® ^^c^ec ^^aG^r^c^rr Cura Navarro, 14 y 16 E L D A Teléfono número 166 Mac^uinaria para la fabricación de Calzado e Industrias afines Patentes y procedimientos de la Casa « MACNINES V. COPPOLA » de París Máquina para moldear plantas Tipo GR VISITE nuestro STAND en la II FERIA NACIONAL DEL CALZADO Máquina de pegar Luis XV - Tipo GK ^ 1 ^^ ^ ^ L L l^ í 1 . Capital suscrito y desembolsado 3.000.000 de pesetas Reservas efectivas: 2. 211.U00 de pesetas Realiza toda clase de operaciones BANCARIAS Y BURSATILES F L D A (Aprobado por la Dirección General de Banca y Bolsa, con el número i 470) Aguado Hermanos, Sucesor CASA FUNDADA EN r8^o FABRICA DE HORMAS Y PERNITOS DE MADERA Sucursal en ELCHE: Dr. Caro, 28 - Teléfono 51829 CASA CENTRAL: Apartado núm. 44 :-: Teléfono 23 ^ L D A alborada REVISTA OFIC[AL EDI7ADA POR LA COMISION DE FIES7AS DEL EXCMO. AYUN7AMIENIO DE ELDA, CON MOT[VO DE LAS FIESiAS MAYORES EN HONOR DEL Jattfilimo l,riAlo c^¢L ^u¢n Jluc¢^o Y LA J alllí^lflld ^iMQ¢R ( r¢ La 1dC(LK 7 SEPTIEMBRE r96^ Dirección artística y literaria: A. N. P Portada: Felipe Navarro Pastor Dibujos realizados por ^^Alberto» Este número está realizado por Alberto Navarro Pastor, Rodolfo Guarinos Amat y Eduardo Gras Sempere, con fa colaboración literaria de Francisco Mollá Mon tesinos, Alberto Navarro Pastor, José Ca pilla Beltrán, Eduardo Gras Sempere, 1rancisco Tetilla, Evaristo Acevedo, José Alfonso, Juan Madrona Ibánez, Carolina Gonzálvez Romero, Francina, Ernesto García Llobregat, Ataúlfo García Asenjo, Rodolfo Guarinos Amat. Poto^ra^ías de Basilio y F. Esteban, Paisajes Españoles, ete. IMPRESO EN Sucesor de Such, Serra y C.a - Alicante DEPOSITO LEGAL: A 91 - 1958 ANUNCIO OTRA VEZ, ELDENSE, el anuncio jubiloso de tus Fiestas Mayo res. No precisa que te lo digamos, pues tú lo sabes de sobra, pero septiembre te trae ñesta para tu corazón, alegría entra ñable de unos días cargados de contenido espiritual como en ninguna otra ocasión del año. Eiesta para sentirla hondamente, para un íntimo alborozo; aunque tam• hién para que tus sentidos se Ilenen de luz de cohetes presurosos, de músicas v risas, de todo el color y sabor de la fiesta. C^tra vez nuestro saludo es nuestro deseo de que lo pases bien, de que la fiesta sea para tí exaltación de todo lo bueno y bello que Elda tiene, y que tú contribu yas a ella con tu mejor voluntad. Y para ti, visitante de unos días, nuestra bienvenida, con la esperanza de que, al llegar, conozcas ya nuestra mejor carac terística: Elda da carta de naturaleza al forastero en cuaneo ha puesto sus plantas en la tierra del Valle. ^ ]v + ^^^b^C i^-Y i^-l^ . i^1CFS5[[1á^^^-^ ^r`/ J//^^i^r fl/^//ll/ _ r/ /^/^^, 3 / /l/ (._^^GLGC -^ ^^^^^ñ?^^^^^h^, ^^^xk^ ,r -ti,yh.,:... ^s^VN^tiS^k;k^ i^vvv^YS ^LL^^^ ^áe^w.^ew^ra^^ A L, SANTISIMO ^RISTO D^L, BU^N su^^so Por Francisco Mollá Montesinos 1 Heme a Tus pies, Señor... el alma abierta; abierta el alma, el corazón vencido. Penétrame la sangre y el latido que mi casa no tiene ni una puerta. No tiene ni una puerta... ^toda abierta! Dormido el aire i.^somme del gemido -más allá del cordaje del sentido -, una paloma espera que Te acierta, Te espera una paloma, toda aroma de amor, en la alba flor de su contento. Ya siento que a Tu encuentro el vuelo toma. Ya siento que mi ser pierde alhedrío y lo gana en astral deslumbramiento joh, Dios del Universo, Padre mío! ttt Penétrame, Señor, sentirme quiero inundado de Luz y de Armonía; transfórmame la noche en claro día y la sed de mi espíritu en venero. Penétrame, Señor, todo lo espero de Tu Amor-hecho Gracia y Poesía derramado cual Sol de fuerza pía a las criaturas.. jal Universo entero! Penétrame de modo que mi ser deje de ser en sí, como la gota del agua que evapora la calor... Como gota, Señor, quiero ascender hacia el azul de esa región ignota sumiéndome en Océanos de AMOR... IV Contigo fue la Gracia por el mnndo, y todo en el Amor te derramaste Al morir en la l,ruz, no Te marchaste que en lo vivo quedaste sin segundo Que quedaste en sentir, el más profundo - estrellas de humildad nos trasplantaste del cielo--, y en nuestra alma Te adentraste como Luz sin edad de Sol rotundo. . El camino, Señor, es Tu Camino: pues no hay otro con Norte y Meridiano alumbrado en los pasos del destino. Son en vano espejismos, todo en vano; Tu Camino es destino a lo divino, y el hombre es sólo y todo nuestro hermano. Mi oración ya es silencio, Padre mío, Ya es silencio por honda y por sincera jEmoción de la senda verdadera que me llega en su cauce como río! Que me llega en claror a Tu albedrío como linfa en saudade de madera; como linfa bullente que le espera el Gran Mar en ternura de rocío... Mi oración ya es silencio, porqtte llega ^nás allá de las pausas del sentido; más allá del sonido limitado. . Es-Tú lo sabes-la total entrega: tal el grano de trigo en sí vencido para ser en el Todo el Pan Sagrado, Labor Municipal Don Antonio Porta, expone en ALBORADA los problemas que el Municipio eldense tiene planteados N estas fechas septembrinas, en las cuales P;Ida hace una pausa en su denodado esfuerzo industrial y celebra grandes fiestas en honor a sus Santísimos Patronos, hemos querido que en esta revista ALBC^fZ 1DA, pregón festero además de bri- llante escaparate donde se exhibe a los ojos del forastero la visión de la Elda que es y la que queremos que sea, figuren unas pala bras autorizadas sobre temas de vital interés local, puesto que en ellos se encuentra el progreso y engrandecimiento de Elda. Y nadie más autorizado para hablar de ello que don Antonio Porta Vera, por su doble condición de Alcalde del Excmo Ayuntamiento de la ciudad y de Presidente del Patronato de la Feria Nacional del Calzado, de tanta trascendencia para el porvenir de la ciudad. EI señor Porta se ha sometido amablemente a nuestras pregun tas y aquí está el diálogo mantenido: -^Cuál es el problema de mayor envergadura que tiene plan teado actualmente el Muntcipio? -En primer lugar, y sobre todos los demás, el del agua pota ble. Es mucho lo que se ha hecho en este particular basta ahora y podemos decir, con legítima satisfacción, que estamos dando los últimos toques aI problema. Con las obras actualmente en curso, que son las del entubado desde la salida del túnel de Sax hasta los depósitos de la ciudad, quedará toda la conduccion cubierta y, por lo tanto, la salubridad del agua será absoluta, -LPara caíndo cree que será esto una realidad? -El plazo estipulado en el contrato de obra es el de nueve meses, a partir del mes de agosto de este año Por lo tanto, para mayo próximo aproximadamente habrá quedado solucionado par cialmente este importante problema, pues el agua Ilen^ará a los do micilios en excelentes condiciones de potabilidad y en una cantidad superior a la actual, porque si hoy entran 35 litros por segundo, entonces lo harán ochenta. Evidentemente, algunas zonas elevadas de la población quedarán con dificultades de suministro por falta de presión suficiente lo que se solucionará más tarde con la cons trucción del proyectado depósito en San Crispín, con lo cual, y con el entubado del tramo de conducción que ahora discurre subterráneamente por el túnel de Sax, quedará totalmente resuelto el problema de las aguas - LOtros problemas urgentes? -El de la construcción de un nuevo Matadero. El actual ha quedado insuficiente para el número de reses que se sacrifican, ade más de estar situado en el centro de una zona populosa a la cual inevitablemente ha de eausar molestias. Tenemos ya adquirido y pagado en su totalidad el terreno adecuado para levantar el nueve Matadero en la partida de ^^Los Corrales., en luQaralejado de la población y en el que se podrá hacer el sacrificio con las debidas condiciones de higiene y falta de molestias para el pueblo. El actual edificio una vez elimínada su actual dedicación, puede ser muy bien un grupo escolar, dado lo adecuado del lugar para ello La desviación de la carretera general creemos también es un problema urgente de la ciudad ^Qué gestiones se han realizado para conseguirlo? Hemos hecho todo lo que estaha en nuestras posibilidades, consiguiendo que la ^efatura de Obras Públicas de Alicante redac tara el correspondiente proyecto de desviación, que sabemos que obra en el Ministerio del ramo, pendiente de resolución, No po demos saber cuándo se solucionorá este problema que, repito escapa a nuestras posibilidades de acción. -^Se va a acometer proximamente la reforma de las calles de Colón, Dos de Mayo, Andrés Amado y las otras que figuran en el plano general de alineaciones? -Por el momento, no. Hasta ahora dichas reformas solamente figuran en el plano de alineaciones al cual han de sujetarse las nuevas edificaciones o rectificación de fachadas que quieran hacer se. Estas reformas no han sido aprobadas reglamentariamente y, por lo tanto, no hay proyecto firme de ejecución de reforma alguna. - ^Cuál es el estado actual de la nueva Casa de Correos?Que este año no se comenzará por no haber consignación. Tal vez e q el ejercicio próximo Por nuestra parte seguimos insistiendo ^Tiene el Municipio en proyecto urbanizar las orillas del río a su paso por la ciudad? -Existe un propósito municipal en adecentar aquello, convir tiéndolo en zonas verdes, pero las márgenes del río son propiedad de la Confederación Hidrográfica del Iúcar y no se puede hacer nada sin que aquéllos den eI permiso previo, cosa que no resulta fácil por el momento. -Y para el castillo, Zse tiene algún projecto sobra su futuro? - Ninguno. Existen muchas opiniones sobre su futura utiliza ción, pero no tenemos todavía proyecto alguno. -Como Presideñte de la Feria Nacional del Calzado respón dame: ^Se podrá contar para el próximo año con el nuevo edificio de la Feria? -Su necesidad es bien patente. Todos los años se invierten grandes cantidades en acomodar un edificio, destinado a otros usos, para las instalaciones que después hay que demoler. Ade más, no dependeríamos de la fecha de las vacaciones escolares para la celebración de la Feria, sino que podríamos escoger la fecha más comercial. Pero el nuevo edificio valdrá unos quince millones de pesetas y hay que resolver primero este problema económico para llegar a aquél LSerá como figura en el anteproyecto presentado el pasado año? No hay nada en firme. Puede variar todo trazado, situa ción... Hasta ahora no es más que un proyecto sin formalizar. LEs satisfactoria la marcha económica del Municipio? E q general, sí; pero son tantos los problemas que nos rodean, que necesitamos más dinero del que disponemos. Proble q ^as como el de la pavimentación de calles todavfa sin ella, alumbrado público, servicio contra incendios y tantos otros, tienen que esperar mucho tiempo para realizarse solamente por falta de me dios económicos suficientes. -^Algo más, señor alcalde? -Solamente desear en notnbre del Ayuntamiento que presido y ^n el mío propio, a mis paisanos y visitantes que nos honren co^t su presencia en estos días, unas felices fiestas. Estas amables palabras ponen punto final a la entrevista. Elda a vista de pájaro La ciudad tiene su corazón, y éste es la iglesia de Santa Ana. Alrededor de ella se apiñan las edificaciones urbanas, como que riendo buscar ese calor mater nal, tan necesario para la vida espiritual de los pueblos. Santa Ana, en esta bella e inédita perspectiva aérea, nos parece, más que nunca, -permítasenos la expresión- una clueca que cobija amorosamente a sus po lluelos. PAGINAS ^ AN^JAS D^ NU^STRA HISTORIA Una carta de Felipe III al Conde de Elda sobre la egpulsión de los moriscos Por Alberto Navarro Pastor Cronísta Oficial de Io Ciudad NTRE el gran número de documentos que duermen su sueño de siglos entre los legajos y plúteos del Archivo Muni• cipal de Elda, esperando la mano sabia que los ordene y extraiga de ellos luces con que iluminar el oscuro pasillo de la historia de nuestra ciudad, figura uno que he creído interesante dar a la estampa, creo que por primera vez desde su redacción, allá por los lejanos años de i6o9. Se trata de una extensa carta dirigida por el Rey Felipe III ^de tas Españas a do^n ^n tonio Coloma y Calvillo, entonces Con^de de Elda y Capitán General de las Galeras de Portugal, dándole las razones de su histórica decisión -tan discutida que n.i siquiera hov han llega^do los historiadores a p^onerse de acuerdo sobre su necesidad- de extrañar de la Península e islas adyacentes a todos 1os moriscos, o sea a los descenáientes de los antiguos moros dominadores de España que ha bían seguido viviendo en la tierra de sus ma vores, bautizándose de grado o por fuerza pa ra poder seguir co^nvivienda con 1os «cristia nos viejos», gente española de rancia estirpe católica que l^os denominaban «cristianos nue vo_s». La carta es un ^curiosa documento^ de la época de ini ĉ ios ^del siglo XVII, con intere santes pasajes como^ el ^de la conjura interna cional contra nuestra Patria -la I-Iistoria se muerde la cola, gusta de repetir sus lances-. Es mu_y posible que un ejemplar can iguales e^plicaciones y semejantes instrucciones fue ra remitido a los más importantes señores con vasallos moriscos del Reyna de Valencia, pe ro ello no resta interés al que por sí tiene el documento para nuestra historia. La carta está fechada en EI Escorial y dice así, procuranda conservar en lo posíbte 1^1 curiosa ortografía de la época : I?1 Rey.-Egregio Conde de E6da, Pa riente. ^Iu^- entendido tenéis lo que por tan largo^ discurso de años se ha procurado la c^^nversión de los cristianos nuevos del Rev no^ ^de Valencia, los gestos ^de gracia que (se) hicieron para instituhirlos en nuestra Santa I ee, y lo po ĉ o que todo ello ha aprovechado pues no se ha visto que ninguna se hav _ ga convertido sino antes crecido^ de día en día en su obstinación v el deseo^ y voluntad que siempre han teni^do de maquinar contra es tos Reynos v aún el peligro e irreparables daños que disimular con ellos podía suc^,der, se me representc`N año^s^ ha por muchas muy doctos ^^ santos hombres exortándome al buen remedio a que en ĉ onciencia estaba ^obligado para apla ĉ ar a Nuestro Señor que tan ofendi do estaba de aquella Gente, asegurándome ^Expulsión de los moriscosN, óleo de F. Nicolás Cotando que podría sin ningún escrúpulo castigallos en la Vida y haziendas porque la notoriedad y continuación de sus Delitos v la atrocida^d y gravedad de ellos los tenía convencidos de^ ereges Apostatas ^^ prodiciores de su Mages tad Divina y humana, y aunque siendo esto ansí pudiera proceder contra ellos con e1 rigor que sus culpas mere ĉ en, todavía deseando re ducirlos por medios suaves y blandos la Tan ta que había entendido con fin de ordenar ^^na nueva institució^n y convercián para mavor justificación v ver si podía escusar el sacallos, pero haviendo^ después sabido por ^diversas v muy ciertas vias, que los del Revna ^de Va^en cia dho, y 1os de Castilla pasavan adelante ^n su dañada inten ĉ ión pues al mismo tiempo que se tratava de su reducción embiamn p^r sonas a Constantinopla y Marruecos para tra tar con el Turco ^- con el rev ^Iularcidan, pi diéndo^les que el año^ que viene embiasen sus fuerzas en su avuda ^- socorro asegurándoles quc hallarían ciento y cinquenta mil hombres tan moros como los .de Berbería que los •çis tirian con sus vidas y haziendas v que la e^n presa sería facil por estar estos Revnos muv ^Conti^iíia en la pá^ina z de color^ 1^^lIs^^I^AN^A D^l^ VAL,I^^ D^ ^I^DA Y P^TR^I^ Par losé Capilla Beltrán Sobre huellas casi ^desvanecidas de ibe ros y romanos, Ilega a nuestro valle, desde la lejanía histórica, un vaho moruno. Surgen en nuestra imaginacián la figura semi.e^endaria de1 Cid v]a del Conquistador ^don Jaime I. En los estratos de la Historia, ^, có^mo sería Idaella, Dahellos ?, r, qué inquietudes y ava rares ten^drían los remotos habitantes del valle de F.lda ?, y, en fi.n, ^, ^cuáles su vida ^^ afanes ? Asoma^dos al t^alle, vienen a nuestra ment:e es tas interrogaci^ones para las que no tenemus contestaciones claras v concretas. ^^a qur; ^^o podemos atisbar el ayer lejano, veamos el ser _^vivir modernos. He aquí el^ valle de Elda v Petrel tan ainaáo por Azorín, con frecuencia descrito cn sus libros. Si Miró^ es el canYor de la parte baja _v marítin^a de Alicante, lzorín lo Es de la alta v montañ^sa. Destacan La 1Vlarina ^^ Orihuela en la obra^^de Miró ; el val^e de El da v Petrel en^ la de A^orín. Ambos escrito res levantinos se reparten el caudal geográfico ci_e estas tierras luminosas y gratas a la^ que dan categoría literaria. Pueblos, costas y montañas de este cartabán del^ mapa de la multiforme Iberia están acotados unos por el mago^ prosista de «!^ños y Leguas ; otros, por el autor de «La Voluntad». Ln medio del valle, en la margen iz quierda del Vinalopó, Elda; a poca distancia^ cabe la peña ^del Cid, en sus estribaciones, Pe trel. 1^1^da v Petrel son ]os pueblos que une este valle luminoso ^ diáfano. 1Vos habla ?