El Sindicato de Artistas Líricos (ALE) reivindica la contratación de artistas españoles en los teatros nacionales
El 25 de marzo último, en plena crisis de la COVID-19, se constituyó oficialmente el Sindicato de Artistas Líricos Españoles (ALE). Su principal objetivo se basa en “potenciar, defender y dignificar la lírica de nuestro país”, según reza el enunciado de su página web.
La creación de ALE se hacía más que necesaria, al ser el único colectivo de profesionales dentro de las Artes Escénicas y de la Música que carecía de representación y voz propia.
Y los muchos y variados asuntos que por causa del COVID19 afectan a los artistas líricos, dado el parón forzado en el desempeño de su profesión, junto a la marginación que sufren -sobre todo los cantantes- en los principales teatros y auditorios españoles, precisaba de un órgano que defienda sus intereses ante las diferentes administraciones públicas.
Ya asentado como tal, la semana pasada el sindicato emitió un comunicado reivindicando la presencia de los artistas españoles en los teatros nacionales. Comunicado cuyo texto reproducimos:
“Desde el sindicato ALE creemos firmemente en la universalidad del arte y en que la calidad no entiende de fronteras. Consideramos enriquecedora la presencia de colegas de otros países en nuestras temporadas líricas, y nos enorgullece que artistas de nuestro país sean requeridos constantemente en escenarios internacionales.
No estamos, por tanto, en pro de ninguna batalla “artistas españoles vs extranjeros” pero creemos que ha llegado el momento de cambiar las cosas y pedir a los teatros españoles que fomenten, en futuras temporadas, una mayor presencia, tanto cuantitativa como cualitativamente, de artistas españoles y residentes en nuestro país para que esta deje de ser secundaria, muchas veces minoritaria, y en determinados casos hasta testimonial. Creemos es un derecho de los artistas de este país poder trabajar en nuestros escenarios y a que se valore y respalde el enorme talento que aquí hay. Y creemos que es un deber ético y moral que así lo entiendan los programadores.
Desde Sindicato ALE Valoramos y aplaudimos a aquellos que así lo hacen e invitamos al resto a sumarse, ofreciéndoles nuestra colaboración para trabajar por ello. Los artistas españoles no somos mejores ni peores que nuestros colegas de fuera; solo pedimos que se nos permita trabajar en nuestro país en igualdad de condiciones y que nos deis la oportunidad, desde los teatros, de poder trabajar aquí”.
Presencia escasa para la temporada 2020-2021
A falta de conocerse la programación de alguna de las temporadas o festivales operísticos nacionales, o en todo caso los elencos protagonistas de las óperas, basta con ojear los que ya se han publicado para reconocer que al sindicato ALE le sobran razones para reivindicar la presencia de artistas nacionales de cualquier especialidad dentro de las artes escénicas.
Por más que no es necesario saber qué se va ofrecer en el futuro inmediato, solo recordando las campañas anteriores es más que suficiente ejemplo de la marginación que los artistas líricos españoles vienen sufriendo en su propio país.
Más aún si se considera que, en muchos casos, para papeles secundarios se contrata a cantantes u otros profesionales de la escena, llegados desde cientos de kilómetros, cuando en casa los hay de igual o superior calidad.
Viendo la programación 2020-2021 de los coliseos españoles más importantes, como son el Liceo de Barcelona y el Real de Madrid observamos que la presencia de cantantes nacionales es muy escasa, y prácticamente nula en papeles estelares, salvo en algún segundo reparto. Lo cual no supone novedad alguna al llover sobre mojado.
Ahora mismo, y para acabar la temporada actual, tras el largo parón, el Real ha programado la friolera de 29 representaciones de La traviata (1) con hasta cinco elencos de cantantes distintos. De los tres protagonistas principales la presencia española se concreta con Ruth Iniesta en 3 funciones, el tenor Ismael Jordi en 6, y los barítonos Luis Cansino en 7 y Javier Franco. Los comprimarios por esta vez son todos españoles. La mezzo crevillentina Sandra Ferrández intervendrá en todas las funciones.
De las temporadas o festivales de los otros teatros que ya han dado a conocer los repartos de sus títulos programados, el Maestranza de Sevilla y la ABAO -Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera- cuentan con una nutrida presencia de artistas españoles. Incluso con pleno en la temporada de Bilbao en dos títulos, Alzira de Verdi, y L´elixir d´amore de Donizetti.
Por su parte, el Palau de les Arts de Valencia abrió la temporada pasada con unas Bodas de Fígaro muy española, lo cual no tuvo continuidad en los títulos siguientes.
