viernes, 19 de abril de 2024

"La tempestad" de Chapí, vuelve al Teatro de la Zarzuela después de 90 años

Elías Bernabé Pérez
15 febrero 2018
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"La tempestad" de Chapí, vuelve al Teatro de la Zarzuela después de 90 años

Cuando todavía no se han apagado los ecos de la controvertida recuperación de Maruxa en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, cuya última representación se llevó a cabo el domingo,  otra obra casi olvidada subirá el próximo viernes, día 16, a su escenario. Una de las más importantes obras del repertorio zarzuelístico, La tempestad, (1) del villenero Ruperto Chapí, que desde el mes de noviembre de 1927 no se representa allí  se podrá escuchar, noventa años después, sobre su escenario, en dos sesiones únicas. La segunda de ellas el domingo 18.  Sin embargo, ese olvido al que el Templo del Género Grande la ha tenido sumida -junto al resto de teatros españoles- no implica que al desempolvar sus partituras se muestre en versión escénica, pues sus dos sesiones se han programado en concierto. Por ello digo "se podrá escuchar" y no digo se podrá ver. Ver se verá a los cantantes y a los coristas ¡menudo plantel! sobre el escenario y habrá que seguir esperando la recuperación completa. No sé si otros 91 años. 

A falta de diálogos hablados habrá un narrador que irá desgranando el enredo argumental, de corte dramático.

Resulta extraño que La tempestad  haya estado ausente tanto tiempo del Teatro de la Zarzuela, donde se estrenó en  1882, siendo la obra que encumbró al músico villenero y que marcó un antes y un después dentro del "género grande". ¡Y tan grande, en este caso! Posteriormente protagonizó alguno de los acontecimientos destacados de este mismo escenario. Como por ejemplo la interpretación del concertante del segundo acto, en la función reinaugural del teatro, una vez reconstruido tras el incendio sufrido en 1909 (2) y la inmediata reposición de la obra completa, tres semanas después.

Fue el homenaje que La Zarzuela tributó al autor de su partitura, fallecido en 1909, además de representar otra zarzuela de Chapí -El rey que rabió- el primer día que se alzó el telón.

Musicalmente La tempestad dispone de veintiún números, entre romanzas, dúos, tercetos, escenas concertantes y orquestales. Un zarzuelón, sin duda, donde no hay lugar a la banalidad.

Muy pocos datos hemos encontrado en las hemerotecas que aporten luz sobre puestas en escena de La tempestad, posteriores a 1927. Tan sólo dos reseñas, muy breves, sobre el estreno -imagino que habría más sesiones- en el Teatro Novedades de Barcelona, en septiembre de 1933. En ambas, publicadas por los diarios barceloneses El noticiero y El día gráfico y reproducidas por ABC de Madrid, tan solo se trata de ensalzar la actuación del tenor catalán Hipólito Lázaro (3). No se cita para nada a los otros protagonistas. Como si hubiera actuado él solo.

A finales de la década de los cincuenta del siglo pasado, se rescató por una compañía de aficionados de la ciudad natal de Chapí: Villena, donde se representó de nuevo en 1995, como veremos más adelante.