^zorín, de las huertas frescas y amenas» de El^da v del pueblecito tranquilo y límpio» de Petrel. Como es sabido^, Castelar vivió^ los años primeros de su infancia en Elda, en casa de unos tíos maternos, don^ie fueron acogidos su madre, aoña ^-Iaría Antonia Ripoll, viuda en plena juventud, ^- sus hijos, los niños Emilio v Concha. En esta ciudad ^del valle apremdió las primer^s letras v en el regazo de su ^ido latrada madre» recik^ió religiosa educacián. I^unca olvidó Castelar el despertar ^e s^a alma en el ealle de Elda v Petrel^. ^Con niñ^_z de su edad, corretea por ]os campos y huertas, baja al lecho del Vinalopá, sube a las r^,iinas del Castillo, cimero del viejo Elda; gusta las almendras ver,des, lechosas, los meloso^ aiba ricoques, los membrillos acerbos, frutos pre ^ciados del valle que paladea el futura gastránomo. Aquí, sus primeras lecturas, los barbu llones incip^ientes que anuncian al gran orador. En el curso^ de su vida, tan intensa v aj^ treada, con luchas, glorias y dolores, es nara Castelar dulce v sedante evasián el recuerdo ^de Elda v su valle :Yo debo cuanto sov a haberme criado en esta tierra, donde pude c!es ^^?e niño i^dentificarme co^n el sentimiento de la Naturaleza, eYClamaría, transcurridos años ^^ embates políticos, el más grande orador del siglo XIX. E1 novelista Pío Baroja, andariego por los puebl^os españoles, hace notar que no ha habido^ en España simpatía entre las distin±as regiones, ni luego entre las comarcas ni en tre los pueblos. A este respe ĉ to, es curioso lo^ que el famoso botánico, Antonio José Ca ^anilles, sacerdote valenciano^, nos dicP en sus uC)bser^^aciones sobre el Reino de Valenr_ian, puhlicadas en r79^; :«Con distar só^lo^ media legua estos pueblos, si se examinan y compa ran sus moradores, parecerán venidos de ciimas muv diversos, según las diferencias en ^el idioma, trajes e inclina ĉ iones. Lejos de es timarse como^ buenos ^^ecinos, casi se aborre cen y,detestan : los de Petrel, oritmdos dL la antigua ho^ra, de don^de vinieron a reemplazar a los moriscos expulsos, creen que los de Elda tienen otra alcurnia, y conforme a esta pre ocupació^^n infundada prorrumpen en e^pre siones ajenas a la buena amistad ; los de Elda ^corresponden con otras, satisfaciendo^ en cier to modo a su resentimiento, bien que con más moderació^n ;^ hablan en castellano^ sin elección de voces, sin pureza ; los de Petrel^ en vz^lenciano cerra^do. Transcurri^do más de si glo y medio ^desde que Cavanilles escribiera tales observaciones, la realidad nos di ĉ e hov to^do ^lo contrario : Elda _v Petrel son pueblos hermanos. ^^Ya no es Elda aquel pueb^o^ que traba jaba el esparto ni Petrel el de los modestos al fares de torno. Sus afanes^ e inquietudes han transformado estos p^ueblos en importantísi mos centros industrial^es. 1Vlodernas fábricas de cer^mica producen sin ĉ esar tejas y ladrillos en Petrel. También Petrel fabrica calza do, industria ésta e^n la que El^da ha llega-do a ser el emporio ^del zapato de señ^ora. La ac tividad fabril, con el incremento^ extraorclin^a rio ^de la població^n, ha hecho surgir en el ealle construcciones industriales por doquier, modernos edificios, viviendas innúmeras. Si des^de una eminencia contemplamos el^ pano rama del ^^alle de Elda v Petrel, vemas cómo la incesante expansián urbana ha uni^do a ambos pueblos. La frecuencia ,de comunicació^n ^ trato v el acicate comíin cle superacián y me joría los ha unificado. Asi, Elda y Petrel, en el valle de la luz, trabajan, se compenetran y ríen juntos. Las citadas observaciones del ilustre botánico valenciano no son ya más que una curiosidad histórica. Elda v Petrel, acti i^os, cultos v modernos, prosperan en buena v armónica ^^ecinda^d. Elda v Petrel, en el de licioso ^^alle, son pueblos fraternos. ^ Feliz mentc, lector, felizmente. I^A GRAN ^I^DA INDUSTRIAL, D^l^ FUTURO Por Eduardo Gras Sempere LA creación en Elda-y por iniciative de los eldenses-de la Feria Nacional del Calzado, aparte de darnos la ^ran satisfaccíón de que nuestra ciudad sea asiento y sede anual de esa magna exposición de los calzados que se fabrican en toda España, perfila para Elda horizontes y posi bilidades que hasta hace poco no pasaban de ser un sueño hermoso, pero poco menos que irrealizable. Con la Feria hemos visto, tal vez con un poco de asombro, lo que somos capaces de hacer cuando nos lo proponemos en serio: lo que pueden la iniciativa y el tesón eldenses cuando cuentan con un puñado de hombres que saben dosificarlos y encau zarlos por ambiciosos derroteros. Y esto no ha po dido menos que abrirnos los ojos h^cia un futuro Ileno de esperanzadoras promesas. Hemos entrevis to ricos frutos, todavía no al alcance de nuestra mano; sólo falta ahora hacer nuestro br,zo suficientemente largo para que pueda alcanzarlos. No lo decimos como una bravata más: Elda puede y debe empeñarse en ser el primer centro productor de calzado de toda España, con una dife rencia tan notable sobre sus inmediatos seguidotes que, prácticamente, si^nifique un predominío absoluto, el ^anar de hecho ese ambicioso título de «ca pital del calzado español», y no solamente por la cantidad de su producción, sino por el manteni miento y superación de una calidad, en la que resi de la principal ceracterístíca de nuestros zapatos. Para Ilegar a esta anhelada meta, Elda ha de esforzarse, consciente de lo que se juega en la lu cha, en evolucionar progresívamente hacia una nueva adaptación de su industría, traducida en nue vos métodos de trabajo, nuevos sistemas de fabrica cíón, nuevas instalaciones y, sobre todo, un nueva concepto de la dimensión ideal de sus plantas indus triales. Nos hemos percatado de que Elda puede llegar a ser alguien merced a su industria del çalzado. Práctícamente, lo venimos siendo ya d^sde hace años a través de mil contactos individuales, de mul títud de relaciones comerciales que han dado nues tro nombre a conocer por toda la geografía españo la. Pero era éste un conocimiento aislado, disperso, que, si bien exaltaba le calidad de un determinado industrial, no era embajador del enorme potencial fabril que Elda representabe ya hace tiempo. EI primer paso-paso cauto, no presuroso-que hay que dar en este proceso de agi^santamiento de nuestra industría es la dedícación fervorosa, decidi da, unánime y entusiasta de toda la población a esta nuestra primera actividad. No es suficiente que la industria del calzado sea la primera y represente un porcentaje muy elevado de la totalídad del laborar eldense; es además ineludible, si queremos lle^ar a lo^ros de importancia, que, dejando aparte las industrias que podríamos llamar accesorias de la del calzado y aquellas otras que son imprescindibles para el normal desarrollo de la vida de una ciudad, todo lo demás sean zapatos en Elda. La especializa ción, Ilevada a sus últimos extremos; 1a dedicación absoluta a esta rama de la producción fabril, nos darán una fuerza y una experiencia en la materia diffcilmente alcanzable en otra localidad. Elda debe ser un ^i^santesco taller dedicado a la fabricación del calzado, en el que, en apretado racimo, laboren sus hijos pára abastecer realmente de este artículo de primera necesidad a todo el resto de la nación y para colocar en el exterior una cifra cuantiosa de productos. Naturalmente, este camino tiene sus peli^ros. EI primero de ellos, el más importante, es el que Ileva siempre consigo la extrema especialización. AI que sólo sabe hacer zapatos, no se le puede hablar de otra actividad. Y, si surge la crisis en el mercado de aquel producto, la hecatombe ^eneral es inevitable. Es decir, que esa Elda abocada por completo a la fabricación de zapatos podría sufrir un gravísimo colapso económico el día en que, por circunstancias muy adversas, no tuvíeran, eventual mente, normal salida sus artículos. El mal afec taría a todos, no a este o a aquel sector de la pobla ción. Este es el riesgo capital que hay que correr, muy propío, por otra parte, del carácter eldense, en el que tan bien encaja lo de «jugárselo todo a cara o cruz^. [1na solución más cauta y ecléctíca para seguir el camino apuntado, sin pont rlo todo a una sola carta, sería el procurar que todo el íncremento económico que se produzca en adelante vaya encauzado, de forma especial, a la industria básica, manteniendo, sin embargo, las demás existentes en un nivel de desarrollo normal. Es decir, prestar especíalísimo interés al calzado, sin abandonar ni perder lo ya logrado en otras actividades. Pero, en realidad, el capítulo más importante a considerar en un plan de renovación de nuestra industria es otro muy distinto. EI carácter que, hoy por hoy, distingue a la industria zapatera eldense, es su dispersión, su distribución por toda el área urbana en forma de pequeñas instalacionPS, que son timbre de ^loria para nuestra ciudad por dos moti vos: porque constituyen prueba palpable de la ili mitada iniciativa individual de los Pldenses, y por que de ellos ha salido el zapato prímoroso que ha prestigiado las manos artesanas de Elda por do quier. EI pequeño taller ha llenado toda una época, todo este período que queremos considerar como fase de transición de nuestra industria. No cabe duda que ha sabido adaptarse al momento y de que ha cubierto cumplidament^ su misión. Y no es me nos cierto, también, que a él se debe, en gran parte, esta realidad ma^nífica de la expansión de Elda en todos los aspectos que nos ha Ilevado de la mano ^Gontinúa en la }^ágina a de color^ Elda a vista de pájaro Partiendo de los jardines de Castelar, como un tapiz multi color, la ciudad se extiende hasta la huerta baja, que tiene como telón de fondo ese monte bronco y vigilante que es Bo lón. En primer plano la uniformidad de los tejados del barrio de ^EI Progreso» , el lunar con currido y animado de la expla nada ante el ^Iercado de Abas tos y, sobre todo, el verde rejuvenecedor de los jardines castelarinos, respiro de la ciudad en los días de canícula. Es ésta una curiosa perspectiva; tras lo reseñado, el abigarramiento de los barrios más antiguos, de las diversas edificaciones que ttan ido marcando jalones en el ca minar de la ciudad. I^A NU^ VA ^ASA SINDI^AL Por Fra»cisco TETILLA I D *^raE las modernas edificaciones que prestigian la geografía urbana de Elda, se yergue, en una de sus céntricas vías, la nueva Casa Sindical. El acusado interés demostrado por autoridades y jerarquías, singularmente por el Delegado Provincial don Manuel Hernández Sánchez, ha cristalizado en esta halagííeña realidad que viene a resolver cumplidamente el añejo problema de alojamiento que tenían planteadas todas las dependencias sindicales que funcio naban esporádicamente en lugares inadecuados. Gracias a la fecunda labor creadora del Sindicalismo español, Elda tiene ya el hogar que cobija las varias actívidades de uno de los más importantes orga nismos. Acompañados por el Delegado Comarcal de Sindicatos, don José María Navarro Parra, que de continuo ha mostrado también su interés por la consecu, ción de esta obra, hemos tenido ocasión de efectuar una visita al magnífico edificio enclavado en el número i i de la calle Menéndez Pelayo. Destaca la sobria y moderna arquitectura de su fachada, poblada de ventanales en airosa simetría. Cada dependencia está concebida para la función que tiene encomen dada y en todas campea la luz a raudales, ventilación directa, mobiliario «ad hoc^^ y sencilla decoración, que contrasta con el calor hogareño y sentido de hermandad que ha de presidir el quehacer de cada día. Este hogar eldense, muestra elocuente de la vitalidad sindical de nuestra Patria, dispone de oficinas para albergar decorosamente todos los servicios sindi cales, no olvidando las salas de visita para comodidad de los que acuden a las mismas. Dispone de aula para la Academia Sindical y salón de actos con una capacidad de centenar y medio de cómodas butacas. Merece ser destacada la biblioteca, en cuyas estanterías forman ya intere santes volúmenes para estudio, recreo y consulta de los productores. La Hermandad de Labradores y G^naderos tiene también destinado un amplio local para almacén y mayor facilidad de suministro a los agricultores de los productos de su competencia. Y en la planta baja el Hogar del Productor, con bar y cocina a precios módicos, espacioso local de tertulia y recreo con grandes ventanales para la mayor luminosidad y aireación. E( edificio consta de semisótano, planta baja y cuatro pisos y está dotado de vivienda para el Conserje y ascensor, culmi nando con una terraza que abarca todo el cuerpo de la edificación y constituye una espléndida atalaya desde la que se divisa un amplio y vario panorama para recreo de la vista. La nueva Casa Sindical, al servicio de los productores y de los eldenses todos, permitirá una mayor dedicación a las actividades culturales, artísticas, recreativas con su hermoso salón de actos dedicado a conferencias, proyecciones, actuación de rondallas, masas corales, conjuntos teatrales y todo un vario quehacer como remanso de las inquietudes laborales y alimento del espíritu. Sintámonos complacidos por esta trascendente mejora que Elda tiene que agradecer por cuanto significa de atención para la ciudad. La me^iia naranja Bajo la rotunda geometria de la media naranja de la Iglesia parroquial de Santa Aua, ha florecido desde siglos toda la vida religiosa eldense. La cúpula es como una mano colosal, invertida en amoroso gesto de protección y amparo. Corazón del pr^mer templo de la ciudad, su presencia a lo lejos es como un latido azul que denuncia la existencia de un alma eldense encendida en amor a sus Patronos, la Santísima Virgen de la Salud y el Cristo del buen Suceso. Oración de piedra levantada al altísimo por los eldenses, centinela espiritual del paisaje, flor mineral que nos habla de Dios... Los heroísmos femeninos F N estos históricos ntomentos en que está a punto de celebrarse la II Feria Nacional del Calzado e Indus J trias Afines, conviene meditar en que la mujer, en su decisión inquebrantable de presentar la batalla al hombre en todos los terrenos, continúa cosechando victorias en el campo del heroísmo, haciendo la competencia a doña Agus tina de Aragón. Y se vale de los zapatos, de los simples pares de zapatos, para de mostrar a diario que la raza española continúa siendo tan abnegada, tan heroica, tan ascética, tan sufrida, como en los ya remotos tiempos en que don Pelayo, precur sor del pedrisco, tiraba pie drecitas a la cabeza de la morisma. La bella mujer española, rindiendo culto a la coque tería, realiza pequeños hur tos. En la partida de naci miento suele quitarse de cin co a diez años, cronológico robo que algunas veces da resultado, porque hay quien lo cree, y que otras no re sulta en absoluto, porque no se lo cree nadie. Y en la medida de los zapatos, en el número de zapatos que cal za, siempre se quita un nú mero, por aquello de tener el pie más pequeño. Basta observar a las celtíberas por la calle para percatarse de que -Ilas pobresl-Ilevan en este delito una fuerte peni tencia. En las paradas de los autobuses, en los andenes del ^^Metro», es frecuente comprobar cómo las mujeres sacan un poco el pie del zapato, para que éste descanse de su cár cel de cuero, que las resulta estrecha, ya que es de un nú mero menos. En las terrazas de los cafés, pese a estar situa das a la intemperie, a la vista de todos, algunas mujeres se quitan los zapatos, nada más sentarse. En los cines, en los teatros, no son algunas, sino todas, las que se quitan los za patos en cuanto ocupan su localidad, hasta el punto de que si algún gamberro diera la voz de «IEuego!», el vestíbulo se llenaría de mujeres descalzas. Y al llegar a su hogar, puede uno apostar lo que quiera a que la mujer lo primero que hace es quitarse los zapatos. Aunque se haya dejado los gri fos abiertos y esté la casa inundada; aunque la criada este en el comedor charlando con el novio; aunque el niño esté Por Evaristo Acevedo cortando con unas tijeras los visillos del despacho... Toda mujer hará siempre lo mismo al Ilegar a su hogar: quitarse los zapatos y respirar satisfecha, contenta, feliz. I-o lógico sería que las mujeres, que conocen el motivo de su sufrimiento, que saben dónde les aprieta el zapato, pídieran un 3^ en lugar de un 36 o un 36 en lugar de un 3j. Pero no. Ahstiénense de hacerlo. Siempre pedirán un 36, si calzan un 37. Siempre pedirán un 35, si calzan un 36. Ellas quieren acapa rar la levenda del heroísmo, de la abnegac;ón, del sufri miento callado que la Hisw ria asigna a la raza española. Puestas a sufrir, anhelan sufrir más que nadie. Puestas a padecer, se colocau en pri mera línea de los padeci mientos. Y siguen pidiendo un número menos cada vez que adquieren un par de zapatos. Esbozando gestos de dolor, al ponérselos. Apro vechando la más insigni6 cante ocasión para sacar un poco el pie de la cárcel de cuero o quitándose los zapa tos por completo cuando están en el café, en el cine, en el teatro. Deseando llegar a casa para quitárselos y res pirar contentas, tranquilac, felices... I_a mujer quiere batir el récord del heroísmo, de la resistencia, del sufrimiento. Y lo consigue. Lo consigue a diario. Supera a Agustina de Aragón, a la hija de Mala saña, al Cid Campeador, al Gran Capitán... La bastaría, simplemente, pedir en las zapaterías el número que verda deramente calza, para ser feliz. Pero no quiere. Preñere re sistir. Resistir siempre. Dando un ejemplo a los hombres de todos los países, en estos tiempos de internacionales dificul tades que vivimos. Me atrevo a sugerir que los fabricantes de calzado, con motivo de su II Feria Nacional, hagan las gestio nes pertinentes para elevar, en cualquier punto del país, un monumento. El ^^monumento de la celtíbera desconocida» , simbolizando en ella a todas las celtíbe ras que, por la coquetería de pedir un número más pequeño del calzado que necesitan usar, sufren diaria mente, pero en silencio. Sin derramar una lágrima. Sin que la belleza de su rostro se altere. E L hermoso valle de Elda remata en la Peña del ^ ( ^ Cid, que parece des ¢ de lejos un tigre *,,,^„ ` tumbado. En Sego i i h ^^^ i^ ^ ay una s erra v a ^--^ -^ : 3 %^^ ^ que semeja una mu ^^^^^ , e jer muerta. Y asi, ,La mujer muerta^, se la llama. Estas semejanzas humanas o zoo 16gicas se dan mucho en los montes. Siáuiendo la contemplacion de la Peña del Cid, can óptica literaria, se erige también en la hebilla del cinturó^n orográfico^ que apri ^ic^na el valle. Y ahcra voy a decir una cosa rara. Le^í en un viejo infolio q_ue la ^denomi nacián de Sierra ^del Ci^d nada tenía que ver con d^^n Rodrigo Díaz de Vivar. Y que me perdonen los maestros Menéndez Pi^dal ^ rzorín, que han glosado^los pasos del héroe le^-endario por estos contornos. Se^tín el citado infolio^, el vo ĉ ablo cid viene a significar en árabe algo así como se ñur^. Z la susomentada sierra lo es de altura enire t^das las limítrofes. Yo, como dijo un escritor foráneo, ni propongo ni supongo. F,xpon^,7o, senciilamente. El lito^gráfico valle de El^da es un portento de armonía, de belleza ^- de color, con su pai saje sencillo ^- claro. ^ su cielo de un azul impoluto. Esta sencillez, esta ĉ laridad, esta helleza ^^ armonía, forman sustancialmente en la pros^i de1 maesYro Azorín. Aquí radica Ia m^^dula de su glorioso^ estilo. l.a madr^ ^1e1 escritor, doiia Nlarí^i Luisa ^uiz, nacc en Petrel, en el límite del delicio s^^ ^-alle eldense. Contrae matrimonio con don lsidro _^^Iartínez, veclano nati^^o, propietario fuerte en el término de :^^Ionówar, donde resi den. ^^llí viene al mun^do el ilustre escritor. Sus retinas se empaparán de cielos puros, de paisajes sencillos v claros, como una inme diata prolon^ación del ^^alle el^dense. Casi luia misma escenog^rafía. Pero la ĉ antera de .azorín está en la madre, nacida en el valle, en su meta de Petrel. ^ este magnífico valle influye en la i^diosincrasia, en la sensibilidad del maestr^^. Gl lo ama ^- lo canta en uno de siis lihros, Con sti estilo peculiar escribe. «Iodo esto^ es precioso. Mi vida se des iiza en el valle de I^lda, bajo la alta Peña del Ci^d, co^n una suavida^d indecible. Vov ^des cubriendo p^oco a poc^^ nuevos aspe ĉ tos de la ^aYUralezan. , Para qué más ? F1 jo^^en ^7artínez Ruiz cli^^a^-a por estas encantadoras geografías. Lac c^a^^ta v las ^^ic nte. Pesan en su prosa las in ^Continúa an la pá^gina 3 de color^ Divagación literaria Azorín, Castelar y el valle de Elda Por fosé Alfonso ^ ^ ^ ^ ^ `^ A ^ t_ ^ El Jardín de Castelar, carazón de Elda Por Juan Madrona )báñez C ^D^ ciudad, como cada indivíduo, tiene un lugar íntimo en el que aunque no sea n^uy razonablemente, localiza lo más sen sible de sus reacciones frente a la vida. Elda tiene su magnífico Jardín de Castelar, desplegado en tríple y varíado « planteau » y en el que puede pulsarse, sorprendentemente acompasado, el rit mu de las cuatro estaciones. La terraza inferior, con un estanque tediosamente quieto, su leoncillo reumático baboseando su orgullo a las ranas estólidas y sus recbnditos bancos umbrosos; la intermedia, humildemente estirada, corno una almidonada chíca pobre, lu ciendo siempre el mismo moño empingorotado de la estatua castelarina; la superior, holgada y variopínta, orgullosa del recio garbo ue su tem ^ plete y de la presuntuosa fuentecilla que la re mata como una joyada peineta levantina; todo el amplio jardín, abierto siempre a las ansías del sosegado « far niente », es el corazbn urbanístico de Elda, cuyo púlpito vegetal acusa, con sus cambiantes tonalidades, la rotación de las cuatro estaciones. Primavera jCómo se esponjan las palmeras en el gozo de la inminente fecandidad! jQué pensativos los pinos taciturnos, segregat^do las vivas cadenas de sus procesionarias en un rito de druítíca unciónl Cuando 11ega la noche y se encharca de silen cio todo el ámbito del jardín; cuando cara a cara rosas y estrellas se entregan a ese coloquio mági co que sólo descifran los ultravidentes; cuando en cada rincón hay un presentimiento gozoso y en cada tallo vegetal un temblor de anuncia ción inminente; cuando el bronce de la estatuatribunicia quíere