martes, 16 de abril de 2024

"El mar llegó contigo". Continuidad temática y estilística en la poesía de Antonio Porpetta

Rafael Carcelén
18 febrero 2016
3.448
"El mar llegó contigo". Continuidad temática y estilística en la poesía de Antonio Porpetta
Presentación de su último poemario en el Casino. Junio de 2007

-ESTANTERÍA DE AUTORES ELDENSES-

No hay motivo para no compartir el aserto de Consuelo Poveda según el cual Antonio Porpetta es el poeta eldense más importante de todos los tiempos. Su dilatada trayectoria, con una docena de poemarios y un bagaje de premios y reconocimientos considerable, se ha sustentado en una continuidad en los temas y su tratamiento así como en la persistencia de un estilo propio cuyos símbolos, imágenes, métrica y ritmo nos permiten reconocer sin dificultad la impronta, el tono sostenido de sus versos, de sus poemas concebidos como espacio cerrado, como casa propia pero cuyas ventanas están siempre abiertas a la vida, al amor y por supuesto al hombre, a los hombres, y sus adversas circunstancias en este mundo tan intercomunicado como tantas veces insensible.

 Licenciado en Derecho y Doctor en Ciencias de la Información (Filología Española),  inició su labor literaria con el poemario Por un cálido sendero (Madrid, 1978) escrito conjuntamente con Luzmaría Jiménez Faro, y al que seguirían entre otros títulos significativos: La huella en la ceniza, con prólogo de Leopoldo de Luis (Alicante, 1980); Ardieron ya los sándalos (Madrid, 1982); Los sigilos violados (León, 1985); Territorio del fuego (Madrid, 1988); Adagio mediterráneo (San Sebastián de los Reyes/Madrid, 1997); Silva de extravagancias (Madrid, 2000); Penúltima intemperie (Antología personal), con Introducción de Florencio Martínez Ruiz (Valencia, 2002); o La mirada intramuros, con prólogo de Rafael Carcelén García (Madrid, 2007). También ha publicado sendos ensayos sobre la vida y la obra de Carolina Coronado y Gabriel Miró y hay disponibles diversas antologías y estudios de su obra en los libros: Antonio Porpetta: Una voluntad poética, de R. Hiriart (Alicante, 1988); Antonio Porpetta: Memoria y presencia, de Salvador Pavía (Elda/Alicante, 1993); Antonio Porpetta: Análisis y aplicaciones pedagógicas de su obra poética, Tesis doctoral de M. Klass (Nueva York, 1998); La poesía de Antonio Porpetta: Un mar de temas y de símbolos, Tesis de licenciatura de O. Condrea (Iasi, Rumania, 2001); y Tras las huellas de Antonio Porpetta, con una introducción de Raquel Viejobueno (2012, Madrid, Eds. Pastora). Sus poemas han sido traducidos, en libro, a diez idiomas.

Ha recibido, como escritor, entre otros muchos galardones, el premio “José Hierro” (1996) de poesía, el “Ciudad de Valencia” de Poesía y de Ensayo en castellano (1999 y 2003, respectivamente), y los de la Crítica Literaria Valenciana de Ensayo (1996) y de Poesía (2001). En 2012 se le concedió el Premio de las Letras Valencianas a toda su trayectoria. En Elda, el Centro de Educación de Adultos y una plaza llevan su nombre. Toda la trayectoria vital y literaria de quien se define como viajero empedernido y ciudadano del mundo está recogida en Memoria de un poeta errante, de 2008, y que recrea sus 25 años de viajes ininterrumpidos por todo el mundo.

Sus temas recurrentes han sido el amor, el tiempo, la nostalgia del mar, el significado de la poesía, las recreaciones mitológicas y literarias o su preocupación por el hombre actual, por esa situación de total desvalimiento y desprotección ante las grandes tragedias contemporáneas. Y en cuanto a su estilo, cabe subrayar la importancia del ritmo en sus poemas: apreciar la regularidad rítmica conseguida con metros reiterados (esquemas con heptasílabos y endecasílabos sobre todo) y rimas asonantes, cuando se producen. La importancia asimismo de la dicción, donde sobresale la elección de un léxico muy rico, cuidado y culto, en busca siempre de la exactitud y la naturalidad expresivas. 

