Nuestra Portada: «Perspectivas de mi pueblo». Original de Juan Francisco Poveda Lorenzo, ganador del 11 Concurso de Carteles FIESTAS MAYORES 2001. Los trabajos publicados en la Revista FIESTAS MAYORES reflejan la opinión de sus autores y no presuponen la opinión de la entidad editora. • ALBORADA 2001 - E.G.LL. ................ ............. ......... .............. ......... 4 • A LA VIRGEN DE LA SALUD -R.G./01 ..................... ......... ........ 6 • AL CRISTO DEL BUEN SUCESO -R.G. / 01 ................. ... .... ......... 8 •SALUDA ................................... ...................... .......................... . ......... 11 José Navarro Navarro • UN GRABADO INÉDITO DE LA PATRONA DE ELDA............ 12 Rvdo. Andrés de Sales Ferri Chulio •LA MAYORDOMÍA DE 1900 ......... ....... ..... ............................... ....... 14 Pedro Maestre Guarinos • LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO. Enrique Selva Poveda ................... ............. ....... ......... 18 • HERMANAS DE LA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO. Hermana Visitación Bas ......... ..................... ............. .. 23 •UNA VIRGEN DEL CARMEN «ANDA RINA » ...................... ...... 27 Conchita Juan Vera • LUZ ELDA. SOCIEDAD ANÓNIMA... ........... ............... ................ 30 José Luis Bazán López • D. JOAQUÍN SÁNCHEZ GÓMEZ-ROMERO ............. ................ . 35 Alberto Navarro Pastor • EL REGLAMENTO DEL ANTIGUO HOSPITAL MUNICIPAL. 40 Manuel Serrano González • EL ESTRECHO DE SALINETAS ........ . ................ ............ ....... ...... ... 46 Juan Antonio Martí Cebrián • HISTORIA DEL PUESTO DE LA GUARDIA CIVIL EN ELDA ... 51 Juan Rodríguez Campillo • CARMEN BAÑÓN................. ......... ...... ............... ................... ....... ... 59 Juan Martí • MI CALLE............ ............................................................................... 62 Julio Capilla • RAFAEL MARTÍNEZ LÓPEZ ............ ............... ............... ................ 66 Miguel Barcala Vizcaino • ¿DÓNDE ESTÁ MI IGLESIA? ............. ...................................... ...... 70 Miguel González Aguado • LAS PRIMERAS LUCES.... ....... ........ ................... ............ ................. 72 Ernesto García Llobregat • PASEOS POR LA MEMORIA: - EL ULISES HOCKEY CLUB. Ernesto García Llobregat ........... 78 - ¡ADIÓS A LAS ARMAS!. Ernesto García Llobregat......... ......... 80 -RECORDANDO A CARMEN . Ernesto García Llobregat ........ 82 - EL !DELLA F.C. José Miguel Bañón Alonso.. ............ ................. 84 • TESTIMONIO GRÁFICO~MUSICAL............................................ .. 87 Juan Ferris Monllor Fiestas Mayores Septiembre 2001 • FRANCISCO MORAL FERRI ........ ..................................... ............. 91 José Hernández Nuñez • « ELDA ». CRITICA LITERARIA DE «EL GLOBO»..... ......... .... .... 95 Luis Maestre Amat y Emilio Maestre Vera • ARTE NUESTRO. RICHAR .............. ...... ... ... .... ............................... 100 Ernesto García Llobregat • SE FUE PARA NO VOLVER ..... ..... .......... ....... ..... . ........................... 105 Carmen Guarinos Mae s tre • SIN TÍTULO ... ... ............... ...... ......... ..................... ............................. . 106 Enrique Chinchilla Amat • LOS BARQUITOS DEL «ABC » ....................................................... . 111 Lolita Navarro Botella • RECUERDOS DE NUESTROS AÑOS MOZOS............................ 113 Juan Deltell Jo ver • LAS FIESTAS DE SEPTIEMBRE EN MI NIÑEZ .......................... 115 Vicente Alarcón Juan •NIÑA PALABRA ....................................... ........................................ 119 Santiago Tena • EL COLIBRÍ ......... ............................... ........ ........................................ 121 José P . Casáñez Bañón • LA PATÁ DEL CABALLO O LA PATÁ DE BABIECA ................ 124 Manuel Serrano González • ELDA Y LA SILLA DEL CID ... .......... ........ ....................................... 125 Manuel Serrano González • EL RINCÓN DEL POETA ......................... ....................................... 127 Lola , Carmen Pérez Díaz , Maruja Y cardo , Miguel González Aguado y Lo lita Navarro . • APUNTES DE LA COFRADIA DE LOS SANTOS PATRONOS -TRADICIÓN Y DESPERTAR ESPIRITUAL DE ELDA ............. 133 Ricardo Navarro y Martínez -LA NOVENA DE LA VIRGEN ......... .......... .................................. 134 Antoñita Belmar Tama yo - BODAS DE ORO SACERDOTALES DE DON MIGUEL CONEJERO PÉREZ .................. ............ ..... ....... .............................. 138 Vicente Valero Bellot - UN CAPOTE DE PASEO DEL RENCO PARA LA VIRGEN DE LA SALUD. La Mayordomía . . ............................... 141 - II CONCURSO DE CARTELES «FIESTAS MAYORES » ........... 143 - LAS FIESTAS DEL AÑO 2000 EN LA PRENSA ........................ 144 •SOLEMNES CULTOS ....... ................. ....... ....... ...................... ............ 148 Dirección: Ernesto García Llobregat Coordinación: José Miguel Bañón Alonso Comité de Redacción: Ramón Candelas Orgilés Pedro Maestre Guarinos Luis Maestre Amat Emilio Maestre Vera Ramón Rico Vidal José J. Romero Amat Edi ta : Cofradía de los Santos Patronos F o tografías: José Miguel Bañón Ramón Candelas ERNES Fotos Sirvent Lolita Maestre Luis Maestre Amat Francisco Santos Manuel Serrano Javier Vera Maestre Pedro Vidal Payá Pinturas Pa tro n os 2001: Miguel Ángel Esteve Fotografía de Ángel Vera Ilustraci on es: J. P. Casáñez Francisco García Ubeda Lolita Navarro Botella Joaquin Planelles Yola Imprime : Gráficas Díaz, S.L. San Vicente/ Alicante Alborada 2001 E.G.LL L as fiestas se desenvuelven entre una serie de matices que , aunque variables por la evolución de los tiempos, suelen guardar en su fondo la esencia que los motivaran. Grandes reformas de todo tipo han ido cambiando el medio creándose nuevas circunstancias ambientales y de expresión , pero aunque el entorno cambie, aunque distintas formas de ser o de estar vayan sucediéndose unas de otras, siempre quedarán fijos aquellos valores donde se hunden viejas raíces históricas y sentimentales que en un lejano día dieron lugar, como en el caso que nos ocupa, a nues tras primeras fiestas , aquellas que facilitaron iniciales encuentros placen teros entre la comunidad eldense y que hoy conforman nuestras Fiestas M ayores. Este acontecimiento destaca con gran fuerza en nuestra órbita tradicio nal. Sería preciso resaltarlo : para prevenir posibles olvidos, para ilustrar al que todavía hoy no sabe, y sobre todo, para ir aderezando ese camino que en estos pocos años previos nos conducirán a ese próximo y soñado Cuarto Centenario. Es obligado recordar el motivo , la causa. Aquella que tuvo lugar en el año de gracia de 1604 con la feliz arribada a nuestras costas ali cantinas de aquellas imágenes que, Don Antonio Coloma Pérez Calvillo y Saa, segundo Conde de Elda, trajo consigo desde Cerdeña, isla entonces española y en la que desempeñaba cargo de Virrey. Situémonos dentro de ese especial momento elden se. Meditemo s ante aquella circunstancia que marcó para siempre la devoción convertida en la gran fiesta de nuestro pueblo. Perfumes de leyenda nos envuelven. Cuentan crónicas y cronicones que , cuando el piadoso Conde, termi nada su augusta misión en aquella isla mediterránea y se disponía a embarcarse con rumbo a España, se le presentaron dos peregrinos de pere grina presencia solicitando ser embarcados hacia idéntico destino. Aceptando el Conde, fueron acomodados lo mejor posible en la nave que, vientos propicios, la impulsaban en un mar sereno protegido de tempes tade s y de piratas berberiscos. Durante la travesía , misteriosamente los peregrinos desaparecieron dejando en su lugár las dos grandes cajas de madera de las que eran portadores, con esta leyenda: «Soy para Elda». «Eran ángeles aquellos peregrinos», cuentan que exclamaron en el mejor de los coros verdianos aquellas asombradas gentes cuando, abiertas las cajas, vieron que contenían sendas imágenes: una bellísima Madonna con el niño en brazos, y un Cristo con su mejor lección de brazos abiertos. Con la advocación de la Salud y del Buen Suceso han llegado hasta nuestros días aquellas que fueron imágenes renacentistas que, aunque sufrieron agresión iconoclasta en malhadados momentos, este agravio (sólo la materia es vulnerable) no consiguió hacer olvidar lo que no se puede: la devoción continuada durante más de tres siglos unida a unos sentimientos plenamente enraizados en las familias eldenses. Año 2001, odisea en el espacio y en el tiempo de una trayectoria his tórica y devocional en espera de consumir las tres Alboradas que nos separan y así poder alcanzar la GRAN ALBORADA del año 2004. Hagamos acopio de extrema atención para ese momento orbital precisa mente cuando las coordenadas de Cronos se crucen centenarias en ese punto meridiano donde convergen, tanto las históricas etapas de los que nos antecedieron, como la futura historia por hacer de los que nos suce dan. Y entonces será llegado el momento de la gran Fiesta de la Salud por tantos y tan Buenos Sucesos habidos y deseables también para el siglo cuyos umbrales pisamos y, desde donde -como si fuese tiempo de Navidad-, os deseamos Felices Cien Años Nuevos. Y también (por qué no, si es deseo del agotado prologuista que tras treinta y tantos años os dice adiós): ¡Felices Fiestas Mayores! • A la Virgen ~~ de l’a 1 Sa 1lud 1 D éjarne, Virgen de Elda, que te cuente, a la 1 uz con que empieza la mañana, que al verte el corazón se hace campana, en la alta torre de mi amor creciente. Que este amor se me viene de repente del alma hasta los ojos y me emana, como una plena floración temprana, con la fuerza del agua de un torrente. Déjame que te explique, Madre mía, -si se puede explicar lo que yo siento que tú eres para mí la luz del día, la caricia de los dedos del viento, que sacan de su sueño a mi alegría, que llenan de tu amor mi pensamiento. RG/01 8 Al Cristo del Buen Suceso L leno de soledad, sin un amigo, con clavos traspasados pies y manos, vas a morir, Señor, por los humanos, la angustia de la tarde por testigo. Todo el dolor del mundo está contigo. bajo el yugo de los hierros romanos, mi amor y tu dolor crecen hermanos, que es por mí por quien sufres tu castigo. Esta muerte, Señor, que no te olvida, que viene por la sangre que te mana, que trepa por la cruz a por tu vida, es la pruebq. final que nos hermana, que proclama con la carne vencida tu doble condición, también humana. RG/01 Saluda R econozco que es un privilegio tener la ocasión de dirigirme a todos vosotros, con motivo de nuestras Fiestas Patro nales. Es algo que cada año intento vivir con gozo, sintiéndome unido a todos, porque entiendo que así ha de ser, cuando en el ori gen de todo está el amor a Cristo, el Buen Suceso, la devoción a María, la Virgen de la Salud, y el cariño agradecido a un pueblo que hace fiesta a sus Santos Patronos porque le nace del corazón. Las Fiestas Mayores de Elda son parte de la historia de nuestro pueblo. Nada más abrir el calendario a la vuelta de vacaciones, Septiem bre y Fiestas Mayores se encuentran, y se abra zan. Se entrecruzan los días con los momentos mágicos y abiertos de la fiesta, y se refuerza José Navarro Navarro Párroco de Santa Ana así, año tras año, nuestra hermosa tradición, a punto ya de entrar en su IV Centenario. Os invito a centrar la mirada en María. Y os recuerdo que Ella, como persona y creyente, como mujer de nuestro pueblo, es una alterna tiva formidable para la vida social y de la Igle sia. Una persona de enorme altura y dignidad, un gran símbolo para hombres y mujeres de todos los tiempos. Ella encontró y bebió de la Fuente de la Vida, y, llena de la frescura del amor y de la gracia, nos sigue mirando como Madre y nos dice: «Haced lo que El os diga ». Gracias a todos los que con vuestra colabo ración y presencia hacéis que estos días sean especiales, distintos, extraordinarios. FELICES FIESTAS PATRONALES • La Mayordomía de 190 ,Q P or el entusiasmo y devoción de los veci nos de la Villa de Elda a las Sagradas Imágenes de la Santísima Virgen de la Salud y el Santísimo Cristo del Buen Suceso y por los extraordinarios beneficios y protección que por su mediación consiguieron , con el ánimo de fomentar más las demostraciones de gratitud y amor, por aclamación de los vecinos y con la autorización del Reverendo Clero e Ilustrisimo Ayuntamiento se fundó en el año 1796 la Mayordomía, cuyos estatutos fueron aprobados por el Ilustrísimo Señor Obispo de la Diocesis. Han pasado muchos años desde aquella fecha en que se constituyó la primera Mayor domía. Hoy llega a mis manos un ejemplar extraordinario del diario independiente «La Regeneración », editado en Alicante el día 8 de septiembre del año 1900, que dedica su edi ción completamente a las fiestas de septiem bre, industria y personajes de Elda, y sobre todo, a la Mayordomía de ese año, insertando el programa de festejos . Como presidente de la actual Mayordomía quiero dedicar un recuerdo y agradecimiento a esas cinco personas que componen la prime ra Mayordomía del siglo XX, y que con sacrifi cio y trabajo prepararon las fies tas patronales en honor de nue stras imágenes. Fue la mayor domía del nuevo siglo, empezando una nueva andadura, pensando en el tercer centenario de la llegada a nuestra ciudad de nuestros Santos Patronos, y aunque en dicha fecha no estarían ya en la Mayordomía no dejaron de participar en los actos del Tercer Centenario. Hemos entrado en el tercer milenio, nos separan tres años de la celebración del Cuarto Centenario, la Ma yordomía y Comisiones Especiales están trabajando para que sea un Pedro Maestre Guarinos Preside nte de la Mayord omía gran acontecimiento recordado por las genera ciones venideras, como exaltación y cariño que los eldenses profesan a sus Santos Patronos. Insertamos a continuación unos retazos biográficos de quienes constituían la Mayor domía de 1900 . D. Ramón Gorgé Soler Vio la primera luz en el año 1853 en Alican te, hijo de una familia destacada de los medios musicales, se traslada a Elda para hacerse cargo de la Banda de Música en el año 1879. Padre de la gran Milagrito Gorgé en el año 1883 abandona la dirección de la Banda, para cuidar de los estudios y acompañar a su hija Milagrito por España y extranjero en su gran carrera artística . Nuevamente en 1896 se hace cargo de la dirección hasta el año 1914 cuando deja definitivamente la Banda. Aunque no formó parte de la Mayordomía de 1904, con motivo del Centenario de la veni da de las imágenes escribió un Himno de Bien venida a los Patronos con letra de Maximilia no García Soriano. Sintió un gran amor y devoción por los Patronos, como lo demuestra las dos piezas más queridas por los eldenses, que son los pre ciosos Villancicos a la Virgen de la Salud y al Cristo del Buen Suceso con letra de D. Francis co Laliga, y que aún se cantan todos los años en las Misas Mayores. Entre sus composiciones se encuentra una gran Salve para Coro y Orquesta y una Misa Mayor en Fa que fueron cantadas en las fiestas de aquellos años. Un día primero de septiembre de 1925, cuando Elda se preparaba para celebrar sus DIA..RIO IN’’DEPEN’’DIEN’’TE ? ·~~~== A=ÑO=JI.============ A=LI=OA=N=TE=: =SÁ=B =A D=O = 8= D=E =SE= P=T I= EM1l= R= E= D= E =1= 90=0 = =::;::=:::!:: m2:-,’=== =N =ÚM=. =3 7= 5 = ~·~ ... ____ ’? .,_;,J~~ ·: ====:=:---- ’ .· J~-·. e$ 1 d i n. blo .)r al emplo c’L adm irn.l’ :i mi irg ; n,.. mi P1 trona bella, y nbrirla de flore . fn ·, nt e. d am o r en o fr nda! T ’N°.. F.LDF. .’ ’ ’ 1 • Ita lVIayottdom ía ottganizadotta de . los . aetuales fest~jos en la villa de Elda r-:---=~ - ---. ·- 11 1 j 1. j i 1 1 . ¡ i li 1 1 1 .1 • 1 1 jl __ . ~- D . .Ramó n Gor g-ú E:o le r · 1 Di l’C:tor d e la bandn . ! --- - --~ li_ ’ 1 1 . ,. D . .Jor::l: M. ’ A nrnt .’ · G rns. -Ps esbitero i¡- ~.~~ - t ~ ¡ 11 ~ 1 1 1 ’ 1 1 TI . José P1iy:i. V id a! d el Co m erc io , _ , l __ v_ . 13nld o m cro Al 11_ . _ _ D. illn nu el 1.fartlue~ Lnc a stn :~ 1 ’ fiestas patronales, fallecía D. Ramón Gorgé, siendo su sepelio una manifestación de dolor y cariño del pueblo de Elda. D. José Payá Vidal Nace en Elda en el año 1863. De profesión comerciante de curtidos establecido en la calle Nueva, fue una persona muy vinculada a casi todas las sociedades de aquella época. Fue fundador y secretario de la Sociedad Artística «La Eldense » que construyó el Teatro Castelar, Secretario del Casino Eldense y de la Comisión Organizadora del Monumento a D. Emilio Castelar en 1926, y Contador de la primera Asamblea Local de Cruz Roja de Elda en el año 1902. Muy amante de las cosas de su pueblo, publicaba artículos en los periódicos locales sobre construcción y vida de los barrios Pros peridad, Fraternidad y Progreso. En la revista «Valencia Atracción» editada en Agosto de 1930, en la sección «Ciudades Valencianas » escribe un extenso artículo sobre la transfor mación de Elda en su antigüedad histórica, cultura e industria. Muy amante del arte de toc ar la lira de forma magistral, firmaba sus artículos con el pseudónimo de «Payá Lira ». Falleció en Elda el 30 de marzo de 1941 a la edad de 78 años. D. Baldomero Alonso Alonso Vivió en la calle Maura, número 8. Presbíte ro de la Parroquía de Santa Ana siendo Cura Párroco D. José Navarro, durante el Tercer Centenario. De familia eldense, hermano por parte de padre del que fue alcalde de Elda D. Francisco Alonso Rico , colabora en la Revista «El Centenario » con el artículo «Mi primer tra bajo » que con gran entusiasmo se dirige a sus queridos paisanos indicando que «nos encon tramos próximos a un acontecimiento que como grande y de imperecedero recuerdo ha de ser escrito con carácteres de oro en la histo ria de Elda sobre los acontecimientos del mes de Septiembre que se avecinan del año 1904 ». Fallece en Elda en el año 1923 siendo su entierro una gran manifestación de duelo y de la estima que los eldenses profesaban a D. Bal domero. D. José María Amat Gras De familia eldense (apodada «Real de Pla ta»), segundo de tres hermanos, cursa sus estudios en el Seminario de Orihuela, ejercien do su ministerio de sacerdote como Presbítero en la parroquia de Santa Ana, siendo Cura Párroco D. José Navarro. Por su cargo de Presbítero es nombrado Mayordomo en representación del Clero. Persona muy humilde y sencilla que se dedicó intensamente a su ministerio, vivió con su hermana María Dolores en la antigua calle Prim, hoy Francisco Laliga. Falleció en Elda en Octubre del año 1940. D. Manuel Martínez Lacasta ( «Manolico el Sacristán») Nace en el año 1877 a la sombra de la Igle sia de Santa Ana, calle de los Giles. Desde muy joven le nace la afición de cons truir globos de papel que más tarde se conver tiría en una tradición en las fiestas de septiem bre. Aunque en el año 1904 no pertenecía a la Mayordomía no dejó de participar en los actos de construir y tirar los globos en las fiestas del Centenario y en todos los años continuamente hasta 1936, en que dejó de tirarse por la Gue rra Civil. Al principio se tiraban los globos en el ensanche del Teatro Castelar y más tarde en los terrenos del Progreso. Más de sesenta años se conservó esta tradición. Fue organista de la Iglesia de Santa Ana dirigiendo el Coro durante el Tercer Centena rio. Falleció en agosto de 1959 y el programa de fiestas de ese año con estas palabras decía: «El día 8 a las doce horas elevación de un mag nífico globo, obra póstuma del malogrado Manuel Martínez Lacasta ». Sirva este artículo de homenaje de la actual Mayordomía a la que constituyeron estos hombres hace ya más de cien años. • Bibliografía A. Na varro. Histor ia de Elda. A. Na v arro. Personajes Ilustres. Revista «La Regeneración » . Septiemb re , 1900 . Revista «El Cent enario » . 190 3-1904 . Revista «Valencia Atracción » . Agosto, 1930. Revista «Fiestas Mayores » . 17 según unos a Tales, por otros a Platón, sobre los motivos de gratitud del bien nacido: « Gra titud por haber nacido ser humano y no bestia, hombre y no mujer, griego y no bárbaro ». Los rabinos judíos del siglo II lo adoptaron, como decía R. Judá: «S e deben decir diariamente tres bendiciones, bendito porque no me hiciste gentil; bendito seas porque no me hiciste mujer; bendito seas porque no me hiciste esclavo» . Ante esta mentalidad surgen como una bocanada de aire fresco las palabras de PABLO en la Carta a los Gálatas, III, 27-28: «Cuantos habéis sido bautizados en Cristo , os habéis rev estido de Cristo . No existe judío ni grie go, no hay siervo ni libre , no hay varón ni hembra: porque todos sois uno en Cristo Jesús ». De las Cartas de PABLO se puede extraer que había mujeres que participaban activa mente en la predicación, con funciones misio neras y de liderazgo. Así conocemos a Apfia 9 que, con Filemón y Arquipo dirigía la iglesia de Calosas. En Laodicea, Ninfa 1º reúne una iglesia en su casa. Priscila, 11 con su marido Aquila son los jefes de la iglesia de Éfeso y, después, en Roma. 12 También parece que Lidia 13 tuvo una iglesia en su casa, en Filipo. Venida del Espíritu Santo de Juan de Juan es. 20 También en esta ciudad desarrollaron su acti vidad dos mujeres , Evodia y Síntique. 14 Y en la Carta a los romanos, PABLO saluda a cuatro mujeres que «han trabajado mucho en el Señor» (María, Triena, Trifosa, Preside) .15 Priscila fue una importante colaboradora de PABLO, sin estar subordinada a él. Su figu ra parece ser superior a la de su marido, y se la cita en siete ocasiones, siempre por su nombre, sin referirla al nombre de su marido, y siempre en primer lugar. 16 Su formación cultural queda patente en cuanto intervino en la instrucción de A polo, cristiano culto. Y todavía en la Carta a los Romanos llama a una mujer, Julia, nada menos que con el título de apóstola y predece sora a él en la predicación. 17 Más adelante, los prejuicios consideraron intolerable dar este título a una mujer y pretendieron convertirla en varón, o bien considerando, si éste no era el caso, aplicar un sentido amplio a la palabra apóstol. En la misma carta saluda a otras dos parejas, Filólogo y Julia, Nereo y su hermana. 18 Y, en su predicación, los hermanos del Señor y Pedro iban acompañados por sus esposas. Y todavía se puede citar a otra mujer, Febe, por tadora de la carta a los Romanos. Sin embargo, quizá motivado por las circunstancias especia les que en ese momento tenían lugar en la comunidad de Corinto, con importantes pro blemas referentes a las relaciones hombre mujer, 19 al reproducir la fórmula de bautismo de Gálatas III, ya citada, elimina el tercer ele mento: «en un solo Espíritu hemos sido todos bau tizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libr es» . Al parecer, no inte resaba en ese momento hablar de hombre y muj e r. Y, más tarde, en la carta seudopaulina a los Colosenses tampoco vuelve a hablarse de ese último término. 20 En conjunto, los escritos de PABLO respec to a las relaciones entre los sexos son algo con tradictorias. Es marcada la igualdad que pro pugna en la relación dentro del matrimonio, siguiendo muy estrictamente la tradición que viene de Jesús, que contrasta en cambio con cierta misoginia que aparece cuando habla de la forma de presentación de la mujer en socie dad, en donde se aprecia un deseo de preser var la casa patriarcal tradicional, con el fin de adaptarse a las normas imperantes en el Impe rio a partir de Augusto, y así favorecer la adaptabilidad de la comunidad cristiana al mundo en que vivía. Existe, en conjunto, una ambigüedad del apóstol con relación al lugar 1 de la mujer en la sociedad. Queda bien mani fiesto cuando trata del velo en las mujeres, dond e se superponen de forma contradictoria el Pablo judío, apegado a las tradiciones, con el Pablo cristiano, innovador. 21 El primero habla en los versículos 3-9: «Más qui ero que sepáis que Cris to es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de l a mujer; y Dio s es la cabeza de Cris to. Porque e l varón no ha de cu brir la cabe za, porque es ima gen y gloria de Dios: má s la mujer es gloria del varón . Po rque el va rón no es de la muje r, sino la mujer por causa del varón». El segundo, en los versículos 11 y 12: «Más ni el varón sin la mujer, ni la mujer sin el varón, en el S eñor . Porque como la mujer es del varón, así tam bién el varón es por la mujer: em pero todo en Di os » . Ésta doble actitud dio lugar a do s corrientes opuestas que , ambas, intentaron apoyarse en él. Una patriarcal , que, a falta de apo yos en las palabra s de Je sú s, los buscaban en el Antiguo Testamento o en lo más conve niente para la paz social en una sociedad basada en la familia patriarcal. Otra corriente insistía en la igualdad de sexos. Pero fue la primera la canonizada , la aceptada por la Igle sia institucionalizada. Y esto se fue consi guiendo paso a paso , como se puede seguir con siderando primero las Epístolas de la Cau tividad , después las Pastorales y en la l.ª Carta de Pedro . En la dirigida a los Colosen ses se puede leer: «Casadas , estad sujetas a vues tros maridos, como conviene en el Se iior ». 22 En la carta a los Efesios, la tendencia todavía se acentúa más: «La s casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Sefí.or (¡nada menos!). Porq ue el marido es cabeza de la mujer, a sí como Cristo es cabeza de la Ig l esia; y é l es el qu e da la salu d al cuerpo. A sí qu e, como la iglesia está suje ta a Cristo , así tambi én las casadas lo estén a sus maridos en ción ». Expresiones totalmente contrarias a la ideología de PABLO y al contexto del resto de la epístola. Así , poco a poco , la mujer desde un puesto de profetisa , directora de iglesia e inclu so apóstola en alguna ca so pasó a con vertirse en simple oyente. Pero esta evolución no se hi zo sin resisten cias, pues era mucho el activismo de las muje res en el cristianismo primitivo. Hubo zonas, caso el de Asia menor , en que fue especial mente importante. Allí nacieron las Cartas Pastorales intentando frenar la enseñanza pro cedente de las mujeres. Se intentó reducir la importancia de las agrupaciones de viudas , bastante independiente s, instando a nuevo matrimonio, en contra de las preferencias de PABLO a favor de la virginidad,2 5 o conside rando sus predicamentos como fábulas. 26 Pero hay que buscar más datos so bre estas resisten cias, s obre las doctrina s contrarias al patriarca lismo, que tambi én buscan el respaldo de PABLO, en los escritos apócrifos, y, en general, no canónicos. • Notas 1 E. SCHÜSS LE R FIORE NZA: art. C. de Cross Curre nts (c fr. Nota 1) , pg. 310 . ’ Gen. II,3; Ecl. VII,25-30; Sab. XIX , 2; XX II,3; XL II,14 . 3 Rom. XV I,7. 