Un reparto de relumbrón

Junto a la delicia que supone poder escuchar una obra de tanto fuste, y desconocida para la gran mayoría, el segundo factor destacable -importantísimo- es el reparto de primeras voces que ha reunido el Teatro de la Zarzuela para la ocasión. Voces españolas en su mayoría, presentes en el circuito operístico internacional. Alguno de ellos con presencia continuada en los teatros de mayor relumbrón. Caso del barítono malagueño Carlos Álvarez, uno de los más cotizados de su cuerda. Debutó precisamente en el Teatro de la Zarzuela en 1991, cantando La del manojo de rosas, soprendiendo a propios y extraños por su calidad interpretativa. A partir de ahí su carrera ha sido imparable, aun cuando recientemente estuvo tres años apartado de los escenarios, al haber sido intervenido quirúrgicamente de sus cuerdas vocales en dos ocasiones. Se temió que no pudiera volver a cantar.  Ya repuesto, felizmente, su agenda se ha vuelto a poblar. Sus actuaciones siguen con el mismo empaque y maestría de siempre. Álvarez ha manifestado en ocasiones reiteradas  su interés de volver a interpretar zarzuela. Así lo ha declarado públicamente en más de una entrevista de prensa.  Volvió la temporada pasada, con La marchenera, en concierto, y repite ahora con La tempestad en el mismo formato. La razón de que no interprete zarzuela escenificada habrá que buscarla en su apretado calendario operístico, que no le deja libres las fechas que se precisan para los ensayos. Antes de Madrid habrá cantado en Viena. Después le esperan actuaciones en el Liceo de Barcelona, la Staatsoper vienesa y Torino.

Un lujo soberano ver y escuchar a Álvarez sobre un escenario cantando aquello de "La lluvia ha cesado, aléjese el trueno... Por qué, por qué temblar, si el cielo está sin nubes azul está la mar". 

El rol principal masculino lo protagoniza el tenor  barcelonés José Bros. Cantante de trayectoria internacional impresionante, sigue la estela del maestro Alfredo Kraus -con quien comparte repertorio- de no abusar, espaciando sus actuaciones, y tomando periodos vacacionales en verano y navidades.  Sus actuaciones fuera de España no abundan últimamente, al ser solicitado por las temporadas y festivales de ópera más importantes de nuestro país. Por ello, precisamente, su presencia en el Teatro de la Zarzuela ha sido más frecuente. En temporadas anteriores se le ha podido ver en títulos importantes como Doña Francisquita, La bruja y La tabernera del puerto, así como en el Teatro Real con Luisa Fernanda. Otro placer, al alcance de muy pocos, poder ver y escuchar a Bros en directo cantando aquello tan comprometido de "Salve costa de Bretaña, donde nací..." una oportunidad que puede ser única.

Cuando se presentó la temporada actual se anunció que el rol de Claudio Beltrán lo interpretaría  Celso Albelo, otro de los cantantes españoles que mayor proyección internacional ha alcanzado en los últimos años. Sin embargo, en esas fechas estará en Florencia preparando su presencia en la ópera La favorita, cuyo estreno será el jueves 22.

La granadina Mariola Cantarero es otra de las figuras que ha dado la lírica española en los últimos tiempos. Cierto que, por causas que se nos escapan (quizá la principal el no haber acertado con su agencia artística, o por obligaciones familiares), sus actuaciones en el terreno operístico distan bastante de ser las que su categoría y calidad interpretativa merece. Por ello, porque no hay muchas oportunidades de verla en Madrid, últimamente,  gana importancia su presencia en el rol de Angela.

Otro lujazo es la presencia de la mezzosoprano, natural de Tbilisi (Georgia), Ketevan Kemoklidze, en el papel travestido de Roberto. De su extraordinaria carrera operística baste decir que días antes de actuar en Madrid habrá cantado en Boston, y tras participar en La tempestad viajará a Tel Aviv. De su presencia en el cine la encontramos en la película Io, Don Giovanni, basada en el proceso de composición por  Lorenzo Da Ponte del libreto de la ópera homónima, con música de Mozart.

El reparto se ha cuidado tanto que hasta el papel de Mateo, el cómico, lo cantará un tenor de verdad, y no el consabido mal llamado e insufrible "tenor cómico", tan presente en la discografía zarzuelística y en muchas producciones escénicas (4). De él se encargará Carlos Cosías, ganador en 1998 del concurso de canto Manuel Ausensi, y galardonado ese mismo año con el premio al mejor cantante de zarzuela en el certamen internacional Operalia, además de otros obtenidos en el Francisco Viñas, el más prestigioso de cuantos concursos de canto se celebran en España.

Este tenor barcelonés ha sido protagonista principal en el mismo Teatro de la Zarzuela, en obras como Galanteos en Venecia o Los diamantes de la corona.