florecer al roce de las frescas brisas rezagadas y el brazo en alto de Castelar pa:ece gritar una sabia lección de juventud a los femeniles ejércitos alineados en los parterres ver deantes... entonces diríase que rebosa en el jardín una imposibe ambición: el deseo de que lo gozaran en exclusivo y delícioso usufructo las chicas guapas de quince años. Estío Grávidos de quietud y de canícula, se ador tnecen los árboles, abúlicos, desesperanzados en ^us ansias de líquidas caricias. Las libélulas inquietas, como lanzaderas angélicas, van tejien do sobre el verde vergonzante del estanque una gasa invisible para cubrír la carne sadada del jardín en soñoliento abandono. En un suave ^sharco de sombra, se habla de entrenadores y de fichajes-palabras que suenan a blasfemia ante la ingenua pulcritud de los rosales-. Las cigarras piden auxilio a las ranas del estanque. Luego, Ilegará la hora cascabelera del atarde cer y vibrará el jardín como una pandereta gozo sa. Hora infantil, la hora de las niñas, morenas, rubitas, vivarachas todas, trenzando la algarabía de sus juegos y de sus risas bajo la paternal bendición del broncíneo don Emilio, que imparte un sacramento de gracía primaveral sobre la inocencia de las inquietas rondas infantiles. Y, más tarde, cuando empiezan a bajar de B^lón, arrolladoras, las sombras de la noche, el jardín se convierte en mágico campo de batalla, donde la artillería de las risas de las muchachas, las amerralladoras del piropo redundante, las minas explosivas agazapadas en el mano a mano de cada uno de los bancos bien ensombrecidos y el olor a la pólvora de las impaciencias juvení les, hacen dificultoso el paso a los inválidos y a los retirados de las campañas de Eros. Las noches estivales castelarinas tíenen un secreto colofón: es la alta trasnochada, cuando las últimas ambulancias r^e la noche se llevaron ya a los heridos más graves y tocados en la noctur na lucha incruenta. Entonces el jardín se hace respetuoso y paternal. Se extiende como una altombra de religiosa admiración para que lo san• ^Continúa en la pá^ina 4 de color^ Como alhajas sobre el terciopeln de un fantás#ico joyero, he aqui unas muestras de I9s productos del ingenio nacionnl en la exalta ción esplendorosa que significó la ^ ^ ^ R D ^ N A Allá se quedó, lejana línea, sombra fugaz en la distancia. Y allí el escultor sin nombre que la imagen modelara con las inanos encendidas por el fuego de la gracia. Rocas y arena, triste puerto, mudas barcas; oscuro silencio del adiós sin esperanza. Bajo la noche, el cristal sonoro de las aguas, con un río de estrellas desveladas. en el remolino encaje de las espumas de nácar. Los ángeles marineros, rubias crenchas, luz del alba, níveos lirios, leves alas, impulsando van la nave de la Virgen Soberana; y la mar verde esmeralda, mece canciones de cuna que los luceros le cantan. Por el místico horizonte, agujas de sol y plata,tejen el celeste manto de la límpida mañana. Rizos de las olas, brisa de la tierra parda, raudo vuelo de campanas, deslumbradas. El Santo Cristo se yergue en la Cruz atormentada; las manos rotas y yertas, en el pecho roja lanza, la frente pura, ceñida por las espinas amargas. La Virgen de la Salud, rosas de amor en el alma abre para el hondo valle los cielos de su mirada. Camino blanco, temblordelalunaclara CAROLINA GONZALVEZ ROMERO Poesías eldenses de A L oriolano 1 uan Sansano Benisa, fallecido no hace muchos años en Alicante, es deudora nuestra pro vincia de muchas páginas de exaltación, vertidas unas en las páginas de revistas y periódicos de los que fue asiduo colaborador-y aun director de algunos-y cantadas otras en certámenes poéticos y 1uegos Florales, en las cuales su lírica emotiva y brillante siempre destacaba sobre sus competidores. En la «Fiesta de la Poesía» celebrada en septiembre de r9zo en el Teatro Castelar de nuestra ciu dad, y en la que actuó de mantenedor el M. I. Sr. don Agustí q Cavero Casáñez, entonces Canónigo Deán de la Iglesia Catedral de Orihuela, fueron premiadas las compo siciones que a continuación reproducimos, que más tarde (x9zc) fueron publicadas en el libro ^Por las rutas flori das» editado en Alicante, en los talleres tipográficos de «El Día» y cuyo volumen hemov podido examinar y copiar gracias a la atención de don J osé María Navarro Parra, excelente escritor alicantinista y buen amigo naestro. Las poesias de Sansano dedicadas a Elda sou bien mere^ cedoras de esta reedición, tanto por su valía poética como por él hecho de ser desconocidas para los eldenses de nuestra generación, a los cuales se las briodamos en la seguridad de que aPreciarán la cálida emoción qua hay en ellas y la admiración por nuestra ciudad que se trasluce en las rimas del laureado poeta orcelitano.-A. N. lu a n Sa n sano E1 Alcázar de Elda Español de altiva raza Español de pura raza altivo y caballeresco, he surgido como sombra .^íe las honduras del Tiempo. Si traigo^ la faz manchada y sangre en as manos lleva, los moros tienen la culpa que mi potro detuviero^n v burlándos ^, cobardes, de mi valor y mi acero ; ique siempre tuve la espada para ^ deshacer entuertos, para rechazar agravios, para defender mi pecha ! Y hov llego a tus pies, castillo^, ^ ^Continúa en la página S de color^ ^ríptico áe sonetos en honor de eldenses preclaos Iuan Sempere y Guarinos Cerebro portentoso que supiste Ilenar de luz tu peregrina historia y eternizar tu nombre en la memoria de la bella ciudad en que naciste. Amplios caminos a la ciencia abriste legando al foro inmarcesible gloria... Más que real, pareces ilusoria visión de luz que claridades diste. Si en la ruda vorágine contemplo ruinoso de tu fama el áureo templo y cayeron tus obras al olvido... EI corazón de tu ciudad, te canta... jY tu pétrea figura se levanta sobre el gótico alcázar derruido...! luan Rico y Amat Historiador, filósofo, poeta; alma de bronce ante el amor rendida; bendición de los cielos fue tu vida, igual que al alma de tu siglo, inquieta. Las musa; te llevaron a la meta en que tu gloria fulgurante anida, y aún tu voz soberana, enronquecida, al opresor de los caídos, reta... Caballero ideal, con loco empeño, sobre silla de oro, Clavileño te llevó a la conquista de renombre... Y la ciudad que con pasión te adora aún recordando tu grandeza, llora, y escribe en blancos márinoles tu nombre... Francisco Ganga Ager «El Seráfica» Bufón constante de la suerte loca... Tu inspiración fue lírico torrente; cada beso que Dios puso en tu frente era rima de luz sobre tu boca. Fue tu pecho ante el mal, áspera roca y aún tu verso lumínico y ardiente vibra igual que una música silente en el alma del pueblo que te evoca. Bohemio y soñador, que no sabías quién te dictó los versos que decías, jun milagro de Dios fueron tus^dones! Y quiere Dios eternizar tu gloria porque ha de ser eterna tu memoria Jcomo han de ser eternas tus canciones! Elda a vista de pájaro La Plaza de Toros es como un ojo ciclópeo que contemplara atónito el ritmo vertiginoso de la ciudad. Esta zona de sus alre dedores, hasta hace bien poco umbral del campo, conjunto de solares, ha asistido en los últi mos tiempos a una verdadera revolución de ladrillos y ce mento. Nuevos barrios se aso man tímidamente en los últimos planos de esta foto eldense de amplia perspectiva. A1 fondo, las nuevas barriadas frente al Hospital Municipal, que con trastan con las antigua^ vivien das de la Tafalera. Perfecto sím bolo de lo nuevo frente a lo que envejece. Y en el centro de la ciudad -como algo paradó jico en estos tiempos en que también el espacio es oro- un gran lugar en blanco, asiento de antiguos jardines, reminis cencias de unos tiempos en los que no se vivía tan deprisa, pero se necesitaba mayor espa cio para vivir. Un niño descubre Elda ICuento) Por Francina (Barcelona^ E NTRE relorCtdos V1ñedOS OT la herlda ^ P abiert:a en la rojiza tierra, lanzando al ciento s^i estridente silbida, el tren se desliza raudo y serpenteando empañando con su estela de humo, la niti^dez del dorado atardecer de un día d.e primeros ^de septiembre. En un desvencijado departamento de ter cera clase, que pare ĉ e no poder resistir el aje treo a juzgar por los quejidos ^de la madera y el chirriar de las rue^das, un ehiquillo aprieta su carita pálida ĉ ontra los cristales } con ojos admirados contempla eI paisaje, que con rit mo ^-ertiginoso se desliza ante él. El sol tiñe de rojo los campos ; las cumbres de los lejanos ^^ azulados montes pare cen encendidas de un fue^o sin llamas ^ _^ las nubes tienen tm suave co^lor rosado, rojcr, violeta. Van oscureciéndose con rapides. ^- to do queda sombrío, triste v frío. L;l nit^o aparta la mirada dcl c^teriur ^^ como nada ha^• en el interior que merezca su atencián, cierra Los ojos ado^rmeci,do. Tendrá unos catorce años, va pobremente ^-estido ^ no demasiado limpio. El hombre ^- la mujer que se sientan junto a él, no son sus padres. No recuerda cómo ni cuándo dejó de ver cer ca de sí las miradas cariño^sas de un hombri^ y una mujer que en nada se parecían a éstos. Se quedó solo, ellos lo recogieron ti^ así empezó esta ^^i^da que cada día puede soportar menos. Si aP menos estas personas le demos traran algún cariño... ; no, por el contrario, es una carga para ellos ; un estorbo ; se 1o han dicho una ^^ mil veces, a pesar de que se es fuerza en hacer cuantos trabajos puede, hasta pedir limosna, que es lo qu^^ más le disgusta. ^ueña, como haee tantas ^^eces, en otra clase d-^ ^^ida. jI^rabajar !Este es su sueño dorado. lin día trabajará, no importa en qué, pero ^^i^-irá en una casita limpia, irá bic^n peinado ^ tendrá una cama con colchón ^- hlancas sá banas, exactamente como ^dehe tener i,uisín, aquel niño que vive en 1a casa donde crecen tantos rosales. Cierto día entrc^ en la Iglesia ^^uando los niños daban su clase de Catecismo ^^ el Sr. Cura les decía que debían contarle a la ^irgen todas sus cosas i- pedirle lo que deseaban. j Cámo deseaba él conseguir todo eso^! ^unca pidió nada, tampoco rezá nunca, hueno nunca sí, cuando era mu^- chiquito su madre le hacía decir una oración que... ^, Cc^mo c^ra : Jesús, ]osé ^ _-... r, quF más ?^ o po díri recordarlo. l:l tren seguía su marcha sin ^detenerse, trac, trac, trac. Abriá los ojos, la luz del de partamento era débil _v daba un aspecto lúgu hre a todas las cosas. Algunos pasajeros dor mitaban, otros sostenían una conversación que iba languideciendo poco a poco. f través ^del empa^ado cristal su mirada no podía penetrar la oscuridad de la no^che, ya no^ podía distin ^;urr ni tan sólo la silueta de las montañas o los árboles. De pronto, 1 Virgen Santa ! ^, nué era aquello ? 1 Qué maravilla ! A lo lejos, todo relu^ía ^^on intensa clarida^d. Todas las estre ^Continiía en la pá^ina 8 de cala^^ aparadora por francisco mollá montesinos NADIE de ti se acuerda: ni la que va descalza, ni la que calzando oro el aire huella. Nadie se acuerda; ni la mendiga, ni la princesa Y, aún no ha ^acido el poeta que rime la cadencia de tus pies infatigabLes de veToz gacela. Cadencia que se duerme en e1 seno de las horas pasando como río de aguas tercas .. Nadie de ti se acuerda: ni el hombre de la calle, ni el poeta. El hombre de la calle mira el suelo; el poeta escucha dentro su voz vieja... Nadie sabe de tus sueños Aorecidos Nadie penetra en el rítmico idioma de tus pies, en el diálogo de tu lanzadera,.. Las pilas de tus ojos desgastándose en próvida fijeza -en vértigos del tiempo que, prepara dejarte fuera-. jOh, dulce aparadora! Madre. Hermana. Compañera. Carne de nuestro espíritu. Hija nuestra, Cómo brotan caminos de tu aguja. Cómo alumbran tus manos de paciencia Cómo endulza el espacio tu figura. Cómo vencen tus ojos la materia. . Mujer de nuestro hogar. Alma de la morada nuestra -con salidas a todo el mundo libre-. Angel de nuestros hijos: Lavandera. Enfermera. Zapatera. Nadie te nombra Nadie se acuerda. Ni la que va descalza, ni la que calzando oro el aire huella. Ni la mendiga. Ni la princesa Ni el hombre de la calle. Ni el poeta (Aunque todos respiren del progreso tu proyección en la verdad fraterna^. Nadie te nombra. Nadie se acuerda... Y eres alma no más en tanta lucha. Aparadora. Dulce hermana nuestra. Un escaparate nacional para el calzado español por Etluardo Gras Sempere DeNrRO del grupo de las industrias ligeras, y en el sector de las de producción de artícu los de uso y consumo, la del calzado había logrado^ desde hace bastantes años, una importan cia relevante en nuestra Patria, tanto por la indis• cut{ble calidad y buen gusto de sus productos como por la cuantía y volumen de su producción. Si ahora echamos una mirada a la historia del desarrollo de esta actividad industrial de España, nos sorprenderá tal vez el que hasta hace muy poco, no se hubiera caído en la necesidad de que esta in dustria tuviera su media propio y exclusivo de di fusión, propaganda y promoción de ventas. Tal vez este medio pudo haber sido la publicación de una o varias revistas técnicas, similares a las que se editan en muchos países, en las que se recogen cuantos datos y noticias afectan al ciclo productivo zapa tero. Pero, sin duda por la idiosincrasia de la in dustria zapatera eapañola, este recurso de la publicación periódica no ha cuajado hasta ahora, pese a los varios intentos efectuados con poco éxito. Parece como si los industriales y comerciantes espa ñoles del calzado prefirieran ver, materialmente plasmados, los diseños, las novedades que la moda suscita, los perfeccionamientos en máquinas y pro cedimientos, que a través de un artículo de revista se nos antojan fríos y faltos de la facultad de convencer. La idea de la celebración de una Feria Nacional del Calzado tenía, pues, que surgir forzosamente. Sólo una exhibición nacional, oficialmente refren• dada y presentada y organizada con todas las ga• rantías de éxito, podía satisfacer la necesidad apre miante sentida por todos los sectores que integran el mundo de los zapatos. La idea pudo parecer ex cesivamente ambiciosa en un principio; todos los proyectos de esta clase lo son, en realidad. Pero hay que exagerar la ambición cuando lo que se ambiciona es d^eable y, sobre todo, cuando es necesario. Hov, esta Feria es ya realidad: En estos días tiene lugar su segunda edición, que supera en im portancia y organización la primera, celebrada el pasado año. Con la confirmación oficial de la FeriaMonográfica del Calzado las autoridades económi cas de España han dado el espaldarazo a la idea y han reconocido tácitamente la personalidad alcan zada por este importante sector de la actividad Fa• bril nacional que es la industria del calzado en todas sus modalidades y especializaciones, junto con la gran familia de las industrias relacionadas íntima y directamente con aquella. La celebración de la segunda Feria Nacional del Calzado en Elda viene a establecer en nuestra Patria un paralelo afortunado con las exhibiciones del mismo carácter que anualmente tiene q lugar en otros países europeos y americanos. Recordemos, meramente a título de ejemplos, las Ferias de Vige• vano, de Pirmasens, de Utrecht. En todas ellas, una vez al año, se reunen industriales y comerciantes, representantes y técnicos del calzado que encuen tran así la posibilidad de confrontar sus realizacio nes, de estar al corriente de los últimos logros de la técnica, de compulsar cotizaciones y calidades, de orientarse en una palabra, sobre los mil detalles y aspectos de su industria o de su comercio. Y este comentario nos lleva de la mano a resal tar en la medida que merecen, las ventajas que son inherentes al carácter especializado, monográfico, concreto de una Feria de esta naturaleza, exclusiva mente dedicada a recoger en forma periódica y oficial el palpitar de todo un conjunto armónico de actividades que se complementan y auxilian con un objetivo común. En primer lugar, la Feria Monográfica es un catálogo, un enorme catálogo, a fecha fija, de los últimos logros y de las posibilidades de la industria nacional. En la Feria encuentran todos los sectores interesados, en forma de realizaciones materiales, las últimas novedades aplicables a la propia fabri cación, la más reciente maquinaria, que viene tal vez a resolver un problema técnico hasta entonces insoluble o de difíci)salida, las orientaciones nuevas relativas a estilos, líneas, colores, adornos, etc. Por estos mismos motivos, la Feria especializada constituye una verdadera escuela de procedimien tos, en la que todos tienen posibilidad de aprender algo. Quizá mucho. Este aspecto de la utilidad de la Feria pudo ya ser comprobado en la primera edición de la misma: muchas innovaciones en talle ^Continúa en la pá^ina g de eolor^ CARNET DE ELDA Blanco y verde en el jardín La nieve es siempre un esNectáculo en Elda. 1 la traemos a estas páginas como un elemento de refrigeración tras las ardorosas jornadas estivales Nieve en la Ilaza de Castelar, nieve en el jardín eldense por antonomasia Sobre las atónitas palmeras, odaliscas de vientos cálidos la sorPresa del blanco inmaculado de la nieve. Sobre el mármol de los bancos, sobre el estanyue estremecido la pala real del 6npido armiño. Y, como siempre, aprovech.mdo su insólita presencia, la juventud alborotada q ue improvisa batallas en las 9ue se cruzan como únicos proyectiles risas y bolas de nieve.,. Notas para aquéllos que la desconocen. S Íl^ L^ _^^^ I(^ 1: G^na oeste de la provin cia de :Alicante, limitando co q Sa^, Salinas, Petrel, Aovebda ^^ 1^Ionb^var. I,a ciudad se ex tiencíe al pie de una colina donde se elevan las ruinas de un viejo castillo ^- está flanquea da p^^r el ancho cauce ^lei rítt ^inalopó, casi st°t^t^, rl Guadarrambla dr^ l^s árabes. 1OI^LACION : Fl censo arr^^ja unos tr^^inta mil habitantes, a los que ha^• que unir untts ruintos millares más que, habitantes fu^r^^ d^^l términu municipal pero forman^lo un st^lt hlttt^ue ttrb^^no^ con l^lda, hacen su vida ínte;ra, laboral ^• t^rdinaria, en la ciudad. IllUSIRI.4.