4 Me XV,40-41. ’ H.SCHÜRMANN: Das Lukas Evange lium. Erster Te il, Freiburg, 1969, pg. 446 y SS . ’Me. XV,47; Mt XXV II,61; Le XXIII, 55. ’ Me XV I , 1- 8; M t XXVIII,1-8; Le XXIV , 1- 8. ’ Le XXIV, 34 . ’Flm, I, 2 10 Col. IV, 15 11 1 Cor XVI , 19. 12 Rom XV. I, 3-5 . 13 Hech XVI, 15. 1 ’ F il I V, 2-3. 1 ’ Rom XVI, 6-12. 1 ’ Cor XVI, 19 ; Rom XVI, 3-5 ; 2 Tom IV, 19; Hch XVIII, 10 y XVIII, 26. 1 ’ Rom XV I, 7 1 ’ Rom X V I, 15 . 1 ’ l.ª Cor VII. 20 Col , III , 9- 11. 21 l.ª Cor XI, 3-16. 22 Co l III, 18 . ’Efe V, 22-24. ’ l.ª Tm II, 11-12. 25 lª Tm V, 2-16. ’ l.ª Tm IV, 7. 21 ,. Calle San Roque, er.t la cual se encontraba el Colegio de Ntra. Sra . del Carmen. 11-1-60. Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo Nuestra , presencia en Elda D e los archivos de la Congregación ex traigo unos breves datos que nos situa rán en unas páginas de la historia de Elda, en cuanto se refiere a la presencia de nosotras, Hermanas Carmelitas y nuestra labor apostólica, en esta querida ciudad. Año 1901. Un pequeño grupo de religiosas pertenecientes a la joven Congregación de HH. de la Virgen María del Monte Carmelo, fundada en 1891, forman la primera comuni dad de Carmelitas, en Elda, dedicadas a la enseñanza. El colegio comenzó a funcionar en la «Casa Abadía» o Casa Parroquial. El entonces Párroco, conocido como «el Cura Navarro», facilitó el local para que las Hermanas impartiesen la docencia. Poco tiem po después, el Centro fue trasladado a la casa de Luisa Amat, en la calle Antonio Maura. Allí quedó situado hasta el año 1931. Con la pro clamación de la II República, el Colegio fue clausurado. Año 1906. La carencia de un hospital en Elda, donde dar atención a los enfermos más necesitados de recursos económicos, movió al alcalde, D. José Joaquín González Amat, en 1906, a construir un edificio que respondiera, satisfactoriamente, a esta necesidad. En octu bre de 1907 se hizo entrega provisional del edi ficio y en enero del siguiente año se hallaba en condiciones de prestar sus servicios. La Dirección y Administración del hospital encomendaron el cuidado de éste a las, ya conocidas, Hermanas Carmelitas. El 2 de marzo del año 1908 se estableció la nueva Comunidad formada por cuatro religiosas las cuales se mantuvieron en el hospital prestan do servicio, incluso cuando, por razones polí- Hna. Visitación Bas Carmelita ticas, las Hermanas del Colegio tuvieron que abandonar (años 1931-1939). En el hospital se atendía a enfermos transeúntes y ancianos. La Comunidad se retiró, por motivos justi ficados, el 6 de mayo de 1991. Desde estas líneas, un recuerdo y homena je a Hermana Arcángela que, con su amor y entrega, dejó entre los enfermos su huella de santidad y cuya Beatificación está en avanza do proceso. Año 1972. A petición de D. José Antonio Moya, coadjutor de la Parroquia de Santa Ana y de los directivos del Secretariado Gitano, se constituyó una nueva Comunidad, a modo de «experimento», sin tiempo determinado, para trabajar en el barrio de la Tafalera, en favor y promoción del pueblo gitano. Tres religiosas formaron Comunidad esta ble, en la Tafalera, hasta el año 1979. Por diver- Madre Encarnación Fornés. Superiora de Ntra. Sra. del Carmen. 23 Obras del Colegio Santa Teresa. Año 1963. sas circunstancias y a partir de dicho año, sólo una, la Hermana Blanca, se hizo cargo del tra bajo emprendido por la Comunidad. Era el año 1985. La Hermana pasó a ser miembro de la Comunidad del Colegio Santa Teresa. Hoy, Santa María del Carmen. EL COLEGIO NTRA. SRA. DEL CARMEN C/. San Roque, n.º 22. Año 1939. La Congregación, que tuvo que abandonar los colegios durante la II Repúbli ca, envió, de nuevo, a un grupo de Hermanas, a petición de antiguos alumnos/ as, que las ayudaron a instalarse en un viejo edificio de la calle S. Roque. A pesar de las pésimas condiciones en que se encontraba la casa cuando las Hermanas regresaron, con entusiasmo y no pocos sacrifi cios, emprendieron la tarea de dejar en condi ciones el local para poder abrir, lo antes posi ble el nuevo Colegio. Los vecinos las ayudaron con todo tipo de recursos. El Centro se mantuvo funcionando hasta el año 1982. Año 1961-1966. Mis recuerdos En septiembre del 1961, salí de nuestra casa de formación, en Murcia, una vez acaba dos los estudios académicos que me acredita ban para ejercer la docencia. Fue mi primer traslado como religiosa pro fesa y de Votos Perpetuos. Llegué a la estación de Elda con una pequeña maleta y un gran bagaje de ilusiones. Ya en casa, me encontré con la triste noticia de que Madre Encarnación, Superiora de la Comunidad, estaba gravemente enferma y sin esperanzas de curación. Había sido una de mis queridas maestras formadoras, durante la etapa del Postulantado, en Casa Madre. Orihuela. En diciembre fallecía Madre Encarnación. La ciudad se volcó en los funerales y entierro . Amaba a Elda y Elda le correspondió. Son entrañables los recuerdos de aquel tiempo vivido en el pequeño y sencillo colegio. Colegio Santa Teresa, que en este año 2001 cambió su nombre por el de Santa María del Carmen. Era una « casica » en donde se vivía como en familia. Yo era profesora y amiga de mis alumnas. Las que, ahora, estén leyendo estas líneas, saben que digo verdad. Compartíamos preocupaciones, alegrías, excursiones, teatro ... También he sido, alguna vez, cómplice de sus travesuras; pero a la hora de trabajar, que era la mayor parte del tiempo, respondían con responsabilidad. No todas obtenían los mismos resultados como estu diantes, pero sí como personas. Fueron niñas y hoy, mujeres excelentes. Me siento orgullosa de haber puesto mi granito de arena en su for mación. En el Curso 1962-63, ante el aumento de alumnado, se vio la necesidad de construir un nuevo colegio, pues no había posibilidad de ampliar el, ya existente y es, entonces, cuando se comienza la edificación del colegio Santa Teresa. En 1964 quedó finalizada una parte del edificio y en el mes de marzo de 1967 fue reco nocido, oficialmente, por la Administración Educativa. Simultáneamente, funcionaron los dos colegios, quedando los párvulos en Ntra. Sra. del Carmen. En 1982, pasaron estos alumnos al Santa Teresa, cerrándose el anterior. La Directora del Centro era la Hna. Celia Gras, natural de Elda. Superiora de la Comu nidad: Hna. María Teresa Navarro y Admi nistradora: Hna. Elisea Poveda. A estas Her manas se les debe la creación del nuevo Cole gio. COLEGIO SANTA TERESA Cuando en el año 1964 nos trasladamos al nuevo Colegio, éste estaba sin terminar. Las ventanas, sin puertas ni cristales, dejaban pasar el duro frío del invierno. Testimonios quedan de aquella época . Jamás se oyó una queja por parte de padres, alumnas y profeso res. La Comunidad Educativa se mantenía unida por la tarea común. El colegio era de todos y todos poníamos nuestro esfuerzo. Las alumnas colaboraron en la limpieza y decoración del Centro, próximo a su inaugu ración. 25 Despues, los via1es para examinarse en Alcoy. Parecían excursiones recreativas por el ambiente festivo, a pesar de que se jugaban el esfuerzo de todo un curso de estudio a una sóla carta. Quiero traer el recuerdo, en aquel tiempo, de dos personas colaboradoras con nuestro Centro, además de excelentes profesionales : Dña. Hortensia Villaplana y D. Emilio Maes tre , ambos especialistas en Física, Química y Matemáticas. Anteriormente, trabajaron con nosotras, D. Alonso González y D. Manuel Lobo en el área de Lengua Latina . Todos ellos han quedado en nuestra memoria como imagen de lo que debe ser un auténtico educador. En el año 1966 fui trasladada a República Dominicana, como profesora de Literatura Española en nuestro colegio de Santo Domin go (Capital). Dos años, después, con aquellas alumnas de 6° de Bachillerato, emprendimos un viaje a España. Un punto del itinerario fue Elda. El encuentro, de las alumnas de ambos colegios, fue extraordinario y de recuerdo imborrable. Las jóvenes dominicanas se alojaron en las casas de las familias de Elda, donde las colma ron de atenciones, regalos y sobre todo, cariño . Cuando regresé al Colegio Santa Teresa, después de catorce años , muchas cosas habían cambiado, como también había cambiado la sociedad española. Con el aumento de alumnado y por lo tanto, de profesores, había disminuido el ambiente familiar que yo, anteriormente, conocí. Todo era distinto. El profesorado, alumna do, familias, me eran desconocidos. Nuevo sistema educativo, variación en las escalas de valores, costumbres distintas, etc .. Comenzar me fue algo difícil pero pronto, el calor del cariño de la gente de la ciudad, de la Comunidad Educativa y de las antiguas alumnas me hicieron sentir, de nuevo, en casa. Desde Alicante, donde trabajo como direc tora del colegio Santa María del Carmen, quin ce años han pasado y sigo, con interés los cam bios positivos y acordes con los nuevos tiem pos, que se realizan en nuestro Santa Teresa, hoy llamado, también, Santa María del Car men. Desde estas líneas y en nombre de la Con gregación, a la cual pertenezco, doy gracias a Dibs por todo el bien recibido durante los 100 años de nuestra permanencia en esta querida ciudad. Gracias a todas las familias, que han con fiado en nosotras para que les ayudásemos en la educación de sus hijos. Gracias a todo el pueblo. Sin su apoyo no hubiésemos podido alcanzar tantas metas logradas durante los 100 años de existencia. Ojalá vuestros descendientes y mis suceso ras puedan celebrar, juntos, el SEGUNDO CENTENARIO de nuestra presencia e.n Elda. Con palabras de nuestra Madre Fundado ra, finalizo esta sencilla crónica: ¡ALABAT SIGA DEU! Alicante, año 2001 • La Hna. Visitación Bas con un grupo de alumnas en la fiesta de Fin de Curso . 1982. 26 Carmen Una Virgen del (t ,And ·arinai1 E ste artículo me remonta a mi infancia. Lo he gestado con motivo del Centenario de la presencia Carmelita en nuestra ciudad. Recuerdo que mi abuela Concha me contaba que siendo alcalde de Elda su padre, José Joa quín González Amat (1908), se inauguró el hos pital municipal. La Corporación pensó que fuese atendido por religiosas. Una comisión de señores, presidida por el alcalde , fue a Orihue la a visitar a la Reverenda Madre Elísea Oliver, Superiora General de las Hermanas Carmelitas, solicitándole que esta congregación se hiciera Dedicado a todas las Hermanas Carmelitas que han pasado por el colegio . Conchita Juan Vera cargo del cuidado de los enfermos del nuevo hospital. Dicha Madre accedió, pidiendo permiso al Sr. Obispo. Este se lo concedió, estando desde entonces en Elda (desde 1901 había un colegio de dicha orden) las Hermanas Carmelitas dedi cadas a la humanitaria labor de cuidar enfer mos y a la no menos meritoria de la enseñanza . A partir de los años 40 el colegio de la Vírgen del Carmen, ubicado en la calle San Roque, acoge a la Virgen bajo dicha advocación, a la que dedico este artículo. 27 - -- ----------- Imagen de 1940 en la que se puede apreciar la Virgen del Carmen descrita por la autora, que es la quinta por la izquierda de las niñas sentadas en el suelo. Las Hermanas se enteran de que mis abue los Enrique Vera y Concha González eran pro pietarios de una imagen de la Virgen del Car men y piden se la dejen (es una imagen bellísi ma, aunque de imaginero desconocido). Ellos acceden gustosos, argumentando que sea hasta que la Congregación del Monte Carmelo · adquiera otra. ¡Cuantos alumnos hemos pasa do y orado delante de dicha imagen! ¡Cuantas novenas, procesiones, poesías, etc., etc., hemos hecho en su honor! ¡Cuantas veces hemos estado contemplan do su dulce faz, que irradia paz y serenidad, cantándole el himno Carmelita! Gloria, Gloria a la Virgen del Carmen Que hoy amparo nos da maternal Y nos mira con ojos de madre Demostrando cariño sin par Ensalcemos a Madre tan pía Y digamos en tono triunfal ¡Viva, viva la Virgen del Carmen Esperanza feliz del mortal! Aproximadamente en el año 1945, la Con gregación del monte Carmelo adquiere una imagen de mayores proporciones que la que había. La Virgen vuelve a casa de mis abuelos y permanece en ella, hasta que en el año 1952, habiendo crecido la ciudad hacia la parte este y estando sólo la Iglesia de Santa Ana para todo el pueblo, se crea la Parroquia de San Agustín. 28 Ni que decir tiene que al ser de nueva cons trucción (primeramente en un local situado en la calle Donoso Cortés) necesitaban una imagen y pensaron en la que había habido en el colegio de las Carmelitas. Indagando supieron quienes eran los propietarios y don Antonio Cerdán, primer .párroco de dicha iglesia (que más tarde se denominaría Parroquia de la Inmaculada), acompañado de don Juan Arráez Verdú, (miembro de las comisión pro-nuevo templo) visitan a mis abuelos para que les presten dicha Virgen, hasta que adquieran otra imagen. Mis abuelos lo hacen con gusto y permanece unos años en esta parroquia. Al construir el nuevo templo, una familia regala la imagen de la Inmaculada, y la Virgen del Carmen vuelve a su primitivo hogar, hasta que mi abuelo fallece, (mi abuela lo había hecho anteriormente), que pasa a propiedad de mi madre, Conchita Vera. Esta en el año 1997 la dona al colegio de Santa Teresa, propiedad de la Hermanas Carmelitas, situado en la Avenida de los Álamos, y que desde este año 2001 ha pasa do a llamarse «Santa María del Carmen ». Las hermanas la han colocado en una preciosa capi lla, desde donde mira a todo el que va a visitar la con su bellos ojos misericordiosos. Dios quiso que la imagen de su Madre anduviera por dis tintos barrios o lugares para que así llegara su amor a jóvenes y adultos de toda Elda. • luz Elda Vista exterior de la fábrica de Luz Elda, S.A . L a revolución de la industria eléctrica en España, fue mucho más importante de lo que tenían previsto determinados empresarios. Afortunadamente para ellos la exposición de Barcelona de 1888, fue el punto de partida de unas iniciativas, sin desmerecer a otras anteriores como Dalmau y Xifre en 1875, la iluminación pública con lámparas incandescentes en Madrid durante el año 1881 y Barcelona en 1882. En la citada exposición se presentaron unas firmas alemanas demostran do las ventajas de la reciente industria energé tica. A partir de esos momentos aparecieron las primeras centrales eléctricas. «La empresa alemana A.E.G. montó con la Compañía de A Paco y Antoñita José Luis Bazán López Gas de Madrid la Compañía General Madrile ña de Electricidad, que en octubre de 1890 ali mentaba 20.000 lámparas en la capital. Sucesi vamente se instalan la Compañía Sevillana, la Barcelonesa, la Aragonesa, la Hidráulica Santi llana (Madrid), la Electra de Bilbao (1890), la de San Sebastián (1893), en una red cada vez más amplia que en 1901 contabiliza 861 cen trales, 61 por 100 térmicas, y con potencia ins talada de 127.940 H. P. Este mismo año 1901 el ingeniero Juan Urrutia fundó Hidroeléctrica Ibérica con capi tales vascos que sumaron 20 millones de pese tas. En 1908 esta compañía ofrecía al mercado ya 30 millones de kw /h., nuevos capitales vas Vista interior de la fábrica de Luz Elda S.A. cos fundan en 1907 Hidroeléctrica Española. De esta primera década datan otras numero sas centrales y saltos para la explotación de energía hidroeléctrica en las zonas pirenaicas, el Duero, zonas del norte y centro del país, entre las que destaca el Salto de Bolarque, Fuerzas Motrices del Gállego, Compañía Ara gonesa de Electricidad y otras muchas de menor importancia. » (1) Dentro de éstas últimas nació LUZ ELD A, SOCIEDAD ANÓNIMA. Antes de analizar algunos aspectos de esta central eléctrica debemos de situarnos en el año 1900, momento mágico por el comienzo de la instalación eléctrica en nuestra ciudad. Cuando la nueva técnica de iluminación se inauguró en la villa de Elda (6 de septiembre, día de la Alborada), causó ciertos impactos a determinados sectores de la población. « ... la electricidad, estaba invadiendo todas las ciu dades ante el asombro receloso de las gentes sencillas que no comprendían el fenómeno que la originaba. Tanto es así que algunos años después de haber sido instalada la luz eléctri ca en las principales calles de Elda, todavía las gentes del pueblo se recogían en sus casas y encerraban a sus pequeños a la voz de ¡Que van a encender la luz!» (2). En el año 1915 existían en Elda dos compa ñías suministradoras de electricidad, la Eléc trica de Elda, que había iniciado su andadura alrededor del año 1900 instalándose entre el río Vinalopó y el poblado Íbero-Romano del Monastil. «La Sociedad Anónima La Eléctrica de Elda tiene su domicilio en Madrid de la cual es Presidente Don Juan de Velasco Pala cios; Director Gerente Don Manuel de Lande cho Allendesalazar y Administrador en Elda Don Joaquín Coronel Rico. Tal Sociedad es concesionaria de la Sociedad Hidroeléctrica Española para la venta del fluido eléctrico en una importante zona de esta provincia y en la de Murcia, pues abarca desde San Vicente hasta Yecla, Caudete y Benejama. Hasta hoy sólo tiene contactos de venta del fluido a los pueblos de Monforte, Aspe, Novelda, Monó var, Petrel, Elda, Sax y Salinas.» (3). Esta empresa no tuvo competencia en Elda hasta el año 1908, que apareció Luz Elda, que estuvo situada en «El Chorrico ». Estaba presi dida por Don Juan Rico Pérez, y el Director Gerente fue Don José J. Amat. «Hecho característico de ese momento y que no debemos pasar por alto fue la enorme competencia entre las dos empresas. Una anécdota o detalle curioso de la situación lo 31. marca la publicación por parte de la antigua compañía de una serie de boletines que adver tían lo siguiente: se deja a elección de los abo nados lo que quieran dar por el servicio de alumbrado ... de este modo intentaron no per der la clientela que en ese momento tenía a su disposición, creando así una duda enorme entre los participantes de la luz , pues era difí cil negarse a esta nueva situación » (4). Los problemas entre ambas empresas debieron ser frecuentes durante algunos años, pues a finales de enero de 1915 la extremada competencia llegó hasta los medios de comu nicación escritos, incluso con la implicación del Alcalde de la ciudad y algunos represen tantes del sector del calzado. Todo ello vino como consecuencia de un artículo que apare ció en el periódico local El Adalid, titulado «Las interrupciones de la luz » culpando a la Eléctrica de Elda de las circunstancias que ori ginaron la falta de electricidad en la mayoría de los hogares eldenses, y principalmente en las fábricas de calzado. El Director Gerente Don Manuel de Landecho envió una carta al periódico que entre otras cosas decía: «Como indudablemente unas y otras son debidas a error de información, y recurriendo a la impar cialidad de que en el citado artículo habla, le Vista i nterior de la fábrica de Luz Elda, S.A. 32 dirijo la presente con el objeto de poner las cosas en su punto, y para qué, como se dice en nuestro florido idioma, cada palo aguante su vela y por tanto paso a entrar en materia. Es en primer lugar totalmente inexacto el hecho averiguado por ustedes, de que el Alcal de D. José Catalán, hiciera personalmente reclamación alguna al Gerente de la Eléctrica de Elda, pues residiendo yo en Madrid, y en Elda el Sr. Catalán, y no habiéndonos movido ni uno ni otro de nuestras respectivas residen cias, difícilmente pudo existir tal reclamación personal ni la información que de ella han deducido. Si al citar al Gerente de la Eléctrica de Elda, querían ustedes referirse a su admi nistrador en Elda, D. Joaquín Coronel, tam bién han andado ustedes desacertados, pues puedo asegurar, y ustedes comprobar interro gando a los interesados, que ni D. José Catalán visitó al Sr. Coronel ni le envió emisario algu no con motivo de estas interrupciones. Es también inexacta, la manifestación que en el artículo en cuestión, aparece hecha por D. José J. Amat de que a las seis de la tarde se telegrafiase a Novelda para que diesen corrien te, así como la supuesta contestación , afirma ción de que pueden ustedes comprobar en las oficinas de telégrafos, donde le informarán que en ese día, hasta las 6,40 no se hizo uso del telé grafo, no obteniendo contestación por ser una estación limitada; por teléfono imposible comu nicar, estaba interrumpido. ¿Es bastante prue ba, Sr. Director? Pone el artículo en boca del Gerente de Luz Elda , el aserto de que la Eléctrica de Elda había tenido la mala fe de culpar a Luz Elda de la falta de servicio, y como esta afirmación de no ser probada, encierra algo de punible, y tengo la absoluta seguridad de su falsedad, pues sabemos perfectamente llevar nuestras culpas, invito apremiadamente a D. José J. Amat a que rectifique, o indique quien es la persona que pudiendo ostentar alguna representación de esa Sociedad, ha hecho tal imputación. ( ... )También hubiera V. sabido de acudir a nosotros que la Sociedad Luz Elda, según nuestro contrato , y al igual que Novelda y Monóvar , tienen la obligación de poner en marcha sus motores a gas en toda interrupción mayor de una hora, a cuyo efecto le abonamos cuantiosa indemnización, y hubiéramos acon sejado a V., que si querían averiguar la causa de que estos motores no se hubieran puesto en marcha para suplir nuestra interrupción, la mayor fuente de información era una visita a la fábrica de Luz Elda , para inquirir el estado Vista interior de la fábrica de Luz Elda , S.A . en que estos motores se encuentran, y la exis tencia de generadores de corriente alterna y de el carbón y antracita necesario para su marcha. ( ... ) Por todo lo expuesto, y siguiendo su ejemplo, termino aconsejándole, Sr. Director, que si en alguna ocasión le ocurre hacer infor maciones de crítica y consejo, procure emplear personal competente y de este modo los hechos no tendrán más de su verdadera importancia » (5). El Director del periódico eldense y sus redactores respondieron en la misma fecha que publicaron la carta que escribió el Director Gerente, Sr. Landecho. En esta Nota de Redac ción los responsables de El Adalid matizaron lo siguiente: «Con respecto al primer párrafo del anterior comunicado; hemos de añadir , que nos costa, que después de conferenciar el Sr. Alcalde con el Gerente de Luz Elda, y no poder darle dicho señor ninguna contestación categórica pues ignoraba lo que ocurría, deci dió ver al Sr. Coronel. Sobre la inexactitud de la manifestación del telegrama a Novelda para que colocasen el interruptor, no creemos comprobarlo en las oficinas de Telégrafos y si apelamos, a la recti tud y caballerosidad del Sr. Coronel , para que diga si efectivamente estuvo en dicha oficina y 33 Vista interior de la fábrica de Luz Elda , S.A. conferenció con Novelda, desde donde le con testaron que habían dado el recado a D. Ligo rio y contestó que enseguida iban a poner el interruptor. Al final de nuestro artículo decimos que estos empleados tienen la mala fe de culpar a Luz Elda de las interrupciones y requerido el Sr. Amat para este objeto nos dice que por per sona que se merece todos los respetos se le había advertido lo que con referencia a las interrupciones se propagaba, y era que el día 5 dieron la corriente y si no que se fijasen en Petrel. ( ... ) Y para terminar hacemos constar que en poder de los fabricantes de calzado hay una carta en la que se compromete la Eléctrica a tener para reserva una caldera de vapor que facilitaría en este caso un determinado núme ro de caballos para que no entorpezcan la mar cha de las industrias » (6). Desde la distancia cronológica nos atreve mos a hacer un paréntesis de la problemática de estas empresas eléctricas, para analizar lo importante de la conservación de algunas rui nas de industrias, como por ejemplo lo poco que queda de la Eléctrica de Elda. 34 En la década de los años sesenta en Ingla terra empezó a ser una disciplina cultural bási ca la arqueología industrial, entre otras razo nes porque el monumento industrial puede ser importante a la hora de estudiar el proceso industrial. En dicho proceso se puede estudiar las fábricas, la maquinaria, los medios de transporte , las viviendas, los barrios obreros ... Si esto lo trasladamos a nuestra pequeña arqueología industrial, nos podemos encon trar con unas posibilidades de estudios impre sionantes, claro siempre que lo poco que man tenemos, se pueda perpetuar hasta la elabora ción de un completo estudio. Entendemos que es muy complicado comprar y conservar determinadas ruinas, pero por lo menos se puede intentar. • BIBLIOGRAFÍA (1) Martínez Cuadrado, Miguel. La Burguesía Conservadora (1874- 1931). Alian za Edi torial. 1973. (2) Navarro Pastor, Alberto. Historia de Elda. Caj a de Ahorros Provincial. 1981. (3) Revista Liberal de Elda. Septiembre de 1915. (4) Busquier Corbí , Jo sé D avid. La Eléctrica de Elda. Revista Fiestas Mayores. 2000. (5) El Adalid. Semanario defensor de los intereses locales. 24 de enero de 1915. Hemeroteca del autor. (6) El Adalid. Ibid . El Excmo. Sr. D. Joaquín Sánchez Gómez-Romero Teniente General del Ejército, Gran Cruz del Mérito Militar (1841-1914) Un ilustre militar, nacido en Elda E s verdaderamente sor pre ndente qu e el nombre y fama de este dl:i!stiíngu idlo mrn tar, benemérito die fa Patria , co ndlecmadl o repetidamente, que gozó del aprecio de fos Reyes de España y de la Familia Real, ha ya sid o totalmente desconocido para los eldenses de hoy e incluso para los de su época , que en nin gún momento han dejado constancia de la con dición de eldense de este valero so militar. Tal vez esta circunstancia se debiera a que, n acido en Elda de padre y abuelos eldenses , su rama materna procedía de San Roque, en la provincia de Santander, donde tal vez pudo pasar sus primeros años, y decimos pudo, puesto que el periodo de su infancia es desco nocido hasta que a los quince años ingresa como ca d ete e _n eJ Co]egio Miifüar de fofan tJ~dª1, , e] 5 de e n e_ro de ]85 7, - Naddo en Elda e] día 3 de mamo de !S; ·U y¡ ba u tizad o en Sa nta An a aJ dfü si~uie nt e coo ]Q~ ~ - nombre s de Joaqu in Em ete.riQ 1 Ce ]edoo~Q 4 s.u padre era Jo aquín Sa nche~ R om ern 4 eldens.e y¡ de padr es igualm ent~ eld e n ses. 4 Joa qu ín Sª n~ che z y Vk ent a Rom ero, Su mad:re ; Vkenta Gáme z Ma rtfnez , era n ad da en la pob lad@ de San Raque , en Sa nt and er, e hija - de Man uel Góme z y Laure an a Mar tfne z era n tamb i~n de esta localidad sant and erin a, Por ell o no pode~ mos sab er si la infa n da de Joaq uín tn ms.eu rrió en aquella poblaci ón , d o nd e su s p a dr es h a bían contraido matrimoni a, o en El d.a , donde fue bautizado . 