1 ELDA 80 A AÑOS DE LA DEL INAUGURACIÓN MONUMENTO C A S T E L A R 1932-2012 VALLE de ELDA 2 José Rico López, S.L. C/ Jaime Balmes, 30 ELDA (frente Cruz de los Caídos) Tel. 96 538 19 91 Fax 96 539 53 54 elda66@almudenaseguros.es Hijos de J. Fernández Segura, S.L. Gran Avenida, 5 ELDA Tel. 96 538 19 29 Fax 96 539 88 49 elda210@almudenaseguros.es La tranquilidad que usted necesita Almudena S E G U R O S Servicios de mantenimiento de limpieza: Otros servicios: Empresas: O cinas, N aves industriales, Concesionarios de Gimnasios. Comunidades de propietarios: Comercios: Limpieza general a particulares. Pulido, Cristalizado y Abrillantado de suelos de mármol y terrazo. Av da. de Ronda, 5, bajo A Tel. 965 070 726 ELDA info@maslimp.es «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 3 EDITORIAL E n 1926, un grupo de ciudadanos eldenses, admiradores de la fi gura de Emilio Castelar (1832-1899) y partidarios de la forma de gobierno republicana, acordaron formalmente la constitución de una comisión ejecutiva para levantar un monumento al insigne orador. Dieron inicio pues a una suscripción popular junto con una gran campaña informativa en el semanario Idella y un ambicioso programa cultural que desembocarían en la inauguración del conjunto escultórico. Su primera realización fue el descubrimiento de una placa de bronce en la casa de la calle San Roque, esquina con Colón, donde residiera Castelar en su infancia, y prosiguió en su empeño, mediante sorteos, espectáculos teatrales y partidos de fútbol a benefi cio de la causa, hasta que el Ayuntamiento de Elda, presidido por Joaquín Coronel, se sumó al mismo objetivo. Ello se vio reforzado con el advenimiento de la II República Española y el recuerdo sentimental de la República del 73, con la que se pretendía entroncar. La renovada corporación municipal, surgida de las elecciones de abril de 1931, en colaboración con la Sociedad “El Progreso”, se encargó de urbanizar y equipar el nuevo espacio. La visita del presidente Niceto AlcaláZamora, el 16 de enero de 1932, para poner la primera piedra del conjunto supuso el gran espaldarazo al proyecto. El segundo momento destacado tuvo lugar el 7 de septiembre de ese mismo año con la llegada de una comitiva de miembros del Gobierno a Elda acompañada por el escritor Miguel de Unamuno para desvelar la escultura, día en que se aprovechó la presencia del destacado séquito para inaugurar las Escuelas Graduadas y para celebrar el Certamen Literario del natalicio de Castelar, puesto que en esa fecha se cumplían 100 años del nacimiento del “pastor de multitudes” y casi 60 de la votación parlamentaria que le eligió Presidente del Poder Ejecutivo, alta magistratura que incluía la Jefatura del Estado y del Gobierno, en defi nitiva, el cuarto y último Presidente de la I República Española, cargo del que supo apartarse con honor para convertirse en prócer de la democracia y prohombre de la vida pública española hasta su muerte y aún después. En estas dos importantes visitas, realizadas ambas en 1932, el pueblo de Elda salió a la calle con una auténtica explosión de alegría; algunos colaboradores recuerdan en sus artículos las vivencias que experimentaron en esos momentos cuando eran niños. Ahora se alcanzan los 80 años de aquel luminoso día cargado de esperanza, de regocijo en el pasado y fe en el porvenir y, como toda conmemoración, aparte de formalidades y menciones honorífi cas, pretende poner de actualidad el leit motiv que la justifi ca. Este Suplemento Especial que edita Valle de Elda quiere contribuir a revisar y recuperar la inconmensurable fi gura política e intelectual de Emilio Caste-lar, con una obra a sus espaldas que, como afi rmó Rubén Darío, “es un in-menso museo que hay que admirar por fragmentos”. Un verdadero de-miurgo de la Democracia, incansable trabajador en su cátedra, en los periódicos, en el Parlamento, en el Gobierno, en el despacho de su casa y allí donde encontrara una tribuna para dirigirse a quien estuviera dispuesto a escucharle, todo para el benefi cio de su país, con honestidad y sin aprovecharse (“sin ponerse las botas”, como le dijo al joven Azorín), un verdadero padre de la patria recono- cido por adversarios, rivales y correligionarios, que murió en “honrada pobreza”. Valle de Elda agradece la colaboración especial del Ayuntamiento de Elda en la edición de este cuader-nillo, así como la de los amigos que han participado con sus artículos y, de una manera particular, la labor de coordinación realizada por Fernando Matallana Hervás. Su primera realización fue el descubri- miento de una placa de bronce en la casa de la calle San Roque, esquina con Colón, donde residiera Castelar en su infancia, y prosiguió en su empeño, mediante sorteos, espectáculos teatrales y partidos de fútbol a benefi cio de la causa, hasta que el Ayuntamiento de Elda, presidido por Joaquín Coronel, se sumó al mismo objetivo. Ello se vio reforzado con el advenimiento de la II República Española y el recuerdo sentimental de la República del 73, con la que se pretendía entroncar. La renovada corporación municipal, surgida de las elecciones de abril de 1931, en colaboración con la Sociedad “El Progreso”, se encargó de urbanizar y equipar el nuevo espacio. La visita del presidente Niceto Alcalá- Zamora, el 16 de enero de 1932, para poner la primera piedra del conjunto supuso el gran espaldarazo al proyecto. El segundo momento destacado tuvo lugar el 7 de septiembre de ese mismo año con la llegada de una comitiva de miembros del Gobierno a Elda acompañada por el escritor Miguel de Unamuno para desvelar la escultura, día en que se aprovechó la presencia del destacado séquito para inaugurar las Escuelas Graduadas y para celebrar el Certamen Literario del natalicio de Castelar, puesto que en esa fecha se cumplían 100 años las vivencias que experimentaron en esos momentos cuando eran niños. Ahora se alcanzan los 80 años de aquel luminoso día cargado de esperanza, de regocijo en el pasado y fe en el porvenir y, como toda conmemoración, aparte de formalidades y menciones honorífi cas, pretende poner de actualidad el Este Suplemento Especial que edita Valle de Elda y recuperar la inconmensurable fi gura política e intelectual de Emilio Castelar, con una obra a sus espaldas que, como afi rmó Rubén Darío, “ menso museo que hay que admirar por fragmentos miurgo de la Democracia, incansable trabajador en su cátedra, en los periódicos, en el Parlamento, en el Gobierno, en el despacho de su casa y allí donde encontrara una tribuna para dirigirse a quien estuviera dispuesto a escucharle, todo para el benefi cio de su país, con honestidad y sin aprovecharse (“sin ponerse las botas”, como le dijo al joven Azorín), un verdadero padre de la patria reconocido por adversarios, rivales y correligionarios, que murió en “ Valle de Elda ción especial del Ayuntamiento de Elda en la edición de este cuadernillo, así como la de los amigos que A Castelar, desde Elda VALLE de ELDA 4 D e esta forma denominó el médico Bernardo Herrero Ochoa a la geografía donde transcurrieron los años infantiles y adolescentes de Emilio Castelar: el Valle de Elda y “los rientes campos de Sax”. Como se sabe, no hay certeza ni documentación sobre el momento exacto de la llegada a Elda del niño Emilio Castelar, su hermana Concha y la madre de ambos, Antonia Mª Ripoll Torregrosa. Al parecer la familia procedía de Aliaga (Teruel) donde la madre, viuda, había acudido con sus dos hijos a pedir, infructuosamente, ayuda a unos parientes (los Guijarro, de Villafranqueza). Así que se dirigieron, pasando por Madrid (antes o después del pueblo turolense) a Elda. En la capital del Estado se detuvieron un tiempo, porque tanto doña Antonia Mª como su hijo Emilio fueron retratados en sendos cuadros por el pintor sevillano Antonio Mª Esquivel (1806-1857), que en la década de los años treinta residía en Madrid. Llegaron a Elda, según la más temprana de las teorías –la que defi ende el doctor Herrero– hacia 1835 o 1836, dado que en abril de 1837, según este mismo biógrafo, está constatada la primera visita del niño Emilio Castelar a Sax y al año siguiente, continuando idéntico relato, asistiría a las fi estas de Moros y Cristianos sajeñas. El territorio de sus andanzas de chaval, “la tierra predilecta de Castelar”, lo conformaba el Valle de Elda al que le gustaba contemplar en toda su extensión desde la plazoleta de la ermita de San Bonifacio, de Petrer, lugar al que llamaba “El balcón de España”. Desde allí gozaba divisando el “inmenso óvalo circuido por altas montañas que, á partir de la (…) sierra de Santa Bárbara, siguen la del Caballo y la del Cid, formando la curva que ocupa Petrel al extremo Este del mayor de los diámetros, y continúase luego la sierra del Cid con la de Bateig hasta la estación de Monóvar, cerrando el Valle por la parte del Mediodía. Desde este punto completa el circuito hacia el Noroeste el alto de Bolón y la Sierra de la Torreta que (…) sólo la separa de la de Santa Bárbara la carretera y el barranco por donde corre el Vinalopó.” Si bien aceptamos que éste fue el telón de fondo de los tiernos años infantiles de Castelar, cabe hacerle a Bernardo Herrero tres matizaciones, al menos. La primera que, geográfi camente, el Valle de Elda se cierra por el Oeste con las sierras de las Pedrizas y la Umbría (o Barrancadas), con lo que queda englobado Monóvar. La segunda es que el monte Bolón no supone límite alguno a la histórica Vall d´Elda, sino que se halla en medio de la cuenca a modo de gran islote y, por último, que el término sajeño no forma parte de esta unidad geográfi ca, puesto que pretende ensanchar el Valle de Elda hasta la “enriscada montaña” donde se halla enclavado el Castillo de Sax. Por lo demás, la descripción que realiza del Valle de Elda, contemplado desde el mirador de San Bonifacio, resulta fastuosa: “boscaje de olivos, almendros y nogales, destacándose sobre el verde manto que forman viñedos, sembrados y maizales; y esta Reyes Católicos, 25 Teléfono 965 38 11 09 03600 ELDA (Alicante) Desea al pueblo de Elda unas Felices Fiestas Mayores www.parafarmaciaverdu.com El Valle de Elda, el paisaje de la infancia de Castelar, su «tierra predilecta» Fernando Matallana Hervás “Todo le recordaba su infancia: por el Valle de Elda, por el Castillo de Sax, por el Instituto de Alicante” Ginés Alberola, Semblanza de Castelar Placa conmemorativa instalada por el Ayuntamiento de Petrer en la plazuela de la ermita de San Bonifacio, El balcón de España «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 5 vegetación exuberante, limitada por el circuito de montañas que hemos señalado, piérdese en las lejanías hasta donde la vista alcanza, alzándose aquí y allá esbeltas palmeras que besan las nubes con el penacho de su ramaje. En el centro del Valle se destaca el caserío de Elda, dominado por las ruinas del antiguo castillo de los condes de Cervellón, y la elevada cúpula, revestida de tejas verdes, de la iglesia parroquial de Santa Ana; y allá en el límite del horizonte, en el punto diametralmente opuesto á Petrel, azulea otra pequeña cúpula: es la de la ermita de Santa Bárbara, que señala la entrada a Monóvar.” Otra forma que nos propone el historiador sajeño de dis- frutar del Valle de Elda es un lento viaje ferroviario, en sentido descendente, lo que llevará al observador a “apreciar detalladamente sus bellezas”. Desde la salida Sur del túnel de La Torreta hasta el puente del Zambo (Sambo o de La Jaud), nos dice don Bernardo, discurre “la vía por sitio elevado, entre estos dos puntos, como la cuarta parte del contorno del Valle, y casi de los carriles arranca el viñedo, que desciende en rápida pendiente, o escalonándose en varios sitios, hasta la rambla por donde corre el Vinalopó. Lo quebrado del terreno hace que se camine á veces por elevados terraplenes; pero ni en las alturas, ni en los declives del suelo, se encuentra un palmo de tierra improductivo é inculto; y desde allí se contempla el pueblo de Elda en mitad de su huerta feracísima, sembrada de blancas casitas entre las que se cuenta, desde la humilde choza, al elegante chalet.” Pocas descripciones más bellas y desinteresadas que ésta se podrán encontrar del Valle de Elda, del municipio que le da nombre y de la laboriosidad de sus habitantes, una tierra que hizo proclamar, en un momento de emoción, al anciano Emilio Castelar: “Yo debo cuanto soy á haberme criado en ella, pues aquí vine á identifi carme desde niño con el sentimiento de la Naturaleza.” begne al Museo de Bellas Artes de Cádiz, en 1919 (Mº de Cultura) VALLE de ELDA 6 C uando don Emilio Castelar, su madre y hermana, llegaron a Elda desde Aliaga, se instalaron en casa de unos familiares que vivían en la calle de San Roque. Automáticamente el futuro tribuno se unió a todos aquellos pequeños en la Escuela Municipal donde estaban trabajando D. José Casiano López y D. Antonio García de Juan. Debieron ser unos momentos muy importantes para Castelar porque era muy querido por todos, los mismos que le apodaron el “Sabidillas” Máximo, tío de Emilio, tenía en Elda una tienda de ultramarinos y coloniales, muy concurrida por los eldenses, sin embargo este propietario iba muy frecuentemente a Sax, a vender al “mercadillo” de los miércoles, entre otros artículos, una alta gama de tejidos, unos para la confección de trajes de hombres y otros para vestidos de mujeres. Muy frecuentemente era acompañado por su sobrino a Sax, donde rápidamente entabló una muy buena relación con dos hermanos: Pepe y Secundino, hijos de Joaquín Senabre, de tal manera que Castelar se integró en el colegio que dirigía Pedro Valera, donde completó una amplia preparación, que fue en cierta manera la base de unos principios de un gran personaje en la historia de España. A los trece años el joven Emilio se trasladó a Alicante a estudiar el Bachillerato tan necesario para llegar a la Universidad. Según asegura el biógrafo de Castelar, Herrero Ochoa, había oído a condiscípulos y amigos de la infancia de Emilio que estando con el maestro Valera había aprobado los dos primeros cursos de Bachillerato, por lo que no nos aparecen las notas de los dos primeros cursos. Nuestro personaje, según algunos de sus biógrafos, tuvo una serie de profesores de mucha categoría, y muy reconocidos por los alicantinos. Vamos a citar alguno de ellos: • Francisco Lacueva, profesor de Geografía e Historia. • José González Ambite, profesor de Matemáticas. • José Gandía, profesor de Latín y Castellano. • José María Guillén, profesor de Física y Química. • Agustín González, de Psicología, de Lógica y Ética. Dentro del registro de las hojas de estudio del curso académico 1845-46, Emilio Castelar terminó el tercer curso con estos datos y por supuesto la nota de los exámenes: Faltas de asistencia - Dos. Conducta de la cátedra - Algo hablador. Castigos en que ha incurrido - Reconversiones. Premios que ha obtenido - Ninguno. Disposición intelectual - Buena. Nota de exámenes - Sobresaliente. Las notas de los dos últimos cursos son muy parecidas en conducta, en disposición intelectual y en los exámenes, aunque en el quinto curso no sacó el sobresaliente que hubiera deseado. Estas notas están corroboradas con el visto bueno del secretario del Instituto, llamado Manuel Esquembre. Carlos Navarro, que fue director de instituto, en cierta ocasión comentó a políticos muy conocidos que Castelar: “…no adelantaba gran cosa en Física y Química y en Matemáticas, pero en cambio los sábados que teníamos Conferencias de Religión y Moral, ya Castelar pronunciaba discursos tan maravillosos que nadie creía que fueran suyos y se los atribuían a D. Juan Rico y Amat.” Una vez que fi nalizaron las vacaciones de verano, Emilio, con dieciséis años, se fue a Madrid para iniciar los estudios de Jurisprudencia. Se incorporó a la universidad el 20 de septiembre de 1848. Abierto fines de sem ana, festivos y vísperas E ld a Abierto fines de semana y festivos Castelar estudió el Bachillerato en A licante José Luis Bazán López «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 7 - Nació en Cádiz, el 7 de septiembre de 1832, a las 22,30 h., en la casa número 1 de la Plaza de Candelaria. Se desconoce si fue hijo póstumo de Manuel Castelar o quedó huérfano de padre al poco de nacer. - La madre, Antonia Mª Ripoll Torregrosa, con sus hijos Concha y Emilio, abandona Cádiz, según algunas versio- nes hacia 1834-1836, y se dirige a Aliaga (Teruel) buscando el amparo de unos parientes. Otros planteamientos retrasan la salida de la capital gaditana hasta 1839. - Su llegada a Elda, según ciertas teorías, se produjo hacia 1835-1836, o bien en 1839, según otras opiniones. Aquí vivía, desde 1826, su abuela Antonia Torregrosa y sus tíos Emilio Castelar, datos de una biografía fundamental Doctor en Derecho y en Filosofía y Letras; catedrático, escritor, político, historiador, académico y colaborador en la prensa periódica; resultó elegido diputado a Cortes en 20 ocasiones; ministro de Estado, presidente del Congreso de los Diputados y presidente del Poder Ejecutivo de la Primera República Española –de septiembre de 1873 a enero de 1874—, Emilio Castelar alcanza, tanto por su formación, conocimientos, prestigio y conducta, como por su desempeño en la universidad, en los poderes públicos y por el reconocimiento general de que fue objeto, al margen de divisiones partidarias, la categoría de estadista. VALLE de ELDA 8 Francisco (“El Tío Quico” y “El Alicantino”) y Francisca Mª Ripoll Torregrosa, casada con Máximo del Val y Torres. Este último, destacado liberal y jefe de la Milicia Nacional de Elda, regentaba junto con el Tío Quico un bazar o tienda de lencería en la calle S. Roque, esquina a Colón, donde residió Castelar en su infancia.