Las iglesias abren sus puertas 60 días después
La llegada de la fase uno de la desescalada ha devuelto la celebración de las misas a Elda y Petrer. Los templos reabren con medidas de seguridad: los fieles ocuparán solo un tercio del aforo y deben llevar mascarilla, guantes y mantener la distancia física de seguridad mínima de dos metros. Grupos de voluntarias desinfectarán en profundidad los templos después de cada misa. Además se elimina el agua bendita, no se pueden tocar ni besar las imágenes y el sacerdote debe dar la comunión en la mano y no en la boca.
La llegada de esta “nueva normalidad” conlleva la reducción del aforo en las iglesias, de hecho en la Inmaculada podrá entrar un máximo de 80 personas y en Santa Ana de 130 fieles. Los bancos ya se han señalado para mayor seguridad de todos, además, las confesiones se realizan en salas para mantener la distancia de seguridad y a la vez la intimidad.
El párroco de Santa Ana, Juan Agost, ha indicado que la iglesia permanecerá abierta de 9 a 12 horas y de 17 a 20 horas para que todo aquel que quiera confesarse o hablar con los párrocos, pero también para visitar a los Santos Patronos, de hecho, la Virgen de la Salud continúa en el altar. Las misas de esta parroquia se celebrarán a las 11 horas y a las 20 horas todos los días. El resto de parroquias celebrará misas a las 20 horas. Los fines de semana se ampliarán las misas más para evitar la masificación.
En la mayoría de las iglesias se dará la comunión en la mano para mayor seguridad de los párrocos y feligreses, si bien en la Inmaculada recalcan que esta será la medida preferente, pero si alguien la pide en la boca, se le dará. En templos como el de Santa Ana o San Francisco de Sales no se permite esta opción ya que el virus se podría transmitir al resto de comulgantes. Antes y después de la comunión el sacerdote y los fieles deberán desinfectarse las manos. Tampoco se dará la paz, que se limitará a un gesto con la cabeza o la mano.
Se espera que estos días haya una mayor afluencia de personas en las iglesias debido a que hace 60 días que no se celebran misas.
Los párrocos apelan a la responsabilidad de todos, especialmente de las personas mayores a quienes piden que se queden en casa y, si salen, lo hagan con seguridad.
