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Joaquín Coronel, 39 (Frente a Plaza Castelar) Teléfono: 539 42 62 • MEDICINA GENERAL • SERVICIO ATS • URGENCIAS 24 H. • ANALISIS CLINICOS • RADIOLOGIA • LOGOPEDIA • UNIDAD ASISTENCIA • MENOPAUSIA • DERMATOLOGIA • TRAUMATOLOGIA • REUMATOLOGIA • PSIQUTATRIA • ALERGIA Y ASMA • MEDICINA ESTETICA LIPOESCULTURA VARICES OBESIDAD ELDA CONCERTADO CON TODAS LAS COMPAÑIAS SANITARIAS CERVANTES CEN TRO D E ES TUDI OS T A LBORADA agradece la apor tación desintere sada de las per sonas que han donado material gráfico para la confección del presente número de la revista: Ro dolfo Amat Sir vent, Tomás Del tell, Colectivo «Mosaico», Luis Amat, José Pérez Brotons, Aurelia Ródenas, Domin go Orgilés Ruiz, Laura Guardiola Berenguer, Ange la González, Dori Hernández, Teresa Pérez Martínez. José Antonio Amat Oliver, Rafaela Pé rez Payá, Ma Cecilia Mar tínez Bellini, Antonio Le al, Belén Esteve Sán chez, Pedro Castro Mar tínez, Alicia Alba, Juan Carlos Villora, Antonio Porpetta, Manuel Martí nez Cuenca, Alvaro Car pena y Eduardo Pérez Gras. este agradecimien to se hace extensivo a las personas que, por ol vido involuntario no ha yan sido citadas, así co mo a los fotógrafos pro fesionales y aficionados que firmaron las fotos publicadas: Samper, Rodolfo Amat, Sirvent, Basilio, Llorente y Lledó, Avila, Berenguer, Carl son, o Cruces; y a los fo tógrafos que no se les puede identificar. DIRECCION: Vicente Deltell Valera COORDINACION EN LA RECOGIDA DE MATERIAL GRAFICO: Rafael Hernández Pérez COORDINACION EN LA EDICION DE LA CINTA DE CASETE: Pedro J. Navarro REDACCfON DE APOYO: María de la O Soria FOTOGRAFIA: Juan José Pagán COLABORACIONES por orden de aparición: Alejandro Torres (diseño de la portada), Pedro J. Navarro (textos casete), Alberto Navarro Pastor, Ma Salud Sánchez López, Vicente Deltell, Ramón Candelas Orgilés, Consuelo Poveda, Ma de la O Soria, Concepción Payá Carbonell, Francisco J. Pagán, Charo Moreno, Grupo CARASSES, Antonio Porpetta,Miguel Angel González Argumánez, Francisco F. Tordera Guarinos y Gabriel Segura Herrero, Fernando Matallana Hervás, Rafael Hernández Pérez, Evaristo Falcó Beltrán, Maruja Ycardo Agulló, Joaquín Samper Alcázar, Miguel Angel Guill Ortega, Antonio M. Poveda Navarro, Juan Marhuenda Soler, Juan A. Martí Cebrián, Daniel Valls González Y Antonio Peñalver. EDITA: EMIDESA (Empresa Municipal de Información de Elda, S.A.). Jardín de la Música, s/n. 03600 ELDA. Tno. 5392577. Fax 5394433. CIF A-03272598. DISEÑO, MAQUETACION, FOTOMECANICA Y FILMACION: Estudio Dac - Petrer IMPRIME: Talleres de Impresión Gráfica, S. L. Alicante DEPOSITO LEGAL: A-1036-1988 TIRADA: 3.000 ejemplares •^J1J^J JJ r ^ ^ ^.1^1^ ^ 1 J f J11 j^^1^^ ^ Ĵ ^J ^^ ^1^1 ŝ J^ ^ n UF!. Se acabó. Tocando la campana, pero se acabó, y ya es el momento de que el lector se suba al expreso ALBORADA N° 40 que, no sin atravesar distintos avatares, esperar cambios de agujas, y modificar estados de ánimos (las revistas también tienen su corancito), por fin puede abrir la taquilla de sus páginas con tranquilidad. Por el camino ha habido que ir superando la indefinición creada por el relevo político en el Ayuntamiento y la distribución de unos contenidos cambiantes por distintas circunstancias (trabajos que entran en el último momento, otros con los que se contaba y hay que dejar para otra ocasión, prisas de última hora para no parecerse a la RENFE de antaño...) Y cuando al fin se Ilega a la estación, lo mejor es subirse al vagón y asumir humanamente la sentencia sabida de que no hay más cera que la que arde, aunque luego en la práctica haya dado para iluminar más velas que nunca. Porque a la cantidad de trabajos que finalmente han podido incluirse y que baten el récord de páginas que hasta ahora ha podido ofrecer la publicación, hay que añadir la diversidad de temáticas, dentro siempre del ámbito de la cultura y la memoria local, que son las vías por las que circula esta revista. De ahí que se haya intentado concretar las aportaciones en cuatro grandes apartados: ENTREGAS, MISCELANEA 95, ALBUM y APORTACIONES A LA HISTORIA, persiguiendo con ello que un cierto orden y claridad perfilen lo que en la práctica ha tenido una gestación un pelín caótica. ^estacar unos trabajos sobre otros es una tarea que dejamos para el lector en función de sus gustos personales y su antojo crítico. Lo que sí aseguramos es que va a resultar difícil para cualquier persona interesada en el pasado de Elda no encontrar material gráfico o literario donde hacer parada obligatoria. Porque si algún símil puede utilizarse para definir el conjunto de aportaciones que dan cuerpo a este número de ALBORADA, ese sería el de un imaginario tren de largo y variado recorrido que con rumbo intemporal dispone de los suficientes atractivos para que el lector no se aburra en el trayecto. Un viaje para el que hace falta moverse lo menos posible del sillón. Si acaso tan sólo tener un radiocasete a mano, para rodearse del fondo musical perfecto a la lectura, con las canciones de antaño revividas por los Caracoles. •^^ 1 O°5 ^e , é z^^ ^^EC1bS SIIV CbM;PETENCI^ LÁM^A?AS Uw^cga a Ff^^f^v1, s.C. ^o^^ FABRICA DE LAMPARAS !; CO^tPRUE^E^CO! ! Fábrica y Exposición: Avda. del Mediterráneo, 143-Bajos (frente Gasolinera Idella • Teléfono 695 05 43 - Fax 695 05 42 03600 ELDA 03610 PETREL (Alicante) ^ Curtido s Juan H e rnánd e z Gran e H i ja s, S . L . ALMACEN DE CURTIDOS C/. Hilarión Eslava, 10 Teléfono: (96) 539 82 87 03600 ELDA Fax: (96) 539 83 59 ENTREGAS ® PEDRITO RICO rC^i^:u^Ha AÑOS 20-30 ® PEDRO CARPE LAPiz DE oRo J°1 i® R./ s® i L/ ESCRIBANO CARASSES teatro de plomo candente c^uvev Recuerdo para la i exposición NUESTROS BARRIO;^ NUESTRAS GENT^S ^ MUSCU ETNOLOGICO TE TRO CASTELAR últimas imágenes, análisis del edificio y hallazgo de túneles Actividades de la AROUEOLOGIA ELDA A TRAVES DE LOCAL LA HISTORIA ^LBl 1 ^I • Elda 1939 • EI otro monumento a Castelar • Los orígenes de la plaza Sagasta • Personajes • Veraneo familiar • Grupos de gente • Oficios perdidos • Ambiente profesional • Fiestas y tradiciones • Niños en la calle • Vida escolar 1 I^II 1 1 I I I Aportación al CONOCIMIENTO DE LA ENSEÑANZA en Elda durante el Antiguo Régimen ESCUDO DE ARMAS Un pequeño ROSTRO DE CRISTO hallado en el subsuelo eldense PROTESTANTISMO COMIC: el origen de la Flor de Lis en el escudo de Elda ® CASA DE LAS BELTRANAS BEATRIZ DE CORELLA, fundadora del primer Hospital de Elda ; a ^.^^. ^ ^ ^^^^ o . ^¢ caK^aZza ee e caoc kue2azo¢ Q í ¢te^a2 de azCe , ^aeeióat/ Pe t: r ^ t0 UNA VIDA DE ARTISTA Alberto Navarro Pastor uando el 7 de septiembre de 1988 quedó fijada la placa de cerámica que daba el nombre de «Calle de Pedrito Rico» a la que anteriormente se había Ilamado de Pablo Guarinos y después General Aranda, se revivió la antigua leyenda del Cid ganando batallas después de muerto. Lo que no pudo conseguir en vida el cantante eldense que triunfó con su personal arte en los escenarios de América desde el Cono Sur hasta la gran metrópolis señoreada por el Empire State y las torres gemelas del Trade Center, el pleno reconocimiento oficial por el Ayuntamiento eldense de su brillante trayectoria artística y el aplauso unánime de sus paisanos, lo alcanzó cuando ya no pudo gozar de este reconocimiento que tanto había anhelado. He subtitulado este artículo «tJna vida de artista», porque está basado principalmente en el itinerarío artístico.de Pedrito Rico por medio mundo, los premios obtenidos y la admiración de los públicos de tantos y tantos países hacia su persona y su arte, en contraste con la escasa repercusión que este ^ mismo arte tenía en su pueblo natal. En estas líneas vemos al Pedrito Rico artista, pero poco del Pedrito Rico persona. «Mi vida privada» fue una de sus preferidas canciones con fondo personal, y Pedrito supo separar su vida como hombre de su vida como artista, guardando para sí, o tal vez para sus familiares, amigas y amigos de su mayor estima, estas facetas que se nos han escapado y que no podrán encontrarse en las páginas que siguen, que muestran, como faceta exclusiva de su personalidad, la de Pedrito Rico, artista. 1965. Pedrito Rico en una pose característica de la canción española de la cual fue destacado intérprete. . CAncior^ _ 14 ue otro 7 de sep tiembre, pero éste de 1932, cuando vino al mundo Pedrito Rico, en plenas fiestas mayores de Elda. Sus padres, Pedro Rico y Carmen Cutillas, lo re cordaban de niño, que apenas andaba y ya quería bailar, y con un temprano debut cantan do «EI belebele» en un circo, a los siete años. Su vocación podía más que los deseos de sus padres de tenerlo con ellos, pues estudió canto y baile con el famoso maestro Quiroga en Ma drid cuando contaba ca torce años, estudios in terrumpidos después de varios meses a ruegos de su madre, que no quería que Pedrito se se parase de ella. En Elda siguió sus estudios con la profeso ra de piano doña África Pol y tomando parte en espectáculos de aficio nados o benéficos hasta que, ya con veinte años, marchó a Valencia, ac tuando en los teatros Serrano y Ruzafa, en la Foto de estudio realizada al poco de Ilegar a la Argentina. modalidad de canción española que entonces gozaba de gran populari dad. o fueron fáciles los comienzos pa ra Pedrito, pero su voluntad, su simpatía en escena y los deseos de en tregarse al público que fueron su constante artística en toda su vida, le hicieron destacar en el mundo del es pectáculo. De Valencia, ya con un nombre consagrado por el éxito, pa só al Circo Price de Madrid con los «Circuitos Carcellé» y se mantuvo en cartel un año entero. Un empresario argentino, Ángel Dolarrea, fue quien lanzó a Pedrito Rico a la fama internacional, al con tratarlo para unas actuaciones en Buenos Aires durante tres meses. Los tres meses se convirtieron en un año y establecieron ese vínculo de admiración y cariño entre el artista y el público bonaerense que nunca se cortó, regresando Pedrito Rico a la capital porteña en innumerables ocasiones y siendo recibido siempre con el teatro Ileno y con las mismas muestras de entusiasmo y cariño que en su primera estancia. EI Teatro Avenida de Buenos Ai res fue el trampolín desde el que Pe drito Rico saltó a la fama y le abrió las puertas para una cadena de éxi tos en toda América que no habrían de acabar más que con la definitiva ausencia del cantante. La prensa bonaerense no regateó elogios para el artista que todos los días Ilenaba el Avenida y para cuyas actuaciones había que sacar las en tradas con ocho o diez días de antici pación. Eldenses emigrados a Argentina remitieron a los padres de Pedrito cartas encomiando su clamoroso éxi to, el entusiasmo del pú blico y los elogios que le Ilovían de la prensa ar gentina de la cual envia ban recortes a sus pa dres, como confirmación de estos triunfos. Cuando cumplidos los contratos y sus pró rrogas obligadas por la gran acogida del público se realizó el festival de despedida de Pedrito, se le saludó con una gran ovación al aparecer en escena,cayendo so bre el escenario una Ilu via de flores y recibiendo canastillas y ramos de flores y numerosos rega los. Dos jóvenes repre sentantes del «Club de Admiradoras de Pedrito Rico», ataviadas de valencianas, le hicieron el presente de una canasta de flores y un carretillo de golosinas. AI termi nar, el público puesto de pie pedía a gritos: «iQue se quede!». ...I apoteósico triunfo de Pedrito en Buenos Aires se repitió en otras capitales suramericanas en las que actuó, pero donde nuevamente Pedrito se con quistó al público y se convirtió en su ídolo fue en La Habana, todavía bajo el gobierno de Batista. Allí fue un de lirio colectivo. Ba^ió todos los récords de recaudación en taquilla, incluso los obtenidos por Libertad Lamarque y Jorge Negrete, ambos en su mejor época artística; en la calle se vendían pañuelos de seda con la efigie de Pedrito y faldas estampadas con la mis- ma imagen del cantante eldense. Una entrevista de Julián Mariño, corresponsal en Caracas del periódi co alicantino «Sureste», recogía así el éxito de Pedrito en Cuba: «...La apoteosis Ilegó al máximo. Las chicas se apretujaban a la puerta de los teatros, haciendo una cola interminable. Se Ilevaban el de sayuno, el almuerzo y hasta la cena. Había personas que hacían las tres comidas en el mismo teatro. Y den CAncion 15 La mayor parte de la obra discográfica de Pedrito Rico en LPs. tro, la gente se apretujaba en las pri meras filas para verle de cerca. Las muchachas subían al escenario tra tando de besarlo, de quitarle ropas, joyas, algún recuerdo del artista. EI éxito Ilegó a su máximo límite cuando una pléyade de admiradoras consti tuyeron un «Club Pedrito Rico». Y le regalaron trofeos, medallas, un esca pulario de oro que siempre Ileva con sigo y un sinfín de obsequios...» Estaba reciente el secuestro del famoso corredor automovilístico Fan gio por los castristas y dada la popularidad de Pedrito Rico se temió que éstos intentaran también su secues tro, por lo que la policía cubana esta bleció un servicio de protección en torno al artista. De esta incontenible admiración por el joven cantante eldense escribí an muchos periódicos de La Habana, contribuyendo a extender aún más la fama de Pedrito Rico, lo que hasta emocionó a éste, que diría a uno de los periódicos: «Créeme; no olvidaré nunca esto; nunca en la vida. Ha sido la emoción más grande y la más in mensa demostración de cariño que puede habérsele brindado a artista alguno». ero la Ilegada al poder de Fidel Castro, en enero de 1959 cortó de raíz la entrañable relación existente entre el pueblo de La Habana y el ar tista. Las nuevas autoridades se apo deraron de las propiedades que ha bía adquirido Pedrito Rico en La Ha bana y del lujoso automóvil que éste usaba en sus desplazamientos, valorado en más de 5.000 dólares, por lo que nuestro paisano no volvió a pisar tierra cubana, aunque sí actuó repeti damente para la emigración cubana años más tarde. Fueron unos años de triunfos, de vivir en olor de multitudes apasiona das por su arte y su simpatía. Cuba, en 1958, le había otorgado el «Disco de Oro» por ser el artista más popular de las Antillas; Venezuela el «Guacai puro» al mejor intérprete no venezo lano; Montevideo el importante trofeo «Ariel» por ser el cantante de mayor éxito del año 1960; Puerto Rico, Mé xico, Uruguay, Colombia, Perú y, co mo siempre, Argentina, le aplauden, le premian y le reclaman. Se había hecho popular el título de «EI Ángel de España» con el que se le homenajeó en Buenos Aires, y con este título filma su primera pelí cula, a la que seguirían varias más, como «Feria en Sevilla», con Ana Ma riscal, Conchita Bautista y Miguel Li gero, «La canción va conmigo», diri gida por Ana Mariscal, y«Buenas no ches» rodada en Argentina. ás trofeos, que Pedrito irá guar dando amorosamente para formar con ellos el Museo de su vida artísti ca, atesorado en la casa de sus pa dres en Elda: Lima le otorga estatuilla de oro al mejor show en la TV perua na en 1963; Montevideo le concede el «Ariel», muy codiciado por los ar tistas, por ser «el artista de más rica sensibilidad y temperamento» (1964). También Uruguay le premia con el «Martín Fierro» como mejor artista de CAncion 16 la temporada. 1964 es un año especialmente ajetrea do, pues durante todo él tuvo que actuar los martes en Buenos Aires, miércoles en Montevideo y sábados en Lima, además de más ac tuaciones en otras localida des, por lo que Pedrito estaba casi más tiempo en vuelo que en tierra. En 1965 vuelve a Elda, donde ya había hecho una escapada en 1961 tras seis años de ausencia. Ahora presenta en el Castelar su espectáculo Oro Puro» que tiene un enorme éxito, y convence a los paisanos que todavía lo dudaran de su categoría artística dentro de su género, premiándolo con grandes aclamaciones y aplausos, rindiéndose a su arte y admirándose de su fastuoso vestuario. Este triunfo en su Elda le supo a Pedrito a gloria, pues era uno de sus más fervientes deseos: que Elda reconocie ra sus éxitos y su categoría alnal2 :1 ^k cncm de 1+i..1 ^E DRIT O R ICO ^tUNDI:1Lti1f:iVTE F;1MOS() AR7ISTA ESPAÑOI. 13A SlIX IARI)Oti^:11)t) C.C)N EL PRE-^11O . ^RIFL DF MONTE^IDE=.( Pedrito Rico muestra el famoso trofeo «Ariel 1963» que le fue otorgado en Montevideo. artística, ensalzada y glorificada en los pueblos de América. Otra de las cualidades que se le apreciaron a Pe drito fue su cariño al público, repi tiendo sin cansancio y con satisfac ción cuantos números le reclamaba el público, al igual que hacía en Amé rica, que aunque su estancia en el escenario fuera especificada en treinta minutos (por ejemplo) él permane cía una hora y media o más, a peti ción del público que no se cansaba de pedir canciones y más canciones, con gran satisfacción para éste, lo que valoraban los empresarios para renovar contratos y alargar actuacio nes, ya que el público no se cansaba de escuchar al Ángel de España». Pocos meses después volvió a Elda para presentar su espectáculo De América a España» en el Castelar, acompañado de Graciela Pal, hija del famoso Palito Ortega, a la que presentó como su prometida, aunque en este aspecto, como en casi todos los referentes a su vida privada, man tuvo siempre una reserva absoluta. Ni que decir tiene que nuevamente sus paisanos de Elda volvieron a pre Octubre de 1967, en Caracas. EI Ilamado «Show del millóro^ con Pedrito Rico Cantando y el famoso diestro Manuel Benítez «EI Cordobés» marcándose unas bulerías (Portada de la revista). miar su actuación con los más clamorosos aplausos. ras diez años sin actuar en Madrid, vuelve en 1965 al Teatro-Circo Price, donde había obtenido sus primeros éxitos, permaneciendo cinco meses en cartel y publicándose numerosas entrevistas en diarios y revistas de la capital de España. Se le en trega la^Medalla de la Amis tad» por su labor de difusión del folklore español por el mundo. AI año siguiente vol vería a Madrid, renovando sus laureles y rodando la película «Vestida de novia», con Massiel como pareja, basada en la popular can ción del mismo título, a la que seguiría, en 1967, Ojos verdes», con Juan Luis Ga liardo y Ana Mariscal, sexto título de su filmografía. ueva escalada en el entu siasmo del público de Amé rica. Pedrito vueta por los ai res americanos de capital en capital. La ciudad de los rascacielos le entregaPlaca de Oro» por sus ac tuaciones en el «Chateau Madrid» y se le homenajea en el «Show de Sulli van», espacio televisivo de gran audiencia. Miami le aplaude con entu siasmo, Buenos Aires, una vez más, le concede la «Placa de Oro» por ba tir todos los récords de taquilla en el Teatro Avenida de la famosa Avenida de Mayo; el Canal 9 le ofrece el ^9 de Oro», premio máximo por sus éxitos en Argentina. En octubre de 1967, ocupa la pri mera página de todas las revistas ve nezolanas el Ilamado ^show del mi Ilón», cuando Pedrito Rico cantaba en el Tablao Flamenco Casa Costa, y entre el público estaba el famoso to rero Manolo Benítez, EI Cordobés», en el apogeo de sus éxitos, junto con Curro Girón, Paco Camino y Julio Aparicio. Ante el asombro del públi co, el Cordobés saltó al escenario y se puso a bailar las bulerías que can taba Pedrito en medio del delirio del público, comentando la prensa que un espectáculo así valdría más de un millón de bolívares. CAncion 11 En Miami, Pedrito ya es una figura con tanto o más carisma que Julio Iglesias y otros «showmen» de moda. En el «Dode County Auditorium», an te más de 3.000 personas puestas en pie y reclamando más y más cancio nes, Pedrito Rico tuvo que obsequiarles hasta 35 canciones más, pues no le dejaban irse con sus insis tentes aplausos. EI alcalde de Miami, Steve Clark, le hizo entrega en el mismo Auditorium, de las Ilaves de la ciudad, y las numerosas veces que volvió a esta población tuvo un nu meroso público adicto y apasionado. Broche de oro para la despedida de Pedrito en esta ciudad fue la vela da especial junto con el famoso «chansonnier» Maurice Chevalier y el Ballet Nacional de México, en el mis mo Auditorium. ueva York, en especial el «bo rough» de Queens, recibía siempre las actuaciones de Pedrito con el mayor entusiasmo, y en 1968 sus ac tuaciones le valieron el Trofeo de los cronistas latinos por ser su espectáculo el de mayor impacto de los tea tros de habla castellana de la ciudad. Este año fue uno de los de mayo res satisfacciones para Pedrito Rico, pues fue invitado al minifestival de Benidorm, donde obtuvo con su «Golondrina de Benidorm» el primer premio por aclamación del público, aunque el jurado decidió que com partiera este premio con otro cantan te también muy aplaudido. De nuevo en Méjico, la actuación del joven cantante eldense en «EI Patio» de la capital azteca tuvo unos es pectadores de excepción: Sara Mon tiel, Lola Flores y Pili y Mili, españo las, y los celebérrimos María Félix y Cantinflas, que saludaron afectuosa mente a Pedrito. También en Méjico, participó re presentando a España en la Olimpíada Cultural, celebrada paralelamente a los Juegos Olímpicos de 1968, y el Teatro Insurgentes, el más prestigio so de la capital, se Ilenó de público para aplaudir el espectáculo «Rome ría española 68», montado por Pedrito con intervención de otros famosos españoles o americanos. En noviem bre de este año, nueva estancia en Méjico con otro récord de permanen cia en cartel durante once meses, por I ^ i i i ^ I j i i i ^° f ^ Julio de 1963. La boda de las dos hermanas de Pedrito Rico fueron todo un acontecimiento en Elda. En la foto, recorriendo con su hermana Soledad la calle que hoy Ileva el nombre del cantante. 1968, en Méjico. EI cantante eldense con Lola Flores, su marido y el poeta español Manuel Benítez Carrasco. Febrero de 1971. La agresión sufrida por Pedrito Rico en su hotel de Buenos Aires fue muy destacada por la prensa, como en esta portada de Así, la revista de mayor circulación en Argentina. lo que el Círculo de Periodistas y Ar tistas de Méjico le otorgó la «Palma de Plata» que Pedrito recibió de ma nos de Mario Moreno «Cantinflas» y de la famosa Lola Beltrán. e nuevo en Buenos Aires, en el Te atro Nacional y en el Canal 9, recibe por segunda vez el «Martín Fierro» en competencia con Juan Manuel Serrat y Víctor Manuel, por ser el más popu lar y por sus tres meses de actuación en dicho canal televisivo. Tras esta permanencia en Buenos Aires actúa por primera vez en Brasil y en Para guay, con la favorable acogida que acompaña siempre a sus actuaciones. 18 o todo son rosas en el camino de Pedrito en estos años: en febrero de 1971 es asaltado en la habitación de su Hotel en Buenos Aires, y es fuerte mente golpeado para arrebatarle jo yas y dinero por valor de medio mi Ilón de pesos. Pedrito sufrió trauma tismo craneal y varias lesiones a con secuencia de las cuales tuvo que interrumpir sus actuaciones, recibien do numerosas muestras de cariño de sus admiradores, prensa y público americano y español. Repuesto de sus lesiones, actúa durante cinco meses en el Teatro Calderón de Madrid, incluyendo en su compañía al antaño famoso «An gelillo», destacado intérprete de «EI negro que tenía el alma blanca», con gran emoción de éste al reencon trarse con el público después de va rios años de ausencia de los esce narios. I cantante eldense ve reconocido oficialmente su permanente devoción a su ciudad natal, con el homenaje que recibe del Ayuntamiento presidi do por Antonio Porta que en sep tiembre de 1971 le hace entrega de la Medalla de Oro de los Santos Patronos, junto con otros artistas eldenses de fama internacional como los her manos José María y Gerardo Pérez Busquier, Evelio Esteve y Antonio Gades. Esta devoción a Elda es manifes tada repetidamente en entrevistas, en las que pregona su nacimiento en Elda, «donde se hacen los mejores zapatos del mundo», y en sus actua ciones, en las que incluye su canción «Elda de mi corazón», creada en colaboración con su guitarrista Juan «el Brujo», paseada con éxito por los es cenarios de América y grabada en discos y casettes. Su filmografía recibe nuevos títu los, como «EI quinto mandamiento» (1971), «Adelante, juventud», en co producción con México; «Camino del valle», «Buenos días, Claudia» y ya en 1977, «La muerte tiene muchas caras», en la que Pedrito desempeña el papel del hijo de Onassis, rodán dose en el Caribe, con Alexandra Bastedo como protagonista femeni na. En 1981 protagoniza «EI valle desnudo», coproducción hispano alemana. 1968. Méjico. Fachada del Salón Teatral de la capital mejicana (Avenida Insurgentes) anunciando a Pedrito Rico como cabeza del cartel. 1968. En una de sus actuaciones en Madrid, Pedrito Rico besa a una jovencísima Carmen Sevilla. 1968. Méjico. Tras su actuación, Pedrito saluda a la «doña» María Félix. CAncion . ^ Q ^ANA fi` Y L O L A!. I I.RA ^ MA.DE PANAMA MA iNr^E^ ^A N^E4 ^ ^ ^PECiRI`Íd^ RfCa L^}^ ^^l^JANEIRQ TRIO JAPO La vida de Pedrito sigue desarro Ilándose en los años setenta con la sucesión de actuaciones en diversas ciudades del Nuevo Continente: en Buenos Aires con el espectáculo «iOh, Calcuta... al uso nostro!» con despedida de esta revista en home naje a Pedrito Rico participando Luis Aguilé, Palito Ortega, Pinocho, Mari quita Gallegos y otros; otro espectá culo en el Teatro Cómico de la calle Corrientes «Chau... te esperamos en el Cómico...» y muchas otras. Su palmarés de premios se sigue enriqueciendo: el «Musicalísimo de Oro» del Canal 9 bonaerense; el tro feo al Artista más popular que le con cede Puerto Rico, como el año ante CAncion 19 PLAZA DE TOROS - ELDA 6ASAD0 10 A608T0 1974 a lae 31 aoclae ^^^^^,+ Años 70. Firmando autógrafos a sus fans tras la grabación de un programa de televisión en Puerto Rico. 10 de agosto de 1974. Cartel de la actuación de Pedrito Rico en la Plaza de Toros de Elda. 1971. EI cantante, con expresión feliz, rodeado por los trofeos con los que muchos países han premiado su actividad artística. rior lo había otorgado a«Raphael» otros más. Y 1974. Fiestas de Moros y Cristia nos en Elda. Pedrito Rico ha recibido el título de Capitán de Honor de la Comparsa de los Contrabandistas y cruza una vez más el Atlántico para estar presente en la gran fiesta, montado en un brioso caballo, desfilando vestido del típico traje de caballista andaluz y recibiendo los aplausos y los vítores de los miles de especta dores que admiran las cabriolas del corcel y la gallardía del caballero. ntre el rosario de actuaciones en unas u otras capitales americanas, con esporádicas escapadas a Espa ña para ver a los familiares, se en cuentran algunas muy señaladas, co mo la actuación en el Gran Teatro de la Ópera de Buenos Aires, en 1977, con un gran espectáculo que contó con dos testigos de excepción, los eldenses Juan Guill Martínez, profe sor de Dibujo entonces en el INB Azorín de Elda, y Hortensia Guill Ber nabeu, profesora del C.N.Padre Man jón, que encontrándose en viaje turís tico en la capital porteña acudieron a dicho teatro para ver a su paisano y contemplaron admirados lo real de la fervorosa admiración de los bonae renses hacia Pedrito, descartando rotundamente que ello obedeciera a montajes publicitarios, de lo que die ron testimonio en una carta publica da en el semanario Valle de Elda (20 Agosto-77), haciendo resaltar que en el curso de su actuación y sus can ciones nombró en varias ocasiones a su querido pueblo. La despedida de estas actuaciones en este teatro también fue apoteósica, con gran beneficio para la sociedad de Soco rros Mutuos del Centro Asturiano en CAncion zo Buenos Aires, que obtuvo 1.300 millones de pesos antiguos para sus obras asis tenciales. Durante la cele bración del Campeo nato del Mundo de Fútbol, Argentina 1978, la selección española acudió al Tea tro Estrella de Buenos Aires donde actuaba Pedrito, a teatro Ileno, presentando su es pectáculo riViva Es paña!» en el que Pe drito cantó, en honor de los jugadores, el famoso pasodoble del mismo título, cam biando parte de su letra por frases alusivas a la selección y a sus jugadores, con gran des aplausos de éstos y del público. ás premios y tro feos: España, ipor fin! le concede en 1978 la rMedalla de Oro a la 1981. Cartel de la actuación de Pedrito Rico con Lola Flores en Méjico. emigraciónff y el Ministerio de Traba jo la r^Medalla al Mérito en el Trabajo» por su dilatada vida profesional fuera de nuestras frontera. Argentina, nue vamente, le otorga el «Facón de Pla taf en Octubre de 1980. Mientras re coge el f^Chin de Plata de 1980» ganado en el XIII Gran Festival de TV en San Juan de Puerto Rico, se le co munica que la ciudad de Miami le ha concedido el premio de «Míster Tele visión^f 1980 por sus actuaciones en aquella ciudad. Nueva York, tras dos meses de actuación con éxito total le entrega a Pedrito Rico el trofeo rDe rechos Humanos^f, de gran prestigio en la ciudad de los rascacielos, ante riormente concedido a Mario Moreno 1fCantinflasf. Dos artistas españolas «de tro nío», con bien ganada fama en nues tra Patria, forman pareja con Pedrito Rico, en cabecera de cartel, compar tiendo el carisma que Pedrito ha lo grado en aquellos países, primero Rocío Jurado, en Colombia y otros países, en 1980, y el año siguiente tla faraonaf Lola Flores, en Méjico, al igual que pocos años después, en 1985, formaría pareja con Carmen Sevilla presentando el espectáculo «Aquí, ...Españaf, en gira de tres me ses por la República Argentina, en cuya compañía figuraba también la popular Perla Cristal. Nueva York sigue acogiendo con entusiasmo las actuaciones de Pedri to en sus zonas de mayoritaria habla hispana. EI «Círculo Españolff, de Queens, le rinde homenaje, entregán dole una placa de mérito, por su lar ga trayectoria artística ty por haber paseado la bonita música de España, de nuestra Madre Patria, por el mun do» (1983). También la rrAsociación de Cronistas del espectáculo» de Nueva York concede al artista elden se el Oscar al mejor show latinoame ricano presentado en dicha ciudad. Los otros dos nominados eran Leo nardo Flavio, argentino, y el brasileño Roberto Antonio, de gran fama en aquel continente (marzo 1984). I 7 de diciembre de este último año vuelve a encontrarse Pedrito Ri Pedrito Rico, con Carmen Sevilla, ^ sigue cosechando triunfos en América De 5ee Os Aiies n s Ileyan .^utlatlos ,fel in r^ las oue t ia ^ r., ^ e In 9ira st5.nal^rtando s^qr^,^ abteniancf^ ^°ne SS a n p m lable Pa (:alns acW^tlas pu r, u el n la capaal pOrleña .. . ...+ _....-. ,. tlnin Ricí^ poi 25 PE..,,.,. ,_,_,,, ._ RSONAS EN ESCENA! ^ ► ^ ^ ^ ^ ^ . I ( I ( I i ^ ^ Con VERLA CRISTAL ler. óAdann Esrynol a.«uon tral parela de baales CAREOS YILAN I ^pElAMO RIRZ I CAAl05 r CAALA b orquesto espectóculolOS GAVItANES DE ESVA(1,4 HOY • pEBUT: 2Z hs. ^^ • SAeADO 21 Y 1^ • , I^ DOMENGO _ 11 4 nrn oittstt ^. t] ^. Pedrito Rico, con Carmen Sevilla, sigue cosechando triunfos en América .,.,.,..^,^., .^„^^,,,,,^. oosm^esao . mle oy ^„ n tn $ovdla. a^co s fw,mpos. c mpliaciones y wgesoen ae Ca, pm,rogam ae co^, eros para res aa Pedd,o: Padrito Rfco POr ru pertm . . ponder el lavor y a la aclamacidn del p4b4co. miamvrm con su mata mem casi ^. Campart^antla la caDacora dal ^II, dmagianA loa e a qum neI con la gemil Carmen $evílla, maparabba ae laam actuacVón w. 3mM^s aetislas. prnqunan la mtlsr^ Ya. aEl beabi,oa, aQue vrva Eape^ ca y e^ tada espenol en uoa amtws aa•. r lodu. lu. ,how+ nua eona. _ e y,tra. t,oven ee omrmenama becai. c e rcpeno, n aa can weron „anmoe con p.acb. de.en. cet con^}a ^^ vonerm v ae mar,e.a an vamaa ao c ^a ^.sa n,^,a d c^en esp^ola. ue enca la a los vratn.... l ad t F ^na ^z a a g^ra. t^^ c^r^,o coP le i las m9a cla p^ibticns y n tno espamosn. Carmen Sevilla aclorws. ,agro a EspaTa. m n ras Peari n Eata giiavlleva dor. meseb tle évi^ 1 a1 30 ae ers e en la Arç,amine, y las aclnacio^ R^ ^o uaro rlel 22 es da Pedmo y ae Carnwn re m en Míami. donae la color^ia s ^ +an^ia. n erovs^ma. 1, cuge la ^^st qing^rn clc a ^ ^ le^ ,añanan a Imn,aouno, y aí ae .^a 1985: Anuncio de prensa de la actuación de Pedrito Rico y Carmen Sevilla, con su espectáculo «Aquí España», en el Teatro de la Opera de Buenos Aires. co con el pueblo cubano que lo aco gió en sus primeros años de cantante con un entusiasmo desbordante y lo convirtió en su ídolo. Ahora está en la emigración, constituyendo una nutri da colonia cubana en numerosos puntos de la costa atlántica de Estados Unidos, y a esta colonia cubana de Nueva Jersey, junto a Nueva York, es a la que Pedrito dedica un espectáculo, que la prensa denominó rel show del recuerdo» porque Ilevó a los exiliados el recuerdo de su Patro na, la Virgen del Cobre, y de su patria querida. Tras cantar su canción personal «Pedrito de España soy», hizo vibrar al público con las canciones que le hicie ron famoso en La Habana de los años cincuenta, antes de la Ilegada de Fidel Castro. Cantó 1fEl berebitof, 11La me cedoraf, «Bajo el cielo andaluz», 1Mi perrita pekinesa», una versión propia de 11Me va, me va^f, y otro tema favori to, «Mi vida privada», que arrancó el aplauso del público antes de finalizar. CAncion 1984. Durante la concesión del «Escudo de Oro» del Club de Campo eldense. Finalmente cantó «EI escapu lario», dominando el fondo del escenario un gran telón con un santo en oración y dos cirios a ambos lados. AI finalizar la canción se iluminó el cuadro por de trás, apareciendo la imagen ilumina da de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cu ba, lo que levantó al público de sus asien tos, muchos con lágrimas de emoción, aplaudiendo en tusiásticamente a su Virgen y al cantante. os más de veinticinco años que Pedrito Ilevaba actuando y mante niéndose en primerísimo lugar en su arte, va causando sorpresa en los públicos que lo aclaman y en los periodistas que, como se escribe en los titulares de los diarios y revistas de Caracas, proclaman «íHay Pedrito para muchos años!» o«Pedrito no está igual, iestá superior!». Acostumbrados al «vedettismo» de las primeras figuras del espectá culo, se sorprenden de que tras 1 Capote con la efigie del cantante de realizado por un club de admiradoras al principio de su carrera. veinticinco años en triunfo, Pedrito continúe entregándose al público, como antes hemos resaltado, con virtiendo una actuación de treinta minutos apenas en un «show» per sonal de una y media o dos horas en el escenario correspondiendo a las peticiones de bises del público, con el más sincero afán de agradar, co 21 mo si estuviera empezando su carrera. Por esto responde: «Mientras el público diga: iOlé, Pedrito!, no me retiraré», al diario Noticias del mundo de Nueva York, en octubre de 1983. EI Club de Campo de Elda hon ró al cantante eldense en 1984 en tregándole su «Escudo de Oro», como reconocimiento a su arte y a su eldensismo pregonado en toda América. n diciembre de 1985, el Ayunta miento de Alicante, junto con el Gremio de Hostelería, celebró la Gran Gala del Turismo, y en ella se concedió a Pedrito Rico la «Placa de Embajador de la Canción Espa ñola», recibiendo otras distincio nes de mérito el torero Manzana res y otros destacados alicantinos. A finales del año 1986 falleció la madre de Pedrito, Carmen Cuti Ilas, por la que nuestro paisano sentía adoración, lo que causó un gran impacto emocional en Pedri to, del que ya no se recobró totalmente, pues aunque volvió a los escenarios tina, «donde de verdad me quieren y me recono de sus éxitos, ya no era el Pedrito de siempre, con su alegría vital y su entrega en los es cenarios con ilu sión y deseos de complacer a su pú blico. Durante su acos tumbrada gira por Argen cen», en palabras de Pedrito, dolido y defraudado con Elda, fue in vitado a la recepción que la Embaja da de España ofreció al Príncipe de Asturias don Felipe de Borbón en su visita oficial a Buenos Aires en 1987, realizando después una serie de ac tuaciones por Miami, Nueva York y otras muchas poblaciones de varios países, Pedrito Rico se retiró a Bar celona, tal vez para tratarse de una enfermedad que comenzaba a dar los primeros avisos. mediados de junio de 1988 se hi zo pública la noticia de la grave en CAncion 1988. Fotografiado en Benidorm pocos meses antes de morir. fermedad que aque jaba a Pedrito, y a primera hora de la madrugada del 21 de junio se difundió la triste noticia de que Pedrito Ri ĉ o «el artista más internacional que haya da do Elda» había muerto. a muerte de Pe drito Rico causó gran conmoción en Elda y en los países de Hispanoaméri ca, en los que el ar tista era un perso naje tan querido y admirado. La Ilegada del féretro a Elda fue un homenaje a su popularidad; un gentío inmenso, todo Elda, pasó por el salón de la Cruz Roja en la que se instaló su capilla ardiente y convirtió en multitudinario el traslado de los restos del cantante, acompañados por la Banda de Música, al templo de Santa Ana, asistiendo al funeral de corpore insepulto el Ayuntamien to en pleno, con su alcalde Roberto García Blanes a la cabeza, familiares y un inmenso público que se agolpó en el interior y alrededores del tem 7 de septiembre de 1988. Descubrimiento de la placa con su nombre para la calle donde vivió su infancia el artista. plo prorrumpiendo en aplausos -aquellos aplausos de su pueblo con los que tanto soñaba Pedrito al salir el féretro para rendir su último viaje. En muchas ciudades de América se hicieron tiradas especiales de pe riódicos, según nos informaron, y muchas emisoras interrumpieron su programación para dar cuenta del 22 de junio de 1988. EI funeral de Pedrito Ricq paralizó la ciudad. Multitudinaria afluencia de gente tanto en el interior como en el exterior de la iglesia de Santa Ana. fatal desenlace de la vida del artista que tanto éxito tu vo en aquellos paí ses. La familia reci bió innumerables telegramas y Ilama das telefónicas tes timoniando su do lor por este falleci miento. I Ayuntamiento acordó como pós tumo homenaje dar el nombre de Pedrito Rico a la calle donde había vivido en su infancia el artista, y el 7 de septiembre de 1988, fecha en la que Pedrito hubiera cumplido 56 años, fue colocada solemnemente en su calle la lápida de cerámica por la que se la rotulaba «calle de Pedri to Rico», una honrosa distinción, me recida por su profundo eldensismo y su arte, con la que Pedrito pudo reci bir, por fin, el reconocimiento de sus paisanos a su arte tan personal acla mado por miles de admiradores en veinte naciones. CAr^cion 23 n UN MUSEO PARA MANTENER VIVA LA MEMORIA. ras más de siete años desde la desaparición de Pedrito Rico, su recuerdo acabaría diluyéndose en la «Elda de mi corazón», de no ser por la calle que Ileva su nombre. No ocurre así en lugares tan lejanos co mo la Argentina donde sus clubs de fans todavía siguen recordándole. Una buena forma para que la me moria de Pedrito Rico permaneciera viva sería que la innumerable colec ción de trofeos, fotografías, discos, carteles, regalos, recuerdos, trajes de sus actuaciones, etc. etc. que desbordan un par de habitaciones de la vivienda familiar, formaran