- Asiste a la Escuela Municipal de Primeras Letras de la Plaza del Ayuntamiento, donde tiene como maestros a José Casiano y Antonio García. En la escuela recibió el apodo de “Sabidillas”. Afi cionado a las representaciones teatrales, interpretó algunos papeles en el teatro provisional de la Plaza de Abajo, así como en el escenario que se montaba en el castillo. Otras fuentes, en coherencia con la postura que aplaza su salida de Cádiz, apuntan a que aprendió las primeras nociones de letras y matemáticas en la escuela de San Pedro de la ciudad andaluza, según recuerda un supuesto compañero de clase. - En 1842 se traslada a Sax, al hogar de los Senabre, para continuar su formación con el célebre maestro don Pedro Valera, verdadero mentor del niño Emilio Castelar, quien llegó a decir de su pupilo que algún día sería “la Estrella Polar de Europa”. - Entre 1845 y 1848 cursa la enseñanza media en el Instituto Provincial de Alicante y se aloja en casa de quienes habían sido sus padrinos de bautismo en Cádiz, Antonio Sereix y Margarita Cenón. - En 1848, su familia abandona defi nitivamente Elda y se marcha a Madrid, donde el joven Emilio empieza estudios universitarios de Filosofía y Derecho. - En 1850 es profesor sustituto de Literatura clásica y española en la Escuela Normal de Filosofía. - Licenciado en Derecho a los 20 años y doctor en 1854 con una tesis sobre Lucano. - Ese mismo año, el 25 de septiembre, se da a conocer al gran público con su discurso en el Teatro Real. - Colaborador de distintos periódicos: El Tribuno del Pueblo, La Soberanía Nacional y La Discusión. - En febrero de 1857 obtiene por oposición la Cátedra de Historia Filosófi ca y Crítica de España en la Universidad Central de Madrid y obtiene el doctorado en Filosofía y Letras con un estudio sobre el último periodo de la lengua griega. - De 1857 a 1861 dicta un amplio ciclo de conferencias en el Ateneo de Madrid sobre La Historia de la civilización en los primeros cinco siglos del cristianismo, posteriormente editada en 5 volúmenes. - En 1863, funda el diario La Democracia . - El día 22 de febrero de 1865 publica su famoso artículo “El rasgo”, donde fustiga duramente la actitud demagógica de Isabel II. Es el “Yo acuso” español. Se produce un gran escándalo y Castelar es separado de la cátedra. Dimisión de los catedráticos de la Universidad de Madrid. Sangrienta Noche de San Daniel (10 de abril): 8 estudiantes muertos y más de 100 heridos por la carga de caballería. Cae el gobierno Narváez y le sucede O´Donnell que restituye a don Emilio en la universidad. - Este mismo año polemiza en la prensa con Pi y Margall, defensor de las ideas socialistas. - En junio 1866 participa en los pronunciamientos militares (cuartel de San Gil) contra la reina y es condenado a garrote vil. Auxiliado por la propia Isabel II y Carolina Coronado, huye de España disfrazado con peluca y gran barba. - Exilio forzoso entre 1866 y 1868, durante el que visita Francia, Suiza, Gran Bretaña y Alemania. Entabla amistad con Víctor Hugo, Pierre Favre, León Gambetta, Julio Simon, etc., y Castelar en la portada de , con motivo de su muerte (Mº de Cultutra) 2741 «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 9 Felices Fiestas Mayores trabaja para distintos periódicos hispanoamericanos. - Con el triunfo de “La Gloriosa” vuelve a España; al año siguiente es elegido diputado por Lérida y comienza el periodo dorado de sus discursos parlamentarios. Diputado a Cortes en 20 legislaturas entre 1869 y 1899 por las provincias de Lérida, Zaragoza (en dos ocasiones), Huelva (4 veces), Valencia, Alicante, Barcelona (3 mandatos), Huesca (durante 7 periodos) y Murcia. - Contiende con el canóni- go Manterola sobre la separación Iglesia-Estado, la libertad de conciencia, el poder del Vaticano, etc. - Junto a Salmerón y Pi y Margall, dirige el Partido Republicano. - Ministro de Estado durante la I República, en los gobiernos sucesivos de Figueras y Pi y Margall, entre el 12 de febrero y el 12 de junio de 1873. - Presidente del Congreso de los Diputados durante el ejecutivo de Salmerón, entre el 25 de agosto y el 8 de septiembre de 1873. - Presidente de la I República, con 41 años, desde el 8 de septiembre de 1873 hasta el 3 de enero de 1874. - Exilio voluntario en París que aprovecha para escribir ensayos, novelas y discursos. - Miembro de la Real Academia de la Lengua (1880) y de la Real Academia de la Historia (1881). - En 1880 pronuncia el discurso de Alcira, donde presenta el posibilismo político tendente a una república coronada o una monarquía democrática, donde se conci- liara la paz con las libertades y el sufragio universal. - Viaja de nuevo a París y a Roma (1894), donde es recibido por el papa León XIII. - Muy afectado por el asesinato de Cánovas, en 1897, disminuyó su actividad política. - Enfermo, pasó el verano de 1898 en Sax al cuidado de su amigo el doctor Bernardo Herrero. - Falleció en San Pedro del Pinatar (Murcia), a la una de la tarde del 25 de mayo de 1899 y fue enterrado en Madrid. Miembros de la Comisión Ejecutiva del Monumento a Castelar En 1926: Presidente: Manuel Maestre Gras Vicepresidente: T e l o Romero Juan Secretario: José Payá Vidal Te s o r e r o: Pascual Vera Millán Voc ales: Sebastián Rosas del Bosque, José Aracil Romero, José Capilla Beltrán y Antonio Gonzálvez Vera En 1932: Presidente: Sebastián Rosas del Bosque Secretario: José Payá Vidal Te s o r e r o: lo Romero Juan Voc ales: Manuel Maestre Gras, José Mª Pérez Gras, José Mª Gil Esteve, Manuel Juan Páez, José Capilla Beltrán y Antonio Gonzálvez Vera VALLE de ELDA 10 E l 20 de junio de 1870, Emilio Castelar ofreció un discurso en la sesión constituyente de las Cortes Españolas. En ella expuso un brillante y excelente alegato en pos de la abolición de la esclavitud todavía vigente en los territorios españoles de ultramar de Cuba y Puerto Rico. Concretamente defendía la enmienda 21, propuesta por él a la llamada ley Moret, donde el ministro de Ultramar promulgó la de “vientres libres” por la que se concedía la libertad a los futuros hijos de esclavas. El discurso supuso un hito, tanto por su brillantez como por su contenido, pues fue el comienzo ofi cial de una política en favor de la abolición de la esclavitud en España. El hecho es tan importante que coincidiendo con el día del nacimiento de Emilio Castelar, el 7 de septiembre, la comunidad negra española realiza una ofrenda fl oral en el monumento a Castelar que se encuentra en el Paseo de la Castellana de Madrid, donde en la parte posterior existe un altorrelieve realizado en bronce con cuatro fi guras masculinas, dos femeninas y dos niños mostrando unas cadenas donde puede leerse: “LEVANTAOS ESCLAVOS PORQUE TENÉIS PATRIA”. En el acto denominado: “Homenaje a Emilio Castelar: prócer de los esclavos”, se pretende recordar la importante actividad de Emilio Castelar en favor de la causa abolicionista. No en vano fue autor de la obra La redención del esclavo (Madrid, 1859) un largo cántico en pro de la abolición de la esclavitud escrito en una prosa poética declamatoria en el más puro estilo Castelar donde se ensalzan la dignidad y derechos del esclavo. Su numerosa tirada se agotó en poco tiempo. En el año 2008 se realizó un acto en el Congreso de los Diputados, concretamente el día 5 de septiembre, dos días antes de la ofrenda fl oral, donde se leyó el importante discurso comparable para los españoles, cubanos y portorriqueños, al de Martin Luther King: I have a dream. En realidad la esclavitud en la metrópoli hispana había desaparecido en 1766, cuando el embajador del sultán de Marruecos compró la libertad a los esclavos magrebíes que todavía quedaban en Barcelona, Sevilla y Cádiz. La abolición real y legal se produjo en 1837 por las constantes presiones inglesas y tras años de intentos abolicionistas por parte de los liberales. Sin embargo, pese a su derogación, en los territorios de ultramar (Cuba y Puerto Rico) siguió siendo legal amparados por los infl uyentes grupos de presión antiabolicionistas de aquellas islas. Pero será con la fundación de la Asociación Abolicionista EsPlaza Mayor Elda C/ Colón, 19 Elda Tel. 965 38 10 13 Avda. Dama de Elche, 9 Playa Lissa Santa Pola Tel. 965 41 39 32 Emilio Castelar y los abolicionistas eldenses Miguel Ángel Guill Ortega Yo sé más, Sres. Diputados, yo sé más; yo sé que apenas llevamos un siglo de revolución, y en todos los pueblos revolucionarios, en Francia, en Inglaterra, en los Estados-Unidos, ya no hay esclavos. ¡Diecinueve siglos de cristianismo y aún hay esclavos en los pueblos católicos! ¡Un siglo de revolución, y no hay esclavos en los pueblos revolucionarios!” Emilio Castelar: “Abolición de la esclavitud”. Discurso pronunciado en la sesión de las Cortes de España, el día 20 de junio de 1870. en el madrileño Paseo de la «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 11 Quiere desearles felices Fiestas Patronales 2012, esperando que puedan compartirlas con familiares y amigos. Tantas tradiciones, tantos momentos irrepetibles, tantas imágenes inolvidables, imágenes que forman parte de nuestras vidas y hacen que podamos recordar nuestro pasado. pañola en 1586, por la iniciativa del hacendado antiesclavista portorriqueño Julio Vizcarrondo, y el apoyo a esta causa de los políticos que subieron al gobierno de España tras la revolución de “La Gloriosa”, en 1868, entre los que se encontraba Emilio Castelar, cuando se dará el pistoletazo de salida para terminar con la esclavitud en las colonias españolas. Durante ese tiempo Castelar mantenía correspondencia con su pueblo y con ello sus ideas iban calando en la población eldense. De hecho, es su amigo el abogado eldense, afi ncado en Valencia, Gerónimo Amat Astor, quien durante ese tiempo le ayuda a fi nanciar sus publicaciones, entre ellas La redención del esclavo 1. 1 Gerónimo Amat residía en Valencia y mantenía amistad con Emilio Castelar, además de negocios en la edición de sus obras. Se conserva correspondencia entre ambos sobre este último asunto en el fondo Elena Amat Calderón de Wienken, depositado en el Archivo del Ateneo de Madrid. Dentro estas ideas, estaban las abolicionistas que calaron e hicieron sensibilizar a sus paisanos sobre la necesidad de acabar con la trata en las colonias hispanas. Por ello, en la sesión constituyente de las Cortes, el 13 de marzo de 1869, un año antes de su importante discurso, Emilio Castelar tomaba la palabra y exponía ante el hemiciclo: ”He pedido la palabra para presentar una exposición con millares de fi rmas, de Oviedo, protestando contra la contribución de sangre; otra pidiendo a las Cortes Constituyentes la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico, del mismo punto; una exposición de Elda pidiendo la abolición de la esclavitud, y otra de señoras de la misma villa con igual objeto” (Rodríguez, 1869: 519). Tras esto, el 31 de marzo la comisión del Congreso trasladó esta petición, la número 109, al Ministerio de Ultramar donde se decía: “Varias personas de ambos sexos de la villa de Elda, provincia de Alicante, piden la abolición inmediata de la esclavitud en Cuba y PuertoRico” (Rodríguez, 1869: 865) Aquellos eldenses pusieron una pequeña piedra en la lucha contra la trata de esclavos, que continuó pese a la fundación de la Liga Nacional antiabolicionista, las instigaciones de la nobleza al rey Amadeo de Saboya, las conspiraciones, las campañas de prensa proesclavistas de periódicos conservadores con el nacionalismo como bandera, las manifestaciones callejeras como la del 11 de diciembre en Madrid y su réplica pro abolicionista del 10 de enero de 1873. Una dura lucha que concluyó con la supresión de la esclavitud en Puerto Rico en 1873 tras la proclamación de la Primera República Española: 31.000 personas esclavas fueron libertadas. Cuba tardará más, en 1880 España decretó la abolición de la esclavitud, pero creó el sistema de transición de patronato. Fue en 1886 cuando la reina regente María Cristina suprimió esto último; con ello 400.000 personas fueron liberadas del yugo, y la esclavitud quedó erradicada en cualquier territorio de soberanía española. Al fi n, Emilio Castelar,y sus paisanos abolicionistas vieron concluida su lucha y nos hacen refl exionar sobre su fi gura, que es mucho más que una estatua en una rotonda. VALLE de ELDA 12 I. Introducción A modo de entradilla he considerado interesante hacer una breve referencia sobre lo que el gran e ilustre economista español Fabián Estapé (1923-2012), maestro a su vez de notables economistas españoles, escribe en su última obra publicada. Se trata de un elogioso prefacio sobre el importante trabajo realizado por esta profesión a lo largo de la historia del pensamiento económico y dice así: “Y que, como dijo William Jevons en Principles of Science, los economistas políticos no sean… mirados como criaturas de sangre fría privados de los sentimientos ordinarios de la humanidad.”Continúa F. Estapé, “Pues si desde hace ya más de ciento cincuenta años los economistas con nuestro quehacer diario hemos contribuido a abolir la esclavitud, a lograr la igualdad en la dignidad de todos los seres humanos, la caída del imperialismo, del intervencionismo , la consolidación del Estado de Derecho… hemos hecho – y estamos haciendo – una buena labor, ¿no?” (1). Emilio Castelar, a grandes rasgos y no siendo economista, desarrolló toda una gran actividad política dirigida fundamentalmente a situar a España en la senda del progreso, a acercar la economía española y el mode- lo político hacia una democracia liberal que fuese respetada por todas las naciones que mantenían relaciones políticas y comerciales con su país. A pesar de su inmensa capacidad intelectual y su insuperable elocuencia, además poseía una oratoria tan rica en argumentos y verdades que embelesaba a sus fi eles y seguidores. Como vamos a ir desgranando algunos aspectos concretos de su nítido pensamiento económico liberal, se podrá comprobar la pasión y el convencimiento que imprime a sus ideas en todas aquellas intervenciones públicas, sobre todo a través de conferencias en diferentes auditorios por el territorio español, transmitiendo las ventajas para España de adoptar un modelo económico y de comercio basado en el librecambio, olvidando las políticas proteccionistas que atenazaban y reprimían el desarrollo económico. Una vez más se producía un claro antagonismo entre los defensores del proteccionismo y la monarquía reaccionaria y los impulsores del librecambio en lo económico y de un régimen fundamentado en la libertad política basada en una república liberal y moderna. II. Pensamiento libre-cambista de Castelar Reiteramos la persuasión de Castelar por la defensa y difusión de las ideas de la fi losofía liberal, toda su actividad política y parlamentaria se vería condicionada por este objetivo político, periodo este caracterizado por su máximo esplendor y ser uno de los más fructíferos en la historia del parlamentarismo democrático, tan es así que su carrera política tuvo un marcado carácter ascendente, llegando a ser nombrado presidente de la I República Española en 1873. Como apunta José María Serrano Sanz, “el siglo XIX fue también en España, el signo del liberalismo. El siglo en el cual se fue afi rmando en diversos dominios, la política, la ideología y la cultura, a la par que en el ámbito económico” (2). A lo largo de todo el Sexenio Democrático (1868-1874), Castelar experimentaría su etapa de mayor éxito político, periodo en el que se convierte en un tribuno y orador de primera magnitud, aunque tuvo que afrontar un periodo legislativo excesivamente duro y confuso, provocándole graves desavenencias con los más radicales de la vida social y política del momento, anarquistas, cantonalistas, ruido de sables permanente, etc. Fue durante su periodo de preparación y formación para la política cuando se le brindó la oportunidad de participar en unas “conferencias librecambistas” celebradas en Madrid y en diversas provincias españolas, organizadas por la Asociación para la reforma de los aranceles de aduanas. Será en la ciudad de Zaragoza donde protagonizó uno de los Pensamiento económico liberal de Emilio Castelar Vicente Vera Esteve Restaurante sito en el Casino Eldense calle nueva 28, elda Teléfono reservas: 965 385 968 2741 Terraza de verano y copas BARRA CON TODO TIPO DE PINCHOS «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 13 discursos político-económicos antológicos que se recuerdan de nuestro tribuno; esta conferencia comprende de alguna manera el resumen de todo el pensamiento de Castelar. Su exposición es brillante, pues enlaza hábilmente la vinculación entre las diferentes ramas del conocimiento en las que Castelar era un erudito, el Derecho, la Política, la Filosofía y la Economía, pero por encima de todo la Libertad del ser humano, y partiendo de estas premisas traba inteligentemente una exposición que cautiva a todos los asistentes. De hecho, llegó a ser diputado por Zaragoza en 1869. Desde mediados del siglo XIX se fueron vertebrando diversos episodios políticos con el objetivo de acabar con el proteccionismo económico, causa del retroceso de la economía y de su limitada competitividad respecto a los países vecinos (Francia, Gran Bretaña, Portugal, etc). Se prodigaron los economistas liberales defensores de una reforma arancelaria profunda que permitiera a los agricultores y fabricantes de la época comprar y vender bienes y servicios de manera más racional y competitiva; podemos citar al prestigioso Canga Argüelles, Álvaro Flórez de Estrada, José Manuel Vadillo, Antonio Alcalá Galiano, etc; todos ellos publicaron numerosos libros y ensayos acerca de la regulación del comercio exterior del diecinueve español. En Europa esta corriente triunfó, sobre todo, en Gran Bretaña, donde se inició un movimiento amplio y rápido a favor del comercio libre, formalizándose un desarme arancelario generalizado: “El origen del movimiento estuvo en la creación en 1838 de la Liga de Manchester, que inició una campaña en pro de la liberalización comercial, con Richard Cobden como principal apóstol” (3). Respecto a este movimiento británico, es Castelar quien manifi esta en la conferencia de Zaragoza: “La Liga de Manchester es un gran movimiento político, uno de los más profundos que ha visto nuestro siglo. ¿Qué es Cobden, Brinht, Fox y tantos otros héroes de la libertad económica? Permitidme que reivindique sus gloriosos nombres para mi causa. Son radicales, son demócratas que quieren impedir que la aristocracia tenga el mo- Avda. Reina Victoria, 18 ELDA (Alicante) Telf: 965 397 371 Fax: 965 397 371 www.mbmotor.es E-mail: info@mbmotor.es Les desea Felices Fiestas Mayores 2012 VALLE de ELDA 14 nopolio agrícola, para impedirle al mismo tiempo que tenga el monopolio legislativo.” (4)A medida que nos vamos adentrando en la densa y compleja arquitectura de la economía política de Castelar, si somos capaces de depurar algunas refl exiones que nos transmiten la lectura de sus escritos, podemos detectar que se produce una interesante afi nidad respecto a los esquemas de política económica más contemporáneos, tienen una clara actualidad en algunos aspectos. Eso demuestra el gran conocimiento que tenía Castelar de la sociedad española. Continuamos descubriendo las diferentes opiniones y criterios que tenía nuestro orador, de qué manera interpretaba algunos problemas económicos que para él eran acuciantes y que de no resolverse precisión, llevarían a España a una situación de quiebra monetaria: “Hondamente infl uido por el défi cit presupuestario de España y Europa –mantenía Castelar- estaba convencido que el problema fundamental era el económico, de cuya solución dependía, en defi nitiva, la de todas las demás cuestiones. Debía buscarse una salida favorable para ambas situaciones -mantenimiento fi cticio del valor de la moneda y las medidas de aumento de circulación de moneda- pues sólo la mejora del estado económico podía mantener la del estado político, de lo contrario el descontento popular terminaría desestabilizando los gobiernos” (5). Una vez más se ratifi ca el periodo sumamente convulso y agitado que le tocó vivir a Castelar, no obstante no cejó en su empeño de infundir ilusión a los seguidores del partido que le escuchaban en sus actos públicos sobre las ventajas de una economía librecambista. A continuación, y para terminar, dejaremos constancia de algunas refl exiones más relacionadas con este ideal republicano de transformación de la sociedad económica del momento. La primera de ellas es la relacionada con su defensa a ultranza de la libertad, “ donde quiera que se defi enda la libertad allí estaré yo” así como esta otra apreciación: “ Qué gran principio el principio de la libertad ”, y esta otra: “ Pero lo que no comprendo, lo que no alcanzo a comprender es que haya quien desee las libertades políticas y no desee las libertades económicas y, a su vez, no comprendo que haya quien desee las libertades económicas y no desee las libertades políticas” (6). En esa misma larga conferencia manifestaba que “conforme ha ido cambiando el ideal de los pueblos, han ido cambiando también las relaciones mercantiles. Y esto se explica, porque a una idea en la esfera metafísica, corresponde otra idea análoga en la esfera política; y a una idea en la esfera política, corresponde otra idea