jueves, 18 de abril de 2024

Los premios GraMat entran en el IES

Rafael Carcelén
5 noviembre 2015
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Los premios GraMat entran en el IES
Participantes en los premios GraMat a la entrada del Alminar

Desde hace un par de años, con cada Quincena Cultural de Octubre Negro, se vienen convocando los premios GraMat de escritura rápida y al instante, es decir, escritos presencialmente durante cuarenta y cinco minutos y con una extensión no superior a trescientas palabras. Además todos deben comenzar con la misma frase, extraída de un conjunto de varias que nadie conoce previamente. En este caso, la frase tenía que ver con la seguridad vial. Uno de los domingos de la Quincena, a las once de la mañana, en el Alminar, se realiza dicha sesión, en un ambiente animado y de camaradería. Este año, de nuevo, la ganadora fue Esther Abellán, resultando finalistas Antonio Pérez y Carlos Gutiérrez. Enhorabuena a los tres. En la página de Gramática Parda podéis encontrar publicados sus relatos.

Pero para esta edición se decidió ampliar la convocatoria a estudiantes, realizando una sesión de trabajo piloto similar con chicos y chicas del IES La Torreta de 4º de ESO, 1º y 2º de Bachiller. Fue el pasado 14 de octubre por la mañana en el propio IES. El resultado no puede ser más alentador: una participación de 55 alumnos y un buen nivel compositivo. Resultó ganador el microrrelato escrito por Alejandro Barceló Antón y las dos finalistas fueron: María Amat Bernabéu y Laura Melissa Cardona Correales. Enhorabuena a tod@s los participantes, y especialmente a los galardonados. Ahí van sus tres composiciones:

Participantes del IES Torreta con el novelista Fran Tenza

Un giro inesperado casi les cuesta la vida, sin embargo siempre se puede elegir. Ella eligió morir en mis brazos. En realidad, no lo decidió ella. Lo decidió su corazón cuando este dejó de latir.

En ese momento, yo la sostenía en brazos, con su cabeza apoyada en mi pecho, ambos con el cuerpo herido y ensangrentado, con la ropa rasguñada y hecha jirones.

Nos acompañaba el olor del humo que desprendía el coche, el ruido de la carretera y de las ambulancias y coches patrulla que habían venido a ver lo que ocurría. Pero el ruido más atronador de todos era el que producían mis lágrimas. El ruido de mi llanto se acentuó cuando ella me hizo bajar mi cabeza a su pecho, y, con mi oreja notando su débil y profunda respiración, me dijo: "Te quiero".

Entonces su respiración se volvió entrecortada. Esto recorrió todo mi cuerpo como si de un terremoto se tratara, que hizo estremecerse todo mi ser y despertó en mí todo un torrente de sensaciones que no puedo describir con palabras...

En ese momento, levanté la cabeza al tiempo que mis labios rozaban con los suyos, acariciándose los unos a los otros, y una sonrisa se apoderaba de su rostro. En ese momento, dio su último suspiro.

En ese preciso instante, vi cómo los párpados de sus ojos caían sin compasión hacia abajo, cerrando los ojos de Céline para siempre. Su cabeza se ladeó en mis brazos hacia la derecha levemente. Y en ese momento grité. Grité y lloré con todo mi ser, como si no existiera el mañana.

Todo corazón tiene una historia grabada a fuego lento y cerrada con llave en el fondo de su ser. Esta es la mía.

Alejandro Barceló Antón

Un giro inesperado casi les cuesta la vida, sin embargo siempre se puede elegir. Desde aquel día comencé a creer en el destino, en que las cosas suceden por algo.

Era mayo de 2010 cuando mi vida cambió rotundamente. Estaba de fiesta con mis amigos, como hacía todos los días puesto que era, como vulgarmente dicen, "nini". Sí, ni estudiaba ni trabajaba, lo único que me gustaba era salir, cuando el teléfono sonó.

- Hola, llamamos desde el hospital de Alicante, sus padres han sufrido un accidente de tráfico. Acuda inmediatamente, gracias.

Dejé de escuchar el sonido del teléfono y todo el alcohol que corría por mis venas cesó, miles de preguntas venían a mi cabeza: ¿qué les había pasado? ¿Volveré a verlos?

Llegué al hospital desconcertada y lo primero que observé fueron las enormes manchas de sangre que cubrían aquel amplio lugar. Corrí hacia la UCI y me encontré dando golpes en el cristal mientras gritaba: "¡No, no, por favor!" Mi madre, llena de aparatos desconocidos para mí sufría las descargas del médico, pero no lograba despertar.

Noté que alguien tocaba mi temblorosa espalda e incrédula miré a mi padre de arriba a abajo. Seguidamente lo abracé (no recuerdo cuando fue la última vez que lo hacía), pero me reconfortó y me sentí bien en aquellos brazos.

Así fue como aprendí a cambiar, dejé de ser aquella niña egoísta y comencé a valorar las cosas. Dicen que los pequeños detalles son los más grandes.

Recuérdales a tus seres queridos que los quieres porque algún día no estarán y te arrepentirás. El destino eligió que mis padres siguieran vivos y me vieran madurar, y es lo mejor que me ha pasado en la vida. Gracias, querido destino.

María Amat Bernabéu

Un giro inesperado casi les cuesta la vida, sin embargo siempre se puede elegir.

Era un día soleado y caluroso, tenía muchas ganas de irme a mi apartamento con unas amigas. Las llamé, estuvimos hablando y llegamos a la conclusión de irnos a la playa de San Juan a pasar el día. Quedamos a las diez de la mañana y cogimos la autovía camino de San Juan. Llegamos a mi apartamento, nos cambiamos y bajamos a la playa.

Estuvimos hasta las ocho de la tarde, no tenía muchas ganas de salir de fiesta, pero mis amigas me convencieron. Cenamos, nos arreglamos y salimos. Eran las doce o la una de la mañana. Nos tomamos un par de copas, bailamos, nos divertimos... Ya era bastante y teníamos sueño, entonces decidimos irnos ya al apartamento. Mientras mis amigas pagaban yo me quedé en el sofá donde nos habíamos sentado y poco a poco me dormí. 

"Mis amigas y yo cogimos el coche para ir al apartamento, estábamos en la carretera. Mi amiga Eva iba al volante, yo de copiloto y Marta, Sonia y Susana iban detrás. Todas íbamos dormidas menos Eva. De repente abrí los ojos y me di cuenta de que Eva se había desmayado y nos habíamos cambiado de carril y cuando me di cuenta, chocamos contra un camión. Nuestro coche salió por los aires. Abrí los ojos y tenía la cara cubierta de sangre, no podía mover una pierna. Eva no se despertaba, la intenté levantar y no se levantaba. Pocos segundos después me desmayé. Me desperté exhausta en la sala de un hospital, no me podía mover..."

Me desperté de un salto, comprendí que todo había sido un sueño. Les dije a mis amigas que nos fuéramos andando. Comprendí que prefería andar unos kilómetros que no poderlos andar jamás.

Laura Melissa Cardona Correales

La seguridad vial sirvió de base a los relatos

Rafael Carcelén
Rafael Carcelén
Acerca del autor

Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”

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