Marta Maestre: “Cuando subo al hospital no va Marta sino Choco”
Marta Maestre lleva más de diez años recorriendo hospitales de diferentes partes del mundo con un objetivo: hacer reír a los más pequeños. En 2014 creó en Elda la Asociación Dr. Clown, de la cual es presidenta, que se mantiene en marcha en la actualidad con alrededor de media docena de voluntarias.
¿Cómo nació Dr. Clown Elda?
Surge en el año 2014, pero en mi mente ya existía. Cuando yo era estudiante 4º ESO en el Instituto Valle de Elda no me iba muy bien, y un día viendo el telediario con mi madre salieron unos payasos que iban a los hospitales, así que le dije que quería ser eso. En aquel momento mi madre usó la coletilla de “para eso hay que estudiar”. Ese mismo año mi prima Alba Rico (actriz de la serie de Disney Channel "Violetta") impartió un curso en Navidad para los niños y me pidió que la ayudara. Ahí me regaló una nariz y empecé a hacer mis pinitos.
Una vez acabé el bachillerato estudié una FP de Animación Sociocultural, y en el segundo año me fui a hacer prácticas a Italia donde conocí Dr. Clown Italia. Allí realicé talleres y estuve un año entero en el hospital de Vicenza. Una vez volví a España, vi que en la Comunidad Valencia había ONG de payasos de hospital, pero no en Elda, así que decidí montarlo aquí.
¿Alguna vez se le hace complicado trabajar con niños enfermos?
Hay una frase que dice que “La nariz roja es la máscara más pequeña del mundo”. Cuando subimos al hospital lo hacemos de payaso. Marta no sube sino Choco que es mi alter ego payaso. Yo soy incapaz de estar más de media hora en el hospital si un familiar mío está ingresado, pero cuando sube Choco lleva una máscara. El clown no deja de ser una técnica teatral y estás como en otra dimensión porque subimos a abstraer a los niños y a las familias de esos momentos más complicados. Claro que hay situaciones que afectan, pero cuando subimos lo hacemos para jugar con ellos.
¿Con qué frecuencia van al hospital?
Antes de la pandemia íbamos todos los fines de semana pero desde octubre del año pasado, que es cuando nos dejaron volver, subimos cada dos semanas. De todas formas, compensamos haciendo otras cosas como visitar residencias de ancianos y haciendo espectáculos, como en septiembre que estaremos en ADOC con el Grupo Abril.
Hace un tiempo impartió un curso para introducir a más gente en el clown, ¿volverá a hacerlo?
Sí, antes de la pandemia hacía uno anual, y de ahí hemos podido conseguir varios voluntarios. Ha habido años que hemos hecho dos. El más reciente fue a finales del año pasado, pero quiero hacerlo diferentes porque están muy centrados en la técnica, y a mí me gusta el clown de contacto, el que habla con las personas, que al final es lo que hacemos.
¿Ha viajado por otros países?
Sí, mi primer viaje de clown fue cuando una amiga de Dr. Clown Italia me dijo que si me iba con ellos a Kenia y Tanzania. En ambos lugares he estado dos veces, también en Brasil, pero uno de los viajes que más me marcó fue en 2016 con el terremoto de Amatrice. Estuve allí una semana entera en un campamento de gente que se había quedado sin hogar, y puedo decir que fue una de las mayores experiencias de mi vida porque estaba durante 24 horas sin parar de hacer clown. El último viaje que hicimos fue en abril de este año, que fuimos a Palestina e Israel.
¿Se ve toda su vida de voluntaria en Dr. Clown?
Sí, pero no lo querría como trabajo porque pienso que al final no lo disfrutaría tanto ya que es una forma para que los niños y las familias se evadan, y también lo es para mí. No podría hacerlo si no me divirtiera tanto.