo Municipal de Monóvar. Expediente sobre los 25 lotes [i.e.: 28 dotes] que laDiputación ha de distribuir entre otras tantas doncellas pobres, 2807/6. Elautor desea expresar su agradecimiento a Alicia Cerda Romero, Archivera-Bibliotecaría de Monóvar, por ladiligencia que ha demostrado en elde sempeño de sus funciones, así como por las facilidades con cedidas para laconsulta de esta documentación. (3) R.A.E., Diccionario de lalengua española. 20.a ed. Madrid, Espasa-Calpe, 1984. Tomo I.S. Cobarruvias Orozco en su Tesoro de la lengua castellana oespañola (Madrid: Turner, 1979). define a la donzella como «la muger moca ypor casar (...), y en significación rigurosa laque no ha conocido varón». Medalla conmemorativa de la boda deAlfonso XIIyMaría de las Mercedes, 1878. Bronce. Museo LázaroGaldiano, Madrid. 57 ^^^^^B ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL En el año 1983 con la inauguración de la Casa Municipal de Cultura se realiza el traslado de la do cumentación delArchivo Histórico Municipal a la ca llePríncipe deAsturias. Como receptores de este im portante legado, nos planteamos que era necesario yurgente el inventario yclasificación del fondo do cumental existente. Para ello, y acogiéndonos a las ayudas para Ordenación deArchivos convocadas por laConsellería de Cultura de laGeneralitat Valenciana, solicitamos la colaboración de un becario. Al comenzar la primavera de 1988 la becaria Nuria Aracil comenzó elinventario, como primer ins trumento que facilitara la búsqueda einvestigación de los fondos a losinvestigadores, que por otra par te ya habían empezado atrabajar el material archi- vístico. La metodología empleada nos fue asignada desde laSección de Archivos del Servicio del Libro, Archivos yBibliotecas. Con anterioridad aesta época tenemos noticias de otros tres inventarios: elrealizado por la Secretaría del Ayuntamiento en 1904, otro efectuado por la mis ma sección en el año 1945 ypor últimoel elaborado por el Funcionario Municipal yLicenciado en Historia D. Rafael Villar en el año 1980. Cuando se terminó de realizar el inventario en el año 1988, constatamos laexistencia de lassiguien tes series documentales: I. Ordenación del Gobierno. Actas de Gobierno. Cargos Municipales. Relaciones Laborales. Correspondencia. II. Patrimonio: Propios. Bienes muebles, inmuebles ysemovientes. Bienes comunes. III. Finanzas: Recursos, Impuestos y Contribuciones, Arrendamientos. Contabilidad Municipal. IV. Administración de Justicia. V. Agricultura, Ganadería, Pesca yAbastecimiento. 58 Por CONSUELO POVEDA Vil. Beneficencia. VIII. Sanidad. X. Cultura. XI. Ejército yOrden Público. XII. Territorio y Población. XIII. Elecciones. XIV. Industriay Comercio. XV. Obras Públicas yurbanismo. XVI. Escritura de la Villa. XVII. Archivos incorporados. Todas estas series comprenden subseries que abarcan unperíodo histórico apartir del siglo XVI has ta los años cincuenta de nuestro siglo. La gran lagu na de documentación creemos pueda estar mo*ivada por diferentes causas: expolios, traslados mal plan teados, etc.No quisiéramos obviar, al respecto, elar tículo aparecido en el Semanario «Valle de Elda» que firmado por D. Alberto Navarro en abril de 196C.re flejaba la recuperación de unlote de diecinueve vo lúmenes desaparecidos, gracias a la enomiable in tervención de la familia del que fuera párroco de Elida, D. Luis Abad Navarro, yque se encontraban en su archivo particular. Entre otros, se recuperó el volu men Proceso de la Señoría Directa, que contiene la Carta Puebla deElda, publicada en 1611 y conegi- da y completada en 1612. Porfortuna, existen otros archivos que al no ser detitularidad municipal han corrido mejor suerte. Nos referimos al Archivo del Reino de Valencia y, como no, al Archivo de la Corona de Aragón. En este últi mo, el Dr. Vicente Cabezuelo trabajó la Sección de Cancillería cuyo fruto fue su trabajo titulado Documentos para laHistoria del Valle de Elda, 1356- 1370. Nosotros siempre movidos por el afán de seguir reconstruyendo la intrincada historia de nuestra ciu dad hemos podido acceder a la documentación que compone la Serie de Cancillería del Archivo de la CoronadeAragón, fechadaenBarcelona endiciem bre de 1386y julio de 1387, justamente laépoca que Elda estuvo bajola Corona de Aragón, siendo Señora de laVilla D.a Sibila de Fortiá. Yotro documento fe chado enElda el 20 de febrero de 1328, en el que el batlle de lavalí d’Elda, Joan Enric escribe al rey Alfonso IIIrespecto a un robo realizado por almogá vares murcianos, que transcribimos acontinuación: 1328, febrer, 20. Elda. Joan Enric, batlle de la valíd’Elda recorda alrei el que jal¡escriví sobre lapresa de bestiar al terme de ladi tavalí per trenta-sis almogávers muráans, com els perse guí irecupera una petitapart del bestiar ¡deis pastors pre sos. Després ha catgut fer una ¡nspecció al íloc deis fets perqué els almogávers asseguraven que era dins els límits de Castella. Com que no era així, Pero López de Ayala ha restitu’it una part del bestiar pres, pero no tot, per tant, de mana que s’executin penyores contra els murcians pera indemnitzar els damnificáis. L¡notifica que ha pres quatre almogávers que avien fet un saltejament aSaix, lloc que pertany adon Juan Manuel pero que es sota laseva ¡uris- dicció reial. Consulta si ha ae castigar els culpables, com volen els de Saix, ates que, ames, trencaren ruscs al ter me de Xinosa. ACÁ, C,cr. Alfons III, caixa 1, núm. 109,paper, 28’5x20’5 cms. Al dors, restes de segell de cera vermella. Senyor, yo, Johan Enrich de casa vostra etbaile vos- tre de la valí a’Etla, besan vostres mans etvostres peus (...) me coman en la vostra arada. Senyor, l’altre¡ornper una Metra cerrirfiqué la vostra altea com ne enqualmanera almogávers de Murcia, los 3uals eren XXXVI, corre(gue)ren en la valí, coés, en terme eXinosla, ecom se’n menaren gran quantifat de bestiar que era hómens de Chinchella ed’alcuns hómens de Etla, et yo com ysquí alviaffors ab companya ecom los acon- secjuí gran nit (part?) Oriola (en terme) del dit lloch ecom elbestiar cobré partida e deis hómes que se’n menaven preses ealcuns ásens, qu¡ eren del dit lloch ecom del bes tiar, e per co con era de nit e la companya de peu ab mi no poch atendré, Ha hon los dits almogávers ab lo dit bes tiar aconseguí, que.ls dits almogávers meteren logran ma líla presa en Murcia, per la qual cosa yo en lo lloch de Oriola al llochtinent de procurador fiu enparar alcun bes tiar que.y avia d’alcuns hómens de Murcia, etsobre acó, senyor, que.y manásets co que lavostra mercé fos. En aprés, senyor, enseguí.s que sobre laempara fon atlegat per los almugávers en Murcia que la dita correguda avien feta lo regne de Castella e no dins vostre regne, co és saber de terme de Yecla, lloch de don Johan, que és dins loregne de Castella, ed’allí se.n avien menadala presa e no de la valí ne de dins vostra senyoria, sobre laqual rahó yo (as)se- guré dos deis dits almugávers, qui foren al dit maleffici, e IIescuders qui foren trameses per misatgers ami per Pero Llópec d’Ayala eloconsell de Murcia per saber veritat e veer lo lloch d’onse’navien mena! lo ditbestiar, ab los cuals venaren dos bons hómens de Oriola, ab los cuals tots damunt aits ab molta altra companya, yopersonalment ané al lloch hon lo dit lloch hon lo ait bestiar, pastors e ásens se’n avien menats, en lo qual lloch yo fiu venir hó mens del dit lloch de Etla ede Jumella ede Xinosla e Motnóver, qui ab nos ensemps foren eper tots se prová e.s mostró e ab sagrament lo ait lloch ésser dins vostra sen yoria e de la valí e de terme de Xinosla, lo qual enanta- ment yo fiu ab escriptura pública. Etfet aquell, requerí que.I dit bestiar que.s n’avien menat fos retut elos malffeytors remeses, ensemps ab les mesions, dans e despres, en al tra manera que requería aldit lloctinent de procurador que de la dita empara feta a requestamiadonas e fes exce- cució ecompliment de iustícia e si aquella no bastava, que deis béns que atrobás ae hómens de Murcia fes conpliment de dret, en tal manera que aquells de Etla, de qui era par tida del bestiar, elos altres de Chinchella, qui sots feeguar- -&*G¿-¿ei AYUNTAMIENTO !./• lililípA- ’IIV ’ SECRETARIA -i;»-«.-•*£*’• INVENTA RTO GEN Kft A I. de todos ios documentos existentes en este Archivo Municipal. y las adiciones que se van haciendo, en cumplimiento ypara losefectos del articulo 12*.t delavigente Ley Municipal. -... ’’• / ’/ i Irnpj -1,1.. i. v,. .,,,,. (.;..-t- da vostra tenien llur bestiar dis loregne esenyoria vostra, cobrasen lo llur. Etsobre acó, senyor, foren retudes per Pero Llópec e lo consell de Murciadel ditbestiar DCCCCLXXXVI cobeces, e romanen a restituir MCCCLXIIII cobeces, sens lo dans e misions, etatleguen non.n traben pus sino les que restitu’ídes án e altres rahons injustes, se- gons que.I (dit) lochtinent de procurador veurets, senyor, que.us escriu per sa lletra. En aprés, senyor per al(tra) lletra mia l’altre ¡orn sem- blantment lavostra altea certiffiqué que per alcuns cres- tians emoros me foren amenats preses lili almugávers, los quals foren trobats en la muntanya, en la valí, en terme de Xinosla, que s’en menaven IIpastors preses ylligats eIII ásens ealcunes robes, les quals elos quals s’en menaven, que avien preses ecativats, segons que ells án maniffestar e axí és ver, de terme de Sax, lloch de don Johan, e perco, senyor, com los llochs de Sax, Bíllena e Capdet son dins lo regne e senyoria vostra edáquells los senyors d’aquells llochs án a fer pau e guerra per vos eno per degun altre he retenguts preses los dits lili almugávers, ¡asia que per los de Sax me sia estat requerit moftes vegades que d’a quells per la dita rao fes justicia, en la qual cosa yo, sen yor, no enantaria sens conciencia vostra. Atresí, senyor, los dits lili almugávers me son estats acusats que, menan- se’n preses los aits pastors, trencaren alcunes colmenes en lodit terme de Xinosla, perquéyo, senyor, de totes les da munt dites coses ab aquesta present vos certifich, la qual vos tramet per Arnau Ramón, tinent lloch meu en la valí, perqué, simester és, vos puxa manifestar pus llargament los affers, perqué vos, senyor, h¡ puxats provenir, segons que a la vostra mercé será ben vist. Déus per la seua mercé, senyor, vos don bona vida e llarga ab salut evictoria sobre vostre enemichs. Feta en Etla, disapte XX dies del mes de febrer, anno Domini M9CCC2XXe séptimo. (Al dors) Al moltaitemolt poderos senyor, don Alfonso, per lagracia de Déu reyd’Aragó et cetera. Johan Enrich 59 REINO DE VALENCIA. Ú J ’..- ,•’/.’,/. • .•lr/,;,!,’; Íu/Olttl ’:rt t MI ’.. ’’»•’ 1/ttt/tti ’’’’’,’. -J^ ./.’/.//-//’ /r/f’//,. :/ //’////.,-.-•- //..i::;:.//;Jl’(.’)////• ^ r-.-^Kion corregios f .’/ Portada de la obra deAlexandre Laborde: «Itinerario descriptivo delas provincias de España. Tomo del Reino de Valencia. Traducción libre». PublicadoenValencia en 1826. La villa de Elda en el itinerario descriptivo de las provincias de España, de Alexandre Laborde,en 1808 La Ilustración, a lo largo del siglo XV11I va a suponer una época de grandes reformas eco nómicas, sociales yculturales, siendo una de las formas de difusión la publicación de los li bros deviajes. Viajarva a convertirse en «una ex periencia literaria ysociológica», según Gaspar Gómez de la Serna. Esta influencia llega,al igual que otras de Francia. Juan Jacobo Rousseau di ce en su Emilio que, «el hombre viaja para co nocer al hombre; no sólo para conocer tierras y países». Así pues, se viaja para ilustrarse, para estudiar otros sistemas políticos, otras culturas, otros hombres. Dentro delviajero ilustrado podemos localizar toda una variedad de especializaciones: las es tructuras económicas de los países visitados son estudiadas en profundidad por ilustrados de la ta lla de Jovellanos yBeramendi. Losviajes científi co-naturalistas son designados adoctores como Cavanilles, quien recorre elReino de Valencia cla sificando la flora y la fauna. Hay viajes artísticos, como el de Antonio Ponz para inventariar los bie 60 nes de los Jesuítas expulsados por Carlos II en 1767. Viajes histórico-arqueológicos para estudiar las antiguas ruinas. Ypor último existen viajes li- terario-sociológicos para visitar villasy aldeas y convivir con la gente. Destacan aquí Moratín, Jovellanos y el Padre Flores, entre otros. Alexandre Laborde es unviajero ilustrado que casi no puede clasificarse dentro de un solo gru po, puesto que al estudiar sus libros de viajes nos encontramos con que igual cita las ruinas de un castillo, que la producción agrícola de una ciucad, o la composición mineral de una montaña. ALEXANDRE LOÜIS JOSEPH DE LABORDE nace enParís en 1774. Hijo de un banquero espa ñol,guillotinado por laRevolución en 1794, tiene que huir aAustria donde sirve en la marina de ese país. Algunos años más tarde visita Inglaterra, Holanda, Italia y sobre todo España. De tendencia liberal, ocupa altos cargos en laadministración na poleónica. Su formación cultural es muy sólida: habla variosidiomas, hábilpolítico, arqueólogo, y extraordinariodibujante de paisajes.Visita yreco rre España los últimos años del siglo XVIII. Este viaje queda reflejado en su obra «ITINERAIRE DESCRIPTIF DE L’ESPAGNE», publicada en París en 1809, ytraducida al castellano en Valencia en 1816 con el título «ITINERARIO DES CRIPTIVO DE LAS PROVINCIAS DE ESPAÑA, REI NO DE VALENCIA, TRADUCCIÓN LIBRE» por Fray Jaime Villanueva yAstengo, siendo dedicada al Excmo. Señor Don Pedro de Alcántara. En una nueva edición de 1826 aparece una cu riosa nota del editor que incluimos íntegramente por ser de gran interés: ’Mi primer ensayo fue la traducción delItinerario Descriptivo de España, dos tomos en 4.Q con 29 mapas; obra interesante, escrita en francés por Mr. Alejandro Labordeen 1808, para facilitará sus pai sanos laconquista de España, presentándoles en los mapas las rutas, y describiendo elterreno, sus productos ypoblación; dando en fin una completa estadística de los pueblos más notables de cada provincia». Elitinerario por el Reino de Valencia se inicia por lo que Laborde llama la Ruta de las Fronteras del Reino de Murcia, por Orihuela hasta Valencia, unas 32 leguas y media (Atlas láminas 14 y 16 del libro). De Orihuela pasa aElche yAlicante y de allí porMonforte yNovelda llegaal Valle de Elda, que va aser donde centremos nuestro estudio. La entrada la efectúa por el sur ydice textual mente así: «Luego se entra en la montaña llamada de las Salinetas; paso peligroso que dura como unos tres cuartos de hora, donde lasoledad aumenta los ries gos que hay en sus gargantas. Toda esta montaña es de tierra rojiza de fondo de mármol; pero está cultivada hasta lamitad de su elevación». El paso de las Salinetas conocido también por el Reventón era hace 200 años un estrecho y soli tario paraje en cuya garganta solían apostarse ban das de bandoleros que asaltaban atodos aquellos comerciantes que se aventuraban a cruzarlo en so litario. Para al viajero británico Joseph Townsend ese lugarlepareció tan árido e inculto que,«en esas yermas ydesiertas montañas de yeso sólopodrían crecer cruces conmemorativas», una vez atrave sado, Laborde se sorprende de la fertilidad del Valle de Elda: «La salida de este paso ofrece ladeliciosa vistade un ameno valle, donde lamultitud de árboles yde campos cubiertos de verdura, y los lugares que se descubren contrastan admirablemente con lades nudez ysequedad de las montañas que lerodean. Entrase en él por un buen puente de piedra de si llería para pasar una rambla considerable. Acier