ñ^^OI^^I^ MAXIMO MOR, S.A. Mosén José María Martí, 14 Tels. 3 - 176 - 178 MONTMELO ( Barcelona) cn aecisrano^ ^ ^^^^^I.ti • ^^^ e `,^ CUl^2T1^05 Artículos y sus características - Articles and their ĉ haracteristics Articles et caracteristiques - Artikel und ihre eigenschaften PIELES Corderos al cromo anilina. ADRIANAS Cabritos al cromo anilina. KIDIAS - BADENIAS - DIANAS Agentes distribuidores y sus direcciones - Agents distributeurs et leurs adresses Distributing agents and their addresses - Groszhandelsvertreter und ihre adressen Japón Inglaterra Alemania - Itatia - EE.UU. En Palma de Mallorca: En Menorca: JAIME SEGURA BONIN AGUSTIN MARIN MERCADAL Hostales, 15 - Telf. 296981 San Bartolomé, 5- Telf, 361515 En Elda Mahón JOAQUIN SANCHEZ BAÑON 18 de Julio, 11 - Teléfs. 380184 380183 Gráficas DIA2, Alicante Uepósito legal: A. 299-1972 ñ^^Oñ^I^ñ n. ° XXV Revista anual editada por la Comisión de Fiestas del Excmo. Ayuntamiento de Elda con motivo de las Fiestas Mayores en honor de sus Excelsos Patronos el Cristo del Buen Suceso y la Virgen ^de la Salud F i J^ B O R ñ D F í Elda y Septiembre de 1979. Dirección: ERNESTO GARCIA LLOBREGAT Secretario: JOSE MIGUEL BAÑON ALONSO Dibujos Patronos: JOAQUIN LAGUNA Dibujante invitado: ARTIBUCILLA Fotograf(as: JOSE MIGUEL BANON Imprenta: GRAFICAS DIAZ - ALICANTE Portada: DE ERNESTO, SOBRE UN DIBUJO de JOAQUIN LAGUNA FRANCISCO MOLLA MONTESINOS JUAN MARTI CENTRO EXCURSIONISTA ELDENSE JOSE GARCIA ABAD ANDRES LLORET MARTI JUAN ANTONIO RAMOS VIDAL JOSE CAPILLA BELTRAN MIGUEL MARTINEZ-MENA GLICERIO SANCHEZ RECIO JOSE NAVARRO PAYA LUIS ROMAY G. ARIAS ALBERTO NAVARRO PASTOR CONCURSO LITERARIO EL SERAFICO COLABORACION ESPONTANEA, y ERNESTO GARCIA LLOBREGAT *^x* Amigos y conciudadanos eldenses: Con mi deseo de que estas primeras Fiestas Se1itembrinas que el Ayuntamiento que ^iresido tiene la res^ionsabilidad de organizar tengan la alegría y el sabor 1io2hular característica de nuestro ^ueblo, y que la partici1iación en las mzsmas sea de todos y cada uno de los ciudadanos de Elda, recibid un abraxo muy fuerte de vuestro Alcalde. ^1 ^ ^^^^ ^^ i ^ i ^i^ ^^^ ALBORADA aparece este año con la relevancia especial que los importantes acontecimientos imprimen a las personas, a sus empresas, y a sus motivaciones. El primero de ellos se refiere a una cifra que, en determinados momentos, viene a cubrir una etapa. Es como si fuera una señal prominente que se alzara, como un hito, en una de esas andaduras de uno de esos múltiples caminos que nos es dado a recorrer. El camino es la revista ALBORADA, y la andadura, sus veinticinco años de aparición anual en las septembri nas Fiestas. Veinticinco años es un número cuadrado, por no decir redondo, que sería su frase hecha; divide a un todo en cuatro partes, y ya hemos tomado una, de ese patrón de cien, que se utiliza en los años para cubrir cualquier empresa secular de los hombres. Veinticinco aniversario, o digamos también, utilizando la frase pomposa de las solemnidades, Bodas de Plata; argen tífera unión de una publicación con una parte de ese compromiso con los eventos tradicionales y culturales de su pueblo. Otros acontecimientos a destacar, dentro del «do ssier» de las conmemoraciones a que nos hemos entre gado y que se cumplen en este año, son, el setenta y cinco aniversario del Tercer Centenario de las Fiestas Mayores, y del que ya aparece cumplido escrito en este número, y, del otro setenta y cinco aniversario referido al título de ciudadanía concedido a nuestra querida Elda. En los anales quedó grabada la fecha histórica del b de Agosto de 1904 como un día que llenó de alegría a los eldenses. El paso de Villa a Ciudad, títu lo concedido por el entonces Rey, D. Alfonso XIII, fue como un reconocimiento a la importancia indus trial y a su ya patente crecimiento de población que le hacían colocarse entre los pueblos más prósperos deEspaña. Decidida importancia tuvo la intervención del entonces P^ esidente del Consejo de Ministros, D. An tonio Maura que, vivamente impresionado al paso por nuestro pueblo, y al recibimiento de que fue objeto, instó del Rey la concesión de título de Ciudad para Elda, otorgándose al Sr. Maura, como agradecimiento, honores de placa en una importante calle eldense. Y por último, y dentro del importante acontecer municipal, destaquemos, en el marco de las primacías, el cambio habido en el Ayuntamiento. Estos cambios siempre han dado a los pueblos una extraordinaria dimensión a su actividad municipal, dimensión ahora acentuada porque ha sido el conjunto de sus habitan tes, esos nuestros cotidianos vecinos y vecinas, los que, sintiéndose dueños de sí mismos y de su futuro, han tenido ocasión de elegir su destino. ALBORADA saluda esperanzada, en este rosicler de auroras democráticas, la constitución del nuevo Ayuntamiento, deseando que la gestión a realizar por la nueva Corporación, tenga todo el acierto pleno en sus decisiones y el dinamismo necesario para el desa rrollo de éstas, entre las que había que destacar, como objetivos primordiales a conseguir, la calidad de la vida ciudadana y la revitalización de los valores culturales de que tan necesitados estamos. Demos y recibamos enhorabuenas y deseos de paz y esperanza de todos y para todos. En estos días de fiesta, donde las tradiciones y el descanso regalan al cueipo y al espíritu, compartamos nuestro gozo y el anhelo ilusionado de hacer de nue ŝ tra Elda la ciudad limpia, alegre y habitable que todos deseamos y que, sin duda, nos mere^ emos. ^TII ^n^ dtgnII dE mirttrú tDll ESfQ^ IIjII^ ÓE ÍYPrrtt; ^J1tP^ ÍQÚIIS lII,^ ,^II1P.^ jÍQÓII^^ En tu rII^^rII rEUErhErttn. ^II uII^ dtgnII .dE tt^IIrttrte + ,Reintt de lII,^ (^ielII.^, + .^REtntt; ^vg tuttl ^uuttnII ^Er^vdII En las 1^II^IIS ^E ltt tierrtt... ^PrII, 1EUttIlÍII IIYiS IIjII^ tt 1ttS 11tttriBtIIltE^ ^tÓPrPtt^... i^En p ŭ ^tt^ ^IIr #^tnftt ttudtttttt, pIIr tttut.a ttmIIr, ^tt^rE E^tElstt! .^1 ^ttntí^trnu (^rt^tv ^E! +^uErt ^t^E^u +^uegn j3eñar? ^ú que fIIrmttsie ltt prttdertt tmt ttttttt}tIIltts rIIjtts riendII ttl sIIl; ^ú que Iiiciste el tristttl ^el ttrrII^uelII todII sereriidttd tt^tl, e liitis^e ltt mirttdtt dittfttritt ^el nmII... ^ú, que CYPtts^e Itt UII^ DPI rutseñm enuuel#tt eri blttrittt luritt ^ tiP1II mí^titII, ^ eriteriDiste el tttnIIr eri lIIS espírifus, tmnII eritieriDes eI sIII, que es lu^ de ^idtt, eritienD^e !tt fttleritt ^e mi ^Pt1iII ^rttrtt uer g seriíir ^cnttt liermIISUrtt, ^ pIIder reintegrttrme etttertttrien^e tt ^i, eri ttdIIrtttiúri, tt ^i eri ^ESlumbrttmieriíII... j^eñIIr? ^e !iP tIIriIItidII en Itt qu ŭ iua Del tttm^II; eri Itt mtts igriIIrttdtt flnretilltt ^el pttrttmn; eri ltt Dulte fm^íttntt, eri lIIS girIIS ^eI pttlttrII, eri lus IIjII^ ^el nmII, eri el brillII del ttsirII, eri el mttr, eri el sIII, eri el ttire, Pri eI ttrhIIl, en Itt riube, eri Itt lu^, eri eI CtelII PsírellttdII... j^II^II eri mt COrtt^ítri ^1IIr ^i Se i^M i^PCÍ^II tIFLYII? jl^ienes tt mí, ^eñur, pIIr tIIdII ln trettaII? ^. ±ilnlltt DOS SESIONES PARA LA H I STO R I A ALBORADA, quiere a través úa ^u^ páginas, dejar testimo nio fiel de dos históricas sesiones celebradas en el Ayuntamien to de nuestra Ciudad, en los días 16 y 19 de Abril. La primera de ellas recoge la despedida de la última Corporación Municipal de lo que pudiéramos Ilamar época de Franco y la segunda, la primera Corporación totalmente democrática. Por el interés que para el lector ofrece el contenido de ambas, y a fin de que sea constancia para la posteridad, trans cribimos el contenido de las mismas, convencidos de cumplir un claro servicio a la historia de nuestra Ciudad. ULTIMA SESION DEL AYUNTAMIENTO PLENO PRESIDIDO POR D. FRANCISCO SOGORB GOMEZ En la Ciudad de Elda, siendo las doce horas y quince mi nutos del día dieciséis de Abril de mil novecientos setenta y nueve, se reunieron en el Salón de Sesiones de este Excmo. Ayuntamiento, bajo la Presidencia del Sr. Alcalde-Presidente, D. Francisco Sogorb Gómez, con asistencia de los Señores Secretario e Interventor accidental, D. Valentín Alarcón Navarro y D.^ M.a Esperanza Burdeos García, respectivamente, los Se ñores Tenientes de Alcalde y Concejales, D. Regino Pérez Marhuenda, D. Efigenio López Limiñana, D. Alberto Beltrán Sempe re, D. Pedro Pérez Marhuenda, D. Camilo Valor Gómez, D. An tonio Antón Martínez, D. Gonzalo Casáñez Rico, D. José Amat Jover y D. Antonio Juan Díez, al objeto de celebrar, en primera convocatoria, la sesión extraordinaria correspondiente. 1. APROBACION DEL BORRADOR DEL ACTA Y DEL EXTRACTO DE LOS ACUERDOS DE LA SESION ANTERIOR. Declarada abierta la sesión por la Presidencia, se dio lectura al acta de la sesión anterior, que fue aprobada, por unanimidad, de quienes concurrieron a la que se aprueba. EI Secretario, en cumplimiento de lo dispuesto en el art. 142, 3a, del Reglamento de Funcionarios de Administración Local, recuerda a los Seño res asistentes, la obligación que tienen de firmar el acta, una vez transcrita al Libro correspondiente. Igualmente fue aprobado, por unanimidad, el extracto de los acuerdos adoptados en la sesión anterior, al que se dará la tramitación prevista en los arts. 241 y 242 del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Cor poraciones Locales, y 142, 5a, del Reglamento de Funcionarios de Administración Local. Una vez aprobada el acta, el Sr. Alcalde-Presidente, dirigió a los reunidos las siguientes palabras: «Queridos amigos: Quisiéramos que este discurso fuese un saludo a nuestro pueblo y no una despedida, dando cuenta de nuestro mandato, desde el día de la toma de posesión hasta hoy, 16 de Abril de 1979, en que celebramos nuestro último Pleno Municipal. EI día 1 de Febrero de 1976, tomamos posesión de esta Alcaldía, conscientes de que solamente era para nueve meses, y ya veis, queridos amigos, como los cálculos de la vida local también fallan, pues hemos estado, 3 años, 2 meses y 16 días al frente de nuestro Pueblo. Desde el ya lejano día de la toma de posesión hasta ahora, día de nuestra despedida, ha Ilovido mucho, como vulgarmente se dice y han ocurrido un sinfin de cosas, que creo merece la pena recordar. Decíamos en nuestro discurso de toma de posesión, que había que dar una nueva imagen y distinta en el tiempo de modificaciones y reformas que se nos avecinaba, y la hemos dado, como creo que así ha sido, ^testigos?, el propio Pueblo en toda su extensión, que nos ha visto como hemos actuado. Hemos intentado con todo nuestro esfuerzo dejar a esta Corporación nueva que nos va a relevar el día 19, la ciudad en orden de revista, puesto que como dijimos «hemos de ir a por todas» lo hemos hecho, aunque no haya sido posible realizar todo cuanto hubiéramos deseado, ya que nuestra ciudad, a la que vemos crecer diariamente, se le quedan los trajes peque ños con suma rapidez, por lo que, arbitrando fórmulas para que no nos desbordase su desarrollo, estudiamos y pusimos en práctica los préstamos con el Banco de Crédito Local, para do tar a los barrios de los servicios municipales de que carecían al comienzo de nuestro mandato, con objeto de equipararlos al resto de la ciudad, pensando siempre, a la hora de distribuir las contribuciones especiales, en que la mayor parte de sus habi tantes eran económicamente débiles. Hoy puede apreciarse el enorme cambio experimentado en la fisonomía de dichos barrios. EI problema de la escolaridad ha sido siempre el que más nos ha preocupado y creo sinceramente que hemos luchado con todas nuestras fuerzas para conseguir dar un paso de gi gante al poder contar con las nuevas realizaciones, consisten tes en 6 Colegios de E.G.B., con 197 aulas; 3 de Preescolar, con 47 aulas; 19 aulas de educación especial y el nuevo Insti tuto de Bachillerato, cuya construcción quedará terminada en plazo inminente. Por enumerar algunas de las más importantes realizacio nes, iniciadas algunas bajo el mandato de Antonio Porta, cuya consecución nos ha mantenido en constante lucha, citaré: -Accesos a los Colegios Dr. Rico y Sismat; Encauzamien to del Río Vinalopó; Residencia Sanitaria de la Seguridad Social; Palacio de Justicia; Comisaría de Policía; Nuevo Depósito de Agua; Jardines de Cruz de los Caídos, Plaza de España y Huer ta Nueva, Aulas de Guardería en Huerta Nueva y en Caliu: iniciación trámites para concesión de una Emisora de F.M.; Ad quisición de terrenos para ampliación Escuela Maestría Indus trial; Adquisición de terrenos para la creación de un gran par que en la Torreta; Adquisición de terrenos para la construcción de nuevos Colegios en el futuro; Puesta en marcha de tres pla nes especiales de reforma interior; Puesta en marcha de un gran plan parcial industrial; Reparación del Grupo Virgen de la Cabeza; Proyecto, terminado, de nuevo puente sobre el río Vinalopó, Proyecto de urbanización de los Barrios Caliu y Vir gen de la Salud; Proyecto de urbanización de la Avenida de Ronda, y un largo etcétera que sería innecesario enumerar. Y ahora, creo Ilegado el momento de dar las gracias, que nunca serán bastantes, por lo mucho que han hecho por rio sotros y nos han ayudado en nuestra labor municipal. Gracias a todos ios funcionarios municipales, que con su fiel cumplimiento nos han facilitado la tarea de gobierno de nuestro pueblo. Gracias también, a las autoridades Eclesiásticas, Judicia les, Guardia Civil, Policía Gubernativa, Policía Nacional, Maes tros Nacionales y privados, Instituciones culturales y deporti vas, medios de difusión y en especial a la prensa, partidos políticos, centrales sindicales, y, en general a todos los ciuda danos, que con su ejemplar colaboración, en especial a través de las eficaces Asociaciones de Vecinos, nos han ayudado a engrandecer a nuestro querido pueblo. La labor que hemos desarrollado en todo el tiempo que hemos estado al frente del Ayuntamiento, no somos nosotros quienes para juzgarla. EI transcurrir del tiempo será Notario de ella, pero lo que si es cierto es que no ha sido un camino de rosas precisamente, ya que hemos pasado por todas las circunstancias que han ido sucediendo en este período de transición que nos ha tocado vivir. No estamos arrepentidos de ello, pues con toda humildad, creemos que si no hemos hecho más ha sido debido al corto espacio de nuestro mandato y no a falta de interés, pues lo que si es bien cierto es que hemos puesto todo nuestro em peño y afán en conseguirlo. Sinsabores, muchos, momentos agradables, pocos, pero también muy importantes en nuestras vidas, que quedarán marcadas mientras vivamos por el honor de haber entregado los mejores años de nuestra vida al servicio de nuestro queri do pueblo. En la Mancomunidad de Elda-Petrel, mucho se ha traba jado, pero también es cierto que queda mucho por hacer en estos magníficos pueblos que han dado muestras de estar unidos en diferentes ocasiones por profundos lazos de amis tad, trabajo y unidad de destino. Por un Elda mejor, más próspera, mejor dotada de servi cios, más unida, ha sido y será siempre nuestra meta, pues sería imperdonable que los que lioy nos marchamos no qui siéramos saber nada más. Nosotros hemos cumplido una eta pa en la historia de nuestro pueblo. Unos hombres nuevos y Ilenos de inquietudes, deseosos de hacer algo por su pueblo, nos van a reemplazar, pero nosotros, al dejar estos sillones que hemos ocupado durante todo este tiempo, no deberemos irnos, sino estar siempre con ellos, al igual que con nosotros han estado quienes los ocuparon anteriormente. Y, por último, pedimos perdón a todos aquellos a los que de una u otra manera hayamos podido ofender, pues no era nuestro propósito hacerlo, al igual que de todo corazón per donamos a todos cuantos hayan pretendido hacernos el más mínimo daño, quizá inconscientemente. Por eso no decimos adiós, no ncs despedimos, porque seguiremos colaborando en todo cuanto signifique engrande cimiento de nuestro querido pueblo y pueda ser de utilidad nuestra modesta ayuda. Pidamos, queridos compañeros de Corporación, que Dio, ilumine y ayude al nuevo Alcalde y a su Corporación, para que alcancen y superen todas las metas que se han propues to conseguir. Eldenses... i iViva Elda! !». PRIMERA SESION CONSTITUTIVA DEL AYUNTAMIENTO DEMOCRATICO PRESIDIDO POR D. ROBERTO GARCIA BLANES En la Ciudad de Elda siendo las once horas del día dieci nueve de abril de mil novecientos setenta y nueve, se reunie ron en el Salón de Actos de la Casa Consistorial, los Señores, D. Roberto García Blanes, D. Hipólito Pérez González, D. Ayus tín Coloma Bernabeu, D. Antonio González Bello, D. Esther Padial Bailón, D. Francisca Muñoz Gil, D. Fernando Belmon te Muñoz, D. Diego Iñiguez Martínez D. Luis Verdú López, D. José Cremades Mellado, D. Francisco Sánchez Sempere, D. Alfonso González Gutiérrez, D. Juan José Sánchez Gras, D. M. del Carmen Campos Martínez, D. Manuel Serrano González, D. José Miguel Oliver Gracia, D. Salvador Palazón Selva, D. Juan Medina Amorós, D. Manuel Jover García, D. Angel Castroviejo Calvo, D. Antonio Ibáñez Oliver, D. José Ochoa Gil, D. José Miguel Espinosa Justamante y D. José Ruzafa Almendros, Concejales proclamados electos por la Junta Electoral de Zona como resultado de las elecciones del pasa do día tres de los corrientes, con mi asistencia como Secre- tario de la Corporación, al objeto de celebrar la sesión cons titutiva del Ayuntamiento, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 28 de la Ley de Elecciones Locales de 17 de julio de 1978 y Real Decreto 561/1979, de 16 de marzo. A la hora indicada, se procede a formar la Mesa de Edad que queda constituida por D. Francisco Sánchez Sem pere y D. Salvador Palazón Selva, Concejales electos de ma yor y menor edad de los presentes, respectivamente, osten tando la Presidencia el primero de ellos y actuando de Secre tario de la Mesa, el que suscribe D. Valentín Alarcón Navarro. Seguidamente, de orden de la Presidencia, se da lectura a las disposiciones referentes al acto de constitución del nuevo Ayuntamiento, así como al resumen general de las elecciones a Concejales y relación de los Concejales proclamados elec tos por cada una de las listas que han obtenido puestos y que es como sigue: Por el Partido Socialista Obrero Español: D. Roberto García Blanes, D. Antonio González Bello, D. Francisca Muñoz Gil, D. Diego Iñiguez Martínez, D. Fran cisco Sánchez Sempere, D. M. del Carmen Campos Martí nez, D. José Miguel Oliver Graciá, D. Juan Medina Amorós, D. Manuel Jover García y D. José Miguel Espinosa Justamante. Por Unión de Centro Democrático: D. Hipólito Pérez González, D. Esther Padial Bailón, D. Luis Verdú López, D. Alfonso González Gutiérrez, D. Manuel Serrano González, D. Luis Verdú Amorós, D. José Ochoa Gil y D. José Ruzafa Almendros. Por el Partido Comunista del País Valenciano: D. Agustín Coloma Bernabeu, D. Fernando Belmonte Mu ñoz, D. Juan José Sánchez Gras, D. Salvador Palazón Selva y D. Antonio Ibáñez Oliver. Por Coalición Democrática: D. José Cremades Mellado y D. Angel Castroviejo Calvo. Examinadas por la Mesa de Edad las credenciales pre sentadas y comprobada la personalidad de los asistentes y habida cuenta de que han concurrido los veinticinco conceja les electos, que representan !a totalidad de los proclamados que corresponden a este Ayuntamiento, el Presidente de la Mesa declara constituida la Corporación. Acto seguido, se procede a la elección de Alcalde, a ouyo efecto una vez leídos los preceptos reguladores de esta elec ción, los Concejales, previo Ilamamienjo, depositan el sobre conteniendo su voto, en la urna prepárada con este fin. Ter minada la votación, por la Mesa se efectúa el escrutinio, que arroja el siguiente resultado: D. Roberto García Blanes que encabeza la lista presen tada por el P.S.O.E., quince votos. D. Hipólito Pérez González que encabeza la lista presen tada por U.C.D., diez votos. A la vista del resultado del escrutinio y habida cuenta de que Don Roberto García Blanes ha obtenido quince votos que representan la mayoría absoluta de los Concejales, el Presi dente de conformidad con lo establecido en el artículo 28, apartado 3, letra b) de la Ley de 17 de julio de 1978, lo pro clama Alcalde electo de este Ayuntamiento, el cual encontrán dose presente y a requerimiento de la Mesa, manifiesta la aceptación del cargo para el que ha sido elegido, tomando inmediata posesión del mismo. A continuación se procede a la Constitución de la Comi sión Municipal Permanente y previa lectura de lo dispuesto en el apartado 4 del artículo 28, manifiesta la Presidencia que, de conformidad con las normas que acaban de leerse, dicha comisión estará constituida en este Ayuntamiento por nueve miembros, incluido el Alcalde que la presidirá, atribuyéndose estos puestos a las siguientes listas en proporción al número de concejales obtenidos por cada una, una vez efectuadas las correcciones oportunas: Tres puestos a la lista del P.S.O.E. Tres puestos a la lista de U.C.D. Dos puestos a la lista del P.C.P.V. De conformidad con el apartado 4.° de la Resolución de la Dirección General de Administración Local de fecha 11-4-79, previa elección, se designan: Por el P.S.O.E.: Juan Medina Amorós José Miguel Espinosa Justamante Diego Iñiguez Martínez Por U.C.D.: José Ochoa Gil Hipólito Pérez González Manuel Serrano González Por el P.C.P.V.: Antonio Ibáñez Oliver Agustín Coloma Bernabeu Por el Sr. Alcalde-Presidente se determina el orden de los Tenientes de Alcalde para los casos de ausencia, enfer medad o impedimento de cualquier clase será el que se reco ge a continuación, quedando la Comisión Municipal Permanente constituida como sigue: Alcalde-Presidente, D. Roberto García Blanes 1er. Teniente de Alcalde, D. Agustín Coloma Bernabeu 2.° Teniente de Alcalde, D. Diego Iñiguez Martínez 3.° Teniente de Alcalde, D. José M. Espinosa Justamante 4.° Teniente de Alcalde, D. Juan Medina Amorós 5.° Teniente de Alcalde, D. Antonio Ibáñez Oliver 6.° Teniente de Alcalde, D. Hipólito Pérez González 7.° Teniente de Alcalde, D. Manuel Serrano González 8.° Teniente de Alcalde, D. José Ochoa Gil A continuación el Sr. Alcalde se dirigió a los presentes, adhiriéndose en primer lugar al mensaje recibido del Consejo del País Valenciano y expresando su deseo y confianza de que, en el plazo más breve posible y en este marco- autonómico, se podría conseguir un verdadero gobierno local en muy pocos años. Destacó la significación histórica de la constitución demo crática del nuevo Ayuntamiento, tras mucños años de gobier no autoritario. Señaló a continuación que es propósito de la Corporación el impulsar la inmediata promulgación de una nueva Ley de Régimen Local. Se refirió a la herencia legada por la Corporación pre.r,edente, con cuestiones resueltas, otras no, teniendo por delante una tarea compleja y transcendente. Pasó luego a exponer, muy brevemente lo que podría considerarse el programa de actuación municipal, con los puntos siguientes: En primer lugar citó la aprobación del Pre supuesto municipal como punto de partida, debate en torno a la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana, re solver las deficiencias en la infraestructura de los barrios; acometer la realización de Guarderías Infantiles; solventar los problemas de tráfico; la limpieza e higiene de la Ciudad; aten ción preferente a la cultura, ya que los pueblos se forjan a través de ella; promover el deporte, forjador de hombres; atención a la juventud, que es el futuro de todos y atención a la tercera edad. Hizo especial referencia a la necesidad de formar un verdadero Ayuntamiento al servicio del pueblo y abierto a todos los ciudadanos` solicitando para ello la cola boración de todos, que están al servicio del pueblo. Agradeció a continuación a todos los ciudadanos y compañeros, la confianza que habían depositado en él. Expresan do finalmente su convencimiento de que la tarea de hacer de Elda una Ciudad de todos y para todos, no es exclusivamente de la Corporación, los ciudadanos son pieza clave de todo cuanto se desea hacer por el bien del pueblo. A continuación el Presidente concedió su turno de intervención a las minorías, comenzó D. Diego Iñiguez, en representación del Partido Socialista Obrero Español, el cual hizo una promesa de trabajo, para responder a lo que el pueblo espera, mostrándose dispuestos a recoger las iniciativas de los particulares y de los demás integrantes de la Corporación buscando el bien común. D. Hipólito Pérez González, por Unión de Centro Demo crático, expresó su deseo de que el Alcalde sirviera de en lace entre todos los concejales, armonizando posturas y tra bajando en conjunto; por encima de los partidismos políticos, por el bien del pueblo, ya que de antemano Se conocía el re sultado de la elección del Alcalde, por lo que la consideró solo ^^protocolaria^. Por el Partido Comunista del País Valenciano, intervino U. Agustín Coloma Bernabeu, el cual compartió la preocupa ción por los problemas expuestos por el Alcalde, y reconoció la necesidad de trabajar fuerte y duro, contando con la parti cipación de todos y colaboración de todos, solicitando espe cialmente ayuda de los funcionarios y comprometiéndose a hacer su trabajo lo mejor que sepan, para poder salir, como han entrado, con la cabeza bien alta. En representación de Coalición Democrática, D. José Cre mades Mellado comenzó diciendo que constituían la minoría de las minorías, pero que compensarían la falta de número con una entrega y servicio totales, agradeció a D. Francisco Sogorb Gómez, en representación de toda la Cor,poración sa liente, el trabajo realizado en unos momentos muy difíciles y terminó con el deseo de que todos formaran una gran familia unida. ANIVERSARIO DEL TERCER CENTENARIO ^^.