-E^isten di^-ersidad de in dustri^^s, pero la que lo abs^^rhe to^d^^ es la del c^ilz^tdtr, con un censo casi Tttal de pro^ducto res ^- una produccián de cerca de la miCad de la prt^duccic^n naci^nal de calzado femenino. H^isten fábricas de maquinaria, de tacones ^^ hormas, ^de cartó^n, de muehles, de productos químicos, ceramica, ^^eso, material dt^ cons ^Continúa en ln pá^irtn ^ o d^ colorJ L,AS NU^V^ (Plaza de Sagastal L A calle, la laza, P la clara mañana. Los niiios, las gentes que suben y bajan, los rayos del sol, la fuente encalada. Por Carolina Gouzálvez Brumosa, lejana, ladera de monte, honda la mirada. Las olas azules del ciele, en la playa de las verdes ramas; la plaza, en brazos del aire las copas doradas, los árboles, nidos de brisas de alas. arroyos, espejos del agua. Reluce la arena, la tierra cercada por los azulejos florece en adelfas, manzanilla y dalias. El jardín despie con juegos y risas los niños le saltan Hay un ronco rugir de motores que golpea la calle temprana y se lleva girando en la rueda centellas de plata. Los rayos del sol, amarillo y naranja, invaden los rubios tejados, las blancasfachadas. Y la fuente canta, -garganta de piedra, misical el alma, canta por los niños que rien y saltan, (rodar de carteras en htímeda grava^. Honda la mirada, por el ancho hueco vacío de casas, la mole del Cid, castillo del alba. EL VA L LE Cercado estás de montes, ancho valle, tierra parda. Muros de rocas morenas conteniendo la mirada perdida en el horizonte de los crepúsculos malva. Piedras blancas, bajo el sol de los estíos lleva el cauce de tu río en la garganta. Caminos polvorientos, almendros, olivares, la cebada, los trigales sedientos y los campos de alfalfa. (Amapolas y grillos, la noche desvelada, centinelas de luna en las ramas de plata). Tu paisaje es así. los viejos bancales de lomas doradas, los secos barrancos, los duros senderos, los cielos abiertos de azules mañanas, la oscura silueta de los verdes pinos, los rotos canales sin agua, las grises ladei•as, las agudas cumbres que ocultan el sol o encienden el alba. La ciudad en tu seno; rubios tejados, claras fachadas, la cúpula brillante de la Iglesia, las torres sonoras de campanas. Y las jóvenes calles, legión en vanguardia, avanzando fronteras de casas. Como un himno de hierro las máquinas te cantan, como una fuente viva de fe y de esperanza; en la Cruz del trabajo, cada día te redimen las manos artesanas. Cercado estás de móntes, hondo valle, tierra parda; el rumor de tu pueblo Ilenándote eI alma. C A R O L I N A G O N Z A L V E Z l^ na mañana de _^bril, cuando ya los ro sales anunciaban la prádiga donació^n de sus mara^^illas florales, ^dos ^ hombres jó^^^enes se postraban ante el altar albic^orado ^de la ^ir gen de la Salu^d. F,n sus rostros, curti^dos por páli^d^s soles extraños, traían el asombro de quien hubiera sido protagonista de un milagro reciente. Pocas veces se ha desplegado a os pies de la ^irgen una oración m^ts lastra da de gratitud. h.ra el año ig^^}. F,ra aquella primavera i^nsionada en que toda España^^°ibró comc, un I^ AS FASIURAS E N la gastronomía eldense, la «fasiura» es la reina, el bocado escogido que se reser va para la solemne festividad del día de la Virgen. En Elda existe toda una tradición culinaria alrededor de este riquísimo manjar, que se remonta a los más antiguos tiempos. Nada sabemos acerca de cómo surgió y se aclimató entre nosotros la costumbre de consumir las «fasiuras» e q las fiestas de septiembre; pero lo cierto es que su uso arraigó profundamente en las cocinas eldenses, hasta el punto de EFEMERIDES ^MO^IONAD A S Yor Iuan Madrona Ibáñez corazón inmenso al conj^uo de un nombre : ^emíramis. Para mucho^s millares de españoles, ^^ pa ra algunas tamilias el^denses, ese nombre e^ tan inol^idahle como el nombre de la madre. Semírami^ ^^ra el nombre de un barco que en aquellos cíías traía a España un fabti- loso cargamento de einociones, Vo no sé có mo na reventá el dób^l casco del buque con las rotundas esplosiones de júbilo de aque llos cent^enares de Lrlises. Yo no sé cómo no naufi-agó con tantas lágrimas de gozo de lo^ que hasta entonces sólo sabían de angustias ^ de desesperanzas. ^o no sé có^mo no ^-ino raudamente por los aires, atraído por la ^^n sieda^d gigante de las madres que esperahai^ ^Contiiaíia en la pá^,ina i2 de eolor^ que será rara la familia de nuestro pueblo que estos días de ñestas no se reúna, a la hora de comer, alrededor de una fuente de ^«fasiuras». Dicen los entendidos que las sabrosísimas Kfasiuras», cuando están en su punto, constituyen el manjar más parecido a la ambrosía de las leyendas griegas que hayan podido inventar los hombres. Y que, regadas con buenos tragos de dorada cerveza, son algo así como una impresionante puesta de sol o una maravillosa sinfonía para el paladar. «Ni quitamos ni ponemos rey, pero ayudamos a nuestro señor•. Buen provecho, paisanos. La muj er, la moda y el calzado EI progreso ^^ gr^u^^lera que nuestro pue blo hi padido adquirir en estos últimos tiem pos, no es secreto para nadie que lo debe a esa pujante fuerza que, contra viento v marea constitu^-e nuestro mund^^ del calzado. Inmer sos en él, sentimos en nuestro interior todas las influencias y reacciones que la IVtoda, en ese constante esfuerzo rstético ^^ ^ i^^i^iic-:c;or, pr^duce, ese soplo mágico que brinda la oportunidad de la divina renovación. Cualquiera prefiere renovarse a morir, pero a la ^ mujer, más que morir, lo que le asusta de verdad es em-ejecer, sentir en sí misma el paso de los años. Por tal motivo sie^zpre está dispuesta :a aceptar los imperativos de una moda^que la libere del tiempo que pasa, ti• que, como gotas de rectierdo5, siempre se queda prendido en su^5 vestidos ^- demás prendas. ^osotros de bemos celehrar v amparar estr: noble senti Por Ernesto García Llobregat miento femenino, ti-a que gracias a él ponemos en marcha esa gigantesca rueda que a totío un pueblo arrastra. ^ruestros primeros recuerdos personales, en lo que al calzado femenino se refiere, se ex tiendf^ hasta los primeros años veintes : antes de esa fecha sólo recordamos ese par de botas ^^ zapatos de caña alta, con veinte botones abrochados al costado, ti- que nuestras madres guardaban toda^-ía cuidadosas por ser el pri mer regalo de nuestros artesanos padres. Se llamaban «Polonesasn, y construí^dos en deli cada cabritilla gris perla llevaban un medio tac^ín ĉ lt suela. Este tac^án se llamaha (iih,^ nu,, tal vez porque en el ambiente de enton ces flotaba el recuerdo de la Perla de las Anti llas, •^n el pay-pav, la mecedora, el loro v la; (Continúa en la página zq de color^ Lírica del paisaje eldense Por Francisco Mollá Montesinos lVocturno Dormía la ciudad bajo la luna azul y plata y endulzada en rosa tiernamente.., (como una virgen diosa que así ocultara su cabeza bruna). La plaza Castelar era como una laguna perfumada y misteriosa con sus islas de sombra clamorosa... La Plaza era una mística laguna... Abril se deshacia en eÍ encanto del sueño embalsamado de las rosas y el silencio amoroso del encanto. EI triunfo era completo del amor cuando de entre las ramas rumorosas surgía en la pureza el ruiseñor. Al monte silla del Cid Amo ese monte elevado por sus confines de mar, por su horizonte de sol, por sus paisajes en paz .. Por que en sus eumbres, emerge profunda la Inmensidad encantada en los abismos del misterio sideral. Allí, el tiempo se ha hecho sólido cuajado en el peñascal. Y, el silencio se ha dormido sn ritmos de Eternidad .. Amo ese monte. EI ha sido mi templo en la soledad... iCuánto bien he recibido en la hondura de su paz! Elda al amanecer, desde la Torreta Levanta al sol divino su oriflama por la espalda del Cid y Chaparrales; y en laderas y Ilanos y bancales su beso fulgurante se derrama. Entonces, nuestro Valle es una Ilama de mutables matices desiguales -estricta teoría de cristales refractando a la luz toda la gama. jEl sol de oro triunfal, el sol de espuma y las islas de sombra sumergida en el místico velo de la brumo!... Y como alma del Valle, surge airosa -tal Venus en la mar- Elda querida envuelta en graeia eósmica, radiosa.. De un jardín ameno a una colosal actividad faóril EL ESPARTO , probable origen de la grandeza industrial de ELDA Notas de cinco siglos de la economía eldense Por Ataúlfo García Asenjo Premio Nacionol de Prensa Agrícolo 1960. Premio Nacional del Cansejo Superior de Colegios Oficiales de Ingenieros Agrónomos 1961. Comendador de la orden civil del Mérito Agrícola I:n csta magnífica ^• espléndida corona en hol^or de. l?lda no queremos que falten unas ^^iejas ^c°ro valiosas v fragantes flores ^de unas notas que nos hablan y orientan en el camino de la grande-r,a eldense. I`oda esta prvsperida^d ha tenido una cal_lsa. De antiguu tiene Elda ^^ieja gloria mer ca11ti1. I?n el año i46o, como es sabido, el rev don Juan II de Arag-ó^n concedió^ a esta Villa el pri^-il^io de celebrar anualmente una Fe ria en el lnes de Septiembre. A los cinco si gitts Elda alcanzó también la alta distincián de celebrar Ferias Vacionales del Calzado. I^esde aquellas ferias ^del siglo ^^ hasta estn I I [^ eria .Va^cional del Calzado, Elda ha rec^lrrid^ un largo v brillante camino de pros peridad. Camino duc arrancó, sin duda, de la agricultura par^t terminar en un magnifico p^^r^^enir industrial. Un ilustre viajer^^ nos da preciosos ele mentos nara estudiar esta evolucián que pare ce que ^e asienta en la manipulación del es parto, del esparto majado de un m^do ori^inal iniciado en esta indusiriosa I^ld^. El ilus tre viajer^l es nada menos que el sabio botani co don :Antoni^t Josef Ca^-anilles. ^lue por mandaY1 ^del Re^ _comenz^S a recorrer el R.eino de Valencia en 1^q^ para realizar estudios ^de la flora española. Est^l ^-ran figura de la ciencia españc^la ros dejcí una magní,fica ohra t^itulada «Obser ^^aci^tnes sobrc la Histo^ria Natural, ^eografía, agriculttlra, p^^blacit^n ^- iiestas del Reino de Valencia,,, La obr^ fue publicada en dos t^o mos en i ^q^ y t797. ^ De esra curiosa ^r escelente obra toma mos los si^-uientes datos que se refieren a Elda : « Sobr•e los cirrrientos del es fuer^^No y el tesón de los elde^tses yue nos precedier•on, la Elda actual levarrta srr silueta de urbe moderna, en continuo des^aelo de progreso y crecinriento.» f^ los olivares de Petrel siguen 1ls huer tas ^de Elda que ocupan ^o.ooo tahullas, ricas por su valor intrínseco v mtlcho más por el esmero de su cultivo. Hace mu^- ^-istoso aquel recinto^ el contraste ^de los cerros ári^dos de la comarca con la multitud ^- variedad de árbo les, sembrados y hortalizas. Las aguas son tan ahundantes, 1ográndose de sobra aun en el estio ; suelen ^-enderse las suficientes para regar un j^lrnal de tierra por diez o^ dc^ce rea les, preci^^ ridículo rnn respecto del que tie nen en la huerta de Alicante. Señala también que es «un jardín fresco v ameno que sin su ^ iego sería un terreno poco feraz, a ĉ aso aban donado, respondiendo a Ios afanes de las in fatigahles lahradores. «Su principal esmero es las tierras que alcanzan agua, mas no se descuidan las restantes del término^, que ape nas tiene una hora de diámetro, corto a la verdad para lo^s l.c^oo ^vecinos ^de la Villa; por la tanto se ocupan mucho en las fábricas de aguardientes, jabán, papel, lienzo v teja, ma ^Continúa en la pá^ina zg áe color^ ^LDA ^N LA PAL^TA D^L PINTOR Por Carolina Gonzálvez IJn sombra ris ceniza de las nubes se g ^ cierne sobre los campos a^dormecidos por el invierno. Las gruesas gotas de lluvia helada v aguda, cruel, castigan la tierra sumisa, y un gran charco enlodado ^ burbujeante, se ^^a extendiendo al pie de los olivos. Los negros troncos, retorcidos en un po deroso impulso ascendente que los años han marcado^ en ásperas ^grietas en la madera, pa recen fornidos brazos que del mismo seno de la tierra, surgieran para sostener ĉ on firmeza en las manos abiertas de las ramas, ^as dé biles hojas convulsas v atormentadas por los múltip^les impactos del agua. Esto hemos visto en un cua^dro de nues tro pintor eldense. Son protagonistas, la tie rra, la lluvia, unos olivos, y los tono^s grises^ plateados con que Poveda ha conseguido cap tar la gris melancolía de una tarde^ de in ^^ierno. iYlas lo notable del cuadro, no es con to do es^ta espirit.ual^ captació^n del alma del pai saje, detalle que basta por sí mismo para dar valor a la pintura. Para nosotras, los elde^n ses, tiene la obra un doble valor sentimen tal porque en ella contemplamos realmente ^a Iluvia caven^do so^bre nuestra tierra v sobre nuestros oliv^os. Como un romántico^ enamorado de la vieja madre que guar^da en apretado abrazo junto a su corazón las calles ahora estrechas v empequeñeci^das por el tiempo, ha ido el pin to^r reflejan^do en las pupilas de sus cuadros, pintorescos rincones donde los viol^entos con rrastes ^de 1a penumbra, so^mbra v luz, se tra ducen en intensos tonos violeta ^ _r aculados. C^alle de la Gomadre, del Castillo, de los Glé rigos ; c.alle de la Purísima, la calle de la Pal mera. ^ntiguos nombres todos sugeridores de un pasado religioso-histórico-rural del que apenas conocemos una pequeña parte. Fn el estudio hay dos cuadras más que contrastan pro^fundamente, no sóla por la dis tinta manera de tratar el tema, sino porque entre ambos parece como si un reloj invisible marcara en pocos segun^dos el paso^ de ^dis^tin tas épocas. Se trata de] rincón de la Plaza de Arriha (hav Plaza Re^^olución I^acional ^in Plaz,a de Arriha ^óleo de G. Povedc^) dicalista). _Aparece en sobrio ^^ precioso dibu jo, un desnudo trozo gris de pa^-imento y las fachadas azul-mal^va que con^-ergen hacia la ^^ertical de la esquina. So^bresalen iras los te jaclos ti- envueltas va en luz crepuscular, las ^rr^ses-azuladas torres de la Iglesia Nlás moderna, v llena de tonos suaves ti^ ^-ihrantes a la ^-ez, la segunda pintura nos muestra un primer términa del ver^de jardín, contrastando con lrt opacidad terrosa de las fachadas. L^^ miracla se siente ahora atraída por el intenso ^- hrillante azul de la cúpula dc la Iglcsia, ^ por último, a tra^-és de ma ticc^s mu^- bien logrados, con^^ergen hacia la sua^ e claridad amarillo-naranja que destaca las tcrres sobre un cielo eioleta. PI,ACETA DE SANTA ANA _^ceras de losas desportilladas, ^-iejos bal cones con herrumbrosos, retorcidos hierros, y áspe^ros cordeles sobre los que se balancea un abigan-ado conjunto de ropa tendida. Sobre la tostada tierra, hon^do_5 surcos desgarrados por las metálic,as llantas de las ruedas de Ios carros. En la pronunciada as^i metría de los te ĉ hos cubieros por las tejas morunas, va careomidas v negruzcas, ei tiem po tambir^n ha querido como trazar la enig m^uica liistoria de los h^^ml?^res que tal vez hace siglos construveron aquéllos hogares. ^ pleno sol dc mctliodía de ^^^°rano, de nut^^^o l^i.^ tc^rres, ^^mergit^nd^ ^^sbeltas s^^hre A^cerdecei^ cn el ^ralle ^ólen de Ci. Yoveda^ la horizontal de una fachada pálida verdosa, que se enfrenta con el ahierto dintel de la Placeta de Santa Ana. El cuadro es ^-a conocido por muchos de rlo^otros. Siente el artista predilecció^n por este ;ugar consicierándolo uno de los rincones más pintorescos de nuestro pueblo. Una ^difícil graduación de tonos que se decoloran desdz el rasa al azul, por efecto de la refraccián de la luz, desde la calzada hacia la^pared de las casas en la línea izquierda de la calle, permite destacar a la derec,ha, en un segundo término, el intenso marrán de puertas ^- ^-entanas v 1a blanca pared del caserhn conocido por el horno de Santa Ana». I?1 valle, desde Boló^n, e iluminado r^or el sol de un atardecer de Octuhre, ^^s uno de los más recientes óleos ^del pintor. Cierra el horizante so^bre el fondo añil^ ^de^l cielo, la sinuosa línea ^de la muralla de mon tes. E1^ reflejo rojo-anaranjado que baña la Sierra del Caballo, es llamarada sobre la mo le rocosa del Cid. La Sierra de Catí, en un término^ más lejano, está sumergi^da en un fuerte ^-ioleta. l)estaca en lo alto^ del vallc, Petrel, can su castillo como vérti ĉ e de un triángulo dora do-p^tlido. Por ambos de sus lados, de_sciende el verde tapiz de los liuertos, con la mancha amarillenta dP las ya marchitas hojas de l^^s árboles v _ de las viñas. l^-n fuerte tono bermelló^n dihuja el mo,^ ^Continúa en la pcí^ina zo de eolor^ CARTAS ELDENSES Por Rodolfo Guarinos Amat .^ Elda 5e la puedc sentir de muchas ma neras ; podem^s quererla con distinto^s afa IlfS. Material ti- ^eográficamente, h,lda es lo que tod^os sabemos : una poblacián en creci miento que levanta su conjunto urbano muv cerca del litoral mediterráneo. Pero^ es^piritual mente hablando, separan^do la mano de la pie dra ^con la que se edifica día tras día, El^da representa tanto para nosotros que no es posi ble enjuiciarla a la ligera, por lo mismo que no es posible hablar en este s^entido de una Flda iínica, co^mún a to^dos los eldenses. EYis ten miles de Eldas, miles de versiones dife rentes de la c^iudad, que corresp^onden a otros tantos miles de habitanres que la puebl^an. Es innegable que cada uno de nosotros tiene su Ebda particular, de la que entiende más el co razó^n que la geografía o la urbanística. Es^ la Elda que consideramos más nuestra, la Elda unida a nuestras vidas, a nuestros recuerd^os y tambi^n a nuestras esperanzas. La I^lda en trañable que, de verdad, cada uno amamos _v a cada uno nos importa. ALBORADA (Primavera del gozoi La no^che de la Alborada, salimos a la ca lle un poco a la avent_ura. Probad a hacerlo así, sin preparativos, a lo que salga... Salir a la aventura signifi ĉ a para nos^otros no esperar nada, para sentfr sorpresa con to do; aprender a saborear las cosas pequeñas, a^ozar con el aire tibio de la noche, con la risa inalcanzable •de una muchacha bonita, con la luz v _ la sombra que juegan su partida de ajedrez sobre^ las fachadas ^cargadas ^de años eldenses. La Alborada va a comenzar, v nosotros estamos cerca de ella, a punto de poner nues tro corazán en hora. Las torres de la iglesia de Santa Ana crecen hacia los cielos en cam panas de l^uz que po^nen 1ívidos a todas los te jados de Elda. Nosotros sentimos que el co La carroza de la Kindustria de z,apateros» desfélando en la calle Nueva en las ^ran des ^cestas del Centenario ^S^eptiembre de z9o y^.-^Foto Archi^ao A. N.^ razón es una campana ^de piedra que toca a emocián ^- nos hace ^daño en el pecho. La palmera de fuego, al abrirse, nos trae a cada uno el aviso de urgencia de que ha nacido la hiesta. Pero la verdadera :^lborada tiene lugar, después de este estallido, en la parte alta de la ciudad. Como quien cumple un rito ances tral, el ptieblo en masa emprende un éxodo im.presionante hacia la Gran Avenida v sus al rededores. V es que esta noche, única, E1^da ^^a a]lenar por su cuenta ^de estrellas el fir mamento del valle. La magia de la pirotecnia finge relámpa ^os en la noche. E1 primer cohete nos ha des 1-elado el suave misterio que nos envolvía. A sti luz, todo un mundo irreal v _ fantasma^ó rico ^-i^^c por tmos momentos para nuestras ptipilas. I,ue^o, vuelven las so^mbras. ^, Has pensado, joven que has salido -co mo nosotros un poco a la a^^entura, en lo maravilloso que sería encontrar bajo esta luz, en est^s trascendentales momentos, el amrn ^-erdader^^ c^ue ll^^nará tu ^-ida ? EI,llA ANTIGUA (La c ► udad de nuestros abuelos) , I^ata noche hemos soñado con la cabeza reclinada en la dulce almo^hada de la vieja. I?lcla, tan querida V tan olvidada. Dicen nuestros padres que, cuando ellos s^^ casaron, Elda terminaba don^de podríamos decir quc ahora empieza. Esta parte antigua de la ciudad, que constituvó el pequeño mun do ^de nuestros padres en un a^er no tan le jan^^, hem^s de crn^fesar que nos apasiona in t^^ntiamente. ^hodo cuant^^ a ella se refiere nos interesa ^pro^fun^damente. Coronando el conglomerad^ urhano -anárqttico t- encantador , el casti ll^^ de El^.la, del uue sc han dicho ^-a tant^as ^cosas qu^ al po^bre deben pesarle más los co m^^ntario5 que los años. V05 hemos acercado a la Plaza del Casti 11^, ^ tomamos la calle ^del mismo no^mbre. En la soledad de la madrugada, nuestros pasos r^^suenan ^^omo aldabonazos. Parece como si las paredes tan cercanas de la calle quisieran rerrarnos c^l paso para hacernos confidente d^^ ^il^ún ^c^^reto que nadie ha escuchado 1- que no pueden por más tiempo soportar. Desem hocamos, por fin, en la plaza de arribi, sobre la qtie vierten stis miradas soñadoras las d^s t^rres de Santa l1na. Hemos ^^ist^ una vieja fotografia de esta plaza ran eldense, tomada en unos momento^ quc nos hubiera ;ustado t^ivir. Represent^^ -es todo tm documento de la f^poca- uno de los tlesiiics que se celebraron en El^da en el año igo^, durante las hiestas del Centenario. Dos carrozas o jardineras, llenas de las dis tinguidas señoritas de la localida^d de aquel entonces, se abren paso entre una multitud que llena la plaza, buena parte de I^i cual vuelvc los ojos al objeti^^o con curiosidad, no disimulada. Entre los hombres, muchos de ellos ^-an ataviados con aquellas bltisas oscu ras, propias de los medios rurales. Se ^^en unas fiestas populares, vividas intensament^^ por todo el pueblo, en un ambiente sencillo _^ entusiasta. I.as dos plazris la de rirriba ^^ la dc abrijo- ^e comunican por una caLleja estre cha. Aos da la sensación de que indamos por dentro de casa; atravesaremos un pasillv v ^-a estamos en el gran salón : la plaza del :^^-nn tami^^nto. Recordamos el anti^uo edificio del A^-untamiento; recor^damos todo lo vivido aquí. Si a esta plaza se le concediera el uso de la p^ilabra, nos contaría toda la historia de Elcl. l`n poco más ^^ 1legamos a la calle tradi cionalmente llamada de Prim, cordó^n umbili cal ^dr^ la ^^ida eldense dc hace medio siglo. Est^i calle c^ldense coneci^í^ tiempos de ^;^loria, fue calle principalísima de paso obligado, de cir^i ineludihle de nuestros abuNi^^s. Paraiela a ^Cantinúa en la pá$ina zo de color^ Elda 1960 - 61 Resurnen de un año de vida local SEPTIEMBRE E1 día 6 de Sep•tiem^bre de iq6o quedará para siempre en la historia de E1da como fe cha memorable, porque en ese día, enmedio de una gran e^pectación, fue solemnemente inaugurada la I Feria ^acional ^^Io^nográfica del Caízado e Industrias Afines, que consti tuyó un grandioso éxito de ^organizació^n y concurrencia. Llevó a efecto la inauguración, en representación del ^linistro ^de Comercio, el señor Quintero ^Vúñez, l^irector General de Expansián Comercial. Del ^ al ro, I:Ida festejf^ a sus Escelsos Patronos con gran entusiasmo ^- fervor. El día 14, la Feria del Calzado fue c^au surada por el ^ Excmo, señor Gobernador, quien aseguró, entre otras casas, q_ue la Feri^i tenía su continuidad garantizada. OCTUBRE Con moti^-o de una ^^isita del señor al calde, el Gobernador Civil ^^ el Secretario Ge neral^^ de la I Feria, don Roque Calpena, a Vladrid, el Director General de Exp^ansión Comercial les informó de que había sid^ va concedida a F,lda la celebración de la iT Fe ria Nacional del Calzado. El domingo día z3 realizó su visita pas toral a Elda el Iltmo. ^- R^^dmo. señor Obispo de la Diócesis, Doctor D. Pablo Barrachina Estevan ; el pueblo le dispensó^ un grandioso recibimiento. Administró el Prelado el Sacra mento dc^ la Confirmación a i.458 personas. NOVIEMBRE Con motivo de Ia estancia de doña Car men Pol^ de Franco en Elche, una Comisión de industriales eldenses, con el señor Alcald:^ al frente, cumplimentó a S. E. la esposa del f efe del Estado, presentándole una sele.ccid q de calzados eldenses, que fueron grandemente elogi^^dos por la ilustre dama. ^ Fue aprobada la fase final de las vivien das de San Francisco de Saies, habiéndose ronsegui^d^ la concesibn de un importante prfstamo de ^^,.