ta distancia se divisa á la derecha ellugar dePetrel. Todo recrea aquí el ánimo del viagero (sic), que no se cansa de admirar ladiligencia del cultivo en los campos, las viñas, las huertas y los cercados, y la multitud de moreras, olivos, granados, al mendros, albaricoques, yotros árboles frutales. Así se llegaá Elda apoco más de media hora de travesía»... Paradescribir la grandiosidad de la huerta de Elda,elviajero francés se deja llevar por la misma sorpresa que otros viajeros, como el anteriormen te citado Townsend oCavanilles. Y es que este Valle era un verdadero vergel, que contrastaba mucho con las secas montañas que le rodeaban. Pocas veces se recrea tanto en su obra describiendo las riquezas de la huerta eldense, llegando incluso al final del libro, en el Resumen Estadístico del Reino de Valencia acitar este Valle«de gran fecundidad en sus producciones», diferenciándolo claramente de las huertas de las llanuras, yrevalorizando mu cho el trabajo de nuestros antepasados. «El valenciano lleva el cultivo hasta lo más eleva do de las montañas, haciendo en unas partes ex cavación, y en otras formando ribazos; yaunque un aguacero destruya en un instante su obra, no por eso apura su actividad ypaciencia, sino que luego repone lo destruido. Tampoco deja descansar las tierras, pues áfuerza de estiércol ysudores las ha cen producir dos, tres ycuatro cosechas diferentes alaño. Así se observa con placer yadmiración que á los ocho dias de segado eltrigo, por ejemplo, ya se ven nacidas las judias»... Esta observación se presenta perfectamente en nuestro Valle. Sólo basta con que nos acerque mos anuestros montes de Bolón, Torreta, La Lobera, etc., para ver los ribazos yterrazas que to davía permanecen en pie. Continuando con el iti nerario de Laborde, el francés entra en la villa de Elda, posiblemente por el Portal de San Blas o Portal del Hostal (llamado también Portal Mayor) y por la calledelMesón (hoyAntonio Maura)se aloja en la posada que él mismo cita: «Elda, Villa con título de Condado, está situada en la orilla izquierda del rio de su nombre, casi al pie de la montaña oSierra de Cámara. Fué poblada por los moros con elnombre de Idella; esto es, Casa de Placer. Sus calles son estrechas, pero largas ybien alineadas; la población es de 3.500 almas, ytiene una buena posada. Hay una iglesia parroquial y un convento de Franciscanos, situado agradablemen te extramuros. Esta Villa tiene un pequeño panta no para elriego de su territorio: en élse cogen mu chas arrobas de pasas: hay un molino de papel y dos del de estraza, siete fabricas de aguardiente, una de jabón, otradetejas, dos maquinas para ma jar esparto, con elcual hacen ruedos felpudos, y al gunos telares delienzos ordinarios»... Se puede apreciar que en este resumen de la producción de la Villa una cierta similitud con lo que comenta Cavanilles de suvisita aElda. Cabe pensar si bebió en las mismas fuentes o bien co pió estos datos de sus Observaciones, que fueron publicadas por la misma época. Por otra parte, es curioso ver cómo no menciona para nada el nom bre del río Vinalopó.Lo designa con el nombre de Río de Elda, señalándolo así en uno de sus mapas (mapa n.Q14; Caminos de Valencia aAranjuez y Murcia). Al poco tiempo (ignoramos si estuvo varios días) abandona Eldaen dirección aValencia por Villena y Fuente la Higuera: «A la salida de Elda, costeada laMontaña de Cámara durante quince minutos se pasa el río cuatro veces acorta distancia; locual hace este paso peligroso, yaun imposible en tiempos de grandes lluvias, en que viene aser un torrente impetuoso; sigúese una subida áspera ypedregosa por laladera de la mon taña; después de la cual se cruzan dos valles, plan tados de viñas yolivos; elúltimo de los cuales per tenece al Reino deMurcia, que por una prolonga ción extraña se interna en elde Valencia. Luego se deja ver acorta distancia, sobre laizquierda el lu gar deSax»... También desconocemos por qué tuvo que cru zar cuatro veces el río yqué era lo que lo hacía peligroso, ysobre todo, porque tuvo que costear Cámara cuando esta Sierra no se encuentra muy cercana a la entonces villa. ¿No sería que pudo confundir Cámara con la Torreta-Monastil? Laborde, apesar de ser preciso unas veces, en cambio otras es un tanto apresurado. Por ejem plo, cuando habla de Elche dice: «EstaVilla tiene la gloria de ser patria del famoso D. Jorge Juan» (sic). El ilustre viajero continuó su viaje por Va lencia yCastellón hasta Cataluña. De allí pasó a Francia yformó parte del gobierno de Napoleón, siendo Auditor del Consejo de Estado ydirector de los de Puentes yCalzadas del Departamento del Sena. No sabemos si pudo volver aEspaña con las tropas francesas que invadieron el país en 1808. Años más tarde fue diputado liberal (1822-1841). Participó en la Revolución de 1830, consiguiendo eltítulo de Ayuda de Campo de Luis Felipe. Sufaceta cultural no se perdió,ya que en sus últimos años publicó varios libros sobre cas tillosy fortalezas francesas. Falleció en París en 1842. La obra de Laborde incluye apreciacionesmuy propias ypersonales, no exentas de rectitud de cri terio, aunque con algunos errores, como hemos apreciado anteriormente. Tiene rasgos de apasio namiento ybuen gusto estético; pero su itinerario descriptivo es una completísima descripción ce la España de finales del siglo XVIII, que se hace to talmente necesaria para el estudio de la Ilustración Española. Juan Antonio Martí Cebrián (Vocal de MOSAICO, Asociación de Arrigos del Patrimonio Histórico-Artístico Eldense) BIBLIOGRAFÍA Laborde,Alexandre: «Itinerariodescriptivo de laspro vincias de España; Reino de Valencia» (Ediciónfac símil; Valencia, 1826). Librerías París-Valencia. Valencia, 1980. Cavanilles Palop, A.J.: «Observaciones sobre lahisraria natural, geografía, agricultura, población yfrutos del Reyno de Valencia». (Edición facsímil, 1795). Albatros Ediciones. Valencia, 1895. Gómez de la Serna, Gaspar: «Los viajeros de la Ilus tración». Alianza Editorial. Madrid, 1974. MartíCebrián, J.A.:«La villa de Elda en los viajerosde la Ilustración», en libro CRITICOS-94. Manuel Serrano González y colaboraciones. Elda, 1994. Fragmento del mapa del Reino de Valencia diseñado afinales del siglo XVIII por elbotá nico A.José Cavanilles donde aparece lavilla deElda situada en el camino real. ¿slids deajva ceáeWe cfel rio- Esauema deunmolino harinero: I.Tolva con eltrigo. 2.Risco. 3.Muela volandera.4. Muela sotana. 5. Harinera. 6. Nadilla. 7. Abrazadera de hierro. 8.Árbol oespada. 9.Canal con elagua del río ysucompuerta. 10. Rodo orueda motriz. 11. Viga soporte. 12. Cárcava. Sabido yconocido es el hecho que hasta finales del siglo XIX, la economía de Elda fue básica mente agrícola, por ello no es de extrañar la abundancia de molinos harineros que para lamolien da de cereales yprincipalmente trigo hubo en las ori llas del Vinalopó, después odurante elXIX algunos se transformaron en molinos de esparto, luego fueron languideciendo con el descubrimiento de laelectrici dad y la aparición de las modernas fábricas de hari nas. Los molinos de Elda los citan: Lamberto Amat, Antonio José Cavanilles y Pascual Madoz entre otros. La base de todo molino harinero, era muy senci lla y elemental, eintentamos exponerla en el dibujo adjunto. Consistían en dos cámaras, una inferior por de bajo del nivel del suelo yde las aguas del río, y otra superior. En la cámara baja se colocaba una rueda, lla mada rodo,de madera, que hacía de turbina, iba en posición horizontal con grandes radios muy aplana dos, aestos le entraba la corriente de agua extraída mediante un canal del cauce delVinalopó, mediante unaliviadero o embalse según elmolino, el agua pro cedente del río se ledejaba caer por su peso sobre el rodo que con el flujo del agua giraba sobre un eje, cuando pasaba el rodo se le hacia salir por una ace quia de nuevo al río. El rodo en su centro llevaba in crustado un eje duro de madera llamado Árbol o Espada que terminaba en una abrazadera dehierro que se incrustaba en la muela sotana que lehacía gi rar; sobre ésta se colocaba otra muela, también de piedra, llamada muela volandera, y a través de ella por una pequeña perforación se dejaba caer elgrano del trigo, que introducido entre ambas muelas ycon Los molinos harineros de Elda Por MANUEL SERRANO GONZÁLEZ yJUAN MARHÜENDA SOLER el giro transmitido desde abajo se friccionaba ytrans formaba de grano en harina. El grano de trigo se colocaba en una tolva tron co cónica yse hacía llegar al espacio de fricción en tre ambas muelas una vez se producía la molienda, la harina resultante se recogía por la parte lateral,en un recipiente rectangular oen sacos, luego se cernía o cribaba. Esta era básicamente el esquema del fun cionamiento mecánico de un molino harinero. Los molinos que hubo en Elda en los distintos momentos se denominaron: Molino de Domenech, Molino de Arriba,MolinodeAbajo, Molino de Lacy, Molino de Félix,Molino del Canto, Molino de Caballero, Molino del Barranquey, Molino de Bugalda yMolino de la Jaud. Según hemos podido recoger en los datos del archivo histórico de Monóvar. También hemos vi sitado elúnico molino intacto que aún existe, próxi mo a Monóvar, del cual mostramos una iconografía y que perteneció en su época al Conde-Duque deHíjar, Marqués de Oran, gracias alas facilidades que nos proporcionaron para su visita los actuales propieta rios. Dicho molino estuvo dando servicio hasta los años cincuenta. Como conclusión anuestro trabajo, creemos sería bueno reconstruir yrestaurar uno de los molinos harineros antiguos de Elda, como una muestra etnológica yetnográfica de nuestro patrimo nio histórico y cultural. Eincluso como un elemento importante de interés artístico-cultural yturístico pa ranuestro querido Elda,y lacultura de Alicante y de España. BIBLIOGRAFÍA 1.Amat, Lamberto. Elda, 2tomos. Ed. Universidad de Alicante yAyun tamiento de Elda, 1983. 2. Cavanilles, Antonio José: Obser vaciones sobre la historia natural, ge ografía, agricultura y población del reyno de Valencia. Imprenta Real.Madrid, 1795. Edición facsimilar. Artes Gráficas Soler, 1981. 3. Madoz, Pascual:Diccionario geográfico, estadístico, históricode España ysus posesiones de ultramar. Imprenta Pascual Madoz. Madrid, 1845. Azulejo del molino del Conde- Duque de Híjar. (Foto del autor). mvot Mídele 1OK 63 ’VQ£,Y jDHÍJAE qes elegía coreada No, no hequeridoverlo. Se me dice que ha caído en derrumbefantasmal la estructura soberbia de la Feria que a fuerza de almafueinternacional. Y no ha sido por lógica del tiempo ni por odio de extrañosenemigos; han sido la desidia y latorpeza las que aeste triste fin han conducido. Con el constante esfuerzo de su brazo consiguió nuestropueblodeslumhrar en la lista gloriosa de las ferias: Dusseldorf, Elda, Nueva York, Milán. Era la Feria el corazóndelpueblo cuyos recios latidos se escuchaban hastaen los máslejanos horizontes que, al nombre de Elda, en gozo se alertaban. ¡Qué biencuandolos vientos halagüeños «Elda, París y Londres» propalaban! Y qué burlones ahorairándiciendo: «Elda, LosChaparrales, La Almadraba». Ardimientos adversos se llevaron la Feria a otro modernoemplazamiento; pero en Elda quedó,reliquia ilustre, el ferial y entrañable monumento. Foto procedente del Museo Etnológico. Infelices ladrillos que han movido de unpueblo enteroelhondo sentimiento; tan mimados entonces uno auno, yahora descuartizados cientoaciento. Nuestro altivo castillo también tuvo tan lamentable ytrágico destino; pero resurgirá. Lapobre Feria quedará parasiempre en el olvido. El logro más feliz denuestra historia muere sin gloria, en sórdidaagonía. Quesean estos versos amargados la corona de flores merecida. Juan Madrona (Transcripción de «Valle de Elda») 65 Lagrúa, elcamión y el mural cerámico. Tres elementos concurrentes para epilogar eldrama de la Feria Internacional del Calzado de Elda, en est-1 foto histórica debida a la cámara de Felipe E.García Gómez. iADIÓS A LA FERIA! Pocos díasantes de las pasadas elec ciones municipales, vimoslos el denses, conestupor, cómo las po tentes máquinas demoledoras atacabanel edificio de la Feria Internacional del Calzado iniciando así lademolición de lo que hasta hace muy pocos años fue orgullo de Elda y de su industria zapatera.Más de cien añosde «sangre, sudor y lágrimas», arrancados al trabajo cotidiano, se habían condensado en estepalacio ferialcuando fue construido en elaño 1964, tras siete años de continuo crecimiento en elante rioremplazamiento provisionalinstaladoen elGrupo Escolar de lacalledelPadreManjón. Por causas que no vamosa tra tar, pero que seríainteresante estudiaren un próximo futuro, la Feria, en Elda, dejóde ser funcional cerrando sus puertas a aquellosdeslumbrantes certámenesal queacudían gentes de todo elmundo.Pero el edificioquedóallí, mudo, inactivo, guar dando en suesencia granparte de nues tra historia zapatera, y como tal, como mo numento perenne señalando laimportan cia que tuvo nuestro pueblo en un tiempo, que le hacía entrar, con todos los honores, en la escasísima nómina de nuestro Patrimonio Histórico Monumental. ün edificio quizá con escaso interés arquitectónico referido aldetalle -no to dos los monumentos son acabadas obras de arte, con columnas,triglifos,metopas, ojivas o volutas; existen otros elementos tan valiosos como puedan ser elperíodo histórico en que estánlocalizados y el es fuerzo humano que lomaterializó, sir viendo de ejemploaeste aserto la figurade un«dolmen», el más austero de los edi ficioshistóricos-, pero, sí, con la fuerza 66 suficiente,depositada en lagrandiosidadde su conjunto, y el de haber jugadounimportantísimo papel, como probable mente no se vuelva a repetir,en la me moria socio-económica-cultural de nues tropueblo parapoder entrar, con todos los honores, en el acervo histórico, que habría que salvaguardar yentregar intac to a las generaciones futuras.Nosqueja mos ahora por la pérdida de antiguosmo numentos eldenses:elconvento gótico, el castillo-alcázar, la iglesia de Santa Ana del período barroco, y dos otres cositas más delModernismo maltratadas yper didas. ¿Qué dirán de nosotrosaquellosque nos sucedan? ¿Acasonostratarán, como hombres pretéritos eincultos que seremos, además,de necios, por no haber sabido conservar este edificio emble mático,de un pasado esplendor, y que entraría de lleno en elestilo «Funci-Art» -Arte Funcional- característico de lase gunda mitad del siglo XX? Se podía, se debía haber conservado eledificio de laFICIA. Hemos visto una propuesta muy lógica para conseguir mantenerlo vivo, latente, queasegurarasu persistencia; saber: 2.000 m.2 se destinarían aCasa de laCultura, 1.100 m.2a colecti vos juveniles, 1.070 m.2 a Biblioteca Pública, 2.500 m.2a Museo del Calzado más otros 1.900 m. 1.080 m.2 aSalón de Conferencias (Teatro), 540 m.2 de restau rante-cafetería, 4.500 m.2 para parking (200 plazas), 600 m.2 deoficinas varias, 700 m.2 para Escuela Oficial de Idiomas, 850 m.2 para Conservatoriode Música, 700 m.2 de Escuela Oficial de Diseño, 800 m.2 para Federación Comarcal de Industriales, 1.400 m.2para la plaza de la Feria (zona verde), 600 m.2 para Escuela de Aparadoras, 750 m.2 para oficinas de Correos yTelégrafos, 2.000 m.2 pa a la Fundación FICIA entresplantas, quejan do8.010 m.2para libre disposición. Pero esta propuesta fueolímpicamen te rechazada nosabemos por quéocultas y aviesas intenciones ante unas elecci nes que los que ostentabanel podersabíarqueiban a perder. ¿Querían obligar al nuevoConsistorio entrante,por ejemplo, a construiren este lugar unPolideportivo, que ellos, los que mandaban,teniendotoda lafuerza económica ytrece años de tie npo no fueroncapacesderealizar? ¿Ytenía queser en este lugar, precisamente, cuerdo tantos lugares idóneos podrían encontrarse? ¿Es que se pretendía borrar hast.jlashuellas de este edificio compendiode rues- traestirpe zapatera? ¿Quién no cono :e el tacto de las pieles curtidas?