parte de un museo, o una sala específica del Museo Etnológico (cuando éste tenga •la ubicación ade ĉ uada), donde pudieran ser contemplados por el público, por quienes le conocieron y quienes por edad no Ilegaron a cono cerlo, a la vez que otras aportaciones fueran ampliándolo. Por los contactos mantenidos con las hermanas del cantante, herederas de este tesoro documental, no sólo hay buena predisposición para ello, sino que este museo podría ser una realidad en un plazo relativamente corto de tiempo si el Ayuntamiento pusiera a su disposición un espacio con las necesarias condiciones de exposición, seguridad y conservación. La memo ria de Pedrito Rico y la devoción que sentía por su pueblo se lo merecen. HISTORIAS DE LA IMAGINACION María Salud Sánchez López n el año 1984, a iniciativa del equipo directivo del Instituto de Formación I^rofesional «La Torreta», con Juan Manuel Martínez Albert como director y joaquín Samper de jefe de estudios, se crea el coneurso nacional «Lápiz de Oro» para jóvenes modelistas de calaado, menores de 25 años. EI objetivo de esta convocatoria era premiar la labor de los estudiantes de la rama de piel más allá de sus notas académicas, y brindartes la oportunidad de c Ilegaba su creatividad y su buen hacer de cara a su proyección como profesionales. Once años después, 1os premiados aseguran que nunca estuvo claro qué premiaba el jurado, si la creatividad, la complicación o el calzado comercial. También dicen que el premio no les ha servido para darse a conocer en el mundo laboral, pero todos trabajan, con máz o menos fortuna, en su profesión. «En este trabajo hay mucha competitividad y al final sólo quedan los rnejores», dice uno de ellos en tono de lamento, pero ha quedado claro, con el paso del tiempo, que pese a la controversia que siempre entraña un premio, y las críticas a las decisiones del jurado, ellos eran las mejores. E manera habitual los estudiantes de la rama de piel de la To rreta exponían el resultado de su aprendizaje en el mis mo instituto al finalizar el curso, pero se echaba en falta motivación para que su labor se viera reconocida fuera de las paredes del centro. Y en principio no fue más que eso, un reconoci miento. Porque los tres pri meros Lápices -de oro, pla ta y bronce- obtuvieron, además del trofeo diseñado por el profesor del Instituto Daniel Carpena, tres diplo mas en los que se les acredi taba como los más destaca dos. Las 100.000 pts. que había concedido el Ayunta miento para actividades cul turales no daban para más y por eso, ya en la primera convocatoria, se plantea la necesidad de que el concur so sea patrocinado, en las siguientes ocasiones, por or ganismos gremiales, como la Fundación FICIA e INES COP, que puedan aumentar la dotación económica de los premios. Así y todo el concurso es un éxito y al mismo se presentan 50 jóve nes modelistas de Elda, Pe trer, Monóvar, Sax, Villena, Elche, Arnedo (Logroño) y Ciudadela (Baleares), con 80 maquetas diferentes. La en trega de premios se realiza en el mes de mayo, en el salón «Crispín» del certamen MODATECC, y así los jóve nes modelistas tienen la ocasión de codearse -o mejor dicho, de compartir espacio con los industriales y los modelistas veteranos «pero nunca se nos hizo mu cho caso. No ha habido mu cha pasión por el Lápiz de Oro, y de hecho por el acto de entrega de premios o el stand de La Torreta pocas veces se veía a un fabricante o a un modelista», relata uno de los premiados, Juan An tonio Moreno Sirvent, pre miado en el año 88. ERO sigamos con nuestra historia: el ga nador del año 1984 fue Miguel Lloréns, con una maqueta que hoy nos resulta muy sencilla y de la que su autor no puede recordar en qué se inspiró. Quizá los años transcurridos y el que el premio consistiera tan só lo en un diploma no le hacen hablar a Lloréns con mucha ilusión de su Lápiz de Oro. Recuerda, eso sí, que tenía 18 años, y que estaba empe zando a trabajar en el estu dio de Serafín Albert, com partiendo el tiempo con los estudios de modelista en la Torreta después de dudar si se dedicaba al calzado o a la electrónica. «Yo no tenía nin gún antecedente familiar en casa y lo mío fue una deci sión en busca de una salida laboral». Hoy sigue trabajan do como modelista, «pero el premio no me sirvió de na da». EI año siguiente se vol vió a presentar pero ya no ganó. Actualmente sabe de esta convocatoria por los medios de comunicación y piensa que «el premio está muy devaluado. Va por otros derroteros a como era al principio porque no se pre mia el calzado que se puede poner en los pies sino el an ticomercial». Los contactos del Insti tuto de la Torreta con la Fun dación FICIA hacen que al año siguiente el Lápiz de Oro sea «una pera en dulce» pa ra los estudiantes de diseño: tres becas de 1 millón de pts. para estudiar un curso de modelismo en el Ars Sut toria de Milán. Increíble, e in creíble también que el premio lo gane una mujer, la única que se ha alzado con el Lápiz de Oro en toda su historia, si bien otras, pocas, han logrado alguno de bron ce y plata y varios áccesits. Adela Pérez Juan es hoy to davía una chica muy joven, y en apariencia muy poco agresiva, «un hándicap para desenvolverse en la industria del calzado, donde me comí an». Pero el premio del miIlón se lo comió ella. Eso sí, hubo dos millones más para el Lápiz de Plata que logró Joaquín Ruiz Prats (primo del archiganador en años si guientes, Joaquín Ruiz Soriano), y para el de bronce, que ganó Víctor Moreno Feli pe, un joven que falleció po co tiempo después, y los tres juntos se fueron a Milán a estudiar un curso de dise ño. «Allí era todo muy dife rente a La Torreta. No había más asignaturas que técni cas de calzado y estabas to do el día con lo mismo, así que vine sabiendo un mon tón». Tampoco Adela puede explicar en qué se inspiró para la realización de las dos maquetas que ganaron el premio. Entonces ella estu diaba en La Torreta y se ini ciaba en el mundo laboral de la mano de su padre que te nía un estudio de modelista. Le venía de tradición y así «pude empezar a trabajar sin problemas». Pero Adela Pé rez Juan, que es hoy una afamada modelista de bol sos y complementos.del cal zado, tuvo que dejar de di señar zapatos cuando murió su padre «porque el mundo del calzado es un mundo para hombres. A una mujer que trabaje sola en oficios distin tos a los reservados para la mujer, como aparadora o al macenista, la devoran». Aho ra además tiene en el oficio el apoyo de su marido y no quiere ni oir hablar de dise ños de zapatos, «porque hay una guerra de precios muy grande que devalúa el traba Dis^ño Q 1984. «Beverly», Miguel Lloréns Carbonell © 1985. «Niza e Italia», Adela Pérez Juan © 1986. «Violette», Manuel Alejandro Hidalgo Pérez Q 1988. ( Sin título), Juan Antonio Moreno Sirvent © 1989. (Sin título), Joaquín Ruiz Soriano Q 1990. «Mercedes», Joaquín Ruiz Soriano. 25 26 m J Q Dis^ño jo de los modelistas. Ellos mismos se están cargando la profesión». Del Lápiz de Oro recuerda, como no, el viaje a Milán, y poco más. «No me sirvió de mucho, y ya no volví a presentarme más porque había superado el reto de ganar siendo la única chica que se presenta ba entre 130 concursantes de toda España». Q 1991. «Piscis», Joaquín Ruiz Soriano Q 1992. «Lulavi», Juan Antonio López López Q 1993. «Batllo», Aurelio Giménez Cazorla ^ 1994. «Enigma», José Fenelón García Pérez ^ 1995. «Amazonas», Andrés Merino Sanandrés A buena racha del Lá piz de Oro duró un año más, hasta 1986, año en el que también los tres ga nadores, Manuel Alejandro Hidalgo, Vicente Manuel Gó mez y Francisco Rafael Pérez Juan, fueron becados con el millón de marras. Pero Ilegó el año 1987 y con él el inicio del declive de las ferias de calzado de Elda. Los comen tarios, cada vez más insis tentes, sobre el traslado de las ferias a Alicante o Elche, o el futuro incierto de la Funda ción FICIA, eran problemas que no pudo soportar el «her mano pequeño» de los pre mios de diseño y así ese año no se Ilega a convocar des pués de tres ediciones de continuo ascenso en los que se había pasado de 50 ma quetas el primer año a 70 en el segundo y 90 en el tercero. Manuel Jover, actualmente profesor de la Torreta, y uno de los que recogieron el testi go de la organización del concurso en el año 89 cuan do se hace cargo de la direc ción del Instituto de F.P., atri buye la suspensión también a la reforma en la Formación Profesional, decidiendo que a la Torreta se pasen todos los estudios relacionados con el calzado y se deje el Instituto de F.P. La Melva para otras profesiones como electrónica o sanitario. EI premio sale adelante con el apoyo del Ayuntamiento, que concede la subvención económica ne cesaria para premiar a los ga lardonados, otra vez sólo con ^IS^I^O un trofeo y ya sin beca de es tudios en Milán. Claro que al gunos, pese a todo, valoran muy positivamente el cambio en la organización del pre mio, ya que nuevos profeso res, más jóvenes que los an teriores, como Rafael Deltell o José Manuel Martínez, le confieren un «aire fresco» que el premio estaba necesitan do. Cambia el estilo y eso se nota mucho en la maqueta ganadora en el año 88, obra de Juan Antonio Moreno Sir vent y que supone toda una revolución respecto a los pre mios anteriores, porque, de entrada, y a la vista de los no entendidos, la maqueta es «distinta»: una bota de caña alta, altísima, azul turquesa, plagada de flores... Juan An tonio Moreno da «pelos y se ñales» sobre su inspiración: los 20 años de la publicación del L.P. «Sargent Peppers» de los Beatles, anticipándose a una corriente que en todas las facetas de la moda se ha recuperado unos años des pués: el movimiento hippie, la «guerra de las flores»... Mo- reno considera que el diseño debe ir muy estrechamente li gado al momento social que se vive en cada época y tener su explicación. «No se trata de diseñar por diseñar, imagi nar, complicar el zapato, hay que documentarse para que el calzado esté en sintonía con el momento, y esto ha faltado muchas veces en los zapatos ganadores», Juan Antonio Moreno Sirvent Ileva ba varios años trabajando co mo modelista, en compañías extranjeras, cuando se pre sentó al concurso, y sólo ha cía uno que había finalizado unos estudios «en los que tengo mucho que agradecer le a un profesor, José Manuel Martínez, que fue el que de verdad me metió en el cuerpo el gusanillo del diseño». Con Moreno quizá surgió la polémica sobre si los premios de bían ser maquetas de calza Joaquín Ruiz Soriano es el único diseñador que ha conseguido el Lápiz de Oro en más de una ocasión, consecutivamente, en las ediciones de 1990, 91 y 92. dos comerciales o sólo obras de arte imposibles de poner se en los pies. Sobre esto, Juan Antonio Moreno co menta que «uno se puede poner un zapato para ir a trabajar o para una fiesta». Juan Antonio trabaja hoy en día como modelista, pero no en un estudio propio sino en una empresa de El ĉ he que lo tie ne como diseñador en planti Ila, «que es a lo que tienden todas las empresas que quie ran tener un estilo propio». ESE a que, a raíz de este premio, las ma quetas que se pre sentan en los años siguien tes son más rebuscadas, y hay quien se atreve con una Torre de Pisa o con el Guer nica, o más aún, con las Me ninas de Velázquez (es el ca so de Ramón Alcázar, que gana un «plata» y que sor prendentemente también fi gura en la lista de fallecidos), el jurado, durante tres años consecutivos, se decide a premiar a un joven que se destaca de los demás preci samente por no presentar maquetas con demasiadas «florituras», aunque eso sí, de gran calidad: Joaquín Ruiz Soriano. Es, sin embar go, Joaquín Ruiz, uno de los más críticos con el premio que ganó tres veces «porque los zapatos son para poner los en los pies y andar». Del premio dice que sólo le ha servido para decorar su es tudio de modelista en el que trabaja desde hace muchos años, porque lo suyo es una verdadera tradición familiar. «Los Joruca somos modelis tas y músicos y los premios sólo me han servido como una curiosidad más de cara a los clientes». Joaquín Ruiz vivió todavía la entrega de premios en el recinto ferial de Elda, durante MODA TECC, y además fue el pri mero en lograr una cantidad económica por los mismos -100.000 pts. el primer y segundo año (89 y 90) y 250.000 pts. el tercero-, subvención que aporta la concejalía de Industria del Ayuntamiento eldense, quien además a partir de ese año y durante tres más, convoca el premio especial «Elda-Pres tigio» en este caso, para pre miar el mejor diseño comer cial que reúna unos valores destacados de calidad. EI «Elda-Prestigio» se convoca sólo tres años (91, 92 y 93), y por dos veces queda desier to. Sólo lo obtiene en el 92 otro Ruiz, Joaquín Ruiz Prats. Con una dotación si milar al año 91 continúa hoy en día este concurso, si bien con una nota que muchos califican de negativa -la en trega de premios en la Casa de Cultura de Elda-. Los ganadores de los años 92, 93 y 94 han sido por este orden Juan Antonio López López con «Lulavi», Luis Aure lio Giménez Cazorla, autor de «Batllo» y José Fenelón García Pérez con una bota que él denominó «Enigma» y que figura en la colección de estampas editadas por el Museo del Calzado para dar a conocer sus fondos (ade más de felicitar las navida des del 95). La última convo catoria del «Lápiz de Oro» la ha ganado Andrés Merino Sanandrés, un joven mode lista que trabaja en un cono cido estudio de Elda, «ha ciendo el trabajo sucio, de currante, pero nada más». Su zueco «Amazonas» es todo un alarde de creativi dad utilizando materiales di ferentes (trenzados de hilo y apliques), pero, pese a ello, lamenta que los fabricantes «no confíen en los modelis tas jóvenes». Claro que jo ven no es uno la vida entera, y ...todo se andará. ; -:: ,: r ^ : , _^ r `^^^^^^ rr^^f`^r^^i^J fr ,r^^ f^-^^^r^ ^^- ^ ^^ ^r ^^^^cr, / -.^ Vicente Deltell Valera omo tantos elden ses de adopción, Pedro Carpena Tolsada, Ilegó a Elda en los primeros años del si glo. Había nacido en 1876 en Higueruela (Albacete) y ya desde su huérfana ni ñez mostró unas dotes in natas para el dibujo, téc nica que perfeccionó en su paso fugaz por la Aca demia de Bellas Artes de San Fernando, con moti vo de su estancia en Ma drid para realizar el servi cio militar. Acabada la mili y habiéndose librado por sorteo de ir a la Gue rra de Cuba, estuvo pin tando por los pueblos hasta que le dio por venir a Elda. Llegó con unos rolllos de papel y unos carboncillos. Dos a tres años después, al encar garle un dibujo, conocería a Teresa Martínez, perte neciente a una numerosa familia eldense de toda la vida, con quien se casaría en 1909, y con la que tu vo cinco hijos, dando ori gen a la saga de modelis tas de calzado y pintores que mantienen vivo el apellido Carpena. Pintor, dibujante, fotógrafo y ocasionalmente escultor, tras su matrimonio, e in troducido en la fotografía por un amigo suyo alican tino, montó un estudio fo tográfico en la calle Hor no de San Antón, donde realizaba fotografías de estudio y ampliaciones y reproducciones al óleo, además de utillizar otras técnicas como el lápiz, el carboncillo, o el pastel, que manejaba a la perfec ción. Para sacar adelante a la familia tuvo que hacer todo tipo de trabajos, in Foto de boda de Pedro Carpena y Teresa Martínez (1909) cluido unos de marcos de madera que forraba de piel, que les ayudó a mantenerse durante los años de la guerra. Por aquellas fechas montó la academia y poco des pués trasladó el estudio de fotografía a la calle Gral. Varela (hoy Antoni no Vera), donde también vivían. Con los hijos ma yores y ya situados, Pe dro Carpena dejó el estu dio y la academia, pero siguió retocando fotogra fías para otros fotógrafos y pintando hasta que dijo que no trabajaba más. Sus hijos Alvaro y Daniel le recuerdan como una buena persona, algo bo hemio, aunque se preo cupaba bastante de los hijos, y cuya vida fue bastante tranquila, hasta su fallecimiento en Elda el 3 de julio de 1961. ART^S PLASTICAS Bustos en piedra de Bateig de sus suegros. «Niña al lápiz», retrato de su sobrina Teresita con el que consiguió el primer premio de la Diputación de Albacete. Retrato al óleo de su hijo mayor Jaime. v^ ^. `L ^^3 ^,r : ^ ^^ _^ .. es.+:ra ^r ^ ^ Tapiz con el retrato al óleo de su hijo Daniel. Antiguas imágenes de la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso, al óleo. Retrato al lápiz de EI Seráfico, sacado a partir de una minúscula fotografía y que ha sido el origen de todos los retratos posteriores del poeta. ^RT^S PLASTICAS 30 Niños eldenses (desconocidos) dibujados al lápiz y el carboncillo. ........................b.. Retrato al óleo del niño Elias Vera Moreno. Retrato al óleo, con fondo recreado, del niño José Antonio Martínez Bellín. .......................... ^ Retrato al óleo de su nieta Chonín, vestida de primera comunión. Don Pedro Ramón Candelas Orgilés los 12 años yo era uno de .tantos niños a los que les gustaba el dibujo. Normalmente estas aficio nes innatas no Ilegan a desarro Ilarse si no se dan las circuns tancias adecuadas; mi circuns tancia estuvo encarnada en la persona de D. Pedro Carpena. Todas las tardes, mientras mordisqueaba un rosco y una onza de chocolate -ide la Vir gen, aquellas pastillas terro sas!- bajaba por la calle Jardi nes; paradas obligatorias eran el Cervantes y el Castelar, para ver los «afiches^ de la cartelera y ver lo que nos deparaba el domingo siguiente; satisfecha la curiosi dad, proseguía la andadura calle abajo. Mi destino era la Acade mia de Dibujo de D. Pedro. EI nombre quizá suene rimbom ART^S PLASTICAS bante, y tal vez el lugar fuera lo menos pareci do a una academia, pero tengo la seguri dad que la esencia era de verdadera acade mia. EI local era la es cuela de D. Pascual Burriel, al final de la calle Maura, cerca de la antigua «esquina del guardia». Era un local amplio, pero al caer la tarde quedaba casi vacío; los alumnos ya se habían ido también en busca del rosco y chocolate y solo que daban, separados por unas mamparas de cristal, unos cuantos mayores que a esa hora salían de trabajar y aprendían lo esen Retrato al lápiz compuesto y al pastel de los hermanos Ramón y Pedro Candelas Orgilés, realizado por Carpena en 1939. EI cuadro, de 40 x 58 cros. está sacado de la fotografía inferior, de formato 9 x 12 cros. cial de números y cuentas para mejor manejarse en la vida. Todo el resto de la clase era «nuestra academia». Desgracia damente sobraba casi toda; éra mos, todo lo más, cuatro o cinco muchachos. De mis compañe ros solo me queda el recuerdo de uno que era hijo, creo, de un marmolista y todo su empeño era dibujar las letras y alguna fi gura religiosa, para luego escul pirlos en las lápidas que en el ta Iler realizaban para el cemente rio. D. Pedro lo recuerdo como hombre de cuerpo menudo y el pelo blanco, sus gafas de con cha y un incombustible cigarrillo en la boca y cuyo humo hacía amarillear el labio superior. Allí entré en contacto, por vez pri mera, con auténticos papeles y lápices de dibujo; con un mun do mágico de luces y sombras, que acaparó mi mente y mi co razón, para siempre. En aquel ámbito, en silencio, envuelto en la penumbra, rota por las tulipas que iluminan nuestros bancos, D. Pedro iba de uno a otro, entrando en su cír culo de luz, al tiempo que la luz de su buen dibujar iba también penetrando en cada uno de nosotros. D. Pedro había sido fotógra fo, pero en esta época, que yo sepa, sólo se dedicaba a reali zar ampliaciones por medio del dibujo. En este menester era un gran maestro, ampliando a ve ces una pequeña foto, de 9x12 por ejemplo, a un tamaño de 70x100, que eran las medidas máximas de una hoja de papel. Para ello empleaba fundamen talmente el Ilamado «lápiz com puesto» y el difumino. EI lápiz compuesto y unas «barritas» del mismo material, sin madera, del grueso de un dedo, proporcionan un negro intenso muy dis tinto del grafito. Este negro se puede degradar con el difumino, obteniéndose una gama de gri ses que nada tiene que envidiar a la de una fotografía. rimero había que elegir el papel. EI papel «Ingres» era preferido, por su aterciopelada superficie y el estriado de su trama, que suele dar al dibujo unas cualidades caracterís ticas; a veces empleábamos el papel «Carsson» con su superficie granulosa, en iugar de es triada, y el papel «Caballo» más terso, más duro, que propor cionaba un dibujo parecido al grabado. Para los lápices empleába mos el «Faber» o el «Contee», de una gradación media, que se prestaba bien a estirarse en la superficie del papel, decrecien do hasta apenas mancharlo. Los difuminos eran de lo más co rríente, y los empleábamos sin ninguna preparación. Posterior mente, en Bellas Artes, preparábamos con gran laboriosidad los difuminos a base de martillearlos hasta dejarlos blandos, pero no recuerdo que D. Pedro realizara con ellos nada especial, salvo que deshaciendo uno y con un trozo de su papel preparaba unos difuminos muy afilados pa ra hacer rasgos estrechos. Trasladado el dibujo al pa pel, generalmente copiábamos de láminas o retratos, nunca lo hicimos de estatua, se procedía a aplicar el negro con el difumi no. Normalmente hacíamos una especie de «tintero» restregan do el lápiz o barra en un trozo de papel y de allí íbamos «mojando» con el difumino y trasla dando el negro al dibujo; a ve ces mojábamos direc tamente en la barrita de Contee y, finalmen te, también rayába mos con la punta del lápiz, para luego difu minar. Cuando el ne gro superaba sus lími tes, se recortaba o rebajaba de matiz, con un difumino limpio ^e limpiaba en un papel de lija- o con un bo rrador afilado. EI «manchado» era una labor de quita y pon, de ir añadiendo negro, rebajarlo, ex panderlo, limitarlo... Y en ésto D. Pedro era un verdadero artista. Nuestro gozo era verlo acercarse y enfrentán dose a nuestro dibujo, empuñando nuestros mismos materiales, y poco a poco iba en cauzando aquellos desvaídos rasgos, recomponiéndolos, dán doles vigor, aterciopelándolos. Era así, ante su modo de hacer, como por ósmosis, aprendía mos de su habilidad, suavidad y, a la vez, firmeza. Era, tam bién, un verdadero maestro. Creo que esta forma de hacer era como un retrato psicológico, fuera de la academia apenas le traté, pero allí era cordial, pa ciente, susurrante, suave como sus dibujos. Así era el D. Pedro que yo recuerdo: el gran maestro del lápiz y el difumino; aunque, también, realizaba retratos en colores demostrando análoga maestría en el uso del «pastel». Pero indudablemente había al go más. Más hondura de artis ta, que no sé porqué razones mantuvo muchos años sumer gida, y que sólo después de ca si cincuenta años se nos ha da do a conocer; ha emergido, concretada en unos cuadros re alizados al óleo de nuestros Pa tronos. iBellísimos!. Sólo puedo decir: iqué lástima que D. Pedro no fuera más pródigo en estos menesteres!. Remenbranza a los quince años de su muerte ueinte de su úniCa uisita a Elda, tras su exilio en Co^ombia. ERO quién fue Anto nio Escribano?. An tonio es el hijo de una familia numerosa compuesta por Enrique, Daniel, Eulogio, Carmen, Matilde y Gumersinda. EI padre, ferro viario de profesión, cambia ba a menudo de destino, siendo ésta la causa de que Antonio naciese en Chinchi Ila, aproximadamente en 1916. Cuando cuenta con 12 años, se instala con su familia en Elda, concreta mente en el barrio de la Estación, y pronto va a apren der el oficio de cortador. Desde bien temprano, corrió por sus venas la savia de la política, alcanzando ideales socialistas que le acompañarían hasta su muerte. Fue activo militante y miembro destacado de las Juventudes Socialistas. Así mismo durante el periodo de la Guerra Civil española fue comisionado en los de partamentos de Prensa y Propaganda además de di rigir en Madrid el periódico La voz del combatiente. AI final de la contienda y una vez derrotada la República, Escribano consigue eludir la cárcel y, junto con otros muchos eldenses, abando na España camino del exi lio. Salió desde el puerto de Alicante el 20 de Marzo de 1939 a bordo del mítico bu que inglés Stanbrook cami no de Orán. Una vez Ilega do a su destino, el barco permanece durante curenta eguramente fue el pericídico Re6elión la chispa que necesitó Antonio Escribano para descubrir su fibra literaria, fibra humoristica por otra parte sobre sucesos y personajes locales. ^,: Antonio Escribano en Santa Marta. Enero de 1942. días aislado sin que los pa sajeros puedan desembar car, sobreviviendo gracias a la ayuda de algunos espa ñoles residentes en Orán que les lanzaban comida desde tierra. Más tarde es conducido a uno de los campos de concentración argelinos, probablemente al de Camp Morand. A Principios de 1940 y gracias a la política de aco gida del gobierno colom biano, presidido por el Dr. Eduardo Santos, a los exi liados españoles, Antonio Escribano, mediante la ob tención de un visado, viaja rá a ese país. Sabemos que, en principio, vivió en las ciudades de Santa Mar ta y Montería, hasta fijar fi nalmente su residencia en Barranquilla en el año 1947. Allí conocería a la que sería su mujer, la norteamericana Polly Flye Salzedo. Fru to de esta unión fueron sus dos hijas, Verónica y Lina. Antonio Escribano abrió un comercio de confeccio nes en una céntrica avenida de esta ciudad, la calle San Juan, próspero negocio que le permitió adquirir estabili dad económica para poder desarrollar su vocación lite raria. Orientó cine-clubs, escribió comentarios sobre películas controvertidas, disertó sobre obras teatrales, divulgó libros, etc. Toda es ta amplia actividad cultural logrará que Antonio Escri bano empiece a conocer, en poco tiempo, a multitud de ciudadanos y se con vierta en célebre personaje, aclamado por los círculos intelectuales, Ilegando a ser miembro fundador y direc tor de la Sociedad de Escri tores y Artistas de Barran quilla. A lo largo de dieciocho años, tres veces por sema na, colaboraría con el perió dico de difusión nacional EI Heraldo, bajo el seudónimo de Tonet, con su columna EI Zoo de Cristal. Fruto de su estilo, vivo, agudo y sal picado de brillante humor, con el que analizaba, de forma inteligente la realidad local, nacional e interna ^SCRITURA Escena familiar. Esribano con su mujer Polly y su hija mayor Verónica. cional, al poco de su apari ción se convirtió en uno de los espacios favoritos de la opinión pública de Barran quilla. Mientras tanto, Antonio Escribano no olvidaba Elda, prueba de ello son las nu merosas colaboraciones que remitía al semanario Valle de Elda. EI primer artí culo enviado data del año 1957 y lo titula «Cuando el Valle de Elda Ilega a Colom bia». En 1959 realiza otra colaboración titulada «^Ne cesita Elda un nuevo estilo literario?», en la que Anto nio Escribano comenta respecto a la Revista Alborada «su mismo carácter oficial le impone ciertas limitacio nes para tratar temas de carácter versátil. Se quiere hacer una revista que ex prese un estado de cultura y progreso, sin tener pre sente que se corre el riesgo de caer en un aldeanismo batueco con las inocentes cursilerías, que, por lo de más, demuestran que en este mundo de recelos no se ha extinguido por com pleto la ingenuidad.» Después, en el año 1958, colabora con un nostálgico artículo sobre las Fiestas de Septiembre, titulado «Cele bración de las fiestas de septiembre de Elda en Co lombia», en éste dice «en los primeros días de sep tiembre Ilegó desde Ca racas, en un auto resplan deciente, el amigo Jesús Abellán. En Barranquilla se encontró con otro eldense, Fidel Olaya, y por la noche fuimos a una fiesta organi zada en el magnífico Club Español. Eramos tres re cuerdos de Elda y tres pen samientos puestos en un solo lugar». Antonio Escri bano continúa en viando sus colabo raciones al sema nario Valle de Elda hasta el año 1974 para el que remite el artículo titulado «EI humor eldense», en éste glosa la obra de Don Emilio Rico Albert, «Don Juan Tenorio o Dos tubos un Real». Cuando en 1962 publica su li bro Cuentos Cos teños, es el propio Rector de la Uni versidad del Atlán tico quien le realizará la in troducción diciendo «Anto nio Escribano ha participa do activamente en la vida cultural de Barranquilla. Y lo ha hecho con modera ción, buen gusto -y lo que resulta todavía más origi nal- sin perder nunca el paso de hombre dedicado preponderadamente a actividades distintas a las eco nómicamente improducti vas que suelen seducir a los intelectuales». En la planta baja de este edificio de Barranquilla tenía Esribano su tienda de confecciones. «Almacenes Tropicana». Cuentos Cos teños. Una versión literaria del carác ter de la Costa Atlántica, es un li bro que se divide en tres partes: La ciudad, compuesta de siete relatos, EI río y el mar que in cluye cuatro y Los pueblos, con tam bién siete relatos. Además contiene un apartado de apéndices con un glosario de coste ñismos, barbaris mos y expresiones populares y un glosario argótico de «Curramberos legales». Utiliza a modo de pre ámbulo un párrafo de EI pobrecito hablador de Ma riano José Larra y en la contraportada, en el espa cio reservado a derechos de autor, comenta Escriba no, con su peculiar sentido del humor, «algunos autores noveles hacen figurar la palabreja copyright con un sentido excesivo y apresu rado de su propia impor tancia literaria. En lugar de utilizar el solemne Copy right..., yo pongo solamente Thank you por emplear algún término inglés y dar la sensación de que este li bro tiene una transcenden cia extraordinaria. Esto quiere decir que el autor de estos cuentos no establece derechos reservados para su reproducción total o parcial, ni para su adapta ción radial o televisada, ni tampoco para su utilización cinematográfica o teatral, etc., etc. En un palabra: no prohibe nada. Con estos cuentos puede hacer cada cual lo que le de la real ga na». Después de una breve dedicatoria a su esposa, pasa a realizar lo que él de nomina «Una justificación de su cuentos», subrayan do que un cuento es la cantidad de vida animada que se haya podido crear en él. Para lograrlo, el es critor debe olvidar su propio criterio y hacer que los personajes se expresen, piensen y actúen de acuer do con su carácter. Pero Antonio Escribano no olvidaba a su España, aunque nunca se quejaba de los avatares de un desti no que le hiciera abandonar su país de origen. Si bien dicen los que mejor le co nocieron que entre los dí as más felices de su vida, se contaba el viaje que realizara a España des pués de un largo exilio de ^SCRITURA Sabado 5 de Enero de 1980 «Tonet» Escribano, cerca de la finca que tenía en Barranquilla. 36 años. Visitó Elda en septiembre de 1976, y con cedió una entrevista al Dia rio Información, que le fue realizada por el periodista Mariano Soriano. En ella advertía que no quería to car el tema político «no vengo en plan político, sino familiar». A Escribano le sorpren dió el cambió experimenta do en su pueblo, dijo que rer volver. Cuando regresó a Barranquilla, procedente de España, le comentó a un amigo «acabo de realizar un sueño, he vuelto a la Je rusalen que Ilevo aquí den tro». Pero no volvió, en el año 1980, el 4 de enero, tras sufrir un larga enfermedad que le tuvo ocho meses en estado de coma, Antonio Escribano falleció lejos de su patria. Ahora, después de casi veinte años de esta visita, hemos querido recordar a este intelectual con mayús culas, modelo de civismo, tolerancia e integración con la publicación de uno de los relatos que componen sus Cuentos Costeños. La autora de este trabajo quiere agradecer a Milagros Maestre, Alberto Navarro, Juan Huesca, Sebastián Ro mero, Joaquin Oriente Escribano y al Grupo Mosaico su ayuda en la realización de este trabajo. En estas columnas de EL HERALDO, que fue su casa periodística, expresamos hoy, conmovidos, la profunda pesadumbre que aflige a la gente pen sante de Barranquilla y en general a toda la comu nidad costeña por la muerte de Antonio Escribano Belmonte, alias «Tonet», el gran escritor y excelen te periodista que durante muchos años honró esta página con su sección «EI Zoo de Cristal», verdade ramente prodigiosa e insustituible por su ágil estilo de azogue y su contenido risueño constantemente renovado y al día. Desde el primer momento de su lejano arribo a esta ciudad, Escribano demostró en esta tribuna li beral su pensamiento democrático atacando al ré gimen de Franco, a quien por cierto había combatido personalmente en sus mocedades españolas. Y desde ese primer momento fue también evidente, para los perspicaces lectores locales, que se trataba de alguien brillantemente dotado de una extraor dinaria facilidad de pluma, amena y periodística. Una de sus características personales fue preci samente esa de la rica y admirable expresión. La célebre elocuencia española, que ha producido tan tos maestros en el noble arte de la comunicación oral y literaria. Pero en su caso esa elocuencia se in crementaba y enaltecía con la observación constan te de la realidad, con la captación minuciosa del factor humano y de las circunstancias en que se produce cada hecho. Por eso era un verdadero es critor, como algunos de los que han nacido en la Costa Atlántica. Y así afloraba la condición máxima de Escribano Belmonte. La de quien, sin haber dejado nunca de ser un auténtico español, Ilegó a ser también un costeño auténtico. Lo demostraba permanente mente su conversación, su estilo, sus enfoques, sus piezas teatrales, sus cuentos, sus libros y en general toda esa espléndida fuerza creadora de que hay un testimonio vivo e imperecedero en todo cuanto pu blicó talentosamente «Tonet» en este diario. Las hojas de los periódicos tienen una primave ra mucho más frecuente y fugaz que las de los ár boles. Reverdecen y florecen en noticias y comen tarios cada día. Y estamos seguros de que en cada nueva primavera de EL HERALDO, en su incesante faena por servir cada veinticuatro horas mejor al público, estará siempre con nosotros la presencia espiritual estimulante de ese gran compañero inolvidable de la tercera página que fue «Tonet», alias Antonio Escribano Belmonte. J. B. F. R. ^SCRITURA ^ ç m ^) Q J J C o a Qoleta «Elda» surcaba en la nochc las fiosfiorescentes Laguas del Caribe aprovechando un viento de popa favo rable y las corricntes marinas que impulsaba el viejo y cru jiente barco. Habían zarpado de las costas guajiras en las ho ras tempranas de la noche y, de seguir con la misma velocidad, no lardarían en Ilegar a Bahía Salada. Navegaban costeando y sólo unos ojos de lince, como suelen tcner los marinos, podían perforar con su mirada el denso negror nocturno para atisbar la silueta de las montañas que fonnaban los grandes acantilados del litoral samario. Cada estribación de la Sierra Nevada era un punto de re ferencia para aquellos marinos que casi a diario navegaban esa ruta. No necesitaban brújula u otros elementos de cálcu lo náutico. Su gran experiencia valía tanto como cualquier aparato de orientación. La tripulación de la «Elda» estaba compuesta por cinco expertos y valientcs marinos de la Di bulla, Riohacha y San Andrés. Gentes que conocían todos los secretos de aquel mar con la misma intensidad que se pueden conocer los lugares que forman parte de nuestra pro pia vida. EI capitán era un silencioso y enjuto sanandresano llama do Percy Hibhgate. Desde hacía varios años le habían con fiado la «Elda» y, a decir verdad, en sus hábiles manos la ^oleta había proporcionado mucha prosperidad a sus dueños. Los cargadores confiaban en la honorabilidad de Highgate y en sus conocimientos marinos. Jamás la carga fuc saqueada, ni la embarcación había sido víctima de los temporales u otros contratiempos. Hacía servicio de cabotaje entre todos los puertos del Norte colombiano. Transportaba sal de Ma naure a Barranquilla y en este puerto cargaba mercaderías para Santa Marta o Riohacha. A veces iban a Cartagena y luego seguían rumbo al Sinú. En la quieta bahía de Cispata esperaban noticias sobre la profundidad del río para entrar hasta algunos pueblos y cargar arroz, manteca de cerdo, maíz y otros productos similares. EI capitán Highgate no había re chazado nunca cualquier contrato para navegar donde fuere necesario. Mientras la quilla de su barco encontrara agua suficiente, él estaba dispuesto a ir hasta el último rincón del li toral norteño. ^ Percy fumaba silcnciosamente con lentas bocanadas. Es taba en la popa, apoyado sobre unos sacos de dividivi que habían cargado, Mordía enérgicamente su pipa y en la mira da se adivinaba que estaba sumido en inquietantes pensa mientos. El sabía que estaba metido en una encrucijada de la que no iba a salir fácilmente. El mar permanecía tranquilo y la proa de la «Elda» abria fácil brecha en las olas que ondulaban la superficie. Después de una hora de navegación llegarían a Bahía Salada y allí se descifraría la incógnita que excitaba el pensamiento del ca pitán Highgate. Ningún viaje le había ocasionado antes se mejante estado de angustia. El tiempo se hacía esta noche in terminable. De no ser por esta impaciencia febril, él estaria, como de costumbre, en su camarote. Pero esta noche no podía dormir. Meditaba en el cúmulo de cosas que podrían su ceder en pocas horas. Presentía que su destino se estaba ju gando a la suerte y que todo podría resultar con la misma fa cilidad con que se lanza un moneda al aire para decidir una respuesta. ^En qué está pensando, capitán? -le preguntó su ti monel. -En nada que valga la pena -repondióle Percy con desgana. -No se preocupe. Verá que todo sale bien. -Eso espero. ^Por qué no habría de resultar bien la cosa? Todo está estudiado. ^ -Así es. Todo está estudiado, pero... y quedó pensativo -Ahora no pienso en Bahía Salada, sino en Curazao. -^Ah! Curazao... Y él también se puso a pensar en la bella isla holandesa. Percy sintió una sacudida interior al presenciar aquella go leta que se balanceaba suavemente en el puerto antillano. Solo un marino como él podía apreciar su belleza. Tenía una ► ínea como únicamente eran capaz de dársela los mejores as tilleros europeos. Su proa parecía hecha para hendir las olas más grandes con la facilidad que un cuchillo afilado corta una rebanada de pan tierno. Hasta el nombre que Percy ^SCRITURA j6 juzgó como una predestinación- le pareció ideal. En su po- pa achatada se leía en letras de bronce «Freeman» y eso es lo que Percy quería ser: un hombre libre. Dc una vez sintió deseos de poseer aquella magnífica embarcación. No pcnsó que valdría una gran cantidad de di nero que, por otra parte, él no tenía. Existían, de seguro, otros inconvenientes que harían difícil su compra, pero la ambición de mandar una goleta de esa categoría no le dejaba pensar en otras circustancias. Con ella se reiría de todo el mundo. No habría en todo el litoral costeño quien pudiera aventajarle en rapidez. iQue maravillosamente debía nave gar aquella nave!. Estaba ensimismado mirando la «Freeman» y no se dio cuenta de que a su lado se paró un hombrecillo rechoncho de inconfundible