martes, 19 de marzo de 2024

El Teatro Apolo de Madrid (1)

Elías Bernabé Pérez
10 abril 2015
6.886
El Teatro Apolo de Madrid (1)

Junto al de la Zarzuela, el Teatro Apolo de Madrid fue el segundo coliseo en importancia en la época dorada del Género Lírico Español. Se construyó en los terrenos donde hasta 1836 estuvo el convento de San Hermenegildo, en la calle de Alcalá, a mitad de camino entre la fuente de La Cibeles y el inicio de lo que, años mas tarde, sería la Gran Vía madrileña. (1*)

    Inaugurado el 23 de noviembre de 1873, para acoger solamente teatro hablado, en 1875 ya dedicó parte de su programación a obras líricas de género grande, varios estrenos incluidos. Fue en 1886 cuando a raíz del estreno de la zarzuela Cádiz (2*), y el enorme éxito alcanzado por esta obra, pasó a formar parte de la serie de teatros madrileños dedicados exclusivamente al género músico-teatral.

   En las dos últimas décadas del siglo XIX, en Madrid había entre diez y 12 teatros que dedicaban casi toda su programación a la zarzuela. Dado el éxito y arraigo popular del género varios teatros solían programar hasta cuatro funciones diarias, todas con obras cortas: género chico o sainete.

   El teatro que mayor popularidad alcanzó en este contexto fue Apolo. Por ello, los numerosos estrenos en él producidos se llevaban a cabo en la cuarta de las funciones. Se anunciaba para las 11,15 de la noche, pero con algo de suerte se iniciaba a la 1 de la madrugada, debido a los sucesivos retrasos de las sesiones anteriores.

   Por sus estrenos y sus horarios intempestivos se hizo célebre la frase "La cuarta de Apolo". Hasta se compuso una zarzuela con este título. Mientras al Teatro de la Zarzuela se le bautizó con el sobrenombre de Templo del Género Grande, Apolo recibió el de Catedral del Género Chico (3*).

   En Apolo se dieron a conocer, junto a un etcétera incabable, títulos de enorme éxito, tales como La verbena de la Paloma, La revoltosa, Agua,azucarillos y aguardiente, El santo de la Isidra, El pobre Valbuena, El amigo Melquiades, El año pasado por agua, El cabo primero, El puñao de rosas, La chavala, Doloretes, La reina mora, La torre del oro, El trust de los tenorios, La venta de Don Quijote, así como la ya citada Cádiz. Otras obras chicas estrenadas en teatrillos de verano, si obtenían el refrendo unánime del público, pasaban al escenario de Apolo al inicio de la temporada inmediata.

Caso significativo es el de La Gran Vía, que tras su estreno en el Teatro Felipe permaneció en cartelera en Apolo durante cuatro temporadas consecutivas.

   En sus últimos años de vida, la Catedral del Género Chico, acogió los estrenos de un buen número de obras de género grande. De ellos cabe destacar Doña Francisquita, El huésped del sevillano, El niño judío, El asombro de Damasco, La pícara molinera o El último romántico.

   Quizá lo de último y romántico fuese una premonición. Su estreno en 1928 fue el último gran éxito de cuantos vieron la luz en Apolo, a lo largo de una época donde, al margen de conflictos sociales y políticos, imperó el romanticismo.

   El 30 de junio de 1929 Apolo cerró sus puertas de forma definitiva. El edificio había sido adquirido por el Banco de Vizcaya para instalar su sede en Madrid.

   El santo de la Isidra y La verbena de la Paloma junto a fragmentos de otros éxitos configuraron el programa (4).

   (1): Las obras de la Gran Vía de Madrid se iniciaron en 1910. Cuando se construyó Apolo todavía no estaba concretado el proyecto para abrir esa amplia calle central, tan precisa en una capital de estado. La zarzuela La Gran Vía, estrenada en 1886, es un retrato de lo que, por entonces, se comentaba entre los madrileños de lo que sería ese proyecto en ciernes.

   (2): Música de Federico Chueca (La gran vía, Agua, azucarillos y aguardiente, El bateo, La alegría de la huerta). Libreto de Javier de Burgos (El baile y La boda de Luis Alonso), basado en uno de los Episodios Nacionales de Benito Pérez-Galdós. El éxito alcanzado por esta zarzuela fue de los que hacen época, dado su enorme contenido patriótico y patriotero, al rememorar la numantina resistencia de los gaditanos, ante la invasión napoleónica.

   La marcha conclusiva de su primer acto, (Marcha de la Constitución) se consideró a nivel popular como nuevo himno nacional español.  Pasados unos años esta zarzuela cayó en el olvido. Su primera grabación discográfica se registró en 2001. Posteriormente se editó una segunda versión, de auténtico lujo, con el tenor José Bros (una de las mejores voces españolas del momento) encabezando el elenco.

   (3): Pertenecen al Género grande, las zarzuelas en dos o tres actos. El Género chico lo conforman las de un acto, cuya duración muchas veces no llega a una hora. Los muchos detractores que, desde sus orígenes ha tenido la zarzuela, en un claro sentido de infravalorarla, las engloban a todas como "Género chico".

   (4): La película Teatro Apolo, de 1950, protagonizada por Jorge Negrete y María de los Ángeles Morales, refleja el  cierre del teatro, con algunas escenas de nostálgica emotividad.

Elías Bernabé Pérez
Elías Bernabé Pérez
Acerca del autor

Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.

Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.

Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!

Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.

Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.

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