sábado, 20 de abril de 2024

La Zarzuela presenta su temporada 2018-2019, pese a todo

Elías Bernabé Pérez
17 mayo 2018
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La Zarzuela presenta su temporada 2018-2019, pese a todo

Al mediodía de hoy, jueves, en orden a lo previsto Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela de Madrid, ha procedido a presentar la programación de la temporada 2018-2019, ante una nutrida presencia de periodistas, artistas, cantantes, que casi llenaban el patio de butacas y ocupaban algunos palcos.

Como era previsible ha sido, sin duda, la presentación que más expectación ha despertado de todas cuantas se han realizado hasta la fecha. Y también ha sido la única donde ha comparecido en solitario el director, sin estar acompañado, o respaldado, por cargo político alguno. Llámese directora del INAEM, secretario de estado de cultura o el propio ministro del ramo. Cuando ha comparecido sobre el escenario del teatro ha recibido una más que sonora y prolongada salva de aplausos.  

Daniel Bianco tras proceder a la presentación de contenidos se ha sometido a las preguntas de los periodistas, la mayoría de las cuales se han centrado en el conflicto actual que vive el teatro que dirige. No las ha eludido, pero también ha aportado datos, como el incremento de la presencia de jóvenes que se viene produciendo, y el del número de funciones registrado desde que accedió a la dirección.

La temporada comenzará el 4 de octubre con el estreno de la producción de Katiuska, de Pablo Sorozábal, procedente del Teatro Arriaga de Bilbao. Dos nombres de relumbrón encabezarán el reparto. La más mediática de las sopranos españolas de la actualidad, Ainhoa Arteta, y nuestro barítono más internacional, Carlos Alvarez. Dos títulos grandes de repertorio, de los que desarrollan su acción en Madrid, en épocas y ambiente distintos, se verán, con la temporada ya avanzada. El barberillo de Lavapiés, de Francisco Asenjo Barbieri,  a finales de marzo, y  Doña Francisquita, de Amadeo Vives, a mediados de mayo.

Como novedades destacan las recuperaciones de dos zarzuelas olvidadas: María del Pilar, de Gerónimo Giménez, en versión de concierto,a finales de septiembre,  y El sueño de una noche de verano, de Joaquín Gaztambide, a partir del 25 de enero. Destacable es el estreno de la ópera compuesta por Miquel Ortega La casa de Bernarda Alba, con libreto de Julio Ramos basado en el drama teatral de Federico García Lorca.

El proyecto Zarza -zarzuela para jóvenes hecha por jóvenes- se centra esta vez en La verbena de la Paloma, tras el éxito cosechado las dos temporadas anteriores con La revoltosa y El dúo de la africana.

Se mantiene el Concierto de Navidad, del que suelen agotarse las localidades a poco de salir a la venta, y para finalizar la temporada se repone Zarzuela en danza, espectáculo configurado por los fragmentos de danza más populares incluídos en diferentes zarzuelas.

Las Notas del ambigú, una cuidada selección de conciertos, más el proyecto didáctico y otras actividades completan una programación que mantiene la filosofía iniciada por Daniel Bianco, cuando accedió a la dirección de La Zarzuela hace tres años. Desde entonces el número de funciones se ha incrementado un 41%, siendo 158 las programadas para la temporada 2018-2019.

La huelga sigue

El personal del Teatro de la Zarzuela mantenía la esperanza, y el público también, de levantar los paros anunciados en la programación de La tabernera del puerto. No ha sido así,  nada ha cambiado en el proceso de movilizaciones, lo que es sinónimo de que en el Ministerio siguen cerrados a cal y canto sin ánimo alguno de negociar, con su "ordeno y mando", y el comité de huelga mantiene su postura de fuerza.

Cabía la posibilidad, o al menos la esperanza, de que desde el Ministerio se abriera la mano  produciéndose un acercamiento, razón por la cual a pesar de los paros anunciados el teatro mantiene abierta la venta de entradas para las funciones programadas hasta el domingo próximo. Es significativo que no se haya arrojado la toalla, a la espera de establecer unas negociaciones que no llegan.   

Si alguien no lo remedia  las cinco representaciones de esta semana se irán cancelando un día tras otro.

El trabajo que supone devolver el importe de las localidades debe ser arduo, pues estaba vendido más del noventa por ciento para cada función, al tratarse de un título de repertorio muy esperado por el público. Y eso que solo se han programado doce sesiones. Y digo "solo" porque en 2006 fueron veintitrés de Tabernera.