Como narrador se cuenta con el actor Juan Echanove, cuya trayectoria artística en el cine, teatro y televisión está más que reconocida.

Que un papel masculino, como el de Roberto de La tempestad, esté encarnado por una mujer fue algo muy normal en la ópera (Octavian en El caballero de la rosa, Oscar, en Un baile de máscaras...) la opereta (Conde Orlofsky en El murciélago) y en la zarzuela (El Rey en El Rey que rabió, Gaspar en El tambor de granaderos, Carlos en La viejecita, entre los personajes más conocidos). Y en la versión original de La tempestad así está escrito. No obstante, las últimas veces que se ha representado (todas en la última década del siglo XX) ha sido en la voz de tenor.

Lo mismo ha ocurrido en las últimas producciones que conocemos de El rey que rabió. Tanto en el Teatro de la Zarzuela, en el Palau de les Arts de Valencia como en el Teatro Chapí de Villena, el Rey lo ha protagonizado un tenor. Por ello resulta sorprendente -aunque ello parezca contradictorio- que Roberto lo interprete ahora una mujer, tal y como manda la partitura original. En todo caso, en Madrid siempre fue así.

Tal nómina de cantantes excelentes, además de la solvencia del coro del propio teatro, que dirige Antonio Fauró, y de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, se ve complementada con uno de los directores españoles que más fuerte está dando en el panorama operístico internacional: Guillermo García Calvo. Su presencia al frente de todo el equipo de La tempestad, además de suponer toda una garantía, es un paréntesis entre las óperas que acaba de protagonizar en Trieste , Viena y Chemnitz (5) y las que le esperan en esta misma ciudad alemana, Tokio, Berlín, Parma y otros escenarios españoles.

Y todo ello por 30 euros la entrada más cara. Los mayores de 65 años y menores de 35 tienen un descuento del 50%.

Con estos precios, y semejante cartel de "primeros espadas", al margen de la obra que se interpreta, dos días antes de la primera función quedan sin vender más trescientas entradas. No ocurre lo mismo para la actuación de la cantante pop Marta Sánchez (6) que actuará en La Zarzuela este mismo sábado, día 17.

Con toda probabilidad su actuación recibirá mucha más atención mediática que La tempestad, aún cuando lleve más de 90 años sin escucharse en Madrid.

Sería objetivo de análisis, por parte de musicólogos, musicógrafos y sociólogos, el porqué una recuperación de esta categoría y con una nómina de cantantes tan apreciados, cuando actúan en el Teatro Real, no llenan La Zarzuela en ninguna de sus dos funciones, siendo su aforo muy inferior al del coliseo regio. Y es que de la misma forma el público habitual de La Zarzuela, a quienes los nombres de los íntérpretes quizá no les digan mucho, tampoco está por la labor. Sin embargo, para el concierto de romanzas de zarzuela que dará la mezzosoprano Elina Garanka, el domingo 11 de marzo, no queda una sola entrada.

Villena un oasis

Y si en el Teatro de la Zarzuela no se ha representado desde 1926, tampoco podemos decir que se haya visto  mucho en otros lugares, si exceptuamos la Villena natal de Chapí, donde se vio por vez última en noviembre de 1995, gracias al esfuerzo, y empeño de su patrimonio personal, del villenero de adopción Romualdo Moreno. Esta misma producción viajó al Auditorio de Murcia, y de ella existe grabación videográfica gracias a una emisora regional de televisión.

Romualdo Moreno, idealista y enamorado empedernido de la zarzuela, de los que hay muy pocos a lo largo y ancho de la geografía española, intentó crear una compañía lírica, para poner en pie obras de envergadura, siendo él su director artístico. La dogaresa, Las golondrinas y La bruja, eran algunos de los títulos proyectados.

