La zarzuela en el cine -3-
Cerrábamos nuestro segundo artículo sobre la zarzuela llevada al cine con el propósito de que en septiembre llegase el tercero. No ha sido así. Desde entonces hasta ahora nos hemos ocupado de temas relacionados con la actualidad lírica nacional, por considerarlos de interés para los seguidores del blog.
En aquel artículo del 24 de julio nos quedábamos en los albores de los años 40, década donde la filmografía española continuó basándose mayormente con argumentos extraídos de obras teatrales, novelas y zarzuelas, aunque ya se abrió el abanico a producciones con guión original.
La incorporación de nuevos conceptos musicales llevados al celuloide, motivó un lento pero continuado descenso de producciones zarzuelísticas, después de haber vivido una etapa esplendorosa entre 1905 y 1936.
Otros géneros irrumpían con fuerza. Por un lado, la revista se consolidaba en los teatros, por otro, los espectáculos de variedades, con presencia de cantantes del tipo llamado folclórico, casi llegaron a monopolizar el cine musical español, sobre todo en la década de los años cincuenta y principios de los sesenta.
De las películas dedicadas al género lírico son muy pocas las que circulan todavía, y pueden adquirirse y/o visionarse por internet, o se proyectan por televisión en algún canal temático, dedicado al cine español, como es el caso de “Somos”.
Basándonos en ello, nos ocupamos principalmente de estas películas por su fácil localización, para quien pueda estar interesado.
Tras el éxito de La Dolores, con una imponente Concha Piquer, el más inmediato llegó en 1941 en una aceptable adaptación del sainete dramático Alma de Dios, con música de José Serrano y libreto de Carlos Arniches. Unos jovencísimos Amparo Ribelles y José Isbert, y un infantil Carlos Larrañaga, figuran entre los principales protagonistas de esta producción, de la compañía valenciana CIFESA en colaboración con Producciones Campa. La célebre romanza “Canta vagabundo tus miserias por el mundo” está interpretada por Emilio Vendrell, uno de los tenores mas solicitados de aquellos años.
La ópera Goyescas, del catalán Enrique Granados (1*), se estrenó en 1942. Solo la presencia de Imperio Argentina, y dirección de Benito Perojo fueron gancho suficiente para que alcanzase un éxito notable de público. Pero además resultó galardonada en la Bienal de Venecia. La copia emitida por la 2 de Televisión Española meses atrás, dentro de su ciclo Historia de nuestro cine, cuenta con excelente calidad de imagen y sonido.
En 1943 se estrenaba una muy fiel adaptación argumental, con ampliación de números musicales de corte nacionalista, de La patria chica, zarzuela corta con música de Ruperto Chapí y libreto de los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero.
Con el barítono de Orihuela Pedro Terol (una de las grandes figuras de la época) y la arrebatadora Estrellita Castro, los llenos en las salas estaban asegurados.
Ya comenzaba a vislumbrarse que el “folclorismo” relevaría a la zarzuela en el cine musical español.
Unas revoltosas descafeinadas
En 1942, se estrenaba La famosa Luz María, con argumento basado en La revoltosa, del compositor villenero Ruperto Chapí. Fue su protagonista la actriz Lupe Sino quien alcanzó notable popularidad por ser la novia del torero Manolete, más que por su propia faceta artística.
Ocho años después llegaba una nueva versión de esta zarzuela tan popular con su título original, ampliada y totalmente desvirtuada de su argumento. Dirigida por José Díaz Morales, destroza el libreto que José López Silva y Carlos Fernández Shaw brindaron a Chapí en 1897, incluyendo dos personajes para justificar el desaguisado: Un prestamista sin escrúpulos, que mediante el chantaje pretende obtener los amores de Mari Pepa “La revoltosa” y el padre de esta, borracho y gandul, principal víctima del chantajista.
