Radio Clásica y 2: “Con la música -de bandas, aunque sean sinfónicas- a otra parte”
Como ya dejé entrever en mi artículo de semanas atrás, referido a la escasa atención -los datos comparativos son tangibles- que recibe la música, músicos e intérpretes españoles en Radio Clásica de RTVE, vuelvo a incidir en el tema, cuando nos acercamos al final del trimestre veraniego, ahora centrándome en la ausencia más absoluta en su programación de las bandas sinfónicas de música españolas y de la música sinfónica de banda. Sus Contra viento y madera y/o Talento metal desaparecidos temporadas atrás, no han resurgido durante el trimestre veraniego.
Cierto es que la presencia de “lo nuestro y los nuestros” en la emisora pública -RNE o RTVE- que entiende de la música clásica, ha mejorado este verano respecto de los anteriores. En septiembre se está manteniendo el aceptable nivel de julio y agosto, incluso se podría decir que ha mejorado. Pero aún así podemos considerarla como residual dentro de sus 17 horas diarias de programación, hasta el punto de que a lo largo de cada día resulte más fácil escuchar canciones populares en ruso que en castellano, catalán, gallego o euskera. Me viene a la memoria el título que el propio sello discográfico RTVE Música dio a una grabación de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid “¡Viva lo nuestro!”.
Pero dentro de ese pequeño apartado residual de nuestra música y nuestros músicos, sigue sin haber un hueco para los miles de intérpretes que desde los pueblos más pequeños y escondidos, hasta las grandes ciudades, conforman este corpus amplísimo, que son las bandas de música amateurs.
Solo en la Comunidad Valenciana su Federación de Sociedades Musicales tiene registradas cerca de 560, lo que suma alrededor de 40.000 músicos y 60.000 alumnos en sus propias academias.
Aun no llegando a tan altas cotas de músicos y aspirantes, la federación de Castilla Mancha ampara a otras 189, mientras que en la región de Murcia encontramos 40, según datos extraídos de las páginas web de sus federaciones respectivas. Más al norte, en Galicia, hay una muy estimable serie de bandas de música, cuya presencia en certámenes motiva a cada agrupación participante a intensificar sus ensayos durante las semanas -o meses- previos, para llegar a la cita lo mejor preparadas posible.
Sin duda, el de mayor categoría, prestigio y dotación económica en premios, es el Internacional de Valencia, que ya hace tiempo rebasó su centenario. Pero hay otros muchos como el de Altea, Cullera, Campo de Criptana, Amposta, Dos Barrios, Mota de Cuervo, Elda...
Por otro lado, es indiscutible que la gran mayoría de músicos que integran las secciones de viento y percusión de las orquestas sinfónicas españolas, se iniciaron en las academias de las sociedades musicales bandísticas, siendo legión, así como un buen número de solistas en muchas orquestas de otros países, incluso dentro de las de mayor prestigio internacional.
Muchas sociedades musicales disponen de banda juvenil y orquesta sinfónica. Otro aspecto muy a tener en cuenta es el de sus propios conjuntos de cámara, tanto de instrumentos de viento metal como de viento madera.
Es evidente la importancia y la labor cultural y social que todas estas sociedades desempeñan en el devenir diario. Una labor que para la emisora pública que entiende la música clásica no existe.
Muy a la larga se emite algún pasodoble, siendo más habitual escuchar alguna composición a cargo de la sección de viento de orquestas extranjeras.
Aun así instrumentos como el saxofón, trombón, trompeta, clarinete sí suelen sonar a diario, merced al programa dedicado al jazz y el swing, además de las selecciones que algunos realizadores suelen incluir en los de géneros o estilos variados.