análoga en la esfera económica” (7). Una idea-fuerza, dirigiéndose al auditorio, revela el convencimiento de su propuesta para el progreso de la sociedad de su tiempo: “señores, si bien no soy por profesión economista, es imposible que la libertad comercial tenga un partidario más entusiasta, más ardiente que yo. Creo que en el estado de la civilización su triunfo es inevitable. Creo que abaratando los productos dulcifi cará la suerte del pobre, la suerte del jornalero. Por eso señores, la anhelo con todo mi deseo, y trabajaré por ella con todas mis fuerzas” (8). Todo aquel que haya llegado hasta aquí habrá podido verifi car que ha sido un proceloso recorrido lleno de aventuras y desventuras liberales del maestro Castelar, una honesta y sincera confesión de su ideario político y económico, con sus demonios y con sus obsesiones. Luchó hasta el fi nal por implantar un modelo político y económico que impulsara a España hacia el progreso social y hacia una frustrada regeneración política. No fue posible la consolidación de una formula basada en el republicanismo democrático y liberal. A pesar de su empeño en crear, años más tarde, una alternativa posibilista, viaja a Europa, escribe libros y novelas. Agotado y enfermo, el ilustre tribuno se trasladó a la vecina villa de Sax, donde se sentía muy querido desde siempre; la familia Senabre Gil le brindó todo el cariño y hospitalidad que necesitaba en sus recaídas por la diabetes crónica. El último año de su vida residió en la población de San Pedro del Pinatar, falleciendo el 25 de mayo de 1899. Notas: (1) Estapé Márquez Fabián, Mis economistas y su trastienda. Ed. Planeta, 2009, p. 17. (2) Serrano Sanz, José María. “Librecambio y Proteccionismo en la España Liberal”. En: Revista Historia Contemporánea, nº 43, 2011, p. 625. Madrid, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. (3) Ibidem, p. 632. (4) Castelar Ripoll, Emilio. Utili- dad de la propaganda librecambista en España. Conferencias librecambistas, Zaragoza, ca. 1863-1865. (5) Castelar Ripoll, Emilio. Cró- nica internacional. Edición preparada por Dámaso de Lario. Editora Nacional 1982, p. 74. (6) Castelar Ripoll, Emilio. Con- ferencias librecambistas, p. 333. (7) Ibid., p. 335. (8) Ibid. p. 349. Felicita a todos los eldenses en la celebración de sus Fiestas Mayores 2012 na de Gràcia (Mº de Cultura) «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 15 R ubén Darío y José Martínez Ruiz, Azorín. ¿Qué podrían tener en común escritores tan opuestos en cuanto a intereses, estilos, formas de ver la literatura e, incluso, la vida? Rubén Darío con su amor por un lenguaje preciosista y exultante, lleno de imágenes y metáforas, vibrante, excesivo incluso. Azorín, con un estilo sobrio, conciso, distante, defendiendo un lenguaje libre de ornamentos y que sólo sirva como vehículo para mostrar la realidad desnuda. Modernismo y noventayochismo enfrentados y confrontados en sus modos de entender la literatura como metáfora de la existencia. Sin embargo, un hilo invisible les une y se refl eja en varios de sus artículos: su inmensa y sincera admiración por Emilio Castelar. Rubén Darío conoce personalmente a Castelar en noviembre de 1892. Ya admira al hombre, al político y al gran orador, por eso, recuerda en su autobiografía: “yo creía, al visitarle, entrar en la morada de un semidiós”. A lo largo de este encuentro y de varios más, el reconocimiento hacia la persona y el personaje de Castelar no hace sino crecer, y es en su artículo “Castelar”, publicado en el diario La Nación, el 1 de julio de 1899, donde vuelca, a modo de canto elegíaco, su profundo respeto hacia el ya fallecido político y escritor. En este trabajo, con su característico estilo, repleto de imágenes, hipérboles y otros recursos retóricos, el poeta olvida la objetividad y el distanciamiento periodístico y convierte la crónica sobre la fi gura de Castelar en un entusiasta canto de alabanza. El poeta va desgranando los rasgos que más admira en don Emilio. Entre otros, destaca el profundo amor de Castelar por España y así, afi rma “Español de España, español netísimo, con toda España en el corazón y en el cerebro”. Y, deslumbrado por su brillante oratoria, escribe: “…ante todo, fue el orador, el hombre que convence encantando, o que, aunque no convence, canta y encanta”. Con tono apasionado, salpica su escrito de anécdotas y recuerdos sobre el gran hombre y, de este modo, Dos miradas sobre Castelar: Azorín y Rubén Darío Reme Páez Yáñez Azorín VALLE de ELDA 16 va describiendo su memoria prodigiosa y su amplísima cultura, su consagración al trabajo, su integridad, su coherencia, su mente preclara. Al describir su funeral, destaca la profunda tristeza de ciudadanos y personalidades del mundo de la cultura y la política nacionales e internacionales por la muerte del político y, sobre todo, la consternación levantada por el trato dado por el gobierno a sus exequias.Un modo muy distinto de acercarse a la fi gura de Castelar es el de Azorín. Es en 1898 cuando el joven periodista conoce al ya anciano parlamentario en la villa de Sax. De su primera impresión deja constancia en el libro Madrid, en los capítulos titulados “Castelar” y “Otra imagen de Castelar”. El primero comienza con una declaración de principios. Azorín se resiste a admirar a don Emilio al afi rmar “No nos entusiasmaba Castelar, ni debía entusiasmarnos. No debíamos ceder ni un ápice en nuestra estética. Castelar representaba la retórica (…). La generación de 1898 tenía que escribir claro y preciso”. Al joven José Martínez Ruiz le “molesta” el verbo brillante y entusiasta del orador que, según su criterio, entorpece la realidad: “no se podía juzgar del hecho histórico ni transcribir un paisaje sublimándolo con la hipótesis”. Pero, pese a su resistencia, que tiene más que ver con el estilo literario que defi ende y con su propia ideología política en esos momentos que con la fi gura de Castelar, no puede evitar la admiración hacia la persona. Y así, en el artículo “Otra imagen de Castelar”, constata “Castelar trabajaba infatigable. ¿Cometió errores como político? Un gran amor, un amor único y supremo le salva: el amor a la Patria”. No es tan distinta la imagen que presentaba Rubén Darío con su verbo fl orido y apasionado. No son éstas las únicas veces que Azorín escribiría sobre Castelar, al que con los años se iría acercando en algunas posturas ideológicas. Con el devenir del tiempo, ya en su madurez, diría de él como escritor: “…Castelar a esas ideas eternas supo darles una forma espléndida. No se ha estudiado todavía toda la revolución causada por el ilustre orador en el idioma castellano”. Rubén Darío y Azorín. Dos miradas distintas sobre Castelar, dos modos de expresión opuestos a la hora de refl exionar sobre el insigne político. Pero ambos remarcan con admiración el amor del hombre por España, su lucidez, su oratoria brillante, su europeísmo, su espíritu de trabajador incansable. “Quedará en los siglos el recuerdo de esta singular fi gura en el decimonono la más alta de España, entre las altas de la tierra”, escribió Rubén Darío y, años más tarde, afi rmó Azorín en el libro De Granada a Castelar: “Y el infl ujo de su palabra y de su prosa se extienden por las nuevas generaciones”. No se equivocaron. Rubén Darío Citas y frases célebres de Castelar (I) “Si no hubiera viñas conocería el mundo el mérito de El Seráfico” “Antes que republicano, soy español” “El pájaro yanta de lo que canta” “La libertad es el instrumento que puso Dios en manos del hombre para que realizase su destino” “Lo ideal, sentido con profundidad y expresado con belleza: he ahí el arte” “Un mal pensamiento es ya un mal castigo” “La sociedad y la naturaleza componen sus armonías de sus contradicciones” “Desconfiemos, sí, de los hombres y de las sociedades que carecen de ideal” “Constituir en este viejo continente unos Estados Unidos aptos para la libertad y la paz” “¿Queréis saber lo que es la democracia? (…) Voy a defender las ideas democráticas si deseáis oírlas. Estas ideas no pertenecen ni a los partidos, ni a los hombres; pertenecen a la humanidad. Basados en la razón, son como la verdad, absoluta, y como las leyes de Dios, universales” (Discurso en el Teatro Real, el 25-IX-1854) C/ Francisco Alonso, 48 entlo. dcha. 03600 ELDA (Alicante) Teléfono 669 610 676 saralmodovar@gmail.com Les desea Felices Fiestas Mayores 2012 Técnico Superior en DIETÉTICA Y NUTRICIÓN «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 17 E l diario El Constitucional, de Alicante, de 28 de septiembre de 1874, en su sección de cartas al director, publicaba una interesante carta fi rmada por un anónimo corresponsal en la que nos refi ere un acontecimiento casi desconocido en nuestro pueblo y que de manera muy descriptiva nos narra: la llegada a nuestra población de una partida carlista. Este hecho, está encuadrado en la conocida como Tercera Guerra Carlista, ocurrida en nuestro país durante los años 1872-1876 y que, sobre todo, tuvo como localización el País Vasco y Navarra, Cataluña, Aragón y Valencia, en particular la zona del Maestrazgo, pero que llegó, como podemos leer, a nuestras comarcas y alcanzó Yecla y Alpera. Esta partida estaba comandada por un personaje muy peculiar, Pascual Cucala al frente de una facción, como le llamaban entonces, de voluntarios carlistas, que empleaba una estrategia de guerrillas y que nunca fue derrotado, aunque fuera perseguido con saña por fuerzas gubernamentales regulares siempre superiores en número. Don Emilio Castelar, como es bien sabido, fue nombrado presidente de la República en septiembre de 1873, en plena Guerra Carlista, y las Cortes le concedieron poderes excepcionales para pacifi car la nación. En una de sus primeras disposiciones de gobierno, propuso “… para sostener esta forma de gobierno necesito mucha infantería, mucha caballería, mucha artillería, mucha guardia civil y muchos carabineros…”, en defi nitiva, necesitaba reformar el Ejército para poder luchar con un cierto éxito contra las revueltas cantonales y, sobre todo, contra el levantamiento carlista, promovido por el aspirante al trono español, Carlos María de Borbón y Austria. Castelar dejó su cargo en enero de 1874 y en ese corto periodo de tiempo acabó con el separatismo cantonal, aplicó la ley de servicio militar obligatorio y redujo las partidas carlistas que reaparecieron después de él con mucha fuerza. Según nos dice muy detalladamente la carta de El Constitucional: “Los días 22 y 23 de septiembre estuvo este pueblo [Elda] bajo la fatídica impresión de que la facción carlista de Lozano, invadía esta provincia. La noche del 23, entre nueve y diez se recibe parte ofi cial de que Cucala con 2.000 hombres se encontraba en Bañeres, este anuncio se ve justifi cado por multitud de familias que vienen huyendo de Villena, desde la una hasta el amanecer del día 24, pasando unas a Alicante y otras hacia los demas pueblos de abajo, continuan viéndose familias de la primera ciudad y de Sax todo el día 24. A las cinco de la tarde, corre la noticia de que un leñadero de Petrel ha visto por los montes de Catí mucha gente armada que se dirige al pueblo; se le da poco crédito, pero al cuarto de hora, se anuncia Gran Avenida, 63 Bajo ELDA - Teléfono 670 830 196 - talayero63@gmail.com 2741 Les desea unas Felices Fiestas Mayores Los carlistas en Elda, 1874 Roberto Valero Serrano VALLE de ELDA 18 con toda seguridad que Cucala está en las proximidades del pueblo, se difunde esta infausta noticia con velocidad y es increíble el pánico que se apodera de todos, porque esta villa -Elda- apenas dista de aquella media hora; los forasteros llenos de espanto cogen sus carros y caballerías y salen precipitadamente, muchos vecinos hacen lo mismo y otros se marchan al campo y al ocaso, unos pocos jóvenes animosos, suben de Elda a Petrel llevados por la curiosidad, siendo algunos cogidos por la avanzada carlista y otros lograron bajarse a todo escape aumentando la consternación. Mas tarde, a las 8 suben algunos con gran precaución y entran en Petrel, se enteran de todo, observan que NO se cometen los excesos que se esperaban y se enteran que quieren bajar a Elda en la madrugada inmediata y que sus intenciones no eran hostiles; regresan, esparcen las noticias y calman algo el temor infundido por el sólo nombre de Cucala. Se pasan las horas con angustia, nadie se acuesta y se esconden en sus casas. A las once y media de la noche entran entre 24 y 30 caballos, buscan a las autoridades, valiéndose de algunas personas que están por las calles, dando sablazos de plano a los que no contestaban enseguida. Por fi n encuentran al alcalde interino y a tres o cuatro personas que lo auxiliaban, pues el alcalde propietario, los concejales y el juez municipal habían huido. En el acto, el jefe carlista hace comparecer al pregonero y le dicta el siguiente bando: “Se previene a todos los vecinos que dentro de quince minutos presenten las armas blancas y de fuego y tengan todas las puertas de la casa abiertas bajo pena de la vida”. Al propio tiempo unos cuantos de a caballo se apoderan de la estación de ferrocarril, otros a la administración de tabacos y se hacen cargo de ellos, otros van a algunas casas en busca de caballos y armas, haciéndolo indistintamente a vecinos de todas opiniones, incluso carlistas caracterizados. El ruido de las armas y caballos, el terrorífi co bando o pregón, las voces descompuestas e imperiosas, algunos golpes de sables y atropellos, impusieron gravemente y aumentaron el susto y pavor, no obstante en obsequio a la verdad, debe decirse que el jefe principal de la caballería, al tener noticia de un pequeño desmán y hacerlo conocer el faccioso que lo había cometido, pegó a este muchísimas bofetadas y lo arrestó en la prevención. Ocurrió un incidente entretanto que pudo comprometer de una manera terrible a la población, cuando fueron los carlistas a la estación y mientras uno de ellos telegrafi aba, dos de los mismos, vieron un grupo de cuatro hombres, dan a aquellos el quien vive y son contestados por dos disparos de carabina y echan a correr los cuatro, los facciosos les persiguen, se tiran los otros a un profundo barranco, uno de los montados se precipita hacia ellos, les sigue largo trecho y coge a dos personas que se trae preso a la población. Sabedores el alcalde interino y los auxiliares del suceso y temerosos de que si Cucala tiene noticias de él, fusilaría a los presos, suplican al jefe de caballería que se dé parte y los ponga en libertad y fue tan sentida la súplica y tan viva que lo consiguieron en el acto todo, no hablándose mas del asunto que tan destructivo pudo ser. Las horas y aquella noche parecían interminables, la angustia y el temor afl igían a estos moradores a pesar de las indicaciones pacífi cas, llegó la madrugada y la columna de Cucala no llegó, entró el día y tampoco vino, ya abrigábamos la esperanza de que algún incidente de la guerra, lo había hecho cambiar de dirección y evitaríamos la temida visita, pero a las nueve y media de la mañana, el vuelo de las campanas nos hizo conocer su entrada. Los encargados interinamente de la jurisdicción, otras personas de todos los matices, los individuos del clero, particularmente los dos jóvenes vicarios y don Juan Amat, habían determinado para suavizar las asperezas de Cucala y evitar todo lo posible, salir a recibirlo con la banda de música local, como así hicieron y lograron su objetivo. Entró toda la fuerza por el barrio Nuevo, bajó por la calle del Vall a la espaciosa y larga llamada Nueva, que ocupó toda, a cinco de fondo, formándose dos martillos apoyándose uno en la parte de arriba de la calle de la Esperanza y quedando la cola en la del Vall y dicen que un batallón de los cuatro que se componía esta facción ocupó la plaza. Los carlistas suponían que lle- «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 19 vaban cuatro mil hombres, otros lo hacen descender a dos mil y pico y los mas creen que pasan de tres mil; la mayor parte de ellos gente joven y robusta, generalmente armada de Remington, en particular dos batallones bien organizados procedentes del Maestrazgo y Cataluña. No deshicieron la formación Cucala y sus ayudantes, tomaron un ligero refresco en una casa de la calle Nueva, en las tres que estaba esta fuerza no se cometió ningún desmán, algunos individuos pidieron pan, en las casas buenamente se les daba y quisieron pagarlo y como es natural no se les permitió. En otras calles, algunos carlistas que se deslizaron de la fuerza, con pretexto de buscar armas, entraron en varias casas, incomodaron algo, robaron un poco pero no hay que lamentar ninguna desgracia. A las once se marchó toda la fuerza en dirección a Monóvar dejando una pequeña partida de 20 o 30 hombres.Cucala quiso quemar la estación de la vía y llevarse el instrumental de la música, pero fueron tantas y tan efi caces las instancias que se le hicieron que desistió de ambos propósitos; en cuanto a la música, no opuso resistencia, pero en cuanto a la estación no quería acceder de ningún modo, más se le convenció de que la había construido el pueblo de su cuenta y que debía considerarse como de propiedad particular, como realmente así fue y entonces dijo “concedido”. Pidió seis mil duros de contribución, se le regateó suplicándole y por último se rebajó a treinta mil y pico reales o sea, un trimestre de aquella; quedó aquella partida para recogerla y no habiéndose recaudado todo a la una de la tarde, se llevó en rehenes al alcalde interino, pero fueron a Monóvar al poco con el resto del dinero algunas personas y regresaron con el alcalde aquella misma tarde. Nadie esperaba que Cucala se condujera así en Elda. Todas las personas honradas que quedaron en el pueblo hicieron cuanto estuvo de su parte, en particular los carlistas, que pensaron que eran hijos del mismo pueblo y trabajaron hasta estar rendidos. Esta es la verdad de los hechos dígase lo que se quiera; y por cierto que descuella uno mayor, el que no hayan ocurrido las violaciones, incendios, muertes, robos y toda clase de atropellos y de provocaciones que los bárbaros defensores del oscurantismo han consumado en Petrel, Monóvar y Pinoso que da horror y espanto el oírlo referir.” De V. afectísimo El corresponsal Como podemos leer, este desconocido informador describe con todo tipo de detalles la visita de Cucala a Elda, incluso se atreve a opinar de VALLE de ELDA 20 distintos aspectos de la ocupación y pone en duda el aspecto violento y bárbaro de esta facción carlista.Si seguimos en el mismo diario, veremos que el día 26, sigue con la noticia de la incursión de Cucala y la amplía; afi rma que “ el día 24 a las 8 de la mañana entraron en Ibi (…) a las cinco de la tarde entraron en Petrel en donde permanecieron hasta ayer a las 10 de la mañana después de apoderarse de once mil duros y algunas caballerías en dirección a Monóvar en cuya villa entraron 15 individuos de caballería sin encontrar resistencia y después la facción entera al parecer sin grandes desmanes. También comenta que el jueves por la tarde habían bajado hasta Elda”. Pascual Cucala Mir nació en Alcalá de Chivert en 1816 y se unió a los carlistas en 1872 centrándose sus correrías en la zona de Castellón, Valencia y Alicante; se le conocía como el “nuevo Cabrera” (El tigre del Maestrazgo) y tam- bién como “el Rull de la Mira“. Sus tácticas de guerra eran las de un guerrillero con gran movilidad, atacando y/o ocu-pando poblaciones a las que, después de cobrarles una contribución, abandonaba. En pocas jornadas, recorría un amplio territorio, volviendo luego a sus bases en el Maestrazgo. De su diario de campaña, podemos extractar lo ocurrido durante esos días de septiembre a los que se refi ere este artículo: “23 de septiembre.