OBRADOR Y CHICO FÁBRICA DE HORMAS Y TACONES Teléfono 216 ELDA PRODUCTOS PARA CALZADO Teléfono 124 ELDA « tutto s carpa » MAQUINARIA PARA CALZADOS VIGEVANO (ttalia( La maquinaria con que se construye el calzado que Italia exporta a todos los países CONCESIONARIOS OBRADOR Y CHICO - Elda FEDERICO OBRADOR CALZADOS «^TURIA r Teléfono 497 ELDA EMILIO OBRADOR TACONES COMPRIMIDOS DE SUELA Y CARTÓN Teléfono 113 ELDA GRÁFICAS OBRADOR Luis F. Obrador [ !IIIliiiilVll^^^^^^^^ ^^^^ ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ . ^ ^ ^_ ^^ , ...revela la personalidad de quien lo ^riste. ` ^ Y, el égito social, depende -anucilas ^reces de ese traj e. ^i ^d. c^uiere triun.^ar. á i^/6M^.^. ^i •• s e o t ®O.R.VL^ S. P. A. OFFICINE RIUNITE DI VIGEVANO V I G E V A N O ( 1 T A L I A I MAQUI[^ARIA PARA CAL^ADO DELEGACIÓN PARA ESPAÑA Maquinaria y^ccesorios para la Fabricación del [alzado, Articulos de Piel e Industrias Afines O^icina y .Exlrasicián: General García Valitto, S Talleres: Cura Navarro, z4 y r6 Apart. gq - Telé^: r66 - Tele&. RONA Importador número 2g.ógo Exportador número x7.888 E L D A Producirá más adaptando a su industria el sistema de Fabricación en Cadena MAQUINARIA PARA LA FABRICACIÓNDEL CALZADO Pegado con procedimientos y patentes de la Casa Machines V. Coppola de París VISITENOS EN NUESTRA FERIA INTERNACIONAL: STANDS NÚMEROS 543 - 544 - 545 Y 546 REVISTA OFICIAL editada por la Comisión de Fiestas del Excmo. Ayuntamiento de Elda en home naje a sus excelsos patronos el Stmo. Cristo del Buen Suceso y la Stma. Virgen de la Salud. Dirección y confección: Alberto Navarro Pastor. Portada original de Felipe Navarro Pastor. Este número de ALBORADA está realizado por Alberto Navarro Pastor, Rodolfo Guarinos Amat y Eduardo Gras Sempere, con la colaboración litera ria de josé Alfonso, José Miguel Bañón, José Capilla, Ernesto García Llobregat, Carolina Gonzálvez, )uan Madrona Ibáñez, Francisco Mollá Montesinos e Isabel Gonzálvez Amat. ALBORADA ^on la colaboración especial del Iltmo. Sr. D. Francisco Bravo Martínez, Director de «La Gaceta Regional» de Salamanca, Delegado del Ministerio de la Vivienda y el más autorizado biógrafo de José Antonio; y del Iltmo. Sr. D. Adolfo Maillo García, Director del Centro de Documentación y Orientación Didác tica del Ministerio de Educación Nacional, y de don Antonio de Obregón, ilustre escritor y periodista del diario «Madrid». Dibujos de Alberto, Carpena, Ernesto, y F. Navarro Pastor. VIII Fotografías de Esteban, Hernández, Candela, A. Nava S E P T I E M B R E i 9 6 z rro, Berenguer, Basilio, Carlson y archiva Impreso en Sucr. de Such, Serra y Compañía. - Alicante. Depósito Legal: A- 9i - 195g• Nuestra portada La galera legendaria surca mares de turquesas y zafiros encrespa dos. Pero el Mediterráneo calma sus revueltas olas para que la nave pase por él rauda, majestuosa y tranquila, como trono radiante que es al portar en su seno las cajas misteriosas de las cuales saldrán las gemas precíadas de Elda, el Santísimo Cristo del Buen Suceso y la Jantísima Virgen de la Salud. La galera capitana que de Cerdeña a Alicante trajo las joyas más preciadas de Elda, está simbólicamente representada por el famoso y artístico «barco^^ de nuestras procesiones, testimonio de que, a través de los siglos, la nave elegida continúa trazando emotivas singladuras en el cora zón de los eldenses. MI AL,BORADA P ue^eN los extraños captar esa especial sensación que nosotros experimentamos en el momento de la Albo rada? Creo que sí. Es algo que se transmite en el ambiente. Con la buena música nos ocurre que a veces nos sugestiona, situándonos esi iritualmente en contacto con una época y lugar distinto de nuestro tiempo. No podemos captar las palabras o el paisaje con claridad, pero ^^lo sen timos^; como esas revelaciones que no proceden de una confidencia, sino que son nada más intuidas. La emoción del momento de la Alborada, no es conse cuencia de la mezcla de sonidos, luz y color; tales cosas, de la misma forma combinadas y en igual momento, pero sin la asistencia de los eldenses, podrían, desde luego, producir un instante de belleza, pero sin emocionar. Es a través de varias generaciones que se forma ese sentimiento común en un pueblo, sentimiento que al intensificarse en un mo mento dado, influye hasta en los extraños. Ticne su afinidad con aquel otro que todo español experimenta lejos de España, al oír un pasodoble, como dice el cantar. Es parte del amor a la Patria y, en nuestro caso, a la patria chica, a nuestro pueblo. 6 de septiembre. A la vez que las últimas horas de la tarde van cambiando la luminosidad dorada, en azul pálido y en malva que se diluye en el negro de la noche, por las calles va cambiando el ritmo del movimiento; de la activi dad industrial, a la nerviosa expectación de las gentes en sus idas y venidas para efectuar las últimas compras, o diri giéndose a espectáculos y paseos. Todavía como antaño, vibra de pronto el aire sorprendido por el paso de una Banda de Música. En las aceras de las calles céntricas se alinean una serie de humildes vendedores ambulantes. Se ven los crujientes barquillos, la reluciente bisutería, la opaca mirada de las gafas ahumadas, el árbol multicolor de globos, los suaves libros de miel, el insistente aroma de las almendras garra piñadas, y el marinero olor de los cangrejos. Esta invasión es relativamente moderna, pero resulta un conjunto pinto resco. Antaño serían los buhoneros, los adivinos, los saltim banquis. ^Antaño, cuando las calles no eran todavía estre chas para el paso de la procesión y se adornaban las facha das con ramas de pino y de romero^. Pero, como entonces,. pocos momentos antes de las doce de la noche, las gentes empiezan a fluir de todas direcciones hacia la iglesia, y se van situando por los alrededores; en la plaza de Arriba, en la del Ayuntamiento, en cualquier otro lugar desde donde puedan verse bien las torres. Esperan allí, consultando con frecuencia la hora, impacientes. Desde la plaza de Arriba, las torres, plenamente ilumi nadas en un blanco dorado resplandor, destacan solemnes sobre el cielo. A la plaza se le enciende un collar de bom billas, como si en el vestido de fiesta se hubiera puesto el_ aderezo de diamantes. Y las campanas, al sonar las doce, se alborozan y cantan meciéndose en las jauIas abiertas del campanario. El cielo se abre ahora también, en un árbol de luz que florece y derrama sus pétalos como lluvia de estrellas. Las gentes han quedado silenciosas, con ese silencio del que se dice «ha pasado un ángel». Así es nuestra Alborada. C A R O L I N A G O N Z Á L V E Z SEÑOR . .. Señor, Te he conocido en la quietud del campo; en la más ignorada florecilla del páramo. En la dulce fontana, en los giros del pájaro, en los ojos del niño, en el brillo del astro; en el mar, en el sol, en el aire, en el árbol, en la nube, en la luz, en el cielo estrellado .. Todo en mi corazón por Ti se ha hecho claro. Señor, vienes a mí por todo lo creado. SI YO NO FUERA ETERNO . .. Si yo no fuera eterno, no tendría este amor de sumirme en el silencio, este afán de encontrarme en sus caminos preguntando quién soy ante el Misterio . .. No sería atraído ni llevado por las rutas sin fin que van adentro; no oiría la voz entre la niebla separando verdades de los sueños . .. Si yo no fuera eterno, no andaría con los ojos clavados en el cielo, ajeno a las punzadas del camino, enamorado loco de un lucero . .. De la muerte no hoblaría jamás --es como un viento de fuerza ensombrecida y misteriosa derrotado mil veces en el tiempo . .. Si yo no fuera eterno, ¡qué vacío! ¡qué honduras en la nada del silencio! Sería el «nunca más» que puso Poe en el negro graznido de su cuervo . .. Pero hay mucho que andar y que sufrir, que aprender en la Rosa de los vientos; encontrar nuestra estrada y encender la lámpara que Dios nos puso dentro ... Si yo no fuese eterno, no estaría vibrante de ascensiones y progreso; no sería verdad la Gran Verdad ni el armonioso Plan del Universo .. (Ni tú ni yo seríomos—¡y somos! una estrofa de amor del Himno Eterno .) Jesús, dulce Jesús de Galilea . .. Ingrávido en las olas, cual del cielo suspendida en amor la blanca estrella. Silueta blanca sobre inquieto azul . .. En la alba espuma y sobre viento de ámbar, y bajo la ternura de los cielos, Jesús avanza . .. Mar, dichoso mar suspendiendo la concha de sus dedos, el lirio de su frente retratando . .. Mar, dichoso mar, ¡oh, cuánta miel en tu regazo amargo! ¡Ay, Pedro, Pedro . .! No vaciles, Pedro, que eres el único en el instante único con ese copo alado, con ese lampo místico, con esa miel etérea, con ese nimbo anímico que flota sobre el mar . . . ¡Ay, Pedro, Pedro! ¿No ves la gracia cósmica, total fluyendo en la humildad de tu Maestro? El cielo es hermosura misteriosa. El viento es arpa azul, es miel y es nácar. El mar besa las plantas de Jesús dichoso de sentir tan dulce carga . .. Jesús en el confín marino tórnase incopórea blancura .. . Alma . Sólo Alma. JESÚS SOBRE LAS AGUAS Y los discípulos, viéndole andar sobre la mar, se turbaron . .. (San Juan, Cap, 14 . Ver . 26) DE UN AYER NO LEJANO En este pueblo de Eldct la tiida jgué bien se pasa! con un trago de buen vino, un pan, un amigo y basta... S ov las tres de la tarde. Y es en el mes de julio, en plena canícula, bajo un sol que atosiga, bochornoso, inclemente. En el amplio corral de una casa de la calle de la Tripa, a la sombra tierna de unas moreras, dos an cianos descabezan una siesta frugal, mientras de vez en cuando oxean las moscas importunas con el pañuelo de hierbas. Han colgado de un clavo mohoso sus largas blu sas negras y sus grasientos sombreros de palma, y entre cabezada y cabezada van urdiendo retazos de una con versación cansina, intermitente. En torno a ellos sestean también los conejos, tumba dos y avizores, sobre los tallos medio roídos de la fresca alfalfa. Una foto gue ya es historia. Historia grá^ica de los primeros tiempos cn yue Elda empezaba a levantar cabeza y se iniciaba el esfuerzo industrial yue la transformaría de arriba a abajo. En la foto ve^nos a Don Silvestre Hernández, con los operarios y oPe rarias de su taller de calzado, uno de los primeros yue existieron en Elda. Lentas, cansinas, sudorosas también, se dejan oír las campanas de Santa Ana, convocando para el rezo litúrgico a los clérigos del cabildo. Estos beatíficos varones, graves, lentos, pesados de seden tarismo y obtusos por los vapores de la digestión, buscan la sombra de la estrecha acera para llegarse al templo, donde ya les espera don Roque, el orga nista, registrando los enormes libros de coro. Los dos viejos hablan poco. Se gozan más en el hondo silencio evocador que en la cháchara ligera. Llega hasta ellos el recio aroma de las rastrojeras. Se oye el traqueteo de un carro de labranza. Unas gallinas estólidas se hacen dueñas de la calle en somnolencia. En la vecina fragua tintinean, insistentes, los martillos, en largas estrofas limpias y monótonas, sobre la tersura diamantina del yunque; y esta metálica cantinela se expande con una sensa ción de segura beatitud sobre los tejados verdeos curos y casi desventrados, como si cantara el alma del pueblo. Hablan con amargura los dos viejos. -^Tienes noticias de tu mocico? -Pues casi que no. Hace dos meses que no sé nada de él. Y las cosas no van bien en Melilla. Desde que mataron al general Margallo aquello es una escabechina, según parece. -Pues creo que en Cuba también se ponen feas las cosas. Ayer lo estaban comentando un grupo de muchachos que van a entrar en quintas: Paco Santos, ese que estudia música en Madrid; Paco Maestre, que ha venido ahora del seminario de Orihuela, y otro que iba de paso para Petrel: ese muchacho tan revoltoso de Monóvar; ese que es hijo del alcalde... -Sí, Pepito, el hijo de don Isidro Martínez. Dicen que suelta algunos escritos en los papeles de v.. imprenta que traen de éabé`za a su pacfre. -Pues creo que es un chico muy listo, pero ...babía dejado escrito un libro de cosas de Elda como si hubiera sido un sabio...» muy desinquieto. Ni se acomodó con los escolapios de Yecla, ni en la casa de su padre, en Monóvar, ni con los estudios de abogado en Valencia. -Sí, ese será como Sagasta, que no se acomo da ni con Maura, ni con Becerra ni con Gamazo. ^Y qué dicen de Cuba? -Pues que si el Gobierno no puede atajar lo de Melilla, menos podrá con lo de Cuba cuando estalle. -La verdad es que todo se pone feo. Los dos viejos se callan pensativos, mientras Elda dormita su siesta de siglos entre la comidilla de la politiquería marrullera, las inquietudes por los soldadicos del Rey y la eterna preocupación por el pan de mañana. Con la solemnidad del que realiza un rito fami liar lían cada uno un cigarro, gordo, desigual, re ventón; saca uno de ellos la bolsita de terciopelo negro, donde guarda la yesca amarillenta, el peder nal y el eslabón. Dos golpes escuetos -jchas, chas!- y la chispa prende en la seca yesca, y los ^Termina en la pá^ina z de color^ P o r J U A N M A D R O N A UNQUE la economía eldense no dependa precisamente de la agricultura, e q Elda es siempre una bendición del cielo la lluvia. Espectáculo no muy frecuente, su presencia nos transforma de arriba a abajo la ciuda^l, y q os ofrece una variante de su anatomía urbana, un aspecto distinto, propicio a la ensoñación y a la quimera. Con los últimos días de septiembre, después de las jor nadas brillautes de 1as Fiestas Mayores, amanece un buen día el otoño en el valle y, con él, la esperanza de las llu vias primerizas. La ciudad, agostada y reseca, con el asfal to en carne viva tras los meses de canícula, se lava la cara con esta agua del cielo, que quita color al paisaje y finge espejeantes charoles en nuestras calzadas. Empieza el tiempo de otoño... Con él, vuelven a Elda los fantasmas olvidados de las tardes grises interminables, que parecen descansar a ratos en las piedras viejas de los barrios antiguos. Es el tiempo adecuado para pensar ínti mamente en Elda, en su pasado y en su futuro, mientras que, como música de fondo, sigue el trajín rumoroso del gran taller que es la ciudad. La melancolía de la ]luvia nos acompaña. Mientras cae sobre nuestros paraguas, parece que el tiempo se ha dete nido. Nos gusta recorrer la ciudad bajo el agua leve, propicia a la con6dencia. Gentes presurosas por las calles marcan el contrapunto de nuestro deambular perezoso. Con la llu via es inútil dirigirse a los barrios modernos. Vamos, pues, a los lugares donde el sol puso su pátina de oro y la Iluvia la suya de plata a través de los lustros. Pero no a la parte más antigua. Estamos en la calle del Generalísimo que, anacrónica mente e) pueblo sigue llamando «calle Nueva», aunque haya perdido su cetro de calle principal. Es cierto que el tráfico incesante, los grandes escapara tes que proclaman la presencia de los nuevos comerctos, se desplazaron tiempo ha a otros lugares de la población. Pero la calle Nueva sigue conservando en nuestra estima ción toda la clase que tuvo no hace muchos años. Esta calle representa a nuestros ojos el espíritu creador y pro gresista de Elda, aunque, paradójicamente, haya quedado ya algo arrinconada. Cuando Elda iniciaba su empuje de expansión urbana y rompía el cerco de su menguado nú cleo para edificar sobre las huertas sedientas, 1a calle Nueva fue todo un símbolo de esta expansión. Durante muchos años, ella constituyó la más grande mejora del pueblo en este sentido, el orgullo urbano de la ciudad. ,uperando la concepción caduca de las calles estrechas y anárquicamente trazadas, levantó bandera de calle ancha de amplias aceras, con edificios alineados a cordel. Y el corazón de Elda, de la Elda que pugnaba por salir de su cascarbn, se trasladó también y empezó a lahr allí, llenando de impulso vital las arterias adyacentes. EI obje tivo casi espacial hoy que la astronáutica está a la orden del día - que fueron en su época las barriadas extremas del Progreso, Fraternidad, etc., encontró lo que podríamos llamar su satéhte o estación intermedia en la calle Nueva, madre y base de nuevos proyectos que nos traerían, a la larga, la Elda actual. Pasó el tiempo, y, con ]os anos, la juventud lozana de la calle Nueva Es cierto que ya no es la principal vía ciu dadana, que otras calles de nacimiento pusterior son cauce ahora de la vida palpitante eldense. Pero la vieja calle, cargada de recuerdos y añoranzas,sigue conservando su prestigio y siendo capital espiritual de la ciudad, como reliquia de su pasado esplendoroso, todavía es escenario obligado e indiscutible de la ^nayor parte de los actos, celebraciones y ceremonias públicos. Sabemos que, día tras día, la calle Nueva irá perdiendo cada vez más de su antiguo esplendor; pero para los que la hemos recorrido en silencio, en una tarde de lluvia septembrina, cuando toda vía sobre el pavimento queda la huella de cera de las recientes procesiones patronales y hemos podido captar el espíritu que late en sus piedras veteranas no perderá nunca su profundo signifiado de alma mater de ]a nueva Elda, que se ensancha - material y espiritualmente un poco más cada día. Y cuando dejamos la calle, la lluvta sigue cayendo sobre la querida vía eldense y pone en su pavtmento jue- gos de luces de una belleza inmarchitable -G. G. Internacior^al del Calzado n Feria del Calzado e Industrias Afines, en su tercera edición, alcanza la suprema categoría de la internacionalidad. Nuestra satisfacción es enorme al dar albergue en nuestra Ciudad a una manifestación comercial de primerísimo rango en el plano nacional y que, además, este año atraviesa con su pregón nuestras fronteras y con grega en su recinto las mejores muestras de la industria internacional del ramo. Cuando estas páginas salgan a la luz del día es.Rposible que tremolen ya al viento en la Feria la guirnalda multicolor de las banderas represen tativas de los países exhibidores. Ellas han de poner una nota de alegría y han de ser el signo ^^ externo más representativo del auge y pujanza de la Yeria. Elda siente el orgullo, íntimo, intenso y al borozado, de ser escenario de esta gran exposi ción ^ue prestigia a nuestra Ciudad y a la Patria ^ y presra a la vez un servicio inapreciale al des arrollo de la industria zapatera. Porque de la Feria esperamos, para toda la industria española del calzado, maravillosos frutos concretados en iniciativas, innovaciones, inquietud de perfec cionamlento, nuevos cauces comerciales, y nue vos pt ocedimientos técnicos que nos lleven . cuanto antes a una edad dorada de prosperidad y progreso. Dede aquí, nuestro aliento y aplauso para la gig^ntesca empresa que es la Feria lnterna cional del Calzado. Y nuestro cordial saludo de bienvenida para cuantos con sus aportaciones o simplemente con su presencia, la están hacien do po4ible. -I! S ^^.