--’ I v- i / FIESTAS MAYORES ELIDA, SEPTIEMBRE IDE 1991 FIESTAS MAYORES Número 8 Septiembre de 1991 Revista anual que la Cofradía de los Santos Patronos edita en honor de la Virgen de la Salud y del Cristo del Buen Suceso, para mayor exaltación y memoria de los valores eldenses. Foto: ÁNGEL VERA FIESTAS MAYORES ALBORADA Textos: JOSÉ MIGUEL BAÑON ALONSO -JOVER GONZÁLEZ DE LA HORTETA PAURIDES GONZÁLEZ VIDAL- JUAN RODRÍGUEZ CAMPILLO JUAN ANTONIO MARTI CEBRIAN - RAMÓN CANDELAS ORGILES ERNESTO GARCÍA LLOBREGAT -SALVADOR PAVÍA ANTONIO PORPETTA -MANUEL SERRANO GONZÁLEZ ANDRÉS LLORET MARTI -RODOLFO GUARINOS AMAT JOSÉ LUIS BAZAN LÓPEZ- AMIGOS DE LA TERCERA EDAD JULIA GIMÉNEZ GIL -ALBERTO NAVARRO PASTOR SALVADOR PALAZON SELVA -FRANCISCO RODRÍGUEZ HERRERA LUIS ROMAY G. ARIAS -MANUEL VERDU JUAN LOLA GÓMEZ -ALBERTO LUIS PÉREZ VICENTE VALERO BELLOT- ENRIQUE GARRIGOS MIGUEL CONEJERO Portada: CANDELAS Pinturas patronos: GABRIEL POVEDA RICO Dibujos: JOAQUÍN LAGUNA RAMÓN CANDELAS Fotos: ÁNGEL VERA GUARINOS JOSÉMIGUEL BAÑON FRANCISCO SANTOS GONZÁLEZ MANUEL SERRANO GONZÁLEZ RODOLFO GUARINOS CABRERA Coordinación: JOSÉ MIGUEL Maqueta: ERNESTO Esta revista se honraa sí misma a la vez que pretendehonrarlamemoria de Ga briel Poveda Rico, pintorque tantas muestras de su arte ha dejado en estas pági nas. Por tal motivo se reproducen las dos bellísimas pinturas que sobre los Patronos de Elda hiciera para la revista «Alborada»,genuina antecesora de la actual «Fies tasMayores». Foto: ÁNGEL VERA DE NUEVO LAS FIESTAS Apenas una sensación de mero transitar de días por las casillas del calendario, en ese juego deniños de ir avanzando agolpes de dados más o menos afortunados en el recorrido cotidiano de nuestros días, cuando de improviso nos lleva la suerte a las resplandecientes casillas donde se asientan nuestras Fiestas Mayores. Atrás han ido quedando otros momentos, otras casillas del calendario donde se han ido sucediendo los distintos acontecimientos que, en definitiva, han ido marcan do nuestros pasos a lo largo de todo un año. Este, nuestro año, que acaba cuando los calores del verano ya se desvanecen yque empieza en los primeros días de sep tiembre, cuando ya el sol pierde agresividad y presta su tamizada luz a un paisaje sua vemente dorado de campos en vendimia. Esentonces, en laconjunción deestas dosetapas naturales anuestro mundo cuando tiene lugar, mejordicho, se levanta nuestro gran hito eldense anual por excelencia, éste que conforma o amalgama en un intento de reunir yhacer patentes lasdiversas, ytambién dispersas, esencias denuestras raíces.La Virgen de la Saludy elCristo del Buen Suceso —¡oh, la indecible emoción de los versos de R.G./91!— además de símbolosreligiosos, son también símbolos donde se recrea lo mejor ymás auténtico anuestra idiosincrasia ytradiciones, eso por lo que tantospueblos semanifiestan y se esfuerzan por defender. Otra etapa,otrohito alcanzado que jalona nuestra trayectoria eldense en imagen conjunta de vuelo al viento de hojasdecalendario y dehojas secas de árbol. ¡Cuántos hitos alcanzados ya! Volvemos la vista atrásy elpensamiento seinunda con los re cuerdos. Recuerdos deotros tiempos que no fueron mejoresni peores que los denuestra etapaactual. Simplemente fueron eso, otros tiempos, situadosenotra órbita, en ámbi tos más reducidos, con gentes por todos conocidas ycon idénticas ilusiones, con otras costumbres, otros ruidos y otros olores. Ennuestra mente anda perdida laestampa deaquella pequeña Elda que, durante estos días, olía a tierramojada por el riego de sus calles,atoñas, porelcontinuo tra siego de las mujeresconsustableros yendo y viniendo a los hornos,y aespliego y salvia, y a romeroy pino, vertidos o enramadosesperandoelpaso de la procesión. Lamúsica, auténtica, en directo,ocasionalmente esperada durante todo un año, ale grando calles y corazones,y el petardeo de las tracas, que se corrían delante de ellas conaudacia, secorresponden alsonido deaquellas secuencias en el que había que destacar elvocerío amigoperdido parasiempre, yaquellos apasionados gritosde ¡vi va laVirgen de la Salud! Es misión deltiempo transcurrir, pasar ydejar hacer lo que los hombres ymuje res quieran. Losmodos y losavances cambian siemprela forma, el fondo permanece. La idea es lamisma, hoy, que hacecuatrocientos años. Desde que Elda se sometiera amorosamente al patronazgo de Jesúsy de María, siempre seránesperados con la misma expectante alegríaestosdías del calendario tanrepletos deentrañables sensaciones y evocaciones eldenses.Señores,hagamos juego, tiremos los dadossobreelcalenda rio. De hito en hito, y tiremos, porque... aún nos toca. E. Ah V’viqm h h SaM mpiezas dondeempieza la ternura del álamo bañándose en el río ycrecen misparedes dealbedrío con tu piedra de amor y arquitectura. Estaes mi ley, Señora:laestatura de una nueva emoción que al hombre frío lellega al recibirte entre el gentío, en procesión de cirio y calentura. Todo se vuelve amor,Virgen y pura campos de la Salud mi labrantío, regazos dealgodón latierra dura—, cuando llenantus ojos mi vacío y da nueva, razóna miandadura sentir tu corazón cerca del mío. R.G./91 AlCristo delBueij Suceso n pozo de silencio se me ha abierto por tutierra de nadie ensangrentada. ¿Puede elhabla gritaryestar callada, decir tu nombre con su idioma muerto? Me has vencido, Señor, eso es locierto. He sentido hoyelviento de tu espada y a tu lluviallegarme, derramada, a la arena sedienta de mi huerto. Me has ganado, Señor,a Ti me entrego, Buen Suceso de amor en que confío, a tusbrazos sinpulsos nisosiego. Si te pido que borres midesvío, no te olvides, Señor, recuerda luego que alsur de tu dolor empieza elmío. R.G./91 559¿í • i :.j*/*;*r¿ *-*r LA ALBORADA EN MI JUVENTUD La Alborada es el acto festivo más característico de nuestras entrañables Fiestas Mayores. En mi juventud, allá por la década de los cuarenta, nosapasionabaa los eldenses contemplarla, con más unción, con mayor fer vor de que se hace ahora. Recuerdoque unos instantes antes de las doce y cuando ya el público llenaba por completo la plaza del Ayuntamiento,las campanas co menzaban asonar con endiablado brío. Su loco volteo infundía a nuestros semblantes reflejos ciertos de ale gría y de optimismo. Al poco la ciudad vestía las galas festivas de una magnífica iluminación, dando con todo ello principio a las fiestas. El rumor que hasta ese ins tante producía la multitud un poco inquieta, tendía a desaparecer, y las últimas campanadas del reloj acom pasadas y graves se perdían confundidasentrelos ecos de las bandas de música. Luego, en los solares del Progreso secongregaba una espesa muchedumbre procedente casi toda ella de la plaza para presenciar el tradicional castillo que se disparaba como plato fuerte de este día 6 de septiembre. Recuer do que entre las gentes que esperábamos el aconteci miento, los más impacientes protestaban por la tardanza. Otros discutían con mayor o menor suficiencia si el pi rotécnico era o no de la Ollería,pues por lo visto de esa población eran sin duda los mejores. Todostenían algo que hablary que decir y, entretanto, elautor del artificio que se iba a producir andaba de un lado para otro, disponiendo, con su mejor voluntad, todos los pre parativos. Nosotros procurábamoscolocarnoscon rela tiva comodidad bien sentados sobre algún promontorio que por aquel descampadodel Prao siempre había, pro curando, eso sí, de disfrutar de una absoluta visibilidad. Tres avisos, debidamente espaciados, estallabanen el oscuro escenario de la nochetensando los ánimos para contemplar el sorprendenteespectáculo que a nuestros ojos seiniciaba. Fausto era sin duda, y de unameritoriahabilidad, combinar en el espacio, muy cerca de las estrellas, unas fosforescentes granadas que al estallarinundaban la os curidad de maravillosas figuras luminosas. Tenía cierta semejanza con un complicadojuego de magia en don de por artes ocultas un mago (el pirotécnico)hacía apa recer a nuestra vista, donde no había más que un terso cielo, envuelto eninfinitas sombras, una singularísima fantasía. Abría, regularmente, este derroche de luz y de co lor varias docenas de cohetesdeestampido; como si di jéramos los entremeses en este singular banquetede luz y colorido. Le seguían, casi siempre, silenciosas benga las que rasgaban la sedosa nochedejando en cortos tre chos unas tibiaslucecillas temblorosas. Junto a ellas, formando incandescentes ruedas de fuego, girabanpro fusas las coronas, produciendo un sonoro bisbeo. Segun dos después, poblábase el cielo de infinidadde carcasas cuyas pompas melifluastenían, solamente, unos instantes de vida y su luz vivísima, muy blanca,llenaba la noche de pálidas facciones. Más tarde era una gigantesca pal I-oto: FRANCISCO SANTOS GONZÁLEZ mera con sus ramas arqueadas,perfectas, la que brota ba con sorpresa y nos hacíaestremecer. Ademásde cu lebrinas, ruedas,tracas,en unestudiado desorden. Así iba deslizándose elcastillo hastaque una fuerte deto nación, después de unvistoso apoteosis, ponía punto final a la Alborada. Unos aplausos, casisiempre apaga dos, premiaban tan fastuosa demostración y siempre eran muy jugosos los comentarios.Alguiensentenciaba «no ha estado mal». Otro, agregaba, «buenas fiestas tenemos este año». Y un tercero, exigente como el que más, ex clamaba disgustado, «ha sido una verdadera birria». El pirotécnico, a cuyos oídos, por lo general,solamente le habían llegado los dos primeros comentariossonreía satisfecho. Ante tan variadas opiniones seencogían de hombros los señores que formaban la Comisiónde Fies tas. Y,solamente lasestrellas, tristesytemerosas, tem blaban en el cielo, en esecielo, limpio, claro,maravillo so, de velados misterios y que constituía —yconstituye por siempre— el mejoradornode lasnoches septem brinas. José Miguel Bañón ..--• - ELDA EN MIS RECUERDOS (Nostalgias, fantasías, realidades y otras cosas) Un año más me asomo aesta entrañable revista septembrinaparavolcar en ella unos recuerdos que en forma de sucedidos jocosos unas veces y humorís tica forma otras, hagan sonreír a los eldenses que me lean. También es posible que se cuele algún dislate de cuando en cuando. Elcaso es sonreír con este mo desto trabajito, pues para literatura de más altura y erudición ya tienen, entre el numerosogrupo de co laboradores que integran la publicación, plumas más doctas que la mía. Esto no es inmodestia. Es cruda realidad. Para que algún conspicuo coterráneonocaiga en la tentación de pensar hacia adentro:¡ya está este tío yéndose de un sitio a otro como el ganadodel tío Moncho (el de las alborgas)que llevaba las cabras alsecano de la tía Picores y algunasaparecían por la Pata! ¡Noseñores! Este trabajito tiene dos temas centrales. Uno es la Alfaguara y el otro el río Vinalo- pó. Todo ello rebozadocon citas y recuerdos del valle. En díaspasados, en visita familiar que hice a El da, me llevó mi sobrino José Manuel por la parte de la carretera de la Estación del Ferrocarril. Antes de llegar al puente le dije que aparcarapor allí, pues te níadeseos de mirar una vez más aquel paraje tan año rado por mí, precisamente frente a laAlfaguara, y allí surgió el motivo primero de esteartículo. ¡La primera industria que hubo en Elda estuvo allí, en laAlfaguara! Nunca en mi ya larga vida pude leer oescuchara eldense alguno algo relacionado con es te tema. ¡La primera industria, sí señor, que hubo! Y niel más antiguo medio informativo que leí hace años —«El Centenario»—, resaltaba nada de esto, como no fueran las cuentas que llevaba el sacristándon Dio nisio Martínez Lacasta y los planes para la celebra ción del tercer centenario de la venida de nuestros patronos a la entonces villa de Elda. Aquí, al escribir «La primeraindustria que hubo en Elda» he sentido en mi interior sospechosos rumores dedesaprobación de algunos«probos» eldenses que no ven tal prioridad de lacitada industria. Pero sigo escribiendoy digo: yo estuve de niño muchas veces en aquellavieja casucha y veía muchos elementos y elementas, algunas de ellas arrodilladas delantede unos tarugos de ma dera que chafaban elesparto y «esvaraban» hacia afuera al dar el golpe en el suelo. Al llegar aquí ya siento más fuertes y enérgicas las voces de protesta de mis coterráneos y más níti damente las de dos amigos muy apreciados, uno de ellos con gran erudición, bien conocedorde Elda y su entorno. Muy versadoenbibliotecas y archivos. Buen historiador y no menos buen periodista. Elotro no le va a la zaga. Es especialista en trabajarpara Elda. Recopilador insigne de todos los entresijosde laindustria eldense y muy amantede los museos y hasta asiduo visitante de laCasica esa de los pintores. De repente se presenta ante mí el primero de los citados y con voz enérgicay tono adusto me suelta: Foto: JOSÉ MIGUEL «¡¡Téngase usted señor de la Hortera!! Modere su es trafalario lenguaje que desorienta a sus lectores y se pa de una vez que eso de ’casucha vieja’, ’elemen tos yelementas’ y tarugos que bajabany subían ’esvarándose’ no son más que términos lingüísticos de su particular cosecha. La verdadescueta es que en aquel lugar hubo en tiempos pasadosuna indus tria de’ma-cha-car’ esparto, no chafar. Toda ella en un recio edificio con una moderna maquinaria (en tonces) formadapor ruedas dentadas y palas para tomar la energía que les suministraba una vena de agua que venía de la pequeña presa que se formaba en ’La Rafa’ ypasabapordebajo de laedificación haciendo bajar y subir los ’mar-ti-llos’demadera, no tarugos, los cuales al dar el golpe en el manojo de esparto resbalaban, ’no esvaraban’. ¿Va usted entendiendo? Y para terminar de aclararsus romas ideas,señor de laHorteta, estavena de agua que suministraba la energía a esta industria venía, como ya le he dicho, de la ’Rafa’, margen derecha del río por aquellos tiempos muy caudaloso, y por la mar gen izquierda salía de la misma represa una cauda losa acequia que se adentrabapor el montículo que sostiene a nuestro Alcázar y pasaba pordebajo del antiguo Matadero queestaba dondese inicia el pa so del puente hacia la Estación, seguía bajo tierra y afloraba a espaldasde la’olmaíca’ de la tía Pura (donde ahora se encuentra la ermita de San Antón) y entonces empezaba a regar todo el centro de la huerta de Elda hasta llegar con sus aguasa las fera ces huertas de La Jaud que daban,¡ay!, maravillo sos frutos. Todo esto ha venido,señorescribidor de ’series’ y demás inventos literarios suyos, parasignificarle mi totaldesacuerdo de que la Alfaguara y su industria fuese la primera que hubo en Elda. ¡No, señor de la Horteta, porque sin pensarlo mucho se me ocurre que losascendientes del Horno de la tía Encarnación ya podían tener una industria del pan antes que la que usted cita. Lo mismo le podría decir de los ascendien tes del Sr. Vicente, con su casa enfrente de SantaAna y a su izquierda una industria de elaborar vinos». Mequedé aplanado ante elchaparrón de este amigo y con las plumas (perdón)las manos, temblan do. En aquel momento tomó la palabrael segundo amigo citado que más comedido y muy cariñosamente me dijo: «¡Sí, abuelo! Comprenda usted que eso pue de ser verdad, pues por Cámarahubo también una industria de vinos que era famosa por la bondadde sus productos a basede uva de gallatay en cuanto a sudueño, usted recordará mejor que yo por ser de su tiempo, era un señor del que se contabauna histo rieta muy graciosa. Cuando era joven tenía novia aquí en el pueblo, y una noche muy lluviosa ydesapaci ble tomó su caballo y llegado que hubo delante de la casa de su amada le gritó con voz tonante: ’¡Ma ría Salud! Que vengo a decirte que esta noche no ven go a festear porque hace mal tiempo!’. Y se volvió aCámara tan formal». Al llegar a este punto del relato mi indignación an te tales desafueros estabaaproximadamente entre la desesperación y el desplome total, pero me repuse con gran esfuerzo ymuy sereno les dije: «¡Alto ahí, señores eruditos! Que sus mercedesestán errados (sin la hache, claro). Que sus profundos conocimientos del saber humano no les da licenciaparacriticar mi léxi co puro eldense, pues en algún libro leí una vez que los ditirambos, modismos, apelativos y frases raras de un pueblo hacían su peculiar cultura, sin contar los ’motes’ que en nuestro pueblo fueron siempre tan abundantes. ¡Que no, señores licenciadosen tantas disciplinas del humano intelecto! ¡Que yo les digo co mo eldense raso y del montón, que los nombres no dan honor al hombre, sino el hombre al nombre!». Y alacabar esto quedé exhausto y alicaídopero con tento al haber defendido la cultura de la vieja Idella. Y qué me van a decir a mí de esa acequia que riega todoelcentro del valle hasta La Jaud.Si allí vi vió mi padrino, el tío José «Pansilla». Les podría ha cer a ustedes de memoria un mapa de su recorrido ysus derivaciones, con lascorrespondientes fincas y los antiguos nombres de sus dueños, y los frutos, hor talizas y verduras que en ellas había. De todo ello fui de niño gran consumidor, pues no en vano pasé por «El Camino de Carro» miles de veces y ese camino tan añorado por mí salía de Elda del «Basío» (abre vadero) que existió donde hoy sale la calle de la Cruz y atravesaba el valle hasta aquel sitio para mitán que rido. ¡La Jaud!, donde también hubo una pequeña «in dustria», la del arrope que hacía Rosa «La Pollosa». En cuanto a esas industrias del vino y el pan que me citan, me permitiránsus mercedes que me lo tome a chacota. ¡Mira que comparar pequeños negocios familiares con la fábrica de manipular esparto de la Alfaguara, de donde salían sus fabricados para con feccionar incontables objetos artesanos,como este ras, peludos, baleicos, cofines para las almazaras de aceite... Yqué decir de los envíos masivos aElche pa ra la confección de alpargatas, pues en los montes de aquella ciudad no se dabala materia prima como en los nuestros. Además, en aquellos lejanos años, noexistía el cáñamo en las cantidades que necesita ban los elcheros. ¡No olviden además que un gran consumidor de esparto«chafao» fue el tío Moncho! Eltataranieto, claro. Aquél que inventó el primer za pato eldense: ¡¡LA ALBORGAÜ ¡Mira que hacer com paraciones de industrias! Es como si yo comparara las que ustedes citan con las que tenía la tía Guiña en la placetica de San Pascual o la tía Tambora en la calle de los Clérigos, que los domingos yfestivos sa lían con sus fabricados en sitio preferente del puesto detramusos ycacahuetes, y setrataba de los «moli- nicos» de papel y otras especialidades que hacían las delicias de la grey infantil. Voyterminando, no vaya a ser que ocurra este año, con tantos enfrentamientos literarios,como el año pasado con lasfamosas 1 2.000 velitas del encendi do de Santa Ana, que hubo duelo formal entre dos eldenses de si eran o no eran y hasta trascendió a la prensa local, pues en «Valle de Elda», periódico semanal, lo vio en sus páginas muchos meses, hasta que la dirección del periódico dijo un día: «¡Ya está bien! Basta de tantas velas, pues pareceser que es tamos haciendo lapropaganda de Albaida y no pa gan un duro en publicidad!». Así quedó la cosa, pues. Pensaba decir algo sobre nuestroVinalopó pero me he alargado un poquito y otro día contaré la tris te historia de nuestro río. Antaño tan caudaloso y ac tualmente taninsignificante yenfermo. Pero sí digo, como recuerdo juvenil que espero que algún eldense de pro con la vara de mando en la mano puedeen el porvenir disimular su decadencia. ¿Cómo? Cubrien do sutriste cauce con una hermosa avenida desde el terraplén de Santa Bárbara hasta el puente del Sambo encima. Yesto no son elucubraciones de mi ima ginación calenturienta.Hay en España muchos pue blos yciudades que ya lo han hecho. Aquí el incon venientegordo es la excesiva longitud de esta aveni da y su enorme costo. Pero si se tiene en cuenta que dentro de 50 años el que quiera plantar una lechuga tendrá que hacerlo en lo alto de Bolón por falta de suelo edificable, ya verán cómo no es tan descaoe- lladalaidea. Además siempre se pueden pedir ayu das a Valencia y en último término se pueden realizar estas obras en períodos electorales en que están los señores muníápes más dispuestos. Y por último: quién sabe si cuando hagan estas obras no descubren los vestigios de la antigua fábrica de machacar esparto, con lo que ahorrarían un gran trabajo a los abnega dos señores que seocupande estas cosas,y éstos a su vez se ahorrarían muchos dolores de cabeza cuando alguiendescubriera dentro de dos mil años su emplazamiento en la Alfaguara yexclamase: «¿Pa ra qué serviría este canalillo y estos restos de un tras to con ruedas y dientes?».Nunca lo sabrían. Asíque ya losaben. Queridos coterráneos: gocen de estos días de nuestras FiestasMayores con toda plenitud y aspiren por sus calles eldenses los olores clásicos de las ra ñas cubriendo lasparedesdel paso de las procesio nes y los deliciosos efluvios de lastorticas, rollicos y magdalenas, y, por último, los más clásicos olores de la salvia enSantaAna. Y si ahora no los sienten, re trocedan en el tiempo y sitúenseaños atrás y los sen tirán. Puestos a situarnos y a recordar, haganustedes el acto más clásico y honroso de antaño:a la termi nación de la Misa Mayor el 8 y 9 de septiemore acompañar desdeSanta Ana al Predicador a su do micilio. Allí nos veremos si Dios quiere. Jover González de la Horteta Aquella Elda mía (RECUERDOS DE UNA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA) A veces es unconsuelorecordarel pasado para ol vidar, momentáneamente, el presente, nadahalagüe ño. Ello hace que, al mirar atrás, se vea con congoja cuánto han cambiado los tiempos y las gentes, en los pasados 70, 60 años, y el desmesurado crecimientodel que fue nuestro «pueblesico»,con la gradual «invasión» demográfica, venidadeotros lugares, con otrosapegos, costumbres, inclinaciones e intereses que no coincidían con los de nuestropueblo. Todo ha ido influyendo, cam biando y diluyendo nuestras costumbres y característi cas esencialmente eldenses. Enaquellos tiemposnohabían, comoahora, otros festejos, cuyos acontecimientos tuvieron significado en su tiempo, pero que en éstos sería mejor olvidarlos por quepropician lacreación de nuevos problemas y otra «invasión» que yaestamos experimentando. Locierto es que fueron mermando la atenciónde lo que, por cien tos de años, era tradición positiva, espiritual en Elda: laprincipal de ellas, la de nuestros Patronos,que gra baron en nuestras mentesy almas emociones y recuer dos irreemplazables, que fueron formando parte de nosotros mismos. Durante mislarguísimos añosdeausencia, y siem pre, sentíhondamente la nostalgia de mi «pueblesico», y de todo lo que había en él: sus casas y «callesicas», sus costumbres, mi familia, amigos y amigas: conserva ba en mi mente todo como lodejé, sinespacios ni lati tudes para los cambios del tiemponi para desilusiones y desengaños, con la ilusión de perpetuar lo que había tenido de bueno. A mi regreso, el alma se me cayó a los pies, com pungida, al ver la transformación y desaparición de tantas vivencias y lugares, en cuyas estrechascalles y placeticas mi niñez se desarrolló, corriendoyjugueteando con mis amiguicos a las «cuatro esquinas», a «la píndola», a «la escampilla», a «las bolicas», a «la trompa», etc.,has ta que llegó el fútbol, después. Repasando mi niñez, vi que entoncesla vida era mucho mássencilla, y,aunque con más pobreza, con pocas cosas se vivía más feliz y unidos. Nuestro peque ño «pueblesico» era unencanto; aúntenía mucha huer ta fértil; aún corría el agua por las acequias; aún teníamos un pantano grande y lleno de agua que corría por el río, en el que nos bañábamosen algunas de sus hondona das; aún podíamos disfrutar, encaramadosen «Bolón», de la gloriosa vista del pueblo y su campo, como una alfombra rosa y blanca, cuando los almendros y albaricoques estaban en flor; y sobre todo aún se celebraban, por todo el pueblo, con gran entusiasmo, alegría y jo vialidad, no sólo las Fiestas Mayores, sino tantasotras, entre las que destacaban lasregocijantes y bulliciosas MONAS, cuyas giras y juegos producíanmuchosno viazgos, así como los jolgorios en los «Carnavales». ¿Y qué diremos de la anhelada FERIA, que venía una vez al año? ¡Cuántas ilusionesyexpectaciones se acumulaban en las mentes de la chiquillería, en cuanto empezaba la «planta», en diciembre, preludio de las Na vidades y los Reyes Magos! ¡Cómo disfrutábamos jugando entre los postes y las tablas de madera, hasta que toda la Plaza deAbajoera-ocupada por aquellas