- Cucala emprendió la marcha y entró en Onteniente, para que descansase su gente un rato, formando al cabo de una hora ú hora y media por encontrarse ya muy cerca la Columna enemiga, y saliendo tomó posiciones que fueron atacadas por los republicanos y sostenidas por Cucala, retirando éste al conocer los movimientos envolventes de aquellos por Bocairente dando un rato de tiempo para comer y siguiendo toda aquella noche de marcha, sacó 150 fusiles de una casa cercana a Alcoy marchando de allí antes de salir el sol del día 24, el que pasó también caminando hasta la noche que fue a dormir a Petrel. 25 de septiembre.- Emprendió la marcha por la mañana y pasó por Elda en cuyo pueblo se apoderó de la administración de Rentas, y de un poco de tabaco que quedaba, que repartió a la gente y desde allí pasó a Monóvar y recogió unos 200 fusiles abandonados por los cipayos y otros 200 que le sacaron de las casas particulares (…) marchando después de cobrar la contribución al Pinoso .” Como ya hemos dicho, Cucala no fue derrotado durante esa guerra, pero cuando los carlistas fueron vencidos en el centro y en el Norte, se exilió a Francia y nunca quiso acogerse al indulto dado por el gobierno de la Restauración de Cánovas del Castillo. Murió en Port-Vendrés en 1892 y su olvidada tumba se encuentra en el cementerio de Colliure, muy cerca de otro ilustre exiliado: Antonio Machado. (Mº de Cultura) Citas y frases célebres de Castelar (II ) “No quiero hacer elegías, no quiero conmover vuestros corazones; sé muy bien que los corazones de los legisladores suelen ser corazones de piedra” “Sufragio universal, libertad de imprenta, inviolabilidad del domicilio, asociación pacífica, libertad de crédito y de comercio” “El Estado no confiesa, el Estado no comulga, el Estado no se muere” “Señores, con Fernando VII murió la monarquía tradicional; con la fuga de Isabel II, la monarquía parlamentaria; con la renuncia de don Amadeo de Saboya, la monarquía democrática; nadie ha acabado con ella, ha muerto por sí misma” (Discurso en las Cortes, febrero de 1873) “Nadie trae la República, la traen todas las circunstancias, la trae una conjuración de la sociedad, de la Naturaleza y de la Historia. Señores, saludémosla como el sol que se levanta por su propia fuerza en el cielo de nuestra patria” (Discurso en las Cortes, febrero de 1873) “Yo he liberado a doscientos mil negros con un solo discurso” “Entonces vimos lo que queríamos haber olvidado: tumultos diarios, toques de alarma generales, indisciplina militar, republicanos queridos del pueblo asesinados por las calles, poblaciones pacíficas excitadas a la rebelón y presas de fiebre subversiva (…); los fatídicos ejércitos carlistas, ávidos de las más grandes calamidades, dispuestos a consumar nuestra esclavitud y nuestra deshonra, y a repartir entre el absolutismo y la teocracia los miembros desgarrados de la infortunada España” (Discurso en las Cortes, septiembre de 1873) M A RT Í N F IE R R O L IB R E R ÍA VENTA DE LIBROS DE TEXTO I.E.S. AZORÍN, MONASTIL, LA MELVA, LA TORRETA, PACO MOLLÁ, VALLE DE ELDA y LA CANAL. C/ Antonino Vera, 25 Tel. 96 538 24 51 - Tel./Fax 965 39 84 26 03600 ELDA (Alicante) librosimagen@hotmail.com ESCUELA DE IDIOMAS «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 21 S egovia es una ciudad maravillosa. Emplazada entre los arbolados parajes, donde confl uyen los ríos Eresma y Clamores, contrasta con los cercanos trigales, abrasados por el calor del estío, que rodean la población. Cuando se visita esta capital castellana por primera vez se produce un gran impacto visual: ese monumental acueducto romano que la atraviesa, su inmensa catedral y su magnífi co Alcázar que la corona. Si eres un amante del arte su visita puede durar varios días. Cabe destacar, además de su acueducto, la gran catedral, uno de los últimos templos góticos españoles con una mezcla curiosa de estilos diferentes. Las iglesias de San Martín y San Esteban; la casa del poeta Antonio Machado, donde vivió entre 1919 y 1932; la Calle Real, llena de palacios y mesones; su Plaza Mayor; el Barrio de los Canónigos; así como infi nidad de museos, conventos y ermitas, hasta concluir en el majestuoso Alcázar, que se alza altivamente sobre un espolón rocoso entre los ríos citados. No sé por qué razón, pero Segovia es una ciudad de la que nunca me canso de visitar. Pasear por su casco antiguo es una delicia, sobre todo al atardecer. Siempre logro descubrir rincones nuevos, y siempre termino en la torre más alta del Alcaázar, ya que allí la vista de la ciudad es maravillosa. En todas mis visitas observaba, al Norte, una pequeña iglesia que siempre quería visitar pero nunca lo hacía. Fue en mi último viaje, hace unos pocos años, cuando decidí hacerlo. Este pequeño templo medieval se encuentra emplazado entre el convento de Los Carmelitas, donde está enterrado el genial poeta místico San Juan de la Cruz, y la Casa de la Moneda y el Monasterio de El Parral, edifi cado este por el marqués de Villena. Esta iglesia se llama de la Vera Cruz, aunque allí la conocen también por la iglesia de los Templarios, ya que según se cree fue edifi cada por esta C/ Jardines, 17 bajo dcha. 03600 ELDA (Alicante) Teléfono 965 391 518 sofasselda@hotmail.com Un curioso autógrafo de Emilio Castelar en una iglesia de Segovia Juan Antonio Martí Cebrián VALLE de ELDA 22 orden en el año 1208. Se trata de un templo de transición del románico al gótico. De planta poligonal, inspirado en el Santo Sepulcro de Jerusalén. Su interior esta formado por un edículo central en torno al cual gira la nave circular, teniendo su precedente en los baptisterios cristianos de los primeros siglos de nuestra era, algo muy habitual en las construcciones que edifi caron los caballeros de las distintas órdenes fundadas por los cruzados de Palestina. “En la actualidad el templo es propiedad de los Caballeros de la Soberana Orden Militar y Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, titulada de Rodas y de Malta. Frecuentemente a lo largo del año se celebran en ella sus ofi cios y funciones religiosas; siendo notables los ofi cios del Viernes Santo y la Procesión en aquella noche santa, subiendo por el camino de Zamarramala a la luz de las velas, revestidos los caballeros de sus negros hábitos de coro”.Al entrar en el templo causa impacto su sencilla deco- ración y la gran paz interior que se siente y allí dentro fue donde, en uno de sus muros, descubrí con gran sorpresa un autógrafo de nuestro gran tribuno y orador Emilio Castelar, que dejó de su visita, escribiendo con lápiz de carboncillo la siguiente frase: “Nunca podría imaginar que hubiera tanta maravilla encerrada dentro de los muros de Segovia”. Este graffi ti afortunadamente se encontraba protegido del vandalismo por una cristalera. Este pequeño detalle me produjo una gran alegría y viene a confi rmar que don Emilio fue un pionero del turismo cultural y un enamorado de las ciudades españolas, de sus bellas obras de arte, sus gentes, su folclore y su gastronomía, algo que personalmente echo en falta de muchos políticos actuales muy afi cionados a la gastronomía pero poco conocedores de nuestro extraordinario patrimonio artístico y cultural. Apelativos encomiásticos de Castelar Recogemos aquí algunas de las expresiones admirativas y afectuosas hacia nuestro homenajeado, fórmulas que, hoy en franco desuso, no dejan de ser reveladoras del prestigio alcanzado por este eldense de adopción en casi cincuenta años de vida pública y en una época de grandes oradores. Dejando de lado las invectivas lanzadas por envidiosos y damnifi cados de su verbo mordaz, así como las insolencias propias del rifi rrafe político, Castelar fue llamado: • El más elocuente apóstol de la democracia española • Grandilocuente tribuno y profundo estadista • Gran orador y gran patriota • Astro de primera magnitud • Literato eminente y sabio político • Obrero de las letras • El genio de la palabra • El orador por antonomasia • Simpar tribuno Castelar • Orfeo decimonónico • El campeón de las libertades modernas • El cantor de las bellezas patrias • El atleta del pensamiento • El gigante de la palabra • El verbo de la democracia • El pastor de multitudes • El padre de la patria • Genio de la elocuencia • La Estrella Polar de Europa • Estadista eminente • Patricio sin rival • Español netísimo • El canario español • El orador, el hombre que convence encantando • El estupendo artista de la idea escrita • El predicador de la libertad • El príncipe de la elocuencia castellana • El príncipe de nuestros oradores • El César de la República • Inmortal tribuno, el insigne y nunca bien ponderado Castelar C/ Quijote, 74 ELDA Teléfono 96 698 16 86 Nueva temporada OTOÑO - INVIERNO Felices Fiestas Mayores 2741 CUIDE SU SALUD - PLANTAS MEDICINALES 2535/... Felices Fiestas Mayores «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 23 D esde la proclamación de la II República Española, el 14 de abril de 1931, hasta el 16 de enero de 1932, día de la visita del presidente, Niceto Alcalá Zamora, a Elda, escasamente habían transcurrido nueve meses y, apenas un mes, desde el día de su nombramiento. Alcalá Zamora se desplazó en tren desde Madrid a Alicante y, además de las personalidades de su séquito, le acompañaron su esposa y una de sus hijas. Con este desplazamiento ferroviario, el señor presidente de la joven República Española realizaba el primero de sus viajes ofi ciales por España; Alicante y Elda tuvieron el privilegio de tal distinción. Al día siguiente de su llegada a la luminosa capital alicantina, donde su gente le tributó toda clase de honores y se desbordó en entusiasmo hasta el extremo de soltar en su honor nada menos que 5.000 palomas, el presidente efectuaría su visita a la industriosa Elda. En su apretada agenda de aquella jornada fi guraba el acto de colocación de la primera piedra del proyectado monumento a don Emilio Castelar, previsto inaugurar el 7 de septiembre del mismo año, fecha de la celebración el primer centenario del nacimiento del ilustre tribuno. Elda, escenario de sus días infantiles, manifestaría en esta efemérides el gran afecto, admiración y cariño por Castelar, una de las personalidades más relevantes de la Europa del siglo XIX, sin duda alguna. El presidente de la II República en Elda. Una jornada memorable Julio A. Capilla Bellot Emilio Castelar Ambiente de la calle durante la visita VALLE de ELDA 24 Singular jornada la de aquel sábado, 16 de enero de 1932, en el devenir de nuestro pueblo. El día amaneció gris y, por la tarde, lució un sol primaveral; el pueblo despertó festivo, engalanadas sus fachadas con banderas y colgaduras tricolores como la enseña republicana. No se podía dar un paso por las calles, de tanta gente que había. La expectación era enorme. Estaba prevista la llegada del mandatario y sus acompañantes a las 10 de la mañana, pero los vehículos de la caravana presidencial no hicieron acto de presencia hasta 40 minutos más tarde. El instante de la llegada se anunció con el estallido de los cohetes y el estridente aullido de las múltiples sirenas de las fábricas, al tiempo que se escucharon las interpretaciones de las bandas de música. Las calles del itinerario, por donde estaba previsto el paso de la comitiva, estaban totalmente ocupadas por el gentío. Desde la Avenida de Chapí al Ayuntamiento no cabía un alfi ler y a los automóviles de los ilustres visitantes les fue imposible abrirse paso y sus ocupantes no tuvieron otra opción que apearse y realizar el trayecto a pie. La Guardia Civil, de escolta, montada en negros y briosos caballos, no sin difi cultad, fue abriendo paso a las autoridades. Durante el trayecto, don Niceto Alcalá Zamora no dejó de prodigar sonrisas y saludos a un público enfervorizado que, a su vez, le aplaudía y aclamaba. La nota simpática, en aquel ambiente, la dieron los niños y niñas de las escuelas de Elda, colocados en primera fi la en el borde de las aceras, agitando sus banderitas de papel al paso del presidente y su séquito por la calle Maura. Algo más de media hora tardaron en completar el recorrido hasta la Casa Consistorial. Una vez en el salón se sesiones, totalmente repleto de público, el señor alcalde de Elda, don Aquilino Bañón, pronunció un breve discurso de bienvenida y, ante la imposibilidad de hacer el acto ofi cial previsto en honor del presidente, pasó a mostrar a éste y a sus acompañantes, una selección de modelos de zapatos de señora fabricados en la ciudad. La exposición de calzado se hizo sobre la mesa de la Alcaldía y bajo los retratos del propio Alcalá Zamora y Emilio Castelar. La máxima autoridad municipal hizo entrega de sendos ramos de fl ores a la esposa e hija de don Niceto y, además les obsequió con artísticos pares de zapatos. Mientras tanto, en la Plaza del Ayuntamiento, rebautizada como Plaza de la República, la multitud que la llenaba no cesaba de reclamar la presencia del presidente y éste tuvo que salir al balcón principal y pronunciar unas palabras, interrumpido varias veces por los aplausos y los vivas del pueblo allí congregado. Tal y como estaba previsto, a continuación, el presidente y acompañantes se trasladaron a la Plaza de Topete, contigua a la de la República, donde don Niceto Alcalá Zamora descubriría la placa con su nombre. El resto de la jornada lo dedicaría a visitar varias fábricas de calzado, entre ellas dos de las más importantes, la de Rodolfo Guarinos y Francisco Rivas. Quedaba por realizar el más trascendente de los eventos de aquella jornada presidencial: la colocación de la primera piedra del monumento a Castelar. Acto que llevó a cabo el presidente con cierta solemnidad en el descampado destinado a la ajardinada plaza a la que también se le asignaría el nombre del gran tribuno. El 7 de septiembre de aquel mismo año, coincidiendo con las fi estas septembrinas del pueblo, Elda celebraría el primer centenario del nacimiento de don Emilio Castelar e inauguraría el monumento con la asistencia de don Miguel de Unamuno, otra gran personalidad española. Han transcurrido 80 años desde aquel especial aconte- LIBRERÍA EXCÁLIBUR 2741 «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 25 cimiento. Tenía yo, entonces, apenas 6 años; fui uno de aquellos niños que movían sus banderitas de papel al paso de la comitiva pre sidencial. Desde ese día hasta hoy, mi memoria ha conservado la ima gen de aquella jornada histórica de nuestro pueblo. El recuerdo no deja de ser sorprenden te a estas alturas de mi existencia. El municipal y el gene ral. Anécdota a modo de epílogo Entre las diversas per sonalidades que acom pañaban al presidente de la República, en su desplazamiento a Elda el 17 de enero de 1932, fi guraba el jefe del Cuarto Militar de la Presidencia, el general Gonzalo Quei po de Llano, futuro con suegro de Alcalá Zamo ra. Como es bien sabido, este militar se sublevó en julio de 1936, alzán dose en armas contra la República. Durante el acto de colocación de la primera piedra del monumento a Caste lar, Queipo de Llano se mezcló entre el público asistente, mientras el dignatario pronunciaba su discurso. En esos mi nutos, un paisano des pistado se acercó a él y le ofreció un cigarro. El campechano general se lo aceptó sin remilgos y se lo fumó, cruzando algunas palabras con el sujeto. Un conocido de este último se le acercó y entre ambos hubo el siguiente diálogo: Chico: -¡Vaya amistades que tienes! Codearte nada menos que con el general Queipo de Llano. Respuesta: -¡Anda!, yo creía que era un muni cipal con el uniforme nuevo que han estrena do hoy. Sin comentarios. Citas y frases célebres de Castelar (III ) “Una República que no fuera de escuela o de partido, sino nacional, ajustada por la flexibilidad a las circunstancias, transigente con las creencias y las costumbres que encuentra a su alrededor, sensata para no alarmar a ninguna clase, fuerte para intentar todas las reformas necesarias, garantía de los intereses legítimos y esperanza de las generaciones que nacen impacientes por realizar nuevos progresos en las sociedades humanas” (Discurso en las Cortes, 2 de enero 1874) “Un alma que cae en el sepulcro me parece una gota de agua que cae sobre un hierro candente; se evapora, pero no se disipa, y va a formar en el cielo una nueva gota de rocío más pura y más brillante. Por eso la muerte no debe entristecernos a los que creemos en la inmortalidad” (Pésame en una carta) “Mi honor me veda ir a la Monarquía, mi patriotismo, traer la República” (1893) “Mientras la autocrática Rusia pide a los pueblos el desarme y aboga por la paz, los Estados Unidos, tierra de la democracia, son los que proclaman la fuerza por la ley y se tornan guerreros” (Castelar a Rubén Darío, en 1898) “Jóvenes, oíd a un viejo a quien oían los viejos cuando era joven. Desechad toda idea de fundar una República con los republicanos solos y para los republicanos solos; es la República como el sol para todos los españoles: forma suprema de libertad y derecho” (5 de mayo de 1899) “Muero con la agonía de España” M a n u el L ó p ez M a rtín ez A gente de Se guros Zurich España, Compañía de Seguros y Reaseguros, S.A. Poeta Zorrilla, 19 03600 Elda Tel: 96 539 38 37 Fax: 96 538 22 14 E-mail: m.lopez-elda@hotmail.com http://www.zurichspain.com VALLE de ELDA 26 E ste verano ha sido asaz caluroso, con temperaturas disparadas en los termómetros que, pacientes, han ido registrando tales subidas consideradas extraordinarias en la historia calorífi ca. Esta situación estacional es intolerable para cuerpos nonagenarios, pues el calor actúa con alevosía atacando sus defensas ya caducas, especialmente, cuando el corazón empieza a tener sus más y sus menos, más bien sus menos; “un golpe de calor”, se dice, y ya está: ”aquí la paz y allá la gloria”, por tal motivo es aconsejable buscar tranquilo refugio sombreado y a ser posible ambientado por brisas refrescantes, donde y a manera de retiro un tanto cenobial, entregarse al dolce far niente de no preocuparse demasiado por las cosas viendo pasar la vida como si de un documental se tratara. El refugio se encuentra a la orilla del mar, con su pequeña terraza mirando a esta inmensidad azul, con sus placenteras brisas marinas y con el latente movimiento de los sufridos bañistas en la playa que, bajo un sol implacable y demoledor, tuestan sus cuerpos por ambos lados, como si de carne asada a la piedra se tratara. La indolencia nos envuelve y es llegado el momento de obviar la televisión, lecturas que tanto perjudican a los gasta- dos y añosos ojos y esas conversaciones banales de cuyas “palabras inútiles hay que dar cuenta a Dios”, según aseveración ¿bíblica?. Y así dejar pasar el tiempo casi sin moverse, gozando de la pura tranquilidad, y no pensar en nada concreto si no fuese en esa palabreja del crucigrama a resolver, única actividad pensante, para volver de nuevo, y tras tomar the tea of the twelve o’clock y con pastas, al pasmo interior donde el pensamiento anda enredado entre los distintos azules del mar y del cielo. Espontáneamente este ambiente relajado, de tranquilidad absoluta, queda alterado por el insistente sonido del teléfono abandonado entre el revuelto de objetos sobre la mesa, reclamando perentoria atención. Coger el auricular. y decir: ¿diga?, y tras la benevolencia producido al escuchar una voz amiga, sentir