^ Ĝ ^ ^ ^ ^ ^ Q^ ,^^ L^^ J^ ^ ^^ ^ w^ ^^ ^O ^^v ^ T ^lbur^ gráfico de la II Feria Arriba: Vista nocturna de los stands exteriores. Izquierda: EI señor ministro de Comer cio, don Alberto Ullastres, pronunciando un importonte discurso en el acto de clausura. De izquierda a derecha: don Roque Calpena Giménez, director gene ral de la Feria; don Antonio Porta Vera, alcalde de Elda y presidente del Comité de la Feria; don Antonio González Sáez, Jefe Nacional def Sindicato de la Piel; don Migual Moscardó Guzmán, Gober nador civil de (a provincia, y el goberna dor Militor de Alicante, señor López Guarch, visitondo las dependencias en el acto inaugural. Derecha: Torre simbólica de la II Feria Nacional. Bajo: Cuatro artísticas vitrinas ex puestas en dicho Certamen. N las manos de Dios la suave^arcilla, y en el viento su soplo prodigioso, barro y luz en connubio prodigioso, forjaron la gozosa maravilla. Así el valle de Elda, rozagante, se abrió en dulce tropel de primaveras, entre el coro de oréades cimeras que la celan con mimo vigilante. jOh, la mitrada y esquimosa cumbre de El Cid, rota en fugaz cosmogonía por el empuje núbil de la luinbre de un donjuanesco sol en lozanía! jOh, ceño de Bolón, larario augusto de oscuras epopeyas legendarias! jOh, mi valle arropado en el robusto recuerdo de vivencias milenarias! Cieio en vergeles, por la gra ĉ ia mora cortado en infantiles geometrías que el río bordonea en salmodías plenas de humilde majestad sonora. jQué remanso de abriles inviolados! jQué beatitúd de calma virgiliana, cuando en Elda rural cada mañana santiguaba las tierras el arado! Cuando la negra blusa y la alpargata blasonaban virtudes señoriales, En las manos de en rubia eucaristía los bancales, y el hogar en quietud rancia y beata. ^Era Idella? ^,Era Arcadia...? Pero un día la azada y el arado, enloquecidos, olvidaron verdores doloridos en trance de bucólica agonía. Loca fiebre industrial prendió en el valle; taquicardia con fiebre de motores; hervor de amaneceres interiores que en el hogar urgían y en la calle. Y así el dorado cuento se hizo historia; la Cenicienta, en su infantil recato, por milagro de Dios halló el zapato que la encumbrara en cristalina gloria. Y el milagro es sustento cotidiano; consolador maná, que cada día nos da rendido por ignota vía lo imposible al alcance de la mano. En argéntea carroza de ilusiones Elda, la Cenicienta, ya princesa, Dlos la sua ve arclJla... todos los meridianos unge y besa, recogiendo en retorno bendiciones. La bendicen con gestos familiares, enamorados, todos los caminos; la bendicen los recios peregrinos que incrustaron en ella sus hogares. Y la bendice Dios, cuya sonrisa se despliega en pujanza arrolladora, en e^celsior creciente hora tras hora, gozado a sorbos y empujado aprisa. Esto es Elda. Crisol de bendiciones, insomne al ritmo de un clarín lejano; abierta siempre y pródiga la mano, crismada de coriales efusiones. Esta es Elda feliz. Sueños logrados; emo ĉ ión jubilosa de victoria; risa en inquietas grímpolas de euforia sobre mástiles de oro al cielo izados. jUAN MADRONA IBÁÑEZ PoNcr tlc ascs cn r Proyecto de edificio para la Feria lnternacional del Calzado, a realizar en plazo brevísimo en el solar de lo que hoy es Parque de Deportes. Ciudad satélite «San Fran cisco de Sales^ actual mente en muy avanzado estado de realización y cuya primera fase ha sido yo entregada a sus beneficiarios. Colegio de Segunda En señanza en proyecto, sobre solares ya adqui ridos junto a la carre tero general, en la en trada de la ciudad. Nueva campo de depor tes, con amplio terreno de fútbol y espacios de dicados a balonmano, baloncesto, tenis, y otros deportes. ^OIPBf9fÍYl d^ YÍVÍ^^^11 ^fltl ^Í ^I I^BI fflR^ÍI^E las manos dc Elda N las postrimerías del mes de Mayo, cuando el sol busca ya el verano, amanece en las calles de Elda, con la fuerza de una explosión primaveral, la fiesta de Moros y Cristianos, derroche de luz y color, entre el estruendo de mil rosas de pólvora sembra das en el aire por arcabuces viriles y rotundos. La ^Fiesta, los Moros y Cris tianos característicos del Le vante español, son tradición en nuestra ciudad, y sus espe ciales matices, su espectacula ridad alucinante y el ritmo contagioso de su alegría, enca jan bien en la idiosincrasia eldense, que sabe armonizar, en feliz combinación, la reme moración histórica con la di versión a ultranza. Elda y sus Moros y Cristia nos... Cuadro de brillantes to nalidades en el marco esplendoroso de la primavera medi terránea. Ocasión extraordina ria para que Elda despliegue al viento su bandera de fiesta sobre un abigarrado conjunto de hombres y mujeres que ha cen actual la gesta de la Re conquista en una celebración que tiene toda la frescura y lozanía de lo popular y lo es pontáneo. ^^1A á, ^[^^S`^JA^ ^^^^^ ^ .9^ ^ R ^ 1N^ARI^ ► ^^ Por R. GUARINOS Nns fiestas maravillosas e inolvidables, para los que tuvieron la suerte de vivirlas, fueron las ce lebradas en Elda en el año iqo4, con motivo ^ del tercer Centenario de la llegada de nuestros excelsos Patronos. De pocos acontecimientos eldenses de otros tiempos nos ha quedado una referencia tan completa y minuciosa. El pequeño pueblo entero laboró sin desmayos y rivalizó en entusiasmo a lo largo de todo un año, preparando con incansable solicitud el gran aniversario que tendría lugar en septiembre de zgoq,. Y todos estos desvelos, iniciativas y trabajos, fueron amorosamente recogidos en las páginas -hoy amarillentasde la revista «El Centenario», iniciada con este fin en sep tiembre de z9og y cuya publicación constituyó una felicísi ma idea, ya que nos permite reconstruir, casi sesenta años más tarde, los menores detalles del gran aniversario. Imaginemos al pueblo de entonces. No resulta tarea fácil. Elda se ha transformado. Si nuestros abuelos pudieran volver, la ciudad actual les resultaría extraña, no saldrían de su asombro. La ciudad es en el año de gracia de rgoq, una sencilla comunidad de unas seis o siete mil almas. No es ya precisa mente una aldea, pero las costumbres no tienen complica ciones; todo el mundo conoce a todo el mundo. Es alcalde de Elda, don José Joaquín González Amat, y cura de su única parroquia, don José Navarro. En este ambiente íntimo, casi patriarcal, tuvieron lugar las fiestas del Centenario. Los preparativos de todo un año habían de culminar en unos festejos tan extraordinarios y / sorprendentes -sobre todo si se tiene en cuenta la pequeña capacidad económica y la gran capacidad de asombro de aquella Elda- que fueron motivo de maravilla para «propios y extraños», como se acostumbraba a decir en las crónicas de aquellos días. Seguramente que con el Centenario comenzó a circular por los pueblos vecinos la leyenda de la Elda fabulosa, de la Elda que sabía crecerse en las ocasiones y que era capaz de llevar a cabo con éxito las más arduas empresas, aun por encima de sus razonables posibilidades. El día 6 de septiembre -el tradicional día de la Alborada- los cimientos de la ciudad se estre mecieron con el anuncio de la fiesta. Empezaba el Centenario, la conmemoración jubilosa de la llega da de los Patronos, y las campanas, los cohetes y hasta las piedras de Elda lo gritaban a los cuatro vientos. «Alboreó el día... y apareció la población fabril transformada en vergel primoroso», dice «EI Cen tenario». A1 final de la calle de la Esperanza (hoy de An tonio Maura) se había levantado un artístico templete, en el que esperaban al pueblo las imágenes de la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Su ceso. Allí, ante una gran muchedumbre, se celebró una solemne misa de campaña, que ofició el M. I. Sr. Dr. don Agustín Cavero. A1 acto asistieron las bandas de música de Alcoy y Elda, así como los dulzaineros de Tales. En este acto hizo su primera aparición en público el Batallón Infantil número q, de ITuestra Señora de la Salud, organización infan til castrense, obra de don Eduardo Pastor Juan, que constituiría uno de los números más aplaudidos y celebrados del Centenario. Después de la misa se realizó la entrega simbó lica de las imágenes al pueblo de Elda, en solemne ceremonia de la que se levantó la correspondiente acta notarial. En las primeras horas de la tarde, el público llenaba las calles eldenses. Una nueva banda de música, la de Muchamiel, acababa de hacer su en trada en la población. Iba a dar comienzo la Gran Cabalgata Histórica, número «bomba» del pro grama. En medio de un entusiasmo delirante se inició el desfile de las carrozas, a las que precedían las comparsas de Gigantes y Cabezudos y heraldos a caballo. Desfiló en primer lugar la carroza de la industria de «zapateros, obreros y similares», que representaba la airosa torre de la iglesia de Santa Ana y en la que se ofrecía al público un ramilletede graciosas jóvenes, bellamente ataviadas, junto con dos jovencitos en traje de faena. Le seguía la carroza del comercio, con una figura alegórica de Mercurio conduciendo unos cisnes y ocupada por varias niñas con vistosos trajes blancos. Detrás de ella marchaba la gran carroza de la Mayordomía, ^^ ^^^^^^^1^1^I^^ ^^ ^^^^ organizada por la dirección de «El Centenario» , que albergaba a los re^resentantes de los Condes de Cervellón, con elegantes trajes de la época de la venida de los Patronos, y a varias distin guidas señoritas. Cerraban el desfile la carreta que conducía las simbólicas cajas de las imágenes, comparsas de ma rineros, carabela «San Eduardo» y el Batallón In fantil. Formaban también en el desfile diversas comparsas de Arcabuceros y Chambergos, peregri nos, bandas de música, etc. «En el momento de disolverse la vistosa cabal gata en la plaza de la Constitución, el representan te del Conde fue saludado por las autoridades, y seguidamente pronunció un breve discurso relatan do los felices acontecimientos acaecidos en su viaje desde Cerdeña a la hoy ciudad de Elda». Son, también, precisas palabras de «El Centenario». Indudablemente, para los eldenses resultó ser ésta una jornada muy ajetreada, llena de actos emotivos que se sucedían sin apenas intervalo. A las seis de la tarde se iniciaba la entrada triunfal de los Santos Patronos, partiendo la procesión del lugar donde se había celebrado la misa de campa ña. Fue, según se desprende de lo que leemos en «El Centenario», un acto entrañable que hizo co mulgar en una misma intensa emoción a todos los asistentes. La Virgen de la Salud es bajada lenta, amoro samente, de su improvisado trono. En medio deI respetuoso silencio de todo un pueblo, las Hijas de María le hacen ofrenda de un corazón de oro que encierra los nombres de todas las asociadas, siendo leída por don Agustín Cavero una poesía alusiva al acto. Majestuosamente avanza la procesión y su lucido cortejo de bandas de música y comparsas. Todavía en la calle de la Esperanza, se ejecuta un Himno de Bienvenida, con música del maestro Gorgé y letra de don Maximiliano García Soriano, y en cuya interpretación toma parte la gran diva Milagros Gorgé. A continuación, en otro lúgar de la procesión, se canta un segundo Himno a la Virgen, obra de don Francisco Santos. Sigue la comi tiva por la plaza del Hospital, calles de Castelar, Serrano e Iglesia, hasta el templo parroquial, donde terminó el acto con un solemne Te Deum. De la Alborada, cuenta «El Centenario» «...que parecía que el cielo y la tierra se disputaban el honor de mostrar sus entusiasmos por el Cristo y por la Virgen». Estupenda definición que no nece sita de mayores comentarios. x** EI pueblo estaba en fiestas; en fiestas verdade ramente excepcionales. Los días que siguieron fue ron de general regocijo y sucesión ininterrumpida de actos y festejos religiosos y populares. Se goza ba ingenua, intensamente, de las cosas más insigni ^Continúa en la página z de color^ y I Y ^ ` I^A PRO^^SION D^ I^A VIRG^N oMO en otros tiempos, como siempre desde el día en que pisó por vez primera nuestro Valle, la Virgen de la Salud continúa estando presente, afin cada, en ni^estro corazón eldense. No importa que Elda haya crecido, que mucha gente se haya vu^lto despreocupada o escéptica, que muchas cos tumbres añejas hayan sufrido rudos embates. La Virgen de la Salud, como un espi ritual tatuaje, como una creencia consustancial con nuestro pensamiento, está dentro de nosotrós y nos estremece de alegría la sola idea gozosa de que podemos llamarla nuestra, de que tenemos un sitio bajo su manto azul inmaculado. Por esó, par.a los eldenses, para los que hemos nacido aquí o para los que nos hemos hecho eldéns^s en el golpear de cada día sobre nuestras existencias afanosas, tiene un especialísimo significado la advocación de la Virgen Santísima de la Salud y todo lo que con ella se relaciona. La procesión de la Virgen saca a Nuestra Señora de la Salud a las calles de su ciudad, engalanadas precisamente en homenaje a su Patrona. Es el momento culmi nante, cada año, del aspecto popular de esta devoción que liga a Elda con Nuestra Señora; es el momento en que el pueblo tiene ocasión de demostrarle su amor y entusiasmo y ofrecerle el respeto de unos actos de pública devoción. Cuando en Elda es el día de la Virgen y empieza a hacerse la hora de la pro cesión, un movimiento desacostumbrado y significativo se inicia en las calles. Las eampanas de Santa Ana avisan con su lenguaje universal de bronce que se acerca el momento solemne. Por entre el gentío que llena las calles cercanas al templo, se abren paso otras gentes presurosas que con la ofrenda de cera en la mano acuden a formar en las filas de la gr.an procesión. Hay un instante de especial intensidad emotiva: es cuando la imagen de ia Virgen, tras la pausa de la gente que espera, sobre el esfuerzo lleno de amor y deli cadeza de unos hombros, aparece en el marco de la puerta mayor de Santa Ana, a punto de emprender su peregrinaje por los caminos urbanos de la ciudad. Es entonces cuando a todos nos gana la emoción y nos parece que el tiempo se detiene para dar cabida, en unos segundos, a un inacabable mensaje de amor. Y la procesión comienza a discurrir entre gentes que se arrodillan, entre ple garias silenciosas que piden por las cosas fundamentales de la vida o que agradecen el favor recibido. No hay soberano que pase entre sus vasallos en una atmósfera de más solem nidad y respeto que la Virgen de la Salud entre los eldenses. No se oye volar una mosca; la gente vieja se santigua fervorosa y enseña con su mudo ejemplo al