modestas casetas,quedespués seconvertirían enfantásticos es caparates llenos de luz y juguetes, que despertaban nues tras fantasías ydeseos de poseer todo! ¡Y no digamos lo de la Plaza de Arriba, en donde, alrededor de aquel pequeñoedificiooctagonal, con techo puntiagudo,que era el centro de venta del pescado, se instalaban «la rueda de caballitos», que rodaban, subían y bajaban, «el tiro alblanco», y otrosartilugios y entretenimientos! y, lo más importante, aquellasatrayentes casetas en las que se vendían suculentos turrones, peladillas y otros dul ces, que, con mirarlos, la boca se nos hacía agua, a la gente pequeña y a los mayores! Aquellos graneles blo ques de turrón, que a golpe de hacha se rompían en pe dazos, de uno o dos reales, y hasta de una peseta. En tonces el dinero era escaso, pero tenía mucho valor, por que estaba controlado por elStandard Oro y limitado por las Reservas; por ello NO había inflación. Una vez al año, se veían en el pueblo tantas cosas traídas de fuera con la Feria; no sólo juguetes, aunque predominaban, y que pondrían los «Reyes Magos», y los turrones, etc. para Navidad, sino también gorras, bu fandas, joyas y baratijas, y otras muchas necesidades ca seras: ¡allí había ilusión para todos, chicos y grandes! Teníamos tantas otras fiestas... En ellas reinaba la alegría, el buen humor, la ingenuidad, la inocencia, la verdadera camaradería y amistad. Había entonces más reconocimiento y gratitud, condescendencia y amor. To do era mucho más sano que muchas de las actividades y entretenimientos de hoy. Recuerdoque, entonces, para las Fiestas Mayores, como el único juego que atraía afición era el «Juego de Pelota a Mano», seorganizaban partidosexcepcionales con los mejores equipos locales y de toda la provincia. Tenían lugar en la calle Nueva Abajo (después Mau ra), que se llenaba a ambos lados de entusiastas espec tadores, que ocupaban también las entradas y balcones de las casas. Era un espectáculo que añadía atracción alas fiestas. También se organizaban carreras de cintasde bici cletas, en las que los corredores, en marcha, tenía que enganchar y conseguir la cinta que había bordado su dama preferida. Pero la verdadera atracción y transformación se efec tuaba en aquellas calles, antiguas y estrechas, por las que pasarían las procesiones de los Santos Patronos. Eran adornadas afanosamente yconvertidas en un verd idero y frondoso vergel, al ser cubiertaslas paredes de am bos lados, completamente, y hasta algo más de la altura de un hombre, con toda clase de ramas verdes, espe cialmente taray y palmas también,que se fijaban a las paredes atadas a cáncamos incrustados permanentemente en ellas. Todos los balcones se cubrían con lujosas cu biertas,banderas, floridosmantones y flores, y en Lo al to, de un lado a otro de la calle, se colgabanguirnaldas y banderitas de papel. ¡Qué excitante panorama ofre cían la frondosidad de primavera y el despliegue de sen timientos, ofrenda y alegría! ¡Todo incitaba a vivir con entusiasmo y fervor aquellas veneradasfiestas por to dos los habitantes! Por fin llegaba la nochede la esperada ALBORA DA. El pueblo se concentrabaen la Plaza de Abajo, tren te al Ayuntamiento, y en laplacetica frente a aquella vetusta iglesia, de muros de piedra, anchos y sólidos, como los de una fortaleza, que bautizó, sirvió y enterró a tantas generaciones y que tuvo un final ignominioso al ser destruida y desmoronada,inútileinsensatamen te, durante nuestraguerrafratricida. Llegada la hora, el júbilo de los asistentesse veía coronado con el esplendor de los fuegos artificiales, la excitación de los «truenos gordos», el repique de las cam panas al vuelo, y la marchajubilante de la Banda de Música de Santa Cecilia: las fiestas de nuestros Santos Patronos habían comenzado. ¡En los días de la Virgen y del SantoCristo, con cuánto interés se acudía a la GranMisa Mayor! Al fi nal, los jóvenes nos apresurábamos a la salida de la puerta principal para no perder la oportunidad de conseguir lacompañía de nuestra amiguita preferida. ¡Qué elegan tes iban aquellas jovencitas, vestidas de punto en blan co, con sombrero y todo, como requería tan solemne ocasión! Salían en grupos, que pronto rompíamos en parejas, para ir al Casino y su concierto,o pasear por su jardín. El jardín que fue testigo de tantos amores que resultaron,unos platónicos y otros florecientes,que con dujeron al altar. Cuánto romanticismo e ilusiones vivi das yalgunas truncadas... ¿Dónde están hoy aquellos idealismos de la juventudquetanta brillantez e inge nuidad dabana nuestras distracciones inocentes,lim pias? Parece que se han esfumado, marchitas, por unas libertades y actividades, inimaginables en nuestro tiem po, cuyas experiencias, precoces,causan prematuro has tío y empacho. El Casino, centro de reunión en aquellos días, re bosaba de actividad y elegancia. Todos estrenábamos algo para las fiestas. Después de la Misa Mayor, a me diodía, la Banda, en el templete, daba sendos concier tos, mientras los socios y sus familias yvisitantescon currentes, degustaban sus refrescos o vermuts, con «ta pas», para hacer tiempo hasta la hora de la comida, en la que se retiraban a sus casas, a disfrutar las suculentas y consabidas «fasiuras». Aunque duranteel año no abun daba el pollo o gallina en las casas, en los días de la Virgen no faltaban ni en los más modestos hogares, lo cual hacía que se saboreasen aquellas deliciosas «pelo tas» con doble fruición y alegría familiar. Al atardecer, lachiquillería, losjóvenes y los no tanjóvenes, seataviaban con sus ropas viejas para «co rrer la traca», de mil metros, que causaba tantoestruendo con sus explosiones, continuasy rápidas, que llenaban de humo y cenizas la calle, y obligaba al gentío a co rrer,delante y detrás, para evitarsus impactos... Tal era el regocijo de los que corríany de los espectadores. Tampoco podemosolvidarel famoso «Globo»,de papel multicolores, grande, cuya ascensión se prepara ba en elfrentedel Teatro Castelar. Una vezhinchado, con su algodón ardiendocolgado en el centrode su bo ca, precariamente, con el riesgo de prenderel inflama ble papel, cuidadosamente, semantenía su equilibrio hasta que, con la consabida excitación,elconstructor gritaba desaforadamente: ¡Manolico,suelta el hilo, que mepierdes! Ello regocijaba a niños y mayores, quienes temiendo undesenlace, conteníanlarespiración, que desahogaban al empezar su ascensión perezosa y comen zar su majestuosa subida hacia el cielo, con las miradas fijas en él hasta que desaparecía. Y así, con la gente, satisfecha con su suerte,llega ba el momento cumbre, el ansiado por todos los cre yentes: las solemnes procesiones en las que se congre gaban todos los eldensesde corazón, con el espíritu exal tado, por la oportunidad de acompañar a las veneradas imágenes, con humilde y acogedorareligiosidad, en voto de gracia por las bendiciones recibidas por cada uno y su familia. Precedía la procesión el noble y desvencijado BAR CO, con sus «marineros», tirandoyempujando; las me morablesARCAS, llevadas por sus portadores; y los «venerados peregrinos», con sus capas y sombreros ador nados con lasconchas marinas, emblema de su ambu lante migración. Seguían los feligreses,todos respetuosamente ata viados con sus mejores vestidos.Muchasmujeres, lu cían sus castizas mantillas y altas peinetas, sin distinción de clases ni rangos. Formaban,a ambos lados, dos in terminables hilerasdedevotos, hombres, mujeresy ni ños. Todos portaban sus respectivasvelas o cirios, cuyas llamas,oscilantes, eran como minúsculas antorchasde su espiritual ofrenda, alumbrando el camino que seguían laVirgen y el Cristo,veneradossobre sus resplandecien tes andas. Seguían la regalíade las autoridades eclesiás ticas, municipales y otras dignidades civiles y militares. En esas noches y desfilesreverberantes,todos mar chaban con tal impresionante respeto yambiente que hacía casi palpable la intensa inspiración y admiración por los Santos Patronos, cuya protección era sentida por todos y transmitida por el silencio solemne, interrumpido, solamente, por la emoción de la música armonio sa de la Banda de SantaCecilia, quealternaba la exci tante Banda de CornetasyTambores de la Cruz Roja y la no menos vistosa de los juveniles«Exploradores». ¡Todo era un conjuntoque producía hondaimpresión yemoción! Y al final, la apoteosis,laentrada de lasveneradas imágenes en el templo; cuyo suelo estaba cubierto con ramitas delaromático espliego, que enardecíacon su agradable aroma. El interiorde la iglesia era deslum brante, con las «doce mil velitas» que, durantela pro cesión, afanosamente, unos dedicados hombres habían encendido. Laexcitación crecía con el glorioso repique de todas las campanaslanzadas al vuelo; la majestuosa «MarchaReal», con quellenaba el ambiente laBanda de Música; y los enardecidosgritosfervientes de los ha cinados feligreses: ¡viva la Virgen de la Salud!, ¡¡viva!!; ¡¡viva el Cristo del Buen Suceso!, ¡¡viva!!; ¡viva la Vir gen de la Salud!,¡¡viva!!;¡viva el Cristo del Buen Su ceso!, ¡¡viva!!, y así una y otra vez: ¡cuánta alegría; cuánto gozo comunal! Aquellas SI que eran FiestasMayores, celebradas por TODOS, con puraveneración y regocijo. Las de un pueblo pequeño,pero con un corazón grande y sa no. Casi todos nos conocíamosy nosrespetábamos. Ha bía mucho más amor y solidaridad,ayuda yconmisera ción entre los vecinos y paisanos. Y no digamos entre las familias y amigos... Entonces, los abuelos morían en casa, cuidados por los hijos y nietos.En las escuelas enseñabanUrbani dad, NO sexo, ni póntelo,ni pónselo; y hasta los maes tros «zurraban», con motivo. Y no se les ocurríaa los padres protestar. Crecíamos con sentido del respeto, sin complejos, ni traumas, ni «pasotas».Ahoraa los maes tros se les ha retirado toda autoridad sobrelos alumnos, que les tienendominados y acobardados. ¿Qué educa ción se puede impartiren estas condiciones? Aun con todos los medios escasos, qué candiday hermosa fue nuestraniñez yjuventud. Qué lástima que el tiempo inexorable nos la arrebate para siempre. Cuán to han cambiado los tiempos,nuestrasgentesynuestro querido «pueblesico», que aún lo conservaré en mi al ma tal y como fue: NO quiero mancharlo con nada. NO quiero que lo manchenladelincuencia, la droga, el vi cio, la sensualidad y promiscuidad, el libertinajey falta de respeto, que ahora nos llenan de zozobras,inseguri dad eincertidumbre, y hasta de miedo. ¿Podremos, algún día, no muy lejano, recuperar al go de lo perdido? ¡Dios lo quiera, aunque sea demasia do tarde para los pocos de entoncesque quedamos! Hay que aumentar esfuerzoshacia ese fin, avivando el ver dadero espíritu del pueblo y su conciencia,en los jóve nes de hoy que no han tenido la suerte de vivir aquellos días. Qué lástima. Vamosquedandomenos. Ya pocos po demos recordar y apreciaraquellos inolvidables tiem pos, y aquel nuestro añorado «pueblesico» que nunca más será. Nos queda la nostalgia y el recuerdo de la belleza. También las lágrimas que recorren nuestras marchitas mejillas. Ojalá esas lágrimas nunca pierdan su sentido y sigan regando de amor nuestra tierra para que en ella fecunde la esperanza. Paurides González Vidal O.Dfi (Alicante)— Calle deAntonio Mam Una fotografía queestoda unainstitución para lahistoria de Elda ¿Que Elda tiene muchas cosas interesantes? Esta fra se no habría ni que mencionarla. Es evidente, cae por su propio peso específico. Elda esprivilegiada por muchos conceptos. El pri mero de ellos por su ubicación. En unvalle rodeado por murallas naturales formadas por los montes Batech, Bolón, Cámara, La Torreta, La Sierra del Caballo, que como anfiteatro la cobijan, arropan y miman sus estáti cosservidores. Presidiendo todo este conjunto, y co mo emblema del Valle, El Cid, bizarro en su grandeza y gallardía (como emulandoa quien representa). Todos estos condicionantes le confieren aElda (qui zás con un exceso de cariño) asentarse en un lugar «pa radisíaco». Elda es tambiénprivilegiada por su clima, que es de transición entre mediterráneo y continental. ¿Que Elda es cosmopolita? Eso está a la vista, pero nocosmopolita de última hornada, sinocon un cosmo politismo ancestral. No hay nada más que darse una vueltecita por su historia. Esa historiaque se va reno vando y cómo no ampliando día a día, con nuevas apor taciones, que su misma reverberacióndeengrandecimiento nos va sacando a«luz». Y digo cosmopolitismo ancestral,porqueen el «cri sol» de su formación se concentrarontantos y tan hete rogéneosingredientes como: fenicios, griegos, iberos, romanos, cartagineses, godos, árabes... Sobre todo ára bes, como su paralelismo en todo el levante peninsular. Pero no creáis que todo este «maremagnum»po- blacional,fueronlosprimeros habitantes de este valle. Porque MIL años antes que todos «estos» ya corretea ban por todo este paraje (seguramentetambién predi lecto para ellos) los primeros (por ahora) «eldenses» indígenas, sin contacto con todos éstos que vinieron después. Y notrato, ni es el momento de hacer un tra tado de «cronología eldense»,que eso ya está hecho. Esto lo saco a colación por la palabreja esa del «cos mopolitismo ancestral», perotengamos en cuenta que todos estos condicionantes imprimen uncarácter,el carácter eldense, que no es voluble, pero sí inquieto, ¿aventurero?, pero sí emprendedor. Modernamente siguieron lasinmigraciones de mu chasprovincias españolas, como todos sabemos,y al gunosparticipamos. Contodos éstos componentes acri solados, se fue cimentando una especialy fuerte per sonalidad. Según mi parecer aquí se da el prototipo del español genérico. De esas muchas cosasinteresantes conqueconta mos en Elda. En esta ocasión voy a escoger la que hace referencia a la fotografía,queencabeza estetrab.ijo. Todas las calles de Elda y con más propiedad las correspondientes al Casco Antiguo, lógicamentetienen una trayectoria histórica (por otra parte igual a la for mación de todos los pueblos), por lo tanto interesante de conocer, o más bien de rememorar, porque qué du da cabe,queloque aquí se diga de ellas es conoc¡dopor muchos. Unascalles con más raigambre históricay otras con menos, todastienen su aporte indiscutible en la histo ria de los pueblos. ¿Se puede sacarhistoriade una fotografía? ¡Pues cla ro,naturalmente! Esta fotografía —como puedencom probar— está tomada desde la hoy llamada «esquina del guardia». Ycomodije en la titulación, es toda una institución. Donde unos personajesestáticos, represen tan un momento gráfico de la historia de Elda. Todos y cada uno tienen su impronta, y no sólo recono ciendo como «personajes»a los seres vivientes —que aparecen en la foto— sino considerando esa misma denominacióna las cosas, edificiosy demás. ¿Porqué no? Esta calle de que nos ocupamoshoy, como ya ha bráncomprobado, es lallamada actualmente de D. An tonio Maura. Nombramiento queelAyuntamiento de Elda otorgó en1904,enagradecimiento al insigne po lítico. No es de las más antiguasdelcasco viejo, pero sí tiene la suficiente veteranía para en su distribución guar dar un importante legado, del cual, en su mayoría, des conocemos. Como primera descripciónharemosunarecopila ción de las denominaciones que hatenido, o almenos de las que yo he tenido conocimiento. La formación de esta calle debióiniciarse a princi pios del siglo XVII, como también parece serque su primer nombre fue calle «El Mesón» (en 1786 todavía se llamaba «El Mesón»). No sé si en algún momentose llamó «De los Cubos», aunque pudieranoreferirse a la calle como tal sino aesta zona, antes de formarse la calle. (Sin duda los «cubos» se refieren a los lagares donde sepisaba la uva, que eranmuyhabituales en al gunas casas de campesinos-propietarios, como se han descubierto en lossolares dealguna de estas viviendas de cosecheros eldenses). Después se denominó calleLaEsperanza, como así se llamaba en 1902.Yfinalmente el actualqueostenta —como queda dicho más arriba— de D. Antonio Mau ra, desde 1904. Tomando como referencia su mismo encuadre fo tográfico, nos va a servir para describirlo que de ella sabemos yobservamos, a fuer de quedarnos cortosen el empeño, y con la seguridad de alguien que esto lea, lo podrá ampliar, quizá extraordinariamente. Comenzando la descripción propiamente dicha, desde la parte más profundao lejanadela fotografía, ytratando dedescribir lomejor posible lo que repre senta panorámicamente, y a golpe de vista, este con junto institucional de nuestro pueblo, con su valor tanto documental como histórico-descriptivo eincluso anec dótico. Al fondo, y como arranque descriptivo, está la aún llamada Placeta de las Monjas que toma esta última de nominación delColegio de lasMonjas que hastahace pocos años aún estaba funcionando, en la esquina de abajo Maura-San Roque.Estaplaceta que ahora está prácticamente desaparecida (pero con el urbanismo mo derno seregenerará) teníauna de lasprimeras fuentes que seinstalaron en Elda, y se llamó anteriormente Pla ceta delHospital (como después severá) yforma un enclave de calles con distintas denominaciones. Partiendo de la placeta hacia elnorte, estála calle que actualmente se denomina «Francisco Laliga», que sustituyóa General Sanjurjoy anteriormente se llamó General Prim, así se llamaba en 1916. Haciael Este estála calle San Roque (actual) y an teriormente sellamó calle de Castelar, en homenaje al ¡lustre tribuno que vivió en dicha calle, en cuya casa (que ya no existe) se erigió una placa conmemorativa enbronce (que en su momento tuve laoportunidad de recuperar ydepositar en el Museo Arqueológico, don de se encuentra actualmente). En dirección Oeste, continúa laactual calle San Ro que,antes Duque de laVictoria , que en 1916 así se denominaba. Anteriormente sellamó delHospital, y en su parte baja de LaBalsa, y según cuentan los más an tiguosse llamaba así porque esta calle en su parte ba ja,estaba taponada por unacasa,y cuando llovía se formaba una verdadera balsa,hastael punto que en di cha vivienda tenían que abrir las puertas posteriores, para dar salida a las aguas hacia el campo. Posterior mente, con ladesaparición de dicha vivienda, también desapareció el problema, y se llamó atoda lacalle de San Roque, y se le puso calle La Balsa a la quese for mó perpendicular aésta, la actual Alcázar de Toledo. Tenemos que puntualizar que esta calle de San Ro que aque hacemos referencia, antes de llamarse de Cas- telar también se llamaba de San Roque, y tomó tal denominación de un San Roque en talla de madera po licromada, que estaba en una «hornacina» en una es quina de la casa que fue de D. Honorato Amat Soria yD.a Josefa Sempere Bernabé, abuelos de Isabel(Ma- bel)y Matilde Gonzálvez Amat (última propietaria), familia de vieja solera eldense,conocidas por «Las Ca- pralas». Como indicábamos anteriormente, dicha Placeta del Hospital tomó tal denominación,porqueen el mis mo sitio que ocupaba hasta hace poco elColegio de las Monjas se erigió en 1584,elprimer Hospital de El da. Este Hospital lo mandóerigir, y a sus expensas,D.a Beatriz Corella, hija de losCondes de Cocentaina, y pri mera esposa de D.Antonio Coloma, segundo Conde de Elda. Deeste hospital se cuenta que era de dos plantas, en laalta que se componía de una nave corrida, las ca mas estaban divididas porcortinajes. Tambiénteníauna capilla bajo la advocaciónde la Purísima Concepción. En la parte posterior había un pequeñocementerio, para usoexclusivo delhospital. Pudierasercierto, puesen alguna ocasión han aparecido restos humanos en sola res de la parte de atrás, según comentarios oídos. Eledificio del hospital se derribó el año 1868, res petándose lacapilla, y hayrazones paracreer que es la-misma que existe todavía en elColegio que después se construyó. En la misma PlacetadelHospital yhaciendo esqui na San Roque-A. Maura,y lacasa mássaliente que se ve en la fotografía al fondo,es la que fuetienda del «Azafranero» (desaparecida) yviniéndonos hacia ade lante,en donde hoy desemboca lacalle Nueva, estuvo lacasa de D.Francisco Alonso, que fue Alcalde de El da, y a sus espaldas la Almazara del mismo. Poco an tes y en la misma manzana, la casa de «LaPolaca». En frente y en lo que hace esquina calleNueva-Maura, vi vió probablemente aprincipio de siglo,unprestigioso médico procedente de Onil, D. Juan Rico. En esta especie de reportaje que estoy intentando hacer, tampoco setrata de hacer una descripción por menorizada, como sería mi deseo, sino las cosas oca sos que han llegado a mi conocimiento. Conforme venimos haciendo el recorrido, en sen tido inverso al enfoque fotográfico. En la parte derecha, en los terrenos que hoy ocupa el «Ideal» estuvo lo que dio denominación a lacalle, en sus primeros tiempos, laPosada oMesón donde hacían «parada y fonda» los caminantes ycarruajes con caballerías, que circulaban endirección Alicante-Madrid yviceversa (aún,antes de la «guerra» funcionaba esta posada, yestaba regentada por unafamilia que les llamaban «Las Tapeneras»). Probablemente muy cerca de aquí estuvo uno de los«portales» que cerraban el perímetro de Elda, el lla mado «Portal del Hostal».Los portales se suprimieron en 1858. Aproximadamente frenteal«Mesón» estuvo la ca sa que fue de D. Lamberto Amat ySempere, personali dad ilustre delsiglo XIX, aquien los eldenses debemos especial gratitud, por tantísimas muestras de amor a su pueblo, pero especialmente por habernos legado la pri mera Historia de Elda, que tan buen servicio nos pres ta a los eldenses, para el conocimiento de importantes facetas de lahistoria de Elda, en la que día adía todos estamos inmersos, yque él tuvo el gran mérito de ser un iniciador. D. Lamberto Amat nació en Elda el día 28 de sep tiembre de 1820, hijo único de una prestigiosa familia, su padre, D. José Amat yAmat, fue varias veces alcalde de Elda, y D. Lambertoocupólasecretaría del Ayuntamiento,la cual le permitiótenerrelaciones de primera mano, en los asuntos de Elda, que lellevaron aintere sarse vivamente por elcarácter histórico que de ello po díadesprenderse, enbeneficio futuro de su pueblo. Como ya apuntábamos másarriba, tuvosu casasolar en la calledelMesón, y laparte posterior de su casa la ocupaban unhuerto de supropiedad, que —se gún él mismo indica— dichos solares estuvieron ocu padospor un cementerio (probablemente el primer ce menterio como tal de Elda) llamado de «DiegoDaroca». Transcribo literalmente como él lo dice en su manus crito de «Elda, su antigüedad, suhistoria...», hablando de loscementerios. «... y el sitio fue en la calledel Me són, que hoy es corral descubierto y parte del cubo de micasa-habitación, frentea laPosada. Meconsta por tradi ción que las puertas del postigo, que hay hoy en el huerto de la casainmediata y dasalida a lahuerta, es lamisma que cerraba dicho fosar de Diego Daroca...». En apoyo de estacuestión —personalmente intro ducido en estos estudios—. Aunque no sellegóatiem po de hacer unos estudios «in situ». Sí que tuve conoci miento, porpersonas que trabajaron en lasobras que aquí selevantaron, de que aparecieron algunos restos humanos. Yobservando las obras viejas, aún se puede ver una tapia que divide un huerto, con la nueva pla ceta llamada de Joan Miró, la cual está construida de manipostería «con argamasa ybolos del río». Forma de construir muy característica de laocupación árabe, sin duda partícipe todavía de aquellos recintos.Y que muy probablemente, dentro de poco dejaremos de ver. La calle lindera con esta placeta —como todos co nocemos—, está dedicada a la memoria de D. Lamber to Amat, desde 1922. Yme es grato recordarlo aquí. D. Lamberto Amat ySempere falleció el16 de marzo de 1893.Todavía hasta hace tres-cuatro décadas, lacasa que fue de D.Lamberto Amat, estaba ocupada por un fami liar suyo. D. Luis Amat Sempere, que falleció de más de noventa años (tío-abuelo de Mabel). Enesta casa y propiedad de la familia, se conservaba, por estas fechas, en una bonita capilla el «Jesús de Nazareno» que todos los años era sacado en procesión, yque después fue trasladado a la Iglesia de Santa Ana. El popularmente llamado Colegio de las Monjas, que todos conocemos, no fue ese su primer emplaza miento, sino dos otres casas más adelante, entre las casas de La Polaca yde Francisco Alonso. Ahí tuvo su primer emplazamiento el Colegio de las Hermanas Car melitas, afinales delsiglo pasado yprincipios deeste. Donde muchas de las mujeres eldenses aprendieron las primeras letrasyotras labores. Más adelante, en elsentido que lovenimos hacien do, está la calle actualmente llamada de Eugenio Mon tes (frente al Cine Ideal), aunque éstano fue su primera denominación, pues en 1933 se le dio el nombre de calle de Heliófilo, en recuerdo de un periodista llama do FélixLorenzo, delcual no sabemos qué relaciones tenía con Elda, y que se firmaba con este seudónimo. Estacalle seabrió parafacilitar la comunicación en tre las calles Antonio Maura y Lamberto Amat.Aparte de esta facilidad de comunicación también vino aso lucionar un problema, que de viejo venía padeciendo la calle Maura, y era el embalsamiento de aguas que aquí se acumulaban cuando llovía,y losarrastres de arriba, que con esta apertura quedaron solucionados. Los terrenos que ocupa la calle Eugenio Montes, for maban parte de los huertos de D. Honorato Amat Soria. En ¡a casaquehace esquina frente al Ideal, que es tá ocupada por una heladería, estuvo el primer Teatro de Elda, de reducidas dimensiones pero donde se ha cían representaciones teatrales. También en esta misma calle estuvo lo que los el denses llamaban «El Remate» que no era ni más ni me nos, que la oficina o centro donde se subastaban las aguas de riego. Como cosa anecdóticay costumbrista podemosob servaren la fotografía, tres casosdistintos, perono me nos interesantes, desde el punto de vista folklórico y documental. Están enprimertérmino, yello nos van a servir para dar cierrea este reportaje descriptivo. El primero: el personajedelsombrero, queestá en el grupo. Que puede servir de prototipo de «costum brismo» en boga cuando fuehecha la foto. Como se puede observar condetenimiento, va ves tido a la usanzade loslabriegos de la época (también demuchos otrostrabajadores), pantalón,blusa o blu són y sombrero o gorra. Pero lo más pintoresco es la blusa,queera una prendadecuello de tira ajustado con un botón, y caía en plisados amplios, y general mente seabrochaba pordelante consólo dos o tres botones, y las puntas de los faldonesseataban con un amplio nudo (comobienseobserva). Eran de ordina rio de telas corrientes color gris-plomo, y en todo caso negras para los días festivos. Sellevaba otra prenda muy usual(que aunque no se ve) consistía en una faja rodeada a la cintura, de un palmo de anchay dos o tres vueltas y se sujetabare metiendo las puntas. Siempre eran de color negroo ro jo,estas fajas les servían de bolsillos, y dentro llevaban una bolsita con el dinero, la navaja, etc. Y los fumadores —que eran casitodos— una «chis- quera» queconsistía en una especiede cartera de dosbolsillos, generalmente de terciopelo rojo, donde se guardabanlos utensilios de fumador, queeran el taba co picado, un «eslabón» de hierro, el trozo de p edra de pedernal y la «yesca», una hierbasecaespecial, que prendía alsaltar lachispa delperdenal con que encen der la pipa o elcigarrillo liado amano. Elsegundo: en la casa que está en primer término a la derecha yque hoy se conserva intacta, como hace más de cincuenta años, aún puede verse debajo ce los balcones,unrótulo de letras pintado, que dice:INDUS TRIAS GASTRONÓMICAS SOCIALIZADAS (reminis cencias documentales de las socializaciones en IIda). Ahí estuvo la sede ocentro sindical de Hostelería, Ba res, Hospedajes, etc. ysimilares. Cuando las socializa ciones de «guerra» en Elda. Ycomo final, y parangonando ladenominación de verdadera «Esquina delGuardia». Se puede ver muy bien una gran piedra, que se colocaba en las esquinas, ytambién en las puertas de entrada de carros(que eran muchas de las viviendas eldenses) para resguardar las esquinas. Yesta coincidencia osímil, nos puede muy bien servir de «parangón pétreo» para este final: G JAR- DA-ESQUINA ESQUINA DEL GUARDIA. A modo de epílogo: ya sé que estos pequeños re cuerdos de estos convecinos, que habitaron lascasas de esta calle. Pueden ser ampliados por personas que conozcan cada caso. Pero en todo caso, ésto es lo que yo he podido in dagar. Y en honor yrecuerdo aellos mismos, ycomo humilde aportación anuestro pueblo, me creo en el de ber de darlo arecordar, siquiera sea por las rememo- ranzas que ello pueda suponer. Para unos de conoci miento si lo ignoran, ypara otros, si lo conocen, de ale gría, aunque sea nostálgica. De cualquier forma, y consecuentemente que su fisonomía (o lo que queda de su fisonomía clásica)se mantenga frescaen la mente de los que vivimos, que cuando desaparezca ya será historia. En tanto en cuan to alguien se haya preocupado de perpetuarlas con sus referencias, gráficasoliterarias, sino se difuminarán has ta reducirse anada, desgraciadamente. Juan Rodríguez Campillo BIBLIOGRAFÍA: «Historia de Elda», AlbertoNavarro. «Elda, suantigüedad’:, Lamberto Amat. LA ERMITA DE SANTA BARBARA Saliendo de Petrer en dirección aMadrid, a algo menos de 1kilómetro se encuentra la parti da rural de Santa Bárbara, un pequeño caserío perteneciente al término de esta villa y al que la autovía de Madrid aAlicante parte por la mitad ysepara para siempre. Sobre este pintoresco caserío, colgado sobre una terraza del río Vinalopó yatravesado por la rambla del Tío Bonifá se pueden escribir muchos folios, ya que en cierto modo laHistoria de Elda y de Petrer se encuentran ligadas a Santa Bár bara y a su manantial. Las aguas de este naci miento, que abastecían las fuentes públicas de Elda, ocasionaron serios altercados ygrandes pleitosa lolargo de lossiglos XVII y XVIII entre ambas poblaciones, hechos que nublaron las re laciones de los vecinos del valle. Finalmente, San ta Bárbara tuvo una sentencia salomónica, se con virtió en el MARQUESADO DE NOGUERA. De sus famosas aguas, de sus acequias yacueduc tos, así como de las hermosas poesías que allí es cribió D.a Emilia Sempere yGómez esperamos poder hablar más detenidamente en sucesivos trabajos. En esta ocasión, ycontinuando con los estu dios que venimos tratando, queremos dar aco nocer la ermita de Santa Bárbara, hoy desgracia damente desaparecida. Todavía hoy mucha gen te recordará la pequeña ermita que había en el caserío, construida posiblemente acomienzo de los años veinte, incluso es probable que asistie ra aalguna misa que esporádicamente se hicie ra allí. Hemos comprobado que existió una ermita mucho más antigua que la citada yque se locali zaba en la planta baja del caserón que todavía se encuentra allí. Su actual propietario, D. José Luis Marco, accedió amablemente aque lo visi táramos. De aquella antigua capilla no queda prácti camente nada. Los sucesivos propietarios que ha tenido la casa, ysobre todo el paso de los años, han borrado toda huella. Sin embargo, al pene trar en la gran casona todavía podemos apreciar las siluetas de unos arcos en el techo, así como unas grandes vigas de madera; de lo demás no queda nada. Nos comentaba D.Luis Bernabé, quien nos acompañó durante lavisita y que ha vi vido allí en el caserío yque, de niño, todavía pu do ver una imagen de Santa Bárbara yuna pe queña pila de agua bendita. Las paredes de ye so y tierra no han podido sufrir el paso del tiem po ylentamente se van desmoronando. Una pe quena estancia al fondo nos hace suponer que aquello pudiera ser la sacristía. Sobre esta ermita hemos encontrado una in teresante referencia en un manuscrito fechado en octubre de 1816 yque se encuentra depositado en la Iglesia de Santa Ana en Elda. En dicho do cumento se habla de una visita de inspección a la Iglesia, ermitas yoratorios de la villa de Elda por el entonces Secretario Obispal, Doctor D. Diego Flores Abellán, donde al citar las ermitas del término de Elda, incluye ala ermita de Santa Bárbara entre sus visitas de inspección, depen diendo eclesiásticamente de la parroquia de San ta Ana. Dado que esta acta de visita es muy cu riosa nos permitimos transcribirla íntegramente: Como amedia hora de distancia de esta Villa en tre Oriente yNorte de ella, se halla el territorio llamado Marquesado de Noguera, en que existe la hermita denominada de SantaBarbara, perte neciente aesta Parroquia, en la casa que se dice propia delExcmo. Sor. Conde de Cervellón, yse recibe el título de Marqués de Noguera; yhabien do accedido el Sor. Visitador, y asistido de mi su secretario, yacompañado de algunos eclesiásti cos, ala inspección yvisita de otra hermita, la ha lló al cuidado de Francisco Planelles natural de la villa de Petrel habitador en dicha casa: yen trando ala Hermita al frente de su Puerta Princi pal se halló’un pequeño retablo de madera sin pintar,lienzo,ni Ymagen alguna, puestos sobre una como mesa de Altar de Yeso mal pintada e indecente ysin otroaparato alguno.A la Derecha se halló también en unaCapilla, que antes era Sa cristía de la Hermita, otro altar con la Ymagen o lienzo de Sta.Barbara, Sacra, Evangelio de San Juan y Lavabo sin oja de lata, dos Candeleros y Atril de madera, sobre una muy indecente mesa de Yeso sin pintura, sin Ara, ni manteles. Al lado del Evangelio sobre el mismo altar, un lienzo de laDivina Pastora, que se dijo,había allí dejado Jo sé Cras yGonzález: y ala izquierda un cuadro en lapared con dos Ymagenes. Requerido elHermi- taño por el Sr. Visitador pusiese de manifiesto to dos los Ornamentos, VasosSagrados, ropas y demás enseres pertenecientes a esta Hermita, dijo que en su poder solo existían unos manteles para la Mesa del Altar (que presentó, yson de lienzo con zandaj manifestando los habla dado José Can tos para las funciones que solían celebrarse en es taHermita y no habla mas efectos pertenecientes aella. En vista de todo, y de que sobre laHermita se ha lla una las principales piezas de la casa que sirve de dormitorio a la familia que habita en ella; y que por informes fide-dignos consta al Sr. Visitador, que aunque la Hermita en el acto de la visita se ha hallado barrida y tal cual limpia, no solo se han colocado en otro tiempo toneles para conservar el vino, y otros enseres de labranza, si que tam bién ha servido de dormitorio; en consideración atodo mando: Que por ningún motivo se celebre en esta Hermita, ni haga uso como a tal; antes bien se tenga por cerrada ysin uso alguno hasta que se proveha de todo lo necesario yponga en esta do decente, condenando lahabitación que existe sobre laHermita por ser Contra Derecho, y no pro fanando esta con usos indebidos como hasta aquí. Y para evitar las indecencias alas Santas Ymage nes que en ella se hallan, se quitan inmediatamen te, y se reportan a la Yglesia Parroquial donde se custodien en calidad de deposición yhabitación de laHermita asatisfacción de nuestro prelado el limo. Sr. Obispo de Esta Diócesis, sin cuyo previo conocimiento, y nueva aprovación no se tendrá por habilitada. Otra interesante referencia la podemos en contrar en el manuscrito ELDA, de Lamberto Amat, donde cita esta Ermita con el comentario siguiente: La de Santa Bárbara, que aún existe dependí ide esta jurisdicción hasta principios del siglo actual (XIX), y posteriormente de hecho se ha apoa era do de ella Petrel: los libros de visita de esta igle sia prueban completisimamente que siempre oer- teneció aElda; pero la incuria éindiferencia con que se ha mirado el asunto por parte de estu Vi lla, ha producido semejante resultado. A principios del siglo XX, el caserón era pro piedad de D. Gonzalo Castelló, comerciante de hierbas aromáticas yespecias de Novelda, que exportaba aotros países. Nos contaron que este señor se arruinó durante la Gran Guerra de ’.914 cuando un submarino alemán hundió un barco que transportaba casi todas sus existencias, per diéndolo todo yteniendo que vivir con sus case ros de Santa Bárbara. Allí su esposa, profunda mente religiosa, prometió edificar una nueva er mita si a su marido se le arreglaba la situación; como así fue de hecho, la piadosa dama edificó la pequeña ermita frente al caserón sobre los años 1919 ó 1920. Años más tarde, durante la Gue rra Civil, la ermita fue saqueada yparcialmente destruida, arruinándose paulatinamente hasta de saparecer. Juan Antonio Martí Cebrián Bibliografía: MANUSCRITO VISITAPARROQUIAL DESANTA ANA DE ELDA, 1816, Iglesia de Santa Ana,Elda. Amat y Sempere, Lamberto: «Elda», tomo I, págs. 42 /43. Universidad de Alicante yExcmo. AyuntamientD de Elda, 1983. Navarro Pastor,Alberto: «Historia de Elda», tomos I y II. Publicaciones de laCaja de Ahorros Provincial de;Ali cante. Alicante, 1981. De la épocadeesplendor queda la ermita... L íA ermito de «La Borrera» es la primera que se mira en el Vinalopó, la más cercana a su na cimiento, en tierras de Bañeres, en las estriba ciones de la Sierra de Mariola. Saliendo de Bañeres en dirección aAlcoy por la comarcal AP 3013, sobre el Kilómetro 18, todavía bajo la mirada del vigilante castillo ro quero, se coge un comino vecinal sin asfaltar que sigue elcurso del Vinalopó. Un rótulo nos indica: «LA BORRERA. Viuda de Samper» y un camino de tierra paralelo al curso del río, aunque aveces acierta distancia, nos introduce en la vegetación agreste de la sie rra, entre las lomas del Morro del Porc y la um bría de Buixcarró y, más distante, la loma de la Fontfreda. Losterrenos de cultivos van quedando atrás. El olivo, el almendro, los manzanos, van sien do sustituidos por lospinos, las encinas, carras cas,el enebro, la aliaga, eltomillar. De pronto surge la chimenea de la fábrica de «La Borrera». La fábrica fue construida a prin cipios de siglo por D. Joaquín Samper yse fa bricaba papel y borra según nos cuentón. De la época de esplendor queda la ermi ta. Reconstruida en 1941. Situada en un hon do a la izquierda del camino, casi pasa desa- En los fuentes del Vinalopó: LA ERMITA DE «LA DORRERA» Texto ydibujo: RAMÓN CANDELAS Fotos: FRANCISCO SANTOS percibido, pero nos alerta la vista de su espa daña que sobresale poco más del ros de la tie rra. El acceso se realiza por una escalera de varios tramos, todo ella con balaustres que le dan un encanto decimonónico. Frente aella un enorme mognolio da sombra a un rincón con sus bancos yuna fuente. Adivinamos el frescor que daría al cura y la dueña de la fábrica du rante la espera a los feligreses, gentes de la fá brica y agricultores del contorno que acudían a la misa que se decía todos los domingos ypor San Juan, el patrón de la ermita. ... a la derecha, según se sube, esta la «covcla», el nacimiento delVina lopó por antonomasia. «... En un bautismo en el que nos reconocemos yaceptamos como hombres del Vinalopó, adictos a unas aguas que, aunque exiguas, fertilizaron nuestras raíces». La ermita es unprimor. La puerta forrada en zinc, pintada de color verde desvahido y cla veteada con clavos en forma de roseta. Dos ventanillos permitenver el interior. Pero Luis, el guarda, es amable yaccede amostrarnos su interior. En la penumbra un pasillo entre dos filas de bancos nos llevo hasta un retablo de estilo neo- gótico.Realizado en pan de oro destaca lumi nosamente en la semioscuridad. Un Sanjuan, acariciando con una mano un cordero mientras con la otra enarbola un estandarte con las si glas de JHS. Unos maceteros de estiloprincipios de si glocompletan el ajuar, aparte de loscitados bancos. A la izquierda una puerta lleva a laminús cula sacristía. El detalle curioso es que la misma puerta tiene una celosía ysirve de confesionario, de este lodo el creyente podría apoyarse en un res- posabrazos, del otro, dentro de la sacristía, sen tado en una silla estaría el confesor. Un aguamanil yuna cómoda son sus mue bles. En los cajones todavía existen todos los or namentos propios para la función religiosa. Sobre la cómoda varios cuadros, uno de ellos un grabado, corriente pero de bella factura. No sabemos los antecedentes de esta ad vocación aSan Juan. Pero nos basta saber que San Juan está aquí, cerca de las fuentes del Vi nalopó, para, como nos enseñaba laHistoria Sagrada respecto alJordán, bautizar atodos los que se acercaran. Aquí, San Juan parece esperar a todos los peregrinos que vienen en busca de las fuentes del Vinalopó, del nacimiento de su río, del hilo de agua que ha servido de urdimbre a nues tras vidas, anuestra Historio. Vayamos al bau tizo, busquemos el cauce y sus remansos, bus quemos sus fuentes. Poco más arriba, junto o lo que fue la Fá brica de los Tintes, abandonamos el camino y una senda será nuestro vial en adelante. Aquí la vegetación se transformo en maleza. Sólo se oye el discurrir del agua y, de tarde en tarde, elcroar de las ranas yalgún jilguero overdeci llo, pero especialmente el «carbonero» que lan za tímidamente su canto monosilábico yvibran te: ¡tu, tu... tu, tu! Es verdad que todavía no hizo explosión lo Primavera, que aún es tiempo de letargo, pe ro también se alcanza acomprender que los se res del valle enmudecen con asombro ante los ecos que esparce un transistor de música estri dente. El hombre ha silenciado al pájaro. Estamos cerca del nacimiento, donde la mano del hombre quiso sujetar por primera vez alVinalopó. Quiso poner frenoo su cabalgar acelerado entre piedras y cantos rodados, y construyó la primera presa ante la que el agua se aquieta yremanso. Hay que visitar lasdos riberos, pora locual, sobre los restos de la exi gua preso, hacer de funambulista con riesgo de remojón. En cada una mana una fuente. A la derecha, según se sube, está la«coveta», el na cimientopor antonomasia, y, un poco más arri ba, en el lado opuesto, también de un pozo se ven brotar las aguas cristalinas. Ha llegado el momento de saciar nuestra sed yde mojarnos lacrisma para refrescarnos y, simbólicamente, en un bautismo en el que nos aceptamos yreconocemos como hombres del Vinalopó, como adictos a unas aguas que fertilizaron nuestras raíces yamamantaron una cultura reflejada en sus exiguas aguas durante siglos; de este río que, después de una anda dura por cien kilómetros de recovecos en año ranza mediterránea, morirá cerca del mar. Lle gará tan exhausto que no podrá adentrarse en él, se desangrará definitivamente en un labe rinto de canales yazudes ante la albufera de Santa Pola. Pero volvamos al nacimiento. La tierra, ple- tórica como uno recién parida, por las lluvias re cientes, siente la subida que rellena sus ubres yamamanta copiosamente al río recién nacido. Campos de aliagas, de zarzas, de pinos, de romero, tomillo, cantueso y hasta más de sesenta plantas aromáticas, que contiene el «herbero», anís y hierbas, bebida propia del país. Más arriba, el río pierde su identidad yse convierte en torrentera. GABRIEL POVEDA, pintor,amigo Pasados los ardores del caluroso verano del año pasado, ypróximas ya las fiestas de septiem bre, se hacía necesario regresar aElda para pa sar aquí estos días. Había salido ya alpúblico esta revista, «Fiestas Mayores», de lacual me había re servado un ejemplar con intención de llevárselo al amigo Poveda. Enella aparecía undibujo suyo ilustrando uno de los trabajos ypensé que, ade más de hacerle un rato de compañía yconseguir que olvidase aunque fuese momentáneamente la enfermedad en la cual se debatía, siempre sería de su agrado elverlo reproducido; y hacer acon tinuación comentarios de larevista, ya que él, en su condición de experimentado eldense, la sentía yayudaba con sus colaboraciones siempre que era requerido. Mi consternación no tuvo límites cuando, ya dispuesto para visitarle, con la revista en las ma nos, me enteré de su reciente óbito ocurrido tan sólo dos días antes, eldía uno de septiembre. A pesar de haber estado preocupado yenterado de su dolencia, de la cual había sido operado yvisité en el Sanatorio del Perpetuo Socorro de Alicante, estas cosas, ocurridas en el momento menos es perado, siempre desconciertan, sobre todo cuan do se trata de persona a la que se profesa efecto ycon la que se tiene idea inmediata de contactar en amigable cambio de ideas. Es entonces cuan do se produce dentro de nosotros esa rara sensa cióndevacío por la pérdida de algo irreparable, que agobia yentristece, porquepiensas que ya nun ca, como en este caso, tendrás al amigo con quien poder hablar de tus temas preferidos. Una ausen cia más de las muchas que vamos almacenando, lascuales, y poco apoco, nos van dejando seca el alma. Esto es así, y creo yo,llegado elmome li to oportuno de lareflexión: el meditar sobre el carácter efímero que tiene todo aquello que nos rodea. AGabriel puede decirse que lo conocí desde siempre.Laprimera vez que tuve conocimiento de él, lo recuerdo perfectamente. Allá por losprime ros años treinta, siendo yo niño ycamino del co legio, me metí en el cinema Cervantes, que estaba en obras. Allí estaba Poveda subido en un anda mio dando los últimos toques asus gigantescos lienzos, copias de Rubens, dos de ellos de diez me tros de largo. Parecíaunpintor delRenacimiento, allá arriba, en su Capilla Sixtina, joven yarrogan te,quizá algoagresivo porque gritaba aeste niño por laintromisión que boquiabierto y pasmado con templaba tanta hermosura. Fueron unas pinturas famosas aquellas fruto de su época de copista en el Museo del Prado yde sus estudios académicos en Barcelona, en la Escuela de Arte de San Jorge. «Fue un trabajo arduo, titánico, como únicamente se puede hacer en plena juventud»,mediría años después. Obras admiradas ydenostadas a la vez, según losojos observadores, yvíctimas al correr del tiempo en posteriores reformas, opor las men tes pacatas. El caso es que resultaron ser, en su momento, un grandioso espectáculo, con frecuen cia superior al que se daba en la pantalla del cine matógrafo y la única referencia al mundo delarte en cuanto apintura se refiere en nuestro pueblo. Acontinuación, mi trato con el pintor se hizo más asiduo, pues conoció aRene, la que luego se ría su esposa, yvecina mía entonces, lacual tenía una hermana pequeña, Teresa, prematuramente desaparecida, niña de gran belleza, la cual yo ad miraba yprocuraba visitar en su casa enterándo me de paso de la trayectoria artística de Poveda, que en honor a la verdad, al niño de diez uonce años que yo era entonces, no hacía el menor ca so. Pasada la guerra civil la amistad siguió con Re ne ynaturalmente con su esposo elpintor, con el cual, al hacerme mayor ytener puntos artísticos comunes, se estableció una relación amistosa. Re cuerdo el domicilio de la Plaza de Santa Ana don de nacieran sus hijos Dante yTeresani ydonde yo acudía de vez en cuando para charlar de «im presionismo yseguir su proceso artístico». Luego vino lo de «Amigos delArte», allá por los años cua renta, donde Poveda, capitaneando ungrupo de jóvenes entusiastas creó en Elda lo que resultó ser la primera escuela depintura, en un piso estudio dispuesto por él mismo, un tanto bohemio yen la calle deParís, naturalmente, con sus correspon dientes ycelebradas exposiciones en los salones del Casino Eldense. Araíz de estas exposiciones, tras superar la subsistencia de una postguerra donde tuvo que pin tar puertas yparedes con la misma elegancia que pintabafiguras y bodegones, Poveda reacciona mo ral yprofesionalmente y se deja llevar por su na tural vocación artística que se impone con más fuerza que nunca. Y vienen sus viajesaFrancia ysu extensa labor plasmada en exposiciones que se fueron sucediendo en un proceso arrollador en su trayectoria artística. La exposición realizada en la entonces cosmopolita Casablanca en el año 1961, de gran categoría de público ycrítica, esti muló aún más si cabe su trabajo, que realizaba en cualquier lugar, en cualquier ambiente. En el año 1962 estuvo pintando en Argelia, donde dejó bas tante obra de encargo. Y viajó y pintó también en Brasil,Argentina, Uruguay,y ya en el año 1968, en Barcelona, ciudad eminentemente entendida, lacrítica le fue limpiamente favorable. Había en contrado suestilo, su forma personal de expresión, eso con lo que todo pintor sueña, la obra de uno mismo, sin marcas ni referencias miméticas que recordasen obras ajenas. A partir de entonces fueron muchas las expo siciones realizadas tanto en Barcelona, ciudad de sus preferencias, como en otros lugares. Pintorfe cundo, su dilatada obra está muy repartida. Su úl tima exposición realizada personalmente, en octu bre de 1989, en el Casino Eldense, lugar de sus primeros triunfos, tuvo carácter de antológica. Se sabía enfermo irreversible yquiso despedirse a lo grande. Todavía guardan nuestras retinas la gra tificante impresión de aquel acontecimiento artís tico de nuestro primer pintor eldense, Gabriel Poveda Rico, «Leirbag». Sus óleos yacuarelas, en generosa profusión por ser obra largamente reali zada, asombraron por su capacidad creadora yes tilística. Por lo menos hacía una década que no se mostraba artísticamente en Elda,y en esta ocasión, sus admiradores yamigos pudimos gozar de una auténtica muestra de arte tanto en obra actual co mo de la realizada años atrás, toda ella con