aspecto marino. -^Le gusta la goleta? -le preguntó sonriente. -Mucho. Nunca hc visto otra igual. ^-Cierto. Solo los holandeses saben construirlas así. -^Donde fue construida? -preguntó Percy. -En Amsterdam. Eso no se pregunta. -Si, claro, en Amsterdam -dijo Percy, como repitien do una verdad sabida. í,Usted sabe? -siguió hablando el desconocido-. La están vendiendo. Piden un poco caro, pero yo creo que lo vale. -^Cuánto piden? preguntó ansiosamente Percy. -He oído decir que sesenta mil florines. Percy quedó sobrecogido y decepcionado por la impor tante suma. -Bueno, quizá no sean sesenta mil - añadió el hom brecil lo. -Me gusta mucho la goleta, pero es demasiada plata pa ra mí -se limitó a responder el capitán. Sí. Era mucho dinero para ser comprada honestamente. Serían necesarios muchos esfuerzos y sacrificios para reunir esa suma. Su buena conducta y su prestigio de marinero ex perto le ayudaban mucho para merecer confianza, incluso en Aruba y Curazao, donde iba con bastante frecuencia a Ilevar cargamento de mercaderías colombianas. Le conocía gente importante, aunque no tanto como para anticiparle una canti dad de tanta consideración. Sin embargo, no podía borrar de su mente la idea de ha cerse con aquella goleta. Para un marino como él no había nada, ni nadie, capaz de despertar una pasión tan firme. Ni las mujeres, ni el juego, ni el alcohol, podían superar esta an sia que sintió repentinamente por adquirir la esbelta y ele gante embarcación. No existía más que un camino para lograrlo. Era un duro y peligroso camino, pero Percy estaba dispuesto a recorrerlo con todas sus consecuencias. Fue a la agencia que representaba a su barco. -^Han visto por aquí al turco Ahmed? preguntó a un muchacho miope que escribía con la cabeza metida en la máyuina. Ayer lo vi comprando mercancías en la Curazao Tra ding le respondió . Parece que está comprando en grande. Percy salió hacia el hotel donde generalmente se hospe daban los negociantes colombianos. En el bar se encontró, frente a una botella de whisky, al turco Ahmed Kusseh, un árabe colombiano, astuto, decidido y de fácil simpatía. Al ver entrar a Percy se dirigió hacia él con los brazos abiertos. -^Caramba, capitán Percy! ^Qué sorpresa! ^Desde cuándo por aquí? -lc saludó mientras daba en sus espaldas cariñosos golpecitos. -Llegué esta madrugada en la « Elda» con un carga mento de cemento. Siéntese conmigo, capitán. Precisamente estaba necc sitando un amigo con quien tomar unos tragos. Pruebe este whisky y verá que cosa tan sabrosa. Y uniendo la acción a la palabra le sirvió un crecido tra go. -^Con soda o con agua? -le preguntó, obsequioso. -Me es igual -contestó Percy. -Así me gustan los buenos bebedores. iJa, ja, ja! Bue no, pues ni soda, ni agua. Le pondré ginger-ale. Durante los primeros tragos hablaron de cosas intrascen dentes. Los dos sabían que tendrían que hablar de algo ver daderamente importante, pero ninguno iniciaba la conversa ción. Parecían dos gallos de pelea observándose antes de clavar los espolones. Unos tragos más y se le soltaría la len gua al más flojo o al más impaciente. Este fue Ahmed. Adquirió un tono íntimo y confianzudo. Unos vasos más de alcohol habían aumentado en varios años de antigiiedad su amistad con Percy. -Tengo algo muy bueno para ti -le dijo- y esta vez no te vas a negar como las anteriores. -Según lo que me propongas y me ofrezcas. -Vamos al grano. He comprado doscientas cajas de whisky, otras tantas de cigarrillos americanos y unas gruesas de perfume francés. Ayer lo despaché todo a La Guajira. De ésta me hago rico de un golpe. ^Dónde está la mercancía? -En un lugar seguro de la Guajira, ya te he dicho. -^Y qué quieres de mi? -aún sabiendo lo que Ahmed quería de él, Percy le dirigió la pregunta. -No te hagas el bobo, que tú sabes muy bien lo que quiero. Habla claro. -El cargamento lo habrán descargado hoy en Quicasas que para llevarlo desde ahí a Bahía Salada. Tú sabes bien que no es difícil Ilegar hasta Quicasasque y cargarlo aprove chando la marea. Quiero que te encargues tú de llevarlo a Bahía Salada. Arriesgo mucha plata en este viaje y necesito un capitán de absoluta confianza. Percy sabía que Ahmed le iba a hacer esa propuesta y por eso le había buscado precisamente. Pero no era conve niente hacérselo entender. -No creo que me conviene. Bahía Salada es peligrosa. El resguardo de Rentas tiene un puesto allí y sus embarca ciones vigilan constantemente el sitio. -Eso no puede asustarte a ti. -No es eso todo, naturalmente. Tú sabes que arriesgo mucho. Mi nombre nunca se ha visto mezclado en esta clase de negocios. -Por eso te busco a ti. Tú inspiras confianza a los guar das. Si me cogen, pierdo mucho. La compañía me botará del puesto. Ĉ SCRITURA 31 -No te preocupes, quc nada te ocurrirá. Tengo todo pre parado para la ]legada a Bahía Salada. Los guardas saben que voy a meter esa mercancía. Me ha costado mucha plata, pero he eliminado el peligro principal. ^Y si por casualidad han cambiado a esos guardas? ^Que sucede entonces? -Eso no sucederá, estoy seguro. Ellos sabrán arreglarlo bien para que no les cambien el servicio. Ahmed hizo una pequeña pausa. Tomó un trago lenta mente y dejó caer estas palabras: Si esos tipos me han hecho traición, puedes hacer lo que quieras: o compras a los nuevos guardas o les pegas un tiro. La mercancía tiene que llegar a su sitio. Sobrc esto no hay opción. Quedó silencioso, esperando el efecto de sus palabras. -All rigth -dijo Percy rompiendo el breve silencio Estoy dispucsto a hacerme cargo de la mercancía si lo pagas bien. -Te pagaré mejor que a nadie. Habla. Percy dejó caer de sus labios una cifra. ^ iNo! ^Eso es demasiado! -contestó el árabe- Con la mitad estaría muy bien pagado. -O me pagas lo que pido o no hay compromiso Esa suma es imposible -Nunca me he dedicado al contrabando y sabes muy bien que arriesgo más que tú. Yo respondo de que la mer cancía Ilegará a su destino, pero tienes que pagar lo que pi do. La mitad me la pagas ahora, en florines o en dólares, y la otra mitad cuando entregue el cargamento a tus hombres. Discutieron un buen rato. Ahmed no quería dar su brazo a torcer, pero de antemano se sabía perdido. Conocía sobra damente que el capitán Percy era el único que podía Ilevar a buen término la arriesgada empresa. Un contrabandista te nía que ser también un buen marino. Los demás capitanes eran demasiado conocidos como contrabandistas y su bar cos atraían a los guardas de Rentas con facilidad. El capitán Highgate era uno de los pocos marinos que nunca había arriesgado su embarcación en negocios ilícitos y tanto las autoridades como los embarcadores tenían una excelente impresión de él. Ahmed sabía esto y acabó por pagar la suma pedida. Percy estuvo el resto del día entregado a la compra de la «Freeman». Indagó, discutió, dio referencias comerciales, ofreció garantías y, al fin, pudo cerrar la operación de compra. Daría una suma en el acto, otra a la semana siguiente y el resto lo pagaría en un año, La suma entregada por Ahmed fue a parar íntegramente a los armadores de la goleta holan desa como primer plazo del trato. Cuando entregara el con trabando en Bahía Salada volvería para pagar la otra suma. ^Y después? Percy se había metido en un compromiso difí cil. Tendría que seguir en él hasta liquidar la deuda. O que le liquidaran a él antes. Estos pensamientos no se apartaban de la cabeza de Percy mientras mordía su pipa nerviosamente. ^Qué iba a ocurrir dentro de una hora? La noche comenzó a desteñirse. Doblaron un inmenso acantilado y una quieta bahía se abrió antc ellos. Habían lle gado. iLlama inmediatamente a los otros! -ordenó al timo nel. Percy agarró firmemente la rueda del timón. -iLiso! ^Cantillo! iMono! ^Suban ya! iApuren! -gritó el timonel. Por la escotilla de proa comenzaron a asomar las hirsutas cabezas de unos tipos con caras adormiladas. -^Ya Ilcgamos? -prcguntó el Liso, un fornido dibulle ro. -Falta poco. Estamos entrando a Bahía Salada. Salieron y fueron hacia la popa a reunirse con Percy. Mono, haz tinto. iApúrate, muchacho, que eres más despacioso que un morrocoyo! -ordenó el timonel. El joven era de tez cobriza y tenía los cabellos desteñi dos por el agua y el sol. Eran de un rubio sucio y mohoso. Al lado de los curtidos marinos de la «Elda» parecía un niño. -Estamos llegando al sitio -les dijo el patrón- y quiero que escuchen mis órdenes. Vamos a descargar el car gamento que cojimos ayer en Quicasasque. Habrá una buena paga. Usted sabc, patrón, que es mucho riesgo -opinó Can tillo- El resguardo de Rentas patrulla con una lancha y en cualquier momento nos pueden sorprender. Creo que los guardas no harán nada. -^Y si se presentan?-siguió hablando Cantillo. -Pedirán el manifiesto de embarque y, posiblemente, mirarán la bodega para ver el cargamento. Como los sacos de dividivi tapan los bultos del contrabando, no los verán y se irán sin decir nada. -No los verán porque no quieren, werdad? preguntó el Liso. Sí. No tendrán interés en verlos -le contestó Percy. -Pero si detienen el barco, ^qué hacemos nosotros? se atrevió a interrogar el desconfiado Cantillo. La «Elda» no la detiene nadie mientras yo sea su capi tán. Lo digo yo y éste lo mantiene donde sea. Y al decir esto, Percy se golpeó con la mano derecha la cintura donde ocultaba un enorme Smith & Wesson bajo el pantalón. -Yo también voy a cargar el mío por si se arma guacha fita. A mí tampoco me agarran esos tipos -murmuró el di bullero. -Ustedes hagan lo que quieran. Por mi parte, les repito que si intentan algo será peor para ellos. Y quedaron todos en silencio. La suerte estaba echada. iMono! ^Qué hubo del tinto? le gritó Cantillo al muchacho. iYa vaaa! Tomaron el humeante café en unos tarros de latón. -Mañe, llega la goleta hacia la izquierda. Vamos a an clar junto a aquel bosque de trupillos ordenó Percy al ti monel. Okey, patrón. La marcha fue disminuyendo lentamente. La embarca ción apenas se movía. Las aguas de la bahía, encerradas en tre dos montañas, estaban quietas como las de una lago. -Allí esperaremos la llegada de los cayucos que harán el descargue. -^Echa el ancla, Cantillo! -gritó Pcrcy. Se oyó el ruído de un objeto pesado que cayó al agua y el ^SCRITURA 38 roce de la gruesa cabuya. La «Elda» dcscansó de su viaje. El alba Ilegaba plcna de incógnitas. ^Cuándo llcgarán los cayucos? -preguntó el Liso al patrón. -Dcben estar escondidos en algún rincón. Tan pronto se rctiren los del resguardo vendrán ellos. -^Está seguro de que vendrá la lancha de los guardas. patrón? -inquirió Mañe, el timonel. -Scgurísimo. Nos han debido aguaitar ya. Aquí los es peraremos tranquilamente. Permanecieron un buen rato inactivos. El Mono se de dicaba a preparar el desayuno y un olor de carne asada ve nía dcsde la proa, donde un cajón hacía las funciones de cocina. No tardó en oirse el motor de una lancha. La luz de un potentc reflector envolvió a la «Elda». iLiso! ^Cantillo! i Vayan al motor y pónganse a hacer algo allí! -les ordenó rápidamente el capitán. La lancha del resguardo estaba ya a estribor de la gole ta. Dos hombres, con revólver al cinto, iban de pie. Otro, igualmente armado, manejaba el timón. Un cabo subió a la golcta llevando un cable para amarrarlo a la borda. Luego subió el otro, un tipo grueso de aspecto brutal. -^Qué les pasa? -dijo el cabo dirigiéndose a Percy.No sabemos todavía. Hemos tenido que parar aquí porque el motor viene fallando y no lo hemos podido arre glar en ruta. -^Desde cuando comenzó a fallar? -Hace unas dos horas. -^De dónde viencn? De Riohacha. Salimos ayer por la tarde. Vamos a Santa Marta. -Ya debían haber Ilegado. -Por supuesto; si no hubiera sido por la falladera del motor ya estaríamos en Santa Marta. Uno de los guardas fue hacia proa. Miró cómo el Mono preparaba el desayuno y luego se asomó por la escotilla. Percy observaba con cierta inquietud los movimientos del agente. -^Quieren un tinto? -les preguntó el Mono, tratando de ser amistoso. No estaría mal -dijo el guarda grueso- ^Oye, Soto, sube a tomar un tinto! El tercer guarda dejó la lancha oficial y subió a bordo de ]a goleta. Percy atravesó al Mono con la mirada. iMaldito mucha cho! iLograría que esos tipos no se fueran en todo el día! í,Quién le había autorizado para invitarlos a café? Después de la infusión fumaron un Lucky que Percy les ofreció gentilmente. -Está fresquito el cigarro. -En Riohacha siempre hay buenos cigarros. í,No tendrán algún cartón que nos vendan barato? -No sé si los muchachos tendrán algo. iMono! ^Tie nes cigarrillos americanos? -le preguntó al cocinero. -Sólo tengo un cartón que le traigo a mi novia. A ella no le gusta nada más que el cigarrillo americano -respon dió el aludido. -Dásclo a los guardas y tu novia que fume Pielroja. -Okey, patrón, como usted mande; pero el Pielroja no le gusta. iPues que se fume el dcdo! cortó tajantc Percy, que ya comenzaba a irritarse con una conversación de tema tan sospechoso. El agcnte gordo se asomó por la escotilla que se abría en la cabina del motor. Observó a Cantillo y al Liso que habían desmontado unas piezas y estaban tratando de repa rar la supucsta avería. -^Qué le pasa al motor? -les inten-ogó. -No sabemos qué vaina tendrá esto. Estamos viendo. El guarda se dirigió a su compañero. -^Tú entiendes de mecánica, Soto? -Un poco. ^Por qué? -Para que les ayudes a encontrar la avería. -No se molesten, no hace falta -les atajó Percy Ellos saben lo que tiene. Lo que pasa es que son flojos y se tiran una hora para arreglar una pendejada. iA ver, Canti llo! iApuren cl arreglo! Transcurrió un rato, que a Percy se le hizo intermina ble. Decididamente, había que tener un temperamento es pccial para esta clase de operacioncs. -^Qué carga Ilevan? -inquirió el cabo. -Dividivi y maíz. í,Tienen papeles? -Sí. Aquí Ilevo el manifiesto de embarque. Le mostró un papel que sacó del abultado bolsillo de la camisa. EI cabo lo examinó detcnidamente. No había nada que objetar. El manifiesto estaba en orden. -í,Podríamos mirar la bodega? -preguntó de nuevo el cabo. Percy palideció levemente. Guardó silencio por un mo mento y en la brevedad de este silencio pensó repentina mente mil cosas. í,Qué iba a ocurrir si encontraban el con trabando que se ocultaba en la bodega? í,Eran amigos del turco Ahmed o eran agentes dispuestos a aplicar la ley? Pensó que había llegado el momento decisivo. -Sí. Pueden mirar la bodega. ^Acaso desconfían?. El cabo no le contestó. Se le qucdó mirando fijamente, con gesto duro y frío. ^Qué quería decir aquclla mirada?, pensó Percy. -Usted es el capitán Percy, í,no es eso? Yo soy. Todo el mundo me conoce. Usted debe haber oído hablar de mí. -Por supuesto que he oído. í,Con que usted es el capi tán Percy? -volvió a preguntar con un risita falsa. El capitán sintió que aquella risa le encendía la sangre. ^Quién era aquel tipo? La incertidumbre comenzaba a in quietarlo. El cabo se dirigió al guarda grueso que miraba el traba jo de los marinos tratando de reparar el daño mecánico. -Pote, voy a echar un vistazo por la bodega. -Está bien, cabo. Aquí esperamos. Abrió la compuerta que cerraba la escotilla y descen dió. Los sacos de dividivi casi tocaban el techo. Se arrastró por encima de ellos para llegar a todos los rincones de la bodega. ^Qué iba a ocurrir si llegaba a averiguar que aque Ilos sacos tapaban el valioso contrabando? Percy scntía un nudo angustioso que le secaba la garganta. Estaba Ileno de Ĉ SCRITURA furia contra el turco Ahmed. ^Lo habría engañado? Esta idca comenzó a fijárselc en la mente con fuerza tenaz. Si aquellos guardas estaban comprados, ^Por qué revisaban el cargamento? iMaldita sea! Como hubiera caído cn un tram pa, cl turco se la iba a pagar bien caro. Soto se acercó a la escotilla de la bodega y observó co mo el cabo miraba por los rincones con ayuda de un foco. -^Necesitas ayuda? -le preguntó. No. No hace falta -^ritó el cabo desde el interior.a Salió a los pocos minutos. Se limpió el pantalón quc se había empolvado al arrastrarse por encima de los sacos. -Okey. Me parece quc todo está en orden iniormó al Pote. Y dirigiéndosc a Percy, agregó: Nos vamos, capitán. Si quiere, lo rcmolcamos hasta Santa Marta. -Le quedo muy agradecido, pero tengo la seguridad de que podemos ir por nuestros propios medios. Si ven que a la tarde no hemos llegado, puedcn mandarnos socorro. Se alejó la lancha rápidamente impulsada por su poten te motor. Las aguas de la quieta bahía se partieron en dos ante su afilada quilla. Hacía tiempo que se había hecho de día y el sol comenzaba salir con un brillo que a Pcrcy le pa reció incomparablemente bello. No tardarán en Ilegar los cayucos con los hombres de Ahmed para trasbordar el car gamento. Luego se internarán por los senderos de la mon taña hasta un rancho oculto donde qucdaría depositada la mercancía. Después la irían llevando a la ciudad por scgu ros caminos. En aquella bahía terminaba la misión de la «Elda». Había Qanado cl dinero con aparente facilidad pero Percy sabía que aquellos interrogatorios y la requisa valían muy bien todo I,o que el turco Ahmed le había ofrecido. Solo él podría dccir lo que se siente cuando la cspada de la lcy pende sobre la cabe za propia. Y Percy la había sentido, afilada y tajante, como la mirada quc le dirigió el cabo. Pero todo había pasado y ahora podía pcnsar con opti mismo en la «Freeman». La lancha del resguardo había dejado ya las quictas aguas y enfiló al mar abierto. Dobló los acantilados yue ce rraban la pronunciada curva de la bahía y desapareció. Percy estaba todavía desconcertado. Aquellos guardas, ^eran cóm plices de Ahmed o es que no habían investigado a concien cia? ^A quién o a qué atribuir su buena suerte?. Pero decidió no preocuparse más por este misterio. Había algo que no podía olvidar. Todavía sentía indignación. Llamó con voz imperiosa. -iMono! iMono! -^Voy pallá, patrón! Y se acercó corriendo y sonriente. -^Qu ĉ quiere, patrón? preguntó el muchacho con ca ra amable, como quien espera una recompcnsa. Pero su sorpresa fue grande cuando sintió la pesada ma no del sanandresano sobre su pescuezo. -;Toma, carajito, para que otra vez invites a los guardas sin mi permiso! SANEAMIENTO Y GRIFERIA «ROCA» AGENCIA - DEPOSITO «URALITA» ACCESORIOS DE FONTANERIA DISTRIBUIDOR DE CEMENTO «RAFF» AZULEJOS Y PAVIMENTOS DE GRES PRODUCTOS ASFALTICOS MATERIALES DE CONSTRUCCION Y SANEAMIENTO EXPOSICION Y OFICINA: Jardines, 61 Tel. 538 03 30 ELDA ALMACEN: Jardines, 61 Tel. 538 03 30 Barrio San Rafael, s/n. - Tel. 53715 75 Fax. 537 76 78 ALMACEN DE CURTIDOS Y REPRESENTACIONES Pedrito Rico, 53 - Aptdo. 65 Tel. 538 00 61, 538 00 94 y 538 57 93 Fax 539 90 86 ELDA 1 : 11 . 1 : 11 111 ^. L 4^ Re^uperada u^a ^ole^^ión de pelí^ulas de los a^os ^0-3U reali^adas por ^la^uel ^laestre F O ^^ ^ í nmórtales María de la O Soria m anuel Maestre, c^ímara en ristre, inmortalizó en fotogramas el espíritu elclense clejando a la posteridaci imágenes paisajísticas, paellas y L OS que conocieron a Ma nuel Maestre coinciden a la hora de resumir sus ca racterísticas más personales. Gran bailarín, buen conversa dor, amigo de sus amigos y afi cionado a lo que en aquellos tiempos era un lujo: realizar cor tometrajes reflejando las viven cias de aquel entonces, los toros, las comidas en el campo con los amigos, etc. Pero de los 33 cortometrajes, con una du ración por término medio de dos a tres minutos cada uno, que Manuel Maestre filmó en los años 20 y principio de los 30, también han sido protago nistas importantes aconteci mientos sociales y políticos que tuvieron como escenario nues tra ciudad. Como paso previo a la di sección de las películas de Maestre, cabe destacar una breve semblanza del que fuera uno de los fundadores del pri mer periódico eldense, «Idella», y también uno de los principa les industriales zapateros de aquellos años. Para la empresa de recuperar la memoria de Manuel Maestre, ha contribuido el único miembro directo de su familia aún vivo, su hija más pe queña, Caridad Maestre. Cari dad tiene algunos recuerdos difusos de su padre, pues falleció cuando tenía 12 años de edad y él había rebasado hacía poco los 50, en 1932. Pero sí tiene un buen recuerdo del carácter sen sible, y al mismo tiempo fuerte, de su padre y que Caridad ha denominado como «tempera mental». «Llamaba la atención por su alegría y por el contraste que hacía con mi madre. Le gustaba el baile y se hacía el dueño del Coliseo cuando Ile gaba. A mi madre la recuerdo Manuel Maestre Gras gazpachos al más puro estilo eldense y acontecimientos vividos en Elda y alrededores en bastante de sus treinta y tres cortometrajes-documentos fechados en los años 20-30. Vivencias lúdicas, alegrías, trabajo e incliscreciones, son puestas en evidencia nor los hombres y mujeres que aparecen cielante del objetivo, y reflejan fielmente la pretensión de su creaclor: hacer de las actitudes y acontecimientos humanos los protagonistas c1e1 momento. Las filmaciones fueron recuperadas nor la familia cie Manuel Maestre y ceciidas a la concejalía de Cultura. EI valor de los documentos motivó que el cienartamento c1e Cultura remitiese esta reco^ilación a la Filmotec.a Valenciana y, como ocurriera con el vídeo «Elcia años 20», este organismo restauró las películas remitiendo a su vez una conia en vídeo. Sería conveniente investigar más exhaustivamente las fllmaciones legadas nor Maestre, clado el interés que encierran estos documentos sobre algunos as^ectos de la historia de Elda. siempre en casa, preocupada por sus hijos y sus labores». Rememorando la vida de Manuel Maestre, Caridad ha dejado constancia de uno de los episodios menos conocidos de la vida de su padre y que, para algunos de los que fueron sus amigos, será sorprendente. Y es que Manuel Maestre estu dió junto con el que conocido sacerdote Luis Abad Navarro, (Cura Abad, fusilado en el transcurso de la Guerra Civil), la carrera del sacerdocio, una vo cación que dejó cuando iba a ser «tonsurado». `DOCUMEIVTOS P^Ui^ EL P^ECUEUiDO De las filmaciones Ilama la atención el protagonismo que adquieren las personas. La impresionante nevada de diciem bre del 26, con batalla de bolas incluida y el blanco paisaje de P^LICULAS una Elda nada habitual. Las se ñoras con trajes de domingo, la salida de trabajadores de la fá brica, pandillas de amigos y fa miliares reunidos en torno a una paella o gazpachos manchegos al estilo eldense y que nos muestra cómo eran los alrede dores de la ciudad en aquel en tonces, las partidas del Santo Negro, el Carril, Caprala, etc.; zonas elegidas para celebrar la Mona de Pascua y otros acontecimientos lúdicos y festivos. Sobresale también el documen to protagonizado pór sus ami gos Amador Vera, Leopoldo Merino y Ramón Navarro en una de sus salidas al campo (hay que ver el juego de empu jones y guiños que los tres se traen con la cámara), o la bece rrada en el Parque, el «saque» de honor de Miss Murcia en un partido de fútbol, los baños de la pandilla en el cercano mar, la imagen de un Pantano a rebo sar o la humeante chimenea de los viejos trenes. Su hijo fue el heredero más directo de la afición de Manuel Maestre. Según ha rememora do Caridad, la compenetración entre padre e hijo por esta afi ción a la cámara era tal, «que algunos de los documentos han sido rodados a la par. Por ejem plo la nevada del 26 se ve a mi padre y a mi madre en la lucha con las bolas de nieve, así que posiblemente mi hermano fue el que estaba detrás de la cáma ra». Maestre era también un afi cionado a los toros, afición que ha quedado plasmada con la grabación de varias corridas en Valencia y Alicante. Precisa mente en Valencia hay docu mentales dedicados a los monumentos falleros (réplicas de la Torre Eiffel, la Dama de EI che, etc.), o la visita realizada a la casa de Blasco Ibáñez y a los Viveros. ^iLC^L^ ^,flMO^^ Pero de entre los documenta les destacan tres acontecimien tos sociales y políticos que tu- vieron como escenario la Elda de los años 20. EI primero de ellos corresponde a la visita del Obispo de Orihuela, quien fue acompañado por una represen tación de eldenses hasta la isla de Tabarca y cuyo documental filmado por Maestre incluye el viaje en tren y bendiciones del Obispo. Este documento es una de las filmaciones mejor conser vadas y la muestra en movi miento de unos personajes que son la viva imagen de la estruc tura social y política de un Esta do genuinamente Católico. También filmó Maestre la vi sita a Elda en el año 1928 del que posteriormente fuera Minis tro de Instrucción Pública en el primer gobierno de la Repúbli ca, Marcelino Domingo. Aunque el acontecimiento de mayor valor histórico, y tam bién uno de los documentos mejor conservados, se corres ponde con la visita a Elda el 16 de enero de 1932 del que fuera primer presidente de la II Repú blica, Niceto Alcalá Zamora, vi sita que tuvo como protagonista la colocación de la primera pie dra del monumento a Emilio Castelar. En la película se con templa a una de las niñas elden ses que, ataviada con los símbolos republicanos, fue subida a la balaustrada del balcón del Ayuntamiento, permaneciendo allí mientras el presidente de la República lanzaba su discurso a los eldenses congregados en la plaza bajo el Ayuntamiento. aseo por los M° Concepción Payá Carbonell n éste, como no era por las «nubes», no nos acompañaron Aitana Sánchez Gijón ni Keanu Reeves, sino aquellas personas que forman parte de las Asociaciones Vecinales y que dieron sentido a esta exposición que Ilamamos: «Nuestros Barrios, Nuestras Gentes». Como la iniciativa de esta Exposición surge de la Concejalía de Participación Ciudadana, con el objetivo de fomentar la participación de los ciudadanos en la vida de la comunidad, difícil tarea sería ésta si no se conoce antes el medio inmediato, el barrio y la ciudad que habitamos. Así pues, un poco por las nubes, nos encontramos cuando nos vimos inmersos en la cantidad de documentación recogida sobre nuestra ciudad: libros sobre la historia de Elda, gastronomía, trajes típicos, canciones, población, urbanismo, economía, fiestas, asociacionismo, etc...Todos estos datos fueron trabajados y agrupados por barrios para dar a cada uno de ellos una identidad y una historia particular que se recoge en un extenso catálogo, un vídeo y los paneles expuestos, que el pasado mes de abril, con motivo del Día del Vecino, se volvieron a mostrar en el Jardín del Vinalopó y después se distribuyeron por los Centros y Locales Sociales. La exposición se diseñó de manera que quedara lo más sencilla, variada y atractiva posible, para Ilegar tanto típicos, planos de barrios, gráficos sobre economía, población y movimiento asociativo, maniquíes con los trajes típicos, juego de caliche, plano gigante informatizado, visualización del vídeo y audición de canciones típicas y de la Historia Oral de Elda. Como datos interesantes cabe destacar: el gran número de barrios que forman el municipio, veinticuatro, todos ellos atendidos por asociaciones vecinales, diecisiete en total; la coincidencia de que los barrios más poblados son los más industrializados (no son dormitorios), y la sorpresa por parte de muchos eldenses al conocer el barrio Polígono 25, del que desconocían su existencia; así como el de Estación de Monóvar, más próximo a esta población; también que San Francisco de Sales sea como una ciudad en pequeño (con iglesia y mercado); que la primera Asociación de Vecinos de Elda y una de las primeras de España fue la del barrio Tafalera; que la Avenida José Martínez González (Gran Avenida) acogió, hace varios años «Los Caballitos» (Feria), en su jardín central,... Esta experiencia nos ha demostrado que una ciudad es como una persona, cuando crees conocerla, te sorprende con algo nuevo, y a escolares como a conforme se profundiza, adultos. Se emplearon resulta más bella e gran cantidad de interesante. Y nunca, fotografías de nunca, nunca, deja de equipamientos y de platos evolucionar. Tres ^ tlit 1 E1 ^ autóctonas entro cie la similitud culinaria de los nueblos de nuestra zona (gazpachos, fasiuras, gachamigas, arroces, relleno...), result^a^ ^. difícil determinar qué nlatos son originales de la cocina elctense. ^ EI gastrónomo Francisco Seijoo cita tres nlatos autóctonos de ^^ Elcia en su libro «La cocina alicantina». Estas recetas fueron aciantadas y actualizadas por Francisco J. Pagán, j efe de cocina c1e1 restaurante l.a Vaguacla, para ser nresentadas en la exposlción «Nuestros Barrios, Nuestras Gentes», y nara ser cocinadas, naturalmente. Habichuelas en Salsa RACION PARA SEIS PERSONAS Cantidad e ingredientes: 600 grs. de habichuelas de las Ilamadas «de ri- ñón», 2 huesos de jamón que no estén rancios, 200 grs. de chorizo de guisar dulce, 2 tomates maduros rallados, 1 cebolla, 1 cabeza de ajos, 12 almendras peladas, 3 rebanadas de pan duro, 1 cu charadita de pimentón dulce, 2 dl. de aceite de oliva, sal y pimienta. Elaboración: Poner a cocer las ha bichuelas junto con los huesos de jamón y el chorizo cortado a trozos, en agua fría, la justa para que cubra el conjunto. Añadir agua fría a medida que se vaya consumiendo, con el fin de que no baje el nivel, pero cuidando de que no cese el hervor, que debe ser a fuego lento. Sofreir en el aceite la cabeza de ajos, las rebanadas dé pan y las almen dras. Reservar para majarlo todo en el horno. En la misma sartén, sofreir la cebolla picada a cuchillo y el tomate; una vez hecho esto, retirar del fuego e incorporar el pimentón y la pimienta. Dejar que se enfríe un poco e incorporar a las habi chuelas y sazonar. Cuando todo esté casi cocido, sacar los huesos de jamón y desmigar toda la carne, que se desprenderá fácilmente. Incorporar el majado hecho con el pan, ajos y almendras y las mollitas de jamón y acabar la cocción en cinco mi nutos. Fandango de Bacalao RACION PARA SEIS PERSONAS Cantidad e ingredientes: 6 trozos de bacalao de unos 150 grs. cada uno, 6 patatas rojas medianas, 6 cebollas tiernas, 12 alcachofas, 3 ñoras, 3 tomates maduros, 2 dl. de aceite de oliva, 2 litros y medio de agua. Elaboración: Remojar el ba calao en agua fría el día antes, cambiando el agua una vez; si el bacalao es muy grueso, cambiar de agua dos veces. Pelar las alca chofas y frotarlas con limón para que no ennegrezcan. Limpiar las cebollas cortando la parte verde y hacer dos cortes en forma de cruz por el otro extremo. Poner a cocer las cebollas, las alcachofas, las ñoras y los tomates por este or den; cuando todos estos ingre dientes se encuentren a media cocción, incorporar las patatas y el aceite. Diez minutos antes de fi nalizar el guiso, sacamos los tomates y las ñoras, que majaremos en el mortero y volveremos a in corporar al guiso junto con el ba calao, el cual pondremos a cocer con la piel hacia arriba. Este plato resulta exquisito si lo tomamos acompañado de all i oli. Ajo y Levas RACION PARA SEIS PERSONAS Cantidad e ingredientes: Para el guiso: 1 mano de cerdo en 6 trozos, 1 oreja de cerdo, 1 rabo de cerdo, 1/4 de costillar fresco, 1 morcilla blanca, 2 mor cillas duras, 1/4 de garbanzos, 6 patatas medianas, 3/4 de litro de agua y sal. Para el all i oli: 1 yema de huevo, 1/4 de litro de aceite de oliva, 6 dientes de ajo machacados, unas gotas de limón y sal. Para la sopa: 1/2 barra de pan casero tostada a rebanadas y pimienta negra molida. Elaboración: Poner el agua a calen tar. Cuando hierva, incorporar los gar banzos y la carne cortada en trozos no muy grandes. Sazonar. Cocer lentamen te, cuidando que no le falte caldo; hay que tener en cuenta que tenemos que preparar una sopa. Cuando falte media hora para finali zar la cocción, incorporar las patatas y las morcillas. Preparar el all i oli en la for ma tradicional (a mano), con los ingre dientes antes citados. Para elaborar la sopa, machacar en el mortero las morci lias cocidas en el guiso, sacar el caldo y diluir el all i oli; mezclar con las morcillas machacadas y mojar con este caldo las rebanadas de pan tostado; cocer por espacio de dos o tres minutos y sazonar con la pimienta justo antes de servir. Servir como segundo plato el guiso sin caldo. TRANSPORTE, ALMACENAJE Y DISTRIBUCION CON NUE5TROS MEJORES DESEOS ^ PARA 1996 ELDA TRANS, S.L. PRESBITERO CONRADO POVEDA, 2- A TEL.: 537 04 23 537 68 86 FAX.: 537 02 78 036I0 PETRER (Alicante) te ab n de plorr w ca nd er ^t e Charo Moreno arasses, Teatro de %^ Plomo ^ Candente» ^ ` fue el título J v ^s^ ` ^. ciel cat^ílogo reco^ilatorio que CARASSES nresentó el n^do mes de abril, con motivo c1e la celebración de su décimo aniversario. Y la verdaci resulta francamente difícil calificar a este grupo local, del que formo parte, de otro modo que no sea ese titular. Ello se debe a que el gruno ha puesto calor-amor en tocio aquello que ha emprenclido hasta la fecha, 1 G obras de teatro, entre ellas dos montajes infantiles, y el resto repartido entre creaciones colectivas y textos de autores consagraclos. A esto hay que añaclir trabajos c1e animación, cabalgatas, ciesfiles, recitales, cine, raclio y televisión. Eso sí, con los cinco sentidos al rojo vivo clispuestos a fundir en un crisol toclos y cacia uno de los elementos de los que clis^onía el gru^o, tanto material como humano, nara dar lo mejor de sí mismos. ^I.a fórmula?. Entrega, deciicación, ^aciencia, comprensión, trabajo, optimismo y ganas de o la Riqueza (1986). complicarse la existencia. Tocio ello en la misma proporción, ungido con una nizca de arrogancia y cantidacies industriales de AMOR por el teatro. Alguien dijo en alguna ocasión que las cosas o se hacen bien o no se hacen, y como dato valga decir que CARASSES a lo largo de esta décacia ha dejado algún que otro proyecto sin cargar en sus bodegas. Como contrapartida, todo aquello que ha decidido Ilevar a bordo ha siclo siempre con un gran res^eto por el arte teatral, con entrega absoluta y cariño, mimancio con imaginación y nerinecias cada detalle. Tal vez para encubrir en muchos casos la falta cie medios económicos, que nosiblemente hayan sicio los únicos censores cle este gruno amateur. Por sunuesto entendiendo este amateurismo como lo que es, no vivir económicamente del teatro, ya que la profesionalidad se demuestra con otros muchos factores, que en cualquier caso ciebería valorar el núblico. Por eso, si este renortaje tiene algún sentido es el de transmitir una narte de la esencia sentimental de CARASSES a sus naisanos, que han Ilenado todos y cada uno de los estrenos y renresentaciones, superancio las ^2.000 nersonas en las funciones de la Plu^ Castelar clurante las Fiestas Mayores. EI mismo núblico que con sus constantes muestras cle cariño y apoyo, ha pronorcionado al gruno esa bocanada cie aire fresco que tan bien le vendría en los momentos de crisis. v ^ CARASS^S 48 u^e ^ ; si^s^eouafl CARASSES TEATRO T OMEMOS un barco imaginario y emprendamos un viaje hacia los recuerdos. CARASSES TEATRO inició su botadura en el año 85, experimentando con el cuerpo. Un buen paso en este inacabable navegar, que tras la pantomima, nos planteó el reto de la improvisación, la disciplina del baile y la música. Un escarceo más en lo que sería la inevitable singladura del grupo. A esta primera etapa pertenecen La Escalera y Juegos teatrales y otras voladuras. En el 86, descubrimos el «agujero negro» del Teatro: la magia de traspasar la barrera del tiempo y del espacio. Así, en un chasquear de dedos nos trasladamos, con la esencia y la frescura de Aristófanes, al siglo V a.C. Pluto o la riqueza es una furiosa sátira política y filosófica, con un texto denso y complejo, aderezado por CARASSES con especias valencianas: Música (dolçainers y tabaleters) y Danza (grupo de danza valenciana). Con este montaje queda entendida la naturaleza del nombre «CARASSES» (Máscaras), que nace de la utilización de grandes caretas. Decidimos seguir jugando con el tiempo y la historia, y nos fuimos a visitar a Pedro Calderón. Nos ofreció su obra La Dama Duende, una muestra de la expresión barroca del S. XVII. Y casi, sin darnos cuenta, con una guitarra y un oboe, nos metimos en la sociedad de 1629, intentando expresarnos en el difícil lenguaje del verso. Nuestra nave andaba lenta, pero con paso seguro, por la Ilamada «Generación del 27» y entramos en un mundo sombrío: simbólico-místico y trágico cargado de inspiración andalucista, dramatismo en las situaciones y vigor imaginativo. Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín se convirtió en la farsa (aleluya erótica, según Lorca) que nos inició en el amplio océano que significa el deseo de conocer a Federico García Lorca. Como todos los viajes importantes, de por sí inquietantes que se empiezan con ilusión y fe, nuestra propia esperanza nos Ilevó, por sí misma, en este caminar que supuso un auténtico milagro. Un Agnus Dei, cantado y recitado, Ilevó a tres mujeres y un hombre, John Pielmeier, a una exploración por el más absoluto realismo: aventura respaldada por el público y su inteligente comprensión. Con este montaje tuvimos además la buena fortuna de representar a España en el Festival Mundial de Teatro Amateur, animados por la AITA, en su 9a edición en la sede de Mónaco. Parecía imposible encontrarnos en la realidad, en el hoy, después de la visita al principado. Pillamos los bártulos y regresamos a los clásicos, imitando a Moliére, que en su última obra volvió a sus orígenes, no así al final del mismo, pues no queríamos que EI Enfermo imaginario muriese en su cuarta representación. Caras, caretas, disfraces, movimientoscómicos y ágiles, teatro dentro del teatro, el circo y un diálogo vivo, incluso grotesco, además de un par de números de revista originales, nos Ilevaron a la obra más aceptada y con mayor exito a nivel popular por aquellas fechas. Volveríamos a casa y atracando en nuestro Mediterráneo contemplamos lo que teníamos, nuestra tierra... «Habrá que dejar que se curen nuestras heridas para que, de pronto, aparezca un pueblo más tolerante, más armonioso, porque España es madera de fanatismos», dijo el actualísimo Francisco Nieva, haciendo una reflexión sobre la historia de España, la eterna «España Negra». Y así se planteó La carroza de plomo candente en 1990: la realidad y la pesadilla confundidas. Sentimientos, pasiones, lo innombrable, o sea, el individuo enfrentado a las normas establecidas, el viciado encauzamiento de la vida, la sociedad castradora. Porque de todo ésto nació el español nuevo, es decir, nosotros. Después de este montaje, todos a una nos giramos hacia Levante. Un inmenso mar, único, repleto, quién sabe de cuántas criaturas habitado y con qué formas. Sin pensarlo y de cabeza nos sumergimos en él. Aquarium es el recuerdo, lo desconocido. Investigación y trabajo con la «cámara negra»; peceras multicolor, tubos negros, varillas... nos introdujeron en el maravilloso mundo de la imaginación infantil (y adulta) y del teatro de las marionetas. Continuamos en nuestras playas, con nuestra gente, festiva, luminosa y caliente; con un lenguaje directo, irónico y desvergonzado. Y desde esta óptica planteamos nuestra Olla: una creación particular de la universal obra de Plauto, interpretada como espectáculo, reuniendo géneros y disciplinas teatrales, música, canto, danza, acrobacias... sin olvidar momentos cargados de ternura que pueden emocionar al espectador. Como emocionante y nada fácil es el desenlace de Anillos para una dama, de Antonio Gala, donde Jimena, la heroína, comienza volando, soñando. Un sueño rebelde que termina con un despertar amargo y real. Un montaje histórico que se sale de la CARASS^S 49 Un momento de La Carroza de plomo candente, uno de los montaJes más arriesgados y premiados del grupo. cronología y nos da viva muestra de un problema atemporal, tomando como excusa la vida de nuesto mitológico Cid Campeador. Dejamos un poco el mar y tanto irnos a través del tiempo, del espacio, y nos retrotraemos, descansamos, imaginamos... y volvemos a las marionetas con Ballet para monstruos y personajes fantásticos. A pequeños saltos retornamos a la farsa, con toque de vodevil, donde el enredo es la base principal. Rebosante de popularismo, con La venganza de la Petra, Arniches consigue sorprender una y otra vez al público, integrándolo en la trama, utilizando unas vidas que son ejemplo máximo de este casticismo que se fue para siempre. Dejando de lado el mundo de la comedia, nos embriagamos en la vida de una gran mujer, Clara de Asís. La celebración del VIII Centenario de su nacimiento es un milagro de vivencias y extraño misticismo para CARASSES. Se nos abre la alacena de las monjas y los CARASS^S 50 . . - _. . _ .. _ . - . ._ . . _.. - ._ . . .