jueves, 28 de marzo de 2024

Adiós a José Manuel Navarro. Zarzuelista de los de verdad

Elías Bernabé Pérez
6 abril 2018
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Adiós a José Manuel Navarro. Zarzuelista de los de verdad
Imagen de José Manuel Navarro.

El jueves pasado, 5 de abril, nos desayunábamos con la noticia, fatal e inesperada, de la muerte de José Manuel Navarro Sales. A pesar de que su estado de salud era delicado en extremo, todos albergábamos la esperanza de que llegaría a recuperarse, más pronto o más tarde.

Se consumaba así la pérdida de uno de los más firmes defensores y divulgadores de la zarzuela española, tras nueve meses de lucha contra los imponderables, siempre con el apoyo y dedicación de su familia y amigos más allegados, y preocupación de todos. Y se esfumaban las posibilidades de su recuperación, anhelada por todos.

El sábado 1 de julio del año pasado, cuando circulaba en su motocicleta, gozando de prioridad en una rotonda, fue arrollado por un automóvil. Las heridas cerebrales sufridas fueron de tal consideración que después de varias semanas en la UVI del Hospital General de Alicante, sin obtener avance alguno, mediado el mes de agosto fue trasladado al de Aguas Vivas, en Carcagente, uno de los mejores centros de Europa especializados en el tratamiento del daño cerebral.

Tras permanecer allí más de seis meses, con tímidas mejoras, pero mejoras al fin y al cabo, pasó al Hospital Casaverde de Mutxamel.

Pero un paro cardíaco fulminante acabó con su vida, cuando estaba a punto de cumplir 60 años.

José Manuel Navarro fue una de esas personas, de las que en España existen muy pocas, que trabajó y se desvivió por la zarzuela, desde muy joven y  durante mucho tiempo.  

Aunque lo había visto actuar en Petrer varias veces, con su Peña Lírica Alicantina, desde algunos años antes, nos conocimos personalmente en 1990. Fue durante la celebración de la cuarta y última edición del Certamen Nacional de Zarzuela.

Aquel año se había puesto en marcha la emisora de radio municipal de Petrer. Gracias a ello se transmitieron en directo las cinco representaciones del certamen, siendo yo el comentarista y entrevistador. Y para ello conté con el apoyo y opinión, sabia y muy bien documentada, de José Manuel.

Adiviné desde el primer momento que no era un zarzuelista -o zarzuelero- al uso. De esos que dicen ser "grandes amantes de la zarzuela" y no van más allá de La revoltosa, La verbena de La Paloma, La tabernera del puerto, Luisa Fernanda, La rosa del azafrán y unas cuantas más. Razones había para ello, pues era yerno del maestro Garberí, el director de la Peña Lírica Alicantina, gran conocedor del género zarzuelístico y la música española en general.

Volvimos a  reencontrarnos algunos años después a través de las redes sociales, gracias a los foros de opinión de internet dedicados a la zarzuela, de los que fuimos activistas en sus inicios. A partir de entonces mantuvimos un contacto muy estrecho, que nos llevó incluso a realizar excursiones a Madrid, para presenciar en el Teatro de la Zarzuela obras infrecuentes, como, por ejemplo, Curro Vargas, Los diamantes de la corona, Los sobrinos del capitán Grant y otras.

¡Cómo hubiera disfrutado José Manuel presenciando esta temporada la opereta El cantor de México, la ópera Maruxa o el zarzuelón La tempestad! Lo de poder ver Maruxa bien representada lo habíamos comentado muchas veces. Era una de nuestras asignaturas pendientes. No llegó a tiempo.

Se nos ha ido sin conocer la situación que está viviendo en las últimas semanas el Teatro de la Zarzuela. Él seguro que hubiera firmado el manifiesto  secundado por más de 700 personalidades de la cultura española en defensa de que no sea absorbido por el Teatro Real.

Su amor y dedicación a nuestra música, pero a la zarzuela en particular, le llevaron a acometer  durante unos cuantos años la tarea, nada fácil, de confeccionar un diccionario de músicos, cantantes y actores alicantinos.

Y así surgió el año 2007 el Diccionario de la Lírica en Alicante. Casi dos siglos de Zarzuela y Ópera. Editado por el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil Albert, está prologado por José Luis Ferris (1*). José Manuel  me invitó a redactar una introducción "Y la llamaron zarzuela", y a intervenir en el acto de presentación del libro, todo lo cual supuso para mí uno de los honores máximos a los que puedo aspirar.

Tenía otros proyectos literarios entre manos, que han quedado aparcados. Su vida en los últimos años había girado hacia otros derroteros. Dejó el mundo del canto, integrándose en el de las Hogueras de San Juan y la Semana Santa. Fue elegido miembro del jurado que entiende la calificación de los monumentos, y del concurso de la Entrada de Bandas de Música.

Y es que su alicantinismo rayaba por encima de otras muchas de sus facetas. Podemos decir que este fue el cuarto de sus grandes amores.  El primero, su madre. El segundo su esposa, María, sus dos hijas Sara y Marietta, y  más recientemente sus nietas. El tercero, la zarzuela en toda su amplitud, y los muchos y buenos amigos que por ella se fue ganando.

