José Rives, el párroco que acercó la iglesia a los jóvenes eldenses

José Rives celebró su primera misa el 20 de junio de 1965, ocho días más tarde de ser ordenado sacerdote. El pasado sábado 14 de junio de 2025 la parroquia de la Inmaculada Concepción, templo en el que fue sacerdote durante 21 años, acogió una eucaristía para conmemorar sus 60 años de sacerdocio. José, Pepe o Don José, como es conocido en Elda, es originario de Rafal, un pueblo de la Vega Baja, donde empezó a ser monaguillo hasta que un día un sacerdote le propuso ir al Seminario.
¿Futbolista o sacerdote?
Durante un tiempo Rives compaginó su vida en el seminario con una de sus grandes pasiones, el fútbol. Era extremo izquierdo y llegó a jugar en clubes como el Orihuela Deportiva o el Real Murcia Imperial disputando la Copa San Pedro.
"En el seminario los superiores sabían que yo jugaba al fútbol aunque el obispo decía que no veía conveniente que jugase porque me podía lesionar. Es por ello que en los partidos de fútbol en cuanto veía que recibía muchas patadas pedía el cambio porque no quería llegar lesionado al seminario", apunta Don José.
De hecho en las alineaciones de los partidos no aparecía su nombre real sino "Mauri", apodo que eligió debido a que es hincha del Athletic Club de Bilbao y en esa época uno de los mejores jugadores del equipo vasco era Mauri Ugartemendia.
Rives llegó a ser un jugador notable y hasta recibió una oferta por parte del FC Barcelona para que se alistase en las filas de la Masia.
Sin embargo, hubo un momento que le dijeron que tenía que decidirse y cuando fue al obispo a transmitirle su decisión le dijo: "Pongo mis piernas al servicio de Dios".
Aún así recuerda grandes momentos de su época de futbolista como cuando fue a jugar al estadio de Rojales y tras marcar un gol una mujer en la grada le pegó por haber marcado. Años más tarde, cuando esa mujer falleció Don José fue el párroco que ofició su funeral. Además, esta mujer era abuela del actual jugador de Primera División del Osasuna, Moi Gómez.

Recorrido
Don José llegó a la iglesia de la Inmaculada en 1991 pero antes pasó por Albatera donde estuvo tres meses hasta que salió su nombramiento oficial. De ahí pasó a Molins, donde permaneció dos años, que es una pedanía de Orihuela estando de profesor en el Colegio Santo Domingo.
Una de sus estancias más largas fue en Almoradí, un total de 14 años, donde ya empezó a poner en marcha los campamentos para los jóvenes. Aunque el salto más grande fue cuando lo trasladaron a Elche, donde estuvo nueve años, porque "pasé de tener una parroquia de 3.000 habitantes a más de 40.000". En la localidad ilicitana fue párroco en la iglesia de El Carmen en el barrio de El Carrús.
En 1991 fue cuando llegó a Elda y permaneció 21 años hasta que en el 2012 lo trasladaron a Daya Nueva y posteriormente a Rojales. Al cumplir los 75 años de edad Don José presentó su renuncia obligatoria, pero el obispo le pidió que "si me sentía con fuerzas continuase" hasta que cumplió los 82 años.
Fue en ese momento cuando decidió a dónde quería ir y "lo primero que pensé fue volver con mi familia, es decir, volver a Elda a la parroquia de la Inmaculada".

Campamentos y movimiento joven
José Rives considera a la comunidad que creó en la iglesia de la Inmaculada «como una familia» porque desde el primer momento que llegó lo acogieron con los brazos abiertos. Por ese motivo con su llegada en 1991 empezó a mover a la juventud de la parroquia para poner en marcha los campamentos que anteriormente había realizado en Almoradí y Elche.
"Apostar por los jóvenes ha sido mi vocación como pastor. Siempre he pensado que en la juventud está el futuro y tenemos que plantearnos qué le estábamos ofreciendo a las nuevas generaciones. Cuando llegué aquí noté que los jóvenes tenían hambre de algo diferente, no solo el hecho de ir a misa, y fue cuando me puse a trabajar en los campamentos", explica Rives.
El Vado del Río Tus en Yeste es el lugar donde Don José ha llevado a cabo más de 40 campamentos a lo largo de su vida siendo responsable en cada uno de ellos de más de 100 menores durante diez días, del mes de julio, donde transmitía a los jóvenes la palabra de Dios a la vez que disfrutaban de los que para muchos eran los mejores días del verano.
"Después de los campamentos yo terminaba muy cansado porque mientras todo el mundo dormía yo me sentaba en una silla para vigilar que no ocurriese nada. Además, llegaban a venir jóvenes de 16, 17 y 18 años y siempre hay que estar atento porque sus padres te han confiado su seguridad. Aunque he de decir que durante todos esos 21 años tuve un gran equipo de monitores sin los que no habría sido posible la realización de los campamentos", recalca José Rives.

El conseguir movilizar a tantos jóvenes no fue fruto únicamente de los campamentos sino que durante el año Don José puso en marcha unas clases de poscomunión para que todo aquel menor que estuviese interesado en seguir yendo a la iglesia después de haber toda la Primera Comunión siguiese haciéndolo. Todos los viernes por la tarde los Salones Parroquiales de la iglesia de la Inmaculada se llenaban con decenas de jóvenes, tanto de primaria como secundaria, para continuar con lo aprendido durante el catecismo.
Además, durante el año se organizaban convivencias, en la Mata, la Torre de la Horadada, la Carrasqueta y Agres, que servían como "aperitivo" para los campamentos de verano.
Don Bartolomé
Durante el tiempo que Don José estuvo en la parroquia de la Inmaculada también estuvo Don Bartolomé, un sacerdote al que Rives considera "mi hermano aunque lo respetaba como si fuera mi padre. Cuando yo me tenía que ir al instituto a dar clase él estaba aquí a las 8 horas para que en la parroquia no faltase de nada. Siempre va a ser una personas muy importante en mi vida".
Celebración 60 años como sacerdote
El pasado sábado 14 de junio la iglesia de la Inmaculada fue el escenario de la celebración de sus seis décadas como predicador de la palabra de Dios, así como de todo su trabajo por acercar a la población, en especial a los jóvenes, a la iglesia.
Centenares de personas acudieron a la Eucaristía para acompañar a Don José en la que probablemente fue una de sus misas más especiales, al igual que ocurrió en 2012 cuando tuvo que marchase de la parroquia de la Inmaculada, su casa. Sin embargo, esta vez no fue un adiós ya que como el bien repite en numerosas ocasiones "en la parroquia de la Inmaculada está mi familia y aquí permanecerá hasta que Dios lo quiera".

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