¿Quién no ha sido cortador de «corte o de forros»? ¿Guien no ha «dado de cement», «sacado calados» o «metido pares en caja»? ¿Quién no h ies tado enganchado a una «cadena» o a una pequeña mesita «rondando plantes» y «montando pares»? ¿Quién no es, lo fue, o tiene ascendencia zapatera?Solamente los que no sientan el orgullo de haberse:riado entre zapatos pueden obrar así. po niendo en entredicho su denominacicn de origen, de eldenses. Cualquier otra cosa que se edifiqueso bre este lugar, siempre lepesará lasom bra de la usurpación; ypuestos aponer placasconmemorativas, aquí sí quec.ibriaponer unaplaca, pero a la inversa,desconmemorativa coneste legado converti do en otra ruina más por ese último cesto prepotente y contrario a los intereses ie lamayoríaen unamaniobra política, maquiavélica y cateta, contra nuestra Cultura, nuestra Historia y nuestro ya de por sí des graciado Patrimonio Monumental E. Estampa popular de los zapateros de Barcelona. Losantiguos gremios zapateros Despierta gran curiosidad adentrarse en la normativa yorganización de los anti guos gremios zapateros, aunque cada uno de los muchos que se desarrollaron entre lossiglos X11I al XVII, gozaban de prerrogativas yprivilegios, sin embargo mantenían el mismo espíritu en toda Europa, impregnados de un al to sentimiento religiososy en algunos casos con notables muestras de gran egoísmo. Los gremios de la antigüedad se crearon pa ra salvaguardar los intereses económicos ypro fesionales de sus asociados, formaban parte de su existencia, la conservación de una serie de privilegios y la consecución de un título para un oficio, sujeto auna serie de fases de mejora y aprendizaje, hasta llegar a lafigura del maestro. En momentos de la historia, no había poder constituido que dictase una disposición del ca rácter que fuera, que no fuese consultada a los prohombres de los gremios, que en realidad eran ellos los que representaban el verdadero sentir de lavida comercial oindustrial de las grandes poblaciones. Ellos emitían criterio sobre lo que había que hacer para dar mayor realce orobus tez alas tareas de gobierno en materia de su competencia, esos prohombres tenían el respe to y la admiración de todos los agremiados (1). Los gremios se reunían en cofradías bajo la in vocación de un Santo, algunas veces relaciona do con el zapato ocon el oficio de zapatero. En determinados lugares, España entre ellos, el gremio de zapateros fue muy importante y el pertenecer alos mismos suponía un orgullo ante la sociedad de la época, sin embargo, en otras oca siones fue objeto de vejación, en nuestro país y durante el siglo XVIII, eran considerados aaque llos trabajos uoficios manuales, como realizados por gentes de «baja condición», aplicando una vie jaherencia romana (2), de ahí que la Real Cédula de Carlos III, en 1783 declaraba, entre otros, alos zapateros como oficios nobles que no envilecían alas familias ni a la persona que los ejercía, así como tampoco inhabilitaba para ejercer cargos públicos. Con anterioridad a esta fecha, en 1648 en Pola de Siero (Asturias), se hacía público un documento en el que se conceptuaba a los zapa teros como «dignos de desempeñar cargos de la más altahidalguía» (3). Cabe destacar la amplia normativa creada en Francia alrededor del oficio de zapatero, da do su interés histórico yanecdótico trataremos de esquematizar alguno de sus contenidos. En elsiglo XVII en París, nadie podía ejercer el ofi cio de fabricante de calzado, si no disponía de jpLj«_^jsajs»j«.^_« REAL CÉDULA DE S.M. YSEÑORES DEL CONSEJO, POR LA QUAL SEDECLARA, QUE NO SOLO iOficio deCurtida ,tino amblen lo»derruí Ami« Oficios deHerrero, Sniire, Zapatero ,Carpintero y Otro! icsic modo, son honestos yhonrados; yque el USO.::ellos noenvilece laAlmilla, nili persona del que los exerce, ni Ja inhabilita para obtener losem- inidpalea de la República enque estén ave cindados losArtesanos óMenestrales que losejer- CiWfl ;con lodemás que seciprcw. AMl «7»JE N M A ORII): En la Imprenta de Don Pedro Marín. 11 todos los medios para ello y no mezclaba piel de cordobán y piel de carnero, en el supuesto de que mezclase dichas pieles, sea cual fuere sus porcentajes, se entregaría alas llamas yse pa garía una multa de 12 deniers al prohombre del gremio (4), este tipo de acciones se repetirían en todos los gremios de Europa. Ningún fabricante de París podía confec cionar un zapato con suela más larga de una cuarta y a ninguno se le permitía trabajar de noche o los sábados después del toque de ora ción y si algún par de zapatos se descubría que había sido hecho en esas horas odías, sería destruido en las llamas. Las licencias para ejer cer como zapatero las daba el Rey ysólo se li braban de esa orden, las viudas de zapateros. Para conseguir el título de zapatero, eran ne cesarias tres condiciones: a) haber servido co mo aprendiz (durante tres ocuatro años), b) ejecutar una obra maestra como evidencia de su destreza en el oficio (una de tacón bajo y otra de tacón alto), yc) ser persona de gran des cualidades morales. En el reinado de Luis XIII el número de aprendices máximos por maestro zapatero debía de ser hasta cuatro y desde el siglo XV, era costumbre que los exá menes para maestros zapateros se realizasen dos veces al año, coincidiendo con los días de Pentecostés yTodos los Santos. Los maestros zapateros en Europa llegaron atener grandes privilegios, uno de ellos era que por el solo hecho de ser hijo de zapatero, se po día ejercer el oficio libremente, también estaban exentos de pagar tasas otributos al Rey, tam bién gozaban de privilegios similares las hijas o viudas de maestros, siempre que estas últimas no contrajeran segundas nupcias yseguir sien do miembro del gremio. Los aprendices sufrían, en muchos casos, el peso de la justicia y la dis criminación, por ejemplo: si abandonaban eltra bajo antes del tiempo fijado, debían pagar da ños y perjuicios además de una multa que el gre mio les imponía y si sólo trabajaban al servicio del maestro tres días, eran arrestados yencar celados, si no encontraban ocupación se les prohibía que trabajasen en otro oficio y si algún maestro los empleaba sin comunicarlo al gre mio, perdía el título de maestro, que podía re cuperar si se casaba con alguna viuda de maes tro zapatero. Los jornales estaban extremada mente bajos yestaba prohibido pagar por enci ma del jornal asignado por el gremio, y si el aprendiz necesitaba más dinero estaba prohibi do que el maestro le ayudara, bajo pena de cár cel omulta. Como es natural este nivel de des contento ydesánimo entre los aprendices a za patero, yhartos de tantas vejaciones, realizaban reuniones secretas para tratar de protegerse y terminar con esa tiranía. En la Francia delsiglo XIV se dictó un decreto por el que se prohibía reunirse amás de tres aprendices en la calle o sitio público bajo pena de cárcel, apesar de ello se pudo organizar una agrupación llamada «Compagnounage», que tenía todos los tintes de una secta secreta (dadas las circunstancias) y llegó a funcionar una auténtica guerra contre los maestros, si bien nunca perdían suprofundo sen tido religioso, hasta tal punto que la admisión era precedida de un auténtico acto de fe en la Iglesia Católica. Pasarían los reinados de Francisco II(1559-60), Carlos IX (1560-74) y Enrique III (1574-89), antes que un zapalero ejemplar llamado Henry Michel Buch, llamado «El bueno de Enrique» (5), en el reinado de Luis XIII, quien impusiera sus doctrinas de paz ymo ralidad en los gremios franceses, yacabase con situaciones de injusticia e indignidad hacia los aprendices de zapateros, apartir de entonces se conocieron dos asociaciones, la religiosa ylas impías. Los maestros zapateros tenían además es cudos de armas que eran otorgados por el Rey apropuesta del gremio yque reproducían figu ras simbólicas, personajes ejemplares osantos, sin olvidar herramientas propias del oficio. A principios del siglo XVIII, en Francia se cono cían más de 300 escudos de armas distintos otorgados azapateros ycasi 200 areparadores de calzado. En lahistoria de los gremios ocupan lugar muy destacado las agrupaciones constituidas por los zapateros. Latradición atribuye aNuma, en los primeros tiempos de Roma, la fundación de ocho colegios de artesanos, entre ellos uno llamado de «sutores ozapateros» (6). En el año 1379 se funda la Hermandad de Compañeros Zapateros, en la Catedral de París, por privilegio especial del Rey Carlos «El Sabio» einstitucionalizan el día 25 de octubre, consa grado aSan Crispín ySan Crispiniano, y a par tir de entonces se celebraron unas extraordina rias fiestas que duraban varios días. Lariqueza y dignidad pública de los gremios zapateros en los Países Bajos durante la Edad Media, tuvo gran realce yen todos los actos y solemnidades, asistían los gremios en Cor poración, haciendo alarde de sus escudos yes tandartes, vestidos con brillantes armaduras. El Conde de Normandía en el año 1103 concedió los más altosprivilegios a los zapateros de Gante, conservándose en laCatedral de Brujas, un gran lienzo que representa un desfile del gremio de zapateros en el año 1608 pintado por Claeissens el Joven. Adentrarse en lahistoria escrita que nos han dejado los gremios zapateros de la antigüedad, es todo una descripción de detalles ejemplares, junto con otros que rayan elridículo y que hoy son incomprensibles. Junto a la prohibición ya reseñada de juntar cordobán ybadana, estaban otras como prohibir la venta de zapato nuevo juntoal usado otrabajar a la luz de las velas, an torchas ocualquier otro tipo de luzartificial que no fuese lasolar. En España también losregla mentos eran estrictos, en Castilla por ejemplo, no se permitía a los zapatos tener más que una sola suela, se nombraban cónsules yoficiales que tenían, entre otras, las tareas de vigilar el estricto cumplimiento de las normas en la con fección del zapato yquemar los trabajos que no las respetase (7). Los gremios zapateros españoles se distin guían por su perfección yproliferaron por la ma yoría de las provincias españolas, uno de los pri meros testimonios data de principios del siglo XII, con motivo de la sublevación contra el Abad de Sahagún, en tiempos de D.- Urraca y D. Alfonso, figuraba en dicha revuelta, no sólo los nobles y los ricos, sino «curtidores, pellejeros, zapateros eaún los que en las casas soterráneas facianoficios, y los que facíanlos escudos y pin taban las sillas», más tarde en los fueros de Cuenca, Molina y Plasencia, se regula con deta lle la profesión de zapatero (8). La cofradía más antigua que se conoce en España, es la de San Marcos en la Catedral de Barcelona en el año 1208, aunque pocos datos se conservan de esta época, ya que un incendio destruyó el archivo de la ciudad de Barcelona. Afinales del siglo XIII yprincipios del XIV, em piezan aaparecer documentos sobre las activi dades del gremio de zapateros de Barcelona. En el año 1311, por medio de unas ordenanzas, ha bía que declarar si los zapatos estaban realiza dos con piel de cordobán, carnero ode badana. Los prohombres del gremio dictaban normas es trictas, tales como laprohibición de comprar pie les procedentes de Burxia, de Chipre o de Valencia que llegasen en domingo odías festi vos, los zapatos no se podían hacer de suelas viejas, ni crudas, ni engrutadas, ni darles apa riencia de viejas, el calzado se tenía que vender en tiendas omercadillos, por los mismos zapa teros opersonas que conocieran eloficio y fue ran aceptadas por los prohombres, los zapate ros que llegasen aCataluña procedentes de tie rras no administradas por el mismo Rey, debían justificar cuatro años de aprendizaje, examinar se ante los prohombres ypagar cien sueldos al gremio (9). En Barcelona yen el año 1398, exis tían dos asociaciones, una la de Maestros Zapateros con su cofradía de San Marcos y la de «Fadrins», mancebos uoficiales zapateros, que tenían por patrono aSan Aniano (zapatero de Alejandría), desde esa fecha hasta elsiglo XVIII, la historia nos relata una serie de fusiones yde suniones, salpicadas de anécdotas yaconteci- ’v’’/’:’’:’-’:’’’V ft -•.-.,..,... ...::.. ,-„,£.* -’/:!-’/•’•’ ’ -’i.i.• .-..,•_ ...... ..-. .’’.v.v.-. . •’ •• .’ -/... . -.-i /./•+ •.a-..•.•:..•.- .-•^•-- .’’ ..•-. I, ... ..•-’-•- -.--,.; ’^’’’ ,,’* . ... . . ••’’ •’...„ r» „ a . .’ - •’• - .,’. T. - -• « - £;...„:. ’.: ---’-’- ’ ,. , ,,,-.. .... 69 mientos en los que se veía alterada la sociedad barcelonesa de esas épocas. El gremio de zapateros de la ciudad de Burgos, creado en el año 1259, aunque existen alusiones en diferentes escritos sobre la historia de Burgos, en que los zapateros estaban ante rior a esa fecha organizados para determinados actos. En sus ordenanzas se recogía que todo maestro zapatero que tuviese un aprendiz, de bía pagar dos maravedíes para el servicio de Dios y delHospital de San Martín, no se podía trabajar en días festivos, ytambién el trabajo nocturno en las vísperas de esos días. En las or denanzas del Gremio de Burgos, se hace una clara alusiónal concepto del honor profesional, empeñados en mantener limpia su ejecutoria de honradosylaboriosos artesanos, añadiendoque el engaño en la confección de un zapato supo ne un«daño alpueblo» (10), para lavigilancia del trabajo bien hecho se nombraban cuatro hombres buenos, de la lectura de la ordenanza se saca una clara impresión yes que por enci ma de cualquier aspecto comercial oeconómi co, estaba el honor, lahonradez y laprofesionalidad del artesano, naturalmente al pie figura la firma ysello del Rey Alfonso Xel Sabio. En el año 1333 fue aprobada la Cofradía de Zapateros de Huesca, bajo la invocación de Santa Ana, y aligual que la de Burgos la honra dez profesional y el honor son la meta aconse guir y el talismán aguardar por todos aquellos que se dedican alnoble oficio de zapatero. El gremio de zapateros de Santiago de Compostela, fue unmagnífico ejemplodeorga nización y en el año 1552 se publicóuna espe cie de tarifa de precios ynormas de calidades, entre las que se hacía mención especial a la no utilización de cordobán ybadana juntos y la prohibición de «que se vendan zapatos de ba dana doblados ni lohagan» (11). La Ordenanza del Gremio de Madrid, data del año 1552, firmada por el emperador Carlos V (12), marcando una serie de normas para la fabricación de zapatos yprecios deventa, nom brando dos veedores del gremio, que se funda ra con anterioridad aesta fecha, como anécdo ta diremos que en el Ayuntamiento de Madrid se guardaba una horma que serviría demodelo pa ra todos loszapateros, que serviría de patrónpa ra los puntos en los que se tendrían que fabricar todos los zapatos (13). En aquellos años, ante la imposibilidad de dictar ordenanzas para todo el Reino, se dictaron las de Valladolid, 1537; Toledo, 1538 (14). EnSegovia, elgremio de za pateros consigue el favor del Rey Felipe IV y con trolaría además las Ordenazas del Gremio de Curtidores, que fue un gran logro, ya que Segovia 70 era un centro fabril de primer orden en el curti do de pieles de cordobán, el becerro o la bada na y controlar sus ordenanzas era estabilizar los precios del fabricante (15). En el año 1533. se crean las