viernes, 29 de marzo de 2024

Cinco empresas del grupo Stuart Weitzman cierran y otras reducen su producción

La actual coyuntura económica ha tenido un impacto directo en el sector del calzado. El efecto inmediato ha sido el cierre de varias empresas en nuestra localidad durante los últimos meses, pero también la reducción de la producción en distintas empresas, entre ellas algunas que trabajaban desde hace hasta 25 años para Stuart Weitzman, empresa que fue vendida hace unos años a la firma americana Coach.
Julia Moraga
9 noviembre 2019
26.419
Cinco empresas del grupo Stuart Weitzman cierran y otras reducen su producción
Parte de la producción se está llevando a Elche.

La actual coyuntura económica ha tenido un impacto directo en el sector del calzado. El efecto inmediato ha sido el cierre de varias empresas en el valle durante los últimos meses, pero también la reducción de la producción en distintas empresas, entre ellas algunas que trabajaban desde hace 25 años para Stuart Weitzman, empresa que fue vendida hace unos años a la firma americana Coach.

Concretamente, las fábricas de este grupo que han cerrado a lo largo de este año son: Nice Shoes con unos 50 empleados, Calzados Erika con 60, Auge Calzado con 45, Dunca Shoes con 60 y Devon Shoes. Las firmas Laurel Shoes y Daclirest se encuentran con que sus contratos con la compañía finalizarán el próximo 31 de diciembre. Uno de los factores que ha incidido en estos cierres es que la compañía ha vendido menos, pero también el hecho de que la producción la están desviando a empresas que les trabajan más barato, lo que explicaría algunos de los cierres de firmas locales que producen desde hace años para la conocida marca americana, cuyo departamento de diseño se encuentra en Nueva York y la sede nacional en Petrer. 

En la zona hay otras empresas que a día de hoy siguen trabajando para Stuart Weitzman, aunque con un porcentaje menor de producción como es el caso de Calzados Zabot, Stefanie, 39 Internacional, Manufacturas Flier y Creaciones SW. Otras como Studio Illana, Disgramarc, Seromol, JMB y Satur trabajan para la firma en condiciones similares a lo que hacían, así como Lurisa y Petrer 92. De todas ellas algunas incluso han visto duplicada su producción y en otras se ha incrementado.

Los representantes sindicatos de UGT en Elda confirmaron estos datos al señalar que la producción en algunas de las empresas del grupo Stuart Weitzman no son las habituales, “muchas están por debajo de su nivel de producción, en algunos casos incluso un 40 por ciento menos y con una parte de sus plantillas en el paro”, afirman. También se han visto afectadas empresas cuya producción depende en parte de Stuart Weitzman, como Disgramarc que cuenta con su propia marca, Magrit. Algunos empleados que trabajan para los citados negocios, cuyos nombres no quisieron desvelar por temor a represalías, comentan que “la compañía alega que hay menos ventas de calzado, pero también es cierto que se han llevado a Elche una parte de la producción, contando con gente de Elda pero en los mandos intermedios, con la función de asesorar a los trabajadores en la elaboración de este tipo de calzado de calidad media y alta”.

Estos mismos trabajadores insistieron en que  realmente la dirección de Stuart Weitzman no se queja de la calidad con la que trabajan las empresas de Elda, pero exigen mayor competitividad en los precios, “nosotros creemos que solo se podrían bajar los precios si se trabajase con operarios que no estén dados de alta. Además, las empresas nuevas no trabajan con el nivel de exigencia y calidad con que lo hacen las más antiguas, donde cuentan con sus propios controles de calidad”, explican.

Otros trabajadores matizan que “desde que Stuart Weitzman pertenece al grupo Coach, la compañía en realidad busca precio”. No obstante, también reconocen que “muchos empresarios de la comarca no se han renovado para que las empresas sean más competitivas. No tienen vías de venta propia, marcas, ni proyectos o cartera de clientes alternativos, de forma que están abocados a trabajar para una compañía exterior”.

Los trabajadores de estas fábricas temen por su futuro laboral en una zona que depende exclusivamente del calzado. Un sector que ha sobrevivido a otras crisis, pero las circunstancias presentes generan incertidumbre e inquietud en la población. Una economía fluctuante, nuevas formas de venta online y hábitos de consumo diferentes condicionan a las empresas en su forma de servir y trabajar en toda Europa, pero también en China y Estados Unidos. Por todo ello, expertos en el sector del calzado vaticinan una crisis del sector de difícil solución que, probablemente, marque un antes y un después en la comarca del Vinalopó. Incluso, aunque la producción se quede en la provincia, Elda podría ver ampliado el porcentaje de empresas cuyos trabajadores pasarían a tener unas condiciones laborales peores a las actuales.

Imagen de una calle del polígono Campo Alto.

Competitividad

La falta de pedidos podría explicar por tanto la reducción de la producción en algunas de las empresas que dependen de la firma Stuart Weitzman. Fue el pasado verano cuando saltaron las alarmas al conocerse que la compañía se había llevado una parte de la producción a Elche. Se refieren a Manufacturas Newman, una gran fábrica de unos 300 empleados que desde principios de 2019 trabaja para la mencionada marca.