niete cillo la sublime lección del amor a la Virgen... Y cuando la imagen de la Santísima Madre regresa a su casa, hay un estallido gozoso e incontenible de la emoción almacenada, soterrada durante la procesión, y la iglesia de Santa Ana, por unos momentos, es un estuche refulgente de luz en el que los vivas entusiastas a la Virgen forman un dosel de resonancias que no son más que el aspecto externo de un sentimiento tan profundo, tan profundo, que muchas veces se resuelve en lágrimas, mezcla de dolor y de alegría... ^^ c ^u^^ ya ^ wa,•^.a..ro E s fantasmal el Castillo; lo cercan dorados campos, viñedos verdes, venerables olivos. Huertos donde mora la belleza del manzano y perfuma el almendro florido. f:n los jordines crecen ia madreselva, el jazmín, el rojo clavel y el esbelto lirio. Hay un puente que cruza el azul y plata de un río. Castillo en el . . paisale Rodeado está de montañas el Valle del misterioso Castillo, con un Cid que vigila -aunque parezca dormido y un Caballo de piedra, cubierto su lomo de salvias y de tomillos, y un Bolón inmenso, grande, cuna de mármoles rojizos. Es Elda castellana del fantástico Castillo. A su servicio están cien sirenas que con su canto tienen a los hombres cautivos. Los lejanos caminantes que en la noche van perdidos no resisten la Ilomada de sus luces, que, cual manto extendido cubren de punta a punta el misterioso recinto. EI agareno nunca pudo apoderarse de sus montes, sus florestas y su río. Ni los moros valencianos Por ni Yusuf «el Vengativo•. Los halagos de reyes Isabel Gonzálvez Amat y amenazas de enemigos se han ido destrozando contra las brumosas piedras del hierático Castillo. «.. Tiempo ha que sopla el viento sobre el Valle, y la mañana pinta de rosa el olivo. Brillan la madreselva, el jazmín el rojo clavel y el lirio. Duerme el Cid en su atalaya y el Caballo de piedra tiene aún sobre su lomo las salvias y los tomillos. Tras el gigante Bolón, que guarda el mármol rojizo, se oculta el sol por la tarde, arrancando con su luz respladenciente arco iris del azul y plata del río. , . E ld a e n e l r ec u er do Por IOSÉ ALFONSO os recuerdos de juventud aroman nuestros años maduros. Pluma en ristre, frente a las cuartillas, revive uno el pasado con gozo. ^Taumaturgo de sí mismo se sitúa, con sabor y color, en las lejanías cronoló gicas. Lázaro actual de aquellos tiempos - algunos, anteriores a los del cuplé-palpita ahora emocio nado con las ^viveociasu pretéritas. jCuánto trigo molido desde entonces! jCuántas lunas pasadas para colocarnos en las calendas rientes de la moce dadl jQué diversidad de nescenografías^, pasiones y sentimientos cernidos en la criba de Cronosl EI futuro era para nosotros una incógnita, pero la atisbábamos divertido y felíz por la euforia propia de nuestras óuÍlentes primaveras. Los cubos de agua fría, sobre nuestras cápitas soñadoras, ven drían después. Mas hay que soslayar las tesituras lacrimógenas. Yo recuerdo una Elda con siete u ocho mil habitantes, casi arqueológica ya. La fábrica de Rodolfo Guarinos-admiración y asombro de pue blos colindantes-parecía un airoso navío surcan do las aguas pardas de un mar de tejados urbanos. En el centro de la ciudad, con toponimia de hada o de flor, calles anchas y rectas, con sus edificios alineados en correcta formación castrense. Por las cercanías, otras rúas de la Elda ancestral, con arqui tectura moruna, tortuosas y culebreantes, como si sus casas hubieran oído e) jubiloso ^^jrompan filasl» del sargento del campanario. Evoco la Feria pequeñita en la Plaza Consisto ^ial, derramada por las calles adyacentes. Pitos, bombas, «matasuegras», tambores, cornetas y dul zainas, como exponentes del bullicio colectivo. Paradas con juguetería elemental. I.as del turrón, tan ansiadas La de las mantas, bufandas y gorras, rimando bien con los fríos primeros. Lindas moci tas vernáculas enhebrando en sus paseatas por los andenes los entusiasmos ópticos, canalizados en exaltadas, pero honestas, manifestaciones verbales. Los piropos finos de los hermanos Quintero, pautando modos y estilos en el ambiente. jQué lejos todavía la animalidad transeúnte de los gamberros, plaga fáunica actual! El Casino con su incipiente jardín. =Tareas» y diversiones, como un binomio equitativo. Frater ^emanario jt^dependient. na camaradería entre patronos y obreros. Solera del Teatro Castelar. Don Emilio y Francisco Ganga remachados en todas las mentes. El chalet litográfi co del querido don Antonio Porta. Gallardía, casi aeronáutica, del Castillo mahomético. Cielos azules y limpios Romería de aprendices de zapateros de mi pueblo, que venían a Elda a pie-la bicicleta era algo fabuloso-y regresaban, pian piano, con templando Bolón y la Torreta, bifurcando el paso a nivel y tomando Ia ruta que pasaba por el Ba• rranco del Gobernador. Peripatetismo sano, hacien do músculo. Rostros morenos-curtidos por soles y vientos muy distintos a las caras amarillas de los zapateros de Aristófanes. En Elda se aprendía el oficio. Aquí estaba la cátedra, la Universidad, además del par. de cada día. Unos cuantos artífices del calzado enseñarían a las futuras generaciones cómo se puede realizar a conciencia y con arte una labor. Prosperidad actual de Elda que tiene sus raíces en aquellos maestros dorsianos de las pieles--«la obra bien hechav, que pedía don Eugenio-mágicos y geniales en las filigranas del cuero, intuitivos en patro nes y elegancia. El Vinalopó que cambia las directrices de Elda, convirtiéndola de ciudad agrícola en ciudad indus trial. Si hubiera acrecido sus caudales, en vez de amenguarlos hasta la mínima expresión, Elda, en lugar de zapatos, vendería naranjas. Su hermoso valle sería otra Valencia u otra Murcia. Pero bier están las cosas como están. El Vinalopó, que fue un río caudaloso, vino a parar en la tristeza de un ramblizo, como esos matadores de toros que dege neran en simples peones de cuadrilla. Valga el símil táurico. EI Vinalopó, al alimón con las tozudas sequías, iba a convertir las feraces huertas eldenses en deso lados pedrizales. Menos mal que vendría a punto el balón de oxígeno de las aguas forasteras. Se sal varía el campo, si no para una praducción multi tudinaria, para restaurar los verdes desaparecidos y poner encanta y belleza en estas geografías rurales. Elda ya había trazado firme su glorioso itinera rio industrial. Cariñosa y sentimental, aún adora a su río, ya inservible, que tan mal se portó con ella, desangrándose, perfilándola en la posiblé ruína. Hoy todavía lo mira devota como una joya de los tiempos paleolíticos. ^,Y qué culpa tuvo el Vinalopó? jSon los «elementos», los «impondera bles^, que lo trastornan y tergiversan todol jPena actual del Vinalopó, yue cruzaba otrora por Elda, rumoroso y henchido! Hoy ni ramblizo es, seco y esterilizado. La música wagneriana de sus ondas antiguas, ha quedado reducida a monocordes coros de batracios que pulsan, con sus púas guturales, las bandurrias de las charcas. Tiempos juveniles de mis visitas a la querida ciudad. Ya tienen alta categoría sus zapatos. EI ^Continúa en la página q de color^ .2% n vida de los pueblos que se reparten el valle de Elda no ha sido pródiga en hechos relevantes en la historia nacional. Si es verdad la frase de que los pueblos felices son aquellos que no tienen historia, debemos creer que Elda y Petrel han gozado casi siempre de un estado bien cercano a la tan anhelada felicidad. Pero nosotros no creemos que la historia de un pueblo sea una lista de sus guerras y desastres, sino que nos resulta más interesante la pequeña historia, la vida cotidiana de nuestros antepasados. Y como un retazo curioso de esta pequeña historia, que nos muestra un momento de angus tia gravitando sobre los eldenses y petrelenses del siglo xvtn, vamos a trazar unos apuntes sobre lo que fue una plaga de langosta que se abatió sobre la vega del valle allá por i756, hace más de doscientos años. Para los pueblos agrícolas, la langosta es un peligro temible, que puede causar la ruina del pueblo más próspero por su voracidad y su resistencia a los remedios con los cuales se la combate. La comarca ya había sufrido otra plaga en el mismo si^lo a que nos hemos trasladado, aunque sus efectos no fueron muy cuantiosos. Tal vez porque ocurrió en i^o8, en plena guerra de Sucesión al trono español, ^na plaga á e la^gosta sobre Elda y cuando los caminos que atravesaban la entonces villa veían pasar y repasar ora a las tropas inglesas y austríacas del pretendiente, ora a las francesas y españolas del Borbón, causando estragos y arruinando a los puelos. La plaga de langosta, llegan do a un lugar donde ya habían estado muchas veces los soldados, poco aprovecha ble podía hallar. En el verano de r7g6, la langosta hizo su aparición, asolando una gran exten sión de la provincia. En Elda se presentó el día 9 de julio y en Petrel al día si guiente, pesando sobre ambos términos todo un mes, hasta el ^ de agosto. Desde que apareció la plaga en los límites de la villa se organizaron dos procesiones dia rias de rogativas para que la langosta no causara la ruina de los eldenses. La imagen de la Santísima Virgen de la Salud fue colocada en el altar de la ermita de San Blas, situada donde hasta hace algunos lustros se alzaba la Cruz de San Rlas y donde hoy se hallan los restos de la típica «fuente de los burrosn (arranque de la calle de la Cruz). La venerada eñgie del Santísimo Cristo del Buen Suceso permaneció en su altar de la iglesia parroquial, descubierto. La imagen de San Francisco, pro cedente del Convento de Franciscanos de la villa fue también sacada en las proce siones de rogativas. EI rector de la parroquia, Mosén Bartolomé Payá, plantó y bendijo cuatro cruces que se alzaron en cada uno de los cuatro portales de entrada al pueblo, situados en ^Continúa en la pá^ina 7 de color^ Por ALBERTO NAVARRO PASTOR Cranista Qficial de la ciudad de Elda Petrel en 1756 hizo ele Ida Por losé Capilla Beltrán E MILIO es un eldense castizo, nacido con el siglo ; quiere decirse que es sesentón . Emilio vino al mundo en la Elda pequeñita de ayer, en una conejita larga y estrecho, al pie del alto zano del castillo de Elda . Emilio, en su infancia, se inició en el arte zapateril, al que ha dedicado toda su vida y ofanes . Emilio es todo un zapatero consumado, con arte y experiencia inusitados. Emilio ha dedicado su vida al zapato manual, con amor, con pasión Emilio, castizo eldense y zapatero, es amigo mío desde hace muchos años . Amistad franca, sencilla, sin altibajos . Con frecuencia le visito . Su casita, al pie del castillo, es reduc da, modesta, con un patizuelo . En este patizuelo trabaja en verano ; en un pequeño cuarto, con ventana a la calle, en invierno A media tarde, de cuondo en cuando, es para mí un placer ir a charlar con Emilio . Siempre le hallo ante su mesita boja, sen tado, rodeado de hormas, cortes y suelas . Con él, un muchacho aprendiz . Emilio es casado con Salutica, también eldense y de algunos años menos. No han tenido descendencia . Emilio y Salutica siempre han vivido con armonía y tranquilidad hogareña Salutica, en los quehaceres de la casa; Emilio, con sus zapatos. Hoy, a los pocos días de reintegrarme a la ciudad, tras unos meses de ausencia, he ido a ver a mi amigo Emilio. ¡Hola, «escribior » ! Ya era hora de verte por aquí . Siéntate, siéntate—me dice solícito. Emilio me llama «escribior» y me tutea, pues para el eldense castizo el tutear es como una necesidad para la expresión afectiva. — ¿Qué me cuentas, «escribior»? ¿Cómo has encontrado a Elda? —Emilio, Elda es algo extraordinario . Por pe queña que sea nuestra ausencia, siempre se noto, al regresar, el ritmo constante del avance de la ciudad en su vida total : urbana, industrial, comer cial y cultural . La edificación en auge, el buen gusto y arte en los establecimientos comerciales, las agrupaciones cooperativas para la exporta ción de calzado, la flamante y nutrida Banda de música, la Feria de Calzado ya con categoría internacional, todo, todo esto es maravilloso, Emilio. —Sí, como tú dices, «escribior», Elda es una maravilla . Lo celebro y me encanta ver cómo se eleva mi patria chica . Pero, tal vez porque empie za uno a ser viejo—ya me quedan pocas toreas que hacer—, hay algo que me apena, sí, me apena. —No entiendo . ¿Por qué, Emilio? — Mi Elda, mi Elda se va . Esta Elda populosa y pujante ya no es mi Elda, es «de los demás». — La evolución, amigo Emilio, el progreso de este pueblo trabajador, inquieto, emprendedor . Lo viejo y lo nuevo —Pero, «escribior», ¡si ya no quedamos elden ses! Si la vida íntima de nuestra Elda ha desapa recido . ¿Dónde fueron a parar nuestras costumbres, nuestras tradiciones? Mucha industria, sí; mucho progreso, sí, y todo eso que ahora llama mos nivel de vida . Pero mi Elda íntima, ¿dónde está? —Es el curso de la vida que así se impone .. —¿Es incompatible este adelanto eldense con la tradición y esencias del pueblo, gérmenes, al fin y a la postre, de esta nueva Elda? —Verdaderamente, estimo que no . Se me ocu rre una idea, amigo Emilio . He notado en la ju ventud eldense grandes deseos por compaginar su trabajo con preocupaciones de índole cultural y espiritual, y se me ocurre : ¿Por qué no constituir una agrupación de «AMIGOS DE El DA» con la finalidad de conservar y recordar las esencias, costumbres y tradiciones antes de que se desvanezca la Elda castiza e íntima de nuestros abue los? ¿Qué te parece? En todos los pueblos que se precian de su pasado existen agrupaciones de esta naturaleza. --Que me parece magnífico . Oye, ¿sabes que me gusta la idea? Tú, que eres «escribior•, lanza esa idea, a ver si es recogida por los pocos eldenses que van quedando. —Así lo voy a hacer . Escribiré y propcndré la creación de los «AMIGOS DE ELDA» en las próxi mas cuartillas que publique en Elda. —Y a mí que me apunten en seguido, antes de que termine mi última tarea en este volle de Elda . El jardín dormido despierta y lleva a cabo sus abluciones en el chorro generoso de la manguera . El sol irá levantando, poco a_ poco, las sombras perezosas, tendidas aún sobre la tierra, virgen de los afanes de cada día . Como cada mañana, faltan solamente minutos —tal vez segundos— para que el jardín se empiece a poblar de voces, de juegos y de risas . Pero basta que lleguen los primeros pasos presurosos, basta que la ciudad acerque al regazo vegetal su carga cotidiana de recuerdos, proyectos y problemas, el jardín de Castelar vive la paz idílica de la mañana inmaculada, recién estrenada y tibia de adolescentes esperanzas. EL DESPERTAR ncE cien años nuestro pueblo era uno de los xr^uchos lugares perdidos en la geografía patria. El aspecto que ofre cía entonces, era casi el mismo de hoy en su parte antigua todavía intacta: un peq_ueño remolino edificado, con escasos lugares libres, apiñado, a la defensiva de un deca dente castillo. El número de eldenses oscilaría alre dedor de los tres mil, y quitando los diez o doce levitones de la gente importante del pueblo, el resto, artesanos y campesinos, se dejaban Ilevar por el tipismo colorista y pictórico, como dispuestos siempre a intervenir de un momento a otro en algún coro de ópera o zarzuela. Las costumbres eran sencillas; no podían ser de otra manera, y como desconocían los complejos, vivían ajenos a los privilegios de la civilización actual. Nada sabían, los pobres, del agua «corrien te» a domicilio, la Coca-Cola y de la fascinante aventura de transitar por nuestras actuales calles entre motores rodantes y guardias de tráfico. Era una vida aquella lenta, socialmente vegetativa; las conversaciones de un año atrás podían reanudarse al año siguiente con la misma actualidad inicial. Los temas a tratar serían pocos y siempre los mis mos. Los hombres, no existiendo el Deportivo F.ldense, no sabemos de qué hablarían. Igualmente las mujeres, sin cine, sin Bodas del Siglo, sin revis tas ilustradas y sin seriales radiofónicos, se limita ^^^,`^^ ^ !3^ !