La revista Alborada ve de nuevo la luz un año más. En esta ocasión el número 56 de una publicación señera en nuestra población y referente indispensable para todos los eldenses amantes de su cultura y su historia. Son muchos los colaboradores que de forma desinteresada contribuyen con sus artículos a hacer que Alborada sea una realidad. Mi más sincero agradecimiento a todos ellos porque son los que hacen posible que todos sepamos un poco más de nuestra ciudad con cada nueva publicación. En esta ocasión, se combinan los artículos literarios con los reportajes históricos y las habituales misceláneas, logrando así un elenco de interesantes escritos que estoy segura van a contribuir a ampliar nuestros conocimientos. Asimismo, podemos encontrar las habituales secciones jas que completan esta publicación de gran calidad. A buen seguro que todos vamos a disfrutar con su lectura. Un abrazo, Adela Pedrosa Alcaldesa de Elda Saluda Saluda Una vez más sale a la calle la revista Alborada, aun-que en esta ocasión no en sus fechas habituales del mes de diciembre. No obstante, no hemos querido faltar a la cita y es por eso que, de nuevo, la publica- ción vuelve a estar a disposición de los ciudadanos que, con tanta delidad, esperan su publicación año tras año. Quiero agradecer a todos aquellos que han hecho posible este proyecto, con su dedicación y esfuerzo, el trabajo realizado para que, de nuevo, esta tradicional revista esté a disposición de todos en los puntos habituales de distribución. Puedo asegurar que es una tarea cada vez más difícil, en estos momentos tan complicados para todos, que una revista cultural vea la luz. No obstante, también les aseguro que desde la concejalía de Cultura, de la que soy titular, no escatimaremos enfuerzos para que así sea. Espero y deseo que sea del agrado de todos sus lectores. José Francisco Mateos Gras Concejal de Cultura EDITORIAL D espués de no pocos imponderables, la revista Alborada vuelve a estar en la calle. Nos encontramos ante el número 56 de la publicación que edita la Concejalía de Cultura. En esta ocasión, a diferencia de los últimos años, no contiene un dosier central de una temática o acontecimiento concreto, precisamente por esas circunstancias a las que aludiamos anteriormente, pero no por ello la publicación está exenta de atractivo. En estas casi doscientas páginas podemos encontrar artículos tales como los que se en langa, escrito por José María Amat Amer; el artículo de Alba Montoya en el que relata la experiencia de grabar un cortometraje entre ocho directores distintos; el de José Luis Valero rmado por Sonia Lombao acerca de la reciente exposición de la obra de la joven Elisabeth Justicia en Barcelona junto a un comentario de Vicente Vera sobre una foto del Banco de Elda o el artículo de Juan Carlos Valero acerca del proyecto “Conoce tu barrio”. En el apartado titulado Evocaciones, dos artículos dedicados a recordar, por una lado, la que la Concejalía de Cultura organizó el pasado mes de septiembre) y otro sobre Vicente Berenguer Biosca, de José Ramón Valero, completan sus páginas. No podía faltar una sección destinada al deporte que componen tres artículos: “Escuela de jinetes y amazonas”, y “Con la espada en la mano” de Antonio Juan Muñoz, y un tercero sobre la “Expedición al Himalaya” (Segunda parte) de Juan Manuel Maestre Carbonell. En el apartado dedicado a Naturaleza y Medio Ambiente, los lectores se encontrarán con un trabajo sobre “Riesgos de inundaciones en el término municipal de Elda” de Juan Carlos Valero y Ana Pilar Pérez, y otro sobre al algarrobo, cuyo autor, Antonio Lozano Baides, lo denomina “Árbol de salvación”, además del artículo de Miguel de Juan “Rabosa, nuestra casa en el monte”. Los relatos ganadores del último concurso de narrativa “Ciudad de Elda”, primer premio y accésit, cuya lectura recomendamos sin ninguna duda, al igual que los poemas de Antonio Porpetta, Maruja Icardo y Marisol Puche Salas o el relato de Mari Cruz Pérez Icardo, junto a las reseñas habituales de las últimas novedades bibliográ cas, componen el apartado literario. Y, por supuesto, no faltan en estas páginas los habituales artículos dedicados a la historia local: “Bertran du Guesclín” de Juan Carlos Valero; “Cristianos, moriscos y milicias armadas” de Miguel Angel Guill Ortega; “Martín Valera, militar en la Guerra de Sucesión” de Israel Castillo; “El Gobernador y Alcalde Mayor Joseph Caturla y Jordán”, de su descendiente Lluis Caturla Poch; “Jorge Juan por Sempere y Guarinos” e “Impresos de la Guerra de la Independencia en el A.H.M”, ambos de Fernando Matallana; “El manantial de la Julianas” de Emilio Gisbert; “Cuartel de artillería en Elda” de Vicente Vázquez; “Incendio en la Feria de la Inmaculada” de Rodolfo Amat, y la reproducción de los capítulos dedicados a Elda en el facsímil de la obra Geografía general del Reino de Valencia de Figueras Pacheco. La habitual sección de Miscelanea se ocupa de “Los voluntarios de Cruz Roja” en el artículo de José María Maestre y de “Los castillos de embajadas de Moros y Cristianos” que escribe Antonio Juan Muñoz. También en este apartado se incluye el artículo de Antonio Gil Lladosa titulado “Nuestro particular viaje a Itaca”, todo un ejemplo de superación personal y el dedicado a relatar la experiencia de esceni car un Via Crucis, obra de la Parroquia de Santa Ana y la asociación de vecinos del Altico de San Miguel . Mención aparte merece el álbum fotográ co con imágenes de Elda de Mario Requena Soro que hemos titulado “Otra mirada”, primero, porque ofrece una perspectiva totalmente nueva de varios rincones muy conocidos por los eldenses y, de otro lado, porque nos invita a conocer a través del objetivo de su cámara espacios nuevos. dad con una publicación que esperamos cumpla sus espectativas. Edita Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Elda Dirección José Francisco Mateos Gras Coordinación y revisión de textos María Salud Sánchez López Fernando Matallana Hervás Fotografías Mario Requena Soro, Vicente Berenguer Biosca, Antonio Juan Muñoz, José Joaquín Sarabia, masunoimagen.com, Benjamín Buendía Albert, Fernando Matallana Hervás, CEFIRE de Elda, Miguel de Juan Villalba, Museo del Calzado, José María Amat Amer, Juan Carlos Valero García, Antonio Lozano Baides, Lluís Caturla Poch, Juan Manuel Maestre Carbonell, Miguel Ángel Guill Ortega, Emilio Gisbert Pérez, Israel Castillo García, Rodolfo Amat Sirvent y Vicente Vázquez Hernández Distribución: EMIDESA Diseño y Maquetación Rafael Bañón (AZORÍN) Producción Grá ca AZORÍN. Servicios Grá cos Integrales Depósito legal A-1197-1996 Tirada 1.000 ejemplares ALBORADA no se hace responsable de las opiniones expresadas por los autores. Queda prohibida la reproducción (electrónica, mecánica, óptica, de grabación o de fotocopia), distribución, comunicación pública y transformación de cualquier parte de esta publicación –incluido el diseño de la cubierta– sin la previa autorización escrita de los titulares de la propiedad intelectual y de la Editorial. ARTE Y CULTURA 6 Mi amistad con Luis García Berlanga José María Amat Amer 14 8 directores para un cortometraje Alba Montoya Rubio 18 Amanecer y atardecer en el Valle 19 La sensibilidad frágil de Elisabeth Justicia Sonia Lombao Méndez 22 Elda, Eros y Tanatos José Luis Valero Nuevo 24 Banco de Elda, una imagen entre la nostalgia y la realidad Vicente Vera Esteve 26 “Conoce tu Barrio” Un comienzo sin final… Juan Carlos Valero 28 Mario Requena Soro, con otro objetivo Víctor Santos Rodríguez EVOCACIONES 34 ¡A tu estatua, Castelar! Luis Esteve Ibáñez36 Berenguer Biosca, el fotógrafo de la Elda de preguerra José Ramón Valero Escandell DEPORTES 42 Escuela de jinetes y amazonas Antonio Juan Muñoz 44 Elda al Himalaya “La aventura del Trisul” Juan Manuel Maestre Carbonell 51 Con la espada en la mano Antonio Juan Muñoz MEDIO AMBIENTE 54 Riesgos de inundaciones en el término municipal de Elda Juan Carlos Valero García y Ana Pilar Pérez García-Torres 60 El algarrobo, árbol de salvación Antonio Lozano Baides 64 Rabosa, nuestra casa en el monte Miguel de Juan Villalba MISCELÁNEA 68 Lo más importante de Cruz Roja: los Voluntarios José Mª Maestre Navarro 70 Del Estadio al Ayuntamiento Antonio Juan Muñoz SUMARIO 74 N uestro particular viaje a Itaca Antonio M Gil Lladosa 76 V ía Crucis “Altico de San Miguel” F rancisco José Martín Maestre APORTACIONES A LA HISTORIA 78 Bertrand du Guesclin, 1366 Juan Carlos V alero García 83 Cristianos contra moriscos: milicias armadas en el Medio V inalopó (1558-1609) Miguel Ángel Guill Ortega 92 Martín V alera, otro militar eldense olvidado en el bando austracista Israel Castillo García 96 Breve semblanza del Dr D Joseph Caturla Jordán Lluís Caturla Poch, su quinto nieto 102 Jorge Juan por Sempere y Guarinos F ernando Matallana Hervás 112 P arque de artillería en Elda V icente Vázquez Hernández 120 Impresos de la Guerra de la Independencia (1808-1814) en el Archivo Histórico Municipal de Elda F ernando Matallana Hervás 133 El manantial de “las Julianas” Emilio Gisbert Pérez 137 Elda por Figueras P acheco 144 Incendio en la F eria de la Inmaculada Rodolfo Amat Sirvent NARRATIVA 147 Concurso de Cuentos“Ciudad de Elda” 148 Árbol Raúl Clavero Blázquez 152 Morir en Rouen Juncal Baeza Monedero 155 Dos poemas de “LA MIR ADA INTRAMUROS” Antonio Porpetta 157 El Blog 158 El Ruido Maruja Y cardo 159 Mi castillo en el aire Maruja Y cardo 159 V alientes golondrinas Maruja Y cardo 160 Años dorados Marisol Puche Salas 160 Vinalopó Marisol Puche Salas 161 Incierto destino Mª Cruz P érez Ycardo 162 N ovedades Bibliográficas 6 alborada C uando Luis García Berlanga, en el año 1999, entró a formar parte de la vida del Museo del Calzado, se iniciaba una singladura que supondría un tiempo de fl orecimiento para el Museo y una experiencia personal inolvidable. A raíz de una carta, casi impersonal, en la que se solicitaba calzados de algunos personajes famosos, la inclusión de Berlanga en esa relación, iba a traer aparejado la entrega total y absoluta del cineasta, a favor de nuestra causa, la causa del Museo del Calzado, y con ella, un apoyo indiscutible a la industria del calzado en general y al zapato eldense en particular, a través del Museo de nuestra ciudad. Un buen día sonó el teléfono en mi despacho del Museo y una voz femenina me anunciaba que se iba a poner Luis García Berlanga, pregunté si se trataba del famoso director de cine y su secretaria me confi rmó que efectivamente era él mismo que quería hablar con el director; sus primeras palabras me sonaron un poco agresivas, pero con el tiempo esa era la forma con que nuestro querido amigo trataba sus temas preferidos, vino a decir más o menos que ¿Cómo habíamos creado un Museo del Calzado sin que él tuviese conocimiento?, aquello me sorprendió, ya que conocía muy poco de su afi ción por el calzado y su pasión fetichista por la simbología que representaba el calzado de mujer y especialmente, el de tacón de aguja. Le expliqué un poco por encima como habíamos llegado a ese momento de mediados del año 1999 y que ese Museo existía desde el año 1992, aunque en un lugar más modesto; me insistió en conocerlo y quiso saber más sobre el contenido del Museo; los zapatos expuestos, si había o no bibliografía y todo lo demás…; como la explicación se alargaba demasiado (Berlanga era un gran conversador y cuando hablaba de lo que le importaba nunca tenía fi n); le propuse, para explicarle mejor los detalles de este Museo, viajar a Madrid y allí concertar una visita para recibirlo en Elda y que comprobase por él mismo, lo que le parecía increíble sin su intervención. Antes del viaje a la capital de España, tuve varias llamadas recíprocas, que eran interminables, unas veces me llamaba él y otras era yo el que solicitaba su atención, la cuestión es que llegamos a conocernos, pero sin habernos visto físicamente, él me pidió que le tutease y hacía lo mismo desde el primer día en que entró en contacto con nosotros. El teléfono fue el medio empleado para empezar a trazar las líneas de actuación que, con su intervención, empezaríamos a organizar; lo primero era crear un premio para una mujer que calzase con elegancia, los zapatos de tacón de aguja que tanto le gustaban, pero para eso necesitábamos a alguien que pusiese los medios y eso era una labor mía; durante un tiempo estuve pensando quien podría asumir el coste de ese posible premio y los gastos que de él se derivasen; hablé con Joaquín Planelles, gerente de Textilín, S.L., quizás más como amigo que como colaborador, pero la idea le pareció estupenda y se ofreció para fi nanciar ese premio si Berlanga estaba en él, tal fue su entusiasmo que en una posterior conversación con Luis, le dije que ya teníamos a la persona indicada y quedé en que en esa, mi primera visita para conocerle personalmente, Joaquín me acompañaría; así fue, juntos nos presentamos en un restaurante situado en la Casa de Campo, de Madrid, para conocer al cineasta y plasmar lo que sería nuestro concurso y su participación. Primera visita a Madrid para conocer a Luis García Berlanga A mediados de 1999, llegamos al sitio acordado y nos vimos por primera vez las caras, como es natural, yo José María Amat Amer Mi amistad con Luis García Berlanga Berlanga (el año en que lo conocí). 7 ya lo conocía y traté de documentarme sobre su vida y su obra, mi impresión es como si le conociese de toda la vida; ese día se inició una amistad que dejó una profunda huella en mí, como explicaré más adelante, pero que suponía un impulso importante para el Museo y nuestro calzado. En el transcurso de nuestra primera comida, que resultó ser una comida de trabajo, hablamos de todo, especialmente del Museo, traté de des cribirle como se creó, como se consiguieron los estímulos y el dinero de la Generalitat para hacer semejante inversión en edificio, como se consiguieron la vitrinas, sin tener un duro (entonces todavía regía la peseta), como se realizó el proyecto museológico, quienes trabajaban en el Museo y muchos otros aspectos que iban despejando sus dudas. Premio a la Mujer Mejor Calzada de España En esa primera visita ya se puso sobre la mesa alguna de las ideas para que el premio llegase a feliz término, la presencia de Joaquín avalaba la viabilidad del proyecto; conforme hablábamos, Luis iba interesándose más y más con el Museo de Elda, la tarde se hizo corta y casi pasadas las siete, nos despedimos para regresar a Elda, no sin antes quedar para ir puliendo las bases del premio y la visita que tendría que realizar a Elda para conocer el Museo y la ciudad, en la que ya estuvo en el pasado, con motivo de haber pronunciado un pregón de Fiestas de Moros y Cristianos, que para él no tenía muy buen recuerdo, porque estaba convencido que la improvisación del discurso no resultó lo bien que le hubiese gustado quedar, a lo que le contesté que su sola presencia en nuestra más popular fiesta, era bastante para que en sí mismo fuese un éxito. La primera visita de Berlanga al Museo En el invierno de ese mismo año, 1999, Luis llegó a Elda, vinimos des de el aeropuerto, donde fui a recibirlo y en el viaje le propuse visitar también una fábrica de calzados que había en el centro de la ciudad y que fabricaba zapatos para drag queen, allí vería calzados que se salían de lo normal y estaban destinados a ese tipo de personajes y espectáculos, le pareció muy buena idea porque este calzado tenían una connotación, también erótica, y estaban dentro de sus preferencias. La visita al Museo del Calzado fue, además de muy esperada, espectacular, le explique prácticamente todo y él lo escucho con sumo agrado, preguntando de donde había llegado éste o aquel tipo de calzado o herramienta. Una visita en la que disfruté porque veía que el visitante también estaba pasándolo bien; pero al término y tras firmar en el libro de honor, vino mi primera sorpresa, le habíamos preparado una foto suya para que la dedicase (la foto la debimos sacar de alguna revista o quizás de Internet, no recuerdo), pero Berlanga, cogió la foto y no sólo la dedicó, sino que dibujó a bolígrafo, entre sus manos, un espléndido zapato negro de tacón de aguja. La formación del jurado Había que poner en marcha el jurado del premio y para eso necesitábamos que Berlanga se moviese tratando de invitar a personajes de su entorno, así estuvimos varios días hablando por teléfono y él me decía que en los actos a los que asistía, la idea era siempre bien recibida, así que las personas que debían componer el jurado estarían dispuestas cuando las necesitáramos, no obstante, insistí en la necesidad de hacer público los nombres de aquellos que se fueran integrando en el jurado…, un día me llamó Luis para decirme que tomase nota, personajes en firme: Mario Vargas Llosa, con el que había hablado personalmente y estaba dispues to a formar parte del jurado (más tarde cuando se fue a fallar el primer premio, Vargas estaba fuera de Es paña y no pudo asistir), también se Entrega del Premio a la Mujer Mejor Calzada en el año 2004 Jurado de los premios a la Mejor Calzada. ARTE Y CULTURA 8 alborada propuso a la periodista de El País Maruja Torres (que al fi nal tampoco se integraría) y a Concha Velasco (que era su gran amiga y actriz preferida); le comenté que él debía presidir ese jurado, a lo que en principio no puso pegas, pero una llamada, pasados unos días, me anunció que había encontrado una persona que podía presidir el jurado mejor que él mismo; la princesa Tessa de Baviera que es muy simpática, extrovertida y le hacía ilusión, me desplacé a Madrid y allí me presentó a Tessa, con la cual fue muy sencillo hacerme amigo, ya que fuera de encontrar a una mujer de la nobleza, algo distante, encontré a una señora simpatiquísima que me brindó su amistad desde el primer momento. Elección de la Mejor Calzada Acudimos a Madrid a fallar el primer premio a la mejor calzada y allí esperaba, Concha Velasco, Luis, Tessa. Los demás estaban ausentes, se propuso el nombre de Lourdes Ventura, una mujer que formaba parte de la nueva intelectualidad española, escritora y reconocida en los círculos literarios. Se falló el primer premio y se le concedió a la Infanta Elena, había estado recientemente en Elda, en la inauguración del Museo y que calzaba unos zapatos exquisitos en tafi lete y seda marrones, en prin-cipio la Infanta aceptó (la gestión se le encomendó a Tessa), sin embargo, poco tiempo después la Casa Real desestimó la idea y tuvimos que contactar con otro personaje del momento para que aceptase el premio, sería Ana Rosa Quintana, periodista y presentadora de televisión. Premio periodístico Luis García Berlanga Dentro de esos contactos que ya se realizaban con cierta frecuencia, se propuso hacer un concurso periodístico exaltando el zapato de mujer, ese premio, en principio de carácter internacional, debía estar publicado en cualquier medio, el jurado sería el mismo que el de la mujer mejor calzada, pero la presidencia, esta vez la aceptó Berlanga y el premio también estaría asumido económicamente por Textilín. Un tiempo después se uniría al jurado, Antonio Porpetta y muchos más tarde también el que fuera secretario de Estado de Cultura y director de la Biblioteca Nacional, Luis Alberto de Cuenca. En esa primera ocasión, el premio recayó en Juan Manuel de Prada, escritor, crítico literario y articulista; pero después vendrían otros personajes no menos conocidos y excelentes escritores: Fernando Sánchez Dragó, que incluye en su página web , entre otras, las siguientes frases fe- chadas en julio de 2005: “La ministra de Cultura, Carmen Calvo, quien abogó hoy en Elda por el calzado español como producto de ‘belleza y moda’, al margen de objeto de uso cotidiano, entregó hoy al escritor Fernando Sánchez Dragó el premio del concurso de trabajos periodísticos sobre zapato femenino ‘Luis García Berlanga”; o Antonio Gómez Rufo, escritor, biógrafo de Luis García Berlanga y co-guionista de la película París-Tombuctú , entre muchos otros. Mis encuentros con Berlanga en Madrid A partir del año 1999 las visitas a Madrid, con motivo de los certámenes del sector calzado o simplemente por cuestiones personales, siempre empezaban o acababan con una visita a Luis García Berlanga. Él tenía unas ofi cinas en la calle Gaztambide, en uno de los pisos de un edifi cio clásico de la ciudad, donde su secretaría personal, concentraba sus proyectos y canalizaba su trabajo. Era una casa de techos altos con puertas enormes y tarima de madera, de las muchas que abundan en esa parte límite del llamado “Madrid de los Borbones”; su mesa y sus estanterías estaban llenos de recuerdos, galardones, placas y pergaminos; allí hemos pasado muchas horas hablando de zapatos, del Museo y de nuestros proyectos; después a la hora de comer, salíamos a una pizzería que había enfrente y en una discreta mesa, comíamos algo, entre algún que otro chascarrillo de los que a Luis le gustaba comentar. En las ferias del Modacalzado, en marzo y septiembre, pasaba a por Berlanga y juntos íbamos a la inauguración; allí visitaba los stands de los fabricantes que calzaban a “La Mejor Calzada”. El cariño que sentía la gente por Luis era evidente en todos los lugares públicos a los que le acompañaba, recuerdo muchos momentos en los que, con gran paciencia, atendía a los piropos que muchas personas le dedicaba, o fi rmaba en los lugares Entrega a Anne Igartiburu del Premio Mujer Mejor Calzada 2002. 9 más inesperados sus dedicatorias o autógrafos: manteles, servilletas, sombreros…y naturalmente alguna foto o lámina; ese cariño y respeto me sorprendió un día en una cena en el Hotel Wellington de la capital, estábamos cenando en un lugar discreto, con Tessa, su esposa María Jesús, mi mujer y un matrimonio amigo, y se acercó a la mesa el entonces alcalde de Madrid; Alberto Ruiz-Gallardón, se fundieron en un abrazo y Luis nos fue presentando a cada uno de sus acompañantes, por cierto, allí mismo en unos minutos le habló del gran Museo de Calzado que había en Elda y en el que él mismo estaba colaborando.Otro día, con motivo de la inolvidable exposición que hicimos en el Palacio de Bellas Artes de Madrid, patrocinada por la firma Hispanitas, Berlanga acudió acompañado de Concha Velasco y asistieron a la “llamada” varios personajes de las artes y de la cultura de la capital, entre ellas recuerdo a Sara Varas, entre otros ilustres y afamados personajes. Las visitas a Gaztambide ya eran constantes y, entre visita y visita, cuando pasaban varios días sin comunicar con su teléfono, Luis me llamaba solamente para contarme alguna cuestión personal, relacionada con su trabajo o con su ajetreada actividad diaria, muchas veces he pensado que aquel hombre que me brindaba su amistad de esa forma, demostraba una enorme generosidad al darme ese trato y por mi parte prestaba la máxima atención a cualquiera de sus sugerencias. Los viajes a Alicante Cuando le nombraron gerente de la Ciudad de la Luz (en construcción), sus viajes a Alicante eran muy frecuentes y allí, cuando acababa sus jornadas de trabajo, primero en el Hotel Meliá y después en el Amérigo, me llamaba para que le acompañase los últimos momentos de su estancia, ya libre de trabajo. Mi mujer y yo acudíamos a por él y juntos nos marchábamos a recorrer parte de las zonas más interesantes de la provincia: Campello, Benidorm, Guadalest, Campoamor, Cabo Roig o Torrevieja, siempre haciendo tiempo hasta que saliese su vuelo hacia Madrid. Luis me contó sus proyectos (entre ellos París-Tombuctú ). Una mañana llamó desde su habitación para decirme que estaba algo mareado y que al bajar al hall del hotel en el que se alojaba, algunas personas le rodeaban y le saludaban, con la natural buena intención, me decía que cuando viajaba con su esposa y se producían estas manifestaciones de cariño, que no siempre soportaba, ella sabía muy bien como alejarlas con buenos modales y buenas palabras, pero ahora al viajar solo, eso le mareaba, me pedía si podía ir a recogerle para sacar lo de ese ambiente; así llegábamos a media mañana y nos despedíamos del hotel, tras una horchata en Peret (le encantaba el sitio y la horchata), nos perdíamos por esas carreteras. Recuerdo que tras uno de esos viajes, Luis estaba muy agradecido a la paciencia, sobre todo de mi esposa, cosa que ella lo hacía encantada; le quiso regalar algo en prueba de reconocimiento y entramos en una librería, tras elegir un libro y dedicárselo, le preguntó a una señorita que había allí: “Señorita, tiene algún libro erótico”, esta chica se sofocó y sin reconocerlo le contestó, “Caballero, en esta tienda no vendemos esas cosas”. Con una sonrisa y mucha paciencia, Luis le explicó a aquella señorita lo que era el erotismo y lo poco de inmoral o maligno que había en ello... Las visitas a la radio Berlanga tenía un espacio fijo los sábados, sobre las cinco de la tarde, en Radio Nacional de España, con Beatriz Pécker. En esa hora que es taba frente al micrófono, hablaba y hablaba de sus películas, su trabajo, o su vida, que por cierto seguía mucha gente que llamaban a la emisora. Algunas tardes, en Madrid o cuando le cogía en Alicante, le acompañaba y me sentaba a su lado como testigo mudo, disfrutando de sus historias, pero un día me sorprendió porque habló del Museo del Calzado y me dio paso para que explicara cómo era ese Museo. Luis llevaba siempre nuestro Museo en su pensamiento y en la primera ocasión que se le presentaba, lo sacaba a relucir, eso es algo que siempre le agradeceré, además de muchas otras cosas. París-Tombuctú Berlanga me fue contando, el argumento de la última película que estaba rodando, París-Tombuctú , su cinta postrera. En ese argumento había un hecho destacado y es que un diseñador de calzados pretendía emular a los grandes diseñadores parisinos, le convencí para que cambiase el guión de la película, en ese pasaje, y hablase de los grandes diseñadores que había en Elda o cuanto menos en la Comunidad Valenciana, como así lo hizo. Algunos de los zapatos, utensilios y herramientas que aparecen en el film, proceden del Museo y al final, el Museo del Calzado figura entre los créditos de la película. Me presentó a alguno de sus ayudantes y estuve más de una ocasión en el rodaje de exteriores en Peñíscola. Anne Igartiburu. Mejor Calzada 2002. ARTE Y CULTURA 10 alborada Luis estaba convencido que esa era la película de la que más se hablaría, en el futuro, él estaba convencido que esa cinta superaría a cualquier otra de las realizadas hasta entonces; cuando la estrenaron no fue el éxito que cabría esperar, aunque tiene escenas francamente chocantes y berlanguianas; así se lo hice saber un día que vino a cuento, le dije que esa película nunca podría igualar los éxitos de El verdugo, Plácido, Bienvenido, míster Marshall , La escopeta nacional , La vaquilla o muchas otras... y él me respondió que la película París-Tombuctú , se había adelantado a su tiempo y que dentro de una década sería un fi lm para estudiosos del séptimo arte y daría mucho que hablar, seguí pensando que quizás tuviese razón y que mi mente no acertara a comprender esa genialidad de mi buen amigo: la verdad es que las críticas del momento fueron muy dispares: “No me río, no me sugiere nada. A ve- ces siento vergüenza ajena” (Carlos Boyero, Cinemanía). “Película libre y radicalmente insumisa” (Vicente Molina Foix, Cinemanía). “Lúcida, misántropa misógina y deses- perada. Deliciosa” (Maruja Torres, El País). “El fi lm más furioso, radical y explícito del último cine español” (Beatrice Sartori, El Mundo). “Comedia coral, surrealista y en mu- chas ocasiones demasiado disparatada” (Fernando Morales, El País ). La Academia del Tacón de Aguja Luis García Berlanga tenía una enorme ilusión por crear lo que el llamaba la Academia del Tacón de Aguja; la idea era genial, se trataba de reunir en un foro común, a aquellas personas que estuviesen interesadas por el “zapato de tacón de aguja”, desde todo los puntos de vista; diseñadores, fabricantes, distribuidores, escritores o simplemente los que viesen en esto un símbolo del erotismo, como era su caso. En uno de los trabajos de Guillermina RoyoVillanova, que además de ser seguidora y defensora de la obra de Berlanga, es periodista, poeta, crítica de arte y colaboradora de La Razón , se decía textualmente: “El fetichismo de Berlanga por los tacones alcanzó las cotas más altas con la instauración del Premio Berlanga a la mujer mejor calzada de España y con la constitución de la Academia del Tacón de Aguja, esponsorizada por el Museo del Calzado de Elda, una plataforma cultural para reivindicar uno de los objetos mejor di- señados y más seductores que organiza diferentes actos con el fi n de ensalzar esta prenda fetiche entre los fetiches. Toda una genialidad berlanguiana”. Me llamaba insistentemente cada vez que coincidía en un acto con personajes conocidos o famosos y me hacía tomar nota de nombres y más nombres de gentes a los que él le había comentado la idea, con el fi n de hacer una lista de personajes que se integrarían en la Academia, una vez creada; tal era su insistencia, que se lo propuse a una de las marcas más importantes de la ciudad, a Paco Herrero, su gerente Belén Puche, aceptó hacer de mecenas y así se lo dije un día a Luis, el cual se presentó en Elda y fuimos al notario para realizar la escritura. En ella y en principio, fi guramos Luis García, Belén Puche, Teresa Jover (secretaria del Museo) y yo mismo. Se fi jó un capital inicial de 6.000 euros que puso la fi rma zapatera. Después de aquello fueron constantes las llamadas y las ideas de Luis, me decía que había hablado con el Ateneo Cultural para dar salida al primer acto de la academia y que se invitaba a una charla a uno de los diseñadores más afamados de París; empezamos a trabajar en esta línea, Berlanga en el rodaje de París Tombuctú. 11 con viajes a Madrid, reuniones con algunos amigos dispuestos a preparar el funcionamiento de la Academia, allí estaba Teresa, el arquitecto Tomás Amat, al que también le encantaba conversar con Berlanga y otros... El erotismo de Luis García Berlanga Era un convencido del erotismo, el fetichismo o el sadomasoquismo, pero lejos de considerar que esto era malo en sí mismo, estaba convencido de que era necesario para el ser humano; la libertad de ideas y la puesta en práctica de las mismas, le fue reafirmando en la búsqueda de esa forma de expresión, pero no como deformación de conductas; en un ensayo de Royo-Villanova afirmaba que “era un fetichista confeso pero no obsesivo. Al ser un hombre independiente sin prejuicios ni complejos de ningún tipo sentía la obligación moral de defender aquello que le gustaba, apoyar la normalización del erotismo, del fetichismo, del sadomasoquismo convencido de que lejos de hacer daño es una medicina estupenda para la sociedad, un gran paso para terminar con el cinismo y las represiones tan dañinas para ésta”. “La defensa de erotismo era a la vez una provocación y un compromiso con sus convicciones” , este pensamiento berlanguiano ha sido objeto de numerosos estudios, incluido el Instituto Cervantes de Nueva York. Como se sabe era el inspirador del premio “La sonrisa vertical” (Tusquets Editores), en una de cuyas ediciones, el Museo del Calzado contribuyó con un accésit a la narración que tuviese el zapato como protagonista. Podemos decir que Berlanga era el “erotómano del cine”, y era un admirador del erotismo y sobre todo del arte erótico, le gustaba leer, conocer el arte erótico; hacía de ese gusto una afición y se adentraba en conocer esas manifestaciones y sobre todo su historia. Me decía que el arte erótico, estaba presente en todas las vertientes de las Bellas Artes y de las artes populares, añadiendo que el hombre se diferencia de los animales, también en esto, acabando por decir que el erotismo es una expresión cultural, sin la que el ser humano carecería de una de las motivaciones más importantes de su existencia. La película que nunca filmó Su afición por el zapato y la perfec ción de las líneas siempre lo asemejaba con el trabajo terminado de una buena película, con frecuencia le oía decir que “la culminación de una película era como unos zapatos bien hechos”. Durante un tiempo, Luis me hablaba de una película que quería hacer con personajes extraídos de la vida cotidiana, es decir, no actores profesionales, sin guión, ni argumento, simplemente un grupo de gente que saliese a escena haciendo lo que quisieran hacer y hablando lo que se les ocurriese en ese momento; la verdad sea dicha que eso no acertaba a comprenderlo y le contestaba que sería un enorme follón que acabaría como “el Rosario de la Aurora”, sin embargo su intuición y sus genialidades, se adelantaban en el tiempo y estaba convencido de que la película sería un éxito total; ese fue su pensamiento durante unos años, hasta que dejó de hablar de ello, creo que intuía que tras París-Tombuctú , su actividad como director se había acabado, aunque siempre conservaba la ilusión de esa escena (típica berlanguiana) que a modo de chascarrillo me contaba para hacerme reír. Como aquella es cena imaginaria que se representaba en la calle Almirante, de Madrid, en el año 1940, inmediatamente des pués de la Guerra Civil: “Un entierro de dos capas (clase media, según lo que se pagaba a la Iglesia), el féretro a hombros de deudos, delante dos curas con capas pluviales negras y tras ellos la familia y a continuación muchos amigos..., hasta formar una gran cantidad Mejor Calzada, Ana Rosa Quintana. A ño 2000. Berlanga, Tessa de Baviera y Concha Velasco. Paz Vega. Mejor Calzada, junio 2005. ARTE Y CULTURA 12 alborada de personas, enfi lando hacia el Paseo de la Castellana, en ese lugar estaba pasando el desfi le de la Victoria (era el 1º de abril), el cortejo se paraliza, alguien se dirige al ofi cial que comanda la Guardia Mora y le pide paso para cruzar camino de la Iglesia (hace calor y el fi nado lleva muchas horas en la caja), tras una larga discusión, permisos, órdenes (a lo lejos el Caudillo en una gran tribuna), de pronto se da permiso para pasar tras los blindados y antes de que llegue la Infantería, se abre el paso y el entierro cruza la calle, a un cura se le cae el bonete, se para el cortejo, los guardias espolean a la gente y al fondo aparece la cabra de la Legión y los legionarios a paso ligero, un caos que da con la caja en el suelo... y todo el mundo corriendo, en fi n, una secuencia que contada por Berlanga tenía la gracia que sólo él sabía imprimir a esas escenas desconcertantes y críticas. Decido dejar la dirección del Museo del Calzado Un día del año 2005, creí llegado el momento de dejar la dirección del Museo en manos de personas más jóvenes que siguieran imprimiendo un ritmo ascendente, que probablemente lo impulsara mucho más de lo que yo había conseguido en estos últimos años, ciertamente el Museo del Calzado era mi vida y a él me estaba dedicando en cuerpo y alma, desde aquellos lejanos días de 1992 en que se abrió por primera vez al público en el centro docente donde impartía clases de Tecnología de la Piel; suponía para mí un auténtico trauma, pero precisamente por conservar esa obra en el tiempo y con impulsos nuevos y más vigorosos, era el momento de dejarlo, no quería convertirme en un anciano que supusiese una barrera para mejores logros; pero,¿cómo decírselo a Luis?; le llamé para decirle que iba a verle para darle una noticia importante para mí y que podría afectar a nuestras relaciones de trabajo; llegué a sus ofi cinas de Gaztambide con mi esposa y nos encerramos en su despacho; lo que nos dijimos y nuestra conversación será quedará en nuestro recuerdos más entrañables; sencillamente fue una conversación cargada de afectividad y emoción, porque él no podía comprender que a mi edad pudiese dejar ese Museo por el que tanto había luchado. Mi objetivo era, no sólo que comprendiese mi despedida, sino que no abandonase las actividades a las que él daba vida con su solo nombre o presencia. Fue una mañana un poco dura que la recuerdo con dolor, quizás más por el desconcierto que causé a mi amigo, que por casi una despedida de la “primera línea” de nuestros proyectos. Me hizo prometer que seguiría al menos con la Academia del Tacón de Aguja, hasta que la pusiésemos en marcha y así se lo aseguré; canalizamos por ahí el resto de la conversación, pero siempre recordaré sus palabras y su decepción por ese alejamiento voluntario que no entendía, a pesar de mis esfuerzos en razonarlos. Tras aquello, seguíamos estando en contacto casi semanalmente y siempre por teléfono, aunque dejó de venir a Elda a presidir los actos que él había impulsado. Dedicatoria de Berlanga al Museo del Calzado. 13 Hasta que un mal día Luis me llamó para decirme que le iban a operar de la cadera, a simple vista una operación sin importancia, pero que requeriría un tiempo de rehabilitación, aquello fue el principio del final, se paralizó todo y ya las llamadas giraban sobre su salud que se iba deteriorando por momentos. El secreto de Berlanga En el año 2008, decidió guardar un secreto que sólo debía desvelarse en el año 2021, coincidiendo con la fecha de su centenario. El sobre lo depositó, de la mano de su nieto, en una caja con su nombre y el número 1.034, que el Instituto Cervantes en Madrid, habilitó para personajes ilustres de las artes y las letras españolas, en la caja fuerte del antiguo Banco Central. El acto íntimo, en el que estuvo presente su familia y la directora de la institución, se realizó dentro de la sencillez con la que él revestía su propia vida, su hijo, Jor ge Berlanga expresó el deseo de que “en un futuro, al igual que se utiliza el adjetivo ‘quijotesco’ para definir luchas imposibles, se utilice el adjetivo ‘ber languiano’ para calificar lo absurdo, la crueldad y la carcajada”. La despedida de Luis García Berlanga La salud de mi querido amigo iba deteriorándose por días, incluso en su forma de hablar le notaba más debilidad, fui a verlo a su casa en Madrid y lo encontré más delgado y en un silla de ruedas, después las llamadas se iban haciendo más costosas y complicadas, algunas veces ni siquiera hablaba con él; lo ví alguna vez en televisión en alguno de los homenajes que le tributaron, pero era un Luis mucho más envejecido y siempre en una silla de ruedas. Un día recibí la llamada de su esposa de que estaba peor y marché a Madrid, fui a su casa y lo encontré en la cama, le abracé, le hablé, me despedí con lágrimas en los ojos y un fuerte apretón, su cara casi inexpresiva, apenas dejaba ver una mueca de alegría, le pregunté a su mujer, María Jesús, si me reconocía y ella me aseguró que sí, yo no estoy tan seguro, esa fue la última vez que lo vi. Mi impresión sobre el personaje humano Quizás por sus películas, por su for ma de hablar, a veces mordiente y satírica…, podría parecer un hombre que basaba su vida sólo en valores humanistas; se dijo de su cine que se caracterizaba por su mordaz ironía y sus ácidas sátiras sobre situaciones sociales y políticas; destacó por su habilidad para burlar la censura franquista con diálogos agudos que permitían las lecturas entre líneas; también he leído que decía sobre sí mismo: “soy un libertario al que le gustaría morir como un libertino...” y sobre su forma de ser añadía: “Es la mala uva, la mala leche la que me ha guiado y ahora con la vejez las aristas se hacen más agudas”; nada de todo esto me pareció de aquel amigo al que traté, quizás me equivoque, pero creo que, en parte, era un buen ac tor y algunas de sus expresiones más provocadoras eran debidas a la li- bertad que siempre disfrutó y que le permitía incluso ser poco respetuoso con lo que todos respetábamos y buscar el escarnio en lo que casi nadie se atrevía; José Luis Borau, en una de las últimas apariciones del cineasta dijo: “España y los españoles, a nuestro pesar quizás y con gran entusiasmo disimulado, queremos siempre ser berlanguianos”, para cualquiera podría infundir temor al “qué dirán” o respeto a determinadas normas; él sencillamente lo buscaba. Yo conocí a Berlanga y fui su amigo en una parte muy corta de su vida, pero lo suficientemente intensa para sacar mis propias conclusiones: Luis no era hombre de Iglesia, efectivamente (era todo lo contrario), pero me atrevo a afirmar que era temeroso de Dios. Una persona que es capaz de compartir su notoriedad, de volcarse por los demás, de mostrarse siempre generoso, sin esperar nada a cambio, no puede ser sólo una per sona que base sus creencias en la simple materia humana. Luis, pasó por épocas y trances de su vida muy duros y, aunque no lo decía, él sabía o entendía que la fuerza que nos animaba a realizar esos actos buenos, honestos y generosos, no podía salir solamente de la condición humana, su familia, el recuerdo de sus padres, su hijo (entonces sólo había fallecido uno) y, aunque nuestras conversaciones nunca tuvieron esa motivación, creo que Luis García Berlanga, por encima de las genialidades de sus películas, de su actitud desafiante e incluso de sus propias palabras, quería creer que un día se reencontraría con tantos seres queridos que abandonaron este mundo y a los que él echaba mucho de menos. Mi amigo se fue y, sea lo que fuere, yo sí soy hombre de fe y creo en ese mundo futuro que se nos prometió, allí también tengo muchas personas a las que he querido, a los que desearía reencontrar y entre los cuales estará, sin duda, Luis García Berlanga. Depositando el legado en la caja fuerte del Instituto Cervantes. Berlanga con su esposa e hijo. a ARTE Y CULTURA 14 alborada D esde hace unos años en Elda se ha producido un auge del cortometraje favorecido por la muestra anual “Cortos de aquí”. Cada año este certamen ha dado a conocer nuevos talentos de la ciudad, que han hecho a su vez crecer la afi ción de los eldenses por este subgénero cinematográfi co. Esto ha propiciado que ocho de los participantes en la muestra de 2011 nos hayamos agrupado para producir conjuntamente un experimento audiovisual: Un cadáver exquisito. Dicho proyecto nace como propuesta audiovisual para la quincena cultural que organiza anualmente el colectivo “Octubre Negro”. J. Joaquín Sarabia, miembro de Arrebufo y organizador de la “Muestra de cortos de aquí”, fue el que nos planteó a los directores colaborar en este proyecto. Primeramente se habló de adaptar una serie de relatos preparados para la quincena de 2012, de los que cada realizador debía escoger uno. Sin embargo, nuestras limitaciones de tiempo y presupuesto nos impidieron seguir adelante con esta propuesta. Después de barajar varias ideas, llegamos hasta la propuesta de Un cadáver exquisito . La mayoría de nosotros no teníamos ni idea de lo que era y probablemente no entendimos el concepto hasta que entramos en el juego. Así pues, empezamos a informarnos sobre el tema. Según la Wikipedia, un cadáver exquisito es un juego por medio del cual se ensamblan colectivamente un conjunto de palabras o imágenes. Es una técnica usada por los surrealistas de principios de siglo, y se basa en un viejo jue- go de mesa llamado “consecuencias” en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración. Cada persona solo puede ver el fi nal de lo que escribió el jugador anterior. El nombre deriva de una frase que surgió cuando fue jugado por primera vez en francés: «Le cadavre - exquis - boira - le vin - nouveau » (El cadáver exquisito beberá el vino nuevo). Todo esto, trasladado al audiovisual, podría resumirse del siguiente modo: Un cadáver exquisito es un cortometraje creado a partir del ensamblaje de pequeños fragmentos. Prácticamente podríamos hablar de un Frankenstein artístico: de los pe- Alba Montoya Rubio Lo emocionante para nosotros en este tipo de producciones era la certeza de que para bien o para mal, representaban algo que no era posible por el trabajo de una sola mente, y poseían un grado excepcional en la calidad de “devaneo”, tan propio de la poesía. (André Breton sobre el Cadáver exquisito) 8 directores para un cortometraje 15 dazos que cada director creamos se construye algo que por sí solo cobra vida. De este modo, el principal ideólogo de la propuesta, Jairo Arráez, nos indicó cuales serían las normas para realizar dicho experimento:El cadáver exquisito debe realizarse como acto lúdico, sin presiones de estilo ni de coherencia de significado. Es más: su voluntad puede ser paradójica, es decir, ex cluir los significados. En el cadáver exquisito, lo accidental, lo aleatorio y lo intuitivo desempeñan un papel importante. El cadáver exquisito debe mantener, en lo posible, carácter de experimento de principio a fin. En el cadáver exquisito debe suprimirse en lo posible el ego (nombre verdadero) de sus autores, entendiéndose la obra como creación de grupo. El cadáver exquisito se sustenta en el ensamblaje azaroso de elementos. El cadáver exquisito puede jugarse durante tiempo indefinido, pero de forma más o menos continua. Los participantes deciden en común cuál es el destino final de la obra y la conveniencia de su término. El cadáver exquisito expresa el espíritu de un momento de forma artística. El cadáver exquisito es un híbrido. Una vez establecidas las bases, lo único que debíamos acordar era el orden de “creación” de cada uno de nosotros y decidir qué hacer en el momento en qué nos llegara el corto creado por nuestro compañero. El encargado de definir el inicio de esta historia fue precisamente el que nos propuso la idea: Jairo Arráez. Los directores de este proyecto hemos querido describir con nuestras palabras cómo ha sido la vivencia, para mostrar de este modo en qué consiste hilar una historia a través de varias voces: Jairo Arráez: “Participar en el audiovisual Un cadáver exquisito ha sido una gran experiencia por varios motivos. En primer lugar el hecho de que a propuesta de la asociación audiovisual Arrebufo nos reuniéramos los par ticipantes de la Muestra de Cortos de Aquí 2011 para for mar parte de un proyecto común, resultaba estimulante y gratificante. La realización de este proyecto ha desembocado en una brillante sinergia creativa. Precisamente la creatividad, del todo y cada una de las partes, que se muestra libre e incluso desbordada a lo largo del metraje, se presenta como un fuerte atractivo para cualquier creador audiovisual a la hora de abordar su trabajo. Si dicen que el cine es la fábrica de sueños, este Cadáver exquisito ha sido un sueño compartido que va volando de la imaginación de uno a otro y que es el mismo sueño pero distinto con el protagonista indiscutible de la imaginación de cada uno de los realizadores.” Hermanos Delicado: “Cuando Jairo nos pasó su guión, decidimos ubicar la historia dos días antes de lo relatado en la primera parte, dando un enfoque a la historia inusual y disparatado. Dos ancianas aficionadas al cine de acción son las elegidas como protagonistas para formar parte de la trama de este Cadáver exquisito. Una vez terminado el guión, con apenas medios y tiempo contactamos con las dos actrices, que sin duda clavaron los personajes. En el aspecto técnico nos decidimos por la cámara subjetiva para mostrar las sensaciones de un tercer personaje, que vive en pri- ARTE Y CULTURA 16 alborada mera persona la locura de estas ancianas. A través de la iluminación intentamos crear un ambiente siniestro, aunque la localización era tan perfecta que apenas nos hizo falta.En cuanto montamos nuestro fragmento, lo pasamos a los chicos de Masuno Imagen para que continuaran con la aventura y le dieran su toque de gracia. Uniendo todas las piezas, el resultado fi nal ha sido sorprendente. La verdad es que estamos muy contentos de haber formado parte del proyecto.” Equipo Masuno: “Nada más recibir los dos primeros fragmentos, el de Jairo y el de los Hermanos Delicado, comprobamos algo de lo que teníamos sospechas, los estilos de cada uno eran inconfundibles. Y con esta premisa nos dispusimos a elaborar nuestra parte del “cadáver”. Nosotros no somos muy de dramas, por lo que decidimos dar un giro argumental e intentar hacer sonreír al público, para ello, dejamos la historia donde estaba y nos centramos en la vida del perro, un perro atrapado entre su concepto de fi delidad canina y su ying-yang interior, un perro con una vida de sufrimiento contenido, un perro magistralmente interpretado por nuestro actor fetiche, Juan Diego Gallego alias “El Gachet”. La escena está ambientada en la consulta de un psicólogo un tanto especial, interpretado por nuestro querido Andrés Sabio, actor con el que hemos trabajado en otros proyectos y que consiguió darle el toque absurdo que tanto nos gusta a nosotros. En cuanto a la música, nos pusimos en contacto con Bimba Bosé a la que le pedimos prestada la canción titulada Cadáver exquisito de su grupo musical Th e Cabriolets, la cual después de ver nuestro fragmento nos contestó diciendo “La idea es genial y, como está integrado el tema en el corto, queda muy bien”. Nuestro trabajo estaba hecho, le tocaba mover fi cha a Vicente Sansano.” Mientras los primeros en la lista desarrollaban sus respectivos proyectos, el resto no estábamos seguros de poder acabar la experiencia a tiempo, pues teníamos como fecha límite estrenar durante la semana de “Octubre Creativo”. Eran ya principios de octubre cuando el equipo de Masuno terminaba su proyecto y los tres directores restantes teníamos oportunidad de ver las imágenes ya rodadas. Dadas las circunstancias, tuvimos que seguir desarrollando nuestros respectivos fragmentos basándonos en los guiones preliminares de nuestros predecesores. De este modo, cuando Vicente Sansano me pasó su guión, apenas tuve una semana para idear una historia, desarrollarla y pasársela a Joaquín Sarabia, contactar con la actriz, rodarla y montarla. Fue una locura, pero logramos acabarlo a tiempo. La verdad es que la lógica a partir de la cual surgen las ideas artísticas pueden rayar lo absurdo. En mi caso, uní varios de los elementos de la historia: un perro especial + dos abuelas + dos cazadores y junté el elemento del cuento que faltaba en el rompecabezas: Caperucita Roja. Sinceramente, no sabía cómo íbamos a poder conjuntar nuestras dispares ideas, ¡pero funcionó! A veces el arte discurre por caminos misteriosos... J. Joaquín Sarabia: “A mí me tocó la última parte y creo que de las más complicadas, porqué tenía que hilar y dar un fi nal a todos los trabajos anteriores. El trabajo fue muy intenso, ya que me junté con Jairo un jueves para que me echase una mano con el guión, y gracias a su ayuda lo conseguimos sacar. Después tuvimos que buscar un actor y contactamos con José Torres, “El Inspector” que sin dudarlo aceptó el reto. Todo esto tuvimos que grabarlo un sábado y montarlo entre un domingo 17 ARTE Y CULTURA y un lunes, para poder pasarlo y unir todas las partes del “cadáver”, pues la proyección fue el jueves de esa misma semana.Después de todo este trabajo me siento muy satisfecho ya que ver como entre ocho directores hemos sacado seis historias que han creado una sola ha sido una experiencia realmente gratifi cante.” Así, llegó el día del estreno y el resultado fi nal fue una sorpresa tanto para el público como para nosotros (exceptuando para el equipo de Masuno, claro, que se encargó de hacer la versión fi nal). Fue entonces cuando comprobamos que toda la teoría tenía sentido cuando se llevaba a la práctica. De algún modo también fuimos conscientes, y tal vez más que nunca, de nuestras marcas estilísticas como creativos. Cada uno tenemos una serie de rasgos que nos identifi can y sin embargo hemos podido conjuntar nuestras dispares visiones artísticas en este experimento. Para todos nosotros ha sido una experiencia inolvidable, y esperamos que ésta tan solo sea la primera de una larga lista de colaboraciones. Con ese fi n estamos buscando un espacio en Elda en el que reunirnos y poder dar muestra de nuestros proyectos. Son varios los lugares de los que hemos hablado, incluso en nuestras conversaciones surgió el nombre de los Cines Plaza, o la Fundación Paurides, donde proyectamos nuestro Cadáver exquisito. Sea cual fuere, esperamos en un futuro no muy lejano encontrar los medios para poner en marcha nuestro proyecto y así avivar la cultura cinematográfi ca de Elda. CRÉDITOS Parte 1: “Homo homini lupus” Interpretación: Greta, como Rocky Guión y realización: Jairo Arráez Parte 2: “Sra. María y Sra. Jacinta” Interpretación: Javiera López Navarro, como Sra. María Rosa María González González, como Sra. Jacinta Escrito y dirigido por: los Hermanos Delicado Adsuar Técnicos: David Martínez Martínez Música: El emigrante - Juanito Valderrama Parte 3: “El Psicólogo” Interpretación: Andrés Sabio, como el psicólogo Juan Diego Gallego como Rocky Guión y realización: Alejandro Monzó y José Montero Música: Th e C a b r i o l e t s - Un cadáver exquisito Diseño de vestuario: Beatriz Rocamora y Susi Montero Edición, montaje y dirección: Masuno Imagen Agradecimiento especial a: Clínica Dr. Pardo Parte 4: “El Perro Parlador” Interpretación: Rafael Pérez, como el feriante Miguel Ángel Moya, como el cazador Dylan Martínez, como el hijo Javier Cantero, voz del perro Duna, como perro parlante Efectos especiales: Vicente Sansano Puesta en escena de efectos y atrezzo: Vicente Sansano y Miguel Ángel Moya Producción: Francisco Martínez Vicente Sansano Montaje: Javier Cantero Guión y dirección: Vicente Sansano Agradecimientos a toda la gente volcada en este proyecto. Parte 5: “Caperucita roja” Interpretación: Katerina Muzychuk, como Caperucita roja Guión y realización:Alba Montoya Música: Alba Montoya Diseño de vestuario: Katerina Muzychuk Edición, montaje y dirección: Alba Montoya Parte 6: “El Inspector” Interpretación: José Torres Martínez como inspector Greta, como Rocky Voz en off de Rocky: Pablo Llorens Guión: Jairo Arráez y J. Joaquín Sarabia Cámara: Jairo Arráez Montaje FX: J. M. Torres Dirección: J. Joaquín Sarabia Consulta a páginas web http://es.wikipedia.org/wiki/Cadáver_exquisito a 18 alborada Amanecer y atardecer en el Valle 19 ARTE Y CULTURA E n una de esas calles estrechas y llenas de vida del casco antiguo de Barcelona, con luces anaranjadas, piedras, personas apresuradas, llegamos a la pequeña tienda en la que se inauguraba la exposición de Elisabeth Justicia. Entre la obra expuesta y la tienda había una continuidad engarzada en la humildad. Todo parecía decir que las pe- queñas cosas y las frases simples tienen escondidas verdades universales. Al fondo de la tienda, en un pequeño espacio estaban las obras de Elisabeth, enganchadas en una red de alambre. Eran dibujos, acompañados de palabras, con marcos de colores muy vivos. Las frases, a veces inacabadas, dejan entrever otras palabras que quedan sin decir. Enton- ces nosotros, los que nos acercamos inocentes, podemos completarlas, incluso me atrevo a decir que nos vemos empujados a hacerlo. En ese atrevimiento el espectador entra en el juego del arte. Las palabras y las cosas ilustran unas ideas, que nosotros intentamos descifrar. Imaginamos qué puede haber detrás. Pensamos en cuales podrían haber sido Sonia Lombao Méndez Sala Parrup, Barcelona, 16 de noviembre de 2012 La sensibilidad frágil de Elisabeth Justicia 20 alborada las experiencias de la artista y, como pasa casi siempre en estos casos, acabamos por recurrir a las nuestras propias. Aunque ignoramos las ideas motoras de la obra, poco importa porque inmediatamente apartamos esa curiosidad para abandonarnos a lo que conocemos bien por experiencia propia o ajena. Es un trabajo muy personal, refl ejo de la intimidad de un mundo silencioso pero rico y lleno de historias encriptadas. Lo único que se muestra es una subjetividad frágil –escondida bajo un estampado infantil- que habla de sentimientos concretos y secretos. Una verdad que no está entrelíneas sino en palabras suspendidas en el devenir de una experiencia personal. Parece que asistimos a una confesión, a la revelación de la moraleja de una historia que podemos imaginar. No es necesario rememorarla con sus detalles, aquí sólo está lo importante, porque lo que se cuenta es la conclusión, aquello a lo que se llega después de un dolor superado. Son dibujos que parecen sacados de un cuento, con colores vivos, entrelazados a palabras que con un tono poético nos acercan emociones conocidas, reconocidas, vividas. a 21 ARTE Y CULTURA 22 alborada V iajando por esos mundos de Dios, correspondientes a los pueblos medievales, que aún subsisten en el horizonte de la ensoñación, no recuerdo con precisión donde, quizás en una ciudad próxima al Rhin, encontré en un arco que cubría una calle estrecha, entre letreros colgantes de hierro y dorado bronce el nombre de Elda. Dado mi desconocimiento del idioma alemán y por no disponer de sufi ciente detenimiento, no pude indagar a qué o a quién, hacía referencia tan querida nominación, quedando por tanto el hecho en lo simplemente anecdótico de mi recuerdo. Recientemente mi buen amigo y excelente investigador Fernando Matallana ha publicado un artículo titulado “Elda , una ópera olvidada de Catalani”, exhaustivo en cuanto a su información, pudiéndolo encontrar quien lo desee en el número 2.750 de Valle de Elda . Mi interés además del cómo y el porqué del nombre de Elda era doble, al corresponder a una ópera del tiempo que media entre el de Verdi y Puccini, infl uida por el verismo y el wagnerianismo de entonces. Y al mismo tiempo de conocer una historia que de principio corresponde a una leyenda romántica de una ondina del Rhin, Loreley, que por su belleza producía el encantamiento de todo aquel que la contemplara, llegando a su propia destrucción en su apasionado enamoramiento. También resolver como digo la gran incógnita, para mí, del porqué esta ópera tuvo en su primera composición el nombre de Elda . Aunque me llevó gran complacencia el indagarlo, la verdad es que poco he conseguido respecto a esto último. La historia que se cuenta de Loreley pertenece a una balada del poeta del romanticismo alemán Heinrich Heine (1797-1856) que fue paladín del mismo conjuntamente con Lord Byron y el francés Alfred de Musset, creando en el París de la bohemia, un ambiente libertino, desengañado y creativo, expresándolo por ejemplo Heine con simpáticos asertos como el siguiente: “El Ingenio es simplemente el estornudo de la Razón”. Heine, gran poeta, a la vez de componer sus baladas, que fueron orquestadas en forma de lieders o poemas musicales por Schubert y Chopin, escribió cuentos correspondientes a leyendas como el relato del holandés errante, en el que se basó Wagner para El buque fantasma. La historia del holandés errante trata de un capitán de barco que, como Fausto, vende su alma al diablo, para poder atravesar sin peligro el Cabo de las Tormentas y es obligado por el diablo a navegar eternamente, al menos que pueda encontrar la mujer capaz, que fi elmente pueda enamorarse de él hasta la muerte, cosa que, al parecer del demonio, era algo bastante difícil. Contradiciendo al diablo encuentra esa mujer que, conociendo su tremenda historia, como enamorada le dice: “ Te he sido fi el hasta ahora y sé un medio seguro de conservar mi felicidad hasta la muerte”. Tras estas palabras se lanza al mar y en ese momento es cuando la José Luis Valero Nuevo Elda, Eros y Tanatos Portada de la ópera Elda, de Alfredo Catalani. Ejemplar conservado en la Bayerische StaatsBibliothek. Münchener DigitalsierungsZentrum. Digitale Bibliothek. Loreley (1899), de Emil Krupa-Krupinski. 