Algunos trabajadores del grupo Stuart Weitzman, cuyas fábricas son independientes entre sí, coinciden al afirmar que los cierres que se han producido afectan a unos 2.500 empleos directos e indirectos, dicho de otra forma, unas 600 familias dependen de estas empresas en la actualidad. Parece ser que es en las empresas más antiguas donde peligra el mayor número de puestos de trabajo, por sus dificultades para adaptarse a las exigencias de competitividad que les imponen desde la dirección general de dicha marca, cuya sede nacional está en Petrer. Son empresas en las que todos los empleados están legalizados, aseguran, lo cual era precisamente una exigencia que mantuvo el creador de la marca, Stuart Weitzman. Se estima que hasta quince empresas llegaron a trabajar en su día exclusivamente para esta conocida marca de calzado de alta gama, con tiendas en las capitales más importantes del mundo.

La elaboración de este tipo de zapatos de calidad media y alta precisa de un proceso de aprendizaje que se adquiere con los años, aseguran los trabajadores más antiguos, pues incluso se llegaban a pesar los zapatos para que fuesen exactamente iguales unos a otros o que tuvieran el mismo número de puntadas. Para mantener este nivel de calidad, los empleados consideran que es fundamental cuidar a los profesionales y hacerlo implica mantener unas buenas condiciones laborales.

Sin embargo, expertos en el calzado sostienen que en el sector, eminentemente tradicional y artesano hay que reinventarse, además de contar con el apoyo institucional, algo que (dicen) no se ha visto desde que el exalcalde socialista Juan Pascual Azorín creó la denominación Elda Prestigio. Se han dejado pasar muchas oportunidades en nuestra ciudad, en las que los sucesivos gobiernos no han hecho nada a favor del calzado, admiten. 

Política de precios bajos

Entre las empresas que cerraron se encuentra Nice Shoes, que llevaba trabajando para Stuart Weitzman 25 años y contaba con 70 empleados. Cerró antes del pasado verano porque la dirección de la compañía no quería pagar los precios que la firma había acordado en su momento con el empresario Stuart Weitzman, bajo la premisa de hacer un zapato de calidad.

Desde CCOO señalan que esta política de querer pagar precios bajos por un producto de calidad ha afectado a otras empresas como es el caso de Calzados Zabot, ubicada en Elda, la cual el pasado mes de octubre comunicó que iba a presentar un ERE por suspensión durante tres meses por haber agotado el fijo discontinuo. Los empleados llevan ya más de 80 días en paro, señaló el responsable de CCOO en la sección de Industria en Elda, Miguel Cerdá.

También Creaciones SW, con 200 empleados y más de 1.300 pares diarios, han visto reducida su producción hasta los 500 pares.

Cerdá explicó que “las fábricas del grupo que trabaja para Stuart Weitzman hacen un calzado de calidad, pero las empresas se sienten presionadas porque si no hacen la producción al precio que les piden desde la dirección general, entonces la compañía opta por llevarse los pedidos a Elche”. Sin embargo, estas empresas consideran que esto no tiene mucho sentido puesto que no se puede devaluar un zapato cuando en el mercado de vende bien.

Las empresas afectadas por el descenso de la producción tampoco parecen tener muy claro el motivo por el que la compañía les está pasando un menor número de pedidos, más bien consideran que ésta desvía la producción por su propio interés, y si hay otras razones, las desconocen.

Expertos afirman que la crisis puede ser mayor.

Crisis en el sector

Respecto a la situación general de las empresas de calzado en Elda y Petrer, el responsable sindical de Industria en CCOO concluye que realmente en la zona “nunca hemos hecho nada por mejorar, el manufacturero busca mano de obra barata, pero olvida que tiene que hacer algo para distinguirse. Aquí llevamos 30 años en crisis, pero es ahora cuando veo que la situación se agrava. Hay empresas que aún no han cerrado, pero no se sabe si tendrán que hacerlo más adelante, entre ellas algunas que podrían acogerse a la regulación de empleo en los próximos meses”.

Asimismo, desde UGT indicaron que este año en Elda han cerrado otras empresas de calzado como la comercial Paco Herrero o Eurohorma, que tenía dos empresas y cerró una de ellas, pero otras empresas de la comarca han visto reducida su producción esta temporada.

AVECAL

La presidenta ejecutiva de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado, Avecal, Marian Cano, coincide con estas versiones al afirmar que “los últimos cierres que se han producido en las empresas de calzado de la zona de Elda están generando preocupación en el sector. Nos movemos en un contexto en el que las exportaciones no acaban de avanzar y las ventas tampoco acaban de estabilizarse. A todo ello se suma la coyuntura económica internacional, marcada por factores externos como el Brexit y las tensiones comerciales entre EEUU y China, que en nada ayudan a la estabilidad de los mercados y, por tanto, a la buena marcha de nuestras empresas”.

Cano entiende que “el futuro del sector pasa necesariamente por mantener nuestra competitividad, y para ello necesitamos que las administraciones apoyen al calzado. En Avecal estamos en contacto permanente con la Generalitat Valenciana para trasladar las necesidades del sector y reivindicar la llegada de más inversiones que nos permitan favorecer la diversificación de mercados, crear marcas globalizadas y mejorar nuestra competitividad, introduciendo en nuestros procesos de la transformación digital”.

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