La propia RTVE promocionó las bandas en su sello discográfico
Un aspecto que ya comenté en un artículo del año 2017 referido al tema bandístico, y que cabe recordarlo, radica en que no hace muchos años la propia RTVE, mediante su sello discográfico RTVE Música se convirtió en productora de una serie de grabaciones interpretadas por la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, con composiciones de muy diversos estilos -pasodobles, zarzuela, música contemporánea premiada en los concursos Maestro Villa...- así como una amplia colección seleccionada de un programa de conciertos que la propia emisora pública organizó en el Palau de la Musica de Valencia, durante varias temporadas. Programa por el que pasaron cerca de 40 bandas de música. Las principales de las poblaciones siguientes: Manises, Alzira, Buñol, Carlet, Lliria, Carcaixent, Tavernes de la Valldigna, Agost, Albalat de la Ribera, Guadassuar, Xátiva, Sant Marcel.lí, Muro, Torrent, Vall d´Uixó, Xixona, Villafranca, Vallada, La Vila joiosa, Cullera, Villar del Arzobispo, l´Alcudia, Montserrat, Xábia, Altea, Alba de Tormes, Musseros, Amposta, Getafe, Quart de Poblet, Torrevieja, Petrer y las municipales de Albacete y Palma de Mallorca.
Todos estos conciertos fueron emitidos en diferido los domingos por la mañana, y se editaron varios cedés dobles, con dos o tres interpretaciones de cada una de las bandas.
Dentro del mismo sello se editaron otras grabaciones de la Unidad de Música de la Guardia Real, de la Municipal de Pamplona “La Pamplonesa” y alguna más.
Es decir, RTVE dispone de una discografía propia amplia y muy variada, para difundir el trabajo de compositores y de miles de músicos españoles. Sin embargo, ese tesoro musical queda como eso, un tesoro oculto que no hay realizador alguno que se atreva a rescatar.
Lo mismo podríamos decir de otras grabaciones protagonizadas por la propia orquesta sinfónica del ente, de las que a duras penas se suele escuchar algo.
Al respecto, un dato: el jueves 20 del pasado mes de agosto, para acabar la segunda parte de Reflejos en el agua, se interpretó un dúo de la zarzuela Curro el de Lora del maestro Francisco Alonso. Esta zarzuela fue felizmente llevada al disco en 2007 por la Orquesta y Coro de RTVE. La 2 también emitió su interpretación en concierto en el Teatro Real. Sin embargo, el fragmento emitido la otra noche no correspondió a esta grabación de la casa.
Hecho idéntico se produjo el viernes 28 en el programa Noches en los jardines. Se emitió el dúo de sopranos de Los gavilanes, pero no interpretado por Ana María Sánchez y María Jose Montiel, que lo incluyeron en su disco de dúos femeninos de zarzuela del sello RTVE.
El que se ofrecieran tres pasodobles de seguido, por la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, semanas atrás en un mismo programa, es de agradecer, pero no deja de ser una migaja, que en nada representa o justifica un interés por dar a conocer la música y músicos españoles.
Ya metidos en septiembre me sorprendió escuchar la fantasía de la zarzuela Pan y toros, de Barbieri, interpretada por una banda militar. Curioso que de esa misma obra, modélica donde las haya dentro del género, pocos días después se emitió la adaptación para sexteto de cuerda, del Ensamble de Madrid. ¡Qué bien ! Casi no me lo creía.
Y es que en septiembre la música española, aunque sin pasarse, ha tenido un tratamiento aceptable en Radio Clásica, como ya referí antes.
Hasta uno de los conciertos grabados emitido en el programa Música en vivo, el del jueves 24, estuvo dedicado de forma íntegra a la zarzuela. Algo es algo. De 132 conciertos emitidos durante el trimestre, de lunes a viernes, 66 a las 8 de la mañana y otros tantos a las 7 de la tarde, que entre tanta música barroca y religiosa se dedicara uno a nuestra lírica(género prehistórico llamó a la zarzuela, ese mismo día por la mañana en Radio Nacional, el señor que inicia su programa a las 6) pues no se si es para alegrarse.
Memoria histórica
Vuelvo al mundo bandístico que, quiérase o no, forma parte de aquello, tan manido en los últimos tiempos, llamado memoria histórica. Para algunos, o para muchos, la memoria histórica en España trata solamente de situaciones políticas y su repercusión social. Pero hay otras muchas cosas que pertenecen a ese pasado reciente, y menos reciente. Y una de ellas, dentro de los apartados social, cultural y festivo, es las bandas de música, que no son solo pasado, son una gran realidad actual. Gracias a su existencia ya en el siglo XIX muchos españoles pudieron conocer oberturas, preludios, fantasías de ópera y zarzuela, poemas sinfónicos, sinfonías y, por descontado, nuestra música popular con los pasodobles y marchas militares a la cabeza.
