martes, 16 de abril de 2024

Tomás Barrera. 150 años del nacimiento del olvidado coautor de Adiós Granada

Elías Bernabé Pérez
13 febrero 2020
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Tomás Barrera. 150 años del nacimiento del olvidado coautor de Adiós Granada

Su primer apellido, Barrera, y en ocasiones con su nombre de pila, Tomás, solo  podemos leerlos en programas de mano de conciertos líricos y en algunas grabaciones en disco, gracias a la romanza de tenor de su zarzuela Emigrantes. Obra que Tomás Barrera Saavedra compuso junto a Rafael Calleja Gómez, con libreto de Pablo Cases.

Del compositor manchego poco o nada se sabría, de no ser por el aprecio que la mayoría de los tenores españoles sintieron y sienten por estas "Granadinas", cuya difusión tomó cuerpo a raiz de interpretarla el tenor italiano Tito Schippa (1).

Fallecido en 1938, fue en 1986 cuando la existencia  de Tomás Barrera comenzó a conocerse en su pueblo, La Solana, al serle dedicada una calle. En 2003 ya se inmortalizó algo más al dar su nombre al Teatro Auditorio, donde desde entonces se celebra la anual Semana Nacional de La Zarzuela.

Ha sido, sin embargo, el musicólogo eldense Octavio J. Peidró Padilla, el primer historiador de la música española que se ha ocupado, y preocupado, por investigar en profundidad, y dar a conocer posteriormente, su vida y obra.

Tomás Barrera. La zarzuela de la desmemoria, publicada en 2016, es el título de la muy completa biografía que sobre este compositor elaboró, como tesis doctoral, leída en 2015, completando así su titulación de musicólogo, obtenida en la Universidad de Castilla-La Mancha.

En los tiempos que corren, donde al mismo tiempo que la zarzuela sigue su decadencia como espectáculo, vive su mejor época documental, con proliferación de trabajos literarios biográficos y de orden histórico, se hacía necesario reivindicar a compositor tan importante, como lo fue Barrera. Músico de éxito enorme en su tiempo, primeras décadas del siglo XX, y que, sin embargo, es otro de los muchos grandes desconocidos de la música española.

Podría argumentarse para este olvido el hecho de que sus descendientes directos, de los que muy poco se ha sabido, no mantuvieran relación alguna con el mundo de la música. Al contrario de lo que solía ocurrir con la mayoría de compositores y libretistas, muchos de cuyos descendientes mantienen una vinculación directa. Bastaría para constatarlo citar algunos de los apellidos ilustres  que a finales del siglo XX fundaron y formaron el equipo directivo de la Asociación Pro Género Lírico Español: Alonso, Guerrero, Fernández-Shaw...

Incluso se desconoce dónde fueron a parar los restos mortales de Barrera, no reclamados por familiar alguno, cuando fue levantado el cementerio madrileño de Chamartín de la Rosa, donde estaba enterrado. Cementerio que se encontraba ubicado cerca de la estación ferroviaria de Chamartín, y que en 1965 dejó de prestar su función. O fue incinerado o enterrado en una fosa común en el de La Almudena. Disyuntiva que difícilmente se sabrá.

Ese olvido permanente sobre la personalidad de Barrera motiva que, por desconocimiento de ello,  no se haya previsto en su La Solana natal, acto alguno para conmemorar el 150 aniversario de su nacimiento. Efeméride que se cumple este jueves 13 de febrero.

Como aquí hemos tratado en más de una ocasión, La Solana es el pueblo más "zarzuelista" de España, lo cual es lo mismo que decir de todo el mundo. Allí se celebra cada año, desde hace 35, la Semana o Festival de Zarzuela, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Sin embargo, ni en una sola de sus ediciones se ha representado zarzuela con música de Tomás Barrera.

Y en este 2020 parece ser que tampoco la habrá, a no ser que se modifique la programación, que ya está casi ultimada.

Sí se conmemora el estreno de La rosa del azafrán

Lo que sí van a conmemorar los solaneros es el 90 aniversario de La rosa del azafrán. La zarzuela en torno a la cual giran todas las ediciones de su semana.

