viernes, 29 de marzo de 2024

La rosa del azafrán sigue germinando en la Semana de la Zarzuela de La Solana

Elías Bernabé Pérez
18 octubre 2019
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La rosa del azafrán sigue germinando en la Semana de la Zarzuela de La Solana

En octubre de 2015, y en este mismo blog, publiqué un artículo cuyo inicio dice: "La solana es una localidad de la provincia de Ciudad Real, de unos 17.000 habitantes, la cual atesora razones más que suficientes para que sea denominada “Villa de la zarzuela”.

Hoy, cuatro años después, vuelvo a ocuparme de la manifestación  zarzuelística amateur más importante del calendario español, que sigue celebrándose en esta población manchega cada año, desde 1984, con presencia indiscutible y apenas interrumpida de La rosa del azafrán. Obra estrenada en 1930, cuyos autores ubicaron en una hacienda rural de esta villa manchega.

En los tiempos que corren resulta difícil encontrar  lugares o asociaciones donde haya quien se desviva por mantener la zarzuela en pié, desde el más puro amateurismo.

Los hay, pero en ningún otro como en la Asociación Cultural Amigos de la Zarzuela "Federico Romero" (ACAZ) de La Solana, Ciudad Real.

Con la que comienza este viernes 18, se llegará a su edición número 36. O lo que es lo mismo, 35 años ininterrumpidos de zarzuela en esta población manchega, de unos 16.000 habitantes. Por descontado que el trabajo y dedicación de la ACAZ cuenta con el respaldo del Ayuntamiento local, que fue su iniciador en 1984, Diputación de Ciudad Real y Junta de Castilla Mancha.

Esta manifestación músico-cultural no ha pasado desapercibida para las administraciones, y en la actualidad la Semana de La Solana es Fiesta de Interés Turístico Nacional, declaración que obtuvo en 2015. Previamente, en 2009, adquirió la de Interés Turístico Regional.

Sus primeras ediciones -1984-1990- se celebraron dentro de la segunda quincena del mes de marzo. Entre 1991 y 1998 fueron alternando entre marzo, abril y mayo. Siempre desde sus inicios en el Cine-Teatro Cervantes. Cambio drástico en sus fechas y escenario entre 1999 y 2002, pasando a los meses de junio-julio y a la Plaza de Toros.

Con la inauguración del nuevo Teatro Auditorio "Tomás Barrera", en 2003 se pasó a la segunda quincena de octubre, ya sin alteraciones en sus últimas 17 ediciones.

                                     

Más de 30 zarzuelas diferentes

Más de 30 títulos diferentes -con preferencia de todos los del repertorio habitual- se han representado durante estos 35 años, con una cifra en torno a las 240 representaciones, si nos atenemos a los programas de cada edición, que pueden consultarse en la página web de la ACAZ.

Galas líricas, antologías, conciertos y jornadas infantiles, además de obras teatrales, completan un corpus tan enorme, que habla por sí solo de lo excepcional que resulta esta semana, aún a costa de sus muchas repeticiones.

En ella se da culto a la obra lírica más enraizada en las costumbres y tradiciones solaneras: La rosa del azafrán. Por otra parte una de las más populares y representadas de todo el género lírico español.

Tan solo en una de las 36 ediciones celebradas ha dejado de representarse. Fue en 2003, el año que se estrenó el Teatro Auditorio. Ha habido otras ediciones donde se ha visto por tres veces, siendo dos en la mayoría de las semanas.

En concreto, y contando la de este año, La rosa del azafrán se habrá representado en 57 ocasiones, más o menos.

La ACAZ, sin cuya existencia dificilmente la semana hubiese alcanzado trayectoria tan exitosa, no se constituyó oficialmente hasta algunos años después de la primera edición en 1984. Los cuatro primeros años La rosa del azafrán estuvo protagonizada por compañías llegadas de fuera, Agrupación Lírica de Noblejas, Compañía Lírica Española y Ases Líricos de Evelio Esteve. Fue en 1988 cuando por vez primera la representó la agrupación local, que desde entonces ha sido su única protagonista.

El estreno por los líricos de casa, de la obra solanera por excelencia, se produjo el 18 de marzo de 1988, con asistencia de Maruja y Pilar Romero, hijas de Federico Romero, coautor del libreto junto a Guillermo Fernández-Shaw.

Al año siguiente la representaron en el III Certamen Nacional Villa de Petrer.

Pero La rosa del azafrán no se representa solamente en el principal auditorio de la semana. Ha habido años donde se han ofrecido diversos números en calles y plazas, y las jornadas escolares protagonizadas por los niños suelen nutrirse de fragmentos de esta zarzuela.