`:°` «An andioso espectáculo que acabamos de presenciar, extasiados con su ^ `^ o r o, alucinada aún nuestra imaginación por la suntuosidad y esplendor / ^ s fiestas con que Elda impulsada por un mismo pensamiento, ha sabido tribu sus Excelsos Patronos, y, encargados nosotros, meros aiicionados a la literatu de reseñarlas, comprendemos nuestra ineptitud, nos sentimos perplejos y declaamos ingenuamente que sólo el numen del sabio jurisconsulto y Canciller gloria de nuestro pueblo, D. Juan Sempere y Guarinos, la elevada inspiración y arrebatadora elocuencia del insigne tribuno D. Emilio Castelar, el ingenio y erudición profunda de D. Juan Rico y Amat, la espontaneidad y donosura de Fraiicisco Ganga «El Se ráfico», la sabiduría del inmortal obispo D. Antonio de Coioma; podrían describir con mano maestra, la magníiica panorámica y brillante colorido de los sublimes y emocionantes cuadros que hemos tenido ocasión de admirar y que han dejado im perecedero recuerdo tanto en propios como en extraños». Con estas encendidas palabras, firmadas por la redacción de «El Centenario», publicación aparecida solamente para conmemorar tan importante efemérides, comenzaba la «Crónica de los Festejos celebrados en esta Ciudad con motivo de so lemnizar el Terc@r Centenario de los Excelsos Patronos, el Santísimo Cristo del Buen Suceso y la Santísima Virgen de la Salud». Palabras un tanto desfasadas a nuestro entendimiento actual, propensas, quizá, a dibujar en nuestras caras sonrisas de amable comprensión por la suficiencia desplegada, pero siempre disculpables e in cluso justas, porque así las vieron y así las sintieron en unos actos de sincera emo ción unos hombres en una determinada época. Se contabilizaban trescientos años de devociones antiguas alrededor de unas bellísimas imágenes renacentistas, de ori gen italiano, llegadas a Elda con perfumes de una hermosa leyenda. Trescientos años de amor, de afanes e ilusiones cumplía la pequeña comunidad eldense en aquel año de gracia de 1904 dedicados a sus Patronos Espirituales. Y los ánimos estalla ron, los brazos se ofrecieron tensos, y las ilusiones desbordaron capacidad para de jarnos a nosotros, convertidos en flamante Posteridad, el recuerdo expectante de unas Fiestas convertidas en alarde de grandeza, que el tiempo fue aumentando primero, y después, oscureciendo, según el tránsito de las personas y sus recuerdos, y del agobiante «Hoy las Ciencias adelantan una barbaridad» establecedoras de las odiosas comparaciones. Como trasunto de aquellas ^...^^as, se nos ofrecen ahora ante nuestros ojos unas viejas fotografías; defectuosas, difusas, nos quieren hablar de aquellos momentos que tanto impacto causaron. De ellas se desprende una melancolía difícil de expli car, como ese sentimiento triste que nos invade al urgar en el cajón de los recuerdos, de las viejas cosas. Esta tristeza nuestra, contrasta con la euforia de aquellos nuestros mayores, cuyas figuras contemplamos desvaídas en las amarillentas foto grafías y en el tiempo. La mayoría de ellos ya hicieron su trayectoria, y pensamos que, todas sus ilusiones, sus anhelos y esfuerzos en aquellas Fiestas del Centenario, convertidas ya hace tiempo en sutil humo que el viento de la Torreta disipó, nos llega hasta nosotros con un perfume delicadamente mustio, de crisantemo en hipogeo. Seguimos observando las viejas fotografías, y mentalmente, evocando aquellos instantes. Abstraídos en la contemplación, nuestro pensamiento va formando dis tintas imágenes como en un filme en blanco y negro, ya que, aunque quisiéramos, no podríamos darle color. Detenemos nuestro proyector en la secuencia que más enjundia dio a aquellas Fiestas: «Difícilmente se podría encontrar, en los faustos de la historia de nuestro pueblo, una fecha tan memorable y tan halagadora como la que ha constituido la celebración de la Cabalgata Histórica y la entrada triunfal de nuestros excelsos Patronos...»; «Con un cielo diáfano, con un ambiente embalsama do, con un sol rutilante que embellecía el cuadro vivo, vimos avanzar majestuosa la Gran Cabalgata Histórica...», así comenzaba la descripción de aquel acto «tan atra yente y sugestivo, que inmensas oleadas de gentes invadían las calles del tránsito» para contemplarlas. Abría la marcha los «lejendarios» Gigantes y Cabezudos, dos heraldos de a caballo y, a continuación la Carroza de la Industria de zapateros, obreros y similares, que representaba la artística torre de la Iglesia Parroquial, a cuyos pies se exhibían las hermosas jóvenes: Alejandrina Amat, Amelia Corbí, Am paro Amat, Salud Juan, Amelia Bellod, Antonia Gralla, y dos jovencitos con traje de trabajo. Les acompañaba la música Primitiva de Alcoy. A continuación, heral do «Mercurio», heraldos de a caballo, seguidos de la Carroza alegórica del Comer cio, construida por el artista valenciano D. Amadeo Desfilis, que ocupaban las ni ñas María Valero, Amparo Beltrán, Rosalía Navarro, Adela Rosas, Paquita Penas y Dolores Martínez, muy bien acompañadas por los afamados dulzaneiros de Tales, Comparsas de Arcabuceros y Chambergos y, a continuación, la magnífica carroza construida por el artista D. Manuel Olcina y organizada por la redacción de «El Centenario». Ocupaban el lugar preferente en la Carroza los representantes de los Condes de Cervellón, D. Trino Vera García, y D. a Luisa Navarro de Andreu, con elegantísimos trajes de la época; como Secretario particular, D. Santos Vera Santos, y de Mayordomo, D. Miguel Vera Lali^a, y a ambos lados, las damas de honor y bellísimas señoritas, María Rico Romero, Anita Verdú, Salud Artibucilla, Leonor Juan Soriano, Maravillas Navarro Juan y Dolores Vera Maestre, luciendo riquísimas «toilettes». Le seguían la Banda de música de Elda, carreta conduciendo las Cajas portadoras, y los peregrinos Tiberio Vidal Navarro y Antonio Maestre Amat, a los que acompañaban ocho marineros; nueva comparsa de Marinos con trajes de épo ca; Carabela «San Eduardo» obra del genial artista D. Eduardo Pastor, capitaneada por el niño Vicente Beltrán Olcina, cerrando tan brillante Cabalgata, el Batallón Infantil y la Banda de Muchamiel. Y, este es, a grandes rasgos, aquel gran acontecimiento artístico dentro del cuadro festero del Tercer Centenario. Nuestras ya citadas fotografías nos muestran las Carrozas y personajes descritos, y las riquísimas «toilettes» de las bellísimas seño ritas, y a los Condes, y a las inmensas oleadas de gentes invadiendo las calles, y la nota curiosa de que todos los hombres llevaban la cabeza cubierta; pero lo que no se ve, porque esto no lo podían captar las viejas fotografías, pero sí la literatura de su tiempo, y que nosotros nos apresuramos a transcribir, es: «El sol, como soldado herido en la pelea, caía tras las lejanas sierras... La hora cárdena iba extinguién dose... En el cielo tintilaban los puntos argentinos... La luna, enseñoreándose, se destacaba brillante, límpida, sobre el azulado manto terso, sin ondulaciones... Las auras al orear las flores de la vega, transportaban sus delicados aromas... La at mósfera, parecía tibiarse con el vaho tenue que se escapaba de las bocas al modu lar los labios las sentidas plegarias...» Sin comentarios. *** Es necesario hacer resaltar aquellas Fiestas y darles toda la real importancia que en su día tuvieron. Las Fiestas del Tercer Centenario fueron el umbral por el que Elda entraba, en fastuoso marcó, en el Siglo XX. Fue el umbral de una riquí sima puerta, monumental por el significado que le aplicamos, como un Arco de Triunfo, que imaginamos enramado de taray, baladre y palmas, al viejo estilo el dense. Gallardetes, flámulas, banderolas y paneles con pinturas alegóricas, lo flan quean; en lo alto vistoso escudo de la Ciudad, con un artístico pergamino donde así consta el recién adquirido título ciudadano: «Queriendo dar una prueba de Mi Real. aprecio a la Villa de Elda, provincia de Alicante, y en atención al aumento de su población, importancia industrial y comercial y su constante adhesión a la Monarquía Constitucional; Vengo en conceder a dicha Villa el título de Ciudad-. Dado en San Sebastián, a veinte de Agosto de mil novecientos cuatro-. Alfonso, Rey». Dicho Arco de Triunfo está cruzado por ristras de farolicos a la veneciana y de cadenetas de papel multicolor graciosamente mecidos por la suave brisa sep tembriana. A ambos lados, estudiados grupos de las imprescindibles e inefables bellísimas señoritas, ataviadas con el traje típico eldense, sosteniendo sendos y enor mes cuernos de la abundancia. De las fauces de ^estos, brotan incontenibles, entre olorosas flores de los vergeles del Campico, los productos de la tierra. De la tierra propiamente dicha, no; de la tierra donde tiene lugar el milagro, el milagro de los zapatos: zapatos, muchos zapatitos exquisitamente modelados. Aproximadamente, y entonces, ya llevaríamos otros setenta y cinco años de milagro eldense. Todavía no están claros los orígenes de ^nuestra industria zapatera. La metafísica zapatera, su teoría de los primeros principios, habría que buscarlos en esa lucha tenaz del hombre con su medio ambiente, con una tierra, sino muy feraz, sí lo suficiente inhóspita por la falta de agua. Fue preciso echar mano del ingenio para no perecer, y convertir aquellas esparteñas de nuestro «campus espar tario», en algo más que una tosca y burda covertura de los pies. Y así sería, sin duda, como surgiría la industria del calzado. Y de cómo el hombre eldense volvería la espalda a su agro. Y de cómo la tierra dejó de formar parte de sus pensamien tos; atrás se quedaron los fantasmas de las sequías pertinaces, las bíblicas plagas de langosta, y el hambre. En la mítica Cabalgata de Carrozas -la misma Cabalgata que ahora nos sirve a nosotros para simbolizar la entrada triunfal de Elda en el Siglo XX - de estas Fiestas del Tercer Centenario, y de las que oímos hablar hasta la saciedad en nuestra infancia, había una carroza Histórica, otra representando a la Industria, y la tercera al Comercio. Ninguna carroza representando a la Agricultura, ya que Elda, mucho antes que otros pueblos, hizo su propia revolución indus trial. *** Es evidente que nuestro pueblo entraba en el Siglo XX con buen pie, un pie mejor calzado. Nuestro «Novecentto» comenzaba esperanzador. Se había concienzado ya una nueva clase social, la clase trabajadora, cuya mano de obra era acaparada por las fábricas, siendo necesarias las manos de otros lugares, y así, surgió la gran inmigración, ese fenómeno multipersonal que tanto ha contribuido al engradecimiento de nuestra primera industria. Se conseguían Premios en el extranjero por nuestros calzados, Medalla de Oro en la Exposición Internacional del Trabajo y de la Industria, de París, en 1902, y ya se exportaba a diversos países de Europa, Afri ca y América. Y es por esto que los emprendedores eldenses de entonces decidieron celebrar unas Fiestas del Centenario que dejaran huella, ya que siempre, y en todo momento, se sintieron protegidos por sus Santos Patrones. Trescientos años de protección se cumplían, trescientos años haciendo política de pedir al Cielo lo que los hombres de la Tierra no querían o no podían reme diar. Habían quedado atrás los años duros, de hambres, de pestes, guerras. .., en los cuales, y en todo momento, según escritos de la época, se contó con la protección de unos Patronos generosos sin límite. Nuestros más lejanos antecedentes en movimientos sociales habría que buscarlos en aquellas rogativas, en aquellas manifestaciones o asambleas públicas por las calles apestadas, o en otras ocasiones, bajo un cielo en el que desde largo tiempo habían desaparecido las nubes para una tierra calcinada, y en donde, la fe, llenaba el hueco de las reivindicaciones. Don Gonzalo Sempere y Juan (1804-1881) nos dejó, en su «Noticia interesante para los hijos de la Fidelísima Villa de Elda», en el capítulo titulado «Protección», un inte resante relato histórico-religioso de las innumerables veces en que la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso, han intervenido beneficiosamente, con su divina influencia, en los avatares de los eldenses. «No es fácil enumerar los beneficios reci bidos del Cielo por la protección de estas Santas Imágenes, a quienes acuden todos los hijos de Elda en sus aflicciones, espirituales y temporales, y tal vez no haya uno que no la haya experimentado si ha pedido con viva fe y confianza; basta sólo re cordar algunos, que por públicos y generales, se trasmiten de generación en gene ración con la mayor seguridad». Y a continuación sigue con todo detalle el relato de momentos o actos calamitosos en los que intervinieron triunfalmente los Santos Patronos con su beneficiosa protección. La peste de 1648; el contagio en 1747, por un gran pelotón de soldados, que inficionaron a los vecinos; la muerte masiva por «dolor de costado» de 1776; el trlunfo en 1801 sobre los desmanes de un batallón de soldados Suizos a quienes someten y encierran en los calabozos del Castillo; la fiebre amarilla de Alicante en 1804; la desastrosa guerra de la Independencia, años 1808 al 1813; el cólera morbo de 1834; el conflicto entablado el 1. ° de Mayo de 1841 entre un batallón de tropa, un tanto insubordinado, y los paisanos; la Batalla de Bonet, por las deplorables luchas civiles, en 1844; otro versión de cólera morbo, en 1854; reposición del citado cólera en el año siguiente, terrible azote de la época; en 1875 la espantosa granizada que destruye todos los campos limítrofes, salvándose los de Elda... En todos estos hechos históricos relatados, tuvieron, según D. Gonzalo, intervención definitivamente bienhechora, los Santos Patronos. Y en otros, de tipo particular, mantenidos por la tradición, se sabía que eran frecueí^tes los casos de este tipo de influencia divina. Puede decirse que no había una antigua familia el dense que no contara con su propio milagro, atribuido, principalmente, a la Vir gen de la Salud, la gran intermediaria de los atribulados eldenses con las altas esfe ras Celestiales. *** En este último cuarto de siglo que estamos consumiendo, muchas cosas han cambiado para nuestro pueblo como reflejo de los muchos y profundos cambios que ha experimentado el mundo. Atrás han quedado setenta y cinco años de intensa vida eldense de este fabuloso Siglo XX. El futuro, como buen futuro que se pre cie, anda envuelto en interrogantes; un espeso cortinaje de terciopelo cierra hermé ticamente la bocana del escenario donde actuarán los personajes para la Comedia Siglo XXI. Esperamos que esta representación, sea lo que se dice todo un suceso, todo un éxito, y que los papeles a repartir entre los diferentes actores sean acerta dos en su cometido. En algún lugar indeterminado del tiempo y del espacio, genios invisibles estarán forjando los preparativos para la puesta en escena de la Gran Fiesta del Cuarto Centenario, puerta, por la cual, Elda entrará en ese anhelado, soñado, incierto y cierto siglo XXI. E. Garcia Llobregat B e ll eza Llovía en Los Chaparrales una lluvia fina y quieta, mientras allá, en la Torreta el sol caía a raudales. El arco iris salía por la inmensa cordillera; una celestial hoguera la montaña parecía. Desde una cueva miraba la gigantesca cortina de agua fresca y clara y fina que desde el cielo bajaba, pulsando sobre el boscaje misterioso ritornelo cual bendiciones del cielo cayendo sobre el paisaje... Vivía una hora tan pura, de tanta armoniosa calr^la, que creyó llegar el alma al corazón de Natura. F. Mollá setenta y cinco años ciuda^ El 24 de agosto se cumplirá el setenta y cinco aniversario de la concesión a Elda del título de ciu dad, en atención al enorme incremento de su pobla ción e importancia industrial, título concedido por el Rey don Alfonso XIII a propuesta del Presidente del Consejo de Ministras don Antonio Maura. ^ Las circunstancias que propiciaron esta conce sión ya han sido publicadas varias veces y en esencia son la gratitud del señor ^vlaura a la entusiasta aco gida que en la Estación de Elda le dedicó el pueblo eldense, con el alcalde don José Joaquín González Amat a la cabeza, a los sones de la Banda de Músi ca: brillante contraste con la tumultuosa recepción tenida en las demás poblaciones del trayecto desde Alicante, en dirección a Madrid. Las palabras de bienvenida y respeto que el alcalde de Elda pronunció ante el señor Maura y la información que ya po seía sobre el rápido crecimiento de la población mer ced a la expansión de su industria zapatera, a la la boriosidad de sus gentes y el respeto a la institución monárquica, produjeron en Maura tan excelente im presión que una vez llegado a Madrid propuso, y el Rey aprobó, la concesión a Elda del título de ciudad, grata nueva que fue comunicada al alcalde coñ este oficio: Gobierno de la Nación. Ministerio de la Gober nación.- Madrid. S.M. el Rey (q.D.g.), se ha digna do expedir .^or este Ministerio el Real Decreto si guiente: Queriendo dar una prueba de Mi Real aprecio a la Villa de Elda, provincia de Alicante, y en aten ción al aumento de su población, importancia indus trial y comercial y su constante adhesión a la Monar quía Constitucional,• Vengo en conceder a dicha Villa el título de Ciudad. Dado en San Sebastián, a veinticuatro de Agos to de mil novecientos cuatro.- ALFONSO.- EI Ministro de la Gobernación. JOSE SANCHEZ GUERRA.- Sr. Alcalde del Ayuntamiento de Elda. La noticia se expandió por la ciudad, saliendo la música por la calle y leyendo el pregonero en voz al ta el decreto por todos los puntos de la población. Venía este acontecimiento a añadirse al ambiente extraordinario que vivía la población por el continuo auge de la misma. En el mismo año iba a inaugurar se el Teatro Castelar, primer salón de espectáculos especialmente contruido para ese fin que había en la ciudad, así como el Casino Eldense. También los preparativos para celebrar el Tercer Centenario de la Ilegada de los Patronos de Elda, el Santísimo Cristo del Buen Suceso y la Santísima Virgen de la Salud estaban llegando a su punto culminante y este título colmó la alegría de la población. En prueba de gratitud, el Ayuntamiento acordó nombrar hijo adoptivo de Elda al señor Maura y dar el nombre de ilustre político a una de las calles prin cipales de la ciudad, la que hasta entonces se denomi naba de La Esperanza y que desde entonces conoce mos como de don Antonio Maura. AI comenzar el año actual, el alcalde anterior, don Francisco Sogorb Gómez, impulsó una iniciativa digna del mayor elogio: Que Elda conmemorara debi damente la efemérides de su conversión en ciudad, con actos alusivos y publicaciones que exaltasen esta tan señalada fecha. Las variaciones experimentadas en la Corporación Municipal, con la llegada de un equipo de concejales totalmente distinto, dejó esta ^ iniciativa en el aire y así continúa. Por nuestra parte, encontramos digna de ser conmemorada esta fecha pues todo lo que sea exaltar a la ciudad y sus hitos señalados es una labor elden sista merecedora del máximo apoyo de todos. ALBERTO NAVARRO (Valle de Elda) V II Festival d e Op era en E ld a GRAN EXITO ARTISTICO EN LAS DOS REPRESENTACIONES Recientes aún los últimos compases de la obra que cerró la séptima edición de este Festival, quere mos hacer una breve reseña, tanto del desarrollo de las óperas representadas como del entorno en que éstas se han llevado a efecto. Resaltemos, en primer lugar, que éste ha sido el primero que organiza en todos sus aspectos la Aso ciación de Amigos de la Opera de Elda con la res ponsabilidad que esto entrañaba, ya que no contan do con el apoyo municipal como en años anteriores e incluso no conociéndose todavía la cifra que puede aportar el Ministerio de Cultura, era una verdadera aventura. Con el mejor deseo de que estas representacio nes no perdieran continuidad la Asociación se res ponsabilizó en la empresa, haciendo posible lo que al finalizar el festival del pasado año parecía imposi ble. Esta edición, que podemos llamar de transición por las causas que antes apuntamos, ha tenido un gran éxito artístico y ello viene a demostrar que no es necesario que año tras año pasen por el escenario del Teatro Cervantes los mismos diva o divo para que dicho resultado esté asegurado; no queremos con ello reseñar que en esta ocasión no ha habido prime ras figuras porque el hecho de presentar en nuestra ciudad a una cantante de la categoría de Fiorenza Cossotto es más que suficiente para calificarlo de extraordinario. Pero sí queremos salir al paso de algunos pájaros de mal ag ŭ ero que se llaman afi cionados a la ópera y son eldenses para más inri, que han pretendido restar importancia a las voces seleccionadas para este último Festival. Creo que es precisamente el resultado artístico el que deja a éstos en lugar que les corresponde. En IL TROVATORE de Verdi, }^rimera de las dos representaciones, pudimos escuchar a Fioren za Cossotto como una Azucena en plenitud de unas facultades naturales excelentes, con una técnica per fecta, gran capacidad de comunicación y magníficas dotes escénicas. Dotada de una voz amplia, de timbre cálido y muy expresivo, demostró que es hoy una primerísima figura de la lírica mundial. Seta del Grande, en su papel de Leonor, hizo gala de una técnica depuradísima que le permite emitir su voz sin problemas, con delicadeza y expresividad. El tenor Vicenzo Bello, del que teníamos las mejores referencias, (venía de la Arena de Verona de cantar con la Cossotto precisamente un Trovador) tras sut^rir una fuerte afección faríngea, nos quedó inédito. Es obligado, eso sí, destacar su profesionali dad al cantar en las condiciones que lo hizo. A pesar de esta circunstancia, creemos que apunta muy bue nas maneras. El barítono Benito di Bella tiene unas cualida des vocales portentosas, aunque creemos que abusó un poco de ellas en más de un momento. A Ivo Vinco creemos que le faltaba papel; es un bajo que can tó su Ferrando con plena propiedad y que, sin duda, puede afrontar papeles de mucha mayor entidad. Brilló extraordinariamente en el difícil racconto del primer cuadro. Como primer papel de LELISIR DAMORE, de Donizetti, descubrimos un gran tenor; en el per sonaje de Nemorino, al que no le van las voces grue sas ni voluminosas, Eduardo Giménez hizo una ver dadera creación. Su modo de cantar es, creemos, el exactamente justo para ese papel y su cualidad escé nica se identifica con el personaje de una forma con vincente y definitiva. No en balde es famoso en todo el mundo como uno de los tenores más destacados en este tipo de interpretaciones. La Adina de esta ópera fue cantada por Franca Ostini, soprano lírico ligera que, aunque no dio un tono brillante a los pasajes de bravura, su voz sirvió excelentemente en las zonas medias de la tesitura. Su papel fue muy expresivo, con una línea de canto muy emotiva, como puso de manifiesto especialmente en el concertante del segundo acto y en el dúo que cierra el primero. Attilio DOrazzi cantó con toda propiedad su papel de gracioso personaje del sargento, rianni Socci es un consumado especialista en papeles bufos; el papel del Doctor Dulcamara lo tiene estudiado casi científicamente y lo representa, de forma continuada en los mejores teatros de ópera del mundo. La Orquesta del Gran Teatro del Líceo, ajustada y dúctil, supo transportarnos en el corto espacio de tiempo que mediaba entre ambas representaciones, de un ambiente dramático con tintes oscuros, a la luminosidad de una obra de tipo mozartiano. Cree mos que es muy meritoria la labor que desarrolla su director, Gerardo Pérez Busquier, que ha sabido captar perfectamente ambos estilos en toda su di mensión. Y para finalizar, merece una especial mención la CORAL CREVILLENTINA. El mejor elogio que podríamos hacerle es decir, que suena a ópera por las características de las voces y su gran sentido teatral. Son sus componentes capaces de afrontar cualquier acción, son expresivos y saben moverse en escena. Nos emocionó verles saludar al final de la representación, delante, donde los colocaron las pri meras figuras porque quizá muchos espectadores no conocen el sacrificio, el esfuerzo y la dedicación tan considerables que han necesitado para montar ambas obras con la dignidad con que lo han hecho. Dos representaciones de prestigio, que nos hacen abrigar la esperanza de que haya continuidad. Cuen ta para ello la excelente disposición de la dirección del Gran Teatro del Liceo de Barcelona y un grupo de eldenses dispuestos a trabajar. JUAN MARTI ^^Valle de Elda. 23-Sep.- 1978. . . ^ ^ .^. .^:. ^ .. .: ^ . Expedición al Aconcagua «EI andar a esta altura es un infierno, no se puede respirar, cada dos pasos hay que detenerse, el cansancio se apodera de nosotros, el frío es intensísimo y cada vez baja más la temperatura». Comité organizador: Sección Montaña. Recursos: Manuel Díaz Cuenca. Ayudas: Excmo. Ayuntamiento de Elda Caja de Ahorros de Aticante y Murcia Centro Excursionista Eldense Componentes de la Expedición: Manuel Martínez Lledó, Jefe de Expedición Domingo Botella Riquelme Antonio Riquelme Albert Vicente Freire Montesinos Julio Guerrero Maestre Ubaldo-Rodrigo García Pando, Médico EL VIAJE 26 de Diciembre de 1977. Día histórico para el Centro Excursionista Eldense. La Expedición al Rconcagua ha comenzado. En el Centro Excursionista se produce la des pedida. Familiares, directivos y amigos, fotógrafos y periodistas, acuden a la misma.. En coches nos trasladamos a Alicante, al Aero puerto, y a las 6,30 de la tarde en un avión DC-9 de las líneas aéreas de Iberia volamos a Madrid. A las 3 de la mañana del día 27 y en un hermoso avión DC-10 salimos en dirección a Río de Janeiro, a donde Ilegamos 9 horas más tarde cruzando el Atlántico. Un día pasamos en Río. Vimos esta hermosa ciudad, contemplamos el fantástico monumento del Cristo Redentor y subimos al famoso Pan de Azú car. AI día siguiente, día 28, salimos hacia Buenos Aires. Unas horas más tarde en un avión de las Líneas Aéreas Argentinas, partimos hacia Mendoza. Llegamos a esta ciudad, fin de nuestro viaje y punto de partida de todas las expediciones al Techo de América. Nos hospedamos en el Hotel Plaza. TRAMITES. Día 29 Nos presentamos en la Jefatura de la Policía Federal, al Sub-teniente D. Luis Alberto Parra, ama ble persona encargado de los asuntos del Aconca gua. Nos dijo que, gracias a que todos los papeles estaban en regla, podíamos salir esta misma tarde; pasando, previamente, revisión médica por la Poli cía Federal. Normalmente se tardan 3 ó 4 días en dar el permiso de salida. APROXIMACION Sobre las 9 de la noche del mismo día 29 sali mos de Mendoza a Cruz de Caña, estación inver nal de Esquí^que dista 150 kilómetros, a casa de Fernando Grajales, donde pasamos nuestra primera noche en las estribaciones de la Cordillera de los Andes. Día 30 Nos acercamos a Puente del Inca, donde pa samos revisión médica por el Ejército Argentino teniendo, entre otras cosas, que hacer una carrera. Todos pasamos 1a prueba. Regresamos a Cruz de Caña y preparamos el equipaje. Nuestro equipaje: Material de Montaña, ropa y alimentos, pesaba unos 350 kilos que trasladamos en una furgoneta propiedad de Fernando Grajales nasta la laguna de los Horcones, donde nos espe ran las caballerías, también propiedad de Grajales, que nos trasladarían el equipaje, hasta el refugio de P!aza de Mulas que dista 50 kilómetros. Nosotros cubriríamos esta distancia andando. Salimos de la laguna de los Horcones casi de noche y después de andar unas cuantas horas hici mos vivac después de una fatal cena. Día 31 Muy de mañana continuamos andando. Las caballerías vendrían detrás. Hasta Plaza de Mulas pasamos por lugares Ilamados: Valle de los Horcones (Ilamado así por la especie de pájaros que allí habitan), Playa Ancha y Confluencia. Itinerario abu rrido y monótono. Cruzamos muchas veces el río que, en algunas partes, está compuesto por arenas movedizas. De vez en cuando contemplamos la im presionante cara Sur del Aconcagua. Por Confluencia nos alcanzan las caballerías, nosotros continuamos nuestro monótono y cansino andar, hasta que, por fin, Ilegamos al refugio Plaza de Mulas, situado a 4.000 metros, donde pasaría mos el 31 de Diciembre, noche vieja, entre argenti nos, mejicanos y alemanes. Mañana, día 1.