La “Salve marinera” que se canta en Petrer
En la medianoche de cada 5 de octubre el inicio de las Fiestas Mayores de Petrer, en honor a la Virgen del Remedio, lo constituye el canto de la Salve de la zarzuela El molinero de Subiza (1*). El Coro Parroquial que para esta ocasión se ve incrementado con un buen número de voces de amantes de esta tradición, junto a la Unión Musical de Petrer, cuyo titular está al frente de la dirección, cumplen con un rito cercano a los setenta años.
La Salve se canta al aire libre, delante de las escaleras de acceso a la Iglesia Parroquial de San Bartolomé. Previamente, la Unión Musical ha efectuado un breve pasacalles tras interpretar el Himno Nacional, ante la fachada del Ayuntamiento, justo cuando acaban de sonar las 12 campanadas desde el templo vecino. De un tiempo a esta parte tras el canto la banda de música en pasacalles se desplaza hasta la Calle La Virgen, y ante la hornacina donde se halla un cuadro precioso de la Patrona de la villa interpreta el pasodoble Petrel. Parece ser que este año hay alguna variación, nada original, y el manido pasodoble tendrá una primera ejecución, previa a La Salve.
Lo curioso, al menos para mí, es que en un acto de estas características el protagonismo musical, al menos en sus inicios, proceda de un fragmento de zarzuela, y no sea una obra de verdadero carácter mariano, como lo son las otras salves que se interpretan durante los días festivos en el interior de la iglesia.
En los últimos años, la banda de música también interpreta, previa a la salve, la marcha de procesión A la mare de Deu del Remei, composición de José Díaz Barceló, quien dirigió durante casi 30 años a la Unión Musical de Petrer.
Este fragmento de El molinero de Subiza, conocido como Salve marinera, es interpretado el 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen, por las unidades de la marina española e infinidad de cofradías de pescadores, mayormente en las procesiones marítimas. Puede decirse que se trata del himno oficial de las gentes del mar (2*).
Pero en su origen la Salve marinera no tuvo nada que ver con cuestiones marítimas.
Su letra rezaba así:
“Salve estrella de los cielos, iris de eterna ventura...”
Se le cambió mares por cielos, y se transformó en marinera.
En la zarzuela a la que corresponde, no se ve el mar ni en sueños. Se desarrolla en Subiza, pequeña población agrícola de Navarra, cercana a Pamplona hacia el sur. Su argumento se desarrolla durante el siglo XII, y refleja las luchas intestinas habituales entre nobles, con algún enredo amoroso de por medio. La salve se interpreta al final de su primer acto, durante una procesión.
¿Cual es la causa de esta aceptación por los hombres y mujeres del mar?
La razón estriba en que pocas semanas después de su estreno en Madrid El molinero de Subiza fue representada en Ferrol por una compañía itinerante de zarzuela. Entre el público que llenaba el teatro se encontraban los alumnos de la fragata “Asturias”, entonces Escuela Naval Flotante. La adoptaron para cantarla después de la misa oficiada a bordo, los domingos y fiestas religiosas, extendiéndose poco a poco a todas las unidades navales españolas, así como a la marinería civil (3*).
Y después de todo lo dicho ¿A santo de qué se canta en Petrer para abrir las fiestas de la Virgen?
Esta si es una incógnita de muy difícil respuesta. En su día pregunté al cronista oficial de la villa, Hipólito Navarro Villaplana, al vicario de la Parroquia de San Bartolomé, Jesús Navarro Segura, al hijo e hija de Adrián Mollá, el director de la entonces denominada Coral Petrelense, que la incorporó a este acto inicial de las fiestas. Nadie supo darme la respuesta.
Tan solo pude averiguar, a la vista de los programas de las fiestas, que fue en las del año 1947 cuando se cantó por vez primera. Hasta 1946 era una de las tradicionales salves de Hilarión Eslava, la que se cantaba en la medianoche del 5 al 6 de octubre, ante la fachada de la iglesia.