^i ^ c _^ ^, ^ Por Ernesto García LLOBREGAT rían a jugar en sus horas libres a la «peregila», que era la canasta de aquellos tiempos. En fin, una vida nada complicada aquella, y posiblemente con seres más felices; y aunque las iniciativas estaban muy limitadas, había en cambio un campo de acción que se mostraba todo entero, sin estrenar. Cualquiera, aunque fuese un panadero con escasos conocimientos musicales, era capaz de fundar una Banda, la Santa Cecilia, por ejemplo; esto le ocu rrió a Joaquín Beltrán, allá por el año r85z. Y fue entonces cuando ocurrió algo extraordi nario, de una importancia vital para la época y, sobre todo, para nuestro pueblo, que tan directamente se beneficiaba de ello. Hizo su aparición «la sierpe ígnea», «el león con melenas de cente llas», «el monstruo de acero», o lo que es lo mis mo, y dicho en términos vulgares, el tren. La construcción de la línea férrea acaparó toda la atención de los eldenses, que acudían curiosos y expectantes a contemplar obra tan grandiosa. La perforación del monte La Torreta, para dar fin en i 85^ a las obras del túnel, llenó de espanto la mente de aque llos antepasados nuestros, que suponían la muerte por asfixia del humo, de todos aquellos que cruza sen la «mina» en tren. Pero el ingeniero francés director de las obras sonreía condescendiente a tan peregrina idea, mientras que su esposa, doña Estela, recibía complacida, como homenaje a su bondadoso corazón, las alabanzas poéticas de un Seráfico agra decido y pedigízeño. Por fin, el día 3 de enero de i 8,58 salió de Madrid, a las siete de la tarde, el primer tren especial con destino a Alicante, dejan do atrás Almansa, que era la estación terminal anterior. En él viajaban el Marqués de Salamanca con otras nota bles personalidades. Dicho tren Ilegaría a Elda sobre las once de la mañana si guiente. Lo que esto supondría para las buenas gentes del Valle es fácil imaginar. La admiración, la sorpresa, el temor, eran sentimientos que hacían presa en aquellos corazones ingenuos. Algunas mejillas emocionadas sentirían correr las lágrimas, y algunos despavo- ridos pies emprenderían alocada carre ra ante aquel prodigio infernal de hie rro y fuego. Con el tren nos vino el primer soplo de avance. La vida se mostraba pletó rica de ideas confusas que Ilenaban los cerebros de quimeras, de sueños, de ambiciones. Este desarrollo en las co (Continúa en la página g de color°^ ^, ^ , ^^,^ ^ , H®MENAJE A CASTELAR EN EL CXXX ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO A los ciento treinta años de su nacimiento y sesenta y tres de su muerte, Castelar mantiene vivo su recuerdo entre los españoles que honran su memoria unas veces con actos oficiales y otras con la sencillez y espontaneidad del que busca sus obras para recrearse en el cau dal filosófico y literario que ellas encierran. Bo rrados por el tiempo los rencores políticos que en vida pudieron restarle admiradores y segui dores, hoy puede decirse que la figura de Cas telar Ilenó con su personalidad vigorosa su época, pasando por ella con honor y alto patriotismo y dejando tras sí, consumida la hora aciaga de San Pedro del Pinatar, una estela de cabailero sidad, honradez, amor a la Patria y genio lite rario. Rótulos en importantes calles, monumen tos en varias ciudades y sus obras figurando en todas las bibliotecas del mundo son el testimonio más visible de su perennidad. Pero en Elda, además de la calle, además del monumento, además de su obra brindándose al lector en los anaqueles de la Biblioteca Pública, además de otras muchas manifestaciones de evo cación emocionada, Castelar significa algo muy nuestro, propio de todos y cada uno de los eldenses. Si los ancianos aún rememoran la figura del tribuno en sus frecuentes visitas a Elda y hablan de él como de un padre bueno y cariñoso, los que no lo vieron jamás han recibido de aquéllos esta cálida veneración que se mani fiesta en escritos, en lecturas y en evocaciones. Físicamente, el bronce verde del monumento a Castelar contempla el ciclo entero de la vida eldense: la infancia, el amor, la madurez, la an cianidad... Y estamos seguros de que si Castelar pudiera ver desde la altura en lo que se ha con vertido su valle amado, diría otra vez esas frases de enamorado que están grabadas en el corazón de todos los eldenses: «Mucbos te habrán visto, tierra predi lecta de mi coraz.ón; mucbos babrán recogido tu cal para sus buesos, tu fósfaro para su cerebro, tu hierro para su sangre, tus molé culas para sus átomos; muchos habrán llo rado en tu regazo y habrán nacido o muerto en tu seno; pero nadie te habrá amado como te he amado en mi vida ni te habrá recorda do como Jo en mis dolores...» Bibliografía de Castelar existente en la Biblioteca Pública Municipal de Elda CASTELAR, hijo preclaro de Elda, ha sido objeto de especial atención en la Biblioteca Pública eldense que ha dedicado desde su fundación un escrupuloso e insistente empeño en la recopilación de todas las obras que produjo en su dilatada y fecunda vida literaria. La producción bibliográfica castelarina es ingente, y creemos que todavía no ha sido catalogada en su conjunto, por lo que no podemos a(irmar que los fondos contenidos en la Biblioteca sean la totalidad o solameme la mayor parte, Desde luego, podemos deeir con ocgullQ qve lo fundamental, lo más brillante de su obra, figura en el catálogo de la Biblioteca. Manuscritas: r. Ultimos aspectos de la República Francesa. r887. iz4 cuartillas. Tema eldense: z. ^^Recuerdos de Elda o las fiestas de mi pueblo». Contiene su partida de bau tismo y datos biográficos generales y de su infancia en Elda, recopilados por J. (osé) P,(ayá) P. (ertusa), natural de dicha vi Ila . Madrid, t 899 • q. sRecuerdos de Elda o las fiestas de mi pueblo^ .(Tirada especial con motivo de la colocación de la primera piedra del monumento a...). Elda, ry3z. Historia y Politica: 4. Historía de Europa en el siglo txx (Desde la revolución Francesa hasta nues tros días^. Madrid, t8q6. Cuatro vols.). 5. Historia del descubrimiento de América. Madrid, a8y^. 6. La revolución religiosa. Barcelona, r88o^8g. (Cuatro volúmenes). ^. La civilización en los cinco prime ros siglos del Cristianismo. Madrid, r 858 , 8. El suspiro del moro. (Leyendas, tradiciones, historias referentes a la con quista de Granada). Madrid, r886. Dos volúmenes. y. La redención del esclavo. Madrid, t859• ro. El ocaso de la libertad. Madrid, t8^^. ^ r. La fórmula del progreso, Ma drid, r858. tz. La Rusia contemporánea. Ma drid, r88r. r3. Cartas de política europea. Ma drid, r8^^. Dos volúmenes. rq. La cuestión de Oriente. Madrid, t8^6. r5. Estudios históricos sobre la Edad Media y otros fragmentos. Madrid, r875. r6. Las guerras de ^lmérica y Egip to. Madrid, r883. r^. Historia del movimiento republi cano en Europa. Madrid, r874. (Uos vol.) r8. Historia del t88g. Mad , r884. rq. Historia del r884. Mad , r884. zo. Recuerdos de Iralia, Mad., r883. zi. Un año en París. Madrid, r875. zz. Anales políticos, Madrid, s. a, zg. Europa en el último trienio (His toria contemporánea). Madrid, r883. z4. Un viaje a París durante el esta^ blecimiento de la República. Madrid, i88o. z5, Recuerdos y esperanzas (Escritos políticos de su juventud). Madrid, s. a. z6. Cartas a un obispo sobre la liber tad de la Iglesia. Madrid, ^86q. Discursos: z^. Discursos parlamentarios y políti cos de E. C. en la restauración. Mad„ s, a. z8. Discursos políticos dentro y fuera del Parlamento en los años de r8^t a t8^3. Madrid, s. a. zy. Discurso pronunciado por D. el día zr de septiembre de r885 en Orense. Orense, ^ 885. 30. Colección de discursos políticos. Valencia, t8o. ;t. Discursos políticos y literarios. Madrid, ^ 86 t . gz, jPatria! (Colección dediscursos y escritos). Madrid, ryoz. 33. Discurso contra los Saboya pronunciado por. .. en el Parlamento. Novelas y Selecciones: 34• FrayFilippo Lippi. Novela histó rica. Barcelona, x8^^^d. (Tres tomos). 3.5 • Historia de un corazón . Ricardo, Madrid, r8^^. (Dos vols.). 36. Ernesto (Novela de costumbres). Mad., s. a, (Dos vols.). 3^ Fragmentos escogidos de sus obras, Bio^ra fia: 38. Galería de mujeres célebres. Mad., t886^8q. (Ocho vols ). qy. Nerón, estu dio histórico. Bar., r8yr^g. (Tres vols.). 40. Retratos históricos. Madrid, r88a. 4r. Perfiles de personajes y bocetos de icíeas, Mad , r875. 4z. Vida de Lord Byron. Mad., s. a. 43. El marqués de Urquijo. Vitoria, r889• 44 Thiers Dumas. Sem blanzascontemporáneas. La Habana, ^8^r. 45• Víctor Hugo y Estanislao Figueras. La Habana, r8^t. 46. Semblanzas contempo• ráneas. J. Favre. Eduardo Bismarck. La Habana, t8^t. 4^. Leon Gambetta y Del fina Gray. Semblanzas contemporáneas. La Habana, r8^t 48. Napoleón III. La Ha bana, r8^z. 49. Emilio Girardin y Daniel Manin La Habana, r8^t. 50. Obispo de Orleans, Doctor Veron, Marquesa de Os vault y Mazzini. Semblanzas contemporá neas. La Hab , r8^z. 5r. Rossini y Hert zen La Habana, r8^z, • LA IDEA EI modelista saca el futuro zapato de la nada. Su mente creadora inventa las formas de lo que será un nuevo zapato que habrá de salir a los mercados con la esperanza de una franca aceptación. Sobre la idea del modelista, el pratonista trabajará para materia lizar la fantasía y acoplarla a la topografía rebelde de la horma. Es el momento de la concepción, pro digio de cada día, descompuesto en sus cuatro fases fundamentales: idea - dibujo - ajuste - patrón. • LAS MANOS ALADAS Las piezas sueltas del futuro zapato, que el cortador ha sacado de la piel con el ágil malabarismo de su cuchilla, llegan a las manos amorosas de la aparadora. Ella es la abeja laboriosa de nuestra colmena, y en ella se at•moniza la delicadeza del trabajo femenino con un batallar incansable al pie de la máquina mo norrítmica. La aparadora realiza el ensamblaje del corte y cuando éste sale de sus manos estará ya en disposición de vestir la horma. • LAS MÁQUINAS EI zapato se puede construir con solo las manos del hombre -así se hizo durante muchos años- y en esta modalidad artesana, Elda tiene merecida fama. Pero en la época en que vivimos la máquina se im pone. Ella hace cl u•abajo de muchos hombres y p,.r mite la fabricación en serie, uno de los grandes in ventos de nue^u•o tiempo. En nuestra industria actual la máquina dc montar va desplazando al zapatero: es el punto de reunión del corte, salido de manos de la aparadora, con la horma, que lo con6gurará defini tivamente. La máquiua de pegar -o de coser unirá la suela. La de dcsvirar igualará contornos. La de lujar buscará la belleza del aspecto y dejará el calza,lo prácticam_nte terminado. c a l za G Rnctns al calzado se han hecho posibles muchos sueños eldenses. Pero Elda si^ue soñando, aunque con los pies bien ñr mes sobre la tierra. Los zapatos hicieron posible clue un pueblo, abocado irremediablemente al desastre en un tnomento crucial de su existencia, recibiera la inyección poderosa 9 ue, con brinco vigoroso de recuperación, le había de poner en camino de un destino muy por encima de su anterior vegetar pueblerino. Los zapatos proporcionaron empleo a los brazos que había dejado ociosos la a^ricultura. Y, pasado algún tiempo, éstos no fueron bastanxes y dieron origen a una corriente inmigratoria cjue no ha terminado todavía. Elda lo debe todo a los zapatos. Y a mucha honra como se suele decir- no vacilamos en reconocerlo así, porque de ello -repetimos estamos orpu(losos. Hemos querido aquí, como reconocimiento a esa deuda de gratitud, como agitar gozoso y exaltación de lo que es nuestra primera indus tria, el pan nuestro de cada día, el aire quc respiramos desde que nacemos, presentar en rápida película unas fases de la fabricación de este prodigioso artículo 9 ue ha tenido la virtud de convertir a Elda en lo que ya es y de darle, además, la esperanza de un futuro grandioso cn el 9ue es posible que todas nuestras previsiones se queden cortas. pan nuestro de cada día • EL ZAPATERO PRODIGIOSO Célula vital de nuestra industria. Es símbolo de laboriosidad y anónimo quehacer. El inquizto repiqueteo de su martillo, obligando a la Piel a seguir fielmente la anatomía de la horma, es un canto al trabajo lleno de viril esperanza y rumor de fondo en el quehacer cotidiano del valle EI zapatero realizó el mila gro de convertir en zapato lo que sólo era un trozo de piel en dos dimeosiones. Es uno de esos trabajos en los que se palpa el prodigioso re,ultado • LA TOILETTE F1NAL Ames de salir al ancho mundo, el zapato recibe los últimos roques, Son las manos delicadas de las chicas del almacén las que aseguran al cal zado esa pulcritud que le hará atraer las mira das codiciosas de las posibles comPradoras caando luzcan en los escaparates de los grandes establecimientos. Cada día, en el almacén se realiza una sesión de estética como en cual quier salón de belleza. Y el calzado sale, acica lado v radiante, como con destino a una gran 6esta^ la gran fiesta de su inmediato triunfo en un lugar tncógnito de la ancha geografía... I solar de remotas cu^turas E LDA, la activa ciudad industrial tiene a orgullo presentarnos siempre un aspecto nuevo y sobre todo, moderno. Apenas si muestra vestigios de lo que fue la Elda de nuestros abuelos; apenas si un par de calles inues tran sus muros patinados por los siglos. Y sin embargo, en este solar que ahora pisamos, junto a este río cuyo parco caudal murmura quietamente, en estos montes que rodean amorosamente a la blanca y moderna Elda, vi^-ieron gentes hace cientos, hace miles de años. Fragmentos de cerámica de variadas manufacturas, monedas de verdinegro bronce o de apagada plata, exvotos curiosos, lucernas rojizas, sillares dis persos, cristal de irisadas tonalidades, duro silex de las épocas neolíticas, hachas, cuchillos, collares... toda la gama de vestigios de las primeras épocas del hombre en su dura lucha por la existencia se encuentran revueltos bajo la blanca tierra eldense. El monte de Bolón, con sus cuevas del Peñón del Trinitario, y las ribe ras del Pantano, fueron sede de poblaciones del período neolítico, de algunos de cuyos habitantes se conservan restos óseos y ajuares. El Monastil, eleva ción que se introduce como una cuña en el curso del río obligándolo a for mar un codo frente a la sierra de Santa Bárbara, constituyó lugar de asiento de un poblado iberorromano de larga duración y elevado nivel cultural y social; nuestro actual casco urbano muestra, de cuando en cuando, avaramen ^Termina ea pá^ina zg, da colar) El Peiión del Trinitario, vivienda de 1os primeros ho^+abr^es del `Ualle n mujer eldense tiene en su regazo todos los sueños y todas las espe ranzas de Elda. Ella es la piedra angular de todo lo beilo, de todo lo que se edifica con la magia singular de la gracia y la delicadeza. En las grandes ocasiones, cuando el corazón está de fiesta, la mujer eldense añade al conjunto la rutilante fiesta de su presencia y sabe hacer florecer a su alrededor la admiración más incondi cional y entusiasta. Es entonces gala y primor del valle, embajadora de la sonrisa, reina universal indiscutible de nuestro pequeño mundo... En su estática presencia en los poéti cos alardes de los Juegos Florales, es como una serena flor que hace carne y espíritu de verdad al verso y a la ala banza, a la loa apasionada y al encen dido requiebro. Con su participación dinámica en las fiestas de Moros y Cris tianos, en las Fallas de San Pedro y en todas las demás ocasiones populares, se convierte ella misma en airosa bandera que arrastra tras de sí el entusiasmo de los eldenses... Pero la mujer eldense trabaja. Sabe poner también cotidianamente sus ma nos blancas en la colosal tarea de ayudar a los hombres de Elda a engrande cer la ciudad. Y cuando la mujer elden se trabaja, pone lo mejor de ella misma en su cometido y el rumor de su amo rosa actividad se convierte en canto gigante a su alta dignidad y espíritu de sacrificio. Y este himno al trabajo que sale de las manos aladas, es eschu chado con admiración y ternura por el hombre eldense, bien consciente del valor de lo que tiene. De ello da mos fe sincera y testimonio a ultran za.-NOS. LA ^I^LIOTECA SINDICAL { o^ la colaboración y simpatía de todo el ^ pueblo y organismos oficiales, la Delega ción Comarcal de Sindicatos, por inicia tiva del Delegado don José María Nava rro Parra, ha creado para la ciudad una nueva y estimable institución: la Biblioteca Sindical, que, instalada en el tercer piso del magní 6cio edificio que aquella ocupa, muy pronto entrará a prestar servicio y podrá ser visitada y utilizada por todo el pueblo de Elda. No cabe duda que la nueva Biblioteca está llamada a desempeñar un gran papel en pro de la cultura de nuestro pueblo y de su bene(iciosa in fluencia podrá sacar provecho todo el mundo y muy especialmente los productores, a los que está especialmente dedicada. En su corto período de preparación, antes de abrir sus puertas, la Biblioteca ha conseguido reu nir unos fondos de más de dos mil volúmenes, entre los que figuran obras valiosas, estando repre sentadas todas las ramas del saber humano. siendo de destacar además la notab:e y valiosa aportación realizada por el Conde de Elda, que correspondió espléndidamente a la iniciativa del Sr. Delegado Comarcal de Sindicatos, con la carta que nos honramos en reproducir en esta página_ ^ Ilwdrid, T ds dioiswhre da 7961 9r. Dan Joe! Maria lla^nrs^o Parr Delsydo Coesrosl ds 7ladicatoa , 1 d ° Yuy 9r. w1o^ L. acu.o reolbo a su oarta del 16 da no^Srbr. DPdo. o00 ls que ws wd^imtn reooa^ tae da los periddlcoo •Infarwecloase• de Ildri! e•Infornaoidn• ds ^1lcante sobro t•was releolo nadw con w1a •oteywsadoc, qu• ne han gvtodo wucho y qus la e^srdewo wµy de seras. cooelaera oono vd, ae gren ati116ed pnra la dlfuelbn cultural da lne clasew lnborr bl.s de esa poolaclón la conatltuolón d• oaa M ollotson %blica ) le ralto yor glro Dostal y^ re dichoa ^Snse J.000,- psastu. L• . ŭ uda atenewnts.