° del año 1978, comenzaremos la actividad. FILO SUROESTE, CUCHILLA N.O. (ruta normal) y CUMBRE Nuestro propósito es realizar la escalada por el Filo Suroeste. De conseguirlo, significaría una SEGUNDA MUNDIAL. La primera ascensión la rea lizaron los montañeros Federico Marmillod, Fernan do Grajales y Francisco Jerónimo Ibáñez en el año 1953. Desde entonces todos los intentos por conse guir esta vía han fracasado. Día 1.° de Enero de 1978 Comienza la actividad. Desde el mismo refugio, justo enfrente del Filo, comienza la ascensión hasta las paredes mismas del Filo, a 5.500 metros, allí tenemos el propósito de instalar el Campamento 1. Riquelme, Botella, Freire y Manolo, subiremos, abajo quedan Julio y Ubaldo. La ascensión hasta el pie del Filo es infernal, se sube por una gran pendiente de acarreo, piedra suelta, esta ascensión se puede realizar sin escala da, se sube un paso y se bajan dos, ascender signi fica un esfuerzo terrible aumentado por los 30 kilos que, cada uno Ilevamos en las mochilas. Seguimos nuestra ascensión hasta unos 200 metros antes de Ilegar a los paredones del Filo, ya anochecía, tardamos en Ilegar a este lugar unas 6 ó 7 horas. Aquí nos separaríamos: Botella y Riquel me se quedan, los otros dos: Manolo y Freire se bajan. Los que se quedaron arriba, antes de Ilegar al pie del filo, tendrían que hacer un vivac. Freire y yo, viendo que se nos hacía de noche, descendi mos rápidamente hasta el refugio, allí nos espera ban, impacientes, Julio y Ubaldo. AI día siguiente, según plán previsto, subirán, nuevamenté Freire y Julio. Día 2 Julio no se encuentra en condiciones, esta en fermo, tiene fiebre, está Ileno de antibióticos que le ha suministrado Ubaldo, Manolo también tiene anginas. L.os de arriba no han podido terminar de subir las mochilas, tenemos que ascender para ayudarles a subirlas y establecer el Campamento n.° 1. Nos comunicamos cada media hora por los raçiioteléfonos. Freire con la ayuda de tres soldados del Ejército allí destacados van ha realizar la ascensión. Llegan arriba tras 7 u 8 horas de lucha con el pe dregal después de haber recogido las mochilas que Domingo y Riquelme no pudieron subir. De los sol dados, solo el cabo Vergara, hombre muy fuerte y aclimatado, pudo Ilegar acompañando a Freire, los otros dos soldados se quedaron agarrotados y no pudieron Ilegar ni a la mitad. Los soldados regresa ron al refugio. Freire se quedó arriba con los otros dos y montaron, al pie del Filo el Campamento 1. Día 3 Los de arriba nos comunican que están reco rriendo las paredes del Filo en busca de la entrada de la «canaleta» que da acceso al Filo. Mientras tanto, abajo, Julio se prepara para realizar la ascensión, en solitario, hasta el campa mento con el fin de unirse a los otros tres y juntos iniciar, en caso de tener suerte y encontrar la «ca naleta» de acceso, la escalada. Julio ascendía y los de arriba seguían buscan do el paso, nos comunicábamos continuamente por los radioteléfonos. Transcurren las horas y comienza a ponerse mal tiempo, perdemos el contacto. Julio sigue subiendo y los de arriba lo saben. De momen to comienza una tormenta de piedra que duró tres horas. Seguíamos sin tener contacto, vemos a Julio, entre la tormenta, comportarse de una forma muy rara; bajaba arrastrándose, como borracho, no se guarecía de la tormenta, ^que extraño?, Julio ya tenía que haber Ilegado al campamento, ^que habrá pasado?, la tormenta aumentaba y Julio, de una manera muy extraña, seguía bajando. Vamos a por Julio. Ahora lo comprendemos todo: está atacado por la Puna, ha perdido la razón, no tiene sentido, no conoce a nadie, hace cosas raras, se pone a bailar, dice cosas incoherentes, está como ausente. iPor fin, logramos Ilevarlo al refugio! Allí creyó que veía una cruz y se puso de rodillas a rezar. 18 horas duró en este estado. Mientras tanto la tor menta seguía y no podíamos conseguir establecer contacto con los de arriba, resultaba totalmente inútil. Ya de noche, estando Julio dormido, restable cimos el contacto, ellos no habían Ilegado a ver, a Julio, aproximarse al Campamento. Nos comunica ron que parecía que habían encontrado el paso. Mañana lo intentarán. Es tarde, cortamos la comu nicación y a dormir. Día 4 Julio se entera de todo lo que le había pasado, el no sabía nada, había transcurrido un día que para él no había transcurrido; para que lo creyera, se lo tuvimos qua demostrar. Tomamos contacto con los de arriba que ya se disponen atacar la «ca naleta». Ya nos comunicarán, cuando puedan, lo que hay. Cuando nuevamente logramos establecer con tacto, parece que hay diversidad de opiniones. Había algún error en las informaciones de Grajales. No sabemos si, estas malas informaciones, se deben a que Grajales no quiere informar bien y quiere morir con el honor de ser el único, o es que por los años transcurridos la canal ha sufrido una gran transformación. Lo cierto es que nos encontramos con tal murallón de hielo que aquello nos pa reció totalmente inaccesible. De todos modos ma ñana lo intentaremos. Día 5 Se ataca lo que parecía la verdadera entrada del Filo, se hace todo lo posible, pero se tropieza con lo imprevisto y no se tiene más remedio que abandonar, así nos lo comunican con gran disgusto, no hay más remedio, no se puede luchar contra la adversidad. Hay que descender e intentar la ascen sión por la vía normal. Descienden y Ilegan al refu gio extenuados. EI tiempo empleado en el intento al Filo, cinco días, no se han perdido del todo. Ha servido, por lo menos, para hacer una buena aclimatación; punto muy importante, pues de ello, depende el perfecto equilibrio nervioso. Día 6 Descanso en el refugio. Mañana, según tene mos previsto, se intentará la ruta normal: Cuchilla N.O. Día 7 Sobre las 8 de la mañana: Julio, Freire, Riquel me y Botella, emprenden la ascensión por la ruta normal. Esta ruta, la que más veces se ha intenta do, es la más fácil. Más fácil, porque no presenta ningún obstáculo que represente ningún conoci mient^ técnico. Pero la dificultad de la altura, su temperatura, la falta de respiración y la agresividad de sus tormentas, son factores, nada desdeñables que, siendo una ascensión normal, la convierten en una de las ascensiones más duras. Si a esto le añadimos la Puna (mal de montaña) su ascensión resulta una verdadera odisea que hace, que, montañeros de todo el mundo, que Ilegan con el deseo de alcanzar su cumbre, vean frustados sus deseos y tengan que abandonar el intento, pues esta serie de dificultades puede ser una forma de suicidio. La ascensión sigue. Se pasa por Plaza de Mu las vieja, refugio situado a 4.200 metros de altura, con capacidad para 8 personas, construido total mente de madera. Despacio, pues ir rápido resulta imposible, vamos ascendiendo. Nuestra idea es dormir en los refugios instalados a 6.100 metros de altura. Seguimos elevándonos, la temperatura des ciende, tenemos que abrigarnos. Pasamos por el refugio Antártida Argentina a 5.500 metros. Se sigue ascendiendo cada vez con más dificultad en la res piración, nuestros pasos son cansinos y torpes, la temperatura sigue bajando. Después de 12 horas de sufrimiento en la ascensión, pues la altura es un gran problema y más cargados con mochilas, Ilega mos, a los 6.100 metros, a los refugios de Planta mura, Libertad y Berlín, todos ellos con capacidad para 3 ó 4 personas. Normalmente, así lo han hecho la mayoría de las expediciones, se Ilega desde el refugio de Plaza de Mulas al Antártida Argentina, en una sola etapa y descansan. AI día siguiente, en una corta etapa, Ilegan a los siguientes tres refugios y se descansa, para al día siguiente intentar Cumbre. Nosotros, como antes se relata, hicimos en una sola etapa el tramo de Plaza de Mulas a los tres refugios. Allí se pasó la noche, Ilegando a re gistrarse una temperatura de 35° bajo cero. Día 8 Por la mañana, sobre las 8, comienzan los preparativos para emprender ien una sola etapa! la ascensión hasta la cumbre. La experiencia de otras expediciones aconse jan realizar este último tramo en dos etapas: una hasta el refugio Independencia, situado a 6.700 me tros (refugio estable, situado a la mayor altura del mundo) que se invierten de 6 a 7 horas y se des cansa el resto del día. Y, la otra, desde este refugio a la cumbre, en la que se invierten de 6 a 9 horas. Intentar el asalto a la cumbre, según todos los informes obtenidos. tiene un gravísimo inconvenien te que, siempre sea por un factor u otro, sorprende la noche durante el descenso. Siendo importantísi mo que el día acompañe al grupo. Nosotros, repetimos, tratamos de hacerlo en una sola etapa. Dos, los que en aquellos momentos estaban en mejores condiciones, lo van a intentar, sabiendo, teniendo la seguridad, de que la noche les sorprendería. Los otros dos, peor aclimatados, descenderían. Se emprende la ascensión; sólo faltan 935 me tros para Ilegar a la cumbre. EI andar a esta altura es un infierno, no se puede respirar, cada dos pasos hay que detenerse, el cansancio se apodera de nosotros, el frío es intensísimo y cada vez baja más la temperatura. Despacio, muy despacio, se guimos ascendiendo. Llegamos a la famosa «cana leta». Un pedregal enorme con un gran desnivel, cuyas piedras, grandes, se desprenden nada más pisarlas. Seguimos hacia arriba, la temperatura sigue bajando, Ilegamos al límite de nuestras fuerzas. Nos desviamos hacia la derecha y vemos la impresio nante caída de la Cara Sur con sus 3.000 metros de pared. Es enorme el esfuerzo que se tiene que hacer para superar los pocos metros que nós separan de la cumbre. Añora comprendemos por qué la mayoría de las expediciones tienen que abandonar. Estos últimos metros hay que superarlos, ha ciendo un esfuerzo titánico. No hay que desmayar, itenemos que superarlo! 12 horas Ilevamos subiendo. iPOR FIN... LA CUMBRE! Su cruz. Llorando nos acercamos, muy lentamente a ella y la besamos. Colocamos el Banderín de nues tro Centro Excursionista Eldense en ella y también colocamos el emblema de nuestros compañeros del Centro Excursionista de Petrel. Nuestra alegría es inenarrable. Hemos Ilegado a la CUMBRE DEL ACONCAGUA, techo de América. ELDA ESTA EN SU CIMA... 7.035 METROS. No podíamos gesticular palabra, tal es nuestra emoción. Seguíamos Ilorando. Más de media hora duró nuestra estancia en la cumbre pensando en nuestras familias y amigos y... ya no había más remedio, teníamos que des cender, a dar a nuestros compañeros la gran noticia. Y, desde la misma CUMBRE, comenzamos a bajar en línea recta, en dirección al Refugio de Plaza de Mulas al que Ilegamos sobre las 3 de la mañana del día 9, tardando en el descenso unas 7 horas. Deshaciendo con esto, todas las teorías de expediciones anteriores. Nuestros compañeros nos recibieron Ilorando de alegría, el alborozo en el refugio es tremendo. EL CENTRO EXCURSIONISTA ELDENSE HA CONOUISTADO EL ACONCAGUA, EL GRAN COLO SO DE LOS ANDES. REGRESO A MENDOZA Por la mañana y cargados con las mochilas, (el día anterior, unas mulas, que Ilevaron alimentos a los militares, nos bajaron la mayoría del equipo) emprendimos el regreso a Puente del Inca. 50 kiló metros r^os separaban, que cubrimos con toda la rapidez que nos permitían nuestras mermadas fuerzas. Por fin, y tras muchas peripecias, Ilegamos a Puente del Inca, donde nos esperaba el Mayor del Ejército Argentino quien tenía, en su despacho, nuestro equipaje enviado el día antes. Se portaron con nosotros maravillosamente, en el pabellón de Oficiales pasamos la noche, no sin antes, haber enviado los lógicos telegramas a nuestras familias, al Presidente de nuestro Centro y a la Federación Valenciana de Montañismo, comunicando el éxito de nuestra Expedición. Día 10 Llegamos a Mendoza. Fuimos recibidos por el extraordinario Luis Alberto Parra y por la prensa local que, difundió por todo el país la «hazaña» con seguida por un grupo de Montañeros españoles. TURISMO Y REGRESO A CASA Regresados a Mendoza nos dedicamos a prac ticar un poco de turismo, volando rápidamente a Buenos Aires en donde pasamos cinco días. De Buenos Aires, en un DC-10, regresamos a Madrid y de aquí a Alicánte, donde nos esperaban nuestras familias, directivos del Centro amigos y prensa. EI recibimiento por su emoción, es imposi hle describirlo. EL CENTRO EXCURSIONISTA ELDENSE, HA CONQUISTADO EL ACONCAGUA. SU GRUPO DE MONTAÑA HA SIDO EL ENCARGADO DE LLEVARLO A CABO. SU EMBLEMA ONDEA EN LA CUMBRE MAS ALTA DE AMERICA. PATROCINIO NAVARRO , MATEO SANTA Y LA CASICA DEL ARTISTA La Elda antigua se arrebuja al amparo de un derruido castillo medieval. EI ocre de sus piedras, con ese dorado único que produce y dan pétina los muchos soles de las muchas estaciones, diluye su estampa de acuarela entre el caserío de pinas callecitas arbitrariamente entretejidas. Recorrer estas calles, estos rincones, supone siempre sumergirse en otro mundo, en otros tiempos, que aunque pasa dos -y dicho también de pasada- no por eso fueron mejores, y que para el viandante curioso, o simplemente desocupado, el deambular por este desván el- dense que a ningún sitio práctico conduce, siempre le era dado hacer la Ruta de los Pasos Perdidos. Pero hoy nuestra andadura tiene una meta, algo así como una cita. Se puede acudir ya a este lugar con el ánimo preconcebido de un encuentro, donde la pala bra, la idea y el oficio -con ese sentido antiguo de artesanal vocación estética que la palabra oficio tenía- intentan un juego de comunicación en el que sirve de intermediario el arte. Por eso, ascendemos adictos y ayunados de perjuicios banales por la costerosa y ya mutilada calle del Castillo; un respiro, y enseguida, antes de iniciar un descenso, nuestra misión toma torma y casa en una de aqué Ilas que fueron morada de nuestros antepasados eldenses, hoy convertida, por obra y gracia de un grupo de entusiastas en estos afanes, en la Casica del Ar tista. Hablar de Patrocinio y Mateo, es hablar ante todo de esa parte integrante que forman de la Casica, no como meros ocupantes que puedan ejercer una misión en determinados momentos, sino como algo más. Podrían ser como un pi lar sustentador o un tejado protector de inclemencias. Su obra, toda desarrollada en este lugar, tiene toda la fuerza estructural proyectada en afanes y logros que u^^a decidida vocación experimental, enfebriza horas y pinceles. PATROCINIO NAVARRO.- Este se nos presenta como un importante ofi ciante en esta especie de templo dedicado a las Artes Plásticas. Cultiva y ofrece culto a los lares de la Casica, que de alguna forma; convirtieron su protección doméstica en inspiración artística. Por el fogón restaurado, con evocadora chime nea de campana, se amontonan los humildes cacharros, también otros con preten siones de alacena encristalada, todos aquéllos que luego cobrarán nueva dimen sión estática y estética, pasando, de una quietud anodina, y por obra y gracia de sus pinceles, a una quietud subjetiva, personalizada en intimismos poéticos. Y es que Patrocinio se esfuerza por captar el secreto de las cosas, todo cuan to parece que quieran decirnos, según nuestro estado de ánimo, y según la luz que las clarifique; tomándolas el pulso, v envolviéndolas en una atmósfera que se resuelve en complaciente protección por todo aquello que él cree gravita a su al rededor. De ahí también ese interés por los lugares que habita y de los que se O^ ^^1 ♦ i^^•• v I ^v ^ ^1^^^^N^^1^ ♦ ^ ♦ ^i^1^s: ^i^^ ^^^^ ^^^^ ^ ^^^^:^^=^ ^:^i^^^ •i ^ ♦ ^1^^e ^ ♦♦ ^• • s^ . ♦. i^ • ♦ o^í^i ♦ ^.1 ♦ Iíe ♦ • ^ ♦ • op ♦ p^ ♦ • o ♦ p.o ^ ^ ♦ í ♦.• ♦. ♦ .o ^1 . ♦ ^. ♦ ^^e ♦ .1. i ♦♦. ^.`. ^ ^^ •^^^^^ ♦ 11. ^^^^^•í^ pI•1^ ^,^ ^^^p^^ ^I •^ ♦ ^•^.e^^ ♦ , ^ ♦ ^e ♦ ^^^ ♦ s A ♦ i^^ ♦ ♦ ® I^^p^. ♦ ^o•^.•^1• ♦.♦0.1 • I111^^^^ ♦ ♦ I^+^ ♦ ^ ♦♦ • ^^.1O^s^ 1^ ♦1 ^^i•.^^^ ♦ w ♦ ^ ♦ ^w• ^e^^1^^i ♦♦. oj 4.••^0^^^^1 ♦♦ ^.^ ► 0^^ ♦.1 i^i.^^^,1 ^ ♦1 ^1^.1 ♦ ♦ í^ ♦ i^11,^^ ♦ ^^^^ ♦ i ♦ ^ •01 ♦ O ^^.^^^ ♦+ ^1^.1^p^ ♦ ^^ ♦• oo ♦ ^® ♦♦, ^^ ^ o ♦ o.iíy .® p0^ ♦ ^11 ♦ I •,1 ♦♦ ^^`i ♦ s .•^ ♦ 1 ^j ♦ ^i• 01♦11♦ I1 •^^ ♦ ♦ ^1. ♦ `. ♦11 ^ ♦♦ ^ 1oI ♦ ^^ ^1%oíoj`1 ♦ ^p ♦,♦. ^Oj. ^^ ► ♦1/ I1p 1, ♦ ^I^•^^^ ♦ ^pp ♦ i ♦ ^O^I^i`^ ^ ♦ I ♦• i1^^ 1^^ ► ^ ♦♦• ^` ♦ ♦ ♦ ^ ♦ j• ♦ ♦♦ ♦ ^o •^• ♦ • ^V• ♦ ^^I1•^^^ ♦ ^00 ♦• p1loí+í+i^.•^ .,.•♦ ^ ♦ pí^iO^ 0í^ p^i11^+•^^•. ^1s^ 1 1í^p ♦ 1 ^.^•1p ♦ . ^^p ♦ w1i^1^ ♦1 ^• ♦1 ^ ♦ i^^^w1p^^•`^^^^ ♦ 1. • ^ ♦1• 1 I ♦ . ^i^ ^. ♦ o í11 ♦ ^i i .0 ♦1 1 ^^ ♦ ♦ ^^ ♦ ^• i^.1^1 i1^ ^ ♦ ^ ♦ e.o I1^ ♦ w ^^pp^^ 11:,w^ ♦ ^ 1 ♦ ^^ • ♦1 • j1p^y^o^^11^•• ♦ ♦ i1s ♦ ^^ w o I ^1• ♦♦ ^• % ♦ j•j^ ♦♦ ^^ i^ ♦1 ^ ♦ ^11 ♦ p ♦♦ ^e^p^ ♦♦ `^^ ♦ ^ ♦♦♦. ^^ ♦ I,• ^ .;^ ,!♦ p p;s.^ ^.. ; ♦♦ ^ ♦♦ p1`^^pp^ ♦ i^^: ♦ é ♦ ^^^ p ♦♦ ^o+ ♦♦ i^^i®^ ♦: e i^ ♦ I ` ^ .•p .♦. .• .1 ♦ ♦ ♦. ^ ♦ ^. . ♦♦,.♦. . .. ^ ♦ ^. ♦ • ^ ♦ ^^ ♦ ♦ .íe^^oepiO^®`^ •1Q ► ` ^i0•.+ ► ^•. m ® o® t^ ♦ ® ® ♦ 01 e ♦ . ♦♦ ♦ . ♦ 1 ^^ •. . o..^ ♦ ^^^.. ♦ ► _.io ♦ ^^ ♦ ♦ i. ^ I ♦ ♦ ^• ww,• ^o^ 0^^^ ^ j+ ^ ♦•♦♦ ^I ♦ ^ei^ ♦ ^•.•1;.^^^ ♦♦+ ^•1^ ♦♦♦ ^í,^^®r^o.®p1 ♦ ^^•^^í•^ ► •1e^• •o^®^.I^soo ♦ f1 . ♦• ^ • I•^•oi• ^, .^ ♦1 A^e ♦ ♦1 i ♦ ♦♦ ♦ ^ ♦, ^ . ^ ^ ♦ ^^, ♦• 1, í^^^ ♦♦ í^ •.^.• ♦1 ♦ ^^1.^^^ ♦♦ ^^^^ .^01 ♦♦ ♦. ♦ ^ ♦ • ^. • ♦ ♦.1 ♦ p^ ^^^^ ♦ ^ ; „^ , , e^: ♦♦ ^I^ ^ ^^• ♦♦ i ^ I^^•^ ♦ ♦ ♦ • ^, I, •• . ♦ . ♦♦ ^ ♦ ♦ ♦ I ♦ ^ 1e ♦ w ♦ I ♦ ^ ••^^í^^111 ♦ ♦ i ♦. ^ ► 1 ^ 3 ^^ ^i ^^ ^ ♦ -^ ^1 ^ ^ ♦ ^ ♦. ♦ I ^1 • ♦ ► ♦ `. ♦ • ♦ •^ ♦ • ^ • 1 ♦ ^^ ♦ ^ ^^ ♦ ^ I^ í^^ p^.^ ^•w^ ♦. ^r ^ ^,^ ^ i ► ^ ♦ ^. ^^ ♦ í^^íp^ j ♦• p1^ ♦♦ 1 ^ . ♦ ♦ Si• 1. ♦ i ♦ w 1oJ1. ♦•♦ .♦ ^ , í^ 1 ► ^1^. ♦ ^, ♦+ w ♦ 1, ♦ pe•^i ♦ i^ ♦+ p^í^ .p ♦ Sil^o^i1^p1•I ♦ ^• 0.1 • op1.^p^pp^.^ ♦ ^®15,. ♦,. ♦ e`^^ ••, ^^ io^0^ ^^.^ ^^ ^w^^i ♦ i.• i .,^ 1p.^•^•op0^i ♦ i^ ♦ wi^ ♦♦ ^p1í^.^11•1•o p ♦. ♦1 ^5.1 ♦♦ ^ ♦ e.1 p . . ^II • ♦ ♦ io ♦ 1 í^I I ♦ ♦ ♦♦ 1!. ^ ♦ ♦ i ♦ p0 w, ♦ ♦ ♦ ^ í^e. ♦ w ♦ p ♦ ♦ A ♦ i ♦ i1 ♦ ♦ ^ I1 ^1^ ♦ ^.o^^. ♦ ^• •p ^ : ♦♦♦ ^ ♦ í^ ♦ ^^^^^ ^ ^ 1^1w^^i%^^^•^ ♦ ^•^ ♦ i ♦ psi^ ♦ ^o•+^^ ♦ ió^ ; i^^ •i i ^^ ^^^1^i ^^ ^ • ^ ^1 ♦ I^ ► ^%^^;o:o:•_^^!^^^Iio ♦ ^ ♦ i^^i.^^e1!.^.^!e. ♦ SI!.1:í^,i^_ ♦ i^1 ♦ ^ ♦1 ^^o^i^^ ♦ í^iw^^_1,í^^^ ^^%^Ó^^^^w%,:^i1t ♦, ^:^^i^^^ ♦. ^.w^^^^i siente plenamente identificado, y a los que constanternente glorifica y rinde tribu to de admiración con sus pinceles. Aunque nacido en Ontur, de Albacete, su andadura pictórica la desarrolla to da en Elda, en esta inefable Casica en la que él mismo dice haberse forjado, un día y otro día, con sus noches, más noches que días, robando tiempo al tiempo, su tiempo de obrero preocupado por los temas siempre eternos de la luz y del co lor a los que desinteresamente se entrega, y que van jalonando su andadura pictórica en exposiciones y certámenes, con ese manojo de premios que le convierten, seguramente, en poco tiempo, en el pintor eldense más premiado: En el año 1.975 Primer Premio y Medalla de Oro en la modalidad de óleo en el II Concurso Comarcal de E. y D, celebrado en Elda. En 1.976 mención honorífica en el X Con curso Provincial del Ayuntamiento de San Juan de Alicante, Primer Premio y Me dalla de Oro en III Concurso Comarcal de E. y D. en la modalidad de acuarela, ce lebrado en Elda, Segundo Premio y Medalla de Plata en la XXV Exposición Pro vincial de Pintura celebrada en Alicante de E. y D. En 1.978, Tercer Premio del Certamen del Club de Campo de Elda. Segundo Premio del Ayuntamiento de San Juan de Alicante..., son como peldaños que de alguna forma han contribuido a dar a conocer su nombre. Con la sinceridad de su pintura, donde la madurez deja ya de ser experimen to, y con la realidad de esa técnica conseguida en el difícil campo de la acuarela donde resulta elemental augurarle limpios éxitos, Patrocinio, nos sale al paso con su propia luz, esa luz que de alguna forma nos advierte que mantiene iluminada la parcela que le ha correspondido en este admirable mundo artístico nuestro. MATEO SANTA .- Es otro interesante producto forjado a golpes de decidida vocación, de entrega sin reservas a los fines establecidos por la Casica. Como miembro activo de este lugar, también en él se halla impreso ese sello característi co que no es otro que esa acendrada complacencia por nuestro entorno, nuestro paisaje, como estigma artístico-espiritual en busca de fuentes de inspiración que tanto une y define a nuestra -permítasenos Ilamar así- Escuela del Vinalopó. Hombre inquieto, repleto de ideas, la pintura le sirve, además de Ilenar ese tiempo baldío que tanto le horroriza y que no quiere dejar pasar en blanco como lienzo impoluto en su bastidor, de motivo de investigación, de estudio y expresión de sus sentimientos. Los rincones de la Casica saben mucho de este aprendiz de brujo que sueña alambiques de color. Autodidacta, siente necesidad de saber, de conocer. Lo mismo un día emigra a Francia, a Suiza, a Italia, para entender de gentes e intercambiar ideas, que decide, como definida vocación de su personali dad, ingresar en el sorprendente mundo de las artes plásticas interesándose y en sayando con éxito métodos y sistemas. Fruto de esta labor la vemos compensada en la Casica y en las varias ex posiciones por él realizadas. En 1.976 expone en Jumilla, en 1.977 en la Peña Madrista de Elche, en 1.978 en la Caja de Ahorros Provincial de Alicante, en 1.979 en el Salón de Pintura de Monovár por Estudios Monoveros, y en la Caja de Ahorros Provincial de Rosas en la provincia de Gerona..., de la que sacamos conclusión de toda una serie de prometedores valores ascendentes, y en la que queda reflejada I ♦♦ s ® ^ ^ ♦ í ♦ i^ i^^ ♦♦ ^ ♦1 `^^ ♦ I^^^i ♦1♦ S ^ ♦♦♦ i^ ♦,♦♦• ii^ ♦ ^^^^ ♦ ^^^•^ ^ ^ ♦ ^^1^ ♦0 ^:^^^^ ^^ ♦ ^^^1 ♦ ^ ♦ ^^+í ♦ i^^í^^^1i ♦♦♦♦ `•e; ♦ o! ♦♦ ®®o ^ . ®^®®®`®, .♦001. ^0^0 ♦ ^^ ♦ • ^+^^ ♦♦♦ í^ ^`^^^^^^ ♦ ^, ♦♦ ^ ♦!♦ j^ ♦ ^A^ I^ ♦♦♦♦♦ j^o1 ♦♦ j^1 ♦♦ ^•1 ♦ ^ ♦ ^;I^ ♦ .♦ ♦♦ ^ ♦ ^ ♦♦ ® ®®^ ` ♦+ ®® ♦ ^ ^ ♦♦♦ `® ♦ ®®®i/ ^^i ♦ ^ ♦1 ^1^1^1.^• ♦•♦ i ♦ ^1^11^^ ♦ . ^1^1+^A ♦♦ ^I1^II ♦♦ ♦ . ^1 ♦ ♦ ^^. ♦ ^^ ♦ i1^ ♦ ♦ `+ ♦ ♦ e ► . ^ ♦♦♦♦♦ i. i^ ^i^ • ♦ ♦ • ^ ♦1 ♦♦ ^ ♦ i. ♦♦♦ . ♦♦ • ♦ i^ • ♦ ♦ I o ♦ ♦ •.♦ `. ♦♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ^® ♦ ♦ ^t ► ♦♦ •^•^ ♦♦♦. ^i1 • 1^^^ 1 ^ ♦ i ♦♦ . ♦ ♦♦ • ^ ♦♦ ^j ♦ ♦ ♦ ♦ 1♦♦ 1. ^ ♦♦♦♦,♦ ^ . ♦ .♦ . ^ ^® ♦• ♦ ^ ♦+• o • ^, ♦ 11 ^ ♦♦ ^i• ♦ ^ ♦♦1 ^^^♦ ^ ^^^^^ ♦1 ♦,• ♦1 ^ ♦ ^ 1 ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ •♦°♦ ®®^® ®®®,, ^•^ ^i ♦ ^ ♦ ^ ♦♦•♦+ ^ ♦♦ í^• ♦. ^^ ♦ ^ ♦♦ ^ ♦ ^i+++^ ♦ i+,i^ ♦ ♦♦ ^ ♦ í^i^ ♦♦ ^ ♦•♦ ^ ► i, ♦1♦1 ^oi ♦ ^í ♦♦+♦ ^^^ ♦♦♦ i ♦♦ ^ ♦♦♦0♦♦ ^1 ♦ ®I® ♦ ®. ♦.. ^®® ♦ ^ ► ♦♦ ^ ♦♦ ♦ ♦ ♦ i • ♦ j ♦ ♦ .♦♦♦♦ ^ ♦• ` ♦♦♦ ^^O^A^ ♦ ^1^^ ♦♦•♦♦ ^^ ^^ ♦♦♦♦.♦♦;1+ ^1 ♦♦♦0 ^ ♦♦♦. ®.:® 4,®®® ^:® ♦ e • ^ ♦ ,. ♦♦ ^1^ ♦ ^I ♦♦ i ♦♦1 ^1^i. ♦ ♦♦ I ♦1♦ ^ ♦1 iI^^^ ^ ♦ ♦♦ i ♦ ♦ ♦ ♦+♦ ♦ ^ ♦ ♦+ A ♦ . ®® ♦ S. ♦ ^ ,, ♦ ^ ♦♦ ^^ ♦ ^1^^1 ♦♦ ^^ ♦♦ ^•^ ♦♦♦♦ ` ♦♦♦♦♦1 ^Í. ♦ +1♦ ^ ♦ ^ ♦ ^i ^ ♦ ^ ^I ♦ ^,:.^^ ♦ ^^ ♦: ^^, ♦ ^1, ♦;♦ ^:.:1^ ♦ ^: ♦ S ♦♦• ^^^,• ♦♦ ^^ ♦♦. ♦ ® ^.®`®s®1^•i ^•^ ♦. ^ ♦ ^ ♦.♦1 ^1 ♦ ^^. ♦♦ 1 ♦ • ♦♦ + 1♦ .♦ .♦ ^^ + ► ..^ ♦ ♦ ® ♦ • ♦ ♦ ♦ • 1♦ ♦ i ♦ ^+ • ♦ ♦ ♦ ♦♦♦♦1! j ♦ ^_ ♦ ♦ ♦.♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ^ ^ ► ♦ + . .♦ ♦. ^^ ^. ♦ ♦1♦.♦++ ^ ► ♦♦ ^ ^ ► ♦1♦♦♦ ♦♦ j^ ► ♦+♦♦ i ♦ •.♦ y ^. ^^ ♦. _ , ♦ ^1 s.®,®t ► ♦♦ O ♦ í1i^ ♦ ^^^`^^p ♦.♦ `•01• ♦ ^ ► ♦ • ^ ♦ ^^ ♦♦ ^^^.9 ► ♦ ^^pi ► yb ♦ `+•^• ♦+ ` ♦♦ i^•^+1 ♦♦ ^ ♦1 ^ ♦ L^^ ♦, í^ ; ^, ^ , •^.^ ♦♦ ♦. ^. ^®^+®S ♦ ^í^Ii ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ .♦ •♦•.♦♦ ^^^ ♦ ♦ ♦ • ^ ► I^ ♦ ♦ ^ ♦ •♦1 ♦ 1 I ♦ ♦ ♦ ^ ^.^ ► ^ ► ^J ^^` ti ^^ ^ ♦_ o t ♦ O ♦ I ♦ • .♦ ♦ ♦♦ ♦ ^iI ♦♦ ♦ ♦ ♦+ II..^ ♦ ^ . 1 ♦ ♦ ♦ ^ • ♦ `• • ♦, I•^%i, ^ ♦0 ^.,^i ♦♦ I^, ♦♦♦ i .• ♦♦♦ O^j o ♦♦♦ ♦ ♦ ♦ ^1^ ^ ♦♦ ♦ ^^ ^^^^ ^. ♦ ♦ q , i^ 1 ` ► ♦♦ f l ♦ ^ ► ♦ • +.y ♦ ^ ♦++ ^i ♦ ^1 ♦• I ♦•♦ ^Ii^+I^^ ♦♦. y ♦ ^^^ ♦ ^.^y^^Ii ^ 1. í+ ♦ 1 • ^+ ♦ ^+ A; ♦♦♦♦♦♦♦♦♦ ^ : íe ! ^ ^^ ŝ i i ♦♦♦ i^ ^ ► ♦♦ s ♦ ♦ ^^ 1^ ♦ o^ ♦1♦ ^ ♦ 1♦1 ` ♦ ^ ♦ ^^ ♦ e ^o^ ♦ e l^ a ♦ ^. ♦. ► ^^„ ♦ ^ ♦ ^^1 ♦♦♦.♦♦♦ ♦+♦ ^^ ♦ ^. ♦.♦ ii ♦• y ♦ ^ ♦ i• ♦% Iri ♦♦+♦•♦ ^1 ^ ♦♦ i^ ♦.♦ i ♦ ^^ ♦.♦♦♦♦+ C^ •- .^. . ♦.•!, l ♦ ♦♦♦ ^ ♦ s yi;i ♦♦♦ ^^i +:ja^yi: ^^^^^^^i^^ ♦♦ ^i^,^Í ♦ ^^1^`^^i^ ► ^^^^^ ♦1 ^^^^^^ ► ♦ ŝ i^^:; ♦ ^j^^+ii^; i^é :^^! ♦ ^i^:^ ♦ ^^° ^ ♦ ^i^ii°:,:^^i ^ ♦ ^^ ► .^^•.. ♦ ^^^^^,^ I. ♦ ^..^^. .^í^ I_. ♦ i_^ ^. ♦... ^^^ ^^^í1^ ^.1^Ní ♦ A ♦ ^ ♦. ^..1^i^^ ^^ ♦. ^.^ ♦. ^^^••^+^^ ♦ ^^+1^I`. ♦ ^,o.!