23 maldición del holandés errante termina; está liberado, y vemos como el buque fantasma se hunde en el abismo del mar, cumpliéndose el argumento romántico de que sólo el amor es posible más allá de la muerte en donde se unen los dioses Eros y Tanatos.Heine nos da como moraleja de la obra respecto a las mujeres, que deben guardarse de desposar a un holandés errante. Nosotros los hombres, vuelve a decir Heine, sacamos la siguiente conclusión: que siempre por las mujeres, aún en los casos más favorables, perecemos. También relató Heine la vida del trovador Tannhäuser, que mantuvo amor desenfrenado con la misma Venus, y que queriendo liberarse de sus brazos amorosos, acudió al mismo papa Urbano, (supongo que este papa es el de las Cruzadas), para que le fueran perdonados sus ardorosos pecados de cuya obsesión no se veía libre en ningún momento, a lo que el papa respondió, que tal perdón era tan difícil como que rebrotara el bastón de peregrino que le servía de callado. Y contradiciendo al mismo papa, el bas tón rebrotó inesperadamente. Parece ser que según Wagner, Tannhäuser mantenía un segundo amor, posible Santa Isabel de Hungría. Por lo que no deja de ser bueno cultivar dos amores, uno profano y otro sagrado. Perdón por haberme salido del plato, y haberme ensimismado con Heine, que por cierto está enterrado en París, en Montmatre y en su famoso cementerio del Padre Lachaise. Contaba Heine que, además de la historia del holandés errante, le hubiera gustado ver a las ondinas que se sientan sobre los blancos escollos y peinan su cabello verde, pero “sólo las oía cantar”, haciendo referencia a su Loreley, en la que está basado la ópera llamada primero Elda y luego Loreley como ya he dicho. El tema de esta ópera funde la balada de Heine con el cuento de la Cenicienta. Presenta a Elda (Loreley) como una huérfana desamparada en la vida, cuyo enamorado desapren- sivamente la ha sustituido para su conveniencia por la nieta del rey; Elda pide a los dioses del río que le otorguen el don de la belleza. Se lo otorgan con la condición de que tiene que desposarse con el espíritu del río. Cuando su desaprensivo amor la contempla bajo su nuevo aspecto, queda ansiosamente enamorado y quiere de nuevo volver con ella, pero esto ya no es posible, ella pertenece al río. Su ardiente, encantado y renovado enamorado, se lanza al río en su busca, ahogándose. Se vuelve a cumplir el sino de que sólo es posible el amor tras la muerte, juntando en esta obra a Elda con Eros y Tanatos. La diferencia entre el relato Elda y Loreley sólo consiste en que la acción en vez de tener lugar en el río Rhin se traslada al mar Báltico y la denominación de los personajes se hace más del Norte europeo, quizás escandinava, por lo que es de suponer que el nombre de Elda corresponda a una ciudad, o nominativo, de esta parte de Europa. Retrato de Heinrich Heine. Richard Wagner. a ARTE Y CULTURA 24 alborada S e cumple este año 2013 el 80º aniversario de la fundación del añorado Banco de Elda. Para conmemorarlo, nada mejor que recuperar una imagen publicada en el nº 52 de esta misma revista. Hasta ahora conocíamos la ubicación del banco en la ciudad, sabíamos de las personas que lo fundaron y lo impulsaron durante su primera etapa, allá por el año 1933 por iniciativa de Ángel Vera Coronel junto con un aguerrido grupo de amigos y colegas de la época. Todos ellos sintieron la necesidad de crear una sociedad mercantil que sirviera para ayudar a los fabricantes de calzado en su gestión de circulante para la fi nanciación de las nóminas y de las letras de los proveedores de materias primas. La banca tradicional no ofrecía los mejores intereses para los descuentos comerciales; en principio se trataba de facilitar a los pequeños talleres y fábricas una ayuda en su devenir fi nanciero. Se trata de una instantánea obtenida por una familia muy eldense que, en ese preciso momento se acercaron a la entidad para realizar una operación bancaria cotidiana, y allí mismo decidieron plasmar aquel momento, ignorando que años después, ironías de la Historia, llega- Vicente Vera Esteve Banco de Elda, una imagen entre la nostalgia y la realidad 25 ría a desaparecer por la voracidad de los grandes bancos; hoy esto es un hecho demasiado frecuente. El pez grande se come al chico, algo que siempre se ha dicho cuando suceden situaciones como ésta. A pesar de ser una imagen ya publicada sigue siendo placentero situarse delante de esa fachada y reflexionar acerca de aquel periodo de la historia económica y social de nuestro pueblo, experimentando esa sensación de vértigo al ver dónde y cómo nos encontramos hoy en día, con todo el barullo financiero y bancario que nos castiga permanentemente. De todos modos y mirando dicha instantánea de la entidad mercantil, pensemos por un momento quienes fueron aquellas personas y esos niños que tan estoicamente gozan y disfrutan de aquella mañana, hablando y jugando en aquel momento en que el autor de la fotografía fija el encuadre y ejecuta la acción para la posteridad. Es posible que, ahora, se reconozca alguno de estos ciudadanos así como familiares de los mismos, dando lugar también a una reflexión atemporal y poética En cuanto a la lectura de dicha fotografía, en principio nos plantea diversas inter pretaciones. Una de carácter histórico, el poder precisar con exactitud el año y así identificar a los gestores del banco en aquel momento determinado; la segunda, aunque está íntimamente relacionada y ligada con la anterior, el aspecto sociológico, es decir, situar ese momento en el contexto de la sociedad eldense. Al no disponer de información veraz acerca de la fecha en que fue realizada por su autor, pero estudiando con detalle las personas, sus ropas, calzado, atrezzo, etc., que allí se observan (la bicicleta del botones encargado de repartir las letras de cambio y el correo bancario, notificaciones y circulares a clientes del banco, etc.), podemos estimar que se trata de una fecha comprendida dentro del decenio de los cuarenta del pasado siglo XX. Algún tiempo después de haber realizado esta apreciación histórica y prosiguiendo en nuestra labor investigadora dimos con la familia protagonista de esta fotografía. Podemos afirmar que se trata de Juan Antonio Maestre Juan, quien a la sazón, tenía concertado un contrato de mantenimiento sobre las máquinas de escribir del Banco de Elda. Ahora sí que podemos precisar la fecha de esta histórica fotografía, plena posguerra, año 1942, estando en la dirección del banco José de Juan Gutiérrez y presidente del Banco de Elda, Ernesto Ortiz Poveda. Todavía se percibe el peso de una tenebrosa y lúgubre posguerra; no sería hasta el año 1959, con el Plan de Estabilización Económica, cuando se empiezan a ver pequeños atisbos de mejoras económicas en la población y en la industria de calzado. Se avecinaba el gran boom de las exportaciones de calzado a Europa y los Estados Unidos, lo que se denominó el despegue económico de España, los planes de desarrollo y el SEAT 600 como símbolo del bienestar incipiente. En cualquier caso, podemos afirmar que será a partir del año 1950 cuando Ángel Úbeda Gregorio y la Banca Úbeda, procedentes de Elche de la Sierra, tomarán las riendas del Banco de Elda hasta su adquisición por el Banco Central, en 1963. Fue durante esta etapa del Banco de Elda, regido por la familia Úbeda, cuando se iniciará un fuerte impulso gracias a la potente actividad comercial que empezaba a generar se entre las empresas locales, así como los fuertes movimientos migratorios que se originaron con motivo del importante crecimiento de las ventas y de las exportaciones de calzado. El ocaso del banco se produjo cuando, ante las reformas orquestadas por los gobiernos tecnócratas del franquismo, durante aquel tiempo de expansión, se permitió que la voracidad de los grandes bancos nacionales pudieran posicionarse, con ventaja y privilegios, en aquellas plazas que ya despuntaban como creadoras de riqueza y por lo tanto de negocio bancario; de hecho si observamos los balances de los ejercicios de los años del desarrollismo, podemos comprobar la magnitud de las cifras que se barajaban, lo que, inexorablemente, posibilitó la compra tanto de las participaciones de los pequeños accionistas como del paquete mayoritario que poseía la familia Úbeda, cuasi propietaria de la entidad. A partir del momento en que se liquida contablemente el balance del Banco de Elda, se producirá un hecho que, todavía hoy, muchos ciudadanos y antiguos clientes, recuerdan con tristeza e impotencia, como un empleado del ya Banco Central, subido a una escalera en esa fachada que ven en la foto comentada, procedía a retirar cada una de las letras que componen el nombre de BANCO DE ELDA, para sustituirlas por el de BANCO CENTRAL. a ARTE Y CULTURA 26 alborada E l año 2012 se cierra en el aspecto cultural con la polémica entorno al Museo Etnológico del que afortunadamente se podrá seguir disfrutando, para bien de todos los eldenses y aquellos que nos visiten. A principios del citado año fueron aprobadas por la Asociación Mosaico en asamblea ordinaria, una serie de actividades y proyectos como serán: la creación de un fondo bibliográfi co específi co de: libros antiguos y relacionados con las costumbres y los ofi cios, junto a obras de carácter local, así como autores. Este fondo, a través de la Concejalía de Cultura y Patrimonio y la Fundación Paurides ha alcanzado un número respetable de textos, aunque desafortunadamente es una tarea que ha quedado a medio hacer. Otra de las actividades que fue aprobada y en un principio despertaba mucho interés, fue el proyecto: “Conoce tu barrio”. Enfocado a mostrar los orígenes, el desarrollo y las diferentes vicisitudes, y anécdotas más destacables de los diferentes barrios eldenses. El evento en sí ha consistido en la realización de tres actividades: • Una exposición temporal fotográfi ca, con imágenes antiguas y nuevas de los barrios en cuestión, acompañada de un panel explicativo sobre el origen y evolución del barrio o la agrupación de barrios. • Una charla sobre la génesis y desarrollo del barrio. • Un recorrido por el barrio destacando con explicaciones sencillas, curiosas y amenas los edifi cios o lugares más signifi cativos de estos espacios urbanos y periurbanos. La iniciativa ha contado económicamente en un principio, y no con grandes esfuerzos, con el apoyo de la Asociación Mosaico, la empresa Abydos Arqueológica y la Federación de Asociaciones Vecinales (F.A.V.E.) de Elda. Así como con la participación del profesor José Ramón Valero Escandell, y con personas que ya habían realizado previamente trabajos sobre algunos espacios urbanos de la localidad como el arqueólogo José David Busquier (El Barrio de La Estación , 2002), prestándose igualmente otros arqueólogos e historiadores locales a colaborar en dicho proyecto. Juan Carlos Valero “Conoce tu Barrio” Un comienzo sin final… 27 Se inició en el área Noroeste de la ciudad, englobando: La EstaciónHuerta Nueva y La Torreta, realizando un interesante recorrido, explicando espacios prehistóricos y preindustriales, así como la impor tancia del barrio de La Estación, con los orígenes de ésta y la relevancia de sus industrias durante el conflicto de 1936-39. Seguidamente, fue el turno del Centro Histórico y Casa de la Juventud, con la colaboración de la Concejalía de Participación Ciudadana. En ella, se explicaron elementos y espacios bien conocidos, pero pudiendo destacar aspectos poco expuestos como los lugares de nacimiento de algunos ilustres eldenses, o los orígenes del barrio El Huerto, así como la poco conocida “colonia industrial de Emérito Maestre”. El mes de mayo fue el turno de la Avda. del Mediterráneo-Jaud, con curiosidades tan desconocidas como la ubicación del primer campo de fút bol en la zona: el Imperium Stadium. La última que se realizó fue en el mes de junio, de mayor extensión y recorrido ocupando una amplia zona entre el espacio urbano y el de transición al medio rural: Caliú- Virgen de la Salud-Melva-Polígono 25-Agualejas, destacando los orígenes del hábitat en cueva junto a sus características y peculiaridades. Quedándose sin acabar: Frater nidad-Nueva Fraternidad- Ciudad Vergel, San Francisco - Almafrá - Las 300, Trinquete - Cruz Roja - La Fe- ria, Virgen de la Cabeza-NumanciaSan Miguel y Prosperidad-ProgresoJardines. Esperando puedan llevarse a cabo por interés general y para que los que así deseen puedan conocer un poco más el lugar donde nacieron, conviven y mantienen relaciones sociales. El enraizamiento, pasa por conocer, querer y por último respetar. Se trata de poder finalizar un proyecto, y creo que debería ser en unión tanto del responsable directo de la riqueza patrimonial que tiene Elda, el Ayuntamiento, como la Asociación Mosaico. Porque la mejor manera de avanzar es seguir caminando hacia proyectos en concordancia a los tiempos que corren, aumentar la creatividad y proponer actividades serias y llevaderas, y no centrar-focalizar toda la atención en monotemas desvirtuando el trabajo desinteresado y altruista de mucha gente. Agradeciendo todo el esfuerzo prestado a Ana Pilar, Patricia, Emilio y Juanjo. Charla en el Centro Social Estación. a ARTE Y CULTURA 28 alborada M ario es el autor de este corto, pero ilustrativo recorrido por algunos puntos del núcleo urbano de Elda. Le solicitamos un trabajo para Alborada y no pidió, a cambio, ni tiempo. El libre que tiene lo dedica a buscar otras imágenes, con diferentes miradas a las habituales de su ciudad de nacimiento. Eldense desde 1968, amante de la foto nocturna, no ha tenido problema en arrodillarse o tumbarse en el suelo de las calles del centro o en parques de la “nueva Elda”, en plena circulación vial, o elevarse al más imaginario andamio del casco histórico para, en paralelo, buscar ese alto rincón de la historia, la de siempre y la que, gracias a personas como él, seguiremos construyendo en la retina. Algunos grandes cámaras de la provincia, como el petrerí Vicent Olmos, le han bautizado como “El mago de la luz”, por su afi ción a iluminar el lado oscuro; y el alicantino y periodista gráfi co José Gil, dice de Mario que éste “dibuja, juega, crea y se recrea”. Sorprendente, por cuento lleva solo cinco años dedicado a la fotografía y ya ha sido monitor de sendos cursos celebrados con aforo completo de asistentes en el Centro Cívico o en el Casino Eldense. Y aunque le gusta sobre todo el “light panting” (pintar con luz), que consiste fundamentalmente en efectuar tomas en ambientes nocturnos u oscuros, para jugar con todo tipo de “inventos” (linternas, luces de pilotos de bici o hasta juguetes baratos refl ectantes), nos abre aquí la naturalidad en tomas de espacios que, en ocasiones, nos van a llevar a preguntar dónde estamos. A Mario Requena debemos su aportación en la realización de las portadas, contraportadas y sumario de este mismo número de Alborada. Pues en Elda, aunque con OTRA MIRADA . Víctor Santos Rodríguez Mario Requena Soro, con otro objetivo a 29 ARTE Y CULTURA 30 alborada 31 ARTE Y CULTURA 32 alborada 33 ARTE Y CULTURA 34 alborada ¿ Quién te iba a decir Emilio Manuel Castelar y Ripoll, cuando partiste de Elda recién cumplidos los dieciséis años en la diligencia rumbo a Madrid, que el atroz grabado de Goya que había devorado al héroe de tu novelita juvenil, Ernesto, acabaría tornándose un friso cromado con tu imagen en el centro? Estudiaste Filosofía y ganaste una cátedra en la Universidad Central de Madrid que te sirvió como catapulta para lanzar tu “fórmula de progreso” hasta los diarios, ateneos y ediciones literarias. Amigo de los pensadores Sanz del Río y Pi y Margall, del fi nanciero José de Salamanca y del político Nicolás María Rivero, terminaste en el exilio de París ejerciendo de periodista para toda América, desde Chicago y Nueva York a Montevideo y Buenos Aires, en una corresponsalía prolongada por más de treinta años. Médico de las democracias europeas, como te denominó el presidente francés Th iers, concebiste una República para una nación sin republicanos que fue la admiración de tus geniales camaradas Víctor Hugo y Giuseppe Garibaldi. Polemizaste con Bakunin, lloraste con León XIII, aconsejaste a Rothschild, se te honró en Oxford y en La Sorbona, pero fue en tu querido hermano Antonio Cánovas en Luis Esteve Ibáñez ¡A tu estatua, Castelar! Foto de familia de los intervinientes en el uso de la palabra, al terminar el acto. Discurso pronunciado el 7 de septiembre de 2012 por Miguel Barcala Vizcaíno, escrito por Luis Esteve Ibáñez, en el acto de homenaje a Emilio Castelar y Ripoll con motivo del octogésimo aniversario de la inauguración de su monumento en Elda (1932-2012). 35 quien descubriste un amor incondicional a la patria comparable al tuyo.Madrid y París fueron tus dos ciudades, en las que viviste como un gran embajador carente de toda propiedad. Amaste por igual a Francia, Italia y a los Estados Unidos; soñas te con una Europa unida, pero fue el suelo en los andenes de las estaciones el firme de tus pies, inquietos como tus ideas. Vendiste muchos libros y a nadie pagaron mejor los artículos de prensa, y qué decir de tus discursos, los más maravillosos jamás escuchados. Sus ecos arrebataron multitudes des de el Perú a la Hungría. Creías que la Historia podía conducirnos a la libertad y a la paz, como aprendiste de Rousseau y de Hegel. Defendiste los derechos humanos amparándote en un cristianismo radical. Y a la vez viviste embriagado haciendo de las artes una forma de ver el mundo y sentir la vida. Tu pueblo, Elda; tus refugios, Sax, Denia, Campoamor, y tu des canso, San Pedro del Pinatar, encar naron los paisajes que dotaban a tu espíritu de una gozosa existencia. Levantino universal, tu proverbial generosidad y tu humor –refinado y socarrón— seguramente te han obligado a salir un momento del Parnaso para observarnos, con tus ojos de niño sabihondo y montado a cosqueretas sobre la estatua que te erigimos, y que es más tú que todas las otras que hay por ahí. Castelar, si excesiva fue tu fama es porque más excesivos resultaron tu corazón y sus logros. ¡Muchas gracias, paisano! a EVOCACIONES 36 alborada V icente Berenguer Biosca es el máximo exponente de aquellos fotógrafos que nos legaron las imágenes de la Elda más progresiva, la de la docena de años anteriores a la Guerra Civil, cuando nuestra ciudad incrementó su población y su riqueza mucho más rápidamente que cualquier otro municipio de la provincia. Fueron los años del “Elda, París y Londres”, frase que sólo cambia el primer componente a otra acuñada para el Reus de fi nales del siglo XVIII. Berenguer Biosca es, sin duda, mucho menos conocido por los eldenses de hoy que su hijo, Vicente Berenguer Urbán, fallecido hace relativamente pocos años, que continuó con su estudio fotográfi co y con su buen hacer en el ofi cio. Berenguer Biosca había nacido en La Font de la Figuera el 9 de agosto de 1883, en el seno de una familia numerosa de seis hijos. Los tres hijos menores de la familia–Vicente, Rafael, algo mayor que él, y Fernando, mellizo suyo- acabaron dedicándose a la fotografía.Vicente Berenguer aprendió, al igual que sus hermanos, el ofi cio de fotógrafo en Caudete. Junto con su madre y su hermano gemelo se había trasladado a la villa albaceteña tras la muerte de su padre, donde ya residía otra hermana mayor, casada con un pintor y fotógrafo, del que aprendieron la técnica y una especial predi- lección por el retoque. Poco después, cuando el cuñado establezca un estudio fotográfi co en Monóvar, Vicente se trasladará con él y comenzará poco a poco a recorrer los pueblos del Vinalopó: Novelda, Aspe, Elda, Petrer… En 1912, junto con un socio apellidado Esquembre abre una galería en Alicante, Foto-Arte, en el nº 26 de la Rambla. El establecimiento defi nitivo de Berenguer en Elda se produjo tras su casamiento en 1924 con una joven local, María Ángeles Urbán, bastante más joven que él, con la que al año siguiente tuvo su único hijo, Vicente, que heredaría la profesión del padre, José Ramón Valero Escandell Berenguer Biosca, el fotógrafo de la Elda de preguerra 1 Vicente Berenguer Biosca, de joven, en una foto de estudio. Fernando Berenguer Biosca, hermano mellizo de Vicente, vestido de torero en torno a 1910. De confirmarse su realización por Vicente, sería la primera fotografía que conservamos de éste. Los Berenguer. Vicente Berenguer Biosca, con su hijo Vicente Berenguer Urbán, en los años veinte. 37 su destreza en el retrato y su pasión por el mundo taurino. En sólo 15 años, Berenguer se convertirá –en reñida competencia con Samper, otro buen fotógrafo local del momento, y con algunos aficionados de calidad muchas veces excelente- en testigo privilegiado de un tiempo ex cepcional: el de la dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la II República y la tragedia de la Guerra Civil; en el caso de Elda, se trata de un periodo de excepcional plenitud económica caracterizado por el desarrollo de grandes fábricas zapateras, el nacimiento del Banco de Elda y la cons trucción de las grandes barriadas y de muchos edificios públicos que moder nizaron la población en pocos años. Resultaría casi imposible, reflejar en un artículo como éste la obra gráfica de Berenguer Biosca, dada su ex tensión y variedad; también porque eran años en que no se concedía a los fotógrafos locales toda la importancia merecida. Buena parte de los centenares de imágenes de aquellos años que han sido publicada en Alborada y en muchas otras revistas eldenses son de Vicente Berenguer, pero no siempre resulta fácil distinguirlo, puesto que no aparece indicado. Para poder atribuirlas a Berenguer –o a Samper, a Ávila, a Carpena…- muchas veces habrá que observar aspectos de composición, enfoques diferenciales que caracterizan a cada uno de ellos; en otras ocasiones, y casi siempre a la hora de atribuirlas con un ciento por ciento de certeza, resulta imprescindible observar los marcos o el reverso. Resulta una tarea tan difícil como necesaria recuperar esta información de casi todas las fotografías que forman parte de nuestra memoria colectiva, y desde aquí solicitamos la información que sea posible. En sus primeros años en Elda, el reverso de las fotografías de Vicente Berenguer, cuando llevan formato de tarjeta postal, se caracteriza por un artístico e historiado escudo de España. En los años treinta ya es posible observar su firma en el margen inferior derecho. Es probable que el momento de mayor esplendor de Berenguer Bios ca fuese el breve periodo encuadrado entre el 1928 y 1936. En esos años, publicó algunas de sus fotografías en los mejores periódicos locales, como Idella , Albor y algunos otros, aunque no siempre se citaba en ellos al autor de las fotografías. También publicó en Ahora , del que fue corresponsal en la zona; Ahora fue un diario gráfico de tono moderado, no controlado por partido político alguno, portavoz de una burguesía progresista y republicana, que alcanzó las mayores tiradas de su época, con colaboradores del pres tigio de Valle-Inclán, Baroja o Madariaga. Alguna fotografía suya también fue publicada por ABC, la primera en 1925, una corrida de toros en Villena. Es muy probable que suya fuese la única primera página que ABC ha dedicado a Elda en toda su historia; fue el 22 de septiembre de 1928, con motivo de la colocación días atrás de la primera piedra en la sede de la Cruz Roja local: la composición coral, casi con ribetes de momento histórico, el hecho de haber publicado ya en la revista, otras fotografías en fechas cer canas al alcalde monárquico del momento, reflejada en otras fotografías o el haber sido escogido para plasmar otra inauguración muy próxima en el tiempo, la de la Gota de Leche, nos inclina a pensarlo. No hemos podido acceder a los reportajes que Ahora realizó sobre la visita a Elda del presidente de la República en enero de 1932, pero no son de Berenguer ni los de ABC ni los de Estampa (revista del mismo grupo editorial de Ahora ), que desplazaron a la ciudad a sus corresponsales especiales; tampoco las fotos allí publicadas sobre los actos de la inauguración del Foto de Emilia Romero, niña de Biar, realizada en el estudio de Berenguer en 1931. La firma del fotógrafo aparece en el margen inferior derecho. Portada de Ahora, el más importante diario gráfico español de los años treinta. En este ejemplar, de principios de la guerra civil, la portada está dedicada a una conocidísima fotografía de Agustí Centelles sobre los combates iniciales en Barcelona. Formato de tarjeta postal, en el reverso de algunas fotografías de Vicente Berenguer Biosca, en los años veinte, en su estudio de Elda. EVOCACIONES 38 alborada monumento a Castelar. Sin embargo, sí le pertenecen algunas de las difundidas en la ciudad refl ejando dichos sucesos.Alborada publicó en 2005, en un excelente número sobre sanidad, una separata con sus fotografías sobre la inauguración de la Gota de Leche, una institución muy de la época destinada a mejorar la salud de los pequeños y a reducir la entonces fortísima mortalidad infantil, que se ubicó junto al hoy desaparecido Hospital Municipal. La colección de fotografías no sólo incluye vistas generales o de las distintas dependencias del nuevo edifi cio; especialmente interesantes son las tres en las que aparecen las personas. En una, las monjas del hospital pasean o trabajan en el huerto anexo, en un ambiente de quietud, de plácida serenidad al lado mismo del hospital donde tratan de paliar el dolor de quienes se enfrentan a la enfermedad y la muerte. Las otras dos muestran un contraste gráfi co y socioideológico más profundo: por un lado, la imagen del trabajo y la modernidad simbolizados por ese personal medicosanitario, hombres y mujeres con sus batas blancas impolutas reforzando ese aire de efi cacia y racionalidad que impregna el conjunto; por otro, la imagen del poder tradicional, ese grupo endomingado donde el alcalde saca pecho y el cura, el maestro o las damas de la Junta son el vivo refl ejo de una sociedad oligárquica. De la misma época es una fotografía representativa de la burguesía Cuatro fotografías de la colección que Berenguer Biosca realizó sobre la Gota de Leche, inaugurada en 1930: fachada, huerto interior del hospital, autoridades, cuadro médico. Fuente: Alborada. Familia Gil, en 1930. 39 local emprendedora del momento. Encuadrada en una casa de campo de los alrededores de la ciudad, con nombre inequívocamente eldense, “Salud”, refleja la cohesión en torno a sus mayores de una familia repleta de niños, de costumbres sencillas, con la vestimenta cómoda y desahogada de quienes están disfrutando de un día que campo. La he seleccionado porque es inequívocamente de Berenguer, amigo de la familia, y su hijo también aparece en el retrato grupal (es el niño de la derecha). Podemos distinguir tres generaciones de una conocida familia eldense, la apodada Los Vacíos, simbolizada en tres personas: Vicente Gil Alcaraz, el anciano del centro, de austera vestimenta, que dio nombre a una de las mayores empresas de calzado de los años treinta y cuarenta; el empresario Vicente Gil-Navarro, el único con gafas de sol, que fue alcalde de la ciudad en dos ocasiones durante la II República, en representación de Izquierda Republicana, el partido azañista; entre sus cuatro hijas, todas de luto por el todavía reciente fallecimiento de su madre, destaca la figura hoy poco conocida de Armonía, con vestido de cuello de lunares, una joven de excepcionales cualidades que la llevaron a gestionar toda la estructura asistencial y hospitalaria de Socorro Rojo Internacional en Elda en los años de la contienda, a ser la primera empresaria eldense (si no consideramos como tales a las simples propietarias herederas sino a quien realmente dirige una sociedad) o a invertir en el Benidorm que comenzaba a ser un municipio esencialmente turístico. Adivinen quien era Celeste, galardonada poco después en un concurso de belleza. De Berenguer Biosca son las conocidas fotografías de las procesiones de la Virgen de la Salud y del Cristo del Buen Suceso de los años treinta, las celebradas en periodo republicano, que han sido ya difundidas en Alborada y otras revistas locales y en su día fueron publicadas en el programa de fies Dos fotos de procesiones septembrinas de la época republicana, ambas delante de la fachada de la casa consistorial de Elda. Foto del altar mayor de la vieja Santa Ana, realizada por Berenguer en los años treinta. Fue reproducida por Alborada en 1963. La procesión de la Virgen pasando delante del Casino Eldense. Falla de la Plaza de Arriba. 1936. EVOCACIONES 40 alborada tas religiosas (durante aquellos años hubo dos programas diferentes: el de las fi estas cívicas, municipal, y el de las fi estas religiosas, editado por los católicos). Son testimonios espléndidos de la ciudad del momento: el sector católico local, las niñas de comunión, escasas y radiantes, la fachada engalanada del viejo Ayuntamiento, el Casino luciendo la bandera tricolor. Otras muchas fotografías de Berenguer también están relacionadas con la vida religiosa local: fotos de recién casados ante el altar, solos o junto a sus familiares, estampas con la imagen de los Patronos, postales de la fachada o el interior de la vieja Santa Ana. Suya debió ser también la divulgada fotografía de la falla de la Plaza de Arriba en 1936, con referencias a la omnipresente crisis del calzado o a los trabajadores que llegaban desde poblaciones vecinas. Durante la Guerra Civil, Vicente Berenguer siguió plasmando la vida cotidiana local; así, en octubre de 1936 el diario ABC publicó dos fotografías suyas de gentes de Elda que trabajan a favor de las tropas republi- canas: una es de un grupo de muchachas antifascistas que tejen, la otra de afi liados de Unión Republicana que han elaborado miles de tortas. Sólo se conservan un puñado de estas fotografías, que casi siempre han sido rescatadas de archivos privados de carácter familiar. Cuenta la familia que, al fi nal de la guerra, con la llegada de los nacionales, Berenguer Biosca, ya muy enfermo, decidió desprenderse de sus valiosos archivos, para no perjudicar a ninguna persona en un momento de represión durísima, salvaje, casi indiscriminada. Hoy nos maravillamos recordando otras colecciones de clichés que conocemos con el nombre de maletas: la maleta mexicana de Robert Capa, o la de Centelles, escondida en Carcasona hasta 1976, incluso con la caja de galletas, complementaria de la anterior, que permitió una interesante exposición. Desgraciadamente, el viejo Berenguer, enfermo, lejos de cualquier frontera, no pudo permitirse esa alternativa y, desgraciadamente, su decisión, totalmente lógica y justifi cada, nos privó del que tal vez sería hoy uno de nuestros más interesantes patrimonios. Para quienes aman más la fotografía que la historia, lo mejor de Berenguer fueron sus retratos, que nos permiten recordar a generaciones enteras de eldenses de aquellos años. Además de los señalados, uno de los mejores retratos de grupo que podemos atribuirle es el de los obreros de la fábrica de Casto Peláez, en los años veinte, en el exterior del viejo edifi cio que en los años del cambio de siglo había construido Silvestre Hernández. Desgraciadamente, como era absolutamente normal en aquel tiempo, podrán observar la presencia en la fotografía de niños de corta edad, que casi siempre eran trabajadores de las fábricas. Los retratos individuales son innumerables, pues eran la base del sustento de los Berenguer y de casi todos los fotógrafos de entonces, los retratistas, como habitualmente se les denominaTrabajadores de la fábrica de Casto Peláez. Años veinte. Fotografías artísticas de dos jóvenes eldenses, realizadas por Berenguer Biosca. 41 ba. Por su estudio, situado en la calle de Antonio Maura, pasaron todo tipo de gentes, no sólo de Elda sino también de las poblaciones próximas. Entre todas ellas se han destacado dos retratos de dos jóvenes eldenses de los años treinta, concebidos con técnicas cercanas al neopictorialismo, de fuerte predicamento en aquellos años, que reflejan de nuevo ese contraste entre la modernidad y la tradición. Por su gran interés histórico, cabe destacar las fotografías realizadas al general Rojo, el generalísimo de los ejércitos republicanos, el ejemplo de aquellos generales que siempre se mantuvieron fieles al Gobierno de su país. Se realizaron en el estudio de Berenguer, durante una visita a Elda del estratega del paso del Ebro. ¿Por qué visitó don Vicente Rojo el estudio de Berenguer Biosca? La razón es tan sencilla como poco conocida: no sólo eran ambos de La Font de la Figuera, sino que también habían emparentado muchos años atrás. Juana, la hermana del general, estaba casada con un hermano del fotógrafo afincado en Caudete. Una de aquellas fotografías tiene un simbolismo excepcional: es la que muestra a Rojo junto a una joven enlutada, con apariencia prematuramente envejecida. Es su sobrina, también fotógrafa en Caudete, villa en la que poco tiempo atrás los revolucionarios habían asesinado a su hermano menor. Pocas imágenes podrán reflejar mejor cómo la violencia de aquellos días impregnó al conjunto de la sociedad española. La foto de Berenguer supo captar esta mezcla de dolor profundo, de una unión familiar más fuerte que cualquier ideología, de triste serenidad. Berenguer Biosca, en sus últimos meses, fue instruyendo a su hijo, casi un niño, en las técnicas y destrezas del oficio, para que continuase la tradición familiar, con el imprescindible apoyo de Ángeles. Falleció el 27 de mayo de 1940. NOTAS (1) C on mi agradecimiento a Carmen Cano y a toda la familia Berenguer, por su colaboración para la realización de este artículo. (I) L a información recogida sobre Vicente Berenguer Biosca procede de dos fuentes básicas: BIOSCA CIRUJEDA, Vicente: La fotografía en la Font de la Figuera, 19001950. Estudio y catalogación de sus fotógrafos , Departamento de Dibujo UPV, Valencia, 2007, 192 pp. (mecanografiado); también de la entrevista personal con Carmen Cano, viuda de Vicente Berenguer Urbán. (II) L a primera vez que vi copias de esa fotografía y de las de la procesión, hace ya casi tres décadas, la persona que me las mostró me indicó que las había encargado a Vicente Berenguer Urbán. (III) Casto Peláez fue la primera empresa de la que tenemos constancia que pagaba a sus trabajadores la asistencia a clases, después de la jornada laboral, incluso reduciendo ésta mínimamente. Es decir, la realidad que refleja la fotografía en este aspecto no debía ser la peor que se padecía en Elda. Fotografía familiar realizada por Vicente Berenguer. Vicente Berenguer Biosca. Maximiliano García Soriano, escritor local fotografiado por Berenguer. El General Vicente Rojo y su sobrina, fotografiados en Elda en el estudio de Vicente Berenguer a EVOCACIONES 42 alborada L os más pequeños, y también los mayores, cuentan con un lugar para iniciarse en la hípica a través de la Escuela de Equitación Los Colegiales, situada en el paraje de la Loma Badá, en un camino que da nombre a la escuela y que está ubicado en dirección a Novelda. Las clases son impartidas por Reme Romero y Manuel Rivero. La primera tiene doce años de experiencia, mientras que el segundo es todo un profesional de la equitación, ya que ha participado en diferentes campeonatos de España en la especialidad de salto. Reme Romero señala que por esta zona no existe mucha afi ción a la hípica, por lo que están impartiendo clases a los más pequeños para fomentar esta práctica deportiva. En las clases que se imparten enseñan a los niños a conocer qué es un pony y por qué se comportan de determinada manera los animales. Al principio no montan a los dos caballos enanos que tiene la escuela, es todo gimnasia para enseñarles a guardar el equilibrio y la posición, para más tarde mostrarles la forma de llevar el pony. La escuela también cuenta con una yegua pura sangre para adultos. El montaje depende de la estatura, Antonio Juan Muñoz Escuela de jinetes y amazonas Los más pequeños aprenden a montar a caballo en la Loma Badá La Escuela de Equitación Los Colegiales lleva funcionando desde hace tres años. Se encuentra situada en la zona de la Loma Badá en dirección a Novelda. En sus pistas se imparten clases dirigidas a niños de 5 años de edad en adelante. La enseñanza les permite conocer qué es un pony, cómo debe ser tratado y cómo se monta. Hay dos fórmulas para asistir a la escuela; una consiste en recibir clases sueltas y la otra en adquirir bonos, que resultan más económicos para el usuario. La escuela dispone de cuadras privadas a disposición de aquellas personas en posesión de caballos pero que carecen de un lugar para dejar a los animales. 43 normalmente la montan a partir de los catorce años de edad. Los niños reciben clases una o dos veces por semana en las disciplinas de salto, paseo de campo y doma. El salto es una especie de gimnasia pasando por encima de obstáculos y acudiendo a concursos que se celebran en Alicante y Elche. El paseo de campo es más entretenido porque los ponys van en fila por ribazos y charcas. La doma es más seria, ya que requiere de ejercicios de entrenamiento durante todos los días. Requisitos Para asistir a las clases se requiere usar pantalones cómodos o mallas ajustadas que no deslicen, llevar calzado liso que no se enganche en los estribos, y es obligado colocarse un casco que proporciona la escuela para proteger la cabeza de posibles caídas. En la actualidad acuden a la escuela 25 niños que abonan 75 euros al mes para recibir dos clases semanales a elegir de viernes a domingo, mientras que las clases avanzadas cuestan 15 euros cada una. Reme Romero subraya en ese sentido que durante estas clases pretenden “enseñar a los niños a que conozcan qué es un caballo, la forma de cuidarle y cómo hay que respetar a los animales”. Pupilaje En la Escuela de Equitación Los Colegiales se dispone de servicio de pupilaje destinado a los particulares que poseen caballos o yeguas pero carecen de una cuadra apropiada para que descansen los animales. Actualmente tienen doce caballos acogidos al ser vicio de pupilaje. Se trata de un box o corral en alquiler donde el equino recibe cada día su desayuno, comida y cena por 250 euros mensuales. Además, existen otros servicios de veterinario y herrajes a disposición de los inquilinos por si precisan de su utilización en un ambiente muy cuidado y tranquilo. a DEPORTES 44 alborada E n el último ejemplar de Alborada, enumeré las difi cultades que tuvimos que superar hasta lograr poner en marcha aquella expedición a las montañas más altas de la tierra (Elda al Himalaya “Primero hay que llegar”, Alborada nº. 55 de 2011, pag. 68-72); una verdadera odisea administrativa que nos ocupó dos años en su preparación con difi cultades de todo tipo, especialmente en lo económico. Una vez en la India, llegar a las montañas fue un ejercicio paciente, perfeccionado a medida que aumentaba el contacto con la raza hindú. Ahorraré las vicisitudes de todo tipo y también el alucinante viaje desde Nueva Delhi hasta Ghat, aldea próxima a la frontera con el Tibet, desde la cual comenzó la marcha de aproximación al Trisul, la montaña de 7.134 metros de altitud que era nuestro objetivo. Comienza la aventura El pueblo de Ghat nos cedió un pequeño refugio a las afueras, y sus vecinos nos ayudaron a transportar los 1.150 kg. de material que habíamos llevado hasta el lugar. Desde la capital hindú habíamos tardado cuatro interminables días por una carretera infernal, primero en un autocar alquilado y luego en la caja de un camión junto a nuestros equipajes, conducido por un chófer completa y literalmente alucinado. Por primera vez en mucho tiempo estábamos seguros y tranquilos (Sí, pero igual que el portero Reina en un spot televisivo). La chiquillería llevaba pegatinas con el nombre de Elda, y Hemalay y Bahadur nuestro cocinero y su ayudante, a quien Alfonso ya había rebautizado como Jhonni Sherpa, se afanaban en preparar las últimas cargas con los alimentos frescos que llevarían los porteadores. La negociación con estos hombres para ajustar los días de salario, el ritmo de marcha y el peso a transportar nos ocupó prácticamente toda la noche, en larga, larguísima discusión, pero antes del nuevo día se alcanzó el acuerdo gracias a la intervención del anciano de la aldea. Al amanecer, y en grupos de tres, fotografíamos a todos los hombres junto a sus cargas a fi n de llevar un control durante los días de marcha. El peso que debían Juan Manuel Maestre Carbonell Elda al Himalaya “La aventura del Trisul” En el Indian Mountain Foundation, nuestro cuartel general en Dheli, antes de partir, nos fotografiamos con Tensing, el mítico conquistador del Everest en el año 1953. Cuaderno donde se registró toda la memoria de la Aventura. 45 transportar cada uno de ellos oscilaba entre los 24 y los 27 kg. e iban numeradas. Muy temprano, la larga caravana se puso en marcha y pronto se hizo imposible su control. Por todas las laderas de las montañas que nos rodeaban vimos con preocupación nuestros equipajes. Luego sabríamos que cada uno de aquellos hombres pasaban antes por sus casas, en algún lugar de las montañas, para recoger sus propios utensilios, ropas y alimentos. En total contratamos a 47 personas a razón de 23 rupias diarias (actualmente unos 17 euros por un total de 9 días de contrato, seis de ida y tres de regreso), que junto a nosotros, los cocineros y el oficial de enlace asignado por el gobierno indio, formábamos un batallón de 58 personas dispersas por todo el valle que recorre el Nandakany River. Nuestra primera etapa era Sitel, un pequeño núcleo de chabolas de ado be entre las montañas. En otras cinco etapas alcanzamos respectivamente Sotul, Tátara, collado de Lata Kopri, y Chandania Ghat, antes de llegar a nuestro campamento base al pie de las impresionantes paredes del Trisul. Alfonso, el médico, no acababa nunca de pasar consulta, hecho que se repitió diariamente por todas las pequeñas aldeas por la que pasábamos. Se había corrido la voz con la noticia de nuestra llegada y venían gentes desde muchos lugares repartidos por las montañas, incluso distantes a varios días de camino, en busca del médico. El último galeno había pasado por es tos parajes hacía ocho años, formando parte de otra expedición. Terribles casos de enfermedades, gentes amables, paisajes de ex traordinaria belleza y montañas de infarto: altas, muy altas, altísimas como la impresionante visión de la cara Oeste del Trisul que pensábamos escalar y que apareció colgada del lejano horizonte, en nuestro segundo día de marcha; selvas como la de Bhesarabowr donde tuvimos que enfrentarnos a la huelga de los porteadores, caza furtiva (aunque consentida) con la que alimentar -nos, largas caminatas entre altísimos collados sobrevolados por gi gantescas águilas, y la compañía de Belinda, una cabra que nos acompañaría desde Tátara pretendiendo ser, ilusoriamente, parte de nuestra comida. Fueron seis días de marcha entre bravas aguas y territorios de fantasía, hielo roca y nieve llenos de ricas vivencias. Campamento base Los primeros contrafuertes de hielo y roca se elevan inmediatamente próximos e increíblemente altos sobre el emplazamiento de nuestro campo base, tanto, que nos impedían ver la cima a 2.400 m por encima de nuestras cabezas. La bandera española presidía nuestro pequeño pueblo de lona, instalado sobre la morrena glaciar, en un entorno de hielo y roca, carente de vegetación. Estábamos eufóricos a 4.720 m de altitud cuando, tras pagar a nues tros porteadores, nos quedamos completamente solos en medio de la niebla y muy lejos de la civilización. La soledad era absoluta, sólo Durante la marcha de aproximación, divisamos la cara Oeste del Trisul entre las nubes. Mapa de la región del Trisul. DEPORTES 46 alborada rota por el estruendo de los aludes que caían frente a nosotros. Pero elevados sobre el torrente y sufi cientemente separados de las altas paredes, nos sentíamos a salvo.El campo base de una expedición montañera es el lugar de descanso donde poder regresar, tras varios días de duro trabajo en altitud, para reponer fuerzas. La técnica de campamentos de altura nos permite ir abasteciéndonos de alimentos, materiales y equipos a lo largo de la montaña, a la par que efectuamos nuestra aclimatación a la altitud. En la práctica es un trabajo durísimo pues hay que acarrear kilos y kilos a diario, a lo largo de la ruta elegida. La nuestra no era la que originariamente habíamos estudiado, y ésta la habíamos tenido que aceptar a última hora al haber cerrado, el gobierno hindú, el llamado Santuario del Nanda Devi a las expediciones. Ésta había sido recorrida por dos expediciones en toda su historia y sólo una había logrado coronar la cima. Una endiablada y alta pared recorrida por constantes aludes, nos exigieron un análisis previo de los riesgos objetivos que nos aguardaban. Una cámara Polaroid instantánea, la cartografía y algunas salidas de reconocimiento se hicieron necesarias pues nada sabíamos del glaciar Ronti, una extensa masa de hielo situada entre las dos secciones de pared que pronto descubrimos era constantemente barrida por los aludes que caían desde las alturas. Pronto nos dimos cuenta de la magnitud de la ascensión. Comienza la escalada La primera barrera de roca nos abrió su secreto paso por un elevado y estrecho corredor de hielo y nieve. El primer día, tras llegar hasta él, logramos superar los primeros 125 m, equipándolo con cuerdas fi jas y unas largas clavijas de aluminio que habíamos fabricado en Elda, y que funcionaron de maravilla, dándonos seguridad en aquel mundo vertical. Sobre los 5000 metros dejamos un nido de material con varios rollos de cuerda. Ya habíamos tomado consciencia del duro trabajo de acarreo que nos Al final del segundo día con las mujeres de Sotul. Equipo expedicionario al completo en campo I. Himakya, nuestro cocinero con Moneo, en el Campamento Base. 47 aguardaba, pues no contábamos con sherpas que nos pudieran ayudar en el transporte de los materiales (cuerdas y estacas). El final del corredor se adivinaba todavía casi 500 m al final de un pasillo de hielo cuya inclinación nos impedía ver la segunda pared del Trisul. Habíamos subido todos menos el médico, y trasladado los rollos de cuerda suficientes para culminar aquel primer obstáculo. Es tábamos contentos pese a la exultante grandeza de los abismos que nos rodeaban. Rezábamos para que no cayera ninguna avalancha por el corredor que subíamos y que nos parecía seguro, pero ya habíamos sufrido algún sobresalto con los pequeños aludes que caían por la pared a la derecha de nuestra canal, dejándonos helada la sangre. El tiempo se mantenía bueno. Belinda ha volado El retorno a la base nos trajo la noticia de que Belinda, la cabra que nos había acompañado hasta el campo base y que nuestro cocinero había matado y preparado para ser nuestro alimento durante unos cuantos días, había desaparecido. Efectivamente, sus más de trece kilos en canal volaron entre las garras de un águila gigantesca, como yo jamás había visto en mi vida. La desenterró del glaciar donde Hemalay, el cocinero, la había puesto a refrigerar una vez extraídas las vísceras del animal. Una vez sacrificada, que fue lo que no pudimos presenciar, no sentimos en demasía no poder probar su carne, cosa que posiblemente no hubiéramos podido, ya que le habíamos tomado cariño durante el viaje de aproximación, la habíamos cuidado y había pasado noches de frío infame en nuestra misma tienda de campaña y desde luego, lo que menos nos apetecía era ver a nuestra “compañera” de marcha en un plato. Durante varios días volvió el águila a visitarnos por si habíamos dejado algo más y cuando pasaba rozando nuestro pabellón de campaña podíamos apreciar su envergadura, de ala a ala, que era mayor que nuestra gran tienda. Impresionante. Campo I a 5.480 m En el segundo día logramos superar el corredor e instalar el primer campamento de altura a los 5.480 m en un maravilloso balcón, que dominaba todo el glaciar Ronti, colgado entre las dos grandiosas barreras de roca del Trisul. La cumbre del Betartoli Himal nos parecía cercana. La verticalidad de las paredes y los continuos aludes asustaban de ver dad. Nos comunicaron por la radio que el segundo grupo de porteo no llegaría hasta allí y que había dejado sus cargas a unos 200 m sobre la nieve del corredor, así que descendimos con ellos hasta el campo base. Venían todos, incluido el médico y el oficial de enlace, por lo que lo transportado había sido importante y estábamos muy satisfechos de como iba todo. Los primeros días se mantuvieron con buen tiempo, pero pronto entró desde el fondo del valle una importante tormenta con aparato eléctrico y llovió torrencialmente a pesar de la altitud. Desde el interior de las tiendas admirábamos sobrecogidos el continuo flash, blanco y rojo, de los cercanos rayos. A partir de entonces el tiempo sufrió ligeros cambios y comenzaron a ser frecuentes los amaneceres lluviosos, las nevadas en la altitud y, por lo general, mucho calor sobre el medio día. La nieve se volvió inestable y la frecuencia de las avalanchas aumentó peligrosamente. Había que extremar las precauciones. Señalizamos la ruta con banderas para poder seguir el camino entre las nubes que envolvían el lecho del glaciar por las mañanas y al atardecer. En esos moUn alud se precipita desde la cima por la segunda pared del Trisul. Con Alfonso Rubio, nuestro médico en el campo I, contemplando los aludes. DEPORTES 48 alborada mentos caminábamos dentro de una nube, sin visibilidad, y cada estruendo de alud y su consiguiente onda expansiva nos ponía los pelos de punta. Suerte que el miedo real sólo llega tras la refl exión, como ahora mismo, cuando lo recuerdo tantos años después.Desde el primer campamento continuaría el acarreo de equipos hacia arriba, remontando todo el curso del Ronti. Trazamos la ruta lo más alejado posible de la segunda pared de nieve y roca, donde las avalanchas eran continuas, especialmente durante el medio día cuando el calor convertía inestable la nieve. Alguno de los aludes era tan grande que la gran ola de nieve atravesaba toda la anchura del glaciar y volvía a precipitarse por la segunda pared hasta el fondo del barranco, por debajo de donde teníamos instalado nuestro campamento base. Ese era el motivo por el que partíamos de noche para atravesar antes del medio día el lugar más crítico de las avalanchas. La seguridad La logística implicaba rotaciones de días de trabajo y días de descanso a distinta altitud para mejor aclimatar el organismo. Tras haber dormido en el campamento superior el primer equipo tiene la misión de trazar y señalizar una ruta lo más segura posible, alejada del peligro de avalanchas. La montaña tenía tanta nieve que una tarde, al alejarme de las tiendas para cumplir mis necesidades fi siológicas, me vi envuelto en un corrimiento de placa de nieve que afortunadamente, por su poco espesor, me permitió quedar anclado en la pendiente mientras vi pasar entre mis piernas toda una ladera de la montaña. En situaciones como ésta tomas rápidamente consciencia del peligro y te vienen a la mente las narraciones de alpinistas que se despeñaron intentando aliviar su esfínter. Yo ya no volvería a ir al “baño” sin mi piolet. Era tanta la nieve acumulada que una tarde, durante el descenso desde el campo I al campo base, se cortó de nuevo la placa entera del corredor de casi 800 m y Moneo y yo bajamos de un tirón más de la mitad de la canal, sentados encima de unas placas de hielo, en una caída rápida pero controlada gracias al poco grosor de la nieve desprendida, en un impresionante tobogán natural que, afortunadamente, no encontró ningún despeñadero a su paso y nos dejó plácidamente sentados y descansados al llegar junto a la morrena del glaciar del Betartoli Himal que dominaba la escena glaciar. Son estos pequeños accidentes los que nos demuestran la grandeza de la montaña y la insignifi cancia del ser humano frente a ella. El hombre cree tener controladas, con su técnica, experiencia y equipo, las situaciones a las que voluntariamente se enfrenta, y suele olvidar por exceso de confi anza o su natural prepotencia, que existen fuerzas en la naturaleza incontrolables; leyes físicas e insospechadas que pueden desencadenar en cualquier momento una tragedia. Aquellas lecciones nos resultaron oportunas y nos ayudaron a no cometer más errores en aquella traicionera montaña, especialmente en el glaciar colgante, barrido por las avalanchas, que debíamos remontar. Sabíamos que era el momento crucial de la expedición. Ya teníamos en el campo uno todo lo necesario para montar el campo II y llevar a cabo desde allí el asalto fi nal. Era como una carrera de fórmula uno, contra la montaña y la meteorología. Si nos equivocamos en la estrategia Sobre el muro de hielo. Abajo se aprecian las tiendas del Campo II y el glaciar Ronti. Una cordada equipando el muro final. 49 sabíamos que podíamos perder la carrera y el barómetro no nos traía buenas noticias. Campo II a 6.240 m Días de mal tiempo. El monzón anuncia su inminente llegada y ya no tenemos tiempo que perder. Lluvia, granizada y nieve dificultan nuestro avance y tardamos tres largos días en alcanzar el pie de la arista final de hielo a 6.240 m de altitud donde plantamos el segundo campamento de altura. Estamos muy altos. Al Oeste, las montañas que atravesamos durante la aproximación quedan todas, muy por debajo de nosotros. Al Norte divisamos claramente la inconfundible silueta del aislado y prohibido Kailas, dominando solitario la meseta del cercano Tibet. La visión hacia el Sur nos la impiden los grandes seracs de hielo que se mantienen en equilibrio sobre la cresta, y el Este es la vertiginosa ruta de hielo que hemos de superar hacia la cumbre. Regresamos de noche al campo uno donde han llegado el resto de compañeros y todos juntos nos reunimos para el asalto final. La suerte está echada y ya no habrá tiempo para nuevas retiradas. Al amanecer las nubes pasan volando y de vez en cuando el estruendo de un alud nos hiela la sangre. Nos aproximamos a los cortados de las paredes alejándonos de las avalanchas y la visión de nuestro campamento base, 1.500 metros más abajo, nos resulta espeluznante. Alcanzamos el pequeño cuello bajo la arista final del Trisul y nos preparamos para el asalto final, pero esa noche el tiempo se estropea definitivamente y nos retiene durante tres días y cuatro noches sin posibilidad de avance dentro de nuestras tiendas. No obstante, estamos tan cerca de la pared que durante los cortos periodos de calma insistimos machaconamente avanzando por una pendiente de puro cristal, metro a metro. El frío y el viento son tan intensos que es imposible aguantar más de tres horas de escalada y nos turnamos en cordadas de dos para ir sujetando, poco a poco, una cuerda fija a lo largo de aquella increíble y vertical pared de hielo. Durante este periodo perdemos efectivos a causa del desgaste y han de ser evacuados hasta la base para evitar cuadros médicos irreversibles. Cumbre o desenlace Estábamos colgados encima del mundo esperando el milagro de una mejoría del tiempo. Durante mi tur no de progresión por la pared tomé consciencia de la gran batalla que estamos librando con nosotros mis mos. Jamás habíamos estado en semejantes verticalidades y nunca había visto una pared de hielo tan exigente. En algunos puntos, la ver tical se desplomaba y grandes carámbanos pendían sobre nuestras cabezas. La progresión era delicada y muy peligrosa. Bajo nuestros pies, un abismo de casi 2.500 m nos separa del campamento base, apenas per ceptible por la tremenda distancia. Hemos equipado con cuerdas hasta los 6.900 metros pese al viento que dificulta la progresión. El 13 de julio dos cordadas escalonadas emprendemos el ataque, que ya sabemos será definitivo, hacia la cumbre. La primera cordada la for man tres alpinistas para dar mayor seguridad a la progresión. Sólo por tan los rollos de cuerda para ir equipando la ruta y proteger el descenso, una vez se pudiera lograr la cima. En la segunda cordada portamos una tienda de altura, sacos y todo lo necesario para una eventual noche sobre la arista cimera en caso de que no dispongamos del tiempo necesario para retornar al campo II. El viento lanza, como alfileres, la fina nieve recién caída que nos hiere el rostro mientras nos balancea colgados de las cuerdas. Doy gracias al ex celente resultado que están dando las clavijas de aluminio de más de un metro que hicimos fabricar en Elda, pues ellas están aguantando al equipo. De repente vuela sobre nuestras cabezas una manopla e intuimos que algo ha ocurrido. Nos ha parecido es cuchar ¡accidente!, pero es imposible la comunicación entre las dos cordadas, separadas entre sí por un vértice helado que impide la visión entre ambas. El viento arrecia y la situación es crítica. La montaña se va cerrando con las masas de nubes que chocan contra esta cara oeste y empapan un ambiente donde sólo predomina el blanco confundiendo suelo y cielo. Serrano es evacuado. DEPORTES 50 alborada Decidimos retroceder e intentar el contacto visual con la primera cordada, pero cuando esto sucede ya les vemos descender por las cuerdas fi jas. Evacuación Ya sabemos que Serrano ha tenido un accidente y descendemos al campo II para contactar con el médico. Preparamos líquidos calientes y esperamos el regreso. Cuando llegan, descubrimos que lleva destrozada la gobanilla izquierda. Le hacemos la primera cura de emergencia y le suministramos los calmantes que nos prescribe Alfonso, nuestro médico y nos disponemos a la evacuación del herido. Hemos perdido la noción del tiempo y ya está anocheciendo.Larga, agotadora, alucinante noche estrellada y fría. Triste y peligroso descenso del glaciar colgante del Ronti. Serrano camina por su propio pie completamente grogui a causa de los fármacos que le suministramos para que pueda soportar el dolor. El más joven del grupo, extenuado, se queda en el campo I a 5.400 metros. El descenso de casi 1.500 m de desnivel ha sido brutal por las bajas temperaturas, pero todavía nos quedas otros 700 m de desnivel. Por suerte, en la noche, las banderas de la ruta nos han permitido bajar sin incidentes. El descenso por el helado corredor de hielo que nos resta resultó como una rifa de tómbola. Atado al herido le fui descolgando metro a metro por aquel empinado tobogán. Mis dos compañeros se adelantaron y nos esperaban abajo. De cuando en cuando Serrano resbala, cae y quedamos ambos colgados de la cuerda. Demasiados calmantes. De pronto se pone a cantar en medio de la noche. Lo mejor es que le veo feliz y hasta bromeamos. Las caídas son constantes. Mantengo como puedo la seguridad, pero me doy perfecta cuenta de que ésta a pasado a un segundo plano, pues lo importante es bajar y bajar. Es una de frenética bajada a trompicones, caídas y deslizamien- tos, más o menos controlados, a la luz de nuestras linternas frontales que bailan alocadamente sobre las heladas paredes del couloir. Al pie del canalón dejo al herido en manos de mis compañeros y ya no recuerdo como llegué al campamento base casi amaneciendo. Cuando me llamaron fue para despedirme del compañero que era evacuado por nuestro médico, el ofi cial de enlace y uno de nuestros hombres como apoyo. Tres días necesitarían para llegar hasta Ghat y de allí a Nueva Dheli, salvando las bravas aguas del Nandakini en medio de un desatado monzón que había destruido los débiles puentes a su paso. Cuatro días más necesitamos para retirar de la montaña todo el material de los campamentos de altura, quemar las basuras y empaquetar en fardos todos los restos sólidos que bajarían los porteadores que llegarían el día 18 de julio. Largo retorno, construyendo puentes tiroleses para atravesar el río con nuestros pertrechos. Sublevación de porteadores que no quieres cruzar sobre las cuerdas y absurdas negociaciones bajo la lluvia en una selva húmeda hasta lo increíble, llevan el agotamiento hasta límites insospechados. Pero seguimos dejando atrás las nieves eternas del Trisul. Luego, en Dheli, dos operaciones, y la meticulosidad de nuestro médico salvan la mano de nuestro compañero y podemos regresar todos juntos a Elda. Nuestra aventura en el Himalaya había concluido. El regreso Retornar de una expedición no habiendo logrado el objetivo de la cima, siempre tiene un sabor amargo y te lleva a una larga refl exión. Hay que afrontar, una a una, todas las cuestiones que “bailan” en tu cabeza en un proceso que es necesariamente lento para “ordenar la estantería” del cerebro. Entrar a desmenuzar los detalles y las sensaciones sería igualmente largo pero, pasado un tiempo, resumí la experiencia vivida como una de las más enriquecedoras de mi vida. De aquel tiempo refl exivo nacieron varias citas que irían apareciendo en mi futuro quehacer como escritor. Son varias como digo, pero si he de elegir una me quedo con ésta: “Todas las montañas que logra subir son importantes para el alpinista, y van modelando su carácter. Con cada una de ellas algo va creciendo en su interior, que lo hace más humano y capaz”. Así fue, para muchos de nosotros aquella experiencia que hoy llamamos “La aventura del Trisul”. Durante el regreso en la selva. El deterioro es visible. a 51 DEPORTES E n el siglo XVII se practicaba la esgrima de origen europeo, una forma de lucha con armas blancas, que por el paso del tiempo quedó en desuso al evolucionar a otros modos modernos que dieron origen a la esgrima olímpica. Desde septiembre de 2009 esta disciplina renació de sus cenizas en Elda para enseñar a manejar un arma (fl orete, espada, daga o sable). Cuando se observa la práctica de la esgrima en la Sala de Armas de la Plaza Mayor da la impresión de estar en el pasado, ya que este deporte tiene sus raíces en el siglo XVII. Así, trescientos años después, la esgrima antigua hace furor en Elda gracias a la dedicación de una treintena de deportistas eldenses que deciden utilizar aquellos utensilios de lucha para la practica deportiva en la actualidad a través del club eldense creado hace tres años. La Sala de Armas de Elda fue fundada en septiembre de 2009 y está presidida por José Luis Gil Valero. Tiene su sede en el Gimnasio Pulsaciones, en la Plaza Mayor. Lleva tres años de prácticas y está compuesta por 40 socios, siendo alumnos 30, siete de ellos chicas, ya que se trata de una actividad en la que pueden participar personas de ambos sexos. La media de edad de los alumnos oscila entre los 30 y los 40 años. Los lunes y miércoles, de 20.30 a 22 horas, imparten clases para el nivel inicial, mientras que los viernes, de 19.30 a 21 horas, las nociones van dirigidas a los de nivel avanzado. La enseñanza básica de la esgrima antigua comienza a practicarse con espada y más tarde con espada y daga. Para iniciarse hay que visitar el referido gimnasio. En los primeros días de prueba, el club facilita un arma a los alumnos: “Al cabo de dos meses, si les gusta la especialidad, puede comprarse el equipo necesario”, asegura Gil, y añade: “La equipación básica está compuesta por una chaquetilla de esgrima, pantalón de chándal, careta, peto, guantes y la espada”. El precio de las clases es de 20 euros mensuales. La espada viene a costar unos 140 euros, la daga 80 euros, la careta 40 euros, el peto acolchado vale 11 euros, la chaquetilla 40 euros y los guantes de cuero negro valen 15 euros. “La etiqueta de la esgrima deportiva es blanca y el de la antigua es negra”, sentencia. Antonio Juan Muñoz Con la espada en la mano La esgrima antigua del siglo XVII hace furor en Elda La esgrima antigua tiene cada día más adeptos gracias al impuso que da a esta modalidad deportiva la Sala de Armas de Elda, entidad fundada hace tres años y que se encuentra ubicada en un inmueble de la céntrica Plaza Mayor, donde se ofrecen nociones para enseñar a manejar diversas armas como oretes, espadas, dagas y sables. La esgrima es una forma de acometer al contrario deteniendo sus golpes a base de habilidad y agudeza intelectual para adjudicarse el correspondiente combate. 