Antes del inicio de las dos funciones únicas celebradas, por la megafonía del teatro  se emitió el comunicado siguiente:

"En nombre de todos los trabajadores del Teatro de la Zarzuela queremos dar las gracias.

Gracias al público fiel que, año tras año, viene a este teatro a disfrutar de las obras que aquí representamos.

Gracias a quienes ultimamente han descubierto en este teatro la pasión por el género lírico español.

Gracias a quienes habeis manifestado que deseáis que este teatro siga preservando y defendiendo nuestro patrimonio musical, acudiendo a las concentraciones que convocamos el pasado mes de abril.

Gracias a los miles de nombres anónimos y reconocidos que han sumado su firma a los manifestantes que exigen que el Teatro de la Zarzuela sea siempre un teatro asequible para todos los públicos.

Gracias a todas y a todos vosotros, los que hoy habeis acudido a esta función de La Tabernera del Puerto, un trabajo del que nos sentimos orgullosos.

Los trabajadores y trabajadoras del Teatro de la Zarzuela ahora mismo solo tenemos una forma de que nos oigan para que el Teatro de la Zarzuela siga manteniéndose como hasta el momento: haciendo huelga. Y lamentamos que una gran parte del público -que es nuestra razón de ser- no vaya a poder disfrutar el fruto de nuestro trabajo.

Por eso también queremos pedir disculpas de todo corazón a quienes no podrán ver nuestras funciones.

Todos deseamos que el diálogo sea fructífero, que cuanto antes se puedan cancelar los paros convocados y levantemos nuevamente todas las noches el telón.

Por eso pedimos que nos ayudeis y os suméis a la petición de firmas que hacemos a la entrada y salida de las funciones.

Por el Teatro de la Zarzuela que es único en el mundo y debe seguir siendo público y accesible."

Pues no ha sido así, el diálogo -si es que lo ha habido- no ha sido fructífero y no se ha levantado el telón todas las noches.

El público asistente a las dos funciones únicas celebradas ha dispuesto de la posibilidad de firmar una instancia, ya redactada, dirigida al Ministro de Educación, Cultura y Deporte, demandando que el Teatro de la Zarzuela siga  dentro de la estructura del INAEM.

Entre tanto no faltan las voces críticas con la forma en que se ha llevado la absorción desde el Ministerio y el Teatro Real.

Una de las últimas que ha trascendido a los medios ha sido la del musicólogo Andrés Ruiz Tarazona, ex-director del INAEM, que ha manifestado "estar totalmente en contra de que se hayan apoderado de la zarzuela". Ruiz Tarazona aprovechó la presentación de una publicación suya para responder con claridad a las preguntas de los periodistas. Según sus palabras "si esto sigue adelante supondrá la desaparición de La Zarzuela. Sospecho que las óperas contemporáneas se llevarán a este teatro, porque cuando se ponen en el Real queda medio vacío".

En la revista Opera Actual del presente mes de mayo José María Marco firma un artículo sobre la programación  del Teatro Real de la temporada próxima, cerrándolo con la frase siguiente: "Los cantantes españoles, aunque numerosos, no pasan casi nunca de los personajes secundarios (...). (...) Y el Real sigue sin cumplir con su obligación de recuperar y restablecer el repertorio español. Así no se consigue credibilidad para su fusión con el Teatro de la Zarzuela".

En otros medios, las críticas a la producción de La tabernera del puerto han tenido que incidir, de forma inevitable, en la situación que atraviesa el teatro. En todos se elogia la excelente producción dirigida por Mario Gas, y se critica la forma en que se ha llevado a cabo la absorción por parte del Real. En alguno de esos medios también se ha expresado un cierto desacuerdo con el calendario de paros, entendiéndose que los trabajadores podían haber adoptado otras alternativas, en lugar de dejar a muchísimos aficionados sin poder disfrutar de zarzuela tan esperada y en producción magnífica.

"Una Tabernera modélica para un fin de ciclo"

Con este titular del díario El País, del lunes día 7, el crítico Jorge Fernández Guerra invita a leer su muy elogiosa visión de la producción de La Tabernera del Puerto que el domingo 6 "se estrenó".

Estuvimos en esa misma representación, pues afortunadamente teníamos las localidades adquiridas para ese día, desde hace algunos meses. ¡ Y fue como tocarnos un buen premio de la lotería !

He dicho repetidas veces- y espero poder seguir haciéndolo- que los muchos y grandes seguidores que tiene nuestro género lírico nacional, y que se autoproclaman "zarzueleros empedernidos", si no han visto nunca una producción del Teatro de la Zarzuela de Madrid no saben lo que es ver una zarzuela "como Diós manda".