Como queda dicho, la repetición de obras está a la orden del día. Rosa del azafrán aparte, se lleva la palma otra zarzuela del mismo compositor, Jacinto Guerrero, como es Los gavilanes, que con sus 2 sesiones de este año sumará 20. Del mismo músico le sigue en número de representaciones El huésped del sevillano, con 14, las mismas que La parranda.

Paseando por La Mancha

En nuestro artículo de hace dos semanas sobre El caserío,  la obra que se está representando durante estos días en el Teatro de la Zarzuela de Madrid -por cierto con éxito artístico y de público considerables y cuya última función será el domingo próximo, día 20- decíamos que los autores de su libreto, Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw visitaron el país vasco, antes iniciar su trabajo, al objeto de conocer personajes, costumbres, folklore, etc.

Para escribir el libreto de La rosa del azafrán hicieron lo mismo. Estuvieron unos días en La Solana, junto al autor de la partitura Jacinto Guerrero.

Federico Romero, aunque nacido en Asturias, su familia procedía de La Mancha, y en La Solana pasó largas temporadas siendo niño. De ahí su interés por escribir una zarzuela de ambiente manchego.

Durante su estancia los tres coautores visitaron otras localidades cercanas, como Manzanares, Ruidera, Membrilla y El toboso.

Según refiere Guillermo Fernández-Shaw, en sus memorias, la excursión fue muy fructífera, con profusión de anécdotas, y los solaneros se desvivieron no solo dándoles todo tipo de datos sobre su folklore y costumbres, pues además les organizaron algunas fiestas, para que lo conocieran sobre el terreno. 

Esta excursión que describieron sus protagonistas, de forma muy amena, en el Diario ABC el 11 de noviembre de 1930, se reproduce en el libro Jacinto Guerrero De la zarzuela a la revista, Publicaciones y Ediciones SGAE 1995. Inciden varias veces en lo pésimo de las carreteras por donde circularon, cuyo firme de tierra estaba plagado de piedras y hoyos.

¿La solana o Manzanares?

Dada la claridad con la que quedó reflejada, desde el mismo día de su estreno, que La rosa del azafrán se desarrolla en una finca de La Solana, es poco entendible que no se explique así cuando en publicaciones y carpetillas de discos se detalla su argumento.

Es más, imaginamos que, como en cualquier otra parte de nuestra geografía hispana, la rivalidad entre los habitantes de pueblos colindantes estaría a la orden del día. Y creemos que no sentaría muy bien a los solaneros que se cite más a Manzanares, como el lugar donde se desarrolla.

En la primera edición del libreto, de 1930, se indica: "La acción en un lugar de la Mancha.Año 186...", sin más detalles. Y a continuación: "Patio interior de una casa de labradores adomodados...".

Para el crítico musical y escritor Antonio Fernández Cid, no hay duda. En su libro El maestro Jacinto Guerrero y su estela (1) al referirse al estreno de la obra, al cual asistió, dice: "Acomodada casa de labranza en Manzanares...". Antes de ello el crítico musical orensano -quizá el más galardonado de entre los españoles- cita el viaje que los autores realizaron a La Solana, en cuyo casino el maestro Guerrero divirtió a la parroquia tocando el piano.

La musicóloga María Encina Cortizo también lo deja entrever, aunque con menor rotundidad (2): "La acción se sitúa en un pueblo de La Mancha-quizá Manzanares-...".

En la carpetilla de la reedición en CD del sello EMI del año 1992, sin firma, "La acción se sitúa en 1860 en un pueblo de la Mancha llamado Manzanares y en una rica casa de labor...".

Esta creencia puede que se deba a que en la jota castellana casi del final se canta "...Manzanares, Manzanares, ya no es tierra de manzanos...". El nombre de La solana aparece en la escena inicial, en las seguidillas manchegas, pero junto al de la población cercana, cuando el coro canta "Desde Manzanaritos a La Solana hay una legüecita de tierra llana...".

En las carpetillas de otras grabaciones simplemente se dice que la acción transcurre en un pueblo o lugar de la Mancha, sin citar nombre.

En otras publicaciones consultadas no se cita ni La Mancha. Se dice simplemente que la acción se sitúa en el campo, en una finca de labor o en la casa de unos labradores acomodados.

Otra curiosidad es que entre La Solana y Manzanares, separados por carretera por algo más de 17 kilómetros, se encuentra la población de Membrilla, la cual si que no aparece para nada en los textos.