52 alborada El armamento Las espadas se fabrican en Toledo: “Son armas auténticas, pero no llevan fi lo ni punta la cual está protegida por un tapón de goma. El arma es una copia exacta del siglo XVII, con una hoja es de 95 centímetros de longitud. La empuñadura que mide 33 centímetros, y un peso total de un kilo”. Por el contrario, las dagas las fabrica un armero de Barcelona: “Es una réplica copiada de un ejemplar auténtico de principios del siglo XVII, que se encuentra en el Museo del Ejército. La hoja mide 47 centímetros, unos gavilanes de 33 y lleva un tapón de goma en el extremo, careciendo de fi lo y punta”. Gil Valero asegura que “cuando se lucha no hay golpes fuertes, porque los combates son cercanos y aunque se pelea cerca no nos hacemos daño, ya que las armas no cortan ni se clavan”. La Federación El Club Sala de Armas de Elda pertenece a la Federación Valenciana de Esgrima y a la Academia de Maestros de Armas de la Comunidad Valenciana. Tiene en proyecto abrir una escuela infantil en el Gimnasio Pulsaciones para formar a los niños, lo que se considera algo pionero en Europa. En ese sentido Elda es la sede de la Federación Valenciana de Esgrima Antigua y desean realizar el primer torneo ofi cial de la Academia de Maestros de Armas de la Comunidad Valenciana: “Se creará una escuela y se impartirán cursillos”, afi rma José Luis al tiempo que añade: ”Sin embargo, en esta disciplina todavía no se ha puesto en marcha ningún Campeonato de España dentro de una federación deportiva. Lo que se pretende con la esgrima antigua “es intentar encontrar y aplicar el estilo de lucha española del siglo XVII, a través del estudio directo de los tratados de la época, porque la esgrima que se practica actualmente, y que es un deporte olímpico, es la heredera de la antigua del siglo XVII: ”El fundamento principal para encontrar un ganador en esta disciplina se centra en eliminar al adversario tocándole en zonas vitales, por lo tanto, hasta que uno de los lu 53 chadores no logra tocar al adversario no termina el combate”. Los puntos neurálgicos de la lucha se centran “en alcanzar el torso y la cabeza”, subrayando Gil: “En el ataque al torso sólo vale tocar al rival con la punta del arma, y en la máscara se permite utilizar tanto la punta como el filo de la espada o la daga. Cada combate o lucha es juzgada por dos árbitros que resuelven cualquier duda”. El monitor José Luis Gil Valero, maestro del Club Sala de Armas de Elda, comenzó a impartir clases en Elche en 2001 si bien es practicante de la misma desde el año 1996, proclamándose dos veces campeón del Trofeo Ciu-dad de Elche y obteniendo un tercer puesto en el Campeonato Autonómico de espada masculina en 2004, entre otros méritos. Más tarde comenzó a enseñar la esgrima antigua en la escuela española del siglo XVII de espada y daga, disciplina en la que se ha especializado realizando numerosos cursos. También es coordinador del área de esgrima antigua de duelo del siglo XVII en la Academia de Maestros de Armas de la Comunidad Valenciana. La distinción entre esgrima deportiva y antigua es que “en la primera de ellas se trata de una disciplina deportiva, mientras que la segunda es un arte marcial. No obstante, en ambos casos se necesita velocidad, habilidad y mucho cerebro, como en el ajedrez, para saber la forma de atacar al rival y la manera segura para defenderse del adversario”, afirma. La esgrima antigua en Elda continúa creciendo, e incluso está llegando a los centros escolares, ya que el propio José Luis Gil imparte clases en el colegio Sagrada Familia para niños entre 6 y 11 años de edad los martes, miércoles y jueves. Participan 41 niños en la esgrima antigua, luchando con espadas de plástico, propias para la esgrima, que cuestan sobre 14 euros, y con una máscara especial que vale alrededor de 30 euros. También da clases a los alumnos de segundo de bachillerato, unos 20 jóvenes de 18 años en adelante. a DEPORTES 54 alborada Comarca del Medio Vinalopó La fuerza que posee el agua es conocida en nuestra población desde antiguo, y siempre ha conllevado importantes perjuicios y benefi cios para el desarrollo de las actividades humanas en el Valle de Elda. Los primeros han estado vinculados a la destrucción de espacios de cultivo y desmoronamientos de laderas junto a las estructuras realizadas por el hombre: molinos, puentes y viviendas, e incluso seres vivos: árboles, animales y personas 1 en su aspecto más violento y triste. Pero no cabe olvidar que las crecidas de ríos y ramblas han aportado gran cantidad de nutrientes a los campos y tierras de labor –donde son ejemplo claro las partidas rurales de El Chorrillo 2 y Agualejas–, además de haber incidido en el aumento de los acuíferos y de suministrar agua durante largas temporadas a ciertas ramblas, muy utilizadas en nuestra comarca en el tránsito de las diferentes cabañas ganaderas 3. Elda es un territorio que disfruta de un clima mediterráneo semiárido (BSh/BW) 4 con unas precipitaciones anuales que oscilan entre los 300 y 400 mm, pero que posee importantes diferencias térmicas y pluviométricas con el resto de municipios de las Comarcas del río Vinalopó, desde su cabecera en Bañeres de Mariola hasta su desembocadura en Santa Pola, que suelen ser torrenciales e in- cluso a veces pueden superar el total anual de precipitaciones de la zona en un solo episodio. Importancia del río-rambla El Vinalopó con sus 81 km es el río autóctono más importante de la provincia de Alicante, discurre en buena parte del término eldense por la fosa Monóvar-Petrer y se encuadra dentro del entramado hidrológico de la cuenca del Júcar, aunque realmente es independiente de ésta como también lo son su afl uente el Tarafa, el Serpis o el Monnegre. Junto a las cuencas del Sur, Segura, Ebro y Pirineo Oriental, pertenece hidrográfi camente a la vertiente mediterránea. Cumple los requisitos de los ríos del Sureste peninsular, con escaso caudal, un máximo equinoccial e importante estiaje estival, baja escorrentía, gran irregularidad e impresionantes crecidas. Como acuña el profesor Gil Olcina (1993), el cauce que atraviesa nuestro término se considera un “río-rambla, ya que del primero posee el fl uir continuo y de las ramblas su funcionamiento espasmódico, alta irregularidad, desmesurados lechos ordinarios y fulminantes avenidas”. Su caudal máximo es de 0,85 m 3/ sg. a su paso por la Colonia de Santa Juan Carlos Valero García y Ana Pilar Pérez García-Torres Riesgos de inundaciones en el término municipal de Elda Río Vinalopó en su última crecida, octubre 2012. “…Las montañas escupieron el agua hacia las ramblas y éstas se convirtieron en tumultuosos arroyos que todos a la vez fueron a volcarse sobre el ya crecido Vinalopó.” (Navarro Pastor, A.,1981) 55 Eulalia, tras las precipitaciones otoñales; mientras que si las precipitaciones son torrenciales, las avenidas más comunes oscilan entre los 150 y 200 m3/sg. Como datos históricos singulares en la localidad de Elda cabe destacar, por un lado, la mayor avenida que se registró a finales del siglo XIX, en el año 1884, donde se alcanzaron los 350 m3/sg. Y, por otra parte, en el siglo XX, debido a la cantidad de agua precipitada, destaca la riada del 19 de octubre de 1982, donde cayeron 249 litros por m2, más de dos tercios de las precipitaciones que se recogen en un año.“Las consecuencias de esta crecida se sufrieron en los barrios cercanos al río, como Caliú, Tafalera Alta y Baja y Molinos de Félix.” 5 El efecto de las precipitaciones sobre el terreno Los terrenos arcillosos-margosos ter ciarios y cuaternarios, abundantes en el término municipal de Elda, mues tran una capacidad de deslizamiento muy alta y un importante desnivel, lo que aumenta de forma considerable el impulso y, por ende, la velocidad del agua. La singularidad de estos ámbitos geológicos viene causada princi palmente por los largos periodos de escasez pluvial que sufre la comarca, determinantes para que el terreno se deseque, pierda la humedad y se resquebraje, ayudado por la fuerte insolación (número de horas de sol) y evapotranspiración, características en muchas poblaciones del Medio Vinalopó, como Elda, Petrer, Monóvar o Pinoso. Así, la llegada de las lluvias torrenciales en los correspondientes equinoccios de primavera (marzoabril) y de otoño (septiembre-octubre) suele acostumbrarnos a imágenes poco habituales, como son: la considerable elevación del caudal del río Vinalopó o la aparición de importantes caudales en las ramblas y barrancos que hacen sus aportes desde la mar gen izquierda, destacando la rambla de Caprala, Aguarríos, Los Molinos y Bateig, y desde la margen derecha, las ramblas del Sapo y Los CorralesLa Melva. Igualmente en las zonas urbanizadas, las vías cementadas y asfaltadas al tener un menor índice de permeabilidad que las tierras, hacen discurrir de forma veloz las trombas de agua, hecho al que si añadimos cierto desnivel aumentamos su velocidad. Otra de las transformaciones que sufre el paisaje tras la llegada de las precipitaciones es su modelado, que a través de las arrolladas incide en la aparición de cárcavas o desarrolla aún más las existentes, así como el ahondamiento y la colmatación en algunas zonas concretas de barrancos y ramblas. Descripción de los puntos críticos Una vez efectuado el análisis de los elementos naturales y los condicionantes físicos y climáticos del territorio, conviene dedicar especial atención a los espacios que se han detectado en el municipio de Elda con peligro de inundación. Para ello, se han diferenciado dos grandes es pacios de riesgo: áreas periurbanas y rurales, por un lado, y áreas urbanas por otro. 1. Riesgos en áreas rurales El abandono del cultivo en laderas aterrazadas y el riego con aguas de avenida durante la segunda mitad del siglo XX, se han señalado como factores decisivos en el incremento de las escorrentías. Tradicionalmente, el riego de boqueras contribuía a laminar las avenidas fluviales en las cabeceras de las ramblas y barrancos, reduciendo el riesgo de inundación aguas abajo. Con este sistema se retenía parte de los caudales líquidos y sólidos, desviándolos a través de acequias hacia los campos regados con estas aguas eventuales, que, además, eran enriquecidos con los limos y las arcillas acarreados. Por otra parte, el abancalamiento de las laderas per -mitía retener una parte importante de los volúmenes aportados direc tamente por las precipitaciones, al tiempo que se evitaba la pérdida de suelos y se reducían los coeficientes de escorrentía. A estos condicionantes se une el cambio en los usos del suelo, ya que el espacio agrario ha conocido la irrupción de segundas residencias. Además en las últimas décadas, en el medio rural eldense se ha producido la ocupación de espacios lindantes con caminos que ocupan lechos de ramblas. Según lo anteriormente indicado, podemos diferenciar los espacios de riesgo siguientes: a) Tramo bajo de las ramblas de Caprala y Aiguarrius; b) Tramo bajo de la Rambla de Puça o dels Molins; c) Tafalera Baja; d) Camino de acceso a Polígono 25 y Los Corrales e) Enlace Elda-Sur con la autovía (N-330) y las partidas de El Chorrillo y Agualejas, aunque por la escasa vulnerabilidad de las zonas y la afección a restos patrimoniales excederíamos los límites de este trabajo. a) Tramo bajo de las ramblas de Caprala y Aiguarrius La primera desciende desde la Sierra de la Argueña, mientras la segunda, recoge las aguas de la umbría de la Sierra del Caballo y desagua en Santa Bárbara. Estas ramblas conllevan más riesgo en la Partida de la Horteta que en la de Puça, al carecer de encauzamiento el río en la zona donde se alimenta. b) Tramo bajo de la Rambla de Puça Las ramblas, son cauces secos la mayor parte del año, pero capaces de transformarse en una avalancha de lodo y piedra en un escaso inter valo de tiempo, paradójicamente, son lugares que han sido objeto de poblamiento desde épocas ances trales. La Rambla de Puça, también conocida como dels Molins, se alimenta a través del Barranco de Les MEDIO AMBIENTE 56 alborada Covetes, del Badallet, de la Gurrama y del Frare desde la zona de Catí recogiendo las precipitaciones a más de 1.000 metros de altura, concediendo un importante caudal y potencial de arrastre. Cerca del núcleo urbano de Petrer se le une la Rambla de l´Almadrava y viene a desaguar a la altura del Barrio San Rafael en la Partida de La Horteta (curioso nombre que signifi ca huerta). Este espacio ha sido desde siempre un punto de incidencia de riesgo por inundación, aunque en menor medida que los cauces arriba indicados, ya que se ve amortiguado desde la creación del cauce artifi cial del río, pero aún así al fi nal de la citada rambla algunas viviendas se ven expuestas a importantes crecidas. c) Tafalera Baja Esta parte se vio gravemente afectada durante la riada de 1982 por ser zona baja dentro del lecho de inundación del río. En la actualidad ha disminuido considerablemente este riesgo tras el encauzamiento artifi cial del río. d) Camino de acceso a Polígono 25 y Los Corrales En este lugar la misma vía de acceso a las viviendas de la partida rural ocupa el lecho de la rambla de La Melva, con lo que frecuentemente se ve anegada por la crecida de dicha rambla. e) Enlace Elda-Sur con la autovía de Levante (antigua N-330) El enlace sur de Elda con la N-330 en dirección a Madrid ocupa de forma transversal parte del lecho del Barranco de Bateig, que tiene su cabecera en la cercana Sierra del Cid. Los imbornales que existen son insufi cientes para evacuar las aguas pluviales, convirtiéndose en un espacio de gran acumulación y extrema peligrosidad sobretodo debido al importante tráfi co rodado que se da en la zona.“… el desbordamiento del río en las proximidades de Elda inundó casas de campo y chalets en las zonas de La Jaud, Almafrá y el Barranco de Batech” 6 2. Riesgos en áreas urbanas El profesor Gil Olcina (1986) describe con gran acierto cómo se convierten ciertas calles ante una crecida considerable: “…la extraordinaria violencia de la precipitación, que devolvió por unas horas, a una serie de calles su antigua condición de barrancos, que, desprovistos de cauce ocasionaron víctimas mortales, extensas anegaciones y daños cuantiosísimos.” Cabe destacar en este aspecto la inadecuada planifi cación del entramado urbano con inmuebles y estructuras que se han realizado de forma transversal a bajantes naturales que desde siempre han hecho la función de desagües. Así podemos observar lo que ocurre con el Camino del Gingoler en la Partida de La Almafrá que anega la Avda. del Mediterráneo a la altura de la rotonda del Club de Campo. En esta zona existen dos imbornales insufi cientes para la evacuación de las aguas pluviales que proceden de dicho camino-barranco. Dentro del núcleo urbano, conviene destacar tres calles que son bajantes naturales. • Avda. José Martínez González (Gran Avenida) Arteria principal de comunicación entre la conurbación Elda-Petrer, que recoge las aguas de lluvia desde la Foia y desagua a través de las calles Padre Manjón y Virgen de los Desamparados. La longitud de la bajante y el pronunciado desnivel, y la construcción del Parking subterráneo, serán factores decisivos para su inundación. • Calle Jardines-zona centro Es un dato curioso que este vial urbano recorrido antaño por una acequia, marcara el límite físico entre el centro histórico antiguo y las ampliaciones decimonónicas de la villa. Fue, asimismo, la antigua carretera nacional y camino hacia Petrer. Esta arteria recoge las aguas pluviales que descienden de la población vecina desde Jaime Balmes, y Camino Viejo de Elda, y desde Elda Santa Bárbara, Numancia y el Altico San Miguel. Parte de los crecientes siguen hacia Pedrito Rico y Purísima. Famosa fue la riada de 1993 donde Abnegación de la vía de acceso a Corrales-Polígono 25. 57 esta calle parecía una auténtica rambla llegando el agua a mover algunos vehículos. En los años 1982, 1993 y 1997 la zona centro, se vio seriamente afec tada por las crecidas. Llegando a alcanzarse en el primer y último año citados más de medio metro de agua en algunos comercios (Modas Piluca) la inundación del Parking del Mercado Central, la saturación de la calle Juan Carlos I, así como la Plaza Sagasta y el cruce con Jardines. En la actualidad la calle Juan Carlos I posee unos imbornales, concretamente, en el espacio que linda con Petrer, dispuestos de for ma transversal a la vía, por lo que se considerarían bastante efectivos, reduciendo el riesgo de que se vuelvan a producir los efectos ocasionados a finales del siglo XX. • Calle Dos de Mayo Ésta quizás es la más destacable desde el punto de vista histórico, pues to que es bajante natural y con una pendiente reseñable, recoge aguas pluviales de Santa Bárbara y del Altico San Miguel. Vinculada en par -te al Convento de Ntra. Sra. De los Ángeles y al Depósito Viejo, ya que el sobrante de aguas bajaría por esta calle a regar el antiguo Huerto de los Condes ubicado entre Andrés Amado, Ricardo León y Almazaras. Curiosamente esta calle desemboca Imbornales transversales en calle Juan Carlos I. MEDIO AMBIENTE 58 alborada en el Barrio de El Huerto, que fue ampliación de la huerta de Elda en el siglo XVII. Consideraciones fi nales El principal objetivo de este artículo es resaltar las posibles zonas de riesgo de inundación en el municipio de Elda. En este sentido, los autores han procurado efectuar un análisis del territorio destacando los espacios vulnerables a las crecidas del río, ramblas y bajantes de agua que afectan a nuestro término municipal. Tras este estudio hemos detectado la ausencia de imbornales, su escaso número o reducidas dimensiones, en zonas críticas como por ejemplo, la Gran Avenida y calles Jaime Balmes-Jardines. En la intersección entre las calles Petrer y Jardines se produce la unión de dos bajantes Cruce calles Jardines-Petrer, punto crítico. 59 NOTAS 1-NAVARRO PASTOR, A., Historia de Elda. T. I, Caja de Ahorros Provincial, 1981, pág.343. 2-SEGURA HERRERO, G y JOVER MAES TRE, F.J., El poblamiento prehistórico en el Valle de Elda . C.E.L.,1997, pág.32. 3-VALERO GARCÍA, J.C., “Vías pecuarias y movimientos de ganado en nuestra comarca”, Revista Eco Eco , Nº1, La Reserva, Otoño 2010, pág.11. 4 – Según Clasificación de Köpen-Geiger 5 y 6 -PÉREZ GARCÍA-TORRES, A.P.et al., “La prensa como fuente para el estudio de los episodios de inundación”, Agua ceros, aguaduchos e inundaciones en áreas urbanas alicantinas, Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2004, pp.37-84. BIBLIOGRAFÍA - FRANCO ALIAGA, T., Geografía física de Espa- ña, 2004, UNED - FRANCO ALIAGA,T., Atlas Temático de Espa- ña, 2004, Proyectos Corindón, S.L. Madrid. - NAVARRO PASTOR, A., Historia de Elda, 1981. Caja de Ahorros Provincial, T.I, pp.342-345; T.II. pp.17 et 67-69. - OLCINA CANTOS, J., Tormentas y granizadas en las tierras alicantina. 1994. Universidad de Alicante. - OLCINA CANTOS, J., PÉREZ GARCÍA-TO- RRES, A.P. y POVEDA MARTINEZ, R.M., “La prensa como fuente para el estudio de los episodios de inundación”. Aguaceros, aguaduchos, e inundaciones en áreas urbanas alicantinas . 2004 Universidad de Alicante, pp. 37-84. - PÉREZ GARCÍA-TORRES, A.P.,“Avenidas flu- viales e inundaciones en Petrer en el tránsito de los siglos XIX y XX”. Revista Festa , 2000, Ajuntament de Petrer, pp. 27-32. - PÉREZ GARCÍA-TORRES, A.P., “Avenidas flu- viales e inundaciones en el Medio Vinalopó en el tránsito de los siglos XIX y XX”. Inves tigaciones Geográficas, nº 26. 2001 Univer sidad de Alicante, pp. 169-179 - PÉREZ GARCÍA-TORRES, A.P. y RICO AMO- RÓS, A.M.,“Riesgo de inundación en los es pacios urbanos del Medio Vinalopó”. Agua ceros, aguaduchos, e inundaciones en áreas urbanas alicantinas, 2004 Universidad de Alicante, pp. 387-434 - PRIETO CERDÁN, A., Documento consultivo para el proceso de evaluación ambiental es tratégica y estudio de paisaje de la revisión del P.G.O.U. de Elda (Alicante). COTA AMBIENTAL, S.L. 2008 - RODRÍGUEZ VAQUERO, J.E., “Aproximación a un glosario básico para el estudio de los usos del agua en el sureste de la Península Ibérica”, Nimbus, nº 5-6, 2000, Universidad de Almería, pp. 71-90 - SEGURA HERRERO, G y JOVER MAESTRE, F.J., El poblamiento prehistórico en el Valle de Elda . C.E.L.,1997. - VALERO GARCÍA, J.C., “Vías pecuarias y mo- vimientos de ganado en nuestra comarca”, Revista Eco Eco, Nº1, La Reserva, Otoño 2010. -Diario Información . 5 de agosto de 2011. -Diario Información . 14 de septiembre de 2012. -Diario Información . 15 de septiembre de 2012. -Diario Información . 2 de octubre de 2012. CARTOGRAFÍA - Mapa Topográfico Nacional, I.G.N. Hoja 871-I (55-67) Elda 1:25.000, 1999. - NAVARRO GUILLÉN, H. (Coord.) Petrer, Tie- rra y cielo, 1:8.000, 2005, Alvent Comunicació. - Callejero Elda-Petrer , Edición 2005. CARTOGRAFÍA - Juan Carlos Valero-Ana Pilar Pérez INFOGRAFÍAS - Valero García, J,C. GLOSARIO AVENIDA.- Crecimiento repentino del caudal de un río y en consecuencia de su velocidad. Puede ser por motivos naturales (lluvias) o artificiales (rotura de una presa). También recibe el nombre de: riada, crecida, creciente o ejarbe. B A R R A N C O. - Grieta profunda o sur co excavado verticalmente sobre el terreno debido al arroyamiento concentrado de las aguas de lluvia. CAUCE O LECHO FLUVIAL.- Es la parte del fondo de un valle por donde discurren las aguas en su curso, a sus confines laterales se les denomina riberas. C AUDAL . - Volumen de agua que transporta un río en un lugar concreto y en un momento dado. CUENCA FLUVIAL.- Área drenada por un río y sus afluentes. CUENCA HIDROGRÁFICA.-Es el te- rritorio en que las aguas fluyen al mar a través de una red de cauces secundarios que convergen en un cauce principal único. ESCORRENTÍA. - Corriente de agua que se desborda al rebasar su cauce natural o artificial. Puede ser difusa o concentrada. EVAPOTRANSPIRACIÓN.- Es la emi- sión de agua a la atmósfera por la evaporación directa del suelo y la transpiración vegetal. RAMBLA.- Cauce por donde circulan las aguas crecidas de las tormentas en climas áridos. muy importantes, y los imbornales para su evacuación consideramos que son insuficientes para evacuar el agua circulante. Este hecho se ve corroborado en innumerables ocasiones por la inundación de los locales comerciales que hay en este punto. Asimismo, se han detectado es tructuras de construcción reciente con escasa planificación, como el Parking de la Gran Avenida cuyos ac cesos y salidas de coches se han realizado a favor de la crecida del agua. Este hecho motiva la inundación de dicha instalación cada vez que llueve de manera torrencial. Además existen zonas como la Avda. Mediterráneo que sufren inundaciones constantes a la altura de la rotonda del Club de Campo a pesar de haberse realizado obras destinadas a evitarlas, y problemas de incomunicación con el núcleo ur bano por parte de los vecinos de la Partida de los Corrales y Polígono 25, por anegación de su camino de acceso. a MEDIO AMBIENTE 60 alborada L a algarroba, junto con la almendra y la aceituna, constituyen tres pilares muy importantes de alimentos de subsistencia que, en nuestra comarca, se han cosechado a lo largo de la historia. En el presente artículo, dada su extensión, nos centraremos en el algarrobo. Haremos un recorrido en el tiempo para ir comentando y describiendo el origen, la historia y leyendas, también sobre los distintos usos y muchas utilidades que ha tenido y tiene el algarrobo desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. DESCRIPIÓN CIENTÍFICA ESPECIE: Ceratonia siliqua. L. FAMILIA: Leguminosas, (subfamilia: Cesalpinoideas ). OTROS NOMBRES COMUNES: Algarrobera, garrofero, garrofo, garrover, algarrobo, quilate, pan de S. Juan Bautista, etc. DESCRIPCIÓN DE LA PLANTA: Es un árbol de hoja perenne, de 7 a 10 m de altura, con tronco recio y suele partirse en gajos, corteza gris oscura. Sus hojas coriáceas, compuestas pinnadas con 2-5 pares de foliolos ovales de color verde brillante por el haz, y más claro por el envés. Las fl ores son pequeñas y de color verde, reunidas en racimos que penden de ramas viejas, 0 del tronco. El fruto es una legumbre colgante que madura en verano, ligeramente arqueada de unos 2-3 cm. de ancha y hasta 20 cm. de larga; coriácea, brillante y color marrón chocolate en la madurez. En su interior encierra una pulpa áspera y dulce, y de 12 a 16 semillas parduzcas, ovoideas y aplanadas. ORIGEN Sus orígenes podrían estar en toda la zona del Mediterráneo, si bien otras fuentes sitúan su origen por la zona de Arabia y Siria, ya que al parecer fueron los árabes los que lo introdujeron por todo el arco Mediterráneo. En la actualidad los principales productores de algarrobas en el mundo, según datos FAOSTAT (FAO) de 2004, son por este orden: España, 67.000 t., Marruecos, 26.000 t., Italia. 24.000 t. Portugal, 20.000 t., Grecia, 19.000 t., Turquía, 14.000 t., Chipre, 7.000 t., etc. ETIMOLOGÍA El nombre Ceratonia, proviene del vocablo griego keratonia, de keros , keratos , ceras, que designa el nombre de Antonio Lozano Baides El algarrobo, árbol de salvación 61 cuerno (por su semejanza, cuando están secas y curvadas, a un cuerno). Por otra parte, en árabe es querat o quirat y en semita karat. De aquí proviene la palabra quilate (que es la unidad de medida en joyería, para pesar las perlas y piedras preciosas, pues curiosamente sus semillas que suele oscilar entre 195 y 200 miligramos, aproximadamente, es lo que le confieren una gran fiabilidad, por tanto una diferencia mínima. Esta medida se aplicó tanto en joyería como en las antiguas boticas y también por alquimistas por su gran precisión; en cuanto al oro, se utiliza para designar su pureza en una aleación; el oro puro tiene 24 quilates). El quilate equivale a cada una de las veinticuatroavas partes en peso que contiene de oro puro cualquier aleación de este metal y que a su vez se divide en cuatro gramos. HISTORIA Comienza en Egipto, donde según algunas investigaciones formaba parte de la dieta de los faraones. Así parece, según consta en el papiro Anastasi IV donde desglosa los ingredientes de un gran banquete que dio un faraón de la XIX dinastía, en el que figura pulpa de algarroba como uno de esos ingredientes; quizás por su agradable sabor. También se tiene constancia del empleo del algarrobo, como uno de los ingredientes del famoso garum (un plato que en la antigüedad consumían griegos, romanos y fenicios; los ingredientes eran principalmente de vísceras de pescado macerados tales como esturión, morena, atún, etc. Y variados ingredientes para aderezar la salsa como varias plantas aromáticas y las algarrobas maceradas con miel. Siguió consumiéndose en la edad media, como un gran plato llamándolo: morri , en Al-Andalus, que al mezclarlo con vino se denominó: vinogarum). CRÓNICAS LOCALES DEL VALLE En épocas algo más cercanas, Antonio Josef Cavanilles, en su magnífica obra: Obsevaciones sobre la histora natural del Reyno de Valencia, del año 1795; en la página 258 referente a Elda nos narra con gran precisión y todo lujo de detalles la vida y costumbres de los eldenses de la época. Centrándonos en el tema, dice textualmente en uno de sus párrafos: “ Vense allí hermosas viñas y algarrobos cultivados con inteligencia, cuyos frutos se aseguran con riegos, podas y labores: las moreras, frutales y hortalizas vegetan con lozanía, y corresponden á los afanes de aquellos hombres infatigables.” Esto nos da idea de la importancia que pudo tener el algarrobo en la agricultura de los eldenses de antaño. Debió de cultivarse de forma extensa a tenor de esta cita, junto con los otros cultivos de los que sí se tienen más datos y constancia documentada. Del algarrobo en cuestión no se disponen de datos de las cosechas por el momento, pero como podemos contemplar hoy en día los encontra- mos de forma dispersa por toda la comarca; pues siendo un forraje para la ganadería, también en épocas de sequías y malas cosechas agrícolas en general, este árbol poco exigente de agua que suele dar buenas cosechas de algarrobas cada dos años, constituía una alternativa y fuente impor tante en la alimentación de subsistencia y de socorro, utilizándolo para hacer las llamadas gachas, cuyo ingrediente era harina de semillas de algarroba (garrofin E-410, clasificación europea de aditivos alimenticios ). ARCHIVO MUNICIPAL En el Archivo Municipal de Elda, existe un acta de marzo de 1813, de la sesión de cabildo en la que el regidor cuar to informó acerca del remate de las raciones de campaña a favor de un vecino de Elda: Juan Sempere y Guarinos (coincidencia en nombre y apellidos con nuestro notable eldense, pero se trata de otra persona) que participa en una subasta, para suministrar las raciones de campaña de unas tropas que pasaron por la villa. Juan Sempere ganó el remate (nombre que se daba la ganador de la subasta). Estas raciones consistían en la siguiente relación: pan, menestra o etapa, (ración de legumbres secas que se suministraba a la tropa en campaña), paja y garrofa (algarroba) rematando la subasta en 19,5 reales de vellón. Después de varias discrepancias con el Ayuntamiento, se le convoca para comparecer por el tema de la subas ta. Sempere alega encontrarse enfermo, según el alguacil ordinario que le visitó. Los señores del Ayuntamiento, el regidor decano actual y el secretario pasaron por casa de Sempere para notificarle la resolución. Tras una exposición y argumentación por parte de J. Sempere sobre las diferencias con el Ayuntamiento en cuanto a las raciones. El regidor decano, propuso que: “Sempere siga con las raciones al precio corriente que tengan diariamente quedando a su favor el aumento del peso que hay del Valenciano al Castellano, y por cada arroba de harina ha de darse veinte MEDIO AMBIENTE 62 alborada y una raciones de pan, abonándole la arroba de harina, por el Ayuntamiento pleno”, posteriormente Juan Sempere y Guarinos, sería alcalde de Elda en el año 1835.Por último, dentro de estas crónicas del valle; en la última Revista Festa , de Petrer de 2012, en el artículo: “Petrer en el segle XVII: una gastronomía de subsistencia ”, de Brauli Montoya Abat. Donde expone una serie de hechos muy interesantes, acaecidos y relacionados con la gastronomía de la época. En uno de estos relatos, según el Libro de Consell de 1616 - 1648, transcribo parte del escrito: “ ( …També fonch proposat per dits jurats que lo dia del Gloriós St. Bertomeu és a vint-i-quatre del present y se a de fer la fecha com a patró a patró qui és de dita vila (…)E tots los dits consellers determinen que la festa del present any del Gloriós de St. Bertomeu la fasen los jurats en esta forma: que prenguen de propris de la vila quinse lliures y es fasa la plega, y ab lo que se aplegará y lo que-s dona porte tre groses (de) coets, tres arroves [de] pólvora, [un]predicador y [un] menestral, y fasen dita festa los dits jurats, comforme esl parecerá, al dit sant. El segundo hecho és el tipop de alimento que envian de Alicante (garrofes) para cubrir un caso de necesidad (28 de septiembre de 1631): Fronch proposat per aquell que el any va tan estéril que la pobra gent no té remey i que li pareix que será benifet dels pobres que ay en Alacant garrofes, i que prenga la vila expedient de buscar hun poch de diner a canvi o com puga per aprende tre-sentes o quatre-sentes [arroves?] de garrofes per a que dipositades ca huna casa, la pobra gent puga comprar-ne a lliures per a remediar-se. I voten i determinen que busquen los jurats mil reals per a ver de comprar dites garrofes (…). Al parecer, según se desprende del escrito en aquella época, no había plantaciones de algarrobos, al menos en cantidad, ya que hay que traerlos desde Alicante para cubrir las necesidades más perentorias que tenían algunas gentes. LITERATURA San Juan Bautista, según las escrituras, se alimentó de langostas, miel y frutos de algarroba, según algunas fuentes, por este motivo se le denomina también como: “pan de San Juan”; mientras peregrinó por el desierto. El algarrobo se le considera en algunos ámbitos, como un símbolo de iniciación y redención. También en un fragmento del Evangelio de Lucas, 15, Parábola del hijo pródigo. (… “De resultas púsose a servir a un morador de aquella tierra, el cual le envió a su granja a guardar cerdos. 16. Allí deseaba con ansia henchir su vientre de las algarrobas que comían los cerdos: y nadie se las daba”). Enric Valor, Rondalles valencianes , “El jugador de Petrer”. Nos narra un bonito cuento de un jugador de Petrer en lengua valenciana ubicando la trama por todo un entorno paisajístico como es: El Clot de Catí, Molino de la Reja, Sierra del Caballo, Peñas de Camara, y las poblaciones de Elda, Monóvar etc. El personaje del cuento llamado Pere Mestre, un jugador empedernido que la ludopatía del juego le hace perder toda su fortuna. Se propone vender su alma al demonio, un tal Capralec el Fi, que vive en la sierra de Castalla. Una vez de debatir los términos del trato con Capralec, a cambio de volver a ser rico y otros benefi cios, en contraprestación Pere le entregaría el alma a Capralec, al cabo de 11 años. Don Pere acepta, pero le pone una pequeña condición, que le entregaría el alma cuando no queden algarrobas en los algarrobos. El diablo le sorprende ese capricho pero acepta. Después de alcanzar todos sus sueños de riqueza y grandeza, transcurrido el plazo puesto por Capralec se presentó para reclamar su alma. Ese año fue un magnífi co año de algarrobas, el demonio le alargó un mes más el plazo, para asegurarse que no habría ninguna algarroba en los árboles, comprobando que todas estaban en el suelo, Don Pere, le hace hincapié de que los diablos tienen fama de serios y formales con los tratos pactados, y le invita para que juntos observen si quedan algarrobas en los árboles, caminan por el camino de Elda, donde encuentran unos algarrobos como iglesias, Don Pere le muestra a Capralec el Fi, una cantidad de pequeñas algarrobas verdes y tiernas, haciéndole ver que siempre hay algarrobas en el árbol, cuando no secas y maduras, verdes y tiernas. Aquel demonio vivía en las tierras altas donde no había algarrobos, por lo que desconocía por completo las fases de crecimiento del citado árbol. Don Pere, le dijo al diablo que si no le agradaba el trato lo cumpliera por su ignorancia, el diablo enfurecido no las tenía todas consigo, Pere se encomendó a Sant Bonifaci. 63 Y Capralec, tembloroso admitió su ignorancia y le dio la razón. Don Miguel de Cervantes, en Don Quijote de la Mancha segunda parte, en un párrafo del capítulo XIII dice: “-Vuestra merced sí que es escudero fiel y legal, moliente y corriente, magnifico y grande, como lo muestra este banquete, que si no ha venido aquí por arte de encantamento, parécelo, a lo menos; y no como yo, mezquino y malaventurado, que sólo traigo en mis alforjas, un poco de queso, tan duro, que pueden descalabrar con ello a un gigante; a quien hacen compañía cuatro docenas de algarrobas y otras tantas de avellanas y nueces, mercedes a la estrecheza de mi dueño, y a la opinión que tiene y orden que guarda de que los caballeros andantes no se han de mantener y sustentar sino con frutas secas y con las yerbas del campo”. COMPOSICIÓN Y UTILIZACIÓN El principal componente es goma de garrofín que es producto mucilaginoso. También la harina obtenida del endospermo de la semilla de algarroba, utilizándola en la industria farmacéutica como espesante y gelidificante. Las algarrobas contienen vitaminas (A, B y D) y minerales (calcio, hierro, fósforo, magnesio y potasio)La actividad hipolipemiante (especialmente con la disminución de las LDL) de la goma de garrofín, empleada como coadyuvante en tratamientos de hipercolesterolemia. Por su poder espesante, la goma de garrofín se utiliza en tratamientos de regurgitación y reflujo. Por su capacidad de absorción de agua, se usa como antidiarreico y al mismo tiempo puede utilizarse como laxante suave para regular la función intestinal, dependiendo en cada caso las cantidades administradas. Como condimento, se emplea en multitud de platos dándoles más consistencia dada su condición de espesante, sobre todo en tratamientos dietéticos para dar sensación de saciedad. Verdes son astringentes. También utilizado como sucedáneo del cacao es un diluyente del mismo y aportando el sabor de su pulpa dulzona. Tostadas se emplean en vez de café y en cocimiento contra enfermedades bronquiales. En algunos lugares reducida a polvo y quemada el humo sirve para aliviar el asma. En Hispanoamérica se emplean sus semillas para preparar una bebida llamada chicha. Su corteza rica en taninos se emplea para curtir cueros. En la química textil, papelera y la cosmética también se utilizan algunos derivados, como por ejemplo para la elaboración de cremas de afeitar y betunes para el calzado. En cuanto a la madera, es dura y apreciada en ebanis tería pues se trabaja muy bien. Hay un plato muy popular antiguamente denominado gachas, cuyo principal ingrediente son las algarrobas; y que hoy en día se sigue preparando sobre todo en la Región de Murcia. Así como sus hojas se emplean también, para la preparación de encurtidos por los taninos que contienen. Como podemos apreciar, de este producto se puede aprovechar todo, siendo un árbol poco exigente en cuanto a cuidados y adaptable en distintos tipos de terrenos, aguantando perfectamente la escasez de agua y el calor extremo; por tanto idóneo para nuestro clima. Según las últimas noticias el algarrobo se encuentra en peligro, ya que está disminuyendo la producción por el desplome del precio que oscila sobre los 0,20 euros/kg, en la actualidad en 2006 su precio era de 0,60 euros/kg En los últimos 5 años se han abandonado un 30% de las explotaciones. Valencia (el Camp de Turia y otras zonas del interior) es una zona de mucha producción. La proliferación de productos sintéticos procedentes de China, más baratos y propiedades similares, están contribuyendo a su caída, aunque no le superan en calidad las gomas, Guar, Cassia , etc. a MEDIO AMBIENTE 64 alborada L a ilusión de casi todo eldense, como la de todas las gentes que viven en ciudades industriales, es la de tener un día su casita en el monte. Un lujo que está normalmente vetado para la clase trabajadora por el elevado coste que ello supone. Sin embargo, en Elda tenemos la suerte de que un día, allá por el año 1968, unos cuantos montañeros del Centro Excursionista Eldense en su excursión de los domingos parasen a almorzar en el lavadero de la fi nca denominada Rabosa, en el término municipal de nuestra vecina Petrer, y decidiesen ante la belleza del lugar intentar la compra de la fi nca que más tarde constituiría el Parque de Montaña “Daniel Esteve”, quedando su antiguo nombre arraigado como nombre popular, nuestra querida Rabosa. Tras el nacimiento de la idea llegaron tres años de arduos trámites y complicados papeleos; por fi n en octubre del año 1971 las negociaciones daban sus frutos y se fi rmaba un contrato de compraventa, compromiso que se consumaba más tarde, en mayo de 1973, con el otorgamiento de la escritura defi nitiva. Nació en ese momento la posibilidad de que todo eldense, y demás afi cionados de los alrededores que aman la naturaleza, tuvieran su casa en el monte. Hoy, cuarenta años después, Rabosa es lugar de referencia para las gentes de nuestro valle, tanto para celebrar esos días de convivencia entre familias, peñas de amigos, grupos de montaña y un largo etcétera, como para montañer@s que utilizan el lugar como centro de excursiones. El Parque de Montaña tomó nombre del gran precursor de la idea, don Daniel Esteve, y forma con el trabajo que aportó todo su equipo (directiva del CEE), así como con el sacrifi cio que supuso para los socios de la entidad el poner 20 pesetas al mes durante dos años y medio, es decir, 600 pesetas cada uno, Miguel de Juan Villalba Rabosa, nuestra casa en el monte Casa de Rabosa. La era de la ermita. 65 un capital importante para ellos en aquellos momentos, pero que dieron por bien empleado al calibrar el importante fin al que estaba destinado. Hay que quitarse el sombrero ante aquellos hombres y mujeres que entonces dirigían el CEE y que en esos mismos años acometieron la compra de terrenos y posterior cons trucción de la Ciudad Deportiva, instalaciones que han sido desde entonces el gran complejo deportivo de nuestra ciudad, ¿Qué eldense no ha practicado alguna vez algún tipo de deporte en el “Centro” o nadado en sus piscinas cuando llega el verano?, pero esta es otra cuestión; la evolución de la Ciudad Deportiva, merece un capítulo aparte. Volviendo a nuestra casa en el monte, es Rabosa un lugar donde se pone de manifiesto de manera clara lo acogedora que suele ser la gente de montaña, ya que siendo propiedad del CEE y estando pagado durante estos cuarenta años sus gastos por todos los socios del club, está a disposición de todos los usuarios a quienes sólo se les pide respeto a las instalaciones y a la naturaleza que la rodea por todas partes. Gran centro de excursiones por la zona, cada semana montañeros y montañeras de toda la provincia, y aún de más allá, se citan en los aparcamientos de nuestro Parque de Montaña para desde allí subir a Rasos de Catí, El Cid, Maigmó, Guisop, Despeñador, realizar el tranquilo paseo hasta Rincón Bello, etc. Al finalizar el recorrido tendrán la suerte de poderse lavar, refrescar o comer en un entorno privilegiado. Varios lugares del Parque forman parte del lenguaje habitual de la gente de montaña, así el Refugio de San Bernardo, el Pinico Enfermo, la Bola, la Cueva (sumidero) del Barranco de Cholí, el Cantal de Moro, etc. son nombres que suenan familiares a casi todos. Son dignas de mención también sus popularísimas barbacoas, que han visto elaborar miles de gachamigas, parrilladas de carne o paellas, dando paso luego a agradables tertulias gastronómicas sentados en los bancos de madera de los salones de la casa-refugio. También debo destacar que allí se han acogido dos Marchas Nacionales de Montañeros Veteranos, la gran fiesta anual de la Federación Española de Montaña: una en 1987 como punto de salida y llegada cuando el CEE cumplía 30 años y otra en 2007, como punto de paso y lugar de almuerzo, en la celebración del cincuentenario, participando en ambas alrededor de 1.000 montañer@s venidos de toda España. Toda casa en el campo o monte tiene su jardín y Rabosa no iba a ser menos; el inmenso “jardín” de nues tra casa se compone de infinidad de especies de plantas silvestres que se distribuyen a lo ancho y largo del El Keuper. Escalando en el Cantal del Moro. MEDIO AMBIENTE 66 alborada Parque en función del terreno. Así podemos ver amplios lentiscares (pistacia lentiscus), numerosas adelfas ( nerium oleander) y algunos núcleos de helechos de los géneros polypodium y adiantum en el Barranco de Cholí; cercanos al mismo barranco aparecen los terebintos (pistacia terebinthus) con sus inconfundibles agallas rojas en forma de cuerno, detalle por lo que se les conoce también como cornicabras, que acompañan a espigadas esparragueras que se estiran enmarañándose en sus propios tallos buscando el sol en esa zona muy de umbría. En el barranco de Nadalets, donde se encuentra el que fuera primer refugio del CEE, la cueva de San Bernardo, madroños monumentales (arbutus unedo) de formas arbóreas cobijan el monte bajo compuesto de estrato herbáceo impregnado de aromáticas como el tomillo (thymus vulgaris), tomillo ma-cho ( teucrium capitatum), zamarrilla (teucrium homotrichum), romero (rosmarinus offi cinalis). También encontramos en Nadalets la rara cuchilleja (bupleurum gibraltaricum), centaura mayor ( centaurium erithraea) y el también escaso en estas tierras durillo (viburnum tinus), arbusto de fl oración espectacular, razón por la cual varias de sus especies son utilizadas para adornar parques y jardines. Andando por el citado barranco en más de una ocasión he podido observar la espectacular fl oración del timó reial (dictamnus hispanicus) y captar su peculiar olor anisado, también a su familiar cercana, la ruda (ruta graveolens ) que, a diferencia de “su primo” el timó reial, tiene un aroma más bien desagradable. Las laderas de Castellarets, pequeño monte cuya silueta emula al cercano y espectacular Cid, nos aportan el cantueso (thymus moroderi ) planta que propaga en el aire entre mayo y junio su exquisito aroma a la vez que nos obsequia con una formidable combinación cromática; de entre sus brácteas color púrpura oscuro emergen pequeñas fl orecillas de un delicado color rosa, ambas cosas componen una bella imagen imCaminando hacia el Cantal. Las barbacoas. El pinico enfermo. 67 posible de encontrar fuera de nuestra provincia. No son éstas, lógicamente, las únicas plantas del Parque; algunas que durante buena parte del año pasan desapercibidas tienen cada una su momento de esplendor, bien por sus flores como la estepa blanca (cis tus albidus), el romero macho (cistus clusii dunai), la aliaga (anthyllis cyti soides ), fabáceas del género ononis, la castañuela (pallenix spinosa), la or quídea abejera (ophrys fusca) u otras que se distinguen por su porte arbóreo como coscojas ( quercus coccifera ), sabinas (juniperus thurifera), enebros (juniperus oxicedrus), espinos negros (rhamnus lycioides ), acebuches (olea silvestrys ), aladiernos (rhamnus alaternus ) o efedras (ephedra fragilis). Volviendo de nuestro paseo botánico podemos ver en los alrededores del refugio ejemplares jóvenes de encinas (quercus ilex), alcornoques (quercus suber), noga les (juglans regia), pinos piñoneros ( pinus pinea), olmos (ulmus minor), almeces (celtis australis), algarrobos ( ceratonia siliqua), granados (púnica granatum ) y un castaño de indias ( aesculus hippocastanum), fruto de recientes actuaciones de reforestación acometidas por el CEE. Frente a la ermita se alinean una fila de er guidos cipreses (cupressus sempervirens ) que apuntan directamente al cielo, invitándonos a dirigir la vista hacia él y disfrutar de la formidable combinación de colores que forman el verde del paisaje coronado por el azul celeste. En esa imagen veremos que el verde lo aporta especialmente el árbol predominante en el Par -que, es decir el pino carrasco (pinus halepensis ). A los que aún no habéis disfrutado de un día en Rabosa os invito a que lo hagáis y descubráis todo esto que os he contado y a los que ya sois habituales visitantes nada más que puedo añadir que sigáis con la sana costumbre de pasar algún día que otro en ese particular ambiente montañero que se respira en nuestra casa en el monte. Cantueso. El pinico enfermo. Helechos en el barranco de Cholí. a MEDIO AMBIENTE 68 alborada D e los siete principios fundamentales de Cruz Roja, HUMANIDAD, IMPARCIALIDAD, NEUTRALIDAD, UNIDAD, UNIVERSALIDAD, INDEPENDENCIA Y CARÁCTER VOLUNTARIO, es este último el más importante, ya que sin él, sería inviable la función humanitaria que desarrolla. Por eso voy a dedicar este artículo a intentar destacar la labor de los voluntarios de nuestra Asamblea Local. Cuando se creó Cruz Roja en Elda, fueron voluntarios quienes procedieron a realizar todas las actividades humanitarias que en principio se podían hacer en nuestra Asamblea. La creación de la brigada ciclista y el trabajo realizado en la clínica fueron atendidos por voluntarios. Los doctores Rico Jara, Salgado y Nogueroles realizaban frecuentes intervenciones a cuantas personas de clase humilde acudían a la clínica. Más tarde, el dispensario médico atendido por el Dr. Antonio Porpeta, auxiliado por los practicantes D. Enrique Román y D. José Mª Vera, voluntarios todos ellos, hacían más fáciles las ayudas a las gentes más desfavorecidas. Posteriormente, fue el Ejército el que dio la posibilidad de realizar el Servicio Militar en la Cruz Roja, con lo que al ser voluntaria la realización de la “mili” en nuestra organización, no faltaba personal para realizar todas las actividades. Más tarde, Cruz Roja se dotaba de voluntarios procedentes de la objeción de conciencia, que realizaban los servicios a la comunidad desde aquí. Al fi n y al cabo, tanto los militares como los objetores se benefi ciaban de la realización de sus obligaciones, dentro de su ciudad. Pero al desaparecer éstos, la Cruz Roja tiene que volver a sus principios trabajando sólo con voluntarios puros. En aquellos momentos nos preguntábamos si podíamos seguir funcionando de esta manera. Pero la duda pronto desapareció pues, desde entonces, no han faltado voluntarios que han llevado, y siguen llevando la nave, hacia buen puerto. Este artículo va dirigido a agradecer a todos aquellos voluntarios que durante los 110 años de existencia de C.R. en Elda, han dejado a un lado horas de ocio y/o de estar con la familia, para ayudar a los más vulnerables de nuestra ciudad. José Mª Maestre Navarro Lo más importante de Cruz Roja: los Voluntarios 69 Durante todos estos años los voluntarios han estado dispuestos incondicionalmente a ayudar en todos los casos: desgracias, inundaciones, naufragos de las pateras, inmigrantes, urgencias etc., dándose, en algunas ocasiones, acciones heróicas, como el caso del acto de valor demos trado en el cumplimiento de su deber, por el voluntario Miguel Ángel Campayo Martínez, cuando rescató a dos niños de una casa incendiada. Hay un spot publicitario en el que se presenta una explosión en una zona habitada y todas las personas huyen despavoridas y voluntarios de C.R. se dirigen a aquel lugar para ayudar. Éste es el carácter del voluntario de Cruz Roja. Las actividades que se desarrollan en nuestra ciudad, tales como atención a personas mayores, refugiados e inmigrantes, toxicómanos, afectados de VIH-sida, población reclusa, niños y jóvenes, alimentos para la solidaridad, educación y cooperación internacional, no se podrían realizar si no fuera por nues tros voluntarios. En nuestra ciudad, todos los voluntarios son importantes, pero destacaría a los más involucrados, para los que C.R. ha sido su ideal y han sido ejemplo para todos los demás. Tengo que mencionar a D. Narciso Catalán, D. José Deltell, D. José Mª Alarcón, D Juan José Primo, D. Lorenzo Más, D. Ezequiel Deltell D. José Miguel Bañón, D. Juan y Alfonso Rubio y a tantos y tantos voluntarios que merecen ser nombrados por su buen hacer. Durante los ocho años de mi presidencia en C.R. he podido saber bien lo que significa ser voluntario, por eso mi gran homenaje a todos los que han pasado por nuestra Asamblea y a los que estoy seguro que seguirán viniendo, para proseguir el trabajo de Cruz Roja, PARA ESTAR MÁS CER CA DE LAS PERSONAS Y AHORA MÁS QUE NUNCA. Gracias a todos los voluntarios. a MISCEL?NEA 70 alborada A bu ‘Abd Allah Muhammad Boabdil, último rey nazarí, capituló en Granada a fi nales de 1491 llorando como un niño tras perder la Alhambra. Para rememorar el fi n de ocho siglos de dominación musulmana, la mayoría de las poblaciones que celebran Fiestas de Moros y Cristianos incluyen, ineludiblemente, en su guión de actos, las guerrillas, alardos, embajadas y asaltos a la fortaleza o alcázar. Elda, desde 1945 a 1959, conoció dos guerrillas con sus correspondientes Embajadas en días diferentes. Con la llegada de 1960, los Moros y Cristianos eldenses perdieron una de las dos guerrillas, lo que hizo que en cuestión de minutos la fortaleza pasara del Bando Cristiano al Moro, y viceversa, al celebrarse ambas embajadas de forma consecutiva. Esta situación la mantuvo la Junta Central de Comparsas hasta 1978. Sin embargo, con la creación en 1976 de la Comisión de Alardos y Embajadas se vieron cumplidas las reivindicaciones de cientos de festeros que exigían la vuelta a las dos guerrillas. Eso se hizo realidad el día 4 de junio de 1979, cuando los fes- tejos volvieron a tener dos alardos. Uno discurrió por la mañana y el otro por la tarde. Pero desde 1980 hasta la actualidad, los alardos eldenses se celebran durante las mañanas del sábado y del lunes, respectivamente. Por otro lado, a raíz de trasladarse las embajadas a la plaza del Ayuntamiento, en 1985, nació el denominado desfi le triunfal, que surgió de manera espontánea al colocarse todos los arcabuceros detrás de la única banda de música que acompañaba a los cargos festeros del bando ganador tras conquistar el castillo. Con el tiempo, también evolucionó el desfi le triunfal al punto de intervenir todas las bandas de música de las comparsas que toman la fortaleza por las armas. Antonio Juan Muñoz Del Estadio al Ayuntamiento Las Embajadas de Elda brillaron cuando dejaron de celebrarse en el campo de fútbol Desde la “heroica” salida en 1944, la esta de Moros y Cristianos de Elda ha experimentado diferentes cambios en su guión de actos, llevándose la palma los alardos, guerrillas, embajadas y el emplazamiento del castillo o fortaleza desde donde se emplea la diplomacia para evitar lo inevitable: la batalla de arcabucería que se inicia tras el parlamento entre los embajadores de la cruz y de la media luna. Sin embargo, las nuevas generaciones no han vivido la decadencia por la que atravesaron los alardos y embajadas cuando la Junta Central decidió celebrar esos actos en un lugar tan inhóspito e impropio como un campo de fútbol. La Mahoma y Antonio Femenías, Embajador Moro (Estadio Municipal 1964) 71 El Alcázar También cambió, en diferentes ocasiones, la ubicación del Castillo de Embajadas ya que, desde 1945 y hasta 1950, la fortaleza se colocaba en unos terrenos situados en el barrio del Progreso, donde se encuentra actualmente el Mercado Central. Sin embargo, de 1951 a 1955 el alcázar se ubicó en la popular Gran Avenida, a la altura de Reina Victoria. Pero en 1956 debido al crecimiento de la ciudad y al aumento del tráfico rodado, el fuerte fue trasladado a la avenida de Chapí, junto a la desaparecida “Fuente de los burros”, donde se mantuvo hasta 1959. Con la llegada de las fiestas de 1960 se produjo algo que Boabdil nunca hubiera permitido: que el Cas tillo de Embajadas se colocara en un lugar tan singular y atípico como un campo de fútbol. Resultaba rocambolesco ver la fortaleza levantada al lado de una de las porterías del antiguo Pepico Amat, un lugar desangelado e inadecuado para el tronío que han alcanzado los Moros y Cristianos de Elda. Campo de fútbol El Castillo de Embajadas, en 1960, se instaló en el campo de deportes El Parque, situado en la zona donde actualmente se ubica el Centro Cívico y Juvenil así como el Museo del Calzado. Concretamente se colocó al lado de la portería situada delante del graderío de La Lobera. Sin embargo, aquella decisión originó el nacimiento de las batallas de arcabucería entre ambos bandos al finalizar sin éxito la diplomacia entre moros y cristianos, que se sucedían en cuestión de minutos, ya que primero se celebraba la Embajada mora y de inmediato la cristiana. Hasta 1963, el castillo se instaló en El Parque, pero al demolerse aquel vetusto campo de fútbol para dar paso al palacio ferial de la FICIA, la fortaleza se levantó en 1964 en el entonces recién inaugurado Estadio Municipal, después denominado Pepico Amat. Desde 1964 a 1982 las Embajadas se celebraron en el terreno de juego donde disputaba sus partidos el Deportivo Eldense. Ese nuevo emplazamiento del alcázar, por razones de sanidad, dejó sin caballos a los embajadores, teniendo que colocarse un púlpito frente al castillo para los correspondientes parlamentos entre moros y cristianos. Coincidiendo con el estreno de un nuevo castillo adquirido por la Junta Central de Comparsas (anteriormente la fortaleza se alquilaba