^ . .. ... : .. ... - . -._... .. .. ._ . . .. :.. .... . Los protajonistas de Escuela de Madres, al completo. kilometros pasan dulcemente de Románico al Gótico, del Mudéjar al Barroco. De la Plaza al Gran Teatro y del Silo a la Catedral, con Clara manteniendo viva la esperanza de los cómicos de la legua. Pero como el cómico no puede estar mucho tiempo alejado de la risa, pronto nos encontramos con Escuela de madres, lo que nos permitió dar rienda suelta a nuestra imaginación grotesca y desvergonzada en la adaptación de la obra de Mariveaux. Después de caminar tierra adentro, el barco de Carasses vuelve una vez más al Mare Nostrum. Ahora la pasión está puesta en Fedra, el drama puro y duro de una mujer inmortal, porque inmortal es el sentimiento del amor, fruto de tantas pasiones, odios y venganzas, pero también fruto prohibido. Y con el «cata cata pum, cata pum, pum candela» y un guiño cómplice con sabor a azúcar de caña, acabamos el periplo por el momento en EI aprendiz de Brujo, una adaptación de la pieza musical de Paul Ducasse. De nuevo cámara negra, marionetas que cantan y bailan, con el Abracadabra de la imaginación infantil. Llegados a este punto, habrá que esperar a ver qué le depara el futuro, como alguien dijo, a la Mueca que no cesa. .._ . .. _ . . . .. . .. - . . . : . _. ... .._- . . , . -á .r .^ _ . .í^^.. :. . -. _ .. ._ ^.: . ._._ ..: . _.._. - .. ._... . ^.. - . _.. . ... . .. ... , . _ . .. . . . . ... .. . ........_ _.-. . ._ . _.. . _...^ - . . .- .. .. . . .. . . . - . ... . . ._ . .. . ^^ ._ .: ... . . ... . . . . • . o • • . ^ ^ _ • . c • • _ ^ • • • • - • .^• • • • ^_ . . ^.. _ . . :. .. . :.. ... . ... . ._ . . . . . . _. :.. . . . . . . . . _ . . . . . .. .: . . .. _ ... . ^ . .. . .. ... . .. . - :. : . .: . . .. . . .. . . .. . . . . _ .. . .. .. . .. ....= . - . .. . . . ._ ... . .. ._ . .: . ._-_ .s :.. _ _ .^ ^. . ._ . . • • •o • . e. . , • • • • ... . .... . . . . .. ._.. ^. .. . . . .._ . .^ . . ._ . . .. .: .. .. _ ... ._ . .. . ... . . .. _ . .. _ . . ... _ :.... CARASS^S .__._ __ _ .. . __ _.... . _ .. . .._ _. • .®. ® .•• ._. ... •e . ._ . . ._.^ . .- . s . •. ^ .. , .. ^.® ... ---r: . .•• ^^e . ®•m ..-.. -m^ . • . . .•. r • •e ^ - . • ^ • e e e• • •• •.•. . _ s a •m - • . . e ••• _ •_ . • a •- • ° o m • • • • 51 i ^ ® ^ e eP^as ;e^^ ^^ r ` ^ • .^ e e^^.. e ^ e a E^gua al alcance de` T odos AQUAGEST LA DISTRIBUCIÓN DEL AGUA ES NUESTRA PROFESIÓN Príncipe de Asturias, n.° 10 Entlo. Tno. 539 49 11 ELDA Etnológica El buzán de la5 ^umlenios María de la O Soria esde octubre cie 1993, fecha en que ei eoiectivo en clefens^ ciei ^atrim®nio Hist^Cico y Culturai de Elda ^t10SAIC0 pone sol^re Ix mes^ ia creaci^tn de un Museo Etnoiágico, much^s reuniones, Iauestas en común y eial^or^r un minimo cat^lo^o ele Isreáerenci,^s fueron ^acciones necesarias h^st^ ^t^rir sus puert^s ai púi^iico ei di^ I3 eIe mayo aIe 19^5. Ei iVtuseo Etnoi^^ico es i^ o^ir,^ slue Iai^sm^ ei tr^I^ajo e inici^tiv^ ^Ie un ^ru^o de q^erson^s interes^cias y Iareocu^^cios ^or conserv^r tocios ios elementos c4ei ^as^rlo ^ue h^n esta^cio ^resentes e^ l^ cultur^a de los homl^res y mujeres cie Eici^. lltensilios CIe tC7li9dj0 ^llslrs^ Algunos miembros del colectivo MOSAICO, debajo del mural confeccionado por ellos mismos con pequeñas piezas. EI bombo con el que se sorteó las viviendas de Fraternidad donde sigue impresa la bandera Republicana. convertir en oI}jetos ei esparéo ^SOr meriios tot^imen#e aí^es^nos, herramient^s cIe c^rlainteros due ya han p^asaclo a ia historix, m^cluinas ĉ oto^r^ficas con senciilos mecanismos nrotzios cie ia^ m^s avanzacia tecnolo^ia^ ^ctu^l, secciones como la fotogr^fica^ clue muestrx i^ tr^ns^orm^cián cle Eiria a^ io l^rgo €ie ios Años, ei Iaroyector r!e cine Irerteneciente a una cie i^s Iarimer^s ^romociones cie este ti^o cle m^^uinas, etc., son s^slo ei mero ^punte slue Iaretencie introciucir a ios visit^ntes ciei museo en un muncio clue, no ^or viejo, es menos rlesconocirlo rIe i^ memori,a cuitur^i cie ios eicienses. A gran mayoría de los hombres y mujeres que formaron el grupo MOSAICO a finales de 1992 eran desconocidos entre sí, pero, aunque un tanto diseminados, existía una base de interés común por recuperar la historia y la cultura de Elda. Ninguno de los integrantes de MOSAICO sabe muy bien cuál fue el condicionante final que puso en contacto a los pioneros de este colectivo, pero todos afirman que desde ese primer día, el trabajo ha ido sobre ruedas, las puestas en común son prácticamente unánimes y las investigaciones e iniciativas de trabajo que emanan del grupo se convierten en una realidad palpable. Como pueden demostrar con la puesta en marcha del Museo Etnológico, un espacio que ocupa prácticamente en su totalidad la sede social de MOSAICO en los bajos de una de las viviendas del barrio de las Trescientas. Puede afirmarse sin temor a errar que el interés personal de cada componente de MOSAICO no se centra solamente en conservar los útiles y herramientas del pasado, sino que su trabajo por conservar los escasos elementos patrimoniales (Casa Modernista, Finca Lacy, Pantano, 54 Bateig, etc.), fue la piedra angular donde se asienta también lo que en los primeros tiempos era una primitiva idea de Museo Etnológico. De hecho, la aportación de herramientas primitivas del oficio de carpintero, y objetos datados la mayoría de ellos de principio de siglo, fue realizada por uno de los primeros componentes de MOSAICO, Juan Rodríguez Campillo. «Toda mi vida la pasé guardando «trastos» porque mi conciencia clamaba por una idea de museo antiguo, un espacio que permitiera ofrecer a las generaciones futuras un ejemplo de lo que fue la vida de sus antepasados, porque ahí es donde se asienta su cultura actual». L7t^^í^l!^t7íi(.^1^ l ^ iftlir3^t7 6J^ ,2P^Tf;k4íy^ EI 13 de Mayo de 1995 abrió sus puertas el Museo Etnológico, si bien fue en los meses sucesivos cuando MOSAICO comenzó a recibir las más importantes donaciones de particulares destinadas a exponer en este espacio el legado del pasado eldense, un espacio que continúa enriqueciéndose con nuevas e importantes donaciones. Juan Marhuenda, actual presidente de MOSAICO, matiza que «sin el apoyo y las donaciones de los particulares, poco podíamos ofrecer porque muchos de los objetos del pasado son considerados «viejos» y no se conservan». Clasificados por lotes, antiguedad o secciones, el Museo Etnológico ha recopilado máquinas fotográficas antiquísimas, sencillas y con un mecanismo plegable y hasta alguna hay que está hecha a prueba de niños; Ilaves y cerraduras, algunas de ellas de tipología similar a moriscas y romanas, que Ilama su atención por ser cerraduras de seguridad al incorporar una campana que avisa al ser manipulada; los primeros candados; la importante donación de la familia Navarro, propietarios de la ya desaparecida Ferretería Los Leones; el proyector de cine de la Plaza de Toros; el bombo utilizado en los años 30 para el sorteo de las casas del barrio Fraternidad, con su bandera republicana que aún se puede observar; o los libros de cuentas de la fábrica de mármol de Museo erno^o^iro Antiguas cámaras de fotografía donde se aprecia los sencillos mecanismos que permiten ser plegadas. RpCEnEN DC: t.A tINT(GUt1 t^f:RRI: ik 1:ÍA LOS LEONf^S C I). MANLIGL NA^VARRO 1)AVÓ. Utensilios de uso doméstico donados por la familia Navarro al Museo. José Bernabé en Bateig, libro dividido en dos partes, la primera de ellas hasta 1936 y la segunda que comienza su actividad en 1939 con una nota: «daños producidos en el periodo rojo». Un centenar de objetos más, cada uno con su historia, así como las mismas vitrinas en las que se exponen los objetos, forman parte de un Museo «que ha sido hecho por los mismos eldenses y que habla de la historia y la cultura de un pueblo vivo y diverso en sus actividades». m.14,1,1 Muchos objetos y piezas que MOSAICO ha recuperado, así como algunos de los que Ilegan al Museo Etnológico, han sido cedidos a su vez por el colectivo al Museo Arqueológico (Sirenita del Monastil y monedas) «pues son objetos específicos de esta especialidad y allí resalta más y mejor su valor». Porque uno de los problemas actuales del Museo Etnológico es la I^USfO ^TnOLOGICO EI legado artesanal de nuestros antepasados nos acerca a sus vivencias cotidianas. falta de espacio, no sólo para la exposición, sino también para poner en marcha uno de los objetivos de MOSAICO: «hacer un Museo vivo y dinámico, donde los jóvenes puedan aprender oficios ya en desuso con cursos impartidos por personas mayores y en el que la catalogación de piezas sea más exhaustiva y centre la atención en los distintos aspectos históricos y culturales del pasado eldense». En la consecución de este importante objetivo, MOSAICO ya ha iniciado conversaciones con el Ayuntamiento para que la sede del colectivo, así como el Museo, sea trasladado a una de las casas históricas, preferiblemente de tipo modernista, que aún existen en Elda y que dicen mucho sobre las vivencias de los eldenses a lo largo de su historia. «Actualmente, y aunque los intentos de mantener la dignidad del Museo están dando sus frutos, el espacio se ha quedado pequeño y no reúne las características que consideramos imprescindibles para su proyección futura». Una proyección que pretende integrar a las nuevas generaciones en el mundo de sus antepasados, un Museo vivo donde los escolares puedan aprender de sus mayores los oficios más antiguos «y donde se pueda desterrar el temor a convertir el Museo en un mero almacén de trastos». 55 LAS FIESTAS MAYORES DE 1995 HAN CONTADO POR PRIMERA VEZ CON UN PREGON ESPECIFICO Y DIFERENCIADO DEL TRADICIONAL PREGON FALLERO. ESTE ACTO, QUE SE DESARROLLO EN LAS HORAS PREVIAS A LA ALBORADA Y TUVO COMO ESCENARIO EL AUDITORIO DE LA PLAZA CASTELAR, CONTO CON LA PARTICIPACION DEL ESCRITOR ELDENSE ANTONIO PORPETTA. LA CALIDAD DEL TEXTO SOBRE EL QUE BASO SU ALOCUCION EL POETA ES MOTIVO SUFICIENTE PARA QUE QUEDE REPRODUCIDO EN LAS PAGINAS DE ALBORADA, CUYA INICIATIVA PRETENDE CONSERVAR LAS PALABRAS MAS ALLA DEL GESTO Y DEL MOMENTO PARA EL QUE FUERON ESCRITAS; Y DE PASO, SENTAR UN PRECEDENTE PARA LA PUBLICACION DE FUTUROS PREGONES. Antonio Porpetta sr. ^lealde, señores ^oneejales y miembros de nuestro ^yuntamiento, paisanos y^migos: AYA por delante mi más profundo agradecimien to a quienes han hecho posible mi presencia hoy, ante vosotros, en una fecha tan hondamente el dense como es la de la Alborada. Para los que vivimos ale jados de nuestro pueblo -alejados sólo en la distancia, que el corazón y los afectos aquí siguen y permanecen- volver a Elda es reen contrarnos con nuestras raíces, con nuestras más íntimas verdades. Pero volver, como es mi caso, precisamente en sus Fiestas Mayores, en estos días cuyo cálido esplendor marcó nuestras vidas para siempre, y hacerlo además para pronunciar el primer Pregón de su historia, no sólo es un gran honor para mí, sino también un motivo inolvidable de felicidad y de satisfacción. Yo espe ro que este Pregón sea el comienzo de una costumbre que más adelante se convierta en una tradición. Y confío en que los futuros Pregoneros que me su cedan en este honroso cometido -y que desde aquí pido y sugiero que sean siempre eldenses- os entreguen sus palabras con el mismo cariño, la misma emoción y el mismo eldensismo profundo con que yo qui siera hoy dirigirme a todos vosotros. Y no es que yo tenga mucha fe en esto de los Prego nes. Porque si «pregón» es «la publicación que se hace en voz alta por calles y plazas de una cosa que conviene que todos sepan», y lo que yo voy a anunciaros ya lo sabeis to dos: que esta noche empiezan las Fiestas, y que hay que vivirlas intesamente, porque para eso son «nuestras» Fiestas, las de «nuestro» pueblo, y que las fiestas están hechas para empaparse de ellas, para participar de ellas a fondo, y que conviene disfrutar a tope el presente «porque mañana puede ser mucho peor todavía»..., y ya sabemos que, ante mi Ilamada, unos me harán caso, y se lo pasarán de locura, con las ganas de «marcha» que desde antiguo tenemos casi todos los naturales de esta tierra, que siempre anda mos con el pecado a punto, el jolgorio dispuesto, y el ojo avizor, por si acaso..., y que a otros les dará tristona y ha rán lo que quieran, incluso la herejía de no acercarse luego a la Alborada, o no hacernos ni puñetero caso, como aquél señor de allá, que nos está dando la espalda sin inmutarse, sin mostrar ningún interés por lo que estamos diciendo, cosa que me parece de muy mala educación, por muy D. Emilio Castelar que se Ilame, y por mucho bronce que haya ligado en su alto pedestal...si todo esto va a ser así, pues ya me dirán de qué sirve que yo trate de animaros y alec- cionaros debidamente, empujándoos con mi mejor volun tad al desahogo jaranero, al regocijo, a la francachela, al júbilo, e incluso al regodeo, que no otro es el objetivo de esta pregonería en que me han metido, con el deseo de conseguir saludables y benéficos resultados para vuestros cuerpos y vuestros espíritus... Pero, a pesar de mi poca fe en los pregones, sí la tengo en el significado de nuestras Fiestas Mayores, en lo que estas jornadas septembrinas, con el ve raneo ya casi vencido y el otoño dora do y melancólico anunciando su Ilega da, representan para todos los elden ses, tanto los de nacimiento como los de adopción, los que Ilegaron un día como forasteros y se quedaron con no sotros para siempre, porque aquí en contraron nueva vida y nuevas ilusio nes, brazos abiertos y permanentes ta lantes de amistad. Yo, que siempre voy por ahí presu miendo de «mediterráneo», porque creo que haber nacido en esta parte del mundo es un auténtico privilegio, he comentado muchas veces el juego de contradicciones que se dan en nuestro carácter. Así, junto a una innata alegría de vivir, de gozar de la vida en todas sus posibilidades, también sabemos compartir profunda mente el dolor ajeno; junto a una forma de ser aparente mente frívola y desenfadada, tenemos también una per cepción segura de la fugacidad del tiempo y sus conse cuencias; junto a nuestra visión muchas veces irónica o sa tírica de las cosas, también conocemos la trascendencia y sublimidad de otras. Todo ello forma parte de nuestra «me diterraneidad», de nuestra pertenencia a este espléndido universo geográfico, histórico y cultural, que es tan vivo y genuino en sus playas, en sus acantilados y en sus islas ra diantes de sol, como en sus montañas azules, en sus va Iles y en sus resecas tierras del interior. Un ejemplo de esta clara dualidad de nuestro carácter lo tenemos aquí, en nuestras propias Fiestas. Porque así como en Elda celebramos unos Moros y Cristianos arrolladoramente coloristas, pura extroversión, puro espectáculo, resumen de la faceta más abierta de nuestra vitalidad, tam bién tenemos las Fiestas Mayores, de amplias posibilidades lúdicas, pero al mismo tiempo de hondo sentido reli gioso, de íntima dedicación a algo que está por encima de ideologías y de tendencias, porque desde hace varios si glos nos integra y nos une hasta el punto de formar parte de nuestra identidad de eldenses, arraigado en lo más 56 PR^GOI^ 57 hondo de nuestro ser desde antiguas generaciones: hablo de ese hermoso emblema de referencia y de protección que representa para Elda el patronazgo de la Virgen de la Salud y del Cristo del Buen Suceso. En mi corazón de eldense exiliado y vagabundo, en el rincón de la nostalgia, donde duermen los primeros sue- ños, cuando el mundo era una gran incógnita por descu brir, y las horas eran lentas como nunca lo volverían a ser, y todo era como un largo comienzo sin final, allí, conservo como un tesoro muchos recuerdos de mi pueblo. Pero, cuendo me muerde la añoranza, y hago repaso a esos re cuerdos, veo que la mayoría de ellos están unidos a acon tecimientos de las Fiestas de septiembre: así, los pasaca Iles matutinos, cuando uno se despertaba con una alegre diana musícal Ilamando a su balcón; las tracas, ensordece doras y excitantes, que algunos valien tes corrían, resguardados de los fogona zos con viejos paraguas desvencijados; aquél inmenso prodigio del globo, con sus entrañas ardientes, perdiéndose en lo alto, bamboleando, Ilevándose a las estrellas nuestra limpia ingenuidad; el inolvidable sonido de la dulzaina y el tamboril, clavado en nuestras sienes co mo un dardo inocente de nuestro pasa do morisco y rural; los castillos de fue gos artificiales, con aquél íoooohhhh! de la gente con el que se manifestaba la ad miración por una rueda, una carcasa o un morterete de especial brillantez; las verbenas, con las miradas y los besos a hurtadillas de las muchachas en flor, que es casi lo único que no ha cambiado, porque todas las muchachas siguen es tando en flor, es decir: muy «guay» y «molando cantidad»; el aroma de las plantas de espliego desparramadas por el suelo de la igle sia, un aroma puro de fiesta, sólo de aquellos años, sólo de aquella irrepetible edad... Pero, por encima de todos esos recuerdos, en un lugar aparte, el más hondo y querido, dos momentos de primor dial significado para mí, y yo creo que para todos los el denses, aunque algunos no quieran decirlo y se hagan los duros, olvidando que ser un poco sentimental es una forma de ser un poco más.persona: me estoy refiriendo a la Albo rada y a la procesión del día 8, la de la Virgen de la Salud. La Alborada, porque es como una puerta que se abre de par en par en la mágica fascinación de la noche, entre el loco campaneo de las torres, los acordes de la banda de música, los truenos y petardazos de las tracas, la luminosi dad amparadora y envolvente de la gran palmera, como una madre enorme lanzándonos su abrazo desde arriba. Una puerta abierta desde la oscuridad al alborozo de los días festivos que se avecinan, al paréntesis que estos días nos van a traer, arrinconando nuestros problemas cotidia nos, alejándonos un poco del vaivén de nuestras ajetrea das vidas. Tras esa puerta, junto a una alegría íntima, muy profunda, muy eldense, que nos conmueve hasta hacernos un nudo en la garganta, también el recuerdo de quienes no están ya junto a nosotros, porque fueron Ilamados a otras orillas, pero nos dejaron como un legado su permanente rastro de amor, su constante alborada de ternura de nues tra memoria. La procesión del día 8, porque es más, bastante más, que una ceremonia religiosa. Es una demostración de fe y de esperanza en un símbolo, de fervor en algo muy nuestro que se mantiene intacto desde muy lejanos tiempos, algo que nos hace vibrar confortándonos en los momentos difí ciles, o recordándonos que, a pesar de todo, todavía nos queda alguna verdad en la que creer. Veo pasar por la calle Nueva la procesión, con su rítmi co silencio, la doble fila de luminarias, el barco evocador con su infantil marinería, los peregrinos portando sus cajas Ilenas de leyenda, el sincero respeto de participantes y de espectadores... y, como un fastuoso prodigio, balanceán dose lentamente en la altura, la Virgen de la Salud, envuelta en su manto azul, como un Mediterráneo fulguran te y glorioso... y es mi vida entera lo que avanza hacia mí, y siento más que nunca la Ilamada de este pueblo leal y fidelísimo cada año, durante unas horas, se convierte en puerto, en faro, en ensenada, a unos cuantos ki lómetros del mar. Junto a esta reafirmación espiri tual, esta entrega y esta rememora ción, nuestras Fiestas -ifaltaría más!- también tienen su extenso programa de diversiones y entreteni mientos para todos los gustos y para todas las edades. Y así, con nuestro ánimo festivo y nuestra envidiable sensualidad levantina, nos dispone mos a gozarlas intensamente. Yo os recomendaría, os pediría, que las vi vais con los cinco sentidos: con la vista, puesta en ilumina ciones, bullicio callejero, verbenas, espectáculos, fuegos artificiales...; con el oído, atento a bandas de música, con ciertos, actuaciones líricas, cantantes, orfeones...; con el olfato: ese olor imborrable de fiesta y de pólvora, tan permanente en la distancia y en el tiempo...; con el gusto (os confieso una cosa: yo cambio el mejor plato del mundo en el mejor restaurante del mundo por unas fasiuras bien he chas -con su ralladura de limón y todo- el día de la Vir gen, en mi pueblo)...; y con el tacto: sí, también con el tac to, con el tacto de tantas manos amigas venidas de lejos para pasar las Fiestas en compañía de paisanos y familia res. Manos como las mías, que os ofrezco fraternales y abiertas, desde aquí, con mis palabras. Amigos: ya se acerca el momento de la Alborada, el co mienzo de nuestras Fiestas. Que disfruteis al máximo de ellas. Que la Virgen de la Salud os la ofrezca con largueza. Y que cada momento de vuestras vidas, ahora y siempre, sea un pequeño buen suceso, para que todos esos mo mentos juntos construyan en vuestros corazones un her moso y duradero edificio de paz, de cordialidad, de autén tica alegría, de convivencia, de solidaridad. Paisanos y amigos: Muchas gracias por vuestra aten ción, un gran abrazo para todos... y iiFelices Fiestas!!. I complicado fue el proceso para conseguir la titu laridad pública del teatro Caste lar, compleja está resultando su re habilitación. Aun que tras un año de haber ido Ilamando asi duamente la atención in formativa, parece que el panorama sobre su futuro ya se ha disipado y al menos hay un consenso polí tico y una participación de los colectivos ciudadanos, sobre la base del conflicti vo proyecto solicitado por el anterior equipo de go bierno socialista al arqui tecto alicantino Juan Anto nio García Solera, con las modificaciones a que haya lugar. Una vez que se cie rre el proceso de discu sión sobre el proyecto, abierto todavía en el momento de escribir es tas líneas, habrá que to car muchas teclas insti tucionales (ante el Mi nisterio de Cultura ya está tocada, aparte del compromiso adquirido en su momento por la Consellería de Cultura), además de buscar las fórmulas de financiación adecuadas y sosteni bles para que una vez que entren las máquinas, se mantenga un ritmo constante de actuación. No hace falta ser muy listo para adivinar que ese proceso va a ser largo y costoso y que aún habrá que esperar bastante tiem po para que el nuevo tea tro Castelar pueda cumplir las funciones que Elda le está demandando imperio samente. Por eso siguen mante niendo actualidad las imá genes que acompañan es tas páginas. Fueron toma das justo en el momento en el que el teatro era des mantelado y abandonado ima^E^es oE ue5aeoiua por su anterior propietario, a principios de este año. Y puesto que el teatro ya nunca será igual, guarde mos para siempre en la re tina la majestuosa frialdad, que todavía mantenía después de más de cuatro años de estar cerrado a los ojos del público. TfATRO CASTELAR FSTDDIO Y DIIRLISIS DE DD EDIFICIO ;IDDIJEDIDTICO Miguel Angel González Argumánez I estudio de un edificio co mo es el Teatro o Teatro Circo Castelar (primera denominación que se dio al edi ficio) constituye no sólo la opor tunidad de poder emplear los conocimientos asimilados en la carrera, sino la de conocer a fondo posiblemente el edificio más emblemático de mi ciudad natal, y ayudar, en la medida de mis posibilidades, a su recupe ración. Espero que el análisis constituya la posibilidad de dar a conocer una amplia serie de as pectos, tanto constructivos co mo históricos, hasta ahora ma yoritariamente desconocidos. Ante esta tesitura, la elección de un estudio del Teatro Castelar como trabajo final de carrera es clara. Se trata de un edificio de un indudable valor histórico y cultural para Elda, una población más bien escasa en construc ciones de interés. Debemos añadir la incertidumbre sobre el futuro que presenta en la actuali dad el edificio, así como la posibilidad que se me abrió, una vez municipalizado, para acceder a su interior y realizar todo tipo de actividades que considerara oportuno para la ejecución del estudio, dado el estado semirui noso que presenta el teatro. EI trabajo realizado se puede estructurar en tres apartados te máticos, cuyo desarrollo da lugar al índice. Los tres apartados son: 1°. Realización de un estudio de investigación histórica, mediante la recopilación de datos. 2°. Elaboración de un estudio cons tructivo, incluyendo un análisis de las patologías del edifi cio. 3°. Valoración acústica del teatro, mediante el análisis de los principales parámetros acústi cos del mismo. EI desarrollo del primer apar tado nos da lugar al capítulo An tecedentes históricos. Es curio so comprobar la falta de datos precisos referentes al teatro. Del segundo apartado deri van el estudio de la Tipología del edificio, capítulo en el que se estudia la evolución del edifi cio a lo largo de su dilatada his toria; una vez realizado el análisis global del edificio, se particu lariza estudiando ia Tipología de los elementos constructivos; estudio de las Instalaciones y por último una diagnosis de las Patologías del edificio, estruc turándose la misma en tres fa ses: Observación y toma de da tos, análisis del proceso y pro puesta de actuación. EI tercer apartado nos da lu gar al Estudio acústico del edifi co, en el que tras una breve in troducción a la acústica en gene ral, se realiza un estudio de los parámetros acústicos en 1921 y en 1995, siempre siguiendo los principios de la acústica geomé trica, dado que el aspecto de la sala (ausencia total de butacas) nos impide la realización de me diciones reales. Para finalizar, no me queda más que comentar las Conclu siones del estudio: 1a. En un primer momento, podemos advertir que el Teatro presenta una Tipología cons tructiva (muros de carga, sopor tes interiores metálicos) común en los teatros de principios de si glo. 2a. En segundo lugar, que desde su construcción presenta constantes variaciones tipológi cas, con el fin en la mayoría de las ocasiones de conseguir una mayor rentabilidad del mismo (aumento del aforo, cambio de actividad de teatro a cine), en detrimento de los aspectos esté ticos del mismo. 3a. Que las modificaciones sufridas mencionadas anterior mente presentan con frecuencia ciertos desórdenes constructi vos, que algunos casos se ven afectados por importantes fenó menos patológicos. 4a. La edificación mantiene en conjunto su atractivo, que re side más bien en el ambiente o espacio contenido, que en el va lor en sí de los elementos arqui tectónicos que lo conforman, de teriorados y faltos de conserva ción. 5a. EI estudio acústico, como se mencionó con anterioridad, presentan en general valores mejores los obtenidos en el estu dio de 1995, tanto a nivel de caí da de presión sonora (debido a la presencia de elementos difu sores y a la ausencia de los pal cos laterales), como en los tiem pos de reverberación (debido a la distinta distribución del mate rial y a la modificación del tipo de butaca). 6a. La valoración del estudio acústico nos permite evaluar ciertos atributos propios de un teatro. De esta manera podemos afirmar que se trata de un teatro con un sala con «presencia», «vi va» y «cálida». 7a. La realización de una bre ve propuesta de rehabilitación en la que se plantea una serie de medidas básicas basadas en los conocimientos adquiridos en la realización del trabajo y en la ob servación de otros teatros. Por último, comentar una conclusión que no he incluido en el texto, pero que valoro en gran medida, como es la satisfacción personal de haber realizado este trabajo. A^i/A ► ^ ► ^^MA ► ^ ^ Pl[ERTR RD ERTR R I,R LEYE^IDR N los primeros días del mes de mayo, a los pocos me ses de que el Ayuntamiento entrase en el recinto, se descubrió la existencia de un túnel que parte desde el Teatro Castelar. Túnel que según las investigaciones realiza- das hasta el momento por el Arqueólogo Municipal, Antonio Poveda, se construyó para ser utilizado como refugio contra los posibles bombardeos en el transcurso de la Guerra Civil española. La entrada a este espacio subterráneo está localiza da en la parte de abajo del escenario, situado a su vez en la zona de calderas, y cuenta con tres bifurcaciones, si bien sólo ha podido ser explorado el pasadizo principal. Los datos recabados tras la investigación del túnel principal, que cuenta con una longitud de 70 a 80 metros, contienen un valor histórico importante, no así arqueológico, según confirmó Antonio Poveda, ya que data del año 1937, fue excavado con el único objetivo de refugio antiaéreo y habiéndose çomprobado a su vez que nunca fue utilizado. Tampoco se han encontrado elementos u objetos que aporten datos para abrir otras vías de investigación, excepto un rudimentario sistema de alumbrado eléctrico y dos latas de carburante. Este decubrimiento añade una gota histórica más a la vida de los eldenses, ya que se constata que Elda no fue bombardeada en el transcurso de la guerra civil, así como de la importancia en la vida social de la población que tenía el Teatro Castelar. EI túnel descubierto es una galería subterránea más que se viene a sumar a otras excavadas por la misma época e idéntico objetivo en el casco urbano eldense. En este sentido, se tiene constancia de distintas entradas a otros túneles, como la situa da en la plaza de Abajo que enlaza con otra entrada en la plaza de Arriba; la de la plaza Santiago, en los aledaños del Matade ro o la entrada en la calle González Bueno, esquina a Padre Manjón. No obstante, y retomando el hilo del túnel det teatro Caste lar, una vez abandonada la exploración del pasadizo principal en las inmediaciones del Casino al existir serios peligros de desprendimientos de tierra (se supone que el túnel continúa ha cia la Plaza del Ayuntamiento), la leyenda sobre la existencia del célebre y antiquísimo túnel que partiendo del Castillo recorre el subsuelo hasta la actual calle Nueva ha cobrado vida, sumando a este descubrimiento las especulaciones sobre la conexión ba jo tierra que pudiera tener el hallazgo del pasadizo que parte del Teatro Castelar, con el posible túnel legendario, herencia oral de nuestros antepasados. (Fotos cedidas por Cruces). ^ R^ti^idades de la flrqueología Lo^al flesumm uE ^fls COMUNICACIONES ci^orin^fls PflCS E^ 1flOfl S fl ^ NN I II CD ^ G N ESD ^ flC I O^N^ OC NNO^ E ^t^ G lfl iei ^ x^-flucR^m L primero de los investi gadores eldenses presentó la comunicación titulada, «EI comercio del bar niz negro en el poblado de EI Monastil, ss. III-I a.C.», donde presentó un conjunto de mate riales cerámicos inéditos y procedentes de las campañas de excavación que, desde fi nales de la década de los años 50 hasta principios de la de los 70, desarrolló en el referido ya cimiento arqueológico la Sec ción de Arqueología del Centro Excursionista Eldense. Los resultados obtenidos en su estudio han fijado el lu gar de procedencia de estas cerámicas de barniz negro en la región italiana de la Campania, siendo en su mayoría pro ductos de los talleres de la Campaniense A, B campana (Beoide), C. Esta vajilla cerámi ca era objeto de comercio jun to al vino campano, pre ferentemente, de amplia difu sión por el Levante español. En este sentido, la acultu ración romana, voluntaria o in voluntaria, que se ejerce a tra vés del comercio es un aspec to primordial en este poblado, próximo al litoral y a las in fluencias ejercidas por los asentamientos costeros. AI tiempo que permanece omni presente en todas las travesías comerciales que se realizan desde la franja costera alican tina hacia el interior peninsular, dada su posición estratégica en la ruta de penetración que aprovecha el valle cuaternario del río Vinalopó. L segundo de los ar queólogos eldenses, con la comunicación ti tulada «EI Peñón de la Tía Gervasia: Un yacimiento tar ^ ^ u - ^ ^ - ^ ^ u - ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ . ^ ^ . ^ ^ ^ ^ ^ •^ ^ ^^ ^ - ^^ ^ ^ ^ ^ ^ . ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ dorromano en altura» presentó un nuevo yacimiento arqueoló gico conocido como Peñón de la Tía Gervasia, situado crono lógicamente en el siglo V d.C., y descubierto a raíz del hallaz go en julio de 1992 de un te sorillo de 14 monedas islámi cas de plata (ss. X-XI). Las re ducidas dimensiones del asentamiento, situado en las estribaciones orientales del monte de Bolón, la presencia de un hogar de combustión con abundantes cenizas, junto con la ausencia de estructuras permanentes de habitación y la posición geográfica en la que se sitúa respecto a las tierras Ilanas del curso del río Vinalopó, hacen pensar en la existencia de un lugar de hábitat temporal con una clara fun ción de vigía. Este yacimiento no debe ser contemplado de modo aislado, sino que junto con los lugares de hábitat per manente en altura, frecuentes en la cuenca del Vinalopó, formarían parte de una completa estructura territorial, basada en la explotación de las fértiles tierras del Vinalopó y en el control de la vía de comunicación que desde el litoral pene traba hacia la Meseta. Tumba tardorromana (s. VI d. C.) de la necrópolis de EI Monastil OR último, la tercera comunicación científica presentada al XXIII C.N.A., de modo conjunto en tre ambos jóvenes arqueólo gos locales y titulada «La ne crópolis tardorromana del Ca mino de el Monastil», sirvió pa ra dar a conocer al mundo científico los interesantes re sultados obtenidos en la exca vación del primer cementerio adscribible con total seguridad al poblado ibero-romano de EI Monastil, que han contribuido a enriquecer el conocimiento de las costumbres funerarias en las tierras del Sudeste es pañol durante los siglos V y VI d.C. En el transcurso de la co municación se dio a conocer la composición y organización de este antiguo cementerio, que comprendía un área de ente rramiento, compuesta de 10 sepulturas, donde fueron halla dos 18 individuos inhumados, de sexos y edades diversas, con sus adornos personales a base de collares, anillos, pulse ras, brazaletes, etc.; y, por otra parte, un área ritual de cocina, con un hogar de combustión y varios hoyos con función de vertederos. Zona esta última donde se preparaban los ali mentos y ofrendas destinada a honrar a los difuntos. Costum bre indicadora, a todas luces, del alto grado de paganismo persistente en la sociedad tar dorromana del Valle de Elda allá por la segunda mitad del siglo VI d.C. y de la tardía cris tianización de la mayoría de gentes de nuestro entorno. Por tanto, la necrópolis del Camino de EI Monastil se revela como un yacimiento ar queológico de obligada re ferencia para un preciso co nocimiento del mundo funerario tardorromano y de implan tación del Cristianismo en nuestras tierras. ARQUEOLOGIA 62 rfles^o^ifl o^^ MUSEO f ARQUEO o IAGIC^ 95 ARA poder presentar y difundir tal patrimonio su director tuvo que realizar largas y complejas in vestigaciones históricas, con las que plantear importantes conclusiones que han servido para hacer diversas aporta ciones a la historia del sudes te hispano y de varias cultu ras históricas ( fenicios, carta gineses, íberos, romanos y vi sigodos). Entre el día 8 y el 11 del mes de marzo, se celebró en Elche el XXIII Congreso Na cional de Arqueología, donde ante más de trescientos espe cialistas de todo el país Anto nio M. Poveda presentó las mejores piezas cerámicas de coradas con decoración pictórica, del taller denominado MAESTRO DE EL MONASTIL, que en el siglo I antes de Cris to fue una de las más impor tantes escuelas pictóricas de la civilización íbera. En una segunda conferencia se expli có y se dio a conocer cómo se formó la antigua población ibérica de EL MONASTIL, y cómo se convirtió en una pe queña ciudad hispanorroma na con la Ilegada de los roma nos, que incluso entre los si glos VI y VII después de Cristo se convirtió en la sede de un obispado visigodo y en uno de los principales núcleos ha bitados del sudeste español, hasta que fue poco a poco abandonado con la Ilegada del Islam. Del 16 al 18 det mismo mes, el director del Museo fue invitado a participar en Sintra (Portugal) en el II Con greso Internacional de Epi grafía y Religión Romana, donde impartió una conferen cia sobre cómo algunos cul ^.^ ^ ^ ^^ ^ ^^ ^•a ^ ^. ^^ ^. ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^^ ^ ^ ^^ ^ •^ ^ ^ ^v ^ ^ ^ ^ ^ ^^ ^ ^ ^ ^ ^ ^. ^ ^^ ^^^ ^^ ^ ^ ^ ^ •^ ^ tos ibéricos de la zona de EI da, el valle del Vinalopó y la provincia de Alicante, fueron asumidos y conservados por los romanos al Ilegar a estos lugares. Los días 5 y 6 de junio, de nuevo el director era invi tado a participár en otra im portante reunión, ahora se trataba de un Coloquio Inter nacional a celebrar en Ma drid, sobre la producción y distribución de objetos cerá micos romanos para la cons trucción, organizado por el Departamento de Arqueolo gía de la Universidad Autóno ma de Madrid y el centro de investigación histórica de Francia en España, la «Casa de Velázquez». En este foro Antonio M. Poveda analizó y expuso todo lo referente al importante horno cerámico romano que se conserva en EL MONASTIL, siendo único en su género y que todavía está inédito y a la espera de ser convenientemente conso lidado y restaurado para que pueda ser visitado y salvado. Durante los días 3 al 7 del mes de julio ofreció una nueva conferencia, esta vez den tro del Curso de Verano so bre Magia, Sexo y Religión en el Mundo Antiguo, que de Enterramiento humano infantil sobre una pieza de esparto y otros restos textiles, hallado en la necrópolis de la Edad del Bronce de Bolón. sarrolló la Uni versidad Na cional de Edu cación a Dis tancia en De nia, ahora el tema tratado fue la religión ibérica del te rritorio indíge na al que per tenecía Elda, es decir de Contestania. Desde el 15 de julio has ta el 31, Antonio M. Poveda colaboró en la dirección de la excavación arqueológica de la Villa de Plinio el Joven, en San Giustino (Perugia, Italia), dentro del acuerdo de cola boración que el Ayuntamiento de Elda tiene firmado con la Universidad de Alicante, cuya Area de Historia Antigua es co-responsable con la Uni versidad de Perugia de tal ex cavación. Finalmente, entre el 2 y el 7 de octubre, el director del Museo se desplazó a Cádiz para participar en el IV Con greso Mundial de Estudios Fenicios y Púnicos, donde ante seiscientos congresistas difundió la riqueza arqueoló gica de esas culturas y épo ca, que Elda posee gracias a la existencia de importantísi mos asentamientos humanos antiguos en CAMARA, BO LON y EL MONASTIL, de donde se han recogido pie zas arqueológicas únicas que se conservan y estudian en el Museo Arqueológico. Ade más, ofreció una segunda conferencia con una colega de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, sobre la influencia fenicia y cartagi nesa en la religión ibérica de las zonas de Alicante y Mur cia. Por otro lado, dio a cono cer a ciertos funcionarios del Ministerio de Cultura la exis tencia de tejidos de ropas de la Edad del Bronce, hallados en Elda en los años 60 por miembros de la sección de ar queología del Centro Excur sionista Eldense, que por su importancia y peligro de des trucción fue asumida por aquellos la labor de limpieza y restauración para evitar su desaparición. Li^ROs 63 ELDA A TRAVÉS DE LA HISTORIA Joaquín Samper Alcázar Elda, Ayuntamiento de Elda-Universidad de Alicante, 1995 215 p.; 21,5 cm. (Publicaciones del fondo editorial del Ayuntamiento de Elda; 7) ELDA A TRAVÉS:.I)É:LA HISTORIA ^omunidad humana y {erritorie°- RAS la publicación de Elda. Su antigiiedad, su histo ria...(1983), de Lamberto Amat y Sempere, y la Historia de Elda (1981), de Alberto Navarro Pastor, la aparición de Elda a tra vés de la historia. Comunidad humana y territorio, de Joaquín Samper Alcázar, constituye la más significativa aportación en lo que se refiere a obras de conjunto y de carácter totalizador de nuestra historia local. Este libro recoge el cor pus fundamental de la memoria de licenciatura presentada por el autor ante la Universidad de Ali cante en el año 1994 y con ello bastaría, junto con su estructura de compendio, para marcar eviden tes diferencias con las dos obras mencionadas anteriormente; no obstante, parte del principio co mún de lo que se ha dado en Ila mar la tradición acumulativa de la ciencia al tratar de éxtraer el máxi mo rendimiento y poner en orden todos los estudios que sobre la historia de Elda se conocen hasta nuestros días -en especial los que han salido a la luz durante los últi mos años- y es precisamente en la síntesis evolutiva trazada por el profesor Samper donde esta obra alcanza su plena originalidad y co bra todo su sentido: excelentes y trabajadas fuentes documentales larchivísticas, bibliográficas, he merográficas...l, agilidad, conci sión y claridad en el texto, relativi zación de los hechos locales y una suerte de apoyaduras complemen tarias en los distintos capítulos que hacen que el lector no se sienta de samparado y sepa relacionar lo que ocurre en Elda en todo mo Fernando Matallana Hervás mento con lo que está sucediendo en otros ámbitos más amplios lya sea en el plano comarcal, regional, peninsular, europeo o mediterrá neo), según requiera el fenómeno que analiza en cada periodo, desde procesos evolutivos de primera magnitud (romanización, «recon quista», etc.), hasta cuestiones es pecíficamente eldenses (cambios en la propiedad del señorío, aban dono de la agricultura y surgimien to de la industria del calzado, etc.). Todo ello revela una nueva forma de abordar los estudios históricos locales que supera las reducidas dimensiones del término munici pal y las egocéntricas perspectivas localistas, para pasar a observar el devenir de los pueblos con todo detenimiento y atención en confi guraciones más abiertas, creándo se así un permanente trasvase, flujo y reflujo, del marco local al general y en sentido contrario, in teracción que al mismo tiempo permite destacar aquellos hechos que son propios, peculiares e in transferibles de la comunidad ob jeto de estudio. ELDA COLOR FOTOGRAFIA NUESTROS SERVICIOS SON: • REVELADO RAPIDO DE CARRETES • REPORTAJES DE BODA • FOTOGRAFIA DE ESTUDIO • REPRODUCCION FOTO A FOTO C/ PETREL,13 Bajos • Tfno. 539 77 68 ^E L D A AS imágenes relevantes y entrañables siguen fluyendo para renovar este ALBUM. f^redominan como es : de suponer las instantáneas familiares, pero también es importante la recuperación de imágenes de inte rés general. Unas y otras invitan a disfrutar de un nuevo paseo visual por el pasado reciente de la ciudad. Panóramica de la Elda de principio de /os años 30 tomada probablemente desde el Castillo, que formaba parte de una colección de fotos «estereoscópicas» (para ser vistas con un visor a través del cual se generaba un efecto de profundidad) realizadas por Rodolfo Amat. Se aprecia perfectamente el entramado de calles del Casco Antiguo y otras zonas de la ciudad que se mantendrian prácticamente inalterables hasta los años 60. Destaca sobremanera del entorno la estructura de la antigua iglesia de Santa Ana, «digna de ser visitada, notab/e por su belleza arquitectónica», según recomienda el Anuario Industrial Artístico de España de 1931, editado por la Casa Rivadeneyra, que destaca como otros atractivos de la población, que por aquellas fechas contaria con algo más de 13.000 habitantes (en el anuario sólo se le adjudican 8.000), «sus bellezas naturales y!o próspero de su agricultura e industria». 65 19 i 9 En este capítulo se presentan una veintena larga de fotografías que forman parte (alrededor de un tercio) de una colección privada más amplia, que han Ilegado a la redacción de la revista por dos vías: a través de Tomás Deltell, y del colectivo Mosaico, que tuvo acceso a la colección. AI margen de la fecha en que fueron realizadas, con la que apenas guardan connotaciones, este conjunto de instantáneas -firmadas muchas de ellas por Samper- constituyen en la práctica un reportaje urbanístico bastante completo de la Elda de aquellos años. Vista parcial de La Tafalera, donde todavía perviven los campos cultivados y algunos árbo/es. Destacan /as cuevas que servían como vivienda. Aspecto de la entrada a unas de /as cuevas de La Tafalera. 66 ^ LDA 1939 Panorámica del Castillo desde La Tafalera. En el centro, el antiguo lavadero, rodeado de casas con sus respectivos huertos. Antiguo lavadero al pie del Castillo. Fue derruido por obsoleto dando como origen a los lavaderos de Molinos de Félix y Fraternidad. ^ LDA 1939 ^ Desde /as fa/das del Castillo hacia la Estación se observaba esta panorámica dondeaparece en primer término la fábrica de hormas de Isidro Aguado y los baños de La Alfaguara. Detrás aparecen otras industrias y edificaciones de la época. La chimenea del fondo, antigua cerámica, sitúa la actual iglesia de San José Obrero. Entrada a Elda por las fa/das del Castillo. En primer término, el huerto de una casa entre las calles Almazaras y Pilares. Por las Tenerías. A la derecha, tapias del antiguo Matadero, en la Plaza de Santiago. EI mismo lugar visto desde el ángulo contrario. Ĉ LDA 1939 69 ^ LDA 1939 ^ Plaza de la Prosperidad. Al fondo, chaflán donde está el cine Lis, que antes fue la sa/a de fiestas Yola y fábrica de calzado «Los vacios». ^ La misma panorámica, quince años después (1954). Ya se observa la fachada del ambulatorio mencionado. Entre las calle Dos de Mayo y Gral. Aranda (hoy Pedrito Rico), que se ve al fondo, se encuentra este calle, actualmente denominada Porvenir, en la que estuvo ubicado luego el ambulatorio de la Seguridad Social. ^ LDA 1939 Calle Dos de Mayo hacia abajo, sin asfaltar y con charcos. Confluencia de /as calles Dos de Mayo con Legionarios (hoy Luis Buñuel). A la derecha estaba /a posada La Pajarita y a la izquierda nace el callejón que desembocaba en la replaceta de San Pascual. Al fondo se aprecia la entrada a la calle Almazaras. 71 ^ LDA 1939 Cal/e de San Antón vista desde la parte donde posteriormente se edificaría la ermita, que por estas fechas no existía. Desde el puente de la Estación. Se observa al fondo la entrada a la calle San Antón sin la ermita y a la derecha las casas de Caliu. ^LDA 1939 Vista frontal del Castillo desde el puente de la Estación. Detalle, a la izquierda en el cauce, restos de un molino que junto a la Rafa (que no se aprecia), formaban parte del ingenio hidráulico. La confluencia conocida como Cuatro Esquinas, vista desde /a calle Gral. Aranda (hoy Pedrito Rico). EI edificio de la izquierda ocupaba el actual jardincillo posterior de la iglesia de Santa Ana que en la imagen, a través de las piedras del fondo, se aprecia derruida, justo delante de la confitería Santa Ana, antes Hostal Eldense. La acera de la derecha en primer término sitúa lo que hoy es Casa Pepe. 73 Ĉ LDA 1939 74 Calle la Purísima hacia arriba. EI niño de la foto está subido en una ventana de la fábrica de calzado de Rodolfo Guarinos. A /a derecha, La Copa de Plata. Calle de La Purísima hacia abajo. La travesía de la derecha conduce a la plaza Las Parras. Al fondo, a la izquierda, entrada a/a calle La Palmera y Copa de P/ata. Al fondo, en el centro, entrada principal de la fábrica de Rodolfo Guarinos (calle La PurisimaJ, con reloj y campanario que competía con el reloj de la torre de la Iglesia. Posteriormente, con el derribo de la fábrica a mediados de los años 50, la calle Alcázar de Toledo confluiría con la Avda. de Novo Hamburgo. ^ LDA 19^9 15 La calle José Amat Sempere desembocando en la ca/le San Roque. EI edifico del fondo, ya desaparecido, lindaría con /a sede actual de /as Huestes del Cadí. Detalle, un zapatero con delantal y capazo de esparto al hombro con la tarea. ^ LDA 1939 _ Ca//e Gonza/o Sempere, conocida como calle La Tripa. AI fondo, hacia la derecha, se giraba hacia /a calle Ramón y Caja/. ^a m^sm ^e a ia ^nversa. Panorámica inédita del so/arconocido como «E/ Prao», donde años después se construirían el Mercado de Abastos y la Lonja. A la derecha se aprecian /as naves de la Comisión de Abastosy delante de e//as una gran cruz que se supone provisional de la que luego seria la Cruz de los Caídos. A1 fondo, a la izquierda, aparecen las «Casas del Progreso». Se desconoce si los muleros están efectuando obras municipales o participando en algún concurso de labranza. ^ LDA 1939 77 Desde el mismo «Prao», vista general. Al fondo, en el centro, se observa el antiguo hospital y la Gota de Leche y, un poco más a la derecha, el Manicomio Provincial y primeras casas del barrio «La Fraternidad». La calle Cervantes desembocaba en e/ co/egio Padre Manjón frente a esta casa que fue derruida, tras su compra por el Ayuntamiento en 1942, para dar continuidad a dicha calle. ^ Ca^l^el^r Entre los actos organizados con motivo del centenario del nacimiento de Castelar, el siete de septiembre de 1932 se inauguró el monumento al orador en la plaza que desde entonces Ilevaría su nombre. La obra, una escultura de 2S metros del tribuno modelada en bronce por el escultor alicantino Vicente Bañuls, corona un monumento en piedra de 9 metros realizado por el arquitecto Florentino del Pilar. Hasta ahí todo correcto. Pero lo que se desconocía es que el monumento, tal como sigue conociéndose hoy, no fue la única propuesta. Entre unos negativos de cristal hechos en aquella época por Rodolfo Amat, uno de los pioneros de la fotografía eldense, y que conserva la familia, aparece una versión distinta del monumento. La maqueta que presentamos por el anverso y el reverso permite establecer la hipótesis de que los autores presentaron más de una maqueta y en este caso debió desecharse por un superior coste económico ya que es de mayor suntuosidad, mucha más envergadura en la base y tiene un número mayor de esculturas alegóricas de segundo orden; todo ello, con utilización de un volumen mayor de piedra y más trabajo implícito. Dado que el monumento a Castelar se levantó por suscripción popular, cuyo origen estuvo seis años antes en la comisión creada al efecto, se puede deducir que los recursos económicos, Ilegado el momento del centenario, no debían ser muy abundantes y además debían repartirse para las distintas actividades, con lo que la decisión de abordar un monumento más sencillo y económicamente más barato, no plantearía muchas dudas. No queda tan claro si, de haberse Ilevado a término aquella propuesta, Castelar nos estaría mirando ahora con la mano levantada al cielo. 78 CASTELAR 79 Momento cumbre de la inauguración del monumento a Castelar, celebrada el 7 de septiembre de 1932. 80 CASTfLAR Fotosfamiliares realizadas por Rodolfo Amat en la Plaza Caste/ar muy poco tiempo después de la inauguración al monumento. Se pueden apreciar periectamente la fisonomía general del incipiente jardín recién plantado, las líneas del tendido eléctrico y las casas bajas del fondo. Años 30. L^ Plaz^ ^^^a^ta A pesar del deterioro, la foto de arriba puede considerarse todo un hallazgo. Según datos recabados por Alberto Nava rro la toma refleja el acto de inauguración de las obras de embellecimiento y reforma de la Plaza Sagasta en 1928 (pa osiblemente el momento sería las fiestas de septiembre). En tre los personajes que se pueden reconocer, el guardia mu nicipal de la derecha es el conocido como «EI chulo», prota gonista de una de las canciones tradicionales de Elda. La Plaza Sagasta se creó en 1902 al formar parte del «ensanche» de la ciudad que produjo la construcción del Barrio de Rafael Romero, que dio lugar entre otras a las ca Iles Echegaray, Capitán Aguilar, Poeta Zorrilla, Ramón Gorgé o Menéndez y Pelayo. Cuando empezaron a construirse las casas ya se dejó libre el espacio de la plaza que hasta 1912, en que fue utilizada como campo de fútbol, era de tierra. En 1914 se plantaron 22 árboles y dos años después, con moti vo de la fiesta del árbol, se repusieron los que se habían perdido. En 1921 0 22 se procedió al primer ajardinamiento con bancos y macetero central, que fue sustituido por la magnífi ca fuente (cuyo detalle inferior se muestra en la fotografía de la derecha, que data de los años 30) en las citada inaugura ción de 1928. Toda la historia y la belleza de la céntrica plaza desaparecieron con la actuación urbanística que a finales de la década de los 70 redujo su espacio para habilitar aparca mientos, eliminó los árboles exteriores y cambió la fuente por el birrioso monumento y jardincillo actual, cargándose su identidad definitivamente. (Más datos sobre la fisonomía ori ginal de la Plaza Sagasta pueden encontrarse en el artículo de Vicente Alarcón Juan titulado así, «Plaza Sagasta» publi cado en el último número de la revista Fiestas Mayores). 81 er^ona^e^ José Pérez Sarrió «Mpé é; ^^r^é ^„ por (Elda 1887-1968). Esta fotografía fue tomada el día 7 de noviembre de 1909 con el uniforme reglamentario y al hombro la popular «valija». Probablemente, en dicha fecha era el único cartero urbano que había en Elda, donde ejerció hasta 1939. Los últimos seis años hasta su jubilación los pasó en el Puerto de Santa María (Cádiz) a donde fue trasladado. 82 P^RSOf^AJfS An ry el Pestaña Fu ndador del Partido 7 Sindicalista, formación política que nació en 1933 como escisión de la CNT. Angel Pestaña (1886-1937) visitó Elda en varias ocasiones, donde tenía muy buenos amigos entre la clase obrera. Solía alojarse habitualmente en casa de Antonio Busquier, más conocido como «el cajicas». La fotografía recoge un momento de su intervención en un mitin realizado en el teatro Castelar sobre el año 1934. 84 ^^__^^A^^{ o ^ Evaristo Falcó Beltrán I empezar la Guerra Civil en julio de 1936, el ejército que defendía a la República se formó con voluntarios de todos los pueblos y provincias que no se unieron a la sublevación. Fueron los famosos milicianos. Y de Elda marcharon muchos. Unos al frente de Aragón, otros para Andalucía, otros a Madrid. Entre ellos, en los primeros días de iniciarse el conflicto, se fue al frente de Guadarrama Manuel Mira Alcaraz, muy conocido en el pueblo por su apodo CARON. Que yo sepa, no se había significado en nuestra ciudad por tener inquietudes sociales o políticas. Tenía un trabajo de zapatero, sus amigos, se divertía a su manera y nada más. Pero al estallar el odio entre los españoles, sintió, como otros cientos de miles de jóvenes, que podía hacer algo en aquella tragedia y entregó a la causa de la República lo único que poseía: su propio esfuerzo y la vida. Todo aquel verano lo pasó CARON por la madrileña sierra corriendo por sus vaguadas y subiendo y bajando por sus laderas junto a otros miles de jóvenes españoles que Ilegaron allí con el insano propósito de matarse unos a otros. Y aquel atardecer luminoso del mes de septiembre de 1936 vivió la aventura que le dejó marcado para el resto de su corta vida. En una de aquellas diarias batallitas, su Compañía quedó PfRSOf^AJES Manuel Mira Alcaraz, el CARON, entre sus hermanos. Año 1938. aislada del Batallón y se vieron rodeados de enemigos. EI teniente que los mandaba le confió la misión de encontrar el puesto de mando del Batallón para que les ayudaran a salir del cerco, pero no pudo cumplirla. Cuando se arrastraba por aquellos pinares tropezó con el enemigo y cayó prisionero. Momentos antes, cuando se vio perdido, se tragó el parte por escrito donde se detallaba la posición de los cercados y se negó a decir nada que pudiera servir para localizarlos. Así es que no se tomaron la molestia de hacer prisionero ni debieron perder mucho tiempo con él, porque también temían verse atacados. Momentos depués se vió el CARON delante de un pelotón que le apuntó con sus fusiles. Una descarga cerrada y ocho balas de Máuser, calibre 9m/m, se alojaron en su cuerpo. EI que dirigió la ejecución puso su pistola en la sien de CARON y le disparó el Ilamado tiro de gracia, al que yo no se la veo por ninguna parte. Pensaron que aquellos disparos alertarían al enemigo y se alejaron de allí y esto fue lo que salvó la vida de CARON, porque atraídos por el ruido Ilegaron otros, esta vez los suyos, que vieron el cuerpo ensangrentado. Comprobaron que aún respiraba y lo trasladaron al puesto de socorro más cercano. Es de suponer que a partir de entonces todos los médicos que trataron aquel cuerpo hicieron horas extraordinarias. Extraerle todas las balas, desinfectar heridas, restañarlas, transfusiones de sangre, amputar, suturar, etc., etc. Pero aquel ser menudo y nervioso lo aguantó todo y los médicos lograron rescatar para la vida su cuerpo acribillado. Casi un año después vimos aparecer por Elda a Manolo el CARON. Le faltaba el brazo izquierdo completo, cercenado a la altura del hombro y parte de la frente era un costurón por donde había pasado la bala del tiro final. Su cuerpo estaba Ileno de cicatrices, pero conservaba los dos ojos, así es que hacía una vida casi normal. Recuerdo haberle visto por las tardes en el bar de la Casa del Pueblo jugando su partida de dominó, moviendo las fichas y colocándolas con su única mano. P^RSOnA^^s No le olvidó el ejército de la República. Fue ascendido a teniente de Infantería por méritos de guerra y entonces solicitó volver al servicio activo, siendo destinado a la Caja de Reclutas de Alcoy. Y allí le alcanzó el final de la guerra y el principio de su tragedia humana. De vuelta a Elda, impedido para trabajar en su oficio, tenía por delante un sombrío porvenir. En los primeros días de la ansiada paz, los militares que ocupaban el pueblo debieron consideran que CARON era un peligro y lo encerraron en la Plaza de Toros de Monóvar junto a otros muchos de Elda. Allí estuvo buena parte del año 1939. Pero cuando lo dejaron en libertad se Ilevó un amargo recuerdo de aquella prisión. Con ocasión de que su hermana Salud fue a Ilevarle algo de comida y cuando se despedían, Ilegó al oído de un celoso guardián que la Ilamaba por su Foto de boda. Año 1944-1945. nombre, Salud. Creyó que era la forma de decirse adiós durante la guerra, y la emprendieron a golpes y patadas con CARON, hasta que cayó desvanecido. Tuvo que necesitar durante algún tiempo los cuidados de sus compañeros de cautiverio, porque se cebaron con él. Ya en libertad, intentó ganarse la vida con el extraperlo, pero con un solo brazo poca carga podía Ilevar. Recuerdo que una vez que fui a Valencia en el año 1941 y en la estación de La Encina, vi como CARON arrastraba un saco entre las vías y los vagones escondiendo su mercancía de los guardias que perseguían a los extraperl istas. Por aquellos días tomó la decisión de vivir de la mendicidad que era la única salida que tenía para no morir de hambre. Le habían dejado sin paga, no percibía ninguna ayuda benéfica siendo un mutilado absoluto y tampoco quería ser un parásito para su familia. Desde entonces se le vio en romerías y ferias, uniéndose a toda la grey de mendigos y pedig ŭ eños que imploraban la caridad en San Pascual y otros santuarios de Alicante y Valencia. En uno de estos viajes, en Benimamet, cerca de Valencia, conoció a una viuda y se casó con ella. Vivían en una humilde cueva pero ya tenía un hogar y una familia. De aquella unión nació un hijo y a partir de entonces parece que la vida empezó a sonreirle. Tuvo la suerte de ingresar en la ONCE y con la venta de los cupones pudo contar con ingresos suficientes para Ilevar adelante a su familia. Pero aquella felicidad duró hasta 1951, año en que muró CARON. Fueron doce años, desde el fin de la guerra, de luchar contra la amargura, contra la marginación, contra la impotencia de verse impedido y contra la injusticia de no recibir ninguna clase de ayuda. Y cuando pudo abandonar aquella vida de hambres y carencias, cuando disfrutaba de su trabajo y de su familia, le Ilegó la hora final, a los 36 años. En Benimamet está enterrado Manuel Mira Alcaraz, uno de los pocos hombres que en la Guerra Civil española sobrevivió a un fusilamiento. De haber pertenecido al ejército ganador le hubieran concedido medallas y honores, pero estuvo en el ejército que perdió y para él no hubo perdón, ni compasión, ni reconocimiento a su valentía. Es la historia de todas las guerras. iAY DE LOS VENCIDOS!. Esta es la biografía de un hijo de Elda. Si hubiera vivido hasta nuestros días, habría alcanzado el reconocimiento de su categoría militar. Descanse en paz quien merece todo mi respeto por su valor, su entereza y su obstinación en plantar cara a la vida. P^RSOf^AJ^S Grupo de cautivos eldenses en la prisión Central de Burgos, caracterizados para la representación de «Las mocedades del Cid», con motivo del Día de la Hispanidad de 1943. De izquierda a derecha aparecen: José Ma Pérez Gras, Manuel González González, (deconocido), Tomás Guarinos, Jenaro Vera y José Verdú Cuenca. Carlos, «Barrabás». Un personaje muy popular en las calles de Elda en los años 40-50, por su dedicación a la recogida de retales. Vivía a temporadas en la cueva del.Castillo y luego en casa de «Malito», experto retalero, hasta que el Ayuntamiento la derribó. Posteriormente trasladó su residencia a una cabaña que se construyó en el interior del basurero de Sax, población donde falleció. P^RSOnA^^s r m,,,^^^^. ^ ^. F1^^111C1^C^ VEI^.1:^MaT Maruja Ycardo Agulló N ació el 22 de septiembre de 1903 en la Línea de la Concepción, Cá diz. En esta ciudad sus padres te nían a la sazón una tienda de zapatos. Es tos se confeccionaban en una fábrica de Elda, ubicada en lo que después fue el ci ne Gloria, en la calle Padre Manjón esquina a González Bueno. Esta empresa estaba equipada con los últimos adelantos tecno- lógicos que se daban en aquellos años. Se cerró a partir de las huelgas de 1932. Se crió en Elda, ciudad a la que duran te toda su vida amó de manera especial. Cursó los estudios de Bachiller; termina dos éstos, trabajó en la mencionada fábri ca de su padre, estando al frente de las oficinas. Se casó el 5 de abril de 1930 con Ma ría Sempere Perni. Esta era hija de una comadrona conocidísima en Elda, María Per ni Algarra. Tuvieron 5 hijos. EI cierre de la fábrica de sus padres dio un cambio im portante a su vida. Se trasladó a Murcia a cursar los estudios de Derecho. Cuando terminó el segundo curso tuvo que dejar dicha carrera porque contrajo una úlcera de duodeno. Cuando se restableció hizo la carrera de Magisterio. Ejerció algunos años como maestro en Elche. AI estallar la guerra civil se fue con su familia a vivir a Madrid. Allí, en so ciedad con su suegro, José Sempere Ri co, instaló dos peluquerías de caballeros en la calle Alcalá y un taxi de servicio pú blico. AI frente de los dos establecimien tos pusieron a dos encargados, dado que era un trabajo que desconocían. Uno de estos encargados era, asímismo, oriundo de Elda, Vicente Vera (de apodo «el toreri co»). Después de la guerra hizo oposiciones al Ministerio de la Gobernación, le destina ron al departamento de Regiones Desvas tadas, en el cual estuvo hasta que se jubi ló anticipadamente por motivos de salud. Aproximadamente por el año 1949 su segunda hija, Graziella, sufrió una menin gitis tuberculosa. En aquella época esta enfermedad provocó una fuerte mortan dad porque no existían fármacos adecua dos para combatirla. Trató a esta hija en su enfermedad el Dr. Jaso, el cual le dijo que en América había una medicación (an tibióticos) que podría ser su salvación. Pa ra abreviar, consiguió esta medicación que le enviaban por valija diplomática, conservada en hielo, pero a un coste económico muy fuerte. Tuvo que vender para hacer frente a esta enfermedad una de las mencionadas peluquerías. Unos meses más tarde le repitió otro acceso de menin gitis estando en Elda. La atendió el Dr. Fe rreira, en contacto telefónico casi diario con el Dr. Jaso. A raíz de esta experiencia otras perso nas que tenían el mismo problema se pu sieron en contacto con él. De ahí nació el que muchas personas de Elda y Petrel acudieran a él para que sus familiares fue ran atendidos con medios, que por aquel entonces, sólo existían en los grandes centros hospitalarios. Después fueron en fermos aquejados de otras dolencias, tu berculosis (que se curaban con plastias), psoriasis, etc., etc. Creo, sin temor a exa gerar, que fueron cientos. Cuando sabía que Ilegaba algún enfer mo muy grave, él mismo iba a la Estación de Atocha a ayudarles en la Ilegada a una capital desconocida...Les había buscado pensión...Muchísimas veces les pagaba los taxis. Y cuando la pobreza era extre mada les allegaba billetes de caridad. To do esto no lo sabemos porque explícita mente nos lo contara, sino porque indirec tamente nos enterábamos. Cuando venía a Elda, su casa era un continuo Ilegar de personas restablecidas que le manifestaban su agradecimiento de mil y una maneras. Todo esto, claro es, hay que situarlo en el contexto en que se dio. Cuando el operarse en una capital era una aventura, cuando el viajar era cosa extraordinaria, cuando no existía la Seguri dad Social. En su casa de Madrid, en la calle Her mosilla 161, era raro el día en el que no acudían personas de Elda. Allí se hablaba de todo lo divino y humano que aconte cía en el pueblo. Y precisamente con el habla eldense, buscada y aumentada a propósito: Las «morcillicas», «los alber coques», todo un ser y hablar especial que ahora ya casi no se da entre noso tros. Eran hijos de Elda de toda clase y condición social. Hubo un tiempo en que le Ilamaron el «Embajador de Elda» y a decir verdad tendió la mano a todos, de manera completa y absolutamente desin teresada. Era un lector empedernido, sobre todo de los clásicos, y dejó una gran canti 87 dad de libros. Y asímismo amante de la música clásica con predilección por Cho pin y Beethoven. Era un asiduo frecuen tador de conciertos en Madrid. Puede de cirse de su vida que la disfrutó ayudando a los demás, que esa fue su riqueza. Y que aunque gustaba de vivir en la vida cultural de una gran ciudad, Madrid, ciu dad que conocía en profundidad, su lugar preferido era su pueblo, Elda, su Virgen de la Salud y su Cristo del Buen Suceso, y esto a mucha distancia de todo lo de más. Cuando ya jubilado tenía que salir a pasear acompañado por uno de sus hi jos, era la ocasión favorable para apreciar el tesoro inmaterial que había formado a lo largo de su vida, el afecto que genera ba en sus paisanos. No se podían dar dos pasos sin que alguien se acercara a saludar, abrazar a Paquito. Murió en Elda, en la casa que construyó para formar su familia, en la calle Zorrilla 26, el día 18 de octubre de 1985. Doy las gracias por la calle que se le asignó, pero como dijo el gran Dr. Peria nes de Madrid, «Paquito Vera no se me recía una calle... Paquito se merecía un monumento en la mejor plaza de Elda». e^mili^r Moradores de la cueva «Recreo familian, fotografiados por Pedro Carpena cuando se estrenó en 1905. También conocida como la cueva del Tuso, fue construida en la ladera de Bolón por Manuel Ródenas González y en ella pasaban el verano y los fines de semana toda la familia. Entre otras dependencias, la cueva tenía cocina, cuatro habitaciones, cuadra, horno y aljibe, además de albergar un cubo para pisar la uva con su correspondiente bodega. Domingo de verano en la finca de EI Chorrillo. Año 1957. 88 ren^e Quintos e/denses de 1952 en Alicante, tras recoger su primera paga de seis pesetas. Entre otros aparecen Antonio Guardiola, Pepe «Carra/e», José Guarinos, Pepito «el Lelo», Ricardo Chocero y Juanito «Chabili». Componentes de la Peña Eldense al comienzo de la temporada 1954-55. Mujeres en /as esca/eras de la calle Ramón y Caja/. Año 1927. 89 Recoveras en la Plaza de Abajo, o del Ayuntamiento. Los huevos reposaban sobre tallos de alfalfa para mantenerlos frescos. A/ fondo aparecen una alparguetería y el estanco, ya desparecidos. Principio de /os años 40. En la foto de la derecha, las recoveras ya venden en el interior del Mercado de Abastos, que se inauguró en 1945. Heladero ambulante en /as cercanías del Ayuntamiento. Año 1935. p e ^ ^ dido s En la vaquería de «EI gitano señorito», que estaba adosada al antiguo Hospital. Año 1946. 90 OPICIOS PfRDIDOS EI gran volumen de facturación, sobre todo de calzado, que desarrollaba Elda propició la instalación en nuestra ciudad de /as más importantes agencias de transportes. RENFE no andaba a la zaga y puede apreciarse en este grupo de fotografías la «flotilla» de carros que en 1943 realizaban el servicio hasta la estación del ferrocarril. EI conocido Despacho Central estuvo localizado en la popular «esquina del Guardia» (entonces carretera general) hasta fechas más recientes en que pasó a denominarse «La Camerana». 91 OfICIOS PfRDIDOS 92 Dos escenas de la trilla, típicas de la Elda agrícola de /os años 50. En la foto superior, el agricultor FranciscoGuerrero Belmonte aventando. Aparece al fondo en el centro la vaquería de Enrique Chiquillo y a la izquierda los corrales de Rafael Laliga Borgués. EI lugar se corresponde con lo que actualmente es el Instituto de Formación Profesional La Melva. En la foto inferior, el mismo agricultor aparece trillando. Como detalle, al fondo a su izquierda se aprecia, detrás del montículo de mieses la conocida popularmente como «Casa Amarilla», que fue propiedad de la madre•de Rodolfo Guarinos y donde hoy se asienta el Instituto Monastil. profesional . La totalidad de mujeres (aparadoras y almacenistas) que trabajaban en la fábrica de Casto Peláez sobre 1915-17. Esta empresa fue pionera en la uniformidad de sus operarios. Fábrica de Silvestre Hernández Poveda, tal como era en el año 1892. Posteriormente este empresario se /a vendió a su mejor cliente y amigo, Casto Pe/áez, que traslada aquí su industria en 1923, hasta su cierre en 1935. EI lugar donde se encuentraba la fábrica se situaría en la confluencia actual de Jardines con Ortega y Gasset, adosada al Casino Eldense. 9) traálclonPs Visita a /os Reyes en la puerta del Bazar Madrileño. Año 1955. Con este disfraz la niña Rosa Mari Monzó consiguió el primer premio del baile de disfraces del Yola. Año 1960. Niña disfrazada de carnaval, fotografiada en la Plaza Castelar. Año 1960. En la procesión de las palmas, discurriendo por la calle Nueva. Año 1959. 9 4 fIfSTAS Y TRADICIOn^S Procesión del Encuentro del domingo de Pascua a la altura del Mercado. Año 1959. Tarde de feria. Mayo de 1943. 95 De comunión, delante del a/tar de la iglesia de la Inmaculada. Año 1954. fIESTAS Y TRADICIOf^^S 96 Carroza de los Marroquíes desfilando por la calle Nueva con Isidro Aguado de Sultán. Fiestas de Moros y Cristianos de 1947. Esperando el desfile en la calle Antonio Maura. Fiestas de Moros y Cristianos de 1950. ^I^STAS Y TRADICIOI^^S Un domingo de baño en el Vinalopó, frente a la fábrica del cartón. Año 1956. _ ^ ^^ J m91 Q Salida en procesión con las imágenes de San Crispín y San Crispiniano desde la iglesa de Santa Ana. AI fondo, edificios cuyo derribo abrieron la plaza Sagrado Corazón. Año 1954. Cuestación de la Falla Trinquete pro ayuda a la banda de música. Noviembre de 1963. ca l lc En la antiqua fuente de la Plaza Castelar. Año 1951. EI niño Rodolfo Amat Sirvent pilotando un bólido de la época por el patio de casa. Año 1944. De cuando los accesos a/ Castillo se pob/aban de niños. Año 1970. 98 e sc olar Clase unitaria de los maestros D. JoséSedano y D. José Orts en las conocidas como «Escuelas del Gobierno», antes de que centralizara la enseñanza el colegio Emilio Castelar, posteriormente denominado Padre Manjón. Segunda mitad de la década de los años 20. Niños disfrazados en la Escuela Unitaria de la Fraternidad, que estaba en la calle Fray Luis de Granada. Aparecen con los profesores D. Joaquín y Da Angelita. Año 1933. 9^ 100 VIDA ^SCOLAR Grupo de niñas de la Escuela Unitaria de la Fraternidad. Año 1934. Grupo de alumnas del colegio de D. Jesús, que estuvo situado en la Plaza Sagasta. La fotografía está hecha en la Plaza Caste/ar en el año 1953. Demostración de gimnasia y desfile de un grupo de alumnas de la maestra Da Antonia Martínez, de las Escue/as Graduadas de Padre Manjón, con motivo de los actos organizados para la inauguración del monumento Cruz de los Caídos. Aquel 29 de octubre de 1942 fue un día señalado para la Falange eldense, cerrándose con el desfile (foto derecha) que discurrió por la calle Jardines y en el que participaron «más de 15.000 personas», según recoge Alberto Navarro en su Historia de Elda. La tribuna de autoridades, que aparece a la izquierda, estaba situada a /a altura de la casa de D. Jenaro (hoy es la sede del BBV) y el chalet de los Bellod, antes de abrirse la ca/le Dahellos. VIDA fSCOLAR 102 VIDA ^SCOLAR Claustro de profesoras del colegio Padre Manjón a finales de la década de los 40. De izquierda a derecha: Da Lolita Martínez, Da Manolita Ortín, Da Remedios González, Da Conchita /báñez, Da Dolores Maestro (directora en aquella época), Da Antonia Martínez, Da Remedios Castillo, Da Josefina Ortega, Da Nieves y Da Isabel Maestre. DaAntonia Martínez, rodeada por sus alumnas en el colegio Padre Manjón. Año 1958. Dos momentos del homenaje que se le tributó en 1970 con motivo de su jubilación a la profesora del colegio Padre Manjón, Da Antonia Martínez Maestre. En la foto de arriba, DaAntonia interviene en el acto oficial que, presidido por el entonces alcalde Antonio Porta, tuvo lugar en las instalaciones de la feria. En la foto de la derecha, Da Antonia está rodeada por un grupo de antiguas alumnas (algunas de ellas también aparece en /a foto de arriba) que estuvieron presentes en el homenaje. Entre las funciones desarrolladas a lo largo de la extensa carrera de esta maestra, fue directora del colegio durante los años de la guerra civil y ejerció como profesora también de la Escue/a de Artes y Oficios que al principio estaba en el propio colegio y luego se trasladaría a la calle Aragón. 107 ón al CO ii OG ii 11 ei 1^ r ^^ n Ei^o ^^ Fi^m^^^i l l ^ flEr^ihii^^ Joaquín Samper Alcázar i urante el siglo I de «las Luces» la Ilustración va a dar un impulso a la educación. Se somete a revisión el concepto de educación y los métodos de la misma. La base es Rousseau y su Emilio. Los ilustrados españoles querían fomentar la «cultura utilitaria» pero el panorama era desolador: la Universidad era impermeable a la renovación; los centros educativos de grado medio estaban controlados por los contrarios a la reforma; los de grado inferior no existían en número apreciable, se encontraban en situación de abandono, de penuria económica y de indigencia intelectual. Así que el impulso había que darlo desde la Corona. En un intento de organizar la enseñanza de primeras letras en todo el Estado, se expidió la Real Provisión de 11 de julio de 1771 que regulaba el nombramiento de los docentes de Primeras Letras y la selección de textos escolares. Son notables los intentos de Godoy en el campo de la renovación pedagógica. La idea perseguida de regenerar al pueblo con ayuda de las leyes tuvo su campo de experimentación en el Instituto Real Pestalozziano, creado para comprobar la bondad del método de enseñanza postulado por Pestalozzi que había sido elegido por una comisión designada por el ministro para estudiar los distintos métodos empleados en Europa. EI Instituto se creó en Madrid en 1806 por Orden del Rey Nuestro Señor bajo la protección del Señor Generalísimo Príncipe de la Paz para hijos de nobles y militares. Pero pese a los esfuerzos de Godoy, los planes de enseñanza se reducían al arte de leer, escribir e iniciación a la aritmética. Conocemos muy bien el estado de la enseñanza en poblaciones importantes como Alicante a través de los estudios efectuados recientemente por P. Mateos Carretero: La enseñanza en Alicante en el siglo XVII, Alicante 1967; J. Moratinos Iglesias: Historía de la educación en Alicante (desde el siglo XVIII hasta comienzos del XX), Alicante 1986 y F. Larrosa Martínez: Política educativa en Alicante en el siglo XVIII, Alicante 1993; pero nos faltaba una aportación en una villa de señorío, agrícola, poco populosa y con una estructura social bastante homogénea. 