Elda y Nuestra Señora de los Ángeles

Durante casi 300 años, una de las fiestas celebradas en Elda fue la festividad de Nuestra Señora de los Angeles. Bajo tal advocación era conocido el convento franciscano fundado en 1562 por don Juan Coloma Pérez Calvillo y su esposa doña Isabel de Saa, señores de Elda, quién apenas 15 años mas tarde sería nombrados condes de Elda por el rey Felipe II.
Dada la naturaleza franciscana de la fundación conventual fue puesto bajo una de las advocaciones marianas preferidas por la orden: Nuestra Señora de los Ángeles, que celebra a la Virgen maría como reina de los Ángeles. Ello conllevó que el día 2 de agosto tuviera en Elda consideración de solemnidad litúrgica. Como todas las solemnidades contaba con oficio propio y la festividad comenzaba al atardecer del día anterior con la celebración de las primeras vísperas.
Nuestra Señora de los Ángeles, caracterizada como la Purísima Concepción en su acepción de la Porciúncula, en tanto que titular del convento, presidía el presbiterio y altar mayor de la iglesia conventual. Altar que, como nos informa J. Montesinos, fue privilegiado por el papa Benedicto XIV (1740-1758) para la obtención de la indulgencia plenaria aplicada al alma por la cual se ofrece la Misa.
El 2 de agosto, la Iglesia Católica conmemora esta fiesta, vinculada a la pequeña iglesia de la Porciúncula dentro de la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís, Italia. La Porciúncula es un lugar de gran importancia para la Orden Franciscana y la Iglesia, ya que allí se originó la orden y se concedió la Indulgencia de la Porciúncula o Perdón de Asís. Por tanto, es de suponer que cada 2 de agosto la comunidad franciscana eldense celebraba con todo esplendor litúrgico dicha solemnidad.
Sin embargo, escasos datos conocemos de aquella festividad. Una vez más la prodigiosa memoria de nuestro más ilustre paisano, don Emilio Castelar, arroja luz en la oscuridad:
"...En mi infancia, cuando nos acercábamos al dos de agosto (...) celebrábase una ceremonia religiosa, una especie de jubileo que nunca olvidaré. (…) salíamos acompañados de nuestras madres y de nuestras tías a ganar el jubileo con aquella piedad meridional tan risueña, tan extensiva y tan humana que da al cumplimiento de los deberes religiosos y a las ceremonias del culto católico aspecto de fiesta.
Desde el pueblo al convento se dilata extensa campiña, verdadero jardín (...) Nuestros ojos no se entristecían, no se nublaban hasta que llegábamos delante del cementerio donde descansaba nuestra abuela y una tierna niña de la familia y descubríamos las cabezas y murmurábamos algunas oraciones (...) Luego seguíamos en la peregrinación, llegábamos al seráfico monasterio, cercano al campo santo y rezábamos con todo recogimiento las oraciones de rúbrica prescriptas por los ritos; a cuantos anhelan ganar el jubileo de la Porciúncula en el día de la Virgen de los Ángeles”
La supresión del convento de Elda y la exclaustración de la comunidad franciscana (1836); su conversión primero en hospital de distrito (1864-1892) y posteriormente en manicomio provincial (1892-1939); la demolición de la iglesia conventual (1930); y, el inexorable paso del tiempo hicieron que se perdiera para siempre el vínculo devocional entre los eldenses y Nuestra Señora de los Ángeles, quedando reservado únicamente al estudio de historiadores y cronistas.

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