martes, 19 de marzo de 2024

De Elda a... Londres (Reino Unido), Juan Carlos Aguirre, "Me siento valorado, aunque al principio notaba cierto recelo"

Julia Moraga
2 agosto 2015
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De Elda a... Londres (Reino Unido), Juan Carlos Aguirre, "Me siento valorado, aunque al principio notaba cierto recelo"

Juan Carlos Aguirre Conesa, de Elda, tiene 33 años y es anestesista en el Charing Cross Hospital en Londres, situado en el barrio de Hammersmith y Fulham. Tras estudiar en el colegio Padre Manjón y en el IES Monastil, se licenció en Medicina y realizó la especialidad en Anestesiología y Reanimación. Desde hace dos años vive y trabaja en el Reino Unido.

¿Es éste su  primer trabajo?

Vine directamente a realizar este trabajo con un contrato inicial de seis meses, dejando una interinidad en el Hospital General de Elda, aunque me han ido renovando ese contrato por periodos similares.

¿Por qué decidió cambiar de país?

Tenía un buen trabajo y estaba muy contento con la actividad que se realiza en el Hospital General de Elda, que es de muy alto nivel en el cuidado de los enfermos, pero quería mejorar y desarrollar nuevas habilidades en mi especialidad trabajando con profesionales de otro país, además de buscar ese componente de aventura de iniciar una nueva vida en un sitio desconocido. Llevaba varios años con la idea en la cabeza y aproveché que tenía una conocida trabajando como enfermera en este hospital, y gracias a ella me puse en contacto con el departamento de anestesia. Así que fue relativamente fácil conseguir un contrato antes de desplazarme. No me fui empujado por la crisis económica.

¿Piensa quedarse allí?

Desde el principio tuve claro que esto era una experiencia temporal. Desde luego, siempre está el riesgo de acomodarse cuando las condiciones son favorables: un buen salario, nuevos amigos, la aceptación profesional de los compañeros, además de la dificultad de encontrar un trabajo estable en España. Todo ello son alicientes para plantearme una estancia duradera, no obstante, la familia y mi pareja siguen en Elda y querer pasar tiempo con ellos hace que tenga claro que pronto volveré. El clima mediterráneo también es algo que se echa mucho de menos.

¿Cómo es la experiencia de trabajar y vivir en otro país?

La experiencia ha cubierto mis expectativas, pues he visto otras maneras de trabajar y anestesiar a los pacientes. He trabajado con gente que desarrolla técnicas de las que sólo había oído hablar, he podido practicarlas y también trasmitir mis conocimientos. Me ha servido para ver que nuestra atención sanitaria no sólo no tiene nada que envidiar a la británica, sino que en otros aspectos estamos por encima de ellos. Hemos destinado muchos recursos en los últimos años a modernizar instalaciones y equipamiento, así como en personal y eso repercute en la calidad de la atención. 

¿Qué fue lo que más le sorprendió a su llegada?

Lo que más me sorprendió es que los pacientes ingleses solo quieren recibir anestesia general para los procedimientos quirúrgicos, rechazando otras alternativas como la anestesia local pese a que tiene un riesgo mínimo. Esta decisión se debe a un componente cultural arraigado en la sociedad y una falta de promoción por parte de los anestesistas. Fuera del ámbito profesional me sorprendió gratamente la variedad y calidad de la cocina inglesa. 

¿Qué trato recibe profesionalmente?

Después de un periodo de adaptación me siento valorado y apreciado, aunque al principio notaba cierto recelo y yo mismo tenía dificultades para expresar mis conocimientos en inglés. Es cierto que puedes encontrar gente que te trata con desprecio porque persiste el concepto de los españoles como europeos ignorantes, con escasos conocimientos en general y de inglés en particular, pero en Londres, de una enorme diversidad, es algo anecdótico. 

¿Hace el trabajo que quería?

Sí, estoy contento y me siento realizado, lo cual me hace fijarme nuevos objetivos aquí. Además, dispongo de tiempo libre, lo que me permite estar en contacto con mis compañeros de Elda y realizar tareas humanitarias en África con la ONG eldense Asociación Contra la Ceguera Internacional, ACCI.

¿Ha hecho nuevos amigos?

Básicamente me relaciono con los compañeros de trabajo, la mayoría ingleses, pero también hay indios, africanos, australianos, filipinos y en mi hospital trabajamos cuatro españoles, y cuando nos encontramos es relajante poder comunicarte en tu lengua. 

¿Le compensa económicamente?

Económicamente no compensa si es para estar poco tiempo, pues venir aquí supone una inversión inicial importante y en Londres todo es muy caro. No obstante, los salarios son más elevados y la oferta laboral es mayor. 

¿Echa de menos a la familia?

La familia es lo que más se echa de menos, junto a la pareja y los amigos. Hay ocasiones en que me gustaría poder quedar con mis amigos, por no hablar de lo difícil que es estar separado de tu pareja Así que regresar con ellos es la mejor motivación para querer volver a España.  

¿Lo que más le gusta de Londres y lo que menos?

Lo que más me gusta es la ciudad en sí. Me siento especial paseando por sus calles, y no visitándola solo como un turista. Lo que menos me gusta es la frialdad de la gente. Todo el mundo va muy ajetreado, sin tiempo para una sonrisa o un saludo en un ascensor, pero por fortuna yo viajo con frecuencia a España.

¿Está pensando en regresar?

Después de tantos meses, aunque me siento a gusto, quiero volver a España pronto. No me gustaría encontrarme dentro de varios años preguntándome cómo ha podido pasar el tiempo tan rápido y lo que me he perdido por estar lejos de los míos. Pese a todo, es una experiencia que me ha enriquecido y nunca olvidaré. Siempre me habría lamentado si no lo hubiera hecho.

¿Destacaría alguna anécdota de su vida en Londres?

Me han pasado cosas curiosas, la mayoría buenas como cuando me encontré en una terraza con miembros de la selección española de Baloncesto en agosto de 2012 y me hice una foto con ellos. Otras malas como cuando se incendió el apartamento del piso inferior en el que yo vivía, un momento angustioso, encerrados en una habitación con el resto de vecinos a la espera de los bomberos. Desgraciadamente en ese incendio perdí a uno de mis mejores amigos en Londres. 

Lo mejor de todo...

La gente que he conocido, los lugares que he visitado, la experiencia profesional, el nivel de inglés adquirido, ya que al principio me costaba tiempo decir cualquier cosa, pero al cabo de cinco meses entendía sin proponérmelo y conversaba con los compañeros. Yo había estudiado inglés diez años, por lo que no quiero imaginar cómo debe ser para aquellos que apenas hablan el idioma del país. También han sido positivas las visitas de los españoles a los que he podido mostrar la ciudad. 

¿Repetiría la experiencia?

No me importaría vivir en cualquier parte del mundo, pero es difícil empezar de cero. Por ello, el consejo que doy es que lo mejor es contar con alguien de confianza para compartir la experiencia.

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