a poblaciones como Castalla, Bañeres, Fuente La Higuera o Muchamiel), las embajadas se trasladaron a otro lugar menos apropiado todavía, ya que se colocó en el campo anexo al Pepico Amat, que sigue siendo de tierra. En aquella instalación tan poco acogedora tuvieron que ingresar abanderadas, capitanes, embajadores, festeros y público para escenificar las dos embajadas durante los años 1983 y 1984. Francisco Ortega, Embajador Cristiano (Estadio Municipal 1964). Francisco Ortega, Embajador Cristiano (El Parque 1960). MISCEL?NEA 72 alborada Plaza del Ayuntamiento En la década de los ochenta surgieron colectivos como la Asociación de Comparsistas San Antonio Abad y los Doce Moros, lo que exigieron un cambio radical en la fi esta eldense. Cada vez aparecieron más festeros que reivindicaron un lugar más digno y respetuoso para representar las Embajadas, solicitando también un día más de fi esta que llegó en 1991.En 1985, y a pesar de que un sector de la Junta Central de Comparsas se mostró receloso, el Castillo de Embajadas se instaló, por vez primera en la historia, en la plaza del Ayuntamiento, lugar donde continúa levantándose cada primavera. Con el cambio de emplazamiento y el tesón de la Comisión de Guerrillas y Embajadas, los alardos crecieron, aumentando al mismo tiempo la participación y brillantez de las guerrillas. El colofón llegó en 1999, cuando se volvió a estrenar un nuevo alcázar, la mejor fortaleza que han conocido los Moros y Cristianos de Elda y que desde entonces puede contemplarse cada año. El último festejo que se incorporó a la fi esta eldense en general, y a las guerrillas y embajadas en particular, fue la Estafeta, prólogo al parlamento que mantienen, durante los dos días de alardos, los embajadores moro y cristiano. La primera Estafeta, donde el moro exigió al cristiano la entrega sin condiciones de Idella, se celebró el 18 de junio de 1994. La Mahoma Desde las primeras embajadas en Elda, en la segunda Guerrilla (tras la Embajada Cristiana) en las almenas del Primera embajada en la plaza del Ayuntamiento (1985). El jinete de la Estafeta enviando un halcón al castillo (2010) 73 castillo formó parte de la fiesta la efigie de la Mahoma, un enorme muñeco vestido de moro, construido sobre un armazón de madera y con una cabeza de cartón piedra, similar a los gigantes y cabezudos. Cuando el alcázar pasaba a manos cristianas se prendía fuego a una traca que finalizaba encendiendo el puro que llevaba en la boca el grotesco muñeco, lo que originaba la explosión de la cabeza de La Mahoma, ante el regocijo de las huestes cristianas. Esa tradición se mantuvo hasta 1965 ya que, con la celebración del Concilio Vaticano II, se optó por suprimir el acto para no herir sensibilidades ni ofender a la comunidad musulmana. Otros actos El alardo eldense también está presente cuando San Antón sale a la calle, bien sea en la denominada Media Fiesta de enero o durante los festejos de Moros y Cristianos en primavera. La tradición de acompañar al Santo con disparos de arcabucería tiene su origen en la soldadesca, antiguos rituales festivos que, desde el siglo XVII, se asociaron a la celebración de fiestas populares, especialmente de las patronales. En los primeros años de la fiesta eldense, en las celebraciones de San Antón y en el traslado del Santo cuando llegaba la fiesta de Moros y Cristianos, se efectuaban salvas con arcabuces. Pero esa costumbre con el paso de los años se diluyó, hasta que el 31 de mayo de 1996 volvió a recuperarse la tradición de acompañar con disparos de arcabucería al Santo en la mañana del viernes de fiesta. Isidro Juan, Embajador Cristiano, y Damián Varea, Embajador Moro, luchando en el castillo actual (2009). Batalla de arcabucería en la plaza del Ayuntamiento (2010). a MISCEL?NEA 74 alborada S inceramente, no me lo esperaba. No. Piensas que pasará de largo, como tantas cosas. Pero te lo diagnostican: cáncer. Maldita palabra, lo sabía por experiencia: mi madre murió de un tumor de mama con 52 años, de eso hacía 25 y no quería recordarlo. Bueno, ahí estaba. Y había que afrontarlo. No querías decírselo a nadie, no querías que se supiera. Callabas. Pero terminan por enterarse, y en honor a la verdad, fue lo mejor. Salvo algunas personas (mayores so- bre todo) que casi te enterraban en vida, todo fueron apoyos y cariño por doquier. Fue en 2004, un seminoma testicular. Multitud de pruebas y pocas palabras, más tarde la confi rmación y la explicación del proceso: operación y quimio. La familia a tu alrededor, padre, hermanos, mujer, todos esforzándose al máximo para acompañarte en el trajín que supone hacer frente a este desafío. Desbarajuste: en casa y el colegio con los niños (2, 5 y 15 años), en el trabajo con la faena que les dejas a los demás, en el vecindario por los favores que tienes que pedir. Porque son continuas las pruebas médicas, los viajes al Hospital de Día, a las Consultas Externas, etc. Pero te das cuenta de que todos los que te rodean sacan lo mejor de ellos para dártelo a ti. En el Hospital de Día no eres un paciente, eres Antonio. Las enfermeras, los auxiliares, los médicos, todos un trato cercano y exquisito. Y te dices: todos me están dando lo mejor de ellos y yo me voy a quedar Antonio M. Gil Lladosa Nuestro particular viaje a Itaca (*) 75 sin hacer nada. Pues no, yo tengo que dar todo lo que tengo para pagarles con la misma moneda. Voy hacer lo que haga falta para vencer al “bicho” ese que me ha salido. Y uno no sabe la fuerza que tiene hasta que lo ponen a prueba.Hace algo más de 2 años, y también sin esperarlo, nadie se lo espera, ni los que ya hemos pasado por ello, me diagnosticaron un carcinoma bronquial, un cáncer de pulmón. ¿Qué queréis que os diga? ¿Os lo imagináis? Se te cae el alma a los pies. A los pocos días, me dije a mi mis mo: éste, como el otro, me lo como con patatas. A por él. Y en ello estamos. El proceso fue diferente: muchas pruebas, operación (me quitaron el tumor y sanearon lo que pudieron, pues al tener EPOC no era idóneo quitarme medio o un cuarto de pulmón que hubiera sido el procedimiento). Nada de quimio. Estaba muy localizado. Pero con revisiones continuas (cirugía torácica, neumología y oncología) pues es de los que se reproducen con facilidad. Y en ello estamos. Éste de pulmón lo afronté de frente, preguntando que es lo que yo tenía que poner para salir adelante. Que lo que fuera y como fuera. Y ello es por lo siguiente: La enfermedad del cáncer lleva asociado un proceso de reconocimiento y transformación interior de las personas, y creo que no sólo en aquellos que la padecemos, si no también en los que nos rodean. Nos hacemos muchas preguntas, aquellas que cuando estábamos bien dejábamos a un lado y decíamos: quita, quita ¿ahora?, y por ende, recibimos de nosotros mismos muchas respuestas. Eso nos hace reconocer nos, digo bien, no conocernos, sino reconocernos. Y con las respuestas nos transformamos en otro tipo de personas. Hablo por mí, pero lo he visto y sentido en la mayoría de las personas que han pasado por esta enfer medad. Nos convertimos en mejores personas, nos dedicamos a vivir: a ver en lugar de mirar, a escuchar en lugar de oír, a oler y a saborear. Vivimos cada momento como si fuera el primero y, a la vez, como si fuera el último. Le sacamos el jugo. De ver dad. No queremos que la vida se nos escape como arena de la playa entre las manos. Deseamos lo mejor para nosotros y para quienes nos rodean, y para ello qué más acertado que luchar contra las adversidades y demostrarles a todos que aprovechamos su apoyo. Además, en este nuestro camino a Ítaca, con sus venturas y desventuras, no estamos solos. Están los investigadores, los oncólogos, los sanitarios, la Asociación Española contra el Cáncer, los voluntarios, los amigos y nuestras familias. Recordando el poema de Kons tantino Kavafis: I TAC A “Ten siempre a Itaca en la memoria. Llegar allí es tu meta. Más no apresures el viaje. Mejor que se extienda largos años; Y en tu vejez arribes a la isla con cuanto hayas ganado en el camino, sin esperar que Itaca te enriquezca” (*) Reproducción del trabajo publicado en la revista electrónica Vytal, año X, n. 73, p. 40. a MISCEL?NEA 76 alborada A comienzos del año 2012, en las primeras semanas del recién comenzado año nuevo, como labor pastoral, las Hermanas de las Doctrinas Rurales (misioneras), llegadas a Elda en el mes de octubre de 2011, comienzan a buscar e involucrar a gente y personas del barrio de Numancia y Altico de San Miguel, en la preparación de un Vía Crucis viviente o teatralizado. Debido al gran número de actores necesarios para tal representación, hacen extensiva esta invitación a un gran número de feligreses de la parroquia de Santa Ana, pertenecientes a diferentes grupos de la misma. Este Vía Crucis, tendría como lugar de origen y nacimiento el anteriormente citado barrio de Numancia o más popularmente conocido por todos los eldenses como “Altico de San Miguel”, en este barrio nace, se crea, y en este barrio permanece y debe permanecer, no tiene sentido fuera de estas calles y de sus plazas. Con arduo trabajo, se comienzan a preparar decorados, vestuario, buscar emplazamientos y sobre todo se comienza el reparto de papeles y posteriores ensayos, parte fundamental. Durante dos meses completos el grupo de actores y actrices que ronda un número de ochenta personas, ensayan semanalmente y casi diariamente para conseguir alcanzar el objetivo deseado y sobre todo para interiorizar el papel, aprendérselo al pie de la letra. El texto incluye una difi cultad añadida, dicho guión está escrito en verso, lo que hace más complicado su memorización y su proclamación, ya que el cambio de una palabra, la omisión o el olvido produce un cambio radical en los diálogos y monólogos. No obstante, la ilusión del grupo, de los actores y actrices, noveles en estas artes, es alto y el grado de implicación supera todas las perspectivas, siendo la constancia en los ensayos muy alta, cosa que contribuye muy mucho a que el resto de trabajos y tareas sean mucho más fáciles de hacer. Se decide que sea el antiguo vivero, en la actualidad un gran espacio abierto, sin obstáculos arquitectónicos y que presenta casi una fi sonomía perfecta, ya que cuenta con una gran escalera de piedra que daría cabida al pretorio romano de Poncio Pilato, una gran rampa por donde descendería Cristo con la Cruz, hacía la Vía dolorosa y a no muchos metros de allí, tras el parque de los bomberos, el “monte del lobo” o “monte calvario” sería el escenario principal para ubicar el Calvario y las escenas fi nales, la Crucifi xión y muerte de Jesucristo, transcurriendo todo ello por las calles Tenerías, Dr. Perianes y Dr. Arruga, recorriendo el barrio por su centro neurálgico. El día 24 de marzo de 2012, fue el día elegido para la escenifi cación, sábado a las 17h. Para sorpresa de actores, actrices, ayuntamiento, la parroquia de Santa Ana e incluso de las Misioneras, el número de eldenses que allí acudió desbordó cualquier previsión posible, casi mil quinientas personas, se concentraron en el lugar de comienzo para contemplar la representación. El tiempo, bajo un cielo claro y soleado, acompañó en todo momento. Todos Francisco José Martín Maestre Vía Crucis “Altico de San Miguel” 77 los actores, embargados por los nervios, por ser para muchos de ellos, la primera vez que se enfrentaban a un público tan numeroso, realizaron llegado su momento, una actuación de la que todo el público no pudo sino que ovacionar y alabar, no sólo el día de la representación sino durante las semanas posteriores al evento. Escribir aquí las glorias de este día, de la representación, de los actores, de la organización, sería muy fácil, porque el papel todo lo soporta, pero claro ejemplo de que es cierto todos los parabienes de los que se hizo merecedor esta representación, es que en el año 2013, se prepara con esmero la segunda edición de este Vía Crucis viviente del “Altico de San Miguel”. Durante todo un año de trabajo se ha intentado mejorar todos los as pectos que consideramos necesarios y susceptibles de ofrecer un punto más en su ejecución, llegando a este punto con una gran cantidad de novedades respecto a la primera edición. La primera de ellas es que de aquellas primera representación se creó una directiva que diera forma a lo que será con el tiempo la “Asociación Vía Crucis Altico de San Miguel”, que velará por la realización año tras año de esta representación en las calles del barrio, para que no se termine aquí tras la marcha de las misioneras. Esta directiva conformada por gente del barrio y gente de la parroquia de Santa Ana, ha trabajado durante todo el año por conseguir los permisos necesarios, colaborar es trechamente con la Concejalía de Cultura que nos ha abierto de par en par las puertas, realizar todos aquellos trabajos previos, organizar ensayos, etc. Otro aspecto muy importante que presenta esta segunda edición, es la incorporación de megafonía, (en ese primer año solo contamos con la potencia de las voces de los participantes) por lo que se podrá escuchar con total nitidez los textos, diálogos y narraciones des de el principio hasta el final, incluido el último tramo en el monte del lobo o monte Calvario, tras el parque de Bomberos de nuestra ciudad. Otra de las novedades es la incorporación de nuevas escenas y personajes, como es el personaje de Barrabás y el pasaje evangélico que narra este momento concreto de la Pasión. A estos aspectos anteriores unimos la culminación del vestuario, se han realizado nuevas túnicas, ropajes, complementos y se ha llevado a cabo la confección de los trajes de la centuria romana, que el año pasado fue prestado por una de las cofradías de nuestra Semana Santa. Esta labor ha sido ardua, ya que ha habido que buscar todos los complementos, confeccionar todas las corazas en cuero, etc. Suponiendo un gran esfuerzo de trabajo, todo ello ha sido confeccionado por la gente de la asociación, tutelados por las Hermanas de las Doctrinas Rurales (misioneras). Otra de las novedades más llamativas, va a ser la incorporación de una parte artística al mismo. Con proyec ción de futuro, se ha invitado a un artista local a que este año pintara el paño de la verónica (Santa Faz), teniendo por idea que cada año sea un pintor eldense reconocido, quien altruistamente, pinte dicho paño. Este año el pintor al que se le ha solicitado y que aceptó gustoso y orgulloso de dicho encargo ha sido D. José Francisco Mateos, no sólo concejal de cultura sino afamado y reconocido pintor, a quien agradecemos todo su interés y apoyo incondicional. Sin duda todo esto anterior, obedece a una labor intensa que se está llevando a cabo en el mencionado barrio y que tiene varias implicaciones en el mismo, tanto pastorales, como sociales, festivas y lúdicas. Este vía crucis así como el resto de actividades tiene una función integradora de la gente del barrio con el resto de población y en la propia de la parroquia y viceversa. Está abriendo las puertas del barrio a mucha gente que nunca había pisado estas calles, estas plazas, al mismo tiempo que la parroquia de Santa Ana está comenzando a realizar muchas actividades con la gente del mencionado barrio. Sirvan estas última líneas para agradecer, nunca lo suficiente, la labor llevada a cabo por este grupo de mujeres, las misioneras, que han traído al barrio una nueva ilusión, una nueva esperanza y un nuevo espíritu que a conseguido renacer en las gentes del barrio, las ganas del trabajo, del asociacionismo y de luchar por su barrio y darle una vida perdida y olvidada. a MISCEL?NEA 78 alborada E ste artículo pretende dar a conocer una fi gura histórica bastante desconocida hasta el momento en las tierras del Vinalopó. Para algunos su nombre está vinculado a Elda, ya que, aproximadamente durante un año, fue dueño de esta villa, y para unos pocos es recordado como jefe y señor de una compañía de mercenarios, que sin escrúpulos cometieron desmanes y atropellos al servicio del rey Pedro IV de Aragón y Enrique de Trastámara, en su guerra fraticida contra Pedro I. Gran bretón y valiente patriota, poderoso guerrero e ilustrado condestable, son algunos de los apelativos que ha recibido Bertrand du Guesclin en Francia 1. Una fi gura que en parte nos hace pensar en la de Rodrigo Díaz de Vivar (Cid) ambos mercenarios, algo bastante común en la época, aunque du Guesclin consiguió probablemente más de lo que podía imaginar. Breve biografía Bertrand du Guesclin vendrá al mundo en una fecha indeterminada de 1320, en los territorios de la antigua Bretaña francesa, concretamente en La Motte-Broons, cerca de Dinan. Hijo de Robert du Guesclin --pequeño noble bretón-- y Jeanne de Malemains, señora de Sens, será el mayor de diez hermanos, cuatro chicos y seis chicas. De ellos, sólo se conoce algo de Olivier, el que le seguía en edad, mientras que de los otros dos la historia no ha aportado datos actualmente; sin embargo de sus hermanas, se sabe que una murió joven, tres se casaron y otras dos fueron abadesas en monasterios de Bretaña, una de ellas de nombre Julienne. Fue un niño físicamente poco agraciado que, desde pequeño desarrolló un humor salvaje entreteniéndose en golpear a familiares y trabajadores del hogar con un bastón, a la vez que él también recibía los suyos. Narran los textos que incluso era odiado y una gran desdicha para sus propios padres. Será con 17 años cuando participe en un torneo en Rennes, sin tener conocimiento su padre, alcanzando la victoria sobre más de diez adversarios. Se desposó en dos ocasiones. La primera con una dama de la primera nobleza llamada Tiphaine Raguenel, en 1360, mujer erudita y astróloga reputada, con la que en trece años de matrimonio apenas convivirá unos cuantos meses; probablemente, uno de tantos matrimonios de conveniencia de la época. En enero de 1374 contraerá segundas nupcias con Juana de Laval, que sobrevivió a la muerte del bretón, destacando que, con ninguna de ellas, tuvo descendencia. Fue poseedor de una gran fuerza y habilidad militar y fomentó sus virtudes para cubrir sus carencias bajo su divisa: “El coraje otorga aquello que no da la belleza”. Curiosamente, y como sucederá con otros personajes de renombre y relevancia en la Edad Media, este hombre se vinculará al mundo legendario a través del sustrato griego que persistió en la Europa feudal, para fabricar una fi gura más destacable, aún si cabe, haciéndolo descendiente de un antiguo rey de Bujía (Argelia) llamado Aquin, que vivió durante el Imperio de Carlomagno y que, llegando a Europa, se asentó en las costas de Armorica (Bretaña) levantando una importante fortaleza a la que dio el nombre de Glay. Así, y de la unión de los dos nombres, aparecerá el apellido Gléaquin, que permanecerá hasta el siglo XV, conjuntamente con los de Giéasquin, Guéaquin, y du Guesclin entre otros. En la Península Ibérica aparecerá documentado también como Glerquino. Juan Carlos Valero García Algunos apuntes de un señor medieval de Elda Bertrand Duglescin (Postal 1950-60) (Fotografía autor). 79 Clerquino y Clerquin. Así y según la leyenda, comienzan los vínculos de su apellido con orígenes extraordinarios.Lo que sí aporta la historia es que en el año 1096 se nombran dos caballeros que partieron con Godofredo de Bouillon a la Primera Cruzada: Olivier y Bertrand du Guesclin, antepasados y familiares del que nos ocupa. Sus campañas en Francia Estarán marcadas por episodios de fuerza y coraje, como el de su victorioso duelo en Dinan contra el inglés Thomas de Canterbury, que hizo prisionero a su hermano. Defenderá desde 1342 a 1360, con un grupo de hombres armados, las tierras francesas de los ataques ingleses mediante guerra de guerrillas en el Bosque de Brocéliande y sus alrededores. De aquí recibirá el seudónimo de El Dogo Negro de Brocéliande. En 1356 participará en la éxitosa defensa de Rennes (actual capital administrativa de la Bretaña francesa) y en mayo de 1364 será el ar tífice de la victoria en la batalla de Cocherel contra el rey Carlos II de Navarra. Así, y tras estos éxitos en combate, ya aparece en julio de 1364 como conde de Longueville, señor de Broon, chambelán del rey de Francia y su lugarteniente en Normandía, adquiriendo el mes de septiembre los títulos de capitán general de la provincia de Rouen y señor de la Roche Tesson. Poco antes de partir en auxilio de Enrique de Trastámara, el rey Juan I de Francia pondrá a su servicio una compañía de “cien lanzas” (100 hombres de armas), un honor únicamente reservado a los príncipes de sangre y a los nobles que hubiesen realizado acciones extraordinarias, como las que ejecutó Du Guesclin en Bretaña. Otro dato que realza la alta estima en que ya era tenido será el pago de su rescate por Carlos V, tras ser hecho prisionero en Auray. Escudo de armas En campo de plata, un águila exployada de sable picada y menbrada de gules en escudo cruzado, de diestra a siniestra, una banda de gules. De su escudo cabe destacar el águila que era otorgada sólo a señores que habían cumplido hechos de armas (participación en combates), mientras que lo más significativo es la banda, que representa el tahalí del que pendía la espada de los caballe- ros y que fue otorgada en tierras his panas. En referencia y justificación a lo anteriormente citado, podemos subrayar las siguientes citas: “…los españoles por lo común se dis tinguían en los torneos y otros juegos o ejercicios de la antigua caballería con la banda roja…” 2 “…la principal divisa de los reyes castellanos, así como el más apreciado distintivo, con el que éstos premiaban a sus servidores más ilustres…También, por concesión real, llevan la Banda en su escudo algunos linajes de la nobleza” 3 Estas bandas eran consideradas figuras honorables y eran llevadas por hechos de armas. Tenían sus orígenes en las Cruzadas, donde los españoles las llevaban rojas, los franceses blancas, los holandeses naranja, los alemanes negras, los del Palatinado azul y los ingleses y daneses celeste. La llegada de las Compañías Blancas Su llegada, motivada en buena medida por librar Francia de los saqueos y pillajes, también tenía como objetivo Diplomacia, asalto y mina a cargo de las Compañías Blancas (M anuscrito Yates Thompson MS 35, f.62.). Escudo de armas de Duglescin (W ikipedia) APORTACIONES A LA HISTORIA 80 alborada la guerra santa contra judíos y sarracenos que, es sabido, contribuían de diferentes formas a la causa de Pedro I. No se trató de simples mercenarios, hombres experimentados en el arte de la guerra o plebeyos sin consideración. Había nobles y expertos en el manejo de armas y tácticas militares, cuerpos especializados, como los ballesteros, a quienes tenía una especial deferencia. Sus capitanes y hombres mas cercanos serán familiares o pertenecerán a la nobleza, y serán recompensados con prebendas, tierras y todo lo que en ellas se hallara 4,tanto en Francia como en la Península Ibérica. Du Guesclin, como buen estratega, y así lo ilustran algunas Crónicas de la época, hizo uso de la diplomacia, el asedio y el asalto de fortalezas, siendo su arma preferida el hacha de combate o una maza de peso considerable. En tierras hispanas los hombres de estas compañías, fueron acreditados como “los malandrines” y conocemos el nombre de algunos de los caballeros que capitaneaban estos grupos. Tales fueron: Pedro Le Vesque de Vilaines, al que se le otorgará el título de I conde de Ribadeo, al igual que Matthew de Gournay que recibirá el señorío de Novelda en junio de 1367; Juan de Borbón, conde de la Marcha, conde de Audenham; Bégue de Villaines y Bernardo de Bearne, que será conde de Medinaceli. Familiares del bretón conocemos a su primo Olivier de Mauny y a su hermano Olivier que adquirió el título de condestable de Castilla tras la muerte de Bertrand. Arnaldo Daudenant, mariscal de Francia, Hugh de Calviley, que adquirirá el título de conde de Carrión en 1366 y los señoríos de Elda y Novelda en agosto de 1367; Juan de Rochafort y Francisco de Perisionibus. Estos últimos aparecen mencionados en el documento de donación de la villa y valles de Elda y Novelda por parte de Pedro I de Aragón, con fecha 9 de enero de 1366. Tuvo prebendas, favores y títulos tanto por parte de Pedro IV de Aragón, como por parte de Enrique de Trastámara. Así, este último lo nombrará conde de Trastámara y duque de Molina, duque de Soria, así como señor de las villas de Almazán, Atienza y Monteagudo entre otras. Aunque el título principal y creado exnovo para el bretón será el de condestable de Castilla. Pedro IV el Ceremonioso le entregó el 9 de enero de 1366, antes de entrar en acción las Compañías Blancas, los castillos de Borja y Magallón en la provincia de Zaragoza, que debía tomar primero, junto con los valles de Elda y Novelda. Estas últimas plazas, al estar en posesión de los castellanos, el rey se las entrega a cuenta de diez mil fl orines de oro, que, una vez tomada posesión del castillo y villa de Elda, debería reintegrar. El 15 de marzo de 1367 Bertrand du Guesclin devolvía a la corona sus posesiones en el valle del Vinalopó, administradas por Ximèn Pérez d´Oriç, sin conocerse el porqué de esta decisión aunque, como apunta el profesor Cabezuelo, sería por apuros económicos y la falta de liquidez para poder pagar a sus tropas 5.. De marzo a junio, el valle de Elda volvería a ser territorio de realengo hasta que el día 9 del citado mes Matthew de Gournay tendrá la concesión de la fortaleza eldense y la de La Mola, pero por un espacio breve de tiempo, ya que el 12 de agosto del citado año, ambos baluartes pasarán a mano de Hugh de Calviley. Ambos caballeros ingleses formaban parte de la comandancia y capitanía de las Compañías Blancas, que fueron un brazo esencial de Pedro IV en su confl icto contra Castilla y determinantes para ascender al trono la dinastía Trastámara. En julio de 1370 en la correspondencia del noble bretón se observa que tanto él como su esposa se identifi can como duques de Molina, úni- co título otorgado en la península que seguirán usando en Francia. Su vuelta a Francia, motivada por la reanudación de la Guerra de los 100 Años, estará marcada por sus campañas en tierras hispanas, adquiriendo una mayor admiración y reconocimiento, tal es el hecho, que en 1370 será nombrado condestable de Francia, y desde 1380 en sus cartas solo aparecerá, curiosamente, con el primero y el último de los títulos otorgados: conde de Longueville y condestable de Francia. Su muerte Fallece de disentería durante el sitio de Châteauneuf-de-Randon, en el departamento de la Lozère (Francia) el 13 de julio de 1380. Será un hombre singular incluso a la hora de su muerte, teniendo derecho a cuatro sepulturas: una en la Basílica de San Denis (panteón real de los reyes de Francia) otra en Clermont-Ferrand, en Le Puy y en la iglesia de San Salvador de Dinan. Aunque con gran probabilidad esto sería debido a que, siendo su lugar de enterramiento San Denis y encontrándose muy lejos del lugar del fallecimiento, hubo que ir dejando por el camino “partes del guerrero”, afi rmando que sólo llegaron al panteón real los huesos de Bertrand, que fueron profanados durante el periodo revolucionario en 1793. El lateral izquierdo del transepto de la Basílica del Santo Salvador de Dinan acoge el corazón de este hombre, siendo la única sepultura inviolada que actualmente se conserva. Las representaciones de Du Guesclin: memoria y recuerdo Jean Fouquet, durante el periodo de 1455 a 1460, plasmará en una miniatura dentro de las Grandes Crónicas de Francia (Libro de Carlos V), la muerte del bretón dentro de su tienda durante el asedio a Châteauneufde-Randon, y en 1968 saldrá una tirada de sellos de 40 céntimos de franco con la misma representación 81 destacando en ambas la entrega de las llaves de la ciudad con el condestable ya fallecido. En 1777 el pintor Nicolás GuyBrenet plasmará en un gran lienzo, un óleo representando al distinguido bretón, en el momento de su último suspiro, para la colección del monar ca Luis XVI, encontrándose actualmente en el Museo del Louvre con número de inventario 2.860. Destaca un grabado del siglo XIX, copiado de otro de 1618, existente en la Biblioteca de Dinan. Con la misma técnica también lo plasmó Alphonse de Neuville y, en España, una cuarta representación de la Batalla de Cocherel en el Tratado completo de la ciencia del blasón, de 1858. En 1874 aparecerá una Historia de Bertrand de Duglescin, escrita por Guyard de Berville y Alejandro Dumas lo insertará en una de sus novelas decimonónicas. En las artes mayores, destacan las tallas en piedra realizadas por L.Foucou en 1799, ubicada en el Palacio de Versalles y la de Johan Dominik Mahlknecht, en la segunda década del siglo XIX, en el paseo de San Andrés de Nantes y las esculturas ecuestres de bronce de la plaza que lleva su nombre en Dinan y en Caen, esta última realizada en 1922 por Arthur Le Duc. Desde 1816 en París existe una calle en honor al personaje que nos ocupa, muy cercana a la Escuela Militar y en Lyon, desde finales del siglo XIX, se le ofrece homenaje en el callejero, como en Périgord, y en Alençon. Asimismo en Béziers aparece una gran avenida con su nombre. Un consideración especial recibe en su tierra natal, Bretaña, donde infinidad de placas le rinden distinción tanto en grandes núcleos como en pequeña villas: Rennes, Brest, Vannes, Laval, Plouasne, Pleugue- neuc, Sens-de-Bretagne, Chartresde-Bretagne, Le Roc-Saint-André La Dominelais. Este reconocimiento, se ve contrarrestado con su ausencia en callejeros de los antiguos territorios de Castilla y Aragón. Existe una asociación conocida con su nombre, en el departamento de Ariège, así como una página web ; desde principios del siglo XXI se realiza una representación musical sobre la vida del noble francés, del que se ha editado un CD con los diferentes temas, bajo el título: El coraje otorga aquello que la belleza niega. La narrativa histórica también se ha hecho eco del personaje y su grupo de combatientes en el libro de Tomás Salvador: Las compañías Blancas (Los malandrines), publicado en el año 2005 y en la pantalla grande, será el director Bernard de Latour en 1984 quién dirija Du Guesclin con un marcado carácter biográfico. Sepultura de Bertrand du Guesclin en San Denis (Francia) (Fotografía autor) APORTACIONES A LA HISTORIA 82 alborada En Bretaña, mas concretamente en Saint-Brieuc también se puede descansar en un hotel que lleva su nombre. Para fi nalizar conviene hablar de la doble visión que desprende este personaje: héroe nacional en Francia y mercenario ruín y traidor en tierras hispanas. Así, hay algunos aspectos que conviene destacar, como es: la visión historiográfi ca de Du Guesclin desde el siglo XIX, a través de la Historia de Modesto Lafuente, su actuación decisiva para que Pedro I fuera asesinado, nada clara, más cuando habían varios nobles en la tienda, algunos consideran que pudo ser un aragonés, el conde de Rocaberti 6. Tampoco ha sido corroborada por la historia la famosa frase acreditada a él: “Ni quito, ni pongo rey, solo ayudo a mi señor”. Un guerrero bretón que fue señor de esta villa, aunque hay muchas probabilidades de que nunca la pisara, o si así fue lo sería de paso. BIBLIOGRAFÍA - ÁLVAREZ ABEILHÉ, J., Revista de Historia Militar. 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Bibliothèque nationale de France. 2 ÁLVAREZ ABEILHÉ, J., Revista de His- toria militar. Ministerio de Defensa, Madrid. Año LIV. 2010. 3 BASTÚS Y CARRERA, V.J., Diccionario Histórico Enciclopédico. Barcelona.1828. 4 « ... Et nous soions recors de plusieurs grans... et bons services a nous faiz par nos bien amez messires Colart d’Estouteville, chevalier, seigneur de Torchi, et par Jehanet, d’Estouteville, son frere, varlet trenchant du Roy monseigneur, et du bon port et gouvernement dudit Jehannet,... ». VERDIER, P., « Donation a Jehannet D´Estouteville par Bertrand du Guesclin», Bulletin de la Société de l´Histoire de Normandie, Août 1887. Bibliothèque nationale de France, p. 2. 5 CABEZUELO PLIEGO, J.V., Documentos para la historia del Valle de Elda, 13561370. Universidad de Alicante-Ayuntamiento de Elda, 1991. p. 70. 6 LAFUENTE Y ZAMALLOA, M, Hª Gene- ral de España, Vol. VII, Parte II, Libro III, Madrid, 1852, p. 307. Foto 5. Historia de Du Guesclin De Berville. Año 1874 (Fotografía autor). a 83 APORTACIONES A LA HISTORIA C omo era costumbre en la Edad Media, y durante los siglos XVI y XVII, la defensa de las ciudades y villas estaba, en buena parte, en manos de sus habitantes. En las zonas costeras del Reino de Valencia, amenazadas continuamente por el corso y la piratería berberisca, se utilizó un sistema de milicias ciudadanas denominadas “milicias de la custodia ” que sirvieron para contraponerse a estos ataques. Las milicias y el sistema defensivo costero en el Reino de Valencia y en la gobernación de Orihuela ha sido ampliamente investigado por Francisco Requena Amoraga (Requena, 1997, 2001). Este sistema tuvo también su paralelismo en el interior, bien para socorrer a las localidades costeras o para protegerse del peligro de una rebelión morisca. Concretamente, la formación de la milicia efectiva del Reino de Valencia en 1596 fue investigada por el profesor Pablo Pérez García (García, 1992). Sin embargo en las comarcas del Vinalopó ha sido un tema ignorado, salvo por investigadores locales interesados en el estudios de las fi estas de moros y cristianos. Pero estos trabajos, por lo general, han sido miopes y han carecido de una visión global. La excepción a esto es la comarca del Bajo Vinalopó donde de nuevo Francisco Requena Amoraga ha hecho un impagable trabajo para conocer el sistema defensivo costero de esa comarca, y con él sus milicias. Gracias a los anteriores historiadores citados, y otros más, podemos hacer-nos una primera visión de las milicias que había en el Medio Vinalopó y sacar algunas conclusiones en espera de futuros trabajos que nos permitan ampliar más nuestro conocimiento sobre esta cuestión. La milicia ciudadana en el Medio Vinalopó (¿..? -1596) El primer dato documental localizado hasta la fecha en el que se nombra a una milicia armada en el Medio Vinalopó corresponde a Elda, concretamente en el año 1558. Es una carta del virrey de Valencia del 31 de julio de 1558, escrita con motivo del posible ataque de una escuadra turca y francesa. En la misiva se ordenaba movilizar a toda la población de la gobernación apta para el manejo de las armas, ordenando que la ciudad de Alicante estuviera en guardia y movilizada para su defensa, además de preparar socorros militares a esta ciudad procedentes de Orihuela, Elche, Montesa, Caudete, Vallada, Fuente la Higuera, Biar, Onil y la baronía de Elda (Requena, 2001, 85). Estos solidarios socorros Arcabucero soplando sobre la cazoleta tapada tras cebarla. Arcabucero disparando. Arcabucero sacando la baqueta del fuste Arcabucero llevando la mecha al serpentín Cristianos contra moriscos: milicias armadas en el Medio Vinalopó (1558-1609) 84 alborada nos solo eran hechos por las ciudades del reino o la gobernación, si no que villas castellanas como Villena, Yecla y Almansa también participaban en ellos. Sax contaba con una milicia ciudadana cuya primera noticia para realizar un alarde data de 1543 (González, 1999), sin embargo es muy probable que, por la despoblación que sufrió esta villa durante el siglo XVI, no se reclamaran sus efectivos. Estas milicias armadas por las villas se dedicaban a la defensa de la costa de ataques piratas y corsarios o zonas con una gran densidad de población morisca, como es el caso del señorío de Elda. Por otra parte, la posición de la villa eldense en una zona fronteriza y de paso, donde la cancillería de Valencia en la guerra de las Alpujarras alertaba de la infi ltración de granadinos (Catalá y Urzainqui, 2009, 71) era una buena razón para tenerla. Además estas milicias se podían movilizar para ayudar a los pueblos atacados o en peligro en la costa. Tal es el caso de los soldados milicianos eldenses como se muestra en el documento. Por lo general, en nuestra zona el peligro costero venía dado por el corso berberisco; recordemos la expresión popular española que nos ha quedado como un fósil de esa época y circunstancia: “moros en la costa” o “no hay moros en la costa”. Cuatro años después, concretamente en 1563, volvemos a tener un importante dato sobre las milicias del Vinalopó. Éste nos da una visión general de la situación de estas tropas militares. Durante un recuento ordenado por el virrey de Valencia, duque de Segorbe, de los efectivos de cristianos viejos organizados en milicias con los que se contaba para reprimir una revuelta morisca a causa del desarme de estos: “Recuento de la gente y harmas q[ue] se allan en las ciudades, villas y lugares de cristianos viexos deste Rey[n]o de Valençia” (Ojeda, 2009, 30), se mencionan los efectivos de la milicia de Elda y Novelda, no existiendo otras en la comarca. A las villas y ciudades se comunicaba que tenían que prepararse y proveerse para afrontar una revuelta. En la parte de poniente o, lo que es lo mismo, la gobernación de Orihuela, se hacía el siguiente recuento: Milicias armadas en “la parte de poniente” del Reino de Valencia, año 1563 Villa o Ciudad Capitanes Nº de hombres ArcabucesArtillería Callosa 5330 330 Alicante 91.000 1.000 19 Elche 7800 800 Guardamar 172 72 2 Orihuela 141.136 1.136 La Daya 180 80 Almoradí 2136 136 Novelda 194 53 Elda 050 50 (Ojeda, 2009, 30) Arcabucero cebando la cazoleta con el polvorín. 85 Llama la atención que las villas armadas son aquellas que se encuentran en la franja costera y que debían hacer frente a las incursiones de los corsarios berberiscos u otras naves enemigas. En el informe cons ta que sólo las ciudades costeras de Alicante y Guardamar cuentan con piezas de artillería, evidentemente para disparar a las embarcaciones enemigas. Pero, sobre todo, que hay dos villas con milicia, no enclavadas en esa posición geográfica: Novelda y Elda. Dos poblaciones situadas en el cauce medio del Vinalopó con uno de los mayores índices de población morisca del antiguo Reino de Valencia. Es evidente que en ambas villas la minoritaria población cristiana es taba armada para hacer frente a una revuelta morisca. De hecho sectores de esta mayoritaria población del medio Vinalopó mantenían contac tos con sus correligionarios del otro lado del Mediterráneo, a la vez que algún miembro de su comunidad era descubierto conspirando contra las autoridades cristianas (Guill, 2009). Esta tensa situación se evidencia más observado los resultados del desarme de los moriscos. En la villa de Elda, el 4 de febrero de 1563, las autoridades señoriales, al frente del comisario elegido para ello, Hieronimo Vallebrera y asegurados por los cincuenta arcabuceros locales, tras convocar “consell general” e informar a la aljama local de la pragmática real, procedieron a registrar 231 casas de moriscos encontrando 35 lanzas, 16 rodelas, 65 puñales, 91 ballestas, 40 cascos y 3 escopetas (González, 2004). Es evidente que parte de la aljama morisca local estaba preparada para la rebelión. Por otra parte, Elda es la única villa que no tiene capitanes. Tal vez por el escaso número de soldados, solo cincuenta, ya que en el modelo militar de la época una compañía solía constar de algo más de cien hombres y cada una tenía un capitán. Las milicias en las localidades pequeñas o medianas solían estar organizadas por el justicia de la villa, pero evidentemente éste no sería el caso de Elda y Novelda cuyos justicias solían ser moriscos. En el caso eldense es lógico pensar que la máxima autoridad militar era el alcaide del castillo de Elda, Geronimo Artes, pues pese a ser en ese momento una residencia palaciega, recibía órdenes superiores para vigilar la aljama local (González, 2004, 205). Además, este alcaide en 1590 fue justicia de la villa y un hombre de gran confianza del primer conde. Sin embargo estos escasos efectivos militares de la villa de Elda son aparentes, pero no reales si tenemos en cuenta los aspectos poblacionales y sociales de la villa de Elda en esa época. Durante los años previos a la expulsión Elda contaba con 468 cabezas de familia moriscas, (unos 2.100 habitantes) y 58 cristianas (unos 261 habitantes) (Asins y Rico, 2009, 58); es decir, prácticamente cada familia cristiana eldense tenía en su poder un arcabuz. En las poblaciones costeras fue movilizado para la milicia efectiva uno de cada 9,7 vecinos mientras que en el interior uno de cada 6,2 vecinos (González, 2004, 207). En el caso de Elda, la movilización era un punto mayor que la media del interior; aproximadamente uno de cada 5,2 vecinos cristianos viejos que había en los momentos antes de la expulsión. Esto nos muestra una población altamente militarizada. A los moriscos eldenses se les requisó 194 armas ofensivas y durante el desarme se registró a 229 cabezas de familia moriscas (Asins y Rico, 2009, 58), lo que nos da un alto índice de armas por casa. Todo ello nos muestra que existía una gran desconfianza entre ambas comunidades religiosas. Además, la sensación de inferioridad numérica de la población cristiana eldense se vería Arcabucero cargando su arcabuz con la pólvora del frasco. Arcabuz de llave de rueda. APORTACIONES A LA HISTORIA 86 alborada acrecentada por la vecina villa de Petrer, perteneciente al mismo señorío y con población íntegramente morisca, lo que explica la existencia de una milicia local tan alejada de la costa.En el caso de Novelda, se registraron 233 casas, supervisadas por el comisariado para ello Pedro de Moncallo. Se les encontró 191 espadas, 18 lanzas, 12 rodelas, 68 puñales, 77 ballestas y 8 escopetas (González, 2004, 205). El desarme, evidentemente, también estaría controlado por los 92 milicianos locales. Según González Hernández 1 (González, 2002, 35) en Novelda vivían 100 cabezas de familia cristianas en 1597, que aplicando el coefi ciente 4,5 nos daría un total aproximado de 450 habitantes, lo que supondría que uno de cada 5 habitantes pertenecía a la milicia local, unos datos altos y muy similares a los de Elda. Como en el caso eldense, también se evidencia la desconfi anza entre ambas comunidades religiosas. Aunque si la desconfi anza se midiera por el número de armas, las comunidades religiosas noveldenses lo serían más, pero tampoco mucho más que la eldense. La milicia efectiva en el Medio Vinalopó (1596-1609) Todo este sistema defensivo de milicias locales va a tener un importante punto de infl exión cuando, en 1596, se cree la milicia efectiva del Reino de Valencia, generalizándose su uso en todas las villas y ciudades del reino que tenían población cristiana y modernizándose su organización. En 1596 se fi rmó el tratado de Greenwich por el que las potencias enemigas de la monarquía hispánica, Francia, Holanda e Inglaterra, acordaron una estrategia bélica unitaria en la que se contaba con la presumible colaboración morisca. El saqueo de Cádiz por la fl ota inglesa de Howrad y Essex en junio de 1596 acrecentó el nerviosismo en la corte y, al margen de Andalucía, sembró el pánico en Galicia, Cataluña y sobre todo en el Reino de Valencia que contaba con más de 500 kilómetros de franja costera y con una población morisca que equivaldría a una tercera parte de su población, constituyendo un exponencial peligro de quinta columna interna en caso de que se diera la coyuntura bélica apropiada. La continua guerra contra el corso berberisco y el imperio turco en el Medi- Rebelión de moriscos sierra de Laguar. 87 terráneo había propiciado que el Reino de Valencia estuviera pertrechado con unas defensas aceptables dentro del panorama defensivo peninsular hispano. Pero la nueva situación militar hacía que se tuvieran que tomar medidas todavía más efectivas. Sin embargo la monarquía tenía grandes problemas financieros: las Cortes castellanas se negaban desde 1592 a votar nuevos impuestos para costear la guerra y la corona hizo suspensión de pagos en 1596. La monarquía se vio obligada a pedir la ayuda económica de las autoridades locales castellanas, portuguesas y de la corona de Aragón para poder organizar la defensa de las costas de la península Ibérica (Pérez, 1992). Dentro de esta coyuntura el virrey de Valencia, el duque de Lerma, propuso con un memorial al consejo de guerra erigir en todo el Reino de Valencia una milicia ciudadana formada por 10.000 voluntarios “gallardos y robustos” que formarían un total de 10 tercios. En realidad era un evolución de las reformas militares promovidas por el duque de Maqueda, el marqués de Mondéjar, el príncipe de Sabbioneta y el marqués de Aitona (Perez, 2003, 143). La milicia no podría sacarse del Reino de Valencia salvo que la defensa lo exigiese. El 20 de noviembre de 1597, tras ser deliberado en el Consejo de Aragón, el príncipe (Felipe II se encontraba enfermo) firmó la pragmática para la erección de la milicia efectiva del reino (Pérez, 1992). El virrey había comprometido a la generalidad en el proyecto y adelantó el dinero necesario para comprar 6.000 arcabuces y 4.000 mosquetes y armar a las milicias. Ante la imposibilidad de que los armeros valencianos fueran capaces de proveer tal cantidad de armas se concertó con el mercader Guillem Salvador que adquiriese las armas necesarias en Milán y Brescia para luego transpor tar a Valencia (Pérez, 1992, 202). Las armas fueron depositadas en la armería de la Generalidad y vendidas por el clavario de la diputación a las diferentes villas que lo solicitaban. Novelda compró sus armas, 56 arcabuces y 8 mosquetes, el 21 de abril de 1600 y pagará integra la deuda. La villa de Elda compró a la Genera- lidad, el 28 de junio de 1600: 36 ar cabuces y 6 mosquetes por el precio de 46.008 dineros. Una deuda que la población conseguirá pagar íntegramente (Pérez, 1992, 209). Pero a la milicia efectiva se suman más poblaciones como: Agost, Aspe, Monforte (la que más se armó) y Monóvar (la que menos). Las milicias contaban con 10.000 soldados que deberían alistarse en sus poblaciones de origen y que es tarían obligados a compaginar sus actividades diarias con instrucción y ejercicios militares mensuales a cargo de oficiales competentes. La milicia no percibía sueldo alguno (éste era el Detalle del la Milicia en la rebelión de los moriscos. (Pérez, 1992, 209) Armas compradas para la milicia efectiva en el Vinalopó Población Fecha compra ArcabucesMosquetes PrecioImpago Agost 6 X 1599 185 26.310 dineros 150 dineros Aspe 26 III 1600 2910 45.618 dineros 18 dineros Elda 26 VI 1600 366 46.008 dineros 0 Monforte 8 II 1600 5012 69.972 dineros 0 Monovar 20 IV 1600 123 16992 dineros 0 Novelda 21 IV 1600 568 69.360 dineros 0 APORTACIONES A LA HISTORIA 88 alborada gran éxito del virrey, mantener una fuerza armada sin costes para la corona), solo se le pagaría soldada en caso de salir en campaña y correría a cargo de las villas. Para incentivar el alistamiento se dieron importantes privilegios a los ofi ciales y soldados de la milicia. Los ofi ciales contaban con más e importantes prebendas. En el caso de los soldados, únicos componentes de la milicia eldense, estaban sujetos a la justicia ordinaria, pero en caso de salir en campaña estarían sujetos al tribunal de la Capitanía General. Podrían llevar armas permitidas hasta las doce de la noche, estaban exentos de hospedaje salvo en caso de ser tropas reales con destino a Italia (Pérez, 1992, 202). Cada 100 soldados formarían una compañía al mando de un capitán, y cada 10 compañías un tercio mandado por sargentos mayores o subtenientes. Al mando supremo de cada tercio había un maestre de campo. Estos, junto a los asesores de la capitanía general, y los gobernadores de Valencia, Orihuela, Játiva y Castellón y los lugartenientes del maestrazgo de Montesa que fueron nombrados capitanes generales de sus respectivos distritos (Requena, 1997, 67) formarían la plana mayor de la milicia efectiva con la presidencia del virrey. Se formaron 10 jurisdicciones militares, una por tercio, cuyas plazas de armas eran: Morella, San Mateu, Castellón, Segorbe, Murviedro, la ciudad de Valencia, Alcira, Játiva, Onteniente, Alcoy y Orihuela. A esta última administración militar pertenecían las milicias del Vinalopó. Para el tercio de Orihuela, con diecinueve poblaciones implicadas que habían comprado en total 803 arcabuces y 283 mosquetes, se habían alistado uno de cada 7,5 vecinos de la gobernación (Pérez, 1992, 207). El profesor Pablo Pérez García (Pérez, 1992) ha señalado que la formación de la milicia efectiva, a diferencia de las milicias locales y de la guarda que giraban en torno a la defensa de la costa, se militarizó todo el reino y especialmente las poblaciones del interior que carecían de defensas y que algunas estaban cerca de núcleos de población morisca o en lugares fronterizos. Además suponía una modernización militar, con mando jerárquico, instrucción, y capacidad logística de desplazamiento. Soldado arcabucero de la milicia efectiva del Reino de Valencia. 89 Pero, pese a esta importante apuesta defensiva, no parece que la milicia efectiva funcionara correctamente durante mucho tiempo. Tal vez solo en vida de Felipe II. La apatía y la desidia fueron calando en este ambicioso proyecto (Requena, 1997,68). De hecho no fue movilizada vez alguna hasta 1609. Ese año, y tras la firma de la tregua de los doce años y en el contexto de la llamada Pax Hispana , la monarquía decidió llevar a cabo el ambicioso proyecto (en lo logístico) de expulsar a los moriscos de los reinos hispanos. Para ello hacía falta movilizar tropas terrestres que evitaran una posible revuelta como los tercios de Lombardía y Nápoles. A mediados del mes de mayo el virrey, marqués de Caracena, recibió órdenes de movilizar y emplear por primera vez a la milicia efectiva del Reino de Valencia para asegurar y controlar más la situación. El virrey informó al consejo de Aragón que la milicia no cumplía las órdenes establecidas en la pragmática de 1597, que los milicianos hacía tiempo que habían dejado de ejercitarse en el manejo de las armas y las compañías carecían de munición, banderas y es tandartes. Felipe III espoleó al virrey a que pusiera rápidamente remedio a esa situación, y así se encargó al maestre de campo Francisco de Miranda que proveyera de armas a las compañías y reanudara los ejercicios militares, la intención era hacer de nuevo efectiva la milicia del reino (Requena, 1997,69). Miranda redac tó una relación enumerando los efec tivos con que contaba cada población 2. El informe fue sorprendente; había 24.013 personas asentadas en la milicia, que contaban con 18.700 arcabuces, 551 mosquetes y 154 piezas de artillería. Hemos de tener en cuenta que el ejercicio de las armas tenía en el siglo XVI un gran pres tigio social, de hecho la nobleza era el brazo militar en las Cortes valencianas. Pese a esta increíble cantidad de efectivos lo que era evidente es que la milicia carecía de efectividad y operatividad (Lomas, 2009, 134). En la parte de Poniente, a las que pertenecía las milicias del Vinalopó, se componía de 44 poblaciones con 12.342 milicianos y 10.232 arcabuces, con poblaciones como Ondara que solo aportaba treinta soldados o ciudades como Alicante y Orihuela con más de mil efectivos cada una. Viendo el gráfico vemos que tras la movilización y compra de armas de 1596 solo Aspe se ha unido a las ciudades del Vinalopó que en 1563 ya tenían milicia. Agost, Monforte y Monóvar, que se habían armado en 1600 con arcabuces y mosquetes, nueve años después ya no estaban operativas, pese al gran desembolso económico que les supuso. Solo Aspe se unió a las milicias que operaban antes de 1596. Es evidente que las milicias del medio Vinalopó debieron velar por la seguridad de sus pueblos ante una posible revuelta durante la expulsión de sus vecinos moriscos. El 7 de octubre Felipe III escribió al virrey para que la milicia efectiva estuviera dispuesta y se pusiera bajo las órdenes de don Agustín Mexía, máxima autoridad militar terrestre y que había llegado al reino a cumplir con la orden de expulsión. En realidad esta movilización no fue inminente y solo se efectuó cuando fue constatada la rebelión en el Vall de Laguar (Lomas, 209, 134-135). Composición en 1609 de la milicia efectiva del Reino de Valencia en el Vinalopó Villa o Ciudad Capitanes Nº de hombres ArcabucesPicasArtillería Aspe 170 40 00 Elche 7800 800 00 Elda 050 50 00 Novelda 194 53 00 (Lomas, 2009, 268-269) APORTACIONES A LA HISTORIA 90 alborada Serán las milicias de la llamada parte de poniente, en las que se encontraban las tres del medio Vinalopó, las que fueron movilizadas para ayudar a sofocar, junto con el ejército profesional de los tercios de Nápoles y Lombardía, la revuelta de Laguar. En realidad don Agustín Mexía fue reacio a emplear estas fuerzas no profesionales, como la de aventureros, pues su indisciplina y falta de profesionalidad podía crear una matanza en sus propias fi las o en la de los moriscos. Su temor era que la codicia por el botín fuera mayor que su disciplina. Esto llevó el malestar en ellas, cuando el maestre de campo general decidió esperar la llegada de las tropas profesionales y no atacar directamente con las milicias. Muchas de ellas se dedicaron al pillaje. A Murla, donde se concentraron, llegaron las milicias procedentes de Biar (la primera que acudió) Alcoy, Pego, Denia, Teulada, Calpe, Tibi, Ibi, Jijona, Cocentaina, Onil, Castalla, Vi-llajoyosa, Jávea, Elche y Alicante. En esta última es muy probable que se englobase los cincuenta milicianos eldenses que no llegaban a los 100 soldados para formar una compañía, pues la villa de Elda siempre estuvo muy implicada en la defensa de la ciudad de Alicante (Castillo, 2011, 109-113). La familia Coloma, condes de Elda, ocuparon cargos militares muy importantes en época de los Austrias concerniente a la defensa de esa ciudad como alcaides del castillo, gobernadores y prefectos de esa ciudad. También pudo ser el caso de Novelda, que aunque casi tampoco conseguía llegar a los 100 soldados. El 27 de noviembre la milicia efectiva del reino fue desmovilizada tras acabar la rebelión (Lomas, 209, 176). Se saldó con 1.000 muertos moriscos y un muerto cristiano (un miliciano de Benisa muerto por su propio arcabuz). Los milicianos se destacaron por sus saqueos a moriscos con cuyas pertenencias hicieron gran negocio como el mismísimo don Agustín Mexía le reconocía al virrey al respecto de estos negocios: “…que saben [los de la milicia] y pueden mejor acello que los de las armadas” (Lomas, 209, 173). Uno de estos negocios fue la captura de niños moriscos. En un informe del obispo Balaguer de 1610 sobre los moriscos que permanecían en su diócesis de Orihuela se ponía de manifi esto que los niños moriscos que se quedaron en casas de cristianos viejos de Elche, Aspe, Novelda, Monóvar, Elda y Petrer 3 procedían de lugares involucrados en la revuelta morisca a consecuencia de la expulsión. En Elda quedaron tres niños procedentes de Relleu y Vall de Laguar, y en Petrer una niña de siete años procedente de este último territorio. Concretamente en Petrer, Francisca de cinco años en casa de Ginés Rico y en Elda: su hermano Francisco de seis años en casa de Benito Crespo, Felipe Fellete de catorce años en casa de Andrés Monlamer y Miguel Tillet de catorce de Guadalest en casa de Andrés Morla (Blasco, 1989,114). Es evidente que eran botín de guerra (Blasco, 1989,114). Tras la expulsión El vacío poblacional producido por la expatriación morisca en las villas del Medio Vinalopó fue ocupado por nueva población cristiana, mientras que la milicia efectiva enfocó sus objetivos en la defensa y socorro de las ciudades costeras. La guerra en el mediterráneo continuaba. Un ejemplo de ello lo encontramos en la villa de Petrer, que hasta ese momento estaban compuestas únicamente por población morisca y había sido repoblada por familias de la Foia de Castalla y la cuesta de Alicante: lugares con milicias. En 1617 se documenta por primera vez la milicia de Petrer, cuyo capitán era el justicia de la villa. Éste recibió una carta del virrey comunicando que habían barcos enemigos en la costa. Pero ante los escasos efectivos de la milicia (la población 91 estaba recién repoblada) se decidió hacer acopio de pólvora, cuerda y plomo para dar apoyo logístico si las autoridades lo demandaban (Pérez Medina, 1993, 258). En 1637 ya contaba con 95 hombres, con un capitán, un alférez con su bandera y un sargento (Navarro, 2006, 237). El 21 de mayo de 1643 se publicaba la pragmática real relativa a la reforma de la mili-cia efectiva. En ella se explicaba que en la gobernación de Orihuela habría un tercio bajo el mando del conde de Albatera, con plaza de armas en Elche, formado por diez compañías cuyos componentes se distribuían por todas las villas de la gobernación. En el caso del medio Vinalopó había una compañía formada por milicianos de las poblaciones de Fuente la Higuera, Monforte, Monóvar, Petrer y Elda (Requena, 201, 376-377). Este sistema logístico y militar perduró durante todo el siglo XVII, con varias pragmáticas y reorganizaciones, pero haría falta un estudio más profundo para saber más detalles y su funcionamiento en el Medio Vinalopó, algo que excede los límites y objetivos de este artículo. BIBLIOGRAFÍA: BLASCO MARTÍNEZ, R. M. 