Se inició en el mundillo lírico siendo muy joven, como uno más de la incipiente Peña Lírica Alicantina, en la que estuvo trabajando e interpretando zarzuela durante casi 40 años.

Ocupó la dirección artística y cargos directivos de responsabilidad. Pero su amor hacia el género fue mucho más allá de lo habitual en cualquier aficionado. Se preocupó por estudiar en profundidad las obras que representaban, y en conocer aquellas que no figuran en el repertorio popular.

Tampoco dejó de lado su preparación vocal, y hasta escasas semanas antes de sufrir el accidente que le apartó de la sociedad, seguía visitando semanal o quincenalmente a la foniatra y profesora de canto que fue en el Conservatorio de Murcia, Candelaria Fernández, residente desde hará unos 15 años en término de Petrer, y fallecida hace escasos meses.

El Teatro Principal: objetivo imposible

Abandonó responsabilidades en la Peña sin lograr uno de sus objetivos más perseguidos: actuar dentro de la programación regular del Teatro Principal de su amado Alicante. Sus buenas relaciones con diputados y concejales de Cultura no fueron suficientes para que la directora del coliseo los incluyese en sus temporadas estables. Las veces que la Peña actuó en el Principal fue en actos benéficos o conmemorativos de otras entidades y asociaciones.

Fue esta una de sus luchas más tenaces con los políticos del momento, con resultados infructuosos.

Sin embargo, con el cambio de dirección registrado tras las elecciones municipales de 2015, el nuevo responsable de programación sí la ha viene incluyendo en las dos últimas temporadas. Y además se siente orgulloso de ello, a la vista de lo publicado en su cuenta de facebook. A la vista del éxito de la representación de Luisa Fernanda en diciembre de 2017, volverán en la próxima. Las localidades se agotaron. De esto último si José Manuel se enteró, a pesar de su situación cerebral, seguro que le supuso una alegría descomunal.

En el funeral oficiado en la mañana de este viernes 6 de abril, en la capilla del Tanatorio de la Santa Faz, el sacerdote que lo presidió dejó constancia del enorme vacío que para la sociedad alicantina representa su pérdida. Calificó a José Manuel Navarro como un "personaje del Renacimiento. Un Leonardo da Vinci moderno" dada la serie de actividades culturales, sociales y festivas donde ha venido desarrollando su actividad, siempre granjeándose el aprecio de todas las personas en cuyas agrupaciones ha militado. "Las numerosas coronas de flores, ramos y centros que adornan este altar, y el incesante desfilar de amigos y amistades durante las horas que su cuerpo ha permanecido aquí, así como su masiva presencia en este funeral, así lo atestiguan", refrendó el sacerdote.

Las relaciones personales de José Manuel no quedaban constreñidas a su Alicante natal solamente. Sus muchos años de pereginar con la Peña Lírica por toda la provincia le granjearon muy buenas amistades en un buen número de poblaciones: Petrer, Pinoso, Cañada, Beniarrés, Biar, Busot, La Vilajoiosa, San Vicente del Raspeig...

En Petrer la Peña habrá actuado a lo largo de sus casi cincuenta años de trayectoria otro tanto número de veces. Bien en el teatro, Hogar del Pensionista, Centro Social y hasta al aire libre, dentro de los Concerts d´Estiu. No así en Elda, donde por la causa que sea se ha ignorado su existencia.

La muerte de José Manuel no podía pasar inadvertida para la sociedad alicantina, en toda su extensión. Por ello en la sección de cultura del diario Información -periódico en el que trabajó siendo muy joven-  José Luis Ferris firma una semblanza muy entrañable, bajo el titular Cuando la vida juega sucio.

Dice el Doctor Ferris "Este es el artículo que nunca quise escribir. Y maldigo el tiempo de mi vida que le dedico y la razón que me ha llevado a hacerlo, (...) a teclear lo que no me pide el corazón".

Hago mías estas palabras, porque yo sí estaba convencido de que más pronto que tarde con José Manuel, María y Rosa iríamos a Madrid a disfrutar de lo nuestro. De la zarzuela bien hecha en todos sus aspectos múltiples. Ya no podrá ser.

Fue tan grande su amor por este bello arte, que lo poco, muy poco, que podía pronunciar cuando sus ejercicios de rehabilitación en Aguas Vivas se lo permitieron, eran pasajes de alguna zarzuela.

Desde aquel lamentable 1 de julio de 2017, cada vez que he asistido a una representación lírica, José Manuel siempre me ha acompañado en la imaginación. Y espero que lo siga haciendo por mucho tiempo.

(1*): José Luis Ferris es Doctor en Literatura española, escritor, poeta y ensayista. En 1999 obutvo el Premio Azorín de novela.

Elías Bernabé Pérez
Elías Bernabé Pérez
Acerca del autor

Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.

Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.

Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!

Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.

Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.

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