jueves, 28 de marzo de 2024

Larga vida al Seráfico

Gabriel Segura
29 mayo 2021
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Larga vida al Seráfico

Un 30 de mayo de 1871, hoy hace 150 años, fallecía un personaje de la Elda del momento, al tiempo que nacía un mito de la historia eldense, cuya estela llega hasta nuestros días. Francisco Ganga Ager, más conocido como “el Seráfico” moría, en su condición de pobre de solemnidad, en el entonces Hospital de distrito de Elda.

Nacido en Elda en febrero de 1812, con 16 años marchó a Cuba como soldado, donde adquirió una vasta cultura general que luego supo plasmar en la faceta que le hizo famoso: la rima pronta y el gracioso verso. Rimador popular y espontáneo, aún a pesar de no haber dejado obra escrita, sus composiciones quedaron grabadas en el acervo colectivo de la literatura oral transmitida de generación en generación, hasta que fueron recogidas por Emilio Vicedo (1902) y recopiladas en su totalidad por Alberto Navarro (1982).

De memoria prodigiosa, su poesía está caracterizada por un lenguaje sencillo, directo y coloquial acorde con el público al que iba destinado, aunque cuajado de elementos mitológicos, personajes y hechos de épocas pasadas, utilizados hábilmente.

Décima del Seráfico reproducida en la entrada al cementerio municipal de Elda.

Tras su fugaz aventura madrileña, regresó a Elda, no encontrado ni oficio ni beneficio estable, lo que le permitió “trashumar” por los pueblos de la comarca. Las gentes de Petrer, Monóvar, Novelda, La Romana, Orihuela, Crevillente, etc.. conocieron al Seráfico y su don. Aún a pesar de haber heredado de sus padres los conocimientos como trenzador de esparto y experto cofinero, trabajó de labriego, guardián de mulas, recadero, pastor, peón de construcción en las obras del ferrocarril, etcétera, pero no era el trabajo lo que más feliz le hacía.

Poco amigo del trabajo, frecuentador de mesones y tabernas, al tiempo que fiel devoto del dios Baco, al que alguna que otra vez invocó en sus poemas, le bastaba una palabra, un motivo o un simple trueque por comida, un cuartillo de vino o unas monedas para que de forma espontánea compusiera una décima o un cuarteto rimado.

Persona sencilla y humilde, su inagotable caudal de ingenio y buen humor le granjearon la simpatía tanto del pueblo llano como de los poderosos. En su poesía encontramos desde múltiples referencia a situaciones, hechos y personas cotidianas de la Elda del momento hasta una crítica política, acorde con la inestable situación política del momento entre progresistas y moderados o el incipiente republicanismo español antisabelino, pasando por hechos personales, humorísticos o situaciones desenfadadas.

Sus más de 150 composiciones conocidas que han llegado hasta nosotros y su permanencia en la cultura popular eldense como parte de la memoria colectiva, acreditan a Francisco Ganga Ager “el Seráfico” como una seña de identidad de los eldenses.

¡Larga vida al Seráfico!

Última cuarteta recitada por el Seráfico en su lecho de muerte.

Gabriel Segura
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