un desasosiego ante una posible alteración de las normas de inactividad establecidas. Se nos ruega trabajar, romper la monotonía placentera del ocio en estas mañanas estivales tan calurosas para realizar un texto con motivo de una importante celebración conmemorativa, en un corto plazo de tiempo y para publicar en el semanario Valle de Elda. La primera reacción es negativa, pero luego ya se sabe, la conciencia, aunque relegada en el armario de los objetos obviados, hace su aparición espontáneamente reclamando atenciones que, tras repetidos reproches termina diciendo: “Piensa que tú puedes ser el único testigo presencial de un acontecimiento ocurrido hace ochenta años”. Esta recomendación me hace meditar un tanto, pensando en el pro y en el contra de la cuestión. Pro: interesante momento histórico presenciado directamente por el que este escrito suscribe, a la edad de nueve años, el cual sería interesante dejar constancia de una vivencia ocurrida ya tanto tiempo en un acto tan vinculado al acervo cultural eldense. Contra: al estar residiendo fuera de Elda, carezco de mis archivos donde poder consultar nombres, fechas y demás aditamentos complementarios que adoben el trabajo. Habrá que supeditarse sencillamente al relato escueto de los recuerdos de un niño de nueve años, pues ya se sabe, los recuerdos siempre están ahí, en el cerebro, agazapados en compartimentos estancos a los cuales se puede acceder siempre que se quiera. Así pues, abramos la puerta del recuerdo en cuestión: Este recuerdo nos sitúa en la mañana del día 7 de septiembre del año 1932, en un día perteneciente a las Fiestas Patronales, las únicas fi estas entonces existentes en Elda las cuales arrastraban una fuerte tradición muy vinculada en sus Hace ochenta años Ernesto García Llobregat «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 27 usos y costumbres y amparadas con el apelativo de “Fiestas Cívico-Religiosas”. Eran días añorados durante todo el año, esperados para bodas, bautizos y demás celebraciones y sobre todo para la renovación de vestuario. “Será para septiembre”. se decía como meta prodigiosa de los deseos. La familia adquiría suprema importancia con aquellas interminables comidas donde reinaban las inefables “fassiuras” acompañados en el mejor caso de algún celebrado familiar ausente. Éstos acudían de todas partes del país, de Vigo, de Madrid, de Valencia, de Barcelona, de Sevilla…; incluso de San Petersburgo, como así hacía constar en sus contratos nuestra diva Milagritos Gorgé. Era emocionante transitar por aquellas calles, adornadas con ramajes (tarai del Pantano) y banderitas de papel multicolor, y encontrarse con personas que tuvieron que abandonar su lugar de origen y que volvían durante estos días a sus lares, a sus raíces.Pues bien, aquel día, 7 de septiembre de 1932, los niños que asistíamos al colegio del barrio El Progreso, -lugar donde actualmente está instalado el Museo Arqueológico- fuimos emplazados para formar parte del cortejo acompañante del importante acto a celebrar. Convenientemente alineados y provistos de banderitas tricolores (“encarnao, amarillo y morao”, decíamos) emprendimos el camino hacia la gran plaza recién ordenada en lo que aún era extrarradio. Instalados allí, junto a un monumento de piedra que sostenía una fi gura cubierta con una enorme tela blanca, presenciamos la venida de autoridades y demás invitados importantes que hacían su entrada triunfal acompañados por la banda de música. Hubo discursos, agitar de banderitas tricolores y descorrer la tela de la fi gura tapada, tras la que apareció don Emilio Castelar en bronce, en actitud oratoria, pareciendo arengar con algunos de sus famosos discursos, como mago de la elocuencia, pues no en vano fi gura en este monumento la musa de esta facultad y con los nombres de Demóstenes y Cicerón inscritos en la piedra. Aplausos, vivas y el himno nacional, entonces el himno de Riego, en una concurrida fi esta de saludos y parabienes. De todos aquellos invitados resulta imborrable la fi gura de don Miguel de Unamuno, ilustre personaje de la época al que luego, en la inauguración de las “Escuelas Nuevas”, o de “Castelar”, y actualmente del “Padre Manjón”, tuvimos ocasión de tratar al continuar formando parte de aquel representativo y decorativo grupo escolar. Esto ocurrió ochenta años atrás y, como sumo acontecimiento en su tiempo, también en el nuestro, por lo que era preciso conmemorar tal efeméride. De ahí aquella llamada telefónica recordatoria en una aplastante y calurosa mañana de agosto en la que “era muy hermoso no pensar ni querer”… A pesar del calor abrumador, sin datos de archivo, y en órbita ya casi nonagenaria, hicimos lo que pudimos. VALLE de ELDA 28 L as Fiestas Populares de septiembre del año 1932, en las que se empezaba a deslindar el ámbito civil de las funciones litúrgicas, estuvieron dedicadas a solemnizar el primer centenario del natalicio de Emilio Manuel Castelar y Ripoll (1832-1899) en la liberal ciudad de Cádiz. El núcleo de los actos de homenaje al hijo cordial del pueblo de Elda se reservó para el 7 de septiembre, en el que se conmemoraban los 100 años del nacimiento del descendiente del matrimonio formado por Manuel Castelar y Vañó y Mª Antonia Ripoll y Torregrosa, casados en Alicante en 1814. Si el domingo 9 de febrero de 1930 constituyó una fecha memorable en la historia local, por coincidir en la misma jornada las inauguraciones de la Gota de Leche, la Casa de la Cruz Roja y el Parque de Bomberos, así como la colocación de la primera piedra del Grupo Escolar, no menos grande fue el miércoles 7 de septiembre de 1932 en el que estaba prevista la visita de importantes personalidades y el desarrollo de un apretado programa de actos ofi ciales que, si bien no se cumplió en el orden que dictaba la revista de fi estas, comprendía el descubrimiento del monumento “Elda a Castelar” y la apertura de la nueva plaza, la inauguración de las Escuelas Graduadas de la calle Pablo Iglesias (actual Padre Manjón) y la celebración del certamen literario que se desarrollaría por la noche en el primero de nuestros espacios escénicos, con la actuación como mantenedor del fi lósofo Miguel de Unamuno. Es sabido que la primera piedra del monumento al gran tribuno fue colocada por el presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora, en el transcurso de la visita que efectuó a Elda el 16 de enero de 1932, en tanto que para la inauguración del conjunto ocho meses después, estaba previsto contar con la presencia del ministro de Agricultura, Marcelino Domingo, unido por lazos de amistad con los radical-socialistas eldenses. A última hora, éste no pudo despla- Reconocimiento al estadista y perduración del ideal republicano Fernando Matallana Hervás ¡Pueblo de Elda, pueblo de España! Tenéis entre vuestras manos el barro de la Historia Del discurso de Fernando Valera La Revista Moderna (Mº. de Cultura). Isabel Arce Rico «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 29 C/ Reyes Católicos, 30 - Tel. 965 05 67 00 ELDA casadelasmedias@gmail.com CORSETERÍA TALLAS ESPECIALES Les desea Felices Fiestas Mayores Copas desde la A a la K zarse, aduciendo razones políticas y tareas parlamentarias ( el puesto de trabajo ), y envió a Elda ( el puesto de la emoción ) como sustituto y en representación del Gobierno al director general de Agricultura, Fernando Valera Aparicio, quien, a su vez, vino acompañado del director general de Prisiones, Vicente Sol Sánchez (crevillentino que había residido en Elda durante su infancia), José Ballester Gozalvo (diputado por Toledo y admirador de Castelar) y el dibujante Luis Bagaría que años atrás había visitado la ciudad. Unamuno, por su parte, hizo el viaje en ferroca- rril, partiendo de Madrid el día anterior. Por otro lado, se invitó a una notable delegación capitalina y provincial encabezada por el alcalde de Alicante, Lorenzo Carbonell, el gobernador civil, José Echeverría, el presidente de la Diputación Provincial, Franklin Albricias, el diputado a Cortes por esta provincia César Oarrichena, y el director del diario El Luchador , Álvaro Botella. Por último, el Consistorio eldense acordó por unanimidad, en sesión del 18 de agosto de aquel año, cursar invitación al Ayuntamiento de Cádiz que no envió representante alguno. El Consistorio gaditano había preparado para esa misma jornada un completo programa de festejos en honor a su ilustre hijo que incluía desde una alocución del alcalde al vecindario hasta una procesión cívica, concentración de niños con banderitas nacionales, reparto de pucheros, desfi le militar y el desvelamiento de una placa conmemorativa en la base del monumento, frente a la casa en que nació el insigne orador, ofrecida por el Cuerpo Consular acreditado en la ciudad, formado por veinte países. Elda tampoco envió delegado alguno a estos actos. La llegada Los enviados del Gobierno salieron de Madrid, en dos automóviles, a las seis de la mañana y llegaron a Villena a las 13,30 horas, donde habían acudido a recibirles los enviados de la Comisión del monumento. Descansaron unos minutos y prosiguieron viaje hasta Elda donde les esperaban la corporación municipal, las autoridades provinciales y el pueblo en la calle. Una vez aquí se dirigieron al Cine Cervantes en el que se había dispuesto un banquete para 200 comensales, servido por el restaurante alicantino Diana. La sala, que ya lucía las pinturas mitológicas de grandes dimensiones realizadas por el joven Gabriel Poveda, fue adornada para la ocasión y se contó con la banda de música, dispuesta en el vestíbulo, para la interpretación del himno nacional y amenizar el almuerzo. En la mesa presidencial estaban todas las autoridades mencionadas a las que se sumaron Miguel de Unamuno, Ángel Vera Coronel, el juez de primera instancia de Monóvar y el director de El Luchador . En nombre del grupo impulsor del monu VALLE de ELDA 30 mento y en representación del municipio, se dirigió a los comensales José Capilla Beltrán para explicar las razones del homenaje al gran estadista y agradecer la presencia de personas tan distinguidas en el acto. Tras los aplausos a Capilla, los invitados pidieron insistentemente que tomara la palabra Vicente Sol. Éste se levantó y, en un improvisado y emotivo discurso, empezó recordando los años que vivió en Elda donde se había formado en un ofi cio manual y en los ideales democráticos; recordó a los propagadores del pensamiento republicano en la ciudad y se ofreció a colaborar en el progreso de Elda porque en el ambiente de aquí se había forjado “en la lucha del cuerpo y del espíritu ”. En la Plaza Castelar Al término del almuerzo, los representantes institucionales y políticos, acompañados de numeroso público, se dirigieron al lugar donde se había emplazado la estatua –en una zona de expansión urbana que estaba ejecutando la Sociedad de Casas Baratas El Progreso– para proceder a su descubrimiento. Una vez allí, en primer lugar, se dio lectura al acta de entrega del conjunto al pueblo de Elda por parte de la Comisión ejecutiva que venía trabajando en el proyecto, con denodado esfuerzo, durante más de seis años. Del acta se levantó escritura pública ante el notario de Monóvar, Martín Perea Martínez. El presidente ejecutivo de la Comisión del Monumento de Elda a Castelar, Sebastián Rosas del Bosque, hizo donación al alcalde, Aquilino Bañón Sáez, del pedestal y la escultura realizados según el proyecto encargado a Florentino del Pilar (19051980), donde la construcción del basamento había corrido a cargo del marmolista José Sogorb, según quedó grabado en el lateral Este, con la ejecución material del maestro de obras José Albert (“El Romanero”) y sus albañiles. Actuaron como testigos Miguel de Unamuno, Vicente Sol Sánchez, Luis Bagaría Bou, José Echevarría Novoa, José Ballester y Lorenzo Carbonell, en presencia también del artista F. del Pilar. Con ello la comisión pro-monumento daba por concluida su tarea, una vez alcanzado el objetivo, aunque quedaba para la noche el desarrollo de la velada literaria promovida por el mismo grupo. Seguidamente hizo uso de la palabra Ángel Vera Coronel para presentar a Fernando Valera, de origen extremeño, educado en Valencia y diputado por esta circunscripción, “ leader republicano de las provincias españolas; en particular, de la región levantina ” que había sido expresamente enviado por el Gobierno para asistir al evento. El director general de Agricultura pronunció un encendido y apasionado discurso,interrumpido por los aplausos constantes– a los ciudadanos de Elda, “ un pueblo todo pasión, entusiasmo y amor a la libertad ”, en el que estableció un continuo paralelismo entre la República del 73 llena de gloria, cuyo desenlace contó Castelar, y la del 31 que ahora se abría camino con su recién estrenada Constitución. A juicio del orador, Castelar representaba la palabra por excelencia y, por tanto, el pensamiento, el lugar donde se desarrolla la inteligencia del espíritu, la libertad, la democracia y el ideal republicano. Ambas repúblicas eran hijas de la palabra; la anterior de la palabra pronunciada en las Cortes, la actual de la palabra salida de los comicios municipales: “ Y dijo el pueblo: Hágase la República, y la Republica se hizo. Y el pueblo se recreó en la bondad de la República ”. Consideraba al homenajeado un forjador de pueblos, un hombre que supo aunar la fi losofía, los conocimientos históricos y la política, dotado con la “ habilidad de transformar los principios en realidad práctica de la vida, y por eso Castelar como ningún otro de los grandes republicanos españoles, fue el político” . Abierto a las corrientes internacionales y mirando a Europa, entendió que la actuación política de la Primera República debía ser, ante todo, ritmo, velocidad “ para poder encarnar con acierto y seguridad los principios del entendimiento en la realidad práctica ”. Frente a quienes querían enlentecer el proceso y frente a otros que pretendían acelerarlo hasta llegar a una situación ingobernable, don Emilio representaba, en aquel régimen de soñadores, la mesura “ la realidad del ritmo, el concepto de la adecuada velocidad que debió haber llevado aquella República ”. Además, en opinión de Valera, don Emilio fue el adalid de la libertad de conciencia, del laicismo del Estado (separación Iglesia-Estado), de la «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 31 soberanía popular y de la democracia expresada a través del sufragio, credo político que guiaba la actividad del Gobierno para todos aquellos que se considerasen buenos discípulos de Castelar y buenos ciudadanos de la República. En las Escuelas Nuevas Terminada su alocución con una larga ovación, las comisiones e invitados se encaminaron desde la plaza que se acaba de inaugurar hacia la calle que entonces se llamaba Pablo Iglesias (anteriormente, Avenida de los Entusiastas actual Padre Manjón) para proceder a la inauguración de las Escuelas Graduadas de seis secciones para cada sexo, cuya creación se había puesto en marcha en el periodo dictatorial. En un salón de actos abarrotado que, como se recordará estaba situado en la parte central de la primera planta, sirviendo de unión entre los pabellones de niños y niñas y donde más de 50 años estuviera instalada provisional- mente la Biblioteca Municipal, hicieron su entrada los señores Unamuno, Valera, Sol y Ballester, quienes fueron largamente aplaudidos. Junto a la tribuna de oradores se colocaron dos grupos de escolares. El primero en tomar la palabra, como anfi trión, fue el maestro don José Tomás Sánchez, quien elogió la política educativa desarollada por la República en año y medio; el ideal de escuela, la mejora y progreso cultural del país y la creación de centros docentes en todos los municipios fueron algunas de sus aportaciones. En este punto, se detuvo a detallar las escuelas creadas en Elda: Estación, Progreso, Fraternidad, Hospital y la que se estaba inaugurando en ese momento. Don José Tomás, dirigiéndose al público infantil, puso como modelo de capacidad, inteligencia y superación a los cuatro parlamentarios que compartían estrado, ejemplo del apoyo intelectual que buscaba el régimen del 14 de Abril. El pedagogo José Ballester Gozalvo, exalcalde de Toledo, intervino, a continuación, para resaltar el ansia del pueblo por disponer de una nueva escuela, edifi cio y maestros que la dirigieran, pero confesó que le hubiera gustado verla viva, “ verla trabajando, verla en plena actividad educadora ”, a u n que estaba seguro que pronto así sería. Subrayó la feliz coincidencia de la inauguración del colegio el mismo día del monumento a Castelar y señaló que la escuela debía ser “ amorosa como la madre, próvida como la providencia, santa como la Iglesia ” e inculcar a los alumnos y alumnas ideales como el amor a la humanidad y a la paz; valores de oposición a la tiranía y al imperialismo y rebeldía frente a las injusticias. Ejemplo de rebelde era Miguel Desea al pueblo de Elda unas Felices Fiestas Mayores 2012 VALLE de ELDA 32 de Unamuno, allí presente, que en 1923 había levantado su voz contra el rey y el dictador, actitud que en su opinión “fue el eje sobre el que giró el movimiento liberador que nos ha traído la República ”. Para fi nalizar, se dirigió a los maestros y maestras para recordarles la necesidad de tener una escuela aconfesional. El artículo 3º del texto constitucional de 1931 manifestaba que el Estado no tenía religión ofi cial y que fueran las que fuesen sus convicciones personales en esta materia, no debían exponerlas en clase, tampoco era aconsejable tratar de infl uir en la orientación religiosa de sus alumnos, para que estos “ con su corazón y su inteligencia elijan las creencias que llenen su alma ”. Por fi n, les animaba a poner el corazón por encima de los rencores, en aras a la tolerancia para ser “ dignos maestros de la República Española ”. Al terminar el diputado por Toledo, se puso en pie el varias veces rector de la Universidad de Salamanca y la ovación al primero continuó con los aplausos al segundo. Don Miguel dijo que no pensaba intervenir en este acto, sino reservarse para la noche; sin embargo, al ver a los niños y niñas sentados en el espacio delantero del salón, recordó su infancia. En sus tiempos de niño había dos tipos de centros: las escuelas de balde para pobres y los colegios para niños de familias pudientes. Contra esto, el ideario republicano impulsaba la construcción de escuelas por todas partes, donde convivieran niños pobres y ricos con el fi n de acabar con los casinos y los señoritos; esta escuela nueva será la verdadera Casa del Pueblo: “ No hay más Casa del Pueblo que ésta ”. La esta literaria A las once de la noche comenzó en el Teatro Castelar, con un escenario lujosamente decorado por Gastón Castelló, el Certamen Literario Homenaje a Castelar, convocado a principios de agosto, con doce apartados, en los que se contemplaban seis temas poéticos y otros tantos en prosa (ensayo, periodismo e historia). El presidente de la subcomisión organizadora del concurso fue el abogado Antonio Gonzálvez Vera, exdirector de Idella . Como en las habituales bases de este tipo de concursos, se exigía que los trabajos fuesen inéditos, escritos a máquina en cuartillas por una sola cara, sin fi rma ni seudónimo, con un lema al frente. El plazo límite de admisión, ante el secretario, se fi jó en el 25 de agosto. Al hacer su aparición en solitario Miguel de Unamuno, a quien el cartel anunciaba como mantenedor de la fi esta, mientras sonaba el himno nacional, recibió