viernes, 19 de abril de 2024

Diez años de la Biblioteca Alberto Navarro

Rafael Carcelén
6 enero 2017
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Diez años de la Biblioteca Alberto Navarro
Cadena humana para trasladar libros a la flamante Biblioteca en 2007.

Inaugurada el 9 de enero de 2007, la Biblioteca Alberto Navarro cumplirá diez años el próximo lunes. Si nacía como un espacio equipado con las más modernas tecnologías, puntero en la provincia, y con una clara vocación de animar a la lectura a la ciudadanía en general, en este tiempo no ha sido ajena al impacto de la crisis o a esos momentos particularmente convulsos, hasta conformar un balance donde las luces y las sombras han estado muy presentes.

Debe su nombre al que fuera cronista (1951- 2007) e Hijo Predilecto de la ciudad (2004), fallecido cuatro días antes de ser inaugurada (5 de enero de 2007) y cuyo vasto y variado legado está depositado en la segunda planta desde marzo de 2012. Precisamente Alberto Navarro relataba en un artículo de 2003 el esfuerzo de muchos eldenses para que ya desde 1932 (año de la creación del Grupo escolar donde está ubicada hoy la Biblioteca) se exigiese su creación. Una demanda que no fue realidad hasta el 10 de septiembre de 1952 cuando se ubicó en el Salón de actos del colegio Padre Manjón la Biblioteca Municipal de la que el propio cronista se hizo cargo hasta 1976 sin remuneración alguna. 

Noticia de la inauguración de la biblioteca Alberto Navarro en el Semanario Valle de Elda.

El domingo 7 de enero de 2007 se organizó una entusiasta cadena humana que trasladó más de mil ejemplares de la antigua Casa de Cultura en Príncipe de Asturias (donde estaba entonces ubicada) a la flamante Biblioteca de Padre Manjón. Dos días después, Consuelo Poveda, su directora, se mostraba triste por la pérdida del ilustre eldense pero satisfecha de inaugurar un espacio cuya culminación no fue fácil y del que Alberto Navarro se sentiría muy orgulloso. Amplia y luminosa, con mobiliario adaptado a usuarios de distintas edades, la Biblioteca se divide en tres plantas. Sobresalen la sala infantil, la hemeroteca y los fondos de vídeo y audio, los de todas las materias bibliográficas o el servicio de préstamos de la primera; la sala del legado de Alberto Navarro, el resto de los fondos y las zonas de estudio con las cuatro salas específicas para trabajos de grupo en la segunda o la recepción en su planta baja. 

La rocambolesca acusación del concejal de Cultura en abril de 2009, José Fco. Mateos, de que el Ayuntamiento socialista había destruido entre 12.000 y 15.000 libros durante el traslado de los fondos de Padre Manjón a la Fundación Paurides en julio de 2001, sirvió entre otras cosas para desacreditar el serio trabajo que se venía haciendo, hostigar a su directora para que suscribiese informes ficticios o llenar de disparates los noticiarios. Fueron tres las toneladas de mentiras en esos días, porque las de libros para triturar que alguien (nunca se dijo quién) había localizado en un contenedor eran falsas. Por, entre otras, dos razones evidentes: de haberse destruido esa cantidad, a Paurides no hubiese llegado ni uno solo de los volúmenes de la biblioteca del salón de actos del antiguo Padre Manjón. Pero además porque fueron dos los contenedores, no uno como se dijo, y se utilizaron para depositar en él todo el material de desecho que un colegio enorme como el Manjón fue acumulando durante casi setenta años; el motivo no era otro que el traslado de sus aulas y el alumnado al IES La Torreta, entonces junto a San Crispín, por las obras de remodelación que se iniciaban en septiembre. Más de cincuenta maestras y maestros estábamos allí y sabemos muy bien lo que depositamos en aquellos contenedores. Miles de libros, no.

Imagen de la primera planta de la Biblioteca.

A pesar de que Consuelo Poveda proclamase, en su discurso de la inauguración, que “la biblioteca la hará el usuario y con el tiempo será lo que la gente quiera”, o aunque el arquitecto Antonio Marí subrayara que se había hecho la biblioteca que merecía la ciudad, hoy ve mermados sus servicios debido a los recortes de personal, al del horario de utilización (no abre los sábados), al del presupuesto para ampliar sus fondos o al necesario para realizar actividades de animación lectora. Actualmente cuenta con cuatro trabajadores menos que en 2007, la mitad del presupuesto y, si en 2009 los usuarios  y visitantes rozaban los setenta mil, hoy es apreciable un considerable descenso. Durante unos años, y en colaboración con el colegio con el que comparte edificio, se programaron actividades para conmemorar el Día del Libro con importantes cuentacuentos y otros animadores como Antonio Porpetta, Félix Albo, Pepe Payá y Clarisa Leal, Pablo Albo o Roberto Aliaga, entre otros.

Unas luces y sombras que se extienden a alguno de los espacios del resto de la red de bibliotecas municipales (José Capilla, Las Trescientas o Fundación Paurides) donde las carencias o insuficiencias -según casos- también son apreciables. Y que deberían resolverse devolviéndoles esa presencia continuada que nunca debieron perder para los ciudadanos.

Sesión con Johnny Cuentacuentos en la sala infantil de la Biblioteca.

Rafael Carcelén
Rafael Carcelén
Acerca del autor

Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”

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