jueves, 28 de marzo de 2024

La Marina de Paco

Elías Bernabé Pérez
7 diciembre 2017
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La Marina de Paco

Debería haber titulado este artículo "La Marina de Mari Cruz Payá", y en verdad que bien lo merece la actuación de la soprano, a la que por vez primera he visto cantar y actuar en una obra completa.

Pero los hados, o los imponderables, o para ser más exactos la justicia entendida de forma unánime (qué difícil es lograr este beneplácito) convirtieron a Paco Martínez Olcina en el protagonista inesperado de la noche.

Y eso que él fue un corista más, aparte su labor de director escénico de la obra. El reconocimiento general, más que el protagonismo, llegó al término de la representación. Haber sido el creador de la Agrupación Lírica del Centro Excursionista Eldense, a principios de 1992, y seguir al frente de la misma como director artístico y coordinador general, le fue premiado con la imposición de la insignia de oro y brillantes, que por vez primera concede la agrupación. Pero antes de ello fue distinguido por el presidente del Centro Excursionista Eldense, como entidad, con un cuadro cuyo texto se muestra sobre un bajorrelieve formado por seis fotografías de actuaciones del propio Paco.  Antes de ello había recibido otro, pintado a mano, alegórico a la obra que se acababa de representar. De manos de la Concejal de Cultura recibió el escudo de Elda.

Todo ello en medio de aplausos incesantes y más que calurosos.

En mis dos artículos anteriores, centrado el primero en la obra elegida para conmemorar el 25 aniversario de la agrupación, y el segundo en lo que ha sido su trayectoria durante estos cinco lustros, tuve la osadía de meterme en "camisa de once varas" elogiando por mi cuenta la labor que Paco Martínez ha desarrollado en favor de la lírica española, en su propio pueblo. Incluso opiné que  esa trayectoria era merecedora de ser distinguida por parte de organismos públicos y ciudadanos.

En tal sentido, en mi artículo del pasado día 2 decía:

"Por mi dedicación a la zarzuela, primero desde 1982 en las antenas de Radio Elda, y mis charlas en las Aulas de la Tercera Edad eldenses, desde noviembre de 1992, he vivido muy de cerca estos 25 años que ahora se conmemoran con la puesta en escena de la ópera Marina.

Y en mi última charla en las Aulas, del jueves 16 de noviembre actual, dedicada precisamente a este acontecimiento, lo dije bien claro. El Ayuntamiento de Elda dio el nombre de uno de los palcos del Teatro Castelar al tenor eldense Evelio Esteve. Hay muchos y muchas eldenses acreedores de que su nombre se inmortalice en alguno de los otros palcos, por su labor profesional o altruista dentro del mundo de las artes escénicas y la música. Y uno de esos nombres, en mi opinión, es el del propio Paco Martínez, independientemente de que yo considere que merece otras distinciones en su Elda natal, pues entre otras cosas su labor en favor de la cultura musical siempre ha sido altruista."

En el que publiqué la semana anterior, 25 de noviembre, me hacía eco de lo escrito por Octavio J. Peidró, en el cuadernillo editado con motivo del décimo aniversario, allá por el año 2002:

"¿Zarzuela?..¿10 años?... No me lo puedo creer...". Entre otras cosas decía:

"... ¿quién es el loco que se va a atrever a invertir tiempo, dinero y sinsabores para llevar a cabo un proyecto llamado "zarzuela"? ¿Conocen ustedes a alguien tan inconsciente que pueda derrochar horas y horas en una misión tan complicada?. Bueno, yo conozco a alguien. Es un amigo. Sí, sí, ya sé que es difícil de creer. Sé que resulta increíble que pueda existir una persona así, y que encima tenga amigos. Se llama Paco... También estoy seguro que Paco no ha estado solo en todos los momentos, pues tengo constancia de que ha tenido el respaldo de personas que le han tendido una mano cuando lo necesitaba. Siempre son los menos, pero afortunadamente haberlos haylos."

