jueves, 25 de abril de 2024

Capítulos 5 y 6

Juan Carlos García Torres Martínez
12 noviembre 2021
906
Capítulos 5 y 6
Luis Yuste

5

Ayer supe que con mi mujer no iba a poder contar para encontrar la peluca. Lo supe porque estaba pensando dónde podría buscar mientras me lavaba los dientes con mi cepillo eléctrico y vi el reflejo de ella observándome en un lateral delespejo. A veces creo que me lee los pensamientos. No la buscará, -pensé.

Quizá debería comentárselo a mi hermano Alejo. Él es escaparatista y sé que le agradan los disfraces y hasta el transformismo. Como vivimos en la misma escalera le preguntaré; porque encontrar yo la peluca aquí en casa lo veo tareacasi imposible. Yo soy muy desordenado, tuve una compañera de trabajo que era muy ordenada y cuando veía mi mesa me colocaba los post-it en montoncitos. Metía los bolígrafos en los cubiletes y hasta apilaba con sentido los folios que yo tenía en la mesa. Lo hacía con muy buena intención porque en realidad así la mesa quedaba mucho más aparente. Yo luego no encontraba nada, porque en el estado natural del desorden de la mesa es como consigo ordenar mis ideas.Supongo que lo empezó a hacer después de que otra compañera me acusara de haberle dejado sobre su teclado un trozo de chocolate. Yo no había sido. No como, o al menos no recuerdo haber comido, chocolate sobre ninguna mesa. Y si así fue en algún momento, debí haber tenido una gran necesidad. Quizá me bajó el azúcar, aunque no soy diabético. La compañera que me acusaba sí que lo es. Puede que fuera ella misma y me culpara para llamar la atención. Era muydesagradable y no merece un momento más de mis reflexiones.

He bajado a casa de Alejo. Me ha recibido con un antifaz de esos que se utilizan para dormir en los aviones. Es gracioso el antifaz porque lleva dos grandes ojos azules dibujados y causan un gran efecto. Le he pedido alguna peluca pero me ha contestado con incredulidad. Además me ha dicho que eso no despistaría a los agentes. Además hoy no puede buscarlos porque tiene que probar una bicicleta estática que ha recibido para ejercitarse durante el confinamiento. Se ha estresado porque lleva varios programas y las instrucciones están en inglés. Me he ido triste, me he comido medio bocadillo de chorizo y me he acostado a leer.  A lo lejos escucho un camión de la basura y recuerdo que no he cumplido con mi deber diario. No estoy motivado. No la voy a bajar. Creo que no hemos comido pescado. Puede esperar...ese es mi pensamiento, pero no creo que sea el de mi mujer. Pronto aparecerá por detrás y me preguntará por qué no he bajado la basura. No tengo alternativa. Aunque hubiera preferido llevar peluca.

Cruzo la Gran Avenida y me acerco al contenedor de enfrente. Vuelvo a mi casa porque veo a lo lejos un coche que se acerca y no sé si es el de la Policia. Llegó al portal y lo sobrepaso. Estoy contando los pasos hasta la siguiente esquina. Hay noventa y cinco. Giro sobre mi eje y vuelvo a contarlos. Me dirijo nuevamente a la esquina donde comencé la cuenta. Si alguien aparece podría decir que vengo del contenedor más alejado. Llego al inicio. Veo una furgoneta blancaque sube. No podría decir si es de la secreta. Me vuelvo. Me doy por vencido. Enciendo la luz del zaguán y cuento los escalones que hay hasta mi piso. Hay cincuenta y siete. A ver mañana…

6

Anoche sufrí una pesadilla y me desperté a las cuatro de la mañana sudando. No recuerdo exactamente el contenido del sueño pero sé que tenía que ver con mi trabajo. Estaba en un lugar que no reconocía y con gente extraña. Una fuerte sensación a mi alrededor me invadió. Al despertar, la idea de que esta situación va a durar eternamente pudo conmigo. En ese momentos imaginé que nos estaban engañando porque había algo mucho más grave que nos ocultannuestros científicos y gobernantes. Es imposible que esto se solucione dentro de quince días. Saldremos a la calle y el virus seguirá ahí. Latente. Y desconfiaremos los unos de los otros. Solo hay que ver las muertes que se producencada día. Luego llegará el verano y se esconderá quizá, pero para el final de otoño renacerá. Me costó conciliar nuevamente el sueño. Tanto, que me levanté y me tomé un Diazepan.