Las deformaciones melódicas que a lo largo de los años se han ido produciendo en la partitura de esta salve, motivó que en 1942 el Ministerio de Marina encargase a Camilo Pérez Monllor (4*), ex-músico militar, un arreglo instrumental sobre la obra original, para ser interpretada de forma unánime en todos los buques y unidades de la armada.
La versión que se canta en Petrer, sin duda, sufre esas “deformaciones melódicas”. Es mas larga que la original de la zarzuela, al repetir varias veces alguno de sus pasajes.
No es esta de Petrer la única excepción de la regla. Que sepamos en la bella villa asturiana de Candás se incorporó al acervo musical local, cantándose el año 1899 por vez primera. Fue tras presenciar el organista de la parroquia candansina una representación de El molinero de Subiza, quien decidió que se cantase en la iglesia al final de la misa del sábado de Resurrección, quedando ya instaurada en años sucesivos. Primeramente se cantó por un coro masculino, para pocos después incorporar voces femeninas.
1*: El molinero de Subiza se estrenó en octubre de 1870 en el Teatro Apolo de Madrid, con gran éxito de público y crítica. Fue un título del repertorio habitual de la zarzuela grande, hasta bien adentrado el siglo XX. Tras muchos años sin subir a un escenario, se recuperó en Pinto, el año 2008, por la Compañía Lírica de Dolores Marco.
Son sus autores Cristóbal Oudrid, compositor nacido en Badajoz, y el libretista Luis Martínez Eguilaz, nacido en Sanlúcar de Barrameda.
Cristóbal Oudrid formó parte de la sociedad bajo cuya gestión se construyó en 1856 el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Sin embargo, de su vasta obra compositiva tan solo ha quedado en repertorio su fantasía militar para banda El sitio de Zaragoza y la Salve de El Molinero de Subiza. En algunas publicaciones especializadas nada se dice de este fragmento. Sin embargo, sí se cita, erroneamente, que lo único que se interpreta todavía de esta zarzuela es una jota orquestal.
2*: En la localidad marinera de Candás, del concejo asturiano de Carreño, en uno de sus muchos rincones pintorescos, la Plaza del Paseín, existe un mural, muy amplio, donde se rememora la primera vez que se interpretó esta salve.
El mural se inauguró en 1999 al cumplirse el primer centenario de su primera interpretación allí. Incluye su partitura y texto. Esta obra es del artista local Alfredo Menéndez. Pintado sobre una pared enmarcada por dos escaleras, ha sufrido un considerable deterioro, a causa de la humedad y “balonazos”. En 2013 fue reemplazado por otro en cerámica. Se ha preservado el original, aunque queda oculto, al haberse construido delante un muro de hormigón sobre el cual se han colocado los 344 azulejos que componen el nuevo. Antes de adoptarse esta solución definitiva, su propio autor restauró la obra hasta en tres ocasiones.
Este tipo de murales abundan en esta preciosa villa marinera. Hay un total de 18, de artistas distintos, constituyendo un museo al aire libre.
3*: Cuando el Papa Benedicto XVI visitó Santiago de Compostela en noviembre de 2010, pudo escuchar en la catedral la Salve marinera. Estuvo interpretada por el coro de la Escuela Naval de Marín.
4*: Camilo Pérez Monllor nació en Alcoy en 1877 y falleció en 1947. A sus 19 años obtuvo una plaza por oposición para dirigir una banda militar, a la cual no pudo acceder hasta que cumplió 22. Posteriormente abandonó el ejército, asumiendo la dirección de la banda La primitiva de Alcoy.
Su nombre como compositor va estrechamente ligado a la música de sus fiestas de Moros y Cristianos, gracias a , entre otras composiciones, su pasodoble El K´sar el Yedid, de 1912, y su marcha mora con incorporación de chirimías Uzul El M´Selmein (L´entrá dels moros).
Su padre, Camilo Pérez Laporta, fue otro ilustre de la música festera alcoyana, le avalan entre sus pasodobles Krouger, El capitán, El transvaal...
Obras todas ellas centenarias que, como las dos citadas de Pérez Monllor, todavía se interpretan.
Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.
Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.
Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!
Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.
Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.