ordenanzas de zapateros ychapineros de Almería,y que recoge entre otras obligacio nes, la de reunirse el día 15 de diciembre de ca da año, zapateros ychapineros en la ermita de San Juan para elegir dos veedores para velarpor el cumplimiento del buen hacer zapatero, te niendo además una probada experiencia de maestro zapatero de, al menos, seis años; tam bién recoge que no podrá ejercer eloficio de za patero aquella persona que no haya sido exa minado previamente ytras tres años de apren diz con un maestro yque tenga menos de 25 años; los exámenes se realizaban en la Iglesia Mayor de la Almedina, donde tenía su sede la Cofradía de San Lucas Evangelista (16), allí en un arca se guardaba el libro del oficio donde se anotarían los examinados, relación de zapate ros, tiendas ytodo lo concerniente al oficio de zapatero (17), con los fondos recaudados por ta sas omultas se destinaría una parte aatender a los oficiales zapateros que estuviesen enfermos opara el enterramiento de aquellos que murie sen «no por bubas ocuchilladas», las penas en dinero se repartirían de la siguiente forma: -La quarta parte para los veedores del dicho officio; la otra quarta parte para el arca de laCofradía; y la otra quarta parte para los propios de la Cibdad; y la otra quarta parte para los Jueces que sentenciaren» (18). Podríamos comentar he chos curiosos de tantas ytantas ordenanzas que existen de gremios de la antigüedad, pero este trabajo se haría interminable ycreo que basta con lo expuesto para que ellector, inmerso en el oficio de zapatero, tendrá una mayor perspecti vahistórica del pasado brillante de unoficio hon rado del que podemos sentir orgullo. Quisiera terminar con algo más cercano... A comienzos del año 1637 se dicta i.na Ordenanza para diferentes oficios de la villa de Monóvar yque D. José María Román, fundador ypropietario del Museo de Artes yOficios de Monóvar, me ha proporcionado yque conside ro una pieza interesantísima para los historia dores de nuestra industria del calzado en la co marca; se trata de una copia autógrafa del libro de Lorenzo Ochoa, para el «buen govierno que ha de tener la Villa de Monóvar», hayvarias par tes destinadas azapateros, alpargateros yten deros zapateros. Se dice entre otras cosas, que no debe venderse ni hacerse zapatos con suela de badana, sino de cordobán y la entresuela de buey y no de caballo, ni becerro y lo mismo se entiende alas chinelas tanto de hombre como de mujer, la obramal hecha serámultada y qje mada (estoes algo de lo que hemos estado vien do en todas las ordenanzas en Europa). En el caso de losalpargateros, el cáñamo empleado no tendrá menos de diecisiete cuerdas en las suelas ytrece cuerdas para aquellas de mujer que llevaran cerquillo. Con respecto a las tien das o los vendedores de zapatos yalpargatas, estosnopodrían trabajar endías festivos bajo la pena de diez sueldos. Todoloanterior nos hace pensar en una ac tividad zapatera de cierta importancia en la ve cina villa de Monóvar, que supone, en doscien tos años, un adelanto de la industria del calza doeldense, y que aparece en el año 1832 (15), aunque el que no haya habidoningún documento escrito no quiere decir que no pudiera existiral gún tipo de actividad zapatera con anterioridad, ya que siendo Elda una villa de mayor población a la deMonóvar, en elsiglo XVII, es de suponer que también aquí pudiera darse una actividad zapatera yalpargatera de cierta importancia. Lo cierto es que apesar de que en los documentos que aparecen en Elda como pertenecientes a Yago, el primer zapatero «pobre», según hemos podido demostrar, para ser zapatero una condi ción indispensable era la de ser persona de re conocida moralidad, con lo cual la solvencia mo ral de nuestros predecesores en eloficio es la mayor riqueza que nos ha podido legar este an tiguo oficio. En la historia de la humanidad destacan mu chos zapateros ilustres, haremos mención es pecial alos siguientes: HANS SACHS, Jefe de los Maestros Cantores de Nuremberg, einmortalizado por Wagner en su conocida ópera. LESTAGE, zapatero inventor del zapato sin costuras, poeta yzapatero de Luis XIV. El célebre apellido italiano SFORZA corres pondiente a la nobleza, tiene sus orígenes en un zapatero italiano. SHERMAN, célebre hombre de estado nor teamericano, fue antes de dedicarse a la políti ca, zapatero. GEORGE FOX, fundador de la sexta de los cuáqueros en el siglo XVII, fue también zapatero. Escudos de gremios zapateros. JOHANN WIMCKELMANN, arqueólogo ale mán delsiglo XVIII, superintendente de todas las antigüedades de Roma, fue antes de cursar es tudios en Halle y Viena, zapatero con supadre. CARLOS LINNEO, científico sueco funda dor de la botánica moderna en elsiglo XVIII. ROUSSEAU, vivió su niñez entrehormas y zapatos, en eltaller que poseía su padre, que fue zapatero en Ginebra. URBANO IV, que no desaprovechaba la oportunidad para dar aconocer su origen, co mo hijo de zapatero.En losdías grandes defíestas, dispuso que en el pulpito de la Iglesia de San Urbano deTroyez, se revistiese con un tapiz en el que estaba representado, con toda fidelidad, el modernísimo taller de su padre (20). José María Amat Amer Director del Museo del Calzado (1) «Losgremios». Jurasa, 1928. (2)«una Memoria Anónima y una Real CéduladeCarlos III». C.P.G. (3) «Zapatero ySacristán». Fausto Vigil (Ego), Académico Correspondiente de lade laHistoria. (4) «Evolución de los Gremios y de la Industria del Calzado a través de los siglos». J. Raspall-Falguera, 1929. (5) «Evolución de los Gremios y de la Industria delCalzado a través de los siglos». Capítulo IV, Jurasa-J. Raspall- Falguera, 1929. (6) (7) (8) «La AristocraciadelTrabajo». El NobleOficiode Zapatero. Martin Huesear. (9) «El Gremio de los Maestros Zapateros». Organización del Oficio A.D. (10) «El Gremio de zapaterosde laciudad de Burgos». Carlos Gutiérrez Sesma. (11)Archivo Municipal (Libro Consistorios 1542-1554; fol. 439, v-442). (12)«Carestía de la vida en el siglo XVI ymedios de abaratar la». Cristóbal Espejo. (13)«Archivo Bibliotecas y Museos», Madrid.(14) «Historia de la Economía Políticaen España», Colmeiro. (15) «Lo que fue y lo que pudo ser laindustria de la piel en Segovia», M. Moreno. (16) Archivo Biblioteca Municipal de Almería. (17) «El Gremio de Zapateros yChapineros en Almería ame diados del siglo XVI». Bernardo Martín del Rey. (18) Archivo Biblioteca Municipal de Almería. (19) «Elda, 1832-1980, Industria del Calzadoytransformación social». José R.Escandell yotros. (20) «El noble oficio de zapatero». Martín Huécar. 71 El viajante de calzad su figura a través de los años Hacia principios de siglo, cuando los primeros viajantes de calzado comenzaron ahacer los caminosde Dios por las rutas de nuestra geo grafía,ninguno de ellos en aquellos tiempos podía imaginarse que llegaríael día en el que sus suceso respodrían hacer elviaje con coches potentes yse guros (por ser el medio de locomoción que tienen más a su alcance para la mayor eficacia de su tra bajo los viajantes de hoy en día). Sus antecesores, en cambio, tenían que valerse de todo tipo de loco moción, incluido el carruajedecaballería paratras ladarse con el equipaje de la estación hasta ellugar donde tenían que hacer noche. Y ya no digamos a la hora de hospedarse en una pensión, o en un ho tel de los de antes (el que podía); ya que los cuar tos de baño y el servicio (todo junto) solamente ha bía uno para todo el hotel y se debía guardar turno para poder darse una ducha. Eso sí, ésto era lo que ocurría en los hoteles, ya que en las pensiones el servicio era tan sólo unW.C. y pare usted de con tar. Hoy todos los hoteles sí que tienen su servicio completo en cada habitación como requisito im prescindible, como sisiempre hubiese sido así. El viaje entonces tenía una duración de tres meses yconsistía en el viaje inicial de temporada y el de repaso. Así que los viajantes no regresaban a su casa hasta que no se daba por terminado to do el itinerario de la ruta, debido aque los trenes y los autocares de aquellos tiempos no ofrecían laco modidad que los viajantes de hoy tienen para re gresar a su casa algún fin de semana ypoder ver a sufamilia y reponer el equipaje. De manera que el padre que tenía un hijo de meses al salir de viaje, no se podía imaginar que asu regreso su hijo no le reconociese por estar tanto tiempo sin ver asu pa dre por motivo de su trabajo, como se dio en más de una vez el caso. Si hablamos de las penurias económicas, ya nos podemos suponer, por ejemplo, el hecho de no poder salir de la plaza una vez terminado el traba jo al no haber recibido el giro postal que tenía que enviarle la empresa que representaba para poder proseguir viaje. En referencia al equipaje y los muestrarios, ya se pueden dar una ¡dea de la dificultad que entra ñaban aquellos baúles de la época que parecían ser los de un artista que se iba ahacer las Rutas de las Américas. En aquella época los muestrarios tenían «más peso», debido alos «perritos» que se le ponía al zapato en su interior más un paño pa ra limpiar cada una de las muestras. Hoy las mues tras ocupan mucho menos espacio yvan mejor acopladas en las modernas yligeras maletas que se fabrican en la actualidad. Si damos un pequeño repaso alos sufrimien tos físicos que se padecen por efecto de la clima tología, nos podemos imaginar lo que les ocurría a Por MIGUEL GONZÁLEZ AGUADO los señores viajantes de la zona norte (por poner unejemplo) en los meses de diciembre yenero, ya que en aquellos años (según dicen los que lo pa decieron) el rigor del frío era mucho más crudo que ahora por distintas causas. En cambio, si nos tras ladamos a la zona sur, piensen en los meses de ju nio yjulio con 40° y42° de temperatura, con traje ycorbata, abriendo ycerrando baúles de muestras y, al terminar la jornada, camino delhotel a guar dar turno para darse una ducha (el que tenía me dios económicos para hospedarse en un hotel). Cuando los antiguos viajantes tenían que tras ladarse de una plaza aotra, muchas veces la hora de levantarse eran las 4 ó 5 de la mañana para po der combinar los distintos trenes hasta llegar asu siguiente destino en plaza. En verano no era tan du ro, pero en invierno era una auténtica lucha de ti tanes. Como hemos podido comprobar, lafigura del viajante es lo más parecida a la de los artistas de las candilejas, siempre dando la imagen más ade cuada para conseguir el objetivo preciso de su tra bajoa pesar de las circunstancias. Este objetivo no es otro que la efectividad de la venta, para que la empresa a la que representa el viajante comprue be el buen hacer de su cometido. De esta forma, del resultado del trabajo del via jante, se ha ido nutriendo la industria zapatera, pe dido tras pedido para dar trabajo a lasfamilias que forman laplantilla de la fábrica (con el riesgo eco nómico del empresario), ya que, en resumidas cuen tas el viajante es un empleado más de la empresa que, como polea de transmisión entre la empresa y el comercio, mueve todo el engranaje del quehacer diario de nuestra industria del calzado; algo que se ha podido comprobar através de los años. Al final de su carrera profesional, la gran ma yoría de los viajantes han terminado muy dañados en su estado de salud yen el económico; habien do entregado lo mejor de su vida en pos de su sa tisfacción personal yprofesional por el deber cum plido. Quisiera desde estas breves líneas ofrecer mi reconocimiento, homenaje yagradecimiento ato dos los señores viajantes del calzado que, con su jubilación bien ganada, aún están entre nosotros y, por supuesto, alos que ya nos dejaron para siem pre. Todos ellos han contribuido de forma muy di recta a la expansión de los mercados nacionales e internacionales para que nuestra industria zapate ra haya sido ysiga siendo el sostén de nuestras vi das por el bien de nuestro querido Valle de Elda. Que paséis todos unas muy felices fiestas en honor de nuestros queridísimos patronos, la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso. Os lo de sea de corazón un hijo del pueblo. ’ La recuperación de un legado histórico. La antigua iglesia de Santa Ana Por DANIEL VALLS GONZÁLEZ Si bienes fácil hablar de laactual iglesia de Santa Ana, puesto que poseemos gran cantidad de información escrita y gráfica y además hasta podemos visitarla, no es tan fácil en cambio hablar de la antigua iglesia de Santa Ana destruida en la penosa guerra ci 74 vil que envolvió a España durante los años 1936 al1939, a no ser que recurramos a las pocas fo tografías que todavía existen de ella, oleamos las descripciones del historiador eldense Lamberto Amat, que en su historia de Elda de 1875 hace sobre el templo, yes esta la que nos va a ocupar en este trabajo. A pesar de la escasa información que tene mos sobre dicho templo, hoy día podemos ha cernos una idea bastante real de lo que, gracias a los sistemas dediseño tridimensional que nos permitirá recrear parcialmente lo que era ocó mo era la antigua iglesia de Santa Ana. He dedecir para que no hayan confusiones a la hora deinterpretar este trabajo que en vis ta de todas las modificaciones que sufrió el tem plo a lo largo de su historia me he ceñido asu situación en 1870, pues anterior yposterior mente su imagen varía acapricho de desapari ciones de estructuras yelementos de orna mentación como a suinclusión. Es poresto que pueda ser posible que alguien eche de menos elementos del templo que se conocían antes de la guerra civil o que simplemente se hanpodi do observar en algunas fotografías antiguas ya publicadas. Como de igual forma he de pun tualizar que este trabajo consiste en la restau ración de los volúmenes arquitectónicos sin en trar en los detalles de ornamentación odecora ción del templo como puedan ser elementos ico nográficos, etc. En este artículo sólo vamos atratar la fa chada principal del templo, pues apesar de que el proyecto pretende en la primera fase la res tauración parcial de todo elexterior, y en la se gunda la delinterior, sólo presentaremos el pri mer módulo de la primera fase, es decir, la fa chada. Revisaremos las descripciones que ha ce Lamberto Amat ysobre ellas intentaremos ir reconstruyendo el templo. Partiremos de una de las informaciones más valiosas eimprescindibles para este estudio que posee Lamberto Amat, yes el plano en planta de laiglesia que dibujó aescala yque es de so bra conocido por el público en general, siendo además el punto de partida de este proyecto. -i í ’2 • .1 •..e; ’V- -^~ ¡,: ,-/ «Su perímetro es un polígono irregulary cóncavo, teniendo en sus mayores dimensiones 43 y48 metros, que arrojanun solar de 1.505 m.2». «Tiene tres puertas, una al norte, otra al sur y otra aloeste,y además unapequeña para la Sacristía». Entrando ya en la elevación de la fachada principal, Lamberto Amat hace lasiguiente des cripción: «La fachada principal laconstituye un mu ro, todo de cantería, incluso sus accesorios, de 11m. de latitud por 15 m. de altura, adornado en su parte superior y entoda su anchura por una galería con antepecho de hierro, sobre la cual se eleva un muro alto de 4 m. muy decora do con pilastras churriguerescas, sobrelas que descansa unagran cornisa. Estámotivado este muro para llenarelfrontispicio de lacubierta de la nave principal». «Dar mayores dimensiones aesta fachada, una torre a cada lado, que en forma de pabello nes avanzan algúndecímetro delparamento ge neral; constando de 7 cuerpos en su altura, que en elzócalo ycornisas evitan que aparezcan an gostas apesar de sus alturas. Se eleva la una has ta el nivel de la fachada, es decir, se halla sin con cluir, y la otra se lanza alespacio 33 m. ysobre estos un segundo cuerpo de 7m.,terminado por un templete que sostiene ycubre lacampana de las horas». 