Las piscinas municipales de Elda y Petrer ayudan a sobrellevar el calor
Aprieta el calor y muchos vecinos de Elda y Petrer acuden a las piscinas municipales para refrescarse. Este año las restricciones permiten el 75% de capacidad, aún así, muchas personas se quedan esperando fuera a que se libere el aforo para poder entrar.
La situación de las piscinas ha mejorado respecto al año pasado. En la piscina municipal de San Crispín de Elda ya no es necesario tomar cita previa y su uso depende únicamente del aforo, "el primer fin de semana que abrimos tuvimos más complicaciones debido a que las restricciones de capacidad eran mayores", afirma una trabajadora de estas piscinas. Ese fin de semana fue el único que la gente tuvo que esperar fuera para poder entrar, los demás fines de semana el aforo no se ha llegado a completar del todo. "Ayer vino gente de Italia, también vienen de Villena y Sax", señala la trabajadora de San Crispín.
En cuanto a las normas por el Covid-19, los usuarios de las piscinas siguen las recomendaciones, "tanto el personal de seguridad, como socorristas, la gente de mantenimiento y de recepción estamos controlando que se sigan todas las normas, de momento no hemos oído de ningún caso positivo en nuestras piscinas".
Las piscinas municipales de Petrer permiten la entrada a 200 usuarios al día, frente a los 100 del verano pasado. Antes de la pandemia esta cifra rondaba los 300. “Los fines de semana acude más gente, el domingo pasado a la 1 del mediodía ya estaba lleno y había personas esperando para entrar hasta las 8 de la tarde”, afirma uno de los trabajadores de las instalaciones. “Incluso las chicas de recepción salieron a echarles agua a la gente que esperaba”, debido a que coincidió con la ola de calor, añade el socorrista.
Algunas de las normas sanitarias que se cumplen en este recinto son: el distanciamiento social en el césped y en la piscina, el aforo dentro de las piscinas se limita a 160 personas en la más grande, 25 en la mediana y 15 en la pequeña.
La mascarilla es obligatoria en la zona de vestuarios, “tenemos que ir recordando a la gente que se la ponga”, afirma el trabajador de las piscinas de Petrer. Tampoco está permitido sentarse en ningún sitio, salvo en la zona de césped.
Cuando la gente entra, se le toman los datos por si tuvieran que avisar de un posible foco de contagio de algún usuario de la piscina.
Otro de los cambios es el aumento del nivel del cloro, que se regula dentro de los parámetros permitidos.