Crítica de “El internado: las cumbres”

Tenemos ante nosotros la serie encargada de continuar con el legado de aquella El Internado: Laguna Negra (Aunque lo de la laguna se quedó por el camino).

Aquella serie fue en su momento un gran éxito de Antena 3, tenía a miles de personas siguiendo las aventuras, yo incluido, de ese grupillo al más puro estilo Indiana Jones y Sherlock Holmes pero pasándolo mal a más no poder.

El problema de aquella serie, por mucho que nos duela admitir, es que duró demasiado, estiraron el chicle y se les fue un poco la cabeza de cara al final, pero aún así, el recuerdo es muy grato.

Todo lo contrario que ocurre con “Las Cumbres”, una serie que no avanza, que no descubre nada, que nos deja con la sensación de haber asistido a un experimento piloto de lo que no hay que hacer en una serie.

Si aquel primer internado acababa con síntomas de ideas locas, este empieza directamente con esas ideas, como si eso fuera un punto a su favor cuando, sin duda, es su gran lastre.

La única buena idea con respecto a su antecesora es que los alumnos son jóvenes conflictivos, nada de buen rollo con los profesores y felicidad en el internado, idea que como veremos más adelante no sirve para salvar este bodrio.

Pero pese a todo, este internado peca de algo por encima de cualquier otra cosa, creerse mucho más de lo que es en realidad.

Si empezamos por el guion, pese a que la historia tiene su miga y podría haber sido algo muy entretenido, podemos darnos cuenta de que está todo muy cogido con pinzas, las historias son inconexas, pasan de unas a otras realizando acciones que la mayoría de veces dan vergüenza ajena.

Intenta alargar las tramas, por pequeñas que sean, al máximo, importando muy poco el efecto que provocará en el público.

Conversaciones sin sentido, vueltas de tuerca innecesarias, un desastre absoluto.

La dirección, otro punto a tener muy en cuenta en un futuro, para que cuando se enseñe este arte en las aulas, puedan poner de ejemplo esta serie en la asignatura de “qué cosas no se deben hacer si deseas un producto decente”.

Parece que está a medio cocer, unos planos que te sacan por completo de la serie, momentos muy incómodos donde, si te pones en la piel de los actores, hacer su trabajo es el triple de complicado de lo mal estructurada que están las escenas, sin duda un trabajo hecho con dejadez y desgana.

Las interpretaciones, y me duele decirlo, no están a la altura, ninguna actuación, cero, nada que salvar, y son muy buenas actrices y actores, pero ningún personaje es creíble, todo se nota forzado y mal, punto que comparte con el alumnado de “Laguna Negra”, pero aquel problema con el paso de los capítulos se subsanó. Aquí no, aquí solo va a peor. Decepcionante.

Solo espero verlos en un futuro próximo en proyectos que merezcan verdaderamente la pena y puedan quitarse este lastre de encima cuanto antes.

En definitiva, un chasco de narices, una decepción que no esperaba porque pensaba que, al menos, tendría unos mínimos de calidad.

Quizá por el recuerdo de su antecesora o simplemente por lo mala que es, esta serie merece sin duda hacernos replantear las cosas y pensar que no todo vale, que al público, como mínimo, hay que tenerle un respeto, y no darle un producto que simplemente por llamarse como su mejor versión se va a consumir.

Y lo peor de todo, ya se ha renovado para una segunda temporada…

Nota: 1