104 Conocir^i^nTO ^^ ^A ens^^ os datos proporcionados por Alberto Navarro en su Histo ria de Elda, Alicante 1981, son escasos y coinciden con los que encontramos en el libro de Mateos Carretero; ambos hacen referencia a principios del siglo XVIII y se limitan a decir que en 1702 el municipio sostenía una escuela pública para niños (Casa-Escuela) en la Plaza del Ángel por la que pagaba un alquiler de 10 libras/año; que Marcelo López era mes tre de Escola, organista y relongier, por lo que percibía la canti dad de 100 libras al año; que el Maestro de Gramática era el Notario de la villa Juan Mateo Grau que cobraba 20 libras/año y que el Maestro de solfa Mosén Miquel Morillo cobraba 10 libras/año. Necesitábamos profundizar un poco más en esta parcela y conocer con un poco más de detalle el estado de la enseñanza en Elda y el grado de cumplimiento de la Real Provisión de 1771. La fuente que nos permite este acercamiento es la res puesta del Ayuntamiento al cuestionario que sobre este parti cular remite Godoy en julio de 1807 a los municipios. A comienzos del siglo XIX la villa de Elda tiene entre los 800 y 1.000 vecinos según recuentos efectuados en diferentes do cumentos del Archivo Municipal. Pertenece al señorío del con de de Cervellón. Su economía se basa en una agricultura fun damentalmente de secano y que, a decir de Cavanilles, era insuficiente para mantener a todos sus habitantes. La sociedad está dominada por una pequeña oligarquía de propietarios que domina la principal fuente de riqueza, el agua, a través del sistema de cabeceras, y el poder municipal gracias al sistema de ternas propuestas al señor jurisdiccional por ellos mismos. La pequeña nobleza de la villa está representada por un ciudadano honrado «de inmemorial», D. Joaquín Linares, que disfruta de rentas y mayorazgoz y por un ciudadano honra do doctor en Derecho, D. Agustín Vidal3. EI objetivo del cuestionario de Godoy se plantea en su in troducción. Habiéndose propuesto el Sereni ŝ imo Señor Generalísimo Príncipe Almirante con su infatigable celo por el bien del Estado dar a la España un nuevo método de Enseñanza Pública, pues to que pende de la buena instrucción la felicidad de una Mo narquiá; necesita tener un conocimiento muy particular de las Escuela y Colegios de los Pueblos de este Reyno de ambos se xos, el modo de subsistencia, y las Instrucciones con que se gobiernan, con otros datos que son indispensables quando se trata de mejorar o establecer un sistema de tanta importancia. S. A. S. ha tenido a bien prevenirme le facilite estas noticias por lo que respecta a los Pueblos de este Reyno; y a fin de poder cumplirlo, prevengo a V. respondan dentro el preciso término de 15 diás a las preguntas siguientes, y continuación de este Interrogatorio, en seguida del título que se halla en él, que dice: «Contestación a las preguntas antecedentes», marcando al principio de cada conocimiento el número de la pregunta a que se satisface. De las respuestas dadas por el Ayuntamiento eldense ob tenemos los siguientes datos: Existen tres escuelas des tinadas a la instrucción públi ca: una de Primeras Letras; otra de Latinidad para Gramáticos y otra titulada Costu ra para las niñas; se hace constar con separación, es FARULII. D^ Ĵ P^--^ E D R t), LIBERTO DL AL(^LSTn; TRAllI;(;IDAS DE LATIN A CASTF.LLAI^(^, ^ ILUSTR^^llAS co:v A 1. ^^ ^t ^ A s^ c^ r .^ s PARA EL USU llE LOS [Rt1C:lI,A II^.S cn las E^cuclas d^ C^tal^,át;ca. C^IRXFGIDAS FrIX Í Ĵ . .%^,^íhl!1 CIkR t^.r,r,^ 1ix 1roti•tor d^ I:;^.fia , y s:»ra:l.: !- o:u gia en la L^nic•rr•Ji.l,z,l Ltrl:an.^ de !,x hla dr MaJlurc•a. cOti I_1CF1rI.^. . En M:rdri.l: 1r.r { l:iari^^ tiant,ti. .lii^^ cIc 1;^i,. , .1 tutt.^ .1: t h ^; (;,^^r^- t : .t .! h^^l^r. , .,rrt y Llúrcrrl . ^t; It^3^ur. Libro de texto de la época. Archivo Histórico Municipal de Elda. decir, se cumple lo establecido en la Provisión sobre separa ción de sexos. PRIMERAS LETRAS Según la Provisión de 1771, los que opten a maestros de primeras letras deberán presentar documentación de haber sido examinados y aprobados en Doctrina cristiana. Tres teólogos atestiguarán sobre su lugar de domicilio, sobre su vida, costumbres y limpieza de sangre. Una comisión del Ayuntamiento se formará para exami narlo en la pericia del arte de leer, escribir y contar. Una vez aprobado, se mandará testimonio de todo el pro ceso y copias de las pruebas a la Hermandad de San Casiano de Madrid para que le expida el título correspondiente. • 1.- A.M.E. Mano de Cabildos 1801 a 1794, 95 y 99, f.26v. 1810, ff.206-209. 3.- Ibídem, f.24. 2. Archivo Municipal de Elda (en 4.- Ibídem, f.206 adelante A.M.E.), Quintas años 5.- Ibídem, f.207 Estas condiciones no son necesarias en Elda, ya que no existe ningún maes tro seglar. Un religioso del convento franciscano, Fray Domingo Verdú, se ocupa de 180 niños en primeras le tras.s Conocir^i^nTO ^^ ^A ens^ñAnzA Durante el Antiguo Régimen, la enseñanza en Elda está en manos de Franciscanos. En la conocida foto de Laurent de 1858 se ha destacado el detalle del convento de los Franciscanos que aún existía en aquella época. En cuanto a los textos o libros escolares, la Provisión establece el Catecismo Histórico de Fleury, el Compendio His tórico de la Religión de Pintón y un compendio de Historia de la Nación elegido por los corregidores de las cabezas de Partidos. EI método utilizado en la escuela de primeras letras el dense es el de don Torcuato Torio de la Rivab y la doctrina cristiana del Padre Vives. No tenemos datos sobre la metodología empleada, pero los jueves salen los niños autorizados en procesión por las calles explicando la doctrina.e Éste detalle se enmarca en la costumbre de celebrar certámenes o concurso públicos de los que son un ejemplo los establecidos en las normas de la efímera Academia Magistral de Alicante por el regidor Pascual de Pobil.9 Vemos que no se si guen los textos estableci dos por la Provisión y ade más falta la enseñanza de la Historia. Los reglamentos o cons tituciones que se observan en la escuela nos informan que el horario se distribuía de la siguiente manera: 6.- Torcuato Torio de la Riva: Arte de escrióir por reglas y con muestras, según la doctrina de los mejores autores antiguos y modernos, extranjeros y na cionales, acompañado de unos principios de Aritmética, Gra mática y Ortografía Castellana, Urbanidad y vorios sistemas para la formación y enseñanza de los principales caracteres Los alumnos entran en verano a las 7 de la mañana y a las 3 de la tarde, y en invierno a las 8 y a las 2. Tienen 3 ho ras de enseñanza por la mañana y por la tarde. No se espe cifica nada más.° Anualmente salen 12 niños instruidos en primeras letras para continuar estudios, mientras los restantes se dedicarán a la labranza. En cuanto a la financiación, se dedican de los fondos de Propios de la villa 451 reales y 26 maravedíes (30 libras) de renta anual para el maestro de primeras letras, sueldo aprobado por el Consejo de Castilla en un reglamento estableci do el 30 de agosto de 1765 y entregado al convento, que es quien lo distribuye.12 ESCUELA DE GRAMATICA que se usan en Europa. Ma drid, 1798. 7.- A.M.E. Mano de Cabildos 1801 a 1810, f.207v. 8.- ibídem, f.207v. 9- Larrosa Martínez, F.: Política Educativa en Alicante en el si glo XVIII, p.35. 10. Ibídem, f.207v. 11. Ibídem, f.207 12.- Ibídem, f.207 Con la nueva dinastía borbónica y en fecha tan adelantada como 1751 sólo sabemos que Fray Antonio Tordera bajaba desde el Convento a la Ermita de S. Antonio Abad a leer Gramática. No hay noticias de acti vidad pedagógica en el ^ Conocir^i^nTO ^e ^A ^nsfñAnzA Convento, aunque sabemos de algunos personajes que se educaron en él, como Sempere y Guarinos, el P. Rico, y otros que luego tomaron órdenes jesuitas y capuchinos. En el Real Decreto de 19 de enero de 1770 se establecía que el objetivo de la enseñanza de Latinidad era servir de fundamento para la erudición y la ciencia. Ahora bien, estos estudios en una pequeña villa agrícola donde no existía una clase alta que manifestara inquietud por la cultura ilustrada servían sólo como iniciación a algunos hijos de familias aco modadas para continuar estudios de Letras o Armas en otros centros más capacitados. Casos no muy numerosos por otra parte. Sabemos que en el año 1795 D. Pedro Torde ra y D. Luis Maestre cursaban estudios de Teología en la Universidad de Orihuela, D. Francisco Maestre y Amat y D. Juan Rico y Gras cursaban estudios de Ética y D. Silvestre Verdú opositaba a la cátedra de Instituciones Civiles de la misma Universidad. EI horario era el mismo que para la escuela de primeras letras. Se enseñaba el Arte de Esculapio, instrucción de «se lectas profanas», cartas selectas de S. Gerónimo y S. Pío Quinto, un Breviario para cantar himnos y prosodia dos días por semana, medir versos los sábados, educación y doctrina cristiana.a (Es de suponer que era el del P. Ripalda, ya que era el establecido para los estudios de Gramática de la dió cesis de Orihuela). EI Arte de Esculapio se usaba en relación con los pre ceptos de gramática latina con las notas del P. Pedro de Santa María Magdalena de las escuelas píasS. Con relación al temario de que se seguía en tas escuelas de Gramática propiamente dichas, la enseñanza impartida en Elda es una mera introducción. Sabemos que quienes deseaban continuar estudios lo hacían en los distintos colegios de Orihuela. Tampoco debían tener la adecuada preparación los frailes observantes franciscanos, cuya tradición en el campo de la enseñanza de las letras era más bien escasa. Quizás por esta razón la escuela de Gramática eldense no tiene asignación económica específica, el convento des tina a un religioso para tal fin y le asigna una cantidad de di nero. Fray Joaquín Verdú se ocupa de 33 estudiantes de Lati nidad de los que 4 0 5 salen al año perfectamente instruidos para poder dedicarse a cualquier estado de Letras o Armas.16 ESCUELA DE NI ÑAS O DE COSTURA La enseñanza femenina, considerada un pilar fundamen tal para mantener las buenas costumbres de los súbditos, también se reguló en 1771. EI objetivo de la educación de las niñas era simplemente ins truirlas en los rudimentos de la doctrina cristiana y labo res propias de su sexo. La Provisión era poco exigente para la selección de maestras de niñas; se les pide informe sobre su vida y costumbres, examen de doctrina cristiana por parte del Ordinario y licencia de la 13.- A.M.E. Quintas años 1794, 95 y 99, sf. En carta del Rector de la Universidad de Orihuela al Ayun tamiento solicitando la presencia de los anteriores para no ser in cluidos en la orden de alistamien to general.l4.- ibídem, f.207v. 15.- Larrosa Martínez, F.: op. cit., p.100. L 0 ^ ^ J m11 ^ Justicia local (oído el Síndico y el Personero sobre las dili gencias previas). Las dos maestras atienden a 70 niñas, y son Josefa Mar huenda y Ana María Ramón. La primera ejerce desde el 16 de septiembre de 1791, con título expedido por la entonces señora de Elda, marquesa de Villena. La segunda fue susti tuída por Josefa Vera y Amat, nombrada por el Ayuntamiento el 23 de junio de 1817. La escuela se mantiene por vía de li mosna y pura liberalidad del conde de Cervellón, señor de la villa, que destina 823 reales y 22 maravedíes para las dos maestras.1e La distribución de las horas era la siguiente: Por la maña na rezan la oración de San Luis Gonzaga, luego toman la la bor y las maestras les marcan la tarea a realizar. A las 9 re zan oraciones de la doctrina cristiana, con una niña dirigien do el rezo frente a las demás que repiten sin dejar la labor. A las 10 el rosario, también sin dejar la labor. Terminada ésta se les lee un punto de meditación y guardan silencio para meditar. Una salve por la tarde, semejante distribución de las horas, añadiendo los dolores de San Josef y los de la Vir gen.19 A juicio de la comisión municipal encargada al efecto, Las resultas de dichas Escuelas en esta villa hasta el día han sido muy utilosas al público, por los varios sugetos que se hallan colocados en el Estado Eclesiástico assí secular como regular y otros siguiendo las Armas. Y las niñas dedicadas a la Virtud, por sus honestas prendas y conducta procedente de la Edu cación y Enseñanza que han tenido; sin haberse descubierto vicio alguno en los que han pasado y ocupadose en los estu dios. Y la Instrucción pública de dichos Establecimientos en dicha villa es muy precisa y necesaria, a motivo de que es población de continuo tránsito para todas la Capitales y Puertos de España, y que se hace como indispensable la obligación de buscar rentas para dichos establecimientos y educación popular por el general trato con los transeúntes de todas cla ses que desean cerciorarse de muchos puntos Económicos del Estado y producciones, etc. y se espera de la bondad del M.I.S. Intendente Gral. del Exto. y presente Reino lo eleve a la penetración de S.A.S. para que, enterado de los propuestos extremos, por un rasgo de generosidad y amor al Estado, pro porciones algunas rentas a dichas Escuelas para las causas anteriormente manifestadas.20 En este informe municipal encontramos algunos aspectos dignos de destacar. En primer lugar constatamos la impor tancia que, también en una pequeña villa rural, se le daba a los estudios conducentes a alcanzar los estados eclesiástico y militar, aspiración típicamente española desde el Medievo. EI pobre concepto (bajo el punto de vista actual) que se tiene de la educación femenina. 16. 1óídem, f.207 17.- Archivo Parroquial de la iglesia de Santa Ana de Elda: Lióro de Visi tas 1816. «Presentación del Maestro de primeras Letras y Maestras de La óor», f.321. 18. 1óídem, f.207 19. 1óídem, f.207 20.- 1óídem, f.209-209v. La plena conciencia de la estratégica situación de la villa en la red de comunica ciones entre la Meseta y la costa. La difícil situación eco nómica de la villa para finan ciar la educación. Y las referencias al botá nico Cavanilles y algún otro viajero ilustrado. COf^OCI/11^I^T0 DE LA ^nSff^AI^ZA iCOMO SE PROVEIAN LAS PLAZAS? Desde 1786 tenemos do cumentado que el magisterio de primeras letras recae en frailes observantes del conven to de Nuestra Señora de los Ángeles, y que durante el resto del siglo fueron Fray Pedro Xi xona, Fray Josef Bertomeu y Fray Domingo Verdú21. En no viembre de 1804 se produce lo M^:°^y^` ^ ,,^ que será una sustitución interi na en el magisterio de primeras letras, al despedirse Fray Do _ asignadas al convento, con la condición de que si se expa triara otra vez la Comunidad le abonará las 200 libras anterioresZS. En mayo de 1814 Fray Do mingo, que viene alegando desde algún tiempo constan tes achaques que le impiden el normal desarrollo de su fun ción docente, presenta su di misión que es aceptada con el agradecimiento de la corpora ción2. Este mismo mes, Fray Joaquín Ródenas, observante franciscano que ha tenido noti cias de la jubilación del ante mingo Verdú. Dicha noticia es notificada al Cabildo que acuerda dirigirse al padre Guardián del convento para darle las gracias y rogarle que solicite a quien corresponda un religioso sustituto. La sustitución se produce en la persona de Fray Domingo Guar diola del convento de San Felipe admitido por el Cabildoz2. En abril de 1812 el P. Fray Domingo Verdú, que Ilevaba 18 años enseñando primeras letras, escribe al Ayuntamiento solici tando la plaza de maestro de Primeras Letras. EI Cabildo le acepta y le aumenta el sueldo a 200 libras anuales pagaderas en mensualidades, ya que mientras que era conventual la canti dad destinada al pago de sus servicios como maestro de primeras letras era exigua pero suficiente. Pero al salir «expatriado» del convento y tener que asistir a una hermana religiosa sus gastos habían aumentado. Se propone sacar el dinero de las siguientes partidas: 30 libras de Propios según el Reglamento de la villa, 44 del arrendamiento de las tierras del Pantano y las res tantes 126 libras cargando un dinero de cada libra de carne que se consumiera en la Casa-Carnicería de la villa, y si fuese nece sario se cargaría otro dinero en cada libra de nieve que se con sumiera en la villa23. EI mismo mes, Fray Bartolomé Casañez, franciscano, escri be que se ha enterado de que se encontraba en abandono el estudio de la Latinidad en la villa, al parecer por haberse expa triado del convento la mayor parte de los religiosos. Movido por el deseo de servir a la educación y doctrina de la juventud se compromete a desempeñar la cátedra o curso de Latinidad y suplica le sea concedido el cargo de Maestro en Latinidad24. Unos días más tarde Fray Antonio Amat, obser vante morador del convento de Santa María de Jesús de Va lencia y natural de Elda, pobre de solemnidad, escribe dicien do que está enterado que la villa carece de Maestro de Gra mática y se ofrece para el puesto. Reunido el Cabildo, y sin especificar razones, aun que creemos que el hecho de ser natural de la villa fue sufi ciente, resuelven concedérse la a Fray Antonio zs. En febrero de 1813 Fray Domingo Verdú se incorpora al convento, por lo que se le rebaja la cantidad a percibir en 70 libras, manteniendo las 30 rior, solicita el magisterio de primeras letras de esta villa y es aceptadoZe. En 1817 el magisterio de primeras letras pasa a cargo de la parroquia, ya que el 29 de diciembre el Ayuntamiento nombró para el puesto al subdiácono de la iglesia de Santa Ana, don Manuel Guarinos29. En abril, Fray Joaquín Juan, religioso descal zo y Lector Teólogo, conocedor de la vacante por renuncia del anterior Maestro en Gramática, pide y consigue la plaza30 También tenemos constancia de un problema de intrusismo a través de una carta que Fray José Vidal envía al Ayuntamiento en marzo de 1828. Este religioso venía desempeñando el ma gisterio de Latinidad con permiso de su Provincial y denuncia que se ha enterado que un tal Juan Amat y Amat ha abierto un aula pública de Latinidad donde acuden algunos estudiantes mañana y tarde. Les recuerda que el Cabildo le prohibió ejercer la enseñanza de Gramática por no tener título de haber supera do el examen correspondiente y suplica que, en cumplimiento de las órdenes que exigen estar en posesión de dicho título, manden cerrar el aula o de lo contrario se quejará a donde co rresponda31. Tenemos por tanto un pequeño mapa escolar en la que re conocemos una enseñanza pública impartida por religiosos y subvencionada con fondos de Propios del Ayuntamiento, que era quien asignaba las plazas. EI modelo es el propio del siglo XVIII (y de todo el Antiguo Régimen) español en el que toda la enseñanza giraba en torno a la religión. Elda presenta, a pe queña escala, el reflejo de lo existente en Orihuela y Alicante; la primera, antigua capital de la Gobernación y sede universitaria, y la segunda, sin Ilegar a la categoría de Orihuela, ambas con predominio dominico y jesuita. La enseñanza eldense está en manos de franciscanos, cuya condición de religiosos era sufiGrabado de la Escuela de Instrucción Pública (1850). 21.-A.M.D. Cuentas de Propios y Arbi trios 1786 22: A.M.E. Mano de Cabildos de 1801 a 1810, ff.125v. 126. 23.- A.M.E. Mano de Cabildos 1811 a 1819, f.49 24.- ibídem, f.50. 25.- ibídem, f.51. 26.- ibídem, f.73. 27.- ibídem, f.93. 28.- ibídem, f.96. 29.- Archivo Parroquial de la iglesia de Santa Ana de Elda: Libro de Visi tas 1816. apresentación del Maestro de primeras Letras y Maestras de La bon^, f.320v. 30.- A.M.E. Mano de Caóildos 1811 a 1819, f.144. 31: A.M.E. Mano de Cabildos 1820-30, f.167. ciente o Ilevaba implícitas las condiciones para ejercer la docencia, porque no se deta Ila ningún criterio de selección. EI hecho de pertenecer a la or den franciscana, sin prepara ción específica en el campo de enseñanza, era considerada suficiente para la juventud el dense que en su inmensa ma yoría estaba destinada a las labores del campo. ^^a ^^Q o n. d e ^ ^ G ió Dib u n y ujos : GUILL. o_ ^/i/n/^o/ ! F%^ , i ^ %!r^ ^, r^. i ^ w::i . ^ t^ ^ rl ll; l qn io,,, „^ r/lillll ^r; iii ^ i,.^G^4LP ^ ui , Í^i,Y ^ Cas tillo de Santa _ ^ Bárbara, Alicante ^ ^ ^ ^ I , i ^ a^i ^^^I1!, 1706. ^^ ^ ,, _ ^, % ^ ,l ^ _ / - ^-- _ _ i` ^ I l u l^Illl//l i// // /// ^^_ ^- ^^ % /^^ ^ ^,^ ^p^ ^^^ ^ ^ / / // ^^^^^ ^^^ ^^/ / ^ I ^,^^^r r , ^ , ^„ a i ^! ^ / ^ ^ ^ I ^ •^ ^ /` ^`^- , ^ / i ^^ ^^ / ^/ ^i ^ ^ ^ ^ , ^^ °i ^ ^ ^1^ w l w^ / ^^ ^ 4^^ ^ i . 1 ^ ^ ^ ^ j; ^ ^ ^ ^ ^ ^^ ^ ^ ; q , _ ^ . . ^ ^, ,^ i ^ ^ i , ^ ^ / ^ ^j / l ,, ( i/j^^/ l I i I ^ ^^,^, I^ I f^ r_^? T f ^ p ° ^I ^ r ^ ^J^ ^^I ^ ^ / r/ ^ / / ^ ^ ^^ l^^ll^^l^ll ^ l ^ l ^ ^ l^ ^, l II ^llll^^ll^^^^^y ^^^1 i ,^^ I ^ ; I I . = / ^ .._. ^ h « ^ ^^:// e ^ yis^^^ ^ ^ / / ^ //// / ^/ ^// / ^ i% ^, i ^^ l i ^ i r ^^l ^l ^l ^ ^ l/ /^ Í ^ l^^^ ^^l , ^^ll ^( ^^ ^ ^i i 5^ , / ^^^I^^^N^^S^o ^^, ^^^^io S^^^N UES^joS oES DEL ToDo yq^^Q^^E^^j^S7o ^s^ 10 ^s^^ o, Ĉ ^L^NI^, ^I^DE ^^; ^^A^i Ĝ 5 G ^• MRN^^^%^ orJTI^GCos los ^uEF^I-oS DE L A GiE^iTl1 DicH^ qfi^jM^c^or1 M^ p^ ^^i^lA S Eq ^^E^ q^$O^^N ^OESTo Qo& r^i: óE S PTqMoS ApRoV^s^o ^^ ^LDL}^ , N^oS Di^^Gt^E os c^l z^s M ^oiP^ DL-^STAII^k Los DE^ C«^ 6ENE^i^FI^.SEGÚN M^s c«^IrA^Tos ^os ^1^ P^ES^^1^,^^^^4 KqP^^oS^N DíLNA vcL^_ . -^oPA-S 2oR E^ P L ^ y D^kDo D^ ELD^. {^IAB^TAr^TES D^ iA ^E^ ^iP^ D or1^MA Ŝ ^E ^^ S ^ r -., cAM rÑfl ^^ DEL c^AL Yo ĵ ^orS Co^V D Ĉ . ^^ SiG^^E^^o ^ M^ uM;1^ HoMg^ES^ SoBRAR/^ P^+t^A ^IH ^E H^NSU^LE ^^Et^AMiGoM 5^N L1NGt^,^s GF^j^ES ^rV1fiA8 ^N ^jq^óN l ^ , ^ ^ ^^ VADO CoNTP^A ĉ L /{^j NrDUQ^L-^A^ ^ ^°f`J^i^u^^lo DOQ ^ ^ ^,^ ^, ^ ^ ^ç ^ ^ . . 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Más tarcle restauró todos los antiguos privilegios de la villa e indemnizó las rentas que el Conde tomó para la causa del Archiduque Carlos de Austria. c ^ I^i^ i^^ I^ I Q ^ ____^ _ ^ ^ m ^ ^ ^.^ v 4v /^^ ^i UDP^ , ^^ Co 114 EVOEDC^DN ^^^s1DD^[^D DEE DE EEDD URANTE la época íbérica existió en EL MONASTIL una importante aglomeración urbana y humana, que debió contar con algunas señas de identidad que gráficamente le representasen, sin embargo nada sabemos de dichos símbolos. Tampoco conocemos cómo serían los utilizados durante la romanización del poblado, cuando se convirtió en una ciuitas hispanorromana estrechamente relacionada con la colonia de Ilici Augusta, fundada por los romanos en Elche en las últimas décadas del siglo I a.C. Cuando en los siglos VI y VII d.C. surge en aquel poblado un obispado visigodo dependiente del Reino de Toledo, es evidente que aparecerían nuevos elementos identíficativos de nuestros antepasados, pero que también nos son desconocidos. Desde el siglo VIII hasta el XV, en el período medieval, tanto con los musulmanes como con los cristianos, la población de Elda dispondría de otros signos iconográficos que le representasen ante las demás. Sin embargo, durante toda esa época antigua y medieval los símbolos que prevalecerían serían, por regla general, del dinasta principal o aristócrata del momento, de Antonio M. Poveda Navarro S bien sabido que todo grupo humano 0 colectividad, que aparezca unido o asociado por unos fuertes y tradicionales fines e intereses comunes, inventa siempre una serie de símbolos o señas de identidad que les identifique y les diferencie de los demás. Desde muy antiguo las principales comunidades humanas adoptaron una bandera y armas o escudo de armas, para que cumplieran ese fin simbólico e identificativo. Fig. 1 igual modo que cuando aparecen los señoríos feudales, entre el siglo XIII y su desaparición ya en el siglo XIX, son los señores, pertenecientes Escudo de Elda en la obra de Montesinos (Año 1795) a la nobleza, los que impusieron sus propios escudos de armas como identificativos de sus dominios, de igual modo que los reyes de Castilla y posteriormente de Aragón, también pondrían sus pendones y armas reales. Disponemos de indícios de cuál fue el escudo de armas imperante en la villa de Elda durante el siglo XV, con el señorío de los Corella, que lógicamente era el de la propia familia noble. En la segunda década del siglo XVI, la familia nobiliaria de los Coloma compra a la anterior la villa y término de Elda, adquiriendo poco después el título de Condes de Elda, cuyo 1: POVEDA NAVARRO, A.M., Piezas cerámicas emblemáticas del Señorío de los Corella en el valle de Elda (siglo XV), Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, 9, Alicante, 1992-93, PP^ 297-317. ^scu^o 116 condado fue formado por la villa de igual nombre, en cuyo castillo establecieron su residencia, además de la villa de Petrel y el lugar de Salinas. A partir de ese siglo los Coloma fomentaron que las tres comunidades de su condado dispusieran de escudos de armas, que las distinguieran de las demás y de cada una de ellas, pero como es lógico al ser inventados por el mismo señor se asemejarían bastante, como hemos podido comprobar y luego explicaremos. Gracias al libro de Clavarias del año 1706, sabemos que se realizó un pago a Nicolau Rodenes por el encargo que se le hizo de una vara de tafetán encarnado sobre el que pintar las armas de Elda, para que sirviera como bandera de la compañía de caballería de la villa2, en su intervención en la Guerra de Sucesión entre Austrias y Borbones, en la que apoyaron a estos últimos, de modo que después de la participación en la batalla de Almansa y la victoria del Borbón Felipe V(Real Decreto de 23 de Mayo de 1713), concedió permiso real a los eldenses para que colocaran en su escudo de armas la Flor de Lis, distintivo de su casa monárquica y la leyenda Fidelísima Villa de Elda, lo cual era un reconocimiento a su lealtad en la contienda. EI escudo pintado en esa bandera roja sería lógicamente el creado en la centuria anterior, con los Coloma, y el que fue copiado por un dibujo de 1795, realizado por el sacerdote erudito don Joseph Montesinos Pérez3. De modo que el escudo del siglo XVI que estaría en vigor todavía en el siglo XVIII, es el Fig. 2 Fig. 4 Fig. 12 que debió ilustrar dicho autor (fig. 1) con las siguientes características: forma de tendencia rectangular a modo de pergamino de bordes sinuosos y enrollados. Ocupando todo el campo aparece como única figura una torre almenada con dos ventanas circulares y puerta con empinada rampa de acceso. En lo alto emerge una torrecilla almenada y ventana circular. En jefe aparece en lo alto una enorme Flor de Lis incrustada en el centro de un coronel del tipo usado por los príncipes de España. Una banda o cinta cruza al escudo por arriba, conteniendo la leyenda FIDELIS, ET CONSTANS. Además, al pie del dibujo se incluye un texto donde a la Villa de Elda se le da el tratamiento de Muy Noble, Muy Leal y Fidelísima, que evidentemente está en relación con la participación en la Guerra de Sucesión, donde se apoyó al vencedor, la monarquía de los Borbones. En contra de lo que ocurre con otros dibujos de Montesinos, éste ilustra un escudo que realmente existió, pues es semejante al dibujado por él mismo de las otras dos posesiones del condado, es decir, a los escudos de Petrel y Salinas conocidos en el siglo XVIII, estando además comprobado con seguridad que el de Petrel era como recoge Montesinos gracias a un dibujo original aparecido en el Archivo 2: Elavartas de 1706, fol. 83. NRVARRO PASTOR, A_, Historio de Eida, [, Alicante, 19$1, p. 232_ 3: MONTESINOS P^REZ Y MARTÍNEZ, J_, Historia dei Qbispado de Qrihueto y puebias de su Goberrtadón.._, 1790-1815, vcI. XV, cap. 12, p. 605. ^scu^o 111 Municipal de esa población vecina, fechado en el año 1735 y que es prácticamente idéntico con ligeras variantes. Sin embargo, el resto de poblaciones recopiladas por este autor presentan en su obra escudos distintos a los de las comunidades del condado de Elda. EI siglo XIX supuso cambios sustanciales en la política y las instituciones de España, que dieron lugar igualmente a ciertas variaciones en Elda. A partir del año 1812 y la aprobación de la Constitución de Cádíz, se abre el período constitucional español que tuvo su reflejo en los ayuntamientos, de modo que en varios documentos de la alcaldía de la época se añaden al escudo de armas las palabras ALCALDÍA CONSTITUCIONAL. En un sello de la alcaldía eldense del año 1840° el escudo empleado ( fig. 2) es una banda con la leyenda alcaldía constitucional, de la que pende una forma oval; en el campo la figura de un castillo compuesto por dos torres almenadas unidas por las ruinas de un muro con puerta, todo ello sobre base de tierra; en jefe la típica Flor de Lis. La orla es una ancha moldura que contiene la leyenda FIDELÍSIMA VILLA DE ELDA, estando esta última palabra flanqueada por dos estrellas de ocho puntas. Ese escudo de armas presenta una sustancial modificación con respecto al que se había representado hasta ese momento, se trata de la sustitución de la figura de la torre por la de un castillo de dos torres unidas por un muro con puerta. Este cambio y la calificación de constitucional Fig. 3 Fig. 7 Fig. 14 deben haber surgido a partir de 1833, cuando se produjo una profunda reestructuración administrativa institucional basada en la constitución de nuevas provincias y sus diputaciones, momento que sería aprovechado para homologar y crear escudos de armas, pues los pertenecientes a la provincia de Alicante se encuentran ilustrados en el palacio de la Diputación alicantina, donde apreciamos el escudo de Elda semejante al del año 1840, con la nueva figura del castillo que es muy parecida a la de otros municipios de Alicante. Otro sello algo posterior, del año 18685, muestra un escudo (fig. 3) con forma oval; en el campo aparece un castillo de dos torres almenadas, cada una con puerta y una ventana circular, sobre ella tres torrecillas también almenadas, están unidas por muro con gran puerta, todo el conjunto sobre base de tierra. La orla es una moldura ancha con la leyenda ALCALDÍA CONST. DE LA FIDELÍSIMA VILLA DE. Y debajo de la punta, en una cartela en forma de luna, el término ELDA , todo ello flanqueado por dos ramas de laurel. De coronel tiene el de la Nación, es decir la corona real. No presenta la Flor de Lis. Esta morfología heráldíca parece que Ilegó a la época de la segunda República Española, al menos hasta el año 1931. En una obra geográfico histórica publicada en el año 4: NAVARRO PASTOR, A., Historía de Eldo, III, Alicante, 1981, p. 167. 5: NAVARRO PASTOR, A., Historia de Elda, III, Alicante, 1981, p. 167. 118 1913 ^ se ilustró el escudo de armas de Elda (fig. 4), que aún tenía la forma y tipo del descríto para el año 1868. Solamente se aprecian tres variantes: la palabra alcaldía es sustituida por ayuntamiento, vuelve a incorporarse la Flor de Lis en el jefe y la orla es abrazada por una rama de laurel en el flanco siniestro y otra de palma en el diestro. Este escudo de armas fue el tipo existente en el frontal de la fachada del edificio de la anterior Casa Consistorial, desaparecida al construirse el ayuntamiento actual. Sin embargo, en el año 1904 surge un nuevo escudo (fig. 5) para la población eldense que ahora pasa de ser considerada institucionalmente Villa a Ciudad, título concedido por el Rey Alfonso XIII (Real Decreto de 24 de agosto de 1904). Con tal motivo se colocaron en las tres entradas a la cíudad desde Madrid, Alicante y Monóvar, un escudo fabricado en yeso cuyo fondo o campo fue pintado de azul, claro error pues ya dijimos que el campo era encarnado o rojo (de gules). Actualmente se conserva únicamente un ejemplar, ubicado en el comienzo de la calle Pedrito Rico a la altura del Mercado Central. Su forma es oval con la figura de un castillo igual al del escudo del período de 1868 hasta ese año de 1904, aunque en 1913 todavía se publique fuera de Elda el mismo. La Flor de Lis aparece igualmente en jefe y el coronel es todavía la corona real. La orla contiene la leyenda CIUDAD DE ELDA Fig. 5 6: FIGUERAS PACHECO, F. Geografía General del Reino de Valencia. Provincia de Alicante. Encidopedia Carreras Candi, Barcelona, 1913, p. 987. 7: NAVARRO PASTOR, A., EI escudo de la ciudad de Elda, Dohellos, 13, Elda, mayo 1952, s/p. 8: NAVARRO PASTOR, A., Historia de Eldo, 11, Alicante, 1981, pp. 65-66. 9: POVEDA NAVARRO, A.M., Encargos de Elda al escultor Vicente Bañuls en los homenajes a Castelar, Vivir. Periódico Municipol (Cuadernillo central sin paginar) n°. 168, Elda, septiembre 1991. PARTIDO JUDICIAL DE MONÓVAR PROVINCIA DE ALICANTE, siendo abrazada también por las citadas ramas de laurel y de palma. Un extraño y artístico escudo (fig. 6) de la villa nos ha Ilegado hasta hoy, que debió pertenecer a la segunda mitad del siglo XIX. Está ubicado en la fachada de la vivienda n°. 32 de la calle San Roque, donde entonces estuvo la sede del Juzgado Municipal hasta su traslado al n°. 9 de la calle de la Independencia, en el año 19148. EI escudo realízado en yeso es de forma losángica, en cada uno de sus cuatro vértices hay una Flor de Lís, la superior situada en el jefe. Sobre el campo aparece el mismo castillo aparecido desde 1868 a 1904 pero sin base de tierra. EI campo emerge de una orla en forma de uve y de la que penden símbolos del escudo del Reino de España, destacando el Toisón de Oro de los Borbones. EI coronel era la corona real de la que se conserva solamente su base y la huella. Dos leones rampantes le flanquean. En una artística placa de bronce fundido con relieves del gran escultor alicantino Vicente Bañuls9, realizada en 1926, se observa un pequeño escudo semejante al de 1913, pero de forma acaudada, base de roca y sin leyenda. Durante la etapa de la segunda República española se producen algunos cambios de elementos significativos y polémicos. Del año 1931 conocemos un sello municipal con el escudo de armas (fig. 7) típicamente ^scu^o 119 republicano de Elda°. La forma es oval. En el campo la figura es la del castillo típico hasta ese momento. La orla es una gruesa moldura con la leyenda FIDELÍSIMA CIUDAD DE ELDA abrazada por las ramas de laurel y de palma. EI coronel es el típico republicano, corona murada con cuatro torres almenadas unidas y con puerta en cada una de ellas, que venía a sustituir a la corona real. Además, se ha suprimido la Flor de Lis del jefe, lo cual fue motivo de polémica entre los eldenses de principios de los años 30, pues se estaba construyendo el monumento a Castelar en conmemoración al centenario de su natalicio, que se inauguró el 7 de septiembre de 1932, produciéndose en aquellos momentos una discusión sobre la idoneidad de eliminar dicho elemento vegetal borbónico, pues con mucha razón el uso de la Flor de Lis en el escudo de Elda es por un privilegio histórico y no por la pertenencía a una monarquía, de modo que como herencia histórica nunca debe desaparecer. Los republicanos de entonces consiguieron eliminar del escudo la corona real y la Flor de Lis, como se observa en el escudo esculpido en el monumento a Castelar ( fig. 8), en el que la forma es rectangular, el campo está ocupado por un castillo de dos torres almenadas sin puertas y con dos ventanas rectangulares en cada una, unidas por muro almenado con gran puerta, todo ello sobre base de roca. La orla es de rama de laurel que circunscribe a toda la forma. Nohay coronel alguno ni por Fig. 8 10: NAVARRO PASTOR, A., Historia de Elda, III, Alicante, 1981, p. 167. 11: PAYÁ LIRA, J., EI escudo de la Ciudad, Albor, Elda, 1934, s/p. supuesto la citada flor. También en el año 1932 la comisión del centenario de Castelar encargó un mural artístico (fig. 9) al gran pintor alicantino Gastón Castelló, donde aparece un escudo semejante al de 1931, pero que como el del monumento ha perdido toda leyenda heráldica sobre Elda, la corona real y la Flor de Lis. EI pintor albaceteño y afincado en Elda Pedro Carpena realizó un magnífico escudo de la ciudad pintado al óleo (fig. 10), que aunque Ileve el año 1923 junto a su firma no puede ser de esa fecha, ya que el tipo es indudablemente republicano de la primera parte de los años 30 del siglo XX. Además, sabemos que esa fecha la añadíó recientemente su hijo Alvaro Carpena basándose en su opinión personal. Respetamos esa opinión pero no podemos compartirla por la propia morfología del escudo pintado. La forma es totalmente novedosa, inhabitual y nada ortodoxa. EI campo que debe ser de gules (rojo) es fuera de la norma de oro. La figura es la de un castillo con dos torres almenadas con dos ventanas rectangulares cada una, unidas por un muro almenado con puerta y rosetón o ventanal circular sobre ella, todo en su color, el amarillo. En jefe la Flor de Lis de los monarcas Borbones. EI coronel sin embargo es una corona murada de cuatro torres almenadas con puerta y dos ventanas rectangulares, unidas por un muro con cuatro puertas, constituyendo un tipo claramente republicano. Como fondo de la figura aparece una 120 verde campiña y un azul cielo con nubes blancas, en interpretación totalmente libre del autor, que rompe toda oficialidad en la representación. No existe orla moldurada con leyenda, pues ésta ha sido escrita fuera y bajo el escudo: FIDELISIMA CIVDAD DE ELDA. Otra deformación es que las ramas que le abrazan y flanquean están mal ubicadas, la palma aparece en el flanco siniestro y la rama de laurel está en el diestro, cuando siempre y sin excepción se colocan respectivamente en el otro flanco. Otra libre novedad es que si bien dichas ramas se unen siempre, lo hacen en forma de aspa nunca con el lazo azul con flecos amarillos que en esta ocasión les liga. En este escudo de armas existe una gran contradicción que además nos ofrece indicios sobre la posible datación de la obra de P. Carpena. Ningún escudo que presente la corona murada republicana Ileva al mismo tiempo la Flor de Lis de la monarquía Borbón, pues ese elemento republicano y el otro monárquico son irreconciliables, y más en una época en la que significaban tanto y eran motivo de crudísimas discusiones ciudadanas. De modo que uno de los dos sobra, que en nuestra opinión es la Flor de Lis, como ahora vamos a argumentar. La polémica datación en el año 1923 parece descartable, en ese mismo año la monarquía permitió que Primo de Rivera instaurase la Dictadura de igual nombre, de modo que todo elemento republicano debía ser eliminado en época de Real Dictadura, por blanda que pudiera ser. Por tanto sobraría la corona murada republicana. Además, en los relieves de bronce de la placa artística realizada por Bañuls, fechada en el año 1926 (fig. 11), el escudo presenta Flor de Lis y corona real, que es lo que todavía procedía en la época y lo que invalida que tres años antes Carpena ya hubiese hecho una representación republicana, aun faltaban ocho años para el ^^. ., j __ , IDE^I•SIMA CtriDAD ^a,.