Antonio Porpetta recogiendo el premio de las Letras Valencianas en 2012

En el fragmento IV de su Intento de poética, afirma que “la poesía es un círculo cerrado: parte de lo intuitivo, pasa por lo intelectual, y vuelve otra vez a lo intuitivo por el camino de la emoción. En medio de ese círculo, el poeta, con su carga de asombro y desconcierto”. Quien quiera adentrarse en la repercusión crítica de su obra puede hacerlo en cualquiera de los libros anteriormente mencionados. Y antes de dar paso a los dos poemas amorosos seleccionados para esta entrada, uno de sus inicios como poeta y el otro de su último poemario, termino con la siguiente cita de la Introducción a la antología Penúltima intemperie (la más valiosa sobre el poeta, a mi modo de ver) realizada por Florencio Martínez Ruiz, y que rubrica todo lo dicho:

“La poesía porpettiana entre sus grandes valores posee la gracia de una transparente intensidad, que deja siempre la mejor señal, la inequívoca señal, en cada poema. Y salvo algún matiz pintoresco o algún dato irrepetible, el poeta se escancia como un vino, con su virtud y esencias más características. No es Antonio Porpetta escritor de caídas y desfases, debido sin duda a la exigente elaboración de sus libros. En este aspecto, las sorpresas no existen. En la escala de su “canon” creativo, jamás pierde el pie, jamás tropieza en su andadura, nunca fía a sorpresas detonantes o insólitas el resultado de su inteligencia, de su sensibilidad”.

EL MAR LLEGÓ CONTIGO

Yo nunca tuve el mar:

                                    mi infancia oscura

fue una siesta de cobre en alacenas

donde todo era fuego y jaramago,

donde todo era un rito de orfandades,

de pupilas vacías.

El mar era mi llanto:

                                 gaviotas en mi frente

me hablaban de esa patria, dibujaban

sus azules fronteras,

su extensa libertad, su luz sonora.

Y yo en mi ausencia,

                                   niño triste y cansado,

viendo pasar los días.

Pero llegaste tú,

                           y el mar llegó contigo.

Traías en tus manos la pulpa de las olas,

brilladora y furtiva, en tu pelo

un rebullir de peces asombrados,

y en tus ojos isleños

como un viento salino que cantara.

Era tu piel de arena, tu cintura

una tierna bahía,

tus pechos desbocados un refugio

de veleros sin sueño,

hasta en tu voz guardabas

un no sé qué de brújulas y espumas.

Y te acercaste a mí:

                                en tus acantilados

yo vi nacer el sol,

me cobijé en tus playas,

aprendí a navegar entre tus islas,

y me encontré la vida buceando

tus simas luminosas.

Yo nunca tuve el mar:

                                     mi infancia oscura

era un sediento páramo sin nombre.

Pero llegaste tú,

                          y el mar llegó contigo

para siempre.

(De Ardieron ya los sándalos, 1982)

COMPAÑERA DE LUNAS 

DESPERTAR en tu sueño, y sentir que tus brazos 

navegan lentos mares, descubren mundos nuevos.

Me refugio en tu aliento. Una lluvia cercana 

nos revela que afuera puede acechar el llanto.

Fluye de ti el silencio de esta casa-regazo, 

en sus blancas paredes tus perfiles evoco, 

perfumas a tu paso la levedad del aire, 

haces de cada gesto un pequeño milagro.

Vivir es una alegre aventura a tu lado, 

en tus labios me esperan hondas constelaciones, 

tus ojos acarician mis muros interiores, 

en tus manos anidan los más pequeños pájaros.

La clepsidra del tiempo deja caer los años, 

pero tú sigues firme, ajena a vendavales, 

viendo en cada ventana un paisaje distinto, 

oyendo en cada rama un arcángel callado.

Compañera de lunas: todo está comenzando, 

no hay nada que derroque la luz de esta mañana. 

Háblame de la espuma, dime del universo: 

cada vez que te escucho en tu voz me renazco.

(De La mirada intramuros, 2007)

Leyendo en el XVI Festival Internacional de Poesía. Medellín (Colombia), 2006

Rafael Carcelén
Rafael Carcelén
Acerca del autor

Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”

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