un prolongado aplauso. Acogida que se continuó con la presencia de los representantes del Gobierno, los señores Valera, Sol y Ballester, así como las autoridades locales y provinciales y el jurado califi cador de los trabajos. El tribunal había emitido su fallo el 2 de septiembre, resultando ganadores en cada uno de los capítulos propuestos, según el orden de la convocatoria: Miguel de Castro (Madrid), Lorenzo Guardiola (Jumilla), Luis Salles (Toledo de Alcaraz), José Pelliso (Valencia), Ángel Pascual, (Alicante) D.F. Fernández (Vigo), Enrique Llorens (Elda), Antonio Marín (Villena), Eloy Catalán, en dos apartados (Elda), Francisco Caballero (Ciudad Real) y Juan Estevan (Elda). Los autores premiados, o sus representantes, fueron subiendo al escenario, uno tras otro, acompañado cada uno de ellos de una señorita vestida de blanco que representaba cada una de las doce horas (al igual que en las fi estas de la poesía de 1920 y 1930 se había hecho con las nueve musas). Las doce jóvenes seleccionadas fueron: Isabelita Gonzálvez Práxedes Llorens Hortensia Maestre Armonía Gil Pascualita Medina Marita Ruiz Paulita Poveda Anita Herrero Merceditas Beltrán Pilarcita Romero Pilarcita Guarinos y Pepita Gras Fernando Valera, que había sido alumno en Salamanca del autor de San Manuel Bueno, mártir , pronunció un largo discurso de presentación de su maestro en el que pretendió, al estilo de San Juan de la Cruz, dar a conocer al público el Unamuno que él conocía y sentía, junto con aspectos del pensamiento unamuniano que fue desgranando, tales como el rebelde contra el despotismo, el poeta duro y verdadero, el patriota que enriquecía la nación con su esfuerzo y sacrifi cio; el fi lósofo, la forja del alma, el Unamuno religioso marcado por el sentimiento trágico de la vida, preocupado por lo divino, por lo trascendente, por el amor y la muerte y por una eternidad cargada de creación. De nuevo las salvas de aplausos volvieron a resonar en la sala, en este caso como recompensa a la intervención «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 33 de Fernando Valera, mientras D. Miguel se aprestaba con un ejemplar en las manos de Recuerdos de Elda o Las fi estas de mi pueblo, de Emilio Castelar, a pronunciar su discurso y los espectadores entusiasmados redoblaban la ovación. Unamuno, que había estado en Alhama de Aragón en la dedicatoria de otro monumento a Nicolás Salmerón, tercer presidente de la I República, se presentó plenamente identifi cado con Castelar, confundido con él, haciendo suyas las palabras y el pensamiento del homenajeado, aunque, en alguna ocasión, también se distanció de sus opiniones, y para ello realizó sucesivos comentarios a los Recuerdos de Elda… , donde fue alternando la lectura de fragmentos escogidos con glosas; un vuelo lírico en torno a la vida, la obra, los viajes, el pensamiento y las añoranzas castelarianas. Dijo que cuando Castelar escribió este opúsculo memorístico “ no llevaba solo recuerdos de la infancia, recuerdos de esta Elda donde se crió; llevaba recuerdos de antes de haber nacido, llevaba recuerdos de generaciones pasadas, llevaba acaso el peso de toda una eternidad ”. Del mismo modo que había ocurrido en el acto de apertura del Grupo Escolar, el catedrático experimentó un fl ashback “ porque a mi edad la infancia viene mucho más pronto y nos sale del corazón aquello que nos justifi ca ” y se remontó al sitio y bombardeo de Bilbao por los carlistas –cuando él contaba 9 años— mientras, en Madrid, la experiencia republicana agonizaba a manos del general Pavía. Destacó en esos días la entereza del presidente dimisionario quien, en vez de mantenerse en el poder con el respaldo del Cuerpo de Artillería, prefi rió retirarse al carecer de mayoría parlamentaria. Igualmente elogió su conducta durante la Restauración y la Regencia por abstenerse de conspirar con militares para la vuelta a la República y, en cam- Miguel de UnanumoMiguel de Unanumo VALLE de ELDA 34 bio, emprender una campaña en favor del sufragio universal y el encauzamiento político del pueblo a través del posibilismo.Cuando Castelar dice “ muy felices los que nunca salisteis de ese nido ”, referido al pueblo de su niñez, Unamuno, que había pasado la mayor parte de su vida fuera de Vascongadas, manifi esta que no conoció “ la felicidad de los que se quedaron en casa ”. Destacó el amor de don Emilio por su país, un amor físico y sensorial, pagano y cristiano, que le impelía a recorrerlo constantemente, “ porque gustaba de comer bien y abundante y se recreaba en los frutos de toda España ”. Reconoce que era uno de los hombres que mejor conocían la piel de toro y él, que también había viajado mucho por España, había encontrado recuerdos de Castelar en algún álbum de Castilla. En el pasaje en que Castelar habla de las fi estas de Moros y Cristianos es aprovechado por el fi lósofo para ponderar la fuerza de la tradición, porque sin ésta no hay progreso y en la tendencia humana a dilatar los recuerdos, conforme pasan los años, a medida que quedan escasas expectativas y pocas esperanzas. El peso de la religión en el pensamiento castelariano no deja de ser considerable; fundamentos de la doctrina cristiana como la existencia de Dios, el origen del mundo, el alma, la concepción, la virginidad y la maternidad son analizados e interpretados, a la luz de la razón, de forma no dogmática. A ellos se contrapone el papel del hombre, el duro trabajo de la humanidad a lo largo de la historia para adaptarse a la naturaleza; el aprendizaje, la necesidad de la experimentación, la investigación, la ciencia y la lucha por la vida en una constante idea de progreso. Para terminar su intervención, el ilustre mantenedor propuso la elaboración de una religión a medida del régimen político, “ una religión española, laica, es decir, popular; pagana si queréis, cristiana, pero sobre todo humana y universal ”, prueba evidente de que hasta el más sabio puede desbarrar. Con este delirante broche concluyó sus comentarios y se ponía término al esplendoroso acto cultural. Seguidamen- te, el público y la gente que se había quedado en las puertas, sin poder acceder al teatro, acompañaron a don Miguel y a Fernando Valera a sus respectivos lugares de pernoctación “ aclamándolos y dando vítores a la República durante todo el trayecto ”. Portada de El Luchador (Mº. de Cultura) «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 35 L a fi gura de Emilio Castelar, gran amante de la poesía, ha despertado mucho interés en nuestro municipio como muestran las numerosas publicaciones que tratan sobre sus raíces y vínculos con Elda, así como sobre su personalidad, su tiempo y el análisis de algunas de sus obras más afamadas y queridas por los eldenses. Pero no obstante nunca se ha profundizado en el elemento más destacado que posee la ciudad sobre su fi gura, como es el monumento escultórico, realizado para conmemorar el primer centenario de su nacimiento. La idea de erigir un monumento a nuestro tribuno eldense de adopción, Emilio Castelar, surgió en mayo de 1926, concretamente en una reunión mantenida por la Sociedad de Casas El Progreso, nombrándose en dicho acto a las personas que formarían la Comisión ejecutiva, siendo el presidente Manuel Maestre Gras. “La primera misión realizada por esta comisión ejecutiva, fue la de colocar una artística lápida de bronce en relieve, el 7 de Septiembre de 1926, obra del notable artista de Alicante Sr. Bañuls, en la fachada de la casa que habitó el gran tribuno.” ( Elda-Extraordinario, 6 Septiembre 1932) El 16 de enero de 1932 coloca la primera piedra de la obra el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora, y el 7 de septiembre de ese mismo año tendrá lugar el acto de erec- ción del monumento conmemorativo. La obra, que se alza actualmente a 9,42 m del enlosado de la plaza, fue realizada por el escultor y medallista, Florentino del Pilar Valriberas, nacido en 1906 en Villacastín (Segovia), quien cursó estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid. La fundición de la escultura se realizó en la capital, concretamente en los talleres de los hermanos Codina, talleres aún en activo, y que entre otras han realizado las emblemáticas esculturas de Dª Beatriz Galindo “La Latina” en Madrid, el monumento a Cristóbal Colón en Barcelona o la escultura ecuestre Estudio artístico de una escultura emblemática: Castelar Juan Carlos Valero García «La poesía es la fuerza creadora que reside en el hombre, la manifestación de su íntima naturaleza, la esencia misma del alma encarnada en la forma ingénita de la idea…. como la escultura , graba y esculpe grandes ideas en los espacios» Lucano: 136. VALLE de ELDA 36 del Cid en Burgos, entre otras muchas.Por lo que respecta a los materiales, nuestro monumento se puede segmentar principalmente en dos: piedra de Bateig (base y pedestal) y bronce (escultura y epígrafe central). Asimismo, presenta una estructura compuesta por tres elementos bien diferenciados: una base rectangular a 0,52 m del pavimento, conformada por lajas de piedra local rectangulares y cuadrangulares con unas dimensiones de 4 x 4,40 m, sobre la que descansa un alto prisma rectangular escalonado que cumple la función de pedestal, con la particularidad de que, a medida que aumenta la altura, van disminuyendo las dimensiones del soporte pétreo, creando así un efecto de mayor protagonismo en la escultura del político español, que además se encuentra en ademán de estar tomando la palabra, pronunciando uno de sus afamados discursos. Del pedestal destaca su primer cuerpo de 1,08 m de altura, conservando en el ángulo derecho del frontal delantero la inscripción en hueco-relieve, separada en dos líneas y letras mayúsculas del autor: F. DEL PILAR; ESCULTOR; mientras en el ángulo izquierdo del frontal trasero, con las mismas características que la anterior, encontramos: J.SOGORB; COSTRUCTOR. Cabe decir que esta última personalidad mencionada fue el eldense que realizó el pedestal pétreo, y que po- seía un taller de mármoles en la calle Antonio Maura, nº 31. Otra de las inscripciones se sitúa en la parte baja central, realizada en un medio-relieve con mayúsculas estructuradas en siete líneas, y enmarcadas en una lápida conmemorativa: EN; EL PRIMER; CENTENARIO; DE; SU NATALIDAD; 7 DE SEPTIEMBRE; 1932. A continuación aparecen tres escalones rematados por biseles cóncavos, que ven disminuir progresivamente sus dimensiones tanto a lo ancho como a lo alto, y que dan paso a un segundo cuerpo rectangular que alberga en relieve las escenas animadas de la redención de la esclavitud en la parte derecha y la efi gie del trabajo en la izquierda, y el escudo de la ciudad en su parte frontal, destacando en este la ausencia de la corona real y la fl or de lis (emblema de la Casa de Borbón) por el periodo histórico en el que se realizó. En un tercer tramo prismático con una franja de motivos vegetales a izquierda y derecha, destaca la dedicatoria consistente en el epígrafe más visible de la obra, con letras mayúsculas realizadas en bronce macizo y dividido en tres líneas con la inscripción: “ELDA; A; CASTELAR”. La parte trasera alberga una escultura en bulto redondo que arranca en la base del pedestal, con 1,64 m de altura. De aspecto hierático, representa a la musa Calíope, (elocuencia y poesía épica) sobre una basa rectangular de 9 cm. Estimada como patrona de la oratoria, va vestida con un peplos -túnica griega clásica- e himatión -manto-, portando en su mano derecha una corona fl oral y el símbolo del rayo, mientras su costado izquierdo se asocia a un pequeño altar rectangular de 0,70 m. sobre el que cae parte del manto y apoya su mano izquierda. Aparecen en dicho altar grabados los nombres en mayúsculas y doble línea de: DEMÓSTENES; CICERON (dos grandes oradores de la Antigüedad clásica), así como el caduceo, símbolo del Dios Mercurio (mensajero de los dioses). Curiosamente, el patrón del pedestal troncocónico -disminuyendo sus dimensiones de la base del zócalo hacia la parte superior- será frecuente en otras obras donde participa la mano de Vicente Bañuls, aunque no sea él quien las realice. Así, se puede observar en las esculturas alicantinas dedicadas a José Canalejas y Eleuterio Maisonnave, y en Novelda al marino ilustrado Jorge Juan. Volviendo a nuestra escultura, cabe decir que está realizada con la técnica de la “cera perdida” y se compone de dos piezas: una base rectangular de unos 0,15 m donde se puede apreciar en la parte izquierda del político la inscripción incisa: “F. del Pilar -1932”, acreditando con ello la autoría de la obra –a pesar de que persisten ciertas dudas sobre si recayó directamente sobre él este encargo o bien fue una segunda opción, aunque este asunto deberá ser tratado con mayor rigor y extensión en futuras publicaciones más especializadas–. La segunda es la escultura en sí, con 2,15 m de altura: la pierna derecha ligeramente adelantada y el brazo en alto con la palma abierta y extendida hacia arriba, porta Castelar la levita decimonónica y sostiene un libro sobre su costado izquierdo, que representa su profusión como escritor con una amplia y variada obra literaria. En el lateral izquierdo del monumento y de forma aisla- Gran Avenida, 18 03600 ELDA (Alicante) Teléfono/Fax: 965 39 49 04 imax@imaxopticos.es www.imaxopticos.es «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 37 da, se ubica en piedra rojiza un texto inciso, conmemorativo del centenario de su muerte y restauración del monumento en 1999 por la Escuela Taller de Elda. De Florentino del Pilar, cabe destacar que su obra se centró en la producción de medallas principalmente, siendo algunas de sus más loables las de los retratos de El Greco, la reina Isabel la Católica, y la del erudito Andrés Laguna en conmemoración del IV Centenario de su muerte en 1959, siendo escasa la escultura, donde destaca: una lápida en medio relieve con el busto de Fray Antonio de Villacastín -aparejador de las obras de El Escorial- ubicada en Villacastín y realizada en 1944 junto a un retrato de Antonio de Zozaya. De sus méritos destaca el Premio especial obtenido en la Exposición Internacional de Medallas de Madrid en el año 1951, y su participación en la exposición “La medalla española actual”, celebrada en París en 1964. Su obra se enmarcaría dentro del estilo Art-decó -que se desarrolló en España desde 1920 hasta 1936-, sin mante- nerse demasiado sumida a todas sus normas pero sí respetando sus preceptos esenciales, a saber: -Predominio de la geometría, sobre todo el cubo, la esfera y la línea recta. -Terminación con remates acabados escalonadamente (en arquitectura). -Uso de la efi gie humana, fi gurando gimnastas y obreros vestidos con ropajes de época. -Un carácter que es clásico, simétrico y rectilíneo. Este estilo será el principal resultado de las infl uencias de las vanguardias artísticas de principios del siglo XX: cubismo, constructivismo y futurismo (abstracción-distorsión y simplifi cación) del racionalismo de la Bauhaus y el modernismo, junto a detalles procedentes de culturas tribales de África y Oriente. El Art-decó estará bien representado en toda la Comunidad Valenciana, vinculándose a las ciudades industriales y a la riqueza que estas generaban. Castelar fue el último de los cuatro presidentes que tuvo la I República española, manteniéndola desde el 7 de septiembre de 1873 hasta el 2 de enero de 1874. Gran amante de todas las expresiones artísticas, además de excelente conocedor de la historia del arte y la literatura -que él prefería llamar poesía-, será un ejemplo de persona coherente, culta y tolerante, justa y merecedora del espacio que ocupa actualmente en una de las plazas públicas mas destacadas de la ciudad. VALLE de ELDA 38 I nvitado a participar en el dossier conmemorativo que Valle de Elda, publica con motivo del 80 aniversario de erigirse el monumento a Emilio Castelar, e imaginando que la mayoría de colaboradores versarán sus trabajos sobre aspectos de calado político, historicista o literario, todos ellos con la intención de poner de manifi esto la importancia de la vida y obra del homenajeado, he querido dirigir mi atención a otro aspecto que, aunque no está vinculado con la actuación de Don Emilio, si trata del afecto y el cariño que el pueblo eldense profesa a su memoria. Por otra parte, y observando que la cotidianeidad de las cosas, junto al tiempo transcurrido provocan el olvido en la memoria colectiva, creo en la oportunidad de un trabajo que recuerde a los más jóvenes y al público en general, quién era ese señor al que Elda dedica, dándole su nombre, una plaza, un teatro y algunos otros vestigios que forman parte del paisaje urbano. De ascendencia alicantina por nacimiento de sus padres y hermana, accidentalmente Emilio Castelar nace en Cádiz en el año 1832, avatares políticos llevarán al desmembramiento de la familia. Desaparecido el padre en circunstancias nunca aclaradas, será la madre quien junto a los dos hijos se traslade fi nalmente hasta Elda, donde residían unos familiares que les acogieron. La infancia del niño Castelar transcurre entre Elda, Sax y Petrer, conformando de este modo los recuerdos de su infancia, hasta que se ve obligado a continuar estudios lejos del valle. Cursa Derecho y Filosofía en la Universidad de Madrid, licenciándose en Derecho a los veinte años e hizo el doctorado un año más tarde (1853–1854), obteniendo una cátedra de Historia fi losófi ca y Crítica de España. Al terminar su formación se dedica de lleno a la política, enfocada a través del periodismo, llegando a ser nombrado presidente de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, colabora en varios periódicos como El Tribuno del Pueblo, La Soberanía Nacional y La Discusión hasta fundar el suyo propio en 1864: La Democracia. Reconocido como un orador excepcional y un defensor a ultranza de la libertad y la democracia, luchó contra el régimen de Isabel II, llegando a criticar directamente la conducta de la reina. Historiador, escritor, pensador y orador de gran calado, la altura de su obra ha sido y es objeto de estudio y de la más alta consideración. La concepción demócrata-liberal que propugnaba, opuesta a la tendencia más socializante de Pi y Margall le llevó a ocupar durante cuatro meses el cargo de cuarto Presidente de la I República. Por todo lo antedicho, y a pesar de los pocos años que vivió Castelar en el Valle, no es de extrañar que la sociedad eldense de la época se viese infl uenciada por la estela que irradiaba su fi gura, reconociendo con ello y al margen de ideologías, la distinción de prócer que tenía su persona. Todo esto unido al nacimiento y momento de auge que vive la industria del calzado y con ella la economía de la entonces villa, permite la emergencia local de una clase burguesa acomodada, que hará suyas las ideas de D. Emilio. Como homenaje a su trayectoria, el Ayuntamiento en 1870, da su nombre a la antigua calle de San Roque, permaneciendo con esta titularidad hasta 1925. En las postrimerías de su vida, en mayo de 1898 a la edad de 65 años, Castelar cansado y Castelar en el nomenclátor eldense Juan Vera Gil «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 39 enfermo, visita por última vez Elda camino de San Pedro del Pinatar, en donde fallece un año más tarde. Aquella visita no deja indiferente a la sociedad eldense y poco más tarde, en 1901, a raíz de ganar la banda de música local un certamen en Alicante, se constituye una asociación cultural, con el ánimo de crear un teatro estable que permitie- se fomentar las