^^.a1` ^ 1^r^/r ^y+v.er^ ^^ ^ ^ ^ ,^, f^u^ 1 __*., Fig. 10 nuevo período de la República Española. Creemos que efectivamente es una obra de esta fase histórica y que por tanto está de más la Flor de Lis, impropia en ese momento. Por otra parte, una contemplación detenida del cuadro permite detectar que dicha flor es de una factura y calidad inferior al resto de detalles, incluso el color en el que se ha pintado no es muy adecuado teniendo en cuenta los colores que le rodean. Parece por tanto un añadido posterior, destruida la República después de la Guerra Civil, con una nueva dictadura promonárquica que persiguió con saña tales símbolos. Digamos que el cuadro consiguió su homologación por el nuevo régimen con la incorporación de la Flor de Lis. A partir del año 1939 vemos como el nuevo ayuntamiento adopta un escudo (fig. 12) como el del año 1926 aunque éste aparece acaudado, nuevamente con corona real y Flor de Lis, únicos elementos que lo diferenciaban también del de 1931 que no disponía de ésta y Ilevaba corona pero murada. Más ejemplos del nuevo escudo oficial son los colocados en las fachadas del Mercado de Abastos (año 1945) y del novel edificio del Ayuntamiento (año 1948) (fig. 13), que al igual que el de 1939 pierden la leyenda FIDELÍSIMA CIUDAD DE ELDA, que además hace lamentablemente desaparecer las puertas típicas que aparecían en cada una de las torres, dejando como única puerta la central que une a aquellas, quedando así establecido el ^scu^o 121 escudo de armas: forma oval; campo o fondo de gules (rojo); dos torres unidas por un muro de enlace, en oro; en jefe una flor de lis en oro; coronel el de la nación y orla una palmera al flanco diestro y una rama de laurel al siniestro, enlazadas por su base formando aspaZ. Hemos de añadir que de este modo se consumaba la pérdida de algunas características tradicionales, que han ido deteriorando la imagen histórica del escudo de Elda. En primer lugar, desaparecen todas las ventanas del castillo, típicas al menos desde el año 1868. Desde esa fecha también aparecían sobre las dos torres tres torrecillas almenadas, que igualmente desaparecen ahora sustuidas por una única torrecilla almenada. Además, si en el escudo del año 1939 se habían perdido las puertas de las dos torres, ahora eran recuperadas a costa de perder otro elemento básico y constante desde el origen del escudo, como es la puerta grande y central del muro del castillo. Y no hemos de olvidar que desde el año 1931 se borró la histórica y meritoria leyenda de FIDELÍSIMA CIUDAD DE ELDA. Este fue el modelo presentado y aprobado por el pleno del ayuntamiento de Elda el día 2 de noviembre de 196413. Pero todavía sufriría una nueva alteración, pues en el año 1967 un dictamen de la Real Academia de la Historia imponía que la forma oval debía ser cambiada, pasando a ser de la Fig. 11 Fig. 13 12: NAVARRO PASTOR, A., EI escudo de la ciudad de Elda, Dohellos, 13, Elda, mayo 1952, s/p. 13: NAVARRO PASTOR, A., EI nuevo escudo de la ciudad de Elda, Moros y Cristionos, Elda, 1968, s/p. NAVARRO PASTOR, A., Historia de Elda, III, Alicante, 1981, p. 116. 14: NAVARRO PASTOR, A., EI nuevo escudo de la ciudad de Elda, Moros y Cristidnos, Elda, 1968, s/p. clásica forma española, es decir, cuadrilongo y con la parte inferior redondeada14 ( fig. 14). De este modo se ha Ilegado al diseño actual del escudo de armas de la ciudad de Elda, que esperamos no siga desvirtuándose en el futuro, es más, tengo un deseo que aprovecho para manifestarlo públicamente con intención de sensibilizar al ayuntamiento eldense para que actúe, se trata de recuperar la gran puerta central del castillo y sobre todo la simbólica e histórica leyenda de FIDELÍSIMA CIUDAD DE ELDA, perdida incomprensiblemente en el significativo año de 1939. Fig. 14 ^,, qradecim ^^ Antonio Porpetta N la poesía universal de todos los tiempos, la «memoria» -tanto colectiva como la propia e intransferible de cada poeta- ha sido siempre fuente de inspiración y cantera inagotable de experiencias poéticas. Porque la poesía es, en gran parte, resultado de un proceso introspectivo en el que pasado y presente se conjugan para tomar forma viva a través de la palabra. De aquí que todo lo que signifique respeto y recuperación de la memoria -que no es melancólica añoranza ni enfermiza veneración del pasado merezca la atención y el reconocimiento de quienes hemos hecho de la poesía nuestra forma de ser y de estar en el mundo. EI Grupo Mosaico, con empeño digno de toda admiración, se ha ^^^^^^^ ^^ ^^ ^^^^^^^^I ,^I!^, Í _ ^ ^ _ ^ ji,^l ^I!iÍi ? ^ ^ ^ i!!^Ililrlii ;I ;IÍ , ^_ _ ^ ^ ,^I^ , ^ ^ ,;, propuesto recuperar ^-^ ^`^^.;^I,^rORIC^ ^^C^1LT^-^.^ ^ ^^ ^^^^ nuestra memoria eldense a través de sus maltrechos y desvaídos vestigios. Es una labor admirable: en cada vieja piedra, en cada edificio, objeto, documento, costumbre, recuerdo, late un poco de nuestra historia, un poco por tanto de la vida de quienes nos precedieron e hicieron posible que seamos como somos. Sacarlo del olvido, restaurarto, conservarlo, no es un pasatiempo: es una obligación, por ellos, por nosotros mismos y por quienes nos sucederán. Como eldense y como poeta, dejo constancia aquí de mi agradecimiento al espíritu y al trabajo de este Grupo que, de manera romántica e independiente, sólo movidos por el amor a lo nuestro, tanto puede aportarnos, tanto nos ha aportado ya. Vaya para ellos mi agradecimiento, también mi aliento, mi apoyo y mi más sincera felicitación, un fuerte abrazo. OPflOXIMHCION R E^ IIISIORIR OE OOS EOMIEIOS EEDENSES V OE SO RESIOENCIR SOEORIEC^O Juan Marhuenda Soler eneralmente, en el pasado la historia de una estirpe familiar siempre ha ido ligada a la historia de una casa, núcleo aglutinador y subjetivo donde todos los miembros tienen sus orígenes, por lo que se sienten atados a ella de modo ineludible, distinguiéndose del resto de la población. Sin una casa, el tronco familiar común se dispersa y se pierde la cohesión entre sus familiares. Sin embargo, al igual que una familia, una casa siente el paso del tiempo. Cualquier edificio, que es construido por la voluntad concreta de su dueño y atendiendo a unas circunstancias o necesidades, evoluciona a lo largo del tiempo. Pasa por momentos de esplendor y de crisis y entra finalmente en decadencia hasta el ocaso. Este proceso vital en multitud de ocasiones va ligado a las vicisitudes familiares, siguiendo caminos paralelos casa y familia. Como colectivo preocupado por la conservación de nuestro patrimonio histórico, artístico y cultural y ante la restauración de la fachada de la conocida popularmente como «Casa de las Beltranas», Mosaico pretende contribuir con este trabajo al conocimiento histórico de uno de los edificios más singulares y dignos de admiración que se conservan en Elda. He aquí por tanto la historia de una casa y la de dos notables familias eldenses narrada en primera persona, pues con este artículo hemos pretendido convertir a la casa en protagonista directa de los acontecimientos. LA CASA D^ LAS 6^LTRAf^AS 124 UNCA supuse que cuando abrieron mis cimientos allá por el año 1865 por iniciativa de D. Pedro Juan y Amat mis paredes fueran testigos directos, e incluso cómplices, del crecimiento en su seno de varias generaciones de ilustres eldenses, pertenecientes a dos familias que con sus apellidos han sabido honrar el nombre de Elda. Todo empezó hace 130 años exactamente cuando D.Pedro (1823-1886), respetado hacendado eldense, residente en Madrid, decide construir dos casas en un bancal de su D. Pedro Juan Amat y su mujer D Ca ► olina Clérígo Roldán (fotos cedidas por Antonio Porpetta). propiedad recayente a la entonces calle del Vall, hoy Ortega y Gasset, para fijar en ella su domicilio. Según el historiador Lamberto Amat, Don Pedro, sobrino del sacerdote eldense Gonzalo Sempere y Juan, cura de la antigua iglesia de Santa Ana durante muchos años, era un poderoso hombre de negocios dedicado a la explotación de las numerosas fincas rústicas que poseía en las entonces agrícolas villas de Elda y Petrer, además de hacer de contador y albacea de las familias eldenses más relevantes. EI vino y el aceite eran sus principales producciones. Expedidas a la Villa y Corte eran vendidas, obteniendo de ellos ping ŭ es beneficios, que en alguna ocasión revertieron en bien del Patrimonio Histórico de Elda. Como sucedió en 1866 cuando tras la renuncia del Conde de Elda y de Cervellón al Patronato de la Purísima, D. Pedro la tomó a su cargo, asumiendo la reforma y mejora del Altar de la Purísima, por un valor de 2.500 reales. O, en 1869, cuando participó con 5.000 reales en la financiación para la ejecución del dorado de la nave principal y bóveda del crucero de la Iglesia de Santa Ana. Sin embargo, para mi construcción contrató a un equipo de trabajadores capaces de, en el plazo aproximado de un año, aCabar la casa destinada a ser la casa solariega de los Juan-Clérigo. AI frente de los trabajos estaba por la parte de albañilería el maestro de obras Juan Poveda y Brotóns; Lorenzo Juan y Poveda, en la parte de carpintería; y Manuel Juan y Santo como herrero, vecinos todos ellos de la villa de Elda. Pero no vine sola a este mundo humano. Desde que me concibieron fui destinada a residencia principal, cual mansión señorial, cuyas paredes no tendrían que ver la realización de actividades domésticas, para las cuales fue destinada mi hermana rústica, construida haciendo esquina con la antigua calle del Marqués, donde actualmente se ubica un conocido horno de pan eldense, pero con funciones mas modestas, ya que en ella se situaron todos los servicios domésticos de los señores, derivados tanto de la subordinación a mis huéspedes como de la explotación agraria de la muchas fincas que D. Pedro poseía en Elda y Petrer. Por contra, y dado mi alto rango, se me dotó de una artística fachada, de la que hablaré enseguida; de una espaciosa escalera, que comunica el zaguán con los pisos superiores; de un oratorio religioso familiar, puesto bajo la advocación de la Virgen del Rosario; de hermosas y amplias habitaciones interiores, dispuestas en tres plantas; y, decoradas algunas de ellas con pinturas murales paisajísticas, conservadas todavía en mi interior, aunque no en muy buen estado de conservación. Mi fachada exterior o parte mas pública puede o no gustar, pero sin duda soy un fiel exponente de los gustos eclécticos predominantes en la época, cuando el Neoclasicismo había sido superado con creces y el Modernismo ni siquiera había nacido en la Barcelona industrial. Fui concebida, por tanto, como un edificio de variado gusto, artísticamente hablando, donde se mezclan elementos decorativos diversos, procedentes de los más variados estilos y con una concepción arquitectónica nueva para lo que se estaba LA CASA D^ LAS 6^LTRAnAS Pasiilo da antrada dasda ai intañor haaia la caila. Pasillo de entrada hacia el jardín. Detaile a la izquierda, cuadro «EI pillu Vicente Borrás Abella. Acceso al salón. Hueco de escalera cuadrangular. 125 126 LA CASA D^ LAS 6^LTRAI^AS Salón con muebles y objetos de época, y paredes decoradas con papeles pintados. Hacia el pasillo desde el salón. Arranque de la escalera con barandilla curvilínea. Uno de los dormitorios. EI crucifijo de la pared es el molde que utilizó Gabriel Borrás para realizar una escultura valiosa en bronce. LA CASA Df LAS 6ELTRAnAS 127 acostumbrado a ver en la villa de Elda por entonces. Fiel reflejo de una población eminentemente campesina que tímidamente iniciaba sus esfuerzos por crecer y desarrollarse, buscando alternativas a los tradicionales trabajos agrícolas, que tan florecientemente manejaba mi dueño. Una vez edificadas vino el turno de cumplir la leyes y hacer legal nuestro nacimiento para lo cual nos fueron impuestos, por parte del Ayuntamiento de Elda, los números de policía 23 y 25 de la mencionada calle del Vall. Y en 1866 fuimos inscritas, un 18 de Diciembre, en el Registro de la Propiedad, habiendo levantado previamente escritura pública de propiedad que certificaba nuestro nacimiento y dependencia de D. Pedro. Siendo valorada, entonces, con las mismas dimensiones que conservo actualmente y un aspecto exterior similar al actual, junto con el terreno anexo a ella, y que posteriormente me fue siendo enajenado paulatinamente, en 5.400 escudos. Desde mi nacimiento se impuso sobre mi una pesada carga que, afortunadamente, con el paso del tiempo y la depreciación del dinero se fue haciendo cada vez mas leve. Me estoy refiriendoauncensoafavordelalglesia Parroquial de Santa Ana, como compensación por poseer en mi seno una capilla u oratorio para uso exclusivo de mis dueños,que ascendía a un montante anual de 105 reales de vellón (2625 ptas.),y que se mantuvo vigente durante 92 años, siéndome cancelado el día 24 de diciembre de 1958 al amparo de la Ley Hipotecaria por parte de una de las propietarias. Durante 20 años me convertí en la residencia de D. Pedro y de su esposa Dña. Carolina en sus frecuentes estancias en Elda para ocuparse de sus fructíferos Da Clotilde Clérigo Gonzalo de Liria y su esposo el Dr. Florencio Porpetta Llorente (foto cedida por Antonio Porpettaj. negocios y como lugar de veraneo familiar. En ese tiempo disfrutó D. Pedro de mi entrañable y acogedor seno, pues sin duda debí ser una de las primeras casas en su género, predecesoras de las posteriores casas eldenses de marcado aire modernista que se vinieron en concentrar en la calle Nueva y aledañas, y de las que tan escasos ejemplosquedan. A pesar de que los Juan y Clérigo no tuvieron descendencia natural, tuve la oportunidad de ver y sentir corretear y jugar, y algunas veces soportar estoicamente, los juegos y travesuras de cuatro pequeños y encantadores niños, sobrinos carnales de doña Carolina. Clotilde, Carlos, Eloisa y Laura eran hijos de don José Clérigo, Correo de Gabinete durante el reinado de Isabel II, y de doña Antonia Gonzalo de Liria y Marsala, de rancia familia aristocrática. La muerte en 1872 de doña Antonia provocó que pocos meses después, su marido muriera de amor y nostalgia, dejando huérfanos a sus cuatro hijos, que fueron recogidos y adoptados por sus tíos doña Carolina y don Pedro, que frecuentemente los traían a Elda a pasar las vacaciones veraniegas y alguna que otra temporada. Sin embargo, no todo fueron alegrías y esperanza, puesel día 14 de Agosto de 1886, falleció en Madrid mi propietario, D. Pedro Juan y Amat, sin descendencia y dejando como heredera universal de todos sus bienes a su esposa. Así pues, y en virtud del testamento mancomunado establecido previamente en 1876 pasé, junto con otros bienes legados, y estando valorada en 13.500 pesetas, a formar parte del patrimonio de Doña Carolina Clérigo y Roldán, heredera de una importante familia madrileña, varios de cuyos miembros se distinguieron por los servicios prestados en la Corte, como Correos de Gabinete, bajo los reinados deFernando VII e Isabel II. A pesar de la gran personalidad de doña Carolina, pocos años sobrevivió a su esposo, pues el día 21 de Octubre de 1891 fallecía,también en Madrid. AI no haber tenido descendencia, la extensa herencia de los Juan y Clérigo fue a parar a sus sobrinos carnales, correspondiendo numerosas fincas rústicas de Elda y Petrer, junto con la casa de la calle del Vall a D. Carlos y Dña. Clotilde Clérigo y Gonzalo de Liria, hermanos y vecinos de Madrid, y D. Rafael Ayala y Clérigo, residente en Alicante. Por tanto, fui dividida en tres partes iguales, bajo el régimen de propiedad en común y pro indiviso. Siendo mi futuro un tanto incierto ya que ninguno de mis tres dueños residía en Elda, por lo que los riesgos de permanecer cerrada o ser enajenada aumentaban. AI mismo tiempo, por voluntad testamentariaDña. Carolina, muy piadosa y atenta con sus familiares y aquellos que le sirvieron, estableció 3 pensiones vitalicias de 2 pesetas diarias sobre el valor de la casa, pagaderas por LA CASA D^ LAS 6fLTRAnAS 128 mensualidades anuales anticipadas, a favor de: Dña. Elvira Clérigo y Gonzalo de Liria, sobrina, y de Dña. Ana María y Dña. Antonia Juan y Amat, hermanas de su esposo; y de una pensión de 1 peseta diaria, en igualdad de condiciones, a nombre de Inés Sánchez y Román, criada de la casa. Sin embargo, y a pesar de mis temores, de los tres propietarios la única en mantener una relación activa conmigo, y por tanto con Elda, fue la entrañable doña Clotilde (1861-1947), quién durante 5 años se ocupó de modo casi continuo de mi cuidado y mantenimiento, al haber trasladado suresidencia desde Madrid a Elda, pararegentar y cuidar más de cerca, y desde mis estancias y habitaciones, los amplios y fructíferos negocios agrícolas familiares de los Clérigo y Gonzalo de Liria en las tierras del Valle de Elda. En 1896, en uno de sus frecuentes viajes a Madrid, Clotilde conoció a quién mas tarde sería su esposo, Florencio Porpetta Llorente, de origen napolitano, quienes a su vez se convertirían con el paso del tiempo en abuelos paternos de nuestro paisano, el escritor Antonio Porpetta Román. Esta unión trajo la desolación a mi ser pues el matrimonio de Clotilde la condujo a fijar su residencia en Granada, donde ejercía de médico su marido y donde nacieron sus dos hijos, siendo cerradas mis puertas Vera Guarinos, la tercera parte de la casa a Doña Mariana Olcina Pons, soltera y vecina de Elda, por el precio de 3.000 pesetas. Esta compra traerá consigo un cambio sustancial en mi carácter y personalidad.Pues de ser una propiedadmás, en un pequeño pueblo de provincia, de la familia Clérigo, descendientes de mi constructor, me Ilegaría a convertir con el paso del tiempo en la casa marítimo internacional, casó en segundas nupcias con el joven eldense destinado, hacia mediados del siglo XIX, en el destacamento militar de Mahón, donde cumplía su servicio militar. Una vez casados y trasladado el domicilio conyugal a Elda, nacieron tres hijos: Gabriel, Mariana y Vicenta. Será esta última, hermana de Mariana, la que casará con Don Manuel Beltrán Aravid (1843-1915), médico de profesión. Según el historiador Alberto Navarro, el que fuera conocido popularmente como «el médico Beltrán» fue alcalde de Elda en tres ocasiones (1902, 1903 y 1910) y se le concedió en posesión póstuma el título de «Hijo Predilecto de Elda». Será éste, por su humanidad y buen hacer profesionaly posteriormente sus descendientes los que me darán nombre popular, facilitando que la gente me conociera como «la casa del Médico Beltrán». Hijos del matrimonio Beltrán-Olcina será una larga lista de siete descendientes, nacidos bajo mi techo: Rosa, Práxedes, Vicente, Manuel, Francisco, Luis y Vicenta, quienes a lo largo del tiempo irán acumulando la propiedad de las diversas partes en las que se me dividió por avatares familiares, hasta hacerse con la propiedad total. Si la primera en adquirir un tercio de la misma fue Mariana Olcina Pons, el siguiente miembro familiar que se hizo con una parte de mífue Francisco Botella Payá, esposo de Rosa Beltrán Mariana Olcina Pons, el primer miembro de la actual familia que adquiere una parte de la casa. a la espléndida luz de estas tierras mediterráneas. Sin embargo, dos años después de haber sido abandonada por Clotilde, se produjo un hecho que marcará definitivamente mihistoria. EI día 13 de Noviembre de 1898, Carlos Clérigo y Gonzalo de Liria, el hermano bohemio cuya vida dedicada a las artes melodramáticas y al canto le Ilevó hasta México,vende, a través de su representante en Elda, José Ma solariega de la familia Olcina Beltrán-Botella, residencia de esta conocida y apreciada familia eldense, que dio dos alcaldes a la ciudad. Dña. Mariana fue hija del segundo matrimonio de la mahonesa Práxedes Pons Prats casada con el eldense Francisco Olcina Maestre. Ella, hija de un importante armador menorquín, que había acumulado una gran fortuna en los negocios del comercio Olcina, quién el día 16 de Octubre de 1913 compró a Rafael Ayala y Clérigo una tercera parte proindiviso de la finca por el precio de 5.000 pesetas, pagaderas en 4 plazos anuales de 1.250 ptas. de oro o plata gruesa cada uno, que vencían los días uno de enero de los años 1914 al 1917, abonando entre tanto un interés anual del 5% sobre el capital restante, pagadero por anualidades anticipadas. Además, el comprador asumió LA CASA Df LAS 6^LTRAf^AS 129 D. Manuel Beltrán Aravid, más conocido como «el médico Beltrám^. Retrato de A. Font con marco de época {finales de siglo pasado). todas las cargas establecidas y que pesaban sobre mi estructura (censos y pensiones), al mismo tiempo que en el contrato de compraventa se estipulaba el levantamiento para la tercera parte de la propiedad adquirida de un seguro contra incendio, por todo el tiempo que durara el contrato. En éste aparecía recogida una brevepero interesante descripción, que modestia aparte, define acertadamente mi estado y ubicación, por lo que la copio literalmente: «Casa habitación con su huertecillo, situada en el poblado de la Ciudad de Elda, calle del Uall, señalada con el número veinte y cinco, compuesta de piso bajo, principal y porche, mide veinte y cuatro metros sesenta centímetros de longitud por cincuenta y seis metros de latitud; linda por su frente con la Calle del Uall, por la derecha entrando tierras de Doña Dolores Amat Sempere, hoy Joaquín Juan Garciá, acequia en medio, por la izquíerda, casa de los herederos de Doña Carolina Clérigo , hoy Don José Joaquín González Amat y calle del Marqués y por espalda tierras de Don Blas Amat...» Sin embargo, el siguiente y definitivo paso en la adquisición total de la propiedad por parte de la familia Olcina-Beltrán lo dará Manuel Beltrán Olcina, abogado e hijo del médico Beltrán (que también desempeñó el cargo de alcalde de la ciudad), cuandoel 3 de Julio de 1920 compre adoña Clotilde Clérigo y Gonzalo de Liria la restante tercera parte proindiviso de la finca, por el precio de 15.000 pesetas al contado. EI matrimonio de Clotilde Clérigo y Gonzalo de Liria con Florencio Porpetta no fue un cúmulo de felicidad, sino todo lo contrario, a pesar de los dos hijos habidos en el seno del matrimonio. La fortuna familiar de los Clérigo fue rápidamente dilapidada por Florencio, quién tras separarse de su esposa pasó a residir, con su hijo mayor, en Madrid, donde alcanzó la cátedra universitaria de Anatomía. Por su parte, doña Clotilde, visto malgastado su patrimonio, y acompañada de su hijo menor (el futuro doctor Antonio Porpetta Clérigo), se volvió a Elda, a residir durante las dos primeras décadas del siglo XX en mi seno, que al final tuvo que vender para D Vicenta Olcina Pons, retratada por A. Font con marco de época (finales de sigio pasado). hacer frente a una cada vez mayor precaria situación económica. Será doña Clotilde, abuela deAntonio Porpetta, la última descendiente de D. Pedro Juan en abandonarme, muy a pesar suyo,en manos de otra insigne familia eldense. A partir de 1920, y debido en parte al abundante número de familiares con los que tuve que relacionarme, al régimen depropiedad tan peculiar de la misma y, en parte, a circunstancias económicas familiares que se escapan del ámbito de esta autobiografía, mi historia se asemeja a un torbellino de acontecimientos donde se mezclan frecuentes cambios de propietarios legales, levantamientos de hipotecas en varias ocasiones, pesando sobre mí varias órdenes de embargo de la Administración de Hacienda por el impago de los impuestos de contribución. Todo ello agravado por la división tripartita de la propiedad, que facilitaba que alguna de las partes estuviera embargada o hipotecada y las restantes no. Así podemos comprobar como ya en 1913 pesaba una orden de embargo a favor del Estado, debido Antonio Rico Lloret, vecino de Altea y administrador de Telégrafos, y su esposa, Práxedes Beltrán Olcina. Retratos de época de A. Font. al impago del impuesto de la contribución rústica y urbana que ascendía a 360_99 pesetas. Y durante el período de tiempo comprendido entre los años 1919- 1926 se dejaron de pagar los mismos impuestos, por la orden de embargo fue prorrogada durante todos esos años, hasta que a finales de diciembre de 1926 se salda la deuda con la Administración de Hacienda cuyo montante total ascendía a 2.50328 pesetas. Respecto a las hipotecas que pesaron sobre mis paredes de más de cincuenta años vemos como la primera de ellas se realiza en 1920, cuando tras adquirir la totalidad de la misma, Mariana Olcina y Manuel Beltrán hipotecan sus dos terceras partesa favor de D. José Mira Martínez, de Elda, por la cantidad de 18.000 ptas. al 8% de interés y por el plazo de un año. Mientras que la segunda, se formaliza en 1926, cuando los mismos propietarios hipotecan sus respectivas partes a favor de Blas Mira Payá, industrial de Monóvar, en seguridad de un préstamo económico realizado a Manuel LA CASA Df LAS 6fLTRAnAS Beltrán Olcina de 16.000 ptas. con un interés anual del 7% y también por el plazo de un año. Y la última en 1930 cuando todos los propietarios de la finca: Práxedes Beltrán Olcina, Práxedes Botella Beltrán y Sara Botella Beltrán, con el consentimiento de Ana Olcina Pons hipotecan «...el pleno dominio de la totalidad de esta finca, con los muebles adheridos a la misma....» a favor de José Corbí Martínez, ingeniero de Madrid, por un préstamo de 50.000 pesetas a dos años con un interés del 75 % anual, a satisfacer por semestres vencidos, además de otras 20.000 pesetas para gastos de costes y gastos en su caso. Por su parte, las circunstancias puramente familiares hacen que latransmisión de la propiedad sea un tanto enrevesada, ya que una vez que todo el inmueble es propiedad familiar comienzan la ventas entre hermanos, sobrinos y tíos, tanto de terceras partes como la división de alguna de éstas en cuatro partes, que originan a su vez doceavas partes de la propiedad. Todo ello complicado con la división del pleno dominio de la propiedad de alguna de las partes en lo que se define como nuda propiedad y propiedad en usufructo, que asegura la pervivencia en la casa de los vendedores. Un largo proceso de transmisión patrimonial que, debido a lo complejo y enredado del mismo, me permito omitir intencionadamente y que, a lo largo de 34 años (1926-1960), hará oscilar la propiedadentre diversos y numerosos miembros de la familia Beltrán, permitiendo convivir en su seno a una amplia familia. Así fueron propietarios de alguna parte de la misma: Mariana Olcina Pons; los hermanos Rosa, Manuel, Práxedes, Luis, Francisco y Vicente Beltrán Olcina, hijos del médico Beltrán; y las hermanas Práxedes, Sara y Rosa Botella Beltrán, hijas de Rosa Beltrán y Francisco Botella. Durante este tiempo, hay que incluir necesariamente el nefasto episodio de la Guerra Civil (1936 1939). Conflicto que, como todo acontecimiento de tal cariz,supuso el peor momento de mi existencia, ya quela ausencia involuntariade mis dueños durante el tiempo que LA CASA D^ LAS 6fLTRAf^AS 1j1 duró la guerra motivó que me tocaran vivir un corto pero intenso período Ileno de acontecimientos, a cual de ellos más sorprendente y a veces no Mitexctsco wric^NU. _s.-^iei.Fr^o^o ^^^ Durante la guerra civil, la casa fue requisada y utilizada como sede de la FAI, cambiandq el nombre de la calle por la del lider anarquista Francisco Ascaso. gratificante para la categoría y eleganciade una casa como yo. En julio de 1936, mientras mis propietarios se encontrabanveraneando en la localidad costera de Santa Pola, fui incautada y decomisada, siendo instalada en mis habitaciones la sede local de la Federación Anarquista Ibérica (F.A.I.) y acondicionada en los años posteriores, dado mi gran tamaño, y superficie, para acoger a un buen número de familias procedentes de las zonas del frente y acogidas temporalmente en Elda. Ambos usos no fueron muy propicios para la buena conservación de todos aquellos bienes muebles que albergaba en mi interior, cuya mayor parte no se conservaron después del conflicto bélico. AI igual que sucedió con el nombre de la calle que me vio nacer. En 1936 perdió de modo definitivo el nombre del «Médico Beltrán», dado en 1915 como homenaje póstumo del pueblo eldense,para pasar a convertirse en homenaje urbano al anarquista español Francisco Ascaso. Cuyo nombre fue borrado de la faz de la tierra en 1939, tras la victoria de las tropas nacionales, para ser rebautizada por cuarta vez, ahora con el de «General Mola». Calle que todavía vivirá un nuevo, y último por ahora, cambio de denominación al ser sustituido el nombre del militar golpista por el del filósofo Ortega y Gasset. Cambio, éste último, no comprendido por la que esto les cuenta, ya que dado el talantedemocrático de nuestra sociedad, lo más justo habría sido apostar por la recuperación del nombre primigenio de «Calle del Vall»,paraesta antigua arteria urbana eldense. Tras la contienda española, y hasta 1960, seguiré inmersa en una continua corriente de frecuentes transmisionesfamiliares, debido a la intensa ocupación de mis habitaciones y plantas por el gran número de personas que componían la familia Botella Beltrán. Esa intensidad conllevó a que me fuera instalada, a mi pesar, pues me vi obligada a renunciar al oratorio religioso que durante largos años hizo las delicias de doña Mariana, que luego se convierte en la clínica dental de don Emilio Cabedo Borrás,esposo de Práxedes Botella Beltrán. Durante muchos años, desde la consulta odontológica de «Arol», como era conocido popularmente don Emilio, vi pasar a generaciones de eldenses que me enseñaron, inocentemente y sin saberlo, campanilla, encías y dientes. Don Emilio Cabedo Borrás supuso en mi azarosa existencia el intento de recuperación de mi EI dentista Emilio Cabedo Borrás, conocido como «Arol», retratado por Berenguer. pasado esplendor artístico, pues su matrimonio con Práxedes Botella Beltrán significó el entronque familiar de los Beltrán con los Borrás, importante saga familiar de afamados artistas valencianos, de reconocido prestigio nacional. Entre los que destacan en primer lugar don Vicente Borrás Mompó (1835-1903), pintor, escritor y restaurador artístico, que estudió en la Academia de Bellas Artes de San Carlos en Valencia, resaltando entre sus trabajos la restauración de los frescos del Real Colegio del Corpus Christi de Valencia y los de la Colegiata de Gandía. Otros ilustres miembros de esta familia de artistas fuercnVicente y Gabriei Borrás AbeElá,hijcs del anterior. EI primero (1868-1945}, pintor de vocación y estudios, es el autor de obras como «Visita a un loco», «Absuelto», «EI santo del abuelo» y «EI pilluelo», obras de marcado carácter costumbrista . ^ tilientras que e! segundo, afamado escultor, premiado en varias exposiciones, es 132 Medalla de homenaje a Vicente Borrás Mompó realizada por su hijo Gabriel Borrás. Retrato del escultor Gabriel Borrás Abella. autor de obrastales como «Mendigo ciego sentado en las gradas de un templo» y«Las tentaciones de San Antonio», además de numerosas esculturas de Cristos crucificadosrepartidas por templos españoles en sustitución de las desaparecidas en la Guerra Civil. La mayor parte de las obras artísticas que guardo en mi seno son debidas a la voluntad de don LA CASA D^ LAS 6^LTRAnAS «EI santo del abuelo», lienzo pintado por Vicente Borrás Abella en 1898. En este retrato de familia aparece también el propio pintor (primero por la derecha). Molde de una escultura que representa a Santiago Apóstol, realizado por Gabriel Borrás. Busto escultórico de Vicente Gabedo reatizado por su cuñado, Gabriel Borrás. Emilio Cabedo, quién por su relación con sus tíos me trajo los «tesoros artísticos» que actualmente conserve. Sin embargo, el día 9 de noviembre de 1960, y debido a la gran superficie de la casa (782 m2) y a su estado de división interna en varias propiedades de hecho, todos los propietarios: Práxedes y Vicente Beltrán Olcina, Práxedes, Rosa y Sara Botella Beltrán proceden, de mutuo acuerdo, a la división material y proporcional de la finca entre los cinco propietarios en 3 viviendas, correspondientes con cada una de las plantas de la edificación. De este modo, y a cinco años de cumplir el centenario, quedaba anulado mi característico régimen legal de propiedad indivisible, establecido en 1891 en ^A CASA D^ LAS 6^LTRAnAS 33 Sara (izquierda) y Raquel Botella Beltrán, hermanas y propietarias actuales vitalicias. el testamento de doña Carolina Clérigo y Roldán, esposa de don Pedro Juan y Amat, constructor de la misma. Como consecuencia de este acuerdo familiar la planta baja me quedó dividida en dos mitades indivisas. La primera de las cuales pasó a corresponder, en partes iguales, a Práxedes y Sara Botella Beltrán; y la otra a Rosa Botella Beltrán (nuda propiedad) y Práxedes Beltrán Olcina (usufructo vitalicio). Por su parte, la primera planta o planta principal correspondió íntegramente a Sara Botella Beltrán; mientras que el segundo piso o porche quedó a nombre de Vicente Beltrán Olcina. A partir de este momento, y durante el período comprendido entre los años 1960 y 1979, se registrará un proceso inverso al acontecido hasta estos momentos. Se procederá a la fusión paulatina de la diversas partes y propiedades existentes, bien por el fallecimiento de Práxedes Beltrán en 1961, que permite a Rosa Botella consolidar el pleno dominio de su mitad de la planta baja, o bien por la venta en 1964 del segundo piso por parte de Vicente Beltrán a las tres hermanas Botella Beltrán: Práxedes, Rosa y Sara, que quedan como propietarias únicas yabsolutas de las tres viviendas que integran el solar de la familia Beltrán. Este proceso de concentración de la propiedad culminó entre 1979 y 1981, cuando el primer año las tres hermanas vendieron conjuntamente la planta baja, en régimen de iguales mitades indivisas, a Rosa A. Sánchez Botella, casada con Vicente Zaragozí López y a Sara Sánchez Botella, casada con Juan Navarro Busquier; al mismo tiempo, que Sara Botella también vendió la primera planta en igualdad de condiciones a las anteriores, hijas de su matrimonio con Regino Sánchez Guarinos; y Práxedes y Rosa Botella venden dos terceras partes de la segunda planta a sus sobrinas Rosa y Sara Sánchez. Será, por tanto, en 1979, cuando se consolida la casi totalidad dela propiedad de la finca en las dos señoras anteriores, a falta de una tercera parte de la segunda planta que adquieren en 1981, tras el fallecimiento de su padre Régino Sánchez. omo presidente de la Aso ciación de Amigos del Patri monio Histórico-Artístico y Cultural de Elda «MOSAICO» espero que iniciativas como las emprendi das por los propietarios de este in mueble se generalicen a otras gran des casas eldenses, que en avanza do estado de decadencia y en cons tante proceso de degradación que dan todavía en las calles de Elda. Tanto particulares como responsa bles políticos tienen la obligación moral, y en ocasiones legal, de mantenerlas y velar por su conservación, respectivamente, pues todas ellas forman parte de un patrimonio artísti co y cultural en grave peligro de de saparición tanto por la constante amenaza del sector constructivo co mo por la insensibilidad de propieta rios, autoridades, etc. Quisiéramos finalizar definitivamen te agradeciendo a todas aquellas per sonas que han prestado su colabora ción desinteresada, e incluso en algún caso anónima, para que este modesto trabajo Ilegara a buen fin. En primer lu gar, agradecer de modo encarecido a Dña. Sara y Dña. Raquel Botella Bel trán su amabilidad, cordialidad y buen hacer por el tiempo que les hemos he cho perder para poder Ilegar al conoci miento exacto de su historia familiar, que a juzgar por las líneas precedentes es un tanto compleja, y por su buena disposición para que pudiéramos visi tar «La Casa de las Beltranas» cuantas veces nos fue necesario. Del mismo modo agradecer a D. Juan Blanes, del Registro de la Propiedad, las facilidades dadas para la consulta de la docu mentación requerida por nuestra parte para la confección del presente traba jo, sin cuya inestimable y desinteresa da colaboración no hubiera podido re alizarse. Por último, deseamos expre sar nuestro mas profundo agradeci miento a D. Antonio Porpetta Román, quién tratándonos como un cordial amigo, tuvo a bien recibirnos en las pa sadas Fiestas de Septiembre, prestán donos todo su apoyo y ayuda incondi cional para nuestro trabajo y futuros proyectos. A todos muchas gracias. Juan Marhuenda Soler, Presidente de MOSAICO ro stre ^m^RErmo E^ n su^^riii uF Fiufl La Arqueología como fuente de conocimiento de nuestro pasado Juan Marhuenda Soler PRESIDENTE DE « MOSAICO» ON este breve trabajo pretendemos dar a conocer y contribuir a valorar en su justa medida un «pequeño-gran» hallazgo arqueológico ocurrido, hace ya unos años, en el subsuelo eldense, que posee, a nuestro juicio, un alto contenido artístico e histórico, y que hasta el momento ha permanecido olvidado. A comienzo de la década de los años 80, con motivo de la construcción de una nueva edificación en la calle Colón, en el solar donde estuvo situado el antiguo estudio de fotografía de Berenguer, se realizó una excavación arqueológica dirigida por Antonio Poveda, actual director del Museo Arqueológico Municipal, y a quien agradecemos la ayuda y asesoramiento prestado para la realización de este trabajo. Durante tres días se estuvo excavando en el mencionado solar recuperándose un buen lote de cerámica valenciana conocida como «loza dorada», procedente de los alfares de Manises, y datada en el siglo XVI y principios del siglo XVII. Entre el conjunto de materiales y restos arqueológicos exhumados resaltaba una pequeña pieza de color rojo, a la que en su momento no se le dio la importancia que requería, pero que hoy pretendemos difundir por considerarla de gran importancia para el patrimonio histórico y religioso eldense, tal y como viene haciendo desde su fundación la Asociación «Mosaico», del que es presidente quien esto escribe. A pieza en cuestión es una miniatura en altorrelieve, realizada en coral rojo, donde se puede observar la cara o el rostro de Jesucristo esculpido sobre una pequeña plaquita cuadrada del mismo material, que presenta unas dimensiones de 26 mm. de altura por 22 mm. de anchura y 12 mm. de grosor. Desconocemos la autoría de esta, pequeña en tamaño pero no en calidad artística, obra de arte pues no viene ni firmada ni marcada con algún tipo de grafismo o incisión que pudiera indicar el origen del artista, taller o lugar geográfico de procedencia. Lo único que podemos saber a ciencia cierta del artista es su buen hacer y calidad profesional, pues ha conseguido Ilegar a expresar con gran exactitud en los rasgos la nobleza espiritual del rostro del hijo de Dios que ha conocido, por gusto propio, los sinsabores de la vida terrenal, teniendo a su plena disposición la Gloria Celeste. Por otra parte, la utilización del coral como materia prima de artistas, artesanos y joyeros queda atestiguada ya desde los tiempos de los fenicios, allá por el año 1.000 a.C., siendo su uso frecuente y apreciado en joyería por la mayor A la izquierda, visión ampliada del Cristo. Abajo, el dado de nácar a su tamaño real. CRISTO D^ nACAR 135 parte de culturas hasta la actualidad. EI coral viene caracterizado por su origen biológico, al estar constituido por el esqueleto arborescente de diminutos seres vivos marinos que viven en colonias a cierta profundidad en los mares cálidos. Su utilización experimentó un gran auge durante los siglos XVI-XVII, debido en parte al importante crecimiento del culto a las reliquias y objetos religiosos, por ser un material blando, fácil de trabajar y tallar y que era considerado como una materia prima noble, que siempre iba acompañando al oro y a la plata, al igual que sucedía con otros materiales similares como los esmaltes, las gemas y el ébano. De esta naturaleza fueron muchas de las piezas religiosas encargadas durante esos siglos por los protectores y fundadores de conventos, monasterios, iglesias, cofradías, parroquias y otros edificios e instituciones de este carácter. Entre las obras de arte y obsequios artísticos regalados y donados a aquellos sobresalían los candelabros, lámparas, cálices, arquetas o cajitas, copones, relicarios, custodias, coronas, etc., aunque también encontramos otros objetos de menor tamaño, que siempre iban asociados a los anteriores, como es el caso de los denominados como «rostrillos», por ser únicamente la representación del rostro de Cristo, realizado sobre una base que permitiera un engarce en otras ^ piezas de mayor porte. Para una mejor comprensión del soporte sobre el que iría engarzado nuestro rostrillo, hemos incluido en este artículo la fotografía de un cáliz, donde se puede apreciar la ubicación de piezas similares. Desconocemos el proceso histórico que Ilevó a la conservación del rostrillo que aquí presentamos y que originó su separación del objeto que iría La imagen del Cristo tallado en nácar formaría parte de un cáliz similar a éste (cáliz del s. XW de la Iglesia Parroquial de Salsadella (Castellón). «Pardalot» ornamental de uno de los platos de cerámica valenciana procedente del mismo lote donde apareció el Cristo de coral. Museo Arqueológico. decorando, pero no sería descabellado pensar en un expolio, robo o hurto de un cáliz u otro objeto religioso, donde aquellos adornos considerados como secundarios y sin importancia fueron desechados. Circunstancia que hizo posible que Ilegara hasta nuestro días esta pieza de los siglos XVI-XVII. ` ada la importancia de la pieza se hace necesaria una exposición pública en unas condiciones óptimas que permita ser visualizada con toda comodidad y sin dificultad alguna. En pro de este objetivo, desde estas líneas instamos tanto al responsable político como al técnico, primero la conveniencia de su exposición pública en la vitrina del Museo Arqueológico Municipal donde se encuentran expuestos los platos de Manises junto a los que salió asociado el rostrillo, y segundo, que dado el tamaño del mismo, sea expuesto acompañado de una lupa de aumento, que al igual que sucede en otros museos con objetos y piezas de pequeño tamaño, permita ser visto perfectamente. Como ya hemos comentado, junto con el Rostrillo apareció un lote de cerámica de «loza dorada», donde se da una preferencia por los temas de fauna, predominando la figura del ave, Ilamado comúnmente «pardalot». Piezas decoradas con un fondo floral, de factura sencilla y no muy abigarrada, cuya característica más acusada, además de su gran diámetro, son los trazos a modo de festones o uñas situados en el borde del plato. En cualquier caso, estamos seguros que de no haber sido por la investigación arqueológica, el lote de cerámica y el rostrillo de Cristo aquí presentado, estarían con los dioses que se sientan más allá de los astros. P OCO sabemos de su biografía. Estudiando la genealogía nobiliaria alicantina hemos creído localizar a Doña Beatriz de Corella como la tercera hija del VI Conde de Cocentaina, Don Ximén Pérez de Corella y de Mendoza (II del nombre, descendiente del que un siglo antes fuera señor de Elda) y de Doña Beatriz de Mendoza y Carrillo. Su nacimiento puede situarse sobre el año 1550. Contrajo matrimonio con Don Antonio de Coloma y Saa (1546?