miércoles, 24 de abril de 2024

Paro cívico

Pablo Ángel Sánchez
28 noviembre 2021
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Paro  cívico
El autor del blog

Después de un buen tiempo vuelvo. No quiero poner excusas, pero la verdad que ha sido muy complicado escribir en este tiempo. No es fácil digerir lo que se ve.

Sigo en medicina interna. El pueblo boliviano decide hacer paro cívico por varias leyes que el Gobierno quiere establecer. Os comentaría más sobre este tema, pero la verdad, que me cuesta entenderlo. Prefiero no hacerlo. Lo único que os puedo comentar es que no habrá transporte y los horarios para comprar alimentos son limitados. Y, por el motivo de este paro, tengo dos días libres y voy 24 horas al hospital.

Estoy en el servicio de emergencias. Son las 6:30 de la mañana, vienen muchos pacientes muy complicados a consecuencia por alteraciones en sus enfermedades de base.

Conozco a Mabe, quien se percata de mi acento español y me comenta que ella vivió en España. Es una señora muy agradable, tiene algo complicado pero está estable. A Mabe la acompañan otros pacientes que no están tan estables. Por suerte, no perdemos en esas 24 horas a ningún paciente.

Tengo dos días de descanso. Parece algo maravilloso pero no puedo salir de casa porque en el barrio en el que vivo hay batallas campales. Intento estudiar, pero el cansancio de estos meses hace que duerma casi los dos días.

5 horas. Me levanto para volver al hospital. En el grupo de WhatsApp de mis compañeros nos informamos si algún paciente nos ha abandonado, pero por suerte todo sigue bien. Llego al hospital, saludo a Mabe y le hago un examen físico para ver si sus pulmones han mejorado, y lo han hecho. Pero mientras estoy en eso, en la sala de al lado se escucha una señora llorar. El motivo es que están reanimando a su hijo pequeño. Lamentablemente, por falta de espacio los médicos reaniman al niño en una sala común donde hay otros pequeños internados. Esa sala no medirá más de seis metros cuadros. Por desgracia, no pueden salvar al menor. Paso por la puerta y veo cómo las madres de los otros niños no pueden dejar de llorar al ver esa situación. Tapan al niño con una sábana. Perfectamente, el cuerpo del niño habría estado unos 30 minutos con los demás niños internados.

El hombre encargado de gestionar las defunciones del hospital nos comenta que cuando un niño fallece, ese día de media fallecen cuatro adultos. Mi compañera y yo queremos pensar que es solo una casualidad. Pero, a las dos horas vemos cómo un paciente deja de respirar. Estaba complicado, la verdad.

Sobre las 14:40 horas (no me olvido de esa hora) voy a ver a Mabe. Acaba de salir del baño. Yo le comento que no tenía que haberse levantado (solo repetía las recomendaciones de una doctora). A los 5 minutos me avisa una enfermera que Mabe no para de toser. Le pongo el oxímetro. Veo cómo va bajando su oxígeno por lo que llamo al doctor de turno. Justo entra un paciente muy complicado. Le comento la situación de Mabe y me dice que le mida sus signos vitales. Al volver con ella veo que su oxígeno sigue bajando. Vienen las enfermeras. Me coge de la mano y me dice que la ayude. No sabía qué hacer. El doctor no viene, pues sigue con el paciente complicado. A Mabe le sigue faltando el oxígeno. Intento con ella hacer ejercicios de respiración. Pero no funciona. Veo que si oxígeno está a 43%. De repente, se cae hacia atrás. La incorporo con la ayuda de una enfermera. En ese momento, su respiración se para, pero llega el doctor. Comenzamos a hacer una reanimación manual. Pues no hay material en el hospital para hacer más en el hospital. Al menos, en emergencias. Se le coloca adrenalina mientras hacemos la RCP. Después de media hora, Mabe deja de tener signos vitales.

En ese momento nace una gran frustración. No saber ni qué hacer. Ver la tranquilidad del doctor. Hablo con él para saber en qué fallamos. Me dice que con la patología de Mabe, era posible que pasara eso, ky que el hospital no dispone ni de recursos tanto materiales como humanos para esas situaciones. A mi cabeza viene que el sistema educativo boliviano me da una responsabilidad en la que no estoy preparado. Y eso es bastante duro.

El paciente que entró en el momento en el que Mabe estaba luchando por su vida, también se nos fue.

Termina el turno con tres pérdidas. Vuelvo a casa. Dos días encerrado. Intento no pensar. Pero solo viene a mi cabeza que el sistema de salud en Bolivia es una mierda. Palabras duras. Pero es necesario que de un modo lo “grite”.

Toca volver al hospital. La vida sigue.

 

Pablo Ángel Sánchez
Pablo Ángel Sánchez
Acerca del autor

Pablo Ángel Sánchez, eldense, se mudó a la zona tropical de Bolivia, a Santa Cruz de la Sierra justo después de estudiar Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia y un máster de Arteterapia Y Educación Artística para la inclusión social en la Universidad Autónoma de Madrid. La causa de su mudanza fue motivada por un voluntariado Internacional, una experiencia de un año a dos años, que se convirtió en ocho años. Ocho años aportando su grano de arena a proyectos como: mujeres artesanas, centro de día para niños trabajadores, centro de día para personas de la tercera edad, hogar para hijos trabajadores de la caña, centro cultural, entre otros. Poco después comenzó a estudiar medicina, pasión que tenía camuflada y que en su día a día fue floreciendo, rompiendo los estigmas que a veces la sociedad o uno mismo se impone. En estos momentos se encuentra en su año de prácticas para finalizar no solo su año de prácticas sino su aventura en tierras bolivianas.

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