^x^o.ax^ pesetas para la termi nación de las obras. EI ^díi i^ tomh posesión de su cargo el nuevo Cura de la lnmaculada, Don Antonio Poveda Maciá, que fue cariñosamente recibido por sus nuevos feligreses. A fines de este mes, el calzado eldense vo^lvió a conseguir nuevos laureles en la gran ciudad americana de C^HICAGO, concurrien do a la famosa C`onvención ^lue cada año se celebra allí. En las elecciones municipales celebradas el día a7, fueron designados los nuevos concejales por el tercio familiar. Resultaron ele- ^i^dos don juan Gómez-Rivas Sánchez, don Manuel Ruzafa .lzorín ^- don ^Ianuel Ochoa Gil. ^ DICIF,MBRE La I^eria tradicional se montó como siem pre, en las dos plazas, haciendo un año más la felicidad o las rabietas de la chiquillería. I,as I^Tavidades se celebraron con toda s^lem ni^dad, en e1 ambiente íntimo propio d^^ tan ^eñaladas fechas. E1 día 8 fue inaugurada una mod^^rc:a r?í nica quirúrgica bajo la a^dvocacic^n ^ir^en de la Salud. ENERO En el Sorteo de la Lotería 1lracional del ^día zo, Elda se vio fa^-orecida con una serie completa del^ tercer premio. En ]a sesián del 3o del Pleno del _lvun tamiento, se acordó dotar de alumbrado flue rescente a numerosas calles de la ciudad _^• ^^r hanizar ^^arias zonas de la población. FEBRERO El día ^ tomaron posesió q de sus cargos los Con ĉ ejales elegidos recientemente, que dando constituido con ello el nuevo Avunta miento. MARZO La empresa «Felipe Peñataro y Herma na, S. R. C.», fue declarada «Empresa Mo delo en Seguridad Social», El Vlinistro de Trabajo le hizo entrega del correspondiente ^diploma. Se celebrá el I Cong-reso^ Sindical en Ali^cante, tratándose importantes temas de in terés para la provincia, y, en particular, para nuestra primera industria. I^1 día r3 fue bendecido e inaugura^do un comed^or en las T^scuelas Graduadas, asistien do ai acto EI Alcalde de la Ciudad junto c:^3^ las ^demás Autoridades locales. A fines de mes se desarrollaron l05 ^r^%tc^s de la Semana Santa eldense, seguida con gran recogimiento v fervor por lo^s fieles. ABRIL ] uan Po^za, ^de Madrid, ganó el primer premio del Concurso de Carteles anunciado res de la II Feria del Calzado. Uno ^de los dos accésit se adjudicó al artista eldense residente en Ma^drid José Ortín Cerdá. El Pizarro se clasifi ĉ ó^ Campeán de Es paña de Balonmano, tras una brillantísirna campaña departiva. ^ MAYO En el Concurso Provincial de Formacibn profesio^nal, consiguió el título ^ de campeón en la especialidad de M^odelistas de calzado, el joven eldense Juan Romero Ibáñez. El día a4 se clausuró^ el curso del Centro Cultural Eldense, que tan eficaz campaña educativa v cultural había venido desarrollan do a]o largo de los meses anteriores. El ^dfa zo tuvo^ lugar en los salones y te rraza del Casino Eldense un }irillantedesfile de mo^delos a beneficio de Fontilles, patroci nado por la señora del Excmo. Gobernador Civil. JUNIO De los días 3 al 6 se celebraron las gran des fiestas de Moros v Cristianos con brillan tez inusitada. EI día 6 un inmenso gentfo, que Se cal cula en unas 3o.aro personas, aclamá a 1a imagen de la ^%irgen de los Desamparados, recientemente proclamada Patro^na del Reino de Valencia, al efectuar su solemne entrad^a en nuestra ciudad. Iue una jornada memora ble de e^:altación mariana en Elda. Fue concedido al Rvdo. don José Marfa Amat Martínez, Cura propio de Santa Ana, el título de «Hijo Predilecto^ de Elda^,. El día r^ tuvo lugar en nuestra ciudad una gran concentración de aficionados colom bicultores ^de todaEspaña, para asistir al ^ Campeonato Nacional de Palomos deporti vos, cuva organizacián estaba encomendada a la Sociedad Calombhfila Eldense. Sabre la puerta mavor ^de la iglesia de Santa Ana es colocada 1a imagen en piedra de la Santa titular del templo. E1 día rq. se publicá^ el fallo del Concurso Literario de la Revista «Albo^rada^,. E1 día r8 la ciudad entera se asoció al ho menaje rendi^do al Cura de Sánta Ana, Reve rendo D. José María Amat Martínez, con motivo de sus Bo^das de Oro sacerdotales. LTn violento incen^dio se decTaró el día 22 en la fábri ĉ a de productos químicos pro^pie dad ^de don Fél^ix Tabarnera, en el ^camino de la Estac,i6n, siniestra que pu^do ser atajado a las p^ocas horas de iniciarse. La noche de San Pedro se quemaron en las distintas barriadas eltienses, o^n^ce fallas, enmedio del mayor entusiasmo v bullicio po pulares, dando remate con ello ias Fiestas fa lleras de rq6z. Don José María Gran Díaz se hizo cargo ^de la Presidencia de la Banda de Santa Ce cilia, en un ^nuevo^ intento de conseguir el re surgimiento de dicha agrupació^n musical. Don José Estruch aceptó el cargo ^de Direc tor, atravendo^^ ^co^n ello el apovo de numerosos músicos antiguos. El E^cmo. señor 1VIinistro de Comercio anunció su deseo^ de visitar nuestra ciudad con motivo^ de la II Feria Nacional del Cal zado. La crisis del Club Dep^ortivo Fldense fue por fin resuelta, al ocupar la presidencia del Club, de nuevo^, don Luis Cremades Vicedo. Grandes preparativos y animación alre dedor de la inminente Feria Nacional del Cal zado, que abre sus puertas en estos días. Gi^ION DE FIESTAS Día 6.-A las i8 horas. Entrada de la Banda de Música de Benejúzar. A las z4 horas. ALBORADA, que partiendo desde el Excmo. Ayuntamiento, finalizará en la Gran Avenida con un brillaute Castillo de fuenos artificiales. A continua ción, Gran `(Jerbena Popular en los ^ardines de Castelar. Día ^. A las 9,3o horas. Pasacalle. A las io horas. Marioaetas de Talío en sesión matiual en la Terraza Roxi. A las iz,3o horas, Concierto en los ^ardines de Castelar por la Banda de Benejúzar. A las cineo de la tarde. Marionetas de Talio en la Te rraza Roxi. A las siete de la tarde. Solemnes Vísperas. A las ocho de la tarde. Concierto en la plaza de José Antonio. A las 9 de la tarde. Actuación en los Jardines de Cas telar de los Coros y Danzas y Rondalla de Yecla. Traca detonante. A las i i de la noehe. Gran `Uerbena Popular en los ^ardines de Castelar. A la i de la madrugada. Fantástica Mascletáen los ^ardines de Castelar. Día 8. A las 8 horas. Pasacalle. A las zo horas. Solemne ^l^Iisa Cantada. A las ro,3o^ horas. blarionetas de Talío. A las rz,3o horas. CONCIERTO en los Jardine^s de Castelar. A las 5,3o de la tarde. Marionetas de Talio. A las ^,3o de la tarde. Solemne Salve y Pr^ocesión de la SANTISIMA VIRGEN DE LA SALUD. Festival en los Jardines de Castelar. A las z i,3o de la noche. ^=^an `ZJerbena eu dicho re cinto. ^Entrada por invitación^. A la i de la madrugada. Mascletá eu los Jardines de Castelar. Día 9,-A las 8 de la mañana. Pasacalle. A las io de la mañana. Solemne Misa Cantada. A las io,3o de la mañana. Marionetas de Talío. A las rz,3o de la mañana. Concierto Musical en la plaza de Castelar. A las ^,3o de la tarde. Solemne Salve y Procesió:a del SANTISIIVIO CRISTO DEL BUEN SUCESO. Festitial en los Jardines de Castelar. A las i r de la noche. Gran Traca. A las ii,3o de la noche. GRAN VERBENA en los Jardines de Castelar. A la i de la madrugada. Castillo de fue^os arti)riciales en la Gran Avenida. Día io.-A las io de la mañana, Marionetas de Talio, en la Terraca Roxi. A las 6 de la tarde. Marionetas para todos los niños eldenses en los Jardines de Castelar. A las i i,3o de la noche. GRAN VERBENA DE GALA EN HONOR A NUESTROS VISITANTES en los Jardines de Castelar. Del día 4 al ^. Actuación en el Teatro Castelar de la Compañía de Teatro de A.sunción Sancho, perteneciente a los Festivales de España y patrocinado por la Comisián de Fiestas. LA CO^IISION DE FIESTAS TELAS Y PA PELES ABRASIVOS BARCELONA M . S . E. REPRESENTANTE: Hijo de Sócrates de la E. García TACONES Garri g ó s NORMAS General Moscordó,_60 ELDA (Alicante) Tel^fono número 890 Fabrica el tacón con tapa recambiable L. A. C. A., de (as siguientes excelentes cualidades: ^ FINO Y RESISTENTE como el de acero. ^ MEJOR LINEA, que se consigue por moldeo. ^ 30 por 100 MENOS DE PESO. ^ CON UNA TAPA que NUNCA le ofrecerá dificultad a recambiarla en pocos segundos, que resiste al desgaste como ninguna, y que NO SE PIERDE. Con un par de tacones l. A. C. A, es suficiente para toda la vida de su par de zapatos Tacone s L. A . C . A . INYECTADOS CON TUBB DE ACERO Páginas añe^as de nuestra ^iistoria ^^ontinuación^ faltos de gente, armas v Exercicio militar, y que demás de esto trahen también. sus pláticas e inteligencias con ereges v otros Princ,ipes que aborrecen la grandeza de nuestra Monarquía, v los Vnos y los Otros 1es han ofrecido ayudarlos con todas sus fuerzas y el T,.irco, para imbiar su Armada se sabe por cosa ^i^^^r ta que se ha coneertada con el Perciano^ v con sus rebeldes que le traherá ocupado, v Pí rey Mularcidán (de Marruecos) va estableciendo su Reyno y ha tratado con los Ereges de las tierras maritimas del Setentrion que le aromo den de navíos para pasar aquí con su ^-Pnte y se le han concedido, y si estos y los dernas enemigos nuestros cargan a un mismo tiempo nos veremos en el peligro que se dexa enten der. Considerando pues todo lo susodho y deseando cumplir ĉ on. 1a obligación que tengo de procurar la seguridad y conservación de mis Revnos v en particular la del de Valen cia v ^de los buenos y ñeles sítbditos^ de é? por ser mas eminente su peligro y que cese la Ere gia y Apostagia de aquella mala seta v Gente de que Nuestro Señor está tan ofendido des pués de haverla encomendado y hecho enco mendar mucho este nego ĉ io ĉ onfiada en su di vino favor por 1o que importa a su honra y gloria. He resuelto que se saquen los Mor^s todos que ha_y en él en la forma que entende réis, y aunque el celo que tenéis de servicio de Dios y mío y de la seguridad y conservaz del dho Revno y de vuestros personas, que yo tanto amo v estimo, me asegura que entende reis este negocio como él es, y quam forzosa y saludable es la resolución que he tomado y que acudiré a facilitar la execución de ella, todavia he querido avisaros de las causas que me han movido a tomarla y a encargaros co mo lo hago muy afectuosamente deis evPmplo a 1os demás señores de vasallos Moriscos del dho Reyno con dar a entender a los Vuestros que procediéndoles justamente castigar en ias vidas v hazien^das es mucha merced la que, ]es haga en dexarlos yr (y) que puedan allegar sus bienes muebles, los que pudieran sobre sus personas sola para ayudar a su sustento, que puestq se ha de executar ; si es que por ningun caso ni respeto se admita otro medio. Será de gran momento que los demás vean lo que vos haceis para que ellos hagan lo mismo y porque ya he ĉ ometido la execución de ha zer conducir esta Gente a los puertos donde se hava de embarcar, al Maestre de Campo General don Agustin NTegia, de mi Consejo de Guerra os encargo mucha tengais con él mu^T buena correspondencia y le hagais asis tir en lo que os advirtiere que conviene, ^ue demás de la que hicieredes en su cumplimien to de lo arriba referido sera conforme a:a Transportes Gómez Aranda, 65 Teléfono 163 E L D A Sucursales y Delegaciones: BARCELONA Manso, 29 ALICANTE Jerusalén, 15 VALENCIA H. Uiago, 13 M U R C I A Agencia ROS ELCHE Lepanto, 26 IGUALADA Plaza Generalísimo, 16 ZARAGOZA Lorente, 46 B I L B A O A. Urquijo Jantiaqo ^mat UU^aelt^¢ 0 Materíales de construcción A randa, 6 4 Teléfono 596 Ladrillos de todas clases y dimensíones Teja plana y curva encarnada Material sanitario, tuberías para depósitos y canales Maníses y cementos de todas clases . ^otoclc^etas Bultaco Agente en ELDA: González Albero Calle Garrido Lestache, z2 rte Y De . coración No construya ní decore sin consultarnos. Maura, 34 E L D A 2 oblig•ación de verdadero christiano y fiel^ va sallo v Io^ recibi ré de vos el mas agradable servicio que me podeis hacer y además que dt.i Marques de Carabaca entendereis la parte que se ha de tocar de las haziendas de ^-uestros vasallos. Estat cierto de que acudiré al reparo del Daño y- descomodidad que de la falta de ellos se os siguiere por todas las vías que S^u diere v para todo lo^ que tocase a la eYecución me remito a lo que el Virrey os dirá de mi parte mandandoos y encargan,doos que assí ló executeis y cumplais. De Santo Lorenzo a once de setiembre año mil seiscientos nue_ve. Yo el Rey . ^ Cumpliendo la orden real, el Conde de Elda sacó el día ^ de octubre de dicho año a todos los moriscos ^, cristianos nuevosde Elda, Petrel y- Salinas v llevándolos «... a la ciutat ^de Alicante a embarcar segons embar cá aquells en ]es dites Galeres de son carrech y conduy aquelles a la costa de Berbería hon las desembarca... (Real P,rivisión r^^6, fo 1io is vuelto. Archivo l^2unicipal). ^ linos historiadores señalan la cifra de ao^ familias las que fueron expulsadas mientrás otros la elevan a 3$0 (unas r.goo personas) . Cualquiera que sea esta cifra sí es cierto qúe la villa quedó despoblada, con las tierras echada5 a nerder por falta de las manos labo riosas ^de 1os moriscos. Esta situación dur^ dos años, hasta rbi 1 en que se concertó la «Carta ^de Nueva Población, por la cual lós bienes abandonados a la fuerza por los mor riscos fueron entregados a nuevos pobladores venidos de otras tierras valencianas o castella nas. Pero aún se necesitaron muchos años para que la población se repusiera de la tremen da sangría que significó la ezpulsión de los moriscos. A. N P. La gran Elda Indnstrial del fntnro ^Continuación^ hesta esta nueva fase, iníciada con la I Ferie Nacio nal del Calzado. Pero, si queremos ver a Efda, de verdad, con verfida en una gran potencia industrial, tanto en el ámbito nacional como en el exterior, reconozcamos que el pequeño taller nos resulta ya insuficiente, mejor dicho, inadecuado para afrontar los grandes mercedos. No propugnamos, ni mucho menos, su desaparición; por el contrario, nos oponemos abiertamente a ella. La fábríca mediana o pequeña sigue y seguirá teniendo un papel específico que desempeñar: producir calzado artesano, calzado de lujo, calzado original y de fantasía, en la producción de tos cuales difícilmente la gran industria puede competir con éxito. La entrada en España en el concierto económico internacional, exige ineludiblemente la creacíón de esas grandes factoría^ que, siq disminuir la clase del articulo, permitan su producción masiva, indispen sable para la lucha de precios en los mercados na cionales y del exterior. EI enfoque moderno de la gran iridustria permite resolver con éxito e] aparen te contrasentido de lra dos condiciones expuestas. Hoy existe maquinarie maravillosa, especializada, capaz de allanar las dificultades técnicas más intrin cadas. Ya no es obligado, como en otro tiempo, que la gran industria sólo pueda producir artículo ordi nario, casi defectueso. Este era el tributo que anta ño había de pager a la gran producciCn en serie. La moderna maqui^aria, proyecteda para realizar has ta los más insignificantes detalies de la fabricación, proporciona unos resultados que se acercan muchí simo a!a perfección del artículo mariual, si no la superan en algunos aspectos. Elda, conservando amorosamente su bella tradi ción artesana, debe estudiar los medios para Ilegar, paulatinamente pero con ritmo mantenido, a la gran industria, base neceseria e indispensable para una presencia realmente ímportante y efectiva en el mundo de los zapatos. Y esto se puede hacer. Diríamos, más bien, que nos vemos carnpelidos a hacerlo.. Elda tiene hombres capeces de ]levar a la práctica este ambicioso plen. Sólo queda por ver si ello será tangible realí dad en unos pocos añés. Y esforzarnos, todos, por reducir al mínimo el plazo. E. G. S. ^z®rír^y ^astela^ y el ^Ta^^^ d^ Elda ^ ^Continuación) ^^ $uencias maternas y- ei espíritu de estas be llezas ambientales. l^arr^bién e] valle de Elda influye en otra gloria hispana :^don Emilio^ Castelar. Aunque nacido en Cádiz, Castelar es eldense. El mis mo Ilama a Elda mi pueblo. Porque no se es de donde se nace, sino de donde se vive y se forma e1 espíritLi de uno. La nacencia físi ca es im accidente, pero la na ĉ encia espiritual es ur_a permanencia, un afincamiento. Y la que realmente def ne, perfila y sustanciá el alma, ,r, Está claro ? ; Cuántos seres despegaron de Ia tierra n^Etiva entre indiferencias y durezas, y luego encontraron calor v humanidad en para^es diferentes ? En estas íiltimas topografías se establecieron. Primero fueron como vecinos esporádicos. Después, como unos nativos más. En estas ciudades maternales se formó su^ espíritu, los^ captó^ e^l ambiente ^co^rdial, y en ellas en ĉ ontraron la meiora de su eYisten cia y la alegría de vivir. ^ De dónde son estas gentes, del^ pueblo ^donde vieron con tristeza la nrimera luz, donde luego no ençontraron cariño^ ni comprensió^n, o del pueblo que las ac.agió maternalmente, en el que hallaro^n el amor, el trabajo^v:ei pan ?