Elda y la Santa Cruz

Córdoba, Granada, Cartagena, Valencia, Alicante, ….. y Elda también, pero hace muchos muchos años. Hace tanto tiempo que, ni siquiera el insigne Alberto Navarro recoge en su imprescindible libro “Las Fiestas de Elda”, la celebración de la festividad de la Santa Cruz.
Será el gran Emilio Castelar quién, en la recta final de su vida, y dedicado a escribir colaboraciones periodísticas en libros y diarios de la prensa nacional para poder subsistir malamente, nos aporta una valiosa información al respecto de aquella Elda de su infancia y juventud, allá por la década de los años 40 del siglo XIX. Echando mano de su prodigiosa memoria y lucidez mental, y con un rico y florido lenguaje literario, nos describe aquella fiesta que cada 3 de mayo los eldenses celebrábamos en honor a la Santa Cruz:
Al revés de las demás procesiones, que se reducen, bien a las naves del templo, bien a las calles del pueblo, esta procesión del 3 de mayo sale al campo, y se agrupa en torno de una cruz alzada en los alto de columna erigida sobre una circular gradería de unos escalones rústicos, alrededor de la cual revolotean las avecillas en celo y en amor.Si yo fuese pintor trasladaría hoy mismo a un lienzo el cuadro hecho inconscientemente por la procesión de Mayo a la puerta oriental de mi vieja Elda. Corren dos acequias a los sendos costados del camino entre centauras purpúreas, manzanillas áureas, gayas zarzarrosas y campanillas celestes. Los habares llevan en sus zurrones los frutos ya madurados y en sus topes las flores entre blanquizcas y moradas.

Es evidente que don Emilio Castelar está haciendo referencia a la denomina Cruz del Panadero o, más antiguamente, también conocida como Cruz de la Trinidad. Crucero o cruz de término que señalizó durante los siglos XVII, XVIII, XIX y principios del siglo XX la entrada a la villa de Elda. Aquella cruz, junto a las antiguas ermitas de San Blas y de San Antón marcaron durante siglos los umbrales sacros protectores de la villa de Elda. Puntos hasta donde alcazaba la seguridad otorgada por el ayuntamiento. Hitos localizados en la periferia urbana y que marcaban los puntos de entrada y salida de las vías de comunicación que atravesaban Elda.
Lugares en los que los viajeros y caminantes se santiguaban, imploraban protección y encomendaban su seguridad personal y la de sus mercancías a la intercesión divina pues, antes de la creación de la Guardia Civil (1844), solo la ayuda celestial te podía salvar de los peligros que acechaban en los solitarios e inhóspitos caminos.
Nada queda de aquel paraje. Ningún recuerdo conservado. Solo esta breve descripción y una foto. ¡Bendita foto!. Foto que ayuda a poner cara a un lugar, a una fiesta y a una antigua tradición eldense que nos retrotrae casi 200 años atrás.
En evidente que ni a Castelar ni aquella Elda ni aquella fiesta podemos recuperarla… Pero como cronista me planteo: ¿Podríamos recuperar esta cruz de término que durante años marcó la entrada y a la salida a la entonces villa de Elda, como un elemento actual de nuestro patrimonio histórico y cultural?. Conocemos como era, sabemos dónde estaba situada.
Entonces, ¿Por qué no?. ¿No me digan que no estaría bien? Sería chulísimo recuperar otro trocito de nuestra historia y poder legarlo, recuperado, a nuestros hijos.