Bajo la denominación de Compañía de Ópera del Mediterráneo, hizo su presentación ("Estreno Nacional" dice el programa de mano, que conservo) en el Pabellón Municipal de Deportes de Villena la noche del 25 de noviembre de 1995 con La tempestad. ¡Y vaya si hubo tempestad! La vieja leyenda de que representar esta zarzuela trae mala suerte, se cumplió al ciento por ciento en esta ocasión.

Según comentó el propio Romualdo Moreno en una entrevista en la Televisión Intercomarcal (canal en abierto que abarca las comarcas del Vinalopó Alt i Vinalopó Mitjá) ofrecida en noviembre de 2009, con motivo del centenario de la muerte de Ruperto Chapí, el estreno de La tempestad y presentación de la compañía estaba previsto y anunciado en el Teatro Principal de Alicante. Según sus palabras un tenor de Crevillente -no citó su nombre aunque quienes conocemos el patio lo adivinamos enseguida- fue quien lo embarcó en el proyecto y veinte días antes del estreno lo dejó en la estacada. Tuvo que buscar otros cantantes, otros espacios, siendo el Pabellón Cubierto de Deportes villenero el que le pareció más adecuado. Se precisó instalar megafonía.

No fue muy acertado programar obra de tal envergadura y duración para las 10,30 de la noche. Por razones que desconozco la función comenzó pasadas las 11. Lo que vino después no estaba  previsto en el programa. La mala fortuna que ya había precedido al estreno, por las circunstancias antes citadas, se ensañó con él.

Aquella noche la meteorología nos obsequió con un frío y una tormenta de las que hacen época. Hasta el día anterior habíamos disfrutado de una climatología muy benigna en todos los aspectos. Dentro del recinto, que carece de insonorización, se escuchaban con claridad absoluta los truenos y el sonsonete de la lluvia, que cayó de forma continuada mientras duró la representación. Los destellos luminosos de los relámpagos se adivinaban por los tragaluces del pabellón. Hubo momentos donde a la una de la madrugada parecía ser la de la tarde. La insistencia de la lluvia causó no pocas goteras en el interior.

Llegó a producirse hasta un corte de fluído eléctrico, que nos mantuvo durante casi una hora a oscuras -salvo cuando aparecían las ráfagas relampageantes- solo con las luces de emergencia. Desconozco si este incidente se produjo por causa de la tormenta externa, o porque la potencia en Kws que precisaba la producción escénica superaba las posibilidades de los equipos de la instalación deportiva. Lo más probable es que fuera por las inclemencias climáticas.

No lo recuerdo bien del todo, pero como la representación comenzó con un retraso considerable, entre unas cosas y otras creo que salimos  de allí cerca de las cuatro de la madrugada. ¡Y muertos de frío!

Lo cierto es que aquella fue una tempestad tan real, que se llevó a pique  la proyectada Compañía de Ópera del Mediterráneo (7).

No creo que lo del "gafe" que la acompaña sea el motivo principal de la ausencia de La tempestad de los escenarios. Habrá que buscarlo más en las exigencias vocales y orquestales de su partitura.

Y es que aparte de los elementos adversos imprevistos, aunque se vendieron 1.500 localidades, no se logró la asistencia esperada, lo que sin duda debió repercutir en el déficit económico producido. Una mayor afluencia de público no lo hubiera remediado, tampoco, aunque se vendieron muchas más entradas que si la función hubiera sido en un teatro.

Según las declaraciones de Romualdo Moreno a Intercomarcal TV, aquella noche perdió unos quince millones de pesetas, añadiendo que  "Como dicen en La verbena de la Paloma, si esa noche no me muero es que no me muero ya".

Para este estreno fallido no se escatimaron recursos, presentándose un elenco mezcla de cantantes jóvenes, como Teresa Verdera y Emilio Sánchez, junto a otros de mayor expriencia: Santiago Incera, Jorge Fiorenza, Pedro Farrés y el villenero Joaquín Navarro, en el personaje cómico. La Coral Callosina San Martín (que por aquellos años estaba a gran nivel), dirigida por Balbina Serna y la Orquesta de Murcia, con José Miguel Rodilla al frente, completaron el cartel.