Estrenada el 14 de marzo de 1930, en el Teatro Calderón de Madrid, a la función número 55 asistieron más de 200 solaneros, muchos de ellos ataviados con el traje típico, repartiéndose al público rosas de azafrán. Es este un ejemplo clarividente de cuanto comentamos y del porqué se rinde culto a esta zarzuela en La Solana.

Barrera sigue ausente

Treinta y cinco años después de la primera edición de la semana, sigue llamando la atención de los expertos, que en su villa natal no se haya representado todavía ni una sola zarzuela del compositor local Tomás Barrera. Resulta más extraño si consideramos que en ediciones recientes se han programado algunos títulos olvidados, como, por ejemplo, El canastillo de fresas y Benamor, o infrecuentes, casos de Don Gil de Alcalá, La linda tapada, Cádiz y La chulapona, que este año vuelve a escena, tras haberse representado por vez primera en 2015.

Siendo este un festival donde se ha visto en 14 ocasiones la otra zarzuela manchega por excelencia del maestro Guerrero, como es El huésped del sevillano, me llama la atención personalmente que este año se estrene una producción del musical El hombre de la mancha, y nunca se haya programado La venta de Don Quijote, de Ruperto Chapí. Ciertamente no es una obra  habitual, a pesar de sus magníficos libreto y partitura. No obstante, en años conmemorativos bien de la publicación de Don Quijote de la Mancha, y del nacimiento o defunción de su autor, Miguel de Cervantes, sí ha habido quien la ha representado.

Resulta extraño, por otra parte,  que obra tan excepcional, de dos autores igualmente excepcionales como fueron Ruperto Chapí y Carlos Fernández-Shaw, no esté dentro de ese grupito de 18 o 20 zarzuelas que conforman el repertorio habitual. Hasta me llamó la atención que en la producción de Zarzuguiñol, dirigida a los más pequeños,  "El sueño de Cervantes" no se  haya incluído algún pasaje.

Y hablando de cifras, de los 16 espectáculos programados para este año, 12 son representaciones líricas. De ellas 7 estarán protagonizadas por la ACAZ. Es decir, sus componentes, o parte de ellos,  no solo desarrollan un trabajo descomunal, organizando todo lo concerniente al festival, pues además preparan, ensayan y representan más del cincuenta por ciento de la programación. Del resto se encarga la agencia artística Musiarte.

Las jornadas escolares

No cabe duda que el éxito de la pervivencia de esta semana radica en las jornadas escolares, las cuales permiten que todos los niños de este pueblo sepan qué es la zarzuela, desde que tienen uso de razón, crezcan con ella, la protagonicen y algo quedará para el futuro.

Hace algunos años yo mismo conocí a un maestro de escuela, natural de La Solana, que estuvo trabajando durante un curso en mi pueblo y que en su infancia había participado en las jornadas. Se sabía de la A a la Z, o a la inversa hablando de zarzuela, La rosa del azafrán y algunas más. El resto de maestros con quienes me reunía una vez a la semana, para coordinar el deporte escolar, no tenían ni idea sobre zarzuela.

Es evidente que en estas jornadas se cultiva el germen más que suficiente, que desemboca incluso en que el grupo lírico de la ACAZ muestre un mayor número de componentes jóvenes que cualquier otra agrupación lírica amateur española. Hay cantera.

Otro aspecto destacable de esta población es que su museo etnológico y cultural lleva por nombre La rosa del azafrán, disponiendo de una sala exclusiva dedicada a esta zarzuela.

Queda claro que esta semana de diez días despierta gran interés no solo en casa, pues son muchas las personas, aficionados al género o no, que suelen acudir desde pueblos cercanos, y no tan cercanos.

Como ya dijimos semanas atrás el Grupo Lírico de Elda ha fletado un autobús con 65 plazas, que se completó de inmediato, para asistir a la representación de La chulapona del sábado día 27. El año pasado también viajaron a ver La tabernera del puerto.

En base al interés que el festival despierta, no estaría de más que pudieran adquirirse las entradas por internet, hecho que no se produce todavía.

1*

El maestro Jacinto Guerrero y su estela. Antonio Fernández Cid.

Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero 1994.

2*

Diccionario de la Zarzuela España e Hispanoamérica.

Tomo II. Página 656.

Fundación de la Zarzuela Española. Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2003.

Datos extraídos de las publicaciones citadas, página web de la ACAZ, zarzuelalasolana.es y archivo del autor.

Elías Bernabé Pérez
Elías Bernabé Pérez
Acerca del autor

Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.

Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.

Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!

Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.

Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.

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