+ ^^ ^ ^. ^. Í^^ . Como decimos al principio, en su formación ha contribuído generosamente todo el pueblo, REALIDAD DE ELDA n riqueza nacional fluye por una serie de canales y canalillos; unos muy sólidos; otros, más débiles; todos ellos formados por ese tejido conjuntivo, esa materia importantísima, que no se puede improvisar ni crear de la noche a la mañana, que es el esfuerzo privado. Por todos esos conductos, como en las arterias y en las venas del cuerpo humano, circula la riqueza esa riqueza que crean los años, la asiduidad, el conocimiento de una industria, la solvencia económica. ^A cuántos de estos pequeños organismos, de estos ^átomos» no deben muchos países su potencialidad? España, después de las luchas del x ► x, quedó arruinada y hubo que hacerlo todo. Unas regiones eran pobres y otras ricas. Determinadas latitudes erán fértiles, prósperas y otras habían de esperarlo todo del esfuerzo individual, del trabajo de sus habitantes. Hay comarcas que se caracterizan por su laboriosidad, que hacen milagros -jcuánto habría que hablar del • milagro español» 1-. De las que revelan un esfuerzo, una moral moderna, un sentido de la vida, tenemos algunos casos dignos de desta carse Yo tengo que decir y expresar cómo me ha cautivado siempre el esfuerzo de Elda. Se habla en el mundo entero de los cristales de Murano y de los calzados de Vigevano ([talia^. Todas las exposiciones que he visto, sin desdén para aquellas estimables indus trias, no eran superiores a los cristales y a la cerámica española, ni los calzados podrían mejorar a los de Elda. España cuando hace las cosas bien las hace porque sí, con naturalidad. Esto a veces es un mal. Hay que decirlo. Un prócer español, después de haber dado a unos extranjeros cuantas satisfacciones podían apetecer en su recorrido por el norte de España, como no dijeran nada, no se sabe si por absortos o por el hábito del laconismo, les preguntó: -^,Qué les ha parecido todo esto? -Maravilloso. - jPues se dice, hombre, se dicel...- exclamó sin poder ocultar su franqueza ante el silencio de aquellos forasteros. A mí me sorprendió siempre de Elda -y lo digo- la camaradería entre patronos y obreros, caso no frecuente en la dimensión que se da en la industriosa ciudad levantina; me parecen justifica das sus ambiciones, parejas a las de tantas ciudades del mundo que por su esfuerzo y constancia, son conocidas; me conforta su hospitalidad; me gustan y atraen sus fiiestas, que revelan una constancia histórica ( Historia: •émula del tiempo, depósito de las accionas, testigo de lo pasado, aviso y ejemplo de lo presente, advertencia de lo porvenir», según Cervantes^; me captan la simpatía y el espíritu emprendedor de sus habitantes que lograron un nivel de vida antes que la legislación y el afán de los sociólogos intentaran acometer este pro blema. Ante la III Feria lnternacional del Calzado e Industrias Afines, de este septiembre de iq6z, no cabe sino desear que abarque en el exterior todo cuanto su obra interna ha logrado y plas mado en estos años. Se vive una atmósfera no sólo de trabajo, sino de competencia, de emulación. No estamos ya solos nunca y las habilidades y realiza ciones más individualistas han de proyectarse sobre el mercado internacional. Sin ayuda de nadie, un pueblo industrioso, .orgulloso legítimamente de lo que es y repre senta, se embarcó en una empresa difícil. La batalla puede considerarse ganada. Las estadísticas arrojan unos totales alentadores. l_o que un pueblo hizo con su habilidad y co q su esfuerzo, hoy, tiene apoyos, admiraciones, estímulos. Pero falta aún mucho por recorrer. Durante iqó2 las exportaciones, según testimo nios indiscutibles alcanzan cifras óptimas. La Feria, a la que acuden expositores de Alemania, Italia, Suecia, Inglaterra, Francia, Suiza y otras naciones es ya un portavoz de esta gran realidad nacional que hoy por su propio esfuerzo y prestigie^, pasa las fronteras. La III Feria lnternacional del Calzado e Indus trias Afines, dará un impulso decisivo a 1a ciudad, cuyos hijos, con su ejemplo y trabajo pueden decir lo que Temistocles: •Yo lo que sé es, tomando a mi cargo una ciudad pequeña y poco conocida. hacerla ilustre y grande». ANIONIO DE OBREGÓN. C. ^. Eldense i96^ 62.-De pie: Mateo, Albert, `Ualero, don Luis Cremades ( presidente del Cletb^, Cbigui; Cordones, Mi^^el, Beviá y Daudrr (entrenador^. De rodillas: Agrtsiín ^masajista^, Besó, Soroa, Lizani, Grande, A^uado y Lechero ( `3efe de material^ ^Fot. çarlson^ El C. D. Elde^nse de nuevo en Segunda División Manentos de a[e^ría J exaltaciórt al concluir el encuentro To rrelave^a Eldense cott el ascenso tan esperado. ^Poto CarlsonJ Ln temporada rqót - 6z ha culminado con el merecido ascenso del C, D. Eldense a la Segunda División, categoría que abandonó hace tres años y due, temporada tras temporada, ha intentado reconyuistar, sin lograrlo más 9ue e q la 9ue concluyó e q juoio pasado, tras unas jornadas deportivas realmente épicas que tuvieron en vilo a la numerosa a6ción eldense y a toda la población, que se sumó con entusiasmo al júbilo manifestado por el triunfo. Tras clasificarse brillantemente campeón del décimo Grupo de Ter cera División, el club azulgrana tuvo 9ue disputar la liguilla de ascenso, eliminándose en primer lugar con la S, D. Eibar, a la que derrotó estruen dosamente en EI Parque por ^- o, superando ampliamente el adverso resultado obtenido en el estadio Ipurúa, donde perdió por un descora zonador 3 - o El segundo rival el Torrelavega, consiguió en El Paryue un buen resultado, al perder solamente por un gol de diferencia, en un escaso z- t yue echó un jarro de agua frta sobre la entusiasmada afición. E1 partido de vuelta en el estadio del Malecón se abordó con firme decisión de triunfo y constituyó realmente una epopeya deportiva, puesto 9ue el Eldense consiguió adelantarse en el marcador por dos veces y termi nando el partido con un empate que signiñcaba el ascenso a Segunda División, La Ilegada a Elda fue inenarrable y constiruyó uno de los espec táculos multitudinarios más destacados de los últimos años, uniéndose todo el pueblo en un fervoroso afán de tes^imoniar a directiva y jugadores el entusiasmo indescriptible 9ue había despertado el ascenso. Dentro de unas fechas comenzará la nueva temporada, en la cual deseamos al conjunto representativo de nuestra ciudad los mayores éxitos deportivos en su nueva categoría. - F. C, Elda, parada y fonda ox un viajero. Uno más de los que de vez en vez van siguiendo con rostro bobalicón y un tanto sorprendido, lo que puede un pueblo cuando quiere. He cansado mis ojos de ver cómo ese endiablado vigor eldense todo lo remoza y todo lo estira; con qué fácil entusiasmo va desparramando sobre la limitada geografía del valle incontables construcciones, como auténticas y evidentes muestras de un pueblo que está ganando una batalla deci siva al tiempo. Me asombra de verdad, lector, pensar en la época que conocí su adolescencia. Ya se adivinaba que Elda iba para ciudad bonita. Dejaba entrever en su desgarbo de adolescente que podría resultar en un Euturo no lejano una población bastante apañadita; pero no podíamos imaginar -utilizo este vocablo con toda la fuerza de su expresión que aquel bello, aunque incipiente proyecto de buen pue blo, iba a cristalizar, tan de súbito, en una ciudad moderna, alegre -st bien nunca ĉ óññada- que en cada indolente desperezo adquiriese contornos y configuraciones de gran ciudad. En este sincero y apasionado escudriñamiento que mo tiva mis líneas descubro complacido, aún contando con la rapidez de mi contacto, el vasto horizonte que este peculiar pueblo tiene por delante. Hace días me apuntaba un viejo eldense que a Elda había que verla en su sonrisa; que había que sentirla en su optimismo y comprenderla en su espe ranza. Ahora, después de un íntimo paladeo de su ambiente, de aspirar esas raras fragancias que desprenden sus aires, de sentir sus noches -raso negro prendido de estrellasde paladear arrobado el generoso don de los anfitriones eldenses y de escuchar, sobre todo, el pálpito terco y fe cundo de su labor, donde todos, hombres y mujeres, vierten en el valle el rumor profundo y cada día nuevo de su tarea, me permito decir a mi buen amigo que la sonrisa de Elda es la gentileza con que sabe cautivar al forastero, su opti mismo, su constante afán, su fuerza creadora, su ^^no importa»; y su esperanza, añadir, día a día, un sudoroso jalón en el ardiente camino del trabajo. Todo lo demás le viene por añadidura. No nos asombre, pues, a quienes vamos y venimos, la juventud radiante de esta Ciudad, su pujanza, su rumbo, su ajetreo, sus ansias creadoras, su laboriosidad. Todo lo merece porque lo gana a pulso y nada deja a la impro visación. Procesiones solemnes. Zapatos en profusión. Luces multicolores. Ĵ ovialidad envidiable. Y alegría, sigular y en cantadora alegría, dan vida en estos díasseptembrinos a este dulce lugar del fogoso Levante. Todo se desborda en un ambiente exquisito de delicada atención y probada cortesía. Y uno, trotamundos pertinaz, cansado ya de dar vueltas y más vueltas por extrañas geografías, quiere dejar en este oasis entrañable algunos días de su inquieta vida. Y no ha encontrado cosa mejor que recrearse en esta luminosidad de septiembre que todo lo aclara, que todo lo configura y adorna, con esos dorados encajes de un sol en exclusiva. ^. M. B. EL D A, su progreso urbanístico y su espíritu cooperativo Por Francisco Bravo veces basta ^^n hombre sencillo y afectivo -tal es el caso ^_ salmantino Francisco Tetilla para servir de nexo cordíal entre dos ciudades disímiles, desaparejadas por la geograf^a y la historia, pero en las que se dan idénticos afanes de progreso y de ambición colectiva. Aludimos a Elda desde esta Salamanca universitaria, mesetera y letrada, aprovechando las confidencias de nuestro viejo amígo el cronista oficial de la ciudad alicantina, como si por su paisaje digno de ser exaltado líricamente por Miró, hubiéramos hecho un viaje curioso. Frecuentemente Elda_ dá que hablar -para bien-, en los periódiccs del país entero. El azacaneamiento de sus 30 000 habitantes industriosos y emprendedores, acomere empresas dignas de ser expuestas como paradigma ante los ajenos. Ese progresar incesante de la bella ciuc:ad del Levante ambicioso, nos lo demuestra. Su Feria lnterna cíonal del Calzado ha logrado resonancia ecuménica. Y día a día ese Certamen logra más alta importancia y mayor difusión. Como demostración de pujanza puede servir para exaltar cumplidamente lo que Elda es, en su afán de aportar su tenso esfuerzo al desarrollo de la economía entera del país. Cuando Tetilla -nuestro antíguo compañero- apa rece por la Redacción de LA GACETA REG[ONAL, su debilidad consiste en cantarnos los valores que represen tan las 400 fábricas de calzado de Elda, su patria de adop cibn. Y luego se extiende subrayando con palabra cálída la diferencia de temperamento y de capacidad de acción y de espíritu cooperativo entre el charro castellano•leonés y el eldense. Nos dice cómo dos socíedades cooperativas, «El Progreso» y«La Fraternidad», han levantado dos mil viviendas sin ayuda estatal y sin apoyo alguno oficial. Y cuando se extiende nuestro amigo en su panegírico de Elda y nos cuenta cbmo la Cooperativa Sindical «San Francísco de Sales» construye ahora 600 viviendas, de las que ya están entregadas 124 y el resto se encuentra en avanzado estado de construccibn, se nos hace la boca agua y le instamos a que nos facilite detalles sobre esa capacidad ascciativa para crear que los eldenses tienen. La ciudad industriosa, de las 400 fábricas de calzado, cuya fama como tal es conocida a lo ancho del rnundo, brinda también su ejemplo de cara al problema n ŭ mero uno de la angustíosa circunstancia actual; el de la falta de hogares, en especial para las clases media y productora. La tarea del Patronato «Francisco Franco», de la Organí• zación Sindical, del Instituto Nacional de la Vívienda (Continúa en pá^ina z4 de color^ i^arriu.la «^an Íranc(sco c^e Ĵ a^es^^ Calle llabellos Barrio «^osé Antonio» La Banda, en los tiempos del Maestro Gorgé. -La Bunda de Música de Elda, a principios de siglo. El Maesrro Gor&é posa con sus músicos en el paseo ccntral del jardín del Casino Eldense, que acaha de ser inauguradn. Se nota que es una Banda de cate^oría, con buen número de músicos y un elegante uniforme de la época. ^Fotc. Archivo «tialle de EldaN^ RESURGIMIENTO MUSICAL LA BANDA DE SANTA CECILIA, DE NUEVO EN PRIMERA LIN EA T^ No de los más fundamentales orgullos eldenses ha sido, V desde hace muchos años, su Banda de Música, crea da en r8,5z ( aunque sobre esta fecha no se muestran de acuerdo las varias referencias que tenemos^ y cuyo pri mer maestro fue un entusiasta panadero de la localidad, lla mado ) oaquín Beltrán. La Banda, que más tarde se denominaría, ya para siem pre, de Santa Cecilia, pasó por distintos trances y vicisitudes desde su creación, siendo dirigida por diversos maestros, entre los que es necesario destacar, por la formidable labor que en ella desarrolló, a don Ramón Gorgé y Soler, nombre que resulta inolvidable pará los eldenses. El glorioso maestro llevó a cabo una total y enérgica renovación de la Banda, y bajo su dirección ésta alcanzó una calidad y una pujanza verdaderamente notables, que culminaron en el magnífico triunfo logrado en un Certamen El ino[vidahle maestro Gor^é, cuyo nombre está tan íntimamente ligado a la historia y a los triunjras de la Banda. ^F. Archivo «Valle dc EldaH^ l.a Banda^ hoy.-Zlna fotogrraFía de nuestros días, para la historia. La actual Banda de Saiita Cecilia, cou don `^ose Estruch, su directar y principal artí^ice áel resur^imiento, en los jardines áe Castelar, rnomentas ante,s de una de sus actuaciones. ^Foto Berenguer) Musical de Alicante. Nuestra Banda, en aquella ocasión memorable, obtuvo el primer premio de una manera con cluyente y definitiva, como lo demuestra el hecho de que los premios segundo y tercero resultaran desiertos. En ocasión tan extraordinaria, el maestro Gorgé puso la pincelada de su personalidad arrogante al arrojar del atril la partitura de la obra obligada, «Otelo», dirigiéndola sin papeles, ante la admiración y el asombro de público } jurado. La Banda, que había atravesado varios altibajos, cono ció otro período de gran esp!endor, comparable al logrado bajo la dirección del maestro Gorgé, al hacerse cargo de ella un joven director, que había de proporcionarle nuevos laureles. Nos referimos a don 1osé Estruch Martí, valencia no, con magníficas dotes de preparación técnica, gusto artis tíco y capacidad de entusiasmo. Bajo su batuta, la Banda concurrió a diversos Certámenes musicales, obteniendo se ñalados éxitos al serle otorgado el ^,rimer premio en el cele brado en la ciudad de Elche, y el segundo premio en otra competición regional que tuvo como escenario la capital de la provincia. Estos triunfos relativamente recientes de la Banda, cuyo sabor todavía recuerdan con emoción buenos aficionados, dieron una merecida fama a nuestra agrupación musical, ^Termina en la ^ábina 6 de colurJ LOS ZAPATOS, ILL^SION DE LA INFANCIA Por ll dolfo Maíllo STRENAR zapatos tiene para todos, incluso para los varones más sesudos, significación de «acontecimiento». Ello obedece, en primer lu gar, al deseo de «distinción», innato al hombre, ya que los zapatos bien confeccionados son un signo de elegancia y buen gusto. Por otra parte, al ponernos unos zapatos establecemos consorcio con unos adminículos que durante cierto tiempo nos acompañarán facilitando u obstaculizando nuestros pasos, el ir y venir por los caminos del mundo. En el niño a^túan con fuerza especial ambas motivacio nes. Lo que él anhela más profundamente es crecer, des arrollarse, «ser mayor», porque al comparar sus posibilida des con las del adulto advierte la poquedad de sus logros en relación con la abundancia de posibilidades de aquéL De ahí el complejo de inferioridad que acecha siempre al niño, y al cual sucumbe a poco que la educación familiar y esco lar subrayen amarga y frecuentemente la parvedad de sus realizaciones. Los zapatos constituyen para el niño pequeño eomo un «ascenso», una señal de que se le permite acercarse al hom bre al utilizar sus mismas prendas. Ello le llena de satisfacción, pues nada contribuye tanto a fortalecer el sentimiento de seguridad interior, como el ver que se le confiere un «estatuto social» análogo al del adulto. Enriqueciendo su poquedad, los zapatos, en cuanto auxiliares que facilitan nuestra marcha, venciendo las aspe rezas del camino, prestan al niño un servicio valioso en su necesidad de «dominar el espacio» mediante numerosos y ágiles desplazamientos. Con los zapatos, el niño supera cómodamente los obstículos y puede entregarse a las haza ñas de esa épica menor, que se inscribe en el coracón, caren te de literatura y de historia, pero no por ello menos deci siva, a que le impele la progresiva-y en tantas ocasiones dolorosa-«conquista del espacio fisico», condición previa para la «conquista del espacio soci^l». Gracias a los zapatos, el pequeño da ri^nda suelta a su instinto de movilidad, consustancial con la infancia, el cual se eclipsa o desaparece cuando la enfermedad mata en flor las aventuras que le permiten tomar posesión del mundo de las cosas y de los hombres. 