^ ♦ i`^^®^ toda la sinceridad y alegría de la que es portador, también, como condición hu mana, Mateo. La luminosidad con que impregna tanto sus bodegones como sus paisajes, son producto natural de su estética. Se recrea pintando viejos rincones eldenses en los que alude con frecuencia a otros tiempos, a lugares repletos de añoranzas para muchos, en los que la anécdota y el recuerdo conturban y acarician el pen samiento, y de los que quiere dejar amoroso testimonio como agradecimiento a este pueblo, al que quiere Ilamar su pueblo, aunque él haya nacido en otro, en el buen pueblo de Jumilla y del buen vino, pero que viniéndose de chico a Elda, fué acogido con los brazos abiertos, donde realizó su profesión de identidad, zapate ro, en el qué, y el por qué, quiere seguir pintando con la misma alegría que siente cuando, después de breve o dilatada ausencia, lo contempla desde la carretera en lo alto del Reventón, para él, la mejor panorámica que pueda pintarse nunca. ERNESTO Recordando a Miguel Hernández No arrancaría esta página de mis recuerdos, a no ser por el ruego de mi buen amigo E. García Llobregat, quien desde hace mucho tiempo me lo viene pidiendo. Me ha frenado el hacerlo los moti vos de que en este tiempo se ha dicho lo divino y lo humano de Miguel, unas cosas ciertas y otras no, por los que le conocieron y por los que no le conocieron. El respeto, la veneración que le guardo en mis recuerdos, siempre me lo han impedido. No quería mezclar mi voz con los frívolos exégetas, ni podía hacerlo con los que de verdad lo han tratado de elevar al lugar alto que se merece, por hacerlo mejor que yo. Sólo voy a intentar recordarle... Vivíamos entonces en el infierno. Si Dante pasó por el Averno curioso para contárnoslo, nosotros morábamos en él. La piedad humana había descendido a bajo cero. La crueldad llegaba a lo infrahumano. El dolor era inmenso «Me duele mi propia sombra, / me duele la piel del alma; / le llevo luto al amor I que ha muerto en la flor de España». «Mi amor es grande como mi pena. I Dos cosas que me llevo... y se quedan». «El Hombre Acecha» , había escrito Miguel Hernández, y se lamentaba no fuera publicado dicho libro, pues estaban imprimiéndolo en Valen cia a la terminación de la guerra civil. Sólo se salvó de dicho libro lo que Miguel guardaba en su memoria. En cierta ocasión dijo, señalando su frente: «Mi verdadero archivo está en mi cabeza». Tenía razón. Su memoria era prodigiosa. Creía en la redención del hombre, como el que sabe en la noche de tempestad sombría, que el sol brillará nuevamente en el sereno azul del cielo. La luz vence a la sombra. «Soy una abierta ventana que escucha por donde va tenebrosa la vida Pero hay un rayo de sol en la lucha que siempre deja la sombra vencida». Conocí personalmente a M. Hernández en el Reformatorio de Adultos de Alicante, allá por el 14 o el 15 de julio de 1941. Había llegado allí el día 29 de junio, día de San Pedro, procedente del penal de Ocaña, después de una larga odisea por las cárceles de España. En 1940 había sido juzgado en Consejo de Guerra en Madrid, y había sido con denado a pena de muerte, que le fue conmutada por la de treinta años de reclusión mayor. Cuando salió al patio, después de los días obligados de ais lamiento por medidas de higiene, un amigo, el de licado poeta menorquín, Diego Petrus, me dijo: «-Ves aquel que lleva a la cabeza una toalla en forma de turbante? Es Miguel Hernández». Efecti vamente,iba con la cabeza pelada al cero y para protegerse del ardiente sol de julio, se ponía una toalla en la forma antes dicha. Fue destinado a la cuarta galería, creo que a la celda 100, donde en seguida se hicieron amigos los que la habitaban. Recuerdo a Ricardo Fuente, a José Ramón Clemente, a Rigoberto Martín Lloret, a Luis Menéndez y no recuerdo otros nom bres. Sé que Rigoberto era muy bromista y chisto so y solía divertir a los que allí estaban, logrando hacer olvidar algunos momentos la tristeza am biente. Miguel sufría mucho por lo que ocurría, y más entrañablemente por su hijito Manuel Miguel y su esposa, que no comerían lo necesario... Allí ocurría que los aficionados a un arte, se reunían espontáneamente en el patio. Así los amantes de la música, de la pintura, de la literatu ra, de las ciencias, etc., sin darse cuenta se halla ban reunidos en pequeños grupo ŝ a lo largo del triangular patio. Algunos estudiaban idiomas; otros, matemáticas. Era una forma de evasión aprendien do... Nuestro grupo solía leer poemas y discutir de literatura. Miguel, por aquellos , días llevaba un mé todo de inglés casi siempre en las manos; hizo amistad con un señor -decían que era ingeniero que había estado en Australia muchos años y do minaba dicho idioma. Cuando un grupo de amigos nos presentaron, Miguel llevaba su método de inglés en su mano izquierda. Afable, sonriente me estrechó la mano, su mano enérgica y fuerte. Era muy moreno, y contrastaban en su atezado rostro sus grandes ojos verdes, de mirada profunda y magnética. Fuimos sinceros amigos, y en los días sucesivos nos juntábamos en el grupito del patio. Solía quedarse ensimismado, silencioso. Cuan do alguien leía y en la lectura surgía alguna frase original o alguna bella imagen, solía interrumpir vehemente la lectura, para decir... cA ver, ^quieres repetir lo que acabas de leer? Leelo despacito...». Parecía cambiar de color; vibraba todo él, y sus ojos chispeaban... Tal el efecto que producía en el poeta la belleza. Solía fumar algunas veces. Como yo le dije que le haría daño, él dijo que antes fumaba más. En una ocasión, dijo: «La escasez me ayuda pode rosamente a dejar de fumar». Guardo la vanidad de recordar que alabó mi poema RESOLUCION y me hizo repetírle dos veces ALMA, otro poema escrito por aquellos días. Alternaba un pantalón de pana muy usado, con otro de kaki también reblanquecido por el uso. A veces se ponía un jersey color caramelo y siem pre calzaba alpardeñas de yute, calzado que muchos reclusos tenían la habilidad de hacer des hilachando sacos. Cuando hablábamos de poesía, expresaba su admiración por Neruda y por Alexandre. Ambos eran íntimos amigos del poeta oriolano. Por aque Ilos días aún solía sonreir, con aquella su sonrisa infantil, clara y contagiosa, a través de la que entreveíamos la diafanidad de su alma. Decía que Alexandre ayudaba un poco a su familia en aquella hora de extensiva miseria... «Poco, porque no puede más; pero ello resulta muy valioso». Creo que eran 125 pesetas al mes. Tam bién parece que le llegó unas pocas veces una pe queña ayuda del señor Vergara Donoso, Agregado de la Embajada de Chile. (Si este señor no lo amparó en dicha Embajada, como se lo pidiera Ne ruda, al ser trasladado a París, no fue por mala voluntad, como han publicado ciertos biógrafos del poeta; fue porque se le había negado el derecho de extraterritorialidad, y legalmente no podía, y la Embajada estaba celosamente vigilada por la Policía; (al revés de los republicanos que durante la guerra respetaron los derechos internacionales de asilo político y en las Embajadas extranjeras se ampararon 10 ó 15 mil refugiados, que se fueron marchando al extranjero y, muchos, se pasaron al lado nacional). Tampoco el poeta pidió asilo; Miguel sólo an helaba - linfeliz! - marchar a Orihuela a conocer a su hijito Manuel Miguel, que acababa de venir al mundo y abrazar a Josefina, su buenísima y leal esposa. Allí lo detuvieron por última vez. Como habíamos apuntado antes, el poeta tenía por entonces esperanzas y voluntad de superarlo todo. Había tenido paratifus y bronquitis, ya en el penal de Ocaña. Su ánimo luchaba contra las malas condiciones, la escasez y el afinamiento. Mas él era de buena constitución, y fuerte. Su vida había transcurrido al aire libre y al sol de todas las esta ciones. Pero al entrar el otoño volvió a resanarle de manera aguda, o subaguda la solapada bronqui tis. Después de seis o siete días de permanencia en su petate de la celda, tendido en el suelo, con voraz calentura, hubo que trasladarlo a la Enfer mería. A1 principio parecía mejorar y se levantaba. Lo sé bien porque ocho o nueve días de ingresar él en la Enfermería, me llevaron también a mi aquejado de bronquitis, tocándome estar a cuatro camas de la del poeta. Torné a verlo sonreir algunas veces, y era frecuente oirle hablar con el bonísimo enfermero V. Amorós (Sato) como le llamaban cariñosamente (se comportó con Miguel hasta el final, que una madre no lo hubiera hecho con más cariño y dedi cación. Conmueve el solo recordarlo). Solían hablar del campo y de las costumbres de los animales, poniendo verdadera pasión. Derra maba Miguel caudales de su mundo poético en las cosas que decía y que le sugería su amigo. Cuando callaba se le veían entornados los ojos, como reco rriendo paisajes amados, ideales, vistos o entre vistos. También hablaba conmigo de poesía, de la Na turaleza -que ambos coincidíamos en amar-, y de las libertades legítimas del hombre, de la Humanidad. Una tarde me instó a que le hablara de la selva del Brasil - país donde viví muchos años-; de sus gigantescos árboles, de la variedad infinita de insectos, pájaros, flores... Los grandes ríos que platean el verde negro de la selva... Su mayor devoción eran su esposa y su hijo, a quienes dedicó imperecederos versos. A fines de diciembre de 1941 empezó a empeorar. Se le había manifestado una tuberculosis pulmonar. Tosía constantemente con una tos seca y profunda, expectorando sangre algunas veces... Decayó su ánimo entonces. Seguía empeorando día a día, hora por hora. Por fin lo llevaron a rayos X y a un detenido reconocimiento en el Hospital Pro vincial de Alicante. Empezó a visitarle el Dr. Barbero. Un día vino acompañado del Dr. Alfonso de Miguel, director entoi^ces del Hospital Provincial de Alicante, con un aparato portátil de rayos X. Pocos días después, presente el Dr. Miralles, médi co titular del Reformatorio, el Dr. Barbero le operó, sacándole una gran cantidad de pus de la pleura. Supimos que muchos de aquellos gastos los pagó don Miguel Abad Miró, hijo de una prima de Ga briel Miró. Cuando nos dejaban pasar a verlo, lo hallába mos,^ o con los ojos cerrados respirando penosamente, apoyadas espalda y cabeza sobre almoha das, o en la misma postura, los ojos desmesurada mente abiertos, cayéndole grandes lágrimas por las mejillas... «Aquí estoy para vivir mientras el alma me suene, y aquí estoy para morir cuando la hora me llegue, en los veneros del pueblo desde ahora y para siempre. Varios tragos es la vida y un solo trago la muerte». Por estar con el poeta, cuando podíamos nos cambiábamos con los que les tocaba limpieza en la Enfermería. Una mañana, en compañía de otro amigo entramos en la sala de camas. Le ofrecí unas manzanas del huerto que entonces tenía mi padre. A1 ver la piel cerúlea y la fresca belleza de los frutos, llevándose a la boca una, dijo: «Gracias, hermano. Gracias por traerme esta síntesis de sol, estos vivos poemas de luz... iQué hermosa sería la vida si fuéramos de otro aire!». Por aquel entonces no escribía, no podía escri bir, mas él me dio un hondo poemita, escrito con papel higiénico, que me fue arrebatado junto con un manuscrito mío, en uno de los cacheos que su fríamos. Nunca me perdonaré el no haberlo apren dido de memoria. He podido salvar versos de Jor ge Llopis, de D. Petrus, de M. Arabid, de J. Moya, de F. Alborz y de otros; mas por mi mala fortuna perdí, con perdón de los otros, el más valioso. Enflaqueció hasta que de él no quedaba más que huesos y piel y sus grandes ojos verdes pe netrando universos infinitos... «Es imposible seguir sufriendo tanto... No puedo más... No puedo más... i0h el aire puro, libre!... Montes... Pinos... Cielo azul... Trigos de oro... !Aire... Aire puro...!». Era triste, muy triste ver en aquel estado a tan excelente persona, que resultaba ser uno de los mayores poetas patrios de todos los tiempos. («Es singularísimo su caso -dice un biógrafo suyo- que, muerto aún no cumplidos los treinta y dos años, y con sólo doce de actividad literaria, de dura infancia y autodidacto, alcanza a ocupar un puesto luminoso entre los epígonos de la generación del 27, a la zaga en el tiempo -que no en los méritos- de los grandes: de un Gerardo Diego, García Lorca, Salinas, Alberti, Guillén, Dámaso Alonso, Alexandre, Cernuda... y el nobel chileno Neruda». «Entre todos vosotros, con Vicente Alexandre y con Pablo Neruda, tomo silla en la Tierra». Dice el poeta en «Llamo a los poetas» , donde expone, en forma casi excegética sus convicciones de escritor ante el mundo, sus ideas sobre la fun ción de la poesía y su religión poética del hombre. «La trayectoria de este lírico de amarga inspira ción, original y magnífico, dice Darío Puccini, es tan rápido como lo requiere la brevedad de que dispone». Conocimos los impecables sonetos de «El rayo que no cesa», suficiente poesía para que su nombre pasara a la posteridad. También «Vientos del Pue blo» , cTeatro de la Guerra», etc.; pero la más grande producción de Hernández, la que nos lo presenta como poeta altísimo y definitivo que por fuerza ha de sobrevivirse así mismo -producción que por otra parte permaneció mucho tiempo iné dita y casi desconocida durante muchos años está integrada por un amplio manojo de poesías que no llegaría al público hasta 1958, agrupadas bajo el título de «Cancionero y Romancero de Ausencias», escritas entre 1938-1940, impuestas a Miguel por la guerra, y en su primera etapa en la cárcel. Se diría que tiene carácter de diario íntimo, pues como tal, incluye los más signados aconteci mientos de su existencia de esa época. En la última semana de su vida permítían entrar a verlo y traerle leche y algunas cositas que pedía a su esposa Josefina. Unas veces la veíamos pasar con su hijo, otras no. Su obsesión era que le sacaran de allí a algún sanatorio. Los papeleos y trámites duraron más de medio año; cuando llegó la orden de ingreso en un sanatorio, era demasiado tarde: ,ya no se le podía tocar de su lecho. Los médicos reclusos -que eran muchos se comportaban con los enfermos con una dedica ción que les honraba como profesionales y como hombres, luchando con tan adversas condiciones. Recuerdo con gratitud y admiración a los doctores Trinitario, de Pinoso; a Villalta, de Monóvar; a Mical y Angel Claret, de Valencia; a Oribe, de Alcoy; a Angel Pascual Devesa, de Alicante; Angel Nieto, de Elda; Antonio Graz, de Monforte del Cid (estupendo oculista). También a los practicantes, entre ellos a José Deltell, que luego ejerció en Elda, donde murió. Este practicante eldense tam bién se destacaba en cuidados a los enfermos !tan abundantes! No puedo nombrar, como es natural, a todos los médicos y practicantes benefactores en aquel lugar y situación, porque se haría intermina ble. Se turnaban en la guardia de la Enfermería y en celdas y dormitorios. En los últimos días del poeta, Deltell lloró ^^ nos conmovió al nutrido grupo que esperábamos su salida de la sala alta de la Enfermería: «Miguel se muere... está agonizando...». Unos días antes, mirándonos con mirada única, oímos que dijo: «Esto se acaba... llega a su fin... Josefina... Josefi na...». EI día 28, apenas pasar lista y salir al patio, toda la prisión se enteró en menos de un minuto que Miguel, el más grande poeta del pueblo dolo roso, había muerto... Ya no sufriría más por tantas miserias huma nas. iEl, que sentía en la carne de su propia alma el dolor de los demás, el dolor de España! Seguían fusilando... iCómo le afectaba esa fría indiferencia por la vida humana! Otro poeta exclamaba: «... Ya la sangre derramada sube en espeso oleaje cubriendo todo el paisaje de España crucificada». Fuimos corriendo. Estaba tendido con los ojos muy abiertos. Ni los médicos, ni Deltell pudieron cerrárselos. Dijeron que más tarde también lo in tentó Josefina, su esposa. Francisco López le hizo un dibujo. Era el 28 de marzo de 1942. Había muerto a las 530 de la mañana. Terminó su penosa agonía con un largo suspiro... A1 atardecer de aquel mismo día, todos forma dos respetuosamente, «(la selva sin árboles del patio»), y acompañado por su esposa, su hijo Mi guelito y dos hermanos del poeta, a hombros de entrañables amigos desfilaba el entierro ante el so llozo de todos los que le amábamos. Era la prime ra vez que la banda de la prisión acompañaba un entierro tocando una marcha fúnebre... Sonaba Schubert en la hora triste... Su poesía y su persona se complementan. Se diría que forman una sola pieza poética-humana, dolorosamente. Nadie podrá dudar de que forma parte, y en manera prominente, de entre los poe tas mártires del mundo. De los bardos dolorosos y proféticos, en cuyas espaldas sensibles llevaron el peso del dolor de su mundo contemporáneo. Misión sagrada y dolorosa del Poeta. También aquí, en pro}undas vibraciones llega tu corazón, como un venero; tu corazón nutriendo corazones... «Compañero del alma, compañero». EN EL ENTIERRO DE MIGUEL HERNANDEZ En filas el dolor se queda firme en la selva sin árboles del patio... La tarde va a morir. Sobre los cielos aparece un lucero sollozando... La música es de lágrimas humanas, que a los pechos se van lentas filtrando... iMiguel Hernández va entre cuatro tablas, la caja sin forrar de pino blanco! Lo miro para siempre... Va en los hombros de cuatro amigos que eligió callando... «Nos duele hasta el aliento», en la raíz sin nombre y sin instante y sin espacio... La música agoniza y muere el día. El silencio aparece devorando... iI.a vida del Poeta ha concluido! iLa vida del Poeta ha comenzado! F. MOLLÁ «Arroz, ^con o sin caracoles?» Elda es un Parque, sí. Pero ese parterre grande hay que sembrarlo. ^De qué? !Ay...! Oiga: Vd. es el dense tverdad? Sí, supongo que lo es, porque «AL BORADA» se difunde sobre todo en Elda. jAh, pero ello no ha de significar que todo lector sea de esta bendita tierra...! Y yo me digo que, a fin de cuentas jésto que importa! Pero volvamos... tA que a Vd. le gusta esa exquisita componenda gastronómica de la que unos serranos caracoles son parte ineludible para un relamerse bien? jPues claro, faltaría más! zA quién no? Veamos: jqué bien resulta imaginarse un humeante servicio de arroz ante nuestras exigentes narices (tVd. no es exigente?; hay que serlo, créame), y hallarse presto a dar buena cuenta de él! jAhlíh... qué rico! jAlto, que desbarro! jPero qué ganas de hacerle poner el diente largo al sufrido lector, caray...! Uno no pretende tal cosa (digo). tA qué no saben por donde tira la escopeta? (Oiga, ni yo). Pero seamos serios: A ver, un poco de compostura, y digamos por ejemplo: Querido lector: Lastimita es, que no hayan mu chos pequeños cornupetitos - sin guasa - por nues tros repelados montes que nos acunan, pero... ^Qué podría hacerse ahora! Decíamos antes cosas sobre siembras y tal y tal: Ocurrámosenos alguna cosita... a ver... Cada uno, hagámonos con un sobrecillo de semillas. De semillas he dicho, sí; y Vd., y aquél, el de allá y acullá, !tararí!, echemos así, con gracia, con sal (esa que sacamos del más enrevesado entresijo de nuestra regia estirpe eldense), echemos, digo, una semillita aquí, en este sitio, en este huequito de tierra en que vemos faita un empuje. jSí señor mío!: juna bella piauta f!erida, tiene pujanza! iVea Vd. sinó cómo crecen a poco que cuidemos que no se agosten...! jCuesta tan poco! Escuche: ^s0.úL fan sólo lo que ne cesitan? Un comienzo; ponga su voluntad; su amor; échele su pizca de interés; riegue con el elixir de su desprendimiento el tallo que empieza a emerger. ^Y qué más? Nada, amigo lector! Vd., con los demás, creó el milagro. Que si de jardines hablamos, Elda los necesita. jEs tan insípido y frustrante un paisaje desangelado de clorofila! Pero, claro: Vd. no debe ser muy lelo, ^verdad?; en ello confío... Sí, mis amados lectores. Yo confío -me embar ga esta esperanza-, en nombre de muchos ciudada nos de mi Eldica, que mi mensaje haya sido captado en la disimulada amplitud que bailó en mi colabora ción literaria. De verdad, espero que todos nos per catemos de que la paella es manca sin el sabroso caracol, pero que sin embargo todos poseemos subs rancia -nuestra voluntad- para edificar concienzu damente el logro de una Elda cada vez más apetitosa. He dicho. (De nada). ^Ya! Fíjense por donde, les propongo un juego: JOSE GARCIA ABAD P^emas de ANDRES LLORET MARTI ^ Alguna vez se ha dicho, seguramente en aquellos momentos donde los deseos adquieren mayor esperanza de una forma de vida ideal, que el mundo futuro será de los pcetas. No sabemos cómo podría ocurrir esto, ni tan siquiera que esta idea pudiese prosperar con el cúmulo de posibilida des necesarias para conseguir tal fin, pero de todas formas es una hermo sa utopía, que como tal, solo realizable en sueños, los mejores sueños de amor y esperanza que el hombre lleva consigo cuando se deja mecer por los cantos de sirena de un mundo mejor. Ante esta remota posibilidad, siempre sería conveniente tener prepa rado un luminoso campo poético. Y cuidarlo, desbrozarlo, ararlo, y con servarlo asaz propicio al germen vivo de aquellos seres cuya sensibilidad les aflora y consume. Nuestra parcela poética, como reserva y aportación de nuestro Valle a tan peregrina idea, ofrece interesantes cultivos, mu chos de ellos ignorados, escondidos algunos por frondas de modestia, otros, enmarañados en la selva de la cotidiana lucha por la existencia. ALBORADA ofrece hoy, del árbol poético de Andrés Lloret Martí, unos dorados frutos de este nuestro Jardín de Hesperia madurados al ca lor de nuestro aire y de su inspiración. Son frutos que se ofrecen en pri macía a un público amante de estos manjares. Son versos con savia extraí da de la vida misma. Una vida intensa, de esperanzas y de desesperanzas, pero que tamizada por las cristalinas metáforas de Lloret Martí, llegan con su hondura y belleza, a cautivar la sensible atención del emocionado lector. Y hasta los aires quema A mi amigo Joaquín Planelles La guerra: inol que la guerra trae la muerte y la pena, y con la pena... la sangre se hace negra, y se marchitan las flores y se olvidan las promesas. iLa guerra: !no! que la guerra con sus colores de hoguera asusta a la luz del día y hasta los aires quema! Herido de muerte Dejar al dolor dormido, !dejarlo.. .! que no se entere de que lo tiene cercado un enjambre de alfileres. !Dejarlo. . .! que ya no encuentra sendas para la esperanza y su sangre ya no puede oler de nuevo a claveles. !Dejarlo...! que ya el dolor mira para el otro lado porque está herido de muerte. Recelos Consuelo. . . no te pongas flores en tu pelo negro porque hasta las piedras se enteran de mis sufrimientos. jQue es cierto... que por las esquinas están al acecho duendes envidiosos por robar las flores que adornan tu pelo! jPor favor, Consuelol, si no quieres que pierda el aliento, no te pongas flores en tu pelo negro. ,4^11 Ti^l) C.L LCA.-+ ^ Libre Fsa libertad del río de correr por donde quiere, y de cantar libre el agua derramándose en la fuente. Esa libertad creadora que le da aliento y convierte el barro en pequeños mundos idealizados y fuertes. Fsa libertad del alma de volar y de traerle aromas y confidencias al corazón y a la frente. Fsa libertad llovida y transparente de nacer y de soñar libremente. Por esa libertad pura e inmanente, alienta el alma y el barro, y el agua canta en la fuente. La adormidera del aire (A los niños subnormales) Un rústico canastillo, una amorosa posada tejían sobre la torre las cig ŭ eñas y las ramas. Palpitaciones y sueños las venas alimentaban en el vaso destinado donde el futuro anidaba. No son pájaros, son niños con la alegría olvidada que buscan cielos abiertos y calor de manos blancas. Niños de signo dormido y corteza de manzana que su candor aventuran por conocer la mañana. Nacieron para jugar con ilusión y sin alas entre sábanas de hilo y bienvenidas del alba. Cuando los colores crecen y la luz abre ventanas el mundo se les figura un circo de inmensa carpa con vértigos de trapecio y marionetas que hablan. Rubio zumbido de abejas les confunde la distancia cuando el aire se equivoca y los relojes se paran. Figuras de dulce sombra su melancolia callan suavizando sus ojeras con agua de mejorana. A.Q^Tti ii^U Gt CGEt - }q Fruto amarillo reluce en las palmeras cercanas. Repite su única nota la lija de la cigarra y niños breves la miran y juegan y no se cansan, y en su inocente planeta imaginan y levantan pequeñas torres de arena y colinas onduladas. La adormidera del aire los embelesa y los llama con dos ecos imantados de caracolas y flautas pero ellos miran al mar con pupilas que reclaman las olas para sus juegos y la sal para su gracia. Un clamor de blanca espuma hasta los cielos se alza y densos barcos se llevan en su bodega encantada la fina sal de Alicante para las estrellas altas. •• Pájaros y niños gritan en el suelo y en las ramas desafinando a los coros de la bienaventuranza. Y el sol camina despacio con su ojo de naranja vigilando los vaivenes de las olas y las cañas. ^ Rhi ^v ci ^ c Q-.^ 1 Cima de los deseos La verdad quisiera ser la claridad absoluta y elocuente para las dudas del aire, y ser la balanza fieldel azogue de la mente. La verdad quisiera ser única flor transparente de inagotable perfume, y para norma del mundo ser diamante puro y fuerte. La verdad quisiera ser. . . , ser el faro y ser el vértice de sueños y realidades en las rutas de los barcos y en los pasos de las gentes. En torno a los moriscos del Alto y Medio Vinalopó (Siglos XVI y XVII) Por JUAN ANTONIO RAMOS VIDAL (Doctor en Historia) INTRODUCCION Pese a los numerosos estudios que se han realizado so bre los moriscos, todavía queda por clarificar y modificar mucho sobre ellos. EI presente artículo es una pequeña apor tación que se hace en una comarca donde no eran minoría, sino mayoría. EVOLUCION DEMOGRAFICA DE LAS VILLAS DE MORIS• COS DEL ALTO Y MEDIO VINALOPO ( Siglos XVI y XVII). Año PETREL Habitantes 1565 .................................... 485 1595 .................................. 1.000 Proporción de moriscos: no hay datos. Incremento demogrático: 106,18% Año ELDA Habitantes 1572 ........................................ 1.425 (1) Proporción de moriscos: 70,17% del total de la población. 1595 ....................................... 2.250 1608 ........................................ 2.200 (2) Proporcibn de moriscos: 81,81 % 1572-1608. Incremento demográfico: 54,38% Año MONOVAR Habitantes 1565 ...................................... 670 1595 ........................................ 1.400 1.609 ........................................ 2.250 Proporción de moriscos: no lo sabemos exactamente, pero pensamos que debió ser bastante considerable como se refleja en los nacimientos de la Parroquia (3). Fecha Bautizados 1602 .. ... .. 14 (todos hijos de cristianos nuevos) 1603 .... .. .... 37 (de los que 32 eran hijos de cristianos nuevos) 1604 .... ... .. 46 (de los que 45 eran hijos de cristianos nuevos). Año NOVELDA Habitantes 1565 ........................................ 1.325 1595 ........................................ 2.115 (4) Proporcibn de moriscos: 82,74% 1609 ................................... 