Terrenos para el hospital

Un 19 de agosto del año 1906, hoy hace 117 años, el Ayuntamiento de Elda firmaba la escritura de compra-venta de los terrenos sobre los que se construiría el Hospital Municipal, que desde 1908 y hasta la inauguración del Hospital General en octubre de 1983 estuvo prestando servicio a toda la ciudadanía eldense.

Desde que en 1868 fuera derribado el antiguo Hospital de Pobres, fundado y mantenido por el patronato de los condes de Elda hasta la definitiva extinción del señorío jurisdiccional, Elda careció de instalaciones públicas de asistencia sanitaria primaria. Será bajo la alcaldía de José Joaquín González Amat cuando el Ayuntamiento de Elda encargó al arquitecto Enrique Sánchez Sedeño, la redacción del proyecto para la construcción de un hospital municipal.

El edificio fue construido sobre unos terrenos, al borde de la carretera nacional de Ocaña y frente al Manicomio Provincial, adquiridos por la corporación eldense el 19 de agosto de 1906 por un valor de 400 pesetas.

Tras la adjudicación de las obras el 30 de abril de 1907 a un contratista de Novelda por un valor de 14.524,25 pesetas, el 27 de mayo de 1907, a las 17:30 horas, se procedió a la colocación de la primera piedra. Acto solemne presidido por las autoridades, clero, corporación, personas relevantes de la población y pueblo en general con la banda de música al frente. En la piedra inaugural se colocó una cajita de cinc conteniendo una moneda de plata de 5 pesetas con la efigie de Alfonso XIII, una de cobre de 10 céntimos, una de 5 y otra de 2, junto con periódicos de entonces y un acta de este hecho.

En cumplimiento del pliego de la contrata, a finales de octubre del mismo año se produjo la entrega provisional del nuevo edificio, firmando el acta el alcalde-presidente, don José Joaquín González Amat, el síndico don Vicente Maestre Sempere y don Rigoberto Maestre Bernabé, miembros de la corporación.

En enero de 1908 el Hospital se hallaba ya acondicionado para cumplir su humanitaria misión, pero aún faltaba la organización de sus servicios para la mejor administración del mismo, acordándose que fuera una Junta de señoras la que lo rigiera, tanto por ser ellas más indicadas para la dirección de estos asuntos como por alejar toda intervención política o personal en la dirección y funcionamiento del Hospital. Así se realizó el 4 de febrero siguiente, comenzando a funcionar la Junta de Dirección y Administración del nuevo hospital, uno de cuyos primeros cuidados fue el de proveer la asistencia a los enfermos, poniéndola en manos de quienes con mayor interés y profesionalidad podían atender a los acogidos en la institución: las HH. Carmelitas, de Orihuela.