artes y la cultura en Elda. Bajo la titularidad de Sociedad Recreativa Teatro Castelar, el 11 de septiembre de 1904 se inauguraba el establecimiento que, tras varias transformaciones en el tiempo, hoy conocemos y que sigue cumpliendo el cometido para el que fue creado. En 1926 desde la Sociedad de Casas El Progreso se constituye una comisión con el ánimo de impulsar la creación de un monumento en recuerdo a la memoria del político. La primera de las acciones reivindicativas que esta comisión lleva a cabo es la instalación de una placa de bronce en la fachada de la casa que habitó Castelar en Elda junto a su familia. Esta inauguración, no exenta de polémica por la prohibición de que fue objeto por parte de la autoridad gubernativa, abriría la vía para concienciar a la población sobre la necesidad de reconocer públicamente la contribución del fi lósofo y político al desarrollo de la sociedad española. Desde aquel momento y como si de una cuenta atrás se tratara, comienzan las propuestas para la consecución del monumento, dando un gran impulso a la idea la propuesta lanzada en 1928 desde el semanario Idella, a favor de crear una gran plaza o un bulevar que sirviese de marco ciudadano al monumento en cuestión. Las sugerencias a favor y en contra se mantuvieron durante varios meses, hasta que el diario optó por zanjar la cuestión, no sin antes haber conseguido inculcar en la población el interés por el tema. El resultado fue que, el 11 de febrero de 1931, el último Ayuntamiento monárquico, presidido por Joaquín Coronel Rico aprobaba una gran zona ajardinada que en el futuro llevaría el nombre de Castelar. Posiblemente impulsado por la instauración de la II República, el antiguo proyecto se convirtió en realidad en enero de 1932, poniéndose la primera piedra del monumento en el centro de aque- lla plaza. Meses más tarde, el 7 de septiembre de 1932, al cumplirse el centenario de su nacimiento, se inauguraba la ansiada escultura con la presencia de un buen número de personalidades de la política y cultura nacional. No sería este el único homenaje tributado a Castelar en Elda, pues aquel Distribuidor de: CERVEZAS, AGUAS MINERALES, REFRESCOS y demás productos de HOSTELERÍA Refresca lo que otras ya quisieran Felices Fiestas Mayores 2012 CRUZCAMPO recomienda el consumo responsable VALLE de ELDA 40 mismo día se inauguraba un grupo escolar por el que se llevaba largos años luchando en la ciudad. El centro educativo pasaría también a llevar su nombre, perdurando así hasta 1940, cuando recién acabada la Guerra Civil, defi nitivamente perdería esa denominación.Con motivo del mencionado centenario, en la misma fecha del 7 de septiembre, con el nombre del insigne Castelar se celebró un certamen literario presidido por D. Miguel de Unamuno, en el que se otorgó a los ganadores un valioso trofeo de bronce donado por el presidente de la República, D. Niceto Alcalá-Zamora. También en la posguerra la Plaza Castelar pierde este nombre, aunque popularmente siempre se mantuvo, hasta volver a recuperarlo defi nitiva y ofi cialmente años más tarde. Tras aquellas iniciativas, los homenajes a la memoria de Castelar se fueron dilatando en el tiempo, hasta que en 1978 y con la creación en la ciudad de un buen número de colegios que completasen la demanda educativa, uno de aquellos centros situados en la zona sur de la ciudad, pasa a denominarse Colegio Público “Emilio Castelar”. No serían muchos los años que permaneciese activo este centro, pues dado el estancamiento que sufre la demografía local en los años 90, no sin cierta polémica acaba desapareciendo, cediendo paso el solar en el que se ubicaba al Pabellón Polideportivo Ciudad de Elda-Florentino Ibáñez. Transitoriamente se da su nombre a un instituto de secundaria que, durante algunos años pasa a denominarse TorretaCastelar, hasta su asentamiento defi nitivo junto a la Avenida de Ronda, momento en el que defi nitivamente desaparece el nombre del político-literato. Sin embargo, el cierre y desaparición del centro educativo no supone la erradicación total de sus vestigios, pues el archivo documental correspondiente se guarda en el Centro de Primaria Pintor Sorolla, no muy lejos del espacio geográfi co que ocupó el colegio durante sus años operativos. Ajeno a Elda, pero especialmente reseñable por su importancia y reconocimiento del personaje que nos ocupa sería el Premio Emilio Castelar a la Defensa de las Libertades y el Progreso de los Pueblos, iniciativa de carácter anual nacida en Sevilla en 2004, que tiene como objetivo reconocer el trabajo de personas instituciones y colectivos a favor de un crecimiento social igualitario, justo y libre. Al margen de estas iniciativas, pocas propuestas más han tenido solvencia bajo el nombre Castelar en nuestra ciudad, sin embargo y aunque para las nuevas generaciones, su fi gura es tan desconocida como cotidiano y enraizado su nombre, no estaría de más que los responsables culturales intentasen reivindicar, divulgar y facilitar el estudio de su vida y trabajo, cumpliendo con ello justo reconocimiento a la grandeza del pensamiento y obra de uno de los más grandes nombre de la cultura occidental. C/ Jardines, 1 - Teléfono 965 38 30 23 (Alicante) Les desea unas Felices Fiestas Mayores 2012 Centro Escolar Emilio Castelar ya desaparecido «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 41 E l 7 de septiembre de 1932 se inauguraba el monumento que Elda dedicó a su hijo afectivo Emilio Castelar y Ripoll (1832-1899), quien vivió un indeterminado número de años de su infancia y adoles- cencia (comprendidos, de forma amplia, entre 1835 y 1848) en esta villa. Evidentemente, no se trataba del primer jalón urbano, ya fuera busto, estatua o lápida instalada en su honor. Fueron muchos los munici-pios que, cuando se produjo el fallecimiento del político, rotularon con su nombre calles y avenidas y en algunos lugares, incluso, se constituyeron comisiones para recaudar fondos con los que erigir un monumento, la mayoría de los cuales no se llegaron a construir. Es sabido que en nuestra ciudad ya se descubrió una placa conmemorativa, en septiembre de 1926, en la vivienda de la calle San Roque donde Otros monumentos a Castelar: Cádiz, Madrid y Sevilla El escultor Manuel Echegoyán ultimando el busto de Castelar en Sevilla Monumento a Emilio Castelar en Madrid Monumento a Castelar en Cádiz F. Luis Monumento a Emilio Castelar en Madrid El escultor Manuel Echegoyán ultimando el Monumento a Castelar en Cádiz VALLE de ELDA 42 residió. Pero trascendiendo el marco local, el primer monumento a Emilio Castelar se levantó en Cádiz, su ciudad natal. Allí se había colocado en 1904 una artística lápida en la casa donde vino al mundo, en el número 1 de la Plaza de la Candelaria. En este mismo jardín el ayuntamiento gaditano sufragó un monumento a Castelar, con su fi gura en bronce de 2 metros de altura que fue realizada por el escultor zamorano Eduardo Barrón (1858-1911), sobre peana del arquitecto Cabrera Latorre.El conjunto fue expuesto a la vista pública el 5 de octubre de 1905. Se representa al tribuno en una airosa escultura, dotada de gran dinamismo en la que parece girar a la izquierda, con esta pierna adelantada. Don Emilio levanta el brazo derecho, en actitud de saludar o convocar a la audiencia, y sostiene un fajo de papeles en la mano izquierda, pegada al cuerpo, dispuesto a iniciar un discurso. El artista imagina a Castelar en su madurez, enérgico, calvo, gran mostacho y vientre abultado cubierto con un chaleco abotonado y lazo que da varias vueltas al cuello y descansa sobre el pecho, todo ello bajo la permanente levita. En la parte delantera de la base, una cartela del mismo metal que la estatua reza: “CADIZ A EMILIO CASTELAR. MCMV”. El segundo monumento, por orden cronológico fue el de la glorieta que lleva su nombre (antes, Plaza del Obe- lisco) en el madrileño Paseo de la Castellana, costeado por suscripción nacional e hispanoamericana y con aportaciones de algunas potencias europeas. Su inauguración tuvo lugar, con gran boato, el 6 de julio de 1908. Mariano Benlliure, maestro de la estatuaria urbana, diseñó un complejo monumento que alcanza los 12 m de altura, dotado de un intenso desarrollo narrativo, en el que combinó bronce, mármol y otras piedras. El conjunto se divide en varias escenas o cuadros que, secuencialmente, aluden al trabajo, a los ideales y logros más destacados de la trayectoria política de Castelar, además de la vertiente obvia del homenaje. La escena principal representa al estadista en una intervención parlamentaria, de pie entre dos bancadas, con el brazo derecho en alto y la mano izquierda asida al respaldo del escaño delantero. En la parte inferior derecha, desde el punto de vista del observador, una rendida fi gura femenina semidesnuda en mármol es interpretada como la Elocuencia, la Historia o la Verdad que enlaza con tres personajes de bronce que suben hacia el tribuno: un obrero (el trabajo), un soldado (la fuerza) y un estudiante (el conocimiento). Al otro lado de Castelar, siempre desde la óptica del paseante curioso, ascienden una breve escalinata Cicerón y Demóstenes, labrados en mármol, cumbres de la oratoria y la retórica antiguas con quienes se compara al genio creador castelariano. En la parte posterior del homenajeado, Benlliure incluyó un cañón y un artillero, en bronce; alusión al Cuerpo de Artillería restablecido por Castelar en sus meses de jefe de Estado, que había asumido un papel protagonista en la comisión ejecutiva del monumento; debajo del cuadro militar, dispuso el altorrelieve alusivo a la supresión de la esclavitud en los territorios coloniales españoles con la ruptura de las cadenas y el lema “LEVANTAOS ESCLAVOS PORQUE TENEIS PATRIA”. El monumento se remata con un prisma sobre el que se erigen tres personajes femeninos cogidos de la mano que dan corporeidad a la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, divisa revolucionaria francesa que aparece en un anillo censurado durante la dictadura franquista. El tercer conjunto monumental, previo al de Elda, fue el sito en los Jardines de María Cristina, de Sevilla, integrado por un busto debido al escultor Manuel Echegoyán (19051984) y peana, con unos aires clásicos y austeros. La iniciativa partió del diario El Liberal que, en 1927, encabezó una colecta popular. La base se compone de tres cuerpos prismáticos unidos; el central, un poco más corto y sobresaliente respecto a los otros, es donde va colocado el busto en bronce que representa a Castelar al estilo romano, con toga que cae a ambos lados y pecho descubierto. En la parte inferior, un texto epigráfi co dice: “EL GENIO DE LA PALABRA/EMANCIPÓ LA ESCLAVITUD”. Los módulos laterales están destinados a sendos bajorrelieves en piedra que representan la Historia y la Elocuencia. «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 43 Castelar visto por los escritores “Hombre a quien admira Europa entera; al único representante que queda en pie de la reducida familia de políticos con prestigio universal” (Vicente Blasco Ibáñez) “Vine a vivir desde mis tiernos años en un ambiente donde era un ídolo Emillio Castelar” (Bernardo H errero Ochoa) “Castelar representaba la retórica” (Azorín) “Castelar es una fina, delicada sensibilidad” (Azorín) “Sus facciones estaban flácidas y sus recios bigotes pendían lacios. Siempre, en la cara del gran orador, han descollado los ojos. Grandes, luminosos, con destellos de penetrante inteligencia, esos ojos subyugaban al interlocutor de Castelar” (Azorín) “Desde la cadencia de fray Luis de Granada llegué yo, gradualmente, paso ante paso, a la musicalidad de Castelar” (Azorín) “Castelar fue el último español euro- peo (…), en el sentido de ser conocido, admirado y respetado en Europa entera” (Azorín) “Este andaluz, criado en Levante, apasionado del Mediterráneo, ha sido quien, para el arte, ha ensanchado más el idioma de Cervantes, Lope y Calderón” (Azorín) “Yo creía al visitarle, entrar en la morada de un semidiós (…).Su oratoria tenía del prodigio, del milagro, y creo difícil que se repita dicho fenómeno (…). Castelar era en ese tiempo, sin duda alguna, la más alta figura de España, y su nombre está rodeado de la más completa gloria” (Rubén Darío) “Al leer la correspondencia de Castelar se ve ante todo la facilidad de fuente que había en aquel surtidor de ideas y de cláusulas armoniosas” (Rubén Darío) “C omía con el gusto de un monsignor y con el apetito de un abad” (Rubén Darío) “Sobre el Niágara castelariano, mila grosos iris de América” (Rubén Darío) “Era una voz de la Naturaleza, era un fenómeno singular como el de los grandes señores, o los grandes ejecutantes. Su oratoria tenía del prodigio, del milagro” (Rubén Darío) “Castelar partió al imperio silencioso de lo no sabido, después de haber clarineado su verbo de poeta de las multitudes hacia los cuatro vientos del espíritu” (Rubén Darío) “¡Sé como Castelar, cuyo rotundo verbo aumentó la rotación del mundo!” (Rubén Darío) “¡Triste ocaso! No volveremos a tener colonias. No nacerá otro Castelar” (Benito Pérez Galdós) “Nuestro Castelar querido” (Leopoldo Alas, Clarín) “F rancia saluda en el hombre que desaparece a una de las más nobles figuras de este final de siglo” (La Liberté, 1899) “C astelar era un alicantino injerto en andaluz” (Ginés Alberola) VALLE de ELDA 44 - Anales políticos / por Emilio Castelar. -- Madrid : Librerías de A. de San Martín, [s.a.] 381 p. ; 18 cm. - Un año en París / por Emilio Castelar. -- Madrid : [s.n.], 1875 (Establecimiento Tipográfi co de El Globo) . -- 328 p.; 22 cm. - Artículos de los Sres. D. J. Vale- ra, D. E. Castelar y D. R.B. de la Cueva sobre el cristianismo y el progreso. – [S.l. : s.n.], 1858 (Imp. de Tomás Núñez Amor). – 350 p. ; 20 cm. - Autobiografía y algunos dis- cursos inéditos. -- Madrid : Ángel de San Martín, libreroed., [1900?]. -- CL p. : 1 il. ; 20 cm. - Cartas a un obispo sobre la li- bertad de la Iglesia / por Emilio Castelar. -- Madrid :[s.n.], 1864 (Imp. de La Democracia). -- 59 p. ; 22 cm. - Cartas sobre política europea / por Emilio Castelar. -- Madrid: Librerías de A. de San Martín, 1876. -- 2 vol. (349; 371 p.) ; 19 cm. - Castelar y el parlamentaris- mo decimonónico español : discursos políticos / estudio introductorio y compilación, Agustín Sánchez Andrés. – Madrid : Consejería de Educación y Cultura, [1999]. – 379 p.: il. ; 22 cm. - La civilización en los cinco pri- meros siglos del Cristianismo: lecciones pronunciadas en el Ateneo de Madrid / Emilio Castelar. -- Madrid : Manuel Gómez Marín, 1858-1859. -- 2 v. ; 4º. - La civilización en los cinco pri- meros años del Cristianismo : lecciones pronunciadas en el Ateneo de Madrid / por Emilio Castelar. -- 2ª ed -- Madrid : Librería San Martín, 1865. -- 4 v. (VII, 408; 341, VII; 326; 346 p.); 19 cm . - La civilización en los cinco pri- meros siglos del Cristianismo: lecciones pronunciadas en el Ateneo de Madrid / por Emilio Castelar. – 3ª ed. -- Madrid : A. de San Martín y Agustín Jubera, 1876-1877. -- 5 vol. ; 18 cm. - Colección de discursos políti- cos del eminente orador don Emilio Castelar. -- Valencia : [s.n] , 1880 (Imp. C. Verdejo). --204 p. ; 19 cm - Correspondencia de Emilio Castelar : 1868-1898 : seguida de un apéndice… -- Madrid : Sucesores de Rivadeneyra, 1908. -- VIII, 439 p. ; 25 cm. - Crónica internacional / Emi- lio Castelar ; edición preparada por Dámaso de Lario -- Madrid : Editora Nacional, D.L. 1982. -- 476 p. ; 21 cm -- (Clásicos para una Biblioteca Contemporánea ; 15. Pensamiento) . - La cuestión de Oriente / por Emilio Castelar. -- Madrid : Ofi cinas de la Ilustración Española y Americana, 1876. --326 p. ; 21 cm . - Cuestiones políticas y sociales / por Emilio Castelar. -- Madrid: A. de San Martín : Agustín Jubera, 1870. --3 v. ; 18 cm . - Defensa de la fórmula del pro- greso / por Emilio Castelar .-- Madrid : A. de San Martín [etc.], 1870 (Imp. de Julián Peña). -- 213 p. ; 18 cm. - Discurso de acción de gracias a Cádiz / pronunciado por D. Emilio Castelar la noche del 26 de abril de 1897 en el Casino Gaditano ; Notas taquigráfi cas de La Dinastía ; Fotografías hechas exprofeso en aquella fecha por D. José Reymundo cuyo mayor elogio está considerado en el autógrafo del insigne orador que se publica en otro lugar de este opúscu- lo -- Cádiz : M. Alvarez, 1932. --39 p. : il. ; 4º . - Discurso que Emilio Castelar dijo en el Congreso de los Diputados el 7 de febrero de 1888 -- Madrid : [s.n.], 1888 (Imp. y fundición de Manuel Tello). -- 285 p. ; 23 cm - Discursos parlamentarios / Emilio Castelar ; estudio, notas y comentarios de texto por Carmen Llorca. -- Madrid: Narcea, 1973. -- 337 p ; 18 cm -- (Bitácora : Biblioteca del Estudiante ; 37) . - Discursos parlamentarios de don Emilio Castelar en la Asamblea Constituyente. -- Madrid : A. de San Martín y Agustín Jubera, 1871 (Imp. Julián Peña). -- 3 v. ; 18 cm. - Discursos parlamentarios y políticos en la Restauración / Emilio Castelar. -- Madrid : Angel de San Martín, [18--?]. -- 3 v. ; 18 cm -- (Obras escogidas de D. Emilio Castelar ; 3 ; 4 ; 5). - Discursos políticos de Emilio Castelar dentro y fuera del Parlamento : en los años 1871 a 1873. -- Madrid : Angel de San Martín, [19--?]. -- 2 v. ; 19 cm -- (Obras escogidas de D. Emilio Castelar ; 8, 9). - Discursos y ensayos / Castelar ; selección, prólogo y notas por J. García Mercadal. -- Madrid : Aguilar, D.L. 1964. -- 369 p. ; 20 cm -- (Ensayistas hispánicos). - Discursos políticos y literarios de Emilio Castelar. -- Madrid : [s.n.], 1861 (Imp. de Antonio García). -- 415 p. ; 17 cm. VIAJA MÁS SEGURO REVISANDO TU COCHE SERVICIO RÁPIDO - MECÁNICA - CLIMATIZACIÓN PRE I.T.V. - NEUMÁTICOS Avda. Reina Victoria, 23 - Tel. 965 391 128 03600 ELDA (Alicante) 2741 Les desea unas Felices Fiestas Mayores Bibliografía castelariana. Obras de Emilio Castelar «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 45 - Ensayos literarios / por Emilio Castelar. -- Madrid : Librerías de S. de San Martín, [s.a.] (Imp. de J. García, a cargo de J. Peña). -- 328 p. ; 18 cm. - Ernesto / Emilio Castelar. -- 2ª ed -- Buenos Aires : EspasaCalpe, 1947. -- 245 p. ; 18 cm.- (Colección Austral ; 794) . - Ernesto : (novela de costum- bres) / por Emilio Castelar. -- Madrid : Compañía IberoAmericana de Publicaciones, [ca. 1930]. -- 2 v. : il. ; 19 cm -- (Las cien mejores obras de la literatura española ; 69-70). - Examen crítico de la obra (y de las ideas) de Menéndez Pelayo / Emilio Castelar, Bernardino Martín Mínguez, [Gonzalo Capellán de Miguel, José Luis Ramírez Sádaba]. -- Santander : PUbliCan ; Madrid : Fundación para las Artes, la Creación Literaria y los Sentidos, ECH, D.L. 2010. -- 226 p. ; 21 cm.