Y lo van a hacer mediante un acto institucional en el vestíbulo del Teatro Calderón de Madrid, en cuyo escenario se estrenó el 14 de marzo de 1930.

Intervendrán en él, Tomás Marco, compositor, y Nacho García, Director del Festival de Teatro Clásico de Almagro.

Encabezada por Luis Díaz-Cacho Campillo, alcalde de La Solana, hasta allí se desplazará una amplia representación de la ACAZ -Asociación Cultural Amigos de la Zarzuela "Federico Romero", que interpretarán el coro de Las espigadoras y la romanza de Juan Pedro "Cuando siembro voy cantando", de La rosa del azafrán. Se aprovechará la ocasión para recordar a Tomás Barrera, con sus Granadinas de la zarzuela Emigrantes. Información que nos facilita Antonio García-Cervigón Torres, presidente de la ACAZ.

Compositor de gran éxito a principios del siglo XX

El hecho de que ninguna de las zarzuelas compuestas por Barrera -la mayoría de ellas en colaboración con otros autores- haya quedado en repertorio, ni se haya grabado en disco, no resta méritos a la trayectoria exitosa que mantuvo durante más de veinte años.

Sus obras líricas rebasan el centenar, además de sus canciones.

Tras iniciar sus estudios musicales con el organista de la Iglesia de Santa Catalina de La Solana, se desplazó a Alicante,  siendo muy joven. Encontró trabajo en uno de los tres almacenes de piano que había en nuestra capital provincial. Continuó sus estudios musicales en la Escuela de Música y Declamación, al tiempo que recibió clases del maestro de capilla de la Concatedral de San Nicolás. Dio el salto a Madrid, y en 1895 obtuvo el primer premio de armonía en la Escuela Nacional de Música y Declamación.  Gracias al apoyo del compositor villenero Ruperto Chapí entró en la orquesta del Teatro Apolo. Pronto  accedió a la dirección de la del Teatro de Parish. Aquí conoció en profundidad el mundo de la zarzuela, quedando atrapado en él, aún cuando sus pretensiones iniciales en el campo de la música eran otras.

Antes de afincarse en Madrid, y muy posiblemente en Alicante, por imposición de su madre opositó para organista en la parroquia de Manzanares, localidad muy cercana a su villa natal, La Solana. Obtuvo la plaza, no llegando a ejercerla, pues sus objetivos estaban más lejos.

Otra faceta destacable del maestro Barrera fue su implicación en la creación de la SAE (Sociedad de Autores Españoles), promovida por Chapí y el libretista Sinesio Delgado. De su autoría fue la primera obra editada por la recién creada entidad: La señora capitana, estrenada en 1900, cuya partitura compartió con Joaquín Valverde (hijo), conocido popularmente por Quinito (3) para así no ser confundidos padre e hijo.

No obstante implicarse de lleno en iniciativa tan importante, sus cargos directivos de mayor relevancia los ejerció a partir de 1932, cuando la SAE se convirtió  en SGAE.

Al iniciarse la guerra española en 1936 permaneció en su casa de Madrid, donde falleció el 30 de de junio de 1938 (3).

Su sepelio no debió revestir la solemnidad, ni contar con una asistencia multitudinaria, como sí solía ocurrir, antes y después de la guerra, cada vez que fallecía un compositor de zarzuela. La situación bélica y el estado de sitio que se vivía en Madrid no ayudaron a que Barrera tuviese una despedida acorde a sus merecimientos.

El título de su penúltima zarzuela no pudo ser más significativo con referencia a aquellos días tan agitados. Su título: Las ametralladoras.

A pesar de vivir en un Madrid cercado -o quizá para evadirse de ello-  donde el sonido y las explosiones de los obuses estaban a la orden del día, y padecer una enfermedad de cierta gravedad ,  aún tuvo ánimos suficientes para componer una última: Gitana de mi alma,  de estreno póstumo, el 4 de noviembre de 1938.

La señora capitana y Emigrantes, tras muchos años sin representarse, fueron recuperadas por la Compañía Ópera Cómica de Madrid, para la inauguración del Teatro Auditorio Tomás Barrera, de La Solana, el 20 de marzo de 2003.

Ese mismo año se interpretaron en el Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera. En concreto el 1 de noviembre.