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Por ello, en el caso de la Guerra de Sucesión, son muchos los militares que abrazaron la causa austriaca que han sido olvidados. Un caso paradigmático es Felipe de Valera, un notable militar austracista que participó activamente en la Guerra de Sucesión Española, cuya biografía ya ha sido tratada por mí en otra revista (Castilllo, 2010, 49-60). Por ello creo que es de justicia también recordar o bien si cabe, conocer los actos de su hijo Martín Valera, el cual como otros personajes ligados a Elda lucharon en el bando que apoyaba al Archiduque Carlos; como su propio padre, el V Conde de Elda Francisco Coloma y el marqués de Noguera (hermano del conde), pese a que la mayoría de la población eldense abrazó la causa borbonica. Sus acciones bélicas no tuvieron el mismo peso que las de su padre, pero no por ello menos desmerecedoras de su valor. La información que tenemos sobre Martín de Valera es más escasa, pero también es interesante para comprender y conocer este confl icto bélico que marcó el inicio del siglo XVIII español. Antecedentes familiares Martín Valera viene de una familia con mucho peso en la villa de Elda, son de procedencia sajeña como bien ha estudiado Vicente Vázquez. El abuelo de Martín fue gobernador del condado de Elda en 1659 (Castillo, 2010, 50) y su padre, Felipe de Valera, un notable militar de fi nales del siglo XVII y del bando austracista en la Guerra de Sucesión Española. No conocemos si Martín Valera nació en Elda, como su padre y parte de su familia, posiblemente no, ya que Felipe de Valera hizo carrera militar por otros lugares de Europa, mayoritariamente en Messina (Italia), por lo que es muy probable que Martín naciera fuera de España ya que en muchos casos las mujeres de los militares seguían a sus maridos allá donde la guerra los llamase. Martín Valera en la Guerra de Sucesión Española Sus acciones bélicas no tuvieron el mismo peso que las de su padre, pero no por ello menos desmerecedoras de su valor. La información que tenemos sobre Martín de Valera es más escasa, pero también es interesante para comprender y conocer este confl icto bélico que marcó el inicio del siglo XVIII español. Lo que se conoce de su carrera militar lo ubicamos en el confl icto de la Guerra de Sucesión, de antes no se conoce nada o en los archivos consultados no aparecen relación de sus servicios. Los hechos en los que participa Martín Valera están dentro del confl icto bélico de la Guerra de Sucesión al trono español después de la muerte del último monarca de la casa de Austria, Carlos II, que enfrentará a Felipe de Anjou y al archiduque Carlos. Principalmente se desarrolló por tierras europeas, pero rápidamente se extendió a la Península Ibérica a partir de 1705, donde el archiduque Carlos desembarcó en Barcelona gracias a una escuadra inglesa. En el Reino de Valencia también se hizo patente el inicio de la guerra con la llegada, el 10 de agosto de 1705, de la escuadra aliada a Altea, donde desembarcaron algunos hombres que no encontraron ninguna oposición. Siete días más tarde llegaban las naves a Denia, siendo recibidas con entusiasmo por la población que aceptó el nombramiento del archiduque como rey de España. Israel Castillo García Soldado borbónico (Alborada) 93 Es en ese momento cuando empieza a surgir la presencia de la figura de Juan Bautista Basset, al que se cita como General de Batalla y que se hace cargo del mando militar. Bas set, como posteriormente veremos, estará junto a Felipe y Martín de Valera en la defensa de Xàtiva de la primavera de 1706. Defensa de Xàtiva El año 1705 había terminado con un claro retroceso de la causa borbónica a tenor de las estratégicas plazas perdidas. Tampoco Felipe V contaba que Valencia y Aragón se rebelaran pasándose al enemigo. Esto supuso que Felipe V planeara una contraofensiva a principios de año y atacara plazas austracistas en el Reino de Valencia, como fue el caso de Xàtiva en abril de 1706 donde se encontraba Martín Valera defendiéndola. El 18 de abril de 1706, el conde de las Torres, al mando de un cuer po de ejército borbónico, se dirigió a tomar Xàtiva con 8 cañones y 4.000 hombres (Castellví, 1998, 57). La antigua Saitabis estaba bajo el mando del general Basset, teniendo como subalternos directos a Felipe de Valera y al coronel Onofre Sió, que era el gobernador del castillo de la ciudad y en esta defensa de Xàtiva se encontraba Martín Valera luchando y defendiendo la ciudad junto a su padre. También recibieron la ayuda por parte de los campesinos de la zona que se unieron a la causa austracista y que tuvieron un papel destacado en la defensa de la ciudad. El conde de las Torres consideró necesario empezar a sitiar la ciudad, para lo que realizó pequeños ataques y el 12 de mayo comenzó a batir el núcleo urbano mediante fuego de artillería. Durante las noches los sitiados incomodaban a los sitiadores mediante repetidas salidas ya que el conocimiento del terreno les daba ventaja. Después de numerosos es carceos, la ciudad resistió el asedio y finalmente el 24 de mayo de 1706, De las Torres levantó el sitio y se retiró. Antes de la retirada de los sitiadores borbónicos, el jefe militar or denó el incendió de los arrabales de la ciudad. Como se ha puesto de manifies to, Xàtiva resiste al empuje borbónico gracias a la fuerza y saber hacer en el arte de la guerra. Tanto Felipe de Valera como su hijo Martín, no será la última vez que luchen “codo con codo” ya que, posteriormente, veremos un dramático episodio en Denia. Defensa de Planes Después de la victoria en Almansa, las tropas borbónicas iban avanzando con relativa rapidez por el Reino de Valencia y tomando plazas que es taban defendidas por las tropas aus -tracistas. Según las crónicas de Cas tellví (1998, 369) llegaron a Planes en el norte de Alicante, donde era gobernador Martín Valera y, junto a él, Roque de Oltra de la Badía como justicia de la ciudad y su castillo. Esto ocurre a principios de septiembre de 1707, cuando el conde Charny con 800 infantes y 400 caballos sitió Planes. Los habitantes de la villa se defendieron durante ocho días, en los que solo fueron ayudados por 18 portugueses y un sargento. Y según narra Castellví (1998, 369) las mujeres excedieron los límites de su sexo. Animaban los moradores, tanta era la adversión que habían concebido. Finalmente el noveno día de asedio, Martín Valera rinde la villa. La noticia de la capitulación la encontramos en una correspondencia (AMO, 1703-1707) del día 13 de septiembre de 1707 entre don Esteban de la Encina, comandante militar de la plaza de Concentaina, a su superior jerárquico el Conde Mahony y al Conde de Charny, inspector general del infantería borbónica” y dice así: “Recibí su carta de Vmd. de dose del coriente y a su contenido diré que en la formación de las compañías que an de formarse de los leales que ay en esa Villa lo dexo todo a la elección de Vmd. quien formará de cada una compañía una lista y quando yo vaia a essa villa, que será muy en breve, me las dará Vmd. para que·s esté enterado de todo. Castillo de Xàtiva. Castillo de Planes. APORTACIONES A LA HISTORIA 94 alborada Y en quanto a las armas que Vmd. pide procuraré llevar dos cargas porque tanbién por acá es menester armar a los leales. El quartel de Chaves sesó desde el día dos de los corrientes y aunque yo soi comendante de Chaves y inspector general de la infantería estoi conteto (sic) que essa villa execute lo mismo conmigo que con él. Ha hesa villa debe llegar muy en breve el reximiento de infantería de Córdova [f. 202r] y luego que llegue lo ará Vmd. alozar y me dará parte. La Villa de Planes y su Castillo se rindió el día nueve y mañana paso con las tropas a forçar a muchos lugares que den la obediencia. Es quanto se ofrese poner a la noticia de Vmd. desseando le guarde Dios muchos años. Cosentaina y setiembre trese de Mil Setecientos y Siete. Besa la mano de Vmd. su mayor servidor, el conde de Charní. Señor Don Joseph Sancho, Justicia Y se complementa con otro fragmento de correrspondencia del mismo día donde se enumera los prisio- neros y entre ellos Martín Valera con municiones y armas (AMO, 17031707). “Ha llegado noticias ciertas por soldados que han venido de haberse tomado Planes y su castillo quedando prisioneros 140 migueletes y el gobernador y habiendo confi ado muchas municiones y armas.” Posiblemente a través de algún intercambio de prisioneros, Martín Valera es liberado y se dirige a Alicante que seguía siendo austracista. Defensa de Denia Ya había sido tomada la población de Alcoy y quedaban ya pocas plazas austracistas en el Reino de Valencia. Éstas eran Denia y Alicante. Precisamente en la defensa de Denia se encontraba el padre de Martín Valera, Felipe. El 8 noviembre de 1708, D’Asfeld, al mando de un ejército borbónico bien equipado y bien preparado, sale desde Valencia con dirección a Denia, a la que sometería a un duro y cruel asedio. Al frente de la defensa de la villa de Denia estaba Felipe de Valera con una tropa de 1.500 soldados con múltiples nacionalidades: había soldados ingleses, portugueses, castellanos, desertores del bando borbónico, gente de la zona y habitantes de la villa. Sin embargo Felipe de Valera se vio desbordado ante la superioridad borbónica, que hizo gala de una gran iniciativa militar y un abrumador uso del fuego de artillería para destrozar la resistencia austracista. Denia se encuentra en una situación desesperada con Felipe de Valera a la cabeza. El día 12 de noviembre, a la hora del cambio de guardia, tuvo lugar el asalto. Los soldados felipistas entraron en la villa con espada en mano, lo que precipitó una huída de soldados austracistas (Miñana, 1985, libro II, 37). El día 13 de noviembre es cuando aparece en escena Martín Valera por vía marítima con tropas de socorro que habían partido desde Alicante. Martín tenía a su mando unos 200 hombres. Aquí se produce una escena desesperante en la que los superiores de Martín Valera le prohíben que desembarquen para ayudar a las tropas austracistas que estaban asediadas y a su propio padre. Ante la negativa de los superiores austracistas del desembarco en Denia, Martín Valera no entra en combate para ayudar a su padre y allí, muy a su pesar, lo deja a su suerte. Finalmente, Denia es tomada y entregada con toda su guarnición el 18 de noviembre de 1708, Felipe de Valera es tomado prisionero, llevado a San Clemente y posteriormente trasladado a Valladolid donde fallecería en 1709 (Castillo, 2010, 59). Exilio forzoso de Martín Valera Después de la derrota en Almansa, en 1707, comenzó un primer éxodo de austracistas valencianos, viendo de cerca la derrota y las represiones borbónicas. Luego habrá una segunda fase de exilio que se prolongará hasta que termine la guerra en la península con la toma de Barcelona, en septiembre de 1714. No sabemos con exactitud el libro de ruta que toma Martín Valera. Lo que sí que es cierto es que es muy probable que estuviera en Alicante hasta el asedio borbónico en 1709, ya que después del intento fallido de socorro de Denia vuelve a la plaza de Alicante, una vez tomada Alicante. Convento de los Españoles negros en Viena. Toma de Barcelona. Escudo del Archiduque Carlos. 95 Muchos fueron los valencianos austracistas que abandonaron el Reino de Valencia. Entre ellos había numerosos nobles, como el conde de Elda, militares como Martín Valera y gente corriente que tenía una tendencia política que abrazaba la causa austracista y que tuvieron que abandonar sus hogares por miedo a una represión. Las solicitudes de sueldos, gracias y mercedes situadas en el Reino de Valencia o en los territorios italianos fueron frecuentes durante la guerra. En Utrecht, el 13 de marzo de 1713, se estaba llevando a cabo la evacuación de ministros austracis tas, pero posteriormente, en Hos pitalet, el mariscal Starhemberg firmó un armisticio y ahí comenzó una notable evacuación de tropas imperiales desde Cataluña. Se prolongaba el exilio de muchos españoles como resultado de la Guerra de Sucesión. Ya con el asalto a Barcelona el 11 de septiembre de 1714, Felipe V decretó la expulsión de valencianos austracistas. Como todo exilio forzoso va acompañado de penurias. Hubo dos focos donde encontraron refugio los austracistas valencianos exiliados: Viena e Italia. En dichos lugares encontraremos, posteriormente, a Martín Valera recibiendo pensión. Se calcula que, a partir de 1718, regresaron a España unos 3000 refugiados, pero éste no será el caso de nuestro biografiado, que pasará los últimos años de su vida lejos de su tierra. El archiduque Carlos, que se había proclamado emperador Carlos VI, jamás renunció a su derecho al trono español. Por ese motivo siempre protegió de forma unánime a los que le siguieron y le declararon lealtad. Los territorios que habían per tenecido a la monarquía fueron los que, en un principio, acogieron a los austracistas y financiaron las ayudas a través de la Delegación General de españoles. Había un carácter provisional en las pensiones hasta que los exiliados lograran un empleo. Según el nivel social y la formación profesional que se tuviera se ocupaban distintos puestos en la administración italiana como haría Valera. Ya en 1715 encontramos a Martín Valera en Italia recibiendo una pensión de unos 250 florines. Pasó gran parte de su exilio en Italia y así lo demuestra que en 1734, le encontramos cesando el cargo de superintendente del puerto franco de Messina. Con la pérdida de Nápoles y Sicilia por parte del imperio autracista, vemos que en 1737 cobraba una pensión de 600 florines del Banato Temesvar (o Timisoara) en la actual Rumania que acababa de ser incorporado a la monarquía de los Hasburgo y que era conocido el “Bonato” (Nueva Barcelona) (León,2007, 254). Finalmente, en 1743 pasó a Viena. Allí residió hasta el día de su fallecimiento el 1 de marzo de 1747. No sabemos el lugar exacto de su muerte, pero muchos exiliados murieron en el Hospital de Españoles de Viena que había sido fundado en 1718, donde había médicos y eclesiásticos españoles para asistir espiritualmente a los enfermos. A modo de conclusión, Martín Valera fue otro de esos militares que defendieron sus ideales, en este caso en una guerra civil, donde lucharía contra conocidos, amigos, etc.., y que en su exilio forzoso fuera de su patria, pasaría penurias y miserias dignas de los refugiados de guerra. Y como le ocurriera a su padre, Martín moriría olvidado, habiéndolo dado todo por una causa y lejos de su casa, del pueblo de sus orígenes, Elda. BIBLIOGRAFÍA: - A gradecimientos a Vicent Terol i Reig y José Luis Cervera Torrejón. A lcoberro i Pericay, Agustín, 1998.”Al servei de Carles III d’Austria: Un document sobre els militars austracistes morts a l’imperi (1715-1747). Revista d’historia Moderna. Universidad de Barcelona. C astelví, F. 1998: Narraciones históricas, vol II. Edición, Francisco Elías de Tejada. Madrid. C astillo García, Israel, 2010. “Felipe de Valera (Elda, 1655-Valladolid, 1709) un militar austracista”. Revista del Vinalopó (Personajes del Vinalopó). Centro de estudios locales del Vinalopó (CEL). L eón Sanz, Virginia, 2007. “Abandono de patria y hacienda. Exilio austracista valenciano”. Revista de Historia Moderna, 25. Universidad Complutense de Madrid. M iñana, J. M. 1985: La Guerra de Sucesión en Valencia (Del bello rústico valentino). Edición Institució Alfons el Magnanim. Valencia. T erol i Reig, Vicent, 2007. “La guerra de successió a la Vall d’Albaida”. Agüaits 24-25, pp.217-251. V azquez Hernández, Vicente, 2003: “Felipe de Valera, un militar del siglo XVII”. Albora da , nº 47, pp.127-131. Elda. A rchivo Municipal de Ontinyent. Manual de Consells 1703-1707. Batalla durante la Guerra de Sucesión. a APORTACIONES A LA HISTORIA 96 alborada J oseph Caturla Jordà 1 nació en Alicante, el 16 de diciembre de 1728, hijo del legítimo matrimonio que contrajeron en San Nicolás de Bari, de Alicante, el 26 de octubre de 1712, Th omas Caturla Blasco, nacido en dicha ciudad el 18 de septiembre de 1690 y fallecido en la misma el 8 de diciembre de 1771, y Rita Jordà Terol, nacida el 26 de octubre de 1694 en Alcoy. Joseph fue bautizado el 19 del mismo mes y fueron sus padrinos mosén Martí Caturla Blasco, presbítero, su tío, y Th omasa María Caturla Jordà, doncella de 15 años, su hermana. Su padre, Tomás, fue tesorero del Santo Tribunal de la Inquisición de Murcia y síndico del Real Convento de Religiosos Franciscos de Nuestra Señora de Gracia, de Alicante. Tenía múltiples negocios en esa plaza y se le consideraba el hombre más rico de la ciudad. Se casó el año de 1749 en San Nicolás de Bari, de Alicante, con María Rosa Miravete Sánchez, natural de Cox, hija de Vicente Miravete Moreno y Gerónima Sánchez . De este matrimonio nacerían seis hijos, todos en Alicante. El 28 de septiembre de 1761, Joseph Caturla Jordán se casó en segundas nupcias, en la iglesia parroquial de las gloriosas Santas Justa y Rufi na, de Orihuela, con Bárbara Maseres Cabanes, nacida el 4 de diciembre de 1742, en dicha población. Era hija de Jayme Maseres de Timor y de Teresa Cabanes de Sánchez, naturales también de Orihuela. Doña Bárbara pertenecía a una de las familias más infl uyentes de la oligarquía oriolana. De este matrimonio nacerían ocho hijas y cinco hijos, todos en Alicante. Falleció en Orihuela el 11 de abril de 1801. Está enterrado en Nuestra Señora de Guadalupe, en un vaso propio de la familia Maseres. Al entierro asistió el clero de las parroquias de El Salvador y Santas Justa y Rufi na, al completo. Trayectoria profesional. Estudios Joseph cursó la Filosofía tomística en el Colegio y Universidad de la ciudad de Orihuela, en donde estudió la Instituta Civil. Recibió el grado de bachiller en Leyes, el 2 de mayo de 1748, y el de doctor en dicha facultad, el 2 de agosto del propio año, con unánime aprobación ex toto rigore justitiae. Primeras actividades profesionales El 25 de septiembre de 1750, el abogado Joseph Caturla fue nombrado familiar de la Santa Inquisición en la ciudad de Alicante. En el año de 1752 fue recibido de abogado en la Real Audiencia de Valencia; consecutivamente se incorporó en los Reales Consejos y abrió estudio en la referida ciudad de Alicante, defendiendo las más diversas causas con gran aceptación del público. Gobernador y alcalde mayor de Elda, Petrer y Salinas “La naturaleza militar de buena parte de los corregidores valencianos concedía gran importancia a la fi gura del Alcalde Mayor, letrado dependiente de los gobernadores y destinado a actuar en un doble cometido: judicial y político-administrativo. También intervenía en la gestión económica, sobre todo en materia de abastos y obras públicas. Las actuaciones de los Alcaldes Mayores respecto a los corregidores adolecían de un cierto mimetismo; así observamos como a menudo los Alcaldes Mayores iban adoptando actitudes más autoritarias similares a las que normalmente adoptaban los corregidores, a medida que avanzaba su mandato.” 2 Así pues, debe considerarse que tenía su importancia el primer cargo que fue llamado a desempeñar Joseph Caturla, a saber el de gobernador y alcalde mayor de las villas de Elda y Petrer y del lugar de Salinas, que había quedado vacante. Efectivamente, el 5 de noviembre de 1755, a los 27 años de edad, fue nombrado por Francisco Javier Arias Centurión, IX Conde de Puñoenrostro, IX Conde de Elda y dueño de dichas poblaciones. Tomó posesión el 22 de dichos mes y año. No sería la última vez en su dilatada carrera que Caturla era nombrado alcalde mayor. Tal como expone con encomiable claridad Fernando Matallana Hervás, Elda tenía en 1755, “un régimen de gobierno propio del Antiguo Régimen. El conde, como titular de la jurisdicción -además de la propiedad y el señorío -tiene a su cargo las competencias administrativas y judiciales dentro Lluís Caturla Poch, su quinto nieto Breve semblanza del Dr. D. Joseph Caturla Jordán 97 de los términos de la villa y, en consecuencia, la facultad de ejercer el gobierno dentro de la misma. Pero éste no lo realizaba él directamente, sino a través de su representante, el alcalde mayor o gobernador, y los capitulares puestos cada año al frente del Ayuntamiento. A mediados del siglo de las luces, mo mentos para el que ya tenemos documentación de cabildos, sabemos que el consistorio eldense estaba formado por el alcalde ordinario, cuatro regidores, el síndico procurador general, el alcalde de la hermandad y el alguacil mayor, que constituían lo que, en términos de la época, se llamaba el consejo, justicia y regimiento de la villa. El nombramiento de estas magis traturas lo efectuaba el señor, conde de Puñoenrostro, a propuesta de la corporación cesante ” 3 En dicho año, como narra Alberto Navarro Pastor, Cronista Oficial de Elda, “ las cosas no iban bien entre la villa y su señor, tal vez por los pleitos en que se enzarzaban a menudo una contra otro. Lo cierto es que la propuesta de nuevos oficiales para el gobierno de la villa,... fue rechazada por el Conde... Un caballerizo del Conde, Joseph Muñoz, y otros familiares del dueño de la villa, manifestaron al alcalde que como no propusiera para este cargo a un tal Ignacio Bernabé, no habría nada que hacer, y que de hacerlo así, el Conde quedaría satisfecho. Así hubo de hacerlo, por fin, el alcalde, por “miedo reverencial” según manifiesta en su escrito de protesta, quedando el ayuntamiento de esta manera: Ignacio Bernabé, alcalde; regidores, Antonio Juan de Pedro, Pablo Vidal, Joseph Linares y Juan, y Jerónimo Sempere; Síndico procurador, Francisco Agustín Coluchi y Alguacil Mayor, Francisco Juan Segura, tomando seguidamente posesión de sus cargos. La elección provocó un recurso de agravio por parte de los rechazados; fundaban su recusación a los posesionados nada menos que en estos cargos: el Ignacio Bernabé, nuevo alcalde, era hijo de Pedro Bernabé y hermano de Pedro Bernabé, ambos condenados por monederos falsos con nota de infamia y excluidos sus parientes de empleos honoríficos. Todos los Regidores eran parientes entre sí, y el padre de Joseph Linares tenía un pleito pendiente con la villa sobre cuentas de propios en que con otros fue condenado al pago de 500 libras. Y esto no era todo, pues el Síndico procurador era actualmente reo de crimen punible, sobre falsificación de firmas, estando fuera de la cárcel bajo fianza y con obligación de restituirse a la villa y cárcel siempre que fuera requerido .” 4 Esta era la situación y los personajes con los que iba a encontrarse y tal vez enfrentarse, el nuevo gobernador. Es indudable que la experiencia adquirida con tan conflictivo Ayuntamiento le sería de provecho para resolver problemas en el futuro como alcalde mayor de San Felipe, Valencia y Orihuela o como regidor de Alicante. Texto del nombramiento “Dn. Francisco Xavier Arias, Centurion Davila, Croy, Hallevin, y Pacheco, Coloma, y Borja, Pérez, Calbillo, Alpont, Fernandez de Espinosa, Masco, Puchades, De Benegas, Conde de Puñonrros tro, Elda y Anna, Marqués de Noguera, Señor de las Villas y fortalezas de Torrejón de Belasco, Pozuelo, Palomero, Alcovendas, Fuentidueña, San Agustín, Pedrezuela y Moncalbillo, Del Algarve y fortaleza de Casasola, y de los Montes de los Bomberos, en el Reyno de Castilla; Delas Villas de Petrel, y Enguera, y Lugares de Pedreguer, Piles, Palmera, y Salinas, en el de Valencia; De la Villa de Malon y lugar de Albeta en el de Aragón: Grande de España de primera Clase y Gentilhombre de Camara de S. M. Con Exercicio &c. Porquanto se halla vacante el empleo de Governador de mi Villa y condado de Elda. Y perteneciéndome nom brar persona que le ejerza. Usando de Nombramiento de gobernador de Elda (AHME). APORTACIONES A LA HISTORIA 98 alborada la facultad que me compete y tengo como Señor de dicho Estado; Atendiendo a la legalidad, literatura, buena conducta y demas circunstancias que para desempeñarle concurren en el Dr. Dn. Joseph Caturla Abogado de los Reales Consejos: He resuelto nombrarle como por el presente le nombro por tal Governador de la expresada mi Villa y condado, para que en ella, sus terminos, y Jurisdicciones pueda usar y exercer, use, y exerza el dicho empleo precediendo presentarse con este mi título en los Ayuntamientos de mis Villas de Elda, Petrel, y Lugar de Salinas, comprehendidos en dicho Condado para que se le reciva el juramento con la solemnidad que en derecho se requiere, de que le usará bien y fi elmente. Y mando a las Justicias, Alcaldes ordinarios y de la Hermandad, Regidores y demás ofi ciales de los Ayuntamientos de ellas, que a los demás vesinos y moradores, le hayan y tengan por tal mi Governador, y le obedescan y respeten sus mandatos, y acudan a sus llamamientos y citaciones, baxo las penas que les impusiere, que para que le use y exersa en todos los Casos y Cosas a dicho Empleo tocantes y pertenecientes, así Civiles como Criminales en Primera o Segunda instancia que al presente estén pendientes y en adelante se suscitaren, así de ofi cio de presencia como a Pedimentos de partes o en grado de apelación. Le doy poder y Comisión en forma al referido Dr. Dn. José Caturla quan bastante en derecho se requiere; y para que en todo pueda hacer y administrar justicia asistiendo a todos los Ayuntamientos y consejos particulares y generales atendiendo al bien común de dichas mis Villas, pronunciar y proveher autos y sentencias interlocutorias y difi nitivas y llevarlas á devida execución y hacer todo lo demás a dicho Empleo anexo, y perteneciente atendiendo al Real Servicio, para lo qual le subrogo y pongo en mi lugar. Y mando le acudan y hagan acudir con todos los derechos y emolumentos que le pertenecieren, y le guarden, y hagan guardar todas las honrras, gracias, franquesas, privilegios é Inmunidades que, como átal Governador de dicha mi Villa y condado de Elda, le competen y deven ser guardadas según y como se ha hecho y devido haser con sus antecessores. Y que si para el uso y exercicio de dicho Empleo ubiere menester favor y ayuda, mando a los Consejos, Justicias y Regimientos de las referidas mis Villas y a todos los vesinos y moradores de ellas, se le den y hagan dar bien y cumplidamente baxo de la forma que le pidiere, y de las penas que les impusiere en que desde luego les doy por condenados lo contrario haviendo. Para cuio cumplimiento y puntual observancia, mandé despachar este mi título fi rmado de mi mano sellado con el Sello de mis Armas y refrendado por Dn. Gabriel Méndez de Mendiola mi secretario. Dado en mi Villa de Alcovendas a cinco de Noviembre de mil setecientos cinquenta y cinco = Lugar del Sello. El conde de Puñonrrostro, Elda y Anna = Por mandato de su Excelencia Dn. Gabriel Méndez de Mendiola = se nombra por Governador de su Villa y condado de Elda al Dr. Dn. José Caturla Abogado de los Reales Consejos = en la Villa de Elda a los veinte y dos días del mes de Noviembre de mil setecientos cinquenta y cinco años; Por parte del señor Dr. Dn. José Caturla Abogado de los Reales Consejos, y por ante mí el Infrascrito Escribano Ante los señores Dn. Ignacio Bernabé Alcalde ordinario, Antonio Juan de Pedro, Pablo Vidal, Joseph Linares y Juan, Gerónimo Sempere y Amat Regidores, y Francisco Agustín Coluchi Procurador Síndico General de esta expresada Villa, Consejo, Justicia y Regimiento en ella, Estando juntos en su Sala Capitular se presentó el Despacho que antecede, y visto por dichos Señores mandaron que quedándose copia Testimoniada de aquel, del juramento que deverá prestar conforme a derecho y de las diligencias que se practiquen en la Villa de Petrel, y Lugar de Salinas anexas al condado de esta citada de Elda, para que todo se coloque en la mano de Cavildo de este Ayuntamiento, se guarde, cumpla y execute el contexto de dicho Despacho, y que desde luego se le dé al citado señor Dr. Dn. José Caturla, la posesión y Jura de Governador de esta enunciada Villa de Elda y su condado, en la conformidad y como en el antedicho Despacho se previene. Y así lo determinaron y fi rmaron doy fe = Ignacio Bernabe = Antonio Juan de Pedro, Pablo Vidal, Joseph Linares y Juan = Gerónimo Sempere = Francisco Agustín Coluchi = Ante mí Pablo Guariños = En la Villa de Elda a los veinte y dos días del mes de Noviembre de mil setecientos cinquenta y cinco años. Estando juntos y congregados en la Sala Capitular del Ayuntamiento de esta enunciada Villa, los señores Dn. Ignacio Bernabé Alcalde ordinario, Antonio Juan de Pedro, Pablo Vidal, Joseph Linares y Juan, Gerónimo Sempere y Amat Regidores, y Francisco Agustín Coluchi Síndico Procurador General en ella, Y así juntos, el Dr. Dn. José Caturla Abogado de los Reales Consejos Governador de esta precitada Villa de Elda y su condado, según Despacho expedido por el Excelentísimo Señor Conde de Puñonrrostro Elda y Anna mi Señor su fecha de cinco de los corrientes mes é año, fi rmado de su Excelencia sellado con el Sello de sus Armas, y refrendado por Dn. Gabriel Méndez de Mendiola su secretario. En mano y poder del dicho Señor don Ignacio Bernabé Alcalde ordinario de esta mesma Villa, su término y Jurisdicción, juró dicho señor Dr. Dn. José Caturla, por Dios nuestro Señor y á los Santos quatro Evangelios puesta su mano derecha sobre un Misal de haverse bien y fi elmente en su ofi cio, de administrar Justicia con equidad, de guardar toda fi delidad a Su Magestad (que Dios guarde) y a dicho Excelentísimo Señor Conde. Hasiéndolo así que Dios nuestro Señor le ayude, y lo contrario hasiendo se condene como á perjuro. Dijo Amen. Y a ello fueron presentes por testigos Francisco Romero Escriviente, y Pedro Bernabé y Guariños, ciudadano de dicha Villa de Elda vesinos y moradores, y lo fi r 99 maron dichos señores de que certifico = Ignacio Bernabé = Dr. Joseph Caturla = Ante mí Pablo GuariñosCorresponde esta copia con su original Despacho, y demás diligencias que anteceden, tal que no me se entregaron hechas en la Villa de Petrel y lugar de Salinas, lo que uno y otro deboles al señor doctor don José Caturla Jordán Abogado de los Reales Consejos a favor de quien se dirige. Y para que conste el obedecimiento y cumplimiento dado por los señores del Ayuntamiento de esta villa de Elda, yo Pablo Guariños Escribano del Ayuntamiento de Elda, doy el presente testimonio que signo y firmo en la misma Villa a los veinte y cinco de Noviembre de mil setecientos cinquenta y cinco años En testimonio de Verdad Pablo Guarinos” 5 A 22 de abril de 1756, el conde de Elda nombra teniente de gobernador a don Pedro Maestre, también abogado de los Reales Consejos, para subs tituir al Dr. D. Joseph Caturla en caso de enfermedades y ausencias, para que no se experimente el menor retraso en los negocios. El 9 de enero de 1758, es nombrado por el conde de Puñoenros tro un nuevo gobernador, por haber cumplido Joseph Caturla en dicho empleo que ejercía en el condado de Elda. Así consta en el acta capitular de dicha fecha: “ Por quanto haviendo cumplido Dn. Joseph Caturla Jordán Abogado de los Reales Consejos en el empleo que exercía de Governador de mi condado de Elda y deviendo nombrar otra persona en su lugar por convenir así al Real Servicio mío Bien común de mis vasallos y buena administración de justicia; teniendo entera satisfacción de la literatura suficiencia y circunstancias que concurren en Dn. Vicente Català y Monleón Abogado de los Reales Consejos: He resuelto nombrarle como por el presente le nombro por Governador de mi Villa y condado de Elda que se compone de esta la de Petrel y lugar de Salinas en el Reyno de Valencia, por el tiempo que fuere mi voluntad para que durante ella pueda en mi nombre usar del citado empleo en el referido mi condado Villas y Lugar” 6. No acabaría aquí la relación de Joseph Caturla con el condado de Elda. Efectivamente, desempeñó con acier to diferentes comisiones de la Real Audiencia, e Intendencia de Valencia en la Villa de Petrer. Asimismo fue nombrado por don Andrés Gómez de la Vega, Intendente de aquel reino, para atender y oír al Ayuntamiento de la expresada Villa de Petrer y a otros particulares sobre la inspección ocular de la abertura y nueva construcción del camino de las huertas de la misma; y todas sus resoluciones fueron aprobadas por dicho Intendente, que mandó después ejecutarlas en los términos proyectados por el nominado don Joseph. Juez de Residencia en San Felipe (Játiva) 7 En dicho año de 1758, después de haber cesado en su cargo de gober nador en el medio Vinalopó, el Consejo de Castilla le nombró Juez de Residencia en la ciudad de San Felipe, cuya confianza desempeñó tan a satisfacción de dicho Consejo, que se quedó de resultas por alcalde mayor de la misma hasta el día 2 de julio de 1761. Don José Salillas, ministro de Marina de la provincia de Alicante y Juez de Plantíos y Montes de ella, en las ausencias y recusaciones de su auditor, le nombró para el despacho de las causas de su juzgado y las des empeñó con el mayor acierto. Regidor perpetuo del Ayuntamiento de Alicante El 4 de octubre de 1759, fue nombrado por S. M. regidor en la clase de ciudadanos de Alicante; en cuyo ejercicio continuó hasta el año de 1794, en que hizo dimisión del citado oficio; en dicho tiempo conoció y despachó como abogado consistorial de su Ayuntamiento las causas y negocios que de importancia ocurrieron. Joseph Caturla era abogado del ayuntamiento alicantino y asesor de Guerra de su gobernador y de la superintendencia. E n el curso de los muchos años en que Joseph Caturla Jordán estuvo de regidor perpetuo en el Ayuntamiento de Alicante intervino en los más diversos asuntos, según consta en las actas capitulares del mismo. De ellos mencionaremos uno que trasciende los límites de la ciudad de Alicante, pues consta que en Elda y otras poblaciones de la provincia hubo a partir de 1756 una terrible epidemia de langosta en la comarca del Vinalopó y en Alicante, que se inició en Villena. Como relata Juan Antonio Ramos Vidal “En 1758 una tremenda sequedad impedía continuar la siembra por parte de Autógrafo de Joseph Caturla en un acta capitular de Elda (AHME). APORTACIONES A LA HISTORIA 100 alborada los labradores y dado que el poco sembrado de los campos se perdía a pasos agigantados, coménzose “a implorar el auxilio y misericordia de Dios con rogativas y demás actos públicos que puedan mover la Divina clemencia”... Acompañando... adquisiciones esporádicas de trigo continuaban las rogativas y así se traía la Santa Faz a la ciudad.” 8 Esta devoción e interés por la Santa Faz estuvieron también claramente presentes en la actuación de Joseph Caturla como regidor perpetuo del Ayuntamiento de Alicante. En efecto, en las actas capitulares de dicha ciudad, de 29 de noviembre de 1765 y de 25 de junio de 1766, puede leerse: “(Era grande) la devoción popular hacia la imagen de la Santa Faz, ya que eran muchas las ocasiones en que los ciudadanos alicantinos dirigían sus rogativas y requerimientos hacia ella. En cabildo de junio de 1763, el diputado Joseph Caturla reclamó 46 libras que había tenido que aportar de su cuenta para abonar el pago por la impresión de 600 ejemplares de la obra: Disertación teórico-dogmática sobre la reliquia de la Santísima Faz. Este gran interés por todo lo referente a la venerada imagen era mostrado también por el diputado Francisco Burgunyo en noviembre de 1765 refi riéndose a las predicaciones que el padre Tomás Calabuig había llevado a cabo el día de la Santa Faz, alegando muchas doctrinas que acreditaba la teoría de ser una de las tres imágenes que imprimió el Salvador en el lienzo de Santa Verónica. En esta misma sesión capitular se comisionó a Joseph Caturla para continuar en estas investigaciones ayudándose de sujetos sabios que dieran su dictamen .” 9 Alcalde mayor de San Felipe (Játiva) En el año de 1776, Carlos III le nombró alcalde mayor de la ciudad de San Felipe y el 5 de agosto del mismo tomó posesión del cargo. Desde el día en que tomó posesión de la expresada vara de alcalde mayor de San Felipe hasta el 6 de abril de 1780, lo cual supone tres años y ocho meses, desempeñó hasta 26 comisiones en varios lugares de aquel reino por encargo del Consejo, de la Audiencia, de la Sala del Crimen y de la Intendencia sobre diversos asuntos de gravedad con entera satisfacción de dichos Tribunales. Alcalde mayor de Valencia En consecuencia a haber servido la citada Alcaldía mayor de San Felipe con notorio celo y desinterés, le agradeció el rey con una de las varas de alcalde mayor de la ciudad de Valencia, para la que fue nombrado el 29 de noviembre de 1782 y concluyó su mandato el 16 de febrero de 1787. El regente de la Audiencia de Valencia, Angel Figueroa, informó positivamente de Caturla : “desempeña esta Blasón de armas de la casa de Caturla. 101 vara a satisfación desta R l. Audª., por lo que le considero benemérito a que S.M. siendo servido, se digne continuarle su R l, gracia como fuere de su R l. Agrado” (Valencia, 17-III-1787). 10 También fueron positivos los informes que emitieron el regente de la Audiencia y el intendente de Valencia. Pedimento de hidalguía En septiembre de 1785, Joseph Caturla y su hermano Juan Bautista piden que se les conceda declaración de hidalguía para sí, sus hijos y sucesores, aportando como principal documento la certificación de don Ramón Zazo y Ortega, cronista y rey de armas de S. M., de 25 de septiembre de 1770, expresiva de la Nobleza, y Armas de la Familia de Caturla 11. Al principio del documento de Zazo y Ortega figura el blasón de armas antiguo de esta casa de Caturla bellamente reproducido. Alcalde mayor de Orihuela En abril de 1792, le nombró S. M. para la Alcaldía mayor de la ciudad de Orihuela, de la que tomó posesión el 22 de abril del mismo año. 12 Alistamiento voluntario contra los franceses A raíz de un exhorto remitido por el duque de la Alcudia, de orden del rey, Joseph Caturla y Jordán, abogado de los Reales Consejos, alcalde mayor en propiedad y corregidor interino de la ciudad de Orihuela y su partido, procedió al alistamiento voluntario en dicha población para luchar contra los franceses, redactando un emotivo texto que acaba así: “¡Qué Español pues, que no esté desnudo de amor a su Nacion, y à sí mismo; que conserve algun vislumbre de fé, y amor à la Religion de sus mayores, no saldrá à defender la Re ligion, la Patria, y à sí mismo contra los atroces Enemigos de todo el Genero Humano! ¡Qué Párroco, no animará sus Feligreses! ¡Qué Eclesiástico, sus Vecinos, Amigos y Dependientes! ¡Qué Padres y Madres, no exôrtarán sus hijos! ¡Qué hermanos y hermanas, à sus propios hermanos, à tomár las Armas, à alistarse baxo nuestros Estandar tes y Vanderas, para conservar sus propios intereses, el honor y gloria de su Religion y de su Patria! ¡Y quienes dexarán de consagrar sus vidas, sus haciendas, y sus rentas y ponerlas à los pies del Trono, para que el Glorioso Primo del Infeliz, que poco ha ocupaba el de Francia, castigue el cruel y barbaro Regidio (sic), que han cometido los Vasallos mas viles è inhumanos! Animemonos pues à tan santo y Religioso objeto: Esto desea nuestro Rey, el mas amable y digno de los Reyes; el mas Católico de los Monarcas; el Príncipe más zelozo del bien de nuestro Católicismo y Monarquia. Animemonos; y no temamos: el Dios de las Batallas, y Victorias pelea por nosotros; él será por medio de las Armas de España, el vengador de tantos ultrages hechos à su Religión y nuestra Patria. Orihuela y Noviembre 26 de 1793. Joseph Caturla.” 13 Por ausencia de don Juan de la Carte, corregidor y gobernador militar de la misma ciudad de Orihuela, desde el mes de abril de 1793, hasta 19 de marzo de 1794 en que regresó, sirvió aquel empleo. Consta, que así en la Alcaldía que ejerció en Orihuela, como en las demás que sirvió, dio puntual cumplimiento a sus cargos y obligaciones y a las comisiones que se pusieron a su cuidado, sin haber sido jamás apercibido, multado, ni recusado por causa alguna. Tras concluir, en 1798, su sexenio al frente de la vara de Orihuela, solicitó prórroga, que le fue denegada, debido al claro quebranto de su salud. 14 Fue jubilado el día 21 de abril de 1799 y moriría dos años des pués de retirarse de la vida profesional activa. NOTAS 1 A sí figura el segundo apellido en su partida de bautismo. Posteriormente, se castellanizó en Jordán. 2 F ERNANDO MATALLANA HERVÁS, La reforma municipal de Campomanes en la Villa de Elda. Aspectos institucionales. Alborada , nº 30, Elda,1984. 4 A LBERTO NAVARRO PASTOR, 1755:Un Ayuntamiento de «aúpa», Pintorescas situaciones municipales en los siglos XVIII-XIX, Ar bitrariedades, alcaldadas, encerronas, y otras lindezas. Alborada, nº 10, Elda,1984. 5 A rchivo Histórico Municipal de Elda, Acta capitular de 25 de noviembre de 1755. 6 A rchivo Histórico Municipal de Elda, Acta capitular de 9 de enero de 1758. 7 E n 1707, Felipe V cambió el nombre de la ciudad de Játiva por el de San Felipe como represalia por apoyar a las tropas austracistas. 8 JU AN ANTONIO RAMOS VIDAL, La epidemia de langosta de 1756 en la comar ca del Vinalopó y Alicante. Alborada, nº 28, Elda,1982. 9 Mª TERESA AGÜERO DÍEZ, Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», Alicante, 1998, pág. 226. 10 A rchivo General de Simancas, Gracia y Justicia, leg. 822, Expte. nº 46. 11 A rchivo Municipal de Alicante, Alm 1 Lib 47 Fol 334. 12 A rchivo Histórico Nacional, Consejos, leg. 18247 13 JO SÉ CATURLA JORDÁN, Exhortacion a la defensa de la patria y de la religion católica en apoyo de la orden que el Rey dio en este sentido, Consortes Sierra y Oliver Mar ti, Barcelona, ¿1793? 14 A rchivo Histórico Nacional, Consejos, leg. 18247. a APORTACIONES A LA HISTORIA 102 alborada E l abogado eldense Juan Sempere y Guarinos (1754-1830) dedicó en su meritorio Ensayo de una biblioteca española de los mejores escritores del reynado de Carlos III (1) trece páginas a glosar la vida y la obra del científi co Jorge Juan, entre Jovellanos y el abate Lampillas. Sempere acometió la tarea de elaborar una bibliografía nacional selectiva de los autores españoles más destacados de su época con la fi nalidad de terciar en la célebre polémica desatada por Nicolas Masson de Morviliers, aquel Extrangero mal instruido, con su no menos famoso artículo Espagne en la Encyclopédie méhodique (2), en el que negaba las aportaciones de nuestro país a la cultura europea y ponía de manifi esto la inferioridad de los españoles respecto a sus vecinos en materia de artes, ciencias y arquitectura, planteando la capciosa pregunta Que doit-on à l´Espagne? En un primer momento, le respondió el eminente botánico Antonio José Cavanilles. Pero, al encontrarse en París y con poca documentación a su alcance, el alegato resultó francamente débil (3). El secretario del marqués de Villena, en cambio, disponía de las mejores bibliotecas madrileñas (entre ellas las de Campomanes, Meléndez Valdés, Pérez Bayer y la de su propio señor) y del apoyo de las sociedades económicas de amigos del país, recursos documentales e informativos que utilizó profusamente para componer su Biblioteca . Era inevitable que en este repertorio crítico incluyera a don Jorge, porque, además de la incuestionable valía de su labor en ciencias exactas y aplicadas, era genio reconocido internacionalmente con el que frenar los desordenados ímpetus hispanófobos del letrado del Parlamento parisino. Fernando Matallana Hervás Jorge Juan por Sempere y Guarinos “No fundó D. Jorge Juan en la nobleza de su nacimiento un privilegio para vivir inútil; antes porque nació distinguido quiso distinguirse por varios caminos, y merecer por sí lo que ya tenia de la casualidad Elogio de D. Jorge JuanBenito Bails “Los hombres grandes son siempre dignos de nuestra memoria y veneración; pero mucho más aquellos que, como el Excmo. Sr. D. Jorge Juan, han consagrado sus talentos y estudios en bene cio de su patria y de todo el género humano” D. Jorge Juan Martín Fernández de Navarrete La celebración del III centenario del nacimiento del matemático, físico, astrónomo, ingeniero naval y, sobre todo, o cial de Marina don Jorge Juan y Santacilia (1713-1773), una compleja personalidad, un ilustrado de primera la en el marco cientí co internacional y una rara avis en su país –donde las autoridades anteponían el estudio de la teología y las letras a la investigación utilitaria—, no s sirve de pretexto para recordar la admiración de Sempere y Guarinos hacia su coetáneo y coterráneo, gura universal indiscutible con origen en el Valle Medio del Vinalopó, al margen de disputas localistas de alumbramiento y bautismo. Juan Sempere y Guarinos (Elda, 17541830). Retrato sobre tapiz de Pedro Carpena Tolsada. Principios del s. XX. 103 Pero, de otro lado, Sempere y Guarinos tampoco indagó mucho en el caso del hombre nacido en El Fondonet, limitándose a hacer una síntesis de la brillante biografía publicada por Miguel Sanz (4), secretario de Juan y Santacilia, poco después de la muerte de su amo y así reproduce desde los cargos que ostentó hasta el epitafio del marino, para luego centrarse en lo puramente libresco, es decir, en las obras publicadas y su repercusión en los medios escritos de la época, reduciendo al mínimo los aspectos biográficos. Los títulos de Jorge Gaspar Juan y Santacilia Canicia y Soler de Conellá fueron los siguientes: • Comendador [de gracia] de Aliaga (Teruel), de la orden de San Juan de Jerusalén o de Malta • Capitán de la Compañía de Caballeros Guardiamarinas, en San Fernando (Cádiz) • Director del Real Seminario de Nobles, en Madrid • Consejero de S.M. en la Real Junta de Comercio y Moneda • Miembro de la Real Sociedad de Londres • Académico de la de Ciencias de Berlín • Correspondiente de la Acade mia de Ciencias de París • Consiliario de la Real Academia de San Fernando, en Madrid, y • Embajador extraordinario en Marruecos (5) A partir de aquí, Sempere inicia el análisis de su obra, comenzando por las Observaciones astronomicas, y phi sicas hechas por orden de S.M. en los Reynos del Perú (6), redactadas por Jorge Juan, aunque firmadas conjuntamente con Antonio de Ulloa. El sevillano, en cambio, se ocuparía de escribir la Relación historica del viage..., suscrita solidiaria y recíprocamente por ambos (7). La edición de las Observaciones que maneja el bibliógrafo es la segunda que se llevó a cabo en la Imprenta Real, en 1773. Los avances científicos a la luz de la teoría newtoniana del universo, unidos a las comprobaciones empíricas de finales del s. XVII como fueron la medida de un grado de meridiano realizada, mediante triangulación, por Picard y las variaciones gravimétricas observadas por Richer, en Cayena, pusieron en tela de juicio los conocimientos sobre la verdadera for ma y magnitud de la Tierra, tendiendo a desconfiar de la teoría que sos tenía la forma absolutamente esférica del planeta, apuntando, mejor, hacia una figura esferoide, achatada en las zonas polares y de mayor anchura en el Ecuador. Por eso, era preciso constatarlo con la medición de algunos grados de meridiano terrestre a la altura de la línea ecuatorial y en el hemisferio Norte, cerca del Polo. El gobierno francés organizó a tal efec to una misión geodésica en dos ex pediciones; una, integrada por Pierre Louis Maupertuis, Alexis Claude Clairaut, Pierre Charles Le Monnier, los abates La Caille y Outhier y el mismísimo Anders Celsius, de la Academia de Upsala, además de un secretario y un dibujante, se dirigió, en 1737, a Laponia a medir el arco de meridiano a la altura del Círculo Polar Ártico. El segundo grupo, formado por el físico Pierre Bouguer (1698-1758), el geógrafo Charles Marie de La Condamine (1701-1774), el astrónomo Louis Godin (1704-1760) y el botánico Joseph de Jussieu (1704-1779) como figuras mas representativas, auxiliados por los ayudantes Verguin, Des Odonais y Couplet, el dibujante Morainville, el cirujano Seniergues y el relojero Hugot, viajó a América del Sur para hacer lo propio en las cercanías del Ecuador. Felipe V, primo del rey Luis XV, autorizó la entrada en el territorio de la comisión francesa mediante dos cédulas expedidas el 14 y el 20 de agosto de 1734, a fin de que las autoridades coloniales facilitasen los movimientos de los expedicionarios sobre el terreno, pero quiso que fueran acompañados por súbditos españoles. El monarca pidió, por medio de su secretario José Patiño, a los jefes de la Compañía y Academia de Caballeros Guardias Marinas que designa- Portada del Ensayo de una biblioteca española de los mejores escritores del reynado de Carlos III (Madrid, 1785). Portada del tomo de Geografía que contiene el artículo sobre España, de la Encyclopédie Méthodique (Paris, 1783). APORTACIONES A LA HISTORIA 104 alborada sen entre sus miembros a dos especialmente apropiados por sus “luces é instruccion” para el asunto que se trataba, resultando elegidos los jóvenes Jorge Juan y Antonio de Ulloa (este último en sustitución de Juan García del Postigo), enviados con la graduación de tenientes de navío. Zarparon de Cádiz, en barcos diferentes, el 26 y el 28 de mayo de 1735, respectivamente, rumbo a Cartagena de Indias, donde esperaron al grupo de Bouguer que había partido de La Rochelle el 16 de mayo de del mismo año. Fueron nueve años de operaciones que, en palabras de Miguel Sanz, se desarrollaron “en indecibles incomodidades y fatigas, viviendo la mayor parte de ellos en los Páramos, y sobre las mas eminentes Montañas ” y de desavenencias entre sus miembros. A ello se sumaron los sucesivos encargos del virrey del Perú, marqués de Villagarcía, a Ulloa y Juan para repeler a la escuadra inglesa de Anson que hostigaba la zona. Los trabajos de campo se dieron por terminados en mayo de 1744 y el 22 octubre de ese año Jorge Juan comenzaba su regreso a Europa desde el puerto de El Callao en la fragata francesa Lys que le dejó en Brest un año más tarde. Pasó a París donde intercambió experiencias y conocimientos con los académicos y fue nombrado correspondiente en España de la Académie Royale des Sciences. Bouger, La Condamine y demás integrantes de la expedición, al poco de llegar a Francia, comenzaron a publicar sus relaciones de viaje y el material científi co que habían acumulado durante el periplo. El noveldense, por su parte, entró en Madrid a principios de 1746. En el verano llegaba Ulloa después de que su barco, el Deliverance, fuera apresado por los ingleses y llevado a Londres, donde revelada su condición de militar y científi co fue puesto en libertad y poco después nombrado académico de la Royal Society. Ambos rindieron cuenta a Fernando VI y al secretario de Marina, marqués de la Ensenada, de su misión; recibieron las respectivas patentes de capitán de navío y el mandato de preparar para la imprenta las investigaciones astrónomicas y la narración pormenorizada del viaje. Como hemos dicho, de las primeras se ocuparía don Jorge y de la segunda su compañero de avatares. Los libros salieron a la venta en 1748. No obstante, la corte había decidido, según reconocen Lafuente y Mazuecos (8), dar una giro publicitario a la participación española en la expedición y presentarla como Retrato de Jorge Juan y Santacilia (Biblioteca Nacional). Dibujo y grabado de Manuel Salvador Carmona, académico de la RABASF y grabador de cámara del rey, a partir de un bajorrelieve realizado por el escultor Felipe de Castro para la sepultura del marino en la iglesia de S. Martín, de Madrid. Jorge Juan aparece enmarcado en un recurso arquitectónico como es una hornacina cuadrada donde se aprecia el efecto de la luz en los casetones laterales y superiores. El personaje, de medio cuerpo, se inscribe en un óvalo, con peluca blanca, lazo en la nuca y guerrera de gala. En la pechera y sobre el bordado izquierdo de la chaqueta se muestra en primerísimo plano la cruz de Malta, a cuya orden perteneció desde la infancia el homenajeado. En la parte inferior de la imagen y rompiendo el rectángulo de la ventana ciega, Carmona distribuye algunos de los elementos más importantes de la vida profesional de don Jorge: una esfera armilar, símbolo de su contribución a los trabajos tendentes a establecer la forma y tamaño de la Tierra; instrumentos como el compás y el telescopio, relacionados con la náutica y la astronomía; algunos de sus libros, como las Observaciones astronómicas , el Compendio de navegación y su obra más importante: el Examen Marítimo , vuelto hacia el espectador. Se incluyen libros de otros autores, como el del físico Pierre Bouguer, jefe de la expedición al Perú. Diversos planos, entre ellos los correspondientes a los arsenales de Cartagena y Ferrol y la maqueta de un navío en construcción, según el sistema introducido por Juan y Santacilia, en un dique seco. Jorge Juan y Santacilia en la colección de Retratos de los españoles ilustres con un epítome de sus vidas . Dibujo de José Maea y grabado de José Vázquez. 350 x 251 mm. Cobre. Grabado de puntos. Lámina acerada en 1894. Don Jorge aparece sentado en un sillón, con el codo derecho apoyado en una mesa auxiliar. La chaqueta, más abierta que en el grabado precedente, deja ver en la parte inferior un chaleco con recargada ornamentación y una pomposa camisa que sobresale por arriba. Destaca, en primer plano, la cruz de Malta. Sostiene en las piernas un ejemplar de su obra cumbre y en la mesa a la derecha del personaje aparecen los planos del Arsenal de Cartagena, a continuación unos libros y, en la parte superior izquierda, los dobleces de unos cortinajes completan la escena. 105 “una gran gesta nacional ” y una prueba del apoyo de la corona al fomento de las ciencias. Este vuelco es bien apreciable en el panegírico anónimo de Patiño, publicado en el Semanario erudito (9), cuando alude al Cuerpo de Guardias Marinas: “apenas formado, salieron (el año 34) dos hijos suyos, que dieron gloria á la Nacion, y admiracion á las extrangeras. Estos fueron Don Jorge Juan, y Don Antonio de Ulloa. La Europa agradecida á los preciosos descubri mientos, y trabajos peregrinos de estos dos ilustres Españoles, honra sus per sonas y tributa apalusos á sus nombres en la mayor parte de sus Cortes: y sus cuerpos literarios los adoptan por socios y academicos suyos”. Es digna de destacar, en la línea expresada por Julio Guillén Tato (10), la “íntima compenetración y ar monía que reinó siempre entre ellos”, alejados de rivalidades o envidias; uno el matemático y astrónomo, y otro el historiador y naturalista. Este aprecio se puso de manifiesto por parte de Ulloa, una vez fallecido Jorge Juan, al interesarse por la sepultura de su amigo. Ambos socios literarios publicaron, en 1749, la Dissertacion historica, y geographica sobre el meridiando de Demarcacion entre los dominios de España, y Portugal, y los parages por donde passa en la America meridional, conforme à los Tratados, y derechos de cada Estado, y las mas seguras, y modernas observaciones (11), encargada por el monarca para apoyar los argumentos hispanos, cuando se estaba en plenas negociaciones con el reino de Portugal para la firma del Tratado de Madrid, de 1750. El libro establece con exactitud los territorios que pertenecían a la corona española y a la portuguesa “que por dilatados espacios ciñe los Dominios de los dos Estados” y evitar perjuicios a los vasallos de una y otra nación. En cuatro apartados, desarrollan los descubrimientos y conquistas lusas y españolas; los congresos de Badajoz y Yelves; los descubridores del Amazonas y Río de la Plata y, por último, la cuestión del río Marañón, donde se habían introducido ilegitimamente nuestros vecinos ibéricos. Por estas fechas, presentaron al soberano sus Noticias secretas de América sobre el estado naval, militar y político de los reynos del Perú y provincias de Quito, costas de Nueva Granada y Chile..., un extenso informe indagatorio sobre la situación de América del Sur, la administración de justicia y la Iglesia, en el que ponían de manifiesto cuestiones como el mal estado de las defensas costeras, el trato cruel que se dispensaba a los indios, los abusos del gobierno virreinal, la tiranía de gobernadores y corregidores, el papel del clero, etc. Una obra que Sempere no pudo conocer y que, en su momento, no estaba destinada a la estampa por tratarse de un documento reser vado. Una vez conocido el tenor de denuncia de su contenido, su publicación estaba totalmente descartada por escandalosa y por el descrédito que suponía para España. Únicamente salió a la luz en 1826, en Londres, a instancia de David Barry para denunciar la explotación en las colonias, alimentar la leyenda negra de España en América y justificar la independencia de las nuevas repúblicas (12). Jorge Juan recibió, a través de la Instrucción reservada de 27 de oc tubre de 1748, un encargo “de suma importancia, delicadeza y riesgo”, como era el de viajar a Londres, acompañado de dos guardamarinas (Solano y de Mora) a instruirse “à fondo en la construccion de Navios, observando atentamente lo que en este ramo habian adelantado los Ingleses ”, un cometido de espionaje industrial (13) en el que invirtió, aproximadamente, año y medio y que marcaría su dedicación preferente en los años inmediatos a la ingeniería naval. De regreso en España en mayo de 1850, el rey le confió la renovación de los sistemas Retrato de Jorge Juan, por el litógrafo M. de Puig (Biblioteca Nacional). A diferencia de los dos grabados anteriores, este dibujo nos muestra la parte frontolateral izquierda de su rostro. Aparece, igualmente, la cruz de Malta sobre el corte derecho de la guerrera. Biografía de Miguel Sanz, secretario de Juan y Santacilia. Portada de las Observaciones astronómicas, y phisicas... (Madrid, 1748). APORTACIONES A LA HISTORIA 106 alborada constructivos de barcos, así como la dirección de los proyectos de las fábricas y maestranzas de los arsenales de Cartagena, Ferrol y La Carraca: “Su talento, y grande instrucción no solamente le habian puesto en estado de imponerse con facilidad en los métodos de construccion que hasta entonces se habian usado, sino que inventó otra nueva construccion Española”, dice Sempere. Se trataba del Nuevo método de construccion naval que Jorge Juan escribió por estos años, fruto de los conocimientos adquiridos en Inglaterra y de los nueve meses que pasó en Madrid con los navieros españoles. Elevado el innovador procedimiento al monarca, se sirvió aprobarlo y expedir una real orden para su aplicación en todos los departamentos. Siguiendo estas instrucciones se fabricaron las naves Ve l a s co (1763) y San Genaro (1765), ambos botadas en Cartagena, y el Santísima Trinidad, en La Habana (1769). El nuevo sistema de construcción española, que en buena medida era el inglés, se mantuvo en vigor hasta 1765 en que se adoptó el pro- cedimiento francés, introducido por Gautier en el Real Astillero de Guarnizo (14). Intercalando algunos trabajos en la Sierra de Alcaraz y en las minas de Almadén y Linares, en octubre de 1851 Jorge Juan recibe el nombramiento de capitán de la Compañía de Guardias Marinas, de Cádiz, con el mandato implícito de hacerse cargo de la reforma de los planes de estudio y métodos de enseñanza de su Academia, núcleo de la ofi cialidad de la Armada. La renovación educativa introdujo la creación de diez puestos en el profesorado, de los cuales tres estaban dedicados a impartir los conocimientos de Navegación y los siete restantes se repartían las asignaturas de Construcción de navíos y sus maniobras, Teórica y práctica de la Artillería, Fortifi caciones, Dibujo, Esgrima, Danza y Lenguas extranjeras (15). Fundó el Real Observatorio Astronómico, con instrumentos que ordenó traer de Londres, para uso de maestros y alumnos de la escuela naval militar, cuando el Observato- rio de París llevaba ya casi noventa años en funcionamiento. Sempere reproduce, a pie de página, la elogiosa cita de Jêrome Lalande, en su Astronomie , cuando en Des diff erents observatoires de l´Europa, enumera en España los de Sevilla y Cádiz: “L´observatoire de la marine à Cadix est très-solide, très-commode, & garni de tres-bons instrumens” (16). En su domicilio gaditano creó, en 1755, la denominada Asamblea Amistosa Literaria, una tertulia científi ca que se reunía los jueves. De ella formaron parte el coronel Louis Godin, director de la Academia de Guardias Marinas; José Díaz Infante, capitán de fragata y maestro artillero; Gerardo Henay y José de Aranda, profesores de Matemáticas en la centro militar; los médicos Diego Porcel y José de Nágera; el director y el vicepresidente del Real Colegio de Cirugía de la Marina, Pedro Virgili y Lorenzo Roland (suegro y yerno, respectivamente); el cirujano mayor de la Armada Francisco Nueve-Iglesias; el también cirujano Francisco Canivel; el ayudante de cirugía Francisco López Cárdenas, Luis José Velázquez, señor de Valdefl ores Portada de la traducción inglesa de la Relacion historica del viage a la America Meridional... (Londres, 1806). Portada de la Dissertacion historica, y geographica... (Madrid, 1749). Versión alemana de la obra anterior (Berlín, 1773) 107 y regidor en el cabildo de Málaga, y el contador de navío Juan Antonio Enríquez. Actuaba como secretario José Carbonell, académico de la Real de la Historia, y presidía las sesiones el propio Jorge Juan. En este cenáculo privado, precedente de la Academia de Ciencias de Madrid, cada uno de los componentes pronunciaba disertaciones sobre asuntos científicos, literarios o artísticos de novedad y aplicación, que eran sometidas a la aprobación de los comisarios para ser adoptadas por la Asamblea y registradas en el correspondiente libro. Don Jorge presentó a estas reuniones no menos de diez discursos, uno de los cuales daría origen a la que se considera su obra cumbre: el Examen Maritimo , publicado en Madrid años más tarde (17). No obstante, con anterioridad editó en la capital gaditana el Com pendio de Navegacion para el uso de los caballeros guardias-marinas (18), del que se limita a dar cuenta Sempere pero sin detenerse. En cambio Fernández de Navarrete dice de esta obra que fue “no solo un digno ejemplo á los otros maestros, sino un resúmen claro y elegante e cuanto habia adelantado la navegacion hasta aquella época ”(19), un manual de estudio para los cadetes donde explicaba el concepto de navegación, el manejo de las agujas de marear y el rumbo, la corredera, la interpretación de las cartas marinas, el cálculo en la navegación, observaciones de latitud e instrumentos que se utilizaban y fundamentos astronómicos en relación con la náutica. De su paso por la dirección de la Academia de la Marina escribiría años después Benito Bails en sus Elementos de Matemática: “Notorios son los progresos que ha hecho la Academia de Guardias Marinas desde que se encargó su gobierno á D. Jorge Juan: maestros, discípulos, libros, instrumentos todo es sobresaliente y exquisito desde entonces. Sus individuos per feccionan dias ha con sus observaciones y viages, la Astronomía y la Navegacion en competencia de los mayores Astrónomos estrangeros” (20). El Examen Maritimo Theórico Prác tico (21), en cambio, no era una obra coyuntural, sino un libro que exigía reposo para su composición, pues recogía los conocimientos de toda una vida en torno a la construcción de barcos y al arte o ciencia de navegar. Era un reto que, en palabras del ilustrado eldense, requería “mas meditacion, mas observaciones, y todas las luces de que estaba dortado aquel sabio Español ”. A mayor abundamiento, Bails insiste que, en la continua agitación viajera en que vivía Jorge Juan, la redacción de este libro “pedia repetidos experimentos, cálculos prolijos, y mucha combinacion; en una palabra sosiego”. Miguel Sanz afirma que fueron catorce años de “incesantes tareas” para concluir su “grande Obra ”. El Diccionario marítimo espa ñol , de 1831 (22), dice que “la teórica sublime de la Arquitectura naval” no se vio adecuadamente tratada hasta que apareció este estudio. Comienza el tratado de náutica con la historia de la fabricación de embarcaciones y los principios erróneos en que, inveteradamente, se había basado; suposiciones no comprobadas ni enmendadas hasta su análisis científico-técnico. En el prólogo, Jorge Juan pone de manifiesto que la formación de los marinos se centraba en aspec tos prácticos, referidos a la navegación y al pilotaje; empero, creía necesario que los miembros de la Armada supieran acerca de la construcción de barcos, su manejo y maniobrabilidad, poniendo de manifiesto la importancia de los conocimientos matemáticos y de la ciencia físico-mecánica aplicados al gobierno del navío, con elementos de estática, dinámica de fluidos, características del impacto del agua contra el casco (percusión), oposición del agua al movimiento de la nave, resistencia de los costados (fricción), el balanceo y las cabezadas del navío, el ángulo formado por el velamen con la quilla, etc. El futuro fiscal de la Chancillería de Granada enfatiza que se trataba de una obra singular, que resultaba muy útil a la humanidad porque corregía yerros seculares, añadía nuevos avances y perfeccionaba el ramo de la navegación, tan necesario a un país con miles de kilómetros de Portada de las Noticias secretas de América... (Londres, 1826). Portada del Examen Marítimo (M adrid, 1771). APORTACIONES A LA HISTORIA 108 alborada costa, dueño, todavía de un imperio colonial acosado por las potencias europeas. En su opinión, es la obra que consagró a Jorge Juan en Europa: “le lleva al colmo de sus glorias, y le coloca al par de los primeros Matemáticos del siglo ”, lo cual viene muy a propósito para los objetivos continentales de la Biblioteca de Sempere pues “hace comparecer á su Nacion con nuevo semblante en el teatro de la literatura, matemática, fi sica y de las ciencias exactas”. A este fi n reproduce un fragmento de las Efemérides Literarias de Roma, donde daban cuenta de la aparición del libro, en el que lo valoraban como “una de las mas sublimes obras de nuestro siglo”, a la altura científi ca de otros países. Pero si el dictamen de los italianos era importante para el compilador, no era menos la estimación de los ingleses porque, antes de publicar el Examen Maritimo , el conde de Stanhope, desde Glasgow, envío a Jorge Juan, en Cádiz, un ejemplar dedicado de los Elementos , de Euclides (23), perteneciente a una edición latina que había costeado. En la cariñosa dedicatoria, siguiendo la traducción de Miguel Sanz, le dijo: Al esclarecido Señor El Sr. D. Jorge Juan, Caballero Comendador de la Nobilísima Religion de San Juan, y dignísimo Capitan de navío de la Real Armada Española, &c. &c. &c. A cuya singular doctrina, persipicaz ingenio, suma diligencia, é infatigable trabajo, ha quedado mas obligada de quanto puede ponderarse la Republicaliteraria, por el continuo desvelo, que unido á un perfecto conocimiento de las Ciencias Mathemáticas, aplicó para determinar la fi gura y magnitud de la Tierra; Obra que (concluída felizmente y demostrada despues con la mayor elegancia en sus clarísimos escritos para utilidad del Genero Humano) le ha grangeado entre los Sábios el mas agradable y distinguido lugar. Y en testimonio de su mayor veneración, sino desdeña por corta la ofrenda, le dedica este Libro Phelipe Conde de Stanhope Inglés (24) El director de Matemáticas de la Academia de San Fernando, Benito Bails, afi rmó que el Examen Maritimo era fruto de mucha instrucción y de muchas lecturas (”tenía leído quanto se habia publicado sobre la construcion y el manejo del Navío”) y que la labor de Jorge Juan consistió, en primer lugar, en poner de manifi esto los errores de los cálculos de “Matemáticos de primera gerarquía” y hacer avanzar la ciencia naval explicando la dinámica de fl uidos y su incidencia en el desplazamiento del navío, sometido siempre a “elementos de extraordinaria inconstancia y violencia” (25). El parisino Journal des sçavans (26), aunque con evidente retraso, dio cuenta en 1779 de la publicación del Examen Maritimo y abría el camino a la traducción francesa que aparecería en 1783. Decían, encomiásticamente, los journalistas: “Il y a peu d´Ouvrages aussi intéresants por la Navigation que celui de Don Georges Juan, le plus célèbre Offi cier de la Marine d´Espagne, et qui avait accompagné M. Bouguer au Perou, en 1735”. La Gazeta de Madrid, 28 de julio de 1786, se hizo eco de que el Journal encyclopédique de Bouillon había reseñado la versión francesa del Examen Maritimo (27), con traducción, notas y adiciones de Pierre Lévêque, matemático e ingeniero de la Marina, donde se ensalzaba la obra y a su autor: “ Se ha impreso con aprobacion y privilegio de esta Real Academia de Ciencias, de la qual, como asimismo de las de Londres y Berlin era Individuo aquel sabio Español; en cuyos elogios, y en los debidos á este su insigne trabajo se extiende largamente”. No cabe duda de donde viene el apelativo de Sabio español con el que se conoció a Jorge Juan en Europa. Por otra parte, el Almirantazgo inglés felicitó al traductor francés por su trabajo y le obsequió con un ejemplar de todas las obras náuticas publicadas a instancias suyas. Gabriel Císcar, director de la Academia de Guardias Marinas del Departamento de Cartagena, en la Portada de la versión italiana del Examen Marítimo (Milán, 1819). Portada de una de las revistas francesas que dio cuenta de la publicación de las obras de Jorge Juan. Elogio de Jorge Juan, a cargo de Benito Bails (Madrid, 1779). 