Hace unos años ví la película Marte. En realidad no la recuerdo, aunque hoy he entrado en la farmacia a por una receta y los empleados llevaban un casco con una visera de metacrilato que me ha recordado a los protagonistas deMarte. Es todo tan irreal. En fin, hoy he salido a la calle a pesar de la lluvia. He ido a comprar una cámara web con la que mi hija pueda seguir las clases telemáticamente. Están agotadas. Soy tan poco original que siempre llego tarde. Seguro que antes de mí han ido cincuenta padres que la han adquirido sin problema alguno.

Después me he acercado a Mercadona. Todos nos tenemos miedo. Me han hecho ponerme una solución hidroalcohólica sobre los guantes que llevaba puestos. Al hacer el turno en la pescadería una chica del supermercado le ha llamado laatención a una pareja que estaban juntos haciendo la compra. Les ha advertido que ayer  estaba la Policía Local a la salida y puso varias denuncias a parejas. Es de obligado cumplimiento ir solos al súper. Menuda chorrada.

Por la tarde me he metido en un directo de instagram y he seguido una tabla de gimnasia de un popular entrenador al que siguen los famosos. Me ha gustado. Llevaba tiempo sin hacer ese tipo de ejercicios.

Llueve y no sé si bajar a tirar la basura. Nuestros desperdicios. ¿Dónde acabará todo lo que tiramos? ¿En una planta de residuos? ¿Quizá apilados y después enterrados? Es difícil adivinarlo y tampoco es que me importe mucho.

¿La bajo? Chispea. Mis pulmones respirarán aire fresco por unos instantes. Aunque no es cuestión de ir mojándose. Curiosamente desde que se ha parado la actividad de producción en todo el mundo no para de llover. Algo tendrá que ver  el bicho con la contaminación y la climatología. Hoy no hace noche de paseo. Mi hija Caruli se ofrece a bajar. Caruli es un diminutivo cariñoso de Carolina que le han puesto sus amigas. A mí me gusta llamarle como sus amigas porque así me  da la sensación de acercarme a ella, que por otro lado siempre va buscando su espacio. Tiene diecisiete. Hoy ella no ha pisado la calle.

Parece que tarda un poco. En una ocasión salió conmigo a tirar la basura y le dije que yo daba la vuelta a la manzana aprovechando la salida. Quizá me esté imitando. Ya oigo el ascensor. Entra azorada. Dice que efectivamente ha dado la vuelta a la manzana y cuando ya estaba volviendo por el principio de la calle le han sorprendido las luces azules de la Policía. “¡Me he cagado de miedo!”, confiesa. Y aclara: “He sacado las llaves para que vieran que iba a entrar al portal ¡Menudo susto Hoy le ha tocado a ella delinquir y la han pillado. A ver mañana…

Juan Carlos García Torres Martínez
Juan Carlos García Torres Martínez
Acerca del autor

Juan Carlos García Torres Martínez nació en Elda en 1962, era el cuarto de cinco hermanos y siempre fue buen estudiante y con gran capacidad para hacer amigos. Estudió la carrera de Derecho pero nunca ejerció como abogado, aunque su profesión como secretario judicial siempre le mantuvo relacionado con las leyes. Desde muy joven fue un apasionado de la música, llegando incluso a ser fundador de la tuna de derecho de alicante. Otra de sus pasiones fue el deporte; su bicicleta conocía bien todos los montes y parajes de nuestra comarca, pero si hay algo que no abandonó nunca fue la escritura. Le gustaba plasmar vivencias cotidianas transformándolas en pequeñas historias de aventuras. Su tono irónico quitaba dramatismo a lo que relataba, él era así en su propia vida, intentando darle a todo un toque surrealista propio de su personalidad, y con ese estilo escribió su novela corta titulada "el temor" que fue ganadora del premio Ciudad de Elda de Cuentos en 1992.

Fue durante el confinamiento, entre los meses de Abril a Junio de 2020, cuando Juan Carlos hizo un pequeño diario de sus vivencias con su caracteristico estilo

Tristemente Juan Carlos nos dejaba el 16 de febrero de 2021 por causa del Covid, pero su legado literario y personal nos acompañará para siempre.

Éste es un pequeño homenaje póstumo a un discreto artista pero una gran persona.

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