el de nominador común de su fuerte personalidad, sin altibajos, con la recta intención de la honestidad artística maestra yperdurable. Este pequeño gran hombre de exquisitas con creciones artísticas, con su genio contravenido, aunque amable ycomprensivo, agnóstico y fami liar, conversador ágil, genuinamente eldense en su palabra yrecuerdos, era poseedor de un atrac tivo especial que leconvertía, cuando se lo propo nía, en el mejor de los amigos. Undía del mes de septiembre del año pasado sus cenizas fueron es parcidas en la«Peña delCid» —lugar de Petrel, de donde eran sus mayores— esa gran prominencia rocosa que domina todo nuestro Valle de Elda. Se guro que su alma de artista, liberada de la dete- riorable envoltura carnalque a todos afecta, vagará ingrávida ydichosa por estos lugares, inventando, sacando de la luz, de latierra y del aire, todos los paisajes que él pudo soñar. Ernesto García Llobregat ELDA: fuego yceniza enla poesía de Antonio Porpetta Lapatria delescritor es suinfancia. Este es un axioma común a todos los escritores, yo creo que a todas las personas, escriban o no, pero que se hace todavía más evidenteen los poetas. Hay que reafir marlo una vezmás: se escribe desde el recuerdo odesde la ansiedad; escribimos desde lo que hemos vivido o desde lo que es motivodenuestro no ser. Podemos encuadrarnos en una u otra bifurcación, pero ambos caminos llevan al mismo anhelo: querer permanecer vivos más allá de la muerte, querer mantenerencen dido un instante que ya es ceniza o pretenderdarle carney sangre presentealmomento quenunca po dremos vivir.Esa es, en definitiva, lalucha sisíñca que sostiene al escritor, en especial al poeta, y sólo lo verdaderos poseen el conjuro mágico —la palabra única— para dar vida a lo que es sólo tiempo desca mado en los demás mortales. Es verdad que no hay poesía sin memoria o que la mejor poesía es la huellade lamemoria, la ceniza que de repente, al leerla, renace incandescentey alum bra el tiempo huido. Hay una hermosísima definición de Leopoldo de Luis: «La poesía es un caminoen lla mas que, si se abre, no se cierra sino con la ceniza. La poesía es como el bálsamo que conservalos cadá veres de la memoriay los salva de la putrefaccióndel olvido». Estas palabras las decía Leopoldo de Luis para de finir una característica esencialde la poesía de An tonioPorpetta: suenraizamiento en laprimera consciencia. DePorpetta, de su rápido ascenso a la cum bre de la poesía españolaactual,lacrítica ha ensal zado la perfección de su ritmo, la belleza y enorme sugestión de su léxico, la riqueza de sus recursos; lo ha elogiado por su feraz rupturacon el frío venecianismo,lo hapremiado en múltiples ocasiones esti mandoen él la radical renovacióndel lenguaje amo roso... y en la presentaciónen Madrid, a principios de este año,de su antología «Década del insomnio», Leopoldo de Luis resaltaba ese rasgo peculiar de su enraizamiento en el entorno de la infancia. Y es que,efectivamente, a losocho libros poéti cos de Antonio los une el río subterráneo de los re cuerdos infantiles, y en ese río vital, lógicamente, Eda es la isla en la que se anclan esos recuerdos. No es sorprendente, pues, que ya su primer libro importan te, «La huellaen la ceniza», 1980, contengaesta es perada confesión: Yo guardo en la memoria, marcada por un hierro tenaz y [dolorido, miinfancia alicantina y su paisaje abrasado de sol... Noeseste el espacio para exponerampliamente lo que debe a este valle nuestro la poesía dePorpecta —«pescador de almendras, marinero sin mar, argonau ta del cieno»— como se define en esos«niños medi terráneos del árido barbecho y de la estepa». Sí es suficiente con apuntaraquí que uno de sus libros más importantes, «El clavicordio ante el espejo», por el que obtuvo en 1983 el Premio «Hilly Mendelssohn» de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles es, esencialmente, unpoemario que, dándole la vuelta a las palabras del título, desvela las claves cordiales de su poesía al ponerse el poeta ante el espejo de su infancia, antelos olores, colores y sombras de su ciu dad natal. Ahí,en esos poemas de rememoración,que en tantosaspectosson continuación de «La huella en la ceniza», está laentraña de su ser como hombro y como poeta. Y, también, la más completa geografía del corazón y de laenvolturade esta tierra. El libro está formado por 10 poemas dobles,es decir, un poema unitarioen el tema está dividido en dos tiempos: el del recuerdo eimpresión de un he cho, ser o circunstancia de lainfancia y la correspon diente trasposición del efecto a la vida actual del poeta. No es, desde luego, un poemario de exaltación patriotera; al contrario, aveces el recuerdo emerge desde la rebeldía contra una ciudad en la que la rítmica liturgia de las máquinas silenciaba losastros, ninguna primavera ardía en la tristeza de las calles. Y las gentes de arcilla ignoraban las voces del crepúsculo hambreando con furia su metal cotidiano. De esa ciudad industriosaeindustrial, donde sus moradores, impulsadospor el ansia de riqueza cada vez son más tierra y han olvidadolanecesidad de la poesía y de Dios, aquel niño de la postguerra desea escapar «buscando los lamentos del trigo y la cam pana». Huirá, primero, a través de los sueños. Sueños que harán de aquel río donde cantaban gentestaciturnas de mirada de nieve, ... río sin nombre ni memoria, con la tragedia intactayremotísima de no dejar su muerte sobre el mar... hará, digo, cauce profundoyfantástico por el que arri bará al mar libre de la creación intelectual.En el viaje hacia la madurez quedarán rotos otros sueños y otros paisajes: la rubia trenza de la niña bajo la lluvia ena morada, la vieja estación de tren y la larga humareda brotandodeltúnel de laTorreta, la desolada imagen delcastillo —«aquel fosco desgarro horizontal para el que los hombros de la gente se alzaban desde el hielo ignorando las huellas»—, el frescor y la penumbra de laiglesia deSanta Ana en las tardes de verano... La huida decisiva se producirá cuando sobreven ga el encuentro con la muerte, la incomprensión del viaje definitivo de la abuela, la estridencia de la pri mera puerta cerrada: después de aquella puerta, del estruendo de su golpe primero, un viento pertinazysucesivo me ha sembrado de aldabas la memoria. Después de ese estruendo, sólo queda lugar para el silencio. El poeta entabica la casa del padre donde permanece, dormida,lamemoria del rito de la músi ca. Y en ese magnífico poema final, Antoniocierra con llave el cuartoinfantil dondeseacumulan gra molas cubiertas de grama, ríos en llamaradas, casti llos y trenes velocísimos, trenzas doradas y figuras de porcelana marchita: Y ya todo es silencio. Y una herida lentísima avanza por la casa, quedamente, como el largo f i n a 1 e de algunas sinfonías. Hasta que llegue el triunfo de la noche y en la memoria caigan derrumbadas las últimas infancias. Así termina esta redonda autobiografía inunda da de fuego. Antonio lo dijo: «Si hay que acudir a la autobiografía, que sea desde el alféizar, nunca de espaldas a la luz». Yno cabe duda que éste es un libro esencialpara la comprensión de las claves poperttia- nas. Dime qué fue tuinfancia y mediré la altura de tus sueños, podría asegurarse de cada hombre. Pues bien, el devenir no ha hecho con Porpetta sino dejar germinar todos los mundos que se adivinaban más allá de los montes, a la distancia justa del grito y de la lágrima, un mundo de brumas y gaviotas, de redes y veleros, de cálidas arenas empapadas de sal. Frente al espejo,Antonio, algo cansado, se ha detenido y se ha mirado. Desde el cristal, un niño muy lejano ymuy pequeño, ha ido avanzando y le hatendido lamano. Asícomienza elpoemario, así comienza el concierto de clavicordio. Al final, dice el poeta, los dos, niño y hombre «marcharonqueda mentecompartiendo el silencio». Lo que yo me pregunto, al terminar la lectura de esos veinte poemas, de esas veinte variaciones sobre una misma nota, es si el abrazo del niño atrajo al hom bre al interior del espejo o avanza el niño-hombre de hoy envuelto en el silencio que también existe fuera del espejo. No sabría responder con exactitud por que la poesía de Antonio, lo mismoque la de los gran des poetas, es al mismo tiempo fuego y ceniza, futu ro-presente y pasado. Su primer libro personalse ti tula, como ya se ha dicho, «La huella en la ceniza»; el último, «Territorio del fuego». Los dos enmarcan esa «Década del insomnio» en la que el poeta, «parti cipando en la vida desde la contemplación, incorpo rándola a nuestro ser, compartiendosu fuego y su ceniza», como él mismo explica en su «Intento de poé tica», halevantado un espléndido edificio poético, ori ginal, riquísimo en imágenes. Para nosotros, hoy, lo que nos importa es que las piedras-cimiento de eseedificio se hanacarreado en estas canteras que corona la Silla del Cid. Salvador Pavía AunG-fLo oe ctq cu W¿-fl*^L kí V*-. ívvwfc. +q»-» C^~fc^^ U^ jU -/ -’í^-^--*—-** Jj k^¿A_ ^ks -a-íjfe-_ t~^^*^^S-«»W^-.,- CjUc -^vVt^; *J r-f, ^^ •uc^fcz: F’yvJ^ &-f*?^^u.Ai MILAGRO DE LA LUZ Así: todo luz, puro grito de luz, pura lluvia de luz llegando viva hasta mis manos. Todo nace o renace, todo canta en la luz: hasta lavieja sangre enmudecida vuelve a ser y a vibrar como la vezprimera. Es un hondo milagro esta mañana clara como el mundo, un milagro que brota hacia la altura sobre un musgo de siglos y de noches. No quiero preguntar: en esteinstante, enesta duda que deslumbra puede caber mi vida entera, la razón de mi aquí, de mi allá, dealgún siempre pretérito que deviene en lentísimo futuro. Así: sólo la luz, la luz sin trabas exacta y sin memoria, unaaldaba en mis ojos, anegándome. Antonio Porpetta Fiestas de septiembre /91 RAFAEL, un pintor Rafael era unpintor como la copa de unpino. Yno me refiero aRafael Sanzio, nocido en Urbino, que trabajó en Florencia y Roma, bajo laatenta mirada del papa Julio II, y que sin dudo lo era, sino a un pintor más próximoanosotros y a quien elsolo pensar que se le pudiera confundir con el gran maestro, le hubiera he cho sonreír para disimular su azoramíento. Me refiero o Rafael Sanz, pintor eldense, fallecido du rante el largo ycrudo invierno pasado. Sin embargo, lareferencia alpintor de Urbino no es vana, ya que nuestro Rafael, por su forma de hacer pin tura, mereció nacer en su época uotra parecida; porque hubiera sido un magnífico pintor de taller, del de su ho mónimo ode cualquiera de los grandes: Tiziano,Rubens, ElGreco, Velázquez, etc. Entonces, muchas de sus obras no estarían colgadas en una humilde casa del barrio de La Fraternidad, sino ornando palacios ymuseos, ydesa fiando a los eruditos yexpertos adilucidar si eran obras del discípulo o del maestro. Aún naciendo en nuestro tiempo, sihubiera vivido en Madrid, por ejemplo, le hubiéramos vistollegar a media mañana con poso silente aun rincón del Prado. Allí, se pondría atrabajar en una copia tan fidedigna como in distinguible del modelo elegido. Ello, haría exclamar a los mirones: —¡Mejor que el original! Y el cuadro terminaría en el despacho de algún po tentado de New-York o en un museo de Tokyo. Sanz había empezado adibujar de chiquillo, en esa faceta de los zapatos que es el modelismo. En cualquier momento, se le cruzó la estampa de un gran cuadro yse aplicó con entusiasmo a su reproducción. O, tal vez, fue ron las colosales réplicas de Gabriel Poveda en elCervan tes, que yo creo despertaron más vocaciones que las que se pueden imaginar. También pudo ser la emoción y el gancho de una visita al Museo del Prodo. Sales de allí, co mo decía un amigo, pintándote encima. Empezó, pues, lalabor callado ycasera de copiar una reproducción. Y a disfrutar viendo surgirel dibujo, los es- corzos, la perspectiva, yen elcolor los tonos, los matices, los empastes, yprofundizar en la composición, la luz, la gama de colores... Todo elprocedimiento había sido asi milado de tal manera que Sanz era una prolongación del pintor del original, sólo que dos siglos más tarde,por ejem plo. Se habla de la reencarnación, de la transmutación, y no tengo duda que Rafael fue en algunos momentos el otro RAFAEL. Algunos críticos le metieron en quimeras. Con motivo de su gran exposición en laCasa de laCultura sostuvimos esta conversación, poco más omenos: —Candelas, dicen que no soy artista, pero no impor ta, yo soy feliz con lo que hago. —Mira Rafael, aquí copia todo elmundo, ¡hasta Dios! Sí, porque, incluso, ElSupremo Creador, que lo hizo todo, al final se copió a sí mismo en el hombre. Los de más, simplemente lo imitamos. Ypintamos lo Naturaleza visible, y lainvisible, la mi croscópica y lo cósmica; pintamos lavida externa y la in terior,los recovecos del alma, nuestros pensamientos, afectos, sentimientos, sueños y la complejidad del espíri tu, lo que pintan los desequilibrados, los débiles menta les..., pintamos lo que pintan los demás, recogemos lo que pintaron los hombres primitivos, los pueblos indíge nas, loque pintan los niños, las corrientes al uso... Perse guimos lo Inasequible Belleza, onos mofomos de Ella e intentamos darle la espalda, negarla, odestruirla. Va mos... tras ¡La Quimera! Pero no hay que recordar este tipo de elucubracio nes. Nuestro amigo Rafael, fue en todo momento Rafael Sanz, y su modo de pintar era sudisfrute y su verdad. Sin otras metas, ¿para qué más? Ahora ante laVerdad Suprema no sabemos sianda rá copiando ocreando. ¿Habrá diferencia? Tal vez esté copiando la «Gloria del Eterno»o creando nuevos «ange litos negros... orubios». De lo que estoy seguro es que está en el Cielo, pintando. Que lo pintes bien, Rafael. Un abrazo. Elda,1 de junio de 1991 Festividad de Ntra. Sra. de la Luz Ramón Candelas Las orquídeas de Cámara Dice laleyenda queBolón se enamoró de Cámara y nació Elda. Sea co mofuere este monte yecosistema, junto con Bolón forma el binomiohistó rico, bajo cuya sombradesolera, nostalgias y presencia vivieron muchas generaciones de eldenses. algunos disfrutándolos en excursiones a sus mon tes. Otros contemplándoles en la distancia. Susituación privilegiada, próximoa LaTorreta y en el antiguo camino a Salinas, la proximidada las lomas del Marín,su tipismo y aun un cierto primitivismo naturalista, hacen de estemonte un paraje inusitado, tanto pa ra pasear como para contemplar lasestupendas vistas en las cuatro direc ciones. Si vamos ascendiendo por elantiguo caminohastala cima, veremos có mocambian pasoa paso las vistas panorámicas del Valle del Vinalopó. El castillo de Sax se perfila más alto, el de Villena se matiza, la Sierra de Sali nas parece que lacogemos con la mano, y en el fondo,si es época, un es pejo de agua donde se reflejan las rocas en la laguna. Yarriba, observaremos las sierras ytierras de Monóvar, y unaserie de paisajes cuyadescripción haríaninterminable mi artículo. He subido muchas veces aCámara, siempre hallé motivos de satisfac ción y sorpresas. Hice catálogos florísticos, itinerariosyvideos, pero siem pre laveo inconclusa. ¡Es pena que no sea un parque natural municipal para todos los eldenses! En esta primavera, aprovechando misexcursiones domingueras con mi grupo de montaña,lavisitamos yvimos varias cosas interesantes, pero por evitar extensión me ceñiré alestudio de las orquídeas silvestres de este im portante monte. Cuando se piensa en orquídeas, basta decir que esta importante familia botánica laintegran unas veinte mil especies en todo elmundo. EnCámara yo he descubierto cuatro en las zonas de pastizales yladeras. Las orquídeas hoy se explotan para su cultivo ornamental, por lo eleva do de sus precios, al ser una planta exótica, rara ysumamente bella. Tam bién se cultiva en los trópicos la variedad que pulverizada es loque tomamos yconocemos como vainilla. En su estructura se parecen ainsectos, para protegerse de los pájaros en un acertado mimetismo al medio, se asemejan aabejas, avispas, abejorros, arañas yotros. Sus colores son de una notable originalidad, y sus formas son unauténtico capricho de lanaturaleza, ya que poseen lospétalos y sépalos transformados enlabelos, órgano carno so y muy colorista.Seclasifican por los taxones, es decir, se mideny se pesan todos sus órganos, sedibuja todo y se llega a su clasificación con clavestaxonómicas. Sedice que Walt Disney se inspiró muchas vecesen orquídeas para lacreación de sus personajes fantásticos, para sus historie tas ydibujos. Dos géneros hemos catalogado: el ORCHIS y el OPHRYS. 1.— La ORCHISMASCULA (L.) es una planta vivaz, hasta de veinticinco centímetros de altura; posee eltallo erecto cilindrico y liso. Sus hojas son oblongo-lanceoladas. envainadoras con limboreducido;tienebracteas lan ceoladas y florespurpúreas. Elsépalo mediano, dirigido hacia adelante,los laterales reflejoshacia atrás. Poseeunlabelo trilobulado, de hasta 9 mm. de largo por 8 mm. de an cho. Tiene un espolón cilindrico, recto yhacia atrás. Su antera es obovada, con ginostemo erecto yovario cilindrico. Florece de abril a junio. 2.- OPHRYS APIFERA (Hudson) Es conocida también como Orquídea de laabeja, pues de lejos parece el abdomen de una abeja que esté polinizando a la flor. Esplanta vivaz, hasta 60 cms. de altura. Detubérculos subglobosos. Detallo liso,recto yrobusto. Con roseta de cuatrohojasbásales lan ceoladas uovales, coninflorescencia enespiga, laxa con bracteasfoliosas. Deflores grandes, con sépalos blancosy rosados y unnervio verde. Pé talos triangulares verdes,conlabelo de contorno elisoidal trilobulado, ma rrón, con dos prominencias laterales marrón claro, vellosas, con lóbulo medio, terminado en apéndice verde oamarillento. El labelo va decorado en el centro con un reducido espejuelo de colormarrón claro. De ginoste mo erecto yantena amarilla con poliniosamarillos. Posee su ovario cilindri co. Florece de mayo ajunio. ORCHIS MASCULA. fueron también llam ¡das Salcps yCompañón. OPHRYS FUSCA, posee en su labelo una espe cie de pequeño espejo. La Sierra y la Laguna de Salinas vistas:lesde Cámara. OPHRYSSCOPOLAX. también llamada apifor- me por lasemejanza con elabdomen de una abeja. OPHRYSÍENTHREDINIFERA. Es una especie de gran presencia y belleza. Ramillete deOphrysScopolax. 3- OPHRYS FUSCA Lynky Schrader Planta vivazglaba hasta30cm. de altura. Tubérculo subgloboso. Hojas básales en rosetas, las caulinares son envainadoras. Posee sus flores en una espiga laxa. Sus bracteas foliares son verde claro yoblongas. Posee los sé palos ovales color verde claro.Los pétalos son lineales. Tieneunlabelo oboval-oblongo, trilobulado, con dos manchas glabras brillantes gris-plomo oazuladas. El resto dellabelo es oscuro. Deginospermo recto yestigma cóncavo. Anteraamarillenta, obovada yovario cilindri co. Florece de febrero amayo. 4- OPHRYSSCOPOLAX. Cavanilles. Llamada por otros O.insectífera yO. apiformis. Es una plantavivaz, hasta de 45 cm. de alto.De tubérculos subglobosos uovoides. Tallo recto ycilindrico. Es muy abundante en Cámara. Con rose tabasal yhoja caulinares envainadoras. De flores grandes. Con sépalos ro sados. Pétalos rosados o purpúreos ylanceolados. Con un labelo oval oblongo-convexo, con márgenes revolutosytrolobulado, con un apéndice verdoso hacia elápice,con dos gibosidades velludas haciala base. Posee undibujo, como un escutelo amarillo. Tiene cuatro manchas azu ladas muyvistosas. Estigmacóncavo. Ginostemo recto, de antera obovada, florece de abril a julio. 5- OPHRYS TENTHREDINIFERA. Willd. Es vivaz, glaba hasta 50 cm. de alta. Detubérculos subglobosos oelipsoidales. Tallocilindrico recto.Ro seta basal de cincohojas. Hojascaulinares envainadoras. Flores en espigalaxa, pauciflora. Bracteas,foliosas,oblongas de color verdeamarillentas. Flores grandes con sépalos rosados ypétalos rosados purpúreos. Posee ellabelo truncado ancho, oboval, de una granbelleza plástica, de color marrón oscuro,conmancha centralglabraazulada, en forma de H bordeada de amarillo. Ellabelo estáparcialmente cubierto de cilios amarillentos cortos.De gi nostemo erecto,poseeel estigma recto, anchoy cóncavo, anteraoval y gineceo cilindrico, florece de febrero a final de mayo. Es fecundada y polinizada por insectosmachos: la Encera nigrilabris. éstos son atraídos por el aroma,que es semejante al del ciclamen (planta ornamental). Las orquídeas de Cámarabien merecen una visita al lugar. Y rogamos serespeten, no se toquen, ni arranquen. Ellas son un privilegio para Cámara y unaensoñación para montañeros y naturalistas. Manuel Serrano González Doctor en Farmacia BIBLIOGRAFÍA AICHELE. Dietmar:«WasBluhtDenndas». Ed.Kosmos. Stuttgart. 1984. COSTA. Manuel: «La vegetación en el País Valenciano». Ed. Secretariado de Publicacio nes de laUniversidad de Valencia. Valencia. 1986. I-1GUEROLA. Ramón ycolaboradores: «Guía de las flores silvestres de la Comunidad Va lenciana». Ed. Mestral. Valencia. 1988. GARCÍA GUARDIA. O:«Flores silvestres de Andalucía».Ed. Rueda. S.L. Madrid.1988. OSPINA. Mariano H.: «Orquídeas de las Américas». Ed. Litografía Arco. Bogotá. 1979. RIVERA NUÑEZ. D.ycolaboradores: «Orquídeas de la provincia de Albacete». Ed. Exc- ma. Diputación de Albacete. Albacete. 1987. 1. Espolón 2. Sépalos 3. Pétalos 4. Estigmas 5. Labelo 6. Ovario VELETA DE LAMENTE Alritmo de su corazón, conforme a la claridad que tiene su mente, el hombre medita y habla consigo mismo, y no se cansa de preguntar a lo que alcanza su vista y hasta a lo invisible para que letraigan en un vuelo la verdad oculta de aquello que para el bien de su existencia le pueda ser más firme, de más permanente valor. Y ocurre que cogido el hombre en laprisionera realidad que lo rodeo, no siempre consi gue asegurar sus pensamientos conforme a sus deseos, en orden a sus necesidades y es por esa causa por lo que se encuentra condicionado a desarrollar su existencia siendo esclavo de sus vacilaciones. Ante esa situación de inevitable duda, es por lo que la veleta de su mente queda a merced de ladirección a la que le empuja el viento de cada circunstancia, viento variable, que hace que sometido el hombre a lassorpresas que le esperan en los re codos de cada camino yante lasdiferentes caras que le presente lavida, sea cuando al estar inseguro sobre una determinada ¡dea a concretar o sobre una acción areali zar cambie su estado de ánimo de lo alcanzable a lo descorazonado yque en esas involuntarias inquietudes sea también donde laciega influencia de una determinado situación condicione ladirección de laflecha que va marcando su destino. Buscando sosiego a sus encontrados pensamientosytratando de asegurar en lo posible el mayor acierto en sus decisiones, estrujando su magín, lo mismo que lo hace para acertar en los ajustes de cualquier trabajo querealice, el hombreelige,rectifica y ajusta detalles, y procura con el mejor sentido y arte que lepermite susaber, elabo rar la obra que le ilusiona y necesita, buscando así hacer valer su particularverdad y deseo hastadonde le alcanza su inteligencia. Yocurre que aún reconociéndole a suspensamientos uncontenido conciertos valores, puede ello no ser bastantepara lograr el fin que el hombre se propone, ya que nunca quedadel todo satisfecho de aquello que piensa y realizaporque siempre la ilusión y la necesidad que avivanden tro de su ser lo empujan a subir.- —más alto...—, a ir: —más allá...—. Cogido, pues, el hombre en ese forcejeode su pensar que lo condiciona, carente de una más clara, más firme verdad que pudiera tener un incontestable poder, al no disponer del remedio capaz de salvar de dudas a su mente y de ajustarle un igual ritmo a su corazón, será por lo que necesite de un ánimo constantey de un viento favorable paratratar así deacertar en la elección y logro deaquello que desea y le preocupa, de aquello que necesita. Yserá también aconsecuencia de la falta de se guridad interior que habita en su complejo engranaje humano por lo que una y otra vez se sentirá vacilante entre las diferentes opciones que se le presenten a la hora detomar una decisión sobre una determinada idea a expresar,sobre una acción a desarrollar que lo alivie de sus vacilaciones ylo fortalezca, por lo que anteestasme dio claras situaciones que tenga que afrontar le será bueno echar mano de una pru dente conducta que le pueda ayudar aconseguir aquello que se propone llevar acabe. De todo estose podría deducir, que elhombre en suconducta de involuntarias vacilaciones, no hace sino responder a su natural ydébil condición, pues es lo cierto que no puedepensar ni decidir con mayor mérito yseguridad, ya que para que pu diera conseguir un acierto absoluto en sus juicios y decisiones carece de una más alta sabiduría. Por ayudarnosde alguna manera a comprenderlamaquinación de ese mundo interior donde nacen y se tejen los pensamientos, podríamos atrevernos a decir: que en cualquier caso y sin poderlo evitar conocemos queel ser humano semueve en uno buenaparte de su vida debatiéndose en el conflicto de sus vacilaciones, y por eso. entonces será bueno para él que procure en cada decisión que va atomar,ayudarse de las saludables experiencias vividas por sí mismo o experimentadas por otros como consecuencia de los caminos que han transitado, yasí asegurar el mayor acierto posi ble en losfines y deseos que se propone, en la acción que va a poner en juego, ya que se hace difícil para el hombre mantener el resultado que se encontrará después del paso que ha dado, yesto a causa de que cada hecho que se produce, ypor natu ralderivación le sucede otro que será de carácter diferente en más o menos proporción;-: Y resulto, según se puede deducir de todo esto, que no podemos extrañarnos de ese proceso o andadura, y tanto es así que estosmismos renglones que estamos compon-iendo ahora ya nosllevan a un escenario extraño, difícil de prever, y al que nosvamos acercando con deri^jr)pte£isi.