109 reedición de 1793, recordaba que “en toda Europa se han dado repetidas muestras del aprecio que hacen los Sabios del Exâmen Marítimo del Excmo. Sr. D. Jorge Juan”.Poco después de la muerte de Jor ge Juan, su secretario publicó una breve y documentada biografía, así como un opúsculo que había dejado escrito su señor, titulado Estado de la Astronomía en Europa, y juicio de los fundamentos sobre que se erigieron los sistemas del mundo, para que sierva de guia al método en que debe recibirlos la nacion sin riesgo de su opinion, y religiosidad , papel que pretendía salvar los reparos de la Iglesia para aceptar el sistema copérnico-newtoniano de explicación del universo, evitar la colisión con las Sagradas Escrituras y la posible denuncia por herejía a sus adeptos. Esta obra se antepuso en la segunda edición de las Observaciones astronomicas y phisicas (28), con lo que parece que el escollo del Santo Oficio estaba salvado, según la justificación prologal. Jorge Juan venía padeciendo cólicos biliares y murió de alferecía (=epilepsia) en Madrid, el 21 de junio de 1773 (29), cuando se encontraba al frente del Real Seminario de Nobles, donde había fundado otro Observatorio de Astronomía, dejando, además de los libros impresos, un enorme conjunto de manuscritos y corres pondencia que, por la importancia que podía revestir, Carlos III ordenó recoger y guardar bajo sello en la Secretaría de Marina. Uno de los textos ológrafos que dejó fue un Tratado breve de la esfera Armillar o Artificial, con ex-libris del rey, que figura hoy en la Biblioteca Nacional (30). Sempere y Guarinos, obviamente, no tuvo acceso a este conjunto documental, ni constituía el objeto de su labor bibliográfica, puesto que no eran obras de tipografía, ni de libre circulación, ni de general conocimiento para los especialistas en la materia. Pero, en cambio, hemos de lamentar, que el empleado de Felipe López Pacheco no prestara atención a la obra gráfica de Jorge Juan: dibujos, mapas, planos, croquis, etc., gran parte de ella publicada junto a sus textos. Fernández de Navarrete nos proporciona una relación de los trabajos que posterior mente fueron dados a la prensa en la colección de Memorias del Depósito Hidrográfico (31): • Método de levantar y dirigir el mapa ó plano general de España (1751) y Reflexiones sobre las dificultades que pueden ofrecerse (1751). • De la fábrica y uso del Cuarto de círculo (1751) • Varias observaciones en Cádiz para determinar la latitud y longitud en 1755 y 1757 con otros particulares, eclipses de luna y paso de Venus por el disco del sol. • Parecer de D. Jorge Juan sobre el relox ó cronómetro inventado por Juan Harrison, dirijido al Minis terio de Marina en 12 de abril de 1765, en satisfaccion á Real ór den de 2 de dicho mes • Dos informes que elaboró en los años 1765 y 1765, respectivamente sobre las operaciones de limpieza del puerto de La Habana. • Informe de 25 de octubre de 1770, sobre las observaciones practicadas en Cavite y Manila por Mr. Beron. De los discursos ofrecidos por Jorge Juan en el marco de la Asamblea Amistosa Literaria, de Cádiz, Juan Antonio Enríquez (32) daba cuenta, en 1804, de diez: 1. N ueva balística, ó teórica de arrojar las bombas. 2. Co nstruccion de las equaciones del tercer grado geometricamen -te, según el apendice de Newton en su Aritmética universal... 3. Mé todo de deducir la longitud en los problemas de navegacion por los logaritmos de las Semi-tangentes de los complementos de la latitud. 4. S obre el cálculo que practican los pilotos para hallar la longitud, tanto de un solo rumbo por la mediana paralela, como de varios por las partes meridionales... 5. D e un accidente nuevamente des cubierto, que falsifica los niveles de líquidos, y de su téorica, ó modo de producirse. 6. Mé todo astronómico de rectificar los instrumentos de pasages. 7. E xtracto de una carta escrita des de Cumaná, por el Capitan de fragata don Josef Solano, sobre observaciones de latitud y longitud de aquel país. 8. S obre una rueda, que su inventor pretende moverse continuamente. 9. S obre el ángulo que debe formar el timon de la nave con la quilla, y las dimensiones de éste. 10. P lan de ordenanzas para la Sociedad Real de ciencias proyecta en Madrid. En cuanto a correspondencia, se han publicado algunas cartas (33): • Carta de Jorge Juan al marqués de la Ensenada, sobre las fábricas inglesas de paños. Londres, 3 de julio de 1749. • Carta de Jorge Juan al marqués de la Ensenada, sobre la captación de oficiales de las fábricas de paños. Londres, 24 de julio de 1749. • Carta de Jorge Juan al marqués de la Ensenada, sobre el estado del ejército inglés. Bolonia, 13 de mayo de 1750. • Carta de Don Jorge Juan á Don Sebastian Canterzani sobre la observacion del paso por el disco del Sol, en 1761. Madrid, [?] de julio de 1765 (34). • Carta, escrita por el Señor Don Autógrafo de D. Jorge Juan (Archivo Histórico Nacional). APORTACIONES A LA HISTORIA 110 alborada Jorge Juan desde Tetuán, al Governador de Cadiz (35) • Carta a su hermano Bernardo sobre los honores de que era objeto por parte de las autoridades y particulares de Marruecos. Tetuán, 6 de abril de 1767 (36). Sempere y Guarinos, como dijimos, concluye la entrada correspondiente a esta “gloria singular” de España, como le llamó Vicente Ximeno (37), reproduciendo el epitafi o que redactara Miguel Sanz para una lápida de mármol blanco granadino que se colocó en su sepultura, en la capilla de Nuestra Señora de Valvanera de la parroquia de San Martín, de Madrid (38); enterramiento que después de algunos tumbos se encuentra en el Panteón de Marinos Ilustres, de San Fernando (Cádiz). El texto epigráfi co reza así: D.O.M. EXC. D.D. GEORGIVS IVAN ET SANTACILIA NOVELDAE APVD VALENTINOS NATVS MELITENSIS ORDINIS EQVES BELLICAE CLASSIS AGMINI PRAEFECTVS NOBILIS SCHOLAE NAVTICAE COHORTIS DVX ET REGII MATRITENSIS SEMINARII MODERATOR DOMITO NOVAE STRVCTVRAE NAVIBVS MARI LVSTRATA LEGATIONE AD MAROCHIVM AFRICA PERAGRATA AD TELLVRIS FIGVRAM ASSERENDAM AMERICA LITERARIIS LABORIBVS EVROPA EIVSQUE ACADEMIIS HISPANA D. FERDINANDI GALLICA ANGLICA ET BORVSSA ILLVSTRATIS QVAM A DEO ACCEPERAT VITAM PIETATE OPTIMI QUE MORIBVS EXCVLTAM POST ANNOS LX. DEO REDDIDIT MATRITI XI. KAL. IVL. A.D. M.DCC. LXXIII. CARISSIMO FRATRI BERNARDVS ET MARGARITA MOERENTES ANNVENTE ILL. D.D. IOANNE ZAPATA MARCHIONE S. MICHAELIS DE GROS SACELLI PATRONO CORPVS HIC CONDI ET MONVMENTVM PONI CVRARVNT. NOTAS (1) Sempere y Guarinos, Juan, Ens ayo de una biblioteca española de los mejores escritores del reynado de Carlos III. En Madrid, En la Imprenta Real, MDCCLXXXVMDCCLXXXIX, 6 tomos. Hay dos ediciones facsimilares: Madrid, Gredos, 1969, y Valladolid, Junta de Castilla y León. Consejería de Educación y Cultura, 1997. La entrada correspondiente a Juan y Santacilia ocupa las páginas 148-160, del tomo tercero. Sobre la aportación de Sempere y Guarinos al quehacer bibliográfi co, véase Fernández Sánchez, José, Historia de la bibliografía en España . Madrid, El Museo Universal, 1987, p. 103-105. Acerca del papel de Sempere en la cultura y política españolas de fi nales del siglo XVIII y principios del XIX, véase Rico Giménez, Juan, De la Ilustración al Liberalismo (El pensamiento de Sempere y Guarinos). Alicante, Universidad, 1997. 270 p. Juan Sempere y Guarinos es responsable tam- bién de la Biblioteca española económico-política (Madrid, Imprenta de Sancha, 18011821) en la que incluyó trabajos suyos y de otros destacados autores de distintas épocas sobre derecho, administración, economía e historia. (2) Encyclopédie méthodique. Geographie. A Paris, Chez Panckoucke. A Madrid, Chez Jacques Th évin, MDCCLXXXIII, tome premier, p. 554-568. (3) Observations de M. L’Abbé Cavanilles sur l’article Espagne de la nouvelle encyclopédie. A Paris, Chez Alex, Jombert jenne, 1784, 155 p. A éstas, siguió la disertación del abate Carlo Denina en la Respuesta a la pregunta, ¿Qué se debe a la España? : discurso leido en la Academia de Berlin en la asamblea pública de 26 de enero de 1786... ; traducido por D. Manuel de Urqullu. Barcelona : por la Viuda Piferrer..., [S.a.], 56 p., y la Oración apologética por la España y su merito literario : para que sirva de exornación al discurso leido por el Abate Denina en la Academia de Ciencias de de Berlin..., por Juan Pablo Forner. En Madrid, en la Imprenta Real, 1786. XVII; 228, 86 p. El controvertido Forner dedicaría más adelante unos acerados tercetos a Sempere en la Sátira contra la literatura chapucera del tiempo presente: De Guarinos la infausta biblioteca, teatro donde España comparece a hacer ostentación de lo que peca: … … … … … … … … … … … Celo tonto que piensa que ennoblece, y nos saca à la calle nuestros trapos y a la irrision del mundo nos ofrece (4) Sanz, Miguel, Breve Noticia de la vida del Exc- mo. Sr. D. Jorge Juan y Santacilia, reducida á los hechos de sus Comisiones, Obras y Virtudes, que, á instancia de sus Apasionados, presenta al Público su Secretario D. Miguel Sanz, Ofi cial segundo de la Contaduría principal de Marina , editado conjuntamente con Estado de la Astronomía en Europa, de Jorge Juan. En Madrid, en la Imprenta Real de la Gazeta, Año de 1774, p. 17-56. (5) En esta relación de títulos se echa en falta el de jefe de escuadra de la Real Armada, el grado más alto alcanzado por Jorge Juan en la carrera militar, expedido conjuntamente con los de Lastarría, Lángara, Idiáquez y otros capitanes de navío el 13 de julio de 1760, así como el de presidente, siquiera fuera ofi cioso, de la Academia Amistosa Literaria, de Cádiz. (6) Observaciones astronomicas, y phisicas hechas de orden de S. Mag. en los reynos del Peru por D. Jorge Juan... y D. Antonio de Ulloa... de las quales se deduce la fi gura, y magnitud de la Tierra, y se aplica a la Navegación. -- En Madrid, por Juan de Zuñiga, Año MDCCXLVIII, XXVIII, 396, p. La segunda edición, corregida y enmendada por el autor es la de: Madrid, En la Imprenta Real de la Gazeta, Año de MDCCLXXIII, XXVIII, 396 p. Según Vicente Ximeno, nota 33, esta obra salió desgajada de la otra para que los matemáticos la pudieran adquirir por separado. (7) Relacion historica del viage a la America Meridional hecho de orden de S. Mag. para medir algunos grados de meridiano terrestre... por D. Jorge Juan... y D. Antonio de Ulloa... En Madrid, por Antonio Marin, Año de MDCCXLVIII, 2 v. (8) Lafuente, Antonio, y Mazuecos, Antonio, Los caballeros del punto fi jo. Ciencia, política y aventura en la expedición geodésica hispanofrancesa al virreinato del Perú en el siglo XVIII. Reimp. Quito, Abya-Yala, 1992, p. 215 y ss. (9) “Fragmentos historicos de la vida del Exce- lentisimo Señor Don Joseph Patiño, Secretario que fue de Estado, Hacienda, Marina é Indias, en el Reynado del Señor Don Felipe V ”. En: Semanario erudito , de Antonio Valladares. Madrid, Por Don Antonio Espinosa, MDCCXC, tomo XXVIII, p. 72-118. a 111 (10) Guillén, Julio F., Los Tenientes de Navío Jorge Juan y Santacilia y Antonio de Ulloa y la Torre-Guiral y la medición del Meridiano. Madrid, Caja de Ahorros de Novelda, 1973, p. 29-32. (11) Dissertacion historica, y geographica sobre el Meridiano de Demarcacion entre los Dominios de España, y Portugal... por Don Jorge Juan... y Don Antonio de Ulloa... En Madrid : en la Imprenta de Antonio Marin, MDCCXLIX, 175 p. Se tradujo al francés, Dissertation histórique sur le méridien de démarcation entre les domaines de l´Espagne et de Portugal... par Don Georges Juan... et Don Antoine de Ulloa... Paris, A. Boudet, 1776, VIII, 205 p. (12) Noticias secretas de America sobre el estado naval, militar y politico de los Reynos del Peru y provincias de Quito, Costas de Nueva Granada y Chile, gobierno y regimen particular de los pueblos de indios, cruel opresion y extorsiones de sus Corregidores y curas... : escritas fielmente segun las instrucciones del Marques de la Ensenada y presentadas en informe secreto a Don Fer nando VI por Jorge Juan y Antonio de Ulloa ; sacadas a luz para el verdadero conocimiento del gobierno de los españoles en la America Meridional por David Barry. Londres : [s.n.], 1826 (Imp. de R. Taylor), XIII, 707 p. (13) Sobre el contenido de esta misión véase Lafuente, Antonio, y Peset, José Luis, “Política científica y espionaje industrial en los viajes de Jorge Juan y Antonio de Ulloa (1748-1751)”. En: Mélanges de la Casa de Velázquez, tomo 17, 1981, p. 233-262. Acerca de la política de espionaje desplegada por el secretario de Marina, hemos de señalar que recibió las duras críticas de sus detractores al acusarle de enviar “gentes ociosas á Cortes extrangeras, y remotos Payses, con crecidos sueldos, y gratificaciones, para que se divirtiesen, y nos tragesen á la buelta los vicios, que nos faltaban”. Reproducido por Juan Sempere y Guarinos en su manuscrito “Don Zenón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada”. Biblioteca de la Real Academia de la Historia, 9/5208, ff. 229-239, tomo VI. (14) Hormaechea, C., “La construcción naval española del siglo XVIII a través de algunos modelos de arsenal del Museo Naval de Madrid. En: A.A.M.M.B., enero 2012, 16 p. y Alberola Romá, Armando, y Die Maculet, Rosario, “El infatigable hombre de las luces. Viajero, espía e ingeniero”. En: La aventura de la Historia. Madrid, Unidad Editorial, dic. 2012, n. 171, dic., p. 54-59. (15) Kalendario manual y guía de forasteros en Madrid para el año de M.DCC.LXIX... Ma drid, Imprenta de la Plazuela de la Paz, [1768], sin paginar. (16) La Lande, Jêrome, Astronomie , tome permier, 2éme ed., rev. et augm. A Paris, Chez la Veuve Desaint, MDCCLXXI, p. xlvi. (17) Enríquez, Juan Antonio, “Noticia de la Asamblea Literaria de Cádiz”. En: Efeméri des de España . N. 139 y 140. Madrid, viernes 18 y sábado 19 de mayo de 1804, p. 571578. De esta publicación periódica toma su referencia Fernández de Navarrete, Martín, Biblioteca marítima española, obra póstuma. Madrid, Imprenta de la Viuda de Calero, 1851, tomo II, p. 24-38. (18) Compendio de Navegacion para el uso de los caballeros guardias-marinas . En Cádiz : en la Academia de los mismos Caballeros, MDC CLVII, 194 p. Con posterioridad se publicaron unas Lecciones de navegacion para el uso de las Compañías de Guardias-Marinas. Isla de León, Imprenta de su Academia, año de 1790, 183 p., atribuidas por la Biblioteca Nacional a Jorge Juan y José Mazarredo. (19) Fernández de Navarrete, M., Op. cit ., p. 26, remitiendo a Varones ilustres de la Marina es pañola, biografías recogidas en Colección de opúsculos del Excmo. Sr. D. Martín Fernández de Navarrete . Madrid, Imprenta de la Viuda de Calero, 1848, p. 235-238. (20) Bails, Benito, Elementos de Matemática . Madrid, por D. Joachin Ibarra, Impresor de Cámara de S.M., MDCCLXXIX, p. L. (21) Examen Martitino Theórico Práctico, ó Tra- tado de Mechanica aplicado á la construccion, conocimiento y manejo de los navios y demas Embarcaciones . En Madrid : En la Imprenta de D. Francisco Manuel de Mena, [1771], 2 v. La segunda edición fue “Aumentada con una exposición de los principios del cálculo, notas al texto y adiciones. Por Don Gabriel Ciscár, Capitán de Fragata...”. Madrid : En la Imprenta Real, Año de 1793, 626 p. (22) Diccionario marítimo español ... redactado por orden del Rey nuestro Señor. Madrid, En la Imprenta Real, Año de1831, p. XV. (23) Euclidis Elementorum libri priores sex item undecimus et duodecimus ex versione latina Federici Commandini ; sublatis iis quibus olim Libri hi a Theone, aliisve, Vitiani sunt et quibusdam Euclidis Demonstrationibus restitutis a Roberto Simson... in Academia Glasguensi... Glasguae : in aedibus Academicis : excudebant Robertus et Andreas Foulis academiae typographi, 1756, 411 p. (24) Sanz, Miguel, Op. cit. p. 39-40. (25) Bails, B., Op. cit . p. LIV. (26) Journal des sçavans, septembre 1779, p. 613-624. En el amplio extracto del libro se decía, elogiosamente, acerca de su autor que “Dom Georges avait le rare avantage d´être nun des plus profonde géometres de l´Europe, & un des plus grands Navigateurs”. (27) Examen Maritime, Théorique et Practique, ou Traité de Méchanique, appliqué a la construc -tion et a la manoeuvre des Vaisseaux & autres Batiments, par Don Georges Juan... traduit de l´espagnol, avec des additions, par M. Levéque... Nantes, Chez l´Autuer, Augus tin-Jean Malassis, Despilly, MDCCLXXXIII, 2 v. La versión italiana se realizaría a partir de la traducción de Levêque: Esame Marittimo, teorico e pratico ovvero Trattato di Mec canica aplicata alla costruzione e alla manovra dei vascelli e altri bastimenti, di Don Giorgio Ivan. Milano, Dall´Imperiale Regia Stamperia, MDCCCXIX, 2 v. (28) Observaciones astronomicas y phisicas..., re ferenciadas en nota 5. (29) Sanz, Miguel, Op. cit ., p. 52. (30) Biblioteca Nacional, MSS/5679. (31) Memorias sobre las observaciones astronomicas hechas por los navegantes españoles en dis tintos lugares del globo las quales han servido de fundamento para la formacion de las cartas de marear publicadas por la Dirección de trabajos hidrograficos de Madrid, ordenadas por Josef Espinosa y Tello. Madrid : en la Imprenta Real, Año de 1809, 2 v. (32) Enríquez, Juan Antonio, Op. cit., p. 571572. (33) Figueras y Bushell, Francisco de, Jorge Juan y su tiempo. Memoria laureada con el premio concedido por el Excmo. señor D. Leopoldo Laussat... en los Juegos Florales, celebrados por la Sociedad Literaria de Alicante en Agosto de 1890... Alicante, Imp. de El Liberal, 1891, p. 62 y ss. (34) Op. cit . nota 28, p. 160-163. (35) Biblioteca Nacional. MSS/10790, h. 104- 105. (36) Biblioteca Nacional. MSS/18621/69. Véase Arribas Palau, Mariano, “La acogida dispensada a Jorge Juan por la ciudad de Tetuán en Febrero de 1767”. En: Cuadernos de la Bi blioteca Española de Tetuán, 7, 1973, p. 8-25. (37) Ximeno, Vicente, Escritores del Reyno de Valencia, chronologicamente ordenados... Valencia, En la Oficina de Joseph Estevan Dolz, MDCCXLVII-MDCCXLIX, 2 v., tomo II, p. 349. (38) Acerca de las propiedades e intereses de Jorge Juan, al morir sin haber efectuado testamento, véase, Die Maculet, Rosario, y Alberola Romá, Armando, La herencia de Jorge Juan. Muerte, disputas sucesorias y legado intelectual . Alicante, Universidad, 2002, 46 p. De los mismos autores véase, sobre las peripecias de la lápida de mármol blanco granadino y la inscripción redactada por Miguel Sanz, “Muerte, funerales y sepultura del científico Jorge Juan a través de la corresponencia dee su secretario Miguel Sanz”. En: Revista de Historia. Universidad de Alicante, n. 18, 1999-2000, p. 109-124. APORTACIONES A LA HISTORIA 112 alborada L a villa de Elda (Alicante), perteneciente al Reino de Valencia durante el Antiguo Régimen, y en la frontera con el de Murcia, durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), estuvo en la retaguardia de los frentes, hasta que en 1812 fue ocupada por los franceses (Navarro Pastor, 1981 : 288), pues desde el principio de la guerra estas comarcas quedaron al margen de la estrategia de dominación del ejército francés. Entre 1809 y 1811 se suceden en toda la Península las victorias de las armas napoleónicas. A partir de 1811 la situación se estabiliza y comienza a equilibrarse; sigue habiendo triunfos franceses, pero la situación está dando la vuelta. Los franceses tienen que abandonar Portugal y defi nitivamente Galicia y, sin embargo, presionan desde Cataluña sobre el Reino de Valencia. Así, tras la caída de Tarragona el 28 de junio de 1811, el mariscal francés Suchet se aprestó a tomar Valencia, que ya había padecido el asedio en dos ocasiones anteriores. El general Blake fue el encargado de dirigir la defensa de la ciudad, con una fuerza total apenas superior en número a los franceses, integrada por tres grandes unidades: 2º y 3º ejércitos, formados por tropas valencianas y murcianas, a las que hay que añadir el llamado Cuerpo Expedicionario trasladado a Valencia con objeto de defender la capital del reino. La línea de defensa que Blake señaló a su ejército se basaba en la fortifi - cación del castillo de Sagunto, punto clave en la ruta hacia Valencia, y en la apresurada construcción de fuertes y murallas en torno a la ciudad, reduciéndose, por lo demás, a una posición pasiva en espera, como en los casos anteriores, del ataque de las divisiones francesas. Derrotado el ejército español en Sagunto el 25 de octubre de 1811, Suchet no atacó Valencia hasta que reforzó su ejército. Así, el 25 de di- ciembre, los franceses sitiaron la ciudad, que capitulaba el 9 de enero de 1812 ante el mariscal, quien recibiría por esta victoria el ducado de la Albufera. Los franceses hicieron prisioneros a más de dieciséis mil soldados, con lo que se desarticulaba toda posibilidad de ofensiva española en un futuro inmediato, aunque parte de las fuerzas del 3º ejército habían logrado escapar al cerco y se refugiaron en la ciudad de Alicante Vicente Vázquez Hernández Parque de artillería en Elda Joaquín Blake. 113 y Reino de Murcia, pues el general Blake y su estado mayor decidieron capitular antes de que todo el ejército cayese prisionero de los franceses, pues ante aquella tesitura tal vez recordaron la célebre frase de Felipe III: “Si Valencia se pierde –Dios no lo quiera-, se pierde ella sola; pero si se pierde Alicante se pierde Valencia y Castilla entera”. Las tropas españolas que consiguieron escapar de Valencia, dirigidas por Nicolás Mahy, se retiraron después del 26 de diciembre a las riberas del Júcar, y evacuando apenas sin oposición el punto importante de Alcira, habiéndose venido de Alcoy, y pasado enseguida, unas a Alicante, otras a Elche. También el general Freire con sus tropas se había alejado de Requena y acercándose a los mismos puntos Estos movimientos de tropas es pañolas hacia Alicante, consiguieron frenar los proyectos franceses contra dicha plaza, pues se presentó delante de ella el general Mont-Brun, y habiéndose intimado en vano la rendición y arrojado dentro algunas granadas, se retiró de allí muy pronto. Su presencia, si bien efímera, dejó en la comarca mal rastro, porque des pués de haber desalojado de Elche y pueblos cercanos las tropas españolas, impuso de contribuciones a los habitantes sumas enormes, y causóles extorsiones graves (Vilar, 1982 : 140-141). Como explica el profesor Aymes, Napoleón seguía de cerca todo lo que sucedía en la guerra de España, por ejemplo, lo ocurrido durante la toma de Valencia, criticando a sus propios mariscales, como Soult, duque de Dalmacia y jefe del ejército francés en Andalucía. Así, en diciembre de 1811, escribe al ministro de la Guerra: “El duque de Dalmacia tiene el ejército más hermoso del mundo y, así y todo, no tiene en jaque ni al general Hill, ni al ejército de Murcia que en su totalidad se ha puesto en marcha para socorrer a Valencia” (Aymes, 2008 : 404). Ese ejército de Murcia es el que estaba acantonado en Elda y pueblos de la comarca durante 1810 y 1811. Durante este periodo, previo a la ocupación francesa, los Reinos de Valencia y Murcia, por su situación de retaguardia, eran lugares de avituallamiento y reclutamiento para las tropas españolas. Así es como debemos situar la presencia en Elda del Parque de Artillería a finales de 1811. Saqueadas por los franceses algunas villas de estos reinos y muy maltratadas todas por el drenaje continuo de hombres, víveres, animales y dinero que se destinaban al ejército, la zona no podía estar ya más ex hausta cuando el general Blake anunció la llegada de milicias nacionales para estacionarlas aquí. Los meses siguientes y todo el año 1811 fueron tiempos terribles de hambres, epidemias y desolación general, como el brote de fiebre amarilla de 1811, que se inició en Cartagena y rápidamente se extendió por todo el territorio. Con rapidez se intentan cons truir cordones sanitarios para que la enfermedad no pase al interior del reino y lo contagie, aunque la situación es ahora diferente, pues por toda la región circulan, de manera incontrolada, cuerpos de ejército y paisanos, que llevan la enfermedad por doquier. Pese a que, para dejarles pasar, las ciudades demandaban patentes de provenir de lugares sanos, no fueron pocas las ocasiones en las que, con las bayonetas caladas, penetraron regimientos enteros, en demanda de vituallas y dinero de las autoridades locales, atropellando y golpeando a los que se les oponían, haciendo, así, inútiles las prevenciones contra la fiebre amarilla. Las villas y ciudades no sólo se hallan imposibilitadas de alimentar a las numerosas tropas que acogen o transitan por sus términos, sino a los propios habitantes, de tal manera que ser componente de una Junta o de una Comisión Popular implicaba un serio riesgo de sufrir atropellos y agresiones o por los militares es Suchet. APORTACIONES A LA HISTORIA 114 alborada pañoles o franceses, lo mismo daba cuando uno era robado y maltratado, en solicitud de raciones y dinero, o por sus mismo convecinos, espoleados por la hambruna.Estos problemas encuentran su correspondencia en Elda, Monóvar, Sax y otras pueblos de la comarca, como ponen de manifi esto los documentos de la época. Así, por los cabildos del Archivo Municipal de Sax sabemos que el Hospital Militar se estableció en Monóvar, desde donde el 30 de agosto de 1811 solicitan al Ayuntamiento de Sax 150 raciones de carne diarias con destino a dicho hospital. Peticiones que se reiteran el 6 de septiembre, junto con otras del Colegio de Cadetes establecido en Villena. También el Archivo Municipal de Elda nos proporciona información sobre las peticiones destinadas al Hospital Militar de Monóvar, como el cabildo de 9 de diciembre de 1811: “En a Sala Capitular de la Villa de Elda y diciembre nueve de mil ochocientos y once. Juntos en ella los Sres. bajo fi rmados del Ayuntamiento pleno y Junta de Comisión con concurrencia de Don Felipe Martín Ygual, Ministro de Hacienda y Comisionado de los Hospitales del Tercer Ejército existentes en la Villa de Monóvar, convocados ante diem para efecto de resolver sobre la pretensión hecho por dicho Comisionado relativa a manifestar el estado deplorable con que se hallan los enfermos existentes en los barracones y campos de Monóvar, y la necesidad de proporcionarles fuego, fuegos edifi cios a propósito para preservarlos del frío e intemperie de la estación, Acordaron Que en la ypoteca de no establecer en esta villa el indicado hospital entregarán inmediatamente al Director Don Alonso Poves en calidad de donativo la cantidad de veinte y un mil reales de vellón de los que recogerá este Ayuntamiento y Junta Comisión el Documento competente para poder acreditar en todo tiempo su Patriotismo, generosidad y benefi ciencia en obsequio de los enfermos encuyo favor deberá emplearse dicha suma, que sólo podrá reclamar la Villa de Elda de la Real Hacienda en el caso que por qualquier inesperado evento se formen hospitales militares en la misma, dejando por ahora al cuidado de dicho Comisionado haga público y notorio en la Provincia el insinuado donativo, para que los demás pueblos estimulados de los mismos deseos y sentimientos exerciten su caridad a favor de los Miserables e Infelices Enfermos. Así lo resolvieron y fi rmaron…”. El cabildo de 10 de diciembre incide en la necesidad de realizar un donativo para que no se coloque en Elda el Hospital Militar del Tercer Ejército: “Cabildo General. En la Sala Capitular de la Villa de Elda, y diciembre diez de mil ochocientos once. Congregados en ella los Sres. bajo fi rmados del Ayuntamiento, Revdo. Clero y de varios vecinos Acendados de esta dicha villa. Convo 115 cados ante dien para acordar en representación del Pueblo sobre el Donativo hecho para no colocar en esta villa el hospital militar del Exto. Tercero, según el acuerdo celebrado en el día de ayer por el Ayuntamiento pleno, y Junta de Comisión según se ha hecho presente en la actual, cuyos vocales unánimemente han aprobado dicho donativo, y para su execución y reparto nombran para la Junta Particular que debe conocer en ello con quantas facultades corresponden en representación de todo el vecindario a cuyo efecto elijen al Dr. Don José Tormo y al Dr. Don Antonio Amat ….” Hemos visto en el cabildo del 9 de diciembre a Don Felipe Martín Igual como comisionado de los hospitales del Tercer Ejército, y en calidad de tal agradeció a la ciudad de Orihuela, el 3 de junio de 1811, “la liberalidad con que Orihuela ha proporcionado a los militares enfermos de estos hospitales todo lo necesario para su debida asistencia, y la generosidad que manifestó su Illtre. Ayuntamiento en la sesión que celebró en 31 de mayo, ofreciéndose a pagar 5 rs. Por estancia al hermano mayor de la Caridad y R. Presidente de Sn. Juan de Dios son ciertamente un testimonio eterno de los sentimientos, virtudes e intereses que ha demostrado este benéfico y generoso pueblo por la salud de los que la han pedido en defensa de la Patria” (Vilar, 1982 : 135-136). Según Amorós i Gonell, Felipe Martín Igual o Ygual, nació hacia 1772 en la pequeña villa de Pedrosa del Rey, municipio de la provincia de Valladolid, situada en la línea de su provincia, cerca de la ciudad de Tor… Su actividad judicial debió comenzar durante el reinado de Car los IV, ya que en su hoja de servicios de 1833 consta que, antes de 1808, había ejercido durante dos años la jurisdicción real ordinaria en la ciudad de Huete (Cuenca), con diver sas e importantes comisiones. Estos hechos le valieron la incorporación al Colegio de Abogados de Madrid (“abogado de los reales consejos”). S egún la misma hoja de servicios, tuvo una muy activa participación en la Guerra de la Independencia, durante el periodo 1808-1813. Ya en sus inicios y “a sus expensas” (sic) se incorpora sucesivamente a los ejércitos de Castilla, Navarra, Andalucía y Centro. Durante la campaña ocupa cargos de gran responsabilidad dentro del área de la hacienda militar (hospitales militares, subsistencias y vestuarios) al frente de las divisiones de artillería y caballería del segundo y tercer ejército, y bajo las órdenes de diversos intendentes. Entre los papeles que deja a su muerte, se encuentra una carpeta con documentos referentes al “Cantón de Vélez Rubio” (donde destaca durante la contienda defendiendo sus almacenes frente al enemigo), y unos papeles “relativos a los hospitales de Mónovar”, ambos de 1811. Fue precisamente a causa de unas graves lesiones que sufrió en la retirada de Cúllar (Granada), cuando perdió definitivamente buena parte de los sentidos del oído y de la vis ta. El año 1813 ocupa otros cargos importantes como el de Fiscal de Salinas, Intendente de Andalucía, Asesor de Rentas o Juez de Alzada. Fue nombrado, además, magistrado interino de la Audiencia de Sevilla (9 de septiembre de 1813). (Amorós, 1992 : 313-314). ¿Por qué la villa de Elda no quería el Hospital Militar en su jurisdic ción? Pues porque por esas mismas fechas de finales de 1811 ya tenía en su término el Parque de Artillería, como ponen de manifiesto los requerimientos de su comandante a los pueblos vecinos, como Sax, para que contribuyan a su mantenimiento. Así, en el Archivo Municipal de Sax se conserva el “expediente para proporcionar a los oficiales, tropa y ganado del Parque de Artillería es tacionado en Elda las subsistencias que exigen”, de fecha 17 de diciembre de 1811: “Deviendo contribuir ese Pueblo con 40 raciones diarias de pan y etapa e igual número de paja y cevada para la subsis tencia de las oficialidad, tropa y ganado de este Parque General de mi cargo; es - Mariscal Suchet. APORTACIONES A LA HISTORIA 116 alborada pero del celo y patriotismo de V., y de ese vecindario, que en todo el día de hoya conducirán a este Pueblo a disposición de la comisión popular las 80 raciones de pan, carne y menestra, y las 89 de paja y cevada correspondientes a los días 17 y 18, y que mañana ejecutará los mismo con las correspondientes al 19 y así subcesivamente, pues de lo contrario me vería precisado con gran sentimiento a proceder a los apremios militares, quedando V. responsable de las resultas que pueda originar la falta de raciones para unos individuos que ha tiempo no reciben otro auxilio que el de la simple ración.Dios guarde a V. muchos años. Elda, 17 de Diziembre de 1811 Mariano Fernández Montoya Sres. de la Comisión de Sax” Se entiende por etapa la ración que se da a la tropa en campaña o marcha; y por menestra, la ración de legumbres secas, guisadas o cocidas, que se suministra a la tropa, a los presidiarios, etc. Desde Sax, ese mismo día 17 de diciembre, las autoridades intentan eludir tan perentoria orden: “Sax y diciembre 17 de 1811 Dada cuenta de este ofi cio a los S.S. de la Comisión Popular, acordaron se conteste que este Pueblo es del Reino de Murcia y que está contribuyendo con exceso a sus facultades a la tropa acantonada en el Partido y en obedecimiento de las órdenes que a esta comisión tiene comunicadas de la Junta Superior de la Probinzia, podría el Sor. Comandante acudir a la misma a quien se le consulte este ofi cio, y lo rubricaron, que certifi co = Soriano Se contestó oi 18” Pero este intento no obtuvo resultado, a tenor de la respuesta del comandante del Parque de Artillería, Don Mariano Fernández Montoya: “La precisa subsistencia de los Defensores de la Patria no admite demora; por lo tanto pasa a esa una Compañía militar a exigir las 80 raciones de pan, carne y menestra, y las 80 de paja y cevada que ha debido aprontar para cubrir su cuota en los días 17, 18 y 19, esperando del celo y patriotismo de V. que convencidos de que en las actuales circunstancias es preciso multiplicar los sacrifi cios y que ninguna clase del Estado los padece mayores que la militar, aprontaran inmediatamente las raciones citadas, no dando lugar a que se repitan los apremios militares, pudiendo V. acudir a la Comisión del partido para que haga el reparto que estime conveniente para lo subcesivo, pues ni yo me hallo con los datos sufi cientes para ello, ni admite dilación el apronto de las raciones precisas para la subsistencia de los ofi ciales, tropa y ganado de este Parque de mi cargo, que no recibido otro socorro, en los meses de octubre, noviembre y presente que el de dos décimas-sextas partes de su haver del mes de Abril, y que por lo tanto no tienen más recurso que el de las raciones. Si contra mi esperanza se niegan V al citado apronto, me veré precisado a remitir los arrestados al Cuartel General, según se me está prevenido, quedando V. responsables de las resultas. Dios guarde a V. muchos años. Elda, 18 de Diziembre de 1811 Mariano Fernández Montoya Junta de Subsistencias. Villa de Sax” 117 Ante tales amenazas, la Junta de Subsistencias de Sax acuerda lo siguiente: “En la villa de Sax, a diez y ocho de Diciembre de mil ochocientos y once, los Señores Presidente y Vocales de la Comisión Popular de esta villa, que avajo firmaran, en vista del oficio que precede, que ha entregado el oficial de Artillería D. Francisco Luque = Dixeron que se consulte inmediatamente a la Junta Superior de la provincia su contenido, y sin perjuicio, se entregue al dicho oficial bajo de recibo ochenta raciones de bacalao, y ochenta de arroz y treinta y nueve de paja,que es lo único que es lo único de que se podrá echar mano, todo con el fin de evitar qualquier tropelía que se intente con esta respetable autoridad. Y en atención a la carestía que se experimenta de carnes y trigo, publíquese que si hay alguna persona que quiera obligar se a abastecer de pan de panizo al pueblo, y tropas transeúntes, comparezca a hacer su postura ante el infrascrito Escribano, verificándose su remante en el Ayuntamiento, el veinte y dos del corriente, concluida la Misa Mayor, y se cese verificándose el suministro de pan de trigo, y también se cesará desde este día, en el de la carne, dándose de ésta únicamente a qualquiere militar enfermo que transitare, y dándoles a todos las de etapa que les pertenecen, y lo firmaron los que supieron, de que certifico=” Nota: Se ha hecho la consulta mandada, y para que conste lo anoto y firmo en Sax dicho día. Nota. Se han dado las raciones mandadas cuyo recibo obra en poder del Sr. Presidente, y para que conste lo anoto y firmo”. Como en esas fechas de finales de 1811, la Junta Suprema del Reino de Murcia, al que pertenecía Sax, se encontraba en el Convento de las Virtudes de la ciudad de Villena, huyendo de la epidemia de fiebre amarilla, ese mismo día 18 de diciembre, tras recibir copia de lo remitido desde Sax, el vicepresidente de la citada Junta, Don Josef Barnuevo y Cutillas, le es cribe a la Comisión Popular de Sax: “En vista del Oficio de esa Comisión Popular fecha de oy a que acompaña copias de las contestaciones entre el Comandante del Parque de Artillería situado en Elda, y esa Corporación, ha acor dado esta Suprema Junta Provincial decirle remita por de pronto las raciones que pide, para evitar las vejaciones, que podía V. sufrir, enviando al mismo tiempo a esta Junta noticia, que la instruya, de si el número de raciones que pide el Comandante del Parque, unido al que embía a esta Ciudad, es inferior, superior, o igual al que le corresponde por el último señalamiento hecho por esta Junta de la tercera parte del cupo que se designa a los pueblos en Agosto último. Y remitirá V. también a la mayor brevedad el adjunto pliego al Comandante del Parque a la villa de Elda. Dios guarde a V. m. a. Junta Suprema Provincial de Mur cia, en Villena, 18 de diciembre de 1811 Como V. P. Josef Barnuevo y Cutillas A la Comisión Popular de Sax” A raíz de este oficio, la Comisión Popular de Sax remite la liquidación de todos los pagos efectuados desde Sax, cuyo resumen es el siguiente: APORTACIONES A LA HISTORIA 118 alborada “Importa la data cinquenta y dos mil seiscientos sesenta y tres reales y seis maravedíes vellón 52.663 6 Y siendo el cargo 45.243 5 2/3 Resulta entregado de más 07.420 0 1/3 Y para que conste, salvo error, la fi rmo en Sax, a diez y nueve de Diziembre de mil ochocientos y once.” A pesar de todo, el comandante del Parque de Artillería, que de momento sigue en Elda, el 26 de diciembre le sigue requiriendo las raciones que necesita a la Comisión Popular de Sax: “Quedo enterado por el ofi cio de V, fecha de ayer, que acabo de recibir, de la orden que la ha comunicado la Junta Superior de esta Provincia y espero del celo y patriotismo de V. se sirvan darla complimiento de quatro en quatro días, remitiendo a la mayor brevedad posible a disposición de esta Junta Comisión o de la de Monóvar, a donde tal vez me trasladaré con el Parque de mi cargo, ochenta raciones de pan, e igual número de etapa, paja y cebada. Dios guarde a V. muchos años. Elda, 26 Diciembre 1811 Mariano Fernández Montoya Sres. Presidente y Vocales de la Comisión de Sax” El 29 de diciembre es Francisco Maestre, presidente de la Junta de Subsistencias de Elda, quien le escribe a la de Sax, solicitando su pronta colaboración: “Teniendo esta Junta apurados to- dos sus recursos con lo suplido al Parque General del 3º Exercito acantonado en esta Villa, pues hace dos días que no se les ha suministrado paja y cevada, y haviendoseme presentado en el día de ayer un vecino de ese pueblo, quien dijo ser el Provedor, con quien quedé conforme el que el subministro devengado hasta el fi n del corriente mes, se le admitiría en metálico, pero que en lo sucesivo era precisa la paja y cevada, espero que sin perder momento se servirá V. S. remitir dicho adeudo para subvenir al alistamiento necesario y preciso de dicho Parque, quedando V.S. responsable a qualquier resulta por su morosidad lo que no espera esta Junta de Subsistencia. Dios guarde a V.S. muchos años. Elda, Diziembre 29 de 1811 Francisco Maestre Presidente Sres. de la Junta de Subsistencia de la Villa de Sax” Siendo contestada la misiva desde Sax ese mismo día: “Sax 29 de Diciembre de 1811= La Comisión Popular en vista del presente ofi cio que acaba de recibir en la tarde del día de su fecha de la Comisión de la Villa de Elda, acordó que el día de mañana pase Bernardo Torreblanca a entregar, en la villa de Elda, con las instrucciones necesarias, las cantidades que se expresan, y lo rubricaron, de que certifi co= Soriano” De nuevo, el 31 de diciembre, desde Elda solicitan la ayuda de Sax: “Esta junta comisión se halla en el mayor apuro y en descubierto por lo mucho que tiene suplido: Se ve con los mayores apremios sobre sí; tiene su confi anza por la buena armonía con ese pueblo que no dejarán de contribuir V.S. por su parte para en algún modo atemperar el desconsuelo en que este se halla, y así espera que con el dador comisionado Francisco Tortosa se servirán remitir los tres mil seiscientos y más reales que adeuda ese pueblo pechan suplido por este para los suministros del Parque según el estado de raciones que hasta este día presentaría 119 a V.S. su proveedor encargado. Dicho comisionado daría la cautela de recibo y esta Junta Comisión lo librará en forma para el abono de ese pueblo para la Real Asienda. Espera esta Junta del celo de V.S. no deferirán este auxilio tan interesante, para en algún modo dar consuelo a sus apuros. Dios guarde a V.S. muchos años. Elda y Diciembre 31 de 1811. Francisco Maestre, D. Agustín Vidal, Joaquín Linares, Antonio Juan, De acuerdo de la Junta Licenciado D. Joaquín Ferrando. Secretario” Responde ese mismo día la Comisión Popular de Sax: “Sax 31 de Diciembre de 1811. Visto este oficio por la Comisión Popular de esta Villa: Acordó que en atención haverse imbertido en la noche del día de oy en las muchas tropas de caballería e infantería, dispersar los efectos y caudales destinados para Elda y que en el día de hoy se encuentran ciento y setenta caballos en esta Villa que debían según el itinerario hacer noche en Elda, quien debería sufrir los gastos que ocasionan en este Pueblo, y que excederían al pedido, con todo, siguiendo la buena armonía que media entre esta Villa y dicha de Elda, se remitan a esta con el conductor mil trescientos quarenta reales, dexando el correspondiente recibo. Inmediatamente haver comparecido Bernardo Torreblanca depositario de haveres Reales mani festando que no tiene intereses ningunos para remitir a Villena ni a Elda los pedidos que tiene hechos, acordó igualmente que el colector Don Antonio Gil, presbíteros, que debe tener a disposición de esta Junta los Granos pertenecientes al noveno y quarta par te decimal, entregue de éstos bajo recibo seis fanegas de panizo. Que Pasqual Carrión entregue dos mil setecientos quarenta reales que tiene en depósito de la Administración que tubo Mathias Estevan, difunto, y todo lo que perciba Bernardo Torreblanca, dando iguales recibos con lo que cumpla lo acordado por esta Comisión, y lo rubricaron = De que certifico = Todas estas tropas que vemos pasar por Elda y Sax son restos del Ter cer Ejército, derrotado en la ciudad de Valencia por el mariscal francés Suchet, quien por dicha victoria recibió el ducado de la Albufera. El comandante del Parque de Artillería, Mariano Fernández Montoya, ya era cadete de dicha arma en1794, cuando aparece como suscriptor del Diccionario Militar editado ese año, y tras la Guerra de la Independencia, continuó con su carrera militar, alcanzando el grado de brigadier y dirigiendo en 1834 la Maestranza de Artillería de Segovia. FUENTES A RCHIVO MUNICIPAL DE ELDA A RCHIVO MUNICIPAL DE SAX BIBLIOGRAFÍA AMORÓS I GONELL, Francesc (1992). “Esbós biográfic i perfil ideológic de Felipe M. Igual, Magistrat de l’Audiencia de Cataluyna durant el regnat de Ferran VII”, pp. 313-337. Pedralbes. Revista d’Historia Moderna , nº 12, 1992. Departament d’Historia Moderna. Facultat de Geofrafía i Historia. Universitat de Barcelona. 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Al tener que alcanzar una pluralidad de destinatarios, los centros de poder encargaban en los talleres tipográfi cos radicados en Orihuela (viuda de Antonio Santa María) y Valencia (José Estevan, Salvador Faulí y Benito Monfort, entre otros) el número de ejemplares necesario para cubrir su ámbito territorial, en vez de enviar al veredero con un texto manuscrito que, en cada una de sus paradas, los escribanos municipales, a su vez, tenían que copiar y diligenciar. De esta forma, al llegar a cada pueblo, el correo encargado de difundir estos impresos entregaba las hojas o pliegos que cada ayuntamiento necesitara y estuviese dispuesto a pagar y seguía su camino hasta el municipio inmediato. Una vez recibido el documento, a la hora que fuese del día, el escribano local daba cuenta a la corporación municipal y unas veces se trataba en las reuniones de cabildo, y posteriormente se procedía a guardar en los papeles del archivo, y otras, en cambio, se mandaba pregonar por la voz pública (el criado de villa) en los lugares de costumbre, a golpe de tambor y concurrencia de vecinos, permaneciendo fi jado durante unos días en los soportales de la Sala Capitular para aquellos que supieran leer, y fi nalmente se archivaba. La obra gráfi ca elegida ha llegado a nuestros días custodiada en tres libros del A.H.M.E.: Manos de Cabildos de 1801 a 1810 [i.e: 1799-1810], Quintas Años 1808-14 [i.e.: 1808-1820] y Veredas de 1806 a 1810. Enlaces de interés: • Bicentenario de la Guerra de la Independencia • www.mcu.es/cooperacion/MC/Bicentenario/index. html • La Guerra de la Independencia a través de los fondos del Archivo Histórico nacional. Un viaje a la Guerra de la Independencia (1808-1814) • http//pares.mcu.es/GuerraIndependencia/portal/ • Guerra de la Independencia Española. La Guerra de la Independencia en páginas web en español • www.bne.es/micrositios/.../Guerra independencia/.../ WebsEspana/ • Portal Bicentenario de la Guerra de la Independencia de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes • www.cervantesvirtual.com/bib/portal/guerraindependencia/index.html Fernando Matallana Hervás Impresos de la Guerra de la Independencia (1808-1814) en el Archivo Histórico Municipal de Elda a 121 Orden de celebrar una rogativa por Fernando VII Si el levantamiento contra los franceses comenzó con el del pueblo de Madrid, el memorable 2 de mayo de 1808, en Valencia no se tuvo conciencia de la guerra hasta el día 23 del mismo mes; en Orihuela el 24 (desde Cartagena) y en Alicante cuatro días más tarde, por medio de un correo que llegó desde Elda. Mientras tanto aquí se seguía dando cumplimiento a la circular remitida por el corregidor de Orihuela, en la que daba traslado de una real orden fechada en Vitoria, el 17 de abril, para la celebración de una rogativa pública por la salud y el éxito de Fernando VII, recién ascendido al trono y entonces aliado de Napoleón. La plegaria tuvo lugar el día 8 del crucial mes de mayo, con la asistencia del clero secular y regular de la localidad. La vida transcurría como si no pasara nada anormal y el obispo de Orihuela, Antonio Cebrián y Valda, proponía, con bastante anticipación, predicadores para la Cuaresma de 1809. AHME, 142 Manos de Cabildos de 1801 a 1810 [i.e: 1799-1810]. Real orden de 1808-04-17, dada en Vitoria, por la que se dispone la celebración de rogativas públicas por el gobierno de Fernando VII, su mayor gloria y la prosperidad de su pueblo en todas las ciudades y villas, seguido de diligencia de recepción en Elda 1808-04-26, Orihuela-1808-04-28, Elda Unidad documental compuesta 232r.-233r. ; 295 x 205 mm Corregidor de la ciudad de Orihuela. Secretario, Antonio Esquer Ayuntamiento de Elda. Escribano municipal Fecha tomada del final del texto Localización de otros ejemplares: Archivo Histórico Nacional, ms, Consejos, L.1399, Exp. 7. Localización otras ediciones: Universidad de Valladolid. Biblioteca Histórica de Santa Cruz. Ministerio de Justicia (Madrid), Biblioteca. Real Conservatorio Superior de Música (Madrid). Biblioteca Senado (Madrid), Biblioteca, dos ejemplares Orden público Al recibirse en Valencia la Gazeta de Madrid , correspondiente al 20 de mayo de 1808, en la que se insertaba la abdicación al trono de Fernando VII, el pueblo se echó a la calle y los agitadores vivieron su momento de gloria: Vicent Domènech, El Palleter (“Un pobre palleter li declara la guerra a Napoleó. Visca Ferran VII, muiguen els traidors ”), los franciscanos Juan Martí y Juan Rico, el canónigo Baltasar Calvo, etc., dominan a las clases populares. La Capitanía General, la Real Audiencia, el Arzobispado, el Ayuntamiento y demás autoridades viven momentos de alarma y zozobra porque no sabían si obedecer las ór denes de Murat o mantenerse fieles al rey detenido en Francia. Ante la fuerza de los hechos y la presión popular (no de manera espontánea), se formó la Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia integrada por repre- APORTACIONES A LA HISTORIA 122 alborada sentaciones de los brazos militar, eclesiástico, municipal, noble, Colegio de Abogados, comerciantes al por mayor y menor y artesanos. Sus cabezas visibles eran el Capitán General del Reino, Rafael Vasco y del Campo, conde de la Conquista; el regente de la Audiencia territrorial, Vicente Cano Manuel; el arzobispo, Joaquín Company y Soler, de la orden franciscana, y Francisco Xavier de Azpíroz, intendente general del reino y corregidor de la ciudad de Valencia. Como secretario fi guraba Vicente Esteve, escribano judicial.Para sofocar los tumultos y evitar que el poder se les fuera de las manos, la Junta lanzó, el día 25 de mayo, este bando en el que pedían a los moradores la vuelta a sus casas y la incorporación a sus respectivos trabajos. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Bando expedido y mandado publicar por la Junta Suprema de Gobierno de esta ciudad y reyno, instando a los vecinos a retirarse a sus casas y aplicarse a sus ofi cios 1808-05-25, Real de Valencia Unidad documental simple 201r. ; 315 x 440 mm, pleg. en 315 x 200 mm Junta Suprema de Gobierno de Valencia. Copia certifi cada por el secretario Vicente Esteve Impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del fi nal del texto Huellas de pliegues Localización de otros ejemplares: Senado (Madrid). Biblioteca Alistamiento voluntario En un ambiente henchido de ardor patriótico, la Junta Suprema Gubernativa, dando satisfacción a la demanda popular, decretaba el mismo día 25 el alistamiento de los varones comprendidos entre 16 y 40 años que “debe ser voluntario y apetecido de todo buen Español”. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Circular impresa de la Junta General de Gobierno del reino sobre el alistamiento de los vecinos comprendidos entre 16 y 40 años 1808-05-25, Real de Valencia Unidad documental simple 199r. ; 305 x 202 mm Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia. Secretario, Vicente Esteve Impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del fi nal del texto Huellas de pliegues Otro bando de la Junta Suprema El 27 de mayo, la junta valenciana emite otro bando en el que insta a desobedecer las órdenes que llegaran de los gabachos y trata de recuperar la tranquilidad en las calles. Lamenta de buena fe la suerte corrida por Fernando VII, El Deseado, de quien espera no tenga que llorar “la sangre de sus Pueblos y sus Españoles” y levanta la veda para la delación a los franceses residentes en la ciudad, así como a los colaboracionistas de los invasores, amenazando con severos castigos a los evenenadores de la opinión pública. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Bando expedido y mandado publicar por la Junta Suprema de Gobierno de esta ciudad y reino, sobre desobediencia al gobierno francés 1808-05-27, Real de Valencia 123 Unidad documental simple 202r. ; 315 x 425 mm, pleg. en 315 x 200 mm Junta Suprema de Gobierno del Reino deValencia. Secretario, Vicente Esteve Impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Esquina superior derecha rota Fecha tomada del final del texto Manchas de humedad Huellas de pliegues Localización de otros ejemplares: Seminario Mayor o Conciliar de San Julián (Cuenca) Senado (Madrid). Biblioteca Bando de confiscación de bienes a los franceses El odio y la persecución a los franceses se adueñaron de la región. La Junta Suprema comienza a gobernar en nombre del rey ausente y ordena, mediante bando del 6 de junio de 1808, la inmediata confiscación de las propiedades de los galos avecindados en territorio valenciano, con especial énfasis en los libros. El producto de la venta de estos bienes se destinaría a financiar los gastos de la guerra. Entre los firmantes del escrito figura el conde de Elda, Cervellón y Anna, Felipe Carlos Osorio y Castellví, de la Real Maestranza de Caballería de Valencia, nombrado general de los voluntarios de la capital del Turia, y Baltasar Calvo, el canónigo extremista de S. Isidro, de Madrid, ejecutado posteriormente por instigar la matanza de más de 300 franceses. El embargo tuvo su continuación en otras normas similares que se dictaron, en los meses posteriores, para seguimiento de las sucesivas expropiaciones. Poco des pués se crearía la Junta de Represalias, un tribunal es pecial para la ejecución y administración de estos bienes. En la otra parte, José I daba orden, en julio de 1808, de confiscar las propiedades de aquellos españoles que hubiesen pasado a las provincias no sometidas al gobier no francés. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. [Bando que] Manda el rey nuestro señor el señor don Fernando Septimo, y en su real nombre la Junta Suprema de Gobierno... se proceda inmediatamente a la confiscación de los bienes de todos los Franceses de esta Ciudad y Rey no..., seguido de diligencia de recepción en Elda 1808-06-06, Real de Valencia/1808-06-11, Elda Unidad documental compuesta 221r. ; 315 x 415 mm, pleg. en 315 x 201 mm Junta Suprema de Gobierno de Valencia. Secretario, Vicente Esteve Ayuntamiento de Elda. Escribano, José Amat y Rico Impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del final del texto Manchas de humedad Huellas de pliegues Localización de otros ejemplares: Senado (Madrid). Biblioteca La mujer en la guerra Parece que la única participación que la Junta de Gobierno valenciano tenía reservada a las mujeres era la fabricación de hilos y vendajes, según este aviso del 14 de junio de 1808. Para ello encargaba, de manera totalmente voluntaria, a madres, monjas y niñas la realización de estas labores que “son dos artículos de primera necesidad en los Hospitales de Campaña ”. Sugerían la posibilidad de que dedicasen su tiempo libre, así como los “trapos y lienzos ” que tuvieran en sus casas. Una junta de damas constituida al efecto en cada municipio se encargaría de recoger los productos terminados y el intendente pondría los medios para su transporte a Valencia. En la Gobernación de Orihuela quedaron comisionadas para esta cuestión la condesa de Pinohermoso y María Teresa Alburquerque, esposa de Juan Roca de Togores. APORTACIONES A LA HISTORIA 124 alborada AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Aviso al público de la Junta Suprema de Gobierno de Valencia sobre hilos y vendajes y participación de las mujeres en cuestiones sanitarias 1808-06-14, Real de Valencia/1808-06-23, Elda Unidad documental compuesta 235r. ; 40,5 x 31 cm Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia. Secretario, Vicente Esteve Ayuntamiento de Elda. Escribano, José Amat y Rico Impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del fi nal del texto Huellas de pliegues Alistamiento y cobro de dietas El alistamiento general de los varones entre 16 y 40 años, y subsiguiente movilización, dio lugar a la picaresca de cobrar el “prest” (dieta de alimentación del soldado, formada principalmente por pan y legumbres o “menestra”), cantidad diaria que, según indica la orden, algunos comenzaron a cobrar desde el momento de incribirse. La Junta Suprema Gubernativa de la región valenciana vino a corregir este abuso, indicando a los ayuntamientos que no se pagara el socorro hasta la salida de sus respectivos pueblos e incorporación a los regimientos donde prestarían servicio. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Orden impresa de la Junta Suprema de Gobierno para que los mozos alistados cobren el prest cuando salgan a sus destinos y no antes, seguido de diligencia de recepción en Elda 1808-06-15, Junta Suprema [sic]/1808-06-23, Elda Unidad documental compuesta 238r. ; 315 x 425 mm, pleg. en 315 x 200 mm Junta Suprema de Gobierno de Valencia. Secretario, Vicente Esteve Ayuntamiento de Elda. Escribano, José Amat y Rico Impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del fi nal del texto Manchas de humedad Huellas de pliegues Localización de otros ejemplares: Senado (Madrid). Biblioteca El conde de Elda al comienzo de la guerra En los primeros meses de la guerra, el conde de Elda, Cervellón y Anna, teniente general del Ejército y miembro de la Junta Suprema Gubernativa del Reino de Valencia, fue encargado por ésta de proteger, con un cuerpo de voluntarios, la posible entrada de las tropas del veterano BonAdrien de Moncey, hacia la capital, por Almansa. Pero los franceses, con un cuerpo de ejército de más 9.000 hombres, se aproximaron a Valencia por Cuenca y cuando levantaron su fracasado cerco no huyeron por el puente sobre el Júcar en Alcira, donde les estaba esperando otra vez el señor territorial de Elda, sino que desde Alberique tomaron río arriba, para volver al centro de la península. Se dejaron 2.000 bajas. Durante esta vigilancia, el prócer interceptó, el 12 de 125 julio de 1808, dos comunicados anónimos, calificados por las autoridades valencianas como calumniosos e infames, dirigidos respectivamente al gobernador y al párroco de Almagro sobre movimientos de tropas en Castilla y Aragón. Ésta fue una de la pocas misiones dignas de reconocimiento al conde, que fue dada a conocer en la circular publicada por la Junta territorial, con toda rapidez, el 14 del mismo mes y por la que se pagó al veredero, en Elda, 4 reales y 28 maravedíes, el 19 de julio. En cambio por la acción del Júcar, fue tachado de “remiso” al no consultar a sus superiores ni haber cortado el paso a los que se retiraban.Dado que en lo militar no obtuvo éxito, el conde de Elda se trasladó al centro de la actividad política del bando es pañol, es decir, Cádiz. Allí firma el 19 de marzo de 1810 --dos años años antes de la promulgación del célebre texto constitucional-- el despacho de nombramiento de los capitulares del Ayuntamiento de Elda para ese año, teniendo aquí como alcalde mayor a Silvestre Verdú y Mirambell. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Circular de la Junta Suprema de Gobierno que contiene dos anónimos de los franceses, interceptados por el conde de Cervellón, seguido de diligencia de recepción en Elda 1808-07-14, Valencia/1808-07-19, Elda Unidad documental compuesta 252r.-253v.; 300 x 200 mm Junta Suprema de Gobierno de Valencia Ayuntamiento de Elda. Escribano, José Amat y Rico Impreso de 2 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del final del texto Manchas de humedad Huellas de pliegues Impuestos Como suele ocurrir, la guerra supuso años de escasez y carestía de alimentos, por abandono del campo y de las actividades económicas, así como el incremento paralelo de cargas tributarias ya fuesen municipales, regnícolas o de la Junta Central Suprema. En este bando, de 29 de julio de 1808, se recuerda a los valencianos la obligación de seguir pagando las contribuciones a la Hacienda Real y los diezmos y primicias a quien correspondiera, bien a la Iglesia o bien al señor territorial; este último era el caso de Elda... y no valían excusas del tipo “en el dia de hoy no se paga á nadie” o no pago “porque no hay Rey”. Se incorpora a la Junta Suprema de Gobierno regional un nuevo miembro, Domingo de Nava, comisario de Guerra. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Bando de la Junta Suprema de Gobierno en el que recuerda la obligación de seguir satisfaciendo las contribuciones a la Real Hacienda, el importe de los arriendos y los derechos dominicales, con advertencia a los contraventores, seguido de diligencia de recepción en Elda 1808-07-29, Valencia-1808-08-06, Elda Unidad documental compuesta 264r. ; 315 x 420 mm, pleg. en 315 x 180 mm Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia. Secretario, Vicente Esteve Ayuntamiento de Elda Impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del final del texto Manchas de humedad Huellas de pliegues Guerra de propaganda en varios idiomas Cuando se produjo la intentona de Moncey sobre Valencia, en el verano de 1808, las autoridades, conocedoras de la variada procedencia de los soldados del bando imperial (franceses, alemanes, polacos, holandeses, italianos y suizos), se sirvieron de la guerra de propaganda para lanzar una proclama en cuatro idiomas (español, francés, italiano y alemán), APORTACIONES A LA HISTORIA 126 alborada alentando a la deserción: siervos de “injusta causa” ,“venid á nosotros, y hallareis proteccion, seguridad y buen trato”. El manifi esto está fechado el 29 de julio de 1808 y alude también a la matanza de franceses que se produjo en Valencia a principios de junio, diciendo que fue cometido por un grupo de malvados que “han pagado con la vida su delito”, por lo que dan a entender su altura de miras al considerarlo como un asunto sentenciado. Se anunciaban distintas recompensas para los soldados que se pasaran al bando español, según viniesen con o sin armas o cualifi cados para el desempeño de cualquier ofi cio mecánico. Con anterioridad se había publicado otro aviso trilingüe (español, francés e italiano), el 31de mayo, en el que se decía a los soldados invasores que habían sido arrastrados “á oprimir la generosidad de la Nación Española ” y que su deserción sería igualmente gratifi cada. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Franceses, françois, francesi, franzosen! Proclama impresa, de la Junta Suprema de Gobierno de Valencia, en castellano francés, italiano y alemán, a los soldados imperiales para que abandonen el servicio y se pasen al bando español, seguida de la diligencia de recepción en Elda 1808-07-29, Valencia/1808-08-06, Elda Unidad documental compuesta 263r. ; 350 x 520 mm, pleg. en 303 x 190 mm Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia Ayuntamiento de Elda Impreso tetralingüe a cuatro columnas en 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del fi nal del texto Manchas de humedad Huellas de pliegues Reenganches Las necesidades de personal para el Ejército, en sus dis- tintas armas, llevó a la movilización general y a la publicación, entre otros, de este edicto de 31 de julio de 1808, en el que se animaba a los licenciados del Cuerpo de Caballería a presentarse voluntarios con la promesa de una cantidad en efectivo, desarrollar una carrera militar y cobrar el retiro. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. [Decreto de] La Junta Suprema de Gobierno de este Reyno, deseando completar los Regimientos de Caballería de este Exército, por lo muy importante que es esta arma contra los enemigos..., seguido de diligencia de recepción en Elda 1808-07-31, Valencia - 1808-08-06, Elda Unidad documental compuesta 265r. ; 315 x 420 mm, pleg. en 315 x 185 mm Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia. Secretario Vicente Esteve Decreto impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del fi nal del texto Manchas de humedad Huellas de pliegues Seguridad La Junta de Gobierno del Reino de Valencia, además de combatir a los franceses en campaña, era consciente de la necesidad de mantener el orden público en su jurisdicción, evitar nuevos tumultos, prevenir conatos sediciosos y garantizar, en la medida de lo posible, el desenvolvimiento de las actividades económicas. Para ello dispuso la formación de 21 batallones sometidos al fuero militar, integrados por 10.500 vecinos honrados, cabezas de familia “no sujetos á un jornal” para ejercer labores policiales. La Gobernación de Orihuela debía contribuir con dos batallones de 500 hombres cada uno. A Elda, con una población estimada de 808 vecinos, le correspondió aportar 54 milicianos. El reglamento fue 127 enviado por el Capitán General del Reino al Gobernador de Orihuela el 13 de septiembre de 1808 y remitido por éste a la villa de Elda el 7 de octubre, donde llegó dos días más tarde. Por el impreso se pagaron 4 reales y 28 maravedíes de vellón. AHME, 56 Libro de veredas de 1806 a 1810. Reglamento para la formacion de compañías de vecinos honrados en el Reino de Valencia, que defiendan sus pueblos, y mantengan la quietud, titulándose: Cuerpo de Vecinos Honrados y Urbanos del Reino de Valencia, seguido de diligencia de recepción en Elda 1808-08-20Valencia/1808-10-09, Elda Unidad documental compuesta 28 p. ; 205 x 140 mm Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia Ayuntamiento de Elda. Escribano, José Amat y Rico [Valencia], En la imprenta de Monfort, Año 1808 Fecha inicial tomada del artículo IX del reglamento Constitución de la Junta Central Acta de la constitución de la Junta Central y Gubernativa del Reino de España, defensora de los derechos de Fer nando VII, que tuvo lugar en el palacio de Aranjuez el 25 de septiembre de 1808, con representación de buena par te de las regiones. La junta quedó formada del siguiente modo: Presidente: el conde de Floridablanca. Por Aragón: Francisco Palafox y Lorenzo Calvo. Por Asturias: Gaspar Melchor de Jovellanos y el marqués de Campo Sagrado. Por Castilla la Vieja: Lorenzo Bonifaz. Por Cataluña: marqués de Villel y el barón de Sabasona. Por Córdoba: el marqués de la Puebla y Juan de Dios Rabé. Por Extramadura: Martín de Garay y Féliz de Ovalle. Por Granada: Rodrigo Riquelme y Luis Ginés de Funes. Por Jaén: Sebastián de Jocano y Francisco de P. Castanedo. Por Baleares: Tomás de Verí y José Zanglada de Togores. Por Murcia: el conde de Floridablanca (presidente) y el marqués del Villar. Por Sevilla: el arzobispo Laodicea y el conde de Tilli. Por Toledo: Pedro de Rivero y José García de la Torre. Por Valencia: el conde de Contamina. Secretario: Martín de Garay (Extremadura). A la sesión fundacional no pudo asistir el representante alicantino Antonio Valcárcel, Príncipe Pío, por enfermedad según asegura una nota final. Fallecido en noviembre de ese mismo año, fue propuesto como sustituto Tomás Domingo de Otero. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Circular impresa de la Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia que contiene el acta fundacional de la Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino de España, en APORTACIONES A LA HISTORIA 128 alborada Aranjuez, 1808-09-25, seguida de diligencia de recepción en Elda 1808-09-30, Valencia/1808-10-09, Elda Unidad documental compuesta 289r.-290v.; 301 x 200 mm Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia Ayuntamiento de Elda. Escribano, José Amat y Rico Copia certifi cada por Miguel Pajarón Impreso de 2 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del texto Manchas de humedad Huellas de pliegues Localización de otras ediciones: Real Conservatorio Superior de Música (Madrid). Biblioteca La indumentaria del soldado Consciente la Junta Central Suprema de la necesidad no sólo de alimentar, sino de proporcionar también ropa de abrigo y calzado a la tropa que actuaba en los Pirineos, el 13 de noviembre de 1808 abrió una suscripción patriótica para dotar de vestimenta adecuada a los soldados; prendas y valor que se detallan en una nota marginal. En cambio, de las necesidades en estas materias del resto de las unidades que operaban por el territorio español nada se dice.AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Circular impresa de la Junta Suprema Gubernativa del Reino, que recoge un ofi cio de la Junta Central, sobre apertura de suscripción y fomento de la fabricación de prendas de vestuario de soldado, animando a la población a su elaboración y entrega voluntaria, seguida de diligencia de recepción en Elda 1808-11-20, Valencia/1808-11-30, Elda Unidad documental compuesta 314r.-315r. ; 297 x 200 mm Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia Ayuntamiento de Elda. Escribano, José Amat y Rico Imp. de 2 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del fi nal del texto Manchas de humedad La caída en desgracia de Godoy La persecución del otrora todopoderoso Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, condujo a la formación de una comisión especial para la confi scación de todos sus bienes, intereses y caudales, en España y en el exterior. El regente de la Audiencia territorial. Vicente Cano Manuel, se hacía eco de una orden específi ca en este edicto, de 17 de noviembre de 1808, impreso en gruesos caracteres que se debía fi jar en los sitios más concurridos de cada municipio. Recordemos que Godoy fue distinguido con los más altos honores de la nación: Príncipe de la Paz, Generalísimo... y, entre ellos, los ducados de la Alcudia y Sueca. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Edicto del regente de la Real Audiencia de Valencia, para la confi scación de los bienes de Manuel Godoy dentro y fuera de España, seguido de diligencia de recepción en Elda 129 1808-11-17, Ciudad de Valencia-1808-12-05, Elda Unidad documental compuesta 313r. ; 315 x 430 cm, pleg. en 315 x 165 cm Real Audiencia del Reino de Valencia. Regente, Vicente Cano Manuel Edicto impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del final del texto Manchas de humedad Huellas de pliegues Licenciamiento del soldado Pascual Sirvent Licencia absoluta concedida al soldado Pascual Sirvent Gras, perteneciente al Regimiento de Infantería de Voluntarios de Chelva, al haber sido declarado exento por la Junta Provincial de Agravios en resolución del 22 de noviembre de 1808. Un documento fundamental para el interesado que le servía tanto de pasaporte para volver a su pueblo, como de instrumento jurídico para presentar en sucesivos alistamientos o movilizaciones, hasta superar la edad de entrada en quintas, de las que quedaría au-tomáticamente descartado. Su retiro militar viene avalado por el bigadier Manuel María Monserrat, marqués de Cruillas, dado en el Real de Valencia el 23 de noviembre. Es digno de destacar el escudo impreso, adherido al pie de la firma. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Licencia absoluta del soldado Pasqual Sirvent, concedida por el Capitán General del reino 1808-11-23, Real de Valencia Unidad documental simple 408r. ; 305 x 195 mm Inspector de Infantería de las Tropas del Reino de Valencia, Manuel María Monserrat, marqués de Cruillas Pasqual Sirvent Gras, soldado Impreso de l h. sin portada, ni pie de imprenta, cumplimentado a mano Tabaco Precios de venta de las labores brasil, virginia (en hoja y polvo) y rapé, según la rebaja ordenada por la Junta Superior de Observancia y Defensa, heredera de la Junta Suprema Gubernativa del Reino de Valencia. El tabaco --vendido por libras, cuarterones y onzas-- junto con el APORTACIONES A LA HISTORIA 130 alborada papel sellado, plomo, azufre, pólvora, naipes y sal, entre otros productos, formaban el monopolio estatal de Rentas Estancadas que se expdendían a precio tasado. Firman la tarifa, el 18 de julio de 1809, José Canga Argüelles, intendente de los reinos de Valencia y Murcia (posteriormente ministro de Hacienda y consejero de Estado, durante el Trinio Liberal) y Vicente Jáudenes, administrador de rentas que también fue tesorero de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia. AHME, 56 Libro de veredas de 1806 a 1810. Tarifa del precio a que debe venderse el tabaco brasil, según la baxa acordada... 1809-07-18, Valencia Unidad documental simple 1h. ; 300 x 200 mm Intendente General de los reinos de Valencia y Murcia, José Canga Argüelles Imp., sin pie de imprenta, ni portada Fecha tomada del fi nal del texto Deterioro en la parte superior derecha El retiro de los ofi ciales Reglamento dado a conocer en Sevilla, el 1º de enero de 1810, que regulaba las jubilaciones de los ofi ciales en función de los años de servicio, destino en plaza o disperso, de los Cuerpos de Infantería, Caballería, Guardias de Infantería, Artillería, Ingenieros, Guardabosques, Guardia de Corps, Guardia de Alabarderos y ofi ciales de Milicias. Los grados que se contemplan son coronel, teniente coronel, comandante, sargento mayor, capitán, teniente, subteniente, capellán y cirujano. Por otro lado, se incluyen las pagas de los inhábiles e inválidos, desde la graduación de comandante hasta los cabos, tambores y soldados. AHME, 56 Libro de veredas de 1806 a 1810. Reglamento de sueldos para los ofi ciales y demas clases del Exército que se retiran del servicio, seguido de diligencia de recepción en Elda 1810-01-27, Valencia/1810-02-11, Elda Unidad documental compuesta 4 h. ; 202 x 140 mm Junta Suprema de Gobierno del Reino de España y las Indias Ayuntamiento de Elda. Secretario, José Amat y Rico Imp., sin pie de imprenta, ni portada Fecha tomada del fi nal del texto Localización de otras ediciones: Biblioteca de Castilla y León (Valladolid) Biblioteca Central de Marina (Madrid) Certifi cado de abono de la bula de la Santa Cruzada La Iglesia siguió vendiendo sus bulas durante la guerra. La presente certifi cación acredita que el depositario de la villa de Elda, Joaquín Amat, ingresó en la administración oriolana de rentas de la Santa Cruzada, regida por Andrés Die, el importe correspondiente a 867 bulas vendidas en el año 1810. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Certifi cación del administrador de la Bula de la Santa Cruzada, de la entrega de la recaudación de la predicación de 1809 131 por parte del depositario en Elda, Joaquín Amad 1810-05-10, Orihuela Unidad documental simple 465r. ; 300 x 200 mm Obispado de Orihuela. Administrador tesorero general de la Bula de la Santa Cruzada, Andres Die y Jouvena Impreso de 1 h., sin portada, ni pie de imprenta, cumplimentado a mano Fiesta de San Fernando El Consejo de Regencia de España y las Indias, continuador de la Junta Central Suprema, desde Cádiz, expidió una real cédula en mayo de 1811 por la que disponía la celebración de solemnes funciones religiosas en memoria del Deseado el día de su onomástica (30 de mayo), en catedrales, colegiatas y parroquias de España, América y Asia a las que debía asistir el clero de ambos sexos y las corporaciones municipales. Con este acto pretendían ensalzar “los esfuerzos de la Nacion para salvarle; queriendo consagrar para siempre tan fausto y venturosa dia, y que dure eterno hasta nuestras mas remotas generaciones, con la execracion al injusto opresor y tirano de nuestra libertad é independencia”. AHME, 149 Quintas Años 1808, 9, 10 y 14 [i.e.: 1808-1820]. Real Cedula de S.M. y señores del Consejo, Por la qual se manda guardar y cumplir un Decreto expedido por la Córtes generales y extraordinarias del Reyno para que se celebre en toda la Ración el día de San Fernando con la solemnidad que se prescribe, seguido de la diligencia de recepción en Elda 1811-06, Orihuela - 1811-06-30, Elda Unidad documental compuesta 466r.-467v. ; 295 x 200 mm Consejo de Regencia Ayuntamiento de Elda. Escribano, José Amat y Rico Imp. de 2 h., sin portada, ni pie de imprentaFecha tomada del final del texto Localización de otras ediciones: Biblioteca Central de Marina (Madrid) Museo Naval (Madrid). Biblioteca Senado (Madrid). Biblioteca Traslado de la Junta del reino y de la Audiencia territorial La nueva aproximación de los ejércitos imperiales a Valencia en septiembre de 1811, que culminaría con la toma de la plaza por el general Louis-Gabriel Suchet, motivó la salida de la Junta Suprema de Gobierno y del Real Acuer do hacia el Sur. En primer lugar, trataron de asentarse en Carcagente pero, ante la falta de locales para cárceles, marcharon a San Felipe (Játiva), donde quedó instalada la sede administrativa, así lo comunicaban el 18 de octubre los magistrados que aparecen en el margen del APORTACIONES A LA HISTORIA 132 alborada documento. El renovado empuje de los franceses determinó una nueva mudanza a la universidad de San Juan de Alicante, en la que permanecerían hasta el abandono de la capital valenciana por Suchet, en el verano de 1813. Incorporados los señoríos a la corona por decreto de las Cortes de Cádiz, era la Real Audiencia la encargada de nombrar los capitulares eldenses a propuesta de la corporación saliente. AHME, 143 Manos de cabildos desde 1811 a 1819 [i.e: 1810-1819]. Circular de la Audiencia de Valencia en la que comunica su traslado a San Felipe 1811-10-18, San Felipe [Játiva] Unidad documental simple 18r.-19r. ; 305 x 205 mm Real Audiencia de Valencia, secretario Vicente Martínez Impreso sin portada, ni pie de imprenta Fecha tomada del fi nal del textoVuelta al absolutismo Declarada nula, de ningún valor, ni efecto la Constitución de 1812 por el restituido Fernando VII (Manifi esto dado a conocer en Valencia, el 4 de mayo de 1814), se promulgó la cédula real de 30 de julio de 1814 que se inscribe en la línea de desmontar la labor legislativa de las Cortes de Cádiz. En el municipalismo, supuso la vuelta a los ayuntamientos de 1808 con la consiguiente supresión de las corporaciones constitucionales en ciudades, villas y lugares, y el retroceso a la planta y forma que tenían antes del 2 de mayo. AHME. Manos de cabildos desde 1811 a 1819 [i.e: 18101819]. Real Cedula de S.M. y señores del Consejo, por la qual se manda que se disuelvan y extingan los Ayuntamientos y Alcaldes Constitucionales : que se restablezcan los Ayuntamientos, Corregimientos y Alcaldías mayores en la planta que tenían en el año 1808, con lo demas que se se expresa 1814-07-30, Dada en Palacio/1814-08-12, Elda Unidad documental compuesta 102r.-105r. ; 330 x 200 mm Fernando VII, rey de España (1808-1833) Ayuntamiento de Elda. Escribano, José Amat y Rico Madrid, en la Imprenta Real, Año de 1814. Reimpresa en Orihuela : En la Imprenta de la Viuda de D. Antonio Santa-María é Hijo, [1814], 4 h. Copia certifi cada por Josef Santa Cruz y […] Diligencia de recepción en Elda, entre 8 y 9 de la noche Portada con escudo real xilográfi co; fecha tomada del fi nal del texto Lozalización de otras ediciones: Archivo Histórico Nacional 133 APORTACIONES A LA HISTORIA L as Cañadas es una partida rural del término eldense donde el secano formó parte del paisaje agrícola de esta zona. Afortunadamente, aun quedan bancales de oliveras y almendros en producción, que contrastan con otros terrenos anexos en estado yermo y abandonado, testigos mudos nostálgicos de un pasado rural donde la viña fue el cultivo predominante, debido a que, en la mayoría de las bodegas de las casas de este partido del campo eldense –hasta siete existieron-, se elaboraron buenos vinos, según nos han confi rmado gentes que llegaron a degustarlos. Pero no vamos a ocuparnos en el presente dossier del vino de Elda, este tema merece un trabajo más extenso para una próxima ocasión. Como hemos dicho al principio, el secano ha sido, desde siempre, el cultivo característico en Las Cañadas. No obstante, la zona contaba con la existencia de algunos pequeños manantiales o nacimientos de agua que contribuían a poder regar algún bancal, donde incluso se podían criar algunas hortalizas en pequeños huertos de consumo propio. En la revista Fiestas Mayores correspondiente al año 2012, elaboramos un trabajo muy completo del sistema de riego de aprovechamiento pluvial de la Finca Pausides, donde también se incluyó la descripción y la función del pequeño manantial, propiedad de dicha hacienda. En esta ocasión nos haremos eco de otro pequeño nacimiento de agua que tam- bién existió en Las Cañadas, concretamente en las tierras de la “Casa de Las Julianas”. Pensamos que estos elementos merecen ser conocidos por los eldenses, no sólo por su interés etnológico, sino también como muestra de ingeniería hidráulica de supervivencia humana, que nos permitirá aprender a valorar mejor nuestra actual situación de accesibilidad y privilegios hídricos, en contraste con otras épocas anteriores. Un poco de historia El caserío de “Las Julianas” o “La Juliana”, es un conjunto de unas tres casas rurales adosadas que se sitúa en la parte Este de la partida de Las Cañadas. Su denominación es debi-da a que esta hacienda perteneció a un labrador llamado Julián Maestre, quien estuvo casado con Mª Josefa Maestre. Ambos fueron padres de ocho hijos. Parece ser que, al fallecer Julián en edad algo temprana, a su mujer le correspondió criar a sus hijos en dicho caserío, empezando pronto a ser denominada como “La Juliana”, por el nombre de pila de su difunto marido. Estos hechos tuvieron lugar a principios del siglo XX. No obstante, estas viviendas rurales ya aparecen en un mapa del Siglo XIX con la descripción de “Casas de Carro”; también en censos de mediados de dicho siglo hay constancia de que éstas estaban habitadas por el matrimonio formado por Manuel Gon-Emilio Gisbert Pérez. El manantial de “las Julianas” Balsa antigua. 134 alborada zálvez y Ventura Casáñez y sus seis hijos, -antepasados de quien esto suscribe-. La fi nca fue de las más importantes de la zona, ya que contaba con almazara y bodega propias, para la elaboración de aceite y vino, respectivamente. Pero en fi n, volvamos al manantial en cuestión. En próximos trabajos nos haremos eco de la historia humana y sus vicisitudes en esta fi nca eldense, ya que merece un capítulo aparte. Descripción y origen del manantial Desconocemos la época en que fue construida toda la infraestructura hidráulica para poder canalizar el agua desde el origen del manantial hasta las cercanías del caserío de Las Julianas, ya que hemos consultado con las personas más longevas que habitaron la zona, y todos afi rman que es conocido desde siempre por dichas gentes. Según información aportada in situ por un arqueólogo, es muy posible que la mencionada conducción hídrica fuese construida en el siglo XVII, con reparaciones posteriores realizadas a fi nales del XIX o principios del XX. El nacimiento de agua surgía de las faldas de las denominadas “Lomas de Prats”, pequeño conjunto de colinas que forman parte de las estribaciones de la Sierra de Camara, y que se sitúan en el noroeste de las tierras de la fi nca. La longitud total de la canalización es de unos 400 metros, unos cien primeros de galerías subterráneas y los trescientos restantes de “canalicas” en piedra labrada con algunos tramos de tubos de cerámica. El punto original donde comenzaba a brotar el chorro inicial se encuentra en una galería subterránea, la cual actualmente está derrumbada. No obstante, existen hasta cuatro lumbreras que servían para introducirse alguna persona en la mencionada conducción soterrada, cuando ésta debía ser limpiada o desembozada. Dichas lumbreras son redondas y miden unos 70 centímetros de diámetro, están construidas de piedra en seco y su profundidad varía de unas a otras. La primera que nos encontramos se halla en un bancal superior y debe tener unos tres metros de profundidad. Esta obra es la más cercana a lo que fue el punto original de agua del manantial. A unos 25 metros de ésta se encuentra el ribazo de piedra que soporta dicho bancal y, en su parte derecha superior, aun existe la entrada de una galería que debió servir para poder introducirse en la conducción superior, sin pasar por el cauce de la inferior, y evitar de esta manera mojarse por la corriente de agua que circulaba por ésta. La boca de dicha galería mide 90 cm de alto, por 40 de ancho en su parte inferior y 20 en la superior (se estrecha de abajo a arriba en su anchura), unas medidas muy justas para poder introducirse un humano. Como anécdota diremos que, según testigos de la zona, al acabar la Guerra Civil, en esta galería se escondió un hombre que estaba en busca y captura por cuestiones políticas; fi Lavadero. 135 nalmente fue localizado y arrestado a los pocos meses de iniciar su ocultamiento. A partir de aquí la canalización subterránea descendía a un bancal inferior, cuya longitud era de unos 45 m, donde se encontraban tres lumbreras más en el lecho de dicha terraza abancalada, la primera a unos 9 m, la segunda a unos 13 de ésta y la tercera a 9 de la segunda. Desconocemos la profundidad del trío de pozos-lumbreras, ya que és tas se encuentran derrumbadas en parte. Desde la tercera y última que encontramos hay una distancia de 15 m hasta el ribazo de piedra que sujeta este bancal inferior. El centro de dicho ribazo se encuentra hundido por el peso de éste y en su parte baja aparece la boca de la mina por donde salía el agua. La salida está semioculta a consecuencia del derrumbamiento del mencionado ribazo; también en la parte derecha superior de éste se aprecian restos de un aliviadero excavado en una roca lateral, cuya función era evitar que el agua de lluvia se estancara en la terraza del bancal y pudiese hundirse sobre la galería subterránea.Desde esta boca de la mina, comienza una canalización superficial de piedra formada por bloques de piedra unidos por yeso, en cuya zona central aparece un surco esculpido de unos 7 cm. de hondo por la mis ma medida de ancho, por cuyo interior circulaba el agua. Los bloques de piedra son rectangulares, tienen un grosor de 25x25 centímetros de ancho por altura, y el largo de éstos varía, ya que aparecen piezas de 5 dm hasta de un metro, pasando por otras de 60, 70 y 80 cm. Esta canalización de piedra es la más antigua de toda la conducción (siglos XVII o XVIII). El agua de riego continuaba por esta pequeña canal de piedra, descendiendo ligeramente casi en línea recta, hasta Lumbrera. Caserío de Las Julianas APORTACIONES A LA HISTORIA 136 alborada recorrer unos 120 m, donde el agua se depositaba en una primera balsa, cuyos materiales de construcción delatan claramente que su realización tuvo lugar en épocas más recientes, seguramente en los años sesenta o setenta del siglo XX. Dicha balsa fue construida con ladrillo hueco de cerámica de diez centímetros, que es el grosor que forman sus muros añadiendo el enlucido interior y exterior de cemento. Para evitar que éstos muros reventaran por la presión del agua almacenada, sus cuatro esquinas fueron reforzadas con un encofrado de latiguillos de hierro que abrazaban a éstas. Las medidas de esta pequeña balsa rectangular eran de 2’20x1’90 m; el fondo de ésta se encontraba al mismo nivel del suelo, alcanzando su altura el metro y medio. A continuación de esta balsa, volvemos a encontrar nuevamente tramos de canalización en piedra. Sin embargo aquí el trazado se entremezcla con tuberías redondas de cerámica empalmadas. Miden medio metro de largo y tienen un diámetro interior de 6 cm., más uno de grosor. Por la tipología de la cerámica, ésta es de fi nales del siglo XIX o principios del XX, y debió emplearse por esa época para reparar o renovar el trazado original. Desde la balsa hasta llegar al fi nal de la conducción canalizada existe una distancia de 174 m. Aquí la pendiente del canal es menos pronunciada y el tramo es más curvado que el anterior, debido a la orografía del terreno. El punto fi nal de la canalización es un antiguo lavadero de piedra en estado ruinoso, mide 3’10 m de largo y dispone de una pileta interior central de 80 cm de ancha. Y a ambos lados de ésta varias losas de piedra labrada de 0’60 m de ancha colocadas en oblicuo, para poder restregar la ropa que se lavaba. Uno de los laterales del lavadero debió de estar cubierto, ya que los restos de un muro así lo indican. A continuación del lavadero y pegado a éste, formando desnivel hacia abajo, existe una antigua balsa que recogía las aguas del mencionado lavadero. La balsa está construida con piedra de sillería, aunque fue posteriormente enlucida con cemento tanto en su interior como exteriormente. Es de planta cuadrada, mide 3’20x3’20 mde largo por 1’20 m de honda; sus muros miden 40 cm de ancho y las losas superiores de éstos fueron expoliadas hace unos años. Las aguas almacenadas de la mencionada balsa servían para regar las plantaciones de un bancal lindante a ésta que, por su extensión, indica que sólo tenía capacidad para uso propio de los vecinos del caserío. Por el tipo de construcción, parece ser que tanto el lavadero como la balsa se realizaron a fi nales del siglo XIX o principios del XX. El manantial dejó de manar agua a principios de la década de los ochenta del siglo XX, debido a la sobreexplotación de un gran acuífero subterráneo cercano, que secó todos los pozos y nacimientos del entorno más próximo, incluido el emblemático Pocico Alonso. No obstante, tam- bién hemos de decir que en los años sesenta el agua del manantial de Las Julianas ya solamente aportaba agua hasta la balsa más moderna que se construyó en dicha década. A la balsa más antigua y al lavadero parece ser que el preciado líquido dejó de llegar en los primeros años posteriores a la Guerra Civil, lo que indica que la capacidad hídrica del nacimiento ya estaba menguando en épocas anteriores a su clausura fi nal. No quiero fi nalizar este dossier sin hacer un llamamiento a nuestros gobernantes para que estudien la posibilidad de restaurar y conservar este tipo de elementos históricos, para que puedan ser disfrutados por los eldenses, mediante rutas de senderismo de valor etnológico y cultural. Por último agradecer a José Mª García Soria, toda la información solicitada acerca del manantial, y también a mi amigo Juan Carlos Valero, arqueólogo de profesión, por todo el asesoramiento histórico y arqueológico, que ha sido fundamental para la realización fi nal de este trabajo. Tramo de la canalica de piedra. a 137 APORTACIONES A LA HISTORIA Elda por Figueras Pacheco Presentamos, en edición facsímil, la descripción que hace de Elda el cronista alicantino Francisco Figueras Pacheco (1880-1960) en el volumen cuarto (Provincia de Alicante) de la Geografía general del Reino de Valencia, dirigida por Francisco Carreras y Candi, publicada por la casa editorial Alberto Martín, de Barcelona, entre 1920 y 1927, en cinco tomos. Las páginas dedicadas a Elda en esta magna obra se encuentran en el capítulo del Partido judicial de Monóvar y comprenden el estudio del marco geográ co (urbano y rural), unas notas históricas, actividades económicas y datos estadísticos referidos al año 1910, mención de edi cios destacables, población, órganos administrativos, apuntes biográ cos de algunos eldenses ilustres y unas pinceladas de bibliografía local, entre otros aspectos de interés. Una fuente clásica a tener en cuenta que se añade a las de Hernando Colón, Escolano, Cavanilles, Montesinos, Laborde, Miñano, Madoz y muchos otros autores que incluyeron en sus obras referencias a nuestra tierra y sus gentes. 138 alborada 139 APORTACIONES A LA HISTORIA 140 alborada 141 APORTACIONES A LA HISTORIA 142 alborada 143 APORTACIONES A LA HISTORIA 144 alborada C omo anuncio de la inminente llegada de las fi estas navideñas tiene lugar en nuestra ciudad la Feria de la Inmaculada o de La Purísima. Desde primeros de diciembre, el lugar elegido se llena con el bullicio de los más pequeños que acuden para ser “feriados” ocultando un poco al resto del personal mayor que acudimos con la curiosidad que despierta toda feria y –por supuesto- buscando aquella compra de productos poco usuales en el comercio diario y económicamente ventajosos. A este bullicio se une el estruendo de la Feria de los Caballitos, atracciones para los más pequeños que, actualmente, se monta al lado. Pocos de los asistentes sospechan que nuestra feria cumple nada menos que 546 años si tomamos como referencia el privilegio que concedió a Elda el rey D. Juan II de Aragón para tener una feria el día 1º de octubre y 496 años desde que la reina Dª Juana I de Castilla, (“La Loca”), hija de los Reyes Católicos, refrendara este privilegio pero trasladándolo a los primeros días de diciembre. Lamberto Amat nos aporta datos sobre lo que se vendía: ropa, paños, terciopelo, seda, hilo, algodón, ferretería, útiles de labranza, aparejos de caballerías y carros, etc. Puntualiza que, aunque no se trataba de negocios a gran escala, el volumen total de transacciones era muy grande ya que acudían a surtirse de muchos pueblos vecinos. En 1887 nos vuelve a dar referencia Lamberto Amat de que también se vendían: zapatos, turrones de Jijona, garbanzos torrados, nueces, castañas, piñones, bellotas, etc. Poco variaron los artículos a la venta desde entonces hasta la primera mitad del siglo XX. Por entonces se montaban las paradas o casetas en la Plaza del Ayuntamiento, sin asfaltar, en dos hileras paralelas con la parte trasera adosada y los frentes que daban por un lado a las casas donde se ubicaban, entre otras, la carnicería de Cano y la casa-tienda de mis tías Conchita, Clotilde y Rosita y por el otro a un pasillo central. La otra doble hilera daba a este pasillo central y a las fachadas de Esteve, “El Chiqueto”, y casas contiguas. Yo nací en la calle de La Purísima, cerca de la plaza, y éste era territorio de juegos infantiles durante todo el año. Especialmente recuerdo la casa-tienda de mis tías “las de la plaza”. En la imaginación infantil aquella era la gruta de las maravillas donde había de todo, desde anteojos tipo “Quevedo” a cuellos duros, pasando por agujas, lanas, muñecas de porcelana, herrajes y todo tipo de cachivaches. Estanterías con cientos de cajoncitos donde podía encontrarse cualquier cosa. Todo muy bien cuidado y con un mostrador de madera que lo circundaba. Desaparecidas mis tías, aquella casa quedó cerrada tal como estaba. El tiempo se detuvo dentro de aquella especie de “cápsula”, conservando testimonios valiosos de una época, hasta que la piqueta destructora, urgida por una prisa ciega no comprensible, la arrasó enviando todo aquello a un vertedero y convirtiéndola en un solar. Pero eso es otra historia. Volviendo a nuestro relato: en la Plaza de Arriba se monta-Rodolfo Amat Sirvent Incendio en la Feria de la Inmaculada Puesto de Sanchiz. 145 ban los puestos del turrón y otras delicias navideñas, mientras que la feria de atracciones infantiles se situaban en un solar, parte del cual ocupa hoy el edificio del Centro de Especialidades de la Seguriad Social, en la calle Padre Manjón. Francisco Olcina recuerda que por las calles sin asfaltar y con escasa iluminación circulaban vendedores ambulantes que pregonaban su mercancía: “El Tuerto” decía en los días calurosos “Agua limón, agua cebá, el Tuerto ya se vá”. Barrachina vendía habas hervidas y vasitos de caldo al grito de “Els faves de Barrachina son una especialitat que furten el mal de cap sin se prendre l´aspirina”. Buena solución sería para esta época de recortes farmacológicos… Juan Sanchiz recuerda que su padre montaba la caseta de joyería en el pasillo central, junto a las de Salvador, “El Navajero”, Juan Lillo y Salvador Bernabéu. A espaldas suyas estaban las de Baltasar Esteve, de Ciudad Real, con juguetería y los hermanos Carbonell. No era fácil la labor itinerante de estos feriantes: había que trasladar las casetas desarmadas en camiones y luego montarlas en cada pueblo. Grandes paneles de madera que formaban laterales y parte trasera y un frontal que se podía levantar para abrir a la venta la parada y que se bajaba para convertir la parada en una “vivienda”. Estas partes se unían con pasadores metálicos. Techos de chapa ondulada. Todo ello descansaba sobre una tarima elevada, que evitaba la inundación cuando llovía, pues no hay que olvidar que se asentaban sobre tierra. Para que la clientela pudiera acercarse, los feriantes tendían en el suelo maderas a modo de pasarelas para evitar el barro. El interior de la caseta se forraba con telas, de color azul en el caso de Mariano Sanchiz. Un camastro completaba el parco ajuar de estas casas-tiendas. Recuerda Juan que, en ocasiones, acompañaba a su padre durante unos días. Cuando la feria era en Jumilla, su padre lo ponía en el tren “Chicharra” hasta Villena donde le recogía su familia y –más tarde- lo reenviaban a Elda. Con este tren de vía estrecha se podía ir desde Cieza hasta Gandía. Comenzó a funcionar en 1884 y su último viaje fue en 1969. Le llamaban “El Chicharra” por el ruido monótono, semejante al de las chicharras en verano, que hacía al desplazarse. Era casi autosuficiente, ya que los vagones se fabricaban en sus talleres de Villena. Hoy día, varios tramos de su trayecto se han convertido en “vías verdes” para caminantes y bicicletas. La vida en las casetas era dura, pues estaban sujetas a los riesgos de la meteorología. Re cuerda Juan que durante una feria en Monóvar, en octubre, en plena noche, el viento fue tan fuerte que su padre le despertó para que saliera ante el peligro de que se derrumbara y vió como todos los feriantes habían atado las casetas con cuerdas y se aferraban a ellas tratando de que el viento no se las llevara. Al día siguiente su padre le subió al “Colilla” y lo envió a APORTACIONES A LA HISTORIA 146 alborada Elda. El “Colilla” era un bamboleante autobús que hacía el trayecto entre Elda y Monóvar sorteando como podía los profundos baches de aquel paisaje lunar que era la carretera. Así eran aquellas ferias de hace sesenta y dos años. Francisco Olcina recuerda el año porque: “ese fue el año en que España ganó a Inglaterra en el campeonato mundial de fútbol de Brasil…”, 1950. Yo lo recuerdo por la tabarra que dí para que me feriaran un rompecabezas (nadie sabía lo que era un puzzle…). Una tarde de aquel año, anocheciendo, la feria ardió. No se sabe exactamente cómo. Se dice de un brasero pero es más probable que se debiera a las precarias instalaciones eléctricas de aquellos tiempos. Precisamente a espaldas de la parada de Mariano Sanchiz, a la altura de la de los juguetes de Baltasar Esteve, las llamas prendieron y en aquellas casetas de madera se extendieron como la pólvora devorando todo lo que encontraron a su paso. Recuerda Juan que desde su casa en la calle Colón se acercó a curiosear y vió a personas presas del pánico correr a escapar sobre todo por la calle Purísima y Colón. Y lo recuerda tan bien porque “se encantó” con el espectáculo y al volver a casa, su madre, angustiada de no verle entre la multitud, le dio un buen repaso con la zapatilla. El caso es que muchas de aquellas esforzadas personas perdieron aquel día su patrimonio y su medio de vida. Aquella noche, el piso superior de la vivienda de Sanchiz en la calle Colón, se convirtió en albergue improvisado para ellos. Recuerda Juan que trajeron jergones, mantas, etc., y que durmieron allí más de veinte. La solidaridad entre compañeros de profesión se hizo patente y en años sucesivos –con ocasión de la feria- volvían a reunirse de nuevo. Al día siguiente la Plaza del Ayuntamiento era la imagen de la desolación. Recuerda Salvador Lázaro, “El Minuto”, a varios municipales recogiendo los restos aún humeantes y tratando de que los que se salvaron del incendio pudieran reanudar el trabajo. Yo recuerdo todavía el fuerte olor a quemado y a algunos feriantes tratando de vender “de saldo” algunas mercancías damnifi cadas. El caso es que aquello se superó y de ello dá fé nuestra actual feria que -aunque instalada en otro lugar- supera su importancia año tras año. Sirvan estas líneas de recuerdo y homenaje a aquellos esforzados feriantes que superando las adversidades, fuera de sus hogares, sufriendo riesgos e incomodidades, alegraron -y aún lo hacen- la infancia de tantos eldenses. Que sus vidas nos sirvan de ejemplo y estímulo en estos momentos de crisis en nuestra ciudad. a Mariano Sanchiz en el centro. A su lado su primo de Villena, así como la mujer e hijos de este último. Concurso de Cuentos“Ciudad de Elda” 148 alborada Soy un árbol. Soy un árbol. Soy un árbol. Soy un árbol. En las heridas de mi cuerpo, como en los anillos de un tronco partido en dos, se pueden adivinar los días, los meses, los años que han transcurrido ya en esta cuenta atrás hacia un nal que amenaza con no llegar nunca. Miro hacia mi rodilla izquierda, hacia la muesca de carne abultada que me recuerda el comienzo de todo, hacia la cicatriz con forma de sonrisa que parece burlarse de mi, y la acaricio con dos dedos, uno por mi padre y otro por mi hermano, como hago siempre cuando pienso en ellos, y vuelvo a odiarme por mi torpeza de niña gorda, que me hizo caer en clase de gimnasia, que me llevó al dispensario cuando al resto del colegio ya le llegaba la noticia de la guerra. Por qué, me pregunto, por qué me abandoné a la asepsia adormecedora de la sala de curas, a las manos cálidas de la enfermera, que buscaban mi consuelo, fabricando para mi una burbuja breve, indiferente a los gritos y a los pasos desesperados que empezaban a precipitarse a nuestro alrededor, por qué me dejé envolver por sus dedos seguros que en cada punzada de hilo me abrochaban como queriendo sanar no sólo aquel grifo de sangre, sino todas las llagas que habrían de venir en el futuro. Salí tarde del botiquín, con varios puntos en una brecha que iniciaba en mi piel un camino hasta entonces desconocido de grietas y costurones. Y llegué a casa y descubrí enseguida la urgencia dibujada en los ojos de Marija, en sus ojos casi grises, como de tormenta que se apaga, y en mi rostro se per miedo que tuvo respuesta en su llanto, en su abrazo, en la carrera a la estación donde ya estaba mamá para despedir a Lukas y a mi padre. Marija y yo no llegamos a tiempo por mi culpa. Por culpa de mi rodilla de niña torpe y gorda sólo pudimos ver la silueta de un tren que se alejaba dejando en el andén un extraño pueblo habitado a partir de ese instante únicamente por mujeres. Se llevaron a todos los hombres, incluso a los más ancianos, a luchar por una causa que casi todos desconocíamos, y que, por tanto, era difícil asumir como propia. Se llevaron a papá y a Lukas y ahora sé que nunca más volveré a verlos. Y aunque me toco la cicatriz de la rodilla izquierda con dos dedos, en la bruma de mi memoria ya comienzan a confundirse sus voces, ya el olor a leña de papá se vuelve vago, ya es irresoluble la estatura exacta de Lukas. Lo sé, sé que no los veré de nuevo, pero no puedo evitarlo, me toco la cicatriz. Con dos dedos. La primera cicatriz. Después me brotaron otras, el camino de hormigas en mi cuello, por aquella anciana que saltó por los aires, convirtiendo su bastón en un ejército de astillas que se me clavaron en la nuca y que resultaron ser un aviso que nos daba cuenta por vez primera de que el bosque estaba lleno de minas. O el sello amoratado de un cascote que cayó en mi regazo cuando se vino abajo el campanario de la iglesia. O los sabañones en los dedos de mis pies, porque la calefacción en casa ya no es más que una imagen borrosa de una vida pasada, de una vida que ahora se me presenta irreal, ajena, extraordinaria, como si nunca me hubiera pertenecido del todo, como si sólo hubiera sido un préstamo que ahora se cobra sus intereses. Intento no tiritar. Los árboles no tiritan. Pero hace mucho frío, y mi piel se cuartea, y me gusta pensar que así se me asemeja a la corteza de un abeto o de un roble. Y cierro los ojos un momento para saborear la sensación de mi nuevo estado vegetal, pero enseguida sé que no debería haberlo hecho, que no puedo despistarme ni un solo segundo porque tengo tanto sueño que sin querer puedo dormirme, y mi cuerpo se vence levemente hacia delante, y soy de pronto una hoja seca a punto de caer, pero despierto a tiempo y me apoyo sobre mi brazo derecho y grito de dolor, grito tan fuerte como si quisiera reunir en uno todos los gritos que no he dado. Raúl Clavero Blázquez Árbol 1er Premio de la XXVIII edición del Certamen de Cuentos “Ciudad de Elda” 149 NARRATIVA Hace un par de días me partí mi brazo derecho. Hace sólo un par de días el sol brillaba en todo el valle. Hace dos días mi brazo derecho estaba bien. Y yo tenía hambre. Pobre niña torpe y gorda. Tenía hambre y, en contra de la opinión de Marija y de las órdenes de mi madre, bajé al pueblo en bicicleta a comprar algo de chocolate, aunque sabía que sería imposible encontrar chocolate y que tendría que conformarme con la fruta que esconde Ivana para mi. Y en cuanto llegué supe que algo iba mal. No había nadie por las calles. Ivana no estaba en su tienda. Y el silencio era tan espeso como el aire que precede a una bofetada. Pedaleé unos minutos sin encontrar ni siquiera una sombra, hasta que vi, alejándose hacia las montañas, a Cupina, la esposa de mi profesor de literatura, cargada con varios paquetes. -¿Dónde va? – le dije. -Llegan los soldados, niña – respondió, y siguió su marcha a toda prisa, sin mirar atrás. -¿Qué soldados? ¿Los nuestros? Una pregunta estúpida, claro, resultaba evidente por la actitud de la mujer que eran los enemigos quienes venían, pero, por otro lado, qué iban a hacer los soldados en el pueblo, me pregunté, si aquí no hay ejército contra el que luchar. Y entonces lo supe. Lo supe de pronto, Y sentí una arcada violenta en la boca del estómago. Y di media vuelta. Y me apresuré tanto que tomé el camino del río. Y no recordé que hace ya varios meses que el puente había sido volado por los aires hasta que me encontré atravesándolo, hasta que me vi precipitándome al vacío, hasta que golpeé después de tres metros de caída contra un lecho de rocas y de agua turbia. Quise levantarme y seguir como si nada, pero enseguida comprobé que mi bicicleta se había convertido en un amasijo inservible de hierros, y que mi brazo derecho se había doblado sobre sí mismo, en una torsión imposible, absurda, como si quisiera emprender él solo, por su cuenta, un camino distinto al mío. Niña inútil. Niña gorda. Niña estúpida y gorda. Con lágrimas bañándome la cara, de dolor y de sonrojo por mi nueva exhibición de torpeza, me arrastré como pude, hasta remontar la ribera, dejando en el ascenso, como si fueran semillas, varias uñas de los dedos de la única mano con la que pude impulsarme. Entonces comenzó a llover. Poco a poco el sendero hacia mi casa se volvía barro, y mis tobillos eran de barro, y hasta mi aliento se convertía en barro. Y el recorrido de pocos minutos que separa mi casa del pueblo amenazaba con alargarse más allá de un par de horas. Y en cada paso sentía como me iba hundiendo más y más en la tierra húmeda, como si la tierra húmeda me quisiera para siempre con ella, como si la tierra húmeda no desease que yo llegara a mi casa. Pero yo tenía que seguir, tenía que avisar a Marija y a mamá de que la guerra ya estaba a la vuelta de la esquina, de que los soldados se dirigían hacia el pueblo. Tenía que avisarlas para que escapáramos juntas a las escuché el maullido inconfundible de la cancela, supe que era tarde. Ya estaban allí. En la puerta, junto a la terraza, esperaba un camión destartalado que yo no había visto nunca. De la cocina salían algunas risas con acento. Di la vuelta a la casa. Subí por la escala de madera del corral y entré por la ventana de mi dormitorio. Bajé después por la escalera interior, de puntillas, conteniendo la respiración. Hasta que los vi. Como nacidos de las llamas de los candelabros que iluminaban el cuarto, vi a seis hombres armados con escopetas. Estaban de espaldas a mi, espectadores atentos de la escena que se desarrollaba ante sus ojos. Todos tenían los pantalones por los tobillos. Dos de ellos sujetaban a Marija y la obligaban a mirar hacia la mesa, donde estaba mamá, tumbada boca arriba, con su vestido negro abierto y medio rasgado. Mamá tenía un hombre encima. Los otros tres la apuntaban a la cabeza. -Te vamos a dejar un precioso regalito por haberte portado tan bien con todos nosotros – dijo uno de ellos, y a continuación el hombre que estaba sobre mamá convulsionó, y mamá empezó a llorar, y el hombre se retiró y otro tomó su puesto. Di entonces varios pasos hacia atrás, hacia los cajones de la alacena. Y a continuación busqué a tientas, con mi brazo sano, con mi mano sin uñas, un cuchillo. En ese instante mi madre giró la cabeza, muy poco, lo su ciente como para verme, y supo enseguida lo que yo pretendía hacer, y negó ligeramente, pero yo tenía que intentarlo, y tomé un machete, y me acerqué a aquel cuadro grotesco, a aquella especie de pesadilla que les sucede siempre a otros, y me hice presente en el medio, como una revelación, y el tiempo se congeló, y hundí sin más el machete hasta el mango en la pierna de uno de los soldados, y de repente todo se aceleró y comenzaron los gritos, y mamá me dijo que corriera, y Marija me dijo que corriera, y eché a correr, y sonaron disparos y más gritos, y atravesé la puerta, y pasé junto al camión, y vi a otros dos hombres que despertaban en la cabina, y crucé la cancela, y quise regresar por el camino embarrado, pero más camiones venían por él, así que sólo podía escapar hacia el bosque o hacia la montaña, y me fui por la montaña porque el bosque está lleno de mi 150 alborada 151 NARRATIVA nas, pero comprobé pronto, niña gorda y torpe, que la montaña tampoco era una buena elección. Ahora el viento sopla con más fuerza. Sigue lloviendo. No ha parado de llover desde que llegaron los soldados. Parece que se hubieran traído con ellos esta lluvia que nos ahoga. Y sopla el viento. Y se agitan las copas de los demás árboles, como si quisieran abrazarme, como si quisieran acogerme entre ellos, y entonces lo recuerdo. Lo recuerdo. Recuerdo que soy un árbol. Y abro mis brazos como ramas, y dejo que la lluvia me empape, y noto que, igual que el brote de una or en primavera, se me despliega de nuevo el corte de la barbilla, el corte que me hice por ir hacia la montaña, porque ir hacia la montaña no fue buena idea. Desde el inicio de la ladera, allá por donde se extendían antaño los campos de labranza, vi como se sucedía un largo reguero de cadáveres, sin principio ni n, una siembra de cuerpos que per laban el suave contorno de la colina, dotándolo de nuevas crestas, de pequeños túmulos, a veces de grupos de hermanas, o de primas, o de amigas. Allí estaba Ivana, y Cupina, y todas las mujeres del pueblo que no pudieron escapar a tiempo. Me temblaban las piernas. Y dejé de sentir hambre. Y empecé a convertirme en planta. Y caminé varios minutos por aquella especie de rayuela en descomposición, sin saber hacia donde ir, hasta que oí el borboteo de los camiones invadiendo la montaña. Y busqué entonces un lugar donde esconderme, y me arrojé al suelo, y me quedé muy quieta, y le pedí a mi pecho que contuviera el corazón en su sitio. Pasaron unos minutos. El ruido de los motores era cada vez más intenso. Escuché un crepitar de botas militares. Culatas de fusiles arrastrándose cerca de mi. Entonces un par de soldados me cogieron por los tobillos y por las muñecas. Dejé de respirar, recé para que mi pulso fuera opaco, para que aquellos hombres no me prestaran atención, y debí de resultarles un cadáver convincente porque me tiraron a la parte de atrás de uno de los camiones, entre las demás muertas, y aterricé con mi cara contra una lámina de metal, y me abrí en la mandíbula otro anillo de mi tronco, y empecé a sangrar y me cubrí la cara con unas cuantas hojas para que no se dieran cuenta de que seguía viva. Después los camiones continuaron recogiendo más y más cuerpos, y al cabo de un par de horas regresaron por una ruta embarrada que me resultaba demasiado familiar. Entonces mi camión se detuvo.Quise creer que lo que sabía que iba a suceder a continuación no llegaría a pasar. Y cerré los ojos. Y escuché el sonido de una cancela que se abre. Y el barro que se despliega al paso de un cuerpo que se arrastra. Y el suspiro contenido de un hombre al cargar sobre su espalda un peso. Y ese mismo peso cayendo por dos veces sobre mi. Y un motor que arranca y que sigue su camino. Intenté no hacerlo. Intenté no mirar. Pero supe que era necesario. Que aquel momento exigía una despedida. Y abrí los ojos, y frente a mi, me encontré con la mirada gris, sin vida, perdida ahora, como una tormenta que se apaga, de mi hermana Marija, y un poco más allá, sobre mis pies, vi a mi madre muerta, con su vestido negro aún abierto. Repté hasta ella, la tapé con el abrigo de otra mujer, le di dos besos, regresé hacia mi hermana, la abracé por última vez y salté del camión. Eché a correr, varios soldados me vieron, alguno me