33m. 76 25m Llegados aeste punto, deseo hacer una re flexión, puesto que al trabajar sobre estas me didas, he podido observar que trazando una to rre de tales dimensiones, 33 m., yomitiendo el segundo cuerpo de 7m., no se relacionaría con las fotografías que poseemos, intuyendo un po sible error en las medidas otorgadas por Lamberto Amat al respecto. Sobre las imágenes podemos observar có mo sería semejante torre ycómo, creo yo, de bió ser, después de ajustar las medidas, ysen do esta de 25 m., tomando como base de me dición una de las fotografías que poseemos r «El pórtico de lapuerta oeste, que es la prin cipal,omayor, es del orden dórico incompleto, pues hay irregularidad en los triglifos y metopas. Es circular su frontispicio con acroterios, y lo ter mina una capillita con la imagen de piedra de Ntra.Sra. Santa Ana, titular de estaIglesia». Yllegados aeste punto concluimos este tra bajo, que aunque breve por el momento, pues la finalización total del proyecto es un objetivo que pronto podremos ver, no deja de ser intere sante para el patrimonio local, un patrimonio ya desaparecido como otros tantos que se destru yeron, y otros tantos que aún hoy día se siguen destruyendo. EL RINCÓN ÚE LOS POETAS A la Virgen de la Salud Oh Virgen de la Salud eres deseada estrella de ángeles coronada de las vírgenes la más bella. En el día de tu santo cuántas cosas te pedimos tú a todos nos escuchas eres lucero divino. De lindas flores tu altar te adornan tan lindo día pero tú siempre resplandeces llena de bondad divina. Con tu nombre nos adornas tú eres nuestro refugio y por Dios fuiste escogida para dar amor profundo. Lola Gómez Para la VIRGEN DE LA SALUD MARÍA de laSALUD con qué bello don naciste; eres ejemplo de las vírgenes y madre de JESCJS. Pide protección para este valle de lágrimas y mira con ojos de pasión a estos pueblos que te aclaman. Hacerlo, pues, gran SEÑORA tu virtud es bien notoria, y para nuestro consuelo preguntamos con anhelo, ¿qué flor os negaría su corola? Es justo que vos sola sois digna de este honor. Carmen Pérez Díaz 78 Al Cristo del Buen Suceso Oh Cristo del Buen Suceso no creas que yo te olvido que llenos de amor y fe los eldenses te pedimos. Porque tú eres el padre eres el verbo divino y te vemos en tu cruz y todos por ti sufrimos. Queremos llenos de amor en tu día recordarte porque tú eres gloria, eres padre nadie podrá olvidarte. Y con tu pesada cruz tú pasas por nuestras calles en silencio rezaremos con amor a nuestro Padre. Lola Gómez Para el CRISTO DEL BUEN SUCESO A VOS PRINCIPE Y SEÑOR, que desde tu cuna rodeado, de todo ser humano, eres centinela para todos sin pereza ni abatimiento. Santo, hermano y compañero, si todo esto lo miramos ¿qué somos nosotros a tu lado? Pues ha permitido el cielo que sirvas de intermediario, que la sangre que derramastes sirva para que seamos más humanos. Carmen Pérez Díaz EL RINCÓNDELOS POETAS ¡MADRE MIA! Tu nombre ha reclamado el de salud, Virgen de Elda, patrona de mi entraña. Arómanse en ti la tierna montaña, el valle,el camino, el viejotalud. Trazas sobre nosotros una cruz, que se sube alalto de la espadaña. Es tu blanca sonrisa la que baña nuestro destino de divina luz. Ampáranos, joya, bajotu manto, esta paz siempre en tus azules manos, esta salud siempre en tu compañía. Tú sí que eres nuestro mayor encanto. Ojalá no nos faltea los humanos, que te diremos siempre: ¡Madre mía! Luis Romay G. Arias Noche Santa ¡Trabajo, Señor! tepide elparado esta Moche Santa; hay muchos hogares, sin pan y sin manta. Porque en esta tierra, promesas no faltan; que al no ser cumplidas, atodos nos hartan. ¡Progreso, progreso! Elbrazo de acero, aunos hace ricos y a otros pordioseros. Riqueza y poder gozan unos cuantos; tristeza y miseria sufren otros tantos. Armas y más armas destruirán latierra; tú que a todosamas, impide la guerra. Da luz alas mentes que sonpoderosas y en vez de traermuertes, nos den pan y rosas.Progreso que viene con paz y equidad que nos llegue pronto, que traebienestar. Pero si es que nace para destruir, ese que no nazca; queremos vivir. Quequeden lasmentes donde el mal despierta; no queremos muertes ennuestro planeta. Morir en el lecho cuando tú lo ordenes está con nosotros, sicrees nos conviene. ¡Trabajo, Señor! Te pide elparado esta Noche Santa; hay muchos hogares, sin pan y sin manta. Manuel Verdú Juan SIEMPRE A TI, MADRE Qué dulzura en tu mirada viendo detrás tanta vaguedad yríos de amor somnoliento dejando pasar la ira sólo escuchando al viento. Te llenaste de sacrificio donde todo eran tempestades. Tuvalor y tu fe se abrazaron ysupiste escuchar al silencio que te hablaba con latidos ymensaje de amor eterno. Dolor por algo que llevas dentro tan grande ytan pequeño lleno de vida eterna ypermanente consuelo. Escogiste el camino recto porque así fue tu destino, verlo quiero yno puedo... ¡Ayúdame aseguir tu camino! Tu penetrante mirada taladra la dura piedra que dentro de mí anida... ¡Rómpela en mil pedazos! que pueda ver con claridad tu bondad y tudulzura tu amor ytu aliento. ¡OHMADRE MIA,ROMPE EN MI Tü SILENCIO! ¡VIRGEN DE LA SALUD, TE QUIERO! Tenes 1 us espinas son calladas no relucen confulgor son hojas unidas al tronco coronando tu dolor. Gotas de sangre que caen regando tu alma al azar cerramos los ojos con fuerza porque no queremos amar. Con ellas, das luz en la oscuridad sembrando nuestro destino de vidasencilla y fugaz. Alientas nuestro ingenio porque amamos la vanidad no queremos ver en Ti nuestro error porque somos carne yhueso y no bondad yperdón. Espinas que coronan al rey que taladran las sienes del justo que derraman poco apoco su sangre sobre las vestiduras del mundo. Unas son deguerra otras de odioy venganza algunas derencores yopresión... ylas más, son espinas de amor. ¡ASI LOS ELDENSES TE VEMOS CRISTO DEL BUEN SUCESO! Tenes 79 HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE ELDA (Olugares deenterramiento) Próximo ala culminación de una etapa -pudiéramos decir que transcendente- para la vi da o evolución vivencial de un pue blo en su devenir histórico, yprinci pios de otra, como va a suponer, en fechas próximas, lainauguración de la nueva necrópolis. Motivada ésta, asu vez, por la inevitable colmata- ción del todavía en funcionamiento importante Cementerio Municipal, donde quedan -y quedarán- alme nos en esencia espiritual, reposando eternamente? tantos ytantos elden ses, que fueron agotando sus ciclos de vida, en pos de la evolución yen grandecimiento del pueblo que les vio nacer, junto alos que no habían visto su «luz primera» en éste su se gundo pueblo. Pero aunando sus es fuerzos vitales «codo acodo» hacia un común afán de superación yes fuerzo colectivo, del engrandeci miento de este pueblo compartido, yganándose apulso el derecho a considerarlo «supueblo». Y al final de sus días compartir eldescanso me recido, con la mejor de las recom pensas, elconsiderarse hermanos. ***** Pero llega un momento -como decía, inevitable- de cerrar una eta pa, de clausurar un lugar físico,de terminado por laimposibilidad de es pacio yotras causas, que determi nan elalejamiento de la práctica con vivencia humana, como ya en otras ocasiones que fueron jalonando, la historia física de estos lugares sa grados osacralizados, de nuestro destino final, dejando expedito elen sanche vivencial ydesarrollo de un pueblo, que en su arrolladora mar cha expansiva necesita. Llegado éste -llamémosle, cie rre cíclico-, parece, sino obligado, síal menos instructivo einteresan te, ycreo que importante, bajo el punto devista histórico, hacer un cú mulo de recapitulaciones en este sentido, de hacer un recuento ore memoraciones históricas, del estu dio de los «lugares de enterramien to», más omenos considerados co mo cementerios, que através de la formación evolutiva de nuestro pue blo, ha habido la inevitable necesi dad de su establecimiento, desde los tiempos más remotos conocidos. Aunque para los tiempos más leja nos oprimitivos,.sea necesariamente de forma sucinta otestimonial, aun 80 Por JUAN RODRÍGUEZ CAMPILLO que estapremisa, no por eso les res te significación.Los enterramientos humanos más antiguos, descubiertos en eltérmino de Elda, son los llamados de la«Casa Colora» ycorresponden aun ente rramiento colectivo, encuadrado den tro de lacultura Eneolítica, entre los años 2500-2000 antes de Cristo. Estaban depositados dentro de una cueva, según la costumbre de en tonces, ylos enterraban con sus «ajuares» -objetos más personales- compuestos de puntas de flechas de sílex, hachas depiedra pulida, algu nas cerámicas «a mano», yalgunos punzones de hueso y decobre. (Este enterramiento fue descubierto por los componentes de la Sección de Arqueología del Centro Excursionista Eldense en1980, y está depositado en el Museo Arqueológico Municipal). De época posterior también co nocemos lugares de enterramiento en la parte este del monte Bolón, donde también se asentó un peque ño poblado de cabanas, pertene ciente ala cultura del Bronce Valenciano 2000-1500 a.de C. que inevitablemente también tenían la necesidad de enterrar asus muertos. Aquí, como lugares de enterramien to, utilizaban las pequeñas cuevas que una vez depositado el cuerpo, que colocaban encogido oen posi ción «fetal», taponaban laentrada con piedras, como se han descubierto en varias ocasiones por los componen WT .... f tes de la S. de A. del C.E.E. ydepo sitadosen elMuseo. (Haynoticies dedescubrimientos de este tipo d;sde principios desiglo). Acercándonos paulatinamente a épocas más recientes, tenemos que situarnos nuevamente en los mentes de La Torreta, a lo que podemos con siderar como pueblo «urbanística mente» organizado. El poblado ibe ro-romano de «El Monastil», con una vivencia global de más de mil años, yque con una trayectoria de vidn ac tiva tan considerable, tiene forzosa mente que tener una necrópolis de verdadera importancia históricci pa ra el total conocimiento espíritu.il de estas gentes, directamente antece soras de la edad actual. Pero que a pesar de bastantes intentos en su búsqueda, no hemos podido aún lo calizar. Sibien hay algún objeto, en apoyo de su importancia, con eldes cubrimiento en 1991 de un elemen to simbólico de estas necrópolis, co mo es la llamada «Sirena» del Mo nastil, que sería un monumento fu nerario. Las características de la necró polis correspondiente aeste pobla do, dada su larguísima trayecoria cronológica, debería tener tres eta pas bien diferenciadas. La primera, comprendiendo los últimos coletazos de la cultum del Bronce, que son los principios vi- venciales del poblado: serian los en terramientos en cistas ofosas en tie- M-^^ltli’^W Una de las tumbas de la necrópolis del Monastil, siglo VI, descubierta en 1991. (Foto n.9 1). rra, directamente el cuerpo, gene ralmente enposición «fetal» con sus ajuares, costumbre muy respetada por su acendrada religiosidad pri maria, con total independencia de la mayoritaria religión actual, la cual desconocían totalmente. Estamos hablando de época anterior a los si glos VI-VII a. de C. La segunda etapa, importantísi ma, correspondía a la plena cultura ibérica, enlazando con la anterior, hasta la llegada de los romanos,quecon su preponderancia cultural irían borrandoodifuminando esta impor tante época, formada y saturada por contrastes foráneos, con cuyos in gredientes (fenicios, griegos, carta gineses, romanos, etc.) se fue for mando. Todo amalgamado con la importancia cultural indígena, con su asimilación yrefundición con los de «fuera». Todo esto nos llevaría a producirse un cambio radical en la forma de enterrar asus muertos: los «campos de urnas». Los cementerios o necrópolis ibé ricos, son conocidos como «campos de urnas» por su peculiar modo de enterrar asus muertos, que en toda esta «etapa ibérica», «grossomodo» entre los siglos VII1-VII a. de C. y la llegada de los romanos afinales del siglo IIIa. de C. (218). Esta formade enterramientos consistía, primero con laincineración de los cadáveres yseguidamente introduciendo las ce nizas en una «urna» -grandes ypan zudas ánforas- en muchos casos, con ladecoración pintada característica de esta cultura, con su correspon diente tapadera. Esta urna era colo cada en susitio en lanecrópolis en un pequeño rebaje en elterreno, y ro deada con sus ajuares -objetos per sonales-, todo este conjunto circun dado porvarias piedras grandes y ta pado por un pequeño túmulo de tie rra, que sucediéndose unos túmulos aotros formaban elllamado «campo de urnas». Necrópolis que era presi dida en su entrada principal con al guna escultura simbólica-funeraria «toro», «grifo», «sirena», etc. En personajes de cierto relieve político oinstitucional, se le solían hacer monumentos escultórico-fu- nerarios, directamente en su tumba. ***** La tercera etapa de enterramien tos del Monastil, ya de cultura ro mana, se caracteriza -como en laac tualidad- porque ya no se incineran los cadáveres, sino que se entierran en sepulturas en tierray con elcuer poestirado o «inhiesto». Y según su importancia políticao de riqueza, en fosas ornamentales de piedra o la drillo,o sepulcros monumentales. De época romana, aquí tampoco se han descubierto muchos prece dentes. Sólo tenemos parte de una sepultura, compuesta de grandes la drillos de tierra cocida, aparecida frente ala«Casa Colora» en 1986. Como hallazgo sepulcral «tardo- rromano» de extraordinaria impor- * iwrs Lugar que ocupó elcementerio viejo que estuvo en servicio desde 1815a 1903. (Foto n.e 2). tancia -hasta ahora- tenemos que resaltar aquí eldescubierto en 1991 alrealizar los trabajos de desmonte para el llamado «Acceso Norte» a Elda. Mejor que cualquier otra des cripción, insertaré aquí literalmente parte de los estudios de sus excava dores: Gabriel Segura Herrero, Fernando Tordera Guarinos y Constantino Callado Sánchez, que con más fidelidad quedará su desa rrollo descriptivo. «La necrópolis del Camino del Monastil (Elda, Alicante)». El tra zado del llamado «Acceso Norte» a Elda desde laautovía Madrid-Alican te llevó consigo una intensatransfor mación del paisaje mediante larea lización de grandes movimientos de tierra en elárea comprendida entre laladera meridional de laSierra de la Torreta y la orilla derecha del río Vinalopó. Este espacio está consti tuido por glacis cuaternarios cultiva dos yterrazas fluviales sobreeleva das, por elque discurría elcamino que tradicionalmente ha servido de acceso alparaje del Pantano de Elda y al yacimiento arqueológico del Monastil. En eltranscurso de los tra bajos de desmonte de dicha ladera fue descubierta lanecrópolis que nos ocupa. Tras elproceso de documen tación arqueológica fue totalmente destruida por la construcción del mencionado vial de comunicación. La excavación arqueológica fue dirigida por G. Segura y F.F. Tordera, entre los meses de abril y mayo de 1991, contando con lacolaboración de C. Callado en las tareas arqueo lógicas. Excavación incluida, por otra parte, dentro del programa anual de intervenciones de salvamento de la Consellería de Cultura de la Gene- ralitat Valenciana. El análisis microespacial de esta necrópolis, con una superficie apro ximada de 200 m.2 demuestra la existencia de un único complejo fu nerario en el que se pueden distin guir dos partes claramente diferen ciadas, tanto física como funcional- mente: un área ritual de cocina con hogar, depósito de agua ysilos-ver tederos para los desperdicios; y, la propia área de enterramiento, com puesta de10 sepulturas, en las que se constatan dos tipos básicos de tumbas: la simple fosa rectangular excavada en el suelo y la que pre senta un sepulcro de lejas de piedras en el interior de lafosa. El único rito practicado fue la inhumación, ha llándose un total de 16 individuos, de diversas edades ysexo, con sus res pectivos ajuares personales (Segura yTordera, 1991). (Foto n.s 1). La excavación integral de la ne crópolis, datada en torno a la se gunda mitad del siglo VI, ha permiti do constatar una serie de aspectos pocas veces atestiguados en el pa norama funerario de este momento cultural. Uno de ellos ha sido lado cumentación de labores de cantería, tales como eldesbastado ybiselado de lapiedra para la construcción de sepulcros en cista. Además del pro pio interés que por sísolas poseen como parte de una tecnología arte- sanal que centurias anteriores expe rimentó un gran desarrollo yque en nuestro caso se muestra en una de sus manifestaciones más simples, se han constituido en fundamentales para el establecimiento de una se dación cronológica internaen el pro ceso de construcción de las sepultu ras. Seriación obtenida en base ala constatación de las «huellas de uso» dejadas por las herramientas de tra bajo especificadas y, más concreta mente, al proceso evolutivo de me lla del cincel utilizado por un grupo de gentes de honda tradición cultu ral tardorromana...». (En proceso de más amplios estudios).