Y lo ratifico, en esta ocasión corregido y aumentado. Más de uno de ellos se volvería loco de remate si viera esta Tabernera, o la anterior de 2006.

Desde muy joven he visto muchas taberneras. Catorce, quince, quizás más.  La que se ha presentado ahora no tiene nada que ver con todo lo anterior. Es otra obra. Totalmente nueva aún manteniendo decorados, vestuario y otros efectos a la antigua. Con el mismo argumento, sin recortes en los diálogos, con los cantables de siempre -no hubiera sobrado la romanza del barítono "Aquel amor olvidado" que olvidan casi todos-. Y es otra obra por el tratamiento que el director escénico -Mario Gas- da a todos y cada uno de los personajes. Por su concepción del espacio, o por mostrar el mar en primera línea. Es posible que los espectadores de las primeras filas del patio de butacas no advirtiesen este detalle. Desde los pisos altos se observaba perfectamente.

Por descontado que hasta ahora la producción que más me había gustado es la del propio Teatro de la Zarzuela de 2006, pero me quedo con esta de ahora.

Decir que las producciones de este teatro son las que más me han gustado es jugar con ventaja, pues lo lógico es que sea así. Ahora bien, no siempre ocurre igual, pues hay veces que algún escenógrafo famoso quiere implantar su sello y el resultado artístico deja bastante que desear.

Nunca antes he visto que un director de escena coloque el mar sobre la boca del escenario. Por lo general se suele hacer al fondo, dejándolo entrever, por medio de una barquita varada, algún mástil o vela. Esta vez en primer plano se ubica una playa, con movimiento incesante de mar en calma. Ello permite mostrar un espacio amplio, rodeado de viviendas con fachadas desgastadas por el tiempo, balcones y ventanas dando un toque de realismo y como es de rigor la taberna y el Café del Vapor frente a frente. En el segundo acto, que se desarrolla dentro de la taberna, se vuelve a mostrar una sala ancha, capaz de alojar con comodidad a todos los marineros. Mostrador, mesas y bancos de buenas dimensiones y al fondo el fuego de leña encendido. Muy acertado. En la mayoría de producciones de Tabernera este segundo acto no cambia de lugar, y se sigue mostrando el exterior. Se saca un mostrador pequeño a la puerta de la taberna, se colocan unas mesas y sillas y todo arreglado.

Magnífico el dúo de la galerna. A diferencia de otras producciones que la presentan como de juguete, aquí la barca muestra amplitud y consistencia capaces para aventurarse en alta mar. Es creíble. Los efectos especiales, luz y sonido perfectamente proyectados, dan la visión de una galerna auténtica, de la que es muy difícil salir airosos.

Y de la crítica de Jorge Fernández Guerra -muy elogiosa para todos los intérpretes, aun no siendo el reparto previsto para la función de estreno, que fue el que actuó el jueves día 10- suscribo todo y en particular el elogio destacado para Ruth González, protagonista del muy entrañable,   simpático y agradecido personaje de Abel. El joven huérfano y casi vagabundo, que si bien todos suelen calificarlo como un papel "secundario" se convierte muchas veces en el más destacado de todo el elenco, si quien lo encarna sabe hacerlo suyo, lo cual ocurre en la mayoría de las ocasiones. Siempre es interpretado por una soprano -o tiple en el argot zarzuelístico de tiempo atrás-

Su inclusión en el argumento de Tabernera es uno de los grandes aciertos, o quizá el que más, de entre los muchos que atesoraron los libretistas Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw, en su larga y exitosa colección de zarzuelas: La canción del olvido, Doña Francisquita, El caserío, La rosa del azafrán, La villana, Luisa Fernanda, La chulapona...

Algunas citas de otros medios

Igualmente me agrada que Raul Chamorro Mena, en su crítica de la revista digital Codalario, elogie a Ruth González por su encarnación del personaje: "De libro el Abel de Ruth González, espléndida, muy creíble, auténtica en la encarnación de este adolescente soñador...".

Es, asimismo el protagonista más elogiado en la crítica de José Catalán Deus, en Periodista Digital. Es esta la crítica más "crítica", valga la redundancia, para con los cantantes y la actitud de los trabajadores del teatro, y otros espacios del INAEM. En el aspecto artístico Catalán Deus deja bien claro que le gustó más la producción de 2006.