^l Ellas contestará^ si se les preguntal. ^ La i;diosin ĉ rasia de Elda, ^que monta en este Talgo del espíritu; ^ es algo^ de excepción. Por ello se la admira v- se la quiére tanto; y tejidos confeceiones ...selecci®n ^uei^o de L1ano, 22 AGUSTII^ PLANELLES ^^^Zá ^. ^. ^., 11 3 Lp , ma ` _7 Lecmanos, S. L. ALMACEN CE CURTIDOS Casa Central: MADRID Los Madrazos, 7 Sucursal en BARCELONA Bajada San Miguel, 4 Representante oficíal para esta zona: ^osé VL^CCQS ^ómez Don Quijote, 15 Teléfono 686 E L D A ^uan ^oUec / p ^ ancf^ez Fábrica de tacones para el calzado Cura Navarro, 8Teléfono 279 ELDA 4 Casteiar, mente privilegiada, corazón limpio, se consubstanció, sienda niño, con todas las eYCelencias eldenses. Paladeaba a la par de las bellezas físicas, las bellezas temperamen tales. Como^ en el fondo era un poeta, el valle eldei^se influyó sobremanera en él. Lo he di cho ^^arias veces en la prensa y en las tribu nas donde he pronunciado charlas. La ora toria de don Emilio, toda belleza, claridad v armonía, no fue sino la consecuencia del li tográfico valle eldense filtrado en un tempe ramento genial. L1n mago de la palabra -Castelar- y un mago de la pluma -Azorín- beben leche de luz ^ de hermosura en el seno de estos cielos tan puros. J. A. El Jardín de Castelar, corazón de Elda (Continuación^ tig ŭ en con sus pasos lentcs y cansinos algunas mujeres que no salieron a otras horas porque las retuvo el pudor de presentar al mundo el inmi nente misterio de una maternidad. Otoño Para despedir al verano, el jardín se volcó en generosas galas en la resonante trilogía triunfal de las fiestas de septiembre. Quedan todavta, enredados en las columnas del templete, los ga lopantes ecos de las orquestas verbeneras. En las axilas de los pinos, los gorriones duermen afin intranquilos, inextinto el ^usto de las infernales •mascletás^^. La rosa de los vientos se desmelena sobre el jardín, enloqueciendo a las palmeras, que agitan sus dobles filas de verdes cuchillos y provocando entre los plnos diabblicas danzas de ramajes ^on vulsionados. Los jardineros, encerrados sobre la hosquedad de la tierra sin sonrísas, parecen sepultureros en silencíosa misión de enterrar entre los rezos paganos de las hojas en ambulante des amparo, tantas cosas bellas que vieron florecer en la estacibn veraniega. Dos guapas mujeres morenas, solItarIas, re signadas en el desmayo de su larga soltería, des- pliegan lentamente la cinta de su breve deambu lar en la hora meridiana. L)egustan el agrldulce de sus añoranzas y el jardín, sabio y bondadoso, se hace cómplice de sus otoñales emocIones. Invierno Se hIzo de vidrio el aire del jardin, desperta do cada ma ► iana por el aullido de las sirenas, implacable, inmisericorde. Son témpanos glacia les los rojos rectángulos de los bancos; los mis mos que fueron tibio nido de melosos coloquios. El jardín ya no es grato paraje donde estar, slno =efímera vereda de paso, insensIble al ráptdo taco neo de las chicas que lo cruzan en las horas íimt nares de la jornada laboral. En el rincón más aco gedor, tres ruínas humanas, sumando más de dos siglos de recuerdos, beben azucarillo de sol en la ancha copa del mediodía. El leoncillo del estan que deja caer su baba de hielo desde la madruga da soñolienta. Y, por la noche, en esas largas noches de acero líquido en que agujerean el si lencIo los bastonazos de los vigilantes nocturnos sobre las aceras disciplinadas, el jardln se encoge temeroso, mientras en su entrafia vegetal, apreta da de ansias primaverales, se gesta, en duro si lencIo, el gozo floral de un nuevo milagro. i • i Muchos años han de pasar; muchos millones •de zapatos han de sally de las ágiles manos eldenses, y mucho han de estirarse las calles ptt beres de Elda, antes de que el amplio jardín de Castelar deje de ser el corazón abierto y sensible de la ciudad laboriosa. J. M. I. EI Alcázar de Elda ^Coeitinuacián^ ^ en odio santo me enciendo al ^-er que te abandonaron los que guardarte debieron, gó^tica joya de España, procligioso monumento... I,a desidia de los hombres ha borrado de hs cielos tu situeta peregrina d^^ tu aime*:ar gigantesco, de tus torres flanyueantes ^^ tus altos para^peio^., v en tus troneras no observan los atrevidos guerreros que rechazando osadías a la lid corrieran presto; al son de la áurea campana que al valle dio sus lamentos... La torre del homenaje perdióse como un ensueño l^i.^es no se eleva gloriosa en mudo arranque soberbio... ^Sólo unas pobres murallas izotadas por los vientos sc elevan como un constante r•stertor de lo que fueron ! ^ en contorsión dolorosa r:tuércese sobre el cerro como una sorda protesta i la muda acción del tiempo... 1 aunque en tu recinto suenan dt regias voces los ecos i en tus murallas reviven Gp,LZADOS ^ ^ Rambla Méndez Núiiez, 64 ALICANTE E del we i ss Ivovedades para Calzados BARCELONA VISITE nuestro Stand en la Feria Nacionel del Calzado Joaquín Crespi Fábrica de Curtidos SABADELL Agencia de VentasANTONIO P ^ R ^ z GONZAI.^z Joaquín Coronel, 24 E L D A 5 ^R^ACIONEs R ANG O Monasterio, 2 Teléfono, 963 E L D A CALZADO^ Teléfono, 38 PET^^ZEL lá€,rrimas de reyes, veo 9ue no se descubre el hombre anrte tus muros enhiestos coino si 1 3 spaña no fuese un plantel de caballeros, gl^ardadores del tesoro de nuestros tiempos pretéritos. Manes de los sentenciados, si Jtiscáis en el silencio de derrumbados alcázares ^a€;as sombras de otros tiempos, del alcázar sobre un muro con almofares cubiertos dorla Viólante y don Juan mudos os esperan tétricos.. ! Si os dieron duro castigo no así con el pueblo fueron pues recibió sus mercedes a ^anos llenas el pueblo. y t uvo el dolor asilo en los muros cenicientos del alcázar, y _^ sus puertas calladamente se abrieron cuando albergue demandaban los vencidos caballeros que en sus cimeras traían Pol^o ^de países luengos y en sus retinas la horrible visic» del combate fiero -gZlopar de mil caballos sobre cadáveres vertos; y las rotas cimitarras hundidas sobre los pechos ; ronco sonar de clarines, relinchar de potros bélicos _y l05 lábaros, caídos, sobre la sangre v el cieno... y aquí está doña Sibilia v el alma del re^^ don PedroF v urlas princesas cristianas que ^dan al aire sus besos, y uri séquito deslumbrante de sol^dad,oa v troveros con las espadas desnudas V altos los airones tersos igual que esta!:uas de piedra c.on llosco semblante eterno miran el va11e fecundo y el l^^orizonte desierto y esE^ girar de los sigíos haci^ las simas del Iiempo... El^a gentil, soberana del clulce valle poético, madre del trabajo y reina de m i corazón bohemio ; he ll^gado hasta tus puertas 6 buscando flores de ensueño v al ver la visián sublime °de tu alcázar ceniciento ha doblado sus rodillas mi airoso alazán guerrero, que ante la cruz se doblega y ante el moro ruge bélico... Y con la frente inclinada y la diestra sobre el pecho, y arrojando en honor tuyo, sobre el camino el chambergo, he musitado 1a dulce evocacián del recuerdo.:. i` ha surgido la horrorosa visión del combate fiero ! i Sombra del Cid, aun las auras ^del valle tienen tu a]`iento ! j Legendarios torreones desmoronados v tétricos ! j Aún surge sobre vosotros el alma prócer del pueblo que ayer tremoló banderas en patrióticos empeños y hoy entona en los talleres un himno santo al progreso! Alcázar maravilloso • de tradiciones ti- ensueños, ha llegado hasta tus puertas un trovador andariego porque ansía coronarte con las flores de sus versos... Y quiere, de tus ruinas, hacer lumínico templo que guarde, entre candeladas eternas, el Evangelio, para que en el ara dejen los hombres fécundos besos al abrazarse hermanados en santo renunciamiento... Y al cadencioso sonido de los hronces sempiternos, -no los altivos soldados -se pondrán en movimiento sino que irán a las fábricas a la conquista de méritos los nobles sin pergaminos ^que se Ilaman l los o}^reros ! Y no habrá rumor de lanzas al chocar sobre los pechos, sino fragor de poleas en un himno gigantesco ; y Ias masas populares •con pasión darán al viento los sagrados estandarte^ tíel amor ^- del prc^tireso. Juan SANSANO BENISA ccPor las rutas floridas», Alicante, 1921. HERMA NOS HORMAS Y TACONES Dos de Mayo, 32 Teléfono 174 ^ L D A josé L,uis Delte ll 1V l allebrera Calzados finos de Sefiora Dávila, núm. 8 Teléfono 61 E L D A 7 Un niño descu^re Eld^ Pérez Agulló y Cía. S. L. Casa central: ELCHE Doctor Esquerdo, 1 Teléfonos 51062 y 52300 Sucursal: ELDA Ramiro de Maeztu, 4 Teléfono 968 Servicio rápido de mercancías desde ELCHE y ELDA a ANDALUCIA CALZADOS Torre Provincial - Teléfono 18272 ALICANTE 8 ^Continuacitin^ llas del cielo^ habían descendi^do^ para reunir se en magnífico conjunto, iormando capri chosos dibujos y graciosas guirnaldas. Se f.ro- tó los ojos, hasta se pellizcó para despertar.. Sin embargo, na era un sueño, veía reunida toda la luz del ĉ ielo, Salió^ al^ pasillo^ y sor teando t:oda clase de cestos, bultos y maletas^ llegó a la plataforma. Allí brillaban muchcy más las estrellitas. Con su infatigable marcha el tren se acercaba rápido a las estrellas que iban viéndose más cercanas. Eran luces, no estrellas, sí, luces sin duda de una gran ciu dad. Una ciudad en fiestas. Naturalmente, aquéllas en hilera, tan rectas, serían de una^ calie p carretera, otras bordeaban algún edifi-^ cio, seguramente el campanario de una igle-. sia. Las había de mil colores distintos. E1 tren aminoró la velocidad v tras unos cuantos resoplidos de cansancio se paró. No titubeó ni un instante, algo más fuerte que su ^-ountad lo arrastraba, la empujaba con fuerza desco- nocida hacia esta luminosa ciudad. Casi sin darse cuenta se encontró en el andén. Un aire cillo fresco ^v agradable le acari ĉ ió las p^áli^das rriejillas y jugó con sus enmarañados cabe-^ ]los. El tren emprendió de nuevo la marcha hacia nuevos y desconocidos 1ugares. Jadean- do primero, tomando empuje después hasta que pareció tan sólo un largo gusanillo ^de luz^ que se perdió a lo lejos. Pocas personas habian des ĉ endido allí,. mirá la estación, solitaria, q_uieta y tranquila, deletreó el nombre y leyó E L D A. Siguió eI camino que siguieron unos hombres, por una carretera que sin duda lo conduciría a la ciudad. Miró a su alrededor, las ]uces habían des apareci^do y se sintió desfallecer. r. Se había equivocado ? r, Fue toda producto de su ima ginación ?.En to^rno toda eran tinieblas, de^ trecho en trecho una agonizante luz hacía el contraste de sambra mucho más denso y de todas partes miT fantasmas amenazadores pa recían salirle al^ paso. Cruzó un puente, se^ paró por un momento, escuchando un tenue murmullo de agua. Ya no tenía miedo, se sen tía hombre, era libre v estaba seguro de q_ue nadie lo buscaría ni se ocuparía más de él. Pediría trabajo y... Un enorme estampido^ lo volvió a la realida^d y sus asombrados ojos vieron surgir de las tinieblas millares de es trellas que estallaban en el cielo^ formando mágica palmera que se deshacía cayendo de nuevo en forma de fina lluvia luminosa. Im pulsado por esa iuerza misteriosa, de una manera inconsciente empezó a andar. ^ El ru mor creciente de un pueblo en fiesta 1o envolvía y pronta lleg6 a las ĉ alles principales y se mezcló entre la desbordante riada de gentes alegres y bullicio^sas que, riendo felices. pasaban por su lada sin verle. Lentamente sus pasos le llevaron a la puerta de una igle sia y era tanta la claridad que resplandecía en su interior que decidido entró, se arrodil_ló Colas - Productos químicos y pisos de caucho para la fabricación del calzado Norberto avarro, S . .4. Jordana, 7 Teléfono 143 Apartado núm . 7 E L D A ante el altar t levantó la mirada hasta El . En el aire vibraban las últimas notas de una sal ve v olía a incienso v a felicidad . La Virgen, una Virgen radiante bajo un dosel de blancu ra inmaculada, le sonríe con ternura v es tan dulce su sonrisa y tan tierna su mirada que el chiquillo siente fundirse su alma en algo muy suave v se siente embargado de una felicidad que no sabe explicarse . Si, como decía el se ñor (ura, él pidiera también a la Virgen lo que desea, ¿ le haría caso? Virgencita, deja que me quede aquí pa ra siempre, en esta ciudad que Tú elegiste, como la mejor de todas, para que te hicieran este trono tan bonito . Deja que pueda arrodi llarme a menudo ante Tí y ver otra vez tu sonrisa)). Y la Virgencita escuchó sonriente al niño v atendió su ruego . Elda lo acogió . Por que Elda es así . Tiende la mano v acoge al que llega a ella con deseos de trabajar y de ser algo. Las fiestas han pasado, pero el pueblo no ha perdido su luminosidad . El chiquillo tra ba j a hoy de zapatero , es feliz y es un elden se más que aporta su granito de arena ;,ara engrandecer esta magnífica y acogedora ciu dad que sabe ser bulliciosa, alegre, tenaz y trabajadora a un tiempo. FRANCINA (Barcelona) Un escaparate nacional para el Calzado Español (Continuación) res y fábricas, llevadas a cabo últimamente, tuvieron su origen y proyecto en aquella primera Feria . Hoy, ya han pasado a constituir definitivas mejoras en el nivel de calidad o de rendimiento. Hemos dejado para el final, pero no por ser de menor importancia, sino por motivo diametral mente opuesto, la consideración de otro indiscutible beneficio, inmediato, de las Ferias Monográficas. Nos referimos concretamente a la oportunidad que deparan de concertar negocios de importancia, y, más que esto, la posibilidad existente durante su celebración de planificar una campaña de ventas o de compras, según los casos . Esta ventaja trasciende del ámbito puramente nacional, puesto que —como ya dejó entrever la primera Feria— quizás sean los mercados y compradores del exterior los más interesados en concurrir a ella, buscando la ocasión de concertar interesantes adquisiciones. Esta última faceta de la Feria bastaría, por sí sola, para abogar por su establecimiento, y, ya es tablecida, para mantener la idea latente de un con tinuo engrandecimiento y extensión, hasta llegar a convertirla en lo que puede y debe ser : la manifes tación viva y directa de lo que una gran industria española, decididamente regida y organizada, es capaz de ofrecer a la Patria en pro de un progreso económico y de una prosperidad general. E . G . S . HIJOS DE olé evvnimn ~uiCC S . L. Fábrica de Calzado de lujo para Señora Teléfono 101 E L D A 9 C^.r^e^ de ^^da Casa Ca n t ó Albert^ Cantá Mira Taller de patronaje por procedimiento mecáníco Martínez Anido, 33 -:- Teléfono 137 ELDA Fábrica de Calzado viun,^ ne A n to ni o ]u a n Bu s qui er Telegramas LOTO Apartado 27 Teléfóno 85 José M.e Pemán, 4 E L D A ^^.oralinuac^ón^ trucción, ^cle ap^ir^^tus ^le pre^isión c^léctrieos, etcéte,a. _^lreded^^r cel calra^do e^iste una ampl.ia ^a^na de industrias transfcrr_^adoras co^mu las cle troItielado ^dc suela, trenzadc^s, cercos, ete. I?^II?^SIO^^.-{.zc^ liectárcas, le ?as ettaies tt;o esí^ín ^^cpadas por el clsco urban^. _1 [; IIi^L^I) ^ CLIII _A.-39^ metros ^de altura s^^hrc c1 nivel del mar. E1 clim^i es set^o, templaclo cn in^-ierno y^ en ^-er^uio, con sólo al.^;unos ^días de ten^peraturas e^tremis al ruio. La^ ne^^a^las s^n raras ^- de puca intensidi^d. :^IOTES.-E1 ^-alle de Elda lo circun d^n ]os montes «La Torreta t ^Zonastil a1. nc^rte ;G^inzara» aI NO. ;Pclón al C). ; i^ateig, _ll S., ^• S?erra elel C^r.ihallo, EI Cid ^- Cha}:arrales al E. E1 Ci^» es Ia ma^^or alturz de la cc:marca, con z. i r r metros. LE^^U:^.-^unque está ro^deada de po blacienes ^•de len^ua valenciana, I?lda es ^un encia^-e clel castellan^ e^n el reino de ^^alcncia. COII?^IC^^CIOVES.-Por c a r retera E!da ^dista ^ hiló^metr^^s ^,7e Ietrel, 3g de ^^li cante, ?8 tíe Elche, 1^ ^ie ?o^^eld^i, g^cie lí^, nó^t-ar y it^ de Sax. Ha^^ servic?o ^di^rio cIe at:taLases a ^licar.te, Petrel, llonó^^-ar, ^ille na, Castalla, ^alen^ci^i ^- ^7a^irid. (Esto^ c!c^s últimos de trnsito) . Lí.i^ea férrea con f,spa ciosa ti- mo^ierna estació^n. ^^uenta con cficinas de C^^rreos, Telégrafos ti- Te; fonos, ^ stc^ se miriu(^^m^ítico. I^ IEST:^S.-^lunque eminentemen,e tra baiaci^^r, i^?cla es pueblo que gusia del bullicio de la Fie^t^? :{^ ies+_as p^piilares son las de San :^ntón, en Enero; Semana Sania; Ias cua de Resiirrección (tres ^días seguidos en los que t^; pueblo acude a pasar el día a los tradicionales Iugares llan^ad«s E1 : enal, Santr^ 1^egr^^ vLa 7`ía ^ervasia para co mcrse ias típicas monas ti- «ioñas. lforos y Cristiancs en c°I íitimo do^nin;;o de ^Ia^-o ; Corpus (hristi, con los tradici^^n^^les ^ _ i,^-^ir^^ tes ,ti «nanos^ ; I^ lllas ^de San Pe^lru el ^^c} de junio ^^ ^ran^di^^sas ^fiestas de sepiae•mbre de1 6 al in. I)^I^POI:^^I?S.-E1 fútbol impera cn ia ĉ iudad ^- el primer equipr, Club llepc^rti^-a F.laense, milita en la Tercera lli^-isi^-ín, 1,a biendo ju^ade ^-arias temporadas ^n Se^un cla. Los partidos se juegan en «El Prir,;ue, canlpo ^e propiedad mtinicipal. Tarnhién e^i5ten numerosos eduipos de balonr_esto ^ bal^nmano, destacando el Pizarr^^, cel I^ . , de JJ., varias veces^ can^peó^n pravinciu^ y campeún d.e Esp^ña. Hay clubs orma»izados de motorismo, ciclismo, e^cursiones, ^jedrez, col^mbicultura, pelota, etc. ^ ^.ELIGIO:A^.-Elda cuenta con d^^s l^er 10 mcsos templos, el de Sa^^ta _1na .- t^l de la Inm^ict^lad^i Conce;^ción, ader^^ás de ^rmitas d.edicadas a ^an :lntoni,s ^1bad ^r `^^:1 C^ris Pin :I?^^I^^:^I`:^CL^LC Ŝ S. Pepresent^.^^^i^^nes teatrales se celebran a menudo en e] ^L( ro C`,^5tel^:r, «sí cor ^o compañía^ de r^.^ ista o^-a riedades ^ot ^ul^ires en la Plaza ^le T^^, os. _ Otres cir;es son el Ideal, Ceri^antes, Cr_i,t^S, Re^, C^oliseo ^- Lis. i errazas cle ^-erano, cle ^d.ica^as a cinematf^grafo so^^ las dei ^;erz^antes, Iueal, (xloria, Coliseo, IZo^?^ ^- P1aza de Io ros. Ilai- una ^ala ^de I^iestas, «La Pla1-a, que presenta atractivos nírmeros musica(es. I^.IST^iZI ^.--En s^.^ término se h^in hallado ^^estigios clel Neolítieo (monte de Bo- ]c^n ^,- Iantano} Il,érico (^Ionastil} ^; romano (:llon^istii ^- ^?da}. I.os ^drak^es ^i en;r2.ncl^^cie ron, pasan^do a Castilla con el easallaje del reino moro de lIurcia en r^^}1 ti formando despttés ^arte del reino^ de ^ra^cín. I,tiche5^ qn la guerra ^de Sucesián del siglo XVIIi a f^_ ^-or del Florbó^n, siendo premiada con el título ^le ^idelísima v la flor de lis aue ostenta en su escu^do. En el siglo YIX deca}-cí grandemente s^i a^-rict^lttu-^i, e^tin^ui^ndose i^ualmente ia ílorecie:nte industria clel esparto, pero Io^s ei denses pusieron r^ípido^ remedio iniciando ^a f^bricació^n de ealzado r,ue le ha datlo ?a z^i taiidad v grandeza actual . En i^o,{ ohtu^^o el título de ĉ iu.dad ^- ^l.esde ;9;;9 ha eaperi^r^enta d0 U.i ^? ĉ Il ^U^e en sU Ur^an:7^1.^C1Qn^ ^ Ĝ eri^3o ^rafía e indus*.ria que la ha conl^ertido en una de las más prbsperas ir pujantes ciuc±aaes de la pro^^incia. 1t(^^TIlIIE1:^^I^ ^ULTUIZAL.-Cuenta con las socieda^des «Centro Cultural Elden^en, Centro E^:cUrs?onista v «Casino E1rlense», asi como con una eYCelente B^iblioteca ó^ública l^7unicipat con unos 7.00o volúmenes, que lie va el libro al domicilio^ del lector. Se celebran frecuentemente conferencias, charlas, exposi ciones v conciertos, destacan^do en este asp+,c; to la labor qt^e desarrolla el Aula ^le Cuítura ^de ia Gaja de Ahorros ^del SurestE^^ de I?spañ^l. Cuenta con una potente emisora de radio y con un semanario^ de informació^n ^ener^ú llamado Valle de Elda», fundado en zg.56. L;1. CIt^ DAD.- 3 ^ceptnando 1^^ I,arte antigua, que sólo es una ^décima parte del to tal, Ia ciudad de Elda es moderna, con edi ticios eleva^dos v ainpliamente iluminadas, pre do^minando las viviendas de dos v tres ^;an tas, aunqUe cada vez se alzan en mayor núm^ ro viviendas de cinco, seis y hasta ocho^ plan ^PC^^ D E C^^ Tjl^ `^y ^S / ^ nic9n,^^ ^$e^e ^ i e^ ^ General Mola, núm. 29 E L D A CRESPO Donoso Cortés, 28 -.