Las óperas del Met de Nueva York, sin salir de casa
La mayoría de las personas amantes del canto lírico y la música sinfónica que habitan en nuestro valle y poblaciones colindantes, todavía no han gozado de las representaciones de ópera del teatro más importantes del mundo, aún teniéndolo muy al alcance de la mano. Claro que ello no es patrimonio exclusivo de los aficionados a este arte bello, todo aquel que quiere conocerlo lo tiene, asimismo, muy fácil.
Ese teatro es el Metropolitan Opera House de Nueva York, el Met hablando en términos coloquiales, del que 10 de sus producciones fabulosas de la presente temporada se están viendo en sábados alternativos en los Cines Yelmo de Petrer. La última de ellas tuvo el lugar el pasado día 16, con una espectacular versión de Los pescadores de perlas, del compositor francés Georges Bizet, mucho mas conocido por ser el autor de Carmen.
Producciones fabulosas que se disfrutan con una calidad de imagen y sonido impecables, con todos los espectadores ubicados en primera fila de tribuna, y que llegan a cines de 70 países.
No es habitual, al menos aquí en España, que estas representaciones vistas en el cine sean comentadas a modo de crítica en la prensa especializada, como sí se hace con las de los teatros.
No obstante, en la revista online de música clásica El arte de la fuga, sí se inserta una crítica de Fernando Fraga con referencia a esta representación del sábado pasado. Tras analizar los aspectos técnicos concluye diciendo: "Hay que atreverse a creer que en la actualidad el Metropolitan neoyorquino es el teatro de ópera más importante del mundo".
Más que atreverme a creerlo, como dice Fraga, yo lo afirmo. El principal teatro de ópera de Nueva York es líder absoluto a nivel mundial. Por varias razones, siendo las mas destacables, en mi modesta opinión, el número de representaciones al cabo de cada año y, mayormente la calidad inigualable de las mismas en todos sus aspectos.
Actualmente ya no es nada novedoso poder ver en los cines óperas desde los teatros más importantes del mundo. Pronto hará diez años que en nuestra comarca, gracias a la existencia de los Cines Yelmo y Cines Max se puede disfrutar de las mejores producciones operísticas. Todo un privilegio más que un lujo.
En un principio la oferta llegaba desde diversos escenarios: Scala de Milán, Covent Garden de Londres, Liceo de Barcelona, Real de Madrid, Massimo de Palermo, Carlo Felice de Génova. Durante estas primeras temporadas las óperas no se programaban en un día concreto de la semana. Igual había lunes, que miércoles, jueves o sábado.
Programación estable desde 2010
A partir de la temporada 2010-2011 los Yelmo comenzaron a emitir una programación estable con óperas desde el Met, únicamente, siempre sábado por la tarde, si son en directo. De su densa y variada oferta se suelen seleccionar cada temporada entre 10-12 títulos, buscando siempre la variedad. Es decir, incluyendo ópera barroca y contemporánea. Algunos veranos se han programado ciclos especiales, en diferido.
Esta programación estable permite dos tipos de abonos. Uno para todas las sesiones y otro para cinco títulos a elegir por el espectador.
Y ¿por qué hay ópera en directo desde Nueva York, cuando aquí en España son las 7 de la tarde?
La respuesta es muy sencilla. El Met programa dos representaciones de ópera distintas cada sábado. La primera de ellas comienza a la 1 de la tarde, y es la que llega a los cines de 70 países.
A pesar de los gigantescos decorados y el elevado volumen del atrezzo que supone poner en pie la función de mediodía, todo ello hay que cambiarlo en breve espacio de tiempo, pues por la noche se ofrece un título distinto. Por ejemplo, tras Los pescadores de perlas del sábado pasado a mediodía, en la sesión nocturna se dio La Boheme, en otra producción espectacular vista en los cines el 5 de abril de 2014.
Discreta afluencia de público
La afluencia de público en los Yelmo de Petrer no suele rebasar los 100 espectadores por sesión, salvo cuando se ofrece alguna obra de las mas populares, casos de Carmen, La traviata, Madame Butterfly, La boheme, Rigoletto, Aida y poco mas. Tan solo en dos ocasiones se han agotado las localidades.
En otros cines, como por ejemplo los Puerta de Alicante, se producen llenos casi absolutos.
Y es una lástima que aquí no ocurra igual. En nuestra comarca buenos aficionados a la lírica los hay, en número muy superior al aforo de cualquiera de las salas donde se ofrecen las óperas. Realmente no saben lo que se pierden. Todo aquel que acude por vez primera queda maravillado. Después unos repiten y otros no.
Dicho sea de paso, entre los asistentes nunca he visto a los concejales de Cultura de los ayuntamientos de Petrer y Elda. Es más, creo no haber visto a miembro alguno de ambas corporaciones municipales. Los músicos profesionales y aspirantes a cantantes de nuestra zona también suelen brillar por su ausencia, excepción hecha del maestro Gerardo Pérez Busquier. Igual han ido en alguna de las escasas ocasiones que he faltado yo.
Para ser justos sí hubo un antiguo concejal de Cultura de Elda, Miguel Ángel Esteve, que solía asistir junto a su esposa.