2.500 (5) Proporción de moriscos: 80% 1565 1609. Incremento demográfico: tsd,5?% Año ASPE Habitantes 1565 ........................................ 1660 1595 ........................................ 1.400 1609 .................................... 2.250 Proporcibn de moriscos: la desconocemos. 1565-1609. Incremento demográfico: 71,68% De todo esto inferimos que los moriscos constituían una abrumadora mayoría en cuanto a cifras absolutas que son un fiel reflejo de su superioridad en cuanto a la tasa de natalidad. Ello lo observamos en el siguiente cuadro de Bautismos de Elda. Año Bautizados 1602 . . . . . . . . . . 79, de ellos eran moriscos el 92,41 % 1603 ....... .. 79, idem el 87,34% moriscos 1604 . . . . . . . . . 85, idem el 89,41 % moriscos 1605 .. ... ...... 103, idem el 88,35% moriscos 1606 .... ..... .. 103, idem el 92,23% moriscos 1607 ..... ..... 70, idem el 90% moriscos. 1608 . . . . . . . . . . . 84, idem el 85,71 % moriscos. 1609 . . . . . . . . . . . 64, idem el 87,50% moriscos (6) También vemos que las villas analizadas experimentaron un importante aumento de población lo que manifiesta la ele vada tasa de fecundidad de los moriscos. Esta solía ser más fuerte en el medio rural. PROFESIONES DE LOS MORISCOS Reglá nos indica que: «Desde luego los moriscos no cons tituyeron una clase social específica, sino que entre ellos hubo una minoría aristocrática, una burguesía enriquecida, un artesanado activo y una sufrida masa de campesinos y jorna leros. Esto es aplicable a los moriscos de Alto y Medio Vinalopó. Había propietarios de tierras -concretamente en Novel da, algunos las poseían en el fértil Partido de Ledua- jorna leros, arrieros y alpargateros. Otros trabajaban la seda y el cáñamo. Los había presta mistas y quienes Ilegaron a ser Jurados de Villa como en el caso de Novelda. Contrastfi esta estratificación con la de los moriscos que vivían en los distritos de Cuenca: «Estos moriscos -nos dice García Arenal- sí que cons tituyen una clase social: el estrato más bajo de un campesinado y un proletariado rural. Nada se encuentra en la docu mentacibn que puede sustentar la existencia o la posibilidad de una clase media, ni menos de una aristocracia o grupo dirigente dentro de la propia minoría morisca. Se trata de un grupo prácticamente acéfalo y privado de toda posibilidad de desarrollo o de ascensión social». (8). LA EXPULSION Las causas oficiales según un documento fechado en 1609 que hemos encontrado en el Archivo Municipal de Elda eran: «A que habiendo sabido por diversas y muy ciertas vías que los del dicho Reino de Valencia y los de Castilla enviaron personas a Constantinopla, y Marruecos a tratar con el turco y con el Rey Muley Soldán, pidiéndoles que el año que viene enviasen sus fuerzas en su ayuda y socorro, asegurándoles que hallarían ciento y cincuenta mil hombres tan moros como los de Berbería. Que les asistirían con las vidas y con las ha ciendas; y que la empresa sería fácil por estar estos Reinos muy faltos de gente, armas y ejercicio militar... (9). Sin embargo los verdaderos motivos son otros: «de un lado, la minoría mora, ideológicamente irreducti ble, sortea con mayor fortuna que la mayoría cristiana las crecientes dificultades económicas; de otro, los vasallos mu sulmanes, más dóciles que sus oponentes, favorecen los intereses del feudalismo aristocrático. La laboriosidad y la sobrie dad de los moriscos despiertan el rencor de un pueblo que experimenta la inconEenible desvalorizacibn del trabajo (des censo del salario real, comprobado en Valencia) y la corres pondiente extensión de la miseria...» (10). Por otra parte, proseguían con sus prácticas islámicas. En Elda durante la segunda mitad del siglo XVf había una di nastía de barberos que circuncidaban. Durante el año 1599 en Petrel y Elda 84 moriscos se habían convertido, al parecer sin ceramente, y las vestiduras moriscas de las mujeres habían sido sustituidas por otras conforme al uso de las cristianas. Pero posteriormente volvieron a tomarlas tras una junta se creta de los moriscos (11). EI destierro de gran parte de los cristianos nuevos de nuestra provincia se efectuó en el mes de octubre de 1609. EI día 2 salieron los moriscos noveldenses hacia Alicante para ser embarcados rumbo a Africa; el 4 los de Elda y Petrel; el 6 los de Monóvar; el 8 los de Albatera, Granja de Rocamora, Cox y Redován. EI día 11, juntamente con los de Relleu, fue ron todos instalados en las naves situadas en el puerto de Ati cante, y soltando amarras pusieron proa a la^ costas africa nas (12). Los de Aspe, Elche y Crevillente fueron embarcados en Santa Pola (13). En total se marcharon aproximadamente unos 8.000. LAS CONSECUENCIAS Lapeyre demostró que las pérdidas humanas acarreadas por los decretos de 1609 y 1610 Ilegaron a 300.000, un 4 por 100 de la población española (14). Las villas del Alto y Medio Vinalopó sufrieron la pérdida de una gran parte de su población. Así por ejemplo, en Novel da durante 1609 no se podían recogerlas cosechas porque no había jornaleros. En el siguiente cuadro se reflejan bien las consecuencias demográficas. ELDA EVOLUCION DE NACIMIENTOS (1572•1701) Media decenales 1572-1581 63,5 1582-1591 74,8 1592-1601 ................................... 83,2 1602-1611 .................................. 74,4 1612-1621 ................................... 35,5 1622-1631 ................................... 32,5 1632-1641 .................................... 33,9 1642-1651 ..................................... 38,2 1652-1661 .................................... 47,3 1662-1671 .................................. 52,4 1672-1681 ................................. 63,4 1682-1691 .................................... 78,4 1692-1701 ................................... 88,2 (15) Hasta finales de siglo no se alcanzan los porcentajes an teriores a la expulsión. La recuperación demográfica eldense tardará casi cien años. Aumento ( por años) respecto al decenio anterior % aumento (1572-1581) - (1582-1591) 17,79% % aumento (1582-1591) - (1592-1601) 11,22% % descenso ( 1592-1601) - (1602-1611) 11,82% % descenso ( 1602-1611) (1612-1621) 108,45% % descenso ( 1612-1621) - (1622-1631) 8,45% % aumento ( 1622-1631) (1632-1641) 4,3% % aumento ( 1632-1641) (1642-1651) 12,68% % aumento ( 1642-1651) - (1652-1661) 23,82% % aumento ( 1652-1661) ( 1662-1671) 10,78% % aumento ( 1662-1671) (1672-1681) 20,99% % aumento ( 1672-1681) ( 1681-1692) 23,65% % aumento ( 1681-1692) (1692-1701) 12,5% Monóvar. Evolución de nacimientos(1600•1700) Años BautismosMedia decenal 1600 ...................:.... 37 1601 ........................ 48 1602 ...................... 14 1603 ....................... 37 23 1604 ..................... 46 1605 ....................... 13 1606 ....................... 12 1607 ......................... 8 1608 ........................ 8 1609 ..................... 7 1610 ............. 12 1611 ............. 16 1612 .................. 20 1613 ............... 15 1614 ............... 21 1615 ........................ 24 21,5 1616 ..................... 21 1617 ...........:............. 29 1618 ..................... 25 1619 ....................... 32 1620 ........................ 28 1621 ....................... 28 1622 ...................... 27 1623 ..................... 24 1624 ....................... 22 1625 .................... 28 1626 ........................ 19 25,3 1627 .................... 31 1628 ........... 26 1629 ................... 20 1630 ........................ 27 1631 ..................... 17 1632 ....... .............. 21 1633 ....................... 21 22,5 1634 ......................... 27 1635 ........................ 26 1636 ......................... 28 1637 ......................... 14 1638 ...................... 16 1639 ....................... 28 1640 .................... 22 1641 ......................... 29 1642 ........................ 27 1643 ........................ 25 1644 ...................... 29 29,8 1645 ....................... 24 1646 ........................ 36 1647 ......................... 25 1648 ............... 48 1649 ......................... 33 1650 ......................... 26 1651 ............. 42 37,7 1652 ...... 41 1653 ..................... 45 1654 ........................ 33 1655 ...................... 42 1656 .............. 33 1657 ........................ 44 1658 ......................... 38 1659 ....................... 33 1660 .............. 44 1661 .............. 42 1662 .................. 29 1663 ............ 57 41,3 1664 ...................... 31 1665 ......................... 45 1666 ......... 31 1667 53 1668 ..................... 45 1669 ....................... 36 1670 ......................... 48 1671 .......... 39 1672 ........................ 38 1673 ............... 38 1674 ....................... 40 1675 ................ 53 1676 ......................... 44 45,3 1677 ......................... 54 ; l-^acimientos : .t ^ ELQA . EY4.LUGiQN 1678 .................. 37 1679 ............... 62 1680 53 1681 ......................... 54 1682 74 65,2 1683 52 1684 ......................... 62 1685 ..................... 62 1686 ....................... 58 1687 68 1688 ................ 78 1689 91 1690 ... 72 1691 62 1692 77 1693 ......................... 86 1694 ......................... 75 1695 ......................... 73 1696 ......................... 74 78,8 1697 ..................... 76 1698 ........................ 95 1699 ......................... 98 FueNe: Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Monóvar. Libro de Bautismos. EI ritmo ascendente del número de bautizados aumenta según va avanzando el siglo e igualmente el de habitantes. En 1716 Monóvar tenía 2.800 habitantes (16) en tanto que antes de la expulsión poseía 1.100. Aumento (por año) respecto al decenio anterior % descenso (1600-1609) (1610-1619) 6,97% % aumento (1610-1619) - 1620-1629) 17,67% % descenso (1620-1629) - (1630-1639) 12,4% % aumento (1630-1639) - (1640-1649) 32,44% % aumento (1640-1649) - (1650-1659) 26,51 % % aumento ( 1650-1659) - 1660-1669) 9,5% % aumento ( 1660-1669) (1670-1679) 9,68% % aumento (1670-1679) - (1680-1689) 43,92% % aumento (1680-1689) (1690-1699) 20,85% ib#5; ^626 163G .i6y6 i656: í6:66_ !^ ,^^&^6 ^696 3^{i^--^--. LA REPOBLACION Los señores de las villas afectadas procuraron efectuar el nuevo poblamiento cuanto antes. Elda se repobló a partir de 1611 como lo demuestran los apellidos (Maqueda, Gonzá lez, Maldonado, Yagile, Castaño, López, Gutiérrez, Gómez, Aguado, Muñoz, Sánchez, Pastor, Rodríguez, Martínez...) que aparecen en los Libros de Baustismos de la Parroquia de Santa Ana con gentes provenientes de Castilla. Nuestra hipó tesis queda reforzada con la nota que hemos hallado en el Archivo Municipal de Sax en la que se indica que en 1613 un grupo de familias de Sax (17) emigran a Elda. Esta inmigración castellana fue determinante en el cam bio lingiiístico de valenciano a castellano. En tanto que a Mo nóvar acudieron repobladores valencianos. Los apellidos de los bautizados a partir de 1609 así nos lo confirman. Apare cen los: Albert, Rico, Prats, Verdú, Martorell, Castelló, Guillem, Monllor, Puig, Vidal, Berenguer, Tortosa, Abad... (18). Esto nos explica la supervivencia de la lengua valenciana. EI señor de Elda repartió las casas y tierras de huerta y secano, que habían dejado los moriscos, entre los nuevos po bladores. Aquél acordó que todos los años el día 1 de enero nombraría justicia, jurados, Almotacén y un Sobreacequiero para el gobierno de la villa (19). Las condiciones impuestas a los repobladores se desco nocen, aunque debieron ser bastante duras al menos en las feraces tierras situadas en las márgenes del Vinalopó. Si a las fuertes exacciones señoriales añadimos las de vastadoras plagas de langosta que asolaron el Alto y Medio Vinalopó durante la primera mitad del XVII, así como intensas sequías, nos explican la aparición del bandolerismo en la co marca. En junio de 1610 es asesinado un vecino de Novelda por unos bandidos, y en julio de 1614 es ahorcado en esta villa un bandolero. (20). FUENTES DOCUMENTALES 1.- GISBERT, Ernesto. Historia de Orihuela, tomo II, Orihuela 1901-1903, pp. 306 y 308. 2.- Censo del Archivo Municipal de Elda (en adelante A.M.E.) que me ha sido amablemente proporcionado por D. José Ramón Valero Escandell. 3.- Archivo Parroquial, de San Juan Bautista de Monóvar. Libro de Bautismos. 4.- Archivo Municipal de Novelda. Documentación del siglo XVII. 5.- Archivo Parroquial de San Pedro de Novelda. Documen tación del siglo XVII. 6.- Archivo Parroquial de Sarita Ana de Elda. Libro de Bau tismos. 7.- REGLA CAMPISTOL, Joan. Estudios sobre los moriscos, Valencia, 1964, p. 224. 8.- GARCIA-ARENAL, Mercedes. Inquisición y moriscos. Los procesos del tribunal de Cuenca, Madrid, 1978, p. 18. 9.- A.M.E. Papeles varios pertenecientes a los siglos XVI, XVII y XVIII. 10.- NADAL OLLER, Jordi.- La Población Española (siglos XVI a XX) Barcelona, 1976, pp. 49 y 50. 11.- DOMINGUEZ ORTIZ, Antonio y VINCENT, Bernard. His toria de los moriscos. Vida y tragedia de una minoría, Madrid, 1978, pp. 165 y 166. 12.- Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Monóvar. Libro de Bautismos de 1609. 13.- DOMINGUEZ ORTIZ, op. cit. p. 183. 14.- DOMINGUEZ ORTIZ, op. cit. p. 203. 15.- Para elaborar los porcentajes he consultado los libros de bautismos del Archivo Parroquial de Santa Ana de Elda. Para un análisis de la evolución de los bautizados año por año, ved mi artículo: Aspectos demográficos de Elda (siglos XVI, XVII y XVIII). Revista Alborada, número 23. Sin foliar. Elda, 1977. 16.- «Autos sobre el nuevo reglamento de las imposiciones por lo respectivo a alcabalas, cientos y otros derechos». Folios 20-31. Archivo Municipal de Orihuela, año 1716. 17.- Archivo Municipal de Sax. Libro de Asientos del año 1613, 26 de febrero. 18.- Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Monóvar. Se han consultado los libros de Bautismos a partir de 1609. 19.- A.M.E. Papeles varios pertenecientes a los Siglos XVI, XVII y XVIII. 20.- Archivo Parroquial de San Pedro de Novelda, año 1614. Libro de Defunciones. ..^-. - . ^ ^°^^^- y ---- ,^^,^(=-^, ^- ^ ^_ ^_ - .^--- ^--^ Ante el centenario de Gabriel Miró Gabriel Miró Ferrer, que murió en Madrid el 27 de Mayo de 1930, nació en Alican te el 28 de julio de 1879. Lo decimos a la inversa, primero el óbito y luego su venida al mundo; asi nos quedamos con esta última fecha, la que necesitamos para advertirnos que, en este misrno añó de 1979, se cumple el primer centenario de su nacimiento. Nuestra tierra alicantina viene señalando, a lo largo de todo el año, este aconteci miento de las bellas letras -hay bellas letras y malas letras, lo mismo que existen las Bellas Artes y las malas artes- con diversos actos y escritos en las diversas publica cianes. No vamos a hacer panegírico de su obra, para esto ya tenemos quien pueda ha cerlo con mayor capacidad sensible, pero sí dejar constatado un profundo agradecimien to a Miró por ese encuentro que nos proporciona, y al que constantemente asistimos deslumbrados y llevados por la luz mediterránea de su pluma, ante esos nuestros pue blos y paisajes levantinos a los que siempre querríamos volver. Nosotros, eldenses, que en cierto modo debemos un desagravio a su memoria, que remos unirnos a este homenaje de su tierra, que es la nuestra, y para ello, nada mejor que buscar la péñola propicia. Y encontramos a José Capilla Beltrán, escritor ya falleci do, que vivió largo tiempo en Elda, y que suscribió la mayor parte de las obligaciones del afecto y de la admiración por Mirb. -Obligacionistas de Miró, decía Azorín, que fue el que emitió dichos valores- presentando a continuacibn el trabajo literario que fue leído en una Fiesta de la Poesía, el día 10 de Septiembre de 1930, en nuestro Teatro Castelar. Estamos seguros que, Capilla Beltrán, donde quiera que vague su espíritu por esos espacios siderales siempre en misión contempíativa de la Belleza, se sentirá íntimamente satisfecho por esta contribución a un homenaje que él, en vida, hubiese querido hacer suyo. En cierto modo así ha sido, así lo hemos intentado. Anda, amigo Capilla, dinos to do lo maravilloso que era, que es, tu Mirb del alma con esa tu prosa, también, tan clara, intelectual y sensitiva. EL PAISAJE ALICANTINO EN LA OBRA LITERARIA DE GABRIEL MIRO Por JOSE CAPILLA BELTRAN .. l LE VANTE ! . .. l LE VANTE ! . . . » ... Y «comenxó Sigiienxa una encen ^da alabanza de su Levante, de las ma ñan^^• ^loradas y dulces como el panal, de estos crerr^^culos de masticzsmo y exalta ción. Y cuanu;^^ esta serenidad y esta be lleza hallan un alm,a levantina propir,ia a su gracia, entonces surge un artzsta ma raznlloso y elegido...» (Libro de Sigiienza) Nadie, mejor que Sig ŭ enza, «íntimo testimonio y aun la medida y la palabra de muchas emociones de la juventud» de Gabriel Miró, como él mismo declara al frente del LIBRO DE SIGUENZA, para afirmar el hallazgo de un alma levantina, de amor Ilena, acorde con la serenidad y belleza de Levante. iSalve, Levantel: Tu cielo y tu mar, tus valles y tus montes, desde los campos de Tarragona hasta la vega del Segura, llenos están de gracia, y bendito es, entre todos los tuyos, este tu hijo, Gabriel Miró, quien te canta con prosa amorosa e inmortal. Blasco Ibáñez, el titán de las grandes policromías levantinas; «Azorín», que llega a tus rincones, tus pueblecitos, tu ŝ casitas rurales, tus labriegos, con su pulcro verbo y su lente analítica; García Sanchiz, que con rayos del sol levantino crea las mejores vitelas impresionistas que lucen sus charlas: todos levantinos, artistas plásticos que trocaron la paleta por el verbo castellano, verbo que es mármol y piedra en Castilla, color y luz en Levante, que es melodía en el Norte como es danza en el Sur. Todos estos hijos, iniciados en el baptisterio de la Belleza, el Mediterráneo, que dejó en sus riberas los sedimentos de Grecia, han te nido todos algo de hijos pródigos... Fiel a tu regazo, viviendo en perenne diálogo de belleza, amándote en silencio como los grandes amadores, tan sólo Gabriel Miró. Gabriel Miró: impresiones tactiles que sugieren las palabras de su prosa jugosa, lozana y sensual; Gabriel Miró: ;^ue palpa con deleite el relieve alican tino mientras su alma se expande toda en el paisaje. jLevante! jLevante!: Tu espíritu es Mir^ LA OBRA DE MIRO Toda la obra de Miró, eminentemente descripti va, saturada de lirismos con arrobos místicos, está inspirada en el paisaje alicantino, que es mar y es montaña, como es huerta y es cielo, que en este trián gulo del suelo ibérico ha puesto la Naturaleza todos los elementos y las formas todas de la escenografía terrena. Hasta en FIGURAS DE LA PASION DEL SEÑOR, los parajes bíblicos están vistos a través del levantino paisaje. DEL VIVIR, LA NOVELA DE MI AMIGO, LAS CEREZAS DEL- CEMENTERIO, EL ABUELO DEL REY, LIBRO DE SIGUENZA, EL HUMO DORMIDO, NUESTRO PADRE SAN DANIEL, EL OBISPO LEPROSO, NIÑO Y GRANDE, AÑOS Y LEGUAS... He aquí la obra literaria de Miró: Le vante, aprisionado, con todo cariño, entre las pági nas de un poeta, que, si nunca hizo versos, jamás dejó de hacer poesía. El lector de la obra de Miró quiere huir de la crítica, de la exégesis... ^Por qué cazar las emociones del artista, clasificarlas y cometer la crueldad de fi jarlas con el alfiler del entomólogo? Digna labor, científica y paciente labor; pero fría, pero cruel. ^Mariposa, alma, espíritu, por qué no volar?... Pongamos tan sólo, al margen de la obra de Miró, esta nota: Miró tiene tres grandes pasiones a igual distancia de sus afectos, y son el mar, la sierra y la vega. Estos tres puntos determinan un centro: el acendrado alicantinismo de Miró. Estos tres pun tos, el Mediterráneo, Aitana y Orihuela, inscriben el triángulo alicantino en el horizonte de la obra lite raria de Miró, horizonte que tiene por cenit la Belleza, por nadir el Amor. ALICANTE, EL MEDITERRANEO, LAS HUERTAS «Mi ciudad está traspasada de Mediterráneo -dice Miró-. El olor de mar unge las piedras, las celosías, los manteles, las manos, los cabellos. Y el cielo de mar y el sol de mar glorifican las azoteas y las torres, las tapias y los árboles. Donde no se ve el mar se le adivina en la victoria de luz y en el aire que cruje como un paño precioso». «En mi ciudad, desde que nacemos, se nos llenan los ojos de azul de las aguas» . (El An.gel, El Molino, El Caracol del Faro). Miró canta el mar, el mare nostrum, con fervor de poseso. Puertos, muelles, playas, grutas y faros de la costa alicantina, desde Denia a Alicante, su ciudad, son motivos de sus prosas marineras. Y es Benidorm, «sumergido entre azules perfectos mediterráneos», y es Calpe, «pureza y quietud junto a la exaltación de las rocas encarnadas», y es Altea la Nueva, «encima de la costa, con un dulce sonrojo en su cal y en la piedra desnuda de su campanario», y es Altea la Vieja, «que sale de los huertos del Algar, empinando su espadaña en un alcor de frutales», lo que junto al mar perfila el poeta con pristinas imágenes. Y el peñón de Ifach, característica de la costa alicantina. También las huertas de Alicante y de Orihuela, llanuras de Denia y valles de Jijona y Alcoy, con sus variantes topográficas, con su vegetación varia, son descritos con golosa fruición de sibarita, paladeando los frutos óptimos que dan vegas tan fértiles. Entre todas merece especial mención, por su magnificencia, la huerta de Orihuela, OLEZA, ciudad donde el poeta, desde las ventanas de un colegio religioso «siente las primeras tristezas estéticas» en el despertar de su alma. Alma hipersensible que percibirá siempre el contraste entre las galas de la Naturaleza y los zar zales y malezas del paisaje del alma humana. Melancolía de artista, esencia humana de los paisajes miro nianos. Dos libros, que logran gran resonancia en el ámbito literario, están dedicados a Orihuela: NUES TRO PADRE SAN DANIEL y EL OBISPO LEPRO SO. Orihuela, sus tradiciones, su empaque señorial, la fragancia de la vega del Segura... jCómo amaba Miró a Orihuela! Las mejores joyas de la prosa miro niana son ofrendadas a Orihuela! Y a esta ofrenda sigue la denegación de los galardones académicos. Rasguños, y no de rosales. También la Belleza tiene sus mártires... «MI COMARCA» Pero levantemos el ánimo. Dice Miró «mi comar ca» y el panorama de la Marina, con dinamismo ci nematográfico, proyéctase en la pantalla de nuestra imaginación. Y surge, como figura del paisaje, Miró, con humildad franciscana, montado en un jumento, recorriendo los campos de su comarca, meollo del panorama de los campos alicantinos, donde la majes tad y orgullo de la serranía fraternizan con la senci llez y lozanía de los valles y llanos. «jCampo mío!», voz interior de Sig ŭ enza, éxtasis de Miró. Tierras de Denia, de Pego, de Callosa de Ensarriá, de Villajoyosa... LIBRO DE SIGUENZA y AÑOS Y LEGUAS: itinerario sentimental y lírico de la Marina, la comarca, la querida comarca de Miró. Ojos de Miró, empapados de Mediterráneo, cié ganse aquí ante la lumínica sinfonía del paisaje. Laberintos de agrestes sierras cortadas por imponentes barrancos, puertos y desfiladeros. Pueblecitos bienamados de Miró, pueblecitos blancos sembrados a voleo en los valles, en las laderas, y algunos, atrevi dos, como blancos caracoles de la sierra, trepando hasta las cimas y oteros. Castillos, castillitos^de Levante. Pareja a la labor geológica de los siglos, tierras que desde la meseta son arrastradas al mar, hay también como un alu vión de la Historia, y los sedimentos de Castilla, ges tas y romances, aquí, en la ribera mediterránea, son los castillitos, los sendos castillitos de la Marina. Es Castilla que se asoma al mar del brazo de Aragón. Y el encanto del valle del Guadalest, desde Con frides abocado al mar, aprisionado por las sierras Aitana y Serrella, con sus fuentes, riachuelos y ba rrancos que dan categoría fluvial al Guadalest, Algar o río de la Salud. «Pueblos, masías - habla Miró- , climas agra rios. Mientras Aitana se abre y se tiende sola en su universo, van pasando enfrente, desde el cuerno tor cido y azul de Bernia, los rasos de Tárbena, la com ba de Ametlla, el Chordá, de una calma solanera, el Serrella con sus rúbricas de oro sonrosado. Losas y sillares de comarcas asiáticas. Moles lívidas y ardien tes. Apariciones de castillos como de obra de cantero en peña viva; castillos de fondos de Anunciaciones, de Nacimientos, de Epifanías de primitivos». Y aquí, como expresiones de los climas agrarios, que dice Miró, el naranjo, flor de pureza, áur^•o fru to, sol de Levante condensado en rubicundas esferas; aquí, el antañón y bíblico y austero olivo; la vid, con variedades múltiples, moscateles que se abrasan al sol de los riuraus, como almacenando sol para seguir gozándole en sus rutas por las brumas norteñas; el almendro, nuncio de la Primavera en Levante, con heraldos blancos y rosa; el pino, ágil aquí, sin el reuma del Norte; las higueras, mojones vegetales de parcelas, huertos y heredades; y el algarrobo, árbol friolero que aquí, en este rincón levantino, halla las mimosas caricias del clima... Y trigos, y maizales, y huertas... jHasta fresa, Señor! El almendro, índice de la flora alicantina, ha inspirado a Miró las siguientes palabras que ocultan un alto sentido humano: «Estos árboles impacientes, ligeros, frágiles, ex quisitos, dejan una espiritualidad, una melancolía sutil en el paisaje, y traen a nuestra alma la inquie tt}d que inspiran algunos niños delgaditos, de mirada honda y luminosa, que hacen temer más la muerte». «^Por qué florecen estos árboles tan temprano? tNo parece que voluntariamente se ofrezcan al sacri ficio, que quieran consolar al hombre enseñándole que har: dP quemarse y deshojarse muchas ansias antes de que cuaje la deliciosa fruta del alcanzado bien?... (Libro de Sigiienxa). Y entre estos pueblos y pueblecitos que se llaman Bolulla, Guadalest, Callosa de Ensarriá, Tárbena, Alfaz del Pi y, los que dicen su evidencia árabe, los Benifató, Beniardá, Benimantell, Benisa, engarzados por los relieves de Bernia, Aitana, Serrella, hay un pueblecito que guarda las últimas estancias de Miró en su comarca, cuando «un hambre de mar; una desnutrición sensitiva sin Mediterráneo» (Libro de