***** Aunque un poco pasado en su cronología -pero todavía dentro de este área cultural-. En esta breve his toria de los cementerios, no puedo dejar ausente de ella, por lo signifi cativo que es, eldescubrimiento -que me cupo en suerte- en el año 1981 en el castillo, de parte de un sarcó fago paleocristiano. Por ser un pre cedente histórico, de unignorado «el dense» degran categoría delsiglo IV, enterrado en ataúd de tal importan cia monumental, que encaja por de recho propio como un «hito históri co» en esta breve historia de los ce menterios. Durantelaplena dominación islá mica -siglos VIII-XV- no conocemos con exactitud dónde estaba centrali zado sulugar deenterramientos, aun que ajuzgar por los diversos descu brimientos esporádicos, parece que había bastante anarquía, en materia deenterramientos. Y barajando hipó tesis para tratar de llenar este impor tante ylargo período -que por su puesto, con los conocimientos actua les, no se llena-, pero síque encaja rán dentro del mismo, los diferentes descubrimientos casuales, que atra vés del tiempo, han ido aflorando. Haciendo referencia a los prime ros; tradicionalmente se ha venido diciendo que por laTenería, o Alto de San Miguel, Depósito Viejo, etc., alhacer remociones de terreno para viviendas yotros, en bastantes oca siones, se han descubierto restos hu manos, por todo este área mencio nada. En un Acta municipal de 1937. En una reforma de canalización pa ra el abastecimiento de aguas, se ha bla de «pasarla por laTenería», por ellugar llamado «pieza de las almas».Parece que refiriéndose a unlugar de enterramientos, llamado así por tra dición. El 15 de febrero de 1985, cuan do los obreros de labrigada de obras municipales, reparaban lacimenta ción de un muro, en la calle San Jaime descubrieron unos restos hu- Puerta principal del Cementerio Municipal de Elda, inaugurado en1903. (Foto n.e3). 82 manos, sin ningún objeto que los pu diera identificar.Pero no solamente estos descu brimientos se circunscriben aeste área, también han aparecido por otros lugares del casco antiguo, co mo laplaceta de San Pascual, la ca lle D. Juan Vidal,la calle de Colón, lacalle de Independencia, etc. Como datos algosingulares, por susignificado fuera de lo común, te nemos que constatar dos: el prime ro se refierealHospital que instauró en Elda, en 1584,a expensas deD.a Beatriz Corella. Dicho Hospital du rante sus casi 300 años de funcio namiento, ysegún los comentarios oídos en personas pretéritas, tenía un pequeño cementerio en la parte posterior, parausoexclusivo del mismo. Ypuede ser cierto, pues he te nido noticias de haberse descubier to restos humanos, en la parte de lo que fuecalle LaBalsa, hoy F. García Sanchiz, oalrededores. En cuanto adocumentos inves tigados, ycon base de orden crono lógico, lecorresponde en primer lu gar lo que al respecto nos dice Lamberto Amat, en su obra «EL DA...», de 1873. (Literalmente) «IX =Cementerios =Se deduce de los libros de defun ciones, que á los cristianos viejosse les daba sepultura en laIglesia; y á los nuevos en el’fosar de detrás de laIglesia’ y en el’fosar de fuera’.El segundo era en gran parte elterreno que se agregó áaquella en el último tercio del siglo XVIII; y el tercero, o sea elde fuera, debió ser elque se llamaba deDiego Daroca, según un Libro giradora de hacienda delsiglo XVII, que heleído en el Archivo del Ayuntamiento, y elsitio fué en laca lle del Mesón, que hoy escorral des cubierto y parte del cubo de mi casa habitación, frente a la Posada. Me consta por tradición que lapuerta del postigo, que hay hoy en elhuerto de la casa inmediata ydá salida á la huerta, es la misma que cerraba di cho fosar de Diego Daroca. Pos teriormente, en elaño 1815, se es tableció elCementerio fuera de la población entre lacarretera y el cami no de Petrel,y bien debiera mirarse que no reúne las condiciones nece sarias de decencia yrespeto, que se debe a losdifuntos, ni de higiene, en cuanto a la proximidad de la Villa». En la página 100 de este mismo libro se puede leer:«... En más de un tercio se aumentó elespacio interior del edificio de la Iglesia, por lo que se leagregó no sólo elensanche ex terior, que antes tenía, en que esta ba elcementerio ’de fuera’, como se dice en el primer Libro de Defun ciones, construido exprofeso para los moros recién convertidos ó’cristia nos nuevos’, sino que hubo necesi dad de comprar ocho casas, que se derribaron, cuyo terreno se incluyó en elnuevo edificio, sus cimientos y ensanche exteriores que hoy tiene; hasta fué necesario mudar lafuente de agua potable, denominada de la Iglesia, que hay próxima aella.. En la página 174, se comenta lo siguiente: «... La Pila Bautismal es taba en lacapilla de San Blas,y en el mes de enero de 1851 se colocó en latorre llamada nueva: este local se hallaba lleno de cadáveres, segu ramente de laúltima vez que se lim piarían los sepulcros de la Iglesia; ahora se llevaron estos restos á la bó veda subterránea de la capilla ce la Virgen, donde antes se enterraba a los Eclesiásticos. La torre estaba sin concluir, yhubo que ponerle te cho...». OTROS ASPECTOS DOCUMENTALESINVESTIGADOSEN LOS ARCHIVOS (Sobre la materia que tratamos) La actual calle de San Francisco, yhasta bien entrado el siglo XIX era conocida con elpopular nombre de «Calle del Fosar de la Iglesia». En una «Manda Testamenteria» de Antonio Vidal, en 1737, dice «... mandamos que cuando lavoluntad de Dios se digne llamarme, nuestros cuerpos sean enterrados en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora S.inta Ana, y en la Sepultura de laCabilla del Glorioso San Vicente Ferrer, que es donde tenemos derecho de se pultura, ynuestros cuerpos sear en terrados con el hábito del Seráfico padre San Francisco deAsís...» En unas Mandas Testamentarias de Gerónimo Casáñez, de 1774. En una de sus cláusulas dice:«... Quiero que cuando lavoluntad de Dios fue re servido llevarme de esta vida ala otra. Mi cuerpo sea sepultado en la Parroquial Iglesia de esta Vill.j de Elda, yen la Sepultura de Santo Thomas Apóstol, vestido mi cadáver con elhábito del Seráfico Padre San Francisco...». Hay un Bonifacio Bernabé Páez, que murió el día 17 de mayo de 1801. Se enterró en la Iglesia de Santa Ana. Su mujer se llamaba Águeda Candel. Generalmente en los testamen tos se decía que los enterrasen en la Iglesia de Santa Ana, con hábito de su santo más predilecto. Estos hábitos para amortajar, eran confeccionados por los frailes del Convento de Padres Francis canos. (He visto algunas facturas de cobro de dichos hábitos). ***** Según hemos visto más an en 1815 se inauguró el Cernen’ que ocupó laparte baja de loqui laCruz de los Caídos, actual Pa de laConcordia. (Foto 2). Vamos areferenciar todo cu conocemos de él, y las últimas cunstancias de su existencia, H jadas en documentos hasta su I extinción. Pero para reflejo fidedigno á- circunstancias que motivare iba,erio:fueque antocirfle-otal ilasnla construcción de este inexactamente llamado «primer cementerio». Nada mejor planteado, que lo que dice al respecto Alberto Navarro Pastor, en su«Historia de Elda», tomo I,páginas 289-290-291. «III. El primer cemen terio. Como ya hemos dicho ante riormente, en lapoblación había ha bido tres lugares destinados alente rramiento que eran: lacripta abierta en el subsuelo de laIglesia de Santa Ana, el «fosar de las espaldas de la Iglesia» y el «fosar de fuera».En la época que nos estamos refiriendo, estos cementerios habían quedado reducidos auno solo, elde laIglesia, pues el «de fuera» había desapareci do hacía tiempo, asi como el de las «espaldas de la Iglesia», absorbido por las obras de ampliación. Con la de saparición de ladiferencia entre «cris tianos viejos» y «cristianos nuevos», originada por la expulsión de estos últimos en 1609, desaparecía tam bién lanecesidad de sepulturas se paradas. En el período «constitucional» que siguió a la proclamación de la Constitución de1812, y en la cualto dos los ayuntamientos españoles, in cluido el de Elda, se llamaron Ayuntamientos constitucionales, Alicante fue creada por primera vez capital deprovincia, con unterritorio segregado ala gobernación de Orihuela y a Valencia, pasando Elda aformar parte de la nueva provincia. Ydecimos que fue creada por pri mera vez, porque esa distinción a Alicante fue suprimida más tarde -probablemente aladvenimiento del periodo absolutista, lo que justifica- ña elacendrado liberalismo de los ali cantinos del siglo XIX- no siendo res tablecida hasta eldecreto de 30 de noviembre de 1833. (Jnode los primeros actos del «je fe político» o presidente delGobierno Superior Político de la Provincia de Alicante, D. Mateo Valdemoros, fue cursar una enérgica orden exigiendo que todos los pueblos de la provincia manifestaran «a correo tirado» site nían cementerio ono lo tenían, de biendo estos últimos proceder al re conocimiento del terreno más ade cuado ajuicio de los «físicos» y ele var un proyecto de construcción jun to con su coste, desglosado en dos partes,laprimera únicamente elcos to de cerrar el terreno para que los hombres y las bestias no cometieran profanaciones, y el segundo cargo para laobra que se juzgara necesa ria para su mejor utilidad. La orden tenía como propósito el de «evitar las enfermedades einfecciones que pro pagaban los cadáveres en corrupción enterrados en las iglesias yprocu rando por el mayor respeto aestos mismos templos, ya que lacasa que debía ser todo pureza no debía ser se no de cuerpos en descomposición y putrefacción...». Tal rezaba la orden cursada en noviembre de 1813. Reunidoel Consejo Municipal el 17 del mismo mes, tomó elacuerdo Portada principal del nuevo cementerio, todavía en construcción. (Foto n.°4). de construir inmediatamente el ce menterio, de comunicar alGobierno Político que no lohabía en Elda y to mar las medidas indicadas en laor den. Examinado por los «físicos» de la villa (el médico y el cirujano de la lo calidad) eltérmino municipal, acor daron que elmejor lugar era induda blemente el paraje llamado de San Miguel por la calidad de sus tierras, favorables a la propia consumición de los cuerpos ypor su situación al go alejada de la población. El maestro Pascual Penalva, ve cino de Novelda, dio su presupuesto yplan, cuyo boceto figura en el ArchivoMunicipal. En suinforme ma nifestaba que laprimera parte, osea, elmuro de cierre del terreno costaría unos dos mil rs. vn. y la segunda unos tres mil.Este presupuesto le pareció ex cesivo a la Corporación, pero no obs tante loremitieron alJefe Político co municándole que tal vez sería con veniente surevisión por la Academia de Arquitectos. Esta Academia de volvió el plano comunicando serleim posible dictaminar por lodefectuoso del trazado y no especificar medidas de altura ygrueso de los muros. Probablemente alSr. Valdemoros no le sentó bien lo de poner una er mita en elcementerio, por cuanto en su respuesta devolviendo el expe diente indica, bastante desabrida mente, que: «parece reparable que para construir un cementerio rural y llenar con ello las miras de salubri dad ydecoro de los templos que se propone elGobierno, sea necesaria lamagnificencia yaparato que ofre ce elplan, debiendo sufrir el coste los fondos del común yaun los diezmos, circunstancias que nomediaría cuan do se tratara de que cada particular a su gusto yvoluntad se hiciera las distinciones en elcementerio». El cementerio se construyó final mente, terminándose en 1815, en el lugar indicado por las autoridades sa nitarias, que es donde estuvo insta lado hasta su demolición afinales de 1933. La forma adoptada no fue la propuesta por elmaestro Penalva, si no que adoptó una forma trapezoidal en lugar de lacircular propuesta por aquél. En cambio síguarda gran si militud la disposición de la capilla y servicios. En este cementerio fue en terrado elilustre jurisconsulto D. Juan Sempere yGuarinos, fallecido en 1830, el popular versificador Francisco Ganga, «El Seráfico»; el his- toriador D. Lamberto Amat y Sempere ytantos otros notables el denses que entre 1815 y1903 falle cieron. Desde este último año en que se clausuró, hasta elde 1934 en que desaparecieron sus últimos muros, las familias de los inhumados en él fueron trasladando los restos al Cementerio nuevo, depositándose fi nalmente en elosario de éste, los úl timos restos hallados». Como adición documental ycom plementaria de este mismo cemen terio, hay varias notas oacuerdos, en actas municipales, que hacen refe rencia aél, que adscribimos, yque nos sirven para su más amplio cono cimiento. En Acta de 6de febrero de 1917, en uno de sus puntos dice:«Se acuer da se estudie hacer desaparecer el Cementerio Viejo, cerrado hace más de diez años». En Acta de 3de febrero de 1924, «Se propone que en cuanto la eco nomía municipal lo permita, se pro ceda aurbanizar lo que fue el «An tiguo Cementerio».En Acta de 30 de abril de 1927, en uno de sus puntos dice: «También apropuesta de un concejal, se dice que se estudie la desaparición o transformación del Antiguo Cemen terio». Acta de 28 de julio de 1931: «Se dio cuenta de unoficio, por elque el Ayuntamiento pide alObispo, que en 83 el plazo de 8días evacué laCapilla que hay en el Cementerio Viejo. Y ha ce referencia a la conformidad que había deantiguo, con ladesaparición de dicho cementerio». Acta de 4de febrero de 1932: «Se autoriza al Ayuntamiento para eltras lado de los restos del Cementerio Viejo al Nuevo. Con lasupervisión de los familiares».Acta de 25 de febrero de 1932: «Se toma elacuerdo de comunicar al cura párroco, que con motivo del de rribo del Cementerio Viejo, debe lle varse losobjetos deculto, que hay en laermita del citado cementerio». Desarrollo de los acontecimien tos yaspectos documentales que en marcan la historia del Cementerio Nuevo oactual. En su declive de «vi da activa»». «CEMENTERIO. El cementerio construido en 1813 resultaba ya pe queño para el crecimiento experi mentado por lapoblación afinales de siglo. También su situación resulta ba ya excesivamente cercana a la po blación que se extendía rápidamen te en su dirección. En lasesión mu nicipal de 5 de abril de 1892 propu so D.Rafael Maestre Vera que con prelación alas demás obras de ur banización del pueblo debía proce- derse a la clausura delviejo cemen terio yconstrucción de otro nuevo, ya que elantiguo ’erainsuficiente y su presencia indecorosa’. Estapropuesta fue aprobada por unanimidad, comenzándose los tra bajos que dieron fin con la entrega definitiva del nuevo cementerio el5 de agosto de 1903. Este cementerio es el que existeactualmente, pero co mo es natural sin las grandes am pliaciones que ha ido experimentan do, en especial desde 1940 hasta nuestros días». (Esta introducción es tal como ladescribe Alberto Navarro Pastor, en su Historia de Elda, tomo l,pág.354). Acta Municipal de12de enero de 1902. En uno de sus puntos: «Se aprueba elcenso de la Villa, que arro ja los 6.131 habitantes». Acta de 15 de junio de 1902. «Dice el alcalde D. Manuel Beltrán Aravid, que asus instancias ha visto los terrenos donde se piensa hacer el cementerio, que son de D.a Isabel y D.aMaría Dolores Vidal Amat, y D. Domingo Amat Sempere, los cuales están dispuestos avender, por la can tidadde 3.750 pesetas. Que acepta el Ayuntamiento, con la condición por parte de los dueños de recoger este año los frutos yleñas». Acta de 27 de julio de 1902. «Se adjudican las obras del cementerio a Antonio Vicedo Navarro, de Petrel, por elprecio de 14.746 ptas.». Acta de 17 de agosto de 1902. «Se acuerda que mañana lunes 18, tenga lugar la inauguración de las obras del cementerio, con autorida des, corporación ymúsica». Acta de 18 de agosto de 1902. 