óFv vacilantes,con una venda en la mente, con el temor de caer en el vacío, en ese vacío amenazante de lo desconocido yen el que las palabras que vayan apareciendo en este discurrir, reforzadas con los figuras que representen, irán de seguido proyectando otros ¡mprev¡stasr:sin que sepamos a quéextraños caminos las van a conducir los nuevos pasos’a da®Y así siempre..., siempre... Pero aún sabiendo todo esto, los pensamientos por un lado y por otro lado el corazón, el hombre no se rinde en su andar, yaunque tropiece en lo misma piedra más de una vez, aunque en el cruce de ese otro camino que ha de tran sitar vacile, después ocurrirá que en estos nuevos pasos a dar estará empujado, destinado a seguir adelante, o cum plir con los mandatos que el dedo de su existencia le marca en cada hora. Y en ese forcejeo se devanan sus deseos y después sus acciones en lucho con sus vacilaciones por en contrar la verdad que le sea más válida para tratar así con ella de resolver sus problemas yaliviar sus preocupaciones. De todo esto se podría entender que la mente de ser humano se mueve lo mismo que una veleta escla va de sus vacilaciones, pero también —y esto ya, es bueno—, que el hombre un día yotro díq. yén:el ro dar de la noria de suincansable p^rísár’seguirá bus cando la verdad más firme posible, la que le pueda ayudar a darle el mayor acierto a sus decisiones, aun que eso sí, en el coso de que lo encuentre, de segui do, esa verdad estará siempre expuesta a vacilar la torre invisible de su mente, lomismo que vacila uftá veleta en el chapitelde una torre al impulso de los se? píos de cada amanecer. Andrés Lloret Martí ¿&?. ’ &0 Curiosidades urbanas eldenses Lasciudades crecen,susfisonomías cambian. Todo en esta vida está sujeto a un proceso de evo lución. Pero aunquelos núcleos urbanos se trans formen, quedansiempre —en cualquier rincón apar tado, en algún punto olvidado—restos o peque ñas muestras del ayer, de un pasado, más o menos remoto, del que estas cosas son representativas,en la medida en que su contemplaciónnos trae el re cuerdo de pretéritasvivencias y sensaciones. No tienen, en realidad, estas pequeñas cosas —a las que podríamos dar el nombre de «reliquias» urbanas— importancia alguna por sí mismas. Son sólo curiosidades, pequeñas cosas, repetimos, sin más valor que el evocador que queramos darle. Peronos gusta asociarlas a nuestros recuerdos, pensar que fueron un día «actualidad» —que formaron parte de la vidapalpitante—. Ennuestra ciudadexisten, repartidas por sus calles, a la vista de todoelmundo, muchas de es tas«reliquias». Lo que ocurre es que, haciendobue no el dicho de que «el bosque impide ver los árbo les», con frecuencia no las vemos. Como han estado ahí desde siempre, no nos llamanlaatención cuan do pasamos por su lado. En esta nómina de recuerdos, podríamos refe rirnos, en primer lugar, a ese escudo de piedra de la ciudad de Elda que se encuentraal principio de la calle Pedrito Rico, muy cerca de la Hidroeléc trica. El escudo, que tienelaantigua y caracterís tica forma eclesiástica, lleva la leyenda: «Provincia de Alicante.— Partido judicial de Monóvar.—Ciu dad de Elda». No sabemos desde cuando está en supuesto, a laentrada de Elda, este emblemade la ciudad. Pero hay un indicio seguro —aunque amplísimo— para su ubicación en el tiempo. Elda empezó a ser ciudad en 1904 y no fue cabeza de partidojudicial hasta1965. Por consiguiente, en algún momento entrelos citados años 1904 y 1965, tuvo que tener lugar la colocación del escudo que comentamos, aunquemás cerca de la primerafe cha que de la segunda. El blasón parece ser de pie dra —pues está bastante bien conservado—,aunque no podríamos descartar(sólo lo hemos visto desde la acera) que sea de otromaterial másblando. Otra inspiración, que nos había estado llaman- ¿St CALLE do laatención duranteaños, ha desaparecido ya cuando escribimos estas líneas. Nos referimos aana esquina de la calle Independencia,correspondien te a unaantiguacasa que ha sido recientemente derribada. En esa esquina, sobre las piedras de si llería, seconservaban los restos de lo que fuera un cartel oletrero indicativo durante nuestra última guerra civil. Con una flecha y las palabras «REFU GIO-CABIDA:...» (asícomo algo más, que ya era ilegible), se señalaba la ubicacióndel refugio an tiaéreo más próximo,queestuvo situado durante la contienda muy cerca de allí, en la plaza del Ayun tamiento, conentrada por dicha plaza y por la de Arriba. Como sepuede observar en lacorrespon diente fotografía que ilustra este comentario,por poco no llegamos atiempo detomarla, ya que ha bía comenzado el derribo de la casa y, bajo la ar tística reja antigua,se alcanza a ver los primeros escombros. En un lugar muy céntrico,casienfrente del TeatroCastelar, selevanta una casa —hoycerra da— cuya fachadasehalla rematada por unfrente con una rueda dentada,queencierra en suinte Jp§ rior las siglas AYO. El inmueblehaconocido, a lo largo de los años, diversos destinos, pero la pre sencia del relieve que hemos mencionadoobede ce a que en principioalbergó a la firma «Ariza y Ochoa»,conocida empresademaquinaria para el calzadoestablecida por aquelentoncesen Elda, y cuyorecuerdo se haconservado —demomento— con lo que era su marca de fábrica. A la calle de D. JuanRico le cabe el honor de ser la primera de un barrio eldense al que, de acuerdo con los gustos de la época en que se edifi có, se le puso el nombre de «La Prosperidad». Des pués, en la misma línea, seguirían «El Progreso» y «La Fraternidad» y, todosjuntos,ensancharían el horizonte urbano eldense. Allí, al principio de la citada calle, está la lápida de mármol blancoque anuncia el comienzo del barrio: «Barrio de La Pros peridad». Podemos encontrar otrasupervivencia del pa sado en la calle San Roque, juntoa la popular pla zuela de las Monjas. Se trata aquí de la rotulación, con grandes letras en relieve, de un letrero. A las letras acompaña un curiosoescudo de Elda, en el que figuran las torres y la flor de lis, pero también adornos y leones, ajenos a nuestros blasones y en la postura heráldica de levantados, amén de la se ñal inequívoca de haberse borrado algo del escu do, seguramente la corona real, suprimidadurante la República. Todo ello se puede ver todavía so bre la fachada de una antiguacasa de la citadaca lle. Elrótulo encuestión dicesolamente: «JUZGA DO MUNICIPAL», y la casa no tiene pérdida. En aquel lugar, en algún tiempo pasado, estuvo ubi cado el Juzgado Municipal eldense. Debió ser, sin duda, durante laMonarquía y la II República. Lo que tampoco ofrece dudas es que la cosa viene de lejos, puesto que, después de éste, hemos conoci do varios emplazamientos de nuestro Juzgado: en la calle Nueva (muy cerca del Negreso), en la calle Colón (ocupando laantigua casa-abadía) y en el edificio consistorial (por laparteposterior del ac tual Ayuntamiento). Para pasar luego, finalmen te, a donde ahora está, es decir, al llamado Palacio deJusticia. Curiosidades y «reliquias»como éstas podemos encontrar en nuestra ciudad a poco que esforcemos la «vista»; no sólo la de los ojos, se entiende.Asi, todavía se pueden ver en algunas viejas paredes las argollas de hierro en las que en un tiempodebie ron sujetarse las caballerías o —deépoca mucho másreciente— laespigada columna que selevan tó en el patio del Colegio«Padre Manjón», cuan do el recinto sirvió para albergar las primeras edi ciones de la Feria del Calzado. Falta en ella,eso sí, el Mercurio simbólico que la rematabay que un día —quizá llevado por sus pies alados— se marchó encompañía delviento. Como quiera que sea, todas estas curiosidades y claves para recrear el pasado vienena ser tam biéncomo los últimosadioses de una ciudadque se nos fue, para dar paso a una nueva urbe en bus ca de su futuro. R.G./91 [•’oíos deRODOLFO GUARINOS CABRERA Escalando plantillas en la fábrica. D. Maximiliano Aguado: el entusiasmo personificado Es increíble hasta qué punto, todavía en fe chas recientes, cómo personas mayores repiten en sus corrillos las satisfacciones que les dieron personajes eldenses ya fallecidos. En algunas ter tulias se recuerda con cariño aD. MAXIMILIA NO AGUADO, como una persona que dedicó mu chas horas asu pueblo, dentro de una política tra dicional llena de coherencia ycariño. Nuestro personaje nació en Elda en el año 1908 dentro de una familia trabajadora, acomo dada ydedicada a la fabricación de hormas,y murió en 1969. Nos hallamos ante un eldense que no ha desaparecido. Ocurre en muchos casos que la figura se olvida, que el paréntesis de la perspectiva del tiempo parece necesario para volver abrillar con luz propia. En este caso no haexistido ningún lapsus, se mantiene porque su dedicación familiar, laboral ysocial sigue funcio nando y, porque es una auténtica proyección ba sada en su espíritu inquieto dirigido hacia una amplitud de horizontes. A la edad de doce años se marchó aOnte- niente para cursar estudios de Bachillerato y fue en Mataró donde terminó la carrera de Comer cio. Esta yla experiencia recibida, debió ser la piedra angular sobre la que «Maxi» construyó su posición empresarial. Como otros muchos tuvo sus altibajos, buenos momentos yotros para olvi dar, nunca se desanimó,suóptica renovadora y su capacidad le permitió llevar una fábrica de hormas yregentar varios cines yteatros de la pro vincia. Era un organizador nato, señalaba objeti vos yelaboraba las estrategias. La guerra civil fue para el Sr. Aguado como para muchos españoles, nefasta. Las tragedias y desesperaciones que nacían del caos dificulta ban el entusiasmo ytorpedeaban la moral. Nues tro empresario emergió con más vigor que nunca, procedió arecuperar lo perdido ypor si fuera poco aconseguir un prestigio industrial recono cido. Sus hormas, tacones, cuñas ytopolinos se pasearon por toda la geografía nacional materia lizando un proceso comercial que él se merecía. Ante amplios sectores provinciales su buen hacer empezó adestacar ycomo consecuencia le ofrecen cargos que él rechazó sistemáticamen te. Era un hombre de Elda ytrabajaba para El da, no fue un político ni un hombre de estadc, no deseaba el poder, su juicio por los sentimientos estaba por encima de posibles acciones políticas. Su amplísima aportación estaba dirigida al ámbi tolocal. Nadie olvida la labor que realizó como Concejal encargado del cementerio, mejorando en todo lo posible un lugar que estaba bastante abandonado. Ycómo no, la feliz idea de colocar en la entrada dos lápidas con poemas del Será fico. Desde mi punto de vista el servicio más va lioso que aportó D. Maximiliano aElda, arivel cultural, fue, cuando siendo alcalde D. José Mar tínez González, él se hizo cargo, através de su Concejalía, de la Presidencia del Patronato ce la Biblioteca Pública Municipal. Una de las priori dades de dicho Patronato fue la de recopilar obras de escritores eldenses de distintas épccas, para poder iniciar una difusión yde esta manera los eldenses tuvieran la oportunidad de leer al go, casi desconocido, de D.Juan Sempere yGua- rinos, de D. Juan Rico y Amat yde D.Emilio Cas- telar yRipoll. En lasfiestas conelgorro de estudiante. El Sr. Aguado, como presidente del Patrona to, no lo dudó ni un solo instante, se desplazó a Madrid en viaje particular ytras una intensa ges tión con los anticuarios de libros (siempre acom pañado por su hijo Isidro, que estaba cursando estudios en dicha capital) se trajo para Elda casi cien volúmenes de los tres autores antes citados. Del primer autor se trajo «Historia del Derecho Español»; «Historia de las Constituciones Españo las»; «La Renta de la Población del Reino de Gra nada»; «Biblioteca española de autores del reina do de Carlos III»; «Historia de los vínculos yma yorazgos»; «Alegación de la Jurisdicción». Libros todos ellos de gran valor. De Rico yAmat figura ba, entre otros, «El libro de los diputados ysena dores»; su «Diccionario de los políticos»; «Historia política yparlamentaria de España»; «Lágrimas de España»; «La Unidad Católica». De D. Emilio Castelar, nuestro amigo Alber to Navarro escribió lo siguiente en un artículo en el Valle de Elda, recordando este valioso servi cio a la cultura eldense, «... se consiguió la ma yor parte de su ingente obra que comprende discursos políticos, obras históricas ybiográficas, literatura, novela histórica, etc., yentre las que destacan por su valor o rareza la «Historia de Europa en el siglo XIX» en seis volúmenes, «His toria del descubrimiento de América» (1892), «La civilización en sus cinco primeros siglos» (1858), «Fray Filippo Lipi» (1877) de la que se dice que está ambientada en el antiguo Convento de Fran ciscanos de Nuestra Señora de los Angeles, que había en Elda hasta mediados del pasado siglo. «Recuerdos de Italia» en la que figura la bellísi ma comparación entre el Valle de Asís en Italia y el Valle de Elda. «La revolución religiosa» en cuatro volúmenes. Como pieza única en este valioso lote caste- larino se encuentra un original manuscrito de Castelar, titulado «Últimos aspectos de la Repú blica Francesa», firmado el 26 de diciembre de 1877 y compuesto por 128 cuartillas escritas con la letra ancha ygrande del ilustre orador que tan toquiso aElda. Este valioso manuscrito, joya apre ciada en la Biblioteca, pudo ser traído a Elda En laFeriadel Calzado con elMinistro de Industria. por el empeño personal del Sr. Aguado Berna bé, venciendo las resistencias del librero ades prenderse de un original de tan grande valor. Está demostrado el servicio que realizó núes- tro eldense al conseguir ese tesoro bibliográfico para esa institución cultural. Me imagino que en tre otras razones sería que las distintas genera ciones conocieran la vida yobras de estos perso najes. Maximiliano era una persona que daba una imagen distinta ala que era en sí. Parecía serio, introvertido, en esas particularidades escondía su enorme sensibilidad yhasta su sentimentali- dad. Era persona entrañable ytenía una gran vir tud, se daba rápidamente atodos y si no, ahí está su curriculum: en la Directiva del Casino Elden se; en la Junta Central de Moros yCristianos; fun dador, con otros amigos, de la Comparsa de Estu diantes; intervino en la de los Zíngaros; edificó en su época el edificio mayor del pueblo («Casa Grande»); pionero de la Playa de San Juan; Con sejero de la Caja de Ahorros; en la época de res tricciones de luz, nuestro «Maxi», a través de dos grandes motores diesel que tenía, dio energía a cines, al Casino, ala Iglesia, etc. Quiero dejar para el final una iniciativa, ab solutamente propia, que fue la organización de una corrida de toros con el mejor cartel que ha tenido Elda hasta la fecha, los hermanos Domin- guíny elfamoso rejoneador Duque de Pinoher- moso. Me imagino que le costaría mucho dinero de su bolsillo, como muchas de las cosas que de sarrolló através de su vida. Creo que no se puede pedir más de un el dense que siempre estaba con la mirada puesta en su ciudad, que su voluntad yentusiasmo iban cabalgando con la fuerza que le daba sentir en tre su persona ysu pueblo esa efusión, que iba de los corazones eldenses al suyo propio. Fue una lástima. Murió muy pronto. José Luis Bazán López Historia de la Asociación de Amigos de la Tercera Edad LaAsociación se creó en 1978, siendo sussocios promotores yfundadores José Pérez Polo (+),José Verdú Verdú y Manuel Serrano González.Una vez fueron aprobados los Estatutos por el Gobierno Civil de Ali cante semarcaron dos objetivos: captación de socios protectores y firmas de apoyo,parasolicitar de la ad ministración unaresidencia para laTercera Edad de la comarca de Elda. Se recogieron más de veintidósmil firmas de eldenses, que apoyaban nuestra solicitud. Se hizo unadeclaración de principios enprensa. Apareciendo en el «Valle de Elda» el16 de octubre de 1978. Serealizó unviaje aMadrid aentregar la pe tición alentonces directorgeneral para la tercera edad, Sr.Hurtado de Simón, que entonces dependía del Mi nisterio de Trabajo. Siendola Junta Directiva muy bien atendida en esteorganismo, a la visitaasistieron: José PérezPolo, Manuel Serrano González, JoséVerdú Ver dú, Isidro Cebrián y Enrique Delfín. Para conseguir fon dos se compró lotería, por valor de seiscientasmil pesetas. Seprogramaron numerososviajesayudados por las Cajas de Ahorros, a las quedesde aquímanifesta mos nuestro agradecimiento. Separticipó en la prime ra mesa redonda de la Tercera Edad en Madrid. Y se colaboróen elmontaje del Primer Congresode la Ter cera Edad de Benidorm, celebrado en Ciudad Patricia. Asistiendo losmiembros de la Junta de laAsociación. Se realizó en la calle la campaña «Elda, el abuelo te ne cesita» para concienciar a la gente sobre la problemáti ca de laTercera Edad, así como en losmedios de difusión. Seinvitó y vino a Elda el entonces Secretario de Estado para la Seguridad Social, al que se le hizo ver la necesidad de la construcción para Elda de una Resi denciaGeriátrica, hechos que recoge «Información» del 16 de diciembre de 1978. Otras actividades de la Aso ciación fueron recogidas por «La Verdad» en varias oca siones en 1979. Enabril del mismo año acudió a Elda D. Joaquín Hurtado de Simón, Directordel Servicio para laTercera Edad de la Seguridad Social, que acompaña do de la Junta de la Asociación, petición de la Resi dencia que se reiteró en su demanda y visitaron juntos el Hogar del Pensionista, pidiéndole muebles para el mismo. La primera Junta Directiva de la Asociación Amigos de la Tercera Edad de Elda en la Plaza Mayor de Madrid (1978). Posteriormente, con eltraspaso de competencias a laGeneralitat Valenciana, se hizo cargo de la gestión el Excmo. Ayuntamiento y ha sidoduranteeste año, cuando se culminó la obra ygestión, que ha llevado con absoluta eficacialaConcejala de Asuntos Sociales del Excmo. Ayuntamiento, D.aPaquita Muñoz, con quien hemos tenidoel gusto de colaborarpor labuena disposición mostrada hacia nosotros. Inaugurándose ha ce pocos días el edificio. En octubre falleciónuestro pre sidente, José Pérez Polo, que fue muy sentido por toda la asociación y por un gransectordelpueblo. Como quiera que elobjetivo por el que nosconstituimos ya lo ha realizado laGeneralitat y el Excmo. Ayuntamien to. Decidimos disolvernos. Y como recogennuestros estatutos losfondos sedistribuyeron hastala total liqui dación en la dotaciónde losaparatos para elgimn.isio geriátrico de lanueva Residencia deAncianos, la cons trucción de la Capilla, la restauración de la imagen de la Virgen de la Salud del Antiguo Hospital; la instala ción de elementos de recreo: televisores gigantes, ca denas musicales, mesas de billaryotros elementos de ocio. Eldía 7 de junio se regaló a la AsambleaLocal de la Cruz Roja un furgón ambulancia con uncoste de 2.700.000 pesetas. La actual Junta está integradapor: Manuel Serrano González (presidente), José Verdú Verdú (tesorero), Juan Guill Bernabé (secretario), Vicente Romero (vicepre sidente). La entrega delfurgón-ambulancia se hizo al presi dente, José María Alarcón; vicepresidente, Pedro Maes tre Guarinos, ysecretario, Vicente Bonete. Desde aquí queremos agradecer a todo el pueblo de Elda la ayuda que nos prestó y un emocionado re cuerdo a Pérez Polo, que desde el Cielo se estará ale grando por ver materializado su sueño de laResidencia. Por la Junta Directiva de la Asociac ion, su presidente: Manuel Serrano González Los miembros de la última Junta Directiva de la Asociación Amibosde laTercera Edad, ante el furgón-ambulancia donado a la Cruz Roja (!991). BONIFACIO Conagilidad, firmeza y precisiónsu mano guiabael afilado fleje recorriendolos perfiles del patrón mientras la otra, elástica y fuerte, mantenía a éste inmóvil. Después de recorrer lascurvas, contracurvas y otrospequeños tra mos, aflojaba la presión,levantaba elmodelo yseparaba de la ancha superficie de la piel un perfecto «corte» de za pato, o una de las piezas que lo componen. Bonifacio era,pues,«cortador». Elcortador empezaba sutrabajo acariciando con sus manos la extensapiel—badana, molleta,tafilete...