Sindicatos aparte, los artistas coinciden en Ópera Actual
La revista Opera Actual, en sus últimos números, 235, del mes de mayo, y 236-237, de los meses junio-agosto, ofrece sendos reportajes “En tiempos de pandemia” a modo de cuestionario, con cuatro preguntas concretas a un total de 108 artistas españoles -y no están todos los que son-, la gran mayoría cantantes líricos, más un reducido grupo de directores musicales y de escena.
Tras preguntar cómo y dónde están pasando este tiempo de confinamiento, cuál fue la obra que cambió la trayectoria profesional del artista y si ha aprovechado este tiempo para estudiar algún personaje nuevo o repasar algún título especial, el cuestionario se cierra con la pregunta siguiente:
¿Cuál sería tu deseo en cuanto al mundo de la lírica en España para cuando la vida vuelva a la normalidad?
Y como no podía ser de otra forma, la mayoría de los encuestados coinciden al pedir que las programaciones líricas españolas den más oportunidades a nuestros cantantes. Ninguno de ellos cita teatro o festival concreto. Es decir, con sus respuestas coinciden sobradamente y justifican la revindicación o llamamiento del sindicato ALE.
Con variantes en cuanto a la forma, la coincidencia en el fondo ha sido mayoritaria en este cuestionario de Ópera Actual, del cual reproducimos algunas respuestas:
“Que se valore más lo nacional para poder salir de esta situación”. Maite Alberola, soprano.
“Que todas las instituciones líricas españolas programen íntegramente sus títulos con artistas españoles, durante al menos una temporada.” Sergio Alapont, director musical.
“Espero que las entidades culturales y los teatros respalden a los artistas y no permitan que todo lo que hemos construido durante nuestras carreras se quede en nada. Xabier Anduaga, tenor.
“... que nuestros teatros nos tengan en cuenta a nosotros, los artistas españoles”. Rubén Amoretti, bajo.
“Poder vivir dignamente del trabajo y respeto por nuestra profesión en España". Gabriel Bermúdez, barítono.
“Que los teatros españoles tuvieran más en cuenta a los cantantes de aquí, que en casi todos nos dejan un poco de lado...”. Andeka Gorrotxategui. Tenor.
“Que los teatros españoles den más oportunidades a los cantantes de aquí.” María José Moreno, soprano.
“Me gustaría ver los teatros españoles llenos y los escenarios llenos de artistas españoles...”. Maribel Ortega, soprano.
“Que se cuide más a la profesión en general y que los teatros tengan más en cuenta a los artistas nacionales”. Miquel Ortega, director musical y compositor.
“...Es el momento de ayudarnos entre todos, de que por fin en los teatros haya un tanto por ciento más elevado de cantantes españoles, ya que tenemos grandes intérpretes a quienes no se les dan las oportunidades que deberían”. Ángel Ódena, barítono.
“Que se tuviese más en cuenta a nuestros cantantes en todos los teatros.” Stéfano Palatchi, bajo.
“...Que se den roles principales a las voces de nuestra tierra...”. Anna Alàs i Jovè, mezzosoprano.
“Una mayor apuesta por los cantantes nacionales”. Teresa Albero, soprano.
“Que los programadores de los teatros y auditorios de España no solo hablen de valorar el talento lírico español sino que también lo demuestren con hechos”. David Alegret. Tenor.
“Que se aprecie y valore el producto nacional. Los grandes nombres tienen que venir siempre, pero hay que cuidar y potenciar lo de casa”. Albert Casals, tenor.
“Que la actividad se recupere y se multiplique con todos los buenísimos intérpretes, artistas y colegas que tenemos en España”. Curro Carreres, director de escena.
“Una mayor presencia de cantantes españoles en las temporadas de ópera, sobre todo en las financiadas con dinero público.” Manuel Lanza, barítono.
“Que los programadores y directores artísticos confiaran más en cantantes de km.0.” Marta Mathéu, soprano.
“Que se destine más presupuesto a la lírica y que se cuente más con los cantantes líricos españoles.” María Miró, soprano.
“Respeto y reconocimiento por parte de las instituciones públicas a sus artistas. Estaría bien empezar por ahi.” José Antonio López, barítono.
“Que por abligación, todos los teatros, festivales y programaciones sustentadas con dinero público contraten a un alto porcentaje de cantantes españoles con dignas condiciones.” Conchi Moyano, soprano.
“Que haya trabajo para todos los artistas afincados aquí, que la normalidad sea esa.” Juan Jesús Rodríguez, barítono.
“... que haya más presencia de los artistas de nuestro país en las temporadas de ópera y sinfónica.” Josep-Ramón Olivé, barítono.
“Que los artistas nacionales tengamos una presencia relevante en las temporadas ya que hay mucho talento.” Santiago Serrate, director musical.
“Poner en valor el verdadero talento lírico español.” Cristóbal Soler, director musical.
Se observa que los escasos artistas encuestados que sí tienen presencia habitual en las temporadas españolas, no la reclaman.