35 El Reglamento del Antiguo Hospital V - Municipal Fachada original del Hospital. Reproducción M.S.G. H ace unos años realicé un estudio en esta misma revista con el título «Un Alcalde ejemplar» sobre la vida y obras más importantes del Alcalde de Elda D. José Joaquín González Amat, resaltando el proyecto de 1906 para un nuevo hospital en cargado al arquitecto de Alicante Enrique Sán chez Sedeño. El informe económico demuestra que el coste fue de 14.524 ptas. y en una preciosa letra antigua se detallan todas las partidas con una gran meticulosidad y detalle. En el año 1908 se acordó pedir a la Supe riora de la Orden de las Carmelitas de Orihue la colaboración para que desempeñaran los 40 Manuel Serrano González Doctor en Farmacia serv1c1os de asistencia a enfermos, custodia, vigilancia, limpieza y otros menesteres de los enfermos internados, así como el manteni miento de higiene y limpieza del edificio recién estrenado. La Superiora de las Hermanas Terciarias Regulares de Orihuela de Nuestra Señora del Carmen solicitó al Obispo permiso y autoriza ción que le concedieron para desempeño de la alta misión que fueron requeridas las Herma nas Carmelitas. Desde entonces hasta que se destinó el edi ficio para en su solar construir la Residencia de la Tercera Edad, las Hermanas Carmelitas ejercieron y desarrollaron una importantísima La última fachada del Hospital. Reproducci ón M.S. G. labor asistencial tanto a nivel de enfermería como de lo que hoy se denomina de logística, alimentación, limpieza e higiene de instalacio nes, ropas, material de cura y todo lo relacio nado con la alimentación y asesoría, así como su permanente dedicación día y noche a la atención de los enfermos y con los quehaceres religiosos que su Orden les marca. También en la asistencia religiosa a los enfermos y asisten cia a cultos en su antigua capilla. Para marcar las pautas y la colaboración entre los órganos o instituciones que dependía el antiguo Hospital Municipal, es decir del Ayuntamiento, de la Dirección técnica médica, de las Hermanas Carmelitas y de la Junta de Damas de la ciudad, se elaboró por el secreta rio del Ayuntamiento un Reglamento funcio nal cuyo detalle, y tras minuciosa investiga ción de originales, hoy presentamos. Este reglamento se mantuvo vigente desde su redacción en 1927 hasta su cierre, si bien fue refrendado por el Ayuntamiento de 1931, intro duciendo algunos cambios poco sustanciales en el texto original, e incluyendo al dorso los nom bres de los concejales que estaban en ese momento en el ayuntamiento, en la fase repu blicana anterior a la guerra civil española. Consta de catorce capítulos con setenta y cuatro artículos, que tratan sucesivamente, del gobierno interior del Establecimiento que corresponde al Ayuntamiento de Elda, me diante su comisión Permanente y su concejal delegado para ese servicio, la composición de la Junta de Damas de la Beneficencia que ayu daría y colaboraría con las funciones del Con cejal delegado, fundamentalmente para aseso rar en los productos para alimentación de los enfermos, así como asesorar en las compras, posteriormente analiza el personal que dice lo integren en el capítulo tercero, cinco hijas de la Caridad, un Jefe o Director técnico médico, un practicante, un peluquero y un portero. En el capítulo cuarto se analizan y definen las misiones de las hijas de la Caridad, que son básicamente en las que recaen la responsabili dad de la custodia del edificio, de los enseres de los enfermos, de la asepsia de todas las dependencias del hospital tanto las genuinas de prácticas médicas como de las salas, habita ciones, aseos, cocinas, capillas es decir de todo el establecimiento, así como el montaje para la nutrición de los internos, así como su aseo e higiene tanto de ellos como de todo el servicio. Nos dice que el número lo integraban una La Sala de Rayos X del Hospital. Re produ cció n M.S. G. El capítulo diez trata de la ropería a cargo de una Hermana de la Caridad. El capítulo once trata de la admisión y sali da de enfermos del hospital, siendo responsa bilidad las altas y baja del médico . El doce trata de las dietas alimenticias y régimen de los enfermos, diciendo que las fija rá el médico y las dietas serán cumplidas por las Hijas de la Caridad , notándose la precaria situación de la economía y poca abundancia de determinados alimentos, que tenía tantas carencias en esos años, nada equiparable a las dietas personalizadas de los hospitales de hoy. El capitulo trece trata del servicio general de las enfermerías. El capítulo catorce trata de las visitas de familiares o amigos a los enfermos diciéndose que en días ordinarios serían de tres a cinco, y los domingos de once a doce, evitando los visi tantes el molestar a los enfermos, también se dice que en caso de epidemias se suspenderán las visitas. Toda la reglamentación viene firmada el 27 de junio del año 1927 por todos los miembros de la Comisión Permanente del Ayuntamien to, es decir el Alcalde: Pablo Maestre, el Secre- 44 tario: Adolfo Ayala y los concejales: Luis Amat , Rafael Torciera y Miguel Navarro. Viene sellado y rubricado. El sello es el oval antiguo con una gran corona con el lema: «Alcaldía Constitucional de la Fidelísima Ciudad de Elda », rodeado de dos ramas y en el interior un castillo de dos torres y encima la flor de lis. El texto propuesto por la Comisión Perma nente del Ayuntamiento al Pleno fue aprobado según consta en la documentación en el Pleno Ordinario del Ayuntamiento de Elda, el día cuatro de agosto de 1927. Viene firmado y sellado y trae la firma y visto bueno del Alcal de de Elda Pablo Maestre y el Secretario Adol fo Ayala. El sello es el mismo de la Alcaldía ovalado y coronado r:on el lema «Alcaldía Constitucional de la Jidelísima Ciudad de Elda » . Tanto por la redacción de los artículos, como por la matizaéión y especificación de funciones creemos, fue un reglamento comple to perfecto y modélico, que no se le escapó ningún matiz, tanto de forma como de fondo, para el ejemplar y modélico funcionamiento que tuvo el Hospital al servicio de entonces de la sociedad eldense en su conjunto. • • • • ’ •· . . -. .’ . Historia del puesto de la Guardia · Civil en &l’ da Juan Rodríguez Campillo documentos que te den alguna luz, sobre lo que has elegido. Y al final no encuentras más solu ción, que el meter las meninges, en el escabroso maremagnun de los archivos -anteponiendo , ac tualmente, su buena organi za ción-. Y he aquí ¡Eureka! la solu ción a tal enigma. ¿He dicho solución? horas y días, de buceo infatigable en leer libros, a ver que encuentras, y mirando con lupa todos y cada uno de los entresijos archivísticos. Casa Cuartel de la Guardia Civil en la Carret era de Monóvar . (Fo to : J. M . B añón) Cualquier institución, aun que tenga de por sí unas caracte rísticas muy especiales, en su morfología y sus cometidos en la F iel al compromiso moral adquirido con mis incondicionales y benevolentes ami gos, que rigen los tan definidos destinos de la Revista Fiestas Mayores de Elda . Este « Compromiso » entre comillas, a veces me pone en un aprieto o disyuntiva de no saber «qué sacar en el presente ». ¡Y me sucede casi todos los años! y así van ... ¡Ya he perdido la cuenta!. Y por este motivo, siempre tene mos en continuo movimiento la «rueda del pensamiento » repasando los «clichés» imagi narios de la prolífica Elda, con infinidad de aspectos en continua superación, donde poder clavar el «diente » de la descripción y que modernamente se han diversificado , de un modo exuberante . Son tantos , que sucede el fenómeno ese tan manido de «los árboles no dejan ver el bosque ». Y piensas ... y pien sas ... ¿Por cuál me decidiré? Y al fin eliges uno. Y cuando ya te lo has planteado, es cuan do viene ese otro dicho de «ahora empieza lo bueno ». Y comien zas a divagar ¿Dónde en contrar aspectos informativos , para tal caso , o sociedad o para la sociedad, es susceptible de ser historiada, no por el solo hecho de darla a conocer, que de hecho ella misma es sobradamente conocida, sino también por estar totalmente vinculada a la misma sociedad da la que se nutre, y a la que presta sus especiales servicios. Pero no desde el punto de vista de esa misma historia generalizada a nivel nacional que, por descontado, ya esta hecha a esas dimensiones , formando parte muy activa de la historia de su país de origen. En este caso muy concreto y localista, lo que afrontamos, no es la Historia de la Guardia Civil, como ya queda esbozado, sino localmen te la historia del puesto de la Guardia Civil en Elda, como reza en el enunciado. Pero como modelo introductivo, sí es conveniente dar unas «pinceladas » históricas, de sus comienzos nacionales, de su formación y de su cronología. Guardia Civil, Instituto de Policía Militar cuerpo especial de milicia, fundado en España en 1844 por Gon zá lez Bravo y el Duque de Ahumada, al terminar la guerra carlista, y en sustitución del cuerpo de Salvaguardias Reales. 111111111111111111uun1111rn111umnmn111111111101111111111111111m1111111111umm111m1un111111111m111111111111111111mn11111111111111111111111111111111111111111m1111111 ..... Á~ÁÁ.Á.i.....Á.Á.Á~ÁÁ.~ ..... ~.;. .... ~ ..... ~,. --------------------lllllllllllll/ll llllllllllllllll llllllllllUll !llllllllllllltl lllllUllllllllllllllUlllllllllllllHlllllllllllllllllllllllllllllllllUllllllllllllllllllllllllUlllllll llll_,!,llllll~lllUl~llUll~lllUl~lllllli;_111tll~llllll~llllll~llllll~llltll~tlllll~lllllll_!llllll.,!.lllll~lllll~lll!Ul.lllllli.!.llllll~IUllli.!.lllllllllllll~ltllllllllU ~lltl1ll ,... -~~~ ’’W -~ -~ -..;-v~v-v~~ lfl~ .... ..lfr.l... ..... AJ¡,,,,_...,,,..l&.....,~.,,.ltl..~~ ...... ,,,..., ...... ’’..,., UUUlllllllllltlllllllllllllllllllll!llllllllJUllllllllllllll tlllllllllUllllllllllllllllUllllllllllllUllllllllUlllUlllllllllllllllllUUllUIUlllllllllllUllUUllllll cion acuerda seguir pagando los alquileres hasta que la Guardia Civil ocupe las depen dencias del cuartel. Respecto al 2.0 caso, que el Ayuntamiento tiene el propósito de continuar las obras con forme se lo permitan sus posibilidades eco nómicas, y que el acuartelamiento para el Estado del edificio-cuartel propiedad del Ayuntamiento, se fije en 12.000 ptas. anuales o sea al 5% de su valor. Se siguen haciendo gestiones para el aloja miento de la fuerzas del Ejército que ocupan hoy el cuartel y que la Corporación tiene gran interés por acomodarles en otro local adecuado. ACTA de 15 de Febrero de 1940.- Así mismo se aprobó el pliego de condiciones que fija el Instituto de la Guardia Civil para la reconstrucción del referido cuartel y cuyas cláusulas determinan la reconstrucción del mismo en la misma forma que estaba el 18 de Julio de 1936. ACTA de 30 de Septiembre de 1940.- Se dio lectura a un comunicado del Sr. Jefe de línea de la Guardia Civil, en el que da cuenta del proyecto de ampliar la plantilla del pues to de esta ciudad, a los efectos de las obras de ampliación de pabellones a construir en el citado edificio. Acordó la Gestora comunicar al Sr. jefe refe rido que las obras a realizar de momento en el Cuartel son las que ya se le comunicaron en sesión de 18 del corriente, y que hasta tanto estas obras estén terminadas no existe inconve niente alguno para habilitar un pabellón de solteros, en el cual tengan cabida todos los guardias en que consiste la ampliación de la plantilla. El primer Puesto de la Guardia Civil o Casa-Cuartel de Elda, estuvo ubicado en la calle Zorrilla n.º 12 (actual), donde todavía puede verse la casa en su estado original, en las puertas aún se conserva la «mirilla girato ria » que tenían y usaban en su momento. Esta casa era propiedad de D. Damián Tude la Llobregat, y en los tiempos de su construc ción (1900), este barrio se denominaba «Barrio de Rafael Romero». « Romero y Tudela » formaban una socie dad de constructores de viviendas. D. Damián Tudela Llobregat fue Alcalde de Elda en un corto período comprendido entre los años 1912-13. Como final de este artículo -que no cabe duda podía haber sido mucho más extenso he dejado intencionadamente, la referencia a un artículo que se publicó en el diario LA VERDAD, sobre el futuro del Cuartel de la Guardia Civil, el 25 de Abril de 1992, en el que se barajaba la posibilidad , según los dos alcaldes de Elda y Petrel o Petrel y Elda, de estudiar un proyecto de posible cambio del Cuartel al término de Petrel. Y cierro este tra bajo con una extensa pregunta ¿Es que los azares de la vida, le van a propiciar al pues to de la Guardia Civil cerrar el círculo -como en todos los órdenes de la vida- y retornar a, de donde provino , sus principios , aquí en el Valle de Elda y Petrel? • Carmen Bañón Una eldense que pudo ser una famosa cantante F ue una niña resuelta y encantadora, de cuerpo menudo, que apuntaba una pro metedora voz y que a los nueve años, hacía vibrar su guitarra con singular maestría, recitando poemas con gracia y soltura tal que sorprendía a quien la escuchaba . De este modo, en los primeros años de la década de los treinta, Carmencita (diminutivo con que fue nombrada familiarmente hasta bien entrada su mayoría de edad) tuvo ocasión de demostrar su gracia espontánea en muchas ocasiones en festivales en el Teatro Castelar organizados siempre con carácter benéfico. En vísperas de la guerra civil, Elda atrave só una época bastante problemática. Fueron años conflictivos por una serie de circunstan cias que afectaron a las condiciones de trabajo en las fábricas de calzado, malestar que se tra dujo en huelgas y situaciones que, no alcan zando cotas muy delicadas, sí alteraron en cierto modo la convivencia normal de que dis frutaban los habitantes de nuestra ciudad. Pero al margen de esta anormalidad, surgió entre los más jóvenes un cierto movimiento cul tural en lo referente al teatro y a la música. Se formaron algunas agrupaciones nacidas en el seno de algunos centros de enseñanza. La opi nión de quienes recuerdan estos hechos es que en este aspecto se distinguieron las recién cons truidas «Escuelas Nacionales », aglutinando un grupo, nutrido por cierto, de pequeños actores que intervino en algunos festivales y sencillas representaciones de teatro y zarzuela. En esto último fue inestimable la aportación del recor dado maestro Requena. Obviamente, Carmen cita fue pieza fundamental en estas actuaciones en su calidad de solista, que le ganaron la sim patía del público de nuestra ciudad. Nació nuestra joven artista el día de la Vir gen del Carmen del año 1924 en el segundo piso de una casa de dos plantas, situada en la calle de Antonio Maura, frente al final de la calle Nueva, edificio que fue demolido hace Juan Martí unos años para facilitar la salida de esta última calle hacia la de Lamberto Amat. Era la mayor de cuatro hermanos (tres hembras y un varón) hijos de D.ª Carmen Alonso Martínez y D. Constantino Bañón Juan, fabricante de hormas y tacones para el calzado en aquellos años, negocio que permitía a la familia mantener una situación económica bastante estable . Era sobrina de Maximiliano García Soria no, farmacéutico éste último establecido en la entonces estrecha calle Colón. Aunque nacido en Yecla, pero afincado en Elda la mayor parte de su vida, este gran benefactor, escritor y poeta de vena popular, persona entrañable y sin enemigos, fue muerto en el año 1936 tras el inicio de la guerra civil en circunstancias aún hoy no aclaradas . 59 En un diario alicantino, en el que la hoja examinada no aclaraba más que el año 1938, un periodista relataba la profunda impresión que le produjo escuchar a Carmencita en unas interpretaciones a la guitarra de unas obras clá sicas de autores españoles que la niña ofreció en una reunión particular. Y añadía una simpática anécdota acaecida tres años antes. Decía que D. Constantino marchó a Madrid para presentar a su hija en «Unión Radio » donde, señalaba, «cautivó a todos porque lo mismo encantaba a sus oyentes con sus cantos, sus recitaciones poéticas, superando las dificultades técnicas del sonoro instrumento que pulsó mágicamen te el inimitable Tárrega. Cantó cuplés, recitó varias composiciones que fueron escritas por el alicantino Rodolfo de Salazar expresamente para la joven artista. Fue tal la acogida que tuvo que desde entonces quedó consagrada esta infantil intérprete en la capital de España ». Durante la guerra siguieron celebrándose en el Teatro Castelar muchas funciones de carácter benéfico aunque con una frecuencia más espaciada . Acabada la contienda y en el corto espacio de tiempo que medió antes de su marcha a Valencia para seguir estudios de canto, Car men intervino en unas obras teatrales, pero sobre todo, en representaciones de zarzuela y otros recitales. De obras de teatro, recordamos en particular una actuación suya en la graciosa comedia «Los Marqueses de Matute », junto a Emilio Rico y Paco Candelas, inolvidables ambos por sus celebradas intervenciones en tantas obras teatrales, generalmente de tipo cómico en las que destacaban como unos ver daderos maestros. En «La Dolorosa » de Serrano, interpretó el rol de Dolores junto a Enrique Martínez como Rafaet tenor aficionado de nuestra ciudad, poseedor de una voz maravillosa que pudo hacerle triunfar en el campo profesionat al que quizá faltó decisión o más bien oportuni dad para haber dado el paso decisivo. « La del manojo de rosas » de Sorozábal y «Molinos de viento » de Luna, fueron otras en las que, bajo la dirección del maestro Requena, asumió los papeles de Ascensión y Margarita, respectivamente, con un grupo de aficionados sabiamente conjuntados por el maestro men cionado. Representaciones siempre a t eatro lleno que dejaban patente la gran afición que existía en nuestro pueblo por aquellos años. Cuatro años de estudios en Valencia con D. 60 Francisco Andrés proporcionaron a Carmen una técnica depurada, dotando a su voz de un exquisito matiz. El maestro Andrés, considera do como uno de los más prestigiosos profesores de la voz y que, por cierto, pocos años después fue maestro de canto del gran tenor Alfredo Kraus, definió la voz de nuestra artista como de «Soprano lírica, de una belleza de timbre cálido y puro, de gran expresividad y riqueza sonora », condiciones que ensamblan perfectamente con el carácter dulce y amoroso de Carmen. Mientras duró su estancia en la capital levantina, tuvo ocasión de intervenir en diver sos festivales, siempre de carácter benéfico, siguiendo su costumbre. En uno de ellos, el famoso compositor Pablo Luna, creador de zarzuelas tan destacadas como «Molinos de viento », «El asombro de Damasco », «El niño Judío » y tantas otras joyas de nuestra música más popular, tuvo ocasión de conocer las grandes posibilidades que demostraba Car men, al escuchar una de sus intervenciones y propuso patrocinarle su presentación en Madrid. Fue la ocasión de haber iniciado una etapa muy prometedora en el campo de la líri ca española, que ella no pudo aceptar por cir cunstancias familiares. Carmen Bañón En el año 1948 contrajo matrinomio con Antonio Poveda Boronat, joven y prestigioso abogado alicantino , fijando a partir de enton ces su residencia en la capital de nuestra pro vincia. Su nuevo estado tampoco le permitió atender varias propuestas que desde Madrid le fueron cursadas reiterando la petición de contratarle. La música siempre formó parte de la vida de Carmen y en ningún momento rechazó la invitación para colaborar en algún recital o con cierto en su misma localidad . En el año 1951, coincidiendo con el 50 º aniversario de la muer te de Giuseppe Verdi, el Teatro Principal de Ali cante organizó un magno concierto programan do la «Misa de Requiero » del compositor italia no que, por cierto, sería la primera vez que se interpretaba en esta ciudad. Carmen Bañón asumió el primer papel de soprano solista, junto a tres cantantes de gran categoría, uno de ellos la famosa y cotizada Toñy Rosado. Esta monumental obra, de una compleji dad enorme para los cantantes por las dificul tades técnicas que presenta y que requiere, obviamente, voces privilegiadas para el cuar teto solista, constituyó para nuestra soprano un éxito sin precedentes del que se hicieron eco todos los medios informativos . Y que feliz mente pudimos presenciar desde los últimos peldaños del «paraíso » del Teatro Principal porque el interés despertado por este concier to agotó las localidades e hizo casi imposible encontrar un hueco a quienes nos desplaza mos desde Elda. La Coral Polifónica Santa Cecilia de Ali cante que intervino en el concierto citado , al que Carmen perteneció como solista, efectuó un desplazamiento ese mismo año a Siegburg, una población alemana de probada tradición musical. Con aficionados exigentes que , según noticias, no tuvieron reparos en abuchear a una María Callas en su buen momento, en un recital dado por la diva en la misma sala donde los alicantinos iban a actuar. Posterior a este concierto, un articulista del diario «Información » de Alicante efectuó un comentario y transcribió la crítica de un perió dico germano sobre la actuación de la coral ali cantina en la «Sala de las Estrellas » de Siegburg. Confirmaba a esta agrupación como una de las mejores que por allí habían pasado en muchos años. Calificaba a todos sus componentes como poseedores de una gran cultura musical, desta cando a Carmen Bañón como «una solista de Carmen Bañón excepción y alto nivel, que cantó sus solos con una exquisitez extraordinaria». Sus obligaciones familiares y el hecho de residir en Alicante impidieron a Carmen tras ladarse a Elda con la frecuencia que ella hubie se deseado. Sin embargo, ningún año faltó a la cita de las Fiestas Mayore s para , en la misma Iglesia de Santa Ana, donde tantos años, antes de su matrimonio , había formado parte de su coro como solista, ofrecer la ofrenda de su voz a la Virgen y al Cristo que siempre llevó den tro de su corazón. El día 15 del pasado mes de Noviembre murió Carmen a los 75 años, cinco meses des pués del fallecimiento de su esposo. Cantó en el coro de la Iglesia de Nuestra Señora de Gra cia hasta, prácticamente, pocos días antes de su óbito. Al parecer, no existen grabaciones de algu na actuación suya. De un modo impreciso, sus familiares recuerdan que en alguna ocasión un antiguo magnetófono recogió unas pequeñas intervenciones que intentan recuperar. De sea mos que ello sea posible porque este docu mento vivo testificaría de forma fehaciente cuanto aquí se ha dejado constatado sobre el milagro de su voz maravillosa. • Mi calle (Imágenes y sensaciones) Calle Antonio Maura. Años 30. E vocar los días infantiles, indudablemen te, es un síntoma de vejez y, se quiera o no, los de mi generación en esa tesitura estamos. Mucho es el tiempo transcurrido ya desde el día de mi partida de Elda, mi añora do pueblo; mucho ha llovido y tronado desde entonces -medio siglo -y los recuerdos de mi edad pueril permanecen tercos en la memoria. Intentaré plasmar, en unos pocos folios, imágenes y sensaciones pretéritas, aun a ries go de tergiversar la alejada realidad. Estos bocetos de mis recuerdos los centraré en un espacio limitado, concreto: mi calle, la calle Maura, escenario de mis primeras impresiones vividas. De forma inconexa, intentaré recupe rar y plasmar algunos de mis recuerdos y comienzo por ... Julio Capilla LA POSADA El amplio y vetusto recinto constaba de dos plantas con pisos de yeso cuajado y fachada oblonga, tostada del sol, con dos grandes puertas abiertas a la calle. Parte del edificio lo habitaba el posadero y su familia y, el resto, lo constituían las estancias para el hospedaje, cocina y corraliza con accesos a las cuadras, pajar y abrevadero para las caballerías. La posada ofrecía cierto aspecto de venta man chega y tal vez, por su ubicación, la calle Maura en cierta época se denominó calle de El Mesón. Con las primeras luces del alba, los días de mercado en el pueblo, comenzaba el trasiego de carros y tartanas cargados de hortalizas y frutas de los campos de Sax, Villena, Aspe y otros pueblos aledaños del Valle del Vinalopó. El paso de los carruajes por la calle Maura alte raba la placidez matinal y crecía el estruendo al chocar las ruedas con los cantos de piedra del umbral de entrada de la posada. Entre sue ños, me llegaban amortiguadas las voces de los carreteros azuzando a sus caballerías. Los críos del vecindario, por las tardes, aca bada la jornada escolar, nos concentrábamos en el corral de la vieja posada. Lugar idóneo para jugar, chillar, pelearnos, y revolcarnos por el sucio suelo y correr sudorosos tras la pelota en agotadores partidos de fútbot sistema eficacísi mo para liberar energías reprimidas durante los horas de escuela. En ocasiones, el posadero, harto de nuestra alborotadora presencia, nos echaba a cajas destempladas y nos ponía de patas en la calle. Nosotros, tercos, en la primera oportunidad, volvíamos a las andadas. El corpulento posadero, enfundado en su blusa campesina, con la llegada del buen tiem po, se holgaba al fresco de la calle repantigado en una silla baja, junto al vano de la puerta principal de la posada. En el mes de diciembre del año 1930, cuando los sucesos de Jaca, preludio trágico al advenimiento de la II República, por las calles de Elda patrulló la tropa y el recinto de la posada, por unos días, se utilizó como improvisado cuartel. Desde el balcón de casa, Grupo de niños del Colegio de las HH. Carmelitas. Años 40 vimos entrar y salir a los soldaditos por la puerta grande de la posada con sus pertrechos y amplias boinas caquis sobre sus rapadas cabezas, En aquellos días, enmudecieron las sirenas de las fábricas de calzado y en Elda se escucharon los estridentes toques de corneta. La posada fue demolida en los años de la posguerra y, en su solar, se construyó un espa cioso cine. LA SEÑORA GLORIA Frente a la puerta principal de la posada, desafiaba el paso del tiempo un decrépito y destartalado caserón decimonónico. Los bajos del edificio lo habitaba una viejecita: La seño ra Gloria. Una descomunal puerta, perenne mente entornada, daba acceso al amplio y penumbroso zaguán pavimentado con losetas bermejas oscurecidas por el tiempo. En el zaguán se iniciaba la escalera, de gastados pel daños, que conducía a la primera planta y al sobrado del caserón, habitados por familias de humilde condición . En la estrechez del sobra do se alojaba una pobre viuda y sus tres hijos. Los dos varones, en las jornadas de huelga zapatera y periodos revolucionarios, la Guar dia Civil, por su militancia ácrata, los detenía y, esposados, acababan en la cárcel. La anciana señora Gloria, siempre de negro, de la cabeza a los pies, aparecía y desa- 63 parecía en la penumbra del hondo zaguán como un ser fantasmal. Menudita, frágil y encorvada, de boca sumida y arrugada de piel, caminaba lentamente con la ayuda de un bas tón. Nunca traspasaba el umbral de la puerta de su casa y, a veces, se la veía dirigirse hacia el fondo del zaguán y diluirse su diminuta y negra silueta, en el deslumbrante contraluz