Y a finales de junio y principios de julio de 2007, en Madrid, en la Sala Fernán Gómez del Centro Cultural de la Villa.

Fonografía.

La romanza Adiós Granada de la zarzuela Emigrantes, conocida popularmente como "Granadinas", ya fue grabada en disco de pizarra en 1916, por el tenor italiano Tito Schippa. Posteriormente lo hicieron Miguel Fleta, Pepe Romeu, Alfredo Kraus, Pedro Lavirgen y José Carreras, además de otros cantantes de menor popularidad.

En las diferentes versiones de la Antología de la Zarzuela, ideadas y dirigidas por José Tamayo, algunas de las cuales se dieron por TVE, solía incluirse. Alfredo Kraus la interpretó en un concierto ofrecido en directo, igualmente por TVE, desde la Plaza Mayor de Salamanca, con motivo del Día de Castilla y León, el 23 de junio de 1996, con la Orquesta Sinfónica de RTVE, dirigidos por Enrique García Asensio.

La canción Canto a La Mancha, una especie de himno a su tierra, que no alcanzó la oficialidad, fue grabada por Marcos Redondo. No se incluyó en el álbum de 5 CDS, editado por bluemoon en 2002, donde se recoge un amplia antología del barítono cordobés, con un total de 100 romanzas, canciones y arias, mayormente de zarzuela.

1*

Tito Schippa. Lecce (Italia) 27-12-1888-Nueva York 16-12-1965

Fue uno de los tenores más apreciados de la primera mitad del siglo XX. Siendo en la Civic Opera de Chicago, primero, y el Metropolitan de Nueva York, después, los escenarios donde casi puede decirse que se afincó. Antes de ello, entre1916 y 1920, actuó con frecuencia en los teatros Real de Madrid y Liceo de Barcelona. Es de suponer que sería en una de sus visitas a España cuando incorporó las Granadinas a su repertorio.

2*

En las escasas publicaciones que se han ocupado de la vida y obra de Tomás Barrera, se citan fechas distintas de su defunción.

Sin lugar a dudas quien da en la diana es Octavio J. Peidró, argumentando con todo tipo de documentos oficiales el día exacto, 30 de junio, y la hora 10,10, de la mañana del 1 de junio, que es cuando el juez municipal de Madrid lo certificó.

3*

Entre la amplia nómina de compositores de zarzuela, y más en concreto de los dedicados al Género chico -sainetes y zarzuelas cortas- destacaron Joaquín Valverde Durán -Badajoz 1846-Madrid 1910- y su hijo Joaquín Valverde Sanjuán -Madrid 1875-Ciudad de México 1918- al que se llamó popularmente Quinito, para diferenciarlos.

Sus éxitos más destacados y con ellos la popularidad la lograron ambos, sin embargo, en colaboración con otros compositores. En el caso del padre su labor más fecunda y reconocida la obtuvo junto a Federico Chueca y Robres -Madrid 1846-1908-. Colaboraron ambos en obras tan populares como La gran vía, Cádiz, El año pasado por agua, De Madrid a París y La canción de la Lola. Entre otras muchas. Esta última abrió el camino en 1880 al sainete lírico madrileño.

Por su parte Quinito tuvo en Tomás López Torregrosa -Alicante 1868-Madrid 1913- a su colaborador más prolífico.

 

Datos extraidos principalmente de:

Octavio J.Peidró.

Tomás Barrera. La zarzuela de la desmemoria.

Editorial Alpuerto. Madrid 2016.

Otros datos:

Enrique Mejías García.

Corrección del texto.

Ignacio Jassa Haro.

Zarzuela.net. 2003.

Diccionario de la Zarzuela España e Hispanoamérica.

Tomos I y II.

Entradas de los autores citados.

ICCMU. Instituto Complutense de Ciencias Musicales.

Director y coordinador general Emilio Casares Rodicio.

Madrid 2002.

Eduardo Lucas.

Desde mis recuerdos. Alfredo Kraus.

Alcalá grupo editor y distribuidor de libros. 2007.

Elías Bernabé Pérez
Elías Bernabé Pérez
Acerca del autor

Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.

Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.

Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!

Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.

Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.

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