En esta serie de representaciones comentada, el papel de Roberto, compuesto en origen para mezzosoprano, fue interpretado por un tenor. Emilio Sánchez en VillenaJesús Lavid, en Murcia, en cuyo Auditorio "Víctor Villegas" se llevó a cabo una segunda representación. A ella corresponde la grabación vidográfica emitida por Intercomarcal Televisión el año 2009, con la entrevista previa a Romualdo Moreno, con motivo de cumplirse el primer centenario de la muerte de Ruperto Chapí. Con la misma orquesta y coro del día 25 de noviembre de 1995, la dirección musical estuvo a cargo de Bernardo Adam Ferrero, siendo los solistas Santiago Incera, Maria José Martos, Jesús Lavid, Carlos Mariño, Francisco Javier Roldán y Joaquín Navarro.    

De nuevo el gafe apareció en la capital del Segura. En una sala donde hay 1.800 butacas solo había 180 espectadores. Otra ruina. Se barajó la posibilidad de suspender la representación. Como el gasto ya estaba hecho Romualdo Moreno la rechazó  por respeto al público que había asistido.

Tras estas dos representaciones tan deficitarias en lo económico, el promotor de la compañía intentó llevar la obra a otros escenarios. Hizo gestiones en Madrid acerca de la SGAE, del INAEM (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música) de la Red Nacional de Teatros, y de algún otro organismo, pero nadie le abrió la puerta.

Pasados 21 años, en 2016, volvió a la carga con ilusiones renovadas (7). Su proyecto recuperado ha quedado en suspenso.

Dos conciertos ese mismo año

La Coral Callosina y la Orquesta de Murcia llegaron rodadas a las representaciones escénicas, pues ese mismo año habían participado en dos interpretaciones  en concierto ofrecidas el viernes 28 de abril en el Teatro del Colegio de los Salesianos de Villena y el domingo 30 en el Teatro Principal de Alicante. En ambas el papel de Roberto lo protagonizó el tenor crevillentino Antonio Gandía, cuando estaba en los preliminares de lo que sería su carrera exitosa algunos años después. Otra voz de la ciudad de las alfombras, ya encumbrada entonces, José Antonio Sempere, afrontó el difícil papel de Claudio Beltrán. Junto a ellos la soprano de Xeraco, María José Martos, el barítono madrileño Carlos Bergasa, Joaquín Navarro y el bajo Joaquín Fuentes, otro crevillentino, formaron el reparto de intérpretes principales.

Desde 1995 La tempestad ya no se ha vuelto a programar en Villena. Y creemos que tras la sesión de Murcia en ningún otro lugar. Sigue inédita en la actual etapa del precioso Teatro Chapí villenero.

Algunos años atrás, allá por la década de los sesenta del siglo pasado, la Agrupación Teatral Ruperto Chapí de Villena, la llevó a los escenarios, siendo representada en más de quince ocasiones.  Una de ellas en el Certamen Nacional de Torrelavega, donde obtuvieron el segundo premio. Fue aquella una época de actividad intensa de este grupo de aficionados, ya desaparecido, y donde Romualdo Moreno dió vida en la escena al personaje, muy comprometido, de Claudio Beltrán. Recuperaron otros títulos olvidadados de Ruperto Chapí, como La zarina y La tragedia de Pierrot.

En uno de los barrios populares  de Villena, el de La Paz,  sito al norte de la ciudad entre la antigua carretera nacional y la autovía Madrid-Alicante, cuatro de sus calles llevan nombre de zarzuelas de Ruperto Chapí: La tempestad, La revoltosa, El puñao de rosas y El tambor de Granaderos.

Discografía.

  1. Sello Alhambra-Columbia. Dos discos Lp. Reeditados en CD.

Claudio:          Carlos Munguía.

Angela:           Pilar Lorengar.