— y, mientras ésta sedeslizaba entre sus dedos, tensaba de vez en cuando ydetectaba cualquier pequeña falla o defecto en su superficie o cuerpo. Después, componíacon los pa trones como unpuzzle, ajusfando laspiezas a la perfec ción, en un intentodelmáximo ahorrode piel y sortear los fallos de la misma. Siempre había alguna zona más gruesa,porosaoherida, que servía bien para el talón o para piezas internaspocovisibles, perono para la pala... la pala debía ser «tota pulcra», como una virgen. Apoyando el fleje en un canto de la mesa, con la li ma lo aliviaba de pequeñasasperezas y rebabas, y luegoconmano ágil, en un vaivénrápido, suaveypersistentelo rozaba contrala «chaira», dar de chaira—sedecía— has ta conseguir un filo de navaja barbera. Despuésde unbrevedescanso dedicado a liar un ci garro, aspirar una o dos bocanadasyabandonarlo en la orilla de la mesa, a la que con frecuencia socarraba,el fleje empezaba abordear elpatrón y, altiempo, hendíala piel cortando de ellapequeñas parcelas que, unidas luego, for marían la cara del zapato. Elpatronaje nosiemprefue igual. Huboépocas en que se empleaban cartonesrecios ybordeados de metal. Cuan do laindustria entró en una dinámica de cambiar los mo delos confrecuencia, elpatrón sehizo, también, más efí mero. Elcartón se tornóliviano y la protecciónmetálica fue desestimada porqueno compensaba sucoste con la duración de su uso. Entonces, se requeríacon más preci sión mejor pulso, para no ir quitandoalpatrón esquirlas que desfigurarán suprecisión, endefinitiva, más oficio. Elsumunde lahabilidad eranecesaria paracortar las «muestras», porqueentonces el patrón era de tenuepapel, sin canto para apoyarel fleje, y necesitaba decortador pre ciso y de experiencia. Otracualidad que debía adornar al cortador era larapidez y uncortador«largo» era muy estimado por aquello, como siempre, de la productividad. Elaprendizaje del oficioempezaba, como en todos, de mandadero. Trayendo y llevandocosas, barriendo. Lue go, cortando tejidosaprestados, cutí,para las entretelas y, más adelante, cortando plantas y «forros», porque las pieles que seusaban, lasbadanas, eranmáseconómicas y los «destrozos» que pudiera realizarelprincipiante me nos onerosos para laeconomía delfabricante y, por su puesto, para lacalidad delzapato. Con el tiempo se ibaadquiriendo la vista, tacto, pul so, firmeza, precisión y destrezanecesarios. Hasta enfren tarse por primera vez a una tersa y pulida piel de tafilete que debía ser pura emoción y como una reválida ante el gremio. Elcortador realizaba su faenasiemprede pieanteuna mesa característica por sualtura y la sencillez de su cons trucción. Sobreeltablero superior una plancha de zinc re cibía el impacto de lacuchilla después de atravesar la piel, dibujándose en ella milarabescosindescifrables. Cuando se había cortado cierto número depiezas, eranecesario proceder a su marcado y, sólo entonces,el cortador se ali viaba un tanto de su posición sentándoseen un alto tabu retemientras con la barra de cera, amarilla,marróno negra, marcaba laspiezas por su envés. La faena y la jornadaeranduras. Por eso, Bonifacio, al final de la misma, deseando tonificarsuspiernas tanto tiempo sometidas a la gravedad, en cuanto sonaba el «pi to», recogía la herramienta, doblabacuidadosamente el de lantal, y, guardando ambos en elescueto cajónde la me sa, salía a escapede lafábrica. Ligero, casi brincando,se iba arecorrer loscaminos y sendas delentorno. Paseabaa la vera de almendros,oli vos y frutales; de tablas de alfalfa y cereales;de los plantonesdehabas ytomates. Percibíaunrumor deacequias, ladridos, cacareos... y elolor a tierra mojada, aazahar... Todos los ecos y perfumesdelcampo. A mitad de su recorridohacía undescanso y,mien tras liaba y prendíaun cigarrillo, quizás duranteun breveinstante sumente volviera aimágenes delpasado como cuando, con varios compañeros, realizó la aventura de cruzar el charco, demarchar aVenezuela, buscando nuevas fórmulas y rumbo a su trabajo, a su vida. Pero, al poco de poner el pie en Caracas se volvieron, porque«aquello» era más duro si cabey,además, lejos de todo esto que ahoracontemplaba y de lacalleNueva, la Plaza de Cas-telar, las fasiuras, las toñas y las fiestas de septiembre. Al poco,Bonifacio reanudaba su andadura, la chaque ta colgada del hombro, canturreandoy calando poco a poco el cigarro..., con el espíritu en paz, lleno de sosiego. Los domingos,elperiplo era más amplio: Puente de los Corrales, la Estación, Monastil y regreso por el cemen terio o, atravesando eltúnel, haciaelPantano paravolver por Santa Bárbara y el Camino Viejo de Petrer. Si le eranecesario reponer la vacía garrafa de vino, se la colgaba del hombro y se encaminabaa la Casa Cortés o a los Co legiales. La andadura cansabasu cuerpo por lo que siempre se acostaba pronto y, porque, invariablemente, al día si guiente, a las ochoen punto, delantede su mesa, Bonifa cio ponía el mandil o iniciaba de nuevosu faena. Bonifacio puede parecer una figura de antaño,pero gran parte de lo dicho es aplicablesustancialmente al cor tador de cualquier época. Es evidenteque elcortador, de ayer y de hoy, bien mereceun cálido homenaje, algo más que el de estas simpleslíneas. Bonificado Pérez Hernández existióen larealidad y fue un buen cortador, un excelente cortador eldense. Era... además, mi suegro. Ramón Candelas Orgilés Una entrevista a D. Francisco Alonso que pudo ser verdad Esta entrevista sepudollevar a cabo en cuatro ocasiones,lasmismas en que nuestro personajedesarrolló su granlabor como Alcalde de Elda. Muy pocos hombrescomoD.Francisco Alonso han llenado con su talento y prestigio una época en la historia de Elda. Des de muy joven hasta su muertedemostró tener un conjunto de virtudes que iban desde su gran humildad hasta su gran capaci dad, pasando por su espíritu de concordia, su amor a la justicia y su olvido al egoísmo materialista. Como introducción a esta hipotética entrevista voy a rese ñar dos opiniones—publicadasconcincuenta años dediferencia-para demostrar que desde un principio «Paco» Alonso tenia una característica muyimportante en sucometido: dedicarseexclusivamente a la ciudad deElda.. En uno de los folletos que el periódico «El Día» publicó en marzo de 1919, aparece un pequeño artículo de un periodista que firma D.M., y que decía de nuestro personaje: «En ocasión difícil ha ido a ocupar la Alcaldíade Elda don Francisco Alonso y muy difícil ha de serle encauzar la adminis tración municipal desquiciada y maltrechacomo laencontró a tomar posesión de dicho cargo, aunque para ello se tenga una gran voluntad y un acendrado cariño a su tierra como el Sr. Alon so tiene a la suya. Guiado de los más plausibles anhelos, animado de los más nobilísimos propósitos, realiza el Sr. Alonso una labor honraday beneficiosa, llevando a la práctica mejoras y reformas en la ciu dad sin recurrir a los fondos del erario, ya que esto es poco me nos que imposible por cuanto dispone de un presupuestoanémico con un déficit de más de cuatro mil duros. Sinembargo, no le faltan al Sr. Alonso recursos para llevar a la práctica sus pausibles iniciativas y para pagar con puntuali dad las atenciones municipales,siendo su administración tan cristalina y diáfana, que no titubea en dar de ella pública cuenta por medio del ’Boletín Municipal’ quese imprime en Elda, pa ra que susadministrados sepan cómo se emplea su dinero». En la página 104 del tomo II de la Historia de Elda, de D. AlbertoNavarro, se hace el siguientecomentario: «Los tres años de alcaldía del señor Alonso estuvieron jalo nados de importantes obras ymejoras, unas concluidas yotras dejadas casi terminadas cuando cesó su mandato,y aunque du rante la República fue duramente criticado, creemos que el pe ríodo de alcalde de don Francisco Alonso, de 1927 a 1930, fue uno de los más fructíferosybeneficiosos para la ciudad en la etapaanterior a 1939». La entrevista pudo haberse realizado de la siguiente manera: —Sr. Alonso, toda Elda espera del nuevo alcalde una labor eminentemente dirigida alas necesidades más apremiantes. ¿Qué política va aplicar? —Dentro delas actuales normasadministrativasespero hacer, con toda mi voluntad,lonecesario ’’’ Ipara elengrandecimiento general de nuestro pue blo en todoslos aspectos, para convertir Elda en una ciudad moderna, llena de vida yque desta que de otras poblaciones de nuestra provincia. —Y los problemas que afectan a la industria zapatera? —Intentocooperar con todo entusiasmo ala me-jor solución de los problemasque existen dentro ’*_^BI de laindustria eldense. En este aspecto ypara que T^H se logren éxitos tienen que contribuir tanto los |caseros como los detallistas yfabricantes para que no decaiga laimportancia fabril de E/da. —D. Francisco, nos consta que los ciudadanos han recibido con mucho agrado su nombramiento, saben elenorme trabajo que tiene que desarrollar, y estánconvencidos que lo va a supe rar. ¿Qué siente ante esta actitud de los eldenses en general? —Es para mí una gran satisfacción que mi pueblo piense así. Ellos saben que soy capaz de sacrificar lo que haga falta por mi Elda, por nuestra Elda. La tenemos que hacer prosperar y colocarla ala a/tura de cualquier ciudad. Pero que tengan un poco de paciencia, quesepan que los ingreso:- que tiene nuestro Ayuntamiento son muy bajos, pe ro procuraré con roda mi fuerza acrecentar elren dimiento con la útil aplicación de los mismos. Poco importa la cifra si hay una acertada aplicación. —¿Qué opina de la prensa eldense? ¿Se porta bien con u-.ted? —En algunas épocas he aguantado con cierto es toicismo unas críticas destructivas por parte de algunos medios. En estos momentos estoy muy contento porque me están «juzgando» con una franca imparcialidad. Entiendo el ineludibhde ber y a la vez derecho que tiene la prensa para fiscalizar toda la función pública, pero también entiendo que la prensa debe apoyar ycolaborar con el Ayuntamiento en la medida necesaria porque todo aen beneficio del ciudadano eldense. —Las fiestas septembrinas que usted organiza, siempre son las más atractivas, las más vistosas; cabe destacar las verbenas, las grandes tracas, la inmensa iluminación y sobre todo las f uño sas «despertás». ¿Por qué todo esto? —La ciudadde Elda se merece esto y mucho más. Todo pueblo trabajador ylaborioso tiene derecho a disfrutar dentro de un buen ambiente, hayque dar al ciudadano unas buenas fiestas, con d.stini tas alternativas en el disfrute, eintentar mejorar Mb i año trasaño. Me gusta veramis paisanos ak ares, llenos de vitalidad, participando en sus fiestas. Ya tendrán tiempo de trabajar todo el año. —Se dice que usted tiene muy buenas amistades dentro de las altasesferas provinciales y nacionales. —Sí, es tan verdad como lógico. Mire usted, es tas personas queme dansu amistad ayudan a nues- ’* *H Itro pueblo constantemente. Siquieres dirigí,- una —~-M*t política activa, una política deprogreso tienes que Ibuscar unos pilares que sustenten continuamen te 1telos objetivos que has programado. Ellos sor. esos pilares. —Y por último, Sr. Alcalde, ¿le gusta soñar? —¡A quién no! Duermo poco, pero sueño mucho. Cantidad de veces veo las obras terminada^ an- tes de empezar, casi continuamente veo las arcas municipales a rebosar, veo una ciudad distinta, llena de escuelas, de fábricas, de jardines, y¿có- |mí) no/, alos eldenses sanos y eficaces, constru yendo un imperio zapatero de imposible repeti ción. Asi pues, nobleza obliga amostrar nuestro mayor agradeci miento al nuevo alcalde por esta entrevistaque nos ha concedi do y, a ofrecerle nuestro permanente apoyo ycolaboración a toda la labor, que el Sr. Alonso y el Ayuntamiento de su presidencia, emprenda en beneficio de Elda y por lo tantoa sus ciudadanos. José Luis Bazán López Un antiguo tratado de Zapatería De la mano de mi amigo, D. José Luis Bazán,me llega el libro del si glo XIX, titulado: «Zapatería española»,del que es dueño D. Pedro Gras y autor, Miguel Valls y Reverter. A ambosdesdeaquíagradezco su cola boración. Dicha obra fueeditadaenManresa en 1884 en la litografíade R. Ca rreras. Nospareció extremadamente curioso, pues no es frecuente en ese si glo queaparezcan libros monográficos de zapateríay menos escritos por un maestro, es decir, un zapateroartesanoo de silla. Valls y Reverter que vivía en Tortosa, explica en la presentación de su obra con la intencionalidad de que sea un tratado de «corte y prepara ción» y lo dirije a suscompañeros de oficio y «maestros de mi arte». Contiene una colección de veintitrésláminas en su primera parte con las clases diferentes de pieles y los patrones dibujados para su correcto y óptimo corte con un máximo de aprovechamientoal centímetro de la piel. Demuestra ser un excelente zapatero por el aprovechamiento de las superficies con economía de espacios yde la piel al límite. En una segunda partecontiene ciento cinco láminas, así como dieci siete «escalas de patrones». En la tercera parte, introduce unas láminas conveintidós grabados de adornosypespuntes. Acompañando a la introducción y a las láminas una detalladay minu ciosa descripción paramejor comprender las técnicas que explica. Final mente, tras las láminas confecciona tres índices diferentes,para mejor comprensión del texto y manejo del libro. Los índices son: dematerias, de las escalas de patrones y de una pauta para lacolocación de las láminas. Consta de ciento treinta y dos pági nas, conabundantes notas a pie de las mismas. Las materias indicadas son las siguientes: explicación de los patrones de botinas con chanclo para caballero.Preparación de corte (sistemaem pastado). Colocación del chanclo. Corte y dirección para la botina de caballero concañas degénero de lana. Preparación, corte y dirección de botinas. «Borceguí escocés». Preparación. Corte ydirección de la botina-botín para caballero. Preparación,corte y dirección de calzado de una pieza para caballero. Preparación. Corte y preparación del zapatoa la inglesa para caballero. Preparación. Corte y preparación para la polonesa a la inglesa con chanclo. Corte. Preparación para la polonesa a la inglesa. Corte y preparación de botinas con chanclo para señoras. Preparación. Corte y preparación de la botina a la inglesa para señora. Preparación. Corte y preparaciónde la botina de castor, a la inglesa para señoras. Preparación. Corte y preparaciónde botinas a la inglesa de rosel y de satén para señoras. Preparación. Corte y preparación del zapatoa la inglesa paraseñora. Preparación. Corte y dirección de boti nas para niño.Preparación. Corteypreparación depolonesa para niño. Preparación. Corte y preparaciónde los borceguíes (Napoleón) y balmorales para niños. Como conclusión al estudio de la obra a la investigación del texto y a la observación de la metodología utilizadapor el autor. Hay que decir que en todo lo expuesto hay un gran afán didáctico a otras personas que se dedicaban a este oficio de zapatero, en suépoca. Así como una bri llante sistemática en la clasificación de las materias y técnicas expuestas por Reverter. Muestra en la elaboración de susestrictostextos un rigor ymeticulosidad extremada,para la mejor interpretación de todos los po sibles lectores de su libro. Las láminas son muy clarividentes y de gran belleza plástica, como se puede observarpor las reproducciones en toda la iconografía de la obra. Por otra parte, es una importante fuente yprimicia de labibliografía sobre lo que será más tarde la tecnología del calzadoen el siglo XX. Manuel Serrano González Doctor en Farmacia ** 14 f ’ fifi Tratado deCorte yPrepabacioíí || m^iieéí Portada del libro «Zapatería española», de Lámina de piel demegisy dibujo de patronespara cañas de botinas para caballero. Patrones de botina con chanclo para caballero del n.° 37. Lámina con piezas y tiras con pespuntes para adorno. Poemas de ANDRÉS LLORET MARTI CASTILLO DE NAIPES ¡Qué limpio pañuelo azul adornaba el cuerpo de la tarde! Y estaban de fiesta los pájaros y los bailadores potros de la sangre. Y bajo las verdes ramas de los árboles, en aquel concierto..., ¿qué sol coronaba al murmullo del monte que abren y rizan los duendes del aire? ¿Qué copas de cristal recuerdan a las fantasías que enciende el vino brillante? Y en aquel encuentro... En aquella tarde..., ¿sería la loca ilusión la que a ciegas pintaba castillos de naipes...? ¡Ay, corazón...! ¡Ay, dulce trampa para soñar páginas de romance bajo las verdes ramas de los árboles...! CON PEREZA Qué pereza... Qué descanso.... vivir lejos de los ruidos mirando al cielo y al mar..., y olvidado de la gente y sin hablar..., «ser un Rey...», en el trono de un ribazo. Y así sin mover un dedo y por capricho..., volar..., igual que vuelan los pájaros, y dejar dormir al aire, y sin pensar en mañana al Tiempo cederle el paso. Soñar despierto y dejar que el mundo con sus tropiezos siga rodando..., rodando..., bostezar..., y no hacer nada..., y no pensar en cambiar lo que no admite cambio. Estar ausente de todo y de todo estar cansado y así sin mover un dedo, y recostado en un ribazo dar de lado a lo que «brilla» con brillo de oro falso. CON AGUA DEL BOTIJO —Todo está hecho—. Así dijo el Sumo Hacedor un día y porque hormigón no había Adán fue hecho de barro y así empezó el cotarro, pues no todo fue bien hecho aunque fue todo bien dicho, y es por eso que a este mundo le falta un tornillo fijo. Y otra vez el Hacedor desde su Gran Trono, dijo: —Todo está hecho. ¡Perdón...! aún falta que rompa Adán a medianoche un botijo—. Y fue Adán y lo rompió. Y Eva tuvo el primer hijo. Y ya con aquel patrón se obtuvo un modelo fijo de Abeles de palo santo y de Caines canijos. Y otro día el Hacedor, paternal a Adán bendijo. Y para que lo cumpliera al mismo tiempo le dijo: —Con el sudor de tu frente ganarás pan y cobijo. Y repoblarás el mundo saliendo de este escondrijo—. Adán levantó la mano, pidió la palabra y dijo: —Lo de ganar pan y techo es trabajo flojo o fijo...? ¿Tendré prima cada día...? ¿Comeré toña de mijo...?—. —No empecemos... No empecemos, el Hacedor contradijo. —Y no olvides que a este mundo le falta un tornillo fijo y da bandazos de cola lo mismo que un lagartijo—. En el homenajeque el Grupo «LOS CRÍTICOS» le hicieron aAndrés, el 11 de marzo de 1989. Con tantas complicaciones sin prefijos, con sufijos y porque a Adán no le gusta que le den agua del grifo y estar siempre sediento, por eso..., volver quisiera a su antiguo paraíso, y allí..., olvidar..., olvidar..., la confusión, el redijo del dije..., dijiste..., él dijo... donde el ANDAR..., el SABER..., no precisen de acertijos. Y aunque todo siga igual. Y lo dicho no esté hecho. Y aunque esté ya todo dicho, es un bendecir que ahora, los «sedientos que sed tienen» aquí podamos brindar en amistad..., «sin tapijos» con vino tinto de Yecla o con agua del botijo. A.LL.M. NAAAAAAA^AAAAAA*AAAAA MONUMENTOS DE AYER, HOY Y MAÑANA Monumentos,lo que sedice monumentos, Elda só lo tiene uno y punto. El monumentoa Castelar. Con amplitud de concepto,se podría incluir el busto del al calde Martínez González y,siendo másbenévolos, el inefable león quetenía sus lares entreD. Emilio y D. JoséM.a, y al que obligaron a emigrar a no se sabe qué vertederos. Pues bien, D. Emilio Castelary Ripoll, «nuestro tri buno», resiste sobreelpedestal que lelabraron los can teros de 1932 bajolaatenta mirada de D.Florentino del Pilar. Y es significativo que Elda no lo bajó de este podio ni siquiera en épocas señaladamenteantirrepu blicanas, en las que infructuosamentese intentó cam biar el nombre de la plaza adjudicándoselaal Sagrado Corazón de Jesús. Probablemente Jesucristohubierare chazado la oferta por aquellode«Adiós lo que es de Dios y a Castelar lo quees de Castelar». Y el pueblo también loentendió así y nochaqueteó con la nomen clatura. No en vano el monumento y su entorno eran y son una de las más claras señas de identidadde nuestro pue blo. Fue erigido cuandoElda sabía bien dóndeestaba y dónde quería ir en lo ideológico, social y económi co. Elda apostó por el zapato y apostó bien. Monumentos de nuestro tiempo no se ven pero, co mo dicen de las meigaslos gallegos, «haberlos haylos». Escondidos, eso sí. Que se sabe de una primera piedra que, de haber crecido, debía de sustentar a un tal D. Félix Rodríguez de la Fuente y a «su hermanolobo». Y no se sabe bien qué celosos cancerberosla guardan e incuban para no se sabe cuándo. Pero una primera Foto: FRANCISCO SANTOS GONZÁLEZ piedra no es un huevo y difícilmentesaldrá elpolluelo de un monumento, especialmente si no tiene el calor de esa cariñosa clueca que es el pueblo. Tal vez, si fuera dejada en libertad para ser alimentada con fértilesy plu rales dosis de estímulo, voluntad e ilusión, creciera y llegara a plenitud. Y, ¿cuál es el monumento del mañana? En Elda, el monumento delfuturo debiera ser, sin duda, el de «El Zapatero». Es unadeuda pendiente, peroparece que Elda se encoge de hombros. Y es de pensar que es por que Elda ha perdido nosólo sunorte sinoincluso su brújula, y el futuro es incierto y nada zapatero. Quedaen el aire, al parecer, la promesade un pro cer industrial para realizarlo en la plaza que debiera lle var su nombre, de «El Zapatero» ¡claro! No se sabe, si al acabarlasobras de la tal p aza empezaran las delmonumento prometido. No se sabe, si se considera la promesa cumplida con el paneldecorativoen elzaguán de unedificio ale daño, y aunque se estima que el edificio puede ser «mo numental», nunca se podrá calificar de monumento. No se sabe, si por los cambiostoponímicos se ha mareado el proyectoy prefiere dormirenhorizontal a levantarse erguidodesafiando a losvientos. Sinembargo, hay indicios para temerqueel mo numento al «Zapatero» no será en Elda el monumento demañana, o del futuro, sino el monumentode «¡nun ca!». Ramón Candelas AA^A^^^^^^^A^^A^^A^^^^AA^^AA^^^^V^A^^^^^AA^^**^ Foto: ÁNGEL VERA TRADICIÓN, ANTE TODO Septiembre, ¡mes maravilloso lleno de alegría ygozo para el corazón de los elden ses! Qué frase tanextrañayperdida en el tiempo, tendríamos que vagar en el pasado para poder hallar el verdadero sentido de es tas palabras que tantas veces han brotado de los labios de nuestros abuelos, y que sin embargo, ahora parecen anquilosadas entre el polvo y los buenos recuerdos. Tendríamos que volvernuestro pensamiento hacia las elo giosas letras de Castelar, cuando en su obra Recuerdo de losfies tos de mipueblo, levan ta un enorme tributo hacia nuestras fiestas. En realidad, ¿qué queda de aquel espíritu re bosante ensalzado por elpueblo? Unaciudad que se unía en cuerpo yalma para rendir ho nores a«nuestro Cristo del BuenSuceso y a la Virgen de la Salud». ¿Dóndeestá?, me pre gunto, esa llama ardiente que hacía de nues tras fiestas «las mejores del mundo». Me gus taría llegar al fondo de cada uno de vosotros, de aquellos que viveny sienten todavía esa chispa de emoción, quizásconreproche, por que nohabéis sabido mantener ese fuego en las jóvenes generaciones. Yoquiero alzar la voz en boca de muchos, de todos los jó venes que no sentimos esa pasión. La pasión por algo que realmente no hemos vivido. Por elcontrario, sonotras fiestas las que nos ha cen temblar de nervios y gozo, «Nuestras fies tas de moros ycristianos». Realmente parece increíbleel que una población pueda vibrar de tan desorbitante manera ante un acon tecimiento que no data ni tan siquiera de fe chaconcreta. Un festejo que apenas es men cionada durante laprimera mitaddel siglo, yque sin embargo adquiriría una gran con sistencia a partir de 1944. Desde entonces «ha llovido mucho» (nuncamejordicho), y han sido muchos losvisitantes que han venido a vivir y a compartir una ilusión apenas descrip- tible para todo aquel que seprecie como ver dadero eldense. Puestas ya las cartas sobre la mesa, me atrevo acriticar aquello que más me une a mi pueblo: mis fiestas. Unas fiestas dedicadas a San «Antón» Abad, tal como me responden lamayoría de los testeros a los que he pre guntado. ¿A quién van dirigidasnuestrasfies tas? Qué ironía tan triste pero tan claraa la vez, todo un montaje al que nos hemos uni do todos yante el cual mantenemos los ojos cerrados. Realmente ¿estamos ciegos opre ferimos no ver? He abierto los ojos yhe visto la realidad, a la que me veo advocada, una jauría humana, una «colmena» tal como di ría Cela, me rodea incesante durante cuatro días de borracheras y vicio, de evasión y ol vido. ¿Qué hemos hecho con ese espíritu reli gioso que noshacía sentirorgullosos de las fiestas? Todo se ha convertido en la cubierta de un libro que tenemos miedo de abrir y leer entre líneas. Hemos estado alardeando du rante casi cincuenta años de las mejores fies tas pero realmente no no locreemos, porque no son fiestas sino carnavales lo que cada año rememoramos como una tradición. ¿Pero qué hay de tradición en todo esto? BUSCANDO TRADICIÓN Encerrada en el desván, rodeada de cien tos de objetos evocadores del pasado, des cansa inerte, sin movimiento, sobre aquella vetusta cómoda un ejemplar de larevista a la cual dedico estas líneas. Pasando lenta mente las hojas me sorprende encontrar ya en 1967 un artículo en el que se refleja la di cotomía existente entre Fiestas Mayores y Fiestas de Moros yCristianos. Hoy a un año vista del 25 aniversario de la publicación del citado ejemplar, evoco de nuevo lo que ha sido una constante a lo largo de nuestra his toria, aunque me atrevo a matizar el cam bio que ha contribuido de manera determi nante ainvertir el papel de estas dos fiestas. Se trata de un cambio en la escala de valo res de la sociedad, lo que ha supuesto una disminución, en cuanto a importancia, de las festividades celebradas en el mes de sep tiembre, en favor de unas fiestas de moros recibidas cada vez con mayor efusión y en tusiasmo. La razón de este proceso tiene un motivoy es que nuestra mente (la mentali dad de toda una población) se halla bloquea da ante unprogreso que ha arrasado nuestros ideales, los ideales de un pueblo. En el recuerdo queda aquella Elda trans formada ahora en la gran ciudad industriali zada donde elbullicio y el deseo de osten tación han conseguido destruir el«alma» de una pequeña ciudad, una ciudad que ye en tiempos de Felipe V supo mostrar cuál era su solidaridad. No podemos culpar a los jóvenes, pues quizás no nos han enseñado asentir y cun- que en ocasiones no consideramos auténti cos testeros nos equivocamos totalmente. He vivido durante tanto tiempo los nervios cuan do las fechas se aproximan, que me resulta difícil observar impasible, sin un ápice de sub jetividad, lo que son desde fuera. Un pueblo que se une no con deseo de alzar unespíritu de fe, sino con una fuerza morbosa de atra vesar lo prohibido, lo que nuestra conciencia no nos permite hacer durante todo un año de trabajo, yque sin embargo no dudamos en realizar en esos cuatro días (en los que todo está permitido). Quizás he sido demasiado tosca, pero me consta que no dudáis de que soyfestero como la que más, pero ello no me impide ver una realidad que nos ha mutila do a todos, dejándonos incapacitados para mostrarnos como el pueblo que somos ¡Busquemos nuestra identidad! Julio Giménez Gil D. Luis Coronel Rico, otra ilustrefigura de la familia Coronel En1984 publiqué en esta misma revista un ar tículo con el título«LosCoronel, una distinguida familiaeldense». en el que hacía historia de la tra yectoria humana de esta familia de raíz noveldense trasplantada a Elda en el pasado sigloy en la cual se dieron personalidades tan destacadas como Francisco CoronelRamírez, cuya obra de reforma yrestauración de la antigua Iglesia de SantaAna constituyó una reconstrucción afondo del interior del templo, causando la admiración de losfieles yde las autoridades religiosas yciviles que real zaron con su presencia la reinauguración delcita