Si giienxa), tras forzados cautiverios en la jaula buro crática de la corte, llegaba Miró, con entusiasmo y alharaca de niño en vacaciones, a los campos de su comarca «para recostarse en un ribazo, empinarse a los oteros que se asoman a la mar, correr las monta ñas, brincar por las torrenteras, ponerse de bruces en una fuente» (Años y leguas); hay un pueblecito, decimos, que es ya lugar de peregrinación para los fervientes lectores de Miró. El pueblecito es Polop. Y Sigiienza habla y siente por Miró: «L.e acoge la alegria de tener de verdad ese pueblo en que siem pre se piensa cuando contamos un cuento. «,,.Una vez, había un pueblecito...», Y en la mirada de las criaturas va pasando quietecitamente este pueblo. Es el hallazgo de nuestra palabra hecha realidad. Ale gría de la revelación y de la pronunciación de la pa labra «pueblo»... «Todo el caserío se arrebata por un otero, y sube triangularmente. Las cuencas de las ventanitas y de los desvanes; los labios de los postigos; todas las casas se fijan en Sigiienza, y le preguntan, atónitas, fisgonas, durmiéndose; y las que tienen la sombra en un rincón de la ceja del dintel, le miran de reojo. Algunas rebullen sin frente, porque en seguida les baja la visera pardal del tejado, otras tienen la calva huesuda y ascética del muro que prosigue. Arriba la parroquia, hastiales lisos, y, en medio, el campana rio, con una faz quemada de sol y la otra en la um bría; un esquilón a cada lado de la nariz de la esqui na; en lo alto, la cupulilla, con las graciosas asas de los contrafuertes chiquitines, como un cántaro dora do; el follaje de la veleta se embebe y se sumerge en Pl azul». «Si terminase así el pueblo, resultaría de una fórmula de perfección, o de simulación intelectualis ta. Pero, no; todavía hay un derrocadero, crispado, roído, de belén de corcho, con figuritas aldeanas ten diendo ropa; y en cada lienzo que ponen a secar se precipita una hoguera de sol. La cima, de escombros antiguos, está tapiada; un portalillo, y en la punta de la caperuza, una cruz; el cementerio, sin un ci prés... Desde allí se verá el mar. Viene su promesa con un viento ancho, calmoso, salino; palpita entre los almendros, y parece que se hinchen unas velas gloriosas, muy blancas». (flños y leguas). En este cementerio «desde donde se verá el mar» , en este humilde cementerio que inspira el galardonado HUERTO DE CRUCI^,S, debieran ser guardados los restos de Miró. En medio de los cam pos en que él hubiera querido morir. Muere el poeta en la meseta castellana, tan lejos de su mar, de su comarca y de su cielo. Y sentimos la angustia, por Miró, de esta lejanía... OFRENDA Y PRIMER PLANO Esta humilde glosa del paisaje alicantino en la obra literaria de Gabriel Miró no tiene por estímulo principal lograr el galardóñ del certamen literario a que se remite. Con ser honroso su logro, hay otra ra zón, otro anhelo: la satisfacción que el autor sentiría, en una fiesta de Poesía, es decir, de Belleza y de Amor, evocando al cantor de nuestras tierras alican tinas, cantos en prosa que sesudos críticos emparen tan con la de la excelsa Teresa de Jesús. Pero la obra literia de Miró está todavía por estudiar. En 1917, uno de los más sólidos prestigios de las letras castellanas contemporáneas, publica un libro con este sugestivo título que claramente dice su asunto: EL PAISAJE DE ESPAÑA VISTO POR LOS ESPAÑOLES. En tal fecha ya ha publicado Miró DEL VIVIR tierras de Parcent-, LA NO VELA DE MI AMIGO y CEREZAS DEL CEMEN TERIO. -Alicante y sus huertas-. Existe, pues, en tonces, el paisaje alicantino visto por Miró. Sin em bargo, no se menciona a Miró en el libro citado refe rente al paisaje. Lamentable omisión, incomprensi ble. Doce años más tarde, el mismo autor de EL PAISAJE DE ESPAÑA VISTO POR LOS ESPAÑO LES, publica un libro que es la toma de la Bastilla de la Academia, prisión de las palabras. Libertar jialabras es el grito del autor, coterráneo también. Y en este libro que se llama SUPERREALISMO se hace de Gabriel Miró el más bello y justo elogio. «La figura de Gabriel Miró que aparece: Gabriel Miró en que se piensa indefectiblemente, con delec tación, siempre que surge el nombre de Alicante». Así, como con tal certeza dice «Azorín», se asocia el nombre de Alicante al de Gabriel Miró. Mejor, las imágenes se confunden. Ya no podremos contemplar el paisaje alicantino, mar, montaña, cielo, sin que surja en nuestra mente la figura de Miró. Y con él, en el interior diálogo, compartir las sensaciones del amado y santo paisaje natal. Y ante el amado y santo paisaje natal, jaculato ria del poeta a su tierra, después de agradecer la atención prestada a esta glosa, quede, como primer plano en vuestra mente, la figura de Gabriel Miró: Apostura noble, franca, sencilla; rostro pálido, pátina de la labor intelectual; ojos grandes, pupilas azules, embebidas de mar; pelo largo con un mechón que, indisciplinado por las brisas, obstínase en caer sobre la amplia frente. Y a esta figura de varón bue no y docto en el decir, según precepto ciceroniano, nimbadla con el sol de su Levante. Y sea para Gabriel Miró toda la gracia, musas del Parnaso, poetas y oficiantes. I S agosto 1930 Prosa limpia y exacta ^ t ( ^ ^ Ĉ tenario { de Gabriel Miró ^ ^l^ %? ^ S^ Q I Con Gabriel Miró podíamos pisar la oro grafía regional sin miedo, él introduce abierta mente al rincón insospechado, descubre barran cos y umbrias, sierra alta y monte bajo, case rios y pueblos, el alma de sus gentes. Ahora bien, quede advertido, en primer lugar, que la estilística mironiana abarca zigzagueante frontera rayada desde Orihuela al Marquesado de De nia, desde Alcoy al mar. Las zonas de Monó var, Villena y Elda, el Vinalopó Mitjá correspon den al Alicante de Azorín. Y, en seguida otra saliente reconsideración: que Gabriel Miró no es, ni mucho menos, un escritor regional, case ro. Rica, noble y universal prosa desbordada y caudalosa prosa poética reconocida por el más exigente lector y crítica aguda desde cincuenta años a hoy, al ahora mismo, año 1979, que se conmemora el centenario de su nacimiento. Consta que Azorín y Miró, que Miró y Azo rín se encuentran en distintas ocasiones, ahí te nemos las referencias del maestro monovero hacia Miró. Hace saber que la prosa mironiana es límpia y exacta. EI espíritu crítico de Azo rín no duda en insistir: la labor creadora de Mi ró Ilega a altas cimas, intensidad visual, ojos privilegiados, artista de la palabra escrita. Por primera vez -prosigue Azorín- en la historia de la literatura -oidlo bien- las cosas alcanzan en el arte máxima vitalidad, máxima plenitud a través de la pluma de Miró, inmortal. Esencia del estilo mironiano el sorprender la sustantividad del aire, del sonido, de la luz, del olor y del tacto para que se entreguen en su verdad como belleza. EI compositor Oscar Esplá, íntimo de Miró, señala con el dedo índice: de sus cuartillas tras cendía el noble amor, la gigantesca pureza de su arte, sonrisa indulgente, ironía suave. La antigua Elda es remota, sús+orígenes hay que buscarlos en los abruptos riscos de Bolón. Hoy Elda es uno de los lugares pronun ciados con sus cuatro letras en las áreas del trabajo a todos los niveles y continentes, decla rada Ciudad en agosto de 1904 por Antonio Maura. Elda pujante, está en sus glorias al re memorar el nombre de Gabriel Miró, eximio literato, finísima sensibilidad táctil que veía las palabras con sensación de relieve, prosa lim pia y exacta. Miguel Martínez-Mena LA REPOBLACION DEL SEÑORIO DE ELDA - 1611 Por GLICERIO SANCHEZ RECIO EI año de 1609 fue de una gran significación para la his toria del antiguo Reino de Valencia. Como cónsecuencia del decreto de 4 de agosto de ese año, firmado por el rey Feli pe III, y publicado en Valencia el 22 de septiembre por el Virrey, Marqués de Caracena, era expulsada del Reino la po blación morisca. las repercusiones no fueron, lógicamente, sólo de orden demográfico, aunque supusieron una pérdida de población aproximada del 30% del total (unas 150.000 personas) (1); sino que también afectaron a las relaciones entre los distintos grupos sociales, aumentó el poder de los señores de la tierra, disminuyeron las rentas de la burguesía y crecieron las cargas económicas de los campesinos. En definitiva, supu so la refeudalización del siglo XVII. La historia del Condado y de la Villa de Elda hay que situaria dentro de la coyuntura general del Reir^o. Segun ^us datos de Lapeyre, Elda tenía en 1563, 231 casas de moriscos, en 1572, 285 casas ( 200 de moriscos y 85 de cristianos vie jos), en 1602, 295 casas de moriscos ( no hay datos para los cristianos viejos), y en 1609, 700 casas de moriscos, com prendidas las de los de Petrel ( 2). Así, pues, partiendo de los datos de 1572, por ser los más completos, y utilizando las medias del crecimiento demográfico que aporta el propio Lapeyre, Elda en el momento de la expulsión de los moriscos tendría una población aproximada de unos 2.000 habitantes, de los que el 65% serían moriscos y el 35% restante, cristia nos viejos. EI gran vacío demográfico dejado por la expulsión, que en Elda dobló la media general del Reino, se intentó cubrir mediante la atracción y traslado de repobladores procedentes de núcleos de alta densidad de población. La función de re clamo fue realizáda mediante la publicación de las Cartas Pueblas, documentos dados por los señores, titulares de la tierra y de la jurisdicción, en los que se establece el método a seguir en el poblamiento, la relación jurídica que existirá entre los pobladores y la Señoría, y las cargas económicas que aquellos habían de satisfacer a ésta. La casi totalidad de las Cartas de Población conocidas fueron publicadas entre 1610 y 1612 (3). La Carta de Población de Elda se publicó, en valenciano, el 11 de noviembre de 1611, y se corrigió y com pletó el 21 de octubre de 1612 (4). ANALISIS DEL DOCUMENTO 1.- Introducción En la Carta de Población de Elda, como en el resto de las Cartas, se establece el modelo de sociedad feudo-señorial y los mecanismos de su funcionamiento. EI documento es dado por D. Antonio Coloma Calvillo, Conde de Elda, Señor de la Baronía de Petrel y del Lugar de Salinas, a quien se había hecho entrega de las tierras y haciendas que habían pertenecido a los moriscos, tal como se había declarado en el decre to de expulsión de 1609 y está recogido en la Carta de Pobla ción («... y los bens sitis de aquells aplica als Señors de les Viles y Llochs hon havitauen»). EI documento está precedido de una Introducción en la que son de destacar una carta del Rey al Conde de Elda y la fecha, 4 de octubre de 1609, en que los moriscos de Elda y de Petrel fueron conducidos a Alicante para ser embarcados con rumbo al norte de Africa. En la carta, fechada el 11 de sep tiembre del mismo año, el Rey explicaba de manera pormeno rizada las razones de la expulsión, que también aparecen en el decreto de 1609. Eran éstas: la obstinada resistencia a la conversión. Los contactos habidos con el turco y con el Rey Muley Soldan, para pedirles un ejército expedicionario que les ayudara, «... asegurándoles que hallarían ciento y cincuenta mil hombres tan moros como los de Berbería que les asisti rían con las vidas y con las haciendas y que la empresa sería fácil por estar estos Reinos muy faltos de gente, armas y exercicio militar...». Y, finalmente, los contactos tenidos «con hereges y otros príncipes que carescen la grandeza de nuestra Monarquía, y los unos y los otros han offresido ayudarles con todas sus fuersas...». Finalizaba la carta, pidiendo al Con de que diera ejemplo a los demás Señores de vasallos moris cos, acatando lo dispuesto en el decreto de expulsión, y que se pusiera a las órdenes del Maestre de Campo General D. Agustín Mexía, del Consejo de Guerra, y del Virrey del Reino. En compensación de todo ello, el Rey prometía que «la parte que hos ha de tocar de las haziendas de vuestros vasallos estad cierto de que acudiré a reparo del daño y descomodi dad que de la falta de vasallos se os siguiera por todas las vias que pudiere». A continuación, en el documento, se exponen los capítu los según los cuales debía Ilevarse a cabo la repoblación. Es tos pueden dividirse en dos bloques: los dedicados a estruc turar el gobierno y la administración de la Villa (caps. 1-6 y 31-34) y los que tratan de las cargas económicas y de otros derechos y obligaciones de los vasallos (caps. 7-30 y 35). 2.- Exposición de un modelo de sociedad feudal 2.1.- Las relaciones socioeconbmicas entre e/ Señor y los Vasallos de/ Condado. EI Señor era el titular de la jurisdicción y del dominio de la tierra, tanto del directo como del útil; de ahí que, previos el reparto de las haciendas o cesión del dominio útil a los va sallos y el juramento de fidelidad de éstos al Señor, éste reci biera unas rentas como el Señor y como detentador del dominio directo (5). 2.1.1.- EI reparto de las casas y haciendas. EI reparto se hará a gusto y elección del Conde. «Lo dit Señor Conte a su eleccio haja de donar y done lo numero de tafulles de terra, viñes, algoleges, olivars y figuerals, que ben vist li sera, a cascun de dits pobladors...» (cap. 7). EI reparto de la tierra se hará junto con la parte de agua que le corres ponde, de manera que agua y tierra no puedan separarse nunca (caps. 12 y 13). 2.1.2.- Las cargas económicas impuestas a los pob/adores 1.- EI censo anual perpetuo: Calificado también de «interés anual» en el documento citado en la nota (5). Los pobladores han de pagar un censo anual perpetuo, proporcional al valor de cada tipo de tierras y de las casas que les hayan corres pondido en el reparto: Por las huertas y las viñas: 6 dineros por cada libra del valor de las mismas. Por las algoleges y tierras campas de regadio (tierras blancas): 4 dineros por cada libra. Por los olivares y secanos: 3 dineros por cada libra. Por las casas: 3 dineros por cada libra (cap. 8). En la corrección y complemento de la Carta, publicado en 1612, se alteraba el censo de la siguiente manera: Las casas se ordenaban en tres categorías, por las que se paga ban: por las buenas, 8 reales castellanos; por las medianas, 5 reales; y por las malas, 3 reales (lo que equivale respectiva- mente a 16, 10 y 6 sueldos). Se suprime el censo de los oliva res, a cambio de aumentar el diezmo. Se reduce, finalmente, en una cuarta parte el censo por las huertas, las viñas, algo leges, higuerales y tierras blancas. EI censo ha de comenzar a pagarse en 1614, porque el Señor así lo dispone, para que los pobladores puedan reparar las haciendas «per estar algun tant disruides» (cap. 9). EI pago ha de hacerse en dos entregas: la primera, en la cosecha de los granos, y la segunda, en la de la pasa o de cualesquiera otros frutos (cap. 10). 2.- E/ diezmo: EI Conde de Elda, del mismo modo que los titulares de otros señoríos próximos, recibían los diezmos de los pobladores, «por concesión de Su Santidad» (6). EI diezmo suponía la octava parte de todos y de cada uno de los frutos («de quasevols fruyts que posehiran aixi de gran com pensa, oli, vi, y quasevols altres que dir y nomenar se puixen...») (cap. 15). Acerca del diezmo de las olivas se especificaba que si el Señor cobraba sus rentas y derechos mediante un admi nistrador, podía hacerlo en olivas o en aceite, pero si los tenía arrendados, el pago se haría en olivas, quedando libre para los pobladores «lo remoldre y piñol» (cap. 29). En las correc ciones de 1612, el diezmo se transformaba en un séptimo de las olivas más cuatro libras de aceite por el uso de la almazara; en cambio, desaparecía el censo perpetuo de los olivares. Por el ganado, es decir, por las crias que cualesquiera de los ganados tendrán cada año, pagarán, tanto los nuevos como los viejos pobladores, un décimo de los mismo (cap. 21). Fi nalmente, el transporte de los granos y frutos decimales se realizará a costa de los pobladores, si se establece lo mismo en Aspe, Monóvar y Novelda; en caso contrario, el colector los recibirá en la era (cap. 15). 3.- Otras cargasseñoriales: Por el uso de los molinos de la Señoría, tanto los antiguos como los nuevos pobladores han de pagar la séptima parte de todos y cualesquiera granos que muelan, conforme a los fueros del Reino de Valencia (cap. 19). Para controlar el pago de dicho impuesto se pondrá un peso público (cap. 35). Conforme a los fueros del Reino, aún sin constar en la Carta Puebla, los pobladores estaban sujetos al pago del luis mo y a la fadiga (7). Finalmente tanto los antiguos como los nuevos pobla dores entregarán anualmente cien libras en total al Señor, para compensarle por el pago y amortización de los censales y otros préstamos que pesaban sobre la comunidad de la villa antes de la expulsión y que correrán a su costa, y por la entrega a la villa de parte de la reserva señorial para contri buir al pago del transporte del agua (caps. 16 y 30). 4.- EI transporte del agua: EI agua con ia que se regaban los campos del condado procedía de la fuente de N.a S.a de las Virtudes, en el término de Villena; pero el pago y el trans porte de la misma corría a cargo de los pobladores de Elda; de ahí que estuvieran obligados a limpiar la acequia dos ve ces cada año, en abril y septiembre (cap. 17), y a pagar anual mente a la ciudad de Villena y a Sax 146 libras, para lo cual el Conde concede a la villa los ingresos de la sisa de la carne y facultad para crear un impuesto sobre los frutos de la cose cha (caps. 18 y 30). 2.1.3.- La reserva de la señoria Se reserva la señoría, para entregarlas a la persona o personas que el Conde designe, la flaquería, la taberna, el hostal, Ica hnrnos, los molinos, las almazaras y cualesquiera otros lugares de venta al por menor, excepto las tiendas (cap. 22). Estas últimas se entregabar^ ^ la r.omunidad, para que las explotara, a cambio de una renta de cien iibras anuales, que entregarían al Señor, como se verá más adelante (cap. 33). 2.1.4.- Concesión de la señoria a los pobladores En relación con el apartado anterior, la Señoría concede a los pobladores facultad para comprar vino fuera del término del Condado, solamente para su uso privado (cap. 22). 2.1.5.- Limitaciones impuestas al dominio útil concedido a los pobladores. Se prohibe a los pobladores vender y enajenar las ha ciendas que les hayan correspondido, para evitar la especula ción sobre ellas, sin previa licencia de la Señoría, a no ser que se trate de transmisión por testamento o de donación a los hijos por reciente matrimonio (cap. 14). Este capítulo era corregido en 1612, fijando la prohibición absoluta de la venta durante los cuatro primeros años del asentamiento. Prohibición de hipotecar las haciendas sin la previa licencia de la Señoría (cap. 26). Este capítulo también se completó en 1612 con la prohibición de cargar sobre las haciendas impuestos e incluso de perder la propiedad por deudas de los oobladores, a no ser que ocurra con el consentimiento del deudor, o que el acreedor sea el propio Señor (cap. 11). Para evitar lo anterior el Señor puede recuperar el dominio útil. 2.1.6.- La jurisdiccibn señorial EI Conde de Elda, como Señor, tenía toda la jurisdicción («tenillt tota suprema jurisdictio mer y mixti imperi») (8); de ahí que tuviera poder no sólo para juzgar respecto a la aplicación del ordenamiento previsto en la Carta Puebla, sino también para añadir y ordenar nuevos capítulos, establecer nuevas penas y revocarlas (cap. 6). La justicia sería administrada por el Señor o por sus magistrados: el justicia y sus lugartenien tes, y el procurador general (cap. 2). En primer lugar, los nue vos pobladores, durante un mes, a partir de la fecha de la pu blicación de la Carta Puebla, causarán baja en los lugares y villas de procedencia, para establecerse como vecinos en la villa de Elda, en donde se abrirá un libro de registro. Todos aquellos de los nuevos pobladores que no cumplan con esta diligencia, perderán las haciendas que les hayan correspondi do en el reparto (cap. 27). Las penas que se establecen contra los pobladores por incumplimiento de lo previsto son: Por no pagar el censo o por cualquier tipo de deudas a la Señoría, (rrbens reals y fiscals y bens dominicals»), los po bladores serán encarcelados y vendidos sus bienes (cap. 11). Por el abandono, mal laboreo («connrear») de las casas y de las haciendas, o por la alteracibn de la convivencia y del buen orden en la villa, al solo conocimiento de la Señoría, pueden ser privados de sus suertes (cap. 24). Este capítulo fue corregido en 1612 de la siguiente manera: los pobladores serán privados de sus haciendas, sólo en el caso de crimen cometido contra el Señor, sus sucesores o personas de su familia; y respecto a las demás faltas se juzgará conforme a los fueros del Reino. Ante las condiciones impuestas para la repoblación que remos hacer solamente dos precisiones: la distihción que aparece entre antiguos vecinos y nuevos pobladores; de ma nera que se respeten los censos anteriores a la expulsión, que pagaban los cristianos viejos, y los nuevos, se apliquen solamente a los que participen en el reparto de las haciendas de los moriscos, tanto si son antiguos vecinos como si son nuevos pobladores. Y la diversidad de las cargas económicas, censo y diezmos, que se aplica en un área geográfica tan próxima -Elda, Novelda y Monóvar- (9), aunque dichas cargas en cada uno de los señpríos parecen compensarse por la proporción inversa existente entre los censos y los diezmos. Dicha diversidad, por lo tanto, no podrá valorarse hasta que no se conozca el perfecto funcionamiento interno de estos señoríos. 2.2.- EI gobierno y la administracibn de la villa. EI gobierno y adminlstración de la villa ae Elda pertene cían al Conde, como titular de la jurisdicción, y las ejercía personalmente, y a través de su representante directo, el Procurador General y Baile, y de los magistrados elegidos y nombrados, al desempeño de cuyas funciones podían concu rrir en igualdad tanto los nuevos pobladores como tos viejos vecinos (cap. 1). Los magistrados elegidos y nombrados por él Conde eran: un Justicia Mayor que, a su vez, nombraba a dos lugartenien tes y a un regente, cuyas funciones eran las de rrdeterminar totes les causes civils y criminals que per furs y privilegis del present Regne li toquen y son de sa jurisdicio», cuatro jura dos, un mustafat (encargado de los mercados y del control de los pesos y de las medidas públicas), y un sobrecequier y repartidor de las aguas (cap. 2). Las anteriores magistraturas se completaban con la elección y nombramiento de 24 conse jeros (cap. 5). La duración de todos los cargos, a excepción del de Procurador y Baile, era de un año (cap. 2). EI sistema previsto para la sucesiva elección y nombramiento de los ma gistrados era el siguiente: cada uno de los magistrados que habrán de cesar entregarán al Conde o al Procurador General o a la persona que tenga orden y autoridad para ello una iista de personas «honrades y benemerites» para que de entre ellas haga dicha persona la elección y nombramiento de los magis trados siguientes. Esa lista será de seis individuos para el cargo de justicia y de doce para los de los cuatro jurados (cap. 31. Finalmente, los veinticuatro consejeros eran nombrados por los jurados y demás magistrados, el día de Pentecos tés, después del acto de juramento de los primeros; pero dicho nombramiento debía ser aprobado por el Señor o por su Pro curador, pudiendo éstos reducir en dos el número de conse jeros (cap. 5). La villa de Elda no contaba con «bienes de propios» para hacer frente a los gastos de la administración municipaL En el capitulo 20 se hace referencia a los rbienes del común», rrlos alts y montañes», destinados a pastos, que eran aprovechados conjuntamente por los vecinos de Elda y de Petrel. De ahí que se le conceda al municipio facultad para imponer alguna treta o sisa o hacer algún reparto entre los vecinos para recabar fondos (cap. 31). La treta se hará sobre todos los productos que entren en la villa, incluidos los de la cosecha, y los per tenecientes al Señor y a los derechos dominicales (cap. 34). En cambio, por las tiendas, pertenecientes al Señor y entre gadas al municipio para su arrendamiento, la villa ha de entre gar anualmente al Conde cien libras (cap. 33). Sin embargo, cuando haya peligro de desabastecimiento de la villa, tanto el Señor y el Procurador General como los justicias y jurados tienen facultad para prohibir la treta (cap. 25). Finalmente, la contabilidad municipat ha de estar registrada en un libro, so bre el cual se ejerza cada año la inspección señorial (cap. 32). Creemos conveniente destacar aquí las variantes de esta Carta Puebla, respecto de lo establecido en la de la villa pró xima de Monóvar, publicada también en 1611: EI método utili zado aquí para la elección de los magistrados y consejeros era el de la insaculación, tradicional en la Corona de Aragón; se hace referencia al doble consejo particular y general; y se explica perfectamente el sistema seguido en la administración de la justicia y de los distintos niveles de apelación ( ver nota 3). Queremos enunciar un último problema, que queda fuera de los límites de este trabajo, la atracción que ejerció esta Carta de Población. Más arriba han quedado expuestas las repercusiones de la expulsión de los moriscos en la población de Elda. Aquí únicamente debe añadirse que al final de la Carta aparecen relacionados 138 vecinos y habitantes de la villa, que se representan a sí mismos y a los ausentes, que dicen ser la mayor parte y estar convocados en consejo ge neral. De ellos sólo en cuatro casos aparece señalado el lu gar de procedencia: uno de Agost, dos de Villena, y uno de Gandía. Aplicando el coeficiente de 4,5, que también aplica mos más arriba, nos darían una población de la villa en torno a los 620 habitantes, semejante al anterior 35% de cristianos viejos, que habrían permanecido después de la expulsión de los moriscos. NOTAS (1) J. REGLA: Estudios sobre los morisces. Pp. 62-63. 3. edic. Barcelona, 1974. P. Pérez Puchal habla de la pérdida, al menos, del 28 % de la población del Reino. P. PEREZ PUCHAL: Geogralia de la població valenciana, pp. 27-28. Valencia, 1976. (2) H. LAPEYRE: Geographie de IEspagne Morisque, p. 47. París, 1959. (3) E. CISCAR PALLARES: Tierra y Señorio en el Pais Valenciano (1570-1620), pp. 173-175. Valencia, 1977. De 1611 data también la Carta Puebla de Mo^óvar transcrita por el autor de este artículo y publicada en la colección Pa peles Alicantines, n.