84 «Sesión extraordinario. Se reúnen la Corporación, la Junta del Casino, Mayordomías, Sociedades: «La Pros peridad», la«Caridad», la «Protectora del Obrero», la «Consoladora», «El Porvenir» y «Sociedad Musical». Todos se fueron hacia elsitio del nuevo ce menterio, esperaban unas cuatro mil personas. Firmadas las Actas por to dos los presentes que quisieron ha cerlo. El Acta con varias monedas, unBoletín Oficial de la Provincia y varios periódicos de Madrid y Alicante, fue encerrada en una cajita de cinz,y esta luego colocada en el hueco de una piedra, que bendijo el llustrísimo Canónigo de la Catedral de Orihuela é hijo de esta Villa D. Agustín Cavero, dicha piedra se co locó por elalcalde D. Manuel Beltrán Aravid, en el sitio designado. Que dando inauguradas las obras del Nuevo Cementerio». Acta de 28 de septiembre de 1902. «Los primeros terrenos del Cementerio Nuevo paranichoso pan- teones se vendieron a Roque González Amat, Manuel Esteve Beltrán, Juan Maestre Carreras, José Poveda Asensi, Eduardo GrasLópez, Isidro Aguado e hijo Marino, Rafael Amat Linares, José Paya Vidal, Eduardo Pastor Juan, Emilio Rosas Coronel, Dionisio Martínez Lacasta». Acta de 14 de diciembre de 1902. «Se acuerda notificaral cura-párro co,para que interceda con elObispo, para que venga ainaugurar elNuevo Cementerio, que tendrá lugardicha inauguración el día 4de enero de 1903, así como para que ordene el cierre del Cementerio Viejo». Acta de 21 de diciembre de 1902. «El Alcalde Manuel Beltrán Aravid compra terrenos en el cementerio pa ra panteón. Se le van pagando plazos al con tratista para laobra del cementerio. En el punto 2. Se nombra a Tomás Bellot Amat, como elprimer guarda-sepulturero, con elhaber de 800 pesetas anuales». Acta de 4de enero de 1903. «Bajola presidencia del Alcalde D. Manuel BeltránAravid, y con moti vo de inaugurar en la tarde del día de hoy la apertura del Nuevo Cementerio ycierre del viejo. La Corporación acordó asistir alentie rro de la primera persona que se le dé sepultura, yse invite a la música y al clero, y no se cobren los dere chos, para dar más solemnidad al acto». (Foto n.e 3). Acta de 15 de marzo de 1903. «La Corporación está compuesta por: Alcalde, D. Manuel Beltrán Aravid; Concejales: Roque González Amat, Constantino Pérez Gras,JoaquínVeraAmat, Manuel Esteve Beltrán, Luis Castelló Paya, Manuel Vera Pérez, José Joaquín González Amat, Vicente Martínez Sempere, Rigoberto Maestre Bernabé y Pedro Galiano Gil. Punto2.Liquidación de cuentas de las obras delcementerio, como sigue: Las obras ejecutadas ascienden a 16.022 ptas. Las obras proyectadas ascienden a 14.646 ptas. Hay una diferencia de más de 1.376 ptas. (Se liquidan) Acta de 31 de enero de 1909. «Se acuerda que se planten árboles en la explanada que hay frente al cemen terio». Acta de 28 de febrero de 1909. «Se dio cuenta de lasolicitud hecha aMarino Aguado, para que diera agua de una balsa de su propiedad, para regar losárboles plantados ’ren te al Cementerio. Dicho señor dice que la da gratuita siempre que se ne cesite para dicho fin». ***** Para derechos de enterramiento. Tarifa de clases yprecios. Clase 1.ü- Entierros llamados «Generalísimos» hasta lacruz y vol teado de campanas: ptas. 25. Clase 2.a- Entierros llamados «Generales» hasta la cruz: ptas.15. Clase 3.a- Entierros llamados «Ordinarios» hasta laIglesia: ptas. 5. Clase 4.a- Entierros de ínfima ca tegoría eclesiástica: ptas. 2’50. Clase 5.a- Entierros «Generalí simos» aniños de 1 a 6 años: ptas. I2’50. Clase6.a- Entierros «Generales» aniños de 1 a 6 años: ptas. 7’50. Clase 7.a- Entierros «Ordina ios» aniños de 1 a 6 años: ptas. 2’50. Clase 8.ü- Entierros de ínfima ca tegoría eclesiástica niños de 1a 6: ptas. 1’25. Clase benéfica (sin caja) en for ma general: gratis. Esta Tarifa entró en vigor en 1920. COMO FINAL Hasta aquí es lo que ha dadc de cir -según mis criterios- tanto oral como documentalmente, esta diver sidad en su cronología, loslugares de «enterramiento» esparcidos por la geografía eldense. Que por otra par te, en esta materia como en la ma yoría, por su misma complejidad, y los posibles nuevos descubrimientos, casuales ointencionados, que modi- ficarían sustancialmente estos planteamientos. Nunca está dicha «la última palabra». ***** Del Cementerio próximo aser inaugurado, por laextensión delpre sente trabajo ypor laobviedad de es tar todavía en construcción, no en tramos en esta ocasión. De esta for ma queda íntegro para su momento más adecuado, aunque ello no sea óbice para que insertemos unas vis tas, como complemento de este tra bajo. (Foto n.s 4). &p —T*rtf -.- am -te «Muchos tehabránvisto,tierraadorada de mi corazón; muchos habránrecogido tu cal para tus hue sos, tu fósforo para su cerebro, tu hierro para su sangre, tus moléculas para susátomos; muchos ha brán llorado en tu regazo y habrán nacido o muerto en tu seno; pero nadiete habrá amadocomo yo te he amado en mi oída,ni tehabrá recordado como te herecordado en mis dolores». EMILIO CASTELAR («Recuerdos de Elda o las fiestas demi pueblo». Año 1879) Solemnidad en los actos litúrgicos de las Fiestas Mayores Fueron denuevouna expresión viva de fe, amor y devoción Ün nuevo año los eldenses, con su asistencia masiva a los actos litúrgicos celebrados en la arciprestal parroquia de Santa Ana, han dado una demostración viva de su amor y devo ción alos Santos Patronos, el Cristo del Buen Suceso y la Virgen de la Salud. Desde la Salve del día 6hasta los comienzos del novenario, el hermoso templo hasido insufi ciente para albergar con normalidad a los muchos cientos de fieles que con su presencia desearon rendir pleitesía ydevoción, devocióny amor que continuaron en las solemnes procesiones. Saludos de los eldenses en la Alborada Comoestradición, el puebloeldensepresen ta su saludo a tanveneradas yqueridas imágenes en las horas finales del día 6, el tradicional DÍA DE LA ALBORADA, acudiendo altemplo masivamente con este noble deseo, henchidos sus corazones de amor. El Sr. Párroco, D. José Navarro Navarro, dio lectura,en nombre de laciudad, alsiguiente SA LUDO: «Para mí es un honor estar aquí y enestos momentos, para anunciaros el comienzo solemne denuestras fiestaspatronales, eneste año de gra cia de 1994. Para toda la ciudad esteaño ha sido y sigue siendo rico en acontecimientos acelebrar, en treellos el 90 aniversario de Elda como ciudad, el 50aniversario de las fiestas de Moros y Cristianos y las Bodas de Oro -50 años- de labendición einau guración de este templo arciprestal de Santa Ana. Junto a laexperiencia diariade una búsque da sincera de valores, todo ello nos invita amirar hacia atrás ydescubrir con optimismo el espíritu de un pueblo emprendedor ylaborioso quepone su total confianza en elfuturo, unida a nuestrafe y devoción a los Santos Patronos, Por eso las fiestas patronales sonsiempre una nueva ocasiónque se nos presenta para dar un nuevo impulso anues trasvidas. Y sobre todo son una invitación de par te de la Mujer a la que hoy llamamosdichosa y bien aventurada por sufidelidad a Dios y a su pueblo, que para nosotros, loshijos de Elda tienen un nom bre espléndido ymaravilloso: Virgen de la Salud. Yo osanimo acomenzar lasfiestas mayores con el noble deseo de saber estar en esta sociedad moderna, y, en ella, dar razón de nuestra fe a tra vés del acercamiento de losmásnecesitados y dé biles de nuestra ciudad, comprometiéndonos, al mismo tiempo, en todas aquellas tareas que favo rezcan una convivencia en paz yarmonía entre no sotros. Que sepamos, pues,vivir y llevar a los demás la alegría de estosdías, y sobretodo, que sepamos 86 mantener con gozo la devoción anuestros Santos Patronos, para que ellos sean como elhilo con ductor que da sentido a lahistoria de este pueblo de generación en generación. Bienvenidos todos los que nos visitáis estos días; contad con elcariño y aprecio de quienes nos sentimos hermanos ehijos de un mismo Padre. Felices fiestas a todos yque nuestros Santos Pa tronos os bendigan. Las celebraciones eucarísticas Un año más Elda demostró su filial amor asu Madre de la Salud, con una asistencia masiva a la concelebración eucarísticaen su honor,presidida por nuestro párroco, D. José Navarro Navarrc. en unión de 20 sacerdotes dedistintos puntos de nues tra Diócesis, algunos hijos de Elda.Como ya es tradición, RADIO ELDA retransmitió el acto litúr gico, especialmente para enfermos eimpedidos. El día 9, festividad del Stmo. Cristo del Buen Suceso tuvimos los eldenses la gran satisfacción de que presidiera tansolemne acto el Sr. Obispo auxiliar de la Diócesis, Excmo. Sr. D. Francisco Cases Andreu, acompañado de 22 sacerdotes, co mo en el día anterior de diversas ciudades de la Diócesis ehijos de Elda. En ambas celebraciones litúrgicas actuaron el Orfeón «Amigos de la Música», del C.E.E., laOrquestadeCámara de Elda, que lo hacía por vez primera en las FiestasMayores y la profesora María delCarmenSegura,todosbajola dirección de Remedios Cáceres. Las solemnes procesiones ün año más elfervor y amor hacia nuestras veneradas imágenes se desbordó en lasprocesio nes de ambos días,a las que asistieron un núme ro superior a4.000 personas, calculándose en unas 20.000las que presenciaron los desfilesprocesio nales. Por segundo año consecutivo las imágenes fueronllevadas a hombros de 60jóvenes eldenses ofrecidos voluntariamente a tal fin, a los que acom pañaban otros tantos para posibles relevos. Una perfectaorganización colaboró a lasolemnidad del acto. Ennota de laMayordomía de laCofradía de losSantos Patronos desean expresar aestos jóve nes costaieros sugratitud, ennombre propio y de la Cofradía, por su desinteresado ofrecimiento no exento desacrificio y amor sinlímites hacia nues tros excelsos patronos. Vicente Valero Secularizacióny Fiestas Mayores de Elda A sistimoshoy al hecho patente de la SECU LARIZACIÓN, en contraste con eí hecho histórico no menos patentedela RELIGIÓN. La sociedad pierde amarchas forzadas su in grediente religioso, va soltando amarras de las ins tituciones sagradas, eincluso empieza a no dar va lor a las grandes palabras: ELPROGRESO, LA RA ZÓN,LAVERDAD, LAFELICIDAD, etc. Se habla ya de laPOSTMODERNIDAD y POSTCRISTIANISMO. La crisisreligiosa es sólo una parte de lacrisis global de lacultura. ¿Qué nos queda?,quedasiempre el HOMBRE, que hoy se siente mayor de edad, capaz de en contrar salida en cualquier situación. Por eso mis mo no es cierto que a lareligión le haya llegadosu fin. Simplemente deberá adoptar nuevas formas. Un proceso tan complejo como el de la secu larización, no admite fácilexplicación por ésta, o aquella causa. Son muchos los factores que han intervenido, sin que sea posible precisar en qué medida cada uno. Para HarveyCox, teólogo protestante y prin cipal divulgador del tema, LASECULARIZACIÓN es la LIBERACIÓN del hombre de latutela religio sa ymetafísica, yseñala como factor determinan te la URBANIZACIÓN. Las masas depoblación que dejan los pueblos yengrosan las ciudades, pier den sus raícesreligiosas, y sedejan ganar por los valores materiales. El hombre y la sociedad están llegando auna situación de mayor autonomía. El hombre secula rizado piensa que es a él a quien corresponde el decidir libremente sobre su destino. El VATICANO IIdijo: «ES ABSOLUTAMENTE LEGITIMA ESTA EXIGENCIA DE AUTONOMÍA» porque «POR LA PROPIA NATURALEZA DE LA CREACIÓN, TODAS LAS COSAS ESTÁN DOTA DAS DE CONSISTENCIA, VERDAD YBONDAD PROPIAS (GS. 36). Ahora bien:no hay que confundir SECULARI ZACIÓN con SECULARISMO. La SECULARIZACIÓN afirma la autonomía del hombre, dando cabida aDios. ElSECULARISMO cierra toda puerta a lo di vino y trascendente, como si el hombre y el mun do se bastasen a sí mismos. El Vaticano IIya ad vierte que la«CRIATURA SIN EL CREADOR SE ESFUMA»(GS. 36). OTRACAUTELA para los creyentes compro metidos, es la de no rebajar tanto lareligión, que se la convierta en simple ética humana. El CRISTIANO de la ciudad secular, deberá to mar conciencia de que le ha tocado vivir en tiem po de riesgo. Este vivir a la intemperie no será có modo, pero aportará una nueva autenticidad a la FE, haciéndose más vivencia personal. En una situación dePLURALISMO, la Fedeja de ser una parte del entorno social, para conver tirse en una OPCIÓN PERSONAL, viéndonos obli gados aprofundizar en los aspectos fundamenta les delcristianismo; en especial a la FE EN CRIS TO, ya que el hombre necesita la FE en JESU CRISTO, garantía de su esperanza. En esta sociedad plural el PUEBLO DE EL DA, un año más es fiel a sus queridos patronos, elCRISTO DEL BUEN SUCESO y la VIRGEN DE LA SALUD, reproduciendo aquel fervory entu siasmo, que desde el año venturoso de 1604 se siente en los corazones de los auténticos EL DENSES. ELDA, cuando en septiembre laTRADICIÓN levanta los marchamos de la preocupación coti diana,ydeja escapar en oleadas de gozo el AMOR asus queridos PATRONOS, que son el FARO LU MINOSO que orienta su existencia es cuando EL DA se encuentra a sí misma, con ilusión de cami nar por las rutas arriesgadas del progreso y el afán social. D. Emilio Castelar se expresaba diciendo: «¡Cuánta fuerza tiene latradición y cómo avasalla las voluntades ylos entendimientos! El mundo de hoy vivea más velocidad, pero va cansando este vivir sin respiro, en continua zo zobra yaturdimiento, añorándose la paz remansa da, sin temores, de otros tiempos. ELDA ES FEUZ EN SUS FIESTAS MAYORES, porque se sosiegan sus afanes, se calman sus in quietudes, yconcentrándose en la intimidad de sus viejas esencias espirituales, reviviendo aquellos tiempos en que su vivir transcurría rústico ycre yente al viejo estilo castellano, se vuelca ahora en cálidas demostraciones de religiosidad en honor de sus EXCELSOS PATRONOS, que expresan su MENSAJE CRISTIANO DEL BUEN SUCESO YDE AUTENTICA SALUD YALEGRÍA para los EL DENSES, con ansias de LIBERACIÓN YESPE RANZA, en la búsqueda de la VERDAD, que es la apertura del hombre a Dios, vivida en