Roberto:          Toñi Rosado.

Simón:            Manuel Ausensi.

Mateo:            Gregorio Gil.

Juez:                Arturo Díaz Martos.

Coro Cantores de Madrid. Director José Perera.

Orquesta de Cámara de Madrid ampliada. Director Ataulfo Argenta.

  1. Sello Carillón. Un disco Lp. Reeditada en CD.

Claudio:          Alfredo Kraus.

Angela:           Lina Huarte.

Roberto:          Dolores Pérez.

Simón:            Francisco Kraus.

Mateo:            Santiago Ramalle.

Juez:                Ramón Alonso.

Coros Líricos y Orquesta Sinfónica. Director Enrique Estela.

La romanza de Claudio Beltrán "Salve costa de Bretaña", ha sido grabada por algunos de los tenores españoles más destacados en el mundo operístico:

Jorge Palet, en 1924. Hipólito Lázaro, 1929. Jesús Gaviria, 1930. José Sempere 1998 y Manuel Sirera 2007.

La de Simón "La lluvia ha cesado" también ha sido registrada en disco por barítonos de relevancia:

Marcos Redondo, 1926. Hernán Pelayo, 1958. Sergio de Salas, 1979 y Carlos Álvarez -que lo interpreta ahora en La Zarzuela- en 2006.

Una rareza -bienvenida fue- es el dúo de Angela y Roberto, que Ana María Sánchez y María José Montiel incluyeron en su grabación -magnífica y única- de dúos de zarzuela femeninos, del año 2006, junto a la Orquesta Sinfónica y Coro de Radiotelevisión Española dirigidos por Enrique García Asensio.

1*: La tempestad se estrenó el 11 de marzo de 1882, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Consituyó uno de los mayores éxitos de la época, al tiempo que musicalmente rompió moldes, apartándose del italianismo tan presente en las obras de los autores de la primera generación de la zarzuela moderna.

Con música de Ruperto Chapí Llorente, compositor de preparación sólida, estuvo pensionado en Roma y París, el libreto de Miguel Ramos Carrión.

2*: El 9 de noviembre de 1909 el Teatro de la Zarzuela fue pasto de las llamas. El incendio que lo destruyó se produjo a primera hora de la mañana, todavía de noche. El conserje y su familia tenían la vivienda dentro del mismo edificio. Él  y su esposa  fallecieron los inmediatos días 10 y 15, respectivamente, como consecuencia de las quemaduras sufridas.  Salvaron la vida los 5 hijos del matrimonio y la limpiadora del teatro, que acababa de llegar a su trabajo, con las primeras luces de la mañana, viéndose sorprendida por la rapidez de las llamas. Quizá gracias a su presencia se salvaron los niños.

El 21 de febrero de 1913 reabrió sus puertas, una vez reconstruido a imagen y semejanza del anterior edificio.

3*: Hipólito Lázaro Higueras nació el 13 de septiembre de 1887 en Barcelona, donde murió el 14 de mayo de 1974. Hizo una gran carrera operística, actuando en los teatros más importantes de Europa y América. Fue elegido por distintos compositores del primer tercio del siglo veinte para estrenar sus obras. Visitó con frecuencia los estudios de grabación, si bien lo que más se ha conocido en España ha sido la versión íntegra de Marina, registrada en 1929.

Se retiró oficialmente en 1940, tras un concierto en Nueva York, aunque todavía realizó alguna actuación, sobre todo en Barcelona. Su retirada definitiva se produjo en La Habana, en 1950.

4*: Ha sido habitual en la historia de la zarzuela que los papeles cómicos se hayan encomendado a actores que a la hora de cantar han mostrado sus carencias, aun cuando vocalmente su partitura no  les exija demasiado. Esto es casi entendible cuando la obra se representa sobre un escenario. Ya no lo es tanto cuando se trata de una grabación para ser comercializada. Y son muchísimos los ejemplos de voces desagradables, y nada aptas, que han dado vida a estos personajes en el disco y en representaciones, comercializadas posteriormente incluso en vídeo. Artísticamente esto ha desprestigiado y hecho mucho daño al género.