° 1C, de la C.A.P. de Alicante. Ver también: R. BELANDO CARBONELL y G. SANCHEZ RECIO: Monnover, una villa de señorio e(t el siglo J(Vll, en ITEM. Revista de Cien^i^^ Numanas, n.° 3. C.EU. Alicante, PP 23-40. (4) EI documento se halla en el Archivo Municipal de Elda, en el libro Processo a la Seiroria Directa. folios 150v.- 169. Desde aquí quiero dar las gracias a los (uncionarios municipales por su amabilidad, principalmente a Don Ernesto García y a Don Rafael Vilar. (5) Los términos ^^dominio útib^ y^^dominio directo° no aparecen en la Carta Puebla, sino en ;os contratos que tirma el Señor con cada uno de los pobladores. Así, en el suscrito con Antoni Amat se lee .... perpetuament consedim a saber es per a ben millorar y no pignorar ni deteriorar a us y costum de bon Ilaurador y alquiritar a vos lo dit Antoni Amat present y als vosires acceptant quant a la Señoria util les cases, horta, viñes...^^, y más adelante^. ,,... comensant a fer la primera paga in signum veri domini directi de dites cases, horta, viñes...^^. Arch. M. de Elda, libro c., fols. 170 y 172. (6) En el Arch. M. de Elda hay una copia de la concordia firmada en 1494 por el Conde de Elda y el Cardenal de Cartagena. seg ŭ n la cual se le reconoce al Conde el derecho de cobrar los diezmos por la dificultad que suponia cobrarselos a los moriscos, a cambio de eniregar anualmente a la Iglesia dos cientas libras, moneda del Reino de Valencia. (7) EI luismo era lo que se pagaba al Señor, como dueño del dominio directo, cuando se enajenaba toda o parte de la hacienda concedida a los pobladores. La (atliga-era el derecho que poseía el Serior. dueño del dominio directo, de ejercilar el tanteo y, en su caso. el retracto. para adquirir el dominio útil, en el caso de que el vasallo intentara enalenarlo. P estos derechos señoriales se hace reterencia en el pleito mantenido enire los pobladores de la villa de Elda y el Señor, a partir de 1673. Se dice ezpre samente: ^^Suposat lo qual y que segons lo fur vint y huit de Jure emphiteu tich en totes les coses donades a cens o tribut o serta part de servisi, se enten Señoria duecta y ab fadiga y luysme so no se expressa lo conirari com es de veure en dit fur...^^. 18) Mero y mixto impeno significa que se Iiene poder. concedido por el soberano. para juzgar e Imponer penas en lo awl e imponer penas leves en lo criminal. (9) Ver el artículo citado en la nota 3. ELDA A CASTELAR (Trazos Biográficos) He aquí «ELDA A CASTELAR», el rótulo anun ciador del magnífico bloque dedicado al inmortal tribuno; pues, si bien es cierto que a Cádiz corres pondió el honor de ser su cuna, en Elda despertó a la vida, aquí tuvo sus amigos de la infancia e inci piente adolescencia, aprendió los pasos iniciales del saber, revelando a sus maestros y a sus familiares la promesa de un futuro ser excepcional. La plaza de Castelar de Elda es un hermoso parque con estanque y jardines, que, en la plataforma central, destaca el monumento a Castelar, inaugurado al centenario . de su nacimiento, de sencilla elegancia, la estatua del eminente tribuno en bronce, en actitud declamatoria, sobre pétreo pedestal, la brado con alegorías al trabajo. A la espalda del mismo, una figura juvenil femenina, simboliza la sa biduría y la elocuencia, portando una corona de laurel en la mano derecha, mientras apoya la iz quierda sobre columna con inscripciones: Demóste nes, Cicerón. EI monumento tiene al frente en gran des letras de molde, un rótulo que dice: «ELDA A CASTE LAR». Los acontecimientos que observamos y las cir cunstancias que nos rodean, en particular las que nos afectan directamente, es obvio que influyan sobre nuestra manera de discurrir y de obrar. En el pensamiento político de Castelar debió influir la persecución de su padre de ideas liberales, por los absolutistas, durante el reinado de Fernando VII. Muy joven tuvo que ausentarse de Alicante y buscar refugio en Cádiz, acompañado de su familia, donde nació su hijo Emilio Castelar. En Cadiz, cuna de compatriotas ilustres, la bella ciudad, situada muy al sur de la península, ciudad que avanza ma jestuosa entre las olas del gaditano mar por donde se desborda la gracia de Andalucía: allí nació el magistral tribuno. Pero la persecución contra los liberales Ilegó también a Cádiz, y el progenitor hubo de huir, desapareciendo, sin que la Historia nos haya informado mejor. EI famoso orador republicano nació el 7 de septiembre de 1832. La intuición nos presenta la posibilidad de que Manuel, el padre de Castelar, fuese fusilado en Málaga el día 11 de diciembre de 1831 con el general Torrijos y los cincuenta y dos liberales que le acompañaban. Es decir, que fuese uno de estos hombres. Con engaños, el Gobernador militar de Málaga, haciéndose pasar por aliado suyo, atrajo al general Torrijos que conspiraba en el exilio a favor de los liberales. La madre, sin esposo, regresó hacia las tierras alicantinas de su procedencia, acompañada de los dos hijos que tenía; encontrando en Elda el hogar y la protección de sus hermanos. Emilio Castelar que Ilamó a Elda, su pueblo, tenía dos años cuando Ilegó a la población que, más adelante, sería la «meca del calzado». En Elda despertó a la vida y permane ció durante los primeros años de su existencia. He aquí la causa del homenaje permanente que Elda le ha rendido con el notable monumento. Limítrofe con esta ciudad se halla el pueblo de Sax, en donde actuaba el maestro más afamado de la zona entonces, Ilamado Pedro Valera. Los fami liares más inmediatos del chico, ya mayorcito, se trasladaron a Sax para ponerlo en manos del singu lar profesor. Pedro Valera tuvo con Emilio Castelar el alumno más aventajado de toda su vida. Cursó el Bachillerato en el Instituto de Alicante, y después siguió a Madrid para continuar los estu dios en la Universidad. En 1851, a la edad de dieci nueve años, consigue una plaza de profesor auxiliar en la Escuela Normal de Filosofía. Adquiere amis tades en el partido democrático y se dedica al pe riodismo, ingresando como redactor del diario «La Discusión». En 1854, a los veintidós años, tiene oportunidad de pronunciar su primer discurso. Aquel año se produjo la sublevación del general ODonnell (La Vicalvarada), que dio lugar a graves desórdenes, y la reina Isabel II entregó el poder al general Es partero con los progresistas. Ante la nueva situación, el partido demócrata publicó un manifiesto, convo cando el acto público en el que Castelar inauguró su afamada oratoria. En su primer discurso obtuvo un éxito sin precedentes, hasta el punto de que un ministro le ofreció amistad y una pensión para estu diar en Alemania: ofrecimiento que declinó. Simultáneamente a sus trabajos periodísticos, decide prepararse para opositar a la cátedra de HISTORIA CRITICA Y FILOSOFICA DE ESPAÑA en la Universidad de Madrid. A pesar de la situación derechista con el general Narváez en el poder, el tribunal hace justicia, y, por unanimidad, le concede la cátedra, a los veinticinco años de edad, el año 1857. AI Ateneo de Madrid acudía lo más selecto de la cultura y de la política. Fue invitado aquel joven catedrático a exponer sus enseñanzas ante aquel público distinguido. A pesar de sus ideas, iban a escucharle los que le seguían y sus oponentes. Todos aplaudían casi siempre, dada su espectacular oratoria, aunque disintieran de lo expresado por el conferenciante. La prensa comentaba las lecciones de Castelar en el Ateneo, con aprobación o discre pancia, según la tendencia política del periódico. En la redacción de «La Discusión» se hallaba también el político de ideas avanzadas, Pi y Margall, defensor insistente del problema social. Castelar po lemiza con el acreditado líder, dice que «prefiere la libertad a la igualdad» y funda su periódico propio «La Democracia» el año 1864. Las izquierdas, las derechas y los carlistas atacan sin misericordia a Castelar. La prensa ultraderechista censura a los catedráticos propagadores de la política en las cá tedras o fuera de ellas. Castelar tiene pocos años y se halla en peligro de adquirir una indigestión de aplausos: La democracia -dice- es la política, la ciencia del siglo presente; es el evangelio de nues tra redención social». En 1864 ocupa la presidencia del Consejo de Ministros el general Narváez, con don Luis González Bravo ministro de la Gobernación y el viejo elocuen te orador don Antonio Alcalá Galiano en el ministe rio de Fomento. EI catedrático, inducido por la fas cinante aureola que interpreta le concede inmunidad, ataca sin cuidado al Gabinete ministerial en su órgano periodístico «La Democracia». Entonces la prensa gubernamental pide la separación del cate drático rebelde, y el Gobierno, que en principio se muestra débil, termina por decidirse a proceder con tra Castelar. Dispone que los profesores renuncien a realizar propaganda política; pero, el periodista re publicano, dándose por aludido, contesta en su pe riódico adoptando una actitud impertinente. Estas eran las circunstancias cuando el gene ral Narváez pensó agradar al país consiguiendo que la reina cediera noventa millones a favor del Tesoro Nacional. Con este motivo, el catedrático escribe un artículo que titula «EI Rasgo», afirmando pertenecer al Estado los bienes reales procedentes de la desa mortización. Estos bienes interpreta Castelar que son de dicha procedencia, pues, se los tomaron a la Iglesia. Se estima que ha expresado conceptos antidinásticos, por lo cual es denunciado a los tribu nales ordinarios, disponiéndose además la formación de expediente disciplinario al contestatario profesor y su separación. Pero, el rector de la Universidad se niega a obedecer y tiene que ser sustituido a fin de Ilevar a cabo la disposición gubernamental. Los estudiantes, que ya ensayaban entonces su rebeldía juvenil, reciben a Castelar con aplausos, se amotinan y acuerdan obsequiar con una sereñata al rector saliente. Ocupan la vía pública gritando los correspondientes vivas y mueras. EI general Narváez pierde la paciencia: lanza las tropas a la calle, y, la noche de San Daniel unas cargas de la caballería causan ocho muertos y más de cien heri dos. AI conocer la impresionante noticia, el ministro de Fomento don Antonio Alcalá Galiano muere en el sillón del ministerio. Los trágicos sucesos producen la dimisión del Gabinete Narváez, al que sucede ODonnell, que restablece a Castelar en su cátedra. CASTELAR EN EL EXILIO. DESPUES, DIPUTADO A CORTES. CON PELIGRO DE SU VIDA, SALVA DIPUTADOS MONARQUICOS CONTRA LA IRA DE LAS GENTES Castelar intervino en la revolución de 1866. que tracasó, y, con otras personas civiles y milita res, fue condenado a muerte. Se refugió en el do micilio de la poetisa Carolina Coronado, influyente con la reina, y pudo escapar. Cuenta él mismo que deambulaba por el extranjero, cuando pensó perma necer en Roma para dedicarse a la labor literaria en donde apoyar su sustento. Pero, advertida la po-licía, le hizo saber que no era grata su presencia en la capital del Estado Pontificio, y hubo de partir con dirección a Nápoles aquel mismo día. Relata en términos patéticos la depresión que produce el exilio, y añade, que, disimulando su tristeza, trabó conversación, por su conocimiento del idioma, con otros viajeros italianos. Entre los incidentes del diálogo, un señor le dijo: «La vostra regina e molto brutta», y el político republicano le contestó: «Ma non si brutta que il vostro Victorio Manuele». Castelar regresó del exilio por el destronamien to de Isabel II, y fue diputado por primera vez en las Cortes convocadas seguidamente que aprobaron la Constitución de 1869. EI nuevo diputado había expresado profesar la religión católica. Sin embargo se manifestaba contrario al poder temporal de los papas, y, dado su criterio liberal y democrático, de fendía la libertad de conciencia. Partidario de que los católicos se pagaran su religión. EI Papa era en tonces también jefe del Estado en Roma. EI artículo 21 de la Constitución que se presentaba en aquellas Cortes Constituyentes, establecía que la Nación mantendría el culto y los ministros de la religión católica. Lo defendió el elocuente orador eclesiástico don Vicente Manterola. Castelar le contestó con su punto de vista contrario, y terminó su intervención con el histórico párrafo: «Grande es Dios en el Sinaí; el trueno le pre cede; el rayo le acompaña, la luz le envuelve, la tierra tiembla, los montes se desgajan; pero hay un Dios más grande, más grande todavía, que no es el majestuoso Dios del Sinaí, sino el humilde Dios del Calvario: clavado en la cruz, herido, yerto, coronado de espinas; con la hiel en los labios; y, sin embargo, diciendo: «Padre mío, perdónalos, perdona a mis verdu gos, perdona a mis perseguidores, porque no saben lo que se hacen». Grande es la religión del poder, pero es más grande la religión del amor; grande es la religión de la justicia implacable, pero es más grande la religión del perdón misericordioso. Y yo, en nombre de esta religión; yo, en nombre del Evangelio, vengo aquí a pediros que esçribáis al frente de vuestro código fundamental, la libertad re ligiosa; es decir, libertad, fraternidad, igualdad, entre todos los hombres». Estalló una salva de aplausos unánime, pero, al votar, lo hicieron la mayoría a favor de la ponen cia defendida por don Vicente Manterola. EI movimiento contra Isabel II, dirigido por los generales Prim y Serrano, no se produjo para instaurar la República, sino con el fin de buscar otro rey. Castelar les profetizó en aquellas mismas Cortes lo que había de ocurrir: «Todo se improvisa en el mundo: la república, la dictadura... -les decía-; pero no improvisaréis jamás una monarquía. Esta institución necesita, como el Pontificado, algo de misterio; necesita, como las creaciones geológicas, mucho de tiempo; necesita que la nube de un origen divino la envuelva... ^No puede gobernarnos el ge neral Prim, el general Serrano...? ^Para qué necesi tamos un rey extranjero?». Su criterio no valió y ofrecieron la Corona a don Amadeo de Saboya, hijo del monarca italiano, que fue proclamado rey de España por las Cortes. Llegó a nuestra patria el 30 de diciembre de 1870, y, de inmediato sufrió la primera contrariedad: el cadáver del general Prim que había sido asesinado. Ai nuevo rey lo recibieron con desaire, como un rey intruso, la nobleza, el pueblo y muchos par tidos políticos. Se sintió incómodo y abdicó cuando había reinado poco más de dos años. Leyó el mensaje de abdicación ante las Cámaras legislativas el 11 de febrero de 1873. Le contestó Castelar con un discurso magistral elogiando al miembro de la fami lia real Saboya. Sin embargo, durante su reinado, lo estuvo atacando despiadadamente; tal vez por sus ímpetus juveniles y su oposición a la monar quía. En aquella misma sesión se votó la primera República. Muchos parlamentarios, no republicanos, te dieron sus votos. Aunque Ilegó tranquilamente, a los pocos días y durante los once meses que pre valeció, las sublevaciones y los motines se sucedie ron sin interrupción. Se propagó un federalismo de izquierda y se declararon independientes numerosos cantones. En vista del desorden, apenas transcurridos dos meses de su proclamación, varios diputados cambiaron de parecer, decidiendo derribarla. Con vocaron una reunión armada en la plaza de toros de Madrid, e hicieron frente sin éxito a las tropas del Gobierno. EI Parlamento se hallaba disuelto, actuando la Comisión Permanente con muchos diputa dos monárquicos. Las gentes exaltadas de Madrid, atentas a los hechos relatados, Ilegan al palacio del Congreso en manifestación tumultuosa, algunos armados, con siniestras intenciones contra los diputados monár quicos. Castelar que se halla en el edificio del Congreso, observa la gravedad de las circunstancias, y, demostrando un valor heróico, abre las puertas del edificio, enfrentándose con los manifestantes: «^No veis que deshonraríais la República matando los diputados monárquicos? Disparad contra Castelar». Una vez que consigue sujetar el tumultc se ocupa personalmente de los diputados en peligro; los acompaña y toma las medidas oportunas para sal varlos. Entre aquellos se halla nuestro Premio Nobel don José Echegaray, que dejó escrito un artículo notable, exaltando la figura del inolvidable tribuno, como orador, como hombre público, como ser hu mano y como amigo. CASTELAR, ULTIMO PRESIDENTE DE LA PRI MERA REPUBLICA. DEFENSOR DE LA UNIDAD DE LA PATRIA Y DEL ORDEN PUBLICO. TIEM POS FINALES DE SU VIDA. SUS HONORES Y CONDECORACIONES. Por aquellas fechas de la primera República, cuando imperaba el desorden, Castelar pronunció un importante discurso: «A qué consagraba yo toda mi vida? A pensar en el advenimiento de la Repúbli ca; a procurar que la República se hiciera con los republicanos, mas, para todo el mundo. Y qué, ^creéis que con vuestra conducta, con vuestros pro cedimientos, con vuestros canlones...? «Yo quiero ser español y sólo español; quiero hablar el idioma de Cervantes; quiero recitar los versos de Calderón; quiero teñir mi fantasía con los matices que Ilevaban disueltos en sus paletas Muri Ilo y Velázquez...». «Y tenedlo entendido de ahora para siempre: Yo amo con exaltación a mi patria, y, antes que a la libertad, antes que a la federación, antes que a la República, antes que a la democracia, pertenez co a mi idolatrada España. Y me opondré siempre, con todas mis fuerzas, a la más pequeña, a la más mínima desmembración de nuestro suelo.^..». En vista del deterioro que presentaba el orden público, las Cortes concedieron plenos poderes a Castelar, Presidente de la República, quedando sus pendidas las sesiones el 20 de septiembre de 1873, hasta el 2 de enero de 1874, en que se reanuda rían. De inmediato el gran orador republicano resta bleció el cuerpo de Artillería, disuelto por Ruiz Zo rrilla antes de abdicar el rey Amadeo; movilizó las reservas, contando además con los generales dis ponibles, de cualquier tendencia, dispuestos a en frentarse, no sólo con los carlistas, sino también con los cantonales de Cartagena, que todavía no habían sido derrotados, dado que contaban con más de quinientos cañones, y barcos de guerra; de los que se habían apoderado. Fueron derrotados, por fin, algunos días después de caer la República; los otros numerosos cantones habían caído ya con anterio ridad. Aquellas medidas de Castelar para restablecer el orden, y otras gestiones políticas a fin de reanu dar las relaciones con la Santa Sede, no eran del agrado de sus correligionarios de izquierda. Como tampoco que se hubiese conformado en restablecer la pena de muerte, con objeto principal de asegurar la disciplina en el Ejército; que había sido la excusa que Salmerón (anterior Presidente), cansado, puso para dimitir. Así es que lo derrotaron por ciento veinte votos contra cien al reanudar las sesiones el Parlamento el día 2 de enero de 1874. Mientras elegían un nue vo Gobierno, el Capitán General de Castilla, general Pavía, envió las tropas y una nota al presidente de la Cámara, disponiendo que desalojasen el local y terminando con la República. Cuando Castelar Ilega ba al paseo del Prado, le alcanzó un ayudante de Pavía, anunciándole que, por orden del general, se le ofrecía la presidencia de la Nación. EI inmortal tribuno le contestó «que su dignidad no se lo permi tía». Sin embargo siguió, por el momento, con la ilusión de recuperar la República y jamás le aban donó el amor a la democracia. Le dieron la presidencia al general Serrano, Duque de la Torre. EI político republicano moderado se alegró, abrigando la esperanza de que tal solu ción sería favorable a sus deseos. Aquel militar fue uno de los que derribaron a Isabel II. Se comentaba la influencia de la esposa sobre su marido el Duque de la Torre, y Castelar fue a visitarla en compañía de su hermana Concha. Pero Sagasta y otros cola boradores no pensaban lo mismo. Cánovas del Cas tillo conspiraba para conceder el Trono al hijo de Isabel II, produciéndose pronto el golpe de Estado del general Martínez de Campos, que Ilevó a cabo la proyectada solución de restablecer la Monarquía en la persona de aquel hijo de la reina destronada, Alfonso XII. Su oratoria espectacular producía una conjura ción de aplausos entre amigos, adversarios, intelec tuales, profanos, y entre todas las clases sociales. En sus últimos discursos parlamentarios del año 1888, manifiesta su resolución de retirarse de la política, y, a la vez que licencia a sus «posibilis tas», para que pudieran incorporarse a los partidos monárquicos, declara que se conforma, para su generación, con una monarquía liberal y democrá tica. (Después de la caída de la República, había fundado el partido «posibilista»). Don Antonio Cánovas del Castillo fue asesinado por el anarauista italiano Angiolillo en el balneario de Santa Agueda (Guipúzcoa) el día 8 de agosto de 1897. Se hallaba en San Sebastián el político republicano y se presentó en el balnerario de inmediato para rendir homenaje póstumo al que, a pesar de las diferencias ideológicas, había sido su condis cípulo y amigo. Aquel crimen lo impresionó tanto, que sus nervios se deterioraron, perdiendo la salud, que ya no recuperaría. En el mes de marzo de 1899, se produjo una situación política muy derechista con don Francisco Silvela en la Presidencia del Consejo. A este Go bierno lo cónsideraron reaccionario los seguidores de Castelar, y, juntamente con sus simpatizantes y contrarios a la situación, lo convencieron para que actuara en un acto público multitudinario. Después de aquel acto, se concedió, en el mes de mayo del mismo año, un descanso a favor de su quebrantada salud, dirigiéndose a la posesión que tenía su acaudalado amigo, señor Servet, en San Pedro del Pinatar (Murcia) sobre la costa del Mediterráneo, cerca del Mar Menor. Allí murió el 25 de mayo de 1899. Los restos mortales fueron trasladados a Ma drid, donde se le tributó una imponente manifesta ción de duelo. Había sido corresponsal de los más importantes periódicos españoles e hispanoamericanos. Hablaba inglés, francés e italiano; conocía el alemán, el latín y el griego. Además de catedrático, fue miembro de la Real Academia Española y de todas las academias de España; doctor «honoris causa» de la Universidad de Oxfford. Renunció a numero sas condecoraciones que le ofrecieron. A su intensa labor se deben notables obras literarias e históricas. A pesar de tantos honores, murió pobre y em peñado, a los sesenta y siete años de edad. José Navarro Payá ANTE ELDA Ha Ilegado la hora de desempolvar estas fotografías. Su historia está ligada a una ali cantina, que hacía esthéticienne. Se vió en el apuro de tener que sufrir unas pruebas, a presentar antes del examen, en la Clinique Chirurgicale Dermato/ogique et Desthétique, donde aspiraba a diplomarse. Su padre vino a hablar conmigo, pues cada matriculada, por obligación, tenía que Ilevar un modelo. Con tal motivo, entré en el gran establecimiento de la rue de Marignan, sito en el Vlll distrito, en pleno corazón de París, donde quedé mara villado de las estatuas de mármol, dependencias, quirófanos y publicaciones de intervencio nes exitosas. Estando mi amiga distribuyendo sus mejunjes, engomados y lacados, le dió por hacer estas placas. Y decirme: Pareces un festero de mi tierra, que así también se engalanan, para la celebración de Moros y Cristianos. Fue a partir de entonces, cuando me enteré, formalmente, de la grandiosa Fiesta. Guardo aquella alusión, fue creciendo en mí. Por ello, en estas poses, saludo a Elda. Me entra el afán de recorrer sus calles, con la alegría de que me hizo partícipe aquella fogosa descriptora, que tan profunda la llevaba en su sangre. Elda, estoy aquí, en la primera parte de mi preparación. Tú me dirás que traje me pro porcionas para salir, para ser tu incansable seguidor, de verdad, pues mi deseo es participar en tus dias como el que más. Si una hija de tan privilegiada tierra, a ti me ha Ilevado, yo seré bien recibido por Elda, por cristianas y moras, por el fogonazo y la almendra, y ipor todas las palmeras!. Luis Romay G. Arias Aspectos de la vida y de la obra del «Seráfico» (2. a Pa rte) Por ALBERTO NAVARRO PASTOR EL SERAFICO, POLITICO Por si le faltaba alguna cosa, como al «cólera bárbaro y cruel» de su cuarteta en Pétrel, «EI Será fico» tuvo también sus veleidades políticas. No cree mos que pueda dudarse de ellas, a pesar de que la principal política practicada por el vate fuera la de la «micheta» de vino, mucho yantar y poco trabajar, pidiendo limosnas a unos y otros, así fueran obis pos, sacerdotes, marqueses o taberneros. Vicedo dice que «... parece también que fue perseguido por sus ideas políticas, y aún se dice que mezclado en el movimiento revolucionario de Madrid de 1866 fué condenado a muerte con aque Ilos otros insignes patricios, Castelar, Sagasta, Ga rrido y algunos otros que no recordamos, con quie nes se trataba y alternaba. Lo que sí se sabe de cierto es que a raíz de la publicación de unos ver sos suyos en «EI Látigo»... hubo de emigrar, huyen do de los sicarios del despotismo...» Hizo bien Vicedo en anteponer el dubitativo «parece» a su información sobre una inverosimil condena a muerte de nuestro poeta por participar en una conspiración contra el Poder, encabezado por el general Narváez. Esta conspiración en que se involucra a Ganga es la Ilamada del Cuartel de San Gil, en junio de 1866, a consecuencia de la cual Castelar, Sagasta y otros fueron condenados a muerte aunque tuvieron la suerte de huir al extran jero. En este año, Ganga había superado su efímero episodio madrileño y estaba inmerso desde hacía diez años en su bohemio vagar por los campos, ventas y caseríos de Elda, Monóvar, Orihuela y Ca tral, La Romana y otros. No se coordinaba bien la idea de un Seráfico conectado con los otros conspi radores madrileños, con la de un Seráfico cuidando la mula de una noria en Catral y espectándole a los arrieros su décima: «Aquí no se disimula I que se vayan sin pagar / porque es preciso sacar / para mantener la mula. / Sería cosa muy