Debió quedar contento con su experimento pues en 1963 dirigió una segunda versión, idéntica a la anterior, ya en color. En ambas películas los cantables fueron interpretados por cantantes líricos mediante sonido pregrabado o “play back”, de forma que unos juveniles Carmen Sevilla y Toni Leblanc, protagonistas en la de 1950, fueron doblados en el célebre dúo “!Ay, Felipe de mi alma!” por Luis Rodrigo y María de los Angeles Morales, una de las sopranos españolas de mayor proyección en aquellos años.
Ángeles Chamorro y Tomás Álvarez ceden su voz a Teresa Llorca y Germán Cobos, en la de 1963.
En ambas versiones el papel del prestamista estuvo a cargo de Tomás Blanco.
Esta revoltosa en color quedó a años luz de alcanzar el éxito y popularidad de La verbena de la Paloma, estrenada ese mismo año, con Conchita Velasco y Vicente Parra.
Doña Francisquita con cantables pregrabados
En 1952 de nuevo con los cantables pregrabados, se estrena la primera película sobre zarzuela rodada en color en España: Doña Francisquita, con música de Amadeo Vives y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw, y considerada por muchos como la obra cumbre del género. Fernández Shaw no quedó nada satisfecho del resultado final de la película, según cita en sus memorias.
Mirta Legrand, Armando Calvo y Emma Penella mostraron sus caras. Cantar cantaron Marimí del Pozo, soprano jovencísima que comenzaba a triunfar en el mundo de la ópera, Esteban Leoz, tenor fallecido prematuramente, y Dolores Pérez (2*), la soprano española que mayor número de zarzuelas grabó en disco. Estuvo dirigida por el húngaro Ladislao Vajda (Marcelino pan y vino, Sangre en el ruedo o María Matrícula de Bilbao son algunos de sus éxitos de entre las más de 20 películas que rodó en España).
En 1955 se estrenó una versión “folclorizada” de La reina mora, con la tonadillera Antoñita Moreno y el cantaor Pepe Marchena, ya referida en nuestro artículo del 24 de julio.
Carmen Morell y Pepe Blanco en Maravilla
En 1957, ya en pleno apogeo del folclorismo, una de las parejas de moda del cancionero español, Carmen Morell y Pepe Blanco, junto a Maria Mahor (María Teresita Mahor en los créditos) dieron vida a Maravilla, zarzuela compuesta por Federico Moreno Torroba, estrenada en 1941. En esta adaptación al cine la música de la zarzuela apenas tiene presencia, salvo una especie de tema central que, en forma orquestal, aparece en cada cambio de escena. La película concluye con un breve pero intenso y simpático dúo, a modo de alegoría zarzuelística: “Donde va la Susana castiza paseando garbosa el mantón. Voy a ver a Julián pa reírme de sus celos por Don Hilarión.” La canción de esta película que mayor popularidad alcanzó fue Amor que vienes cantando.
El argumento se ajusta bastante al original de la zarzuela, aun prescindiendo totalmente de su primer acto.
Carmen Morell y Pepe Blanco ya habían conocido el éxito en una película anterior, filmada en blanco y negro en 1953: Amor sobre ruedas. Algunas de sus canciones fueron grandes éxitos, destacando "Me debes un beso" y "Pepe el taxista".
Tanto una como la otra, dado su enredo argumental, tendrían cabida en el género de la opereta.
1*: Goyescas es una ópera corta estrenada en el Metropolitan de Nueva York, en 1917. Debía de haberse estrenado en París, pero por causas de la Primera Guerra Mundial se llevó lejos de la contienda bélica. Tras el triunfo del estreno, y cuando regresaban a Europa, Enrique Granados y su esposa encontraron la muerte en el Canal de la Mancha, al ser torpedeado el barco donde viajaban por un buque alemán.
2*: Dolores Pérez (en algunos discos de zarzuela aparece como Lily Berchmans) una vez retirada de la escena impartió su docencia vocal en el Conservatorio Superior “Oscar Esplá” de Alicante. Fue la primera profesora de canto de Ana María Sánchez, y persona que tuvo una influencia fundamental para que la soprano eldense siguiera el camino de la lírica.
Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.
Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.
Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!
Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.
Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.