Un problema climático: el plástico

Es un hecho el abuso que hemos cometido en el uso del plástico. No solo porque la población es muy grande en la actualidad, que también, sino por el exceso en su uso y la nula disciplina de tratamiento de los residuos, tanto a nivel individual como colectivo. El desordenado empleo y el maltrato infringido a la Naturaleza hacen del plástico un producto que amenaza nuestro bienestar.

Los plásticos, en diferentes formas, estructuras y colores están por todas partes: envoltorios, recipientes, aislantes, en alimentación en nuestros hogares, en dispositivos, en herramientas. En todo y en todas partes. Básicamente están sustentados en la idea de que podemos construir moléculas con características determinadas y con ellas generar objetos. Una autentica emulación del Hacedor, a escala humana.

Desde que se inició la producción de plásticos hemos creado algo así como 10 billones de toneladas, la mitad de las cuales se han producido en las dos últimas décadas. Los plásticos de un solo uso son una auténtica amenaza constante de consecuencias incalculables y de muy difícil erradicación. Un problema de alcance climático. Permanecen por tiempo incalculable afectando a los procesos

La producción de plásticos en su inmensa mayor parte emplea combustibles fósiles para su generación. Aceite, gas y carbón participan en el proceso y la generación de gases de efecto invernadero es inevitable. Un porcentaje nada despreciable, como un 10%, es la aportación de los plásticos a estos gases.

El reciclaje es difícil, costoso e ineficaz, incluyendo tortuosos itinerarios a través de países necesitados, sin tecnología apropiada para el tratamiento de los residuos. Incineración indebida, descarte sin criterio y finalización en el mar es lo más usual, como ya hemos visto. El Medio Ambiente, mientras tanto, aguantando mecha. La dispersión por los suelos o en el agua genera descomposición en micro o nanopartículas, no exento de emisión de gases que magnifica el deterioro ambiental. Desde los mares a los glaciares se ven afectados por todo ello.

El plástico representa un grave problema climático, tanto en términos de su producción como de su eliminación. Algunas cifras son muy elocuentes: producción de plástico, que se estima que globalmente ha superado los 300 millones de toneladas por año. Este número sigue creciendo, ya que el plástico es barato, versátil y duradero; emisiones de CO2, ya que la producción y la incineración de plástico generó aproximadamente 850 millones de toneladas en 2019. A medida que aumenta la producción de plástico, también lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a ella; residuos plásticos, ya que se estima que más del 60% de todo el plástico alguna vez producido se ha descartado y no se ha reciclado ni incinerado. Esto significa que hay miles de millones de toneladas de plástico en los vertederos y en el medio ambiente; contaminación oceánica, puesto que cada año, entre 5 y 13 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos; reciclaje, ya que, solo alrededor del 9% de todo el plástico producido hasta la fecha ha sido reciclado. El reciclaje de plástico hoy, sigue siendo un proceso costoso y complicado.

La contaminación por el plástico puede que esté incidiendo ya en los procesos fundamentales de nuestro planeta. El aire que respiramos, el agua que bebemos o la comida que ingerimos se ven afectados por ello. El tamaño del microplástico le permite poder acceder a todos los sistemas, por pequeños que nos parezcan. Nuestro sistema sanguíneo es un candidato a albergar estos indeseable inquilinos que podrían viajar por todo nuestro organismo.

Como material ha servido y contribuido a los procesos que se han generado en el desarrollo. Otra cosa es que hayan contribuido al progreso, como vemos. Es aterrador pensar que la masa total de plásticos supera la de los organismos que habitan en la Tierra. La producción prevista no contiene la cifra, ni mucho menos, sino un crecimiento insoportable, en especial del de un solo uso. Un escenario catastrófico, realmente.

Son imprescindibles las nuevas propuestas de nuevos productos, que minimicen los daños directos y colaterales. Una educación apropiada a las circunstancias, como siempre, es la llave para pensar que puede haber una alternativa. Una legislación exigente que controle la difusión y generación del plástico. Los países se comprometieron a llegar a un acuerdo jurídicamente vinculante para 2024, incluyendo desde la producción, hasta a eliminación, pasando por el diseño. Como se ha apuntado en diversos foros, el problema de los plásticos no es una cuestión de residuos que se palía con no usar bolsas de plástico o alterar los hábitos de consumo, con lo difícil que es. El plástico es un problema climático, que genera e infringe daño en todo el proceso y tiempo de vida, desde el origen en la extracción de los hidrocarburos de los que parte, hasta la finalización en los microplásticos que inundan los océanos, Solo una visión, comprensión y actuación sistémica y sistemática, puede abordar una cuestión integral como ésta.