del vano de la puertecíta de acceso al pequeño huerto, situado a espaldas de la casa. A la som bra de un árbol frutal, sentada y transpuesta, entre moscas, permanecía largo tiempo con su negro gato en el regazo. La señora Gloria falleció durante la Guerra Civil, en días de penurias y tristezas. La con templé amortajada, dentro de un negro ataúd depositado sobre el suelo de una pequeña estancia apenas iluminada por la mortecina luz de una bombilla eléctrica suspendida del techo. EL COLEGIO DE MONJAS Y EL NAZARENO El colegio de las monjas carmelitas, aleda ño al caserón de la señora Gloria, quedaba a un tiro de piedra de nuestra casa. Los párvulos pasábamos las horas de clase bajo la custodia de una religiosa y, salvo los ratos libres del recreo, el resto del tiempo transcurría entre la monotonía de los cantos, las oraciones y en recitar, infinidad de veces, candorosas jacula torias que una ceñuda carmelita se obstinaba en hacernos aprender por el poco pedagógico sistema del palmetazo y el coscorrón. En una reducida habitación iluminada por la luz que entraba a través de los cristales de una amplia ventana, sentados muy juntitos en toscos ban cos corridos de madera, sin respaldo, con los brazos cruzados sobre nuestros pechos, trans curría el tedioso tiempo, las interminables y pesadas horas de escolarización. A los niños más desinquietos, más rebeldes, las monjas les aplicaban un ingenioso procedimiento para amansarles: los introducían en un espacioso jaulón con aves de corral instalado junto al patio del recreo. Por martirizar con mis pelliz cos las carnes de un compañero de banco, una monja me llevó de la oreja hasta la temible celda de castigo y dentro del jaulón permane cí toda la tarde. Durante el encierro, las inso lentes gallinas no dejaron de contemplarme con descarada impertinencia. Se proclama la República en España, se cierra el colegio y me llevan a las Escuelas Graduadas, a la clase del maestro don Segun- do Salvador. Allí comenzó una nueva etapa de mis verdes años. Junto al colegio carmelitano, en el hogar de una familia de hondas raíces eldenses, se cus todiaba la afligida imagen del Nazareno. En las procesiones de la Semana Santa, pasaba bajo el balcón de mi casa, llevado en andas entre dos ringleras de cirios encendidos porta dos por los cofrades. Quedé asombrado cuan do, más tarde, descubrí que el Nazareno esta ba entronizado en una vivienda de mi misma calle. Metido en un camarín rutilante de luz y a la espera de ver llegar los días santos de la Pasión para ser conducido por las calles de Elda; pacientemente, permanecía en su domi cilio de la calle Maura la tradicional imagen de el Nazareno. DON NARCISO, EL SACERDOTE Durante años, don Narciso, formó parte de la clerecía local, en la vieja parroquia de Santa Ana. Clérigo de talante liberal, comunicativo, gastaba parte de su tiempo en visitas y apaci bles tertulias. Don Narciso, en el invierno, se abrigaba con una larga y negra bufanda de lana liada al cuello. La prenda tenía una doble función, además de protegerle del frío, la utili zaba, con rara habilidad, para fustigar a modo de látigo, las piernas de los pequeños catecú menos asistentes a las sesiones de catecismo que los jueves impartía en la parroquia. Al D. Narciso Catalán. Caricatura de Osear Porta. asistente distraído lo volvía a la realidad con el certero y seco trallazo de su bufanda. Vivía don Narciso con una hermana suya, encima de un establecimiento de peluquería de la calle Maura, frente a la calle Nueva, entonces de Alfonso XIII y, desde el balcón de su casa, atalayaba ambas calles. Don Narciso, de rostro barbiespeso, cejas pobladas y mirada vaga, vestía la sotana con cierto desgaire y no podía soportar que, abordado en plena calle por los críos, le besuquearan el dorso de sus manos. El sacerdote compartía su ministerio con otras actividades profanas. Le nombraron presidente de la Asamblea Local de la Cruz Roja Española y, por tal distinción, en las risueñas mañanas de las septembrinas fiestas patronales, la uniformada banda de cornetas y tambores de la Cruz Roja, interpretaba alegres retretas bajo el balcón de su casa. Alguna vez, don Narciso, estuvo de visita en mi casa y lo vi fisgonear en la biblioteca de mi padre. Escribió alguna cosilla que firmaba con el seudónimo de NACARO, compuesto con las primeras sílabas de su nombre y apelli dos. Don Narciso Catalán Romero se marchó de Elda al comenzar la Guerra Civil y no regresó hasta su término. Luego se trasladó a Alicante. SUCESOS Tarde de abril de 1931. Por la calle Maura marcha, lenta, una camioneta y, sobre ella, unos cuantos músicos hacen sonar sus instru mentos interpretando la Marsellesa; una ban dera tricolor sostenida por un joven trabaja dor, ondea sobre sus cabezas. Se ha proclama do la República y hay alborozo entre las gen tes del pueblo. En Elda es evidente el republi canismo desde hace muchos años, alentado por el gran Castelar. Ya entrada la primavera, en mayo del mismo año de proclamada la II República, un día, a primeras horas de la tarde, un grupo de jóvenes exaltados fuerzan la puerta de la vivienda de don Francisco Alonso, vecino nuestro, repetidas veces alcalde de Elda y, desde el balcón del primer piso de su casa, arrojan a la calle cuanto encuentran a su paso, incluida la imagen de la Virgen. En plena calle, lo amontonan todo y le prenden fuego; más tarde llega la Guardia Civil. En aquella jorna da, en Elda, se cometieron otros desafueros. Luminosa y fresca mañana del mes de enero de 1932. Los balcones de las fachadas de la calle Maura están engalanados con vistosas La niña María Santos Guerra vestida de República. 1932. colgaduras y con gente a rebosar . Un público expectante y excitado llena las aceras de la calle; los niños de las escuelas públicas cubren la carrera y enarbolan banderitas tricolores de papel. Hay un momento de enorme griterío al divisar la gente los caballos negros montados por la Guardia Civil que dan escolta al Presi dente de la II República, don Niceto Alcalá Zamora y su comitiva. Entre otros le acompa ña su yerno el general Queipo de Llano, jefe de su Casa Militar. Al General Queipo de Llano, en el acto de colocación de la primera piedra del monumento a Castelar, un eldense con su mo despiste, le ofrece su petaca de tabaco y el general se lía un cigarrillo. El hombre lo con fundió con un guardia municipal que ese día estrenó el nuevo y flamante uniforme. EPÍLOGO No voy a hurgar más en el revuelto cajón de los recuerdos de mi infancia en Elda, acota dos en el reducido espacio de mi calle. Repu dio la desconsideración y no pretendo agotar la paciencia del probable y sufrido lector. En la antecámara de mi memoria quedan, tal vez para otra ocasión, imágenes y sensaciones de la lejana infancia. Si me es dada la oportuni dad, espero poder revelarlas. Mientras tanto, seguirán sumidas en el letargo de los años. Barcelona, primavera del año 2001 • Rafael Martínez lópez Un hombre singular Rafael Martínez, en la «esquina del guardia». Navidad de 1962 V ino a verme cierta mañana de mayo de 2000, para mostrarme un libreto recién encuadernado en la copistería, donde había recopilado «recortes» de artículos y otros escritos, fotocopiados, que habían sido publicados en Valle de Elda, Vivir en Elda y en la revista «Policía Municipal» entre otros, escritos por él, preguntando si me interesaba tener un ejemplar a un módico precio, que cubría el gasto de las fotocopias y encuaderna ción. A Rafael Martínez López le conocía «de toda la vida» aunque durante muchos años tan sólo «de vista», pues era guardia munici pal en la época en que, al no ser mucha la plan tilla, todos eran conocidos por los ciudadanos, coincidiendo además en los años que en Elda Miguel Barcala Vizcaíno se adoptaron los uniformes de Guardias Urba nos, típicos en las capitales, para dirigir el trá fico, especialmente en la «esquina del guar dia», cuando la calle Jardines y Avenida de Chapí era de doble dirección al ser carretera general de Madrid-Alicante. Pero cuando real mente conocí en persona a Rafael fue a través de la radio, en un programa que yo realizaba de líneas abiertas en donde a menudo solía lla mar «el Tío Vicente» para poner la nota de humor a través de sus versos y chascarrillos. Aquel «Tío Vicente» era uno de los seudóni mos que empleaba Rafael, así como en otras ocasiones «el Gran Rafa». Siempre con un sano y fino sentido del humor. Aquel libreto, en cuya portada figura una foto a todo color de la primera Feria Nacional del Calzado e Industrias Afines, celebrada en el Colegio Padre Manjón, y en la que en la parte central inferior, regulando el tráfico, está él mismo con el uniforme de verano de «Urbano», tiene un contenido realmente sorprendente y, bajo mi punto de vista, rico de cierto eldensis mo, que al estar recopilado, es posible constatar la labor, el trabajo y las inquietudes de un hom bre como Rafael, quien a modo de introduc ción, expone los motivos que le impulsaron a «escribir esas cuartillas sobre los CASOS Y COSAS DE ELDA» matizando que «bien sabe Dios que no me guió para ello, ningún afán de exhibición literaria, ni mucho menos, sentar cátedra en un tema costumbrista ... ». El contenido muestra cantidad de artículos escritos por Rafael Martíne z , siempre mante niendo Elda y lo eldense como fondo. Nos cuenta las «Cosas del Tio Gasparico » en evo cación al humor eldense de los años treinta, anécdotas humorísticas de personajes de los años veinte, casos y cosas de la Elda antigua, cuentos, recuerdos, programas de cine de los años treinta, humor poético, curiosidades eldenses, reportajes, consejos, humor deporti vo con «las cosas del Tío Vicente » y «los pro nósticos » escritos en verso y siempre en clave de humor, programas en los que actuó el autor como humorista, bajo el nombre de «El Gran Rafa ». Curiosamente el último artículo que incluye se refiere al «Adiós a la carretera gene ral», relatando con todo lujo de detalles el acto de inauguración del nuevo desvío que elimi naría el paso de la carretera por el centro de la ciudad, aquel 11 de febrero de 1975. El caso es que Rafael, como tantos foráneos que han llegado a Elda, se identificó rápida mente con el carácter eldense, y su costum brismo. La vida de Rafael Martínez está salpi cada de anécdotas y vivencias curiosas, de las que cabría hacer un largo relato que podría servir de base para un guión cinematográfico o novelesco. Me referiré no obstante a grandes rasgos, a la vida de este personaje singular . Nació Rafael Martínez en Nador, al sudo este de Larache , a catorce kilómetros del sur de Melilla, en el año 1922, según recalca él, un año después del «Desastre de Annual». Fue el cuarto de siete hermanos. Su padre era patrón de un pesquero. En medio de la revuelta mar charon a vivir a Melilla , donde se libró una gran batalla en la que las tropas españolas impidieron el avance de las huestes de Abd El Krim. Allí, en Melilla, cursó sus estudios pri marios hasta los trece años , en que su padre lo puso a trabajar en el barco pesquero, pero no le gustaba aquel oficio. A los diecisiete años dejó el barco, cuando fue contratado para tra bajar en un circo que llegó a Nador que nece sitaba un mozo de pista. Tres años estuvo reco rriendo pueblos con el circo. A los seis meses, pasó a sustituir a uno de los payasos que había caído enfermo, demostrando sus grandes apti tudes artísticas haciendo el papel de «Augus to » (el payaso «tonto » ). Tuvo que dejar el circo cuando fue llamado a filas para hacer el servi cio militar en la Marina. Allí estuvo los prime ros tres meses en el cuartel de instrucción de San Fernando (Cádiz). Dice Rafael que recuer da que el edificio de aquel cuartel tiene 365 ventanas, igual que los días del año . Llegó el momento de obtener destino , correspondiéndole los servicios en una embar cación guardacostas con base en Melilla, que se encargaba de vigilar toda la costa de Marruecos, realizando también las labores de reparación de los cables de comunicación sub marinos. La segunda guerra mundial estaba en todo lo suyo. Corría el año 1942, cuando se produjo el desembarco de Argel, por parte de las tropas norteamericanas. Cierto día, patrullando cerca de la Isla de Albarán, escucharon a lo lejos, los sonidos de «El Gran Rafa » en plen a ac tuac ió n en la P an A m eri c an Rad io, en T án ge r (M arrue co s). Año 1955 67 las explosiones de una de las batallas que se estaba librando en Argel. Al anochecer vis lumbraron unas bengalas de socorro. Y aun que éstas procedían de un lugar fuera de los límites jurisdiccionales, decidieron ir en auxi lio, recogiendo a unos pilotos alemanes heri dos que habían sido derribados. Rafael recuer da que lo que más le impresionó era la excesi va juventud de los tripulantes que no sobrepa saban los diecisiete años. Terminó el servicio militar en 1944. Sin ofi cio definido, ya que no le gustaba la pesca, recurrió a sus allegados. Primero a un cuñado suyo que era jefe de telégrafos de Larache, quien le ofreció el puesto de repartidor de tele gramas pero sólo con derecho a propinas, que resultaban insuficientes para vivir, por lo que decidió marcharse a Nador, donde vivía su her mano que le ofreció ponerle a cargo de un kios co de prensa y chucherías que tenía junto al único cine que había en la villa, y allí permane ció hasta 1951. Tampoco aquel trabajo le satisfa cía mucho, hasta que llegó un buen amigo que era guardia, que le comentó que salían a con curso veinte plazas vacantes para guardia urba no , recomendándole que se presentara a la opo sición, e incluso se ofreció para ayudarle en los estudios e inculcarle los reglamentos precisos. Rafael consiguió superar los exámenes que tuvieron lugar en Tetuán, obteniendo el núme ro uno, entre trescientos que se presentaron, según escri to oficial que recibió con fecha 10 de marzo de 1951, en el que le daban la enhora buena. Estuvo seis meses de prácticas en Alhu cemas , y le destinaron des pués a Larache donde es tuvo casi siete años, regu lando la circulación. Re cuerda Rafael, con la nó mina en la mano que toda vía conserva, que ganaba de sueldo y gratificación 550 pesetas al mes, por lo que tenía que alternar su trabajo de guardia , con el de árbitro y linier de terce ra división. un guardia , recomendándole que buscase una casa particular, de las que solía haber, en donde daban alojamiento, a modo de pensión. Un compañero le recomendó una casa de una señora, viuda, llamada Adela. Y allí se instaló Rafael, quien al poco tiempo terminó por ena morarse de la hija de la patrona. Al año falle ció la viuda y a los dos meses se casó en la Igle sia de Santa Ana con Teresa, la hija de Adela. Su cometido en la plantilla municipal fue fundamentalmente dirigir el tráfico en la «esquina del guardia » y en el cruce de Dah e llos-General Mola (hoy Ortega y Gasset) con Jardines, además de otros lugares cuando las circunstancias lo requerían (fiestas u otros acontecimientos) . En el transcurso de ese periodo , a principios de los años sesenta, resurgió su inquietud artística, y fue invitado a participar a una gala a beneficio de Cáritas, por Pepe Madrona, barbero de profesión, pero que ejercía también de locutor y organizador de «festivales». Allí, en el Teatro Castelar, actuó Rafael como humorista bajo el nombre de «El Gran Rafa », contando chistes e historie tas de creación propia que causaban hilaridad en el público. Sus actuaciones fueron numero sas y casi siempre de carácter benéfico . Entre otras, cabe destacar su participación en el con curso de artistas noveles «En pos de la Fama », organizado por Radio Monóvar y presentado por el recordado Francisco Crespo, en dos sesiones celebradas en julio de 1961: el día 27 en la Plaza de Toros de Elda, y el 28 en la Terra za Ronda de Monóvar. Así como en otro festi1 En 1958 llegó a Elda destinado, siendo alcalde Joaquín Campos Fernán dez. Pasó la primera noche en el Hotel Juanito, donde le hicieron un pre cio especial por tratarse de Regulando el tráfico en la calle Padre Manjón durante la Feria Nacional del Calzado e Industrias Afines. Año 1962 68 val, «Embajada de la Amistad», en el que fue seleccionado como artista de primera valía entre otros de distintas modalidades, celebra do en 1965 en el Teatro Gema de Monóvar. Sumándose en 1971 al homenaje que se le tri butó en Petrel a Juan Marcial, un afamado músico cantante solista de la entonces célebre «Orquesta Tureskan», que se encontraba aque jado de una grave enfermedad y en una preca ria situación económica. Su identificación con el carácter y el cos tumbrismo eldense fue tan rápida como total, y contaba las cosas con tal precisión, que nadie diría que Rafael no era eldense de nacimiento . Así, comenzó a colaborar en 1968 con el sema nario local «Valle de Elda», contando «las cosas del tío Gasparico», «cuentos del humor eldense», y diversos artículos, destacando los ripios que firmaba bajo el nombre de «el Tío Vicente», en los que hacía, en verso, comenta rios y pronósticos de los partidos de liga del Club Deportivo Eldense. Fue también representante de artistas, junto con Pepe Madrona, ofreciendo las mejo res figuras de los años setenta a los Ayunta mientos de la comarca para sus fiestas mayo res. Y corresponsal de «La Voz de Alicante» en el capítulo de socios y peticiones musicales. Cuando en 1975 inauguraron el nuevo trazado de la carretera general que desviaba el paso de la misma por el centro de Elda, la calle Jardi nes pronto paso a ser vía de una s’ola dirección, con lo que la regulación del tráfico en la esqui na del guardia fue suprimida. Entonces, a cada uno de los guardias urbanos de la plantilla les ordenaron nuevos cometidos. A Rafael, lo destinaron al retén municipal, a cargo de los calabozos, donde prestó sus ser vicios por las tardes como «carcelero», según dice él mismo. Estuvo allí casi diez años, y confiesa que, aunque no fue culpa suya, en alguna ocasión, se le llegó a escapar algún que otro preso. En los últimos años de su trabajo como guardia, siendo alcalde Roberto García Blanes, fue inaugurado el parque infantil de tráfico, y le encomendaron que se hiciese car go de la enseñanza vial de los niños (1984). José Miguel Oliver, concejal de tráfico, le reco mendó que se esmerase en la enseñanza, por que tenían que concurrir al campeonato de España. En principio, Rafael se asesoró del monitor del parque infantil de tráfico de El che, que llevaba años de experiencia, habien do conseguido varías medallas en competido- Rafael Martínez López, en la actualidad nes incluso internacionales . Se puso Rafael manos a la obra y comenzó a impartir clases, en los colegios eldenses, de educación vial y tráfico por las mañanas, y por las tardes en el parque enseñaba las prácticas correspondien tes, con karts, ciclomotores y bicicletas. Comenzaron las eliminatorias provincia les, llegando a quedar segundos después del parque de Elche, y por delante de Alicante. Después acudieron al campeonato de España que se celebró en El Ferrol, que cumplía su vigésima edición. Quedaron en el puesto número quince, pero les entregaron una placa por ser el parque de tráfico más joven de Es paña. Siguieron participando varios años más, y en Gijón consiguieron la medalla de plata en categoría femenina, en 1985 y 1986. Según dice Rafael, el parque funcionó perfec tamente durante los cuatro años que estuvo él a su cargo . Labor que nunca le ha sido reco nocida . Después, el parque infantil de tráfico se fue perdiendo poco a poco, cayendo en el abandono, como se encuentra en la actuali dad. Rafael Martínez López, «el Tío Vicente», «el Gran Rafa», forma parte de un grupo de eldenses, en este caso de adopción, que desta can popularmente en distintas manifestacio nes culturales, y de los que creo, es justo con siderar y reconocer sus méritos. • • m1 ¿Dónde está 1938 iglesia? e orrían los años que a nadie le agrada recordar; pero la Historia que forjamos las personas queda en la memoria hasta que la noche de los tiempos la borra para siem pre. Esto es lo que pretendo explicarles con mis palabras. En primer lugar mostrarles esta fotografía panorámica de nuestro querido Valle de Elda, que toda ella es una historia en sí misma para las personas que ya tenemos una cierta edad pues un servidor contempla la casa donde vio la 70 Miguel González Aguado luz por primera vez. Yo tenía dos años de edad cuando se tomó esta fotografía y, lamentable mente, no podemos hablar acerca del autor de la misma porque, al parecer, no fue ningún fotó grafo del pueblo de Elda quien la tomó . Si se fijan en ella, se darán cuenta que la Iglesia de Santa Ana no existe. Es algo obvio si se tiene en cuenta el año en el que está tomada la fotografía. Según dicen aquellos que tuvie ron la suerte de conocer la Iglesia de Santa Ana antes de su desaparición durante la Guerra Vista del Valle durante la nevada de los años 30 en la que se aprecia la Iglesia. Foto Arch ivo Civil, ésta era grandiosa y muy artística y una verdadera desgracia para nuestro pueblo que fuese destruida . Hoy podemos hacer un recuento y hallare mos cinco Iglesias para el culto de lo que nos han inculcado nuestros padres como es el con cepto de la fe, el amor , la caridad y el respeto. Del contenido de esta fotografía se podrían hacer varios trabajos históricos y literarios, pero eso queda para otras personas. Lo que yo quie ro expresar aquí no es un estudio histórico ni literario acerca de aquellos años ni de aquellos hechos sino la superación de las ideas políticas por un sentimiento más poderoso de unión a través de la religión y de la identidad de un pueblo. Ello hizo que, todo aquel que se sentía parte del «Pueblo de Elda » hasta las personas más extremas, en su día aportaran una peque ña ayuda económica de parte de su salario para reconstruir lo que nunca se tuvo que haber des truido: nuestra querida Iglesia de Santa Ana. Y es que las torpezas de los hombres nunca tuvieron límites, pero ahí están los cuatro tem plos, más el que se está finalizando, que nos dan cobijo a todos para compartir nuestras ale grías y desahogar nuestras penas y nuestro dolor. Estimados convecinos , me consta que años atrás cuando yo era adolescente, en los días más señalados de nuestros Stmos. Patronos la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso, un grupo de amigos de edad avanzada, todos hijos del pueblo de Elda, cantaban en las Misas Mayores con tal fervor que no se les notaba que tuviesen otras ideas y/ o creencias que no fuesen las religiosas. Y es que nuestros Stmos. Patronos la Vir gen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso no distinguen ningún tipo de credo ni color sino que distinguen lo que hay en los corazones de sus Eldenses, como son el Amor y el Respeto para su Pueblo. • dad rebasaba en ocasiones el aforo del local; con un cierto tufillo a siglo pasado, heredado ante la carente y necesaria reforma educacio nal; también entrañable en el recuerdo; con dignos y respetados maestros con sus raídos trajes y con parcos ingresos a merced del alumnado, pues la mayoría de ellos ejercían su trabajo por cuenta y riesgo . (« ¡Buenos días Don Gaspar, venimos al colegio para estu diar! » ). En la clase los maestros aparecían en un plano superior, sobre una tarima, desde donde impartían su magisterio y desde donde oteaban y mantenían el impoluto orden. Abundaban los castigos; de aplicación: copiando cien veces cualquier cosa; y de deso bediencia o alboroto: los corporales, lo que hoy los entendidos llamarían «disciplina inglesa». Estos consistían en poner al alumno de rodillas de cara a la pared, con los brazos extendidos y las palmas de la mano hacia arri ba donde se depositaban varios libros, según comportamientos. Y los reglazos; como su Foto do nad a po r Ju an F erris Mo nllo r. 74 nombre indica eran golpes de regla (algunos fuertemente dados, otros quedaban en testi moniales) en las manos. Se hacían pequeñas colas para recibir este castigo según delación del vigilante de turno , no faltando entre ellas el listillo apestado con olor de ajo el cual afir maba que frotándose las manos con este pro ducto, además de evitar el dolor, la regla salta ba por los aires hecha mil pedazos . (Jamás pudimos contemplar semejante prodigio). Y, el cuarto oscuro, el «de las ratas », un lugar siniestro y mal oliente junto a las letrinas, que jamás tuvimos la oportunidad de experimen tar, pero que pesaba sobre nuestras cabezas como amenaza posible . Ayudaban en estos menesteres algunos alumnos mayores los cua les acusaban, no siempre desinteresadamente, a aquellos infractores de la ley del silencio y de la inmovilidad absoluta. (« ¡Papá, el maestro me ha pegado! », « ¿Te ha pegado dices? Algo habrás hecho ¡toma! por si se ha quedado corto » ). «Y todo un coro infantil va cantando la lección mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón ». Foto donada por Anto nio Páe z Cuesta IV U na cantinela que a través del tiempo aún parece sonar en el pensamiento. Salmodiando a coro aprendimos el alfa beto siguiendo los movimientos del puntero de la maestra que iba señalando una a una las letras en un cartel de lectura colgado en la pared. Aquellos carteles de colegio de didáctica antigua: con estampas del Viejo Testamento como el «Sacrificio de Isaac »; de « lecciones de anatomía, con el cuerpo humano mostrando sus segmentos musculares y su osamenta, que tanto pavor nos causaba; y los mapas, entre ellos los de España físico y político, cuyos acci dentes y provincias aprendimos guiados del puntero. Siempre cantando; la grey infantil entonando a coro «mil veces ciento, cien mil » la tabla de multiplicar; no importaba saber la letra de la canción, mejor dicho los números, basta ba con tararear en voz en grito la música. Toda vía, si en algún acto religioso oímos rezar el Padrenuestro, la mente no puede evitar acom pañarlo con aquella cantinela que aprendimos en el Catecismo. Y cuando la clase iba a dar su fin, momentos antes, se cantaban los números, del uno al cien; «¡ ... ochenta y uno, ochenta y dos, ochenta y tres ... !» . Y al llegar al ¡¡cien!! , era como un rugido de aquella serpiente de niños en cola agitados en estampida hacia la salida. Todo esto ocurría durante aquel tiempo de nuestra primera etapa de colegiales, allá a fina les de los años veinte y principio de los años treinta en los cuatro colegios de Elda y uno de Alicante a los que asistimos hasta recalar defi nitivamente, en el año 1932, en las «Escuelas Nuevas », actual «Padre Manjón », donde com pletamos la Primera Enseñanza. Para entonces, ya habíamos aprendido, además de llenar infi nitos cuadernos caligráficos con palotes hechos con plumillas mojadas en tinteros donde se almacenaban cadáveres