do templo. El hijo de éste, Francisco CoronelSoler, colaboró estrechamente en estos trabajos de su padre en la iglesia, contándose unaparticularidad demostrativa de la profunda devoción de los Co ronel por la Iglesia de Santa Ana y a la Patrona celestial de Elda, laVirgen de laSalud, altener a su cargo durante muchos años la extraordinaria iluminación formada por miles de velitas de cera que se encendían a la entrada de las imágenes en el templo en las grandes procesiones de los días 8 y 9 de septiembre yde las que se decía «que no se veían iguales ni en Roma». También me ocupaba de loshijos de éste, Joa quín. José, Luis y Vicente, destacando delprime ro su intensa actividad política en beneficio de la ciudad, ostentando en tres ocasiones la vara de alcalde, y recibiendo eltítulo de «hijo predilecto de laciudad» otorgado por el Ayuntamiento pre sidido por Manuel Beltrán Oleína en 1913.Entre las obras que impulsó orealizó se encuentran la solución del problema de aguas potables, la ini ciación de las obras de las Escuelas Graduadas y la creación deljardín de Castelar. losé Coronel fuecanónigo-arcipreste de la Ca tedral de Segorbe, Capellán y Predicador hono rario de S.M. el Rey D. Alfonso XIII, yPresidente de la Comisión de Reconstrucción de las imáge nes de los patronos de Elda, desaparecidas en 1936, misión que llevó a cabo con toda brillantez haciendo solemne entrega de dichas veneradas imágenes en septiembre de 1940. En el mencionado trabajo citaba también al hermano de los anteriores. Luis Coronel Rico, re cordando su acendrado amor a su tierra natal y su brillante ejecutoria en la Administración Pos tal, en la que había alcanzado elevados cargos, mencionando congratitud suamistoso gesto de entregarme unosmuyinteresantes documentos re lativos a asuntos de Elda. pertenecientes a su her mano loaquín, concernientes asus gestiones ante organismos ypersonalidades influyentes de la ca- D. LUIS CORONEL RICO (Oleodel pintor madrileño Enrique Segura) pital de España para la obtención de mejoras o beneficios para Elda. En la actualidad, ygracias a la atención de don Luis Coronel de Palma, marqués de Tejada e hijo de este ilustre personaje, que me hafacilitado ama blemente amplios datos biográficos de su padre, así como el retrato del mismo, original delpresti gioso pintor madrileño Enrique Segura, que ava lora este trabajo, puedo extenderme más sobre la vida de D. Luis Coronel Rico, trazando una su cintabiografía para que quede constancia de la relevante personalidad de este distinguido hijo de Elda que junto a larealización de una excelente carrera en su actividad profesional demostró po seer unas extraordinarias cualidades humanas y un profundo amor a su tierra natala pesar de su larga ausencia de la misma. D. Luis Coronel Rico, nacido en la eldense ca lle del Valí, hoy Ortega yGasset, el19 de agosto de 1884. fue el cuarto hijo varón del matrimonio formado por Francisco Coronel Soler ySalud Ri co Maestre, perteneciente ésta adistinguida familia eldense. Cursó los estudios de bachillerato examinán dose en el Instituto de Alicante con excelentes no tas, y al tener que elegir carrera se decidió por lamilitar, aunque vio frustrados sus deseos por el cierre de las academias militares motivada por la repatriación del Ejército Español destacado en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, perdidas tras el de sastre colonial de 1898. Cerrado este camino al que lellevaba suvocación, optó por elservicio en la Administración Civil del Estado, haciendo oposiciones al Cuerpo General de Correos, obte niendo su primer destino en la administración pos tal de Irún. de la cual, tras dos años de servicio, pasó a la de Bilbao y de allí a la de Valencia, ya con eltítulo de Secretario l.°de Inspección Re gional. Su destino en Valenciaconstituyó unaprofun da satisfacción para Luis Coronel, que pudo rea nudar lazos familiares, nunca atenuados, al poder pasar los fines de semana con su hermano José, entonces canónigo de laCatedral de Segorbe, jun to al que vivía su madre, yaviuda, y una de sus tías, ambas dedicadas al cuidado del hijo y sobrino. También la cercanía a Elda le permitíavisitar con más frecuencia su querido pueblo, especial mente en las solemnes fiestasseptembrinas en ho nor de los Santos Patronos, a los que profesaba una intensa devoción. Al ser surpimidas las inspecciones regionales, Coronel solicitó destino en Madrid, nombrándo sele Subinspector Central de Correos. Dotado de muy estimables dotes personales, de palabra fácil, extensa culturaygran cordiali dad en larelación social, pronto se granjeónume rosas amistades en la sociedad madrileña, asis tiendo atertulias donde departía con escritores, pintores, políticos, militares,periodistas, etc..te niendo estrechos lazos de amistad con relevan tes personas como los pintores Santamaría y Julio Moisés; escritores como Fernández Shaw y Ma riano Tomás; militares como los generales Quei- po de Llanoy Aranda; caricaturistas como K-Hito; juristas como Casto Barahona y Núñez de Lago, yotras personalidades de la vida social madrile ña. Estrechamente vinculado aesta sociedad, Luis Coronelformó parte de ladirectiva del Círculo de Bellas Artes y fue Tesorero del Casino de Madrid. Enmayo de 1924 contrajo matrimonio conD.a Asunción de Palma, hija de D.José de Palma, ilus tre financiero que desempeñó ladirección del Ban co Español de Créditoy fueademás Consejero de importantes entidades.Erasobrino de losmarque ses de Luque y tío del barón de las Torres que. en su condición de Primer Instructor de Embaja dores, fue elintérprete que acompañando a Fran co estuvo presente en la histórica entrevista del entonces Jefedel Estado Español con Hitler en Hendaya. La esposa de Coronel pertenecía a una distin guida familia madrileña, uno de cuyos miembros había sido D. José Segundo Ruiz de Tejada y Ji ménez de Gregorio, Caballero de Carlos III, Gran Cruz de la Orden de Isabel laCatólica, Caballero del Cuerpo Colegiado de Hijosdalgo de la Noble za de Madrid, Director General del Tesoro Públi co, Comendador Ordenador de los Reales Ejérci tos,Intendente Honorario de Provincia yotroscar gos, residente en Madrid desde 1798. Por esta ra mafamiliar recayeron en la señora de Coronel el marquesado de Tejaday el de Aydollano, cedien do elprimero al hijoprimogénito del matrimonio, Luis Coronel de Palma. Laextraordinaria personalidaddel hijo mayor de don Luis Coronel es bien conocida de los el denses.Notarioy abogado delEstado, fue Presi dente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro ygobernador delBanco de España ha biendo sonado su nombre en los medios perio dísticos como probable Ministro de Hacienda en una de las remodelaciones ministeriales. Po- es tos honrosos títulos fuefelicitado oficialmente por el Ayuntamiento de Elda, en 1959, haciendo cons tar en acta esta felicitación: «...y—reza el acta oficial— el orgullo que para Elda supone tal de signación en persona a la que se tiene como hijo de la ciudad». Volviendo al señor CoronelRico apuntaremos que junto con otros compañeros del Cuerpo fun dó la Hermandad de Nuestra Señora del Pilar, que había sido declarada en octubre de 1916 Patrona del Cuerpo de Correos de España. Aunque D. Luis no pertenecía apartido políti coalguno, tal vez por su profundo catolicismo y su relevante posición en la sociedad madrileña, a! triunfar el Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, fue destinado en traslado forzo so a la pequeña villadel Saucejo, en laprovincia de Sevilla, por lo que considerándolo come una inmerecida sanción. D. Luis solicitó la excedencia voluntaria, encuya situación se encontraba en ju lio de 1936, cuando apareció en elBoletín Oficial su expulsión del Cuerpo, junto con muchos otros miembros del mismo. En septiembre de 1936 fue detenido, pasan do por las cárceles de San Bernardo, Modeloy generalPorlier,hasta que fue puesto enlibertad. El Palacio de Comunicaciones, del que fue Conservador clon Luis Coronel, en dos sellos de España de 1927 y 1937. La Virgen del Pilar,Patronadel Cuerpo de Correos, ostentando elmantoregalado por la HermandaddeNuestra Señoradel Pilar, fundada por el señor Coronelen 1916 (sello emitido en 1938). Desplazado aValencia, pudo salir de España co mo polizón en un barco francés, pasando a tra vés del país vecino aSan Sebastián, donde ya se encontraban su esposa ysus dos hijos junto con su hermano José y una ancianasirvienta de la casa, llevados aFrancia por la Cruz Roja Internacional. Repuesto en sus funciones en el Cuerpo de Co rreos fue designado Inspector Provincial de Gui púzcoa yVizcaya, en cuyo destino permaneció hasta que, apenas finalizada la guerra,fue nom brado Conservador del Palacio de Comunicacio nes de Madrid, cuyo edificio se encontraba muy deteriorado, procediendo inmediatamente a su restauración, y dejándolo nuevamente en pleno funcionamiento en agosto delmismo año 1939. Cumplida lamisión que se le había encomenda do, recibió un nuevo nombramiento por la com petencia yactividad demostrada: el de Tesorero de la Caja Postal de Ahorros. Reanudada con normalidad su carrera admi nistrativa, fue seguidamente nombrado Interven tor 2.° Jefey finalmente, en 1959, Administrador General de laCaja Postal de Ahorros, alcanzando el grado másaltodelCuerpo: JefeSuperior de la Administración Civil, con el que llegóa la jubila ción al cumplir los 70 años, demorada un año por deseo del Ministro de laGobernación. El señor Co ronelfuedistinguido con laPlaca delMérito Pos tal, habiendo pertenecido a la Junta Consultiva de las Cajas de Ahorroy confiando la representación de Españaen elInstituto Internacional delAhorro. El profundo amor que Luis Coronel Rico sen tía por su pueblo natal se manifestó continuamente durante toda su vida, transmitiendo este sentimien to a sufamilia y especialmente asus hijos, como ya hemos apuntado más arriba.Don Luis había ad quiridoen1929 una casita de campo en Elda, al final de lacalle de Pi y Margall. por el centro de cuya finca pasaba la famosa acequia de la discor dia que limita los términos eldense ypetrelense, lo cual le sensibilizaba vivamente sobre el secu lar problema de términos en el valle. Allí pasaba sus períodos vacacionales junto con su familia y por este motivo ésta se encontraba muy vincula da afectivamente con la población, asistiendo es pecialmente alas grandes fiestas de septiembre enhonor de los patronos, que tenían especial sig nificación para el eldense-madrileño por tener co mo solemne yprincipal marco el suntuoso templo que su abuelo y su padre habían remodelado y decorado interiormente durante tantos años ycon tanto arte. Por esta íntima relación familiar con eltemplo, cuando éste fue destruido en 1936 afectó profun damente a D. Luis produciéndole una gran con goja que lehizo derramar lágrimas durante varios días. Como recuerda su hijo Luis: «No era sólo el sentimiento de un hombre religioso, sino el dolor del nieto que vedestrozada la gran obra de su abuelo». Los recuerdos de su infancia, los años escola res y el maestro que abrió su mente al estudio —probablemente el muy conocido yestimado en el pueblo RafaelAyalaElull,el«Maestro Ayala» de lacalle de la Palmera y Purísima—, su conoci miento de las calles de Elda, las casas, las fincas ysus propietarios, las costumbres de su época ju venil, la historiay las tradiciones locales, todo ello se conservaba vivamente en la memoria del alto funcionario postal yse traducía en anécdotas y cu riosos datos que daban mayor interés yamenidad asus conversaciones con amigos o familiares so bre el tema que más le motivaba: las cosas, re cuerdos yvivencias de su pueblo. Luis Coronel Rico falleció en su casa de Ma drid el 16 de diciembre de 1963 alos 79 años de edad, tan cristianamente como había vivido. Sus úl timas palabras, alofrecerle su hijo un vaso de agua, fueron: «Gracias, no, sólo deseo ver al Señor». Sin la fama en la arquitecturareligiosa que au reolaa su abuelo y a su padre; sin la dedicación política al engrandecimiento de su pueblo ycon secución de mejoras para el mismo como su her mano Joaquín; sin la consagraciónplenaalservicio de la iglesia de su hermano losé; sin éstas nobles dedicaciones, pero con la no menos noble de la entrega total a un servicio público tan importante como el que ocupó toda suvida profesional yen el que alcanzó el más alto escalón en la Adminis tración Civil del Estado, el nombre de Luis Coro nel Rico bien merece figurar, con toda dignidad, como los de sudistinguida familia, entre lapléya de de ilustres eldenses que con la laboriosidad, alteza de miras, claro ingenio y fervoroso elden- sismo con el que acrisolaron suvida, honran a la tierra que los vio nacer. Como colofón aeste modesto trabajo quiero dejar constancia de mi profundo agradecimiento a D. Luis Coronel de Palma, hijo de quien es tema de este artículo, por su atención alfacilitarme los principales datos profesionales yhumanos de su señor padre, haciendo posible este apunte biográ fico para un mejor conocimiento por parte de los eldenses de nuestro notable paisano. D. Luis Co ronel Rico. Alberto Navarro Pastor EL RINCÓN DE LOS POETAS Poemas de SALVADOR PALAZON SELVA Sembrando los mares «Yo no quiero serlápida sobre hermanos durmiendo; ni quiero, que mi cuerpo sea la fiesta de unos cuervos; quierosersemilla del Futuro Testamento; que los ángeles, bajen a la Tierra y los demonios suban... al Cielo. Serplaneta de ideales, besos..., y para pagar mi existencia, ser poeta sembrando los mares de poemas y versos». w$ » . •. ¿Sabes por qué soypoeta? (Contra el destino de morir, el destino de amar....). «Paracuando yo muera quedar en mis versos compañeros eternos de tu vida eterna. Serpalabra en elviento y penetrar en tus venas para llegar a tu pecho yescribirte tequiero. Para que tú me leas y yo me columpie célula a célula por tus labios y cejas. Por eso soy poeta, para perseguirte y amarte desde... un poema». EL RINCÓN DE LOS POETAS Poemas de FRANCISCO RODRÍGUEZ HERRERA CENIZA DE LA PIEL ...Es un toque suave, libre, superficial acaso, que el aire sobre la tierra permite entablar de pronto en la piel que el mundo convence al corazón de humo que llevan los caminantes ylos poetas. Ni la lluvia que cae, ni la noche que reproduce sintagmas de abrazos: oraciones perdidas de los pájaros libres que durmieron en tus brazos... Ni la querella del sueño negativo, ni mi sangre en ti, horizontal de hojas convertidas, pueden dejar el compromiso que tiene tu cabello firme ante el viento: Oh! mariposa hundida en el asfalto de tu tierra. Mi corazón no es más que un niño descuidado, un idilio de tiempo que lleva la nostalgia y el olor de la escuela... La destrucción vino después cuando me vi en la playa bañándome de miedo y de sopor. El corazón vino luego, y antes de que los sueños se mojaran llegó a nado sobre el dolor primero, oh corazón en su latir dispuesto, y luego sobre el barco de tu piel, ola de viento y espuma, para salvarse... Oh! mariposa hundida en el mar orgulloso y libre de tu vida. SOSTENER Tocar el mundo no es comprenderlo. Morir. Ilimitado sueño. La realidad es hoja de la noche osu ilusión. Pero el sueño es vida tangible que desconoce el hombre. Futuro. Futuro acaso que en sueño quiere despertar [a la razón. Los ideales no cumplen con la noche. Quien sueña deshoja su alma a un laberinto. Y a un laberinto expone su deseo el cuerpo. Las luces responden: nieve azul son cada una de las estrellas; la noche fue agua que congeló la vida, navegó por los espacios hasta olvidar su materia. Tocar el mundo es esperar el sueño. Conocerlo es ignorarlo, y, amanecer, es seguirlo en el día. El día que nos lleva y nos deja abierto el camino para sostener el silencio y la fe ante el mundo. EL RINCÓN DE LOS POETAS Elda, prendo No hay lugar en el mundo que reúna este brillante dorado del sol, que va urdiendo un jaspeado control yprueba el perfil de montaña yduna. Pero al salir entre plata la luna, se oye como un afinado bemol. Hay un charco amarillo en el farol y sueña el nenúfar en la laguna. Cómo se sabe Elda dama preciosa, cómo lo sé yo, cariño del alma, cuando te veo bajo tu fragor. Eres, prenda, la más hermosa rosa, aspiro tu fragancia, que es mi calma, ¡y capto tu azul mirada de amor! Luis Romay O. Arios Madre, voy al romeral Que ya he cogido el camino que llega hasta el Romeral, atrás quedaron los pinos y el molesto Pedregal. Abajo ha quedado el llano dorado por el trigal, henchido de espiga y grano ya en sazón para segar. Que yo vi, por la Masada, a los hombres trajinar, con carros, muías y aperos para empezar a trillar. Pronto tendremos el trigo que nos dará rico pan, y tú comerás conmigo, gozando tranquilidad. Ya he llegado, madrecita, al lugar del Romeral, voy a coger el romero, que anhelo calmar tu mal. Ya voy camino de casa con el afán de llegar; veo regresar los ganados que salieron a pastar. Están ladrando los perros cantando van los pastores, coplas del atardecer, de fuentes, mozas y amores. ¡Qué aroma nos da la tierra! Corre el agua en los regatos, va refrescando la hierba. ¡Verde hierba, tiernos pastos! A ti, madrecita mía, a ti te traigo el romero, para que calme tu tos; que verte sufrir no puedo. ¡Madrecita! ¡Madrecita! Nada te puede faltar; que tú me diste la vida, los cuidados y la paz. Has de morir en tu cama con el calor del hogar, con el amor de los tuyos para tu frente besar. Los dos amores sublimes, que nos alegran los días, son los padres, y la esposa que nos inspira en la vida. Sean cuales sean mis problemas, en ellos yono me fijo; que en mi pecho arde la llama que nos dejó el CRUCIFIJO. Manuel Verdú Juan A la Virgen de la Salud Oh! Virgen de la Salud siempre Inmaculada, limpia cual marfil y de tu pueblo adorada. Eres la puerta Divina y archivo de Oración y nada comparable tú nos traes la Redención. Tú brillas más que el sol y de todos eres madre siempre llena de esplendor tú eres la Reina del Valle. Lola Gómez EL RINCÓN DE LOS POETAS MI CRUZ De esta cárcel humana ypequeñita libérame,Señor,y ábreme vuelo a la cosmogonía de tucielo, eterna, milagrosa e infinita. De este espacio-prisión que melimita y me ciega, cual un tupido velo, elimina, Señor, el desconsuelo, la angustia que lo oprime yque me irrita. En las tres dimensiones asfixiantes igual que tú, Señor,yoestoy clavado por garfios de cien milinterrogantes: ¿por qué esta cruz? ¿Quémano la halabrado? ¿Quién la pusoen mis hombros vacilantes? ¡Y en quéhiguera mi Judas fue colgado! MEA CULPA En círculo cerrado,callejónsinsalida mi angustia se debate buscando tulatido en círculo cerrado, Señor,estoyperdido sin espacio ni tiempo más allá de lavida. Con el ánimo tenso, con la mano tendida camino en elvacío con paso estremecido y mi pavor se agranda, cuandomesiente ungido de tiempo sin confinesyespacio sinmedida yo Señor estoy ciego. Nohallo luz salvadora que ilumine tus pradosydespliegue esa aurora que intriga la angustia de las almas en pena. Yo Señor estoy sordo a tu voz persuasiva, yamarrarlo a la nave, mi atención se cautiva yenajena tan solo por cantos de sirena. Alberto Luis Pérez •Siento tristeza de muerte». Alto relieve en bronce. Autor: RAMÓN CANDELAS ORGILES. Lugar: Parroquia de San Francisco de Sales, Elda. l-¿Jfwr*p^^’,i»’.’^*«w:-. 7 .(•..; y4 vti* MAñ .::k ’ -: ’ .’’ . - »No lloréis por mí».Alto relieve en bronce. Autor: RAMÓN CANDELAS ORGILES. Lugar:Parroquia de SanFrancisco de Sales, Elda. Solemne ordenación sacerdotal de D. CARLOS MENDIOLA MARTÍNEZ El día16de diciembre de 1990 guardará en la historia de Elda un grato recuerdo: la ordenación sacerdotalde un nuevo eldense, D.Carlos Mendiola Martínez. En el templo de Santo Domingo, de Orihuela, el Sr. Obispo de la Diócesis, D. Francisco Alvarez Martínez, asistido por el Sr. Rector del Seminario Diocesano, elVicario General y los Vicarios Episcopa les, confirió la Sagrada Ordenación Sacerdotal al nuevo presbítero que estuvo acompañado por más de 20 sacerdotes,entre ellos el Sr.Arcipreste de Santa Ana, D.Enrique Garrigós Miquel y los eldenses José Cantador Sansano, Ricardo Navarro Martínez yMiguel Ángel Cremades Romero. Actuó en la ceremonia elOrfeón Mixto del citado colegio Santo Domingo. La ordenación sacerdotal es de una solemnidad inigualada;tras las lecturas de la celebración Eucarística el Sr. Obispo pregunta al candidato si está dispuesto a tomar las responsabilidades del minis terio sacerdotal, imponiéndole a continuación las manos para comu nicarle elEspíritu Santo, pronunciando lasiguiente oración: «Por este Sacramento,un fiel, tras una minuciosa preparación queda constitui do como pastor del Pueblo de Dios para predicar la Palabra, enseñarladoctrina, dirigir las almas, orar por el pueblo a él encomendado y dispensar los Sacramentos,especialmenteel perdón de los pecados y la Eucaristía». Después el Sr. Obispo y todos los sacerdotes asis tentes imponen también las manos al nuevo ordenado, en señal deunidad del sacerdote diocesano. Actoseguido el Prelado unge las ma nos del nuevo sacerdote con el Santo Crisma, consagrándole para ofrecer el sacrificiode laEucaristía, haciéndole entrega de la patena con la hostia y el cáliz con vino, dando el abrazo de paz al recién or denado y también todos los presbíteros asistentes como señal de ad misión y bienvenida al estado presbiteral.Más de un centenar deeldenses setrasladaron endiversos medios de locomoción para acompañaral nuevo presbítero en tal solemne acto. PRIMERA MISA La primera Misa Solemne delnuevo sacerdote fue celebra da el día 21 de diciembre, en la arciprestal parroquia de Santa Ana y con celebrada con 23 sacerdotes, entre ellos el Rector del SeminarioyVicario Episcopalde Alicante, el Sr. Arcipreste de Santa Ana y los eldenses José CantadorSansano, Antonio Borruel Marco, José Lo renzo Ballester yMiguel Ángel Cremades Romero, con destino erdis tintas poblaciones de la Diócesis;los tres párrocos de la Inmacuada, San Francisco de Sales y San José Obrero; sacerdotes que estuvie ron al servicio de Santa Ana como coadjutores, Ramón Sáez, f rancisco Juan Galiana y Rafael López. El primero de ellos pronunc ió la homilía en la que ensalzó las virtudes del sacerdote y su entregato tal al servicio de sus feligreses. Colaboró a la solemnidad del acto la Orquesta de Cámara -Ru perto Chapí» y el coro parroquial que dirije la profesora Mari Carmen Segura. Finalizado el SantoSacrificio tuvo lugar el tradicional besama nos del nuevo sacerdote. Desde el 20 de noviembrede 1982 en que celebró también su primera Misa D.Miguel Ángel Cremades Romero no había vivid dEl da un acto de esta solemnidad, no faltando tampoco la vieja trad ción de que desde unos días antesdel acontecimiento ondearaen lo más alto del campanario del templo la banderablanca, símbolo de I;vir tud del sacerdocio. El nuevo sacerdote fue destinado por el Sr. Obispo como p ofesor del Colegio Diocesano Santo Domingo, de Orihuela. VICENTE VALERO Memorable recibimiento a las sagradas imágenes de los Santos Patronos Estimado lector: ¿Dónde podría hallar frases ycalificativos justos y suficientes para poder dejar en las páginas de FIESTAS MAYORES lo que elpueblo de Elda vivió en este nuevo 6 de septiembre de 1990? Tu vieron que transcurrir 50 años para rememorar lamisma fecha de 1940, gozo ydicha que hemos sentido, como losintieron tantos ytantas el denses en aquella efemérides, ycomo posiblemente lovivan dentro de 13años quienes, por la gracia de Dios, sean testigos de la conmemora cióndel cuarto centenario de la llegada aElda de las veneradas imágenes. Intentaremos, más con el sentimiento del corazón que con las ideas que nuestra pobre inteligencia pueda aportar, traer a estas páginas, para recuerdo en un futuro y a la historia, los momentos sentidos por los hijos de Elda.En la mañana del día 6 la ciudad amaneció adornada en lasfachadas de los hogares eldenses con las colgaduras que la Congregación había confeccionado para este fin; desde laprimeras horas yasesentía en el ambiente lafiesta tan esperada. Antes de las ocho de la tarde elpueblo comenzó acongregarse en la bifurcación delascalles Nueva yMaura; elAyuntamiento, aruegos de laMayordomía, implantó un servicio megafónico, unos postes adorna dos ypotentes focos eléctricos que, aliluminar ellugar, facilitaban alos medios gráficos, informativos y de TV la realización de sus fotografías ypelículas que habían dequedar para recuerdo imperecedero. Así mismo un gran cartel ante la entrada al solarde lo que fue la casade D. Francis coAlonso con un gran