-- (Biblioteca breve menendezpelayista ; 2). - Estudios históricos sobre la Edad Media y otros fragmentos / por D. Emilio Castelar. -- Madrid : A.de San Martín y Agustín Jubera, 1875. -- 311 p.; 15 cm . - Europa en el último trienio : (historia contemporánea) / por Emilio Castelar. -- Madrid : Ofi cinas de la Ilustración Española y Americana, 1883 (Establecimiento tipográfi co de Sucesores de Rivadeneyra). -- 336 p. ; 22 cm . - La fórmula del progreso / por Emilio Castelar. -- Madrid : J. Casas y Díaz, 1858. -- 143 p. ; 22 cm . - La fórmula del progreso / por Emilio Castelar. -- Madrid : A. de San Agustín [etc.], 1870 (Imp. de Julian Peña). -- VIII, 228 p. ; 18 cm. - La fórmula del progreso / por Emilio Castelar ; edición y estudio preliminar (…) a cargo de José Luis Monereo Pérez. -- Granada : Comares, 2010. -- LVI, 198 p. ; 24 cm. -- (Biblioteca Comares de ciencia jurídica)(Crítica del Derecho. Sección clásicos andaluces ; 3) - Fra Filippo Lippi / Emilio Caste- lar. -- Barcelona : Orbis, 1989 . -- 3 v. ; 18 cm -- (Biblioteca Grandes éxitos. Biblioteca de novela histórica ; 55-57). - Fra Filippo Lippi : novela his- tórica / por Emilio Castelar. -- Barcelona : Emilio Oliver y Compañía, 1877-1879. -- 3 t. en 1 v. (249 p., [7] h. de lám.; 289 p., [3] h. de lám.; 333 p., [5] h. de lám.) : il. col. ; 27 cm. - Galería histórica de mujeres célebres / por Emilio Castelar. -- Madrid : [s.n.], 1886-1889 (Estab. Tipográfi co de Álvarez Hermanos). -- 8 v. (318 p., [1] h. de lám.; 408 p.; 398 p.; 399 p.; 413 p.; 411 p.; 392 p.; 398 p.); 21 cm . - Las guerras de América y Egip- to : historia contemporánea / por Emilio Castelar. -- Madrid : Ofi cinas de la Ilustración Española y Americana, 1883. -- 322 p. ; 21 cm . - La hermana de la caridad / por Emilio Castelar. -- 2ª ed. -- Madrid : [s.n.], 1862 (Imprenta de J. A. García). - Historia de Europa : desde la Revolución Francesa hasta nuestros días / por Emilio Castelar ; continuada bajo la dirección de Manuel Sales Ferré. -- Madrid : Felipe González Rojas, editor, 1895-1901. -- 6 v.: il., lám. ; 34 cm . VALLE de ELDA 46 - Historia de la revolución fran-cesa : un prólogo a Thiers / Emilio Castelar ; prólogo de Francisco Villacorta Baños .-- Pamplona : Urgoiti, [2009]. -- CXXVIII, 300 p. ; 20 cm .-- ( Historiadores ; 10 ). -- Bibliografía: p. CXXVII-CXXVIII. Índice. -- Contiene: Emilio Castelar, su vida, su política, sus obras / Francisco Villacorta Baños. - Historia del año 1883 / Emilio Castelar. -- Madrid : O cinas de la Ilustración Española y Americana, 1884. -- 443 p. ; 21 cm. - Historia del año 1884 / por Emilio Castelar. -- Madrid : pañola y Americana, 1884. -- 421 p. ; 21 cm. - Historia del descubrimiento de América / por Emilio Castelar. -- Madrid : [s.n.], 1892 (Establecimiento tipográ co Sucesores de Rivadeneyra). -- 594 p. ; 28 cm - Historia del descubrimiento de América / Por Emilio Caste- lar. -- 2ª ed. -- Madrid : Felipe Gonzalez-Rojas, [¿1910?]. -- 2 v. con 11 lams. en colores ; 4º mlla. (26 cm) - Historia del descubrimiento de América / Emilio Castelar .-- 1ª ed .-- Sevilla : Edisur, 1988. -- 592 p. ; 21 cm .-- (Rescate ; 2). -- Reprod. facs. de la ed. de : Madrid : Felipe González Rojas, 1893 . - Historia del movimiento repu- blicano en Europa / por Emilio Castelar. -- Madrid : O cinas de la casa editorial de Manuel Rodríguez, 1873-1874. -- 2 v. : il. ; 31 cm. - Miscelánea de historia, de reli- gión, de arte y de política / por Emilio Castelar. -- Madrid : A. de San Martín : Agustín Jubera, 1874. -- 320 p. ; 18 cm . - Nerón : estudio histórico / por Emilio Castelar. -- Barcelona: Montaner y Simón, 18911893. -- 3 v. (304, 334, 453 p.): il. ; 25 cm . - El ocaso de la libertad : obra literaria e histórica / de Emilio Castelar. -- [Madrid : s.n.], 1877 (Madrid : Imprenta y Librería de Miguel Guijarro). -- 374 p.; 21 cm . - La palabra de Emilio Castelar : cuatro discursos y un artículo / introducidos y comentados por José Ramón Valero Escandell -- [Elda] : Ayuntamiento ; Alicante : Universidad, 1984. -- 171 p. : il. ; 22 cm - La palabra y la política : [reme- moración del centenario de la muerte de Emilio Castelar (1899-1999) : programa de actos : Asamblea de Madrid, Ateneo de Madrid, Círculo de Bellas Artes] / [coordinación de los ciclos, Julio Aróstegui] .-- [Madrid] : Centro de Estudios y Actividades Culturales, [1999?]. -- 1 h. pleg. (6 p.) ; 21 cm. -- Tít. tomado de la cub. - ¡Patria! : ([discursos] coleccio- nados por A. Pulido y P. Turiel) / por Castelar. -- Madrid : [s.n.], 1902 (Madrid : Establecimiento Tipográ co de E. Teodoro). -- 336 p. ; 19 cm . - Per les de personajes y bocetos de ideas / por Emilio Castelar -- Madrid : Librerías de A. de San Martín, 1875. -- 385 p.; 18 cm. - Recuerdos de Elda o Las estas de mi pueblo / Emilio Castelar -- Madrid : T. Minuesa de los Ríos, 1899. -- 40 p., ; 4º . - Recuerdos de Elda o Las es- tas de mi pueblo / por Emilio Castelar. -- [Elda] : [s.n.], 1932 (Elda : Tip. Moderna). -- 25 p.; 20 cm . - Recuerdos de Elda o Las es- tas de mi pueblo / por Emilio Castelar ; presentado por José Luis Bazán López -- Ed. facs -- [Elda] : Pedro Poveda Fernández, D.L. 1998 (Elda : Azorín). -- 19, 25 p. : il. ; 20 cm . - Recuerdos de Elda o Las es- tas de mi pueblo / por Emilio Castelar. -- Elda : Emidesa, 2004 ([Alicante] (Quinta Impresión). -- 25 p. ; 22 cm -- (Biblioteca eldense de textos curiosos) . - Recuerdos de Italia / por Emilio Castelar. -- Madrid : [s.n.], 1872 (Imprenta de T. Fortanet). -- 2 v. ; 21 cm . - Recuerdos de Italia / por Emi- lio Castelar – 3ª ed -- Madrid : A. de Carlos e Hijo, 1876 (Aribau, 1874). -- VII, 392 p. ; 21 cm. - Recuerdos de Italia / por Emi- lio Castelar. – 3ª ed. -- Madrid : A. de Carlos é hijos, editores, 1883 (Est. Tipográ co de los Sucesores de Rivadeneyra). -- VII, 393 p. ; 20 cm. - Recuerdos de Italia / Emilio «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 47 O U T L E T Gran Avenida, 50 ELDA Castelar. ; edición, introducción y notas de Carmen Blanes Valdeiglesias .-- Sevilla : Fundación José Manuel Lara, 2009. -- 496 p. ; 24 cm .-- (Clásicos andaluces). - Recuerdos de Italia: Roma, Pisa, Venecia / Emilio Castelar y Ripoll. -- 1ª ed .-- [Barcelona]: Nausícaa, 2006. -- 267 p.: 1 retr. ; 21 cm .-- (Españoles por el mundo ; 6) . -Recuerdos de Italia : segunda parte / por Emilio Castelar. -- Madrid : Oficinas de La ilustración española y americana, 1876 (Imprenta, estereotipia y galvanoplastia de Aribau y C.ª). -- XV, 393 p. ; 21 cm - Recuerdos de Italia : segunda parte / por Emilio Castelar. -- 3ª ed. -- Madrid : Oficinas de la Ilustración Española y Americana, 1884 (Est. Tipográfico de los Sucesores de Rivadeneyra). -- XV, 393 ; 22 cm . - Recuerdos y esperanzas / por Emilio Castelar. -- Madrid : Librería de A. de San Martín, [s.a.] (Imp. de J. García). -- 2 v.; 17 cm - La redención del esclavo / por Emilio Castelar. -- Madrid : J. Casas y Díaz, 1859. -- 633 p. ; 23 cm. - La redención del esclavo / por Emilio Castelar. -- Madrid : A. de San Martín : Agustín Jubera, 1873. -- 4 v. ; 17 cm . - Retratos históricos / por Emilio Castelar. -- Madrid : Oficinas de la Ilustración Española y Americana, 1884. -- 352 p. ; 22 cm. - Ricardo : historia de un cora- zón / por Emilio Castelar. -- Madrid : Librería de Leocadio López, 1877. -- 2 v. (289; 318 p.) ; 20 cm. - La revolución religiosa : obra filosófico-histórica dividida en cuatro partes: Savonarola, Lutero, Calvino, San Ignacio de Loyola / por Emilio Castelar. -- Ed. il. -- Barcelona : Montaner y Simón, 18801883. -- 4 v. : il. ; 31 cm. - La Rusia contemporánea : bo- cetos históricos / por Emilio Castelar. -- Madrid : Oficinas de la Ilustración Española y Americana, 1881 (Imprenta ... de Aribau y Cª). -- 370, [2] p. ; 22 cm -- (Biblioteca selecta de autores contemporáneos). - Semblanzas contemporáneas / por Emilio Castelar. -- Habana : [s.n.], 1871-1873 (Establecimiento tipográfico de La Propaganda Literaria). -- 10 v. ; 17 cm -- (Biblioteca de La Propaganda Literaria). - Sobre las causas de la quie- bra de la República: y otros discursos / Emilio Castelar ; prólogo de Agustín Sánchez Andrés. -- Barcelona : PMI, 2008. -- 64 p. : fot. ; 21 cm -- (Las voces de la democracia: así hablan los grandes políticos ; 26) (Biblioteca de El Mundo). - El suspiro del moro : leyendas, tradiciones, historias referentes a la conquista de Granada / por Emilio Castelar -- Madrid : [s.n.], 1885 (Madrid : Fortanet). -- 2 v. ; 21 cm. - Un viaje a París durante el establecimiento de la República / por Emilio Castelar. Seguido de París y sus cercanías : manual del viajero / por Luis Taboada -- Madrid: La Ilustración Gallega y Asturiana, 1880. -- 1 v., [2] h. de plan. pleg. ; 17 cm -- (Biblioteca de La Propaganda Literaria). - Un viaje a París : durante el establecimiento de la República / por Emilio Castelar. -- Madrid: [s.n.], 1878 (Imp. de Aurelio J. Alaria). -- VIII, 262 p. ; 17 cm. - Vida de Lord Byron / por Emi- lio Castelar. -- 2ª ed. -- Habana : Propaganda Literaria, 1873. -- XVI, 163 p., [1] h. de grab. ; 20 cm -- (Biblioteca de la Propaganda Literaria). - Vida de Lord Byron / Emilio Castelar. -- Madrid : América, [19-?]. -- 205 p. ; 19 cm -- (Las grandes figuras). VALLE de ELDA 48 Recuerdos de Elda o Las fiestas de mi pueblo [fragmento de las fiestas de septiembre] Emilio Castelar Y o recuerdo siempre un Miércoles Santo en la basílica de Roma. Bajo sus grandes arcos buscaba una emoción religiosa, oyendo las cadencias de Palestrina o de Allegri y sólo pudo encontrarla en el punto en que salmodiaban los sacerdotes el canto llano, oído tantas veces en la iglesia de mi Valle de Elda. (…) Paréceme que oigo las marchas de nuestra música popular, que veo las danzas de nuestros gigantones monstruosos, que asisto al espectáculo de vestir a los niños de ángeles con sus coronas de rosas y sus alitas de talco. Mas entre todas las fi estas, ninguna ciertamente como la fi esta consagrada a la Virgen el día de su natividad, el 8 de Septiembre. Son aquellos días de verdadero reposo para el labrador. Los granos están ya recogidos y almacenados. Las cosechas de otoño, si maduras, no llegan aún al tiempo de la recolección. La mazorca ostenta su sedosa cabellera; la uva se en- dulza, como apercibiéndose a la vendimia, el higo ya gotea miel; la aceituna se ennegrece y se ablanda; al almendra cae de su encierro perfumada por las olorosas gomas; el melocotón ofrece, tras la aterciopelada pelusilla, sus ricas carnes; el melón y la sandía convidan con su frescor, en tales términos, que bien puede llamarse el campo, en semejante estación, el festín de los festines. Nada más natural que aquello Sencillos campesinos consagren un día de regocijo a la Virgen Madre, por cuya intercesión creen haberse preservado de los pedriscos y haber podido llegar en paz al día de la cosecha. Cuentan la aproximación de esta festividad con los dedos. Guardan para ella lo mejor que tienen: el vestido más rico y el más sabroso alimento. Abren de par en par las puertas a sus huéspedes, que llegan a henchir la casa. No recuerdo ninguna hora tan alegre como la hora conocida por ellos con el nombre pintoresco de “albada”, la media noche, en que suena el primer minuto de la víspera. Las campanas todas repican al vuelo, los cohetes serpentean por los aires; la población entera se regocija; las músicas suenan mezcladas con los vivas de entusiasmo y los alardes de alegría. Yo no he visto procesión como aquella al anochecer, con las calles enramadas de salvia y espliego; las casas ceñidas de follaje; las ventanas adornadas de colgaduras; los niños vestidos de ángeles o de santos; las jóvenes envueltas en mantillas blancas, despidiendo en las manos fl ores y anises; las velas y los hachones dilatándose en dos largas hileras, como sartas de astros y moviéndose como un enjambre de aerolitos; la bella efi gie, vestida de brocado, reluciente de pedrería, con los rayos de su corona mística en las sienes, con sus coros de querubines a los pies, refl ejando las luminarias en las facetas de sus piedra preciosas, sonriendo con el amor divino, conducida entre nubes de incienso, acordes de dulces melodías y susurros de místicas y suavísimas oraciones. El extraño y misterioso caso del padre de Castelar He aquí algunas de las hipótesis que manejan distintos especialistas sobre la muerte o desaparición de Manuel Castelar y Vañó, padre de Emilio Castelar y Ripoll: 1. Que, perseguido por los realistas, huyó a Gibraltar y de él nunca más se supo, muriendo posiblemente en la colonia inglesa. 2. Víctima de la misma persecución, embarcó rumbo a América. 3. Que fue fusilado con Torrijos, Golfín y demás liberales en las playas de Málaga en 1831. 4. Que murió ajusticiado, por orden del gobierno, hacia 1839. 5. Que fue asesinado durante un viaje a Madrid en 1839. 6. Abandono del hogar familiar. C/ Jardines, 51 Teléfono 96 538 04 35 C/ Médico Cortés, 9 «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 49 Dos días de 1932 José Ramón Valero Escandell H oy, el descuido y abandono que preside la ya octogenaria Plaza de Castelar es sólo una metáfora de la situación a que se ha llegado en la ciudad. Hubo otro tiempo, 1932, en que la inauguración del monumento al político en quien llegó a simbolizarse la idea nacional supuso tal inyección de orgullo y prestigio para Elda que quienes pudieron vivir aquellos momentos todavía los recuerdan con detalle. No fue uno sino dos episodios excepcionales, reseñados en lugar preferente no sólo por la prensa provincial sino también por la de toda España. En enero, el sábado 16, el presidente de la República, don Niceto Alcalá-Zamora, en su visita ofi cial a la provincia, colocó la primera piedra. Una enorme multitud le llevó en volandas desde que la comitiva ofi cial llegó frente al viejo Parque deportivo, el punto donde la antigua carretera de Madrid se adentraba en el espacio urbano eldense. El presidente saludó desde el balcón del Ayuntamiento rodeado de bellas muchachas vestidas de marianica (la Marianne francesa, la alegoría republicana); descubrió una lápida con su nombre en la Plaza de Arriba; recorrió las calles principales engalanadas con colgaduras y banderas nacionales tricolores; visitó dos modernas fábricas de calzado y fue agasajado en el Casino Eldense. Sin embargo, ningún acto de aquella visita sería tan recordado como su llegada al solar que las sociedades de casas baratas La Fraternidad y El Progreso habían cedido para construir un parque acorde con las nuevas necesidades de la ciudad; allí, en lo que pronto sería la Plaza de Castelar, centenares de niñas y niños en edad escolar se convirtieron al mismo tiempo en testigos y protagonistas. Alcalá-Zamora, el viejo político liberal y católico, sabía que su visita a Elda era el acto de mayor calado político de su recorrido triunfal por la provincia. Por un lado, signifi caba investirse de la legitimidad histórica del republicanismo español, en la tierra de Castelar, iniciando el monumento a su nombre, rodeado de las generaciones futuras. Por otra parte, frente a los efectuados en Elche o Alicante, el recorrido eldense tuvo un marcado acento fabril, con visitas a fábricas modernas ubicadas lejos de las tradicionales áreas industriales de Cataluña o el País Vasco. Elda era, sin duda, una muestra de que la modernización económica y el desarrollo industrial eran posibles en todo el territorio español, incluso en lugares desprovistos de una tradición artesana secular o de las materias primas esenciales; era un ejemplo de desarrollo basado en el espíritu emprendedor, innovador y esforzado de sus habitantes. Elda era, pues, un buen espejo donde poder mirarse un país que soñaba y necesitaba una transformación intensa. El segundo episodio fue el 7 de septiembre: la inauguración del monumento. La representación gubernamental fue de perfi l mucho más bajo, hasta el punto de que el personaje más recordado fue don Miguel de Unamuno, tal vez la fi gura intelectual más conocida en la España de aquellos días. El exrector de Salamanca protagonizó la velada literaria que aquella misma noche se celebraría solemnemente en el Teatro Castelar. La inauguración del monumento, junto con la de las nuevas Escuelas Nacionales Emilio Castelar (hoy denominadas C.P. Padre Manjón) eran las primeras realidades de aquellas numerosas transformaciones en que la ciudad estaba trabajando. El paso del tiempo y los intereses políticos de las décadas posteriores hicieron olvidar muchas características de aquella sociedad de los primeros treinta. Es cierto, sí, que existían –como en varías décadas anteriores y alguna posterior- fuertes tensiones sociales y que aquella realidad republicana siempre estuvo cuestionada por las veleidades obreristas revolucionarias y la intransigencia del catolicismo más conservador, grupos sociales que nunca renunciaron a la violencia como forma de actuación. Pero no debemos olvidar que la vida cotidiana solía ser tranquila y apacible, y las condiciones de vida, con las carencias que se quiera, VALLE de ELDA 50 eran comparativamente envidiables: la Elda de aquellos primeros años treinta –la del “Elda, París y Londres”- era, de lejos, la más pujante ciudad de la provincia. Se disfrutaba del crecimiento demográfi co más intenso del siglo, con la llegada de miles de personas desde las comarcas vecinas, mientras se despoblaban algunas pedanías de Monóvar y Pinoso. Se construían nuevos barrios, la mayoría a través de cooperativas y algunos de composición interclasista. Los poderes públicos se esforzaban en el desarrollo de una educación progresista e igualitaria, creando centenares de puestos escolares no sólo en el fl amante edifi ció inaugurado ese día sino en pequeñas escuelas diseminadas por todos los barrios, hasta en el de la Estación de Monóvar. Pese a vivirse una fortísima crisis económica global –la surgida en 1929- la industria zapatera seguía creciendo, amparada en el creciente poder adquisitivo de la población trabajadora urbana.Todo estaba por hacer, y la ciudad parecía dispuesta a asumir el reto. Surgían nuevos espacios de ocio propios de una sociedad moderna. Se planifi caba el mercado de abastos, la red de alcantarillado, la escuela industrial. La calle Nueva, desde mediados de los años veinte, se iba convirtiendo en el nuevo centro de decisión comarcal: edad dorada del Casino Eldense, sucursales bancarias, sede de la primera patronal zapatera española… hasta un Banco de Elda, con capital básicamente autóctono, con mentalidad industrial progresista, al servicio de las necesidades del Valle. Precisamente el principal impulsor de aquella iniciativa fi nanciera, el político republicano Ángel Vera, nacido en una de las más prestigiosas familias empresariales eldenses, escribe el 7 de septiembre un artículo laudatorio sobre Elda y Castelar en la primera página del diario El Luchador de Alicante: “ Nace esplendorosa y pujante la industria… Se derriba la vie- ja casuca. Surge arrogante el nuevo edifi cio.” Se refería a la nueva estación del ferrocarril que se estaba construyendo, pero podría servir de símbolo de la ciudad de entonces. Ángel Vera es, tal vez, el símbolo de aquella generación de políticos industriales emprendedores –Vicente Gil, José Arráez y tantos otros-, para quienes no existía la palabra imposible. Desgraciadamente, también fue Ángel Vera –gobernador civil de Zaragoza en 1936, el peor lugar en el peor momento- el primero en ser asesinado por los franquistas, el símbolo del fi nal de un periodo. La vieja plaza de Castelar fue para mí, niño de los cincuenta en la calle Quijote, el lugar de los juegos y los sueños, de las fotos nostálgicas del Domingo de Ramos, ajeno entonces a cualquier otro signifi cado. Ahora, cuando veo descuidado el monumento a Castelar, en medio de una plaza vecina a dos barrios de evocadores nombres -Fraternidad y Progreso- me siento ante los restos de una generación entusiasta de la que casi no queda ni el recuerdo. - Ballet - Baile Español - Flamenco - Sevillanas - Bailes de Salón - Bailes Latinos - Danza Oriental - Baile Moderno - Jazz - Funky - Hip - Hop - Pilates - Elasticidad - G.Mantenimiento Informate en: ELDA Avenida de Chapí, 29 Entlo. PETRER C/ Comparsa Moros Nuevos, 5 De lunes a viernes, de 18 a 21:30 horas. Tels. 657 888 620 - 657 888 623 www.isabelysara.com «ELDA A CASTELAR» 80 años de la inauguración del monumento (1932-2012) 51 VALLE de ELDA 52