de moscas , que la vida no giraba a nuestro alrededor, que no éramos el centro de nada y que las bambalinas de nuestra comedia particular las íbamos poniendo noso tros mismos sin que nadie nos fuera pintando ya nubes , soles y montañas en el telón de fondo de nuestras vidas. • 75 Foto c edid a por D. Antoni o Port a Vera &I Ulises D e la combinación del lanzamiento de una pelota en dirección a una meta determinada surgieron los juegos de cricket y de la Pelota Base. (Hagamos un inci so , aprovechando la oportunidad presentada, para traer a colación a nuestro autóctono juego de Tiro de Bola que nuestros antepasa dos ya jugarían a lo largo de toda la rambla de Bolón, juego ya desaparecido con la llegada de la sociedad de consumo con el automóvil incluido como medio de evasión y abandono de viejos usos y costumbres). Y de conducir una pelota golpeándola con un palo nacieron el golf, el croqu et y el ho ck ey , siendo este últi- 78 E.G.LL. mo, después del foot-ball, uno de los más anti guos que se jugase en nuestra ciudad si excep tuamos, claro está , nuestro particular y men cionado Tiro de Bola (deporte fatigoso donde los haya, pues había que ir avanzando por las ramblas de nuestro entorno tirando lo más lejos posible una bola de hierro) que ya prac ticarían los del Trinitario descendientes direc tos de aquéllos de la Edad del Hierro. Del hoc key se dice que ya los irlandeses lo jugaban en el Siglo Segundo de nuestra Era Cristiana, aunque también los escoceses y los galos (¿qué tal Astérix?) lo reivindican, pero parece ser que _los primeros s e lle v an todos los título s de paternidad. En Elda se empezó a jugar al hockey a primeros de los años treinta del siglo pasado (habrá que acostumbrarse a decir siglo pasado al siglo de nuestra vida) por influencias de don Enrique Puigcervert Foglietti, notable sportsman y curioso persona je de la modernidad eldense, de pulcros moda les y presencia, tal como un gentleman en aque llos grisáceos tiempos pre-bélicos. El señor Puigcervert también fue Alcalde de nuestra ciudad desde Octubre de 1934 hasta Junio de 1935, en que por circunstancias que no vienen al caso, trasladó su vivienda a Alicante cesan do en todas sus actividades eldenses incluidas las deportivas. Según información oral y un tanto olvidadiza, los pocos nombres de aque llos pioneros del Stick (palo con que se golpea la pelota de corcho prensado) que han llegado hasta nosotros son: «el Toto », «el Confi », « Cachola » , « Chimo », Manuel Martínez, Cons tantino Amat, y Gonzalo Puigcervert, hijo de don Enrique y que luego llegaría a ser Capitán General del Ejercito, o algo así, no entendemos mucho de milicia. La Guerra Civil interrumpió por razones obvias la práctica de este deporte, pero una vez pasada esta conflagración, volvió a resur gir con renovadas fuerzas. En la fotografía que reproducimos, del año 1941 o 1942, apa recen, arriba, de izquierda a derecha: «Cacho la», Emilico Maestre Jover, Armando Maestre Pérez, Antonio Porta Vera, Pepito Vera, Manuel Navarro y Pepito Navarro; abajo: José María Cantos « el Pelotas », Eliso Verdú, Jenarito Vera, ¿el portero Márquez?, Vicente Martínez Pons y Ricardo Pérez, éste, el chauf feur que conducía a los jugadores a sus des plazamientos en un destartalado y viejo Ford propiedad del Club al que llamaban de «Los Pajaritos » (sinónimo de apretada pajarera) y que llevaba las puertas ’atadas con sogas’. Ayudaba en estos traslados, pues no todos cabían en «Los Pajaritos», algún voluntarioso con automóvil de los pocos que había en Elda entonces. El Ulises (referencia de aquel héroe griego propiciada seguramente por el culto Sr. Puigcervert) fue un equipo de Primera División, con notables triunfos en su historia (fue proclamado Campeón Regional) compi tiendo con todos los grandes de entonces, como: el «Montemar » de Alicante, el de Tarrasa, Barcelona, San Sebastián, Valencia, Murcia ... Hay tres modalidades de hockey: sobre patines, sobre hielo y sobre hierba. Sobre hielo era impensable practicarlo aquí, y sobre patines hubo un intento allá por el año 1943 cuando el Ulises ya dejó de existir; practicá bamos en la pista de baile «La Playa», pero no llegó a pasar de eso, de un intento. Ahora estamos hablando de hockey sobre hierba, el que nos compete, lo cual, lo de la hierba, no dejó de ser siempre una ironía pues por estos pagos no se daba entonces el green en los campos de deportes . Era, es, un deporte duro con once jugadores por equipo y un palo en forma de guadaña en las manos pegando a todos los sitios, incluso en las maltratadas espinillas de los jugadores, sin querer, claro. El uso de este palo llamado stick requiere una considerable destreza manual y una vista muy segura, pues al jugador le interesa gol pear la pelota (algunas veces las pelotas) en el aire. Incluimos la anécdota que le sucedió a un jugador de aquel inefable equipo elden se El Ulises Hockey Club que, aunque pasados ya sesenta años, prefiere mantener el anoni mato seguramente por el malestar y remordi mientos que le produjo aquel lance: Había un entrenamiento en «El Parque », el campo ofi cial del equipo; los jugadores, chulicos ellos ante los espontáneos mirones, blandían sus ofensivos sticks en todas las direcciones como si de un match play se tratara; de pronto, un fuerte golpe, cazó a la pelota en el aire que, describiendo una parábola fue a parar ... ¿dónde? A la portería, como intención pre concebida. Pero allí estaba el portero. ¿Y que hacía el portero? Abrir desmesuradamente la boca chillando no se sabe a quién ni qué cosa, cuando, al final de la parábola, la pelota, se incrustó en la boca de Márquez, el portero, dejándole absolutamente sin dientes delante ros y a punto de asfixia. El Ulises Hockey Club de Elda dejó de exis tir, como fecha aproximada, en el año 1943. Un paseo por su memoria habrá podido resul tar más o menos y como diría una antigua amiga nuestra: «Una experiencia decidida mente interesante » . • 79 ¡Adiós a las armas! E.G.LL. 80 E 1 Gobierno aprobó, en el pasado mes de Marzo, el Real Decreto por el que se adelanta el final del Servicio Militar Obligatorio al 31 de Diciembre de este mismo año, como consecuencia de promesas contem pladas durante periodos electorales. Los últi mos soldados de reemplazo se incorporarán en el citado mes de Marzo, y más de un millón de jóvenes con prórroga, pasarán a la reserva. Estos soldados de reemplazo podrán suscribir un compromiso de un año -es decir, realizar tres meses más de mili de los nueve obligato rios establecidos- por lo que recibirían un sala rio superior a un millón doscientas mil pesetas equivalentes a las doce mensualidades de los soldados profesionales. Además, esta oferta podría llegar a abrirse a los reclutas de los tres últimos llamamientos «en función del dinero disponible», anuncio enmarcado dentro de la decisión del Gobierno para honrar los últimos jóvenes que tienen que hacer la mili; «una voluntad que también tendría su reflejo en el próximo día 2 de Junio en Alicante, con moti vo del Día de las Fuerzas Armadas, pues está previsto celebrar una ceremonia de homenaje y respeto a quienes han ofrecido su tiempo, su trabajo y en muchos casos, hasta su vida cum pliendo el Servicio Militar Obligatorio ». Y el tiempo, que en su inexorable misión fugitiva, nos ha ido trayendo mudables facetas de las cosas. Lo que ayer tenía un color, hoy tiene otro. Lo que fue obligatorio, actualmente deja de serlo. El «mando y ordeno» pierde agresividad hasta convertirse en un casi «por favor». Pero no todas las innovaciones surgen por mutación espontánea, ha tenido mucho que ver en ellos las situaciones de observación y de experiencia y sobre todo sociales las que favorecieron ciertos cambios. El que hoy nos ocupa lo vemos reflejado en la fotografía que acompañamos. Es una vieja fotografía con una fecha, un lugar y tres nombres escritos en su dorso correspondientes a los tres soldados que aparecen en ella. «Tres de Elda», como hubié semos titulado este Paseo por la memoria de no haber surgido el que figura en la cabecera, con más poder emocional y sobre todo más litera- rio. Que nos ha traído el recuerdo de un viejo libro leído en la juventud escrito por una tal Baronesa Berta de Suttner (Premio Nobel de la Paz), y que quedó convertido, por supuesto, en una vieja película (hubo dos versiones, preferi mos la primera, la de Gary Cooper y Helen Hayes) y que anda decorando los confines de nuestra memoria: «¡Adiós a las armas!» como una reflexión más de las muchas que se podrí an hacer ante la abolición del Servicio Militar Obligatorio. La fecha que aparece en la fotografía es la de 12 de Marzo de 1942, y el lugar es el Cuar tel de Loyola en San Sebastián. ¿Acaso estos tres soldados que aparecen en ella llegarían a imaginar en el más disparatado de los sueños tal abolición?. Hay que pensar que no, en aquel tiempo sería una utopía que en el nebu loso año 2001 perdido en el futuro impreciso pudiera caber tal situación; la militarización entonces era victoriosa y exultante. Estos tres soldados, el primero por la izquierda: José García Llobregat, de la quinta del 38, y los otros dos, a continuación: Pablo Pérez Guari nos y Antonio Porta Vera, ambos de la quinta del 40, además de participar todos ellos en una guerra que por cierto perdieron, fueron llama dos a filas después de aquel conflicto bélico durante un periodo de cuatro a cinco años. Fueron los grandes sacrificados; hicieron una larga mili en un tiempo de carencias incluidas las alimenticias en cuarteles abarrotados donde la llegada de los paquetes familiares con el salchichón, el tocino entreverao, el queso, el chocolate y las madalenas revenidas y con sabor a maleta eran motivo de una gran fiesta. Aquellos jóvenes que sacrificaron obli gatoriamente los mejores años de su vida y que hoy ya de viejos (los pocos que quedan) nos cuentan sus sórdidas batallitas chusque ras. Ahora tan sólo nos queda el recuerdo, pues todo pasó, incluso la disciplina del «Car chotazo» y tente tieso. De ahora en adelante el: «a sus órdenes mi Sargento» pasará a ser una opción voluntaria y con remuneración profe sional gracias a la abolición del Servicio Mili tar Obligatorio. • Recordand ,o ~ ’ - - ~ -- - a Carmen E ste recuerdo que proyectamos en nues tra revista «Fiestas Mayores» se llena en esta ocasión de inevitable tristeza al verlo ocupado por aquella gentil y gran voz que, como calidades relevantes, sobresalían en la figura de Carmen Bañón Alonso. Hermana de nuestro compañero de fatigas José Miguel (importante motor en la continuación de las dos revistas patronales habidas a lo largo de una respetable cantidad de años), nos unía mos en su momento al dolor que supuso para él la pérdida de tan querido familiar, querien do resaltar en estos momentos, de aquélla, sus propios méritos, su propia luz irradiada en el ámbito musical lo que le concede pleno dere cho a figurar en la galería de eldenses nota bles . Carmen Bañón, «Carmencita», como era conocida en círculos familiares y amistosos antes de su traslado a Alicante por motivos matrimoniales, desde muy joven, dio muestra de poseer urt gran sentido musical que unido a una hermosa voz primorosamente cultivada con el mayor beneplácito familiar, la convier tieron en una destacada soprano. Imborrables para los eldenses los recuerdos de aquellas representaciones en el Teatro Castelar cuando entonces iniciaba su carrera que prometía ser brillante y largamente duradera en la órbita del «bel canto». Desgraciadamente para sus admiradores (no para ella que encontró el amor), esta pro yección artística quedó truncada al contraer matrimonio, motivo éste que la alejó de sus lares, y aunque su marido fuese un gran meló mano, parece ser que también la alejó de los 82 E.G.LL. escenarios. Tan sólo cantaba en la «Coral Poli fónica Santa Cecilia» de Alicante, donde, en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia de dicha capital, tuvimos la frecuente y buscada oca sión de oírla cantar varias veces; y en donde, también, tuvo extraordinarias intervenciones como solista, que como tal, fue requerida para diversas representaciones tanto en nuestro país como allende fronteras: Alemania, Aus tria, Francia ... A nuestras manos llega una vieja fotografía en cuyo reverso figura una fecha, 14 de Abril de 1941, y aunque por tal motivo y por la acti tud festiva captada pudiera parecer otro tipo de celebración imposible entonces, no sería por esto la causa de actitudes y gestos; se tra taba de un sencillo momento de la Pascua de Monas donde una jovencísima Carmen Bañón interpretaba, acompañada de un «monero» ocasional, un divertimento donde la romanza de «La del manojo de rosas» ponía color en el ambiente pascual. Sea esta espontánea foto grafía de juventud la preferida para ilustrar este trabajo de recuerdo a la que se alejó para siempre de nosotros. Así la conocimos, en aquél su momento presto a despegar en una luminosa estela artística; así la conocimos y así la recordamos, en el mejor de los tiempos, aquél en que los años parecen quedar deteni dos en su inescrutable carrera cuando la vida se resuelve en amables situaciones y diverti mentos juveniles con canciones de por medio, como ésta, que aquel «monero» ocasional ¡Oh, Carmen, Carmen! te cantara arrodillado a tus pies: «Hace tiempo que vengo al taller y no sé a qué vengo ... ». • « ... así la conocimos y así la recordamos, en el mejor de los tiempos, aquél en que los años parecen quedar detenidos en su inescru table carrera cuando la vida se resuelve en amables situaciones y divertimentos juveniles con canciones de por medio ... » . 83 El ldella F.C. !della F.C. e uando la edad comienza a darte por vencido, son los recuerdos, la rememo ración de tiempos pasados los que de una manera u otra informan o alientan el ocaso de tu vida. Todo cuanto has vivido espe cialmente en tu niñez o mocedad reverdece con un singular vigor en tu ya flaca memoria. Cualquier foto del viejo pasado; cualquier detalle, quizás insignificante en apariencia, te hace volver a vivir un tiempo gozoso que ya se fue, dejándonos en el rostro venerables arru gas y el alma cansada de nostalgias y recuer dos que todavía en tu ocaso puedes aún sabo rear. 84 José Miguel Bañón Alonso Ello me está pasando en este momento. Sarita, mi mujer, acaba de encontrar una anti gua foto de un equipo de fútbol que formamos en nuestra recién estrenada adolescencia un grupo de entrañables y asiduos amigos. Lo lla mamos el !della F.C. Por el orden de la foto y para más fácil identificación de sus integrantes, si es que al lector le priva conocerlos son: Gerónimo Esquitino, Antonio Gonzálvez, Pascual Vera, el autor de este relato, Antonio Amat, Miguel Bellod, Gabriel Arenas, A. Jesús Sedano, Pedro Alarcón, José Serrano y Pepito Rico. En aquel tiempo era, con el juego del frontón, casi el único deporte que se practicaba; por lo menos el de mayor participación juvenil. Había, que duda cabe, otros más minoritarios, entre los que destacaba el hockey. Todos ellos se practi caban en el Parque Municipal, previa autorización del Ayuntamiento, aunque sal vando siempre la absoluta hegemonía que sobre este recinto tenía el Club Deportivo Eldense. Pero, lector, para llegar a jugar al fútbol en el Parque te daré unas pinceladas sobre nuestra decidida adicción a este universal deporte. Corría aproximadamente el año 1934, yo contaba entonces 9 años de edad. Al salir del colegio varios amigos organizábamos un «par tidico » a espaldas de la escuela de D. Eliso. Allí existía un solar cuadrado limitado por una pequeña pared que venía como anillo al dedo para nuestros juveniles propósitos. No pienses lector que para este gozoso menester disponía mos de un balón. Jugábamos con una pelota que nosotros confeccionábamos con tiras de material que nos daban en el taller de rebajado que existía en la antigua calle de Colón. Ni que decir te cuento que aquellos partidos resulta ban competidísimos. Un par de años después y con ocasión de haber yo aprobado el ingreso en el Bachiller, mi padre me compró en la tienda de Juan Guari nos situada en la Plaza del Ayuntamiento un balón de reglamento o de la T. Con él sustituí- mos a aquellas pequeñas pelotas. Ya jugába mos con mayor seriedad, y de cuando en cuan do, nos trasladábamos al «Campo Perdido » que llamábamos a unos terrenos yermos situa dos en las afueras de la ciudad. Así era, con empeño y afición por el fútbol fuimos llegando a jugar en nuestro ansiado Parque Municipal. Fueron muchos los contrincantes con los que tuvimos que jugar; entre ellos el Celta. Nuestra rivalidad con este equipo fue épica. A tal punto llegó que nos cedían el Parque algu nos domingos por la tarde, pues acudía a estos partidos numeroso público. Me acuerdo también del equipo Fraterni dad, del Olímpico y alguno más cuyos nom bres escapan a mi memoria. Fueron años difíciles de plena postguerra. Pero nuestros sueños de adolescentes encarna dos con mucha pasión en nuestro equipo !della F.C. lograron hacer más llevadera aquella situación de hambre y miseria como colofón de una guerra fratricida que a casi todos nos alcanzó. Cuando ya mis entrañables nostalgias por el tiempo pasado comienzan a perderse en el extraño laberinto de los recuerdos, quiero haceros presente a mis compañeros de equipo ya muertos: Gonzálvez, Amat, Bellod, Arenas y Alarcón, y dedicarles este trabajo que hoy me ha salido, gracias a esta fotografía, del cansado fondo de mi alma. • Antonio Gonzálvez y José Miguel Bañón. 85 Testimonio gráfico-musical A l llegar a mis manos la foto presente, reverdece en mi mente el hipotético anecdotario de las tantas zozobras que zarandearon a nuestra sociedad musical durante sus ciento cincuenta años a cumplir próximamente, en el año 2002, para orgullo de cuantos nos ha rozado este melodioso arte, o que ha complementado nuestra existencia sen timental profundamente, siempre propensa en determinados momentos puntuales a revivir de nuevo aquellos momentos añorados, supuestamente excepcionales que transmite cualquier huella artístico-musical como esta atractiva foto que viene a rememorar una etapa importantísima en el largo camino artís tico músico-cultural eldense. Juan Ferris Monllor Son muchos los flecos que se deducen de este testimonio gráfico, y el primero en apare cer es el de la imagen en sí, clara y concluyen te bordando la primera bandera con los colo res eldenses, el granate del raso con su identi ficación bordados en oro y plata. Detrás de su primera imagen, se intuyen cantidad de cir cunstancias que marcaron la existencia de la vida dilatada de nuestra sociedad musical, raíz incuestionable de la actual Asociación Músico Cultural Eldense A.M.C.E que tras variopintas crisis y desavenencias remodela ron con sustantivas y ejemplares acciones, evolucionará siempre con el objetivo de mirar hacia un mejor futuro, unas veces con más acierto, otras con menos, salvando algún que 87 otro drama con los ánimos puestos en un por venir en que el músico se sienta cómodo, ins pirado y entusiasmado con su condición de intérprete para elevar al ánimo el arte musical complaciendo al aficionado y más concreta mente al apasionado. No es menos cierto que tras cada crisis especulan te del porqué de esta o aquella disensión o desavenencia existe el propósito personal o de grupo de superar alguna cues tión inmovilizadora que traumatiza el porve nir artístico por tal o cual circunstancia. Nunca el resultado de las inestables zozobras fueron negativas, siempre fueron impulsoras de reno vados espíritus para recompo- ner defectos y eliminar resacas inmovilistas que intenten deses tabilizar el fin común del arte musical, prueba de ello es la actual A.M.C.E. Pocas veces, tras cualquier disensión, no se han conseguido rumbos prometedo res. para conseguir una gran banda competitiva con las valencianas (su sueño no alcanzado por las circunstancias difíciles de aquellos años 30 y 40), siempre tomadas como ejemplo de sus altos niveles. Lo tuvo al alcance de la mano cuando por una ocasión imprevista, la «Santa Cecilia » en 1927 compartió con la Banda de Música de Villanueva de Castellón (Valencia) los actos lúdicos, iniciando una amistad muy provechosa con el célebre maes tro Payos, en aquellas fiestas mayores alman señas . Desde 1915 en que D. Ramón dejó la batu- ta de la «Santa Cecilia», «Perico» inició su Otro fleco manifiesto es la sustitución del realmente primer estandar te de la «Santa Cecilia» que se confeccionó en 1900 con motivo del gran triunfo multitu dinario conseguido en el certa men de aquel año en Alicante para homenajear al entonces director de la Banda de Música de Elda, D. Ramón Gorgé Soler, alicantino él, con cuyos colores Pedro Galiano, «Perico Cecilia» en una celebración con la Banda ya fusionada y como director D. Antonio Escandell. pasión por reconducir los desti nos de la Sociedad. Dio oportu nidades a varios de sus compa ñeros para que condujeran la sociedad, y el único que se sepa que aceptó fue José Payá Maes tre, uno de los que lo intentó, pero por envidias y desavenen cias en la Fiesta de la Poesía de 1920, le regatearon un premio muy merecido con su composi ción «Adelante », sin justificarle tal decisión, ni devolverle el tra bajo manual, cual frustrado y desengañado, murió al año siguiente decepcionado e indig nado. No cesó en su empeño «Perico », y al paso en 1923 de un circo por nuestra ciudad, de los alicantinos, el blanco y azul celeste se elaboró esta primera bandera , añadiendo la gratitud del pueblo por su gran labor realizada , tanto artística como humana en favor de nuestra ciudad, cual estandarte deteriorado y descolo rido por los años, fue reemplazado por insi nuación de «Perico » al tener como objetivo una nueva imagen de la banda, tanto en su uniforme como artístico en su empeño de codearse con las famosas bandas valencianas. Fleco que conlleva una etapa importantísima, la comprendida desde 1915 en que D. Ramón dejó la batuta y tomóse el empeño de mante ner vivo su pasión por la «Santa Cecilia» el insustituible mecenas Pedro Galiano Bañón, «Perico Cecilia», hasta 1958 en que por contra riedades imposibles de resolver, dados los años del protector, incapaz de solventarlos, tuvo que claudicar ante los nuevos impulsos de años venideros con renovados ímpetus 88 tantos que pasaban anualmente por las ferias de nuestra ciudad, consiguió integrar a la dirección de nuestra «Santa Ceci lia», al director musical, D. Enrique Almiñana , de uno de aquellos circos que anualmente transitaban por nuestra ciudad. Al cabo de los años, en 1930, no satisfecho «Perico » y sus adeptos por el progreso artístico de la banda, recordando la promesa del maestro Payos de ayudarles en el aspecto artístico, decidieron ir a visitarle a Villanueva para solicitarle un músico aventajado para una nueva agrupa ción. Mejor ocasión no se pudo dar, cuando por aquellas fechas, un discípulo de los prefe ridos del popular director, había regresado de Madrid para seguir su destino musical en su tierra, y no fue otro que José Estruch Martí, que sin más llegó a nuestra ciudad en la pri mavera de 1932, llenando de emoción y com placiendo al entusiasta aficionado plenamen te. Al cabo de los años, un aficionado de los pocos que recuerdan datos, rememoraba en el «Valle de Elda n. º 1896, 28-1-1994 »: «bajo la batuta del nuevo y joven maestro D. Jos é Estruch , que hizo una verdadera renovación tanto en la forma de interpretar como en el repertorio, ade cuando todo a su gusto musical , que como buen valenciano que era, a mi parecer , moderno y exqui sito ... », prueba del cambio, y repetía en el número siguiente, 1897, 4-2-1994, «se pudo constatar la calidad de interpretación que había superado con creces la etapa anterior. El joven Estruch había conseguido que aquella banda sonara como una orquesta ... », «y allí se congregaba mucha gente, sobre todo jóvenes, porque en ver dad la Santa Cecilia tocaba mejor que nunca ... » recordando una cuarteta que decía así: En la plaza Castelar entre claveles y rosas ya los peces del estanque se saben «La Dolorosa ». Alusión que se refería a los tiempos, «Danzas Húngaras » de Brahms, «Regalo de bodas », serenata obligada, de Soutullo y Vert, «Gran Polka de Trompeta », «Andante de la Casattión» de Mozart, «Acua relas Campesinas » de Emilio Cebrián, «Homenaje a Chopin » de Atias Naceín, «Romanza Favorita en Fa » de Beethoven, «Danzas Persas » de Mou sorgsky, «Maese Pérez el Orga nista » de Julio Gómez, «Silvia » de Leo Delibes, «Sinfonía en DO Mayor » de Beethoven, «Cabalgata de las Walkirias» de Wagner, y un largo etc. culmi nado en los años 60, otra gran década musical. conciertos que Se daban todos Remedios González . 1971 Los recuerdos se encadenan con la memoria del porqué de aquella situación que dio lugar a confeccionar una nueva ban dera para cambiar de imagen como preludio de los aconteci mientos tan profundos que se estaban gestando por la insatis facción de los músicos más veteranos encabezados por «Pe rico », atmósfera cargada que se trasluce de la foto, y es que la los jueves por las noches del verano de 1935. A punto estuvo «Perico» de ver realizado su sueño, pero en los años veni deros, nuestra nación se vio involucrada en una conflagración sangrienta . A pesar de todo, pasada la contienda se renovaron los estímulos consiguiendo nuevos entorchados y colocando en el repertorio obras tan impor tantes como «Danzas Españolas IX y XI» de Granados, «Sinfonía Incompleta» l.º y 2.º inconformidad se estaba gestando cuando se precipitó por la intromisión del hijo del Sr. Almiñana al entrometerse en las labores artísticas y por un comportamiento inadecuado con sus condiscípulos que colmó el vaso del agua amarga. Y otro de los flecos denunciantes para una nueva imagen, es la presencia de la señora de «Perico», D.ª Amparo Vidat bordando la pri mera bandera eldense, en el fondo derecha, con D.ª Salud Vidal, esposa de Andrés Corbt al fondo izquierda, D.