Si la mayoría de los teatros nacionales que programan ópera, y los auditorios, perciben subvenciones públicas del estado y/o de los gobiernos autonómicos, deberían estar obligados por ley a contratar artistas en un porcentaje estimable, como apunta la soprano Conchi Moyano. Quizá sea esta una de las luchas que habrá de mantener el sindicato A.L.E. ante las administraciones, más allá de sus comunicados reivindicativos, totalmente necesarios para abrir conciencias.
Al respecto resulta curioso, e insultante al mismo tiempo, que hace dos años cuando desde el Teatro Real de Madrid se intentó absorber al de La Zarzuela, se confeccionaron unos estatutos donde se obligaba a este a incluir en su programación el 90% de artistas españoles, mientras que para la del Real no se establecía baremo alguno. Dicha cláusula para La Zarzuela no era necesaria, pues ese 90% se cumple con creces cada temporada, sin necesidad de estar regulado por normativa alguna.
Dos años de la “salvación” del Teatro de la Zarzuela
Y hablando de la pretendida fusion desde el Teatro Real con el de La Zarzuela de Madrid, el pasado 29 de junio, se cumplieron dos años de la fecha en que el gobierno, a cuya presidencia acababa de acceder Pedro Sánchez, decidió dejar sin efecto el Real Decreto de 20 de abril de 2018, por el cual se aprobó la fusión de ambas instituciones líricas, constituyendo una fundación, que pasó a denominarse Teatro Lírico Nacional.
Una de las primeras decisiones que adoptó el nuevo Ministro de Cultura, José Guirao, nada más acceder al cargo, fue atender las demandas de los trabajadores del INAEM, -Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música- que llevaban varias semanas protagonizando paros laborales, y manifestaciones públicas contra la referida fusión. Trabajadores que recibieron el respaldo de más de 20.000 firmas y varios manifiestos firmados por centenares de profesionales de la cultura hispana. Todo lo contrario de cuanto hizo en este proceso el anterior titular de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, desentendiéndose de las protestas y demandas de diálogo que le llegaban.
La iniciativa de fundir a los dos teatros en una misma fundación partió desde el Real, argumentando que con ello la lírica española “jugaría en la champións mundial”, al tiempo que la zarzuela como nuestro género genuino ganaría en prestigio y reconocimiento.
Los ejemplos mostrados por el Real antes de convertirse en el adalid de esta fusión -para muchos más que fusión se trataba de absorción del pez grande al pequeño- no daban pie a la credibilidad sobre cuanto se proponía.
Y a pesar de todo lo anunciado de lo buena que sería la fusión para la lírica española, las dos temporadas siguientes el Real ha mantenido su línea totalmente contraria, como queda suficientemente demostrado solo con ver sus programaciones respectivas.
Y ya no se trata solo de que se programen títulos nacionales, sea ópera o zarzuela de calidad contrastada, pues lo que sigue faltando es una mayor presencia de cantantes españoles en sus repartos. La presencia de compromisarios no resuelve el problema.
La zarzuela patrimonio inmaterial de la humanidad sigue en espera.
Otra cuestión que se planteó hace dos años, durante el conflicto de la pretendida fusión, o absorción, fue el de presentar ante la Unesco la solicitud para que la zarzuela fuese declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Fue esta una de las cartas que desde el Teatro Real se sacaron de la manga para apoyar sus infundados razonamientos de apoyo a lo nuestro.
Incluso se pidió al profesor Emilio Casares, máxima autoridad en lírica española, la redacción del informe sobre el cual el Consejo de Ministros aprobaría elevar la referida solicitud a la Unesco. El informe se redactó con prisas y carreras -según manifestó a los medios el propio Casares, quien por otra parte, se manifestó contrario a la fusión- y ahí quedó el proceso.
Han pasado dos años y nada se sabe de él.
1*
El haber programado tan elevado número de funciones de La traviata obedece a la reducción de aforo, limitado al 50% en sus primeras funciones, para de esta forma dar cabida a todos los abonados que no pudieron asistir en las fechas programadas, debido a la suspensión por el COVID 19.
La misma circunstancia que obliga a reducir el número de espectadores en cada función ha obligado a suprimir la producción escénica prevista, por lo que esta Traviata se ofrece semiescenificada.
Además se ha ampliado el foso de la orquesta para que los músicos mantengan entre sí la distancia reglamentada.
Se da la cicunstancia que el Teatro Real de Madrid ha sido el primero en todo el mundo, de entre los más importantes de ópera, que ha alzado el telón a las representaciones operísticas, una vez cerrado el estado de alarma. Sin duda, todo un logro, que dice por sí solo que se ha trabajado mucho y bien para que el pasado día 1 se alzase el telón
Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.
Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.
Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!
Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.
Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.