Alberto González Lapuente, en el diario ABC, deja un titular frío: "La tabernera del puerto: vences pero no convences". Melancólica y triste resulta su crítica al decir de principio: "Entrar en el Teatro de la Zarzuela significa compartir un ambiente de derrota, tras una batalla que jamás hubo oportunidad de pelear". Es evidente el estado de abatimiento de este gran defensor de la zarzuela ante lo ocurrido. González Lapuente es el director de las Jornadas de Zarzuela de Cuenca (1) que organiza la Fundación Guerrero.

Dentro de la misma crónica lamenta que la zarzuela haya desaparecido de las programaciones de los teatros madrileños Español y Del Canal "Los del Canal la han silenciado en complicidad con la Comunidad de Madrid que no se entera que hay obligaciones históricas y patrimoniales, y el Ayuntamiento mira para otro lado perpetuando la ignorancia", dice González Lapuente.

Excepto la del diario El Pais todas las demás críticas tratan la representación del jueves día 10.

Exito de La zarzuela en la Plaza Mayor

Pero no todo es pesimismo en el momento actual del Teatro de la Zarzuela. La noche del domingo último presentó en la Plaza Mayor de Madrid, ante 8.000 personas, un magno concierto con presencia de la soprano Ainhoa Arteta, el tenor José Luis Sola, el barítono José Antonio López, la maestra y concertista de castañuelas Lucero Tena, y la Orquesta de la Comunidad de Madrid,  todos dirigidos por Oliver Díaz, director titular musical del teatro.

Por segundo año consecutivo La Zarzuela ha salido a la calle con motivo de las fiestas de San Isidro, repitiendo éxito artístico y de público. El acceso fue gratuito. De haber sido de pago el concierto, sin duda que la Plaza Mayor se hubiera llenado igualmente.

A la vista de la aceptación que tienen estas convocatorias, resulta más increible aún que en Madrid teatros como el Español, de propiedad municipal, y El Canal, de la Comunidad Autónoma, le hayan cerrado el paso a algo tan español y madrileño como es la zarzuela. En sus normas de gestión, deberían establecerse unas condiciones que obliguen a sus directores artísticos a incluirla en sus programaciones. Alguien debería movilizarse y reclamarlo.

Mientras tanto, parece ser que el Teatro de la Zarzuela seguirá el mismo camino. Se cuadraría no el círculo, más bién el triángulo: Ayuntamiento, Comunidad Autónoma, Estado. Sería lamentable que esto ocurra.

Históricamente el género lírico español ha sobrevivido a los muchos obstáculos que se le han puesto casi desde sus mismos orígenes. Recuérdese que cuando el Teatro Real de la "Opera Italiana"(2) lo construyó el estado, recibía ayudas públicas para su funcionamiento y estaba exento de impuestos, el de La Zarzuela se levantó por iniciativa privada, sin apoyo económico alguno y abonando los impuestos correspondientes. Desde entonces a ahora ha sido un largo y dificultoso camino, pero eso de volver a tener al enemigo en casa, en los tiempos que corren donde el género ya no recibe el respaldo masivo y popular de tiempo atrás, será muy difícil superarlo.

Ah, y del as que se sacó el Ministerio de la manga, para nombrar la zarzuela Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, muy poco se conoce. Muy poco no, nada.

1*: La Fundación Guerrero, de la que es coordinador de actividades Alberto González Lapuente, ya ha anunciado que recupera este año sus Jornadas de Zarzuela, a celebrar del 26 al 30 de septiembre próximo en Cuenca. Lugar que acogió las cuatro ediciones anteriores celebradas, entre 2013 y 2016. La falta de recursos y ayudas económicas motivó su no celebración en 2017.

Todavía aparece alguna noticia favorable y alegre, en el maltratado mundo de la zarzuela española.

2*: El Teatro Real de Madrid se inauguró en 1850 -por mucho que ahora se haya celebrado su segundo centenario-y hasta 1871 no se cantó allí por vez primera en lengua castellana. Las óperas españolas que se estrenaron durante más de veinte años, tenían que ser traducidas al italiano.

Marina fue la primera excepción, gracias a la influencia del tenor italiano Enrico Tamberlick, que fue también quien instó a su autor Emilio Pascual Arrieta, a transformar la zarzuela original de 1855 en ópera.

Dos siglos después se ha repetido la historia, en términos parecidos, pues ahora lo del idioma ya no es un freno ¡Faltaría más! La única zarzuela que se ha visto en el Real desde su reinauguración en 1997, dentro de su programación de abono, ha sido Luisa Fernanda, en 2006. Esta vez por influencia y empeño personal de Plácido Domingo.

3*: Datos extraídos de los medios citados y del portal web beckmesser.com.

Elías Bernabé Pérez
Elías Bernabé Pérez
Acerca del autor

Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.

Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.

Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!

Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.

Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.

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