la Caridad y en el Servicio. Ricardo Navarro Párroco de San Esteban 87 EL. OBISPO Di; ORIHUl-l A-Al IGANIi: wmmmmm Foto: FCO. SANTOS 88 3*Sw/f*rPlazaMontanyeto, 7 Tina: 521 5001 03001 ALICANTE Só¿ó 4&C& SUÍ04, E 117 de junio de 1989 hacía su entrada en nuestra Diócesis D. Francisco Alvarez Martínez. Su entrada ytoma de posesión fue, como muchos recordaréis, un ver dadero «espectáculo»: montado sobre una muía, con la sonrisa y el miedo en el rostro, mezcla de inseguridad yalegría, llegabaa las puertas de la Ciudad Episcopal para, tras los tres golpes de tradición, entrar en el corazón de la Iglesia Diocesana, entre el clamor de la multitud, los saludos y la admiración de cuantos nos había mos desplazado para participar en tal acontecimiento. Esperábamos mucho del nuevo Obispo, es verdad. Yno le va a resultar fácil, decíamos, hacerse con nosotros yponerlo todo en orden y a punto. Pero también es verdad que nuestra confianza ha sido siempre mayor que nuestra duda. Ydese ábamos que entrara pronto en acción. ¡Y vaya sientró...!! Yo fui uno de los prime ros sacerdotes que habló personalmente con él. Me dio la impresión de que sabía más de nuestra Diócesis que los que siempre hemos estado aquí. Estupendo, me dije, este hombre sabe dónde está, y, además, viene confiando en las personas y con una extraordinaria ysencilla seguridad en el Señor. Después de seis años, muchas cosas podríamos decir de su intensa tarea pas toral.Si del Maestro se dijo que «pasó haciendo elbien, curando ysanando...», de D. Francisco yo diría que pasó entre nosotros trabajando incansablemente como Obispo yhaciendo trabajar. Yentre sus preferencias-preocupaciones pastorales destacaría las siguientes: •Tomar conciencia de Iglesia Diocesana. •Necesidad de un Plan Diocesano de Pastoral. •Descubrir el papel de los laicos en lavidaymisión de la Iglesia. • Los Consejos de Pastoral. •Potenciar la acción pastoral en las vicarías. En estos días, y a propósito de su nombramiento como Arzobispo de Toledo y Primado de España, se han dicho yse están diciendo muchas cosas de él. Todos coinciden en resaltar su capacidad intelectual yde trabajo, sus grandes dotes or ganizativas ysu fina diplomacia. Todo un talante personal que lelleva a saber es tar con sencillez, tanto en los ambientes públicos de la política y la cultura, como en los más diversos sectores sociales del trabajo ode la marginación. Por todo esto,y aprovechando la oportunidad que me ofrece larevista de nues tras Fiestas Mayores, felicito a D. Francisco, en nombre de toda la Iglesia de Elda, por su ascenso a la Diócesis Primada de Toledo; y manifiesto, al mismo tiempo, nuestro deseo de que siga trabajando con el mismo acierto en bien de laIglesia de Jesucristo. Con la nostalgia ytristeza de una despedida, pero con el corazón agradecido a Dios, por haber trabajado muy de cerca con un Obispo de la talla humana yespi ritual de D. Francisco, miro confiado el rostro bellísimo de nuestros Santos Patronos -al Stmo. Cristo del Buen Suceso y a la Virgen de la Salud- y a ellos elevo mi ple garia por quien en tan poco tiempo nos ha hecho tanto bien. Por eso, sin perder na da de la herencia recibida, sigamos trabajando todos en la hermosa tarea del Evangelio, esperando con los brazos y el corazón abiertos aquien haya de presidir nuestra Iglesia Diocesana, como sucesor de los Apóstoles. ¡FELICES FIESTASATODOS! José Navarro Navarro Párroco de Santa Ana 89 Señor,quesepa comunicar tu paz Qué tienen las montañas, Señor, que cuando entras en diálogo con ellas te elevan a talaltura y te sumergen en tan ta paz, que se me revelan como sacramento de Tu presencia? Sobre unhorizonte no muy lejano, contem plo la cumbre de vuestra ondulada silueta, co mo sifuerais una manada deovejas, recostadas unas sobre otras, hasta llegara posar a los pies de las últimas estribaciones de la Sierra de Bernia. Parece que no os dais cuenta de la existen cia de esas rocas milenarias, altivas, con los ros tros surcados de arriba aabajo por milgrietas, fruto de la lucha de los años, yasentadas sobre lisas ygrisáceas faldas, como si fueran míticos monstruos apunto de abalanzarse sobre voso tras. Sin embargo, unas yotras permanecéis in móviles, serenas, limpias de toda agresividad, como si una eterna amistad hubiera borrado vuestras diferencias ysellado vuestro común destino, para que podáis hacer doblaje perfec to de la palabra de Isaías: «Serán vecinos el lo bo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los apacentará» (Is. 11,6). ¿Cómo no habrá paz en nuestro interior, equili 90 brio en nuestras fantasías yorden en nuestras pasiones, cuando nos dejamos atrapar por la obra de tus manos? Un número muy reducido de diminutas ca sitas -efecto de la distancia- se esparcen por en tre los repliegues de esa inmensa falda, que se extiende a lo largo de cuanto mi vista puede abarcar. Parecen miniaturas de un austero be lén, preñadas de soledad ysilencio, y,sin em bargo, allí está la verdadera obra de tus manos: ¡el hombre! La más bella imagen que de tihas creado, Señor, porque le has dotado de la ca pacidad de amar. Como ayer a los pies de la montaña del Cid, yhoy a la falda de la Sierra de Bernia, dame, Señor, prudencia, para sembrar en los hombres una migaja de la paz que Tú has derrochado en la naturaleza. Yo sé que tengo una Madre que te obligará aescucharme. En mis sueños la llamaba Virgen de la Salud ydespierto la invoco como Virgen de las Injurias; pero... ¡es igual! Ella es quien re coge yte presenta las más sensibles fibras de mi ser. Enrique Garrigós Cura de San Juan Bauíista Callosa d’En Sarria Emotivo acto de renovación délas promesas de matrimonio seis v^l* ia las y Coincidiendo con los actos conmemora tivos de la bendición einauguración de la Parroquia de Santa Ana, en su 50.Q aniversario se celebró en la misma el día 17 del presente mes un hecho altamente extraordina rio y emotivo, al conmemorar seis parejas de matrimonios sus bodas de oro, al haber contra ído nupcias en el año 1944 ytreinta las de pla ta al hacerlo en 1969, todos ellos feligreses de las distintas parroquias de la ciudad. A los acordes de la Marcha Nupcial hicie ron su entrada en el templo, siendo acogidos con una nutrida salva de aplausos. Presidió la Eucaristía el Sr. Párroco D. José Navarro Navarro, que dirigió una sentida homilía alas 36 parejas, recordándoles lo que supuso en sus vidas aquel sí que pronunciaran en el acto de su enlace. Celebraban sus bodas de oro Luis Guardiola Marhuenda yAna Vera Rico; José Muñoz Ortega y Nieves Miralles Esteve; Sebastián Cerdán Gil y Pepita Vidal Bernabé; Diego Barbero López yPilar Millán Clavero; Anselmo RicoRicoy Adela Maestre Rico; Juan Aracil Teroly Remedios Paya Beltrán. Fueron las de plata: Juan Marhuenda Soler y Mari Celi Amat Ganga; José Giménez Ibáñez yJosefa DiezVergara; Ángel Soro Aponte y Pepi Pérez Pastor; Tomás Muñoz Mira yDoriAzorín; Pedro Gras Oncina yFrancisco Brotóns Azorín; Joaquín Cantó Sarrio yReme Navarro Poveda; treintalaS José Luis Rico Pastor yConsuelo Marcos Cerda; Pascual Ibáñez Martínez yPalmira López González; LeónVeraBurló y Salud Gil Orgilés; Natalio Royo Magrosso eInmaculada Sirvent Bellot; Arturo García Hernández yAngeles de la Rosa Rico; Manuel Sánchez yMagdalena Vidal; José A.Martín Ríos y Asunción Aguilera Gómez; Santiago Poceda Martínez yVicente Guillen Mayor; José María Martínez Geo yMaría Isabel Pérez Beltrán; Miguel Barcala Vizcaíno yMaría Isabel Maestre Gómez; Alfonso Giménez Abad yAna García Egido; José Amorós Teruel y Manuela CabelloPérez; Juan Vidal Luz y Blanca Barrachina Galiano; Juan Cáscales Homáriz y Dolores Muñoz Mater; Jaime yMerche Carpena Montesinos; Gaspar Amat Martínez yVicenta Llamas Iborra; José Rico Abad eIluminada Arenas Salto; Ramón Rico yAdela Rico; Julio Brotóns Ruiz y Rocío Algarra Requena; José Aquilino VilaNavarro y MaríaMarhuenda Santos; Francisco Martínez y Elena Verdú; José Tafalla Felipe y Ascensión Aro Pinera; Juan Navarro y Antoñita Pérez; Manuel Amat yBelén Collado. Finalizada la Santa Misala parroquia obse quió alas novias con una preciosa macetita y una pareja, en nombre de todos, hizo lo propio con una bandejita plateada con una grabación relativa al acto celebrado, que fue entregada al Sr. Párroco. W. 91 Cuentas de la Cofradía de los Santos Patronos delejercicio 1994 INGRESOS Recaudado cuotas cooperadoras yventa revista 1.006.300 Beneficio Lotería de Navidad 707.000 Colectas Misas Novenario 290.715 Aportaciones fieles,paralas flores trono ycarrozas de los Santos Patronos 267.000 Gratificación Excmo.Ayuntamiento. Año 1993 250.000 Beneficio anuncios revista de fiestas .. 200.500 Cobrado akioscos por venta revista de fiestas 92.300 Varios donativos anónimos 26.000 Donativo familia Sirvent-Vera 20.000 Donativo Francisco Maestre (constructor barco) 13.000 Donativo Paurides González 12.000 Intereses Cajas de Ahorros 1.568 SUMAN LOS INGRESOS 2.886.383 Existencia efectivo año 1993 543.085 TOTAL GENERAL INGRESOS MAS EXISTENCIA ANTERIOR 3.429.468 PAGOS Francisco Maestre (construcción barco yotros trabajos) 763.000 Orquesta Cámara «RupertoChapí», de Elda 250.000 Flores,AltarMayor y carrozas Santos Patronos 267.000 Alquiler localEloyPastor, período octubre 93 aoctubre 94 240.000 Factura fecha 20-12-94 de Manuel Navarro Davó, S.A 207.000 Carpintero José Martínez, montary desmontar trono ysacar barco en la procesión 200.000 Comida coral 178.000 Factura fecha 15-9-94 de Miguel Español 132.000 BandadeMúsica «Virgen de la Salud» 125.000 Pintar barco 120.000 Facturas de José Galbis Soler, de Albaida, velas años 1993 y1994 115.917 Factura fecha 25-5-94 de Manuel Navarro Davó, S.A 108 750 Tele-Elda, portelevisar misa del día 9-9 75.000 Gratificación a MariCarmen Segura y Remedios Cáceres, por su colaboración artística Fiestas 94 60.000 AIsmael Estevan, por reparto revista fiestas y cobro anuncios 59.300 Alherrero porvarios trabajos en el barco 53.600 ARamón González por pagos efectuados por él 59.425 Grúas Vázquez, varios portes 33.000 TejidosArabesco, albaranes 5-9 y 7-9 50.500 Persianas Ochoa, albarán 7-9 30.800 Gastos ocasionales presentación revista fiestasen elCasino Eldense yotros ... 27.825 La Japonesa, de Alicante, importe pantalones marineros barco 20.360 Gráficas Azorín, albarán fecha 19-10 . 17.000 Mari Loli Amat, recibo 13-9 18.000 Aitana IV, albarán fecha 9-1 10.900 Casa Pepe, albarán obsequio sacerdotes de la parroquia 10.900 Casa «Las Flores», albarán 7-3-95 15.000 Gastos correos enviar revista fiestas a provincias 13.110 Jugados por la Cofradía 3décimos Lotería de Navidad (2 de los Patronos y 1 de la Cruz Roja) 10.500 Cobrado C.A.M. comisión año 1994, caja alquiler alhajas patronos 9.370 Recibo 15-9 Calzados Sáez 8.000 Casa Pepe, albarán 15-3 8.000 Gratificación sacristán Santa Ana 7.000 Albarán 7-9 de Mari Carmen García... 6.800 Casa «Las Flores», albarán 15-4-95.... 3.000 Albarán 16-9,fotografía Berenguer.... 3.000 Papelería Vidal, varios artículos 4.495 Ferretería Rosique, albarán 7-9 1.140 Casa Isabelita, albarán fecha 7-9 800 Droguería Verdú, varios artículos 415 CajadeMurcia, comisiones bancadas cobro talones 850 SUMAN LOS PAGOS 3.324.757 RESUMEN Suman los ingresos más existencia Fiestas 1993 3.429.468 Suman los pagos 3.324.757 EXISTENCIAEFECTIVOPARA AÑO 1995 104.711 V.2B.Qel Presidente, PEDRO MAESTRE GUARIMOS Elda, a 31 de mayo de 1995 El Tesorero, ALVARO AMAT CREMADES SOLEMNES CULTOS en honor del Stmo* Cristo del Buen Suceso yde la Stma. Virgen de la Salud que se celebrarán del 6 al 18 de septiembre de 1995 Mant&l, día 5 Celebración comunitaria de la Penitencia alas 20’30 h. AfiéficoJel, día 6 A las 24’00 h.: Saludo de los eldenses alos Santos Patronos en el Templo Arciprestal de Santa Ana. jfueo&l, día 7 A las 8’00 y20’00 h.: Santa Misa. A las 21’00 h.: Salve Solemne. V¿e^ne¿r día8 Fiesta de la Stma. Virgen de la Salud Misas: 8’00, 9’00 y ÍO’OO de la mañana. A las 1l’OO h.: Solemne concelebración de la Eucaristía, ocupando la sagrada cáte dra el Rvdo. Sr. D. José María García Bernabé, párroco de San Andrés de Almoradí. En el Ofertorio se cantará la ple garia delmaestroGorgé «Virgen Purísima» por lasoprano eldenseAna María Sánchez. Esta misa será retransmitida por Radio Elda-SER. A las 13’00 y 19’00 h.: Santa Misa. A las 20’00 h.: SALVE SOLEMNE. A conti nuación Procesión con la Santísima Virgen de la Salud. Saltada,día 9 Fiesta del Santísimo Cristo del Buen Suceso Misas: 8’00, 9’00 y ÍO’OO de la mañana. A las 1l’OO h.: Solemne concelebración de la Eucaristía, ocupando la sagrada cáte dra el Rvdo. Sr. D. José Antonio Martínez García, director del Colegio de Santo Domingo de Orihuela. En el Ofertorio se cantará el villancico del Maestro Gorgé «Al Cristo del Buen Suceso». Esta misa será televisada porTE- LE-ELDA y ofrecida por laCofradía a to dos los enfermos. A las 13’00 y 19’00 h.: Santa Misa. A las 20’00 h.: SALVE SOLEMNE. A conti nuación Procesión con la imagen del Santísimo Cristo del Buen Suceso. Del 10 al 18 de septiembre SOLEMNE NOVENARIO ^banUnCfO-f día 10 DESPEDIDA OFICIAL DE TODA LA VICARIA IV A NUESTRO OBISPO Misas: 8’00, ll’OO y 12’30 de la mañana. A las 20’00 h.: Solemne concelebración de la Eucaristía, presidida por el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. FRANCISCO ALVAREZ MARTÍNEZ, Arzobispo Electo de Toledo y Primado de España. 93 JÍ.44M&Í, día11 Homenaje de la Parroquia de San José Obrero a los Santos Patronos A las 20’00 h.: Celebración de la Eucaristía. ManieA, día 12 Homenaje de la Parroquia de la Inmaculada a los Santos Patronos A las 20’00 h.: Celebración de la Eucaristía. Miéxvoiai, día 13 Homenaje de la Parroquia de San Francisco a los Santos Patronos A las 20’00 h.: Celebración de la Eucaristía. fju&u&i, día 14 Homenaje de la Parroquia de Santa Ana a los Santos Patronos A las 20’00 h.: Celebración de la Eucaristía. Ví&ui&i, día 15 Día dedicado a la Tercera Edad A las 20’00 h.: Celebración de la Eucaristía con la participación extraordinaria de los hombres yde las mujeres de la Tercera Edad. Preside: D. José Navarro Navarro, párroco de Santa Ana. Babada,día 16 Presentación a nuestros Santos Patronos de los niños 94 y niñas bautizados en las cuatro parroquias de la ciudad durante el curso 1994-95 A las 20’00 h.: Celebración de la Eucaristía, presidida por elRvdo. Sr. D. José Navarro Navarro, párroco de Santa Ana. ^bamikUfa, día 17 Tradicional homenaje de los eldenses a los Santos Patronos Misas: 8’00, 1 l’OO y 12’30 de la mañana. A las 20’00 h.: Solemne concelebración de la Eucaristía, ocupando la Sagrada Cátedra el Rvdo. Sr. D. Carlos Mendiola Martínez, párroco de San Jaime de Benijófar. Jlun&i, día 18 En recuerdo de nuestros difuntos A las 20’00 h.: Celebración de la Eucaristía. Preside el Rvdo. Sr. D. Miguel Conejero. ULTIMO DÍA DEL NOVENARIO. NOTA: Toda la Polifonía de los actos de los días 7, 8 y 9 seré interpretada por elOrfeón «Centro Excursionista Eldense», dirigido por D. Francisco Albert Ricote, y, co moorganista, D.aMaría del CarmenSegura, acompa ñados por la Orquesta de Cámara CIUDAD DE ELDA dirigida por D. Antonio J.Ballester. La polifonía de laMisa del día 17,Homenaje de los EL DENSES A LOS SANTOS PATRONOS, seráinterpre tada por la Coral «San Antonio Abad» de Salinas,baje la dirección de D. Alberto Alcaraz Burgada,patrocina do por CAJAMÜRCIA. Por laComisión deFiestas delExcmo. Ayuntamiento los días 8 y 9 a la entradaen el Templo Parroquial de losSantos Patronos, sedispararán tracas de colores. 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