ª María Jesús Vidal, maestra nacional, y delante, a izquierda, la señorita Remedios González Romero, quién por su juventud y delicadas manos artísticas, en varias ocasiones, el desventurado D. Maxi miliano García Soriano, «El boticario de Elda », le elogió con la siguiente poesía en 1933: Unos amigos me hacen el ruego para escribir unos versos a la bandera que hoy se inaugura que aquí con detalle consignar quiero. Probando al punto su gran valía porque hubo palpitaciones de noble corazón de Remedios González Romero, noche y día. 89 ídolo, por lo que hubo que luchar e insistir hasta que se consiguió su compromiso para dirigir a la Banda de Elda. En ello colaboró muy eficazmente D. José Castelló Rizo, orien tándole sobre la unión y el excelente ambiente que reinaba entre los músicos y directivos de la banda eldense y la favorable pespectiva que ello le podría propocionar, en una ciudad importante como Elda. Iniciado el Curso en Septiembre de 1986, D. Francisco Moral Ferri comienza sus activi dades al frente de la Academia y los ensayos con la Banda, evidenciando muy pronto sus enormes cualidades didácticas y creando un excelente ambiente. Nunca la Banda había tenido tan elevado índice de asistencia de músicos a los ensayos y la Academia -en la calle Pilares-, resultaba muy pequeña para 92 albergar a los numerosos aficionados que acu dían a escucharlos. D . Francisco Moral Ferri hizo su presenta c10n con la Banda eldense, el día 23 de Noviembre de 1986, en el Teatro Castelar, en el Concierto conmemorativo de Santa Cecilia, con un lleno absoluto por el interés de los afi cionados en conocer al nuevo director, que ofreció un variado repertorio que los músicos bordaron, gracias a su constancia y a la eficaz preparación del maestro. El programa fue el siguiente: En la primera parte el pasodoble GOYA, de Joaquin Palanca. Una selección de EL PRINCIPE CARNAVAL, de José Serrano; la suite ESPIRITU VALENCIANO, de Salvador Chuliá, en sus tres tiempos (Meditación, Can ción de Cuna y Valencianía) y la 2.ª Selección de KATIUSKA, de Pablo Sorozábal. En la FRANCISCO M OR AL FER RI 1’ .. rancisco Moral Ferrí nació en Xátiva (Valencia) el día 9 de Octubre de 1950. A los 8 años recibe sus primeras leccion es de solfeo de la man o de su propio padre que en aquella época era profesor de música en la Academia ’Música N ueva’. de Xátiva y e n muy poco tiempo llega a ser solista de saxofón en dicha agrupac ión, destacando por sus excelentes dotes artísticas . Animándole siempre su padre en el propio afán de su peración, amplía conocimientos musicales en el Conservato rio Superi o r de Música d e Valencia , estudiando solfe o con D. Ricardo Bolinches; saxofón con D. Antonio Dani el; piano con D. José Roca~ Historia Esté tica y Formas Musicale s con D . Francisco León Tello y Armonía, Contrapunto y Fuga con D. José María Cervera Llore t. Acaba sus estudios con notas brillante s. obte niendo el títul o de l.ª clase. Está asimismo en posesión del título de profeso r de Pedagogía Musical en el sistema KODALY. En la actua lida d estudia Composición y Dirección de Orquesta con D. José María Cerver a Collado , Director d e la Orquesta Filarmónica de KALSRUE (R.F.A .), ciudad a la que acude con frecuencia para perfeccionar su preparación musical . En Abril de 1983 asiste a los primer os Cursos de Direc ción celebrados en Alicante, impartidos por los profesores D. Pedro Pirfano y D . Bernardo Adam Ferrero. Como premio a sus brillantes notas. fué invitado por la Excma. Diputación Provincial de Alicante para dirigir el Concierto de Clausura de dichos Cursos con la Banda Municipal de Ali can te. De entre las obras que se interpretaron en este Concierto. cabe desta car el ’ORATORIO DEL CANTO DE LOS BOSQUES’. de SHOSTAKOVICH, cuya transcripción para Banda es del propio Francisco Moral Ferri. Francisco Moral Ferri ha dirigido anteriormente a las bandas de B eniganim , Albaida, Xátiva y Sedavi, en todas ellas como titular y ha actuado como director invitado en numero sas agrupaciones musical es de nuestra Comunidad . Recient e mente ha sido nombrado Director Honor ario de la Banda de Música Santa Cecilia. de Seda vi. En la actualidad es profesor y Director del Conserva t orio ’Luis Milán’, de Xátiva y Director d e la Banda Sinfó nica ’La Entusiasta’, de Benifairó d e Valldígna, habiendo obtenido con esta agrupación, como más relevantes, los siguientes premios : Año 1981: Primer Premio de la Secci ó n Primera y Meda lla de Oro en el Certamen de Julio, de Valencia. Año 1982: Mención Especial de Honor de la Secci ón Espe cial B en el Certamen de Julio, de Valencia . Año 1983: Primer Premi o en el Certamen Nacional celebra do en Abril en Cehegin (Murcia). Año 198 4 : Primer Premio de la Sección Especial By Meda lla de Oro en el Certamen de Julio. de Vale ncia. Año 198 5: Primer Premio de la Secci ó n Especial ’AFFDE LING’ en el Certamen Internacional d e KER KRADE (Holanda), en el que actuaron más de 80 band as de música pertenecientes a 16 países de Europa. Año 1986: Segundo Premio de la Sección Especial B en el Certamen Internacional de Julio en Vale ncia. En este Certamen se presentó con la obra de Shost akovi ch ’El Año d e 1917’, estre n o en España para Banda y que ha sid o tran scrita por el propio Francisco Moral Ferri. Francisco Moral Fcrri viene a Elda con l a ilusión de formar una gran Banda de Mtisica. Es hombre de ideas muy concretas y a su paso por las distintas agrupaciones que ha dirigido, ha dejado constancia d e s u valía, situándolas en lugares muy destacados. L a Sociedad Instructi va Musical Santa Cecilia ha pues to todas sus ilusiones y confianz a en el nuevo Director y e n l os casi dos meses de trab ajo e n nuestra Banda se han n otado progresos muy importantes y el ansiado proyecto de tener en Elda una gran agrupación musical empiez a a ser ya una reali dad . segunda parte la Banda interpretó MANHAT TAN SYMPHONY, de Lancen & Dondeine, también en sus tres tiempos (Arrivée á Man hattan, Broadway y Rockefeller Building) y las Danzas Polovsianas de EL PRINCIPE IGOR, de Borodin, cerrando el concierto el HIMNO REGIONAL, de José Serrano . Todos los aficio nado asistentes quedaron gratamente sorpren didos por la calidad y nivel conseguidos por la SANTA CECILIA en tan sólo dos meses, lo que auguraba un futuro brillante que no tardó en llegar. Y así fue. Se necesitaría todo un libro para relatar los muchos e inolvidables aconteci mientos musicales que nos ofreció la SANTA CECILIA bajo la batuta del maestro Moral Ferri. A pesar de que en 1987 la Banda sufrie ra todas las consecuencias del contencioso apuntado al principio, que dio origen a su actual denominación de ASOCIACIÓN Mڭ SICO CULTURAL ELDENSE SANTA CECI LIA, los ambiciosos proyectos del Maestro y la piña creada por todos los músicos, la lleva ron a cotas muy altas , con la consecución de todos los máximos galardones que ya conoce mos y de la gran popularidad de que gozó en toda la Comunidad Valenciana , que la lleva- ron a participar en conciertos y festivales en Sedaví, Catarroja, Santa María del Puig , Burriana, Benidorm , Játiva, Semana de las Fuer zas Armadas en Valencia y un largo etc ., de los que nos iremos ocupando en otros mo mentos. Polémicas surgidas entre la Junta Directi va, empezaron a crear un ambiente de turbu lencias que obligaron a que el maestro Moral Ferri tomara la determinación de dejar a la Banda eldense en Abril de 1991, aunque, si no me equivoco, su último concierto lo fue el día 22 de Diciembre de 1990 (Concierto de Navi dad), ofrecido en la Iglesia de Santa Ana, con el siguiente repertorio: SUSPIROS DE ESPAÑA (pasodoble) , de A. Alvarez; SZVIT SUITE, de H.Frigyes; L ’ ARLESIENNE (Pasto ral, Intermezzo, Minuetto y Farandola), de G.Bi ze t y la suite ballet de EL LAGO DE LOS CISNES (Escena, Danza de los Cisnes, Danzas Húngaras y Valse), de P. Tschaikowsky. Como regalo, el maestro Moral Ferri ofreció una selección de villancicos populares. En 1993, no superada la crisis en la Banda , una buena parte de músicos expresan su deseo de hacer volver al maestro Moral Ferri para preparar y dirigir el Concierto de Santa Ceci- La Sociedad Instructiva Musical Santa Cecilia en Noviembre de 1987 , con Francisco Moral Ferri como director . 93 6 de Mayo, a las 20’30 horas en la Iglesia de ’Sant Francesc 11 CONCIERTO ANIVERSARIO 1 ASOCIACION MUSICO-CUL TURAL SANTA CECILIA DE ELDA Paquito y Nieves (Pasodoble)’ --- R. TALENS PELLO Boris Godunov (Fantasía) _ _ MODEST MUSSORGSKY Oda ~l mar (Poema Sinfónico) - - A. FERRIZ MUÑOZ Director: FRANCISCO MORAL FERRI 11 SOCIEDAD MUSICAL ’LA NOVA’ Marbau (Pasodoble) ___ J. RIPOLL Finlandia (Poema sinrónico) _ J. SIBELIUS Dejaoke (Selección de la Opera) __ C. SAINT-SAENS Director: JULIO JUAN GARCIA Magnifico aspecto de la A.M.C.E . SANTA CECILIA, con Francisco Moral Ferri al frente, en el Concierto-Festival que se celebró en la Iglesia de Sant Francesc, de Xátiva, el día 6 de Mayo de 1989. Intervenía también la Sociedad Artístico-Musical ’LA NOVA’, de dicha población, con Julio Juan Garcia, director que lo fue con posterioridad de la Banda eldense. lia, aceptando éste, pero en calidad de invita do para esta ocasión. Su presencia de nuevo al frente de la Banda, hace volver a numerosos músicos y pronto se evidencia la gran capaci dad del maestro . El concierto, celebrado el día 12 de Diciembre de 1993, recordó la época bri llante de la Banda y su éxito fue extraordina rio. Lástima que, cerrado ya entonces el Teatro Castelar, hubo que celebrarlo en el salón de actos del Instituto de Bachillerato «Azorín», de reducidas dimensiones e insuficiente para la gran expectativa reinante. El programa ofrecido fue el siguiente: En la primera parte, BANDA SUCRE -Marcha Sinfónica-, de G. Orsomando; FALLERA MAYOR DE VALEN CIA -Suite Sinfónica- (Preludio, Corte de Honor y Fallera Mayor), de B. Adam Ferrero y EL CAMINO REAL (A Latín Fantasy), de Alfred Reed. En la segunda parte, LA MAR CHENERA (Preludio del tercer acto), de F. Moreno Torraba; LA DEL MANOJO DE ROSAS (Selección), de P. Sorozábal; GIGAN TES Y CABEZUDOS (Selección), de M. Fer nández Caballero. Hubo un regalo muy espe cial, «EL COLIBRÍ» escrita para flautín, con una magistral interpretación de Rafael Rico 94 Pérez. Cerró el concierto el HIMNO REGIO NAL, de José Serrano. Al maestro Moral Ferri no se le pudo convencer para que se hiciera cargo de nuevo de la dirección de la Santa Cecilia, dadas sus numerosas obligaciones, ofreciéndose para cualquier colaboración esporádica, como así sucedió. Al terminar su compromiso con el Concierto de Santa Cecilia, aceptó preparar la grabación del disco com pacto de la Junta Central de Comparsas, con memorativo de los «50 años de Fiesta», reali zada el día 20 de Febrero de 1994, en los Estu dios Tabalet, de Alboraya (Valencia). Su última colaboración fue precisamente para dirigir el Concierto-presentación de dicho CD, celebra do en Mayo de 1994 en el Auditorio Municipal de la Plaza de Castelar . En estos tiempos en los que cualquier moti vo de menor importancia suele ser objeto de homenaje o de alguna distinción, nunca se ha tenido en cuenta el enorme mérito del maestro Moral Ferri a su paso por la A.M .C.E. SANTA CECILIA y, sería de justicia que la ciudad de Elda y su Banda de Música le reconocieran esa magnífica época en la que la música eldense brilló a gran altura. • ’’ElDA Crítica literaria de ’’El Globo Luis Maestre Amat Emilio Maestre Vera Ud1?1·; 1 .... ~!: .~r:. ’ ro ;,;, .. ~.¡r¿ 1! . I’ , , !T tim 31. vr •. 1,,:i,. •• Ai!.o. ™ • ·. . ,J;1·t;·ttojc~~ 1·j·i:;~ 0.• ;, ,’ ’. 11UH1·ni ,:.1r,~:.!io . · · ’· ’ ’!VENTA. · !2:1ni’lm3rOI , .l;~ll(iia .... l olNlllc;., · .1’.’1’/Ugiti• 1 IJ, .. , C1~, ,:···. . . , DI AR IO ll. US TFiMH:l , . . ’; i;»o’i! .. .-f.Axo~, OXE~ li!F .l.0 0 ’11: lt •. i::lllll~ J.!1.E :l:Oi . R::1. l!l./Jo1:ciu.:.sd~l!: Gµ)l,’), Colc,!i.:i:a, !i r.ri?:l.tl.?.J,, c!I. toas!t. lihr1n1il.’J . A nwi:d?i· -Un ?’otf l.Jc.~1. . lZ6r-1ll!do•.-Preclo c:mvoo.cio::calc:i . Todal11.conoapvttd. 1 ¡ cit.11.lr.dmia.iiITT11.dc rd; I:T,G·LO!lO r · A.11.unC’!Cl tr.. Ptn•/t. Ci.::a O . A. e:11w.:i dr:, n,¡s1. ’tlbou t,IZ. == ========~ =~~ .. ~ .. ~,_========== =;==~=== ====== ~-=~ ~ L1--1i_o. IV .. -(~E GUND A SFOA) , · B .J’uove si: 4 dó Jullo do • ). 9’1@. MADRIO .-Nfl::::n. ~94. ·------ E n el año 1875 D. Lamberto Amat Sempere finaliza su manuscrito «Elda », obra que por su interés, a pesar de estar restringida su lectura durante muchos años, traspasa las escuetas fronteras de nuestro valle y se ve refle jada con una crítica favorable, tanto para la obra como para su autor en diversos medios de prensa provincial, como «El Graduador » de Alicante, y nacional, «El Globo » en su edición de Madrid de los días 6 y 7 de Julio de 1878. De ambos diarios, bien D. Lamberto o su hijo Plácido ejercen sus correspon salías remitiendo noticias o sucesos de nuestra entonces Villa que alcan zan la vida nacional. La reseña literaria firmada por A.V. se inicia con una prosa laudatoria hacia la historia y los hombres que a ellas se dedican, más aún cuando rinden home naje a su pueblo, y a continuación refleja una sucinta lectura del contenido de la obra. La referencia a las ideas políticas está presente, reconociendo la diferencia de criterios políticos y sus desacuerdos a las soluciones apuntadas . A pesar de ello, no deja de reconocer y alabar la iniciativa del autor . La segunda parte , que aparece el día 7 de Julio , queda reservada a transmitir los sentimientos que su lectura ha despertado en Castelar, rememorando la vida cotidiana de su niñez y sobre todo la situación del Convento Franciscano de Nuestra Señora de los Angeles y las conmemoraciones que por su festividad, el día 2 de Agosto, se celebraban en el ya entonces ruinoso convento. A continuación reproducimos por su interés la reseña literaria aparecida en este diario madrileño, portavoz del partido político de Emilio Castelar. 95 ELDA por D. Lamberto Amat La historia, según la expresión de un escri tor moderno, ha llegado a ser en nuestros días el estudio más simpático a todos los espíritus y más querido de todo s los corazones. El hombre encuentra , en efecto, satisfac ción cumplida averiguando los procedimien tos, en virtud de los cuales se ha llegado a la constitución de las nacionalidades, las vicisitu des por que los pueblos han atravesado, las luchas que han sostenido , las hazañas llevadas a término en todas las edades, los progresos realizados a través de los tiempos, las victorias celebradas y las derrotas sufridas, hasta llegar , s al v ando dificultades sin número y mediante la perseverancia y el trabajo, sin los cuales nada se consigue en el tiempo, a la dicho sa conquista de una patria independiente y libre. Y si es merecedor de general aplauso el hombre que se consagra a averiguar el origen y la vida de su nación, elogios merece también el que, circunscribiendo sus aspiraciones a cír culo más reducido, estudia los orígenes de la población en donde vio la luz primera , y caminando en espíritu entre las sombra s de las edades , determina su antigüedad, escribe s u historia, conversa, ab strayéndose de la rea lidad presente, con las personas notables que han compartido trabajo y vida con sus mora dores, describe sus edificios, habla de sus obras, y uniendo a todo esto datos sobre la decadencia o sobre los progresos de las pro ducciones del suelo y de la industria de sus habitantes, ofrece a la consideración de su s conciudadanos, en resumen meritorio un cua dro de lo que el pueblo fue y de lo que el pue blo es, trabajo que si por una parte puede ser vir de provechosa enseñanza a todos, lleva por otra al ánimo del que lo realiza esa satis facción de espíritu con que se llega siempre al fin y término de un trabajo emprendido con notable y levantado propósito. Empresa de esta naturale za es la que hace algunos años acometió hoy y ve terminada el Sr. D . Lamberto Amat con la obra que sirve de título a estos apuntes . La villa de Elda, situa da en la provincia de Alicante , y situada en la parte Sur de una pequ eña colina que por el Nort e lame el río Vinalopó , cuyo le cho proporciona con s u hondura a la villa una ele vación perpendicula r d e cincuenta o sesenta metros ; la antigüedad y la historia de esta población que ve extenderse a D. Lamberto Amat. sus pies un valle por todo extremo pintoresco , notable por su hermosura y por la rica varie dad de sus producciones , han servido de tema al libro que el Sr. Amat ha escrito como para rendir al pueblo de su naturaleza el tributo de largas vigilias y de prolijos estudios, consa grados a ilustrar la inteligencia de sus conciu dadanos con el recuerdo de lo pasado y con la enseñanza de lo presente . En la parte histórica de esta obra, el Sr. Amat ha reunido cuidado samente y con un orden y encadenamiento dignos ciertamente de loa, datos curiosísimos , mediante los cua les el lector adquiere el conocimiento de los orígenes de Elda, que el autor eleva a la época de la dominación romana, y de los sucesos más notables de que la población ha sido tea tro en las diversas épocas de su historia. No podía olvidar el Sr. Amat la importancia que ha dado a las poblaciones en todos los tiempos , y más aún en aquellos en que la gue rra contra los árabes ardía en el suelo de la Península, la presencia de personas que por su alta posición influían más directamente en la suerte de las naciones. Fija en su mente esta idea, ha consagrado un capítulo a enumerar las personas principales que residieron en el casti llo de Elda, soberbio edificio, que no ha muchos años aún elevaba sus muros y sus torres s obr e la colina, a cuya falda se extiende la villa. Deje mos en este punto hablar al autor de la historia de Elda, que al describir una parte del suntuo so edificio se expresa en estos términos: «El segundo piso se componía de magnífi cos y grandes salones con elevados y ricos artesonados techos, con esbeltas columnas, campeando en unos y en otras con elegante talla, en pintada madera dispuesta, la vid con su fruto, el pan, el cardo y las formas de otros ligeros arbustos, guarneciendo los capiteles profusión de cabecitas y arabescos. Grandes ventanas con anchos alfeizares, donde agra dable y comodamente podía platicarse, dis frutando al mismo tiempo de la amenidad del valle, daban luz a estos salones, además de otras que tenían sus vistas a la plaza, la cual a su vez con ellas se adornaba. » Hoy ya de aquel antiguo edificio sólo queda el recuerdo. La incuria de los tiempos ha sido tanta que en 1849 después de haber pasado del poder del Estado al poder de los particulares, el artístico alcázar fue derribado, sin miramiento a las preciosidades artísticas que encerraba, restando a la época presente como triste testimonio de tanta grandeza montones de escombros y de ruinas. Quizás con prolijidad excesiva, pero que al mismo tiempo muestra la profunda atención ,... que ha consagrado a su obra, el Sr. Amat ha reunido en su historia de Elda todas las tradi ciones piadosas conservadas de generación en generación por aquellos habitantes y ha des crito minuciosamente los templos que en aquella villa existen. No olvida, por eso, la necesidad en que el hombre vive de realizar su esencia en la vida, consagrándose al trabajo que transforma y embellece la tierra. En este punto de su histo ria, el Sr. Amat muestra conocimientos nada escasos, disertando sobre las vicisitudes por que los sistemas de riegos han pasado en aquella comarca y sobre el mejor cultivo de las tierras y deduciendo atinadas observaciones y provechosas enseñanzas. Termina esta obra con las biografías de algunos hombres que han ilustrado la historia de aquel pueblo entre los cuales figuran D. Juan Sempere y Guarinos, ilustre jurisconsul to, cuyas obras tanta influencia han alcanzado en las reformas políticas y sociales llevadas a cabo en el presente siglo. Tal es el libro escrito por el Sr. Amat. Sus soluciones políticas, en lo que se refieren a estos últimos tiempos, difieren profundamente de las que nosotros sustentamos, y sus ideas no están de acuerdo con las ideas a que nosotros consagramos fervoroso culto; pero no ha de ser esto obstáculo para que nosotros dejemos de reconocer el servicio que el Sr. Amat ha presta do, reuniendo y ordenando estos datos y estas noticias, estas observaciones y estas enseñan zas referentes a la historia de Elda, ofreciendo de esta suerte un conjunto digno de alabanza, Imagen del Manicomio Provincial, antiguo convento franciscano de N’ S’ de los Angeles. Años 20. 97 ARTE NUESTRO Richar E.G.LL. T odos los días, excepto sábados y domin gos, en una cafetería de La Explanada de Alicante se reúne un grupo que, más que antiguos amigos como pudiera parecer, son personas con un solo vínculo; el del lugar de nacimiento o de residencia en ese mismo lugar durante una larga etapa de sus vidas. Esta con dición de paisanaje -bajo el común denomina dor de la emérita jubilación- les hace establecer una relación que, aunque en otros tiempos hubiese sido un simple conocimiento por habi tar en el mismo lugar, hoy día se han unido en un círculo donde la patria chica es motivo de recuerdos; con una clara necesidad de comuni cación sobre estos temas y en donde, por moti vos de una conseguida camaradería, se juegan hasta el café a «los chinos». Allí se habla de todo lo divino y humano que acontece en Elda, de sus personajes, personajillos, de viejos luga res, de gastronomía comarcal, de obituarios, de batallitas ... Es la nostalgia, la morriña que sienten todos aquellos desplazados de sus lugares de origen, y aunque en este caso no es mucha la distancia, todas las ausencias en el fondo participan de los mismos sentimientos: la evocación de lugares y de tiempos pasados que sin duda fueron mejores por la sencilla razón de tener a nuestro favor aquel divino tesoro llamado juventud. Pues bien, en este sitio he conocido y tra bado amistad con un señor de Petrel con larga residencia en Elda: Ricardo Montesinos Rico. 100 Yo ya le conocía, y le recuerdo en qué lugar y circunstancias, pero él no tiene memoria en ello; mi memoria es más eficiente, pues está detenida en la atención que me produjo su hijo Richar en aquel momento. Hace ya algún tiempo, alrededor de una veintena de años, desarrollaba yo una gran relación con el pintor Gabriel Poveda referida no sólo con la pintura, sino también con actos amistosos y familiares tanto en su finca «La Torreta» como en la que yo poseía entonces en Monóvar, en la azori niana «La Buitrera ». Allí en «La Torreta», en la casa de Gabriel fuimos presentados a la fami lia Montesinos, habiendo sido testigo también de algunas de las visitas que el joven Richar hacía a este lugar. El aspecto de éste, en aquel tiempo, asimilaba todas las características externas facilitada por aquella «movida » que los cambios sociales promovían y que la juven tud exponía llevando largas melenas y ropas arbitrarias al estilo «hippy». Producía cierta prevención su aspecto, algo que quedaba inmediatamente disipado por su trato amable y carácter introvertido, un tanto ingenuo, que quizá él intentaba paliar con una imagen con testataria, según nos parecía entonces. Había dejado la Universidad de Valencia donde estu diaba la carrera de Físicas para dedicarse a pintar. Era como una fuerza oculta que le obli gaba a exteriorizar sus sentimientos olvidando deberes y esa senda recta que todos los padres quieren para sus hijos, entregándose sin reser vas, a una bohemia de lugares y amiguetes cir cunstanciales. Pues bien, en aquel primer tiem po de su vida artística, arrastrado por una rara sensibilidad, pintaba de noche, en su particular aquellarre evocando tal vez a aquellos pintores malditos en su grandeza y muertos tan sólo en el pasado; Van Gogh y Modigliani flotarían en aquellas sicodélicas elucubraciones. Estas, sus primeras obras, las iba mostrando a Gabriel Poveda, su primer y creo que único mentor, quien entusiasmado, le animaba a proseguir por este camino de subjetivas abstracciones, y me decía: «Pero cómo (aquí un taco) puede crear este mundo tan original? » augurando al joven pintor un futuro de grandes posibilida des. Ricardo Montesinos Pastor, « Richar», nació en Elda el 21 de Agosto de 1960. Hizo sus estu dios en el Colegio de La Sagrada Familia con notable aprovechamiento, excepto en el dibu jo, donde por ironías de la vida fue suspendi do. Tras su ruptura con el mundo convencio nal ha vivido en varios lugares como Monóvar, Villena, Alicante, Petrel. .. , siendo por esto por 101 ]’(i)!2. lo que se suele confundir su lugar de nacimien to. En la actualidad trabaja en un negocio fami liar en Portugal, donde también pinta -no ya de noche, eso pertenece al pasado- siempre que el cuerpo se lo pide; pero su pasión actual favorita es navegar en solitario por las rías portuguesas buscando contactos directos con el planeta Tierra, a la que se siente íntimamen te ligado. Prefiere la forma natural de la vida, ha sido buscador de fósiles, le apasionan las civilizaciones desaparecidas y se siente genui namente un ibero. Debe pensar que desde Altamira no ha habido pinturas más auténticas (por bastidor, la pura piedra) ni con más fuer te integración humana en el medio y sus mis terios; y sigue pintando a su aire, con el alma puesta en la tierra de la que parece extraer iri saciones de las piedras semipreciosas. Despreocupado de valoraciones económicas, de críticas, de premios, (ha ganado el Sorolla) y de curriculums más o menos apañados, ha tenido sus grandes oportunidades, como la de aquel marchante mejicano que le ofrecía la gran ocasión de introducir su obra en EE.UU. Ha expuesto -todo según información recibida de su padre en aquella cafetería de la Explanada de Alicante- en Elda, Petrel, Villena, Monóvar, Murcia, Suiza y Portugal. .. ; su obra, muy abundante, está por tal motivo muy repartida y en ella, se sigue encontrando aquella inspiración digamos geológica (aquel malogrado Físico) por la que Gabriel Poveda, nuestro primer pintor, me decía hace poco más de veinte años: «¡(Taco), cómo pinta este mu chacho! ». • 1 Cae víctima del progreso una de las tradiciones más pintorescas de nuestras Fiestas de Septiembre: nCorrer la Tracan Correr la traca Año 1995 Dos fotografías de: Ramón Candelas Orgilés 103 ((Se fue para volver no Q uerido siglo XX: Te fuiste sin despedirte. Creíste, quizás que las despedidas dañan el alma, lastiman el corazón, son amargas .. Deduzco que lo hiciste con el buen fin que todo resultase más suave, pero sin embargo en mí, has dejado la triste huella que dejan los silencios. Tengo recuerdos bellos de tu paso por mi vida, y claro, también locas horas de angustia, de desilusión, fraca sos .. Pero no obstante todo ello, no borra la importancia que tuviste en los acontecimien tos de mis días. Hubo malos ratos que encon tré nubes grises que ensombrecieron mis pen samientos, pero siempre hallé nuevas horas que dulcificaron estas borrascas. Los humanos somos frágiles y enseguida ponemos cariño en nuestras cosas próximas y cotidianas, y por ello nos hacen experimentar estos altibajos en nuestro ánimo. Quizás con tu silencio quieras decirme, que el siglo que te sustituye, será mejor que tú: que viene con afanes de paz, y que nuevos rayos de sol de justicia, alegrarán esta vida, que cada día se pone más difícil vivirla. Tu ausencia me ha hecho pensar más en el mal y el bien. Haciendo «balance » de estas dos grandes «potencias » que dominan