1,Cómo ha de extrañarnos que eí niño sueñe con calzar se cuando es pequeñito y con estrenar zapatos cuando va siendo mayor y puede ya entre^arse a correrías y excursio nes por (os alrededores de su casa, al regreso de las cuales trae, como preciado botín, nuevas sensaciones, nuevas expe riencias y nuevos «ámbitos de emprendimiento»? Los economistas y sociólogos afirman que el uso gene ral del calzado es un signo evidente de mejoramiento en el nivel de vida de los pueblos. La generalización del uso de los zapatos, su calidad y sus condiciones estéticas son índi ces ciertos del bienestar y la cultura de las naciones. Un hado cruel se complace en negar a los niños el gozo de uti lizar zapatos en los países subdesarrollados, con lo que mu tila su facultad de conocimiento y conquista de «su» mundo. Nosotros, conscientes de la importancia que tiene para el niño su uso, démosles con frecuencia la alegría de estre narlos, pues la_risa de los niños es el índice primordial del avance de la cultura, y es sabido que no hay alborozo tan hondo y puro como el de «un niño con zapatos nuevos». Como consecuencia de varias tormentas desencadenadas, el río Vinalopó viene muy crecido, y durante un día entero ha dado la sensación de un verdadero río. Tiene lugar la apertura del curso i9ór-6a del Centro Cultural Eldense, en el local de la Caja de Ahorros del Sureste de España. Dan comienzo las clases de aprendices del Taller-Escuela del Calzado. (Continúa en la página r z de color^ Septiembre i9ói oN animación inusitada se han celebrado las fies tas mayores de este año, en el marco de las cuales fue inaugurada la II Feria Nacional del Calzado, la cual fue clausurada más tarde con asistencia del Excmo. Sr. Ministro de Comercio. Las procesiones revistieron especial solemnidad, así como el resto de los actos, que fue presenciado por nu merosísimo público, ya que las Fiestas de Septiembre, con el incremento tomado en los últimos años, atraen ahora a un gran número de extranjeros y forasteros, aumentando todavía esta afluencia de visitantes, en gran manera, con motivo de la celebración de la Feria del Calzado, que resultó un gran éxito en sus aspectos de exposición y comercial. Se celebró una importante re unión en nuestra ciudad, de las Juntas Nacionales de Calzado del Sindicato de la Piel. EI Jefe Nacional del Sindicato anunció la elaboración de un amplio plan de modernización de la industria y de expansión cornercial. ( ENIGMA III FERIA DEL CALZA D^.D .^. .^ . . . . ^ ^ • •• , ^ ATÓMICO -Ordenes del DiskonEorm. Hemos de apoderarnos a toda costa de los planos de ese zapato. ^ - Con pueblo ueratón dec(^n cn el E lda era la tierra de los 9 _^ Zapatos! .... !!` • . ^, . ^ i ^! . . . . ^, . . .^`!^°^.^ :^ ^ . . . : ^ ^ . . .^. ^ . . . . ^ ^ . . I ^ ^e un aye^ ® le^^n® ^Continuación^ dedos temblorles sostienen con amor el cigarro, que empíeza a ser incensario en los altares ínvísibles de un presentido nirvana. -Pues sí, tíenes razón. Todo se pone feo. Aquí mismo, en Elda, yo no sé adónde vamos a Ilegar. Del esparto ya no se saca un real. Las tierras, cada vez más secas. Las cesechas, más pobres cada día... -Sea lo que Dios quiera. jQué le vamos a hacer ► -zQue qué le vamos a hacer? Espabilarnos y no dejarnos morír de hambre. Mira lo que ha hecho Siivestre. -Sí; ese, como Luisillo, tienen muchos paja ricos en la cabeza. j^i se creerán que eso de hacer botas en Elda es tan fácil como embarcar quintos para el matadero de Melilla! -Pues dícen que han vendído muchos pares de botas en las fiestas de Novelda, y que ahora va a Ilevar un carro de botas a la feria de Almansa. -I!usiones de Sílvestre. Estaría bueno que tiráramos los legones y nos pusiéramos a hacer botas para los señoritos. -Y de paso nos haríamos señoritos nosotros también. -Todos con botas de charol en Elda. jSí que estaria eso bueno! 4 las mujeres taconeando todas, como esas títiriteras que vienen por la feria a dar funcione^ en la alto del castillo. Se oye el gríto arrastrado del afi(ador calleje ro. Acaso acierta a pasar presagiando vientos, según el vulgo, el vendedor ambulante de ceda zos, con su ligera carga y su gríto vocálico íninte lígible. Si fuera en otoño, se oiría al víejo mu griento que pregona canturreando «el almanaque nuevo zaragozano, de don Mariano Castíllo Ocsiero, que viene anunciando temperaturas, eclipses de sol y luna, ferias y mercados qt:e se producen en España». Se hacen vedettes del ambiente pueblerino esas voces legendarias que luego habría de glosar tan definitivamer,te, ya con un pseudónímo g!o ríoso, ese Pepito Martínez Ruíz, el híjo del alcal de de Monóvar. . -Si don Emílío nos hubíera echado una mano cuando fue Presidente de la Repúbiica... -Tú sabes que Castelar no ha sido nunca un político marrullero ni fácíl de sobornar. Por eso tuvo que apartarse asqueado de la polírica. -zEs que ya no viene por Elda don Emílio? -Yo lo vi hace unos meses. Me lo encontré ahí en la calle de la Cañamona. Iba con don Lamberto F1mat, y creo que salían de Ia Iglesia e iban a dar un paseo por el campo. -Las dos cosas le gustaban a Castelar: vísitar a la Vírgen de la Sa!ud, a la que rezó cuando P LE X^ MA 6 Altas Creaciones en Confecciones para Señora, Caballero y Niños Dabellos, 3 Máquina especial para timbrar piantillas, grabar suelas, forrar botones Patente n. 249358 Hilarión Eslava,l5 Teléfono 972 ELDA E L D A ^T ^l^L ^L O Ca^l^^a^ C^^L Maquinaria para caízado 1 ^ i opgc^ i ! L3@P1.^^ i. CSI7C^ V ^Co.SC^C ► , Carpintería mecánica Valencia, i i ELDA I^UVI C A L Z A D O S LUV I , S. A. Apartado s T e l é f o n o y P E T R E L (Alicante^ ;joa^uin, UViCCa^^atia Uieíg CaÍvo $otelo, z x /1 Calzados ^`r^a^a Teléfono 3^ P E T R E L (Alicante^ níño, y recorrer los campos que vieron la alegría de su infancia. -Pero ya ves, el pobre Lamberto ya no va a ver más a su amigo don Emilio. --j Lástima de hombre! Cuando fuímos a su entierro, me dijo el maestro, don Juan Vidal, que Lamberto valía mucho; que había dejado escrito un libro de cosas de Elda, como si hubiera sído un sabio. -Pues anda, que don Juan tampoco se queda corto; que hasta de los tiestos rotos y de los huesos que se encuentra por Bo16n te arma una historia y una explicación que te deja bobo. -Esos hombres son los que valen, y no estos cantamañac^as que no saben más que nosotros y que por no arquear el lomo sobre los surcos se ponen a fabricar botas y zapatos. -Poco que se reiría El Seráfico si viviera to davía. No faltarían coplas zapateras. -Me acuerdo, como si fuera ayer mismo, de cuando vino de Madrid, despttés de haber estado en la cárcel y todo. Me para un día en la calle, y me dice: «En este pueblo de Elda la vida jqué bien se pasa con un trago de buen vino, un pan, un amígo... y basta!» Va bajando el sol, que ya quiere dejarse caer sobre el regazo de Bolón. Las mujeres-negras y ampulosas faldas y recatadas chambras inso bornables-salen a rocíar la ca(le con agua fresca de Ia cisterna. Luego, se sientan a la puerta en sus sillas bajas con asientos de esparto y requíe ren, laboriosas, las largas agujas de hacer medía. En medío de la calle un corro de chiquillos morenos contemplan el círculo de fuego que aca ba de hacer en el suelo el herrero para calentar la líanta de un carro. Sigue escuchándose, con breves descansos, el tíntíneo de los martillos sobre el yunque. La vida discurre golosamente, con un tran quilo sabor de eternidad. Era en aquella Elda de 1894, hace tres cuar tos de siglo.-J. M. El Centenario de 1904 ^Continuación^ i ficantes: de los baíles populares con concurso de mantones de Manila, de los castillos de fuegos arti ficiales, de las cucañas y carreras de todas clases, de los pasecalles de las músicas visítantes, a las que se había unido la del Re^ímiento de la Princesa, de guarnición en Alicante. Con ella eran cuatro-lcua trc Bandas de música?-las que hacían las delicias de los eldenses. En uno de los desfiles de las carrozas, sus ocu pantes arrojaban flores, abanícos y octavillas al ve 2 cinderio. Dos de estas octavillas han llegadó a nues tras manes, a través de los sños, y este es el texto de una de ellas: jOh, Cristo del Buen Sucescl vida y luz de nuestros ojos; por lo mucho que os queremos, mirádnos hoy sin enejos. jCon cuánto amor, Dios clernente, en el tercer centenario, as demuestra su fe ardíente, este hurnilde vecindario? Y pues soís nuestro embeleso y dei mundo ia redención, concedednos la salvación, joh, Cristo del Buen Sucesol E. PASTOR El día de la Vir^en, día grande entre los ^randes, el Excmo. e Iltmo. Sr. D. Juan Maura Gelabert, Obispo de la Diócesis, presidió la ^ran función reli giosa, siendo el primero en rendir homenajE: de amor a nuestra excelsa Patrona. Retrocedamos eon la imaginacíón para situar nos en esta jornada memorable de los anales elden ses. La Iglesia de Santa Ana acaba de abrir sus puertas y devuelve a la cal!e a una s;ran muche dumbre endomingada. Hay fiesta en los sencillos ataVÍOS, pero sobre todo en los restros, en los cora zones: es el día de !a Virgen. Pasamos bsjo los arcos triunfales, por las calles adornadas con el verde del espino y el tarsy del pantano. Salimos por la calle de Colón a la calle Nueva, y no andtmos mucho más porque el pueblo se nos ter mina enseguida. Hay cuatro Bandas de músíca en el pueblo y por todas partes se entrecruzan sus pa sodobles Fn nuestras casas nos esperan las formí dables «fasiuras^ y nuestra di^estión va a verse amenizada por los conciertos de las primeras horas de la tarde... Y se nos hace la hora de la procesión. EI pue bio, sobre una alfombra de esplie^o y romero que cubre el recorrido procesíonal, se encamina presu roso a la Iglesia. EI momento en que hace su aparición la Virgen, e q la ^ran puerta del templo, para inicíar s u tradícional itinerario, e s s e n c i t 1 a m e n t e inefeble. Ssle la ceiestiel Patrona a hombros de sus fieles. Oficiales del Ejército, hijos de Elda, le dan brillante escolta de honor. Durante ef recorrido se interpretan expresives villancicos y los himr-^os de bienvenida... «Ai paso de la reli^io sa comitiva pcr la en^al.ansda plaza de la Constitu ción, ésta cfrecía un aspecto fantástico con su so berbia iluminación a la venecíana, formando capri chosas y artísticas combinaciones, obra de r,uestro paisano don Andrés Navarro^-contará más tarde «EI Centenaric^. La vuelta al templo de Santa Ana es un finaf da apoteesis. Se recibe a la sagrada ima ^en con una iluminación formada por 7.000 luces, que debió sEr motivo de asombro para todos. La s;randiosidad del cuadro hizo exclamar al ilustre I^relado que nos honraba con su preser,cia: «jJamás he visto cosa que sa le parPzcai• También el si^uierte día, el consagrado al San tísimo Cristo del Buen Suceso, fue una jornada me morable para Elda, repitiéndose en sus diversos actos y, sobre todo, en la solemne procesión del Santísimo Cristo, las mismas pruebas de entusias mo y fervor por parte del pueblo eldense. Finalmente, el día 10 tuvo lugar otro número destacadísimo de las Fiestes: la betalla de confetti y serpentinas. Participaron en la misma las carro zas que habían desfilado en la Cabal^ata Histórica, c^^é ^^a^e^ en,ito CL7 RT(DOS ALMACEN DE ARTICULOS PARA EL CALZADO Don Quijote, 24 E L D A ^^ícc^^c^t^^ Calzado s Villaplana , s. n. t^vd. ^oaquín Poveda, zz Teléfono 88 P E T R E L ^í^licante^ ^ que riñeron animade «batalla^ de proyectiles de papel con el numeroso público que llenabs las ace ras y balcones de las calles Nueva y Esperenza, escenario de la contienda. Y termina describienda «EI Centenario^: «Por la noche de este día lució sus aptitudes con la eleva ciór9 de un colosal y^allardo aerostático, el ingenio so eldense don Manuel Martínez Lacasta, finalízan do los cinco días de mayor grandeza y regocijo para los hijos de esta fidelísima ciudad, con un va ríado y humorístico castillo de fuegos artificiales^. Estos fueron, en resumen, los pri^^cípales actos con que Elda a^asajó a sus celestiales Patronos en el tercer cantenarío de su venida a la ciudad. No cabe duda de que se organizaron las cosas bien y se llevaron a cabo de la mejor manera. Los veci nos de Elda respondieron al ilamamiento hecho por las Comisiones que se organizaron por calles para la reco^ida de fondos, pero también los eldenses que vi^ían en otras ciudades ayudaron entusiástica mente a la celebracíón del Centenario. Los que vivían en Alicante, por ejemplo, re^alaron a la Virgen de la Salud el artístico y rico manto azul que lució en estos días. Los residentes en Barcelo na, acordaron encargar la fabricación de medallas de pl.ata y metal bfanco, representativas de los Pa tronos, y re^alarias a la Mayordomía, para que ésta pudiera obtener nuevos ingresos con su venta. 4 Viuda de J^avc ci^ca ^av^c^^ v e Ó ^ Fábrica de ca(zado fino de señora General Martínez Anido, 67 E L D A Teléfono 41t3 Para Elda fse importante el año del Centenarío. El domin^o de Ran^os de ese mismo año, se había inau^urado e] Casino Eldense; el día 11 de septiem bre, todavía en Fiestss, fue también inaugurado el Teatro Circo de Castelar, poniéndose en escena por la compañía de don Pab(o Gor^é la zarzuela «El mila^ro de la Vir^en». La ciudad adquiría nuevos vuelos y se permitía celebrar unos festejos tan sun tuosos y extraorninaríos que dieron que hablar en la cemarca y fueron más tarde motivo de orgullo pera los eldenses. Creemos que hay que mirar hacia adelante, que el porvenir de Elda se está formando todavía, entre el desascsiega y la esperanza de cada día. Pero resulta confortador y grato volver al^una vez las pá^inas al contrario y sumergírse en la E1da de nuestros abuelos y nuestros padres, en la Elda que era de otra manera y ha ido creciendo r..on nos otros. El Centenario, su recuerdo y su gloríe, ha sido como un cuento de hadas para nuestra niñez. Nuestros padres nos han hablado muchas veces de aquelias sonadas fiestas e(denses, que tuvieron lugar cuando eltos estaban iniciando apenas la adolescencia. Vayan a ellos, pues, ccn cariñasa dedica cíón, estas líneas de recuerdo y exaltación del tercer Centenario y, con ellas, la se^uridad de que nos proporcionaron muchos momec:tos felices con su leyenda dorada de las Fiestas de 1904 -R. G. A. El^e^elr^cer® ^ ^Gontinuación^ trabajo se incrementa y van surgiendo fábricas y talleres. Oleadas de personal. Elda, maternal siempre, acoge a todo el que llega a ella con puras inquietudes, con ansias nobles. Comienzan a vol carse aquí los zapateros de otras comarcas, los herreros, los carpinteros, los canteros, los albañi les... Los ejidos van a ser barrios populosos. Ya cortan el aire bellos y arrogantes edificios... Una panda de jóvenes de mi pueblo fraternizamos con Ios muchachos eldenses. Reuniones en el Casino y en casas particulares de postín. Se baila a los sones del piano, se recitan poesías y se juega a=las prendas». Todo envuelto por el celofán del roman ticismo. Delicia de oír la música del castellano en las dulces gargantas de las damiselas^ EI valencia no, para expresarse por los pagos de Cupido, no va bien. Se decoran mejor los anhelos y los amores ^uveniles con el idioma nacional. Belleza espec tacular de Pepita Pujol. Bonmatí de Codecido se perece por ella. Idilios y romances que terminan algunos con la prosa del matrimonio. Lauro del Castrillo anima estas reuniones con su fino espíritu ateniense. Tiempos ya posteriores, lanzado por Capilla •el semanario «Idella^, que tiene por mecenas a don Manuel Maestre Gras. Extraordinarios en honor de Azorín, con artículos de Benjamín Jarnés. Y Oscar Porta que se «destapa» como dibujante y caricaiurista estupendo. Un precursor de Franci^co Esteban. Elda va tomando tono de capital. Su prosperi dad marcha en auge. Hay simpatía, afanes y dis tinción en el ambiente. Da lecciones de vida a los pueblos limítrofes que las copiarán co q los años. Publico algún artículo en «Idella». Allí está el gran don Maxi, alma generosa y buena que tuvo un triste fin que no merecía, poeta satírico local, como una reminiscencia del Será6co. Luego, un largo paréntesis mío sin venir a la amada ciudad, hasta mi actual residencia en ella. A estas alturas, todavía oteo en mi interior los lejanos y luminosos horizontes. Había en uno ilu siones v juventud. Hoy me queda el regusto emo tivo de todo aquello que Fue. Me satisface ahora contemplar, desde el barrio donde vivo, la grande za de la Elda presente. La conocí cuando era un pueblo pequeño e ilusionado. Tuve fe, supe trabajar y vivir. A mis espaldas la Peña del Cid, telón de fondo del valle, estará contenta. En sus fueros internos y esotéricos acusará con gozo el desarrollo y el progreso de sus hijos queridos -Elda y Petrel -amamantados en sus senos, cobi jados en su regazo. La Peña del Cid, con su eterni dad orográ^ica, los verá Ilegar al cúlmen de su grandiosidad y belleza, mientras las generaciones humanas van pereciendo y renovándose.