- Teléfono 836 11 REPRESENTACIONES Janíiaqv ^e^^oc^ ^o^e^a 0 Curtidos y artículos para el calzedo Generalísimo, 18 ^: Teléfono, 125 E L D A tas, habiendo en proyecto uno de diez en la ĉ iudad satélite uSan Trancisco de Salesn. Sus calles están bien pavimentalas ^^ dotar..t^ls ^de iluminació^n fluorescente t^ cueni^^ n^.^r^^rosos estabJ_ecimientas ti- comercios montados con los refinamientos de la técnica mo^derna v las últimas normas de decoración. Elda tiPr,e va rias plazas q_ue le sirven de des ĉ anso u^l vian dante, pero entre ellas desta ĉ a por su eaten sián y belleza la del jardín ^de Castelar, en cuyo centro se alza la estatua del trihu^io, que Elda tiene como^ hijo^ propio. En esta pla za se celebran, en las fiestas de septiembre, animadas verbenas, presentándose esplén^li damente iluminada con millares de luces n^ul ticolores.-A. N. Efemérides e^®^i^^adas ^Coiatinuación^ ^ repartidas por la geografía en carne viva de España. EI q. de Abril ^de r95^ volvían a pisar la tierra santa de sus juegos infantiles dos jóve nes que durante on ĉ e años habían llevado en sus labios, co^n angustiada desesperanza, el cálido nombre de Elda, baja los inviernos de solados y larguísimos de 1as desangeladas lla r,uras orientales. Era una mañana con traje de novia. El temprana ^lbril se mostrá generoso padrino, encharcando de sol tibio v confortante nues tra valle cincelada. Desde las primeras horas ^del día las ca lles ^de Elda se alertaron en urgencias contagiosas. Iodo el pueblo se apresuraba en uni voca afán por la calle del Legionario, por el puente sobre el Zrinalopá, hacia 1a estacián del ferrocarril, con un gozo^ incontenible, como si los que iban a Ilegar, más que hijos de Elda, f.ueran hijos de cada una de las familias eldenses. 1Vunca, ni en los días desorbitados ^de nuestras tradicionales fiestas de Pas ĉ ua, se v:o en E1da tan amplia manifestación ciudadana. Todo el espacio de los andenes de la estación resultaba insuficiente para aquella multitiid, que se iba extendiendo hacia el túnel, a am bos 1ados de la vía férrea, y que bullía en olea das presurosas por todo el trayecto que abar caba la vista, des^^de el matadero hasta la es tación. E1 viejo castillo estaba coronada por apiñados grupos de hombres v mujeres, que daban a las murallas ruinosas una expresián de humana ^cardialidad. Lo mismo en la colina del depásito de agua, ^^ en cuantos parajes ofrecian ventajas visuales. Llegó el tren, lentamente, procesional mente, abriéndose paso ĉ on suavidades ma ternales entre aquella muchedumbre, cuvo griterío asordante borraba los pasodobles briosos de la banda ^de música. Y l.os dos Ul^i ses eldenses apenas si pudieron pisar la tie rra que les vio jugar sobre su piel. Lo que faltá de dis ĉ ursos de bienveni^da sobrá de lágrimas in ĉ ontenibles. Fue un ple no desbordamiento de esa virtud tan españo la que es sufrir con el que sufre y gozar con ^el que goza. ^hora era el turno del gozo sin ^franteras. :1 hombros los trajeron, desde la estacián hasta el corazán de la ^^ciudad, a los dos ases ^que en el coso^ inmenso^ y hela^do de las Ilanu ras sin llios hab?an capeado tan largamente los negros astados del odio de los hombres v ^del rigor de los climas. A hombros, como si navegaran en un mar de brazos extendidos en sal ttdo^ cordial. Y arropados en la cariñosa t- desbordante acogida, entran los dos jóvenes en el templo ^parroquial^, donde la Virgen de la Salud aguarda, maternal, el retorno de sus hijos. Oracián subravada de gratitudes infinitas. Instante ĉ enital en 1a larga marejada de ar ^dientes emociones. Goncreció^^n esultante de tantas conteni^das ansiedades. ^ Aquella alegría infantil de las lejanas fiestas de Septiembre, gozadas hasta la ex*° nuación, cuyo^ recuerda latía bajo la pátina ^diosa de tantos años de forzado exilio, re nacía ahora, saltarina, en aquellos dos cora zones modelados por la gracia de Dios con el ^suave barra eldense. ^, Qué turbión de recientes recuerdos hos tiles se alborotaba en el ĉ orazán de aquellos muchachos, para ^diluirse santamente, a los pies de ]a ^irgen, en la inminente plenitu^d recobrada de la felicidad hogareña ? Los dos protagonistas de la feliz aven tura fueron extendiendo a las pies ^de la ama -da Patrona la abigarrada alcatifa de ios re cuerdos dolorosos : los largos días sin sol y sin amor; las noches inquietantes con frío v con d.esamparo. Luego 1a loca alegría del in ^creíble regreso. Y la satisfacción entrañable ^de o^l.er las tierras alicantinas y^de ^^er, por fin, la protectora majestad de El Cid, oficiando su ^eterna misa de gracias en e^l altar ^de nuestra dulce geografía... Dos hombres emocionados que ]loran de aiegría. Un pueblo que palpita en masa, di =choso^ por la ^dicha ajena. Una ^irgen ^que tiende su manto de invisibles bondades sobre ^l^ urbe laboriosa v sentimental. Y un día sin rostros hostile^s en la enjoyada luminosidad ^^de Elda. Ha_^- pueblos como el nuestro -1 oh, fortc^ natos nimium ► - que no tienen resonancias ,epicas en su historia. Pero la historia r.o es ^sóia 1a épica tronante y galopante ; hav otra. historia, quizá más fecunda por más er.traña da, que discurre ?írica y silenciosa, sin perga minos ni historiadores, como las puras aguas jde los remansos subterráneos. En esa historia íntima de Etda la fecha ^^^el ^.I de Abril de rg^^, en que regresaron los ^^xprisioneros de Rusia, ocupa una lumir_osa página darada por e] sol de la más acendr:^da ^olidaridad. Juan MADRONA IBAÑF,Z RELOJERIA Y JOYERIA La Hora Fija L E O N Precios de almacén grandes facilidades de pago Representante para esta pleza: Francisco ^ellot Amat (EL RAYO) joaqufn Coronel, l5 Teléfono 603 E L D A ^^EBLES GUARDIOLA Muebles estilo funcional, clásico, in^lés, etc. Colchones, Salitas de estar, Recibidores LO MEJOR Eiv MUEBLES Y PRECIOS PARA SU CASA Generalísimo, 21 -:- Frente a Teléfonos E L D A 13 La rr^ujer, la r^^oda y ^l calzad^^ `^U °A °í^ ^ P^IIICISCO ^^Ulllil5 ^,II Fébrica de Calzado fíno de Señora General Martínez Anido, 67 E L D A Teléfono 418 Fábrica de hormas, pernítos y tacones de madera 1N G LLGLO e/2eL^ ^ VCtVRtG70 Gran Premio con Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Barcelona en el año 1929 4ficinas; Teléfono 36 Partícular: Teléfono 258 Apartado, 69 E L D A (^OlYtllll! CICt (il1) haba^^eras. I^sta aita bota comenzó^ a bajar, a medida que la falda lo hacía a la int-ersa, esto es, a subir aunque mu^- tímidamente. La mu jer ^le ent^^nces juf;aba a movimientos f.eminis tas, i^ak^aha de sul^ra^;io uni^;ersal e^ invadla y^a foralmente, el muntl^ de los hcmbres. ^1 este cambio de esistencia se oponían esos vestidos l^rgos hast^a los pies, repletos de ringorrango^s. y propios de una vida vegetativa. I,a esp(osión se produjo cuando en e1^ an^biente, lihre ^. a de guerras -había termina-^ do la del ^.1- flotaba un aire e^pectante de alegre amor a Ia ^-ida. Se quería olvidar la ^ue rra, ^T com^^ tcdai^ía no tenían aiios veintes que recordar^, ^i^-ie;on los suvos con una inten sidad i- despreocupac:ión tal, que ^-einte años después iha a cestar caro. Iues bien, fue como la Gran Fle^^°clucián tíe 1a ^Ioda, el Gran ^Zo-^ ^^in^iento que marca toda una I Ĵ ra en e1 vestir, cuando la mujer, rompiendo arcaicos mol- d.es, cortó^ sus faldas enseñando las piernas. glabía nacido una mujer ntteva, con ideas. nue^-as ^- zapatos ^uie, os, ^^- que para liberar su cabeza de prejuicios, cortó sus largos ca-^ bellos de si^los ^como cualquier des^-er^onza d.o^ g-ar ĉ on mantmartrino. La mujer elegante de entonces tenía vo- cacián de espía. AIui- reF^iente toda^^ía el re- cuerdo ^dc llata-Hari, el fatalismo irrumr^ic^ honiíndolas a to^^as ellas mtty misteriosas, Fumaba er. lar^as boquiilas con más aparata^ que afició^n, ^- en el cine hizo furor e1 ^^ampi- rismo^, Por otro lado, el tango, recién impor-^ t^i^do de .lrgcntina, nos puso a to^dos n f^^r^rir con tada una retahila de ...suspense. Por eso^ no era de e^trañar eer a los ^^iejos levantar continuamente los brazos a1 cielo con el c?á- sico «1 Oh, temp^ra ! ^ C^h mores !» de to^los los viejos de todos los tiempos. Pero la ;ente sana bailalaa el charlestón, con más amor al dPporte que a la danza; a nuestro entender dicho bai!e era como tm ejercicio bimnástico, ^tan co^mpleto o m^ls como^ pueda serlo la na-^ tació^n o el Yenis. Lr^ unn é^oca ^de refnamiento, fr;^-^ili d_ad, ^- -^3e luio asiátic,o» -frase de la é^poc^- cr^n un rFSplandor soeial nada tranquiliza^lor: Paueno, vendc a lo nuestro, los zapatos atíquir?eron tamhi?n esa suntuosi^lad, ñel re flejo de los saiones q_ue pisaban. Se trabajaba^ con pieles ^finas v de caros procedimientos, con to^da una gama de pálidos colores difíci Ies ti^^ escluisitos. Charoles tornaso^lados e etió ticos reptiles estaban a 1a orden deI día. ^ con los rasos, terciopelos ^^ otros tejidos suntuosos ĉ uvos nonlbres escar^an a 1a memoria, tam^bién a^cttdiá a la cita ]a bisutería alemana, c,o^nvir- tiendo a los zapatos en refulgentes jovas. Y jo^^as debían ser; ea que en determinados mo- 14 snentn,; ios caballeros, con^o así nos lo demos trabtn las inefahles operetas de la UI^a, be ^bían en e11cs champaña, el champaiia de los ^^n^;^^ T^eLnte, el Linl^Q ( ^tle rea1117eRie tenta Sa ^bo, a ca^^^paña _ ^que hacía cosquill_as a i^!s ^damas en ia r.ariz. ^stt^s zapatos de [,uis ^`. se llamaban- eran de punta lina, aunque ^no llegaron a a^dquirir la agresivi^daa de los acíu^des : sus taccnes, ^lenominados u.carre tes, eran esto^ mis^^zo, anchos por arriba, es treches por el centro, ti- otra vez an ĉ bos por ^ahajo. I?l corte era el usual cc,4lercedes de entonces, c^n toda clase de modificaciones : se. r^omponía ^ de dos solapas que se abrochaban en el empeine, tal vez con?o recuerdo o resi ^luo de los anieriores abotinades. i_,uego estas solapas se ft^eron estrechando, convirtiéndose ^en t.na co^rert ahrocbada con un botó^n al ccs ^^ta^do. Por últim.a, esta correa se esfumó y apareció 1^emos tlicho apareció, no nació el zapato ^íe carte saló^n. Julio IZomero de ^o rres, pinter de su época t- medio anzbiente, pus ĉ ^ en s.:=; r^;^1;eres, a^iem_í^ de la ^tiitarra, naranjs s° liirones, estos zapates que ^-a siem^pre lie^-arían el nombre de ccsalor^es. E1 l,rincipio de los años treinta, señala ^ei rii^«nfo de la usp^rt^^^o,r.an». La mujer siente una sííilita pasión por e1 tenis, y cttal quiera d.e ellas iba por ai^í, ĉ omo una posesa, en busca tle cuaiquier raqueta con la que fo togra^t^ar.,e para e1 ^±ll^un^i ± amiliar. Da seña les ^de ^°ida en :cs ccrtámenes de natación, acude en la sierra a l^^s ejercicios de esquí, y hasta 11.ega a formar equipos de fútbel. La mod^i es la línea recta, t- sin ningún accidente ri ^ nsicr^ ;^ue distraiga esa suce::^^^n de puntos en ^una mis^^^a direcció^n, Esta sensación es aún rnw .centuacl.a al alargarse otra vez la falda, que aun así ^- to^do va nunca jamás alcanzaría 7a longitud clue tenía a principic, tl:^ siglo. La muier ento_^ces se ccn^-ierte en un ralo, aunque rnas que palo diríamos lisldn. La re ^ cordatnos er_ esta ^poca cou zapato « sport t^e piso^ de crepé y corte ingl^s. l^n verano, con aquej ^e,tid^ a ra^.-as cle cc^aca^i{^nes sín l^o ^da ĥ son iacaciones perdidas», Ilevaba cómo d0:^ ZapatOS ( (C1leCOS)). Fn lOS 7_^zpatOS Cle ^eS tir fue dcstrc^nado^ Luis ^é^%, sucediéndole un ta1 cBo^ticr, que redondeó s^^ pur.ta ^- a los t^^cones lus puso reetos, con?o la mo:7a impe ^-rante. _f^n esta é poca la ir.^tustria eldcn^e 1};^hía ^alcanza^ao un cierto esplendor. Era una indus tria ^rganizada, ^ st!s grandes f^+bricas aco ^ían a gran cantidad de irahajadores que de ^t^,clas partes llegai^an princihali??ente, camo ^ahora, de tierras de Don ^uijote en bus^ca de la tierra de prot^zisián o r.ue^-o T;ldorado. N^testra guerra abre un parc^ntesis en t^uestra indt^stria, ajeno al caso qtie nos ocu pa. ^n esta ^ poca tedas las mt;jeres cie Espa ^ña ^l.ejaron ^de ser elega_r,teq, v la N1oda, en tlnl r:? ; ^e (?trls ^:r,.^ag crrwlas ; ant0 al eSplritU ^como a1 e,tó^ma^^^:^., hu^-eron más allá de ^n.uestras fronteras. I?1 único^ interés que la ^rnujer tenía por el calzado entonces, era ha^e,r ` ^ a t^^^^ e^a ae^t^e ^ Fábrica de calzado de lujo CAL ZADOS ^L.®A Gran Avenida, 21 - l^eléfono 8 Apartado de C:orreos 57 le durar durante tres años. Y va^-a que lo con siguió. I a terminación de nuestra guerra coinci dió con el principio de la Segunda Guerra Mundial. Tuvimos una dilatada postguerra ?lena ^de pri^-aciones, que nada tenía que envi diar a la calamitosa situació^n de los países be lig-erantes. Habfa que hacer zapatos ĉ omo f.ue se para calzar a una ^spaíia des ĉ alza, y aquí del ingenio desplegado para cumplir dicha misióm. Fue entonces cuan^o a 1os a^^ispados italianos, tal vez por encontrarse en análoga situación a la nuestra, se les ocurrió lanzar un tipa de zapato, el cual iba montado sobre una extraña plataforma ^de madera, a1 principio pintada, con puntera y talón ^des ĉ ubiertos, co sa esta última que dio bastante juego durante largos años después. 1 Ĵ sta extraña plataforma de madera fue aumentan^do de grueso a medida que la Mo,da se regocijaba en ella, hasta a.dquirir las proporciones alarmantes que le supo dar Carmen Vliranda, con su boca de oreja. a o^reja, sus turbantes de frutas y sus inolvidables sambas. Estos zapatos monta^dos so^bre tarugos, carentes de fletibili^dad, actt^ia-^ ban como ias mecedoras, por tener la parte que descansaba sobre el suel^ ligeramenta curvada ; el resto de fleiibilidaci necesaria pa ra andar la hacía el pie, bastante libre sobre la macíera que, co^n su taló^n ^ descubierto, arras traba, mejo^r dicho tit•aba de aquel raro artilu gio. Se 1es llamaba cTopolinos», ^- como la palabrita estaba de moda, había además de 15 zapatos Iopolinos, coches ccTopolinos», pas teles ccTapolinos» y ĉ hicas uTopolinos». Estas eran unos seres melenudos, con altos tupés -ccArriba España»- a veces reforzados con lazos v flores. I,ucían, como atletas, hombros inverosímilment^ desarrollados y cuadrados por la gutapercha y demás rellenos, y como de nuevo la falda era ĉ arta, se complacían en demostrarnos lo feo que resulta enseñar los hue sos de las rodillas. A tan lucida figura se aña día el fascinante complemento de los zapatos uTopolinon, macizos, enormes, aplastantes, dándonos por resultado un tipa de mujer sin equilibrio ; mucllo barroquismo _y ángulos de 9a grados por arriba, nada por el centro y una base maciza por abaja para sostener todo aquel tinglada }leterogéneo. Para colmo de males, v debido sin duda a la austeridad del ambiente, este tipo de chica se nos volvió un poco cursi, leía incansable a Sé ĉ quer, se aprendía de memoria tados los pensamientos de todas las ccmadames» que en el mundo ha bían sido, y bailaba nocturnos de Chopín y melodías de Scllubert. Pero el fru-fru de las faldas de sus abuelas lo habían cambiado par el otro no menos delicioso ccPlof-plof de sus zapatones. Por esta misma época apareció en el mundo de] calxado, y camo nueva materia prima, el ĉ orcho. Los alcornoques no daban abasto para saciar las exigencias ^de la impe rativa Moda, qtle en un arrebato de feliz ins piración, había dictado que todos los zapatos ]levasen entresuelas de corcho. Esta cd^ey^r^ hizo feli^^ces a las mujeres bajas, ^-a que vie- ron en ella la oportunidad de su vida. E1 cccrezca usted ro cros. con el pro^du ĉ to Tal»,. anuncia que aparecía en los perió^dicos de an-^ tes de nuestra guerra, fue una realidad gra-^ cias al milagro del corcho. Nunca se c,asaron tantas mujeres bajas como enton ĉ es. Era éste un tipo de calzado cqn una media entresuela de corcl^o de dos, tres v hasta cuatro centíme- tros, que unidos al quiebre de una horma de siete centímetros, daba una aÍtura hasta de^ once centímetros. Eso sí, los taeones, hacien-^ do juego al conjunto^ amazacotad.o ^de la épo- ca, eran mu^ gruesos, rectos ĉ omo palos Una vez e1^ corcha en funciones, se les qui- so dar fle^^ibilidad a 1os uTopolinos. Por tal motivo^ se creó^ una combinació^n ^ de corcha^ con cuña de madera que za alivió un tanta^^ los pies ^cle buzo de nuestras mujeres. Algu-^ nos aventajados zapateros inventaron un cal- zado que, al hacer juego el pie, y por rara. astucia, se cortaba el grueso corcho en dos, quedando co^mpletamente cerrado una vez que^ descansaba el zapato en el^ suelo. Lentamente fueron muriendo -una for- ma muv elegante de morir, que para eso se trata de doña ^^Ioda- los Topolinos y el cor- cho. Pero quedaron las cuñas, ĉ omo apéndice o recuerdo de algo que etiistió. Estas cuñas^ han id.o manteniéndose con mavor o menor fortuna a lo largo del tiempo^, sien^do sus ac- tuales descendientes nuestros cPinkis de ahora. Pero los zapatos seguían abiertos. Se les^ ]lenó de agujeros por todos los sitios, forman- do caprichosos calados. La puntera descu-^ bierta tenía ]a forma ^ de una ratonera en la cual hubiese quedado presa et dedo gordo del pie. Detrás, el talón descubierto se adhería ar tobillo, formando mu^- lentamente ese callo que to^dcts las mujeres lucen hov. Se 1levaban zapatos descubiertos, calados, v en tipos san- dalia, hasta en pleno invierno, v _ era muy, pero^ muy de elogiar el estoicismo de lr^ mtijer al asegurar con la mejor intención al servicio^ de la Moda, que no tenía frío en los pies, aun-^ que pisase nie^=e ^• la ^^iése.mas abrigarse en su borrego, perdó^n, cmoutó^n dorén. E1^ final ^^de la Segunda Guerra D-7undial,. co^incidió con aquel desgarrado cc^Amado^ mío» con eT que las todavía existentes Maritornes de España, a coro, v de común a ĉ uerdo, se complacieron con estropear nuestros oídos.. Surgiá cGilda, rutilante, discutida, polemi zada, pero siempre admirada. Su influenciafue exte^nsa, y com^o es natural brotaron, como^ hongos en el otoño, muchas cosas con el nom bre ccGilda. ^ Atención ! Acaba de nacer el zapata «Gilda. Este se componía de una^ pala suelta con su correspondiente ratonera para el dedo pulgar. E1 taló^n era.n dos tiras que se cruzaban en la parte trasera ^del pie, ti que luego ` ^olvían adelante abrazando el tobi ]lo ; se abrochaban con una hebilla o 1azada de piel. Las mujeres, siempre tan originales, y^ sobre todo tan personales, con ese m^metismca 16 borreguil que apacenta Doña ^Ioda, se de jaron arrastrar por la ĉ orriente ^- todas, aquí no hubo excepcián, calzaronzapatos uGilda». ^ finales de los años cincuenta alguien se acordó de que la mujer iba hecha una birria. Este alguien devolvió a la mujer todo su sen tido a1 alargar su falda, redo^ndear sus hom bros v recoger su pelo mostrando la nuca. Este alguien se llamaba Christian Dior. Se especulá en la prensa diaria sobre el tema, arrebatanda interés al bloqueo^ de Berlín, y el públi^ca en general participó^ de tan ccimpor tante d.ecisián. F_1 triunfo de la falda larga fue total, al principia se lievaba ĉ on unos za patos to^davía de influencia ccGilda», nero en los que las correas se habían alargado^ ^de tal modo que trepaban y se entrelazaban por las piernas recordándonos ciertas majas de Goya. Esta nueva moda en el vestido femenino nas dio que p^ensar a los zapateros y tuvimos que renavarnos creando nuevos estilos. Se pre sentó como novedad alga tan viejo como el zapato cerrado de corte salón. Esta decisión creá sus buenos confli ĉ tos entre la nueva ge neració^n del elemento obrero, acostumbrado a1 zapato abierto, e incapaz de montar digna mente, de momento, un buen par de zapatos con topes y contrafuertes. La decidida acepta ción ^de estos estilas clásicos por la mujer, hizo que los jówenes obreros claudi ĉ asen y se esfor zasen en aprender el aficio de una vez, v de una forma completa. Pero las que más sufrie ron fueron, como siempre, las muje.res. Sus pies, tras largos años ^ de holganza, se habían acostumbrado a la ccdolce vita», dilatándose y adquiriendo formas sumamente caprichosas, eomo esas mujeres que ya casadas y felices se dejan engordar tranquilamente. Fue un tor mento -nunca mejor dicho ĉ hino- encerrar sus pies en zapatos con puntera v talán cerra das, ±ormento que fue en aumento a medida que se estrechaban las puntas de las hormas, moda naciente _ y prometedora. En efe ĉ to, los zapatos fueron afilándose más y más, martirizan^do los sacri^ficados pies d^ las^ mujeres. Pero surgió^ Pa horma italiana --punta fina en pala muy larga- y_ya los pies desahogados pudieron recuperar su trancluilidad al ir encerrados en zapatos cuyas afi ladas puntas sálo eran habitadas por el aire. Por esta é paca, año ĉ incuenta y tantos, apa reció el^^ tacón de aluminio, auténtico ccNew ^^E^ok» de la l^Ioda de todos los ti^n?pos, y la más importante aportacián extranjera a la elegancia del calzada femenino. España, me jor ^dicho Elda, también apo^rtó algo nuevo, que a pesar de haberse prodigado hasta la saciedad por el enorme éxito obtenido, aím conserva su atractivo, siendo solicitado v lu cida con verdadera placer por distintos luga res del mundo. Esos cctrenzados españoles» , nuestro delicado ccpasado jazmín», con toda su gama de variaciones, nos recuerda esas fi guras geométri ĉ as repetidas en las yeserías de ios muros andaluces, de influencia netamente oriental. Orientales son también los paisajesde higueras, palmeras, pitas, olivos v un cielo ^1 , • , ^r ar^ awee^ evc^ PIEL ARTIFICIAL PALMILLA SINTELAS (Producto y marca registrados) Cefeo, 5 ^f eléfono 14030 A L I C A N T E Depósito en E L D A ^O^e C^ztcL^a ^^^^1^ Queipo de Llano, 32 rabiosamente azul, donde se tejieron y tejen estos trenzados. ^hí están esos campos de Monóvar y Pinoso donde conspicuas mujeres, abandonando sus habituales faenas agrícalas, propias de forzadas varones, se entregaron con ahinco a tal misión, obteniendo pingiies beneficios. Mientras tanto, quizá algo antes, en Pa rís, en esa orilla izquierda de ccLa Seine», en el espacio comprendido entre ccSaint-Germain des-Prés» y el propincuo Barrio Latino, se es taba fraguanda un mundo extraño v m^1 pei nado. Sin saberse a ĉ iencia cierta 1o q;ae es el existencialismo, se aceptaba éste con toda ei furor que impone la Moda. Un involuntario servidor de ésta, Jean-PauP Sartre, había de cretado que la bueno de la vida era vestir desaliñadamente y con la mayor cantidad de mugre encima. Es posible que dijese algo más importante y pernicioso que esto, pero las mujeres, más atentas a la farma envalvente de las cosas que al fondo de las mismas, shlo asimiló ]o que a su atuendo se refería. Se vis tió con patalones y camisas rebeldes a la su jeción, y dejó aue sus pelos lacios ĉ ampasen por su cuenta y riesgo. De pronto^, perdiá in terés por toda 1a que hasta entonces había constituido su munda de mujer normal, de jándose llevar por el más completo abandono de compostura v buenas maneras. En España todos hemos visto alguna despistada chi ĉ a de esta especie, que la resaca del turismo interna cional hacía ]legar hasta nosotros. Esta ĉ lase 17 ^ l i e . ĉ ,srnuric^,o `^ al.co ^ Materiaies de construcción Artículos de saneamiento KROC.4^ Agencia de venias nURALITA^ Distribuidor pinturas ^Sherwin Williams» Teléfono 2?C^ E L D A Un estilo oara i:abricar ^ u2^G^2 iYt. R. Un acierto para calzar ELUA de mujer prestó con su influencia a la Moda los pantalones ^ el calzado bajo, e^ento de tacón, con tan solo una tapa ; eran como un escarpín des ĉ otado y^de una comodidad a prueba de muchas incomodidades. Estas ecBa llerinas, fueron en España -tierra de tore ros- 1as ĉ élebres «Manoletinas que tanto trabaja dieron y siguen dando a las fábricas eidenses. l.a mujer norteamericana también ccntribuyó a la moda del zapato bajo con el calza^do que usaron sus antepasados los pie les-rojas. Estos ccKio«^as, aún en circulación, son como auténticos mocasines indios. De pronto, allá por el^ año rq^6 o Ŝ 7 ia Moda cambió bruscamente. ^stutos hombres dedicados al culto de la ^Ioda y de sus nego cios, decidieron dar un rápido viraje y reno va+.^ los atuendos femeninos para oht^^ner ouantioso^s beneficios. Buscaron su inspiracián en cualquier cosa, en la bomba H, por ejem plo, de que se hablaba aquellos días. Inme diatamente, a esta llama^da, todas 1as mujeres, como un solo hombre, se metieron dentra de un saco. No tardó mucho en aparecer Sara Montiel, que con sus ^ccouplés nostáigicos, nos hacía añorar los buenos tiempos de la «belle époque, en un mundo preñado ^de gue rras y rostro amenazador. La falda, en ese juego que ha tomado de termámetro, voh-iá a subirse, y para que la impresión fuese más completa de la época del charlestón que se in tentaba resurgir, todos los zapatos -zapatos cuplé- que se hicieron, llevaban su ĉ orreita en el empeine como reminiscen ĉ ia de ^ qu^ Ilos ccMercedes». I nos encontramos en la época actt^al. Esta se caracteriza por un movimiento^ epí démico ^c contagioso de no parar, ^de estar mo viéndose continuamente de un ]ado para otro. .1 esto se le llama turismo, y ese arrastre dell cuerpo por esos mundos, trae consigo la co modidad en los pies con los nombre de «Sa hrinas -otra vez la influencia del filmn zapatos planos, sucesores de las ^^Ianoleti nas» só^lo en el no^mbre, yGuarachas oRo manas sandalias también bajas y confeccio nadas con unas picas tiras, y los Pinkys». Merece menció^n especial el 1inl^y. Cxeado en un principio para ser utilizado ex clusi^^amente en la playa, ha rebasado sus naturales dominios, invadien^do lo^s pasos com pletos de ]a mujer, con^-irtiéndose en zapatos para to^do. La «Babv Doll, mujer tipo de nuestros días, es muv joven o pretende serlo ; sálo sabe bailar R^oclc and Rolln y mascar ^chicle. Pero ha dado nombre en el estranjero a un zapato de medio tacán que pare ĉ e ser está muy inte resadc^ en oscurecer al zapato ^de altura, cosa difícil, pues no creemos a la mujer dispuzsta a rentu^ciar i su pedestal. Nosotros también tenemos en España nuestro medio ta ĉ ón para. para q^^^e n^^^estras mujeres, sin perder emp.t qu: , se sientan cómo^das. Se trata de un zapa to cíe resurgerae tacán cubano de suela, due por discreto, eficiente ^ elegante se conece con el nombre de Fabiola. V para tF^ mi.nar, diremos que la Moda es una veieta, y io mismo apunta al norte que c«mbia rápidarnente hacia el Sur. Por !o pronta los frar.ce^e^, ^-a la han puesto en mo ^ vimient^^ inteil^ando variar 1as puntas de las hormr^s. l,a rcci^^n salida punta cuadrada es un a^^iso, que a!os italianos les ha sentado muy rnal y amenazan con represalias de pun tas redondas y ct^rvadas. Por conseguir la su prernacía cie ia ^Ioda er_ e1 ^calzado femenino, estos ^dos paíst^^s iuchar ti^ se afanan, mientras nosotros, como s^e^^Zpre, permanecemos neu trales en cualquier conflicto europeo. r Deja remos r;ir al^un^t ^.^ez nuestra voz imponiendo concíiciones o s^^nplt^mente sugiriendo inicia tivas ? I:a Fcría Nacianal del Calzado puede ser nuestra ,irma secreta», aunque hav que procl.irar que sra un «secreto a voces, cuan tas más voces v más altas mejor. E. G. LL. i8 El es^^rt^^ ^x^^^^^^ ® r^^e^^ de la ^r^^d^z^ i^d^^^^°^^^ de Flda ^Continuacióa^ yor número sin comparación en las de espar to. Con la permisión concedida en años pasa dos a ciertos individuos para extraer cíel rei no el esparto^ en raina, recibió^ Elda un terri ble golpe : ganaban sus vecinos cada semana ^oo peso^s, y^desde ento^nces apenas les ^deja ba 6o el esparto manufacturado.» Sin dud.a octiltaron al Gobierno las grandes utilidades que el esparto ^deja, y que a él solo deben s^t prosperidacl muchos pue blos del Reino. Los de Elda lo reducían a fel pudos, y así manufactura^do se eYp^ortaba. Era preciso majarle de antemano v ĉ omo este trabajo ocnpaba n,uchos brazos robustos que podían servir a la agricultara, Josef Juan y :^naya ima^inó hacerlo^ por medio de un mar tillo, sirvién.dose de a^-ua para el mowimiento, v de un niño^ para poner y revolver sobre una plancha de hierro los manojos de esparto, qtte recihían los repetidos golpes de un fuerte n^azo : con tal industria ttn solo muchacho ha cía tanto como cin^co hombres. )uedan dos de estas máquinas^, en que se majan ro.ooo arrobas de esparto : molinos de papel^ donde se hacen io.ooo resmas, dos de estraza, 7 fábricas de aguardientes donde se han producido ^l.ooo arrobas^ y, z de jabó^n, otra ^ de teja y varios te?ares de lienzo». Iato es ]o qne observá, además de otras muchas co^sas, el sabio viajero^ en la E?da de 1^ace c^si doscientos años, exactamente i7o años. I:n st;, palabras nos parece que^ está el. germen de la grandeza de E1da. Cincuenta aiios después encontramo^s to clavía poca trans^formació^n. Los campos si g-uen siendo un jardín fresca v ameno^. Se ven hermosas viñas v algarrobos cultivados ĉ o^n inteli^encia. Estos datos nos los ofrece don Pascual Nladoz en su famoso «Diccionario Geo^r^fi co-Esta^dístico-Histó^rica» . Hay va más habitantes, pues se cuentan ya e;^ Elda gió casas de ^dos y tres pisos. Tam bi^^n se registra más industria, Contintiia sien do la elaboración det esparto la industria mrís sobresaliente de la villa, aunque dice no tan to corre lo fne en la anti^iiedad, «pero es la 7ue :;i^^i ^ duda mantiene el^ s^e^ntido com^^rcial c-:^orrador ^ de los eldenses. El^ esp^irto, des taca el Diccionario que citamos, e^^ lzi; artícu i^^ que no se nlachaca a brazo, si.^o l^or iná_ 7ui_zias hidráulicas de las que h^^y se^s. (Cua_ tro m^ís que contó el sabio C.;avaniliesl. El Diccionario^ ^. ie lTadoz añade que existen 7 fái^ricas de papel de estraza, ui^a d° salitre, ^ nr^olinos harineros, z^ de papPl v ^o cubo^ ^d^^; ía^^^res. Se cxportaba el papel^ y el espart^ trabaja^do en ruedos v otras labores : se im, porta^a esparto en rama ^de Yecla, ) !ur^illa y Viiler.^z, alpargatas viejas y trapos para pa, pei^, en cuyo tráfico se empl^ea^^ los arrieros dr-1 pF^cblo». BA Il CO E S PABOL D E C flE0 1 i0 Domicilio Social^ Alcalá, 14 - MADRID CAPITAL DESEMBOLSADO Y RESERVAS^ 2.594.469.81697 pesetas 500 Dependencias en España y Africa DEPARTAMENTO DE EXTRANJERO Cedaceros, 4 . MADRID Sucursal en ELDA: Generalísimo, 1 Ejecuta bancariamente toda clase de operaciones mercantiles y comerciales Está especialmente organizado para la financiación de asuntos relacionados con el comercio Pxt^rior Servicio Nacional del Trigo - Libretas de Ahorro SUCURSALES DE LA PROVINCIA: ALICANTE, Alcoy, Altea, Aspe, Callosa de Segura, Crevillente, Denia, Elche, Jijona, Monóvar fJovelda, Orihuela, Pego, Rojales, Villajoyosa y Villena Modelo aprobado por la Dirección General de Banca, Bolsa, e fnversiones el 19 de Julio de 1961, con el número 3.665 7^enemos que 1legar a primeros tie siglo para anotar con el I)iccionario Espasa que E(da tiene cerca de 5.00o habitantes. Y ya apr^recr el comercio de calzado, Sin deter^ni nar su ĉ lase. No cabe duda que la rnanufac tura del esparto es la puerta por don^de Elda ha entrado en l^a grandeza^industrial que hoy conoce. pema apasionante es conocer las etapas de esta transforrnació^n que algún día intentaremos conocer a través de los documentas que en los archivos v bihliotecas se conservan. A. G. A. 14 Fábrica de Calzados de Lujo r^^ - ^]r ,^ (Marca Registrada) (Marca Registrada) U^l ^^^^^ (Marca Registrada) ^eve^arveí^c ^^e^Liior2te ^^zcí^o Don Quijote, 44 Teléfono 600 F L D A EL^^ er^ ^^a ^^let^ ^^I p^^t^c ^Conti^iuación^ tículo del Guiznei-. Como centinelas de fron tera, se al^an más a la derecha, las ^chimeneas de las cerámicas. I,a cerrada horizontal de una línea de tejados rojos, avanza en ia van guardia del pueblo eldense, y entre los bra zos de los barrios extremos, se distingue la ^úpula de la Iglesia de la Inmacula^da. A la izquier,da del espectador, el verde ascuro de los pinos que rodean el depósito del^ agua. Surg-en blancas y gr,isáceas en el centro y^derecha de ia ciudad, las masas de 1os altos edificios modernos. En el camino ^de la estacián, apenas des tacan de su triste colina las terrosas ruinas d^a castillo, pero las torres de la Iglesia de ^anta Ana, se yerguen triunfales inundadas de luz, ^como^ símboio ^de las cosas eterñas. Por el oriente flota un grupo de nubes verde amarillentas, y las márgenes del río, el puente, las ĉ asas `- los bancales de primer término, van quedando paco^ a poco inmersos ^en los grises, azules v^^ioletas del ocaso. Muv cuidado el detalle, rica en colores la paleta, ti- tratado con ĉ ariñ^o el tema, la obra ^merece desta^arse especialmente, ^ como una más de las afortuna^das creaciones de nuestro pintor eldense. C. G. Car^^s ^^d^nses ^cohtrstrra^ión^ etla, otra calle típica de fuerte celor local: la de la Tripa, así llamada por ser larga v estre cha ^como un intestino. ^Iras e] respiro de la plaza de San Antón, se abre el cauce del viejo río, decano de todas las aguas eldenses, dominado por la mole del castillo ;^de la poco que queda del castilla. Subimos a la meseta del at^oso alcázar v aquí termina nuestro romántico peregrinaje, casi en el mismo lugar en que lo co^menzamos. Centemplamos pasado ^ presente. Nuestros ojos cargados ^de recientes rememoranzas se dejan arrastrar ^hacia el horizonte. El^da se es tiende, ^-oluptuosa y fati^ada, hasta el límite donde terminan sus piedras centenarias ti co mienza su esperanza. El^da, algún día, puede que no quepa en nuestra mirada. EL JARDIN INALTERABLE (Viaje en torno a un jardán) Cuando éramos «demasia^do^ jóvenes^ se pavimentá con ladrillos el jardín ^del Casinr El^dense. ^ Cuánto^ significaba para noso^ros aquel j^.irdín por entonces ! Se podría asegttrar que nuestras vidas giraban en tor?lo a^l. De eíamos ---con aquellas ganas nuestras de hacer frases- que aquel reciente andén que nos ser vía de paseo -espacio^ corto, reducido, pero sabreso- era ^da lápida de la tumba de nues tra juventud». Los jávenes de ahora si^-uen haciendo lo que ti-a hicimos nosotros, siguen dando vuel tas v más ^^ueltas al florida rincó^n. Se conti m_ían hil ^ anandcl sueños i- palabras sobre e!mismo cemento que acogió^ los nuestros de un r1ía. r^lguna vez ocurrirá que el sufri^do ^-er ge! reventar^í en estallido de risas, de verbe nas, d.e promesas, de madrigales ^sctto i-oce», y, dantlo un i^remen^do suspiro, pasará a so portar sok^re sus hombros el peso de algtma inmobiliaria. Y tal vez -tristes destinos- sir va de asien[o a un Banco. ^ perderá su en canto íntimo e indefinible. Yero^ hasta^ que ese n^omento liegue, tene rnos que seguir acudiendo allí de eez en cuan ^lo, si queremos tomarle el pulso a nue.stros veinte añcs, volver a est;uchar antiguas ^-oces asfi^iadas. F1 escenario es el mismo, el argu me^nto tambicn ; los sentimientos que están en juego son tan eternos ^ _ repeti.dos como la no a;he v el día. Sólo nosotros -ahora, pensando en ello nos damos cuenta con sorpresa- hemos cam biadc : hemes pasa^do de actores a meros es pectadores. 20 LA PROCESION DE LA ViR= GEN (Esa calle llena de luz) Algo así como el ir a misa los domingos -mitad obligacián indiscutible, mitad sincero deseo- ha sido siempre para nosotras el asis tir, vela en mano, a la procesián de la Virgen ^todos los años. Y a 1a del ^Cristo del Buen Suceso también. Por eso mismo, nunca habíamos vista la procesión ; íbamps en ella. Eramos una llami ^a más de lumbre ^- amor entre los fieles. Pero un año nos rebelamos ; queremos quedarnos fuera ^de la procesión, tratar de descubrir nuevos aspectos de una cosa tan co nocida ^ _tar. entrañabPe. S, realmente, es to^do un descubrimiento lo que realizamos. Nos hemos situado en me dio de 1a calle Nueva. Van pasando, en do ble fila, gentes y más gentes, tocío un verda ^dero ejército de la tradició^n v la fe. Tiemblan ^en el ambiente las ondas concéntricas de1 aire çalentada por ias velas, el^ olor de la cera que se inmola, ia fiebre de los ojos emocianados. De pronto, procedente de la calle ^Maura, entra en nuestro campo visual la Virgen de la Salud. Parece co^mo si todas las luces se suici daran, como si una sangre espesa y espiritual empezara a circular de verdad por esta arteria ^^eldense, inundándola de vida. La Virgen de la Salud -amorosa, ininarcesible, inmaculada en 1a calle Nueva. Las palabras no dicen na da cuando quieren explicar lo que pasa por dentro de nosotros. Entonces comprendemos ^él senYido^ -perdido en la baraíinda de los tópicos- de 1^. tradicián. Comprendemos que ya es un milagro^ el que se pueda respirar en estos momentos, porque todo es estático, des ^conoci^do, acabado, p^erfecto; como si to^da quedara en suspenso ante un arcángel mara villoso que, al modo de Juan R amán Jimé ^nez, nos advirtiera : No tocarlo, no mover un ^dedo, que así es la Selleza. La Virgen lo llena todo. Y nec,esitaría mos que también el alma pose^-era cinco sen^tidos espirituales para a^cabar de comprender lo que está sucediendo. EN LA PLAZA DE ^ASTELAR (Jardines i nsomnes en la ^adru= ĝ ada) ^ l,a reina de los jardines eldenses es 1a Plaza de Castelar. Si se^ ccntaran los ve.rdes ^^ue habitan en sus jar^dines, se necesitarían mu ĉ hos número^s para agotarlos : e1 ver^de su cio del estanque, el verde enfermo del bronce, ^1 verde optimista del pino, el verde juicioso ^^ de los setos vivos... La Plaza de Castelar no llega a ser un ver ^ dadero parque, pero sobrepasa en mucho^ el viejo concepto del jardí:: ^de pueblo. No es po sible abandonar-se al azar entre sus recovecos, pero^ resulta difícil no dejarse arañar el alma por sus rosales floridos, sustraerse al sutil Modelos, Ajustes y Patrones ^C1S2 ^CLt:^2tlCL ^CZC Ĝ ^L1^.e2 Gral. Moscardó, 36 Teléfono 468 E L D A a d^`^ Ĉ ^TL. ° ^^ tl^^• 0 0 Productos electrónicos - Aparatos para medidas eléctricas Voltímetros - Amperímetros - ^Miliamperímetros de equipos electrónicos para la industria Comparadores - Contadores de tiempo- Reguladores de tensión - Aparatos para control fotoeléctricos Electromedicina, etc., etc. General Moscardó, 22 Teléfono 407 E L D A embrujo de sus árboles suplicantes, de sus en ramadas cautivas, de sus veredas crujientes. A las tres de la madrugada, la plaza nos acoge, como recién salida de un primer sue ño vegetal que perdura en sus ojos turbios de luna. Todo es dulce, inédito e infinito. Es una plaza distinta, propicia a intimida^des y re quiebros. Entonces se entabla un delicioso diálogo de amor entre la plaza desvelada y estos visitantes de última hora que somos nosotros. Buscamos, en fervorosa antología de sus en cantos, la rosa más conseguida, el rincán más sugestivo, el banco en el que se han dado cita todas las sombras que tiene la noche, la gloria redonda del pino que se inclina buscan do 1^^ libertad en imposible vuelo... Y soña mos. Dejamos escapar en 1a plaza encantada, barnizada de luna, nuestro entusiasmo por la ciudad que nos acogiá al nacer, por cada calle y por cada piedra de Elda. Este era el mejor momento v también el mejor lugar. La Plaza de Castelar es un enorme corazán que se ha bla de tíi con el nuestro.-R. G. A. 21 CALZADOS ^on.^ález ^^be^o Teléfono 754 ELDA RELOJERIA ŝ ^ 7 ŝ 1/ ¢ Exclusivista Reloj Centenario «REVUE» Composturas garantizadas Martínez Anido, 27 E L D A Sucursal en Petrel: Cánovas del Castillo, 11 Calzados SUM G. 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