rótulo ¡BIENVENIDOS! alos Santos Patronos. Poco después delas8’30 llegaba un gran vehículo de la Agencia Gó mez, en cuyos laterales seleían sendos rótulos PARA ELDA y en su in terior las preciadas imágenes del Cristo y la Virgen. En el instante del descenso deéstas del camión millares depersonas prorrumpieron en lar gos aplausos yvivas y una traca y el himno nacional interpretado por la Banda Santa Cecilia saludaban lallegada de las imágenes, que gran des grupos de jóvenes ymenos jóvenes intentaban repartirse el honor de ser portadores delasandas. No fue fácil enesos momentos hacer guardar silencio para escuchar la bienvenida que el Sr. Arcipreste,D. Enrique Garrigós Miquel, leyó. Tras recordar lo que a travésde los años han sido para Elda elCristo del Buen Suceso y la Virgen de la Salud, suamor y pro tección araudales, terminó: «Tal como hoy, hace 50 años se abrían las puertas de un templo improvisado para recibir anuestros Santos Patro nos; hoy abrimos las puertas del Templo Parroquial de Santa Ana, don de el Santísimo Cristo del Buen Suceso y la Santísima Virgen de la Salud tienen sutrono habitual. Yrecordando en estos momentos aquella efe mérides, iniciamos una fervorosa popular romería acompañando anues tros Santos Patronos anuestra iglesia parroquial con un fuerte aplauso». Finalizadas las palabras delSr. Cura elfervor y el entusiasmo sedes- bodaron casi inconteniblemente; de las gargantas de unas 10.000 perso nas presentes en el recibimiento salían sin interrupción los vivas a la Virgen y al Cristo, alpropio tiempo que dilatados aplausos. Se inició eltraslado-romería por las calles Maura, Nueva y Colón hasta eltemplo parroquial, sin que cesaran los entusiasmos yvivas alosSantos Patronos. Llegados altemplo totalmente llenode fieles, las veneradas imágenes fueron depositadas en el trono que, como todos los años, lucía una esplén dida iluminación yadorno con incontables ramos deflores que embelle cían más, sicabe, el entorno de lasdos joyas en él depositadas y con el canto del himno alaVirgen delaSalud finalizó esta memorable jornada que, como laanterior de 1940, quedará indeleblemente grabada en la mente y en el corazón decuantas personas han tenido ladicha devivirlas. Invitado extraordinario, como testigo de excepción, por la Mayor domía de la Cofradía de los Santos Patronos, fue D. Tomás RocamoraGarcía, actual canónigo de la Concatedral de San Nicolás, de Alicante, jubilado. Único testigo actual osuperviviente encuanto alclero deaquel 6de septiembre de 1940. D. Tomás, como cariñosamente lellamába mos toaos, era el cura encargado de la parroquia eldense desde elfalleci miento de D. Vicente Juan Ferrando, ya éllecupo en aquella ocasión elalto honor de dar labienvenida alas nuevas imágenes. Vicente Valero LA FUENTE DE MARÍA Cerco de Nazaret,lohumilde aldea en que tantos años posaron Jesús ylo Virgen María, hay uno fuente; los habitantes del pueblo lollaman «Ain Marjan»: «Fuente de María»; ylo tradición popular afirma que Mario buscaba el aguo en aquello fuente. Aún hoy dio es la mejor fuente de toda lo región; a ello van por agua todos los habitantes de los alrededores. Llevan sobre lo cabezo el cántaro de borro, de formo verda deramente artística. Asíllevan a casa el agua. «¡Ain Marjan!». «¡La Fuente de María!». Es una expresión muy propia pora unartículo sobre nuestro amor a la Virgen. Las mujeres de Naza ret encuentran refrigerio corporal en el agua que sacan de la fuente de Moría y adquieren con ella fuerzas paro sus faenas diarios; nosotros, los cristianos que vivimosdistribuidos por todo lo re dondez de lotierra, sacamos refrigerio espiri tual, entusiasmo, poesía, idealismo, de lafuen te del culto moriano, yen éste hallamos la sa tisfacción del eterno afán humano hacia la her mosura, la pureza, lo ideal. Las mujeres de Nazaret llevan hábilmente sobre su cabeza el hermoso jarro de arcilla, lo llevan sin dejarlo caer yllegan a casa con su pre ciado tesoro, el agua fresca; nosotros también llevamos un voso de borro, nuestro cuerpo, y en él guardamos un precioso tesoro, nuestro es píritu inmortal; hemos de llevarlo por los cami nos de la vida de modo que no sufro detrimen tos, que podamos conservarlo puro, incólume, sinfracturas nirasguños, hasta llegar a la patria celestial. ¡Cómo nos ayuda en ello la verdadera «Ain Marjan», el culto moriano de nuestro religión sa crosanta! Es característico de la Sagrada Escritura no hablar con ampulosidad. Narra cosas grandes con brevedad y sencillez, aún más,regularmen te cuando más conciso se muestra esprecisa mente al pregonar las mayores verdades. De las relaciones que tiene loVirgen Moría con nuestra fe, de cuanto podamos aprender de ella en punto o creencias, la Sagrado Escritura no hablo más que con dos frases breves. Encontramos dos notos sencillos, al pare cer insignificantes, pero, en realidad, extraor dinariamente profundos, tocantes a la Virgen Bendita, en el segundo capítulo del Evangelio según San Lucas. El evangelista describe cómo los pastores, al volver del establo de Belén, cuentan por doquier los acontecimientos de Na vidad. «Y todos los que supieron el suceso, se maravillaron igualmente de lo que los pastores les habían contado, Moría, empero, conserva ba todos éstas cosas dentro de sí, ponderán dolos en su corazón» (Son Lucas II, 18-19). Yal final del mismo capítulo, donde leemos que Je sús o los doce oños volvió del templo, anoto el evangelista: «Enseguida se fue con ellos,y vino o Nazaret, y les estaba sujeto. Y su ma dre conservaba todos estos cosas en su cora zón». De modo que hoce constar el evangelista dos veces que loVirgen Bendita no sólo cuida ba corporalmente al Niño Jesús,sino que tam biénquiso educar supropio almo poro que sirviese más dignamente al Verbo divino hecho carne. Recogía con esmero coda palabra, ca da suceso, coda impresión ysolícitamente los conservaba. Iba reuniendo todos los aconteci mientos maravillosos, loanunciación del ángel, la noche de Navidad,las palabras de los pas toresy de los mogos, lo profecía de Simeón y Ano, los primeros balbuceos del Niño Jesús, to das sus miradas, todos los trabajos de su ma no... Los rumiaba, los meditaba y los conserva ba con sumo cuidado en el tesoro de su olma. Ahí tenemos, pues, una enseñanza de la fuente inagotable de María: el esmero y sacri ficio con que Moría conservaba su fe firme. Porque no hemos de imaginarnos que la fe no le pidiese también aello —como o todos nosotros— sacrificio, fatiga, esfuerzo. No diga mos que o Mario le resultaba fácilcreer, ya que vivía junto aJesús. ¡Oh también ello tuvo dios nublados, como los tenemos nosotros! Y si de vez en cuando nos detenemos con incertidum- bre ante uno que otro acontecimiento de nues tra vida o ante uno uotro de los dogmas de nuestra fe, acordémonos de que el evangelis ta consigno lo mismo tocante aMaría y aJo:-,é: «Más ellos no comprendieron el sentido de su respuesta» (Lucas II, 50). He ahí como María también tenía que cul tivar su fe. Sus ojos con estar llenos de sol, no eran capaces de atravesar todos los velos que cubren los sontos misterios de nuestro religión. PeroMaría aceptaba con olma ferviente lo que sabía de losmisterios de su Hijo divino, y con lo misma humildad de corazón aceptaba tam bién aquello que no entendía. Mientras iba es piando con espíritu observador yolma llena de contemplación todos las palabras, todos los ac tos ymanifestaciones de su Divino Hijo, y en su olma propio lostejía en la unidad dichosa yar mónica de la fe, nos enseñaba también el ca mino más seguro pora conservar y robuste :er nuestra fe. Miguel Conejero Pérez Sacerdote Importantes obras en la Parroquia de la Inmaculada En el pasado año 1990en la Parroquia de laIn maculada se realizaron importantes obras que afec taron a la estructura interior y a lacapilla delSagrario. Fueron construidas ocho pequeñas aulas desti nadas areuniones, catequesis. padres de drogadic- tos. Caritas. Acción Católica, cursillos de Cristiandad yotros diversos movimientos apostólicosparroquia les. Pero la obra másimportante se harealizado en lacapilla donde se reserva elSantísimo Sacramen to, o sea. lacapilla de la comunión con una renova ción casi total, toda ella de tipoclásico. Elaltar cons truido en caoba de Brasil sobre bastidor de pino de Suecia; en los lateralesfiguran dos pequeñas hor nacinas, en una de ellas con la imagen de la Inma culada Concepción, a laderecha; en laizquierda una cruz metálica y un ejemplardel misa romano de 1961.La mesa de altar es igualmente de madera cao ba de Brasil y descansa sobre dos columnas de la misma madera. El piso en lo que comprende propiamente la par te del altares de parqué, a base de roble,alondo. con marquetería Wengue,cerezo,palorojo, nogal ysicómoro. En la parte superior del Sagrario figura un artístico cuadro de la Anunciación. El piso de la capilla ha sido totalmentecambiado por mármol ne gro jaspeado. Elproyecto yconstrucción se han debido a D. Francisco Maestre. V. Valero Los actoslitúrgicos del pasado año en septiembre, expresión de fe yamora los Santos Patronos. LAS PROCESIONES SUPERARON TODO LO PREVISIBLE Los eldenses que tuvimos la dicha de vivir este 50 aniversario de la llegada de las nuevas imágenes de los Santos Patronos será de un recuerdoindeleble. Todosuperó a lo previsto; en primer lugar la conmemora ción de este 50 aniversario, el segundo, y quizás principal, el entusiasmo con que la ciudad se sumó a todos los actos organizados y el tercero el esfuerzo que supuso para los componentes del Orfeón Sinfónico «Amigos de la Música» lapreparación en poco espacio de tiempo de una nueva Misa, la del italiano Andrés Lucchesi, en unión de la Orquesta deCámara de San Vicentey al órgano Mary Carmen Segura, todos bajo la dirección de Gerardo Pérez Busquier. Todos pusieron su mejor contribución para que la liturgia del presente año tuviera caracteres inolvidables, pero todo hubiera sido inútil si este pueblo que las ama, que las adora no se hubiera desgastado, día tras día, en ensalzar ybendecirincansablemente a la Virgen y al Cristo. LAS CELEBRACIONES EUCARISTICAS Como de grata costumbreel Templo Arciprestal de Santa Ana se viototalmente lleno de fieles; la solemne del día 8 fue presididapor D. Ramón Egio Marco, Delegado Diocesano deEducación en la Fe y Enseñanza, que igualmente proclamó laPalabra yconcelebrada con14 sacerdotes. RADIO ELDA llevó atodos los hogares eldenses la alegría de poderlaseguiren todas sus partes. Eldía 9 fue presidida por el Sr. Arcipreste, D. Enrique Garrigós Miquel y concelebrada con 9 sacerdotes. RADIO ELDA yTELELDA T.V. llevaronla alegría a los hogares eldenses de poder seguir este acontecimiento, particularmente dirigido a las personas enfermas e impedidas. LAS PROCESIONES Aquí fue donde el fervor cristianoycatólico de la ciudad sedesbordó. Engalanada la ciudad con 2.000 cobertores que la Mayordomíade laCongregación había puesto a disposicióndel vecindario daban un carácter de mayor solemnidada los desfiles procesionales en los que formaron unas 3.000personas, calculándose en unas 20.000 las que los presenciaronen todo surecorrido. Al ascender al trono las imágenes de la Virgen y el Cristo se renovaron intensamentelasdemostraciones de amor filial y fervor religioso hacia los Santos Patronos. V. Valero Día de homenaje a los Santos Patronos El domingo día 16 de septiembre se celebró en la arciprestal parroquia de Santa Ana el tradicional homenaje que los hijos de Elda, y en particular los movi mientos apostólicos, ofrecen a nuestros Santos Patronos al finalizar el novenario en su honor. Tuvimos la grata sorpresa de que el Sr. Obispo de la Diócesis, D. Francisco Alvarez Martínez, se dignara presidir los actos, aceptación de la invitación que la Mayordomía le hizo merecedora de nues tra gratitud pese a que en esa misma fe cha tenía previsto realizar visitaa la pa rroquia de la Inmaculada ysu feligresía, pero de mutuo acuerdo con el párroco, D. Antonio Crespo Llín, accedió el Sr. Obispo a postponer esta visita para otra ocasión. El Prelado presidió la Eucaristía con celebrada con los Sres. Arcipreste de Santa Ana y párrocos de la Inmaculada yPetrer, D.Antonio Crespo y D. José Tor mo, respectivamente. Coadyuvó a esta solemnidad la nueva Orquesta de Cáma ra «Ruperto Chapí», compuesta por 17 jó venes alumnos del Conservatorio elden se, que bajo la dirección de la profesora D.a Mary Carmen Segura interpretó di versas partes de la «Misa de Palazón», la «Cantata 147» de J.S. Bach y una «Coral» de Schubert; la edad de los músicos ci fraba entre los10 y 16 años. W. EMOCIONANTE HOMENAJE A LOS SANTOS PATRONOS La presencia del Sr. Obispo, que presidió la concelebración Eucaristía a, dio mayor solemnidad al acto Uno de los actos de las fiestas mayores de más rancia tradición es, sin duda, el ho menaje que la Cofradía suele ofrecer en el último domingo del Novenario al Cristo del Buen Suceso y a la Virgen de la Salud. La presencia del Sr. Obispo de la Dió cesis, D. Francisco Alvarez Martínez, fue acogida desde el primer instante en que se conoció con muestras de filial cariño per parte de los eldenses, que una vez más lle naron el hermoso Templo Arciprestal de Santa Ana; el Sr. Obispo fue recibido en la puerta del templo por el Sr. Arcipreste, D. Enrique Garrigós Miquel yclero yuna re presentación de la Mayordomía de la Co fradía de los Santos Patronos. El Sr. Obispo presidió la concelebración Eucarística en unión de los sacerdotes D. Miguel Conejero Pérez, D.Antonio Riquel- me Martínez, D. Juan Antonio Córdoba ¡fies ta y D. Guillermo Bernabeu, Secretario del Prelado. En su homilía el Sr. Alvarez Martínez, re firiéndose al perdón y a la misericordia que el Señor tiene con nosotros, según la lectu ra del libro de los eclesiásticos: «Perdona las ofrendas a tu prójimo yse te perdona rán los pecados cuando lo pidas» y el Evan gelio según SanMateo: «No te digo que per dones hasta siete veces sino hasta seteten- ta veces siete», respondiendo auna pregun ta de San Pedro. El orfeón del C.E.E., acompañada de la Orquesta de Cámara de SanVicente y al ór gano Mary Carmen Segura, bajo la direc ción de Gerardo Pérez Busquier interpreta ron la «Misa en Do», de Andrés Lucchesi, y los tradicionales villancicos «VirgenPurísi ma» y «Al Cristo del Buen Suceso», finalizan do con el tradicional besa Escapulario-Me dalla de los Santos Patronos por los fieles asistentes. Antes de regresar aAlicante el Sr. Obis po se interesó por conocer algunos detalles de la Cofrafía, su marcha, número de cofra des, etc.y expresó su satisfacción por la so lemnidad del acto celebrado. V.V. i Foto: FRANCISCO SANTOS GONZÁLEZ Lo invisible de Dios... Se deja ver ensusobras (Rm 1.20) Con qué frecuencia recuerdo esas costumbres altísimas de la Cordillera Andina; sobre todo, en ese desafío que se entabla entre ellas y el visitante, al escalar sus faldas por entre mil recovecos ycurvas fascinantes, a la vez que peligrosas. Aún experimento verdaderos escalofríos ante esos vacíos tan profundos, que sus precipicios te ofrecen acada instante. Impresiona contemplar las alturas, y tecorta elaliento miraral vacío. Diríase que lanaturaleza entera se conju ga para recordarle al hombre que es polvo, y que cuanto hay en él es pura gracia de Dios. ¡Qué pequeño se siente uno a los piesde esas montañas! Efectivamente, levantasla vista, y ellas misma.1 se convierten en acción ypalabra. Reposas la mirada sobre ellas con curiosidad, ylas ves levantarse hasta elcielo desprovistas de todavegetación (comosi lanaturaleza sedespojara de símisma), paraadentrarse en lagrandiosi dad de ese mismo cielo, ¡contodoelvigor de su pureza! Y cuando el ojo humano desea desvelar el embrujo :¡ue poseen, ellas mismas tedicen: que es en su ser desnudo, y no en lo que se posee, donde radica la fuerza de su grandeza. Están desnudas de todo colorido, y embriagan a los ojos. Se hallan eternamente inmóviles, y siempre sugirien do una invisibley sugestiva danza. Esimposible mirarlas con pasión y no enrolarse en su propio movimiento. ¡Benditas cumbres andinas! que a la vez que me reveláis vuestra danza, yme invitáis a tomar parte en ella —amí que soy la nada—,¡meeleváis atanta altura! que como en los alboresdelGénesis: yopongo nombre a tus piedras inmóviles y les doymovimiento con mi torpe palabra, como si yo fuera el giganteyvosotras elgrano de arena. ¡Benditas montañas de la Cordillera Andina!a las que Dios ha dotado de tanta grandeza, que al contemplaros quedo inmóvil, pequeño, sin palabra; a la vez que escucho en lo más profundo de mi ser una misteriosa sinfonía compuesta por mis propios sentimientos ybalbuceos ¡que vosotras me habéis arrebatado! para irrumpir en un him no al Creador. No sé qué extraña amistad ha surgido entre vosotras y yo, que en la medida que os voy dejando atrás, en mi viaje de regreso, percibo que algo de mi alma ha quedado incrustado en vosotras, hasta el punto de daros expresión y vida, yalgo de vuestra grandeza se ha incrustado en mi pequenez, hasta el extremo de verme artífice de esas notas sublimes que duermen en vuestras entrañas. Al bajar a la llanura, con esa avidez propia de la curiosidad humana, que tanto se despierta en los primeros días que visitas unpaís, me llamarían poderosamente la atención los cementerios esparcidos a lo largo del desierto peruano. Son una profunda meditación para el creyente, ydeben de tener una visión escalofriante para quien los mire sin losojos de la fe; pues en ellos se da el inaudito consorcio de la muerte del ser humano, con la muerte dela misma naturaleza. Conforme te vas acercando aellos, sientes la impresión de estar allí donde la muerte es más muerte, incluso, me atrevo adecir: ¡dónde lamuerte rechaza a la misma muerte! Pues la pobreza desnuda ydesordenada de sus cruces, abandonadas al vaivén demúltiples remolinos dearena, se convierte en un grito desgarrador, al que sólo puede enmudecer la serenidad divina yvivificante deCristo: «El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá» ijn. 11,25). Tremendo lenguaje el de estos campo-santos del desierto peruano, donde la misma nada parece despojarse de toda abstracción, para convertirse en realidad palpable, a la vez que impotente yderrotada, desde la que toda creatura gime, esperando la manifestación de Aquel que un día pudo decir:«Joven, a ti te lo digo:¡Levántate:!». (Ven a la vida) (Le.7,14). Son palabras que meditamos muchas veces, pero desde seguridades tan arraigadas en nosotros que las recor damos como quien pasea por entre jardines. Ysólo cuando la vida se impregna de la sequedad del desierto, y se despoja detanta hojarasca, es cuando estamos en condiciones de recibir—con toda su nitidez—el mensaje pascualde Cristo: «Yo hevenido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn. Lo,Lo). ¡Benditos cementerios del desierto del Perú, que cuánto más honda es vuestra tristeza, amás esperanza me eleváis!Y cuanta más pobreza descubro en vosotros ¡a más riqueza me abrís!, trasladándome con mi fe a esa orilla: «Que ni ojo vio, ni oido escuchó, lo que Dios ha preparado para los que leaman»(ICor.2,9). Pasa eltiempo y no olvido aquellasvivencias en las que si lleguéapersonificar a lanaturaleza, es porgue ella misma está ansiosa por entablar relación con el ser humano, para crecer como tal creatura de Dios. Y es la primera vez que la desnudez impresionante del cementerio me detiene —no para infundirme miedo—, sino para hablarme como un gran amigo que quiere decirme laverdad, aunque yo prefiera ignorarla. Por eso, en el transí in do de estos diálogos, Dios se me hacía siempre presente. Mepregunto muchas veces: ¿Porqué los hombres de migeneración somos tanindiferentes a la muerte progresiva que latecnología está causando en lanaturaleza, siendo así que ésta es nuesta Madre, ycomo tal Madre insustituible? Enrique Garríaos Cura de Santa Ana -E;da Solemnes cultos en honor del STMO. CRISTO DEL BUEN SUCESO y de la STMA. VIRGEN DE LA SALUD Del 1 al 16 de septiembre de 1991 VIERNES, día 6 Canto de la Salve Alas 24’00 h.: Saludo de los eldenses a los Santos Patronos en el Templo Arciprestal de Santa Ana. SÁBADO, día 7 A las 8’00 y20’00 h.:Santa Misa. A las 2l’OO h.: SALVE SOLEMNE. DOMINGO, día 8 Día dedicado a la Santísima Virgen de laSalud A las 8’00, 9’00 yÍO’OO h.:Santa Misa. A las ll’OO h.:MISA SOLEMNE concelebrada,presidirá la Eucaristía y proclamará la palabra D. JOAQUÍN RODES ROCA, Padre Espiritual del TeologadoDiocesano de Alicante, Sub-delegado dePastoral Juvenil. En elOfertorio se cantarála plegaria del maestro Gorgé, «VIRGEN PURÍSIMA.». A las 13’00 h.: Santa Misa. A las 19’00 h.: Santa Misa. Alas 20’00 h.: Salva Solemne y a continuación: Procesióna laStma. Virgen de la Salud LUNES, día 9 Día dedicado al Stmo. Cristo del Buen Suceso A las 8’00, 9’00 yÍO’OO h.: Santa Misa. A lasll’OOh.:MISA SOLEMNE concelebrada, presidirá la Eucaristía y proclamarálapalabra D. FRANCISCO BRO-TONS PÉREZ,Cura Párroco de Santiagode la Albufera. En el Ofertorio se cantará el villancico del maestro Gorgé«AL CRISTO DEL BUEN SUCESO... Esta misa será tele visada porTele-Elda, ofrecida por la Cofradía a los enfermos. Alas 13’00 h.: Santa Misa. Alas 19’00 h.: Santa Misa. A las 20’00 h.:Salve Solemne y acontinuación: Procesión del Stmo. Cristo del Buen Suceso De los días 10 al 18: SOLEMNE NOVENARIO MARTES, día10 A las 20’00 h.:Santa Misa y proclamará la palabra D. MIGUEL ÁNGEL CREMADES, Licenciado en Derecho Canónigopor la Universidad de Pamplona. MIÉRCOLES, día11 A las 20’00 h.:Santa Misa y proclamará la palabra D. MIGUEL ÁNGEL CREMADES. JUEVES, día 12 A las 20’00 h.:Santa Misa y proclamará la palabra D. CAR LOS MENDIOLA MARTÍNEZ, FormadordelColegio de Santo Domingo de Orihuela. VIERNES, día 13 A las 19’00 h.:Santa Misa y proclamará la palabra D. CAR LOS MENDIOLA MARTÍNEZ. A las 20’00 h.:Recital de Cantopor la Soprano ANA MA RÍASÁNCHEZ, acompañada alpiano porMARÍA DEL CARMEN SEGURA. Actopatrocinado por laConcejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamientode Elda y la CAJADE AHORROS PROVINCIAL DE ALICANTE YVA LENCIA. SÁBADO, día 14 A las 20’00 h.:Santa Misa y proclamará la palabra D. CAR LOS MENDIOLA MARTÍNEZ. DOMINGO, día 15 Tradicional homenaje de los eldenses a los Santos Patronos A las 8’00 h.: Santa Misa. A las 12’30 h.: Santa Misa. A las 20’00 h.: Misa Solemne cantada por la Coral Monforti- na,patrocinada por la CAM y dirigida por D. José Manuel González. Proclamará la palabra D. RICARDONAVARRO MARTÍNEZ, Cura Párrocode San Esteban de Alicante. A la terminación de la Santa Misa, se ofreceráa los fieles para besarlo el Escapualario-Medalla de los SantosPatronos. LUNES, día16 Alas 20’00 h.: Santa Misa y proclamará la palabra D. RICAR DO NAVARRO MARTÍNEZ. MARTES, día 17 A las 20’00 h.: Santa Misa y proclamará la palabra D. RICAR DO NAVARRO MARTÍNEZ. MIÉRCOLES, día 18 Alas 20’00 h.: Santa Misa y proclamará la palabra D. JOSE ANTONIO MOYA, Cura-Párroco de la Inmaculada de To- rrevieja. NOTA: Todala polifonía de los actos litúrgicosde los días 7, 8 y 9 será interpretadopor elORFEÓN POLIFÓNICO AMIGODE LAMÚSICA DEL CENTRO EXCURSIONISTA ELDENSE, OR QUESTADE CÁMARA DE SANVICENTE y como orga nista, D.aMARÍA DEL CARMEN SEGURA,dirigidos por D. ANTONIO J.BALLESTER. Por la Comisión deFiestas del Excmo. Ayuntamiento los días 8 y 9, a laentradaal Templo Parroquial de los Santos Patronos, setirarán tracas de colores. Con toda tranquil! Quítesepreocupaciones de encima... La vidacotidiana, hoy, yaproduce bastante stress,comopara que nos la compliquemos sinnecesidad. Nosotros se la hacemos más fácil. Estamos para eso. Para su tranquilidad. En todo lo que necesite. • •• CAJA DE AHORROS PROVINCIAL DE ALICANTE Más de 8.000 Cajeros Automáticos y120.000 establecimientos a su disposición en toda España. OOoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooOO1 o o ooo o o o o o o o oo o o ooo o o o o o o o o o oo o o o o o o o o o o o o o o o o o ooo o ooo o oooo o oooooo o oo o o ooo Lorenzo Herrero Encina e ’^: FABRICA DE HORMAS Polígono Industrial «Campo Alto»-Parcela 20 Teléfono 5394761 — Apartado de Correos 460 ELDA oooo o o 6ooo o o oooo o Qoooo o o o o oooooooopooo o o o o oooo o o o o o o oo o o o o o o o oo o o o oooo o o OOoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooOO RANSPORTES FRAJVCISCO Gómez S.A Líneas Regulares deMercancías - A. T. 13 C.l.F. A-03009362 SUCURSALES 03006 ALICANTE: Neptuno. 6 -P.l. -La Florida» Telfs. 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