-1619?), II Conde de Elda y Virrey de Cerdeña desde 1595 a 1604. Tuvieron una hija, Doña Isabel Coloma y Corella. Los Condes fueron personas muy religiosas (recordemos que tradicionalmente se atribuye a Don Antonio Coloma la venida de las imágenes de los Santos Patronos de Elda en 1604). Doña Beatriz era una persona sensible para quien no pasaron desapecibidos los padecimientos de los enfermos que, por su pobreza, no podían acudir a los médicos. Todavía joven, pero presintiendo cercana su muerte, dicta testamento, autorizado en Valencia por el notario Juan Guardiola el 13 de octubre de 1584, cuya transcripción hace Lamberto Amat y que incluimos: «Instituyó heredera universal de todos sus bienes a su hija Doña Isabel, si la sobreviv^á y si no, a su referido esposo Don Antonio, como sucedió, sólo por durante su vida, disponiendo que a la muerte de éste se fundare un hospital en la indicada Villa de Elda «so» la invocación de la Purísima Concepción de Nuestra Señora, que se labraná gastándose en él mil libras de renta anual, autorizando a su marido para que en testamento o en otro contrato, dejara ordenada la forma, orden y concierto y condiciones que en dicho Hospital se habría de tener y que fuera cabeza y patrón y administrador el que fuere Conde de dicha Villa y suplicaba la testadora al obispo que entonces fuera de esta diócesis que después de la muerte de dicho Don Antonio Coloma hiciera y mandara hacer la casa y fabrica del Hospital»... La voluntad de la Condesa se vio cumplida plenamente varios años después del fallecimiento de su esposo. Citando nuevamente a Lamberto Amat, añade: «Hallándose en esta Villa el ilustrísimo y reverendi ŝ imo obispo Don Juan Garaá y Artés, continuando su Santa B ea t ri z ^ Qre f I IN I IN^IIHII I IE^ PIIIMEI I I l^tiPli^l Il E fll l l l Juan Antonio Martí Cebrián Vocn^ ^E «MOSAICO» NTRE las biografías de personajes eldenses que venimos observando desde hace tiempo, comprobamos que la figura de Doña Beatriz de Corella es citada muy brevemente, y no ha Ilegado aprofundizarse en su vida ni en su labor social como fundadora y benefactora del primer Hospital eldense para pobres enfermos. Posiblemente la falta de documentación y bibliografía por una parte, y la sombra que le proyectó su esposo el Conde Don Antonio de Coloma, la relegaron a un segundo plano; después de todo era solamente la primera esposa del Conde. Para nosotros Doña Beatriz, por su significación social, debe ser apartada de su ilustre marido y estudiada por separado. Antigua «plazuela del hospital o de las monjas». AI fondo, el edificio que se levantó donde estaba el antiguo hospital y que tras ser colegio de las Carmelitas albergó en su última época el Conservatorio. Visita el diá 11 de Septiembre de 1641, requirió al entonces Conde de Elda Don Juan Andrés Coloma, que debía ser nieto de aquél, al cumplimiento de la manda de Doña Beatriz, a la que se allanó Don Juan y en su virtud celebraron una concordia por escritura pública de la fecha citada, recibida por el notario que a la sazón era de esta Villa Marco Juan Aracíl, obligándose al Conde a fabricar el Hospital desde luego, gastando mil libras y a pagas cada año y perpetuamente ciento setenta CORfLLA de renta al mismo consignando esta suma sobre las rentas decimales que tenlá en Petrel, disponiendo por su cuenta desde luego una casa con dos camas para los pobres enfermos mientras se efectuaba la obra»... EI Hospital fue edificado en lo que hoy se conoce popularmente por «el colegio de las Monjas», en la calle de San Roque, dando nombre a una pequeña plaza que, con el paso de los años, Ilegaría a denominarse «plazuela del Hospital o de las Monjas». Según el mismo Lamberto Amat, el edificio que se construyó «era regular y no tenía nada de notable, si bien en su época lo sería tanto por su buena construcción, como por su capacidad para quince o veinte enfermos, bastante para el vecindario que esta Villa tenía en aquellos tiempos». Posteriormente, en 1673 fue añadida al Hospital una ermita, también dedicada a la Purísima Concepción. Dicho Hospital continuó prestando su servicio a lo largo de los años con una vida activa, atendiendo tanto a los enfermos de las epidemias, como heridos de las guerras que sufrió la Villa eldense. Sobrevivió incluso a la negativa del entonces Conde de Elda en 1837 subsistiendo de la caridad pública. Pascual Madoz lo cita en su Diccionario de 1846 comentando que «Elda cuenta con un Hospital de pobres enfermos, cómodo, bien provisto de camas y utensilios con la dotación de 2.400 rs. anuales que le concedió de sus bienes la fundadora Doña Beatriz de Corella en 1634; (sic)». Alfardon con el lema de Ximén Pérez de Corella y de su familia «SDEVENIDOR». Hallado en las excavaciones del Castillo de Elda. (Fotografía cedida por el Museo Arqueológico) En 1868 el edificio fue derribado y sobre su solar se edificarían años después escuelas que, con sucesivas modificaciones, han quedado hasta su estado actual. Por todo lo expresado, la Condesa Doña Beatriz de Corella y Coloma no debe quedar relegada al olvido para ser citada solamente en alguna tertulia o libro de pasada. Como bien cita Alberto Navarro en su Historia de Elda «gracias a la bondad de una condesa de Elda, los pobres de la Villa hallaron Las citas textuales que aparecen en este artículo han sido acentuadas según las reglas actuales de la Real Academia Española de la Lengua para su mejor comprensión. -Amat y Sempere, Lamberto, ELDA, Tomo I(Edic. facsímil 1874) Universid. Alicante y Excmo. Ayuntamiento de Elda. 1983 -Navarro Pastor, Alberto, HISTORIA DE ELDA, Tomos I y II. Publicaciones de la Caja de Ahorros Provincial. Alicante. 1981 -Hurtado Alvarez, Ernesto, ESBOZOS GENEALOGICOS Y NOBILIARIOS RELATIVOS A ALICANTE. Publicaciones de la Caja de Ahorros Provincial de Alicante. 1983 -Madoz e Ibáñez, Pascual, DICCIONARIO GEOGRAFICO ESTADISTICO-HISTORICO DE ALICANTE, CASTELLON V VALENCIA, (Edic. facsímil 1846. Institución «Alfonso el Magnánimo», Valencia. 1982 -Archivo Municipal de Elda, COPIA DE ALGUNAS CLAUSULAS DEL TESTAMENTO DE DOÑA BEATRIZ DE CORELLA, CONDESA DE ELDA EN 1584, A REQUERIMIENTO DEL AYUNTAMIENTO. 1842. (Transcripción hecha por D. Gonzalo Sempere, Pbro. Archivero de la Iglesia de Santa Ana de Elda) consuelo y alivio para sus enfermedades durante más de doscientos años». Debe ser recordada como unapersona que en pleno Siglo XVI se preocupó de las condiciones de vida de los pobres, algo poco usual para una condesa, fundando la primera institución sanitaria oficial del condado de Elda. Por consiguiente creemos que una de las mejores formas de honrar su memoria sería la de poner su nombre a una de las nuevas calles con que el Ayuntamiento eldense piensa rotular los nuevos viales pendientes de nombramiento. IIBIf fN f f P U ^ III III IN uE^ Daniel Valls González S difícil averiguar cuándo o en qué año se inician los primeros contac tos protestantes en Elda, por no decir imposible, pero sí que dis ponemos de fechas concretas y testimonios de personas que tienen constancia de estos contactos en el primer cuarto del siglo XX, es decir antes de 1920-1925. Parece ser que las prime ras familias protestantes que Ilegaron a Elda, fueron gentes que venían de Pinoso y Monó var afincándose en la ciudad y formando una pequeña comu nidad evangélica. Algunas de estas familias se localizan en los primeros veinte años de este siglo en calles como Vir gen de la Cabeza o La Purísi ma. Es en esta calle, en el nú mero 12 ó 14 precisamente, donde tenemos constancia de una familia protestante, a la que visitaba periódicamente un predicador evangélico perteneciente a la Iglesia Bau tista de Alicante, D. Ramón Ló pez. Parece ser que ya había realizado un primer in tento de formar una co munidad evangélica en la vecina población de Monóvar donde residía, aprovechando, además de la asistencia de gen tes de Monóvar, de al gunas personas de EI da que se trasladaban hasta la vecina pobla ción para escucharlo, pero presiones de la je rarquía eclesiástica lo cal encabezada por D. José María Amat, que por aquella época vivía en Monóvar y más tarde sería trasladado a la parroquia de Santa Ana en Elda, abortaron tal intento. Por lo tanto, es en esta calle, de La Purísima, una de las emblemáticas de nuestro casco antiguo, donde podría mos decir que nacen los pri meros brotes reformistas de este siglo en la ciudad de EI da. La asistencia a estas reu niones, como es de esperar, no era de una gran cantidad de personas, pero teniendo en cuenta la situación del mo mento, el que se juntaran por aquel entonces doce perso nas en una casa era un inicio importante. Muchas de aquellas visitas de aquel pastor, iban precedi das incluso, de apedreamien tos por parte de algunos chi quillos del pueblo y las cere monias se interrumpían por las burlas y los alborotos de los jóvenes. Hechos éstos que por la época y la situación político social se cometían en todo el territorio nacional. Posteriormente las reunio nes se celebraron en una casa colindante al antiguo cine Glo ria de verano, en la calle de González Bueno n° 1, donde vivía la Sra. Remedios Blanes. Es en esta vivienda donde se tiene contacto con una de las personas más relevantes y vitales para el protestantismo en Elda, me refiero a la Sra. Isabel Pérez Guijarro. Llegados su esposo y ella desde Alican Los miembros de la Iglesia Evangélica casi al completo, en una excursión durante las Pascuas de 1953. ^ N F iim te, y siendo miembros de la Iglesia Evangélica Española de esa ciudad, se instalan en Elda y acuden a casa de la Sra. Re medios reiniciando de esta for ma las reuniones con la comu nidad, y siendo dirigidos o aconsejados por el pastor de la iglesia de Alicante de la que eran miembros, D. Manuel Ve lázquez, que de vez en cuando venía a Elda a visitarlos y a predicar a la pequeña comunidad protestante de la ciudad. En un principio, en aque Ilas reuniones asistían, por su puesto, la dueña de la casa la Sra. Remedios, la familia Dora do, es decir, el Sr. Juan Dora do y su esposa Isabel Pérez, sus dos hijas, Hilda y Alicia, y algunos vecinos de la misma calle como fue Lidia Rico y su hijo Manuel Amat, también María Pérez «La curandera», Sergio Casáñez, y otros. Sirva como anécdota des tacar la caída de la pantalla del cine Gloria, la noche del 30 no viembre al 1 de diciembre de 1959, en plena tormenta sobre la casa en la que se reunían los miembros de esta pequeña comunidad, cogiendo en la vi vienda a una anciana y a su nieta y a un matri monio que se encontra ban alquilados en su habitación. Sólo la an ciana, la Sra. Reme dios, fue la única herida grave, sufriendo daños en la cara, el brazo y el resto del cuerpo, te niendo que Ilevarla ur gentemente al hospital de Elda, (publicado el accidente en «EI Valle de Elda», n° 171 de fecha; 5 de Diciembre de 1959). Tras este penoso accidente, la congrega ción se trasladaría al número 19 de la misma calle, la vivienda de la familia Mira, que por 1)8 PROT^STAnTISMO 139 entonces también acudían a estas reuniones. 1^1 ientras el grupo va cre ciendo deciden dividir las actividades entre la casa de la Sra. Remedios y la de la Sra. Isa bel, que se encontraba en la calle Gral. Martínez Anido, hoy Rey Juan Carlos I, justo en frente de la actual cafetería de la Plaza Castelar. En tanto que los cultos se celebraban en el primer domicilio, las reuniones de oración, que se realizaban los jueves por la noche, y la escuela dominical, celebrada el domingo por la mañana, se realizaban en el segundo. Este tipo de actividades iniciadas por la Sra. Isabel a petición del pastor titular de la iglesia de Alicante se dejaron de realizar a causa de las persecuciones sufridas en aquellos días. Uno de aquellos sucesos ocurrió preparando unos poe mas y unas pequeñas obras de teatro para los niños, hijos de los miembros, que se iban a celebrar en Navidad en la vi vienda de esta señora. Acudió a su casa un joven presentán dose como miembro de Ac ción Católica y notificándole que esa misma tarde vendrían a por ella y le quemarían la ca sa. Automáticamente avisaron a los padres de los niños para que esa tarde no acudieran, quedando aquello como una mera amenaza o una simple advertencia. También es en esta casa donde se desarrolló un acon tecimiento un tanto especial que sirve como ilustración de las inquietudes de determina das capas sociales, tanto polí ticas como religiosas, y la di versidad ideológica de sus miembros que, a veces, inclu so Ilegaba a situaciones extre mas, quizás por las presiones sociales y políticas del mo mento. Quiero aclarar que lo que aconteció no fue patrimonio exclusivo de la ciudad de Elda. En otras muchas ciudades es- Aspecto de la antigua Iglesia Evangélica Bautista. Sin la cruz y el rótulo en la fachada principal, no es más que un edificio semejante a una fábrica de dos pisos. En la parte alta vivía el pastor. pañolas ocurrió de igual forma, y me ciño a una documenta ción oral que por su valor co yuntural no voy a desechar. Parece ser que una noche, mientras el matrimonio Dora do se hallaba en casa, Ilama ron a la puerta de la calle, y al abrir la Sra. Isabel, se encon tró con un individuo con abri go largo y sombrero, que se presentaba de parte de D. Ma nuel Velázquez, el pastor de la Iglesia Evangélica Española de Alicante. AI hacerlo pasar dentro de la casa y quitarse el abrigo y el sombrero, recono cieron a aquella persona co mo un sacerdote que prestaba sus servicios en la ciudad. Tras las presentaciones confe só que a pesar de ser sacer dote, mantenía relaciones con una señora de Elda de la cual tenía dos hijos, y que tras ne cesidades económicas, como amigo del pastor citado, éste le había remitido a aquella di rección y a aquellas personas en busca de ayuda. EI resulta do fue de lo más efectivo pues la familia a la que había solici tado su ayuda no sela nega ron aportando una suma de dinero de doscientas pesetas que además tuvieron que Ile var a una dirección que él ha bía dado. Podríamos pensar en que tal hecho era motivado por un puro interés, permitiéndole de esta forma, mantener unas re laciones ilícitas para la socie dad del momento. Pero hay que añadir a la historia co mentada que por lo visto también participó en el desarrollo de algún culto importante, co mo fue el sermón de las siete palabras, uno de los sermo nes emblemáticos de las igle sias evangélicas, que realizó en la Iglesia Evangélica Espa ñola de Alicante. Esto hace pensar que po siblemente no fuera un puro interés lo que le Ilevara a aquella situación, sino una fir me convicción de la ideología o doctrina protestante, pero que a causa de las presiones sociales o represiones políti cas o miedos propios, no de cidiera el abandono de su apostolado Católico Romano. Es posible que de forma semejante le sucediera al or ganista de la Iglesia de Santa Ana, D. Francisco Alba, que a pesar de tener una asistencia muy eventual, cada vez que se realizaban actos especiales acudía, como cuando visita ban a la comunidad protes tante de Elda algunos misio neros norteamericanos cele brando algún tipo de fiesta, o en algún que otro evento especial. De forma que su asi duidad no era continuada, tal vez por temor a represalias te niendo en cuenta su posición de maestro y organista de una iglesia católica. n 1946, el pastor titular de la Iglesia Evangélica Bautista de Alicante, Don Vicente Fran cés, que de vez en cuando también venía a Elda a visitar a los evangélicos del lugar o mandaba a algún joven de su iglesia a predicar como fueron Adolfo de Silva, José María Gorges, Isidro Amat o Francis co Platilleros, acompañados siempre por otros jóvenes que se iniciaban en el arte de la predicación como Ramón Ro drigo, Rafael Pacheco, Gior dano Valls, Vicente Tafalla y otros, acude a casa de la Sra. Isabel y le comunica su interés en realizar la consolidación de PROTESTAnTISMO la comunidad protestante y la creación de una Iglesia Evan gélica de Elda. Durante todo este periodo de tiempo, y hasta el año 1951, la vida de la comunidad transcurre entre la clandestini dad más cerrada y la persecu ción psicológica, aunque por supuesto, acompañada de apoyos del resto de comunidades evangélicas próximas como la de Alicante que acu dían periódicamente junto con el pastor y algunos jóvenes de esta Iglesia. Es precisamente en el año 1951 cuando la co munidad de Elda ya tiene veintiocho miembros y de ciden por lo tanto formarse como Iglesia consolidada con templo propio. Para ello nece sitaban un pastor que perma neciera en la ciudad, y acude Ataulfo Simarro Martínez, un joven estudiante del Seminario Evangélico que aun viviendo en Alicante, viene a Elda todas las semanas realizando los servicios pastorales de la co munidad. n 1952, un año más tarde, cuando se solicita oficialmente un pastor evangélico para la congregación de esta ciudad y se pide que se quede este joven que ya estaba ejercien do, como pastor titular de la Iglesia Evangélica Bautista de Elda, y que perduró durante diez años, hasta 1962. En este periodo de tiempo se precinta varias veces el lu gar de reunión, la casa de la Sra. Remedios, por no poseer la autorización del Goberna dor de la provincia. Autoriza- ción que a pesar de ser solici tada repetidas veces, siempre se ignoraba, dando lugar a que al Ilegar la policía y pedir la autorización de culto, se clausurara por la falta de ésta. Sin embargo, el hecho de que fuera vivienda privada y habi tada, no permitía la posibilidad de su cierre y dejar en la calle a sus moradores, pero sí di solver las reuniones. Como D. Alfonso Simarro, primer pastor oficial de la iglesia de Elda en su primer servicio matrimonial en la iglesia de la localidad. consecuencia de estas accio nes, la congregación decide por lo tanto, no reunirse en una sola casa, donde están más expuestos a la localiza ción y dispersión de los pre sentes, e incluso detención de algunos de ellos, sino que acuerdan utilizar varias casas de creyentes como lugares de reunión y repartir a los miem bros de la comunidad. De esta forma el pastor iniciaba sus servicios a las cinco de la tar de en una de estas casas y visitaba al resto conforme termi- naba con cada una, acabando su ejercicio pastoral sobre las diez de la noche. Conforme transcurría el tiempo, unos meses, se pasaba de cuatro viviendas a tres, luego a dos y por último se volvía al lugar de origen. Así se mantuvo la situación durante varios años, clausurando lugares de reu nión, dispersando servicios de bautismos de la congrega ción, etc., de tal forma que hasta el inspector de la policía de la Brigada Político-Social, el Sr. Ismael Mansilla, en oca siones, ante su obligación pro fesional de cerrar el lugar de culto, le notificaba al pastor o responsable de la congrega ción su disconformidad con el trato al que les estaban some tiendo diciéndole que efecti vamente, les estaban hacien do una «mala faena», pero que sin el permiso pertinente, o se iban o detendrían a gente y entre esta gente, el pastor el primero. De esta forma se vol vía otra vez a la dispersión hasta que con el paso del tiempo el asunto fue cedien do. Desde el año 1952 hasta el 1956, tres fueron las ocasio nes que por presiones del pá rroco de la ciudad, Don José María, y el obispo de Orihuela se clausuraron lugares de cul to. Incluso se Ilegaron a situa- ciones embarazosas a la hora de realizar el cortejo fúnebre de algún miembro de la comu nidad protestante de Elda, co mo ocurrió en el año 1954, que tras solicitar los permisos pertinentes al juez, como un entierro civil, se deniega el cortejo. Sucedido esto, los miembros deciden proceder según su criterio ante la ilega lidad del mismo, de forma que cuando estaban a punto de partir hacia el cementerio, se presentó una pareja de guar dias civiles indicando que tenían órdenes de la superiori dad de que tras el coche fúne bre sólo podían ir dos perso nas, el resto transcurrirían por las calles de los alrededores hasta concentrarse en la zona civil del cementerio municipal. Evidentemente estas acciones Ilamaban mucho más la aten ción de los ciudadanos que no entendían cómo iba el coche fúnebre con dos personas por una calle, y el resto de los miembros de la familia y ami gos por otras cercanas al cor tejo. No fue sin embargo el pri mer acto de este tipo, ya exis tía un precedente de años atrás cuando ante la muerte de una tía de la ya menciona da Sra. Isabel Pérez, aquí en Elda, y tras venir la hermana de la fallecida desde Barcelo na para asistir al entierro, acu den a solicitar el permiso del juez no siendo él quien denie ga el permiso, sino el citado párroco de Santa Ana, que di ce que no se puede celebrar tal acto y aludiendo el juez que no iría ni «Rita la cantaora». Sintiéndose obligada y amenazada, esta señora, de mucho carácter parece ser, les advirtió a aquellas dos per sonas que en el sepelio irían por lo menos ella y el pastor protestante que vendría de Alicante. Y así sucedió, eso sí custodiados o acompañados por la Guardia Civil. También sucedía de igual forma en actos sociales como bodas y bautismos, estos últi mos casi siempre se celebra ron en la Iglesia de Alicante, hasta que se construyó el templo en Elda. De la misma forma, el tema de las bodas también era problemático. En primer lugar había que redac tar una solicitud de matrimo nio civil, y una instancia y tras dos o tres años te contesta ban. Aunque existen casos in verosímiles como el que acon teció en el año 1954, cuando se quiso casar el pastor D. Ataulfo Simarro con la hija de la Sra. Isabel Pérez, Hilda Do rado Pérez. Ante tal aconteci miento, el juez de Elda no qui so comprometerse aun exis tiendo el Capítulo III, Sección I y II del Código Civil por el que se permitían los matrimonios civiles, remitiendo el expe diente al juez de instrucción de Monóvar. En aquellas fe chas el titular de Monóvar se PROT^STAnTISMO ^ 141 encontraba de vacaciones, ocupando el juzgado un susti tuto. Éste, al hacerse cargo del caso, tampoco quiso com prometerse diciendo que cuando Ilegara el titular resol vería. Parece ser que el Obis po de Orihuela había escrito a las autoridades civiles compe tentes alegando que el bautis mo infantil católico imprimía carácter y que por lo tanto el tal pastor evangélico, por muy pastor evangélico que fuera, seguía siendo católico y no podía casarse más que por la Iglesia Católica. No sucedía así con la futura esposa que al haber nacido en el seno de una familia protestante no había sido bautizada por el cato licismo. EI hecho es que para el tal juez aquello era una si tuación compleja y un tanto embarazosa. Cuando Ilegó el juez titu lar, con una mentalidad más clara de sus obligaciones y sus responsabilidades sobre la ley civil, dio las órdenes oportunas al juez municipal de Elda para que efectuase el matrimonio según el artículo ya mencionado del Código Ci vil, incluso amonestando a és te sobre su negativa a proce der en el caso de aquella for-ma. De tal modo que la cere monia civil pudo realizarse aunque no sucedió lo mismo con la ceremonia religiosa que fue imposible celebrarla en la Iglesia de Elda, después de que el Sr. Mansilla, ya mencio nado anteriormente, se pre sentara y un poco cansado de la situación, comunicara que sin la autorización correspon diente no se podía celebrar la ceremonia. Esto obligó a que se tuvieran que trasladar to dos los miembros, familias, amigos, etc., a la iglesia de Alicante, donde sí podían rea lizar la ceremonia. De hecho, la primera boda que se realizó en la iglesia con el edificio ya construido, la de los miem bros Amador Alba y Anita Amoros, se tuvo que celebrar Primera ceremonia celebrada entre Amador Alba y Anita Amorós en la parte alta del Templo, es decir la vivienda del pastor. en la parte alta del inmueble, es decir, donde vivía el pastor, ya que no se disponían de los permisos de apertura que hu bieran permitido la realización de la boda. Evidentemente el tipo de represión que se sufría por aquellos días, podía venir tan to de las jerarquías más altas como de las más bajas. Una carta que mandó el Ministro del Interior de aquella época a todos los Gobernadores de las provincias decía que se vi gilaran muy bien a aquellos grupos Ilamados evangélicos donde se podían Ilevar a cabo actividades masónicas o polí ticas extrañas al régimen de Franco. En ocasiones, algunos miembros de comunidades evangélicas se amparaban en el artículo 6 del Fuero de los Españoles, que decía que na die sería molestado por sus creencias religiosas ni por el ejercicio privado de su culto. Por supuesto este artículo te nía una doble lectura, y es que cualquiera podía ejercer sus creencias religiosas, pe ro en privado, nunca acompañado de otras personas, y esta lectura, en algunas ocasiones se aplicaba con tenaci dad. n 1956, después de comprar los terrenos a D. Vicente Jover Serrano, en Alicante el 25 de Octubre de 1956, según consta en escritura, co mienza a construirse el templo en la calle Torres Quevedo, esquina Luis Batllés. Los terrenos al igual que el coste de la obra estuvieron a cargo del Consejo de Misión en el Extranjero de la Convención Baptista Meridional, con sede en Richmond (Virginia-Es tados Unidos de Améri ca). De esta forma se podría disponer de un lugar de reunión, desde donde poder difundir sus ideas refor mistas en Elda. Este edificio se componía de dos pisos, la planta baja destinada a las actividades re ligiosas de la comunidad y la parte alta como vivienda pas toral. Sin embargo hay que destacar el tipo de construc ción del edificio. Éste tuvo que construirse con una apariencia exterior de una auténtica fábri ca de calzado de forma que las ventanas, por ejemplo, tenían unos enrejados idénticos a las fábricas que se cons truían por aquel entonces, y que todavía se conservan hoy en día. Esta imposición estaba fundamentada en el hecho de que no podía Ilamar la atención ni dar muestras de que fuera un templo protes tante. En julio de 1969, es cuan do se redacta una petición de reconocimiento legal de la Asociación confesional no ca tólica «Iglesia Evangélica Bau tista de Elda», junto con la do cumentación pertinente para tal caso, por la que se solici taba el reconocimiento oficial de esta pequeña comunidad, siendo los representantes le gales cinco miembros de la congregación: D. Domingo Mallo, pastor de la iglesia desde Junio de 1965, D. Juan Do rado, D. Alfredo Mira, D. Sil vestre Jover y D. Tomás Bel da. De esta forma se consoli daba la oficialidad de la comunidad en Elda, siendo inscrita en el Registro de Asociaciones Confesionales no Católicas del Ministerio de Justicia, con el número 110. EI 15 de enero de 1982, se realiza ante notario y en escri tura un reconocimiento de do minio, siendo traspasado el in mueble desde la organizacion americana propietaria antes ci tada, con su representante en España, el misionero D. Pablo Lee, residente en Denia, a la Iglesia Evangélica Bautista de Elda, transmitiéndole el pleno dominio de dicho inmueble. A partir de entonces los propie tarios fueron la propia comuni dad protestante de Elda En el ámbito de la finan ciación de la comunidad, ésta correspondía a aplicaciones de términos o «mandatos» bí blicos. Este tipo de comunida des, recurrían y recurren toda vía, a los principios bíblicos del diezmo para autofinanciar se, de forma que aportando cada miembro, por propia vo luntad, el diez por ciento de sus ingresos, la comunidad se autoabastece. Esto no signifi ca que en su origen, cuando los miembros de la congrega ción eran pocos, recibieran ayudas por parte de otras igle sias protestantes cercanas o incluso de misiones extran jeras. Sin embargo, cuando el volumen de miembros es con siderable, todas las necesida des económicas son cubiertas por ellos mismos creando una situación de autosuficiencia con la consiguiente indepen dencia económica y moral so bre los organismos estatales. -^ LI[HCICIII ^E IMPRfIVISflIIIIIN flI;iUNfl^ Antonio Peñalver AcroR 1°: ^Qué toca hoy? AcTOa 2°: Hoy hay que hablar de Elda, de lo que pasó un poco así, en los años ochenta. ^Te acuerdas? AcTOR 1°: Uy, que si me acuerdo. Hace ya tiempo de aquello, ^eh? AcTOR 2°: Por lo menos diez años. AcroR 1°: Ya lo creo que sí, cómo pasa el tiempo. AcTOR 2°: Hablando del tiempo, y por empezar a hablar de algo. ^Te acuerdas de la pedrada que hubo, que se rompieron los cristales de la cúpula de Santa Ana y no cortaron a nadie de los que estaban allí, que estaba la iglesia llena y dijeron que había sido un mila gro? AcTOR 1°: Coño, qué pregunta más larga. Sí, sí que me acuerdo, sí. Pero lo que sí que fue un milagro de verdad fue lo que me pasó a mí aquel día. Fíjate, venía yo de de jar a mi novia, que entonces vivía en la casa de campo que tenían sus padres ahí, yendo pa Sax, ^sabes?, pues nada, yo veo que comienza a chispear y na, me digo, bueno, esto se pasa enseguida y, de repente, miro y es tán cayendo yuscos como puños, íarrea!, cojo, me escon do debajo de un pino para refugiarme, que no Ilevaba casco ni na, y, ^iqué te crees que terminaba de caer pie dras...!? AcTOR 2°: Sí que fue fuerte aquello, sí. Si todavía que dan persianas agujereás de entonces... AcTOR 1°: Sí, sí, y hasta aún se ven coches con los te chos abollaos, aún. AcTOR 2°: Bueno, de eso no se ven tantos... Que tú enseguida te entusiasmas. Actor 1°: Pues vale, lo que tú digas. ^Te acuerdas del Monsergas, el que le arrancó la oreja de un bocao a un guardia? Acroa 2°: No, pero de esas cosas es mejor no hablar. AcTOR 1°: Ya, ya. ^Y de la Mamma Luna, se puede ha blar o tampoco se puede hablar...? Ĉ LDA AI^OS 80 ^ 143 AcroR 2°: La Mamma Luna. Joer la Mamma Luna. Qué buenos raticos. Que estaba allí el Ventura y el otro, ^...cómo se Ilamaba? AcroR 1°: No sé. Sé quién dices, pe ro ahora mismo no caigo... Y, cuando tocaron éstos, los... China Crisis, ^eh?. AcroR 2°: Sí, y también actuaron los Soft Cell. Que el cantante se puso muy ciego y le tiramos sillas desde los palcos que había arriba del escenario. ^Estabas tú o qué? AcroR 1°: No, yo no. Yo fui al de Chi na Crisis. Actor 2°: Hablando de crisis, ^te das cuenta que antes, lo que se ganaba antes trabajando lo mismo que se trabaja hoy día...? AcroR 1°: No te entiendo la pregunta. AcroR 2°: Espérate por lo menos que la termine, ^no?. Lo que te quiero desir es que los sueldos prácticamente son los mismos que de aquel entonces. Que antes se trabajaba el doble y se cobraba la mitá que ahora. ^Es o no es? AcroR 1°: Querrás decir al revés, que se trabajaba la mitá y se cobraba el doble... AcroR 2°: Eso, tú ya me entiendes lo que te vengo a desir. Que como no se arregle la cosa..., lo veo malo. AcroR 1°: Joer, macho, a mí no me líes, que yo no en tiendo de política, ni falta que me hace. AcroR 2°: Tampoco te pongas así, que sólo era un co mentario que te hacía. AcroR 1°: No, es que nos liamos nos liamos a hablar de política y terminamos hablando de fútbol. Que son las dos cosas de las que más se charra pero que menos sirve discutir, porque al final todo el mundo termina igual que ha empezao. AcroR 2°: Vale, vale, lo reconozco. Tienes razón. Va mos a hablar del Coromina. iEl Chulín! AcroR 1°: Hombre, no creo que sea para tanto... AcroR 2°: No, si digo que se Ilamaba Chulín el que pinchaba con el Ventura, que grabaron el disco aquel de los misiles aquellos o no sé. No, pero el Corominas es un fenómeno, ^eh?. Que tos los añicos se Ilevaba la medalla de oro, ^eh?. AcroR 1°: Joer, qúé tío por dos reales. Ése y el Luisa que... Menudos dos pa un cuadro. AcroR 2°: Hablando de ruedas y de cuadros, ^tú sa bías que aquí en Elda fue la primera vez que el Induráin ganó una carrera de juvenil? AcroR 1°: No, no lo sabía. AcroR 2°: Hale, pues ya lo sabes. A ver si es que te crees que en Elda... Mira, me acabo de acordar, ^tú oíste el pro grama que nos dedicaron al pueblo en Radio 3 o qué?. Eh, que eso se hizo desde Madrí na menos. Pues, fíjate. AcroR 1°: No, no, si ya lo dice el dicho: Elda, París y Londres. Lo que sí que es verdad, y ahora en serio, es que fueras donde fueras, aquí en España o en el extranje ro, te encontrabas a uno de Elda. Eso también se dice mucho, ^no?. AcroR 2°: No sé. Yo es que viajo más bien poco. ^Te acuerdas de los boo guies del Elvis? AcroR 1°: Jooooooer, qué caña. Que al principio tol mundo se reía de los cua tro que empezaron a ponérselos y al fi nal, ya ves, lo que son las cosas, los Ilevaba to quisqui hasta que al final empe zó a dar asco y se olvidó el tema. Toas modas pasa lo mismo. Madre mía qué angustia. AcroR 2°: Ahí tienes, por poner un ejemplo, a lo mejor un poco tonto y que no viene mucho a cuento, pero ahí tienes el whisky, sin ir más lejos. Antes tol mun do bebía Ballentines, itol mundo!. Te pe días una cintica y tenía que ser de Ba Ilentines, eh. Y ahora no bebes Ballenti nes ni por espejera. Qué, ^qué no tengo razón o qué? AcroR 1°: Sí, sí, si yo no te digo na... ACTOR Z°: Ah. AcroR 1°: Lo que sí te digo que podíamos hablar un poco de lo del Gorduras... ^no?. A la gente le gusta mu cho eso de la ultra-violencia y esas cosas. AcroR 2°: Nooo, déjateeee. Que después to son líos. Harme caaaaso. AcroR 1°: iHuevus! ^Te acuerdas de los Tupés Oscu ros aquellos, que salieron en la tele y to? AcroR 2°: Joer, dí que sí. Pero, creo que, entonces, si mal no recuerdo, no se Ilamaban ya así, que entonces se Ilamaban Brigada Blincos o algo así. AcroR 1°: Joer, cómo eres tú también. Y qué más da el nombre que tuvieran si eran los mismos... AcroR 2°: Ni joer ni joera. Que empiezas cambiando los nombres y... Dios sabe dónde terminas. AcroR 1°: También estaban los Línea Directa, que es taba ahí metío el del Vinilo. Que sonaban así, como funky o así. íQue cantaba el David Martínez de la radio! AcroR 2°: Ya, ya, que a tí se te ve el plumero, jefe. Que siempre has sío un poco pijo tú. Que a veces, cuando me cuentas que te emborrachastes por primera vez en Tabar- ca, se me pone la piel de gallina nada más que de pensar lo. AcroR 1°: Pues anda que tú. Que cada vez que ibas a los tanques asustabas a los jevis que había allí, de lo macarra que ibas siempre. Que luego ibas los domingos por las tardes a la Senior 3000 a bailar con los Chunguitos, que te lo pasabas bomba. AcroR 2°: Madre mía qué tiempos. Quién los volviera a vivir, ^eh?. Y no como ahora, que con tanto bakalao de ése y tanta droga se están volviendo cada día más gilipo Ilas. Que cuando tengan treinta años no van a valer pa na... AcroR 1°: Bueno, tampoco te pongas así, macho, que nosotros también hacíamos gilipolleces, también. Ade más, nosotros tenemos ahora treinta años,... y, ^pa qué valemos...? AcroR 2°: Pues... ipa na! AcroR 1°: Pues ya está. AcroR 2°: Pues sí. , ... .. . . ,., XATIVA: Ctra. de Simat, s/n, Tel.:(96) 227 50 11. VAIENCIA: c/. San Vicente Mártir, l 23. Tel.:(96^ 341 26 57. SILLA: Avda. Espioca, 6. Tel.:(96) 121 00 24. Cra. Beniparrell-Silla. ALZIRA: Pol. Ind. ñ 1 Ctra. Valencia. Tel.:(96^ 240 30 36. GANDIA: Paseo Germanías, 82. Tel.:(96) 286 00 65. ONTENIENTE: Dos de Maig, 54. Tel.:(96) 291 10 79. MADRID: Ronda de Atocha, 18. Tel.:(91 ^ 468 48 57. CASTELLON: Avda. Valencia, 25. Tel.:(964) 21 00 41. ALICA^VTE: Avda. Oscar Esplá, 10. Tel.:(96) 512 24 58. ZARAGOZA: Conde de Aranda, 38-40. Tel.:(976) 28 07 97. VILLENA: Autovía Madrid-Alicante. T^I.:(961 581 45 96. (Area de Servicio margen izquierda, junto gasolinera^ HoRr^as ^I A ES TF ^E, 5.^ C/. Ramón Gorgé, 25 Tels. 538 01 60 538 25 48 - Aptdo. 71 ELDA ódey^e ^iwf , e . ^ . 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