el mundo, tristemente, queda bajo de forma y fondo, el segundo concepto, ¡Y es tan impor tante! Por ello, tengo miedo que no mejoremos con el cambio. Sin embargo, por otra parte, en mi afán de soñar me anima la confianza, que no será todo malo. Ya digo, creo en los mila gros, y esa magia divina, hallará soluciones a los grandes problemas que presenta el mundo. ¿Surgirán nuevos conceptos que vayan direc tamente a nuestro pobre espíritu, y nos hagan comprender que vamos por caminos equivo cados? Al marchar un siglo hablamos de él con autoridad porque lo hemos vivido, pero ¿cómo saber los rasgos esenciales del alma de Carmen Guarinos Maestre Palmera 2000. Foto Pedro Vida!. nuestro nuevo amigo? También pienso, que al decir adiós al tiempo, de ningún modo haya mos de creerlo perdido, algo quedó de bueno en nuestro interior, que aunque no queramos será inolvidable. Quiero dejarte, para no pare certe demasiada reiterativa con mi demostra ción de afecto. No puedo decirte «hasta luego», esto es imposible. Así que tengo que terminar cre yendo que fue un sueño, y que quedaron en mí los estupendos momentos que tú me rega laste. Despedirme con lágrimas no es correc to, más bien te enviaré al infinito todo mi cariño y la más alegre de mis sonrisas como prueba de la dulce nostalgia de los hechos que dejó tu paso. • 105 Los barquitos del «ABC» e orno prometí el año pasado, quiero seguir contando mis juegos y diversio nes compartidos con D. Maxi y las cosas que le vi hacer que pueden dar idea del alma tan hermosa que tenía. Os cuento: Ya sabéis que en Elda, nuestro querido pueblo, en las Fiestas de Septiembre y desde siempre creo yo, nos interrumpen de algún modo las celebraciones esas «goticas » o el gra nizo que inoportunamente caen cuando va a salir la procesión. En el año 1935, creo recordar, a eso de las seis o seis y media de la tarde, cuando arregla da con esmero (vestido de organdí, zapatitos de charol y calcetines de perlé) esperaba que mi madre también se arreglara, empezó a tro nar y, sin más, a caer un chaparrón de verano, intenso y poco duradero que hacía correr el agua en la calle Salmerón . Contrariada y aburrida, vi correr los cana lillos a ambos lados de la calle nada más abrir la cristalera de mi casa, recordando lo bien que A D. Maximiliano García Soriano Lolita Navarro Botella lo había pasado el año anterior jugando con D. Maxi a hacer navegar los barquitos que me hacía con las páginas del periódico «ABC » Tenía prohibido salir a la calle si, por ca sualidad, llovía, pues el año anterior, jugando a fletar los barcos de D. Maxi, me puse perdi da vistiendo con la ropa mas bonita que tenía . La tentación fue grande y no pude resistir me al ver que desde su ventana me animaba a salir a jugar con él enseñándome los barquitos recién hechos. Todo esto desmontó mis buenos propósitos, así que salí a la calle y comenza mos el juego. Yo me quedé en mi acera y él, desde la suya, tiraba barquitos explicándome «éste es el tuyo, éste el mío» . Si su barquito perdía hacía como que llora ba, pero si ganaba en nuestra particular rega ta, se reía palmoteando como un crío al ver mi disgusto pensando que el mío no navegaba tan bien como el suyo por no tirarlo por el mismo sitio que siempre consideraba el mejor, ¡en fin!, que salí corriendo, crucé la calle y me 111 puse a su lado para jugar de nuevo. Teníamos muchos barquitos que segura mente hacía mientras esperaba que los nuba rrones avistados descargasen y la flota ya no era «uno tuyo y otro mío », sino varios tirados a la vez. Cuando se iban a pique, me ponía en cuclillas, los enderazaba, los cambiaba de sitio para mejorar su ruta y ... , pasó lo que tenía que pasar, de tanto agacharme fui rozando el ves tido por el barro, me salpiqué los calcetines y me puse los zapatos perdidos. Descubierta en mis andanzas por mi «cha cha » Dolores, empezó a llamarme a gritos con ademanes de «verás la que te van a dar » y, mientras volvía a casa, me puse a temblar pen sando: ¿cómo me presento yo delante de mi madre toda sucia después de habérmelo prohibido? Haciendo pucheros que acabaron lloran do amargamente, tuve muy claro que , como dicen todos los niños y también algunos mayores cuando las cosas ya no tienen reme dio, había sido sin querer . Pidiendo perdón dije que no lo volvería a hacer más y en aque llas D. Maxi cruzó la calle en mi auxilio y saludó a mi madre con una espléndida sonri sa que la dejó desarmada, librándome de la temida regañina. Nunca pude imaginar, viendo lo que pasó después, que el maravilloso juego de los bar quitos del «ABC» no lo podríamos repetir nunca más. Tenía otros muchos motivos para mi admi ración y respeto por él. Recuerdo que muchos días veía personas humildes en su puerta , entre la acera y la can cela interior, despertando mi interés por saber qué esperaban allí y, como no tenía ni idea del porqué, se lo pregunté a mi madre (ella era para mi la «enciclopedia casera »). Me explicó muy despacio , yo diría que un poco emocionada: Lolita, son cosas de D. Maxi, él es así, en su pequeño laboratorio sabe hacer polvos que curan, hace ungüentos, lim pia heridas infectadas, lava las manos a los niño s, les limpia los ojos, les pone vendas y se dirige a las madres para darles medicinas y consejos diciéndoles, casi enfadado, «v uelve dentro de unos días para que yo vea como va esto ». Y así me enteré del porqué en su puerta, 112 Maximiliano García Soriano. (Versión de Boke) sentados en el portal, siempre había alguien esperando a que llegara de su trabajo . Estoy segura de que esto fue así hasta aquel triste día en que D. Maxi y su esposa Dª. Lo la no pudieron seguir con su rutina cotidiana. Estas vivencias han estado demasiado tiempo guardadas y ahora compartidas con vosotros, mis paisanos a los que tanto aprecio y que gastáis un poco de vuestro tiempo en leerlas. Es como pagar una deuda pendiente, rendirle un tributo e intentar que D. Maxi desde el Cielo nos sonría. Ya me despido, hasta otro año Dios mediante, y os ofrezco esta jaculatoria tan re petida y por mí sentida: «Que el CRISTO DEL BUEN SUCESO nos proteja y la VIRGEN DE LA SALUD nos acompañe ». • A quellas personas que ya hemos sobre pasado la barrera de los 50 años sole mos agolpar en nuestra memoria un montón de recuerdos imborrables, que ahora, gracias a la oportunidad que se nos brinda en esta revista de Fiestas Mayores, podemos exte riorizar y a la vez, volver a vivir, aunque sea con el recuerdo, momentos, no sé si mejores o peores, pero que marcados en nuestras vidas por muchas cosas que pasen, son realmente dificíles de olvidar. Un tiempo, unos años, sin tantas y varia das comodidades como las que ahora pode mos disfrutar pero que con lo que tenías eras quizá menos exigente y lo vivías con más intensidad, sacando el mayor provecho en el corto tiempo, por ejemplo, de un fin de sema na, que en aquellos años, se comenzaba preci samente el domingo, ya que la jornada laboral finalizaba el mismo sábado por la tarde, inclu so algún comercio de los llamados familiares y las barberías solían abrir algún domingo por la mañana. Por eso, cuando el domingo amanecía, te faltaba tiempo. Por la mañana comenzabas la fiesta y tratabas de apro vechar al máximo una jornada que sobre las díez de la noche tocaba el punto y final, porque había que retirarse pron to. Al día siguiente, espe raba otra vez el punto de trabajo. No era ni por asomo como en los tiem pos que vivimos, que da igual que sea domingo mozas Juan Deltell Jover la semana para salir a dar una vuelta o reu nirte con amigos y familiares. Antes, había que dejar para el domingo o festivo, esas sali das o visitas. Exprimías al máximo las horas del domin go. Balonmano con aquellos partidos del Piza rra en la pista Paz, el cine, con los abonos prác ticamente en todas las salas cinematográficas de Elda, el fútbol donde el Deportivo Eldense era algo casi sagrado para los eldenses, eran quizá las únicas diversiones que había en un domingo cualquiera. Los festivos ya era otra cosa, porque para aquellos que tenían la edad, ya podían disfru tar de salas de baile, como el Yola (hoy Cine Lis) o la sala de fiestas Las Palmeras que esta ba en la calle General Mola (hoy Ortega y Gas set) o también la sala de fiestas de verano La playa, que se encontraba en la calle San José (cerca de lo que hoy es el Ambulatorio de la calle Padre Ma:hjón) . Curiosamente cerca de este lugar, en la Avenida de Chapí, estaba lo que durante un que cualquier otro día de Paseando por la calle Jardines . Años 50. (Foto Archivo) 113 / montón de años fue la Fuente de los Burros, lugar del comienzo de los desfiles de las fiestas de Moros y Cristianos, y cerca de este lugar, estaba la fabrica de hielo de Tobías Vergara, en donde te solías acercar en los meses de más calor, pe días una «gaseosa» que era la bebida más refres- cante y económica de aquellos años, y la ver dad es que sabía a gloria. En las Fiestas Mayo res, las fiestas de Sep tiembre, momentos antes Hinchada del Pizarro de Balonmano en la Pista Paz . Años 60. (Foto Archivo) de dar las doce de la noche del día seis, día de la Alborada, era una gozada pasear por las calles de nuestra ciudad, sobre todo por aque llas en donde solían discurrir los actos, las pro cesiones de nuestros Patronos. No había esa iluminación que ahora felizmente disfrutamos en Elda. Pero había una cantidad de calles adornadas que quitaban el hipo, con bandero las, guirnaldas y farolillos, que daban a las calles de Elda un tufillo de fiesta que se escon día en lo más adentro de cualquier eldense. Los conciertos a cargo de las bandas de música que venían a nuestra ciudad en fiestas de septiembre, tenían como escenario aquel templete de la plaza de Castelar, o también, en el pequeño templete o auditorio que había en el Casino Eldense. En los jardines de Castelar, debajo del mencionado templete, había un bar, que rodeado de mesas junto a los pinos que allí había, servían para dar cobijo a aquellas personas que gustaban de escuchar la música al mismo tiempo que saboreaban un estupen do «blanco y negro» un helado que era quizá lo que por aquel entonces se pedía en cual quier mesa en fiestas o verbenas . Estos con ciertos, en verano, también se daban los jueves por la noche en la plaza de Castelar. Sin lugar a dudas, era el marco ideal para escuchar música al mismo tiempo que gozabas de un par de horas al aire libre después de un inten so dia de trabajo. Son, como decía, muchos los recuerdos que se agolpan en la memoria . Atracciones en los jardines de Castelar con las primeras figuras de aquellos años. En el coso eldense, siempre el día ocho de septiembre, era fecha tradicio nal para el festejo taurino, unas veces, las más, eran novilladas, otras, se celebraban corridas de toros con la llegada a nuestra ciudad de pri meros espadas, como un año en que apareció El Cordobés junto a Palomo Linares . Faltaron localidades. Y en pleno verano, en la plaza de toros, se solían celebrar importantes veladas de Lucha Libre, que llenaban los tendidos. Eran casi siempre los mismos púgiles los que se daban cita en la plaza eldense. Los hermanos Pizarro, Aledo, Bengoechea, y uno que siempre hacía el «papel» de malo, como era el marroquí Ab el Kader, que casi siempre finalizaba los com bates, liándose a zapatillazos con el contrin cante y con el árbitro. Los fines de semana eran otra clase de espectáculos los que se celebraban en la plaza de toros. Los llamados «varietés», en donde acudieron también lo mejorcito del mundo del espectáculo de aquellos años. Son tantas y tan tas las cosas que se agolpan en la memoria que sería bastante difícil poderlas explicar en este artículo. Además, tampoco se trata de hacerse pesado. Creo que ya he sobrepasado lo estipu lado. Por ello, dejo otras cosas para la próxima ocasión. Quiero agradecer una vez más la posibilidad que se me brinda cada año desde esta revista Fiestas Mayores porque de alguna manera, vuelvo a vivir, recordando, hechos que para mí fueron muy importantes. Felices fiestas de Septiembre para todos. • Las Fiestas de Septiembre . . .... en m1 n1nez V oy a situarme en septiembre del año 194 ... en las fechas de los días 6 al 10; yo tenía unos pocos años que a esta altura de los muchos que tengo recuerdo con agrado, pero sin desear volver a vivirlos como un chico de diez o doce años porque lo pasa do, pasado está. Vivía con mis tíos en el Barrio de la Fraternidad y las fiestas en honor de los Santos Patronos las pasaba jugando con mis amigos y asistiendo en mi calle adornada de parte a parte con adornos, banderitas y algu nos farolillos todos ellos de papel y con algu nas bombillas para iluminar la calle por las noches para gozar mejor de las diversiones que los mayores hacían para ellos, principal mente verbenas nocturnas en las que en un determinado lugar de la calle se montaba un pequeño tablado que ocupaban unos cuantos músicos que formaban una orquesta y se orga nizaban después de cenar bailes con los que ellos se divertían y nosotros también con los sones de la música y las piezas que interpreta ban. Estos hechos en los que me vi inmerso durante esos momentos felices de mi vida, también eran esperados con ilusión por casi todos los eldenses. Unos porque por ser sob:r:e todo muy religiosos y devotos celebraban estas fiestas religiosas asistiendo a los actos en honor de la Virgen de la Salud y del Cristo del Buen Suceso, y otros que no lo eran tanto, pero que aceptaban la interrupción de sus trabajos cotidianos para además de descansar poder celebrar esos días dando rienda suelta a sus distintas formas de divertirse con alegría y jol gorio como por ejemplo el de las verbenas antes citadas junto a otros completamente dis tintos. Esos días son las Fiestas Mayores en Elda para el disfrute y placer de todas las per sonas que viven en nuestro pueblo y para cuantas personas nacidas en él pero alejadas del mismo por otras ciudades vuelven a su Vicente Alarcón Juan Grabado que pone de manifiesto la antigüedad de la costumbre de lan zar globos aerostáticos durante las celebraciones. querida Elda para saborear con alegría los fes tejos y convivir con los familiares y amigos que dejaron aquí a los cuales recuerdan y año ran llevándolos siempre en su memoria y muy presentes en sus pensamientos, deseando apa recer en esas fiestas por su Elda para recordar sus raíces y disfrutar junto a ellos de los feste jos. El día ocho es el gran día por excelencia en nuestras fiestas pues coincide con el día dedi cado a la Virgen de la Salud y los actos religio- 115 sos como la misa, la salve y por último la pro cesión que, un poco antes de anochecer, se rea liza, son los que más público reúnen en sus celebraciones con un entusiasmo, fervor y dedicación que es signo de una devoción extremadamente singular de amor por nues tra patrona . No me voy a referir en qué con sisten cada día de fiesta los actos tanto reli giosos como los que no lo son, pues en reali dad se conservan actualmente casi iguales; solo quiero hacer referencia a que a partir de la Alborada del día 6 hasta el día 10 inclusive eran festivos, no se trabajaba y el comercio permanecía cerrado; esos días estaban reple tos de acontecimientos festivos de diversa índole pero ahora quiero resaltar un acto que hoy ha desaparecido y que yo en los años a que hago referencia al principio de este escri to asistí unas cuantas veces . El día 8 de uno de esos años 40, después de cenar me reunía como todas las noches con mis amigos y amigas para jugar y charlar de nuestras cosas y en un momento determinado Globo gigante que, realizado por Manuel Martínez Lacasta se soltaba el día 6 de Septiembre frente al Mercado Central. Años 40 . (Foto Arc hi vo ). 116 uno de ellos propuso que todavía era tempra no y que como cerca o junto a la plaza Caste lar en un lugar espacioso se estarían haciendo los preparativos para lanzar al aire un gran globo sobre las doce de la noche aun si nos acercábamos en una carrerilla llegaríamos a tiempo de verlo. Puestos de acuerdo llegamos al sitio indicado donde rodeado de mucha gente vimos a un señor llamado Don Manuel Martínez Lacasta, que por tradición desde varios años atrás era el encargado de la cons trucción y elevación del enorme globo, ayu dado por una o dos personas más estaba enfrascado en los preparativos necesarios para armar el gran globo de papel que este día se iba a lanzar al espacio y que en aquellos momentos estaba desinflado sobre el suelo y de cuya boca redonda ahormada y sujetada por un alambre partían unas cuerdas que iban atando a trechos a un enorme aro de una rueda de madera de carro dejando unos vein te centímetros entre el aro grande de la rueda y la boca más pequeña del globo de papel. El aro de madera estaba atravesado por unos hierros que se cruzaban en el mismo centro del aro y en este lugar se veía un rebujo de tra pos en forma de pelota grande. Cuando ter minó de hacer estos trabajos previos mandó a las personas más cercanas que se alejasen un buen trecho del globo e inició la tarea de hin charlo, para ello empapó el envoltorio de tra pos con gasolina y le prendió fuego, luego entre él y sus ayudantes cogieron la boca del globo y la acercaban con cuidado a la llama de forma que el aire caliente que ésta producía se fuera metiendo dentro del globo y todos veía mos como poco a poco se iba hinchando; cuando vio que el globo estaba en posición vertical y que completamente hinchado había desplazado del suelo el aro de la rueda de carro hasta más o menos medio metro y que daba tensa lo que daba de sí una soga gruesa que lo sujetaba al suelo, cortó ésta y el globo ante la mirada atenta de todos los espectado res empezó a elevarse hacia el cielo ganando altura con poca velocidad al principio para poco a poco coger más hasta que en medio de los aplausos del gentío como homenaje al glo bero por el éxito conseguido en el lanzamien to lo veíamos cada vez más pequeño y en un tiempo escaso llegó a desaparecer de nuestra vista. Este año había salido bien pero otros se quemaba sin llegar a completar su vuelo total mente.• Niña palabra S i no hubiera hablado tanto, todavía po dría decir que me queda en el bolsillo del alma una palabra. No sé qué hacer con ella. La he sacado a pasear y no quiere sonreír, le he contado cosas que no le contaría a nadie, y mi palabra sigue pensando en lo suyo, sin casi mirarme, sigue susurrando otras a alguien que yo no veo, sigue llorando de noche, me doy cuenta, cuando piensa que estoy dormido. Puede que le duela que no la llame por su nombre. «Palabra, ven», le digo, y parece que reacciona y que me ha escuchado, porque ya se mueve en el bolsillito de la chaqueta del alma para salir a jugar. Pero no, me temo. Mi palabra sigue como muerta y callada, más que triste, en ese bolsillo al que nunca acabo de lle var la mano. Si por lo menos supiera dónde tengo el alma ... Podría entonces ir a buscarla, pedirle a mi alma que se quitara la chaqueta, mirar en todos los bolsillos para obligar a sonreir a mi palabra, para que me diga su nombre, y no seguir llamándola «palabra» como hasta ahora, como quien llama a su perro «perro» y a su hijo «niño», como quien llama a su novia «COSa». Y entonces sabré si mi palabra es el nombre de un árbol, de un mueble, sabré si es un nom bre propio de mujer, un apellido, una ciudad, sabré si mi palabra es un valle, una preposi ción, si le costó llegar a ser palabra, si lleva acento, si acaso en el embarazo de su madre palabra le salió primero el acento, luego una vocal chiquitita por un lado, una consonante clara al principio o al final. Qué ganas tiene mi palabra de ser alguien, qué ganas de vivir, y no lo sabe. Parece que sólo le falta que alguien le diga su nombre. Es más que un bautismo. Los hombres, aunque no tuviéramos nombre, podríamos vivir, cre cer, morir sin darnos cuenta. Luego nadie se acordaría de nosotros, al no poder tropezar en Santiago Tena ningún sonido que nos evocara. Pero nos daría igual. Nuestra vida habría sido igual de inten sa, nuestro amor igual de pleno. No nos hace falta nombre. Pero para mi palabra el nombre es todo. Como que no puede existir sin saber quién es, como que el universo está vacío hasta que se le dé el nombre. Es un existir sin ser, un no servir para nada, un no tener cuerpo en que apoyar se. Como yo tengo brazos y piernas, mi pala bra tiene letras y sílabas, pero necesita, una sola vez, escucharse en otros labios para empezar a vivir. Yo soy quien porque me he visto, porque me he sentido, porque alguien me quiere y me mantiene claro a su lado. Sé que soy algo porque soy algo para alguien, y luego pienso: «También para mí. Ahora sí me apetece». A mi palabra no le apetece ser por que nunca ha sido para nadie. Me imagino que mi misión, ya que está en la chaqueta de mi alma, es buscarla, reconocerla, decirle quién es, quererla, criarla, crearla. Dicen que los padres tenemos que respe tar siempre a los niños. Mi palabra niña, hija natural de padre palabra y madre palabra, mía por adopción, quizá quiera elegir su des tino sin que yo decida por ella. No sé bien cómo funcionan las leyes de la genética en la especie palabra. No sé si mi niña tendrá que soportar su significado sin poder hacer lo que quiera. No sé cómo aplica Dios las leyes del libre albedrío y de la predestinación en las palabras . Puedo darle a mi hija a elegir entre varios nombres para ser lo que más le guste: -Hija, ¿te gustaría ser la palabra «palabra»? Fíjate la de cosas que podrías hacer. -Papá, ¿y la palabra «no»? -Tampoco te pases. Aunque, bueno, tam- bién se usa mucho. -Pues ya está. Y ya está mi niña contenta de ser un no que ahora llevo a todas partes conmigo. La gente se queda un poco extrañada. -Perdone, ¿tiene hora? -No. -¿Pero qué pasa? ¿Eso que tiene usted ahí no es un reloj? -No. -Vaya, lo siento . No quería molestarle. En fin, un padre tiene que cumplir con sus hijos. Ya sé que dan guerra, pero merece la pena, ¿no? -Dime, papá . • l’l o ’’º no l!I colibrí L a soledad de la vieja calleja a la Iglesia y que no había terminado la colilla de un cigarrillo, permitió a José seguir lento y caviloso, con las mismas pocas ganas, de tan tos días atrás, de llevarse bien con alguien. Por ello, y tras la espera, sin saber por qué, se sin tió desolado. Sentía su interior limpio.• Y sin embargo... necesitaba más sosiego. Apenas dormía. Casi no comía. Leía y pintaba de bue na gana. Más ... con rabia. Como si todo se le fuera a acabar en cualquier momento. No sen tía querer a nadie, pero necesitaba de todos. Su vivir, cambiante día a día, le resultaba monó tono y casi ridículo. Pero debía cambiar de ánimo. Lo sabía. Tenía por qué estar agradeci do . Y siguió pensando ... Caminar ... dudo que se pueda hacer cami no, simplemente caminando. Desde lejos, se ve tan a lo lejos, que se mira poco, y aún se ve menos. Cuán bella llega a ser una música triste, cuando se contempla tras ella. Cada lamento que se custodia, acelera la propia descomposición. Ver pasar el tiempo ingrávido es ejercitar el aprendizaje de algún fracaso. Una abundancia de bienes no da la felici dad, pero calma los nervios. La felicidad ... ¿qué es? No se puede tener. Se escapa entre lo s dedos. Me siento loco. Con locura ... sin curativo posible. Quizá esté asumida. Como siempre, cada mañana, dirigía su diaria oración. Su compromiso. Necesitaba mantener su interior satisfecho y comprendi do. Lo sentía . Era como una dulce pena que disfrutaba con cierta orgullosa alegría en cada despertar desde hace, ahora, casi un año. Desde que recuperó el sueño de sentir que alguien estaba con él. José P. Casáñez Bañón .·J~ Antes, en cualquier rincón, debía acoger su desesperación y sus desconsuelos. Ahora, el recuerdo por la gratitud, se reflejaba en su ros tro y su sentir, cada día, era siempre su parti cular motivo de recuerdo y de su vivir ... Una vida algo nueva podía ser mantenida desde entonces. Recordaba el sentimiento del fracaso. Alguien había dicho que se puede aprender de ellos. ¿Pero se puede admitir eso cuando se ha sentido el fracaso de toda una vida? Algo había cambiado, en él, desde aque lla tarde lluviosa de septiembre ... Aquella tarde, primeros de mes, se percibía una extraña inquietud en las gentes . Olía a jabón. A pólvora. A una fiesta muy esperada. A cierto ánimo para conmemoración, alegría y ruido. A su pesar y sin darse cuenta se fue acer cando hacia donde iban todos. El cielo se había cargado de nubes que amenazaban lluvia. Se sentó en un viejo banco de una plaza cercana a la iglesia. Pensó en el tiempo que hacía que no 121 había entrado en un templo. Instintivamente palpó su pecho, bajo la camisa. ¡Sí! llevaba la medallita que le había dado su madre. Con un cordoncillo de nylon negro. La miró ... había dos imágenes, una en cada cara . Había perdi do el brillo . Y quedó imaginando el rostro de su madre, que había hecho tanto para él. Una gruesa gota hi zo que volviera de su momentá neo aislamiento. Anduvo por la acera sin darse cuenta de donde iba. Cuando se recogió, esta ba en la sacristía de la Iglesia. Se sorprendió. Y se sintió mal mirado. La gente se iba agolpan do, huyendo del temporal. En un rincón, casi despreciado, se sintió más solo que nunca, a pesar del gentío. Su enfermedad le había minado de forma fatal su físico y su semblan te. Sus viejas ropas ... ¡vaya! se sentía muy lejos de todos. Posiblemente, lo estaba. Y salió de allí, como pudo. La lluvia le siguió golpeando con fuerza hasta que, empapado, pudo cobi jarse en un viejo portal abierto . Se sentó, y miró cómo la intensidad de la tormenta men guaba . Volvió a recordar que llevaba la meda llita. Desde allí, oía una música de órgano y voces corales. Escuchó. No tenía otra cosa que hacer. Pasó bastante tiempo. Y cuando parecía que todos se habían marchado, y aún con una lluvia muy fina, atravesó la calle y entró en el templo. Casi nadie había. Unas mujeres entrando o saliendo, y un hombre regordete apagando velas. Permaneció con la vista clavada en el altar central durante un cierto tiempo. Luego, quedó pensativo ... Recordaba que siempre había tenido que pedir... dependiendo de la Gracia. Miró las imágenes y no pudo evitar intentar la confesión de un deseo. Se acercó y las miró con ternura ... -¡Vamos a cerrar! -le dijo el hombre que apagaba las velas. Cogió un librito de oraciones que había junto a él, y salió. Las calles aún mojadas, el ambiente húmedo y el remojón que había sufrido le produjeron un cierto malestar. Sintió frío. Su estado, a pesar de no tener más que algún ocasional dolor , era bastante lamenta ble. Se había acomodado a llevar su enferme dad. Pero lo que más le dolía era ... su soledad. Los tres pequeños cuartos juntos que le dejó su madre en aquella casucha de las afueras, no constituían más que un lugar más que tétrico. 