Hay zarzuelas grandes, de las mejores musicalmente, cuyo papel cómico del tenor exige un cantante de nivel similar al del protagonista. Casos de Cardona en Doña Francisquita o Tomillo en La bruja. Sin embargo, no siempre se ha tenido el criterio de que sean protagonizados por cantantes de verdad.

5*: Madrileño de nacimiento, Guillermo García Calvo está vinculado desde 2002 a la Opera Estatal de Viena (Staatsoper) donde ha dirigido más de 200 representaciones de ópera. Primero como maestro repetidor y a partir de 2010 como director titular.

Desde mediados de 2017 es director general del Teatro de Ópera y Orquesta de la ciudad alemana de Chemnitz, en Sajonia, en cuya temporada actual dirigirá entre otras El anillo del nibelungo,  la Tetralogía de Richard Wagner. La monumental ópera dividida en cuatro jornadas: El oro del Rhin, Sigfrido, La walquiria y El ocaso de los dioses.

6*: Marta Sánchez es hija del bajo-barítono Antonio Campó (Antonio Sánchez Camporro), y en la pila bautismal tuvo como padrino a Alfredo Kraus.

Según han publicado las revistas del corazón su actuación en el Teatro de la Zarzuela es en homenaje a su padre, con motivo del 20 aniversario de su fallecimiento. En tales reseñas se dice que  en este teatro cantó Campó en muchas ocasiones. Sin embargo en la Historia del Teatro de la Zarzuela de Madrid, de Emilio García Carretero, en su tomo III tan sólo aparece datado su debut en 1958 y dos actuaciones en 1964.

Cierto es que se retiró de la escena en 1966, para dedicarse a la enseñanza  en la Escuela Superior de Canto de Madrid.

7*: Las pérdidas millonarias que sufrió Romualdo Moreno en su proyecto de crear la Compañía de Ópera del Mediterráneo, no le hicieron abandonar su pasión por la zarzuela. Veintún años después, en 2016, lideró la creación de la I Escuela de Zarzuela. Entrevistado por Intercomarcal Televisión el  5 de diciembre de 2016, volvió a mostrar su entusiasmo (romántico, soñador, bohemio, fueron algunos de los calificativos que le dedicó el entrevistador, Paco Navarro) anunciando incluso que ya había fechas concretadas, para octubre o noviembre,  en el Teatro Chapí de Villena, para el debut de la escuela, con dos representaciones de La bruja. Anunció el nombre, incluso, de quién sería el director musical.

Sin embargo, en nueva entrevista del mismo medio televisivo, el 10 de agosto de 2017, el propio Romualdo informaba que problemas de salud serios le obligaron a abandonar el proyecto.

Ambas entrevistas se pueden visionar en internet por medio del archivo de Intercomarcal Televisión.

Datos extraidos de:

Portal web operabase.com

Discografía y archivo particular y vivencias personales del autor.

Ruperto Chapí. Luis G.Iberni. Ediciones del ICCMU.Sociedad General de Autores y Editores.Madrid. 1985.

Portal web lazarzuela.webcindario.con.  Diego Emilio Fernández Álvarez. 2008.

Intercomarcal Televisión. Programas especiales dedicados al Centenario de la Muerte de Ruperto Chapí. Año 2009.

Historia del Teatro de la Zarzuela de Madrid, tomo II, de Emilio García Carretero. Fundación de la Zarzuela Española. Madrid 2004.

Diccionario de cantantes líricos españoles. Joaquín Martín de Sagarmínaga. Fundación Caja de Madrid. Acento Editorial. Madrid. 1997.

Diario ABC.Hemeroteca. 8 septiembre 1933.

Elías Bernabé Pérez
Elías Bernabé Pérez
Acerca del autor

Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.

Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.

Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!

Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.

Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.

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