chula / que en esta faer^a dura / tuviérais aquí un esclavo /(que presente lo tenéis) / para que luego os marchéis / sin abonar ni un ochavo». Y además, la lista de los condenados a muerte militares y civiles no contiene el nombre de Ganga. Parece ser cierto que las ideas subyacentes del Seráfico, o por lo menos las expresadas en ac tos y momentos en que venía al caso, fueran las del republicanismo idealista, casi utópico, del que considera el sistema republicano «per sé» como la panacea para todos los males y problemas de la patria, casi comprensible en aquella época en que aún no habían surgido los fracasados experimentos de 1873 y 1931. Varios versos, de inequívoca pater nidad del Seráfico, nos hablan de dicho republica nismo, como los que desarrollan el cuarteto que sir ve de «leit motiv» a uno de sus versos mas comple tos, pronunciado durante el Gobierno provisional, o sea en 1868, en Monóvar: «Ante el pueblo soberano / el despotismo caerá / y el pueblo español será / por siempre republicano», cuya última décima cons tituye una profecía cumplida, difícil de hacer en aquel tiempo en que la única república existente en Europa era la de Francia: «República será Prusia l republicana Sajonia / y república Polonia l y republi cana Rusia, I y con el valor y astucia / uniéndonos como hermanos / demos fin a estos tiranos / y sea el pueblo español / por cuanto le alumbre el sol / por siempre republicano». También indica su republicanismo en el ovillejo dedicado a Topete, Prim y Serrario, en e! que dice: «Viva el pueblo soberano / con democráticas leyes / abajo todos los Reyes / Topete, Prim y Serrano». Y por último, sus versos en el brindis de un acto republicano en Alicante, en el que mezcla esta constante política con la de su admiración por Es partero, el general que Ilenó con sus acciones laHistoria de España de su siglo, adquiriendo una inmensa popularidad y estando a punto de conver tirse en Rey de España en varias ocasiones: «Repu blicanos al frente / empuñemos el acero; / sea, si quiere, Espartero / nuestro primer Presidente...» Esta admiración por Espartero está manifesta da en varios de sus versos, en especial el dedicado a la caída del partido moderado que comienza así: «Ven, general Espartero, / ven pronto, no te demo- res / ven a extirpar los traidores / con tu acreditado acero... / Ven, noble e ilustre guerrero...» y finaliza «... ahora si que es libertad / la que tiene el pueblo íbero / y ha de ver que el mundo entero / nos ten drá miedo en campaña / mientras vele por España / el inmortal Espartero». Esta devoción por el que fué regente de Espa ña podría estar ocasionada por el episodio que le sucedió en Madrid y que nos cuenta Lamberto Amat de que hallándose en un círculo político, improvisó un verso pidiendo a Isabel II que renunciara al tro no para que Espartero fuera primer presidente de la República. Este verso se comentó mucho, enterán dose Espartero, que mandó prender al Seráfico. Es te, ya preso, mandó un mensaje en verso al Presi dente elogioso para el mismo y destacando las vir tudes de la Reina de forma tan acertada que en cuanto lo leyó ,Espartero dispuso fuese sacado de la cárcel. La poesía que motivó el que Ganga fuera a la cárcel debe ser la que advierte a la Reina de los peligros de su intervención en favor del Papa, des pojando de sus dominios romanos: «muy pronto, Reina Isabel / por fiarte de Pío Nono I vas a que darte sin trono / como se quedará él...» y que termi na así: «... Y tú, Isabel, prontamente / esta nación abandona / porque a una débil mujer / no le es da do sostener / el peso de una corona». En cuanto a la otra, no tenemos noticias de ella, pero sí de una oda a Isabel II, con motivo de la muerte de su hijo, en la que pensamos sostuvo una lucha interna entre su ideal republicano y su respeto a la mujer que encarnaba la Corona, aun que al final no se resiste a introducir la nota satírica que iba mejor con su carácter. Los elogios a Isabel II son continuos, como los siguientes: «Preclara Isa bel II / del pueblo español encanto...» «... En fin, rei na esclarecida / si tu hijo se murió / fué porque Dios le Ilamó / a disfrutar mejor vida...» y al final introduce esta sátira de un personaje denostado por él, el general Narváez , duque de Valencia: «...cuan do abrió sus ojos bellos / y vio tal gente delante / quiso morirse al instante / para no vivir entre ellos; I los nobles y los plebeyos / estamos en la creencia / de que murió de repente / cuando vio que el pre sidente / era el Duque de Valencia». Finalizamos estas notas sobre el politicismo del Seráfico con nuestras serias dudas de que ur^o de sus versos más famosos que le son atribuídos en la edición de Vicedo sea del Seráfico. Nos referimos al tan conocido que dice: «Murió el Rey y le enterraron...» Un somero repaso a la cronología nos dicta la imposibilidad, o improbabilidad si se quiere, de que este verso fuera del vate eldense, puesto que el Rey don Fernando VII, a quien se dirige el mismo, falleció en 1833, año en que el Seráfico es taba en La Habana, cumpliendo el servicio militar del que regresó en 1841. Ni en aquel momento es taba Ganga dedicado a la tarea versificadora que le ha ganado la posteridad, ni a su regreso, ocho años después de la muerte del Rey, era apropiado el crear un verso tan fuera de circunstancias. Este es uno de los varios que le han sido adjudicados a nuestro bohemio sin mayor mérito que su capaci dad reconocida para haberlos creado. DE VUELTA A SU AMBIENTE Pero el ambiente de Madrid asfixiaba a nuestro poeta. Y poniendo en práctica el «Menosprecio de Corte y alabanza de aldea» el Seráfico dejó atrás las iertulias políticas y los ambientes sofisticados de la capital en la que creemos no Ilegó a estar ni un año, para volver a su tierra y a su vagabundear por los pueblos del contorno, su trabajo de los confines y los que le salían al paso, como los de la vía fé rrea Alicante-Almansa que estaba construyendo el marqués de Salamanca, aquel de «el alma más no ble y franca...» Conocemos algunos de sus trabajos por los versos con que jalonó los mismos, como aquellos de «Hoy estoy para mi mal I en el camino de hierro / trabajando como un perro / por un míse ro jornal...» o aquel en que su invocación al «Dios inmortal que atropellas I con frecuencia a los huma nos...» le pedía que se hundiera el universo pero que no se hundiera el muro junto al Vinalopó en que se hallaba trabajando. Y no parece que le fuera fácil hallar trabajo, pues no solo los ejemplos de pedir limosna y de reclamar camisas -«Mercedes, cosa es precisa / que le des a este poeta / en me moria de Juaneta / aunque sea una camisa» -o unos pantalones- «Dejémonos de razones / veo que razón no tengo I pero mañana aquí vengo / que me den los pantalones»- son constantes, sino que encarece su difícil situación en una despedida: «Adios, Teresa; adios, Juana; / tan enfermo como estoy / por la mañana me voy I camino de la Ro mana I Aunque no tengo tal gana / de ir a ver al catalán I pero las cosas ya están I tan malísimas, ibadajo! / que he de buscarme el trabajo I para po der comer pan». La geografía andariega del Seráfico no se aleja mucho de Elda, aunque tiende principalmente en dirección al suroeste, pues mientras poblaciones de los restantes puntos de la rosa de los vientos, ex cepto Petrel, no lo ven por sus tierras, sí son fre cuentes sus estancias en Monóvar, en Pinoso, La Romana y Orihuela. Con Novelda, donde se edita ría la única recopilación publicada de sus versos, no han Ilegado noticias de contactos, aunque es posible se refiriese a esta población la poesía dedi cada a Santa María Magdalena, en la que comien za «En la margen seductora I del rio Vinalopó / una capilla ocupó / tu pulcra imagen, Señora...» Son las gentes de las ventas y caseríos del Puntal, Las Quebradas, La Romana, Monóvar y Elda, las que contemplan regocijadas el vagar del poeta y las que dan pie o le provocan para que suelte los versos. Es bastante que un cura amigo, pasando junto al Seráfico que está haciendo capazos de esparto, le diga «Da!s, Seráfico, dale», para que este coja el hilo y conteste rápido: «... a ver si en Semana San ta / puedes comprarte otra i ^ ^ar^tá / que la que Ile vas no vale». LA OTRA CARA DEL SERAFICO Junto a esta faceta del bohemio bonachón, amigo de todos, tal vez porque le conviene estar a bien con los que tienen que facilitarle parca comida y, sobre todo, la bebida, de este eterno convidado en los sepelios con su décima a punto como otros tienen los rezos o los plañidos, junto a este hombre que se conmueve al dedicar sus versos a la Virgen María, tenemos otro Seráfico, tan conocido en su tiempo como éste pero que hoy se nos ha desdibu jado y casi extinguido. Es aquel Seráfico malicioso, como imbuído por el espíritu de Boccaccio, que desfoga su misoginia escandalizando a las mucha-chas de la comarca con sus enormidades jocundas y obscenas, soltándoles versos del más acusado verdor y con la fraseología más rotunda que le era posible. Cualquier pie forzado que se le daba cuando se hallaba en el lugar, momento o auditorio propicio, servía al poeta para hacer enrojecer la faz de las doncellas y prorrumpir en grandes carcajadas a los demás. Naturalmente, estos veráos se han ido perdiendo al recatarse los que los conocían de de jar constancia escrita de ellos, y desaparecer paula tinamente quienes por saberlos de memoria podían transmitirlos por víá oral. Sin embargo, hay quien afirma haber tenido en sus manos un librito con es tos versos nefandos e impublicables del Seráfico, pero no nos ha sido posible hallarlo ni siquiera la confirmación de su existencia. Algunos aún recuer dan los versos del nabo en lugar de vela, de la ruidosa ventosidad de un tal Zamarra «La fuerza esta ba en Sansón / en la punta del cabello / en la joro ba el camello / en las garras el león / y en la boca el tiburón. / La tiene en el pico el grajo / la tiene en el cuello el mulo / en las garras el halcón / etc. etc.»; el de la obscena «felicitación» a una hermosa joven en él día de su santo, y algún otro. Este versificador picante, malicioso y turbador, de los versos verdes, constituye otra de las facetas diversificadoras y contradictorias de la rica persona lidad del Seráfico, huidora de cualquier molde o ar quetipo en que se le quiera encasillar. EL SERAFICO, ELDENSE EI eldensismo acendrado del poeta tiene unas manifestaciones muy acusadas en su obra, no solo en exaltar a su tierra con décimas como la tan co nocida de «Elda feliz y dichosa / eternamente serás / pues cada paso que das / te haces más laborio sa...» y las dedicadas a la Virgen de la Salud, a la que profesaba profunda veneración a pesar de sus veleidades anticlericales. AI igual que en nuestro tiempo un hincha del Barcelona F.C. no ha de limi tarse a admirar apasionada y en casos irracional mente al conjunto azulgrana, sino que esta admira ción debe ir aparejada al odio y desprecio hacia el Real Madrid, ocurriendo lo mismo con los seguido res del club blanco respecto al conjunto catalán, así los eldenses de aquellos tiempos, no tenían bas tante con ser buenos eldenses si no profesaban desprecio y animadversión hacia sus vecinos petrelenses, animadversión e inquina que les era devuelta con igual o mayor intensidad por los hijos de Pe trel. Así, un incidente frecuente en aquellos tiempos del «iAgua va!» en que las vecinas arrojaban las aguas sucias de la casa por la ventana a la calle, se encrespa e irrita en la boca del Seráfico con la imprecación «Cólera bárbaro y cruel / si te falta al guna cosa / ven y Ilévate la esposa / del sacristán de Petrel». O con la «propaganda» que hace a una novillada en Petrel diciendo «Jóvenes de Elda / enPetrel esta tarde / hacen novillos; ! pues buscan en balde / vuestros bolsillos...» y otra en la que hace referencia a la tan famosa «chusma» de Petrel cuando, molesto y encorajlnado por el parloteo de unas mujeres de Petrel que miraban la procesión de la Virgen de la Salud, haciendo comparaciones ociosas e impertinentes sobre las patronas de am bos pueblos y molestando el recogimiento de los que iban en la procesión, el poeta pidió detener es ta y pronunció la siguiénte décima: «Sálvanos, Ma dre y Maestra / de la Gracia y la Luz pura / que sois la vida y la dulzura / con toda esperanza nues tra. / Líbranos con mano diestra / a este tu rebaño fiel. / Danos salud y no hiel / para que en ninguna hora / se burle de vos, Señora / esta «chusma» de Petrel». A pesar de que el mundo del Seráfico era cualquier punto de la comarca donde encontrara el menor trabajo posible con la mayor cantidad de pan posible, la vida del Seráfico transcurre en Elda en su mayor y más importante parte. Aquí nace, aquí vuelve del servicio militar. De aquí parte a la aventura madrileña, y a Elda regresa definitivamen te para seguir viviendo, trabajando, hospitalizándo se, muriendo y siendo enterrado en Elda. AI revés que Sempere y Guarinos y Rico y Amat, preclaros hijos de Elda con los cuales comparto hoy el no menclator de Colegios Nacionales eldenses, los cuales desarrollaron su episodio vital fuera de Elda -uno en Valencia, Madrid, Granada y Burdeos, pa ra morir en Elda, y otro en Alicante, Alcoy, Valencia y Madrid, donde murió- el Seráfico es un «homo eldensis» de pies a cabeza y por dentro y por fue ra, con sus defectos y con sus cualidades que le confieren la extraordinaria personalidad que mani fiesta en sus hechos y en sus versos. VERSOS ATRIBUIDOS En el valioso trabajo de recopilación de versos de Ganga realizada a primeros de siglo por Emilio Vicedo y publicada en 1902 es fácil que se le cola ran, con el marchamo Seráfico, algunos versos originales de otros poetas, tal vez publicados o recitados anónimamente y que si bien no merman en na da el mérito de las legítimas composiciones de Ganga, sí creemos conveniente una labor depurado ra de los mismos, basada en una investigación que no creemos difícil, pero que escapa a las posibilida des de dedicación y tiempo del firmante. Ya hemos apuntado la improbabilidad de que fuera de Ganga el verso de «Murió el Rey y lo en terraron..» por motivos de cronología. En una publi cación que no recordamos se daba cuenta de ha ber hallado en una revista del pasado siglo la bella poesía «Estrellas y calabaza» que figura en el librito de Vicedo como original de Seráfico. Sin nada más que la observación de las frases empleadas -de susadas en el Seráfico en el resto de su obra- y de la cadencia y estructura de otras, creemos que las poesías «iOh, flor bella y desdichada...!» dedica da a una flor nacida en la cuenca del ojo ^ie una calavera, y la titulada «A unos ojos» de un lirismo impropio det vate eldense, debieran figurar en la obra seráfica como atribuídas, hasta tanto se pudie ra comprobar su verdadera paternidad. A la obra auténticamente propia del Seráfico no le hacen falta incrustaciones extrañas, por interesantes que es tan sean. EL SERAFICO SE MUERE... La desórdenada existencia del Seráfico; su vi da trabajosa por huirle al trabajo, las penosas con diciones de alimentación, el exceso en el consumo de mosto, quebrantó la salud del Seráfico de forma tal que tuvo que ser internado en el Hospital que dirigía el médico don Luis Cavero, donde ingresó en diciembre de 1870, con 58 años de edad, y del cual ya no salió vivo, pues falleció de apoplejía el 30 de mayo del siguiente año 1871, después de haberse preparado espiritualmente, pedido confe sión y comulgado en verso, poniendo como colofón a los mfles de versos que forman su obra dispersa, la sencilla cuarteta con la que se despidió de este mundo: «EI Seráfico se muere, cavadle la sepultura y Ilamad al señor cura que le cante el Miserere». Segundo Concurso Literario Nacional «EL SERAFICO» EI II Premio de Poesía `EZ Seráfico ha quedado en casa. Un joven vaenciano, José Manuel Vilar Pacheco, 20 años, estudiante de Filología hispánica, lo consiguió para su Ofuscación en el kngulo de la muerte. Es el primer galardón canseguido por su autor y, tal vez, la espe ranza de contar con un nuevo valor en nuestro actual panorama lírico; su obra, densa, barroca, minoritaria, pesimista, uniendo con una precisión extrema el vocablo al concepto, es de una calidad formal raras veces lograda. En ella evoca objetos, casas, tierras que mueren poco a poco y una gran amargura recorre verso a verso sus poemas. Estamos ante una obra difieil pero nueva, ante una prueba de que el Premio EI Seráfico ha encontrado un camino -el apoyo a una lírica inno vadora, el fomento de valores nuevos de costosa inerustación en los eauees normales de promoeión Ziteraria- que justifiea la eon,jirmacrón de su permaneneia. Ofuscación en el ángulo de la muerte (FRAGMENTO) Por JOSE MANUEL VILAR PACHECO VllELTA DOLOROSA pura Tere, desde Jaca Cuando vuelvo lo encuentro todo esparcido, en desorden. Los ficheros silentes muestran la sangría de hojas. Y todo se reencarna según los manuscritos. Gacea que se inclina al pasar. Savignaneco que se derrumba al dejarlo. Uescacha que se trastorna al mirarme. Torlla que se hunde al cruzar sus callejuelas. Vivitano, Buxerolo, Fanilo, ya todos muertos entre piedras silentes. Tozales buidos agachando su armazón de roca milenaria: Río convertido en polvo, polvo en mirada. Miradas secas. Destrozos al pasar experiencias vitales en mares revueltos. Sendas difuminadas, ahora escurridizas. Solo las maderas amontonadas a un lado del camino me marcan los deslindes de mi desesperación. Pero no siento lo que sentía, solo lo imagino. Estoy evaporado de la capa terrestre montaraz. Todo lo traicioné, muchas veces lo hice. Chuzos cercanos al río, y son realmente chuzos en mi cerebro, que lo van limando agasajando con cortes eternos triturando los pulmones comiendo la carne que queda viva. Jaras quemadas en Ias húmedas chimeneas no sirven de nada, suspiro quemado con el rescoldo perecedero. Arbustos que arden malolientes y chispas que rozan el cabello sucio. Pasos vacíos en la calle: nadie, nada, todo lo maté. Cumplí perfectamente como mis hiles me ordenaban. Para que nadie sea testigo de mis muertes ofuscadas. Destruí mi anhelo refugio y ahora me destruyo. Me preparo para la destrucción póstuma de mi monumento-ser-rostro. Arrebujándome sobre las frazadas deshiladas, carcomidas, puestas a venta luego, voy desapareciendo. Abarraganándome con las piedras doradas en sueño que se declina en pozo vacío a la muerte que ronda presurosa sobre la sala inmensamente deseada en la juventud que se borró silenciosa herméticamente cerrada para siempre apelmazando monótonamente las postreras miradas silentes acurrucando métricamente los pensamientos estancados a la muerte vómitos salivosos pegajosamente superpuestos en nariz vieja cérrando mansamente los ojos ajados por ia furia violenta del invierno que cubre las capas húmedas, tristes de los tejados decaidos por la nieve violentamente muriendo en ceguera y soledad desgajada infernalrnente tendido sobre monótona frazada y tejida con monotoneidad abúlicamente muerte rondó ya. * l l S d t h t d l d h i lit i o azan o en re c opos apre a os a a ca za a oy cas so ar a, recordando. ^ Recubriendo con pétalos deformes los ostugos de antaño, perdidos hoy. ^^ muriendo. Aprieta las carnes al frío que pasa recita líneas borrosas, anormales hogaño recorre las formas de los chopos apostados orientando las piernas hacia yacijas húmedas. Aprieta las ideas al frío que pasa recorre las superficies blancas con los ojos llorosos mira su sombra clavada al camino polvoriento llevando el rostro hacia el camastro frío. Aprieta los brazos a1 frío que pasa bisbisea conceptos viejos ya arrasados y superados otea halcones literarios en el cielo fuertemente azul ahora encaminando los pies hacia el jergón solitario. Los chopos quedan detrás las frías tumbas con sus losas adornadas aparecen delante de mis ojos tristes y las cruces bambolean dulcemente Ilamándome. Jugando con la tierra humedecida, crujiendo huesos y madera juntamente. Formando canción de muerte y los dientes roidos por gusanos calman mi deseo. El son del tiempo nos cubrió con las piedras. José Manuel VIIar Pacheco DEL SEGUNDO CONCURSO LITERARIO «EL SERAFICO» SECCION INFANTIL La f lor Dulce y bella flor, te amo, y nunca te abandonaré, siempre que me necesites, contigo iré. Fernando Obrador Navarro. 6 años ^^ 1.° Premio Infantil Categoría C ^ Por qué está alegre mi jardín? ^Por qué está alegre mi jardín? ^El perfume de las rosas?, ^El vuelo de las mariposas? Quizás el color blanco del jazmín. Mi jardín, lleno está de hierbas brillantes, y de unas flores alucinantes de colores sin fin. Pero, 2por qué está alegre mi jardín? ^Es el zumbido de las abejas sobre las margaritas viejas?, Zo de las rosas bermejas? No lo sé. En mi jardín, el trinar de los pájaros, hace aparecer a animalillos raros cuando el sol va a nacer. Y... ^por qué está alegre mi jardín? ^El rocío del amanecer? ^La brisa del atardecer?, quizás, el fresco anochecer. Pero, que más me da, si no lo sé. Alfonso Candelas Pérez. 12 años oeeoeooooeeee®®®o® •c,o^ ,, El charco se forma, al caer de las nubes el agua. El charco ya está formado lqué contento estál Pero el charco no sabe que cuando los chicos del barrio llegan, lo pisan .al jugar. Debe ser horroroso de verdad iqué triste estál Pasan unas horas y salen los niños de las escuelas. Cierra sus ojitos de cristal y siente en lo más profundo de su ser como los niños lo pisan al jugar. IQué triste estál ahora mira como el sol lo evapora isin agua se quedarál el charco se muere y... se va. COLABORACION ESPONTANEA Recuerdos Yo vine a Elda muy joven y no lo puedo olvidar, y ahora por este libro lo quiero yo recordar. Sólo había unas fiestas pero fiestas de verdad, la víspera de la Virgen vi la palmera tirar. Y a todos los Eldenses a la Iglesia vi pasar, yo no sé si rezarían pero alguno vi llorar, sería de la emoción de estas fiestas celebrar. Después fuimos al castillo a donde chicos y grandes aplaudían sin cesar, aquellas luces preciosas venían a iluminar al pueblo trabajador con ganas de descansar. Luego el día de la Virgen a la Iglesia vi pasar, todo Elda es imposible, pero si puedo contar en la puerta se quedaron sin poder allí pasar Y cantaron una salve que cuarenta años hacen ya y ahora en este día aún la suelen cantar. Elda mucho ha cambiado para mí que sigue igual, muchos edificios altos jardines algunos más. Luego hay otras fiestas que no las puedo dejar, que son las de Moros y Cristianos para todos por igual. Los jóvenes que desfilan, los mayores a mirar, esos trajes tan bonitos y música sin igual. Que nos parece que el cielo se baja a visitar a este pueblo trabajador con ganas de descansar. Lola Gómez Entrega Señor, vengo únicamente a ofrecerme por amor, a entregarte lo que es tuyo y a llenarme de tu ardor. De esos ardores divinos, quiero hacer de mi vida, luz para todos mis hermanos que no conocen la Cruz. Quiero seguir el ejemplo de tu sublime lección, cumpliendo en cada momento mi deber de redención. No quiero ocupar mi vida en nada pobre y vulgar cuando estás pidiendo obreros que te ayuden a sembrar. Mas... bien ves que nada valgo, que nada puedo ni soy, que me abruma la jornada al primer paso que doy. Tú sabes mis negligencias, mis luchas y mi ansiedad, has contado mis caídas, sabes mi debilidad. Y por eso, porque es tuyo todo mi ser y mi ardor transfórmame si es que quieres que te siga con valor. El cáliz del sufrimiento sé que tendré que apurar, y gota a gota mi sangre cada día derramar. Pero tú fuiste el primero en rasgarte el corazón, y lo hiciste por tus hijos en cruel reparación. Justo es que yo sacrifique y te dé todo mi amor rendimiento a muchas almas siendo Apóstol de la Cruz. Maruja Vidal HUMOR Nostalgias de las Fiestas de Septiembre de los años treinta ...f%TpTE Odf TF4TFSi^o MfN/ MP%DO Y%WL EL 9Q?f.9£.. C4 Oa^E NO POA^P LO 4 3 yi.lllN/ !LlY40 `%. TiPi%4?I Y ÁJS^ lifs7ir3... y4 A//cllZ PBLO era;roo R^Aa, fbQp:f l%^.uoa aarTe PEBd^%QO OQ^^ GdE ^.P7dHOS FA e/ loP I^EQAP... % Td ^NED/^P,Ósl 1^.P0 LeP T/.EJ721J AE-.PEAT/EA/D^ d CM,?,PFQ LO Y/ ,QO i^Q 7D.44iP .tliYP1I/t^P CO LEtLS.Q^J:=^ ^ iib 5r64 ^^%M/PT,O O. TOJe^... ^^ ,?edékOETE cuÁALb L^f D/7D YO: i RireJF^(t7T .4f OEJFPTidMdLh PfA1po ^(/NOD.Mf fO7)Ó Ld Y.t^ ^1 .1 lo pu. • avi.nt• •índo 0••1 • 1.• pee.• pore• de Esb.r•• pronunetade .1o10ar0 1^0 t• tsopi.t.• o ea1óo •n 1• o•Il• y t. díe• !I•lte 13e pv.te! ^ rnael. r ona..^ilev.l..nt. ao.br•l...•Sn •Sau1. . b•b•rl. e.aep. . a. t1..po .t au••o dao r ^. e.r a.eeo .n us•re^.e^e:e,.nt•...ebr. 1.e ar•nd.. e . b.n a• e.e.r... L.. aue n . b.rdn per 1.. Yer^l.. au. n • 11.a.ren .ee.oer a.ae .n. ao:^ver le. .S..unr . r.d v.ao.. otre .ae. ..xe •olv.r s r.patie^l•n•1..•,rru•,n!r3LI2 1110 a0ar01 ...Nada, que mi mujer ntá con la manía de que me buaque otra [ábrica... Cree que «Guillermo Recio» va a cerrar y que van a hacer un «Sine» que ae llamará «COLISEO ESPAÑA»... Y vo le hc dicho: Mira SALUD, yo te juro que antea de laa Ficsua de Septiembre me coloco en ca CASTO PELAE2... en ca loa BE LLOS.., en ca TAHULLA... o cal MASIklS... o cal ARAGO NES... Una meu de tortador se cncuentra tr. ná, mujer... d Ti/ Tf Qf4lJ pEA! Ql^. E.fn7f R1REJ,¢eA TRlJ, C4140J^ i,y^q/^/ T/io.v. pe,r Y%{^0 R7R a^.vrAo y ^u^TRo s^cr Pdr7l^PTaNTbS Rdi DE .!ER f., qo^i aE,1^fe. 7b pA fi6P7 ,Ofli ,J,lf^tl:.. , ...EI a ŭ o pasao por Fieataa dt la Virgen, entre el vinico de la «MORCHO»... Que si las palomitaa de ca «pASCUAL» y la «Traca» quc torrí, me hiae el traje polvo... Este año me vov a poner Ia ropa de trabajar y haata el delantal bien lavaico... Ya me lo ha dicho mi mujer... Y es que aaí cuando acabe de tol tra jín no me dar3 pereaa en mjer una urea que tengo «muerta» de charol blanco de la f5órica de «CAMARROJAS»... Y si la dejo bien monuita a lo mejor me ponen de encargao de loe sapateraa.. Dibujos y textos de: FRANCISCO SANCHEZ BANCO DE A1.IC:ANTE EN LINEA CON EL FUTURO ^ ^ ^° MI6UEl IORENiE NERCE ^ALZADO DE ALTO LU10 PARA SE^ORA Infantes, s/n: (Esquina Príncipe) Teléfono 381720 E L D A Apartado 179 - Tele^ramas: MIGUELO OSC AR 7 8 78 AL MEJOR DISEÑO ZAPATO DE SENORA Alicante-España UNA GARANTIA AL SERVICIO DE LA CALI DAD Y DE LA MODA se rv icio ^ Manuel Jover y Cía. 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