Puedo asegurar que desconocía en todo la serie de agasajos, a modo de homenaje,  que iba a recibir con motivo de estas bodas de plata de "su" agrupación. Y a la vista de lo vivido en el Teatro Castelar esa noche, me quedé corto en mis apreciaciones.

También desconocía el contenido del artículo  del Doctor Peidró inserto en la revista ahora publicada, y con la que se obsequió a los asistentes a la función del sábado pasado.

El director musical de la agrupación escribe un panegírico sobre su director escénico, corregido y aumentado, con referencia al de 2002.

Dice así:

"XXV años de zarzuela en Elda: una utopía hecha cantar

Todavía recuerdo como si fuera ayer el instante en el que me puse a escribir el artículo para la revista del X Aniversario de la Agrupación Lírica del Centro Excursionista Eldense. En ese año 2002 titulaba yo el escrito:... Y en verdad que era toda una proeza -y una rareza- que una compañía de aficionados y amantes de un género tan denostado en nuestros días , hubiese cumplido una década en los escenarios. Ahora tengo que revisar aquellas palabras desproveyéndolas de escepticismo. Muy al contrario, las verifico con entusiasmo y rendido a la evidencia de que aquel experimento que Francisco Martínez Olcina arrancó en 1992, ha sido todo un éxito. Sí, Paco, sí. Siéntete orgulloso y victorioso de la hazaña que tú y todos tus colaboradores, miembros de la compañía, habéis logrado. Nada más y nada menos que mantener en marcha durante 25 años la pesada maquinaria de un proyecto laborioso, complejo, prácticamente autofinanciado y, desde un prisma sociológico nada agradecido, pues ... ¿a quién interesa hoy día la zarzuela? ¿qué porcentaje de la ciudadanía apoya el teatro lírico en España? Sintiéndolo mucho, no puedo ser optimista en esto... Por esa razón tiene tantísimo mérito lo de Paco Martínez y otras compañías similares a la suya que, como minúsculas estrellas, brillan en nuestro panorama nacional... Sin duda todos los integrantes de la agrupación y los amantes de este arte te están agradecidos, querido amigo, no obstante, quiero aprovechar estas palabras...para dejar constancia de mi consideración hacia ti por tu calidad humana, tu maestría artística y, sobre todo, por algo que cotiza a la baja en estos tiempos, tu lealtad, tu fidelidad, y tu defensa de la amistad. Esto último, sobre todo, es lo que hace verdaderamente extraordinaria a una persona... Felicidades a ti y a tus colaboradores por tan hermosa efeméride, nunca dejéis de amocionarnos con esos "¡Cantares, que alegres del alma salen; cantares, son pájaros que no mueren, volando de boca en boca, corren mucho y viven siempre! ¡Cantares, que alegres del alma salen! (La Parranda, F.Alonso/F.Ardavín)."

Todo cuanto dice Octavio en su escrito, que estoy seguro lo ha dictado su corazón, lo suscribo.

Una gran representación

Esta frase, expresada por uno de los más destacados aficionados eldenses al mundo de la ópera, resume lo que fue la representación de Marina, la noche del sábado pasado en el Teatro Castelar.

Siempre partiendo de la base de que los componentes del coro, bien nutrido, son aficionados y la mayoría de ellos sin conocimientos musicales, que la orquesta aún siendo sus componentes todos músicos de preparación más que suficiente, no es una formación estable que ensaya conjuntamente a diario, y que el cuarteto de cantantes protagonista tampoco se dedica profesionalmente al canto, el resultado global fue más que excelente. Yo diría que la Agrupación Lírica del Centro Excursionista Eldense  se superó a sí misma, pero además estuvo por encima de las previsiones artísticas más optimistas.

Como es norma en Paco Martínez cuidó todos los detalles por pequeños que estos fueran.