disparó, pero ninguno hizo intención de seguirme. Simplemente se rieron, porque yo me había precipitado en la única dirección posible, en la única dirección en la que no había soldados. Había huido hacia el bosque. Seguí avanzando, sin parar, lo más rápido que pude, pero, poco a poco, mis pasos se fueron haciendo más y más lentos. Ya no corría, caminaba muy despacio, hasta pararme, hasta detenerme en el centro del bosque, hasta frenar mi zancada en el instante preciso. Lo sentí, bajo mi pie, como una rama que se rompe, como un cristal, como una piedra en un zapato. Un pequeño interruptor que se pulsa una sola vez. Acababa de pisar una mina. Eso fue ayer. Y ahora, ahora soy un árbol. Y sigo de pie sobre esta bomba que estallará en cuento me mueva más de lo debido. Pero no me moveré, porque soy un árbol. Un árbol torpe y gordo, sí, pero un árbol. Y esperaré a que de mis pies crezcan raíces, a que anide en mi cabeza una familia de pájaros, a que alguna pareja grabe en mi espalda dos nombres dentro de un corazón. Esperaré porque soy un árbol. Esperaré a que se acerque un soldado enemigo al que abrazarme, un soldado con el que volar por los aires. Y seré un árbol, hasta que el sueño me venza, hasta que no pueda más, hasta que el frío, o el hambre, o el miedo me haga caer. Seré un árbol. Seré un árbol. a 152 alborada Es en tren como debo marcharme. Solo así, una vez dentro de él, podré hacerme consciente de cada kilómetro recorrido alejándome de aquí, al verlos pasar bajo mis pies uno a uno. Será la única forma de que sienta que he dejado atrás todo eso de lo que escapo. Al otro lado de la frontera querré creer que estoy a salvo. Es mi último día en Rouen y, como sucede siempre en todas las despedidas –de una forma u otra es así-, llueve con fuerza. La longitud abuhardillada de mi apartamento tiene la apariencia de una impresionante vela de barco y un reguero de carpetas grises y botellas vacías alfombra el suelo, como si se tratasen de maderas carcomidas en un naufragio. En esta penumbra tormentosa, los aparatos del estudio, en mi espacio de trabajo, parecen miembros protésicos desperdigados en el apartamento. No he podido evitar entretenerme cerca de una hora colocándolos de nuevo, ajustando los focos a la altura en que habían iluminado tantos rostros y abriendo las patas de los trípodes para posar sobre ellos las tres cámaras. Los objetivos, con sus super cies intactas como ojos limpios, van a quedarse también aquí. Millones de fotografías llevan ya días sufriendo el abandono inmediato en las ranuras de las puertas del apartamento y entre los fuegos de la cocina. Con el sonido del teléfono descolgado golpeándome las sienes, me paso las manos por la cabeza. A contrapelo, como si recorriese una pista nevada y cubierta de agujas de hielo. Si fuese posible sacarse los recuerdos de dentro así, tendría ya las palmas desgastadas y no me acordaría de ella, ni del pesar susurrante de sus tobillos. He malgastado la última tarde en Rouen convertido en un preso del sofá oscuro, que me ha tenido agazapado en un extremo, como un animal. Hace un rato, tiré al suelo una botella que descansaba sobre la mesa al intentar atraparla, invadido por un temblor descarnado que parte de la hendidura de mis axilas y llega a dominarme los dedos. He observado atentamente cómo el vino avanzaba como un mal augurio sobre la alfombra, como si estuviera bebiéndose la suciedad gris de sus lamentos. Instintivamente he querido aferrarme a mi cámara y encerrar esa imagen en su interior, pero, antes incluso de rozar el disparador, la he apartado de mi. Se han terminado para mí las fotografías. Después de aquélla, me prometí que no habría ninguna más. en la curvatura blanda del auricular y el pitido seco que brota de dentro. Lleva una semana en idéntica posición: lo he condenado por el miedo a una llamada inculpándome. El temor a las sílabas de mi nombre, y al encadenamiento fortuito y fatal de un par de preguntas, estaba usted allí, o tal vez, y no pudo evitarlo , no me dejan dormir. Bastaría ese puñado de palabras para apresarme a una silla en mitad de una sala de interrogatorios. Durante estas noches, no me cuesta mucho imaginar el hondo siseo de la cinta magnética grabando mi sudor y mis respuestas. En la soledad del apartamento, mientras espero a que el reloj me arranque de aquí -de la ciudad de los cien campanarios-, para ir a la estación, recuerdo una vez más el timbre opaco de su voz, y el arrastre de las “ges” francesas que, redondas como huevos duros, formaban más parte de ella que sus propios ojos. Es que tú eres Francia, solía decirle yo en nuestras sesiones, y no solamente francesa. Y entonces ella se enfundaba el abrigo negro, cubriéndose el pelo rojo con la capucha, y salía de casa, siempre de madrugada y en mitad de un silencio in nito, para dejarme a solas con los negativos de su rostro desplegados en una cuerda de tender. Pasaban un par de días y a la siguiente sesión regresaba atravesada por el frío reptante de las calles de Rouen y siempre igual de triste, para mirar a la cámara como si le estuviese contando un secreto. No imagino cómo sonará tu risa , me atrevía yo a decirle algunas veces mientras hacía crujir los focos y giraba las pantallas, con la esperanza de retratarla también sonriendo, por ver cómo era. Ella siempre me respondía bajando las pestañas con rapidez, diciendo, las fotografías no serían tan bonitas: dispa- Juncal Baeza Monedero Morir en Rouen Accésit de la XXVIII edición del Certamen de Cuentos “Ciudad de Elda” 153 NARRATIVA ra. Después, en el laboratorio, intentaba conseguir que las ojeras de su rostro se marcasen aún más, que alcanzasen el relieve creciente de sus pómulos transformándose así en las marcas dérmicas de su soledad. Pero la última vez había sido distinta, y por eso hoy hay un billete de tren y una maleta rompiendo mi vida en Rouen en mil pedazos. Abro una botella más de vino para intentar perder en sus ondulaciones granate los restos de conciencia que me persiguen. Solo así consigo calmarme, aplacar la enfermedad y el ansia de que lleguen las doce y pueda cerrar la puerta del apartamento a mi espalda. El dolor de la última exposición me había acompañado como un verdugo invisible en las últimas semanas. Al otro lado de las ventanas, los brillantes neones de los cafés arrojaban sobre la galería una luz burlesca. Murmullos disfrazados tras gafas de monturas metálicas me rodeaban. Más de lo mismo, ¿no les parece?, y cada palabra me asestaba un puñetazo en la boca del estómago. Más por ella, incluso, que por mí. Pensé en su empeño por no asistir jamás a las inauguraciones, para alimentar así el misterio de sus ausencias en las exposiciones. Me alegré de que no viese cómo señalaban las curvas de sus brazos sin encontrar el más mínimo interés en ellos, o cómo giraban la cabeza con rapidez de una fotografía a otra, como cirujanos apartando restos inservibles. Aquella noche, cuando me tuvo ya en casa, dijo, No me gustas nada tan callado, envuelta por el humo espeso de su cigarrillo. Supongo que, en aquel momento, pude haberla engañado, pude decir, no hay mucho que contar, ha ido todo como siempre, y dejar que siguiese creyendo que lo único que funcionaba bien en su vida era la imagen de sus cabellos a través de los focos. Pero no pude decir nada. No encontré las palabras apropiadas que pudieran tranquilizarla y solo acerté a mirar las piezas de mis cámaras como si fuesen desconocidos, como si se hubiesen convertido de pronto en un montón inútil de piezas desordenadas. Arropada por la aspereza de mi alfombra, justo en el lugar en que hace un rato derramé el vino sin quererlo, y con una copa entre las manos, me insistió, coge la cámara, venga, enciende los focos, allí, en el rincón, sácame junto al vaho aplastado de las ventanas. Y si tuvieran razón , pensé mientras miraba su boca, que repentinamente me pareció una costura prieta. Arrastré un sofá hacia la ventana y dejé caer mi cuerpo sobre él, haciendo crujir los muelles. Al otro lado de las ventanas los se profundamente ellos también, igual que sus dueños. Luchaba. Me peleaba con el recuerdo de las críticas de la exposición porque yo seguía encontrando una magia extraordinaria en el lento envejecimiento de sus rasgos y en la suave caída de su pelo. Temía mirarla a los ojos, por si ella, con los brazos recogiéndose las piernas, lo adivinaba. Cerré los ojos mientras escuchaba el cassette enroscándose en el equipo, dándole la espalda a ella y rasgando el vaho de los cristales con las uñas. Deseé con todas mis fuerzas que se envolviese en su abrigo y, con la capucha calada, saliese sin hacer ruido, sin preguntarme nada. Sácame una foto, volvió a repetir ella, acentuando mucho la última sílaba, arrodillada sobre la alfombra. No podía mirarla. Habría sido imposible sujetar la cámara sin temblar y pedirle que me mirase una vez más como solía hacer, con el pozo de sus ojos oscuros llenos de tristeza, sin delatarme. No respondí. Continué atravesando los cristales de la ventana con la mirada, y después le dije, márchate, y su vestido se convirtió en una serpiente avanzando sobre la alfombra. La siguiente vez que nos vimos, fue la última. Tuvo que marcharse el invierno y sucederse los días, las semanas y los meses, hasta que volvió a llegar noviembre y sonó el teléfono en mi apartamento. Levanté el auricular adormilado y febril. Las “ges” de su pronunciación me parecieron entonces corrompidas por una tristeza nueva, como si estuvieran teñidas de rabia y de unas ganas desesperadas de huir. Volvimos a encontrarnos. El paseo hasta el edi cio escogido trajo el sabor amargo de cada en el espacio oscuro, convirtió las calles que engullimos en pasadizos húmedos. Se empeñó en arrancarse el abrigo cuando estuvimos arriba. Hubiera preferido que saltase con la capucha aprisionándole las ondas del pelo, como si también esa vez estuviera marchándose de mi apartamento sin decir nada, pero –también como siempre- me dijo, tu no lo entiendes , y dejó caer el peso desmadejado del abrigo a sus pies. Aquel espectáculo era suyo. El resto pude observarlo desde detrás de mi objetivo, con las cejas arrugadas y la frente aplastada contra el cuerpo de la cámara. Después me dolieron los nudillos de apretar tanto al enfocar con la inquietud de tener que despedirme de ella. mientras caía. Las casas desaparecieron en esa blancura, como si nunca hubiesen existido, y solamente en la distan 154 alborada rios de la ciudad, atravesando el cielo como lanzas alzadas. Su cuerpo se precipitó como si estuviera sumergiéndose en un mar brumoso, con la lentitud propia de los sueños. Ningún murmullo empañó el silencio en todos los segundos que duró la caída. O quizá yo dejé de oírlo todo, enloquecido en la búsqueda del mejor encuadre, mientras giraba la cámara adoptando todas las formas posibles para encerrar el recuerdo de su vestido trepando por sus piernas desnudas o la curva pálida de su cuello descontrolado. En uno de los disparos atrapé su mirada triste y gris debajo de la suavidad de su frente, con el cabello roto en mechones rojos. Parecía que estuviese bailando en el aire. El silencio a continuación se convirtió en una losa de cemento sobre mi cabeza. Permanecí sin moverme un rato, mientras el viento se dedicaba a balancear mi cámara en el costado. Después, una vez abajo y tiritando, me acerqué a su cuerpo tumbado sobre los adoquines helados. La miré como quien observa el océano por primera vez, y alcé la cámara lentamente. Disparé unas cuantas veces más. Solamente a sus pies, acostados sobre el suelo con un rastro de abandono desconocido, a la redondez amoratada de sus dedos y a sus tobillos rotos. El reloj comienza a sonar: son las doce. Se esfuman mis recuerdos de golpe y, a solas de nuevo, aseguro los cierres de la maleta. Abro el cajón de la cocina para recoger el billete de tren que guardé junto a la hoguera de cuchillos, con un destino escogido al azar impreso en una tipografía angulosa y apretada. Junto a él una tira rizada de negativos, con el calor de la cámara cautivo aún en los bordes y la silueta de su melena pelirroja agitada por el viento. Solo yo, me muy bien en la inexacta distribución de sombras, podría asegurar que en esas imágenes estaba ella, primero quieta en lo alto, como una vela blanca y roja, y después en el fondo, más quieta aún. El único rastro de mi identidad, el último recuerdo de las super conmigo a la estación, enterrado en el bolsillo interior de mi abrigo. Sin esos negativos, les será muy difícil hallar una traza de culpabilidad en mí, y ni siquiera un vestigio de ca. En el andén siento el mismo frío que esa noche. A veces pienso que, allá donde me encuentre, me parecerá estar oliendo la humedad de la niebla de Rouen cuando alguien muere. Quedan dieciséis minutos para que los vagones cercenen estas vías y se detengan para vernos subir. Saco los negativos del bolsillo y me pregunto si, alguna vez, dentro de varias decenas de años, alguien los encontrará debajo de mi cama, en mi casa vacía. Quizá lleguen a revelar la tira de fotografías y las expongan en una galería desconocida. Si es así, entonces, en un cartel pequeño y pálido junto a la fotografía, podrá leerse: Autor: anónimo, Y un poco más abajo: Modelo: desconocida. 155 NARRATIVA Esta casa es mi patria, mi amparo, mi destino.Aquí encontré la paz de los primeros vuelos, los sueños sin fronteras, la lumbre del hallazgo y sus asombros. Aquí me convencí de la hondura vital de los espejos, del archivo de sombras que atesoran en su frialdad callada. Y comprobé también que las palabras inesperadamente pueden quedar vacías en su propia indolencia, inhabitadas, o henchidas de un clamor inagotable. Es el tiempo distinto en esta casa: las horas, aliadas del silencio, los días, una insomne sembradura de huellas, vendavales indómitos los años… Esta casa soy yo, libérrimo y cautivo, nostálgico de mar, sediento siempre de versos y mañanas. Renazco en su regazo, de su venas me nutro, y yo soy esta casa, en su luz y en su noche, en los altos secretos que sus muros me dictan, que la vida me otorgan, que indemne me redimen, y que indemne me salvan. Antonio Porpetta Dos poemas de “LA MIRADA INTRAMUROS” 156 alborada Quisiera describiros la vida cotidiana en esta casa, una vida sencilla, pero llena de amor y de prodigios. Jamás estamos solos: muchos buenos amigos siempre nos acompañan, nos alegran las horas con su viva presencia, con su cercana luz… En la bodega, pinta Modigliani el esbelto retrato de una esbelta muchacha, un Mozart jovencísimo compone al clavicordio algún concierto, y se afana Neruda en escribir una nueva canción desesperada. La torre se nos llena de jilgueros que juegan divertidos: Federico trata de abrirse paso entre el revoloteo de sus alas, mientras Góngora ríe entusiasmado olvidando su austera sensatez. En un rincón, sumida en sus poemas, se sacude Alfonsina unas gotas de mar que quedaron prendidas de su pelo,y más allá, musitando sus rezos, Sor Juana Inés se entrega a su fervor, mientras riega sus ores Baudelaire. Al caer de la tarde, en el patio,comienzan las tertulias: un Beethoven gruñón y malcarado discute con Picasso, tercia Claudio Rodríguez -ungido por el don de la ebriedad- interviene sarcástico Quevedo, enfático Rubén, y tratan de poner un poco de orden Tchaikowsky y Valle-Inclán. Ya después de la cena, junto a la chimenea, Azorín y Miró rememoran mi tierra luminosa, en tanto que Unamuno trata de ver a Dios en los leños que arden, imagina Cervantes una parte tercera,Don Francisco de Goya se adormece soñando con sus majas, y la Pardo Bazán escucha complacida el último episodio de Galdós. Por la noche la casa se queda solitaria, y la invade el silencio, y nos ponemos tristes pensando que quizás nuestros buenos amigos nos han abandonado, que jamás volverán. Pero con la mañana llegan todos de nuevo, con sus voces, sus risas, su bullicio… y la casa regresa a su normalidad. VIDA COTIDIANA 157 NARRATIVA El Blog Antonio Porpetta. Antonio Porpetta recibió el Premio de las Letras Valencianas el 9 0ctubre 2012. El Presidente Fabra hace entrega del galardón. Antonio Porpetta ante Roca de los Poetas, con su nombre grabado en letras cirílicas. Nombramiento de Ciudadano de Honor de Mrcajevci-Serbia. 158 alborada Era un pueblo muy pequeñocon muy pocos habitantes, pero era tan ruidoso... resultaba insoportable. Pero un día el alcalde, que tenía mucho genio, dijo que conseguiría tener al pueblo en silencio. Hizo quitar el badajo que tenían las campanas; la iglesia se quedó muda, le habían quitado el habla. Las vacas sin sus cencerros iban al pasto en silencioy los corderos también estaban mudos y quietos. ¿Y los perros y los gatos? ¿quién los haría callar? Le dijo al veterinario que los debía operar. Quitar las cuerdas vocales... y así estarían tranquilos y nadie soportaría ni ladridos ni maullidos. En las fuentes cantarinas redujeron su caudal, salía un hilillo de agua que nadie podía escuchar. El pueblo quedó en silencio, la gente hablaba quedo... y aquello, en vez de un pueblo, parecía un cementerio. Estaban muy tristes todos y empezaron a enfermarse y el primero que enfermóera el gruñón del alcalde. Y tuvo que comprender que el ruido lo trae la vida, el ruido es necesario pero en su justa medida. Colocaron el badajo y pudo hablar la campana, las ovejas y las vacas de la alegría bailaban. El pueblo cobró el sonido pero nada fue ya igual porque los perros y gatos jamás pudieron hablar. Maruja Ycardo El Ruido Poemario 159 NARRATIVA He construido un castillo que se mantiene en el aire ... y sólo cabemos tres: tú... yo, y mi amor que es grande. Lo cerraré a cal y canto para que nada se escape, que el amor vaya en aumento y no lo interrumpa nadie. El castillo está entre nubes, tiene grandes ventanales... y yo veo las estrellas cuando se esconde la tarde. Y las estrellas me miran y sonríen picaronas y me dicen “tienes suerte” y vives en buena zona. Porque vivir en Levante es un regalo del cielo, mi castillo está en el aire y de allí.... yo no lo muevo. Ya vienen las golondrinas y van buscando sus nidos... los nidos se han destruidocon las lluvias y los fríos. Tienen que empezar de nuevo construyendo un nuevo hogar y depositar sus huevosy a sus hijitos criar. Qué dura tienen la vida estas aves migratorias, siempre construyendo nidos y viajando a todas horas. Cuando se han aposentado y están a gusto en su nido cambia de estación el año y empieza a venir el frío. El frío... no lo soportan y se tienen que marchar, tienen que volar muy lejos y también surcar el mar. La vida de sacri cio que tiene la golondrina no la tienen los insectos ni las aves de rapiña. Yo admiro a la golondrina por su esfuerzo y su tesón... a Jesús le quitó espinas y le alivió su dolor. Maruja Ycardo Mi castillo en el aire Valientes golondrinas mi castillo está en el aire y de allí.... yo no lo muevo. 160 alborada Cogiditos de la mano y envueltos en celofán como reclamo romántico de guras de bazar. Su envoltorio transparente sí les deja respirar, es un halo de ternura que envuelve sin agobiar. Van camino del ocasopero si miran atrás ven un séquito importante que alegra su caminar. En el viaje hubo baches, inclemencias, tempestad, pero también un tornado con la fuerza de un imán que les envolvió, enredando magia con complicidad. Y así siguen su paseo sin prisa pero sin pausa, que no se pare el jaleo pero que reine la calma. Sus envoltorios marchitos por calendarios pasados no dejan de a anzar aquella pasión de antaño. Calle arriba, con primor, con deleite, calle abajo, pasean todo su amorcogiditos de la mano Tienes por cuerpo un hilillo que con timidez avanza. No ruges, no muestras brío, con candidez acompasas ese contoneo lento que adormece cuando bailas. Pero escondes un misterio que no compartes, te guardas, es, en el fondo, mal geniopero que nunca desatas. Y es que tú solo, canijo, no muerdes, no tienes rabia, pero si empuja un ciclón tu voluntad se desarma. No te puedes detener, tu fuerza es de rompe y rasga cuando tienes que acoger llanto de mil almas blancas. Tienes que cumplir misión, tu cauce acuna abundancia para hacer llegar al marel canto regio del agua. Marisol Puche Salas Años dorados Vinalopó 161 NARRATIVA Me sentía abandonado. Y lo estaba. Me sentía viejo. Y lo era. Me sentía solo. Y triste. Y hambriento. Y muchas cosas más.Era la misma historia de siempre: el cachorrito pequeño, precioso y tan mono había crecido y ya no era ni pequeño, ni precioso, ni mono. Y molestaba, había que sacarlo tres veces al día y era un incordio. Y cuando él intentaba demostrarles su cariño lo apartaban de un empujón. Sabía que eso pasaba, pero nunca pudo imaginar que le llegaría el turno. ¡Estaban tan contentos cuando lo sacaron de aquella caja con aquel enorme lazo que no tuvo más remedio que alegrarse también! Aunque era muy pequeño tiene un vago recuerdo de aquel día. De hecho, es uno de sus mejores recuerdos. Fue muy feliz de pequeño, pero lo malo que tienen los perros es que son pequeños poco tiempo, sobre todo él, que ahora pesaba sesenta kilos. Y claro, él era pequeño de edad, pero no de tamaño y tenía ganas de jugar y correr, y tenía que llevar mucho cuidado para no destrozarlo todo. Lo hizo lo mejor que pudo, pero por lo visto no fue su ciente. Y ni siquiera habían tenido la decencia de llevarlo a un albergue para que tuviera una muerte digna. No. Lo habían dejado en la autovía. Claro, era lo más sencillo y barato: parar, abrir la puerta del coche y salir arreando cuando él bajara. Y ahora, ¿qué? ¿Volver a casa? Quizá se hubieran arrepentido y al verle lo abrazaran contentos y aliviados de que estuviera sano y salvo. O quizá no. ¿Esperar a que lo recogieran? La verdad es que ya estaba empezando a hacer calor y no había ni una triste sombra donde tumbarse. Tenía sed. Y hambre. Y dolor de huesos. Pero lo que más tenía era pena. Porque no iba a volver a ver a su familia. Aunque ellos no le quisieran, él sí los quería a ellos. Y podría perdonarles que se les hubiera “olvidado” si los volviera a ver. ¡Sería tan bonito ver acercarse el coche, ver sus caras preocupadas y ver cómo cambiaba su expresión por alegría cuando lo vieran esperando y moviendo el rabo con entusiasmo! Pero algo le decía que eso no iba a suceder y sentía como si un puño de acero le apretara el corazón. Y si lo llevaban a una perrera seguro que había bronca. Porque a él a chulo no había quien le ganara, y jo que le daban motivos para pelearse. Y no es que él fuera malo, es que la chulería le venía de serie y no lo podía evitar. ¡Qué destino más triste le esperaba! Vagabundear de aquí para allá, comiendo poco y mal y bebiendo de charcos o de aguas estancadas y apestosas. O acabar de una vez por todas. Cerca de aquí pasa el tren y seguro que si me pongo en la vía me dejará hecho picadillo y ya no tendré que preocuparme del hambre, el frío, el calor o la sed. Dedicaré mi último pensamiento a mi familia, a aquel día que salí de la caja, asustado y temeroso y recibí tanto cariño que me llenó toda la vida. Pues sí, ya estoy aquí, en la vía, esperando. Oigo acercarse el tren y oigo su pitido a lo lejos. Espero que no me vean y no les dé tiempo a parar. Me tumbaré aquí, con la cabeza en el rail, no sea cosa que vaya a fallar y me deje malherido, con lo cual sería peor el remedio que la enfermedad. Ya veo el tren, me pita para que me aparte, pero no lo haré. Sigue pitando, pitando, pitando... De repente algo me sacude con insistencia. “Pero chico, despierta, que tengo que entrar el coche.” Abro los ojos y veo a mis dueños, mis amigos, que me miran con cariño. Y los oigo comentar que qué pena que me haya hecho viejo tan pronto, que aunque sordo (eso creen ellos) y un poco cojo, soy lo mejor que han tenido. Me siento tan... aliviado, tan querido que no sé cómo demostrarlo. Me acerco a ellos y suavemente apoyo la cabeza contra su pierna, transmitiéndoles todo el amor que llevo dentro. Mª Cruz Pérez Ycardo Incierto destino Marisol Puche Salas 162 alborada Novedades Bibliográficas UNA INFANCIA EN VERSO Un pequeño mundo de poemas Paloma García Santiago Autoedición (A lmàssera, Valen 2012). 80 p. Paloma García nunca hace nada a medias. Si el año pasado nos sorprendía con un proyecto solidario materializado en el cuento La torre de Adriana (que ya va por su segunda precioso álbum ilustrado de poesía titulado Una infancia en verso . El libro recopila 54 poemas escritos cuando Paloma era niña, entre los cinco y los doce años. Los hay cortos, muy cortos -los de la infancia- y los hay largos “como una sonrisa” -los de su adolescencia-. La autora cuenta en la introducción que fue su abuela Asunción quien los guardó con cariño durante años y, por eso, como regalo para ella, ven la luz ahora en forma de libro. El resultado es una explosión de color, creatividad y libertad expresiva. Los proyectos de Paloma siempre están llenos de vitalidad, de compromiso y de una energía arrolladora. Pero lo mejor de ellos es que involucran la creatividad y el talento de otros; en este caso los niños. Cada poesía de este libro está ilustrada por un niño en un derroche de fantasía y color, abarcando desde el simple dibujo hasta el collage de materiales imposibles. Poemas de una niña leídos y reinterpretados plásticamente por otros niños, ¿existe una combinación mejor?. Es necesario destacar también la maquetación de Joaquín Torán, acertada, cuidada con mimo y respetuosa con el contenido. No pretendemos un análisis literario de estos poemas, pero, si algo despiertan en el lector adulto es ternura, mucha ternura, y complicidad con los sueños e inquietudes del niño que todos fuimos alguna vez. Porque son creaciones repletas de curiosidad, de ganas de jugar con las palabras y los sonidos. Son una mirada ingenua y vitalista desde la infancia al mundo que nos rodea. A través de ellos y de la disposición temporal de su creación vemos crecer a Paloma y nos damos cuenta de cómo van cambiando su mirada y su forma de entender las cosas. Se puede apreciar cómo va madurando su conocimiento y su manejo del lenguaje, aun sin perder la frescura de la niñez. La poetisa Sacra Leal de ne muy bien cómo es este libro en su poema prólogo. Por eso no nos resistimos a nalizar esta reseña citando sus últimos versos: El rosal en una noche tierna, letra en una estación invernal, los ojos que ven estrellas sobre la silla vieja del mar. Y una Paloma de sal en medio de un palomar gritando al mundo libertad. Reme Páez UN MILITANTE DEL ANARQUISMO ESPAÑOL. MEMORIAS, 1889-1948 Memorias de un anarquista eldense: Manuel Sirvent Romero (1 8 8 9 -19 6 8) Manuel Sirvent Romero Edición, introducción y notas de Joël Delhom, con la colaboración de Pierre-Luc Abramson y Melodía Sir vent Madrid, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 2012. 417 p. Decía Julio Camba, uno de los escritores y periodistas más populares y admirados en España, y decía con sorna en uno de sus artículos publicado en 1906, titulado “La bomba que no ha estallado”: “ no hay nada más molesto que un anarquista. Un anarquista es un hombre triste , que habla mal de todo lo exis- tente , y a cuyo lado no encuentra medio de vivir en paz una persona que tenga siquiera cien mil duros de renta. Sólo esa canalla de desarrapados, que ni aún posee casa propia, puede dormir tranquilamente en una ciudad donde no haya anarquistas ”. Esta socarrona opinión nos sirve para introducir de alguna manera las valiosas impresiones que nos ha deparado la lectura de estos cuadernos, publicados ahora en forma de memorias por la Fundación Anselmo Lorenzo. Sabemos que Camba fue en su juventud un militante anarquista, tuvo que exiliarse en Argentina, donde poco después fue deportado de nuevo a España. Explicaremos cuales han sido las sensaciones que nos han ido calando a lo largo de la lectura apasionada de las vivencias anarquistas de Manuel Sirvent Romero, un militante libertario. Estas memorias son fruto de un paciente y delicado trabajo de transcripción iniciado por la nieta del autor, Melodía Sirvent, y del catedrático Pierre-Luc Abramson. Ha sido desarrollada por Joël Delhom, especialista en anarquismo y profesor en la Universidad de Bretaña Sur, de LorientVa n nes. Manuel Sirvent Romero nace en Elda, el 9 de noviembre de 1889, hijo de padres campesinos. Desde muy joven se inicia en la actividad zapatera. 163 NARRATIVA No tenía buenos recuerdos de de su paso por la escuela, así que, viendo como empezaba a despuntar la aparición de talleres zapateros y alguna fábrica, decidió dedicarse al conocimiento de este o cio tan eldense. Además, hacía falta algún ingreso adicional en la familia dados los escasos recursos de los que disponían sus padres. A medida que iba creciendo fue tomando conciencia de todo lo que sucedía a su alrededor en aquellos años tan duros en los que se cometían injusticias contra los más débiles en la escala social del momento. Empezó a mostrar un cierto interés por la lectura y la educación, de modo que en estos recuerdos leemos: “creo cumplir con un deber al escribir las presentes memorias, ya que varias veces me he lamentado de que mis padres no hubiesen hecho lo mismo, dejándome a mí en la más profunda ignorancia de mis antepasados y más aun de mis abuelos y más todavía de mis padres, que escasamente he podido conocer la vida de los autores de mis días ”. No conocía la existencia de Manuel como activista y defensor de los trabajadores a liados a CNT, pero el pasado verano detecté vía Internet una noticia relativa a la existencia de estas memorias que les estoy presentando ahora. Supe que era posible adquirirlas en una librería especializada en obras anarquistas, ubicada en Madrid, así que no tardé en solicitar un ejemplar. Meses después se hacía pública la presentación de dicho libro en Elda. Allí pude conocer a su nieta, Melodía Sirvent, donde mantuvimos una breve conversación y comentando el emotivo prólogo que abre estas memorias. En realidad, leyendo estos cuadernos se puede apreciar que ha sido un hombre que se tuvo que forjar su futuro en la más absoluta adversidad. A pesar de todos los avatares por los que discurre su defensa y proselitismo de la anarquista, es un hombre muy familiar, muy querido por sus compañeros de militancia tanto en Elda como en Barcelona, donde desempeñará una enorme tarea sindicalista además de trabajar como zapatero en la industria que allí existía. Demuestra en todo momento su inquebrantable delidad a los ideales anarquistas, no dejándose llevar por determinadas interpretaciones y prácticas sindicales espureas. A lo largo de su relato se desprende que tenía un gran conocimiento de los clásicos autores y fundadores del anarquismo. Nada que ver con lo que contaba Camba, alejado absolutamente de las bombas y de causar el terror en la sociedad burguesa. Al contrario, fue un gran luchador , y una de sus máximas fue la de “a prender a leer, escribir y entender el mundo” valores “ considerados como la primera tarea del obrero consciente ”. A medida que nos adentramos en el desarrollo de sus cuadernos nos cuenta con minuciosidad y detalle el devenir político y laboral a lo largo de toda la geografía española, ya sea buscando un nuevo empleo, como organizando y CNT y de la FAI, transmitiendo el pensamiento anarquista de sus maestros, desde Kropotkin hasta Bakunin y Proudhon. Trabajará, como ya hemos dicho de zapatero; debió de ser un buen profesional y gracias a su buen hacer artesano se ganó la con anza de sus jefes. Pero también sufrió la represión y la deportación por sus creencias políticas y religiosas. Hay que tener en cuenta que vivió durante unos de los periodos más violentos de la historia del siglo X X. Los momentos más duros de su periplo vital fueron aquellos años de exilio tras la Guerra Civil Española, caminando hasta el agotamiento por los sucesivos campos de concentración franceses hasta llegar a la isla anglo-normanda de Alderney. Una vez liberado, y mermado de fuerzas, no cesó en su empeño de organizar la Regional de Bretaña de la CNT en el exilio. Para concluir, no podemos olvidar la existencia de uno de los pilares más sólidos de la vida de Manuel, su compañera Dolores Sirvent Beltrán, madre de sus dos hijos y a la que le dedica un bello capítulo en sus memorias, relatando algunos de sus recuerdos más bonitos y cariñosos. De hecho, uno de los acontecimientos que le marcó hasta sus días nales fue la muerte de su compañera en 1947, estando Manuel alejado de los suyos. Unas memorias llenas de emoción, de cómo un modesto zapatero alcanzó, tras una intensa actividad propagandista de las ideas libertarias, las más altas responsabilidades en el Comité Nacional de la Confederación Nacional del Trabajo y en el Comité Peninsular de la Federación Anarquista Ibérica. Falleció en la localidad francesa de Orly en el año 1968, a los 79 años Vicente Vera Esteve PEDRO GARCÍA, TRES GENERACIONES DE ZAPATEROS Teresa Villarroya y Carlos Serrat Elda, Edición de Pedro García Vidal y Mila y Pedro García, 2011. 182 p. En diciembre de 2011 aparecía este libro que tiene muchos planos de lectura superpuestos: por un lado los recuerdos y vivencias de una familia, por otro la historia de una empresa zapatera que nació desde el esfuerzo y que, a través de tres generaciones, ha ido cosechando éxitos hasta llegar a nuestros días. Pero también es la memoria de nuestra ciudad, porque a través de la consolidación de esa empresa se van desvelando retazos de la historia de nuestra industria y nos llegan imágenes de la vida en una Elda 164 alborada que iba transformándose con el discurrir de los años.La narración comienza en 1910, con la “aventura” de la familia en Cuba, pero es en los años 20 cuando empieza la aventura real de la creación de una empresa sólida que ha sabido resistir y adaptarse a los tiempos y al mercado. El libro está dividido en siete capítulos que van conformando las distintas etapas del proyecto empresarial, desde su fundación hasta ahora: los comienzos, la fabricación de zapatos de caballero, la creación de una línea de calzado femenino que pretendía hacerse hueco en un mercado dominado por italianos y franceses, la consolidación, la introducción en los mercados internacionales, las di cultades, las alianzas empresariales de un proyecto con nombre propio: Pedro García. La narración clara y precisa, con vocación de bisturí, va desgranando hechos, pequeñas y grandes historias, anécdotas, afectos, trabajo, todo ello acompañado por múltiples fotografías que ilustran el tiempo que pasa. En este recorrido de cambios y transformaciones de la marca des lan toda una serie de personas y vivencias que ayudaron a per lar y llenar de realidad un proyecto no sólo empresarial sino también de vida. Un anexo nal con la re tos textos personales y emotivos de su mujer, hijos y nietas ayudan a completar el círculo vital iniciado en el prólogo. Una historia, una empresa..., un largo camino recorrido. Reme Páez LA PRENSA PERIÓDICA EN LOS VALLES DEL VINALOPÓ (1878-2002) Catálogo de prensa del Alto y Medio Vinalopó Fernando Matallana Hervás y José Ramón Valero Escandell, coords. A licante, Instituto A licantino de Cultura “Juan Gil-A lbert”, 2012. 552 p. El proyecto de Historia de la prensa alicantina, iniciado por el profesor Francisco Moreno Sáez e impulsado por el Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert” –a principios de los años 90 del siglo pasado—, continúa su andadura y publica el número 13 de la serie, en vísperas del año 2013. Se trata de La prensa periódica en los Valles del Vinalopó (1878-2002) que, desde Elda, han coordinado José Ramón Valero y Fernando Matallana, por encargo del que fuera jefe de documentación de la entidad editora, Ramón Baldaquí Escandell. El volumen abarca distintos municipios de las comarcas del Alto y Medio Vinalopó, exceptuando la prensa eldense, que fue publicada en 1997, en una memorable obra de Alberto Navarro Pastor, y la de Villena, recogida por César López Hurtado, Mateo Marco Amorós y José Puche Acién en 2007; igualmente merecerán un libro ad hoc los periódicos y revistas de Petrer. En el caso que nos ocupa, diferentes especialistas (bibliotecarios, archiveros, profesores, licenciados, cronistas...) y gente voluntariosa de los distintos pueblos se han encargado de reunir y analizar todas las publicaciones periódicas existentes en sus respectivas poblaciones, dentro de un periodo de casi 125 años. Así por ejemplo, de Monóvar y Pinoso se han responsabilizado Alicia Cerdá Romero y M.ª Jesús García Cañada; de Novelda, Pau Herrero i Jover; de Sax y Salinas, Vicente Vázquez Hernández; de Monforte del Cid y Hondón de las Nieves, MiguelÁngel González Hernández; de Aspe y Hondón de los Frailes, José M.ª Candela Guillén y Felipe Mejías López, y de La Romana, Francesc Gallardo. Cada apartado local incluye un estudio introductorio acerca de la historia de la prensa y la difusión de la imprenta en los correspondientes municipios, seguido del catálogo alfabético de las cabeceras que se tiene constancia y ejemplares. A cada una de las publicaciones periódicas se le aplica las normas su día por el equipo de Francisco Moreno, que diseccionan en distintos campos los aspectos descriptivos (título y subtítulo, lugar, fecha, números publica (directores, redactores, colaboradores, administradores, precio de venta, tendencia política tacados, valor como fuente...), datos que aporta sobre otras publicaciones de aparición pe- riódica o unitaria, observaciones y localización de fondos en bibliotecas y colecciones particulares. Destaquemos, como dato signi cativo (al margen de que Elda publicara el Diario de la Ficia, durante los certá los municipios citados que ha dispuesto de un medio de aparición diaria ha sido la ciudad de Azorín; se trata de El Diario de Monóvar, dirigido por Sixto Pina, entre el 1 y el 23 de abril de 1887, de orientación burguesa y católica. Redacción EL SECRETO DE LAS PIEDRAS BLANDAS Una cuento infantil sobre la Prehistoria en Elda Susana Esteve Notivalle, 2012. Dos niños, Teco y Jana, viven en el poblado neolítico que existió en el paraje de que lo que luego sería el Pantano de Elda. Son muy curiosos y les gusta bajar al río, su lugar favorito, para observar todo tipo de animalicos. Un día aparece un extranjero que cambiará sus vidas y la de su poblado para siempre, pues les enseñará unas piedras que pueden ablandarse con el fuego. Con el paso del tiempo, entre el extranjero y los niños nace una sólida amistad. Este hombre, llamado Ibu, ve que ellos sienten una gran curiosidad por conocer el mundo que les rodea y, a su vez, los niños le admiran porque ha sido uno de los elegidos por la Madre Tierra para revelarle uno de sus secretos: el de las piedras blandas. Ibu les dará pistas a Teco y a Jana para que descubran por sí mismos otro tipo de piedra que puede 165 NARRATIVA incluso licuarse. Pero antes, los pone a prueba para comprobar que tienen paciencia y dotes de observación, pues la Madre Tierra “solo revela sus secretos para quien sabe escucharlos”. El monte con forma de cabeza de lince esconde la clave para desvelar el misterio, pero entonces se presentarán nuevos retos que superar.El objetivo que persigue este “cuento histórico infantil ” es que los niños de Elda y Petrer sean conscientes de que tenemos una historia y unas raíces. Es frecuente que los estudiantes crean que Elda, especialmente, no tiene pasado, que somos una ciudad industrial y punto. Sin embargo, estas tierras están habitadas desde la Prehistoria y por aquí han pasado los “mil pueblos” que surcaron el Mediterráneo, como decía Serrat en su canción. Aunque la trama recrear cómo pudo ser la vida de los primeros pobladores del valle, de nir el paisaje, las costumbres… El texto ha sido revisado en su parte histórica por dos profesores de Historia de la Universidad de Alicante, Juan Carlos Márquez y Francisco Javier Jover, de Elda y Petrer respectivamente, para más señas. El cuento concluye con una nota histórica: los restos de las tres personas hallados en la Cueva del Hacha de Petrer, con varios utensilios que se pueden ver en el Museo Arqueológico Municipal de Elda, podrían ser los de nuestros protagonistas que, al morir, fueron trasladados allí por su decisiva aportación a la vida del poblado. Por otra parte, el poder del cuento es mucho mayor que el de un libro de texto, su capacidad de evocación, así como la posibilidad que ofrece de crear universos personales es muy potente. Los lectores, además, pueden identi carse con los personajes, que son un niño y una niña de unos 10 años de edad que van creciendo a lo largo de la historia hasta pasar por todas las etapas de la vida, con una especial atención a la adolescencia. Las ilustraciones, todas en color, son de una gran belleza. Su creadora ha sido la artista eldense a ncada en Barcelona, Elisabeth Justicia. De tal modo, que es difícil concebir este cuento sin sus encantadores personajes y su elegancia de los detalles. Además, el libro se presenta en edición bilingüe español-inglés, y en páginas opuestas para que el lector pueda cotejar ambas lenguas. El traductor ha sido Daniel Verdú, maestro de Primaria que ha trabajado durante doce años en Estados Unidos. Como ocurre con las buenas traducciones, no es literal, sino que expresa el contenido con los giros gramaticales y el vocabulario propios de la lengua anglosajona. Dentro de su objetivo didáctico, el libro se cierra con un apartado denominado “¿Sabías qué?” donde los niños aprenderán datos interesantes de la Prehistoria como su origen, sus diferentes etapas, las creencias espirituales, o su nal. El Semanario Valle de Elda ha sido el impulsor de esta iniciativa, pues uno de los objetivos principales de esta publicación desde sus inicios ha sido promover todo aquello que tenga que ver con la cultura y el patrimonio local. Dado el carácter de pequeña empresa de Ediciones Notivalle, SL, la edición del libro ha contado con el patrocinio de diferentes empresas sensibles a la difusión de la cultura local y, especialmente, del Ayuntamiento de Elda. La tirada que se ha realizado es de mil ejemplares en color, les de Elda, empresa que imprime, a su vez, el periódico cada semana. Susana Esteve EL BOSQUE DE LA BOLA. LA LEYENDA DE BOLÓN. Un cuento para la noche de Reyes. Textos de Juan Manuel Maestre Carbonell, con dibujos de Florentino Caballero Santacruz. EldaPetrel, Cuentamontes, 2012. 44 p. DVD, animática Mavérich. En el año 1982, Juan Manuel Maestre Carbonell escribió un cuento inspirado en la tradición local -no demasiado antigua- de la noche de Reyes: la bajada con antorchas desde la cima de Bolón para recrear la llegada de los magos a nuestra ciudad.Con el paso del tiempo, el autor tuvo la idea de convertirlo en un cuento radiofónico que en el año 2006 se grabó en los estudios de EMIDESA, pero dada la natural tendencia de Maestre a estar siempre embar- cado en proyectos interesantes, en el año 2011 la historia vió la luz como cuento infantil, con ilustraciones del toledano Florentino Caballero. La publicación se acompañaba con un CD en el que podía escucharse el cuento con las voces de aquella grabación de 2006, una de ellas, lamentablemente, ya silenciada para siempre. Sólo hizo falta que algún pequeño de la familia echara en falta unas imágenes que acompañaran el audio para que el autor se pusiera manos a la obra y encargara una animación a Máverich (Maria Salud Verdú Richarte) responsable de la animática del DVD que se adjunta a esta tercera edición de El bosque de la Bola , que vuelve a estar en la calle en las fechas próximas a la Noche de Reyes. Maestre, como señalabamos anteriormente, parte de la tradición de la hoguera y bajada con antorchas desde el monte de Bolón en la tarde del 5 de enero -tradición que mantiene desde hace más de cincuenta años la Sección de Montaña del Centro Excursionista Eldense- para recrear, con el lenguaje propio de los mejores cuentos tradicionales, una leyenda sobre los orígenes del monte de Bolón y algunas de las montañas que circundan el valle: la Sierra del Caballo, la silla del Cid, el Arenal de Pruna y el del Almorxó, con personajes que tienen nombres nada desconocidos para 166 alborada los habitantes de Elda : la maga Idella, el zapatero Dahellos, el tío Caliu, el tío Torreta, el tío Monastil y el gigante Trinitario “que vivía cerca del mar en la gran cueva de Canalobre da que se conoce como Cabezo de Oro” y que ayuda a los habitantes del valle a levantar, sobre una roca redonda como una bola, una gran montaña con arena transportada desde la orilla del mar en cuya cumbre se encenderá una hoguera bien visible para los Reyes de Oriente cada 5 de enero. A cambio, el zapatero Dahellos ayudado por sus vecinos, y otros de pueblos de la comarca, fabrica unos zapatos enormes para el gigante cuyo nombre pondrán a una de las peñas más pronunciadas de Bolón.Un estupendo regalo, que podemos hacer o hacernos, y con el que disfrutar no sólo los pequeños de la casa sino todos aquellos amantes de las tradiciones y la historia local, en esta ocasión vistas con los ojos inocentes de un niño. Y es que mientras se nos siga formando un nudo en la garganta cada vez que miremos la bajada de antorchas desde Bolón en la noche de Reyes, seguiremos creyendo que todo es posible. M. S. Sánchez ETNOBOTÁNICA FARMACÉUTICA/ ETNOGRAFÍA BOTÁNICA Manuel Serrano González Zalamea la Real (Huelva), Editorial Nonplus, 2012. 176 p. - (Colección ciencias y humanidades) Manuel Serrano González, doctor en Farmacia, publica el vigesimosexto libro de su ca hace con manual práctico dedicado al estudio de las plantas medicinales del mundo mediterráneo y su aplicación curativa. El volumen se divide en seis apartados. El primero de ellos se centra en la proliferación de las llamadas medicinas alternativas, medicina natural o folkmedicina, así como en distintas terapias (acupuntura, digitopuntura, moxibustión, dietética, ozonoterapia, drenaje linfático...) y un apunte histórico sobre la alquimia. En la parte del glosario médicofarmacéutico nos ofrece un breve diccionario de términos técnicos hoy muy popularizados, como ha ocurrido, verbigracia, con la jerga económica. Seguidamente, recoge la forma en que debe hacerse la monografía de una planta, proponiendo un método de análisis y descripción, nombres vulgares y latinos, ecosistema en el que vive, silvestre o cultivada, familia, usos, colores, hojas, frutos, semillas, reproducción, posibles experiencias y la forma de hacer un herbario mediante la conservación de especies botánicas desecadas (sublimado corrosivo). El capítulo segundo viene monopolizado por la Fisiología vegetal: células, plastos, tejidos vegetales, la raíz y su estructura, brotes, tallos, hojas, ores, frutos..., al igual que cuestiones básicas como la fotosíntesis, respiración, transpiración, absorción y crecimiento de las plantas, seguido de la ejempli uso acreditado por la tradición histórica, como la mandrágora o el beleño. El tercer apartado es un seminario de Fisología vegetal impartido por el autor --como el que dictó en la desaparecida Casa de Cultura, en enero de 1997-- acompañado de magní cos dibujos explicativos a todo color, con los que compuso un audiovisual para hacer más asimilable la materia. El capítulo cuarto recoge un amplísimo elenco de plantas con sus respectivas aplicaciones medicinales, desde la ajedrea hasta la zarzaparrilla, in modo de elaboración, dosis y forma de empleo. El quinto epígrafe detalla la preparación de tisanas, cocciones e infusiones con fórmulas magistrales adecuadas para distintas afecciones y dolencias control del ácido úrico, sedantes, cálculos biliares, artrosis, hemorroides, etc.). Unos socorridos remedios caseros que nunca están de más y, si no lle por lo menos alivian. La última sección reúne un conjunto de bellos dibujos, en blanco y negro, realizados por Manuel Serrano en Elda, entre 1983 y 1985, de algunas de de nuestros montes, con ampliación de detalles tales como hojas, ores, semillas y frutos. Buena parte de estos dibu- jos fueron dados a conocer en aquella larga e inolvidable serie llamada “Las plantas del Valle del Vinalopó” que publicó Vivir en Elda, ampliamente seguida por el público lector y por los centros de enseñanza. McBolón UNA VIDA, UN CAMINO María José Tornero Novelda, Aguado Impresores, 2012. 176 p. Una vida, un camino es la primera novela de la eldense María José Tornero que vió la luz las pasadas navidades. La novela narra las vivencias de una joven durante su viaje de vacaciones a un pueblo de los Pirineos. Los encantos de aquel lugar transportan a la protagonista a un ambiente propio de la Edad Media. En él conoce a personas con las que experimenta situaciones que le hacen reconocer la belleza de lo sencillo y le devuelven la capacidad de sentir. Todo ello ambientado en una de las estaciones más sugerentes del año, el otoño. Cada una de las aventuras que vive en Sotes de Deva le obligan a plantearse muchos aspectos de su vida. Es, por lo tanto, una obra de re nante historia de amor . 167 NARRATIVA Una vida, un camino, surge con la única intención de abrir una ventana a un mundo diferente, en el que el ser humano esté por encima de toda banalidad y nadie sea menos que nadie. Un mundo donde lo único importante sean los sentimientos. ¿Una utopía? Quizás si se abren muchas ventanas como ésta, algún día despertemos a una conciencia colectiva que nos ayude a empreder un camino donde el amor sea el motor que mueva el mundo. Redacción CONDENADO A LA OSCURIDAD Laura Martínez Mira . El libro de Laura Martínez Mira nos habla de un vampiro atormentado, que no acaba de aceptar un futuro sin n, en el que no puede ver la luz del día. Shine –el protagonista principal- no acaba de aceptar su pasado, y asiste al paso del tiempo con una suerte de desencanto y de hastío, entendiéndose condenado a la oscuridad. Lara, la otra protagonista, es su contrapunto. Es una joven inquieta, ávida de nuevas experiencias, que se enamora perdidamente del vampiro. Lara sí tiene fe en la humanidad y se siente fascinada por el mundo que representa Shine, desde el mismo instante de conocerlo. Se trata de un libro de fácil lectura, ameno, distraído y que alcanza, en muchas ocasiones, un ritmo trepidante. La acción se sitúa en la Inglaterra de principios del siglo XIX, en Cornualles, y cuenta con una ambientación victoriana muy lograda, que consigue -desde las primeras líneas- que el lec- tor se meta en un ambiente de casacas, ropajes, velas y carruajes que acompaña muy bien el argumento de la novela. La obra es un ejemplo de la evolución de este género literario, porque salvo en momentos escasos y muy puntuales, en que sacan a relucir su naturaleza animal, los vampiros de Laura Martínez no dan miedo. Los siente uno cercanos. Tienen sentimientos, carácter, formas distintas de pensar y de abordar los problemas. En de nitiva, se han humanizado. La autora nos dibuja unos personajes fascinantes, que más allá de tener colmillos, o unos poderes sobrenaturales, tienen sentimientos y sufren, sienten, les duele matar, y lo que es más importante en esta novela, aman. Pero el libro no es solo una novela de amor. También es una novela de lucha, de intriga y de acción. No puede catalogarse de una sola forma, porque el lector va a encontrar todo ello. Si busca un thriller, va a encontrar una novela de intriga. Si busca amor, va a encontrar una novela romántica. Si busca acción, va a encontrar una novela trepidante. Si busca sexo, va a encontrar una novela erótica. En de nitiva, un libro ameno que augura segundas partes, con el que la autora se adentra en el apasionante mundo de las letras. Gabriel García Cremades SERAFÍN, EL SURFERO Ana Sevilla, Elda, Funredis, 2012 La Fundación Funredis ha publicado un cuento sobre la superación, la solidaridad y el respeto. Su título ya nos hace intuir que se trata de un relato alegre y optimista.Con unas ilustraciones coloristas y llenas de encanto, Ana Sevilla nos narra la historia de Serafín, un chico al que le encanta el mar y jugar con las olas haciendo surf. Un día tiene un accidente y, herido, se hunde. Será en el fondo del mar donde recibirá cuidados y encontrará la amistad de los especiales habitantes de Ciudad Funredis, pero sobre todo, recibirá un ejemplo de superación, convivencia y ayuda desinteresada a los demás. Entre sirenas, caballitos de mar, pulpos, cangrejos y otros peces, Serafín aprenderá que es muy importante tener amigos con los que compartir la vida, las alegrías y las tristezas. Por eso, cuando vuelve a la super cie, Serafín les explica a todos: “ Vengo de un mundo ahí abajo de peces especiales que aman y ríen pero también luchan día a día por sus sueños .” Lo mejor es que además del re ejo de grandes valores, el cuento nos depara más sorpre en las ilustraciones. Gracias a la cámara “mágica” de Santi Catto, podemos ver las maravillosas sonrisas de Borja, Jose Andrés, Sebastián, Mario, Iván, Marina, David, Carles, Jaime, Izan, Daniel, Paula, Elías, Pa- colo, Vicente, Luis, Cristina y Rebeca, todos ellos habitantes y protagonistas de Ciudad Funredis. Gracias por este regalo. REVISTA DEL VINALOPÓ 15 Varios autores Petrer, CEL. 2012. Con motivo de la conmemoración del bicentenario de la promulgación de la Constitución de Cádiz, en 1812, el Centro de Estudios Locales del Vinalopó ha dedicado el número 15 de la Revista del Vinalopó a ese período tan apasionante de la historia de España, marcado por un lado por la invasión napoleónica y la lucha del pueblo español contra el Francés; y, por otro, por la trascendental e ingente labor legislativa de las que supuso el principio del n del Antiguo Régimen y el inicio de la concepción liberal del Estado y de la propio hecho de la ciudadanía.Bajo el título “La Constitución de Cádiz en el Vinalopó” se recoge un amplio DOSSIER, integrado por ocho trabajos, en los que se hace un exhaustivo repaso bien a las biografías de aquellos diputados que, nacidos en estas tierras, participaron de un modo u otro en las cortes gaditanas. Al ya biogra ado en la RV-13 (2010) por Vicente Vázquez Hernández, 168 alborada Juan Sánchez Andújar, cura párroco de Sax, se unen ahora las guras de Francisco Sirera y Riera, de Novelda, biogra ado por José L. Pellín Payá; Antonio Pujalte y Mirambel, de Monforte, escrito por Inmaculada Mayor González. Trabajos que nos descubren a estos ilustres paisanos vinaloperos, hasta ahora desconocidos por el gran público.Vinculados a estos prohombres destaca el trabajo de Mariano Casas Gómez sobre “ La aventura americana del padre Juan Rico ”, verdadera crónica de los años ignotos que este destacado líder monovero en la lucha contra las tropas napoleónicas pasó en los recién nacidos Estados Unidos de América. Junto a estas colaboraciones trabajos que re ejan las consecuencias o aplicación de la legislación emanada de las Cortes de Cádiz. Es el aspecto municipalista el más evidente. La aplicación del artículo 310 de “La Pepa” permitió el surgimiento de nuevos municipios, que en el Vinalopó se materializó en la independencia de CampoCañada de Benejama, Pinoso, de Mónovar; los Hondones, de Aspe; y, Santa Pola, de Elche. Serán el primer y segundo caso, los que hemos estudiados de la mano de José Ferrándiz Lozano y Nazario Rico Rico, respectivamente. Completan el dossier los trabajos de Vicente Vázquez Hernández, “ La Constitución de 1812 y su época: el caso de Sax”; de Francisco Vicedo Santonja titulado “La baronía de Aspe (1808-1823) ”. En ellos se reco las consecuencias sociales, políticas y económicas sufridas en los municipios Sax y Aspe por mor de la Guerra del Francés, de la proclamación de la Constitución y de la disolución del régimen señorial. Consecuencia de estos profundos cambios en la sociedad española, fue el auge del bandolerismo. Y no se puede hablar de este fenómeno social sin hablar de la gura casi mítica de Jaime el Barbudo, biogra ado excelentemente por Gonzalo Martínez Español, en su artículo “ Jaime el Barbudo, salteador y guerrillero al servicio de la causa realista ”. Pe r s o n a j e de honda trascendencia en el imaginario popular, al tiempo que fruto de los desajustes socioeconómicos inherentes a la guerra de la Independencia. Por su parte, la sección VARIA recoge tres colaboraciones de trabajos de diversa naturaleza, vinculados estrechamente a Elda. Alfred Jover en su trabajo “ Antroponimia i substitució lingüística a Elda en els segles XVII i XVIII ”, rebate las conclusiones del investigador eldense M.A. Guill Ortega expuestas en la Revista del Vinalopó, nº 14 al respecto del predomino del castellano con anterioridad o posterioridad a la expulsión de de saludable interés en el que se rea rma o se cuestiona la tesis expuesta en su día por el profesor Brauli Montoya i Abat, en cuanto al proceso de sustitución lingüística del catalán por el castellano en la villa de Elda. Trabajo que viene a enriquecer de forma educada y con uno de los grandes temas de la conciencia eldense como comunidad humana marcada por las coordenadas espacio y tiempo: su innegable raíz valenciana. De temática más reciente y actual, el trabajo de Miguel Campos Ruiz, joven sociólogo eldense, pone encima de la mesa una de las consecuencias de la crisis en la que se encuentra inmersa nuestra sociedad: la llamada “ fuga de cerebros ”. En su opera prima “Brain Drain. La situación actual de los evidencia como ese fenómeno también afecta a nuestra ciudad, en la que los jóvenes más preparados con los mejores curriculum vitae, se ven obligados a salir de nuestra ciudad, ante la ausencia de perspectivas locales, comarcales o provinciales. Estudio elaborado en base a una muestra estadística de 20 encuestados, con una edad comprendida entre los 20 y los 24 años, en el momento de la encuesta. Jóvenes entre los que vemos des nez Escamilla, investigador en la Universidad de Alicante; Jesús Vicente Guinea Ortega, investigador especialista en Microbiología Clínica; Ruth Vera García, jefa de Oncología Médica del Hospital de Navarra; Francisco Javier Poveda, arquitecto de prometedor futuro; Josefa Aida Megías Vela, premio extraordinario de Formación Profesional de la Comunidad Valenciana; Rafael Gómez Ruiz, pianista consagrado; y, Nuria Carrillo, cooperante de una ONG en Haití. Por último, el también investigador eldense Israel Castillo García, especializado en la Guerra de Sucesión a la corona de España, nos aporta más datos para el conocimiento de esta verdadera guerra civil española del siglo X VIII en nuestras tierras. Con su trabajo “El espionaje borbónico en la villa de Petrer durante la guerra de sucesión”, evidencia la estrecha colaboración del concejo y vecinos de Petrer con las tropas borbónicas, mediante una red de espías y puestos de vigilancia de los movimientos de tropas austracistas en la Hoya de Castalla. Por último, y al igual que vienen haciendo otras publicaciones municipales, la Revista del Vinalopó, en sus sección OP. CIT. recoge una breve reseña de las publicaciones más interesantes que, en el ámbito de las Ciencias Sociales, se han publicado a lo largo del 2012 en las tierras del Vinalopó. Reseñas o recensiones entre con nuestra ciudad, el libro que recoge las memorias auto Romero, eldense y militante anarquista que alcanzó gran responsabilidad en la organización del movimiento obrero en Barcelona durante los años de la II República. la Revista del Vinalopó en la calle. En los tiempos de crisis que corren y cuando los primeros recortes siempre se hacen en la Cultura, todo un éxito para una asociación cultural sin ánimo de lucro, que apuesta por el conocimiento de nuestro pasado como seña de identidad comunitaria. Si usted lector, ha llegado aquí, solo me resta un consejo: ¡Ánimo y léala!.