Pretérito perfecto de la industria del calzado de Elda. La liberalización de aranceles para importar maquinaria
Desde que se planteara, en 1959, la posibilidad de crear una cooperativa para exportar zapatos, hasta que a principios de 1961 aquella cooperativa comenzara a rodar, Elda estaba inmersa en un remolino de gran intensidad, con una mezcla de sentimientos hacia su industria del calzado que se manifestaban como una auténtica vorágine. Y es que Elda llevaba ya dos años experimentando un crecimiento de pedidos jamás visto, como consecuencia de su recién inaugurada Feria Nacional de Calzados.
Sin embargo, el fuerte crecimiento de las nuevas industrias y la ampliación de las existentes, que requerían una incorporación de tecnologías que España no fabricaba, se veía frenado por los excesivos aranceles de importación que los zapateros tenían que pagar al adquirir maquinaria de países productores, como eran Reino Unido, Alemania e Italia, entre otros.
Una de las muchas gestiones que culminarían con éxito, lograda por la Cooperativa de Industrias del Calzado de Elda, lo que se llamaría “Elda Exportadora”, fue precisamente conseguir la reducción de aranceles para la importación de maquinaria para el calzado. Pero la ley, que beneficiaba a nuestra industria, se vería empañada porque los legisladores se olvidaron de que las máquinas de aparar también eran imprescindibles para hacer zapatos, por ello ese tipo de tecnología para el aparado siguió todavía unos años pagando impuestos por la importación, con lo cual nuestra posible competitividad carecía de un elemento fundamental.
La II Feria Nacional estaba en marcha y la euforia vivida en aquellos días apenas dejaba hueco para otras nimiedades. Como si una locura colectiva hubiese invadido las industrias de los años 50, diez años después, la modernidad en los medios de producción con la incorporación de tecnología puntera, dejando atrás la producción artesana manual, llegaba a todos los rincones de la geografía zapatera en España.
La industria del calzado empezaba a competir en los mercados internacionales.
José María Amat Amer, es un apasionado del calzado. Como ingeniero técnico, el destino lo encaminó hacia la industria de su ciudad. Como profesor de Tecnología del Calzado, llego a conocer investigando, la industria del calzado. Publicando algunos libros sobre tecnología, artesanía y desarrollo social; siempre con el calzado como única premisa. El Museo del Calzado fue una de las realizaciones que le llevó a pasar de técnico a un apasionado del zapato. Con la mejor de las intenciones, y siempre con la pretensión de prestigiar la industria y el calzado de la ciudad de Elda, colabora en este blog para crear más amigos con inquietudes similares.