Algunas de las obras habituales en los conciertos de hace 50, 60,100 años, siguen siendo hoy de las más solicitadas, en los programas de peticiones de Radio Clásica Música a la carta y Vistas al mar I. Por descontado en versiones de orquesta sinfónica. Estas son las oberturas Poeta y Aldeano, Caballería ligera, Guillermo Tell, El barbero de Sevilla... Composiciones que el pueblo llano pudo escuchar gracias a las bandas de música de su pueblo, o a la militar que solía acudir durante las fiestas.
Acto destacado en ciudades importantes era, y es, recibir a alguna de las dos bandas de Lliria, Bunyol, Cullera o a la Municipal de Valencia.
Quien crea que las bandas fueron y siguen siendo agrupaciones que solo hacen música, y ligera, en la calle, anda muy equivocado. Cierto es que durante muchos años, en sus conciertos, interpretaban obras del repertorio clásico. Hubo compositores que dedicaron buena parte de su labor musical a transcribirlas. En el caso de la zarzuela en la mayoría de las ocasiones la transcripción para banda era obra del propio autor.
En la época actual las transcripciones clásicas no las interpreta casi nadie. Hasta no hace muchos años era tradicional que los conciertos bandísticos iniciasen cada una de sus dos partes con un pasodoble. Esto ya pasó a la historia, aunque no ha desaparecido del todo. El repertorio que se ha ido creando durante los últimos cincuenta años, de obras compuestas originalmente para banda es riquísimo, con la particularidad de que cada agrupación, sea cual sea el número de sus componentes, tiene mucho de donde elegir. Hay de todo y para todos. Dentro del mismo cabe incluir las transcripciones de bandas sonoras de películas y los musicales anglosajones.
Un repertorio que entre las obras de encargo para los certámenes, de interpretación obligada, y los propios concursos de composición, no cesa de enriquecerse. Sin ir más lejos, el domingo pasado, día 20, la Banda Municipal de Valencia, estrenó en el Auditori del Palau de les Arts, dos obras de compositores bien jóvenes, David Leal Esteve y Juan Ávila.
Afortunadamente quienes están interesados en conocer corpus tan amplio, disponen de diferentes canales a través de internet.
Aun así no es muy entendible que la emisora pública nacional haya dado la espalda a algo de tanta implantación no solo a nivel estatal, como son las sociedades musicales, para no dedicar ni diez minutos al día en sus 17 horas de programación, mientras que géneros-o subgéneros- como el fado portugués, tiene una hora semanal, y el cante de Jerez otra, que se convierte en dos, al ser uno de los programas que se repiten en horario de madrugada,
La misma pregunta cabe hacer -ya fuera del ámbito bandístico- de porqué la emisora pública dedica un tiempo semanal, con repetición madrugadora, didáctico -y en mi opinión muy interesante- sobre la ópera Viaje al centro de la ópera, y no se hace lo propio con nuestra zarzuela, que sí precisa un buen apoyo y difusión, aunque solo sea por aquello de la “memoria histórica”. Temario y discografía los hay en suficiencia, aparte de que el archivo sonoro de Radio Nacional debe ser riquísimo. Más todavía en la época actual, donde al mismo tiempo que el género va decayendo, su bibliografía, y hasta discografía, se enriquece, gracias al trabajo investigador de los jóvenes musicólogos y algún director musical -citemos como ejemplo a José Luis Temes- que se han dado cuenta del gran tesoro lírico que tenemos.
Pronto se conocerá la programación del primer mes de la nueva temporada, y sabremos si las bandas vuelven a la emisora pública o seguirán yendo con la música a otra parte.
Pd.
Bien por el tenor José Manuel Zapata, que en su colaboración semanal del programa De Pe a Pa, de Pepa Fernández, de Las Mañanas de Radio Nacional, el jueves pasado día 24, dedicó a la zarzuela su sección Clásica para gañanes y gañanas. Demostró grandes conocimientos sobre el tema, y ante la pregunta obligada -su eterna comparación con la ópera- dejó bien claro que no es un género menor. Anunció que no será el único jueves que divulgue nuestro género lírico.
Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.
Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.
Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!
Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.
Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.