-J. A. CALZ ADOS Rambla Méndez Núñez, 64 A L I C A N T E ^ALZADOS TORRE PROVINCIAL Teléfono 18272 A L I C A N T E 5 La ^anda de Santa. Cecilia i Cyáe bl Lá ^eCteCl ^ /i% l alleb^eza Calzados finos para señora Monasterio, 2 Teléfono bl E L D A T A C O N E S C R ES PO Donoso Cortés, 28 - Teléfono 836 E L D A un buen día, con la energía y el caudal de entu^Continuación^ que era requerida con frecuencia por aquel entorr ces para actuar en ciudades y pueblos de la provin cia y de fuera de ella. Fueron días de gloria y de satisfacción para Elda, que en el ámbito musical llegó a ocupar un primerísimo puesto en la comar ca, por obra y arte del empeño de un director y de unos músicos dedicados con ahinco a su artística labor. Nuevos directores se hicieron cargo de l^ Banda sucesivamente, y ésta ftie perdiendo la vita lidad que hasta entonces había tenido, decadenci^ que se convirtió en desastre en los últimos años, en que la Banda Ílegó prácticamente a desaparecer de la circulación. Y este era el estado de cosas cuando, tímida mente, se iniciaron las primeras propuestas, suge rencias e iotentonas encaminadas a devolver a la Santa Cecilia la dignidad y la categoría que había ido paulatinamente perdiendo. Elda no tenía ya,. en realidad, Banda de Música, y los eldenses aman tes de esta bella manifestación artística se desespe raban con razón y añoraban los dorados años de esplendor musical. Pero la tradición de la Band^ Santa Cecilia era tan fuerte y obligaba a tanto, que siasmo de un potente surtidor, se lanzaron a los cuatro vientos, por un grupo de entusiastas, el grito de alerta y los primeros planes para una restaura ción de la dignidad musical perclida. En este intento de resurgimiento fue piedra clave la decisión de don José Estruch de hacerse nuevamente cargo de la dirección de la Banda. Y estamos hablando de hechos que todos hemos vivido hace escasamente unos meses. El Maestra Estruch voivió a la carga con el entusiasmo de su primera época, convocó a los antiguos músicos de la Santa Cecilia, les contagió su entusiasmo y em pezaron a marchas forzadas los ensayos. Se inició una campaña para renovación de instrumental, que dotó en poco tiempo a la Banda de medios idóneos de expresión musical, y por fin, cuando la a ĥ ción eldense contenía el aliento esperando el suceso de^ la reaparición y en medio de una general expectación, tuvo I^^gar en el marco grandioso del nueva Cine Cervantes la salida al púb(ico-como un, nuevo Quijote presto a romper lanzas en pro de causas perdidas-de la restaurada Banda Instructi va Musical Santa Cecilia, el domingo día r5 der abril dei año actual. EI apoteótico triunfo conseguido en esta fecha histórua colmó las ambiciones de los más optimis tas; de un golpe, y en un solo día, Elda volvía^ a tener Banda de Música y, lo que es más impor tante, se producía gracias a e{lo un despertar entu siasta de la afición musical aletargada. Desde ese día, la Banda ha continuado sirr interrupción su actividad, y los eldenses hemos vuelto a escuchar los tradicionales conciertos vera niegos en los Jardines de Castelar. Pero lo más 6 interesante es el espíritu que nos consta anima a director y componentes de la Santa Cecilia. en esta etapa de resurgimiento. Sabemos que existe a^n ánimo de superación y entusiasmo que, estamos seguros, ha de hacer reverdecer bien pronto los $aureles de antaño y dar nuevos días de gloria mu^ sical a nuestra querida Elda. Nuestra ciudad, en la que el trabajo y la lucha por la existencia son el signo de cada día, necesita de estas escapadas al $nundo del arte y del ensueño para lograr el desea ble equilibrio entre la materialidad del quehacer cotidiano y las apetencias culturales y artísticas del espíritu. Y no cabe duda de que la música es uno de los más ideales vehículos para lograr esa evasión al mundo de la fantasía, tan cara y necesaria al 1^ombre.-R. G. A. ^Jna pla^a de lan^osta ^obre Elda y Petrel... ^Continuación) ^a Cruz de San Blas, al sur; Portal del Angel (final ale la calle de la Purísima), al oeste; San Antón, al norte, y Cuatro Esquinas, al este. También se acogió el pueblo a la benéfica in fluencia de la reliquia de la cabeza de San Gregorio, que, por orden de su Majestad el Rey y escoltada ^por sacerdotes y cofrades, recorría los pueblos inñ oionados por la plaga, para bendecir el agua de los sonjuros de la langosta. Durante todo el período de la plaga se comba tió con los rudimentarios medios que estaban al alcance de aquellos labradores. En los campos se encendieron hogueras con leña verde para que el humo alejara al insecto, y con el mismo fin se vol teaban diariamente las campanas de la iglesia y del Alcázar de los Condes. Se abrían en los campos amplias zanjas, en las que se iban echando capazos de langosta que rápidamente se cubrían de tierra, interviniendo en esta operación el vecindario en pleno, no sólo por lo que a cada uno le perjudi cara directamente en sus intereses, sino también por el ,reparto que hizo el Concejo de que cada vecino tenía que recoger una determinada cantidad de arrobas de langosta. rldemás de las que cogieran por su reparto, la villa pagaría a veinticuatro suel dos la arroba que se entregara por encima de dicha cantidad, recogiéndose así unas roi arrobas de $angosta. Cuando finalmente la langosta cesó de pesar sobre el campo eldense y se pudo comprobar con general alegría que no había hecho todo el daño que se esperaba, se celebró el día 7 de agosto una solemne procesión de gracias en la que desfilaron todo el pueblo con el clero y autoridades y la co munidad de frailes franciscanos del convento, por tando, entre atronadoras salvas de morteretes, las imágenes de la Santísima Virgen de la Salud, que fue devuelta a su capilla, la del Ĵ antísimo Cristo y la de San Francisco, que quedó nuevamente en su altar del convento. HIJOS DE ^^é a^tin,e^ áne e^ FABRICA DE CALZADO Martínez Anido, b E L D A AL1víACEN DE CURTIDOS r^^c^^^ic^ ^fe^e r^ i é^ ^ ^ General Mola, 29 ^ E L D A 7 8 ; ^ uan ^vme^ ^e^9iá U PI E L A l^TIFICIAL Palmillas Sintelax (Productos y marcas registrados} Camino de los Ferrándiz Teléfono 259 SAN VICENTE DEL RASPEIG (Alicante) Representante: ;)^ é ^a^taño ^a^cía Teléfono 182 Para tratar de obtener de la benevolencia de Su Majestad el Rey Fernando VI algunas merce des que paliaran las pérdidas sufridas por los veci nos en los campos devorados por la langosta, se abrió sumaria información en la que depusieron numerosos testigos manifestando el daño causado por la plaga en la huerta y término de la villa, de todo lo cual se hizo un memorial autorizado por el nptario Antonio Monllor, y presentado al Rey, no habiendo conseguido averiguar este cronista si esta iniciativa obtuvo el resultado que se esperaba o los labriegos eldenses hubieron de contentarse con las treinta libras que el conde de Puñonrostro, señor de la villa, dio para ayuda de los gastos de extinción y las treinta y tres que se sacaron de limos nas, pidiendo por las puertas mientras pasaban las procesiones de rogativas. Los daños causados por la plaga en Petrel fueron equivalentes, permaneciendo el mismo tiempo que en Elda. En el «Libro de autos o diligencias sobre la langosta i756=, se dice: «Reunido el Concejo dijeron: Como en el día ro del pasado mes de julio se introdujo la plaga de la langosta eta este término y con la noticia del daño que causaría y que habría causado en los territorios que estava de esta villa y el reverendo Rector determinaron hacer públicas rogativas y proce^iones de peniten cia sacando a Nuestro Señor Sacramentado, a la Virgen del Remedio nuestra Patrona, y a nuestro. titular San Bartolomé Apóstol y demás imágenes milagrosas de esta Parroquial permánecíendo en el culto posible por muchos días sin volver a ella y practicando las más vivas diligencias para aplacar la Divina indignación y con todo lo referido q. se ha practicado hasta concluir todo el mes de )ulio y que al mismo tiempo se ha valido esta villa y sus vecinos de todo.c los medios que les ha parecido^ conducentes para su extinción y matanza que se ha extinguido mucha langosta y ésta ha causado tanto daño que no se puede explicarD. Se mataron ^n Petrel ochocientas arrobas sir^ contar las que han cogido y matado en otros cam pos distantes. De todo lo cual se hizo Memorial al Rey, co mq en Elda, manifestándole los grandes daños cau sados que se calculaban en ^•955 libras, 6 sueldos y 7 dineros, según el sistema monetario entonces vigente. En los años siguientes se dedicaron grandes es fuerzos a acabar con los huevos dejados por la langosta a su paso, ocupándose en los meses de abril y mayo de T758, setenta y un peones en «quemar el mosquito langosta, abrir zanjas, rozar atocha y demás que se ofreció para la extinción y exovación del canuto de langostag. En los conocidos y tradicionales =Gozosv de la Santísima Virgen de la Salud, que figuran en eI curioso librito «Novena a la dulcísima Virgen María, bajo la advocación de la Salud, etc.=, im presa e q Alcoy en i856, se hace una alusión a esta epidemia con el fragmento siguiente: Con amargo sentimiento todo este Reyno clamaba, pues la langosta talaba en los campos su sustento, mas Elda que ante Vos Ilora, de la plaga se eximía; dadnos sa(ud y alegría pues sois la Salud, señora. Viejas costumbres de nuestros antepasados, aroma antañón de senciÍlez campesina, recias tra diciones y fervorosas creencias..., tal era la Elda de hace doscier.tos años. - A. N. 1. . , a^ ^:^ ^^ ^^^^^i ^ ^^,^,^ ^Co^xtircuación^ municaciones tembién contribuiríe después a la unificación de la indumentaria, v sí bien el vestido tomó rápídamente la forms uniforme que imponía la pérdida del re^ionalismo, no así ccurrió igual con ios ^iros y modos del habla. Elda, última avanzadi ]la de Castilla en el Levante valenciano, conserva todavía en determínados ambientes, cíertos voca blos, que aunque al^unos son puras aberraciones del valenciano y otros transportados por e.se cons tante trasiego de ^entes invasoras, no por eso dejan de formar lo que se llama «habla típíca local». Ahí están «gobaniila», ^ar^ur.saera», vcosteroscg, «esba rarse», «errupío», «escuajao», «CCS2S1C0», «er^uitao», «inronía»... y otros muchos más que, junto a la excla mación jcha?, sería tarea prolija y difícil de enu merar. Pues bien; cien lar^es años hace, apareció en nuestro pueblo, de una forma ya concreta, la prí mera fábrica de calzados. Esta fue (^ fábrica de Luis Castelló Llobre^sat, que según creemos debib ser el primero en dar carácter a esos confusos ta Ileres artesanos de medidas y compostures, comunes en la mayoría de los pueblos. No sabemos qué fuerzas místeriosas impulsarían al señor Castelló Llobre^at a crear tal núcleo fabrl, pero de la que sí estamos se^uros es de que él no sospechvba en lo más mínimo el alcance de su acto. Si queremos buscar antecedentes que nos permitan achacar mo tivos o causas a la aparición de la industria zapate ra, ele^iremos el agua. Eida, con una sed aún hoy latente-^hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?--veía fenecer sus frondosos huertos, los mismos que Cas telar añoraba por entonces, apasionadamente, en sus escritos epistolares. La bucólica Dahellos, esta ba amenazada de muerte por ese anta^onismo feroz entre el elemento acuoso y le madre tierra. EI siste ma de riegos de la huerta de Elda, fundade como cosa práctica por los árabes, •y estando acreditado en sus derechos por títulos, fundamentos legales, emanados del poder ejecutivo que se rernor.tan al año 939Z», mucho anteá de que naciera un Gristóbal Colón soñador de Américas i^notas, estaba, como es natural, o pesado de moda o exhausto. Por se quías, por intereses creados, por lo que fuera, el campesíno eidense no podía llevar c^on la regulari dad necesaria y momento preciso la caricia líquida a su mundo ve^etal Los escrítos de la época, ade más de epiden^ias y pla^as, están saturados de esta lucha aburrida por el a^ua. Entonces, Elda tuvo que buscar otras «fuenkes» de vida. Desde antiguo el espartc había sido la ma Pérez 1^ gulló y Cía., Ĵ . L. 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Las esparteñas campesí nas, serían el antepasado más directo y legítimo de esos escarpines lujosos creados en Elda y que lucen las ele^artes del mundo actual. Además del espar to, en nuestra ciudad también prosperó por enton ces la industria del papel, que tuvo que sucumbir por la falta de agua, claro, y por la competencia ofrecida por otros pueblos cercanos. No obstante, como contínuacibn de aquel roovimiento papelero, aún conserva Elde importante activídad del cartón puesta al servício del calzado; esto dicho sín mali cía, esa malicia que pone el cliente ciudadado com prador de zapatos. pues de sobra es sabido que con el cartón eldense sólo se pueden hacer envases. Los primeros zapateros eldenses desarrollaban su actividad en un círculo completo. EI «yo me lo cazo, yo me lo pelo, yo me lo guiso y yo me lo como» populares tenía un desarrcllo cierto. EI zapa tero de entonces hacía de especialista vario, obrero múltipie, directcr de emprese, agente de ventas y de comerciante astuto y t3imado, toda esa ^ama de estamentos y clasificados creados pcr la civiliza ción. Tomaba e! producto sal do de sus propias menos, lo enfardaba, lo subía al carro en uníón de las t,rovisiones y jhalal pcr esos caminos ardientes de sol, o bajo le lluvia, o al desamparo de un cierzo helado, acudía a las ferias y mercados pueblerinos en unión de turreneros jíjonencos, tejedores alcoya nos y cuchiileros de Albacete. Muy rápidamente esta nueva industr^ia eldense fue pujando y desarrollándose de tal forma, que en el año 1894 ya nos encontramos con varías fábricas, dos de eilas muy importantes: la de Rafael Romero y la de Silvestre Hernández, que ernpleaban de 800 a 900 cbreros cada una. (^Cuántas fábricas existen hoy día con este número de obreros en esta Elde desorbitada y esplendorosa?), A partir de este mo mento comienza el éxodo de otros pueblos hacia este dorado «Far-West», Con una visíón muy cine matográfica im=ginamas a gentes ensiosas, que encaramadas er, io aito de sus carretas fustigan a los caballcs con la prisa iucontenída de ile^ar a esta tierra de promisión. Son «buscadores de oro^, gente decidida, ambiciosa, deseosas de encontrar en este Valie, si no oro o petróleo, por lo menos al^una mina da la que broten a punta de pico y pala zapatos y más zapatos. Surgen nuevas fábricas por doquier, h^y uria activídad de colmena que Ilena todos los ámbítos, la fiebre del trabajo hace subir lo.