Tantas formas de ver la muerte como culturas hay en el mundo

Es increíble como un mismo hecho puede ser interpretado de distinta forma, en base a las creencias religiosas, culturales, o de los conocimientos que haya adquirido la propia persona o comunidad a la que pertenece en ese momento.
Hay culturas que ven y asumen lo que ocurrirá después de la vida de una forma a mi entender fascinante. En mi caso me ha ayudado a transitar por el duelo de una forma en la que siento una enorme paz interior. Todas las culturas forman parte de la humanidad, no hay mejores ni peores, simplemente son distintas. En la religión occidental a grandes rasgos las personas solemos tener miedo a la muerte, mientras que en las culturas orientales consideran la muerte como parte natural de la vida.
En nuestra cultura cuando tenemos que despedir a un ser querido (funeral), por lo general lo hacemos desde el dolor y sufrimiento de la propia pérdida en sí, aunque esperanzados en que la persona que se ha ido obtenga el perdón tras la muerte y así obtener la vida eterna al encuentro con Dios en el cielo, pero la muerte no deja de ser el “castigo” y arrepentirnos de los pecados es la salvación para esa vida eterna, empujados por la idea de que el alma volverá a tomar el cuerpo de la persona que se ha ido, en el final de los tiempos.
Entre los católicos en mi opinión destaca la cultura mexicana. Los días 1 y 2 de noviembre celebran El día de los Muertos, familiares y amigos reciben a sus muertos, les hacen su comida favorita, crean un altar en su honor y lo que más me gusta y fascina, es que ese día celebran y honran la vida junto a la memoria de las personas que se han ido desde una perspectiva festiva y positiva.
Es curioso cuando se le pregunta a familiares o amigos cercanos, sobre cómo les gustaría que les despidiesen cuando llegase su hora, la respuesta siempre es la misma, incluso mi propia respuesta es: “Deseo de todo corazón que vuestro duelo dure el mínimo tiempo posible, que no os paséis media vida llorándome, no quiero que sufráis, quiero que celebréis la vida en mi honor, pongáis la música que a mi gustaba y nada me haría más feliz que recordaseis los buenos momentos que os he dejado en vida y no centraseis el Duelo en la ausencia y vacío que pude haber dejado.”
La realidad en la mayoría de los casos, dista mucho de los deseos que dejan los difuntos. Cuando llega el momento de despedir algún ser querido de esas personas que me comentaron todo lo que le gustaría que hiciesen los demás cuando llegase su hora, ellos mismos no son capaces de poner en práctica todos los deseos anteriormente descritos, quedando inmersos en una soledad y sentimientos de pérdida absolutos.
Me encanta la cultura mexicana porque representa lo que yo he intentado hacer con la despedida de mi hija inconscientemente, ya que hasta este momento nunca me había interesado por este tema y desconocía totalmente esa cultura.
Las culturas orientales consideran la muerte como parte natural de la vida
En estas culturas me llama muchísimo la atención y me identifico con muchas de las creencias del hinduismo, se asemeja a mi forma de pensar en la actualidad en lo que a la muerte se refiere. Ellos asumen la muerte como una transición, por lo que sus creyentes no temen morir, por lo que no supone un castigo sino un cierre de un ciclo en el que han adquirido algún tipo de aprendizaje y si han dejado algo pendiente, volverán a esta vida para cumplir su cometido, una vez que hayan adquirido todo el conocimiento no vendrán al mundo terrenal, sino que formaran parte del celestial.
La despedida de un ser querido genera dolor en todas las culturas, pero en el hinduismo, para el que se va, es un acto de liberación, por lo que la muerte es un motivo de celebración más que de tristeza. El alma continua su viaje.
En términos culturales, los occidentales nos movemos por el apego, por el miedo a la pérdida. Evitamos hablar de la muerte e incluso tratamos de supuestamente proteger a los niños evitando hacerles pasar por la situación de ir a funeral y presenciar cómo se entierra a un familiar, creyendo que sufrirán por ello, sin ser conscientes que evitar hacerles participe solo alargara su duelo o se sentirán incomprendidos al no tener la información necesaria para entender que ha sucedido. Lo he experimentado con mi propio hijo y sus primos en la celebración de la misa de su hermana. Decidimos que no asistiesen al acto en la iglesia, escogiendo una alternativa para ellos, a mi juicio menos dolorosa pero sumamente importante para que cerrasen ellos también su ciclo, para dar paso su duelo.
La despedida de Alejandra con los niños estuvo alejada de sufrimiento pero con el dolor inherente al acto en sí. Fue una despedida con música, mensajes bonitos arrojados al mar, una embarcación privada que nos trasladó primero hacer nuestro ritual y posteriormente a la isla de Tabarca, allí comimos, brindando por nuestra pequeña y por la propia vida, sobre todo estábamos agradeciendo la vida en nombre de nuestra hija.
En las culturas orientales hacen participes a sus habitantes de la muerte desde que tienen uso de razón y forman parte de todo lo que conlleva. A los niños se les enseña que la muerte forma parte de la vida en su proceso natural y que simplemente es un paso más para trascender y avanzar en la evolución de su alma.
Mi reflexión se basa en la coherencia que debe tener el ser humano, debiendo establecer una alineación entre: “Lo que pensamos, lo que hacemos y lo que sentimos”, siendo nuestra responsabilidad el tener un profundo conocimiento de nosotros mismos, solo así tendremos nuestra alma en paz el día que tengamos que despedir a un ser querido. Desterrar nuestro propio Ego de este proceso, ya que el Ego impedirá que desarrollemos ciertas fortalezas individuales que llevaran a unas personas a recuperarse más pronto que a otras.

Hola soy Rosa, compañera en este viaje de aceptación que debemos afrontar ante la pérdida de un ser querido.
Tengo 42 años vivo en Elda, soy Guardia Civil. Parte de mi corazón está en Asturias, donde nací y me crie, pero desde que hace 8 años vivo en Elda, aquí me he sentido muy querida por su gente.
En julio de 2024 hemos tenido que enfrentarnos a una de las situaciones más dolorosa que pueden vivir unos padres, el dolor que supone la partida de una hija con apenas 4 añitos debido a una enfermedad silenciosa e implacable.
En este espacio pretendo compartir mi experiencia personal sobre la aceptación de las distintas situaciones sobrevenidas a las que nos enfrentamos en la vida, aportando una perspectiva distinta, basada en el amor y la aceptación, dejando de lado el sufrimiento y tratando de liberar las emociones que vayan surgiendo en nuestro camino, incluido el dolor que la partida de nuestra hija ha dejado en nuestras vidas.
La aceptación de lo ocurrido ha sido mi piedra angular para poder recuperar la ilusión por la vida.
He creado un blog semanal www.la sonrisadelasestrellas.es, donde cada martes compartiremos historias, consejos y recursos para ayudar a quienes hayan perdido a un ser querido a encontrar consuelo y esperanza en momentos difíciles.
Juntas compartiremos un camino que será más liviano, liberando cargas dejando ir todo aquello que nos hace daño, aprendiendo a vivir con el dolor de la perdida, para que finalmente se trasforme en amor
La aceptación de lo ocurrido ha sido mi piedra angular para poder recuperar la ilusión por la vida.