Pero amigos, presentó una escenografía que para sí quisieran las representaciones vistas en las temporadas de ópera de Oviedo 1987 y la del Teatro de La Zarzuela de Madrid de 1994. O la del Teatro Principal de Valencia de 2011.

La obra comienza siendo de noche. En el fondo del escenario el mar con su olaje continuo, mediante proyección de imagen que no cesaría en toda la función. Varios mástiles de barcos anclados en la orilla. A la derecha, visto desde el público, la vivienda donde vive Marina, de dos plantas con escalera que accede a la puerta principal. A la izquierda un arco que da acceso a la taberna, que tendrá protagonismo en el tercer acto con el brindis. Conforme el preludio orquestal avanza  va amaneciendo, clareándose el horizonte y cambiando el color oscuro del agua por un azul límpido y brillante.

El segundo acto presenta una atarazana, como pocas veces suele verse en las producciones tradicionales. Se muestra el casco de un buque de construcción bien avanzada.

Y en el tercer acto se repite el escenario del primero, ahora a la inversa. Es decir, conforme avanza la accción el horizonte se va oscureciendo al tiempo que se encienden las luces del interior de la vivienda y del bar.

En el aspecto musical los cuatro protagonistas estuvieron a un gran nivel. Mari Cruz Payá a pesar de estar pasando un proceso gripal,  que le impidió estar en el último ensayo, mostró unas cualidades canoras y actorales excelentes, en lo que podríamos considerar su debut en una obra completa. Fue, sin duda, la gran sorpresa en sentido favorable de la noche. El terceto masculino mostró su calidad ya conocida, por ser habituales de la Agrupación Lírica del CEE y de la Compañía Lírica Alicantina. El barítono Javier Rubio siempre sobrio en el doble papel de cantor y actor, y el tenor José Manuel Mas, con su lirismo imprescindible en esta obra. El bajo José Antonio Cecilia, menos conocido por el público eldense, dadas las pocas oportunidades que tiene este tipo de voz de mostrar sus cualidades en la zarzuela, dibujó su papel mucho mejor del que hemos visto a algunos bajos en producciones llamadas profesionales y hasta en alguna grabación discográfica.

Y como era de esperar, el coro, bien nutrido, y con algún refuerzo de antiguos componentes solistas, brindó una actuación sobresaliente. Muy bien por su director Christian Lindsey, quien se integró como un componente más.

Actuación tan redonda tuvo feliz complemento con la orquesta, dirigida por Octavio J. Peidró con mano maestra. No tapó en momento alguno a los cantantes, y los pequeños detalles que el propio director nos comentaba al final que se habían producido, seguramente solo los advirtió él.

En el segundo acto la orquesta interpretó la danza, a ritmo de sardana, que en casi todas las producciones se suprime. Y un dato digno de tener en cuenta: esta escena se produce cuando se está festejando la próxima boda de Marina y Pascual, y al término de la danza todos quienes están en el escenario aplauden a las danzarinas.

En conclusión, una feliz conmemoración del 25 aniversario de la Agrupación Lírica del Centro Excursionista Eldense, ante un muy nutrido Teatro Castelar. Fueron muy pocas las localidades que quedaron sin vender, todas de los laterales de las filas altas de anfiteatro.

Producción como esta sería una lástima que no se viera en otros escenarios, aunque nos consta que estuvo presente algún Concejal de Cultura de ayuntamientos cercanos a Elda.

Ah, volviendo a los méritos acumulados por Paco Martínez, elogiados y reconocidos públicamente al término de la representación, decir que cuando ya no quedaba nadie ni en camerinos, y las puertas del recinto ya se habían cerrado, dentro estaba él, su esposa y cuatro componentes más de la agrupación, desmontando los decorados para dejar el escenario diáfano.

Elías Bernabé Pérez
Elías Bernabé Pérez
Acerca del autor

Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.

Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.

Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!

Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.

Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.

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