La muerte de un poeta
Mi amistad con Antonio Porpetta viene desde la niñez, él era cuatro años mayor pero frecuentaba asiduamente la casa en la que viví mi niñez con mis padres y abuelos.
La relación de amistad de los padres de Antonio, don Antonio Porpeta (sin la doble t) y doña Carmen, se fomentó con visitas permanentes a las tertulias de la casa de la calle Sanjurjo, anteriormente Prim, del casco antiguo de Elda. Su padre era un médico que ejerció su profesión en Elda y su madre una señora de refinada educación y amplia cultura. La abuela materna era una Excelentísima señora, con el tratamiento grabado en su lápida, cuyos restos reposaron durante muchas décadas en el panteón de mi familia y que era propiedad del sacerdote D. José María Amat Gras fallecido en 1941, hasta que fueron trasladados a Madrid, donde los Porpeta marcharon tras la jubilación del cabeza de familia.
Nuestro querido Antonio, que hoy nos deja, fue desde muy joven un personaje inquieto, pasó por varias facetas artísticas, incluso hubo algunos años en que se dedicó también a la canción y de ahí a la poesía, donde alcanzó sus mejores logros profesionales.
Tras la inauguración del Museo del Calzado nos reencontramos de nuevo y se integró como miembro de los jurados a la Mejor Calzada y al concurso Periodístico “Luis García Berlanga”, formamos un buen equipo junto con Berlanga, Tessa de Baviera, Lourdes Ventura, Joaquín Planelles o Luís Alberto de Cuenca, otro poeta que triunfa en la actualidad en todos los foros literarios de la capital de España.
Si tuviese que definir a Antonio Porpetta con una frase, creo que la que mejor le encajaría es “Un hombre, desde la cultura, desde la poesía, para alcanzar nuevas glorias a Elda”, y es que Antonio siempre llevó a Elda en su corazón y, en los últimos años de su vida, también al Museo del Calzado del que se sentía orgulloso y no reparaba en elogios hacia lo que representaba en la “cultura del zapato” y el prestigio de la ciudad de Elda a través de los calzados de calidad para mujer.
Gracias Antonio por tu colaboración a las mayores glorias para Elda pero, especialmente y en lo que a mí respecta, al Museo del Calzado que siempre te estará en deuda. Descansa en Paz querido amigo.
José María Amat Amer, es un apasionado del calzado. Como ingeniero técnico, el destino lo encaminó hacia la industria de su ciudad. Como profesor de Tecnología del Calzado, llego a conocer investigando, la industria del calzado. Publicando algunos libros sobre tecnología, artesanía y desarrollo social; siempre con el calzado como única premisa. El Museo del Calzado fue una de las realizaciones que le llevó a pasar de técnico a un apasionado del zapato. Con la mejor de las intenciones, y siempre con la pretensión de prestigiar la industria y el calzado de la ciudad de Elda, colabora en este blog para crear más amigos con inquietudes similares.