122 Donde acudía solo de vez en cuando. Prefería dormir en cualquier parte . Ayudar a algún tra bajo ocasional por unas monedas y poder comprar una botella de vino. Alguna vez , comía de caliente en casa de una familia gita na que le mostraba cierto aprecio porque le leía cuentos a los pequeños de la casa por un plato de algo más que caldo. Eso sí, estaba caliente y eso lo agradecía. Aquella noche, volvió a dormir a la casa. Debía cambiarse las ropas por otras más secas. Se buscó en el bolsillo y sacó el librito. Estaba editado con motivo de las Fiestas Patronales a la Virgen de la Salud y al Cristo del Buen Suce so. Le chocó que fueran ellos a los que se encontrara en su humilde camino ... y sonrió ... ni tenía salud, ni había disfrutado de ningún suceso relevante en su vida. Se recostó y durmió. Tenía un carrito con el que llevaba el hato a la única hermana que tenía y que , alguna vez, le lavaba las ropas y le daba de comer, cuando no estaba su cuñado. No tenían hijos y su marido andaba siempre con otras com pañías. Su desdicha no era menor. Ultimamente, la solía escuchar ... -José, antes de morirte me tienes que traer el espejo, la medalla y el «colibrí» -le pedía su hermana en ocasiones. Eran los únicos objetos que su madre le ha bía dejado. El espejo era muy grande y bien conservado; el único lujo que tenía la casa. La medalla era la que llevaba colgada al cuello. Y el «colibrÍ» era un bastón de caoba y con empuñadura de oro macizo, de una figura de un pájaro parecido. El bastón le haría falta un cercano día para poder caminar. El sabía que su hermana lo vendería todo para irse de la casa. Era un modo de retenerla. Al día siguiente, se dirigió al gran almacén, donde había quedado con un conocido para ayudarle a cargar una buena cantidad de paquetes. Con algo de dinero, compró algo de comer y una botella. Y sin saber por qué se encontró, otra vez , en la puerta de la iglesia. Estaba abierta y subió las escaleras. El oficio religioso que se celebraba permitió que nadie reparara en él. No se incomodó . Se sentó, sin ruido, en un extremo del último banco. Y miró otra vez las imágenes del altar. Recordó la medalla y la sacó . Eran las mismas imágenes. Una hermosa virgen con un niño y la imagen · de la agonía de Jesús crucificado. Salió a la Puerta de Ja antigua Iglesia de Santa Ana . calle como más aliviado. Pero como si olvida ra algo ... esperó en la calle. Cuando terminó el oficio y el templo que do casi solo, volvió a entrar y se sentó en el pri mer banco. Pudo contemplar con detalle las imágenes y disfrutar de su compostura y dul zura. Con la medalla en la mano, se acercó al pie de ellas y colocó la medalla en la mano de la imagen de la virgen. -Tú, Señora, la conservarás más tiempo-, pensó Y volvió a su asiento. Volvió a ver al hom bre que volvía a apagar las velas. -Señor. Si el bastón no lo llegara a necesi tar, te lo traeré. Prefiero que Tú lo tengas-, pro metió satisfecho. Cuando el hombre se le quedó mirando y vio que estaban solos en el templo, se marchó. Ya de noche, y acercándose a su triste morada, pudo observar cierto tumulto. Su casa se había quemado completamente. El espejo y el bastón ... el «colibrÍ» habían desapa recido. El viejo camastro, el carrito, la mesa y las dos sillas ... y el mueble de cajones donde estaba la poca ropa ... todo había desaparecido. No había ni tejado. Todo eran escombros. Nadie quiso conocerlo. Lloró. Y sólo el vecino gitano le puso la mano en el hombro, y dijo: -Ven. En casa habrá algún hueco para esta noche- y lo miró con ternura. Al día siguiente fue a casa de su hermana. No le dio tiempo ni a dar la noticia. Su cuñado lo despidió sin más explicaciones que un golpe con un bastón que rompió en su espalda. Al golpe, salto una figura ... era el «colibrÍ», que fué a parar a sus pies. Lo cogió y se lo puso en un bolsillo. Luego, se enteró que su hermana no estaba en la casa. Se había marchado. Sus dudas empezaron a hacerle sentirse mal, pero se alejó de allí lo más rápido que pudo, absurdamente dolorido. Era la caída de la tarde. Volvió a la iglesia. Se sentó en el mismo banco ... -Señor ... esto es lo que ha quedado del bas tón que te tenía que traer. Me has de perdonar, pero ... -confesó. Se quedó dormido. Una mano sobre el hombro, le despertó. No era el hombre de las velas. -¿Qué haces aquí?- le preguntó el cura, sentandose junto a él. José le contó todo lo ocurrido y le dio el «colibrí » al sacerdote. D. Lucio quedó muy sentido de toda aquella historia. El se despidió y salió del templo con lágrimas en los ojos. Se dispuso a andar. Su vida sería , desde ese momento, algo más dura. Cuando ya estaba lejos de las últimas casas, ya había anochecido, sintió frio y se metió las manos en los bolsillos. -¿Cómo?- exclamó. Llevaba en uno de los bolsillos ... el «coli brí». De pronto se asustó. Y mucho le costó convencerse de que el cura, compadecido de él, se lo habría vuelto a meter en su bolsillo. Pero ... ¿habrá sido eso ... ? Andó hasta quedar exhausto. Y se quedó dormido junto a un enorme árbol. Lo despertó un sol radiante. Desde entonces, puede que siga caminan do, rezando todas las mañanas, con el recuer do de sus dos santas imágenes, puede que sea un rico hacendado en cualquier lugar, o puede que haya vuelto para buscar el descanso junto a su madre. Nunca se ha sabido nada más de él. • 123 leo de El • • r1ncon Para el Cristo del Buen Suceso ¡Oh! Cristo del Buen Suceso . Todos perdón te pedimos, que por nosotros paseaste, la cruz por los caminos. Pero por fin llegó el día, en que tú resucitaste . Para poder junto a tu cruz, con amor rezarte. Y el día de tu fiesta, toda Elda no te olvida. Porque fuiste para todos, la salvación de la vida. Lo la Al Cristo del Buen Suceso Cristo del Buen Suceso que estás clavado en tu cruz, con tu mirada amorosa, quiero que aumentes mi luz. Cristo del Buen Suceso que las llagas de tus manos sean para mí un espejo para seguirte adorando . Cristo del Buen Suceso que la llaga de tus pies donde humildemente beso siga aumentando mi fe. Maruja Ycardo RANCISCO GARCÍA ÚBEDA, lbliado en’’’’’ M’Yº’’’’ 1985. del poeta Para el Cristo del Buen Suceso Eres el Cristo de la Verdad , el CRISTO DEL BUEN SUCESO, hermano de los humildes, protector de todas las razas y enemigo de la injusticia. Por ser justo te crucificaron, aquellos que por ambición no te querían, lo que Tú con amor defendías acallando el llanto de tu agonía. pero tus lágrimas han regado, la semilla de la Fe, para aquellos que no comprenden, que es el PADRE, el JUSTO JUEZ. Carmen Pérez Díaz Alegoría a Nuestro Señor el Cristo del Buen Suceso Señor, yo que he llorado mi muerte y al despertar de mi llanto me he encontrado ante tu presencia. Con tu Misericordia infinita y tu dulce Mirada me has hecho sentirme en una nueva vida; Como si estuviera en el claustro de mi Madre. Al encontrarme lleno de tu Luz me hiciste sentir la Inmensidad de tu Amor y de tu Esperanza. Miguel González Aguado 127 Óleo de A la Virgen de la Salud Virgen de la Salud, de Elda Virgen querida de todos . . . , todo el pueblo te venera, ... eres su mayor tesoro . Y en estas Fiestas Mayores con cariño e ilusión, con bordados primorosos, con perlas y bellas flores una eldense que te adora un manto te regaló ... , hecho con sus propias manos con su ternura y amor. Acoge bajo tu manto al pueblo trabajador, dadnos salud y trabajo, que reine siempre el amor y bendice a esa Eldense que el manto te regaló, esa eldense que te ama y que se llamó Asunción. Maruja Ycardo Para la Virgen de la Salud ¡Oh! Virgen de la Salud , patrona de nuestra Elda, como soñamos todos, que lleguen nuestras fiestas. Porqu~ tú bien lo sabes, que todo el mundo te reza. Porque tú eres nuestra Salud, virgen divina de Elda. En tu altar siempre sonríes , y nos quitas nuestras penas, pensando que tú en el cielo, llena de amor nos esperas. Lo la FRANCISCO GARCÍA ÚBEDA, publicado en « Fiestas Mayores », 1985. A la Virgen de la Salud en la alborada La luz de la aurora brilla cuando de cerca contempla tu imagen querida y bella ¡Oh Virgen de la Salud! la que habita en nuestro templo, - cuantas miradas recibes con súplicas, con lamentos, con gracias apasionadas de los hijos de este pueblo. Eres el vergel florido que perdura en nuestro tiempo, el que siempre nos perfuma de salvia, taray y espliego al abrir de par en par las puertas del gran evento. ¡Ya repican las campanas cuando la palmera anuncia que comienzan los festejos y acudimos en tropel a mirar tu rostro bello! ¡Oh noche de la Alborada qué feliz acude el pueblo a ver tu imagen divina con el trono preparado con flores de amor inmenso! ¡Oh Virgen de la Salud! ¡Oh Virgen Sagrada y Bella no olvides que te queremos todos los hijos de Elda! Lolita Navarro Para la Virgen de la Salud Virgen Santa de la Salud, oceáno de Bondad y Amor, Madre de Misericordia, manantial inagotable de todas las gracias, peregrina de la Humanidad, ayúdanos a terminar bien la peregrinación de esta vida para toda una eternidad. Socórrenos en nuestra partida, y haced que en nuestra soledad, nos encontremos con vuestra claridad, para llegar a la presencia del Padre, que es el que nos tiene que juzgar. Carmen Pérez Díaz 129 Foto: JOSÉ MIGUE L B AÑ ÓN Apuntes de la Cofradía de los Santos Patron .os . . Tradición y; despertar espiritual de Elda L a tradición es la memoria de los aconte cimientos pasados, transmitidos a tra vés de la historia humana, para el bien y el conocimiento de las generaciones. Los pueblos conscientes de su responsabi lidad histórica saben que la tradición es el tesoro más preciado que reciben sólo en usu fructo, y que tienen el deber de custodiar solí citos, para no legar mermado por la incuria, o la incomprensión a las generaciones futuras, antes bien se debe conservar, depurar y enri quecer con su valiosa aportación. Elda tiene en sí su tradición, que nos viene transmitida de nuestros antepasados de gene ración en generación desde el año 1604. Y en septiembre, cuando la tradición levan ta los marchamos de la preocupación cotidia na, Elda revive la venida de sus Patronos desde hace ahora 397 años, según pía tradi ción. Desde entonces sobrevive la tradición a la muerte de las ideas y de las instituciones, dando calor y vida a nuestra sociedad. Los eldenses se sienten felices en sus Fiestas Mayores, porque les domina el gozo de saber se protegidos por sus excelsos Patronos el Cris to del Buen Suceso y la Virgen de la Salud que constituyen para Elda y los eldenses «El Faro Luminoso » que orienta su existencia por las rutas ilusionadas del Bien, y por las arriesga das del afán social y del progreso cultural. Queridos paisanos: Ante el reto de la pró xima celebración del Cuarto Centenario, ya muy cercano de la venida de los Santos Patro nos, revivamos espiritualmente la tradición en que palpitan los más venerables sentimientos de gratitud por parte de nuestros abuelos y antepasados. Ricardo Navarro y Martínez Párroco de San Esteban Protomártir Alicante Ahora bien: Nosotros recogiendo la antor cha del pasado con responsabilidad creyente, hemos de volcarnos en cálidas demostraciones de amor y fe a nuestros venerados Patronos, y para esta vivencia cristiana Elda con su Ayun tamiento y clero al frente, necesita despertar espiritual y culturalmente ante el aconteci miento que nos va a tocar vivir el 2004 en que se cumplen los cuatrocientos años de la venida de nuestros Patronos a nuestra querida ciudad de Elda. El problema fundamental del mundo es espiritual, y por eso el mundo debe ser des pertado a la realidad de Dios, y armado nue vamente con una cosmovisión basada en los principios que afirman la fe en Dios, y el ver dadero amor entre los humanos. Despertar espiritual, o, fracaso del siglo. No hay otra opción. La salvación del mundo está en la voluntad de las personas que tienen fe y, amor en su doble aspecto de Dios y del hombre. Dios nos pide que seamos nosotros los que decidamos las opciones de nuestra vida. ¿Pero hay posibilidad de una vida que merez ca la pena sin Dios?. Entre seguir a Dios por que en la niñez me lo inculcaron, y rechazar lo porque no es de adultos, está la decisión de fiarse de Él, siendo consciente de sus dificul tades. He aquí un reto formidable, trazado por nuestros Patronos, para avanzar con impulso esperanzado, en la preparación espiritual del IV Centenario de la venida a esta ciudad eldense del Cristo del Buen Suceso y de Nues tra Madre la Virgen de la Salud. • 133 «según pía tradición » bajo el título «Noticia intere sante para los hijos de la fidelísima Villa de Elda». Además, hay datos sobre la Memoria, su infor me, la licencia para que pueda circular el librito de la Novena, las advocaciones, la protección que de sus Patronos han sentido los eldenses, la gratitud de éstos formando la Mayordomía y contruyendo las capillas, las indulgencias, la llegada de las nuevas imágenes ... En el informe que hace el Canónigo magis tral sobre la Memoria, se dice « ... y por lo que hace a la Novena, inspirada como la encuentro en los más elevados sentimientos de piedad y llena de pensamientos saludables, muy a propósito para infundir en el alma el amor a la virtud y horror y aversión al vicio, al par que la más grata confianza en aquella divina Señora en cuyas manos ha pues to Dios nuestra salud, la juzgo de gran provecho para los fieles ». Cada uno de los nueve días te hace refle xionar sobre una enfermedad espiritual y su apropiada medicina. Al final, están los Gozos. Reflejan la tradi ción y el amor con versos muy bellos. Pode mos encontrarles, particularmente, una conno tación distinta, hacerlos nuestros de forma diferente. ·Tienen un vocabulario , una ortografía y un estilo expresivo muy anticuados. A mí no me importa . Incluso me hace gracia decir «dos ángeles que os trugeron ... », «en varias constelacio nes a vos hemos recurrido ... » y cosas así. Poseen , sien embargo , una gran actualidad si te fijas en el fondo. En general, podrían ser válidas estas consideraciones : ¿Necesitamos, ahora, recurrir a ella para que «el aire limpie sus malignas infecciones »? ¿Sería bueno «ahuyentar, con su cariño , los contagios lastimosos » que se producen en nues tra época? ¿Es consolador que sea « refug io del doli e nte » en tantos y tan variados accidente de cada día? ¿Qué país no necesita librarse de sequías o tormentas y encontrar ayuda solidaria para paliar sus efectos, sin contar la sequedad espi ritual o tormentosa de nosotros mismos? ¿No deseamos librarnos de la «plaga » de la violencia? Las desgracias son inevitables pero ... ¿se viven de igual forma cuando «nos cubrimos con su manto»? ¿Pedimos que sea una realidad lo de « Elda os ama , Elda os adora y os llama su luz y guía»? Por eso, siento que en la novena posterior a las festividades de los Patronos, haya desapa recido por completo el rezo de los gozos. Estoy segura que en otros hogares eldenses permanece la devoción a esta Novena y ten drán sus propias vivencias. ¿Sería descabellado proponer una reedi ción (actualizada o no) para conmemorar el IV Centenario? La Comisión tiene la palabra. • Bodas de oro sacerdotales , de D. Mi .guel Conej’ero Pérez . E 1 sábado 10 de marzo de 2001 vivió la arciprestal Parroquia de Santa Ana uno de los actos más trascendentales, extra ordinario y solemne que dentro de la liturgia de la Iglesia suelen celebrarse: las Bodas de Oro sacerdotales de treinta seminaristas de nuestra Diócesis, entre ellos un eldense, D. Miguel Conejero Pérez, no nacido en Elda, pero en la que desarrolló gran parte de su vida. Fue Caudete la ciudad que le vio nacer, entonces perteneciente a la Diócesis de Orihuela, pero de corta edad decidieron sus progenitores trasladarse a Elda, instalándose en la calle Andrés Amado. De familia muy cristiana pronto formó parte de un grupito ílue asistía al catecismo, constituyendo los aspirantes de A.C., distin guiéndose por su formación cristiana, pertene ciendo también al de los monaguillos al servi cio del Altar, en donde comenzó a sentir su acercamiento a Jesús, dirigidos por el sacerdo te-párroco D. Tomás Rocamora García, llegado recientemente de Santiago de Chile y destina do a Santa Ana por el Sr. Obispo. Vicente Valero En la década de los años 40 sintió la lla mada del Señor hacia el sacerdocio, en unión de otro compañero también eldense, ingre sando en el Seminario Diocesano de Orihuela para iniciar la carrera sacerdotat a la que llegó con la gracia de Dios y la alegría propia de quien había conseguido el final de su gran ilusión. Con la ordenación sacerdotal del Sr. Cone jero, el Sr. Obispo, D. José García Goldáraz ordenó a 59 seminaristas, entre ellos cuatro eldenses. D. Miguel fue el primer ordenado después de D. José M.ª Amat Martínez, el 10 de mayo de 1911. D. Miguet llegado el momento realizó el servicio militar como sacerdote, después de un largo periodo de su carrera sacerdotat siendo destinado a diversas ciudades de la Patria, rea nudando su carrera militar hasta su jubilación alcanzando una alta graduación. Elda gozó una de sus mayores satisfaccio nes al contar con un nuevo hijo al servicio de Dios, manifestándolo con su presencia masiva a la celebración de su primera Misa . • Diferentes momentos de la ceremoni a-homenaje a D. Miguel Conejero. (Fotos. J.M. Bañón) Un capote de paseo del Renco, para la Virgen de la Salud Foto: ERNES E 1 día 8 de septiembre de 2000 y ante el trono de nuestros Patronos la Santísima Virgen de la Salud y el Santísimo Cristo del Buen Suceso, a las 12’00 horas, se celebró el acto de entrega de un Capote de Paseo del torero eldense Antonio Pérez «El Renco » que acompañado de miem bros de su cuadrilla, con emocionantes palabras lo ofreció a la Virgen de la Salud ante la presencia del Sr. Alcalde, D. Juan Pascual Azorín, y de D. José Navarro, Cura Pá rroco de Santa Ana, D. Pedro Maestre, Presiden te de la Cofradía, y D.ª Esperanza Alonso, Ca marera Mayor. D. José Navarro agra deció el gran gesto de la entrega en nombre de la Óleo de PEDRO CARPENA, publicado en «Fiestas Mayores » 1995. La Mayordomía Cofradía y del pueblo de Elda, diciéndole que los Santos Patronos le acom pañarían siempre en su difícil y sacrificada vida torera. Por el Presidente, D. Pedro Maestre, en nom bre de la Cofradía se le hizo entrega de un porta rretratos de bolsillo de plata con la fotografía de los Santos Patronos. Durante todo el nove nario el capote estuvo puesto en las pies de la Virgen de la Salud y en la actualidad se encuentra en la vitrina del Museo Parroquial. La Cofradía quiere testimoniar su más sin cero agradecimiento al « Renco » por su gran gesto, y al mismo tiempo desearle toda clase de exitos dentro de su profesión, y que la Vir gen de la Salud esté siempre a su lado para protegerlo con su «capote ». • Foto ERNES 141 - ’. , ’’ 1 ’ ’ , .. , . fiestas 2eoo. )i.cO ( t’ te✀ⴀ⤀縀 v~ -:::.-·- Especial Fiestas de Se p tiem--b~re---------------------- -s._, _oe_se_Pn_.,._•R_’º-’-’’’---’j’--Co_ m_ UAl ___ 1_4 l ’ r.1· ¡· r.1 (J//’ 7 /’º J’ -1 /¡ :y’() . r) r.1. º r.1 ¡ j)_// ·) rr r v¡’ ·¡ º , ¡·u n r1 n p · /1 J--rf·ii ,~ 1 J __ fn _) _ .L 0 l _r_:.. !/ J~..IJ 0 ..IJ .!..J .L u _G ..! __ _[j iJ _J_)JS..0 ~ · Y Y ~ J uan Pasc ual Azorí n, Alcalde del Excmo . Ayuntamiento de El da ’Las Fiestas Mayores conservan todas sus tradiciones 11 E l alcai de de la ciudad, Juan Pascua l Azorf n, manifies ta s u entusiasmo porque durante estos dfas de F iestas Mayores Jos elderises tengan una mayor convive ncia, ya q ue se trata d e las fiestas de todos. Desde aq uí desea a Jos eldenses una s Fiestas extrao rdinar ias, para q ue d isfruten estos días con alegría y partici pando en todos los actos, pues son los veci nos desde todos los pun to s de la ciudad los q ue h acen la Fiesta . P . LA qué obedecen los cambios in troduc idos e n · estas Fiesta s Mayore s? R. ·Qesde hace un par de años , y a través de la conceja lía de Fiestas y la Asociación de Pubs , Cafeterías y Discotecas, se planteó la neces idad de apostar por nuevas ideas para conseguir que duran le las Fiestas Mayo res lo s jóvenes no se marchas en a otras localidades en busca de di versión . Este año hemos querido realizar una exper iencia piloto . y gracias a la colaborac i ón de todos se ha orogramado un mayor núme ro de act uaciones musica l es. El pasa- do fin de seman a se vieron lo s resultados d e dicha colaboración. La ’Barraca 2000 · del Campo de Fútbo l anexo term ina a las siete de la mañana , p ara que los jóvenes tengan un lugar a donde ir. Sabemos que esto resulta molesto para los vecinos, po r lo que n os disculpa mos por las moles l ias, pero pensamos qüe es mejor esto que el pe li g ro que corr e n los jóven e s al conducir de madru gada. P . lSe p ue de hablar de una renovació n de las Fiestas patro nales? R . Si. porque creemos que ta exper iencia es pos itiva. El próximo año segu ir emos en ·esta línea, es decir que habrá más actuaciones , en lugar de las dos habituales en otros_ años . P . lE I A yuntam ie n to con cede espec ial atenció n a los barrio s durante estas Fiestas? · R. El Ayun tamiento, como en años anteriores , y en colaboración con la F.A.V.E., i ntenta que los barrios tengan su propio protagonis mo en las Fiestas Mayores . Es itnporta n te que cada barrio teng_a sus activida d es, sobre tOdo para que los chavales disfruten . Los vecinos son tambié n protagon istas , p ues ellos hacen su fiesta. Todo esto es posible sin olv idar que se trata de las F iestas Mayores, es decir las Fiestas de l os patronos y de toda la c iudad . Los ciudada nos asisten a todos fas actos pues creemos que se produce una espec ie de equ ili brio. ’ 1 l . ,, ’. . ,r11.., .._-:: l. ,·,-..... e . ·Hl .... ’ ,¡-¡( l l ~L ’ ,, 1 1 1 ·.:. ’ ’ J’ 11 ¡.. Espera nza Alon so G uarinos es, desd e hace un atto , Camarera May or d e los Santos Patronos, cargo que asume con· gran orgull o y satlsfaccl6n , pues to q ue ella, al igual que h acia su madre, se ocupa desde hace much os años , de preparar a la Virgen de la Salud y al C risto de l Bu en Suces o para ’que salgan en las procesi ones de las Fiestas ’Mayores de Elda . · --------- -- - f 1 ’ ’ h(.d•ll.1 le ’ ,11.1. l 1 1·. ’ l.’ cuendo estoy de vacac:,:~! ~~ que venir a Elda a ocupa hago . P. LLe11e mucho trebejo el cu id •· d0Flden1,~.~~:·~:1:_~1,.., .,,..iv .. ,,.,n’ h• ) 縀 .. t l .-~( ~, l... .1 ,r •) ( ,’ C.P. 03600 EL DA . VI LLEN A, VI NAL O PÓ ----·- ------ Más de die ·~actodea Ayun tamiento’.) ~l a Sal ud a pregonera Eha Barceló ca omo paso previo a1 día gran ~esüó~. gai~a üca~ v ¡µair~ue ’.ll’acciones LOLA FRA NCES ib os cdcns6 ví1·ir; hoy el dÍJ rrr:in’1’ -’ l 1( i.gt .. r;,.nael ptoµronl~ 1..~··. ’) p.lrJ la ¡on1adad·..: ho·.1 ción vt:’onJ.l an1an’2d - ¡ b ac ns Las ’a htrL 1cntc qont as en ie ho; rgen, 1, las e 1da vic tensa a pasado ¡che de da ofici egón. U1 ’inás de ln:.t unen11 abk ’:st0. 1oa .icog( rá e; to l ·•r; las t-1 ~~Yº t~ y a b:’ ·l¡~· 1r b 1111~3 en hono 1 •1 Salud. Jn3 n ·~d~ tlos crnLola l’c - t · cant3r~! b pkgJ- ~t.: «Vugt:L Pull 1 can~tla est~ pn·- _ :lor de toros:- ~~ ~~fl~~ !f~~~ _ . -...1 LO» ofrczcJ. a.~.뜀㨀 r-ir ¡j gen un capole de pase’. Tanibién a as oi:c~ l~ la rnall · -~ conc~nt1 Snes de 1 iento y 1a fhar a a¡. 1ncada en 1 Las tablas egonera co ra l iteraria y teratura His teratura Cre~ ent o de Rori 1ltad de Filo sss bruck, d· r. ¡¡¡¡í1iiii~~~¡¡~¡¡¡¡;; ;;;;:;:::;;=~ ~ ~~~ ~ 1 . cstac·an rrc- e dn de b ’,,-. 1 ,,, tarde ,a pLza 1a na corríd~ c·n a 縀 :e entre otro~ el 1 ·rt.~z. (El Rent.:o•’ .. rcr.orriól:tsc’llcsclrlf’ll 1 wc1co dr. ,..,. 5;ihrd .. cAUCES-ERNESI . L;i ir11ól!’lcn ;; cf:V~ ¡ón poPlil;tres (foto ’ ,r.(’’’’’’’ r,. • • --- p,fr.rvor ’( . _ ..... u u V generacH ses brilbntes. Nt de a’ar:ce de a greso en todos l q u e los ellenses y saben realiza Con una optirni :LrO para Elca. conoció tambié da seguirá ~·¿ando rmeme nte hacia el 1turo, haciéndose más .rande V más bella, Jmpliendo su vocación ---------- beinos que hay n itos, mas arfr Mu .. , ... ,~ .. ~ • • in 1’-11nagen de b. J d. Ya µorl3.noche ,e ·’ c~n1po de il’.bol i o ica aliE:. con Car· tr· 1 _y Klnf. A.frica. ~vi:- :;:_ iJ. Vi.rgc:n rf’u· l de eld~¡cse~ en la 13 ita Ar’ a úllirn2 ho- .· um laude». se dejó sen~ir e·1 l sencillo y realista pregón que cordó la condición de inrni· a nte de una gra n p arte de la iblacón. con un especia r.:co K in1icnto p::.ra aquellos que vi· end o dt: fue ra se supieron in· g r ar en la ciudad asumiendo tados a defend L ’’’’r1on1laVirgenensuprocesi6n.Alade1echl! imegend 1 • :;::,縀㨀縀攀㨀✀㬀 os e denses s~ ·vu ... ,, .. ,.,,, eºº¡~···· ...... ,,,c,,.’’ ... ’º’ º’’’’º d· can con su ,,,~:::¡;·¡; patronos en el último d’ s ~:~~:::;:~ M!;;ª’’’’’º’’’’’’P’’’’’Javrr e Ia de fiesta ele acr en Ull’J Je 1~ e:nb⸀⸀开ꄀ㨀琀愀琀挀漀縀 y ;1 ’ ?.::. fi~ St~S pa oné.- 3- l ~salⴀ縀 fnc. intc1 ·1~·e ~oral P(Jhfo1:li..:a San- .i· ·. acol’lpaüada po:· la’;;. ’ C;;.1113. .. ~ .. c~·Ji._bci le .. , l condición el.e eidenses para -labora r y ay udar a sm conciu· tdanos . En su peq ueño home · ije, Elia Barccló r.:cordo a Pa· o Zabala (con Pabl o ). )osé Per· jo y Sa lvador Barceló, su padre. 2 ellos diio «Llega r on como fo· ste r os. mu rieron corno elden- S»-Las palabras de Eia Barceó ,rad1oon3.l p~ .. y _as, mientras que los barrios viv g n ~e la Salud y el Cristo del Buen ’°’’ ’ ’’’’’ de 5n~ ’’’ ’°’ en un mteno programa deocti ·a,a Su=o en J,,; proresion’ ’’’ foegodnrtifino Mil’ de ’ _ ’ eHon oeladIB noctum,,; eid rn’’ ’ ogo lpooo P’’’’º’. · - Simultam,amente. cada barrio 10 1· distrito .. v0 ’ ·e disfnitó de llna , 3 intensa nauón d~ aLlOS .i:; menie en la iglesia para asi:tir y saludar a os patronns. E tradi ciona l esp liego i mpregnó de su olor característico el interior del tempio que acog;¡ó un aflo más el J:vhentras tanto la corporaciÓH cor el ~挀愀de. juan Pasrnal P.:z.o rín, y la pregonerJ. a la c;;..oi:z::i, Cecilia. hacia el Pe1i ckl Vinalo· pó. conde se disparó la n·adiuo· na alborada de fot¡;os art’fic1a· sos lepo (.lHIEt’!). coucur- 1r -:itas r.as!ro~1or:::- :. l’l l}( -----------------------· ’,.1): estés d onde estés No importa el día, ni la hora que sea . Si estás en la playa o en la montaña . Ni siquiera si estás de vacaciones en Par ís , Boston o en Tailandia . Estés donde estés, con www.cam .es, tienes a la CAM las 24 horas del día, 365 días al año. Accede a nuestra web y consulta el estado de tus cuentas, los últimos movimientos de tus tarjetas~ haz transferencias o compra acciones en bolsa. Con www .cam .es puedes realizar todas tus operacione s de forma rápida , fácil , e inmediata . Con la seguridad y confidencialidad de tu Oficina CAM. 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