No siempre las grandes producciones del Metropolitan, al tiempo que bellas e impactantes, la mayoría de las cuales se ciñen al estilo clásico, son recibidas de forma positiva por los críticos en la materia, algunos de los cuales califican de conservadora esta política. Téngase en cuenta que actualmente la mayoría de los teatros de ópera dan prioridad a producciones novedosas, rompedoras, que muchas veces desvirtúan el concepto original de la obra de que se trate. Los directores de escena han ido imponiendo su ley, en un afán de renovar el público que consume ópera, en detrimento de las producciones clásicas, que cada vez se ven menos. En esto al menos se salva el Met, gracias a que la mayoría de sus mecenas no comulgan, todavía, con las nuevas tendencias.
55 millones de dólares en la tetralogía
Este teatro es de capital y gestión privada, constituido en fundación. No recibe ayuda pública alguna, y se sostiene gracias a sus recursos propios y la aportación continuada de familias adineradas.
En la actualidad está atravesando una etapa difícil en el aspecto económico. Peor le ha ido a su vecino la New York City Opera, que en la temporada 2012-2013 suspendió su programación y todavía no se conoce cuándo la reanudará.
Aun en situaciones de crisis las familias o empresas benefactoras del Met suelen aportar cantidades más que importantes para que el teatro continúe siendo un referente mundial. Puede parecer una barbaridad, y en realidad lo es, el costo de la increíble escenografía de la última producción de El anillo del nibelungo, de Ricardo Wagner: 55 millones de dólares, aportados por una de las familias mecenas del teatro.
El anillo del nibelungo, conocida también como la Tetralogia wagneriana, es una ópera monumental dividida en un prólogo y tres jornadas, cada una de las cuales se representa en días distintos, teniendo continuidad su argumento.
La conforman El oro del Rin, Sigfrido, La Walkiria y El ocaso de los dioses. (1*)
Durante cuatro jueves consecutivos del mes de mayo de 2012 los cines Yelmo ofrecieron en diferido la tetralogía completa de esta multimillonaria producción. Hubo una sesión previa, el primer jueves del mes, explicativa tanto de esta obra cumbre de Wagner, como de la superproducción escénica llevada a cabo. Hubo quien cada jueves se desplazó desde Albacete capital.
Los pescadores de perlas
Los pescadores de perlas (2*), obra representada el sábado pasado no es de las que figuran en el repertorio habitual, aún siendo muy popular su título, merced sobre todo a su aria de tenor, y a un dúo de este y el barítono.
En el propio Metropolitan hacía mas de un siglo que no subía a su escenario. Aquí en España, el Teatro Real de Madrid desde su reapertura en 1997 tan solo la ha programado en una ocasión, con dos sesiones en versión de concierto.
Habida cuenta de lo desconocido de la obra, particularmente yo esperaba el sábado una entrada mucho más floja que la registrada. Y en verdad quienes asistieron pudieron disfrutar de un espectáculo único, con algunas escenas que por su espectacularidad y belleza pueden calificarse como de increíbles, pues en nada se utilizaron las proyecciones, tan al uso en los tiempos actuales. Todo ello envuelto en una de las mejores composiciones de Bizet, interpretada de forma magnífica por el habitual elenco de cantantes de primera fila, un coro de casi cien voces y la soberana orquesta neoyorquina.
Una espectacularidad que tendrá continuación el próximo sábado 30 de enero, con la siguiente retransmisión: Turandot, de Puccini, en versión escenográfica de Franco Zeffirelli. En esta ocasión posiblemente acuda más público que en la anterior, al menos así lo indica la venta de entradas. Como también lo indica el hecho de que solo el aria Nessum dorma (Nadie duerma), popular entre las populares, sea atractivo suficiente.
Los precios
Aspecto importante es el precio de la entrada, que asciende a 21 euros. Los poseedores de la tarjeta de los cines las pueden adquirir por 19 euros y los socios de ADOC (Asociación de Ópera y Conciertos de Elda) por 14 euros, durante la temporada actual.
A título informativo no está de más saber el precio de una entrada en los principales teatros de ópera de España.
En el Real de Madrid oscilan entre 213 y 10 euros. En el Liceo de Barcelona entre 214 y 11 euros. En el Palau de les Arts de Valencia entre 135 y 15 euros. En el Campoamor de Oviedo entre 149 y 45 euros. En estos cuatro teatros hay algunas zonas de visibilidad reducida e incluso nula. Donde la visibilidad es total es en el Maestranza de Sevilla y el Palacio Euskalduna de Bilbao, al haberse construido tipo auditorio. Los precios en Sevilla van de 108 a 72 euros y en Bilbao de 214 a 89 euros.
1*: La obra completa tiene una duración de algo más de 14 horas. Su prólogo, El oro del Rin, 2 horas y 30 minutos. La segunda jornada, Sigfrido, rebasa las 3 horas y 50 minutos. Algo menos dura la tercera jornada, La valkiria, 3 horas y 36 minutos, yéndose hasta las 4 horas y 8 minutos la jornada conclusiva, El ocaso de los dioses. Salvo en el prólogo, donde por lo general solo hay un descanso, en cada tres jornadas suele haber dos, lo que prolonga cada sesión hasta las 5 horas.
2*: Los pescadores de perlas tiene un significado especial en la historia del Teatro Real de Madrid, y del legendario tenor navarro Julián Gayarre.
Durante su interpretación el 8 de diciembre de 1889, se le quebró la voz, sufriendo un desmayo sobre el escenario. Esta fue la última actuación de su carrera. Se le diagnosticó una afección pulmonar, que le produjo la muerte el 2 de enero de 1890, poco antes de cumplir 47 años.
Enterrado en su villa natal, Roncal, su mausoleo es obra del escultor Mariano Benlliure.
Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.
Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.
Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!
Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.
Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.