` termómetros cerebraies y es estupendo s°ntirse ir.merso en este concierto de lucha y vida. Como fondo musical parece escucharse la sínfonía «Nuevo MundoN, de Dvorak. Entonces la villa de Elda-que villrs era todavía, lo de cíudad vino después, en 1904, a propuesta de don Antonio Maura, entances Presidente del Consejo de Ministres-empieza a desbordarse, re^a sando los límites habituaies que la habí:^n terido circunscrita durante siglos, y se desparrama sobre sus aledsños devorando !o,mejor de sus frondoso5 huertos. Es un acto este que E!da ofrece cor. gesto olímpico en holocausto de su futura grandeza. Poco a poco va invadiendo un paisaje que le dio fama y belleza a través de los tiempos. Aparece er. el año 1898 la primera Socíedad de Casas Baratas «La Prosperidad». Absorbe la carretera, que con_ vierte en la calle Jardines, nuestro actual Brcadway y que será con el tiempo principal nervío urbanó de la ciudad, arrumbando a la calle Nueva. Se funda en el año 191b el barrio «EI Progreso», lu^ar entonces alejado, pero que el tiempa se ha encar gado de demostrár lo contrario. Ai paso de los años el vértis;o de ls edificación cbsesiona e las ^entes en Ia misma medida que los zapatos. En 1922 queda constituída la nueva Sociedad «La Fraternidad», otro importante conjunto urbano que consume, como los anteriores, su correspondiente s;ran bocado dei a^ro eldense. La ciudad Ver^eÍ, aparecida en el año 1920, es modelo de vivienda residenciai, en contacto directo con le naturaleza, propicia ai descanso y evesión del tráfago ciudadano. EI ritmo de la edificación se mantien.e firme a través de los años, {le^ando hasta nuestros días con Í as casas de siete y rnás piscs. Aparece ei ascenscr, que pone su nota de gran cíudad. Surgen nuevas barriadas, co losales, petfectas, con la mi.sma naturalidod conque florecen todos los años los ya escasos almendros del «campice» Nadie se asombra ya de estos b!o ques que urbacizan ei paisaje, y cuyos r.ombres ya no aprendemes. La ciudad satélíte San Francisco de Sales, es una ímpresionante visión de í o que será la Elde futura. . Niíentras tante, el Vinalopó, indifererte, escaso y perezoso, serpentea su aburrírx^iento ĉ omo ajeno a este vértigo de cien años. E,I, que ha visto florecer en sus már^enes otras civilizaciones, está ya camo un pcco de vuelta de cosas, afanes y tuchas. Esta nueva civilización zapatera le queda grande, como su ;echo. Su iíquido elemento no entra en ]os cálcu ios det eiden^e de hoy, que si hace cíen años fue rtzstico a^riculto.r, hoy rrreda matcrizado en ideas y mc^dos. Pero er,tes tu^.^o que pasar por aquel otro tipa de eldense dP los eños rnedics, anterior a nt;es f:ra ^uerra cívil, un tipo aquel jactancíoso, fanfa rrón, de bul!anga y jarana y con aquella frase iró nica en los labias: «Elda, París y Londres». Frase que, pe:-^^ándolo bien, ya no resu(ta tan chocarrera en esta Elda de Feria lnternacional del Calzado. E. G, LL. ^Continuación^ Organizado por el Moto - Club Eldense ha te nido lugar e; VI Prernio Motorista en nuestra ciu dod, en el que han tomado parte diversos ases nacionales. ®etubre ^g6Y Finaliza el campeonato local de Ajedrez 961, clasificándose campeán M^iguel Sempere. E! Colegio de Segunda Enseñanza, una vez conseguido ei apoyo econán-^ico de la Caja de Ahorros de t^!ovefda, empieza !as tareas prepa ratorias de la construccicín dei edificio que le ser virá de sede. La Feria de! CaPzado se conviarte en Feria Internacional por diSp®SIClÓn del Ministerio de Ccmercio. La noticia es aeogida con el natural júbilo en !a ciudad. EÍ Centro Excursionista Eldense tiene una bri Ilante actuación en la Marcha Regional de Regu {aridad celebrada en Játiva. Siguen a ritmo intensivo las obras para lograr {a solucián del problema de suministro de aguas potables a nuestra ciudad. Capiial social . . 5.000.000 pesefas Capiial desembolsado 5.000.000 Garantía ley . . 5.000.000 Más vale pálíiza s€r^ siniestr® c^ue siniestr® sin ^®liza » » Vida Incendíos - Robo - ?^ ccidenfe Individual - Decesos Combinado - Mobiliario Deleg^^^®n et3 ^ L D r^ : 1u^aza ^^sé Anto^;ro, 2 ^. .....,.a..,.^.,.a.....^ ^ R I CC) : : A B i A € ^1 ....................m. .y^ç Pedro Rico l^renas Carpiniería Mecánica Fábrica de persianas Ramón Go:^é, 24 Teléfono 200 E L D ĥ 1^ _„J ^6t^1!G^cO ^ C a^ n ev^^ aaca« ú CARPENA HERMANOS Fábrica de Calzados Cura Abad, 1- Teléfono 494 E L D A HIJOS DE I ^ ^ . i^^e e^^^cC^t^ S. L. Fábrica de calzado de luj o para señora Teléfono 1G1 E L D A 12 Noviembre i9ói EI Ayuntamíento realiza gestiones en Madrid para conseguir la instalación del servicio auto mático de teléfonos en la ciudad. Catorce expedicionarios eldenses toman parte en la Peregrinación Sindical a Roma. Dieiembre a96Y En el Salón de Exposiciones del Casino Elden se se celebra la exposición de pintura de Francis co Mir, muchas de ellas sobre tema eldense. Se efectúa el sepelio de la Rvda. Madre Encar nación Fornes Pastor, Superiora del Colegio de las HH. Carmelitas, constituyendo una grandiosa manifestación de duelo popular. La Sociedad Instructiva Musical celebra distintos actos en conmemoración de la festividad de Santa Cecilia, entre (os que destaca un con cierto a cargo de la Lira Castellonense, de Villa nueva de Castellón. Se crea en nuestra ciudad, por iniciatíva del Excmo. Ayuntamiento, el Instituto de Estudios So ciales «Ramiro Ledesma», bajo (a dirección de don Abel Sáez Sánchez, Juez Municipal de Elda. Organizada por Radio Elda, y deritro de la popular emisión radiofónica «Los pobres lo me recen todo», se celebró una caravana, de caridad que recorrió las calles de nuestra ciudad con ob jeto de recoger fondos y donativos para ayuda al necesitado en las fiestas navideñas. En el Casino Eldense se celebra la exposición de Christrnas presentados al concurso organiza do por el Centro Cultural Eldense. Enero i9óz La Cabalgata de los Reyes Magos recorrió, como es ya tradicional, las calles de Elda, entre las manifestaciones de aiegría y de sorpresa de nuestres niños. Febrero i962 EI Ministerio de Comer cio concede uno impor tante subvención a la Feria lnternacional del Cal zado. La Cooperativa San Frcncisco de Sales hace entrega oficial de las primeras 124 viviendas construidas. La Unión Ciclista Eldense organiza el I Gran Criterium de Ases en Elda, prueba deportiva a la que concurren destacadísimos ases de la espe cialidad. Marzo a9óz Ha sido fallado el concurso de carteles con destino a la Feria lnternacional de! Calzado, ha bíéndose otorgado el primer premio al cartel ori ginal del artista madrileño Garbayo y consiguien do el premio al mejor cartel por artista loca9, el que figuraba con el lema «Atómico», oríginal de Ernesto García Llobregat. Con ios carteles pre sentados al concurso se celebra vna exposición en el Salón del Casino eldense. Se anuncia la concesión de un crédita de 1.000 miliones de pesetas con destino a ia moder nización y renovación de la industria del cal zado. Abril iqó2 ; EI Club Deportivo Eldense se proclama bri , 8lantemente campeón del Grupo décimo de la ^ Tercera División, tras una triunfal campaña. Con un brillante concierta hizo su reaparición ^ ^^^^^^ en público la Banda Instructiva Musical Santa Ce cilia, que de esta manera recobra su categoría ( mrtística y vuelve por su prestigio. EI concierto es dirigido por don José Estruch, principal artífice ^ de este resurgir de la Banda. ® EI Pizarro se clasifica campeón del Grupo G^rcia ^^°® to ns segundo de balonmano. S. E. el Generalísimo pasa por Elda, en viaje ^ Alicante, entre las aclamaeiones del pueblo. Se rinde homenaje a dos maestras octogena rias: doña Consuelo Bas, viuda de Pastor, y doña Encarnación Díez, viuda de Mellado. F í! b r 1 c a d e C 0 1 a S Mayo iqóz Se concede la Medalla al Mérito en el Traba jo a los industriales eldenses don Felipe y don José Peñataro Sanchis. EI Club Deportivo Eldense, logra una abultada victoria sobre el Eibar, su primer rival en la !igui ]la de ascenso a Segunda División. Se desploma parcialmente el primer piso de 9a «Casa del Niño•, sin que haya que lamentar, afortunadamente, ninguna víctima. EI Deportivo asciende a Segunda ^]ivisión, tras su victorio sobre el Torrelavega. Elda vibra de entusiasmo a la Ilegada del equipo, recibién dole con una manifestación popular de júbilo ^ocas veces igualada. Se dan a conocer los planos de lo que será el nuevo estadio Municipal de Deportes. Junio aq6z Se celebran ias tradicionales fiestas de Maros y Cristianos, con gran animación y concurrencia de forasteros. Uno de los números más celebra ^los es la batalla de confetti y serpentina. Se autoriza el funcionamiento de una Oficina de Aduana en da Feria lnternacional del Calzado, 3o que faciiitará ias operaciones de irnportación de !as mercancías y maquinaria desfinadas a ser expuestas. Reanuda sus actividades la «Casa del Niño», provisionalmente instaEada en edificio cedido generosamente por don Jaaquín Vera. Se unifican fas zonas en la Reglamentación de nuestra industria. Ei Centro Cultural Eldense, que había clausurado ya el curso ^961-62, celebra una velada ex traordinaria, a cargo de don Antonio Sánchez Ariño, organizador de KsafarisN en Africa, sobre el tema «^1^is experiencias 2n el continente afri cano^, obteniendo un gran éxito. Con moEivo de la festividad de San Pedro y San Pabio, se plantan en Elda once Fallas, cele brándose con gran enfusiasmo diversos festejos y actos con participación de las bellezas falleras y Reina del Fuega. EI primer premio de la cate goría especial se concede a ia falla de Genera9 Aranda y adyacentes. Vuelve a plantarse la falla del Trinquete. y cemen para el calzado MIC O ^IER^iA1^OS HOR1t^AS Y TACONES Das de Mayo, 32 - Teléfano z^q, E^,DA 13 ESTU DIO S GENENAF. Mt)^CAlEdI90 33 Radio Elda amp ► ía la duración de sus emisi© nes y mejora las mismas. julio i962 La Banda Santa Cecilia viene dando los veraniegvs conciertos nocturnos, los jueves de cadcs semana, en el Jardín de Castelar, registrándose gran afluencia de púb!ico. La Playa Lisa, cerca de Santa Pola, camino de^ convertirse en «Pfaya de Elda». Finalizan los exámenes dei Instituto de Esku divs Sociales «Ramiro f_edesma*, con lo que aca ba el primer curso de su existecia. Con mativo de las festividades de San Jaime y Santa Ana, la poblcción eldense, como todos los años, se vuelca hacia playas, campos y mon tañas, quedando la ciudad por uncs días comm desierta. Los preparativos para la celebración de la Fe ria fnternacional siguen a veloz ritmv en el edifi cio de las Escuelas que ha de albergarla. ELDA,, s®lar de rema^as c^it^ras ! Tac^nes Frasquito ^ContinuacióK^ te, restos de las quintas romanas a,ue se levantarorx junto a1 Vinalopó y que ya recibieron el eufónico nombre de Ella, de donde vino el inapropiado y extendido apelativo de Idella. A lo largo de los años, entusiastas investigado res han ido sacando a la luz objetos reveladores de. la existencia en nuestro suelo de antiguas civiliza cioues. Juan Vidal Vera, Antonio Sempere Rico,. Juan Madrona Ibáñez y el que esto escribe han aportado interesantes descubrimientos en este as pecto. Y digno es de resaltar la intensa y eñcaz. labor que en este campo está realizando la Sección de Arqueología del Centro Excursionista Eldense, que ha logrado reunir un pequeño Museo que nos gustaría fuera el germen de donde saliera el futuro gran Museo que recogiera y mostrara los útiles, armas y ajuares de nuestros remotos antepasados, los primeros hombres del va11e de Elda.-A. Ne ELDA, su pr®^r^s® urbaníst^co y su esp^rit^ co®perativa ^Continuación^ y las de otras entidades, cifrada por Paco Tetilla en varios cientos de hogares acogedores y gratos, constituye también otra demos_ tración de la pujanza cooperativista y creadora de la ciudad leja. na, que puede servir de modelo en tantos aspectos de su existir colectivo. De seguro que el porveni;• reserva a Elda nuevos logros y conquistas cuiturales e industriales, como se lo merecen sus hijos incansables, su espíritu de lucha y su afán superador de las di6cultades. Para el clásico, resulta cierto que el busto sobrevive a la ciu dad. Pero eso era anta^o No hay obra de arte, por eximia que sea, en estos r.^omentos o en los futuros de nuestra civilización industrial y atómica, que pueda sobrevivir pcr encima de io que una comunidad representa como obra del espíritu y de Ia acción,. que para el viejo Lyautey era lo que importaba. Elda tendrá también sus bustos y sus estatuas cívicas. Pero cuenta sobre todo con el monumento de su tendencia cooperativista y asociadora, que le ganará el futuro en todas sus dimensiones, por como se lo merece y por como lo dicen las canciones de sus máquinas imparables Y la alegría de sus hijos resueltos e inteligentes.-F, B• T4 ^L1I^l^vT I^E FIESTAS lnauguración de la II l^ ^posición de Fotografía y Salón de Filatelia organizadas por el C;er,tro rxcursionista Eldense. fl lczs zz raoc°^^e. Alborada, que partiendo desde el Excmo. Ayuntamiento, fina lizará en la Gran Avenida con un brillante Castillo de Fuegos Artificiales. A contiriuación, en 1_os Jardines de Castelar, Traca de lujo y fantástica Mascle tá. ,`^eguidaín:,nte Gran ^f erbena Popular. % ^l. l^ s y hoNa^s. hasacaile por el Barrio del Hospital. f^ las ao {?or^s. IVIar°ionetas de Talío en sesión matinal en la Terraza Roxi. ^l. las r^`^o horci^s. Concierto en la terraza de1 Casino Eldense por la Banda Inçtructiva Musica1 ^aí^ta Cecilia. A l^s 5^e ic^ tar:áe. Marionetas de,Talío en la Terraza Roxi. A lc^s ^^ de lc^, ^^r^:ie. ^olemnes Visperas. t^ frs ^` ; o^ie la ta^^^e. =,T erbena en los Jardines de Castelar. fI ^as a z^e lcz r^oche. G^-at1 Verbena en los Jardines de Castelar. ^`^ i^s ^3`^;e^ ^orr-s. Pasaca?Ie por el Barrio del Castillo. fI ^rs ;^0 1^:^^^:^s. ^oleí^^ne 7i^isa cantada. ^ ^1 ias .r o°3r^ ^^cr^^s. ^ 1`^ as ^ ^ ^ 3 i^o;°^;s. ^US,c^l.l ^anta ^ ^é^S ^B LGC 1`^ ^Clv ,^^^i? Cte t^l í:rs ^` 3 ,0 ^^e de la ^^alud. ^ 3 larionetas de ^Ialío. C,oi^cierto en el Casino Eldense por la Banda Instructiva ^ecílía. ^LtN^2e. ^d1arY^JrletaS de Tal.O. lrx ic^rae. ^erbena en los Jardines de Castelar. Ĉ a t^,^.^^e. ^otenane ^alve y Procesión de la Santísima ^ ^i ^s ZI ^^ 4^e telar. Ĝ cz iZil :^.iP. ^-^ t`^^ z de Íct s^zc^^^rr^^^dc^. Virgen ran Verbena de Gala en los Jardines de Cas Lrz la Gran Avenida, Brillante Castillo de Fuegos Arti^ici.lles. A ĉ or;tinuación y en los ^ardínes de Castelar, Traca. de Lujo y poter^te É^^ascletá. r^ ^^ ^^^0 i70FGLS. 1?asacalle por el Parrio de1 Trinquete. ^^ l^s zo 1^or^^^s. Salemne misa cantada. 6 ^^o ^,^^ r^^l^ryzs. ^Jlarionetas de Ta1ío. ^ {^`.^€^ :.^c.^^c^s. L^traordinario concierto ^en el Teatro Castelar por la Or iuesta Fil.^^`^-ilónica de Alicante, dirigida por don Moisés I?avia. 15 A las S de la taNde. Marionetas de Talío. A las ^`3o de la tarde. Verbena en los Jardines de Castelar. fi las 73o de la tarde. SolemneSalvey Procesión del Santísimo Cr;sto del Buen Suceso. ^1 las rz`3o de ia noche. Gran Verbena de Gala en los Jardines de ^Castelar_ ^1 la r de la, rnadru^ada. Castillo de Fuegos de Artiñcio err la Ciran A-veni da. A continuación Tracay Mascletá en los Jardines de Casteiar. Día zo ^1 Zas 9 horas. Pasacalle por el Barrio « Emérito Maestre» . A las ao`3o 1^oras. Marionetas de Talío. 1i las zz`3o l^oras. Concierto en los Jardines de Castelar por la Banda lns tructiva Musical Santa Cecilia. ^l las 5`go de ia ta^de. Para todos los niños eldenses y en la Terraza Rexi,. despedida de las Marionetas de Talío. fl las r z de la vtoche. Gran Concierto por Ia Banda lnstructiva Musical Santa Cecilia en los Jardines de Castelar. A la r de la ^^tadv^u^ada. En la Gran Avenida, L astillo de Fuegos Artificiales y a continuación en los Jardines de Castelar I raca de Lujo y Mascletá. Durante los días de fiesta, la Sociedad Recreativo-Cultural «Casino Eldense» celebrará las tradicio nales verbenas y reuniones sociales en sus jardines y terraza, animadas con Ia participación de destacados artistas y orquestas. También tendrán lugar interesantes encuentros de fútbol, orgatiizados por el C. D. Eldense; representaciones teatrales y espectáculos taurinos. De todos estos festejos los respectivos organizadores publicarán oportunamente detallados programas. 1^ F.4BRICA: Carretera Cartagena, 90 TeléEono i PAL^IAR ( Murcia) ^ ARE^-^El;i de POLVO y GAS ^ ^ ; etrra ®e Csetaq€:ua ^ DELEGACIONES: D. BERNpI. reoer^^^. F ^. PAL,^.ipwt Consultas técnicas MADRID ^M,. .. ^. ,^ s Presupuestos BARCELONA Demostraciones MAT Ĉ RL^L SEVILLA ^ i i S co^ rR^ erv c o y OVIEDO ^ Conservación de ALICANTE los aparatos ^ BILBAO Gratis ^ PRESENTADO Y DIFUNDIDO POR AREO - FEU, S. A. PRODUCTOS BERNAL CON LICENCIA FRANCESA NUEVO MÉTODO ^ EXTINTORES ^ FÁBRiCA DE HORMAS Y PERIVITOS DE MADERA Aguado Hermanos, ^ S UCE SOR CASA FUNDADA EN z 8^0 ^` iustosamente les atenderernos en ios Stands 58o y SSr de la Feria lnternacional del Cal^ado e IndustNias a^ines Correspondencia a ELDA (central); Apartado 44 ELCHE ^LDA Calle Doctor Caro - Teléf. 5 i 82y Camino de la Estación -^ Teléf. ^^_^ Impreso en Sucesor de Such, Serra y Campañía ALICANTE